¿Que es Venezuela, en verdad, para cada uno de Uds.? ¿Han reflexionado sobre ello?
Textos tomados del blog del Dr.ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
PAIS PORTATIL
agosto 10, 2015
PAIS PORTATIL
Me gustan los “pequeños países” que hacen de la modestia una virtud, que no se exaltan ante el furor de los mitos y que se avergüenzan de una egolatría nacional sin pudor. Pequeños países cuya modestia extrema les lleva a la ambición de rutinas sin gloria aunque consistentes en logros sociales y virtudes cívicas. Pequeños países que no se vanaglorian y que han atisbado las esplendorosas cimas de los paraísos terrenales que los profetas y filósofos han prefigurado y que la mayoría de los pobres de la tierra creen inútiles por serle esquivos. Pequeños países que se han acercado como pocos a algo tan difuso y deseado que se hace llamar: felicidad social.
Son países como Suiza, que aparece en todos los rankings como la nación más deseada para vivir en prosperidad. Son países como Holanda cuyos gobernantes acaban de convocar un nuevo Pacto Social que procura la desmovilización del hoy aparatoso y caduco “Estado de Bienestar” para proponer algo parecido a una “Sociedad Participativa” cuyas cargas y responsabilidades son de la estricta responsabilidad de sus ciudadanos. Son países como Noruega cuyos visionarios líderes son capaces de erigir un fondo “soberano” petrolero para resguardar el futuro de las generaciones de noruegos en el cielo, es decir, de todos aquellos que aún no han nacido. Son países como Israel, que apartando su vocación belicista ante los enemigos milenarios que le rodean, han sido capaces de sembrar y regar sus cultivos en el desierto produciendo el milagro. Son países como Costa Rica que se da el lujo de suprimir ejércitos por considerarlos una amenaza a la paz de sus propios ciudadanos.
En cambio se me vuelven incómodos y estrafalarios pequeños países vanidosos como el nuestro cuya gloria es adornada por una retorica vacía e insincera y unos logros materiales precarios bajo el signo de la improvisación. Y no es que no quiera a mi país. Me considero un patriota abnegado cuyas ejecutorias están en el ámbito del anonimato heroico y perseverante como ocurre con la gran inmensa mayoría de mis compatriotas. El cuestionamiento lo hacemos en el mismo contexto e intención de los regeneracionistas de los todas las latitudes y culturas insatisfechos con el mundo decadente que les tocó en suerte.
Venezuela es un pequeño país, un muy humilde país, cuya mitología y folklore la presenta como forjadora de una grandeza estereotipada, artificial. Un país cuya involución social no se corresponde con todo el alardeo irresponsable del que hacemos gala. Los venezolanos somos los argentinos del Mar Caribe, un grupo humano enardecido por viejas hazañas de guerras que no convalida el grado de postración en que la inmensa mayoría de la población, prisionera de la pobreza, se encuentra.
Cuando aprendamos a ser “grandes” desde un talante discreto, y hasta con elegancia, y sustituyamos la vivienda de latón y “techos de cartón” destartalada por una sólida de bloques y de buen acabado, digna y decente, podremos decir que Venezuela algún día dejará de ser un “país portátil” de acuerdo a la afortunada metáfora de Adriano González León.
ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ
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EL VENEZOLANO EN BUSCA DE SENTIDO
agosto 7, 2015
EL VENEZOLANO EN BUSCA DE SENTIDO
¿Cuál es el sentido de la existencia humana? El vivir, aunque como no somos vegetales verdes ni una piedra inerme, el objetivo de una vida es la trascendencia, la de vivir a través de valores. “El ser humano es el ser en busca de sentido”. Premisa ésta que sirve de epicentro a la teoría de la logoterapia cuyo creador fue Viktor Frankl (1905-1997), un psiquiatra vienés sobreviviente de los campos de concentración nazi, y cuyos aportes a la psicología humana lo ubican a los mismos niveles de un Freud o Jung.
Donde Frankl expone sus tesis psiquiátricas, siendo el mismo su propio auto experimentador, es en el libro: “El hombre en busca de sentido”, (1946). Libro testimonial sobre el sufrimiento y la esperanza humana en unas condiciones de total adversidad. “El sufrimiento es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden apartarse el destino o la muerte. Sin todos ellos la vida no es completa”. El epicentro de ésta premisa es la libertad humana con responsabilidad pasando y superando las pruebas más duras de la vida porque el todo humano individual se reviste de sentido espiritual.
Si Viktor Frankl fue capaz de sobrevivir al horror de los campos de concentración, auténticas fábricas de la muerte y del despojo humano en sus formas ontológicas más perversas, los padecimientos de los venezolanos actuales en ésta Venezuela crepuscular y desfalleciente tienen que ser visto como una marcha triunfal. “Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito. O, Muchos de los prisioneros del campo de concentración creyeron que la oportunidad de vivir ya les había pasado y, sin embargo, la realidad es que representó una oportunidad y un desafío: que o bien se puede convertir la experiencia en victorias, la vida en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar como hicieron la mayoría de los prisioneros”.
Estas asertivas reflexiones de Frankl rompen con nuestros esquemas de pensamiento y comportamiento de venezolanos petroleros a quienes nos hicieron creer que podíamos vivir de la fantasía del sin esfuerzo para lograr nuestras grandes metas nacionales, que de paso, nunca existieron de una forma cabal. La Venezuela rica y libre de contratiempos fue un momento de fugacidad porque nuestra historia es más bien el recuento de una violencia indómita y enfermiza.
El actual desastre nacional, profundizado por una de las clases dirigentes más corruptas e ineptas de nuestra historia, es sólo una prueba más de nuestra resistencia al infortunio. Y no es nada si la comparamos con otros estruendos aniquiladores como ocurrió con nuestra glorificada Guerra de Independencia o la misma Guerra Federal entre otros descalabros político/sociales que la historia escolar, esa que miente sin disimulo, se encarga de encubrir. “Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga”.
La actitud de un buen número de venezolanos en la hora actual es la huída física a otros países, mientras que los que nos quedamos como prisioneros aquí, padecemos una doble dualidad: la de la postración o la de la resistencia. El principal mal que aqueja a los venezolanos victimizados por la crisis, y viviendo nuestro peculiar campo de concentración, es el colapso emocional por el stress, principal fuente de incubación de enfermedades y cánceres. La pérdida de confianza por el futuro genera un desaliento masivo al que nunca se nos preparó como hacerle frente. Crecimos optimistas y hoy nos aplastan ese aliento de vida.
La pelea es peleando. No en vano más de la mitad del país se ha opuesto a ésta barbarie, y a pesar de los golpes y fracasos sigue en pie reivindicando una salida democrática y civilizadora que permita restituir los cauces de una vida social sin tanto trauma. La experiencia de Viktor Frankl como sobreviviente del Holocausto es una invitación a todos los ciudadanos vejados de éste país a no rendir las armas, a evitar el desaliento, y finalmente, hacernos fuertes en la adversidad aunque las evidencias contradigan éste supuesto. Nos sobran metas por las cuáles luchar y mantenernos vivos, y entre ellas, la más importante, es recuperar y rehacer al país. “No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida”.
ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@lombardiboscan