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EL AÑO 1969 (Días de la nueva sensibilidad, de la caminata lunar y de la protesta contra la guerra d


EL AÑO 1969

(Días de la nueva sensibilidad, de la caminata lunar y de la protesta contra la guerra de Vietnam). (Parte I)

Por:R.J.LOVERA DE-SOLA

“Se hinchó de amor con estos recuerdos”.

Salman Rushdie:

La encantadora de Florencia,

ed.2009,p.161

La periodista Milagros Socorro (periodista y escritora venezolana nacida en Maracaibo en 1960. Trabaja como periodista independiente en diversos medios impresos), con su constante acucia por todo lo que sucede, nos pidió datos y recuerdos nuestros sobre el año 1969, con sucesos acaecidos acá y acullá. Le hicimos un rápido e-mail. Pero mirando todo lo que tenemos entre nuestros papeles y en los libros de nuestra biblioteca no pudimos resistir la tentación de ampliar lo que le escribimos porque de verás 1969 fue un año tan encrucijada como lo fue el anterior, el legendario 1968.

En los servidores de Internet no nos fue muy difícil encontrar más datos para precisar aun más: estos nos ayudaron a recordar aquel año, teníamos veinte y tres años entonces, en que tantas cosas sucedieron. Para nosotros fue la continuación del Mayo Francés, los días de la Renovación universitaria, del cuestionamiento de las formas de la educación que recibía la nueva generación y el momento en que ingresó una nueva forma de afrontar la vida, la sexualidad, las relaciones de pareja, el nuevo sentido del divorcio. Sobre las

separaciones todavía nos sabemos de memoria lo que escribió en aquellos días Isaac Chocrón (Isaac Chocrón Serfaty (Maracay, Venezuela, 25 de septiembre de 1930 – Caracas, Venezuela, 6 de noviembre de 2011): “Paso un año fuera de Venezuela y al regresar me encuentro que todos mis amigos se han divorciado”. Tanto había sido el cambio, que se ampliaría a otras zonas vivencias y surgiría una nueva moral incluso. Los cambios fueron tales que los jóvenes que cumplieron veinte años en esa década nada tenían que ver con el mundo de sus padres y menos con el de sus abuelos, nacidos en la centuria anterior.

1969

Cuando se inició 1969 el mundo vivía otros días, sin ningún antecedente. Ya en aquel momento eran los plenos sesenta, aunque los “sesenta venezolanos” serían los setenta, que fue cuando entre nosotros se comenzaron a suceder los mismos hechos que habían tenido lugar sobre todo en los Estados Unidos que fue, y siguen siendo, el gran laboratorio de las nuevas conductas universales, sobre todo California(allí suceden ahora la series The L Word y Californication, no es casual). Tanto que su sistema de vida se ha impuesto en todas partes. E incluso el reino universal de la democracia viene de la nación del norte.

Teníamos en 1969 lo mejor de los planteamientos globales de cambio, de mutación, sobre todo en el modo de mirar al mundo, nuevas vivencias. Eran los días ya de la pastilla anticonceptiva, lanzada en 1960 por el laboratorio “Searle” de Chicago, que dio libertad a la mujer: pudo escoger el momento de ser madre. Y no serlo, si así lo deseaba. Comenzó, aunque no se veía aún, el imperio de la libertad de la mujer. Hoy, incluso, la mujer no necesita del hombre ni para tener hijos gracias a la inseminación artificial, así solo necesita hoy de su amor. Otras vivencias de hoy son el reino de la soltería de hombres y mujeres y el nuevo celibato, reinvindicador del “placer casto” del que escribió con tanta certeza Yan

Kerorguen(1953), porque después de la aparición del Sida más que una sociedad de amores platónicos surgió un orbe masturbatorio. De allí el elogio que del placer solitario hizo entre nosotros el novelista Salvador Garmendia(1928-2001), ”ese dulce ejercicio de la imaginación, el más recatado e inofensivo de todos los juegos amorosos”.

Y por lo tanto aquel 1969 trajo la plena libertad sexual y el desarrollo del feminismo. Fue así nuestro siglo XX, gracias a Sigmund Freud(1856-1939), el siglo de la sexualidad pero a la vez fue la centuria de la

mujer, sobre todo por el empuje que le dio Simone de Beauvoir(Simone de Beauvoir (París, 9 de enero de 1908 - ibíd. 14 de abril de 1986) con su libro El segundo sexo(1949) y después las feministas

norteamericanas Betty Friedan(La mística de la feminidad, 1963),nacida como Betty Naomi Goldstein (Peoria, Illinois, 4 de febrero de 1921 – Washington D. C., 4 de febrero de 2006) Kate Millet(Política

sexual,1970(nacida Katherine Murray Millet), (Saint Paul, 14 de septiembre de 1934)) y Susan

Brownmiller(Contra nueva voluntad, 1975( nacida el 15 Febrero 1935)) e incluso las Tres Marías de

Portugal(Nuevas cartas portuguesas,1974) o la española Montserrat Roig(Mujeres en busca de un nuevo

humanismo,1981)(Barcelona, 13 de junio de 1946 - Barcelona, 10 de noviembre de 1991). Pero los sesenta trajeron también el fin de la segregación racial en los Estados Unidos y el otorgamiento de los derechos civiles a la población negra(julio 2,1964).

Y claro los sucesos de aquel año central de la experiencia contemporánea que fue 1968 hizo que los sucesos se encadenaran. El año 1969 comenzó, el 16 de enero, con la inmolación en Praga del joven de

veinte y un años Jan Palach,(11 de agosto de 1948 - 19 de enero de 1969) quien se prendió fuego en protesta por la invasión de la URSS a Chcoeslovaquia(agosto 20,1968). Siguiendo la línea de esos sucesos anti-humanísticos el 17 de abril fue destituido el Secretario General del Partido Comunista checo: Alexandr Dubcek(1921-1992), el líder de la Primavera de Praga. En 1989, dos décadas exactas después, sería aclamado allí mismo (noviembre 26,1989) tras la revolución del Terciopelo, la Caída del Muro de Berlín y el reinició de la democracia en Checoeslovaquia.

El 4 de abril murió en Caracas el novelista Rómulo Gallegos (Rómulo Gallegos Freire (Caracas, 2 de agosto de 1884 - Ib., 5 de abril de 1969)), quien fue hasta la irrupción de la llamada nueva novela latinoamericana, el “boom”, el primer narrador de la lengua castellana, a través de su obra se puede ver como tendió el puente hacia la renovación. Tanto que cuando en 1967, también en Caracas, puso en manos de Mario Vargas Llosa(1936) el premio que lleva su nombre hubo un cambio de generaciones, un traspaso de los dones literarios de una promoción a otra.

El 2 de marzo se efectuó el primer vuelo del Condorde.

Le siguieron dos hechos que cerraron el gran ciclo de los líderes anti-fascistas de la II Guerra

Mundial(1939-1945): la muerte en Washington de Dwight Eisenhower (Dwight David «Ike» Eisenhower (Denison, 14 de octubre de 1890–Washington D. C., 28 de marzo de 1969) y, el 28 de abril, la

dimisión del general Charles De Gaulle (Charles André Joseph Marie de Gaulle (Lille, 22 de noviembre de 1890 – Colombey-les-Deux-Églises, 9 de noviembre de 1970)de la presidencia de Francia. El general e intelectual fallecería al año siguiente. Ambos habían nacido en el siglo XIX, los dos en 1890. Ya los otros

grandes dirigentes de aquel gran período, Winston Churchill(1874-1965), Franklin Delano Roosevelt(1882-1945) y José Stalin(1879-1953) habían muerto e incluso los derrotados habían

desaparecido: Benito Mussolini(1883-1945) fue ajusticiado(junto a su amante Clara Petacci) por una turba de partisanos en Bonzanigo, cerca de Como. Adolfo Hitler(1889-1945) se había suicidado en su búnker de Berlín.

El 20 de mayo apareció en París, en francés, la novela, o bien la autobiografía oral, Papillon, del expresidiario galo, de la cárcel de Cayena, en la Guayana Francesa, Henri Charriere(Saint-Étienne-de-Lugdarès, Ardecha, Ródano-Alpes, Bandera de Francia Francia, 16 de noviembre de 1906), estaba allí condenado por ser un asesino confeso, fue un hombre que siempre vivió en los bajos fondos de Caracas, en los medios de la prostitución. Pero a quien el libro, en verdad escrito por la editorial parisina Laffont, experta en la producción de best sellers, le dio cierta nombradía entre nosotros, celebridad pasajera como siempre sucede a los autores de libros de este tipo. Pronto sucederá así a Dan Brown(1964), el autor de El código da Vinci(2003), un libro superficial y mal escrito sobre un tema a todas luces interesante. Por ello lo que más interesa a quien se interese por los asuntos que trata esta novela es en la lectura de las obras en las cuales abrevó Brown para construir su libro. Esas investigaciones si tienen interés.

El 21 de julio fue el día de uno de los hechos cenitales del año: la llegada del el hombre en la luna. Y lo decimos porque la realización del Festival de Woostock fue el segundo, el tercero el inicio en los Estados Unidos de la gran protesta nacional contra la guerra de Vietnam hecho también decisivo(noviembre 20). Aquel combate bélico todavía se alargaría, pese a todo, durante diez y seis años más, hasta la caída de Saigon en manos de los comunistas(abril 30,1975).

El 22 de julio en España el dictador Francisco Franco(1892-1975) designó al príncipe Juan Carlos de Borbón, de treinta y un años, como su sucesor.

Del 15 al 17 de agosto se llevó a cabo en una granja vecina al pueblo de Bethel, en el estado de Nueva York, el Festival de Woodstock, su organizador fue el estudiante de veinte y tres años John Roberts, partidario del estilo de vida hippie y de la música pop. Fue aquella “una especie de gigantesca ceremonia psicodélica, fraternal, erótica, perfumada de marihuana”, un inmenso happening. El dramaturgo venezolano Isaac Chocrón(1930) quien estaba en Nueva York en esos días dio cuenta a la prensa venezolana de lo que vio sucederse aquel fin de semana(ver sus Señales de tráfico. Caracas: Monte Ávila Editores, 1972,p.33-36). Comprendió Chocrón que un nuevo tiempo se iniciaba, de ahí las coordenadas, llenas de interrogantes, sobre la nueva década que se iniciaría que se hizo en los meses siguientes a través de otra de las sabrosas crónicas que publicaba entonces en la revista caraqueña Bohemia(Señales de tráfico,p.55-60), dirigida en aquellos días por Simón Alberto Consalvi.

Y hablando de los profetas de los sesenta nos encontramos con la noticia de que el 21 de octubre murió Jack Keruac(1922), padre de la “beat generation”, autor de la inolvidable novela En el camino(1957), profeta, más que gestor, que todos los cambios que se vivieron desde aquellos tiempos en adelante. En el camino está considerada por algunos críticos como una de las veinte novelas fundamentales del siglo XX: tienen razón. Recordamos aun a donde estábamos sentados durante las horas que pasábamos una tras otra sus páginas la primera vez que la leímos.

El 26 de noviembre se suicidó en Lima el novelista José María Arguedas(,José María Arguedas Altamirano (Andahuaylas, 18 de enero de 1911 - Lima, 2 de diciembre de 1969) luminosa conciencia latinoamericana, autor de Los ríos profundos(1958), fue uno de los grandes de las letras latinoamericanas, precisamente por la novela suya que hemos mencionado, una de las más bellas evocaciones de la figura del padre en las letras hispanoamericanas.

El 10 de diciembre fue concedido a Samuel Beckett(1906-1989), el autor de la pieza Esperando Godot(1952), el Premio Nóbel de Literatura, razón tuvo el periodista venezolano Lorenzo Batallán cuando expresó, en la crónica que dedicó al suceso en El Nacional, que esperando el absurdo le había llegado al escritor irlandés la presea sueca.

Suceso de ese año fue la película Isadora, dirigida por Karen Reisz y protagonizada por Vanesa Redgrave(actriz famosa desde Blow-up(1966) de Michelangelo Antonioni, sobre el cuento de Julio Cortázar). En Isadora se revivió la figura de la destacada bailarina norteamericana Isadora Duncan(1878-1927). Pero sin duda, sin quitarle mérito alguno a Isadora, es imposible no subrayar lo que para que

proceso humano que se vivía entonces tuvieron las películas Cowboy de media noche, de John Schesinger, protagonizada por Dustin Hoffman y John Voight y Easy rider, dirigida por Dennis Hopper, quien también

actuaba en ella junto a Peter Fonda y Jack Nicolson, que consagró elementos de aquella generación y a uno de sus íconos: la motocicleta. Era también una película de carretera como lo había sido también la novela de Jack Keruac ya citada por nosotros, sin duda uno de sus modelos de inspiración de la cinta. De Keruac y sus compañeros surgió el movimiento hippie y toda la nueva sensibilidad. También historia de una pareja liberada de aquellos días es la bellísima, y finísima, cinta John and Mary(1969) dirigida por Peter Yates y protagoniza por Mia Farrow y Dustin Hoffman.

Otros films de la misma década en que se registraban nuevas conductas fueron Darling(1965) de John Schleslinger, sobre una pareja, una de las primeras, que sin estar casados deciden pasar un fin de semana en un hotel, la protagonizaron Julie Christie y Dirk Bogarde. Incluso podríamos anotar aquí también Vivir por vivir(1967), cuyas actores fueron Ives Montand y Candice Bergen y Perdida en la ciudad(1970) de Herbert Ross, con Candice Bergen en el rol principal y la actuación difícil de olvidar de Peter Boyle.

Los libros más destacados de 1969 fueron en el ámbito universal: las novelas Ada o el ardor, el inquietante

libro de Vladimir Nabokov(1899-1977) y El lamento de Pornoy de Philip Roth, uno de los primeros libros en tener a la perseguida masturbación, la que practica constantemente su adolescente protagonista, como su asunto central. Hay que subrayar siempre el nuevo volumen de ensayos, Estilos radicales, con toda su maestría en el manejo del género y la siempre genialidad de sus ideas, publicó en aquellos meses Susan

Sontag(1933-2004). El libro resiste aun cualquier relectura que de él se haga. Y es una continuación de su célebre volumen Contra la interpretación(1964).

En América Latina deben subrayarse Conversación en la Catedral de Mario Vargas Llosa, su vastísima novela en dos tomos sobre Lima; Redoble por Rancas, la primera novela de la pentalogía del también

peruano Manuel Scorza(1929-1983), quizá la mejor de todo el conjunto, con su espectacular inicio; Cumpleaños, la perfecta nouvelle de Carlos Fuentes, siempre maestro de la novela corta como lo demostró en la impecable Aura(1962), El mundo alucinante la primera novela del indiscutible talento de Reynaldo

Arenas(1943-1990), obra escrita en prisión por haber sido detenido el autor por la dictadura cubana por ser gay. El mundo alucinante nos presenta la recreación novelesca de dos grandes maestros de nuestra América: el venezolano don Simón Rodríguez(1769-1854) y el mexicano fray Servando Teresa de Mier(1765-1827), en ella se hace verdad aquel pensamiento de Susan Sontag según el cual la utopía siempre es necesaria para el vivir.

Hay que subrayar también el nombre de Octavio Paz(1914-1998), uno de los maestros contemporáneos de nuestra América Latina y su primer pensador político. Ese año dio a la luz la segunda parte de su obra poética en Ladera este. Le siguió el ensayo Postdata, escrito después de la tragedia de Tlatelolco en Ciudad de México(octubre 2,1968), masacre que lo llevó a renunciar al cargo de embajador de México en la India cargo que ejercía (1). Postdata es también una prolongación de su meditación sobre su país natal iniciada en 1950 con El laberinto de la soledad. De ese año es también su sugerente meditación ensayística Conjunciones y disyunciones, que tiene como tema al cuerpo que se prepara a gozar del placer. Fundamental por permitirnos ver un proceso que se estaba desarrollado entonces en nuestra literatura fue el volumen La nueva novela latinoamericana de Carlos Fuentes.

(1) MI profesor Manuel Bermudez llamaba a los que siguieron ciegamente a Octavio Paz a lo largo de sus años de vida: "los que octaviopastan", a ellos va dedicada esta aclaratoria de la vida del maestro mexicano.

“La renuncia que nunca fue. La trampa de Octavio Paz”, texto de Jacinto Rodríguez Munguía

La revista 'Emeequis' adelanta un fragmento del libro que publicará Jacinto próximamente.

Redacción AN

abril 6, 2015 8:36 am

Se reproduce un fragmento de lo publicado originalmente en Emeequis:

Texto: Jacinto Rodríguez Munguía/ @T_Invisible

Multimedia: Lucía Vergara/ @LuuMafu

Ilustración: José Quintero

El 4 de octubre de 1968, cuando apenas habían pasado 48 horas de la matanza de estudiantes, el poeta Octavio Paz renunció al cargo de embajador de México en India. No podía ser cómplice de un gobierno autoritario que nuevamente utilizaba a Tlatelolco como piedra de sacrificio, ahora para asesinar a sus jóvenes.

La decisión de renunciar al cargo diplomático fue apenas un destello en el país: el único intelectual de ese nivel y en un cargo público que dijo “no” al poder, a un presidente represor como Gustavo Díaz Ordaz; el escritor que protagonizó el “acto moral más audaz”, el más valiente.

Pocos días antes de abandonar el poder, el presidente Díaz Ordaz hizo que le preguntaran sobre la renuncia del escritor. “¡Ése qué va a renunciar!”, respondió despectivamente.

Y no, Paz no renunció. Hizo uso de un recurso que en la jerga diplomática se llama disponibilidad. No renunció y no podía hacerlo porque la ley se lo impedía, se argumentó desde entonces y durante las siguientes décadas.

No, no renunció, aunque la ley sí se lo permitía. No, no renunció y siguió cobrando su sueldo mensual desde 1968 hasta 1973, cuando alcanzó los 30 años de servicio en las filas diplomáticas.

Este fragmento que adelanta emeequis es parte del capítulo sobre Octavio Paz de un libro en preparación sobre intelectuales y poder en México. En él se confirma lo que intelectuales cercanos al escritor han considerado siempre una infamia: que Paz recurrió a una trampa para no renunciar y seguir cobrando.

Díaz Ordaz, en este caso, tenía razón.

.

“A veces la intuición de los poetas es la más certera”. ¿Cuántas veces se habrá acordado Octavio Paz de esa frase, de la frase que Gustavo Díaz Ordaz pronunció semanas antes de la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco?

Nadie lo sabrá nunca. Lo que sí sabemos es que esa frase, la de Díaz Ordaz, nació después de leer las reflexiones que Octavio Paz hacía en los días tempranos de septiembre de 1968. El poeta tomaba entonces distancia de las metáforas y la contemplación para analizar y reflexionar sobre la realidad que estallaba en las calles de París, Praga, San Francisco, Berlín, la Ciudad de México.

La tarde del 22 de julio de 1968, una vulgar pelea, creada u espontánea, entre dos grupos de porros marcó el inicio del movimiento social que partiría la historia de la protesta en México.

A diferencia de los movimientos que irrumpían en otras grandes metrópolis del mundo, donde las reivindicaciones políticas se hallaban en el centro de todo, el de México partía de un aparente absurdo.

El camino se hizo largo y se enfiló hacia el 2 de octubre, el punto final de otra historia recurrente en México: el de la violencia.

* * *

El 9 de septiembre de 1968 Octavio Paz deja a un lado la inspiración poética para mirar desde la razón los hechos que desgarran al mundo, a su país tan distante y tan cercano a él.

A una distancia de 14 mil 673 kilómetros, la que existe entre México e India, y 49 días después del 22 de julio, se asoma el otro Paz, el del ensayo, el antropólogo, el sociólogo.

Octavio Paz escribía lo que podría ser el prólogo y epitafio de sí mismo con la mirada puesta sobre el mundo y así se lo contaba a su amigo, su jefe, el secretario de Relaciones Exteriores, Antonio Carrillo Flores:

La segunda parte de mi informe contiene apreciaciones personales sobre la situación mexicana porque no pude ni quise contenerme. Desde hace 10 años el problema me preocupa y me angustia. No es un conflicto estudiantil únicamente —aunque tiene características específicamente estudiantiles— sino general que mañana puede expresarse de otra manera y por medio de otros grupos sociales, como ocurrió al final del periodo del Presidente Ruiz Cortines y también en determinados momentos de la gestión del Presiente López Mateos (…).

Así, aunque a veces la fraseología de los estudiantes y estos grupos recuerde a la de los jóvenes hermanos, norteamericanos y alemanes, el problema es absolutamente distinto. No se trata de una revolución social —aunque muchos se digan ser unos revolucionarios radicales— sino de realizar una reforma(subrayado de OP) en nuestro sistema político.

Si no se comienza ahora, la próxima década de México será violenta…

Esas letras habrían arrancado de Gustavo Díaz Ordaz aquellas palabras: “A veces la intuición de los poetas es la más certera”.

Concluyó el escritor su carta, manuscrita y en tinta azul, con una solicitud:

Iré a México, si usted me da permiso, a fines de octubre para dar de nuevo las conferencias citadas en El Colegio Nacional.

Octavio Paz ya no vendría a México como lo había planeado, ni dictaría esas conferencias. Se atravesó en su vida el 2 de octubre. El año de 1968 sería para el poeta lo que para Pablo de Tarso el camino de Damasco.

Al dejar la embajada de México en Nueva Delhi, India, Paz se asumió como un mártir inconsciente, un Cristo que cargaría la cruz de la moral de toda una generación de intelectuales.

El acto más práctico y concreto fue dejar la embajada de México en la India. Aunque el término oficial-administrativo fue disponibilidad, no renuncia.

Pero, entonces, cuando su ruta a la canonización intelectual se iba construyendo, el presidente al que le había renunciado colocó los peores clavos que se pueden dejar en el cuerpo de los mártires: la duda y la sospecha.

“¡Ése qué va a renunciar!”.

* * *

En el otoño de 1968 fueron asesinados decenas de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. El poeta Octavio Paz deja entonces la embajada mexicana en India en protesta por esa masacre.

Escribe en su carta elaborada a máquina —en el extremo superior derecho, el propio Paz colocó estas palabras: “Confidencial y personal”— lo siguiente:

Ante los acontecimientos últimos, he tenido que preguntarme si podía seguir sirviendo con lealtad y sin reservas mentales al gobierno. Mi respuesta es la petición que ahora hago: le ruego que se sirva ponerme en disponibilidad, tal como señala la Ley del Servicio Exterior Mexicano. Procuraré evitar toda declaración pública mientras permanezca en territorio indio. No quisiera decir aquí, en donde he representado a mi país por más de seis años, lo que no tendré empacho en decir en México: no estoy de acuerdo en absoluto con los métodos empleados para resolver (en realidad: reprimir)las demandas y problemas que ha planteado nuestra juventud.

Esa decisión, dice el historiador Enrique Krauze, representó para Octavio Paz “su hora mejor, un gesto sin precedentes en la historia mexicana. Ese acto de libertad tendría repercusiones extraordinarias en la vida política y cultural de México y, hasta cierto punto también, en América Latina”.

“En comunión con la revuelta estudiantil, Paz se iba a su revolución en el acto de romper con una revolución petrificada. Con un poema y una renuncia, Octavio Paz comenzó a convertirse en protagonista de su propia ‘Canción mexicana’ ”.

Por supuesto, Krauze no sería el único intelectual que defendería la integridad moral y política de su mentor.

Muchos años antes, Carlos Fuentes, el entonces gran amigo de Paz, escribió en 1972:

“La ruptura más clara y digna de la inteligencia con el poder represivo la protagonizó Octavio Paz al renunciar al cargo de embajador de México en la India a raíz de la matanza de Tlatelolco. La naturaleza de la represión contra quienes se atrevían a soldar la inteligencia y acción la comprobaron en carne viva, al ser privados de la libertad, José Revueltas, Heberto Castillo, Eli de Gortari”.

Guillermo Sheridan, escritor cercano a los afectos de Paz y sin duda el mejor biógrafo del poeta, ha escrito mucho sobre esos días:

“Paz decide que se halla en incapacidad ‘para servir con lealtad y sin reservas mentales al gobierno’ a raíz de la masacre. Esta decisión lo inclina a solicitar ser puesto en disponibilidad precisamente porque el conflicto no obedece a que él rechace una orden directa de la SRE, sino a que considera al gobierno responsable de actos que chocan con el imperativo ético de su embajador; no se enfrenta a un mandato que podría haber hallado carente de validez intrínseca o contrario a los intereses del país, sino a un dilema de conciencia:

“Representar a un gobierno que, a sus ojos, ha perdido su legitimidad moral. Ponía así su calidad esencial de ciudadano por encima de su naturaleza circunstancial del funcionario. Curiosamente, esto no lo exentaba de tener que expresar su decisión como funcionario, puesto que aún lo era en ese momento y lo seguiría siendo hasta recibir la notificación de hallarse en disponibilidad”.

Christopher Domínguez, otro de los escritores que se forjaron intelectual y profesionalmente al amparo del premio Nobel, ha agregado su propia valoración sobre el tema en su reciente libro Octavio Paz en su siglo:

“De los miles y miles de funcionarios que el Estado mexicano tenía el 2 de octubre nadie, salvo Paz, renunció a su puesto. Ningún otro”.

Y se hace eco de lo que Sheridan, Krauze y otros argumentaron por años sobre la salida de Paz de la embajada de la India. Dice que el muro legal de los funcionarios del servicio exterior se llamaba disponibilidad:

“La palabra disponibilidad (cursivas del original de Domínguez) fue utilizada maliciosamente no sólo por los gacetilleros gubernamentales. Al día siguiente de abandonar la Presidencia, el 2 de diciembre de 1970, lo primero que hizo Díaz Ordaz fue denigrar a Paz insistiendo, en unas declaraciones ante la televisión, en que no había sido renuncia sino un despido”.

LEE EL REPORTAJE COMPLETO AQUÍ

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