Entre los años 1980 a 1983 conoci a una mujer que significó mucho en mi vida. Una pequeña y cáusti
Antes de conocer la Comunidad de los Peregrinos, entre los años 1980 a 1983 conoci a una mujer que significó mucho en mi vida. Una pequeña y cáustica maestra llamada Fantina Iribarren, muy años sesenta en su pensamiento y forma de ser, que iba a dictar unos cursos de Astrología. Me metí de lleno en ellos y una luz iluminó mi camino: me hice la carta natal y me inicié a través de ella en el conocimiento de mi misma, PASO AL VACIO para cualquier búsqueda que uno pretenda seguir en cualquier camino espiritual. ¿Qué significó la Astrología para mí? La caída del disfraz tras el cual me presento al mundo. La distribución de los signos en las 12 casas del horóscopo personal, los planetas presentes y las aspectaciones establecidas entre ellos, eran mi arsenal elegido conscientemente para emprender mi lucha como guerrero espiritual en esta encarnación, y así desarrollar aspectos necesarios en mi ciclo evolutivo como alma peregrina, en vía de retornar a la Unidad Suprema.
Al principio me dio un shock por ver las dificultades que me había puesto por la ley de causa efecto, pero luego me armé de valor y vi la libertad que me daría el trabajar conscientemente sobre esa hoja de ruta, que me señalaba donde estaban mis profundas limitaciones y mis grandes oportunidades. Ya no era un Dios que me castigaba o maltrataba desde afuera, era yo la que podía tejer mi propio tapiz asi como las
mujeres orientales trabajan conscientes sus tejidos con hilos del cosmos… Era libre de armar y tejer mi propio tapiz vital observando que mis acciones no son producto de un azar, sino de un obrar que se ha repetido a lo largo de los siglos, en el que cada vida era una oportunidad para subir un escalón en el despertar de mi conciencia y ahí empalmaba con mi creencia cristiana, hacer de esta vida la última en la rueda del samsara, y al conocer a Jesús seguir su modelo de vida. Al leer mi carta natal vi mi escalera cojitranca, pues habían obstáculos alternos con lisuras y pulimentados tramos, y sobre todo la cruz cósmica me dio una sensación de terrenalidad que no me dejaba escapar a mundos y mundos imaginarios, CREADOS PARA EVADIR MI RESPONSABILIDAD. Era aquí en la tierra donde yo había escogido superar con obras concretas lo que me faltaba para proseguir con menos carga mi propio camino espiritual…además parecía que de espiritual había tenido muy poco pues siempre me había especializado en lo tangible, guerrero y concreto, por eso mis limitaciones para pertenecer a una generación de las flores y los ideales…Por eso mi pequeñez ante seres neptunianos y soñadores, que siempre me ganaban en comprensión de los pensamientos e ideales presentes en “la década que conmovió al mundo”. Para colmo mis amigos más cercanos han sido grandes artistas que además comprenden lo intangible, lo abstracto con una sencillez y profundidad para mí muy dificultosas.
Tomé su sentido oracular no como predictivo, ese punto chocaba y choca con mis creencias, pues nadie sino Dios sabe los designios y me place saber que puedo vivir cumpliendo su Voluntad, no la de los hombres que era en el círculo que estaba metida, sino como develador de una conformación energética personal, herramienta para desnudarme y descubrirme en mis mas profundas tendencias y así trabajar sobre ellas para obtener el equilibrio y coherencia que a todas luces estaba bien lejos de mi presente como ser humano. Al conocer la astrología las religiones pasaron a ser caminos, disciplinas a través de las cuales trabajar esas dificultades y mejorar las posibilidades, pero no la panacea que desde el exterior me iban a curar, cual medicinas alopáticas. Y ahí nuevamente me tropecé con lo poco que conocía de mi propia religión, y lo limitado de lo que me habían enseñado, por no decir lo poco profundo y efectivo de conocer que David mató a Goliat, Judas besó a Jesús y este fue crucificado. Se volvía a abrir ante mi un camino increíblemente lleno de preguntas y empedrado, pero esta vez con dos bolsas llenas de cosas que armonizar…y no sabía como. Empezó así mi andadura por muchas vías para tratar de equilibrar mi equipaje.
Con Fantina Iribarren comencé mi carrera como Cosmobiologa,trabajando con ella y dos compañeros mas de estudios: Maria D´Agosto y Braulio Rivero y conoci sitios muy especiales en Merida, la Comunidad “San Luis” en “La Azulita” y a su maestro el filosofo Jose Manuel Briceño Guerrero, tutor de su libro “El sexo y la muerte”, edición privada costeada por mi esposo, Mario Fierro en 1981, a quien conoci cuando fuimos a llevarle el primer ejemplar una vez publicado este.
Fui amiga del Dr. Briceño Guerrero hasta su lamentable fallecimiento… Incluí estos textos del maestro filosofo Jose Manuel Briceño Guerrero bajo el seudónimo de Jonuel Brigué (Palmarito, Apure, Venezuela, 6 de marzo de 1929 - Mérida, 31 de octubre de 2014) para producir la reflexión que en mi provocó la comprensión de una astrología no banal ni como se la vende, sino más profunda y con su antiguo sentido.
“La astrología común es una degradación de la auténtica. La auténtica es un oráculo y la relación con la vida no es causal sino de correspondencia.
El I Ching te da la idea del oráculo y como la astrología es una maravilla. También el Tarot de los gitanos es oráculo más allá de la lectura de las cartas. Para observar sitúate en el centro del círculo y mira desde allí las cosas. Júbilo y albricias”
“”Con el horóscopo conozco mejor las características de su destino y puedo apreciar el juego de su libertad en la lucha contra los dioses del horóscopo. Que triunfe en guerra ladina”.
“El horóscopo muestra los límites, el karma y las tendencias. Son reglas para el juego de la libertad. Son apoyo para disparar la flecha del anhelo. No impiden, potencian más bien la búsqueda de lo sublime. Estudiar el horóscopo personal como quien examina las cartas que le han tocado en una partida. Juegue y gane.”