El Plan Maestro (IV)
CIEN AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA
Marco Tulio Cicerón | abril 9, 2017 / Web del Frente Patriotico
¿ Hay algo que celebrar con el centésimo aniversario de la revolución que llevó a la práctica y en carne viva al comunismo ? yo en particular pienso que no. Todas las revoluciones comienzan con “grandes ideas”, se unen los idealistas, los revolucionarios, las “pasionarias”, todos en aras de cambiar todo y a todos. Como también todas las revoluciones se inician de modo muy parejo, y finalizan en un modo muy triste y sangriento. La revolución francesa, se hizo con los “cuadernos de quejas” que llevaban los “gentiles burgueses ” a la gran asamblea de los Estados Generales. Y de repente se vieron sumergidos en una vorágine de revueltas, de revoltosos, y de un proceso que creían dominar se les escapó de las manos, con todas sus nefastas consecuencias.
El gran Hyppolite Taine, en su erudito libro Los orígenes de la Francia contemporánea, comentando el suicidio de la clase aristocrática, nos dice: “¿ puede admitirse que con tantas intenciones buenas llegara a destruirse todo? tanto el gobierno como la clase elevada, imaginábanse firmemente haber hecho todo lo que podían hacer. El rey advierte que ha reintegrado a los protestantes en el estado civil, suprimido las jornadas manuales de trabajo, establecido la libre circulación de granos, instituido las asambleas provinciales, organizado la marina, socorrido a los americanos, emancipado a sus propios siervos, disminuido los gastos de su casa, empleado a Malesherbes, Turgot y Necker, dejado en libertad a la prensa y escuchado a la opinión pública. Jamás gobierno alguno se ha mostrado tan benigno: el 14 de julio de 1789, no había en la Bastilla más que siete prisioneros, idiota uno de ellos, detenido a petición de la familia otro y cuatro acusados de falsarios. Ningún príncipe ha habido más caritativo ni que más se preocupase de los desgraciados. En 1784, año de inundaciones y de epidemias, distribuye tres millones de socorros. Recurren a él hasta para los accidentes privados; el 8 de junio de 1785, envía doscientos libras a la mujer de un labrador bretón, la cual teniendo ya dos niños, acaba de dar a luz tres en un solo parto”.
Pronto, los franceses que ilusionados habían participado en todas sus jornadas, después de guillotinar al rey y a su esposa,
vieron con horror como Robespierre inauguraba la era del terror, mediante la cual cientos de personas eran juzgadas y condenadas a muerte en juicios sumarios y relámpago. Años después, Napoleón Bonaparte, clausuraría la revolución, inaugurando la era de las guerras europeas y de una nueva monarquía donde él era la cabeza, y sus parientes nuevas cabezas coronadas en Europa.
La revolución rusa, fue el producto también, de una clase aristocrática entretenida, corrompida y abusadora, que hasta asesinó a Rasputin una especie de monje loco visionario que tenía en sus manos a la familia real rusa, porque curaba al zarevitz de su hemofilia. Pero como
Grigori Yefímovich Rasputín (en ruso, Григо́рий Ефи́мович Распу́тин; Pokróvskoye, 10 de enerojul./ 22 de enero de 1869greg. – Petrogrado, 17 de diciembrejul./ 30 de diciembre de 1916greg.)Grigori Yefímovich Rasputín (en ruso, Григо́рий Ефи́мович Распу́тин; Pokróvskoye, 10 de enerojul./ 22 de enero de 1869greg. – Petrogrado, 17 de diciembrejul./ 30 de diciembre de 1916greg.)
Rasputin, no quería que Rusia se metiera en la primera guerra mundial, su muerte despejó la fatal ruta. Luego, la nación ortodoxa, cuya gran masa de pobladores eran campesinos “mujiks” casi no podía enfrentarse al poderoso ejército alemán heredero del prusiano, y comenzó el hambre a reinar en las ciudades. A los alemanes que ya estaban fatigados de l
luchar en dos frentes, se les ocurrió la idea de llevar a Lenin, un revolucionario profesional , y así en un tren sellado viajó desde Ginebra el profesional de la revolución. Luego, encontró en San Petersburgo un ambiente caldeado por la carestía, el hambre, y las deserciones en el ejército ruso, puesto que el nuevo gobierno surgido de la caída del Zar no se apresuraba a decretar las paces con Alemania. De modo, que Lenin cuando se apodera del gobierno lo primero que hace es pactar en Brest-Litosvk, la paz con las potencias centrales Alemania y Austria. De inmediato, surge la contrarrevolución una parte del ejército ruso encabezada por
oficiales zaristas combaten contra el ejército rojo dirigido por Troski otro fanático revolucionario. E inclusive invaden a Rusia tropas de Inglaterra, Francia y de Estados Unidos. Total, estalló una guerra civil horrorosa que ayudó a Lenin a exterminar a sus opositores y a sembrar el terror rojo, al igual que los antiguos jacobinos lo sembraron en Francia.
Sin embargo, el hambre fue tan tremebunda, eso es lo primero que cumplen las revoluciones, que a partir del año 1921, Lenin tuvo que recular parcialmente en materia económica y decretó la NEP, “nueva política económica” que permitió contener la inflación, ¡otra de las promesas de una revolución “ y estimular a los campesinos independientes a llevar alimentos a los mercados. Pero, como siempre pasa en las revoluciones, Lenin enfermó y murió, y su puesto fue ocupado por Stalin, uno de los más grandes dictadores –o mejor dicho el más grande- de todos los tiempos y de todos los lugares. Stalin decretó el fin de la “NEP” y la masacre de los “kulaks” los granjeros enriquecidos en la NEP. En Ucrania el apoderamiento de las cosechas y el ganado creó una de las hambrunas más grandes del mundo. Al punto que desde los países de Europa occidental y EE. UU. los emigrantes ucranianos respondieron enviando cargamentos de comida. La ayuda fue requisada por las autoridades soviéticas. Los gobiernos y la prensa occidental ignoraron durante mucho tiempo los informes sobre las hambrunas que periódicamente se escapaban al control soviético. ¿ No les parece esto, a ustedes estimados lectores, familiar con lo que pasa ahora en Venezuela. ?
Por supuesto, que la revolución mundial no estalló en Alemania, Francia e Inglaterra como esperaba en principio Troski, y luego Stalin. Sin embargo, el cruel dictador metió sus narices en España, y después de saquear las reservas internacionales de la República española y haber ordenado el asesinato de miles de troskistas españoles en Barcelona, terminó de asentar en la propia Rusia su universo de campos de concentración. Sin embargo, algo le enseñó España, que los nazis alemanes eran más poderosos que los comunistas rusos, y así se apresuró a firmar un tratado de no agresión mediante el cual se repartieron Polonia. Muy poco tiempo después, Hitler se cansó de ser el “cabrón” de Stalin y lo atacó un día caldeado de junio de 1941, llevando la guerra al corazón de la URSS. Así tuvo que salir Stalin a rogarle a Churchill y al despreciable Roosevelt la creación de un segundo frente, porque la mortandad era gigantesca. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Stalin recogió lo suyo y se bajó una cortina de hierro en Europa oriental, con la instalación de regímenes comunistas en toda esa región de Europa.
Stalin así, superaba a Gengis Khan, dominando a toda la URSS, Europa oriental y con la revolución china en 1949, su poder alcanzaba hasta el Asia. E incluso tenía más de ciento y pico de partidos comunistas por todo el mundo que le obedecían ciegamente. Su poder sencillamente era espectacular. Cuando a Stalin le molestaba alguien no importa en que parte del punto estuviera simplemente lo eliminaba. León Troski se había ido para México, como refugiado y allí lo alcanzó el pico asesino del gran dictador.
Pero todo en la vida tiene su final. La URSS se acabó después de que no pudo soportar la competencia económica y armamentista con Estados Unidos. Al desaparecido presidente de Estados Unidos Ronald Reagan le debemos este éxito, así como también al gran Papa Juan Pablo II, un polaco que vivió los regímenes nazi y comunistas y supo hacer brillar su fe católica sin hacerle concesiones graciosas al totalitarismo comunista.
Hoy por hoy, los comunistas siguen pero se esconden con nuevos nombres, PODEMOS, el PSUV en Venezuela, etc. Y en Cuba y Corea del Norte persiste con sus viejos nombres sin ningún tapujo.
Debemos continuar la lucha contra el comunismo llámese como se quiera llamar, el perro bravo siempre muerde aunque le acariciemos.