El Plan Maestro (II)
El régimen stalinista era consciente de la atracción que muchos sentían por su proyecto y supo convertirlos en un instrumento mas de propaganda. Igual que en la Cuba de los años 60/70 esta política se apoyaba en encuentros internacionales muy mediatizados. Se celebraban congresos para honrar la paz, la ecología, conmemoraciones colectivas como la que hizo Stalin para honrar al 150 aniversario de Victor Hugo en 1952, el autor de la novela que el régimen chavista regalo en las Plazas Bolivar del país para ideologizar a las masas: “Los Miserables”.
Moscu inicio una serie de viajes para que los camaradas franceses conocieran personalmente las virtudes de su revolución, fueron los famosos “viajes Potemkin” diseñados a la medidad de los intereses propagandísticos del régimen, costeados absolutamente en todo por el gobierno que los promovia igual que Cuba haría mas tarde, también con camaradas franceses y de
otros países como Juan Paul Sartre y su mujer Simone de Beauvoir, todos cegados por el idealismo y la epica que destilaba el régimen stalinista y luego el cubano, como parte del Plan Maestro, que se repite cada vez que se quiere instalar el comunismo en alguna parte del mundo según ordenes de un Mago Negro de la Oscuridad cósmica.
Debe destacarse también el papel que ha jugado el cine en cada campaña a favor de un sistema ideologizante. El cinematógrafo llegó a la vieja Rusia de los zares ya en 1896, para que se rodase la coronación de Nicolás II, que tendría lugar el 26 de mayo. Pero el afianzamiento del cinematógrafo como espectáculo sería lento y trabajoso, pues era visto con desconfianza por las autoridades.
La producción cinematográfica en la Rusia precomunista tendría mucha influencia de las películas de Pathé.
Los cineastas más destacables de esa época son:
Yevgueni Bauer (Евгений Бауэр, 1865 - 1917), cuyas comedias de un cierto contenido sexual influirían en la obra de Mauritz Stiller, que a su vez influiría en la de Ernst Lubitsch.
El padre Serguéi. 1918.
Yákov Protazánov, que hizo avances muy destacables en el uso de la luz y en el de la profundidad de la imagen, y que en 1917, antes de la revolución, dirigiría la película El padre Serguéi, una adaptación de la novela homónima de Tolstói que ya prefiguraba las temáticas del cine soviético revolucionario.
La Rusia socialista
Tras la revolución de 1917, a Lenin no se le escapaba la enorme trascendencia social del cine, y afirmó: “De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante”. Hay que tener en cuenta que casi el 80% de la población rusa era analfabeta en esa época, por lo que el cine se convertiría, junto con la radio, en el medio de comunicación más eficaz para la formación de las masas. El gobierno revolucionario ruso nacionalizaría la industria del cine, y crearía una escuela destinada a formar a los técnicos y a los artistas, y éstos llevarían al cine soviético a las más altas cotas de maestría vistas hasta entonces.
La transición entre el cine del período zarista y el nuevo cine ruso fue lenta y pausada. La guerra civil, que duró desde 1917 hasta 1921, supuso un freno al progreso y al arraigo del nuevo cine, pero serviría de práctica a los realizadores, quienes, con sus cámaras, grabarían desde el frente los primeros documentales. Este nuevo cine pronto tendría ocasión de demostrar todo su vigor y su propia personalidad gracias a la obra de algunos de sus creadores.
Ideas del cine soviético revolucionario
El ideario del cine soviético pasa por la máxima "Un cine revolucionario para la revolución". El ideal bolchevique era mostrar al mundo el triunfo de la Revolución, y para eso no se conformaban con mostrar lo que estaba sucediendo en la URSS, sino que creían necesario mostrarlo de un modo revolucionario.
El acorazado Potemkin.
Así, la vanguardia soviética aplica los principios bolcheviques no sólo en sus contenidos, sino también en sus formas. La ausencia de protagonistas y el montaje intelectual y de atracciones en películas como El acorazado Potemkin, de Serguéi Eisenstein, y Octubre, de Grigori Aleksándrov (Григорий Александров) y S. Eisenstein son muestras claras de ello.
La segunda máxima del cine soviético era "La experimentación como sistema". Por primera vez, la producción de un país se encontraba nacionalizada, y las autoridades soviéticas ponían como requisito para la producción cinematográfica un cierto grado de experimentación, para construir un estado revolucionario en todos los aspectos, también en el artístico. A consecuencia de ello, en el ámbito de la nueva arte visual, la Unión Soviética fue una fábrica constante de ideas innovadoras y de teorías cinematográficas. El montaje como única herramienta exclusivamente cinematográfica, montaje intelectual y de atracciones, los Cine-Ojo y Cine-Verdad (Киноправда) de Dziga Vértov, la investigación del límite entre ficción y documental, el cine como instrumento de propaganda... todos ellos fueron producto de la "Experimentación como sistema".
Pudovkin y el manifiesto
Los maestros del cine soviético publicaron en 1928 un manifiesto, firmado por Eisenstein y Pudovkin entre otros, señalando el peligro de que la palabra y los diálogos esclavizasen la libertad creadora del montaje. Por ello, proponían como solución el empleo antinaturalista y asincrónico del sonido. Sin embargo, Pudovkin acabaría aceptando el sonido sincrónico (y tras él los demás directores soviéticos), pero se resistía a admitir la decadencia del montaje. Entre sus películas sonoras, en las que pretendía desarrollar su teoría contrapuntística del sonido en el cine, por oposición a un empleo naturalista de este elemento expresivo, figuran El desertor (Дезертир, 1933) y El almirante Najímov (Адмирал Нахимов, 1946). Pudovkin continuaría con su labor investigadora y docente hasta su muerte en 1953. hay muchas cosas más
Alcance mundial
En definitiva, el nuevo cine soviético produjo en la teoría y en la práctica cinematográficas una verdadera revolución expresiva de alcance mundial, sobre todo por el implacable realismo de sus imágenes y por el magistral empleo del montaje. Este cine supuso una nueva forma de expresión, una nueva estética. Con la escuela soviética, se incorporó al cine el drama coral de las multitudes.
Se considera que la vanguardia soviética se deshizo hacia el año 1927, momento en que daría paso al realismo soviético impulsado por el gobierno de Iósif Stalin.
En Cuba fue explotada la editorial Casa de Las Americas a la que me referi en entrada anterior al hablar de la figura de Haydee Santamaria, su directora y fundadora, y dos armas maravillosas:
En los primeros días de 1959, se creó un departamento cinematográfico dentro de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde, la cual produjo documental como Esta tierra nuestra de Tomás Gutiérrez Alea, y La vivienda de Julio García Espinosa. Este departamento fue el antecesor de lo que se convertiría en el ICAIC (Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos), fundado en marzo de 1959, como resultado de la primera ley de cultura.
Al período comprendido entre 1959 y 1969, muchos críticos cinematográficos lo bautizaron como la «Época de oro del cine cubano», generalmente por la producción de Lucía (1968) por Humberto Solás y Memorias del subdesarrollo (1968) por Tomás Gutiérrez Alea. Estos dos directores son catalogados como los dos mejores que ha tenido Cuba. En 1974 recibió mucha difusión el documental De cierta manera, de Sara Gómez, una inteligente crítica al machismo y el racismo aun existentes en Cuba. La película Memorias del subdesarrollo fue seleccionada entre las 100 mejores películas de todos los tiempos por la Federación Internacional de Clubes de Cine, pero probablemente la más notable de la última década del siglo XX fue la película Fresa y chocolate (1993) por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Trata sobre intolerancia y presenta la amistad entre un homosexual y un joven revolucionario militante de la Unión de Jóvenes Comunistas. Fue la primera película cubana nominada a los premios Óscar.
Esta época de inicios de cine revolucionario también se destacó por una fuerte censura a jóvenes realizadores que su único delito era el de mostrar un cine documental experimental o espontáneo, como el "free cinema", siendo el caso más escandaloso el documental realizado por Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, PM, un retrato de La Habana nocturna, solo con la mirada de la cámara sin apoyo de luces, sin entrevistas, ante paisajes nocturnos en los que la rumba y los tragos eran el paisaje que se movía como sombras en la noche. Un sencillo documental, pero para muchos críticos, una auténtica joya del cine experimental. El documental, para algunos funcionarios seguidores del nuevo proceso revolucionario y carentes de cualquier visión estética y artística, PM, no reflejaba al verdadero cubano enfrascado en su preparación para afrontar una eminente acción por parte del gobierno de los Estados Unidos, no mostraba a ese miliciano con un fusil dispuesto a morir por la Patria. PM fue prohibida y confiscada y terminó dando paso al famoso discurso pronunciado por Fidel Castro en la Biblioteca Nacional, Palabras a los intelectuales, cuyo lema principal fue «Con la Revolución todo, contra la Revolución nada».
El importante director de fotografía Néstor Almendros fue expulsado de la revista Bohemia por elogiar el filme de Jiménez Leal y Cabrera Infante. También fue censurado por su documental Gente en la playa, del mismo estilo que PM, realizado en una playa del litoral habanero.
Otra rama del cine cubano es el de documentales y cortometrajes. El documental Now (1965) de Santiago Álvarez es considerado por algunos críticos como el primer video clip en la historia. El documental combina una canción con una sesión ininterrumpida de imágenes que muestran la discriminación racial en los Estados Unidos.
Los dibujos animados cubanos se iniciaron en 1974, con el filme Elpidio Valdés, un personaje que representa a un guerrero mambí batallando por la independencia cubana de la ocupación española en el siglo XIX. Fue popularizada entre los niños cubanos. Otro filme de animación destacado fue Vampiros en La Habana (1983), también de Juan Padrón. En 1977, se crea en la Habana los Talleres de Cine-Debate en el Teatro "Varona" de la Universedad de la Habana, por parte del Dr. Raimundo Torres Díaz, de este grupo surge la idea de la creación del Movimiento Nacional de Cine Aficionados de Cuba, compuesto por Raimundo Torres Díaz, Sergio Vitier García Marruz (profesor de música en el cine), Jackie de la Nuez (profesor de Guión Cinematográfico), Bárbara Beltrán Camejo (profesora de música en el cine), Rolando Baute (edición y montaje del ICAIC), Tomás Gutierrez Alea ("Titón") quien fuera profesor de Dirección Cinematográfica de dicho Movimiento de Cine Aficionados, Tito Junco (profesor de Actuación Cinematográfica), Héctor García Mesa (profesor de Historia en el cine). Este Movimiento creó la primera escuela de cinematografía de la Habana, se llevaron a cabo tres Festivales uno de ellos Internacional, puede verse en Facebook en la página de "Movimiento Nacional de Cine Aficionados de Cuba" donde se documenta todo esto.La actividad del Movimiento Nacional de Cineaficionados de Cuba, cesa en 1981 con la emigración de sus principales directores. Este Movimiento de Cineaficionados editaba su propia revista de cine sin aliños políticos de ninguna especie y contó con una participación de más de 30,000 miembros activos.
Otro ícono del cine cubano fue el Noticiero ICAIC Latinoamericano, dirigido por Alfredo Guevara, actual presidente de la ICAIC. Años después fue dirigido por el director Santiago Álvarez y el mexicano Rodolfo Espino, productor de documentales. Otro evento importante es el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el cual se celebra cada año en La Habana desde 1979, de los más importantes en Latinoamérica.
La Escuela Internacional de Cine, Televisión y Video de San Antonio de los Baños ―localizada en San Antonio de los Baños, en inmediaciones de La Habana―, financiada por la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y Gabriel García Márquez, fue la continuación de la escuela del Movimiento Nacional de Cineaficionados de Cuba (MNCAC) creada también para que estudiantes latinoamericanos fueran a Cuba a estudiar dirección, guión, fotografía y edición.
El ICAIC también contiene la Cinemateca de Cuba que al frente del fallecido Héctor García Mesa obtuvo los niveles más altos de Calidad en sus trabajos e inició el programa de Cinemóviles, que lleva el cine a regiones apartadas de las urbes. El ICAIC ayudó a promocionar el Grupo de Experimentación Sonora, entre 1969 y 1977, el cual influenció y patrocinó la música de Cuba, en especial la Nueva Trova. Figuras como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Leo Brouwer, fueron algunos de los artistas que se participaron en el programa.
Pos Guerra Fría
En esta etapa, han destacado las obras de jóvenes realizadores cubanos, presentadas en la Muestra Nacional de Nuevos Realizadores del ICAIC (2000- Actualidad), principalmente compuesta por documentales y cortometrajes realizados en formato digital, y con presupuestos independientes. Entre los nuevos autores del cine independiente cubano se destacan Esteban Insausti, Miguel Coyula, Eduardo del Llano, Pavel Giroud, Ernesto Daranas, Karel Ducases, Alina Rodriguez, Aram Vidal, Susana Barriga, Alejandro Brugués, Ian Padrón, Carlos Rodriguez, Gustavo Pérez, entre muchos otros. También se han destacado autores de gran experiencia, como Fernando Pérez, por obras como Madagascar (1994), La vida es silbar (1998), y Suite Habana (2003).
Existen notables diferencias entre el cine cubano realizado antes de 1990, principalmente con presupuesto del ICAIC, y el cine posterior a la caída de la URSS. A partir de ese momento histórico y hasta la actualidad, se han diversificado las formas de producción del cine y el video en Cuba, principalmente a partir de la llegada de las tecnologías digitales. Además, se ha dado una mayor apertura para abordar temas críticos acerca de la sociedad cubana actual, aunque estos documentales y filmes suelen proyectarse solo en festivales de cine y muestras de poca distribución, y no llegan a ser transmitidos en la televisión nacional.
El futuro del cine cubano es incierto, pero dada la tradición histórica de este género en el país es probable que la producción continúe, apoyada por la existencia de escuelas de cine como la del ISA, y San Antonio de los Baños, y festivales de gran prestigio internacional, como el Festival Internacional de Cine de La Habana. Actualmente los cineastas de Cuba discuten la creación de una Ley Nacional de Cine, que establecería un marco legal claro y transparente para la creación de cine independiente a nivel industrial, que podría ser una vía de lograr mayor diversidad temática, así como de obtener fondos internacionales para la renovación y el desarrollo del Cine cubano. En el año de 1967, el Festival de La Habana materializó los sueños de un grupo de destacados cineastas del continente quienes dejaron plasmada la existencia de un nuevo cine latinoamericano y la tarea de trabajar por el incremento de su difusión, sobre la base de objetivos ideológicos y culturales.
La visión de las películas allí presentadas, provenientes de varios países de Latinoamérica, permitieron profundizar colectivamente, por primera vez, en el ordenamiento y coherencia de puntos comunes y objetivos a alcanzar con el nuevo cine que se gestaba.
Desde su fundación el Festival se propuso reconocer y difundir las obras cinematográficas que contribuyan, al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana y caribeña, su programación comprende una amplia y representativa muestra de cine contemporáneo proveniente del resto del mundo.
Su fundador fue Alfredo Guevara, que en el momento de su fallecimiento, el viernes 19 de abril de 2013, ostentaba el cargo de presidente del evento.
Esa es el arma mas poderosa evidente de Cuba en el cine: el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se inauguró el 3 de diciembre de 1979. Para la primera edición se convocaron más de 600 cineastas latinoamericanos, convocados por la ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos). El premio entregado por el festival es el Gran Premio Coral, símbolo tomado de los grandes arrecifes de coral que pueblan el Mar Caribe.
La fama del festival recae en su intención de servir de plataforma a aquellas producciones que sufren del anonimato internacional (en primera instancia, por la industrial producción de Hollywood) y de ser uno de los festivales más importantes de cine latinoamericano.
Y la otra herramienta de propaganda inconfundible fue la Nueva Trova un movimiento dentro de la música cubana que emergió durante los años sesenta, después del establecimiento de la llamada Revolución cubana y sus consiguientes cambios políticos y sociales.
La Nueva Trova tuvo sus raíces en la Trova tradicional, pero se diferenció de esta debido a que su contenido fue político, en un sentido muy amplio. La Nueva Trova combinó música popular tradicional con textos “progresistas” y frecuentemente politizados, y estuvo relacionada con el movimiento de la Nueva canción latinoamericana, especialmente con la Nueva Canción Chilena y argentina. Algunos de los miembros de la Nueva Trova fueron también influenciados por el Rock y la Música pop de su época.
El estilo de la Nueva Trova posee una estrecha relación con la Revolución cubana, que se evidencia en sus textos, lo cuales, según Helio Orovio: “tratan de escapar de las banalidades cotidianas, mediante la concentración en los ideales del socialismo, la injusticia, el sexismo, el colonialismo, el racismo y otros temas similares”. La dirigente de la Revolución cubana Haydée Santamaría apadrinó e impulsó la creación de este movimiento, con el propósito de integrar a jóvenes y talentosos creadores al proceso revolucionario, y utilizarlos para su promoción a nivel internacional.1
Un proyecto de asimilación a los lineamientos de la Revolución cubana de artistas problemáticos fue el del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que fue creado a finales del año 1969, y para cuya implementación se utilizó a Alfredo Guevara, que entonces era Director del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). El objetivo estratégico era atraer y controlar a los miembros más destacados del movimiento de la Nueva Trova, como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola.
En aquella época, Pablo Milanés fue internado durante un tiempo en los campamentos de trabajo forzado de la UMAP (Unidad Militar de Ayuda a la Producción), donde se recluía principalmente a jóvenes considerados conflictivos por sus ideas religiosas o su orientación sexual “desviada”; y Silvio Rodríguez fue enrolado en un barco de la flota pesquera, para que experimentara en carne propia las duras tareas del “proletariado”, como cura a sus actitudes contestatarias.
La agrupación estuvo integrada en sus inicios por Leo Brouwer, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Eduardo Ramos, Sergio Vitier y Leonardo Acosta. Más tarde se incorporaron también Emiliano Salvador, Pablo Menéndez, Sara González y Amaury Pérez, entre otros.
La Nueva Trova forma parte del movimiento Panamericano de la Nueva canción, la cual tendía a utilizar textos que fueran literariamente auto-conscientes, sofisticados y elaborados formal y académicamente. Esta también recibió la influencia del Filin (Bolero, feeling) cubano, un movimiento de canción romántica que se desarrolló entre los años cuarenta y sesenta. Pablo Milanés fue uno de los exponentes del Filin (Bolero, feeling) que más tarde se convirtió en uno de los pilares de la Nueva Trova.
Aproximadamente al mismo tiempo en que emerge la Nueva Trova cubana, otros movimientos similares ganaban popularidad a nivel internacional, como parte de un “renacimiento raigal”. Aquellos movimientos promovieron la utilización de música folklórica y tradicional con textos de contenido socio-político. La Nueva Trova fue principalmente influenciada por la Nueva canción chilena, la Nova Cançó española, el Canto Nuevo boliviano, el Canto Livre portugués, así como la Nova Cançao y el Tropicalismo brasileño. Aproximadamente en esa misma época, algunos puertorriqueños como Roy Brown (cantautor), Andrés Jiménez, Antonio Cabán Vale, y el grupo Haciendo Punto en otro Son, adquirieron gran popularidad.
Aunque estuvo inspirada en la actitud rebelde y contestataria de artistas norteamericanos de protesta como Bob Dylan y Joan Baez, la Nueva Trova criticaba los abusos del gobierno en los Estados Unidos y otros países aliados, pero nunca, o de manera muy discreta y respetuosa, los desmanes de la Revolución cubana. Otras fuertes influencias en este movimiento fueron Los Beatles, la cantautora chilena Violeta Parra, el uruguayo Daniel Viglietti, y el catalán Joan Manuel Serrat.
Tanto en Cuba como en Puerto Rico, las letras politizadas de la Nueva Trova fueron frecuentemente críticas de los Estados Unidos, y los cantantes puertorriqueños concentraron principalmente su atención en la Isla de Vieques, la cual era utilizada como base de entrenamiento de soldados norteamericanos.
Silvio Rodríguez y Pablo Milanés se convirtieron en los más destacados exponentes de ese estilo. Carlos Puebla y Joseíto Fernández fueron viejos trovadores que apoyaron al nuevo régimen, pero solamente Puebla compuso canciones dedicadas a la Revolución cubana. La Reforma Agraria, Duro con él, Ya ganamos la pelea y el Son de la alfabetización fueron algunas de sus composiciones de aquella época.
El régimen ofreció amplio apoyo a aquellos músicos que estaban dispuestos a componer y cantar canciones pro-revolucionarias o anti-norteamericanas, y esto representaba un gran estímulo en una época en la que a los músicos tradicionales les resultaba difícil o imposible ganarse la vida. En 1967, la Casa de las Américas patrocinó un festival de “Canción Protesta” en La Habana. Tania Castellanos, una cantautora relacionada con el movimiento del Filin (Bolero, feeling), compuso una canción titulada “Por Ángela”, en apoyo a la disidente afro-americana Angela Davis. César Portillo de la Luz compuso otra canción llamada Oh, valeroso Viet Nam.
Aunque la Nueva Trova presentó al público en general la situación socio-económica de Cuba, más tarde algunos músicos optaron por expresar estos asuntos a través del Rap Cubano, el cual percibieron como más puro y de origen más genuinamente popular.
El movimiento de la Nueva Trova alcanzó su mayor desarrollo durante los años setenta, pero comenzó a declinar antes de la caída de la Unión Soviética. Podemos encontrar ejemplos de estilos no-políticos dentro de la Nueva Trova, como en el caso de Liuba María Hevia, cuyas letras se enfocan en temas más tradicionales, como el amor y la soledad, compartiendo con otros miembros del movimiento un estilo altamente poético. En el otro lado del espectro, el cantautor Carlos Varela es famoso en Cuba por su abierta crítica a algunos aspectos de la Revolución cubana.
La Nueva Trova, tan popular en sus inicios, recibió un fuerte golpe con la caída de la Unión Soviética, aunque ya anteriormente se encontraba en decadencia. El movimiento sufrió dentro de Cuba, quizás por el creciente desencanto con el gobierno de un único partido, y externamente por el vívido contraste con las grabaciones y películas de Buena Vista Social Club. Las audiencias alrededor del mundo abrieron sus ojos al encanto y la alta calidad musical de formas más antiguas de la música cubana. En contraste, ciertos temas que eran muy relevantes durante los años sesenta, ahora parecían viejos y distantes. De igual manera, aquellas creaciones de gran calidad lírica y musical, entre las cuales se destaca Hasta siempre, comandante de Carlos Puebla, probablemente perdurarán para siempre.
Como provengo del mundo de las letras venezolanas, siendo estudiante de la especialidad y compañera de bohemia de los poetas y escritores entre 1969/74 en Caracas y luego habitante de la ciudad de Valencia (Edo. Carabobo) donde su Universidad era nido de los trozskytas de la época, aunque no había una Facultad de Humanidades pero si una izquierda mezclada con los masones, cristianos, rosacruces y católicos, generando una fauna muy particular, recurro al siguiente REPORTAJE:ARTE del Diario El Pais de España para mostrarles como el Plan Maestro comunista se busco instaurar en la URSS y luego en Cuba, con las mismas tácticas y argumentos y como se quiso repetir en Venezuela, sin contar con el momento y el tipo humano venezolano que no servia para esas cosas, todo lo contrario, han producido la caricatura final del Plan, al tener un hombre como Nicolas Maduro en la presidencia de Venezuela, fanatico si y dispuesto a todo, por carcer de escrupulos…pero también de luces y preparación, por lo que lo que vemos en el, es el detritus de los talentos que caracterizaron al Plan Maestro desde los inicios de la Revolucion Francesa, a la que se remiten tooodas las Revoluciones que en el mundo han sido.
Aplastados por el terror de Stalin
El Pais 16 OCT 2011
JULIA LUZÁN
Octubre de 1917. El año cero de una nueva era. La revolución rusa ha triunfado y el mundo entero asiste, entre alborozado y temeroso, al nacimiento de un Estado que saluda a un nuevo hombre, a un nuevo humanismo. Lenin está en la cúspide, vigila mientras los acontecimientos se suceden a velocidad de vértigo. Los bolcheviques comienzan a escribir la historia y era necesario dotarla de símbolos, de imágenes, de palabras. Los artistas, "los ingenieros del alma", como los bautizó Stalin, comenzaron su labor y llenaron la nueva Rusia de ciencia, técnica, libros, arte
Pero ¿cuál fue la relación entre aquella élite de hombres y mujeres que se pusieron a las órdenes de la revolución y el comunismo? Una ambiciosa exposición, La caballería roja. Creación y poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945, en La Casa Encendida de Madrid, analiza cómo desde la muerte de Lenin, en 1924, y hasta la de Stalin, en 1953, ningún habitante de la URSS pudo permanecer al margen de una ideología. Para explicarlo con potentes imágenes, Rosa Ferré, comisaria de la muestra, ha ideado un recorrido a través de más de 300 materiales muy diversos, desde obras maestras de la vanguardia pictórica hasta algunas piezas claves en la estética del realismo socialista. Los protagonistas son escritores, Anna Ajmátova, Mandelshtam, Pasternak, Mayakovski, Bábel, o artistas como Kandinsky, Chagall, Malévich, Ródchenko, Klucis y Deineka. La caballería roja es un viaje al talento creativo de las tres primeras décadas del siglo XX en la Rusia soviética, un momento de enorme energía creativa marcado por la más absoluta represión.
Toda una generación de intelectuales fueron asesinados o deportados cuando ya no servían para los fines del dictador
El ruso se adaptó a las nuevas palabras bolcheviques como saboteador, estajanovista o burgués
Un 80% de los protagonistas de la muestra 'La caballería roja' fueron fusilados, degradados o silenciados
Al estallido de la revolución, en 1917, la población rusa estaba formada en sus tres cuartas partes por campesinos. Lenin necesitaba una élite que ayudara a crear "ciudadanos activos", y durante los primeros años del siglo XX, los intelectuales, ebrios de entusiasmo, pusieron en marcha una potente maquinaria de propaganda multimedia. El Estado soviético utilizó su ingenio hasta que Stalin ordenó silenciar cualquier veleidad creativa. A partir de ahí, "se segaba a la gente por capas" bajo la cruel sentencia de dos palabras claves, saboteador y contrarrevolucionario.
"Nos vigilaban estrellas de la muerte, / e, inocente y convulsa, se estremecía Rusia / bajo botas ensangrentadas, bajo / las ruedas de negros furgones... De madrugada vinieron a buscarte. / Yo fui detrás de ti, como en un duelo".Así entonaba la poetisa Anna Ajmátova su doloroso Réquiem para su hijo, sus amigos, aplastados por el régimen de Stalin. Miles de escritores fueron ejecutados durante los años del terror rojo. "Cuando llegaban los hombres vestidos de cuero, el final empezaba...". Los intelectuales que no emigraron o no fueron expulsados aterrizaron como elefantes en una cacharrería en el nuevo orden. La "generación de la edad de plata", la de Ajmátova, Tsvetaieva, Mandelshtam, Pasternak, Bulgákov, sufrió acoso y derribo, fueron asesinados o deportados cuando ya no servían a los fines de una cultura socialista. La apertura hace pocos años de los archivos literarios del KGB mostraron el horror de aquellos crímenes contra la inteligencia cometidos por Lenin y Stalin.
El cerebro de Máximo Gorki, conservado en el Instituto Neurológico de Moscú, pesa 1.420 gramos. El de Mayakovski, 1.700 gramos. El de Lenin, 1.340. En qué cabeza cabe guardar tales restos como un panteón de genialidad. Posiblemente, en la de un hombre enfermo de poder, Stalin, "el montañés del Kremlin, con ojos de cucaracha", como lo describió Mandelshtam en uno de sus poemas. Stalin planeaba por encima de todos, a la caza de los más pequeños detalles. Jugaba con sus "camaradas" como si fuera Dios. Un ejemplo. La policía abrió en 1922 un expediente al escritor Bulgákov por "ideólogo de la malévola burguesía contemporánea". Estuvo a un paso de ser deportado por negarse a escribir sobre "héroes en chaqueta de cuero, ametralladoras y comunistas heroicos". Harto de su situación de penuria, escribió una carta a Stalin. En ella solicitaba que le dieran un trabajo o que le ordenaran "abandonar en el acto los confines de la URSS". No obtuvo respuesta hasta que un día su teléfono sonó y una voz le dijo: "Va a hablar usted con el camarada Stalin". Se produjo entonces una de las conversaciones más surrealistas de aquel negro periodo: "¿De veras necesita partir al extranjero? ¿Es posible que esté tan harto de nosotros?", le preguntó Stalin. A lo que Bulgákov respondió: "He meditado mucho al respecto y he llegado a la conclusión de que un escritor ruso no puede existir fuera de su patria". Días después, Stalin le citó en el Kremlin y le concedió un trabajo para aplacarle. Pero Bulgákov nunca más volvió a publicar nada. Fue condenado al ostracismo.
Rosa Ferré ha intentado conjugar en esta exposición la genialidad del arte y la bajeza de la represión. "He querido explicar la complejidad del momento, no presentar las revoluciones de los grandes nombres como Kandinsky o Malévich. Se ha presentado al intelectual como un artista que se suma a la revolución y los políticos le traicionan. Es más una simbiosis; de hecho, fue una oportunidad para mucha gente al poder trabajar pagados por el Estado. Muchos de estos artistas no fueron en absoluto cínicos, creyeron en lo que pasó, pero también fueron viendo paulatinamente hacia dónde les llevaba la revolución".
La exposición se centra en los años que van desde la cabalgada de la primera caballería roja en la guerra civil (1918-1921) hasta la participación en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945). En el entusiasmo inicial de la revolución, artistas como Kandinsky, Lissitszky, Ródchenko o Chagall muestran el camino hacia la abstracción. Las obras de Mayakovski o los dibujos de Natan Aktman para la representación de la toma del Palacio de Invierno -un espectáculo de masas con miles de participantes- reflejan la eficacia de la propaganda. También se muestran los avances en música, como los del físico Theremin, el inventor de uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos, el theremin, una caja con dos antenas, que conoció su apogeo en las películas de ciencia-ficción y de terror de Hollywood en la era anterior al sintetizador. En los años de la revolución bullía el ingenio, los avances en todos los campos. Incluso el viaje a Marte aparecía ya en el horizonte de la nueva Rusia como un sueño alcanzable.
A la muerte de Lenin, todo cambió. A principios de 1928, la era de los planes quinquenales, se deja atrás el intercambio de ideas y se instaura un nacionalismo feroz. El lenguaje bolchevique se introduce en la sociedad como norma de expresión. Se populariza el término saboteador, en referencia al obrero poco entusiasta, o estajanovista, clara referencia a Stajanov, un minero que consiguió duplicar la producción. Aburguesarse es delito y conspirar contra el pueblo es hacerse candidato a la cárcel. Los trabajadores ocuparon el lugar de los santos en la imaginería pública, y los enemigos de clase, el del demonio.
En la exposición se desmonta algún que otro mito. Como el de un Stalin ignorante siempre enfrentado al Lenin intelectual. ¿Se imaginan al dictador sanguinario leyendo novelas, o gimoteando al ver una película? Pues háganlo. Sus gustos en el cine combinaban la exaltación patriótica de Eisenstein y los filmes de aventuras o los de personajes históricos con los que se identificaba, como Iván el Terrible. Le encantaba el teatro -vio una de las obras de Bulgákov hasta 15 veces- y, como buen georgiano, era aficionado a las canciones populares y a la música patriótica. Todo lo demás, lo censuraba. Él era el gran director de la cultura.
Los intelectuales que apoyaron a Stalin emprendieron poco a poco y sin saberlo el camino hacia su desaparición. A finales de los años treinta, las purgas de Stalin, los procesos que tuvieron lugar en Moscú entre 1936 y 1938, dejaron cinco millones de presos, siete millones de detenidos, un millón de ejecutados y dos millones de muertos en los campos de deportados. Al Primer Congreso de Escritores, celebrado en Moscú en 1934, acudieron 700. Solo 50 de ellos sobrevivieron para acudir al Segundo Congreso, en 1954. Cerca de un 80% de los protagonistas de la exposición La caballería roja fueron fusilados, degradados o silenciados. Como el escritor Isaak Bábel. Arrestado en 1939, fue torturado, acusado de espía por sus contactos con André Malraux, declarado "enemigo del pueblo" y fusilado el 27 de enero de 1940. Bábel, como Boris Pilniak, uno de los escritores soviéticos más leídos y populares, fue de los primeros en desvelar la cara oculta de la revolución. Pilniak veía en ella un torbellino sanguinario y retrató a Stalin como "el hombre que no se encorvaba nunca" al frente de una raza medio loba, media humana.
La lista de las víctimas del terror de Stalin es larga. "Pienso y pienso. Y no puedo entender nada. ¿Qué esta pasando? ¿Cómo es que, de pronto, tenemos tantos enemigos? Todos son gente que conocemos de años, que han estado junto a nosotros. Y por alguna razón prácticamente han desaparecido tras los barrotes e instantáneamente han confesado que son enemigos del pueblo, espías, agentes de los servicios de inteligencia extranjeros. ¿De qué va todo esto? Creo que me estoy volviendo loco". Así se lamentaba Mijaíl Koltsov, el periodista que fue corresponsal de Pravda en la Guerra Civil española, el hombre de Stalin en España, el personaje que retrató Hemingway en Por quién doblan las campanas, tras ver desfilar uno por uno a sus colegas. Koltsov fue fusilado en 1940.
Un paseo de 40 minutos por La caballería roja es un viaje a una época. La ocasión de descubrir el talento de figuras poco conocidas en España que abrieron la puerta a novísimos experimentos. Como la Sinfonía de las sirenas de las fábricas, una composición escrita por Arseni Avraamov para conmemorar el quinto aniversario de la revolución rusa en Baku, la actual capital de Azerbaiyán. En ningún país se concentró tanto talento como en la Rusia soviética de las primeras décadas del siglo XX. Artistas e intelectuales lograron crear obras y proyectos de una modernidad apabullante y con un entusiasmo que los hizo únicos. Igualmente sucedió en Cuba, a la que un fanatizado Gabriel Garcia Marquez regala el monto en bolívares del Premio “Romulo Gallegos” creado en honor al novelista y político venezolano de ese nombre el 6 de agosto de 1964 mediante un decreto promulgado por el entonces Presidente de Venezuela, Raúl Leoni. En un principio su objetivo era premiar novelas latinoamericanas, pero a partir de la década de 1990 se expandió a todo el ámbito hispanohablante. El primer autor no americano en recibir el premio fue Javier Marías.
Desde un principio se convirtió en uno de los premios más importantes en el ámbito de la narrativa en lengua castellana, en plena coincidencia con el boom latinoamericano, a tal grado que los primeros tres ganadores, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, eran parte de dicho movimiento.
Considerado por muchos el premio literario más importante de Hispanoamérica, es otorgado cada dos años por el gobierno de Venezuela (las cinco primeras ediciones fueron quinquenales) por medio del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) de ahí que el regalo monetario que hizo Garcia Marquez en 1972 al obtenerlo por su novela “Cien años de Soledad” al régimen cubano, se convirtió en una referencia insoslayable al querer demostrar como los intectuales han estado siempre enamorados de la utopia comunista, tanto que no pueden desprenderse de ese amor y se entregan en alma, vida y corazón a difundir sus ideas tal como lo hizo el escritor colombiano que se muda a Cuba para dirigir la academia de nuevo periodismo de Santiago de Los Baños.
VÍCTIMAS DE LAS 'PURGAS'
BORÍS PILNIAK
Fue, junto con Bábel, uno de los escritores rusos más populares de su época. Torturado y fusilado en 1938.
ANNA AJMÁTOVA
Reconocida como la gran poeta rusa, su vida estuvo marcada por la tragedia. Vio morir fusilado a su marido y deportado a su hijo.
BORÍS PASTERNAK
El autor de 'Doctor Zhivago', premio Nobel, fue acusado y perseguido por "subjetividad".
ILYA ILF Y YEVGUENI PETROV
Periodistas y escritores, escribieron una de las obras más célebres, 'Las doce sillas'. Una ridiculización de la burguesía.
MIJAÍL BULGÁKOV
Fue perseguido con saña por Stalin y sus obras dejaron de publicarse. El autor de 'El maestro y Margarita' fue silenciado en vida.
VARVARA STEPÁNOVA
Compañera de Ródchenko, fue una de las principales figuras de la vanguardia.
ISAAK BÁBEL
El autor de 'La caballería roja' fue torturado, acusado de espionaje y fusilado.
De ahí que en Venezuela se estén enfrentando dos fuertes bloques, uno que fanatizado e ideologizado por el Plan Maestro considera que el comunismo es un modelo para construir una sociedad mas justa y aquellos que o conocemos el juego del régimen cubano desde niños y estamos conscientes de su maldad o los que naciendo en la Era Chavez se niegan a soltar la teta que los alimenta o se han convertido en figuras del régimen, al que no se atreven a renunciar porque gracias a el se convirtieron en “ricos y famosos”. Por eso vivimos la extrema polarización y una realidad innegable:
LAS DOS VENEZUELAS
Alberto Barrera Tyszka
Semanario ABC Abril 3, 2017
También las relaciones internacionales dependen de la fe.
Una experiencia tan frágil y misteriosa sostiene en buena medida la geopolítica del planeta. Todo parte del mismo principio: confiar en el otro. Aunque sea mínimamente. Creer o suponer que el otro está diciendo la verdad.
Cuando los funcionaros del gobierno de Venezuela declaran en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra, la mayoría de los venezolanos necesitamos una traducción simultánea. No entendemos nada de lo que dicen. Ellos hablan de otro país, de un país que no conocemos, que no existe. Los vemos y escuchamos y solo quisiéramos tener la oportunidad de ponerle subtítulos a sus palabras para que el mundo lea la realidad que no pronuncia nuestro gobierno.
Tarek William Saab, quien ocupa el más alto cargo en la Defensoría del Pueblo, estuvo en la ONU y expresó su voluntad de “ser un actor fundamental para la protección y defensa de los derechos humanos”. Sin embargo, no dijo nada sobre la OLHP: un plan represivo, paradójicamente llamado Operaciones de Liberación Humanista del Pueblo, que permite a los militares y a la policía actuar arbitrariamente, con violencia e impunidad, en los sectores populares. Todas las organizaciones de derechos humanos del país han cuestionado las detenciones arbitrarias, las desapariciones y los homicidios ejecutados por estos comandos armados. Se ha denunciado que se comportan como grupos de exterminio, los oficiales llevan máscaras de calaveras sobre sus rostros y actúan como si tuvieran licencia para matar.
Las alertas en contra de las OLHP son cada vez más numerosas. Hay incluso casos de masacres, desapariciones o asesinatos de grupos, como el ocurrido en la población de Barlovento en el año 2016. El saldo fue de doce jóvenes en fosas comunes. De eso no habló el Defensor del Pueblo en Ginebra. Ese país no existe.
Iris Varela es la ministra para el Servicio Penitenciario. También ella viajó a Ginebra y estuvo en la reunión de la ONU. Ahí habló de cómo el gobierno ha logrado “pacificar” y “dignificar” los centros penitenciarios del país. Las cifras oficiales aseguran que no hay hacinamiento carcelario pero, según la organización Observatorio Venezolano de Prisiones, los datos reales son otros: la cantidad de reclusos casi duplica la capacidad de las instalaciones. De esto no habló la ministra Iris Valera.
Tampoco mencionó que, justo en esos mismos días, las excavaciones realizadas en uno de los principales reclusorios del país seguían tropezándose con restos humanos. En la Penitenciaría General de Venezuela, cerrada hace cinco meses, se ha encontrado una fosa común donde, hasta el momento, han aparecido 14 cuerpos. Aseguran que podrían ser veinte.
Esta prisión venía siendo objeto de diversos cuestionamientos desde hace mucho tiempo. Humberto Prado, director del OVP, afirma que ya en el año 2009 denunciaron casos de desapariciones en dicho centro de reclusión. Según esta organización, “la realidad de las cárceles en nuestro país es que el Estado le ha entregado su control a grupos armados de internos”.
Iris Varela no dijo en Ginebra que, en algunas cárceles del país, controladas por capos que han hecho de la ilegalidad una industria, se puede encontrar una discoteca, una piscina, una agencia bancaria, un zoológico, una pizzería, una pista de motocross… y también, por supuesto, una fosa llena de cadáveres. Ese país tampoco existe para el gobierno.
El embajador venezolano ante la ONU en Ginebra se llama Jorge Valero
Él asegura que todos los cuestionamientos sobre el estado de las libertades en Venezuela forman parte de una “campaña mediática”. Declara que en el país no hay presos políticos sino terroristas encarcelados. Sin embargo, las estadísticas del Foro Penal Venezolano son muy distintas: solo en el año 2016 hubo 2732 arrestos políticos. Aparte de los dirigentes políticos más conocidos, como Leopoldo López, Daniel Ceballos o Yon Goicoechea, existen más de cien detenidos por razones políticas, la mayoría enjuiciados por tribunales militares, de manera anticonstitucional. Algunos tienen incluso órdenes de libertad, expedidas por jueces civiles, que no han sido acatadas por las autoridades. De esto no habla Jorge Valero. Tampoco menciona al diputado Gilber Caro, que fue encarcelado, una violación a su inmunidad parlamentaria, sin la presentación de una acusación formal. O al profesor universitario Santiago Guevara, detenido y acusado de traición a la patria por haber participado en una reunión en una panadería. Valero no dice nada de ese país. No lo nombra. En Ginebra, sin pestañear, afirma que “no es cierto que en Venezuela se restrinjan las libertades, sino más bien se respetan escrupulosamente”. ¿Qué se puede hacer con quien miente sin pudor, con tanta facilidad?
El discurso oficial del gobierno venezolano afirma que no hay crisis sino conspiración, que no hay escasez, que no hay hambre. Asegura que la justicia es transparente, que hay equilibrio de poderes, que las instituciones tienen independencia. La realidad confirma lo contrario. Las cifras no oficiales señalan que no somos un país sino un derrumbe. Las encuestas muestran que los venezolanos queremos un cambio. Pero, mientras tanto, el gobierno sigue hablando en una lengua incomprensible, ejerciendo la violencia. Cada vez más, su idioma más claro es la represión.
Los organismos internacionales y los demás países del mundo, más temprano que tarde, tendrán que decidir con cuál de estos dos países se comprometen. Pueden ser, con su silencio, cómplices de la élite que controla el poder. O pueden ser activamente solidarios con quienes, padecen las consecuencias del poder. Cada vez hay menos matices. O están con la Venezuela pomposa que declara en Ginebra, o con la Venezuela urgente que aparece en los subtítulos. Ante el fracaso del diálogo, se hace indispensable la presión extranjera para buscar una salida democrática, justa y transparente. No se trata de una invasión. Solo es necesario apoyar a la Venezuela que sí quiere contarse a través de los votos, al país que exige que haya elecciones.
VENEZUELA EN DICTADURA
Thays Peñalver | abril 4, 2017 | Web del Frente Patriotico
Lo que vive Venezuela no es algo nuevo. De hecho, es el final consumado de lo que venía sucediendo. Hugo Chávez comenzó siendo un demócrata por conveniencia y terminó siendo un terrible dictador, porque consolidó alrededor de él y únicamente en él todo el poder de una república, en minúsculas.
Era su decisión la que colocaba a los jueces patriotas, especialmente con prontuario criminal: sus favoritos eran quienes habían estado presos por homicidio. Sí, usted leyó bien: jueces con varios homicidios. Si un juez no era patriota, o algo peor se atrevía a contrariarlo por falta de pruebas, ese juez o ese fiscal era destruido en televisión y tenía la cárcel o el exilio como salida. A tal punto que la juez que excarceló a uno de sus adversarios, fue encarcelada y sufrió una terrible violación al mejor estilo de los viejos dictadores africanos. Nada como una advertencia.
Desde su despacho se dictaban sentencias, se sembraban pruebas, se inventaban testigos (todo esto de acuerdo a sus propios magistrados del Tribunal Supremo), esperaba a que sus adversarios estuvieran sentados en un restaurante celebrando el cumpleaños de una esposa y ordenaba su arresto, no sin antes entrar disparando a los restaurantes. Siguiendo sus órdenes, pateaban puertas en la madrugada y enviaba durante meses a muchos a las mazmorras, mientras públicamente saboreaba un “sabroso dulce” hecho por su madre.
Desde el despacho de Chávez se dictaban sentencias, se sembraban pruebas, se inventaban testigos
Hugo Chávez terminó siendo un dictador: tenía el poder militar a sus pies junto al policial y a miles de acólitos armados a los que ordenaba apaciguar voluntades a tiros. Si un martes culpaba a determinado obispo, a las pocas horas una granada de mano caía sobre el tejado de su casa. Si un miércoles culpaba a una emisora de televisión, a las horas decenas de acólitos disparaban rodeando con sus motos la emisora, como si fueran los sioux a caballo, del Fuerte Apache. Si un jueves culpaba a algún empresario, ese hombre sería destruido y su empresa tomada.
Muy probablemente descubramos un día que muchos muertos o que todos los amos del valle –las élites que siempre fueron culpadas de todos los males- que fueron secuestrados misteriosamente o incluso asesinados hayan sufrido eso por alguna orden extraoficial.
Él era el poder judicial con miembros de su propio partido que gritaban “¡Uh, ah, Chávez no se va!”. Era el poder moral relleno de gente de su partido y el poder electoral que gritaba “¡Con Chávez nos resteamos!”. Era lógicamente el poder ejecutivo, incluido el poder ejecutivo regional y municipal a quien nombraba y quitaba a dedo también.
Era el legislativo permanentemente de vacaciones, porque con leyes habilitantes para atender lluvias, dictaba no solo los decretos, sino leyes, leyes orgánicas y códigos de la República.
Chávez era un dictador porque dictaba toda la vida de una republiquita
Por supuesto Chávez era también el controlador de la República, quien nunca descubrió que miembros de su partido se enriquecían con miles de millones de dólares. Era un dictador, porque dictaba toda la vida de una republiquita.
Lo más dramático es que tanto la vida interna como la comunidad internacional le permitían todo eso, porque existía un barril a más de cien dólares y decenas de miles de millones de dólares fueron entregados en contratos. Confirmó que, cuando hay dinero de por medio, no importa qué modelo de gobierno tenga usted.
Pero también Chávez llegó en el momento correcto de la Historia, en una crisis del capitalismo global que llevó a millones a perder sus hogares y así surgieron los mismos comunistas de siempre, disfrazados con propuestas de populistas justicieros. Y el fin de una vieja política a lo largo y ancho del continente americano. Todo eso impidió que Chávez fuera visto políticamente como el dictador que siempre fue.
Con el 80% de la población en contra, se ha acabado el modelo electoral. No habrá más elecciones
Por eso Nicolás Maduro es tan incidental, como las decisiones del Tribunal Supremo. Hugo Chávez siempre dijo que la vía democrática a la revolución terminaría cuando se agotara ese modelo electoral. Agotada la vía, con el 60% de la población en contra, la oposición arrasó con la Asamblea Nacional.
Con el 80% de la población en contra, la oposición tendrá el 100% de las gobernaciones y el 90% de las Alcaldías. Por eso se acabó el modelo electoral. No habrá más elecciones. Y bajo artimañas jurídicas, se consumó el último episodio del golpe de estado final, por los mismos jueces patriotas que Hugo Chávez utilizó en el pasado.
Por eso Nicolás Maduro es tan incidental, como las decisiones del Tribunal Supremo. Porque a los efectos, la nueva sentencia no cambia absolutamente nada de lo que ocurría, pues el golpe ya se había consumado con las 27 sentencias anteriores contra la Asamblea Nacional. No puede legislar porque de las 14 leyes que ha intentado, tres han sido anuladas y 11 decretadas inconstitucionales por el TSJ.
No puede interpelar, ni investigar por decisión judicial. No puede controlar al poder ejecutivo, ni puede contar con presupuesto y pagar a sus propios empleados ni a ellos mismos. De hecho, la Asamblea Nacional ha tenido que sesionar en la calle, porque el gobierno les ha quitado hasta la luz.
Esta última sentencia o es un error catastrófico, o un ardid del propio gobierno para aparentar que no es una dictadura. A estas alturas del juego, ya nadie puede lavarle el rostro a Maduro, ni siquiera ese llamado de anoche a rectificar.
LA FIERA HERIDA
Tulio Álvarez | abril 4, 2017 Web del Frente Patriotico
Escribir este artículo en tiempo real y actual es una tarea titánica. Tan solo por ejemplificar, la cadena madrugadora, anunciando que esa mesa de negociación de las facciones del chavismo que denominaron Consejo de Defensa había resuelto el impasse con la Fiscal General de la República, implicó un cambio de escenario. Porque si fuera cierto que Maduro es el impulsor de las sentencias 155-17 y 156-17 de la Sala Constitucional, anulando el ámbito de atribuciones de la Asamblea Nacional y asumiendo el ejercicio de las mismas, tendríamos que concluir que se produjo un error de cálculo de su equipo y sus asesores cubanos.
La afirmación anterior deriva de la notoria consternación por la reacción inmediata de la comunidad internacional y, en lo interno, a la posibilidad de activación simultánea de los dos únicos escenarios que le quitan el sueño al régimen. Me refiero a la protesta de calle, canalizada por la política e impulsada por la necesidad económica y el hambre, más el recalentamiento de las tribus militares. Está claro que ellos no temen para nada a esos factores disimiles que se hacen llamar oposición y que tienen como única óptica participar en cualquier elección, independientemente de las condiciones. Pero también deben considerar que en las filas de la M.U.D hay veteranos líderes que saben muy bien surfear sobre las olas de la oportunidad; y lo van a hacer.
Pero si no fuera así, y aquí pido un esfuerzo de abstracción, la facción roja que quiere desalojar a Maduro del poder va por buen camino. Bajo la hipótesis de que nos encontremos en los estertores del Segundo Gobierno Rojo, los radicales aunados a las mafias de corrupción y narcotráfico se resisten a entregar el poder y desarrollan lo que personalmente califico como la “defensa de la fiera herida”; un conjunto de acciones dirigidas a sacrificar lo que haya que sacrificar para garantizar la permanencia mediante lo que Armando Durán define como el “Tercer Gobierno del Régimen Chavista” ; o, al menos, un entendimiento con factores económicos y políticos que les permita un cogobierno.
No voy a enfocar este análisis en disquisiciones sobre derecho constitucional, argumentaciones sobre el Golpe de Estado como proceso continuo o la utilización del Tribunal Supremo de Justicia como ariete indispensable en la ejecución del plan autoritario. Todo esto está sobreentendido. Lo absolutamente relevante es determinar quién está detrás de esos dos actos arbitrarios que instauran una tiranía judicial y la ruptura del orden constitucional, en el supuesto de que no fuera el mismo Maduro. La primera consideración que debe hacerse es que la correlación de fuerzas cambió en el seno del T.S.J. y que la línea conductual se modificó. Ahora está a cargo un personaje impuesto para que ejecute sin divagaciones ni medir consecuencias de sus acciones.
Otro aspecto a considerar es que así como la antigua presidenta del T.S.J. perdió la pelea y se tuvo que retirar momentáneamente de las tablas, porque sigue ahí como caimán en boca de caño esperando que el alacrán que la sustituyó asuma su naturaleza, la señora Luisa Ortega estaba técnicamente caída desde el mes de diciembre del año pasado. Solo esperaba la excusa para salir por la puerta delantera y le dieron la oportunidad de oro para hacerlo. Las declaraciones de la Fiscal General de la República, calificando a las referidas sentencias 155-17 y 156-17 de la Sala Constitucional como “un desconocimiento del modelo de Estado establecido en la Constitución y una ruptura del orden constitucional”, sacudieron las bases de cualquier estrategia, independientemente de quien la haya montado; y esto hay que reconocerlo.
Ahora viene la ejecución de las estrategias de todos los actores. Los militares, verdadero partido de gobierno, solo guardan silencio hacia afuera porque, en lo interno, están gritando y blandiendo los sables. Ellos dieron el ultimátum de la forma como saben hacerlo y obligaron a armar el otro teatro del Consejo de Seguridad que resolvió “la controversia de autoridades”, sin que alguno de los contendores estuvieran presentes. Ese cuerpo dio una orden al T.S.J., dejando remarcado el grado de postración y dependencia de los individuos que lo integran, para que fuera cumplida mediante una aclaratoria que trata de borrar un golpe de Estado. En realidad han quedado habilitados para intervenir, dar el suyo, con la seguridad de que serán aplaudidos por la desesperación y sus actos no tendrán consecuencias, en lo inmediato, ante el deseo de la comunidad internacional de solucionar este “impasse” de cualquier forma. Lo único que tienen que hacer es convocar a elecciones al día siguiente de tumbar al Presidente Golpista.
Las mafias de la corrupción y el narcotráfico controlan a cualquiera de las facciones militares que asuma el reto. Tienen el poder económico, son dueños de la mayoría de los medios de comunicación social no oficiales, entre sus filas está la mayoría de los subrogantes civiles y, por si fuera poco, manejan los hilos de los factores cooperantes de la misma oposición. Pero designar al capo di tutti capi o al Osama criollo resultaría una operación altamente riesgosa. Además, la logia militar no va a asumir la responsabilidad para colocar a algún civil que represente el mismo desastre que ha sido Maduro.
La dirigencia opositora sabe perfectamente que no existe posibilidad de dialogo abierto pero si de negociación. Estamos en manos del Presidente de la Asamblea Nacional. En el momento en que la representación de la soberanía popular se siente con Maduro y su equipo, todo se terminaría; la comunidad internacional respiraría aliviada y los militares no tendrían justificación. Pero el nivel de rechazo general llegaría al extremo de la ruptura definitiva de los factores democráticos. A los integrantes de la M.U.D solo les queda plantarse firmes y dignos, declarar la nulidad de las designaciones de los magistrados express, exigir la liberación de los presos políticos, destituir a todos los miembros de la Sala Constitucional y desautorizar uno a uno lo actos írritos que decretó el ejecutivo sin someterlos a su control.
En cuanto a Luisa Ortega, ella debe entender que si antes la querían sacar ahora van por su cabeza. Que no cometa el mismo error de la Asamblea Nacional al dejar actuar a los que luego fueron sus verdugos. Tiene que materializar sus palabras asumiendo las consecuencias. El Ministerio Público debe proceder, como titular de la acción penal, a iniciar los procedimientos que correspondan contra los perpetradores de los delitos cometidos y los actos de transgresión del orden constitucional. Y tiene que activar al Consejo Moral Republicano para que suspenda inmediatamente a los miembros de la Sala Constitucional, al margen dce lo que debe hacer el Parlamento. Lo contrario, su pasividad o complicidad, sería un suicidio.