Lo que no vi de joven en los años 60...se estrella en mi cara. A mis espaldas se estaba infiltrando
En una entrevista realizada por Gabriel Marcel para Les Nouvelles litteraires en noviembre 1948, Albert Camus (Mondovi, Argelia francesa; 7 de noviembre de 1913-Villeblevin, Francia; 4 de enero de 1960)responde: “He querido atacar de frente (con el libro "La Peste"(1947)un tipo de sociedad política que se haya organizado, o se organice, a la derecha o a la izquierda, sobre el modo totalitario. Ningún espectador de buena fe puede dudar que esta pieza toma partido por el individuo, por la carne en lo que ella tiene de noble, por el amor terrestre, en fin, contra las abstracciones y los terrores del Estado totalitario, sea ruso, alemán o español. Serios doctores reflexionan todos los días sobre la decadencia de nuestra sociedad en busca de razones profundas. Estas razones sin duda existen. Pero, para los más sencillos entre nosotros, el mal de la época se define por sus efectos, no por sus causas. Se llama el Estado, policial o burocrático. Su proliferación en todos los países bajo pretextos ideológicos diversos, la insultante seguridad que les dan los medios mecánicos y psicológicos de la represión, constituyen un peligro mortal para lo mejor en cada uno de nosotros”.*
“Nuestro siglo XX es el siglo del temor”, escribió Camus en Combat en noviembre de 1946. El miedo es el hilo conductor de su obra. ¿Qué puede vencer al miedo sino es el amor?, entre Diego y Victoria, y, en el contexto político, la solidaridad. La pieza de 1948, escrita por un hombre europeo de posguerra, es considerada una alegoría de la Ocupación, de la dictadura fascista, de los totalitarismos. ¿Habrá perdido su actualidad?
El Miedo y el Odio mantienen a la humanidad en Estado de Sitio.
Muy cerca del mar, al otro lado de la montaña, la historia sucede en una ciudad, Santiago de León de Caracas…
* Albert Camus, L’État de siège, Éditions Gallimard, 1948, 1998, p.208
Dr. Asdrúbal Aguiar, desde el Consejo de Regencia en Cádiz
Notitarde 28/06/2014
Violeta Villar Liste
Durante su discurso de incorporación como miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras, el jurista y escritor venezolano desarrolló las múltiples vertientes de lo que llamó El problema de Venezuela.
El 18 de junio de 2014, mientras en Madrid el rey Juan Carlos cumplía el acto formal de abdicación y la medianoche saludaba a Felipe VI como el nuevo rey de España, el madrileño diario El País, lapidario, titulaba: España fue el Titanic, para ilustrar el paso de la nación, con mucha pena y poca gloria, por la cita mundialista de Brasil. En Venezuela, el hasta hace unos días vicepresidente de Planificación Jorge Giordani, sacaba sorpresas a un país que ya poco se sorprende, revelando en carta pública las contradicciones y debilidades del Gobierno de Maduro, noticia (la de las contradicciones, debilidades y desaciertos), que no sorprende desde hace rato a los estudiosos del drama nacional. A hombres como el jurista, catedrático y pensador venezolano Asdrúbal Aguiar, quien, entre una y otra realidad recibía, justo ese miércoles 18 de junio, su medalla de incorporación como miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras, en la muy española y muy latinoamericana ciudad de Cádiz (Andalucía). El acto solemne, celebrado en la Sala del Trono de la que fuera sede del Consejo de Regencia en 1812, hoy sede de la Diputación Provincial, se realizó con la presencia de los académicos de Número, encabezados por la directora de la Real Academia, Carmen Cozar Navarro, en representación del abdicado rey Juan Carlos, quien ejerce la presidencia de la casi bicentenaria corporación. El académico y catedrático de historia, Manuel Bustos, mientras ocupaban el presidium el vicealmirante Antonio Querol, comandante del Arsenal de La Carraca, donde fallece el precursor Francisco de Miranda, y el académico secretario, Fernando Sánchez García, leyó las palabras de recepción del nuevo académico Asdrúbal Aguiar, destacando particulares de su obra escrita -integrada por 19 libros- y crónicas periodísticas. Y al referirse a su trayectoria docente y desempeño público nacional e internacional desde cargos de Estado y elevada responsabilidad, subrayó la defensa que de la democracia y la libertad de expresión en las Américas ha realizado desde distintas tribunas. E hizo énfasis en los aportes que Aguiar realizara desde el 2000 hasta 2012, ejerciendo la presidencia de Unión Latina, con sede en París, para fomentar el estudio histórico y jurídico de La Pepa, la célebre Constitución Política de la Monarquía Española, pionera del liberalismo en Occidente, aprobada por las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas en Cádiz en 1812, durante la invasión napoleónica. Su discurso de incorporación no podía llevar título distinto: El problema de Venezuela. Y es así, porque la nación constituye su gran desvelo.
Inició sus palabras agradecido. Conmovido: "La valoro (la incorporación) como privilegio inestimable. Es de suyo un sello de compromiso, un anillo de fidelidad, por ser esta Real Academia y su sede histórica, Cádiz, los faros del auténtico constitucionalismo liberal hispanoamericano". La "ofrendo a Venezuela en tránsito adolorido y a sus estudiantes, víctimas actuales de la intolerancia oficial". Recordó, en su amplio y denso discurso, "a otros compatriotas que me preceden con méritos más que superiores, incorporados a esta egregia corporación hasta 1933". Nombres como los de don Lisandro Alvarado, "verdadero erudito y políglota"; Rufino Blanco, "escritor prolijo y diplomático"; Felipe Tejera, "escritor y crítico literario, recordado por su Manual de Historia de Venezuela ; Eloy G. González, escritor, ingeniero, político y redactor de El Cojo Ilustrado; Pedro Manuel Arcaya, "jurista, sociólogo, historiador y diplomático"; "el eminente investigador científico Plácido Daniel Rodríguez Rivero, quien funda, sostiene y dirige los Archivos de Historia Médica Venezolana" y César Zumeta, incorporado el 19 de enero de 1933. El mito revolucionario El jurista, en su documentada aproximación a la realidad venezolana, observa que "durante 183 años de historia independiente los venezolanos hemos sido, en 130 años, ciudadanos de repúblicas militares o colonizadas por los mitos revolucionarios". Y no se trata, observa en su discurso de incorporación, solo de la actual revolución bolivariana que cínicamente muta en socialismo del siglo XXI y es una suerte renovada del viejo marxismo que le sirve de trastienda y ancla en la hermana República de Cuba desde la segunda mitad del siglo XX, para justificar así otro despotismo más de los tantos que nutren el devenir de Hispanoamérica. "Así las cosas, lo constatable, es que tras cada acto de fuerza o mediando la demanda del caudillo militar y/o rural de ocasión, sigue siempre la explicación intelectual y detrás el texto fundamental de circunstancia, obra de escribanos cultos y refinados, que le otorgan ribetes democráticos y hasta constitucionales a lo así ocurrido. ¿Ocurre acaso una suerte de aparente transacción entre la fuerza y la razón, o mejor, estamos en presencia de la transformación utilitaria definitiva de la razón, haciéndola sirviente de la fuerza en Venezuela?". Advierte que cada "revolución" ha pretendido consolidar", "a través de reformas constitucionales o de constituyentes, las previsiones necesarias para que el mandamás logrero alcance su estabilidad, se aleje del poder sin perderlo, o se prorrogue en el ejercicio del poder, directamente o al través de sus designados".
El Derecho en el sentir de la gente En su angustia de país, y luego de repasar la realidad política venezolana de uno a otro siglo, recuerda sus propias reflexiones en el 2000 sobre la Venezuela del XX: "No cabe la idea de una cultura jurídica propia o doméstica en Venezuela… si se constata el sugerido divorcio entre las formas del Derecho y el sentir de la gente". Ante su propia interrogante de cómo "zanjar el desencuentro existencial que todavía pesa sobre nuestra difusa conciencia colectiva", recurre al pensamiento del maestro Rómulo Gallegos, "quien afirma en 1909 que el sentido de la ley no ha penetrado en la conciencia venezolana (…)porque no se nos ha enseñado a verla como cosa propia, y tan extraña permanecería para nosotros si ella fuera sacada de la propia alma nacional". "Y desde entonces, desde los días inaugurales poco nos importa a los venezolanos que 'los de arriba' tuerzan a su antojo a las leyes porque, en verdad, las mismas no le hablan al alma -lo dice Gallegos- y su desdén tampoco nos significa nada, pues incluso quienes alguna vez claman sanciones para los violadores de la ley, que siempre son otros o los otros, lo hacen con hipocresía y sin sentir que éstos atentan contra la patria ultrajada". En palabras finales, y asomado a la "Venezuela civil -que- duda y se fractura", recuerda el valor institucional y democrático de quienes se ocuparon del país entre 1958 y 1999, luego de la dictadura y antes de la llegada del "Socialismo del XXI", quienes encontraron "como piso común la idea del pluralismo democrático y su defensa". Desde Cádiz, fue obvio el llamado: la democracia, como leyes y justicia "que hablen al alma" valen la pena. Las voluntades venezolanas, hoy como ayer, están llamadas a rescatar el valor del hombre civil.
Desde sus orígenes como país conquistado por los imperios que han sido implantados en la Tierra desde sus inicios, para Venezuela es "normal" tener hombres de extraña procedencia e historia personal misteriosa hasta el presente, a la cabeza de sus gobiernos.
Juan Germán Roscio: a 240 años de su nacimiento
Juan Germán Roscio es una importante figura en la consecución de la Venezuela republicana / Imagen tomada de Internet
Este ensayo dedicado a Roscio pertenece al libro “Venezolanos (de la A a la Z)”, publicado por Fundavag Ediciones, Caracas, 2013
RAFAEL ARRÁIZ LUCCAEL NACIONAL PAPEL LITERARIO 29 DE JUNIO 2014 -
El 27 de mayo se cumplen 240 años del nacimiento de uno de los venezolanos más importantes de nuestra historia republicana y, paradójicamente, uno de los menos conocidos. Hijo de un milanés, Cristóbal Roscio, y de una mestiza, Paula María Nieves, vio la luz en San Francisco de Tiznados. No pertenecía a los estamentos de la sociedad que podían educarse en la universidad y, sin embargo, gracias a la hija del Conde de San Javier pudo asistir a ella, graduándose de abogado y doctorándose en cánones.
Su participación en el proceso de independencia de Venezuela es fundamental, pero la inmensa mayoría de los venezolanos ignora por qué. Junto con Francisco Isnardy redacta el Acta de la Independencia, firmada el 5 de julio de 1811: acto jurídico y político que determina el nacimiento de la República de Venezuela. Luego es designado por el Congreso Constituyente para que redacte las bases de la Constitución Nacional, tarea que emprende junto a Francisco Javier Ustáriz y Gabriel de Ponte, hasta que el 21 de diciembre de 1811 es sancionada la primera Constitución Nacional que, como se sabe, tuvo vigencia hasta la pérdida de la primera república, hacia mediados de 1812.
Es hecho preso por las fuerzas de Domingo Monteverde y enviado junto a ocho patriotas más a la cárcel de Cádiz, para luego ser trasladado a la prisión de Ceuta en 1813. Finalmente es liberado en 1815, gracias a las gestiones del británico liberal Thomas Richards. En la prisión de Ceuta escribió su libro memorable: El triunfo de la libertad sobre el despotismo.
Hasta donde mis conocimientos alcanzan, considero que este es el esfuerzo intelectual más complejo y profundo que venezolano alguno materializó acerca de la justificación cristiana de la independencia. Más aún, desconozco una obra de mayor peso intelectual que esta a favor del proceso independentista venezolano y de toda la América Hispana. Roscio se da a la tarea titánica de encontrar en la Biblia la necesidad categórica que tienen los auténticos cristianos de buscar la libertad, y de no tolerar el despotismo en ninguna de sus expresiones. Sus esfuerzos van dirigidos a demostrar que la justificación bíblica de la detentación soberana del poder por parte del monarca, es imposible. El libro, que para colmo de maravillas inaugura una escritura en Venezuela de la que va a ser heredero, nada menos, que José Antonio Ramos Sucre, está escrito siguiendo la modalidad agustiniana de la confesión, y es un prodigio de exactitud y elegancia en el dominio del idioma.
El trasfondo filosófico del proceso independentista es el Liberalismo, y de la lectura de la obra de Roscio se desprende que éste había abrevado en esas fuentes con fruición, pero además se dio a la tarea de ensamblar en un solo cuerpo su formación católica de origen, y las nuevas ideas liberales, que en nada concordaban con la posición de la Iglesia Católica de entonces, que defendía el derecho divino de los reyes. Si alguien se empeñó en una verdadera revolución fue Roscio: con sus ideas contravenía las del Status Quo de su tiempo. Roscio leyó la Biblia como el hombre moderno que era: en su contexto histórico, atendiendo a sus dimensiones políticas, y con el necesario sentido interpretativo crítico. Su trabajo, entonces y ahora, fue y sigue siendo asombroso.
Ahora bien, esta joya que invito a leer, según uno de sus más acuciosos conocedores, el sacerdote jesuita Luis Ugalde: “tal vez no pasen de diez los venezolanos que hayan leído íntegramente esta obra.” Y esto lo afirma en su libro El pensamiento teológico-político de Juan Germán Roscio, publicado por La casa de Bello en 1992. El mismo Ugalde refiere unos datos editoriales que son estremecedores y elocuentes. La obra de Roscio se publica en Filadelfia en 1817 y se reedita dos veces más en esta ciudad y tres veces en México. Las seis ediciones tienen lugar entre 1817 y 1857. La primera edición venezolana data de 1953, lo que indica a todas luces que hasta entonces el libro fue escasísimamente leído entre nosotros, ya que no se tiene noticia sobre una pródiga circulación de las ediciones mexicanas del siglo XIX. Esta edición de 1953 se le debe, como muchísimas otras deudas, al trabajo de Pedro Grases. Él mismo relata en el prólogo al libro de Ugalde que compró en la librería hispánica de Oxford, Dolphins, un ejemplar de El triunfo de la libertad sobre el despotismo que ha dado origen a las ediciones venezolanas que se han hecho (Monte Ávila Editores, 1983, Biblioteca Ayacucho, 1996). Me ahorro los comentarios y comparto la vergüenza.
La costra de mitos que impide ver la historia de Venezuela en su dimensión ósea espera por el trabajo de muchas revisiones y relecturas. Entre las más urgentes está la de hincarle el diente al proceso de independencia y exponer a la luz del orgullo la obra insólita y conmovedora de Roscio. Acepten estas breves líneas como una invitación.
El misterio de Francisco Isnardi. Palabras preliminares
RAMÓN J. VELÁSQUEZEL NACIONAL 29 DE JUNIO 2014 - 12:01 AM
La vida de Francisco Isnardi, a cuyo empeño debemos acciones fundamentales de nuestra emancipación cuales la redacción del Acta de Independencia junto con Juan Germán Roscio, y la firma de la misma como secretario del Congreso, había entrañado hasta hoy cierto misterio histórico.
Prócer, persistente luchador por la causa republicana, escritor, periodista, ideólogo a cuyo intelecto se deben la concepción y divulgación de muchas de las mismas ideas que movieron a tantos hombres cuyos apellidos hoy perduran en nuestra historia con transparencia, la realidad de sus orígenes en su caso fue aislada, mistificada y tal vez encubierta. Sobre su existencia se ha tejido una urdimbre de imprecisiones y confusiones que han hecho que su figura fuesepresentada en forma falseada a la mayoría de los venezolanos, y que su valor pasara desapercibido para los españoles, aun siendo de tanta significación en la historia de ambos países.
Era necesaria la actitud y actividad de un investigador que obedeciera, como lo hizo Marisa Vannini, al imperativo según el cual la historia debe ser descubierta y por tanto desvelada, en su más íntima y absoluta claridad, mediante una investigación prolongada, metódica, capazde producir nuevos hallazgos, para evidenciar el principio según el cual la historia es, en definitiva, reveladora de las verdades que oculta.
¿Quién era realmente Francisco Isnardi, cuál era su nacionalidad, de dónde provenía? Hasta ayer, generalmente se creía y divulgaba, soslayando ciertas contradicciones de nombres, épocas y circunstancias, que era italiano, específicamente piamontés. Hoy, el estudio de indudable valor de Marisa Vannini, llevado a cabo con profundidad y esmero detallista, nos acerca a los verdaderos hitos y sucesos, hasta ahora conocidos en forma elusiva, en torno a la figura de Francisco Isnardi.
Hubo en realidad, como lo demuestran los sorprendentes resultados de la investigación cuyas palabras preliminares nos ocupan y que acompañan el excelente prólogo del eminente historiador ceutí Don Carlos Posac Mon, dos Francisco Isnardi, uno italiano, el otro español.
Ambos tuvieron destacada actuación progresista en la historia americana en épocas muy próximas. El primero, Francisco Isnardi Esq., noble piamontés, terrateniente en el oriente de Venezuela, fue expulsado del país por mandato del Rey de España en los albores del movimiento emancipador. El segundo, Francisco José Vidal Isnardi, gaditano, médico cirujano egresado del Real Colegio de Cádiz, luego de una exitosa labor en la Provincia de Caracas en el campo de la medicina, se unió a los independentistas venezolanos convirtiéndose en un los principales propulsores y planificadores, hasta su prisión y destierro a raíz de la caída de la Primera República. Además, en el mismo ambiente, período y con el mismo espíritu, también un tercer Isnardi, de nombre Enrique.
Estos son los esclarecedores hallazgos de la tarea a la cual, con el sano e imparcial espíritu de inquisidor de las realidades ya acaecidas, se ha dedicado con ahínco la profesora Marisa Vannini, bien conocida entre nosotros por su trayectoria docente y por sus acuciosas investigaciones históricas: Italia y los italianos en la historia y la cultura de Venezuela, La influencia francesa en Venezuela, El mar de los descubridores, El general Carlos Luis Castelli, ilustre prócer, Las memorias de Agustín Codazzi, entre otras. Ella se ha enfrentado con firmeza al juicio de la historia. Juicio justo o injusto que, en definitiva, el historiador determina La verdad que este persigue, alcanza y comprueba es necesaria, aunque a algunos pueda parecer irreverente, aunque destruya tradiciones, mitos, creencias tan arraigadas que se convierten en convencimientos.
Este estudio, que ve la luz al despuntar un nuevo siglo llenando un secular vacío, comprueba una vez más cómo frecuentemente se cae en el error de no ahondar en detalles históricos que puedan arrojar luces sobre determinados hechos y personajes. Hay pasajes inciertos que se entregan, tal vez por omisión y abulia, a la oscuridad. Allí terminan sumergidos, distorsionados, traicionados por la luz en ocasiones oblicua de sucesos aparentemente indiscutibles.
Ocurre usualmente que en momentos de magnos aconteceres, revoluciones, guerras, enfrentamientos, desastres, se produzcan confusiones de identidades alrededor de una particular figura o circunstancia histórica. Y es indudable que aún resta mucho por aclarar en torno a uno de los más turbulentos períodos de nuestra azarosa historia patria: los duros años de la lucha independentista, aunque a esta apasionante tarea se hayan dedicado las actuales generaciones de investigadores, libres de prejuicios sobre la proveniencia de los protagonistas principales de nuestra gesta libertaria.
Ha sido reconocido que muchos peninsulares, si bien resulta paradójico y para algunos nacionalistas a ultranza hasta desagradable, tuvieron una participación decisiva en los inicios de la revolución venezolana. Es posible que se haya preferido preterir, dejar de lado, una verdad que no interesaba y que nadie reivindicaba. En consecuencia -y este sería el caso de Isnardi-se pudo haber confundido actores y roles en torno a un evento que en nuestra circunstancia vuelve a emerger, despojado de la oscuridad a la cual ha sido sometido, gracias a los hallazgos de esta pesquisa histórica.
Cabe al prestigioso Instituto de Estudios Ceutíes de la liberal y significativa ciudad de Ceuta, cuyos ojos miran constantemente allende el mar a la histórica Cádiz donde naciera el prócer, descorrer el velo sobre Francisco Isnardi, patrocinando esta investigación de la doctora Vannini sobre un personaje de tan preclaras virtudes, tan ligado a la revolución independentista americana. Este meritorio ensayo está precedido por las palabras del destacado investigador don Carlos Posac Mon, quien aporta su aguda visión de estudioso de la historia, que complementa aún más los alcances del texto.
Este tipo de iniciativas tienen el mérito adicional de contribuir a consolidar aún más los lazos entre Venezuela, España y también Italia, y a tender puentes entre estas culturas para aunar esfuerzos y voluntades, siempre en busca de una alianza duradera, en un claro porvenir para naciones amigas.
El misterio de Francisco Isnardi. Prólogo a la primera edición
CARLOS POSAC MON29 DE JUNIO 2014 -
Francisco Isnardi –o Isnardy– fue uno de los protagonistas de los dramáticos acontecimientos que marcaron la turbulenta historia de la primera República de Venezuela. En aquella fracasada empresa separatista no empuñó las armas, sino que combatió ardorosamente en las filas revolucionarias con su palabra y su pluma. Sus dotes intelectuales y sus méritos cívicos le valieron el nombramiento de secretario del Congreso Nacional y con tal calidad estampó su firma al final del texto de la Constitución promulgada en Caracas en diciembre de 1811, un texto del que él había sido el principal artífice.
A la biografía de este importante personaje y a aclarar la multiplicidad de personas distintas que en su tiempo llevaron el mismo nombre, dedica la prestigiosa historiadora venezolana Marisa Vannini de Gerulewicz las páginas del presente libro. Inicia su estudio seleccionando diecisiete referencias bibliográficas, incluyendo una propia, en las que se afirma el supuesto origen piamontés de Isnardi, señalando la ciudad de Turín como su lugar de nacimiento. Cita, como excepción, la aseveración del historiador realista Urquinaona que lo calificaba de “español”. Esta pretendida naturaleza piamontesa de secretario del Congreso justifica que hayan sido bautizadas con su nombre diversas asociaciones promovidas por venezolanos oriundos de la península Apenina.
Tras ese preámbulo la autora presenta, aportando notables novedades, fruto de sus investigaciones minuciosas en archivos nacionales y extranjeros, las tres facetas sucesivas que hasta el presente se ofrecían de la vida de Isnardi, atribuyéndose a una sola persona cuando no se sabía que tres llevaban el mismo apellido.
En la primera, situada en el verano de 1801, aparece como un propietario que posee tierras y esclavos en el pueblo de Güiria, del término jurisdiccional de Cumaná, dueño también de una biblioteca compuesta de 171 volúmenes. Un corto número de ellos correspondía a libros de ficción literaria. Los demás mostraban variada temática: científica, económica, filosófica, religiosa, etc. Asimismo se contaban diccionarios y gramáticas de varios idiomas, incluyendo el latín. No faltaban en el catálogo algunos títulos que podían calificarse de subversivos.
Por orden del gobernador y capitán general de Venezuela, don Manuel de Guevara Vasconcelos, el hacendado fue detenido bajo la acusación de ser un espía al servicio de Gran Bretaña proclive a tramas independentistas. Su Excelencia había tomado posesión de su cargo, cuando el Siglo de las Luces estaba próximo a terminar, en virtud de un Real Decreto de 14 de noviembre de 1798. Era Caballero de la Orden de Santiago y pertenecía a una ilustre familia de Ceuta.
Sometido a un juicio el reo manifestó que tenía 36 años de edad y era natural de Turín. Negó su implicación en los delitos que le atribuían. El veredicto del Tribunal, dictado el 18 de junio de 1803, fue absolutorio pero con la imposición de que el encausado debía abandonar para siempre la tierra americana.
Entre los libros editados en 1960 bajo los auspicios de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, al conmemorarse el Sesquicentenario de la Independencia, figura uno que recoge las actas del proceso político a que fue sometido este Isnardi. Lleva un interesante y bien documentado estudio preliminar del profesor Joaquín Gabaldón Márquez, quien sin embargo no advierte que se trata de un personaje distinto al redactor del Acta de Independencia venezolana.
Hasta 1807 se pedía la traza de aquel Isnardi y en este año reaparecía en Porlamar, en la isla de Margarita. Allí lo encontró un exiliado francés que viajaba por aguas del Caribe. Vestía de forma un tanto informal y daba clases de latín a unos seminaristas criollos. Años después de 1811 ese desterrado galo comentaba que Isnardi, al que primero consideraba provenzal y ahora convertía en piamontés, desempeñaba el importante cargo de secretario del Congreso de Venezuela.
Marisa Vannini con importantes datos inéditos hace una amplia relación de las actividades políticas del Isnardi que mayor peso tuvo en la historia política venezolana, particularmente en el campo periodístico, durante la ilusionada y efímera época de la Primera República hasta que la rebelión independentista es desbaratada, tras la victoriosa campaña acaudillada por Domingo de Monteverde que forzó a sus adversarios a firmar la Capitulación de San Mateo el 25 de julio de 1812.
El jefe realista incumplió las benévolas condiciones estipuladas en esa capitulación, desatando una dura represalia que contó a Isnardi entre una de sus víctimas. Junto con siete compañeros de infortunio fue enviado a la Península en calidad de presidario.
Mediando el mes de noviembre del año 1812, cuando buena parte de España estaba convertida en un campo de batalla en que los patriotas se batían con los soldados de Napoleón, arribó a Cádiz una fragata procedente de América. Iban a bordo en calidad de presos “ocho de los principales caudillos de la sedición de Caracas”, según explicaba a sus lectores El Conciso, uno de los periódicos locales. Entre ellos venía Francisco Isnardi.
En virtud de una Real Orden dictada el 19 de enero de 1813 por la Regencia que desde el reducto gaditano sitiado por las tropas francesas, gobernaba el reino en nombre del exiliado Fernando VII, esos ocho insurgentes, con la debida escolta, fueron enviados a Ceuta.
En aquel tiempo Ceuta era un baluarte militar en casi constante estado de alerta y tenía también la condición de presidio, albergando varios centenares de delincuentes enviados allí para cumplir largas sentencias impuestas por la Justicia del Reino. Solamente los más peligrosos o condenados por delitos de suma gravedad estaban encadenados y encerrados en lóbregos calabozos. Los restantes gozaban de relativa libertad de movimientos, teniendo por cárcel virtual todo el recinto amurallado de la plaza.
Entre estos últimos, en corto número, se contaban los encausados por motivos políticos y con tal calificación fueron considerados los ocho paladines de la rebelión independentista de Venezuela que recibieron un trato benévolo por parte de las autoridades locales y no faltaron particulares que les ofrecieron ayuda, protección e incluso, amistad.
La doctora Vannini da cuenta de que en 1818 Isnardi ingresó en el Hospital Real para ser atendido de una dolencia. Podemos añadir que su enfermedad parecía ser de naturaleza anímica más que fisiológica. Superado el mal, durante la convalecencia se dedicó a la lectura y provocó mucho escándalo en ciertos ambientes timoratos de la ciudad saber que entre sus libros de cabecera había uno cuyo autor era el librepensador francés Voltaire. En el curso del año 1819 Isnardi colaboró en el ornato e inscripciones del monumento erigido en la Catedral para las honras fúnebres tributadas a María Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII, y de María Luisa de Parma, madre del soberano. Con tal motivo la historiadora recuerda que en 1811 también intervino en la organización de los funerales celebrados en Caracas por las víctimas de la rebelión de Quito.
Isnardi había encontrado cobijo en el hogar de Antonio Salas, un comerciante de ideas liberales que años después, durante el Trienio Liberal, fue elegido alcalde de la ciudad.
A principios de marzo de 1819, Salas y un pariente político suyo de origen catalán, Pedro Huguet y Boltas, presentaron sendas solicitudes para el ingreso de una prestigiosa cofradía fundada en los tiempos en que Ceuta pertenecía a la Corona de Portugal: la Santa y Real Hermandad de la Casa de la Misericordia.
Entre los documentos que acompañaban a ambas demandas figuraban partidas de bautismo y de matrimonio de los antepasados de los pretendientes. Algunas estaban en catalán y fácil su comprensión. Otras venían en latín. Como sabemos, Isnardi conocía el idioma de Roma antigua y fue el encargado de su traducción. Según constaba en el expediente conservado en el archivo de la Hermandad, el intérprete de tales escritos “era perito inteligente, profesor de Medicina y Cirugía, residente en esta plaza”. Esta última referencia era evidentemente un eufemismo para disimular su condición de presidiario.
Diversos personajes relevantes que en las Cortes de Cádiz habían mostrado su talante liberal fueron desterrados a los presidios norteafricanos cuando Fernando VII retornó de Francia e impuso un régimen político absolutista. Uno de ellos fue Agustín Arguelles, calificado por sus partidarios como “el Divino” por sus elocuentes dotes oratorias. Fue confinado en Ceuta y mantuvo buena amistad con Isnardi. Años más tarde, convertido en uno de los políticos más relevantes del Trienio Constitucional, tomó la palabra en la sesión de Cortes celebrada el 4 de mayo de 1822 y dijo “cuando fui conducido y estuve en el presidio de Ceuta conocí a don Francisco Isnardi, le traté, fui su amigo y lo soy, tenía a su favor la presunción de gozar buena opinión”.
El triunfo del pronunciamiento iniciado el 1 de enero de 1820 bajo el caudillaje del comandante Riego supuso el restablecimiento de un sistema político constitucional. Una de las primeras medidas adoptada por los nuevos gobernantes fue una amnistía que devolvió a Isnardi la libertad y el disfrute de sus derechos cívicos. Tenía permiso para retornar a América pero prefirió quedarse en Ceuta. No tardaría en ser nombrado secretario del flamante Ayuntamiento Constitucional.
Contrastando con los capítulos precedentes, en los que la autora narra la biografía de Isnardi con suma minuciosidad, en el que concluye su libro se limita deliberadamente a dar somerísimas referencias sobre los avatares de la vida del ilustre prócer independentista, porque ya no están engranados en la historia de Venezuela ni en el importante período de las luchas por la independencia americana, sino que corresponden plenamente a la de España. Por eso no se extiende en detalles sobre el duro enfrentamiento que mantuvo Isnardi con fray Rafael de Vélez, obispo de la sede septense y acérrimo defensor de la ideología absolutista. Como punto final sitúa la muerte del protagonista de su estudio en una fecha imprecisa, antes del año 1826 que a pesar de rigurosas búsquedas le ha sido imposible determinar.
Como colofón a su brillante trabajo, Marisa Vannini se ocupa de los siete compañeros que compartieron con Isnardi el exilio en tierra africana. De uno de ellos, Antonio Barona, señala que “de este patriota tenemos muy pocas noticias”. Podemos ofrecer una novedad que da cuenta de un episodio sentimental que mantuvo con una joven ceutí, de la que no se conoce la Identidad. Fruto de esa relación fue el nacimiento de un niño al que se bautizó con el nombre de Ezequiel y que Barona llevó consigo cuando en 1820 retornó a Venezuela.
La biografía de Isnardi, tal como se ofrecía hasta el momento presente, ha sufrido un cambio espectacular gracias a las fructíferas búsquedas de Marisa Vannini. Ya no es válido el esquema que lo presentaba como un solo personaje sucesivamente hacendado en Güiria, profesor de latín en Margarita y secretario del Congreso de Caracas. La historiadora ha demostrado de forma irrefutable que, en realidad, cada uno de los capítulos de esa trilogía tenía como interpretes a personas distintas, llamadas, por orden cronológico, Francisco, Enrique y Francisco José Vidal. El primero de ellos, Francisco Isnardi, era natural de Piamonte y posiblemente también el siguiente Enrique Isnardi, si no era provenzal. En cuanto al tercero, Francisco José Vidal Isnardi, la historiadora presenta pruebas irrefutables de su nacimiento en Cádiz y de sus estudios hasta graduarse en aquel Real Colegio de Medicina y Cirugía.
La furiosa y sangrienta tormenta bélica desencadenada por las luchas independentistas de los países americanos de habla hispana se ha convertido en un recuerdo histórico y son hoy cordiales las relaciones entre ambas comunidades de una y otra orilla del Atlántico unificadas sentimentalmente para formar una Hispanidad sin fronteras. Por esta razón constituye una gran satisfacción para el Instituto de Estudios Ceutíes patrocinar la publicación de este libro dedicado a la memoria de uno de los próceres de la independencia de Venezuela, de origen española, felicitando a Marisa Vannini por el éxito con que ha culminado sus abnegadas tareas de investigación.
EL MISTERIO DE FRANCISCO ISNARDI
Marisa Vannini de Gerulewicz
Fundavag Ediciones
Caracas, 2014
Fidel Castro y su colonia Venezuela quieren seguir expandiéndose a través de hombres "vendidos" como Ignacio Ramonet y el español Pablo Iglesias, líder del partido Podemos
El Hugo Chávez español
No había tertulia audiovisual en la que no apareciera Pablo Iglesias... Con su habilidad discursiva
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
domingo 29 de junio de 2014 12:00 AM
Quién les iba a decir a los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, fundado por el legendario Pablo Iglesias allá por el año 1879, impulsor de la aún activa Unión General de Trabajadores (UGT), que 135 años más tarde iba a irrumpir en el panorama político español otro Pablo Iglesias con el firme propósito de acabar con las "castas" políticas a las que, según él, pertenecen el PSOE y el gobernante Partido Popular (PP), entre otros. Sin ser familia del fundador del PSOE, el Pablo Iglesias de ahora improvisó el partido Podemos y obtuvo en elecciones al Parlamento Europeo (EPE) más de 1 millón de votos y 5 escaños, en solo 4 meses de campaña. Hasta hace poco Pablo Iglesias era un desconocido en su país -profesor de la Universidad Complutense de Ciencias Políticas, quien con Juan Carlos Monedero, Iñigo Herrejón y Luis Alegre, crearon una fundación "Centro de Estudios Políticos y Sociales" (CEPS), a través de la cual obtuvieron contratos por casi 4 millones de euros por "asesorar" durante 10 años al gobierno de Hugo Chávez (sin contar lo que pudieran haber recibido de la partida secreta) y convirtieron su facultad en una logia desde la cual salieron y alimentaron las protestas de los Indignadosque los venezolanos veíamos desde nuestros televisores actuar airadamente en el centro de grandes capitales españolas, sobre todo Barcelona y Madrid. Razones para protestar había: casi 6 millones de desempleados, disminución de presupuestos para salud y educación a causa de la crisis y la visible corrupción en los dos grandes partidos Socialista y Popular. Tomando el "Yes, we can" de Obama, una de las pocas licencias "capitalistas" que aparentemente se permiten, el habilísimo uso de los medios ,encandilados con el nuevo Pablo Iglesias como en Venezuela lo estuvieron con Chávez y duchos en las nuevas tecnologías, Podemos obtuvo 1,2 millones de votos tomados del PSOE, Izquierda Unida y del descontento social. Con la abstención de muchos partidarios del PPen las EPE, la gran pérdida de escaños encendió tal alarma en el bipartidismo, que el gobierno acaba de anunciar la disminución de impuestos, y produjo la renuncia del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. No había tertulia audiovisual en la que no apareciera Pablo Iglesias. Con el descontento reinante y su habilidad discursiva, llamando "castas" a partidos y culpándolos de todos los males, los 3 escaños que vaticinaban los sondeos se convirtieron en 5. ¿Habrán leído quienes votaron por Podemos el plan político de este grupo de izquierda radical, que parece copiado del desgobierno de Chávez? Veamos: 1) Impago de la deuda pública; 2) Jubilación a los 60 y jornada laboral de 35 horas; 3) Prohibición de despidos y derogación de reservas laborales; 4) Eliminación de empresas de trabajo temporal e implantación del salario máximo; 5) Pensiones no contributivas y derogación de última reforma; 6) Control público de sectores estratégicos de la economía: telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, farmacéutico sanitario y educativo.(Imaginamos la estampida de milmillonarias inversiones en España);7) Participación de trabajadores en consejos de administración; 8) Impuestos a grandes fortunas y recuperación del patrimonio; 9) Más sanciones frente al delito fiscal y 10) Una renta básica para todos. El CEPS ha operado en Venezuela a través del Frente Francisco de Miranda, desde donde se han mantenido reuniones con miembros de ETA y las FARC, como reseñase la prensa venezolana. Monedero ha estado muy activo en política interna venezolana: defiende en los medios a Chávez y a Maduro y critica a la oposición. Cuando en España se abordaba el tema de Chávez, los defensores han sido Monedero y los demás del CEPS. Tanta influencia tuvo Chávez sobre ellos que, además de anunciar ya una constituyente, al juramentarse Pablo Iglesias como diputado del PE, fue el único que violó el protocolo añadiendo al "juro respetar la Constitución", "hasta que el pueblo la cambie". Su divismo es tal, que avisó a los medios de que haría algo espectacular en su juramentación. Así que el show fue visto en TV. ¿Habrá que agradecerle que se abstuvo de manotearla y de llamarla "moribunda?. El peso del financiamiento chavista y acusaciones sobre apoyo iraní, comienzan a ser una pesada losa para Iglesias y su grupo, del que hasta en las redes sociales se dice que en la Complutense celebraron fumando cohíbas y brindando con ron cubano el muy dudoso "triunfo" de Maduro. Las contradicciones son demasiadas: Por ejemplo llamar despectivamente "casta" al PSOE y al PP, y rendir simultáneamente culto a Fidel y Raúl Castro (con 50 años de dictadura a cuestas) y a los 15 años del chavismo. mcolomina@gmail.com
Pablo Iglesias, de asesor del chavismo a europarlamentario
"Jamás he asesorado para que repriman ni golpeen a nadie", respondió Iglesias al mesonero que lo increpó en una rueda de prensa opr su relación con el gobierno venezolano | Foto EFE
Izquierda Unitaria propuso el nombre del líder de Podemos para competir por la Presidencia de la Eurocámara el próximo martes
ALEJANDRO HINDS | AHINDS@EL-NACIONAL.COMEL NACIONAL 29 DE JUNIO 2014 -
De asesor del gobierno de Venezuela a candidato a presidir el Parlamento Europeo. La carrera política del español Pablo Iglesias, líder del partido Podemos, parece ser tan ascendente como polémica.
Podemos capitalizó el descontento generado por la crisis económica y el rechazo a los partidos tradicionales de España para sumar 8% de los votos en las elecciones europeas de mayo, y colocar a cinco diputados en Estrasburgo, sede de la Eurocámara.
El éxito del partido trascendió las fronteras españolas cuando el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea y la Izquierda Verde Nórdica, el quinto con más escaños (52), escogió a Iglesias como su candidato a dirigir el Parlamento.
El grupo parlamentario –que reúne a partidos comunistas, ecologistas y socialistas de 26 países de la Unión Europea– espera tener el respaldo de otros movimientos para que el líder de Podemos pueda competir con el alemán Martin Schulz en las elecciones que se realizarán el próximo martes.
Es una misión prácticamente imposible porque Schultz cuenta con el apoyo de los principales grupos de la Eurocámara, el Partido Popular Europeo y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, que tienen 412 de los 751 escaños.
Pero Podemos destaca la candidatura de Iglesias como un reconocimiento al ascenso rápido del partido y un grito de protesta: “Representa el impulso soberano de Europa del sur contra el austericidio de la troika”.
Financiamiento venezolano. La carrera política de Iglesias no ha estado exenta de polémica. La principal tiene que ver con la relación que él y otros líderes de Podemos, como Juan Carlos Monedero, tienen con el gobierno de Venezuela.
Iglesias, que ha visitado el país varias veces en la última década y ha participado como invitado en programas de Venezolana de Televisión, defiende las políticas sociales aplicadas por el fallecido presidente Hugo Chávez.
El apoyo, sin embargo, no sería gratuito. El diario El País de España denunció que la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, vinculada a Podemos, recibió 3,7 millones de euros del gobierno venezolano entre 2002 y 2012.
“En esa década el gobierno de Hugo Chávez fue siempre su mejor y a veces casi su único cliente; buena parte de los pagos (1,6 millones de euros) fueron por asesorar directamente al mandatario”, escribió El País.
El diario agregó que la fundación cobró año tras año por la implantación de un sistema de seguridad social en Venezuela y también facturó a una decena más de organismos gubernamentales.
Podemos negó cualquier financiamiento del gobierno venezolano y dijo que sus únicas fuentes de recursos son los aportes voluntarios de quienes los apoyan y las subvenciones que les corresponden por sus resultados electorales.
Recriminación pública. El último episodio polémico en torno a Iglesias también está relacionado con Venezuela. El lunes pasado un mesonero de la Cafetería Prado, en Madrid, increpó al líder de Podemos por el financiamiento del gobierno venezolano.
“Mi esposa no puede comprar papel higiénico ni comida ¿Ha asesorado al gobierno de Venezuela en eso?”, le gritó Alberto Casillas a Iglesias en una rueda de prensa que se realizaba en el hotel Ritz.
Casillas, famoso en España porque el 25 de septiembre de 2012 impidió que la Policía Nacional entrara al lugar donde trabaja para detener a manifestantes que se refugiaron allí, también ha criticado la represión del gobierno de Nicolás Maduro.
“En Venezuela están matando a los jóvenes”, le dijo el lunes al líder de Podemos. “Jamás he asesorado para que repriman ni golpeen a nadie”, se limitó a responder Iglesias, sin dejar clara su opinión sobre los acontecimientos en Venezuela.
DE PROFECIA
noviembre 9, 2015
DE PROFECIAS
Los escenarios del futuro nadie los puede adivinar. Tenemos al optimista que vislumbra un cambio para mejorar la situación del país, primero electoral y luego paulatinamente de carácter institucional con el rescate de entes claves como la Asamblea Nacional, el Poder Moral, el Poder Electoral y sobretodo el Tribunal Supremo de Justicia. Lo del Ejecutivo tendrá que reinventarse también a su debido momento. La economía y su inflación desbocada de igual manera tendrán que empezar a curarse. Ese panorama alentador es el que la inmensa mayoría de los venezolanos queremos. En un plano más terrenal el ciudadano común ya no quiere hacer más colas humillantes y anhela volver a recuperar el poder adquisitivo de su moneda nacional, y algo vital, aspira a volver a vivir sin miedo por el tema de la inseguridad. Mucho hay que hacer para revertir la destrucción chavista, incluso, ir pensando de cómo incorporar a estos en un sentido reconciliador en ésta gran cruzada de recuperar la paz y enterrar el odio entre los mismos venezolanos. Obviamente la libertad inmediata de todos los presos políticos y de conciencia tendría que producirse.
Luego tenemos al que piensa en negativo. Aquí no va a pasar nada sustancial como cambio estructural de una dinámica “revolucionaria” casada con la improvisación y el sometimiento de la institucionalidad a todos los caprichos y arbitrariedades del régimen y la oligarquía socialista en el poder. El país “cambiará para no cambiar nada”, ya sea que ganen los opositores por la mínima o el régimen cometa un fraude que viene anunciando sin disimulo. El escenario configuraría el ahondamiento de la crisis y la profundización de la violencia en todos los ámbitos de la vida nacional. Esto último nos llevaría a una especie de Tercera Vía.
La Tercera vía nadie tampoco la puede predecir. El tema de fondo aquí es que los que participamos del evento electoral creemos en las reglas fundamentales de la democracia, en cambio los que hoy detentan el poder las desprecian. Esta dicotomía hace insalvable esa crucial diferencia porque la transición pactada quedaría abortada por los extremistas gubernamentales incapaces de abandonar por las buenas el proyecto revolucionario que dicen encarnar, que de paso, la Constitución vigente nunca les avaló. Como no hay árbitro institucional creíble y ni siquiera se permite una observación internacional de validez durante los comicios del 6D éste escenario produciría un gobierno de facto ya sin disimulos de ningún tipo y con ello el vital pronunciamiento del estamento militar ya sea como guardia pretoriana o como salvadores de la patria.
Texto tomado del blog del Dr. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ
@LOMBARDIBOSCAN