"El hombre nace libre y en todas partes está encadenado…”
Miguel Ríos Campaña (Granada, 7 de junio de 1944), conocido simplemente como Miguel Ríos, es un cantante y compositor retirado de rock español, uno de los pioneros de este género en su país.
En activo desde los años 1960, cuando fue conocido como Mike Ríos, el Rey del Twist, alcanzó su mayor éxito en 1970, cuando el "Himno a la alegría" vendió millones de discos en todo el mundo. Su álbum más vendido ha sido Rock and Ríos, un doble directo editado en 1982. Cinco años más tarde presentó en Televisión Española el programa ¡Qué noche la de aquel año!, un repaso por la historia de la música rock en castellano. Desde entonces ha colaborado con infinidad de artistas de España y Latinoamérica y ha participado en diversas giras con algunos de ellos, como Sabina, Víctor Manuel, Ana Belén o Serrat. A lo largo de estos años su estilo ha variado desde el rock and roll más primigenio al sinfónico o, en los últimos años, el jazz con big band o el blues.
Lo que canta Miguel Rios es parte de la Sinfonía núm. 9 en Dm, Op. 125 La Sinfonía n.º 9 Op. 125 (a veces conocido simplemente como "la Coral"), es la última sinfonía completa del compositor alemán Ludwig van Beethoven. Terminado en 1824, la sinfonía es una de las obras más conocidas del repertorio occidental. Casi universalmente considerado como uno de las mejores obras de Beethoven, que fue uno de los primeros ejemplos de un compositor usando voces en una sinfonía. Las palabras, cantadas durante el movimiento final de solistas vocales y un coro, se tomaron de la Oda a la Alegría de Friedrich Schiller, con las adiciones hechas por el compositor. Se erige como una de las sinfonías más jugados en el mundo. En 2002, partitura autógrafa de Beethoven, que se celebró por la Biblioteca del Estado de Berlín, esta en la Lista del Patrimonio Mundial de las Naciones Unidas, convirtiéndose en la primera banda sonora en recibir este honor. .
La meritocracia y Rousseau
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Karin van Groningen
La frase inicial alude a las palabras usadas por Jean-Jacques Rousseau (1) en -El Contrato Social- (2) , uno de los libros que cambiaron la historia de la humanidad. El pensamiento de este filósofo influyó sobre los movimientos revolucionarios ocurridos desde finales del siglo XVIII hasta prácticamente nuestros días: la Revolución francesa, las revoluciones por la independencia de las colonias españolas ocurridas durante el siglo XIX, y, en la medida en que influyó sobre el pensamiento de Karl Marx, la revolución comunista ocurrida en Rusia durante el siglo XX, además de los múltiples movimientos mundiales de la izquierda revolucionaria.
La libertad, la igualdad y la fraternidad, son los valores perseguidos por los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII, que han sido plasmados en todas las constituciones de Occidente, como la base mínima para asegurar la convivencia social. Esos valores nacidos del pensamiento de Rousseau, han inspirado también a pintores, músicos y poetas románticos que han quedado por siempre grabados en la memoria de la humanidad. Genios como Francisco de Goya, Johann Wolfgang von Goethe o Ludwig van Beethoven, cuya Novena sinfonía o Himno de la alegría y canto a la hermandad, ha sido elegida como portadora del “mensaje de la Tierra al más allá” .
En el siglo XXI esos valores han sido olvidados por los llamados países del primer mundo, según se ha sostenido. Olvido atribuible a sus grandes empresas capitalistas privadas, pero también a sus organizaciones públicas, orientadas ambas, a la excelencia e integradas por un grupo de individuos que sobresalen entre los demás por sus muy elevados méritos. La meritocracia, como es llamado este fenómeno, persigue la eficiencia en el logro de los objetivos, mediante el uso de tecnologías altamente productivas. Su existencia se funda en la captación de los mejores “cerebros”. Los exámenes para el ingreso, el ascenso o la degradación jerárquica de personal, su capacitación y entrenamiento, la reubicación de funcionarios de un departamento a otro, el aumento o degradación en ingresos e incluso su retiro, han sido también herramientas útiles para su creación y fortalecimiento. En este momento preguntamos: ¿vulnera la meritocracia el derecho a la igualdad de todos frente al Estado y frente a su sociedad? Todo lo contrario. Es su garantía –nos responde Rousseau- en la entrevista imaginaria que hemos procedido a realizarle ¿En mi visión –continuó hablando Rousseau- la desigualdad apareció cuando los hombres se asociaron con otros hombres. Antes de ello eran solitarios, felices y libres, esos hombres de los primeros tiempos. Después de ello, se convirtieron en seres corruptos movidos por sus intereses personales. La desigualdad –nos dice- es producto de un largo proceso por el cual, los hombres abandonaron su estado natural de inocencia y se transformaron en seres orgullosos, donde cada persona desea ser mejor que las demás. La propiedad privada que luego sobrevino, terminó de agravar el conflicto de intereses entre los hombres y la desigualdad social y fue en ese momento en que se necesitó de una ley para establecer un equilibrio entre la igualdad que la naturaleza estableció entre los hombres y la desigualdad que han instituido entre ellos mismos [nótese que Rousseau no vivirá para ver la connotación negativa que su visión de la propiedad privada producirá sobre Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin]… ¡La sujeción voluntaria a una ley es un ejercicio de libertad! -dijo con fuerza-. El individuo puede someterse voluntariamente a una ley y también lo puede hacer un colectivo -agregó- ¿Es lo que usted llamó, la voluntad general que puede estar representada en un contrato social? Exacto –respondió-. La gente se somete voluntariamente a unas leyes y a un Estado gestionado por las mejores mentes, aquellas capaces de establecer un equilibrio entre los intereses contrapuestos de los hombres “obligándolos” a ser iguales. Las mejores personas elegidas entre los ciudadanos, deben ser colocadas en las más altas posiciones de autoridad -nos continuó diciendo Rousseau en esta entrevista imaginaria- recordando que Platón siempre creyó que una sociedad justa era aquella en la que cada uno estaba en su justo lugar. Lo contrario supondría una equivocación del colectivo que daría origen a regímenes despóticos que agravarían los conflictos entre los hombres. Para finalizar la imaginaria entrevista, Rousseau señaló: los principios de la meritocracia utilizados en las empresas privadas y en el aparato público en los países del primer mundo para asegurar el éxito en su gestión y una sociedad más igualitaria, se encuentran en consecuencia, en clara sintonía con mi pensamiento, con los principios y valores que dieron origen al grito de “Libertad, igualdad y fraternidad” y con el sistema de libertades individuales que sobrevino. De inmediato nos asaltó otra incógnita que no dudamos en planteársela: ¿Por qué en los países del primer mundo usan el criterio del mérito y la excelencia para la gestión de sus empresas privadas y públicas y no lo usan para la selección de los candidatos a ocupar el puesto más elevado, aquel ubicado en la cúspide organizacional, me refiero al cargo de presidente de la república o el del primer ministro? De hecho sí lo usan –respondió rápidamente- basta ver los casos de Theresa May, Primer Ministro de la Gran Bretaña graduada en la Universidad de Oxford e hija de un clérigo de la iglesia anglicana, o de la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, doctora en física de la Universidad de Leipzig e hija de un pastor luterano, y sus logros muy concretos. Me refiero a que no existe una exigencia formal que obligue al uso del mérito para la selección de los candidatos a ocupar esos elevadísimos cargos determinantes en la conducción de una sociedad -agregué-. Esa ha sido la libre decisión del colectivo- concluyó ya levantándose de la silla con una gran sonrisa en señal de despedida ¿Y en los países en los que libremente se han escogido los peores? Insistí tercamente. Ya no me oyó.
(1] Filósofo, escritor, teórico político y compositor musical nacido en Suiza en 1712. Sus obras más conocidas son: el Discurso sobre el origen de la desigualdad (1755) y el Contrato Social (1762).
(2] Ver: Rousseau, Jean-Jacques: El Contrato social. Traducido por Fernando de los Ríos.
http://switch2011.upa.edu.mx/biblioteca/Quincenas%20Literarias%20(DIGITALES)/Rousseau,%20J.%20J._El%20contrato%20social.pdf
[1] Llevado por las naves Voyager 1 y 2 enviadas por la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) para explorar el sistema solar. Llevan una “cápsula de tiempo”: un disco recubierto en oro que contiene un archivo de grabaciones de
la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra para ser conocido dentro de millones de años por los extraterrestres que lo encuentren. Ver: BBC mundo. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/09/120907_ciencia_voyager_disco_oro_wbm.shtml