¡Monseñor Salvador Montes de Oca, ayudanos!!!
- Josefina Weidner
- 5 may 2017
- 37 Min. de lectura
Así comenzó el Plan Zamora en Valencia
5 Mayo, 2017
Más de 70 vándalos y saqueadores mayormente provenientes de los círculos del terror dependientes del Gobierno Nacional fueron detenidos en la entidad Carabobeña en el marco de la activación del Plan Zamora antiguamente conocido como el Plan Avila con el propósito de disminuir el cierre de vías y los actos de pillaje en establecimientos comerciales, contra inocentes ciudadanos, atacados por individuos con armamento que solo la FANB puede tener, tanto ha sido el ataque de estos “circulos rojos del terror”, cuya crueldad en donde han actuado hacen pensar en la presencia de mercenarios de las FARC, de la milicia cubana y el hampa común, por su violencia y ciego adoctrinamiento, que los convierte en “fanáticos aptos y entrenados para matar”, como no han demostrado nunca los venezolanos.
Funcionarios de la Guardia Nacional, PoliCarabobo y demás cuerpos de policía municipal y los supuestos mercenarios en sus filas, activaron el dispositivo en la ciudad de Valencia, ciudad que como siempre a lo largo de su historia, ha sido eje energético y activo de la resistencia contra dictaduras y gobiernos totalitarios, como el actual, hasta Jose Tomas Boves en 1814 tuvo que ceder ante los sitiados valencianos, con Rafael Urdaneta al mando, para que depusieran sus armas, aunque posteriormente los mataria en el famoso baile en lo que fue años después el establecimeinto llamado “El Pabellon Rojo”, Av. Constitucion c/c Paez, lo que implica una traición como la que actualmente realizan las máximas autoridades del gobierno regional, pilares del gobierno nacional y miembros importantes del PSUV que nos gobierna a nivel nacional, para hacer creer que es la oposición la que esta haciendo eso actos, cuando es todo lo contrario por la calidad de transporte, impunidad ante la no intervención de la GNB y armamento que portan estas “maquinas humanas entrenadas para matar, o sea los marines gringos en su version comunista en Venezuela.

Una vez más, la actuación policial y de grupos de civiles armados intervino en la protesta, y en esta oportunidad degeneró en una oleada de saqueos que afectó a cuatro municipios del estado, con el resultado de un fallecido de 19 años en el Municipio San Diego.. Hasta pasadas las 3:00 am de este miércoles se reportaron incidentes violentos.
El primer evento irregular se registró en el municipio Naguanagua donde los manifestantes encapuchados habían dispuesto unas barricadas para trancar las calles. A la ya regular represión con bombas lacrimógenas por parte de la Policía de Carabobo se le sumó la presencia de otros encapuchados, que fueron identificados como “colectivos“, según los testigos.
A la 1:00 pm, el enfrentamiento entre ambos bandos terminó en ataques contra algunos comercios de la avenida Bolívar. Según testimonios de periodistas que se encontraban en el sitio, manifestantes opositores les arrebataban los bienes saqueados a los violentos para regresarlos a los comercios.
Fueron dos horas de resistencia a los saqueadores, que finalmente no pudieron contener. Hombres armados llegaron al sitio, replegaron a los manifestantes y se apoderaron de la avenida Universidad. “Eran aproximadamente 200 personas robando y 70 motorizados con sus parrilleros. La policía los dispersó y se fueron por Tarapio, saquearon los locales grandes de esa zona: locales de venta de repuestos, celulares, neveras, cocinas, las casas de los chinos”, dice una habitante del municipio.
Monseñor Salvador Montes de Oca estos jovenes que han matado vilmente los esbirros de un regimen tan cruel y amoral, maligno y diabolico como el que te quito tu vida, se vuelve a repetir en la historia del Estado Carabobo y su capital Valencia. ¡AUXILIANOS!!!
Por aire y tierra, con tanquetas y helicópteros, los funcionarios neutralizaron a los antisociales, desplegados por ellos mismos, pues al oir sus gritos y ordenes es una realidad inocultable que estan mezclados con el hambriento y sufrido pueblo carabobeño, al que ya nada le queda sino el desabastecimiento y la hambruna, pues la consigna era “dejar sin comida ni enseres al Norte de Valencia” al mejor estilo de Ezequiel Zamora y su consigna contra “todo el que supiera leer y escribir”, pues el Norte se supone es territorio de “gente rica”, aunque esto rebaso la realidad y han sido atacadas todas las zonas del Estado Carabobo, aun las mas pobres, por lo que se ha mezclado pueblo y miembros de los círculos rojos en los saqueos y vandalismo, repito, Carabobo siempre ha sido eje de libertad desde 1811, pues en su territorio se libraron batallas, como la de Carabobo el 24 de junio de 1821, y congresos (1811, 1830), en busca de la libertad de Venezuela y su autonomía. No olvidar que Valencia ha sido Capital de Venezuela en 3 oportunidades claves en la historia patria: 1812; 1830 y 1858, y todos los partidos y personajes que han aspirado al poder, incluido Hugo Chavez y su MBR 200, han comenzado o cerrado sus reuniones de planificación y acción, campañas y proyectos para conquistar el poder nacional en Valencia. Las autoridades del PSUV (partido de Gobierno) de la región, como es todo el tren de la Gobernacion del Estado, en especial el Gobernador del estado, ficha clave del poder partidista de la revolución chavista/madurista/castrista y la mayoría de las Alcaldias de Carabobo, de forma terriblemente hipócrita y cinica anunciaron que los detenidos serán puestos a las órdenes de los tribunales militares… ¿QUIENES??? Seran los pendejos porque a sus milicianos cubanos y extranjeros que junto a imberbes venezolanos enajenados vestidos de verde conforman la línea de ataque y de saqueos que solo Carabobo y Tachira han experimentado de forma tan cruel y sangrienta, no los tocaran “ni con el pétalo de una rosa”
El objetivo del plan, según los asesinos gobernantes que creen engañan al pueblo con sus declaraciones falsas “es devolver la paz y el sosiego a las comunidades azotadas en los últimos días. Las autoridades incautaron cauchos y motos.” NO SOLO ESO HAN ROBADO Y SAQUEADO CUANTO NEGOCIO HAN ENCONTRADO A SU PASO, COMO LAS HUESTAS DE BOVES Y ZAMORA, esta vez atacando a la mayoría de mercados de chinos, es notorio que ni árabes ni judíos han sido saqueados, como muy bien podrá leerse en la Carta que escribió en el 2005 Fidel Castro a Hugo Chavez, imponiéndole el PLAN DE ACCION que Nicolas Maduro, colombiano surgido de las filas de las escuelas ideológicas de Cuba y Tarek El Aissami del fundamentalismo árabe han llevado a su máximoa expresión, lanzando a la calle para que sean azotadas los incautos y miserables pobladores por gentes de un gobierno entrenado en las filas del terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones que convergen en Venezuela mezclados con los alienados por la ideología comunista del mundo, en especial la cubana. Para muestra un botón, si Nicolas Maduro fuera amante del pueblo no bailaría burlándose, como lo hizo, la tradicional Cruz de Mayo, se olvida Maduro en su ideología atea, que Dios existe y a fuerza de la tradición representada en la tradición del inconsciente colectivo de un pueblo, es la VOZ DE DIOS, y este ejerce, como hizo con Hugo Chavez, su Justicia Divina, cuando y como nadie se lo espera
Ya que la situación en el Estado Carabobo es esta, nada mejor que elevar una plegaria a Monseñor Salvador Montes de Oca, en vías de canonizacion, Segundo Obispo de Valencia, figura que si sabe de traiciones y acciones del poder dictatorial civil y la connivencia de la propia institución eclesiástica romana, cuando se proponen actuar apoyando la oscuridad y la maldad en nombre de mantener el poder a como de lugar. ¡Monseñor Salvador Montes de Oca, intercede ante Dios por este pueblo que tanto quisiste y defendiste, en esta nueva hora de escarnio y crueldad, maldad y alevosía, como se hizo contigo. Protegenos!!!
Monseñor Reinaldo del Prette Lissot es un obispo venezolano, nacido en Valencia (Venezuela). Actualmente es el Arzobispo de su ciudad natal.
Como devota admiradora de Monseñor Salvador Montes de Oca, creo oportuno señalar algo que creo un error, que aparece en la pag.34 del libro escrito por el Cardenal Baltasar Porras, titulado “Camino a los altares, breve biografia de Mons. Salvador Montes de Oca”, publicado por la Arquidiocesis de Merida y la Fundacion “Monseñor Salvador Montes de Oca” con motivo de reeditar lo escrito sobre el Obispo Martir, II Obispo de Valencia (Edo. Carabobo), en vías de su esperada y merecida canonización.
Fui muy amiga de la honorable dama, Doña Carmen Teresa Figueredo de Araujo, y ella me conto, dada mi admiración por Monseñor Montes de Oca, uno de los más graves problemas que enfrentó el Obispo y que fue una de las mas significativas causas de su expulsión de la ciudad valenciana que le fue tan ingrata al ilustre Prelado, y que la señora Carmen Teresa narra como testigo de excepcion con su lenguaje tan sencillo, en su libro “RECUERDOS”, Edicion privada de 1000 ejemplares por Polster Publicidad, Foto reproducción Raul Clemente Editores, Impreso en Venezuela por Cromotip 1993, (170) pags. hecho que aparece registrado en las pags. 66-67-68-69 y 70 y que sucedió con una honorable dama, “para esa época una de las muchachas mas lindas” llamada Maria Orozia Viso “una morena con ojos bellísimos, pelo negro…” quien después de haber sufrido un hondo agravio por su novio oficial que se caso con otra, decidió aceptar por esposo al Gobernador de Valencia: Hugo Fonseca “un hombre ya maduro, buen mozo, que vestia impecablemente y olia siempre a perfume, usaba un gran brillante en el dedo y era sumamente agradable” quien “no dejaba de seguirle los pasos”. “Aquello en aquel tiempo fue algo insólito”; Maria Orozia al corroborar en casa de los Figueredo la triste realidad del matrimonio de su novio con otra dama valenciana, solicito prestado a Doña Colombia de Figueredo el teléfono, para llamar a Hugo Fonseca, quien al poco tiempo se apareció “con una cesta de “Marciano”, (una tienda de “delicatesses” de la época) que era famosa aquí, llena de todo, de champaña, vinos, dulces, chocolates, manzanas, uvas, todo un derroche. A mi (Doña Carmen Teresa Figueredo) me parecía una maravillosa realidad, era como un mago. Desde ese dia empezaron los amores de Maria Orozia y Hugo. El era divorciado y la gente estaba horrorizada, pues en esa época era como un pase directo al infierno. Don Augusto Viso, el papa de Maria Orozia, no quería por nada esos amores, misia Concha, su mama, sufria mucho con todo esto. Don Augusto dijo que Hugo no entraría a su casa jamas como novio de su hija, pero como ella estaba decidida a casarse con el, entonces el dijo que iria el dia de su matrimonio y punto. Misia Concha le suplico a mama que si Hugo iba a casa y se encontraba con Maria Orozia lo aceptara. Por supuesto, eso y mucho mas hubiera hecho mama en vista de todo lo que los Viso habían hecho por nosotros durante el tiempo de la prisión de mi papa”…(Ibid pp 66-67)

Continuando con Hugo Fonseca el siempre iba a casa encontrarse con Maria Orozia y allí planearon su boda. A causa de esto, mama se echo el mundo encima. Mama era la presidenta de las “Damas Catolicas” y un dia cuando llego a la reunión, no la dejaron entrar, luego le dijeron que se habían reunido de urgencia y decidieron no solo quitarle el cargo de presidenta sino expulsarla de la sociedad. Eso fue horrible para mama, la llamaron “alcahueta” y muchas cosas mas. Esas mismas “Matronas” al pasar el tiempo tuvieron que aguantar que sus hijas se casaran con divorciados. Asi es la vida. ¡Un boomerang!. Monseñor Montes de Oca trato de influir para que no se casara Maria Orozia con Hugo. Desde días antes estaba hablando en la catedral sobre las que se desposaban con divorciados, que eran excomulgados, que no eran recibidos por la Iglesia, que vivian en concubinato y que no deberían ser tratados por las personas católicas.”( Ibid pag.69)
“El dia de la boda, se distribuyeron hojitas en las iglesias, diciendo mas o menos todo lo anterior. Hubo intentos de boicotear el acto del matrimonio.” (Ibid pag.69)
“A papa y a mama le enviaron un sobre con una carta de esas, mama lloro y se mortifico aun mas, cuando supo que Don Augusto y Misia Concha habían recibido también un sobre con una nota anexa terrible. Nunca se supo quien la envio” (Ibid pag. 69)
“Como el General Gomez vivía en concubinato, asimismo otros mas, parece que la actitud del Obispo disgusto a mucha gente y le llamaron y recomendaron que se fuera un tiempo a Italia, mientras se aplacaban las cosas aquí” (Ibid pag.70)
Esto que escribo juro que fue cierto. No juzgo a nadie, eso lo dejo a Dios, pero como he oído tantas cosas sobre el tema, quise aclararlo y eliminar unas cuantas versiones que circularon” (Ibid pag.70)

Fiel a mi amistad con Doña Carmen Teresa y a mi devoción por Monseñor Montes de Oca, a quienes Dios tiene en su Gloria, publico estos párrafos del libro “RECUERDOS”, para que se sepa la historia como es, y para que si es posible su Excelencia el Cardenal Baltasar Porras corrija que el nombre del Gobernador de Valencia que el cita en su opúsculo en la pag.34, Santos Matute Gomez, no es el protagonista de ese hecho capital en la vida de Monseñor Montes de Oca, sino Don Hugo Fonseca.
Muchas gracias.

La Orden de los Cartujos (en francés Ordre des Chartreux y en latín Ordo Cartusiensis, abreviado «OCart») es una orden contemplativa de la Iglesia católica, fundada por San Bruno en el año 1084. Su lema es en palabras latinas Stat Crux dum volvitur orbis (La Cruz estable mientras el mundo da vueltas, o, Cruz constante mientras el mundo cambia).
Los cartujos son la orden que profesa más austeridad en la práctica y a lo largo de su existencia han permanecido en pobreza sin caer en lujos. Los monasterios de los cartujos son llamados cartujas y allí buscan estos monjes una vida de contemplación y oración. La regla o regula de los cartujos recibe el nombre de Statutos y difiere de la regla de San Benito practicada por las otras órdenes monacales.
El fin de un cartujo es la contemplación en una vida monástica de oración pura y continua. La primera característica de un monje cartujo es la búsqueda de Dios en la soledad. La soledad del cartujo es encontrada en tres niveles:
1. La separación del mundo
2. La guarda de la celda
3. La soledad interior, o la soledad del corazón
Los monjes cartujos guardan los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, pero además guardan dos votos extras, que son el de estabilidad en el monasterio y el voto de conversión de costumbres, en el cual se busca un crecimiento de entrega hacia el Señor.
Hay dos clases de monjes: los padres cartujos, que reciben la ordenación sacerdotal, y los hermanos cartujos, que no la reciben. Dentro de los hermanos, pueden ser hermanos conversos, que hacen la profesión de votos, igual que los padres, y los hermanos donados, que no hacen votos solemnes de por vida.
Dentro de la cartuja puede haber, aunque es poco frecuente, el estatus de familiar, personas que llevan vida semi-monástica, y ejercen funciones similares a las de criados.

Canonizarán a monseñor Montes de Oca
30 noviembre 2016
Notitarde.- La Iglesia católica valenciana está fiesta, pues se han dado los primeros pasos para el proceso de beatificación del II Obispo de la ciudad, Monseñor Salvador Montes de Oca, así lo dio a conocer Monseñor Reinaldo Del Prette, arzobispo de Valencia.
Una comisión encabezada por monseñor Del Prette, integrada por monseñor Luis Armando Tineo, obispo de Carora; Marielena Mestas, historiadora y profesora de la Universidad Católica Andrés Bello, y Reyna Lara de Montes de Oca, presidenta de la Fundación Monseñor Salvador Montes de Oca fue recibida por el secretario de la congregación para las causas de los Santos, monseñor Marcello Bartolucci, quien recibió los primeros documentos.
“Con esa receptividad que nos mostró hemos arrancado en el proceso de la búsqueda de la canonización de nuestro amado segundo obispo de Valencia”, relató monseñor Reinaldo Del Prette en una nota de voz enviada desde Roma.
“Estoy contento por la receptividad”, puntualizó el arzobispo de Valencia. “Todos a rezar para que esa canonización sea en poco tiempo”, añadió.
El prelado informó al pueblo de Carora y a todo el país, que ya se encuentran en la primera etapa, e iniciaron el proceso de beatificación con la introducción al petitorio en la ciudad de Roma, ante la Santa Sede, corresponde ahora esperar el Nihil Obstat de la congregación para las causas de los Santos con el objeto de proseguir con el estudio de la historia y la teología de monseñor Montes De Oca.

Quien fue Monseñor Salvador Montes de Oca
Monseñor Montes de Oca, Salvador Montes de Oca, nació en la ciudad levítica de Carora, el 21 de octubre del 1895, fue el segundo obispo de Valencia, y por su testimonio de vida cristiana es considerado un “insigne mártir de la libertad y la caridad”.
El 06 de septiembre se cumplieron 72 años (1944) de haber sido fusilado junto a once monjes, por soldados nazis alemanes que asaltaron un convento de la Orden de los Cartujos, en la región de Toscana, Italia, por dar refugio a perseguidos políticos. Sus restos fueron arrojados en una fosa común, donde fueron recuperados en 1947 y trasladados a Venezuela y enterrados bajo el presbiterio de la Catedral de Valencia, capital carabobeña de la cual fue obispo entre 1927 y 1934


Monseñor Del Prette, durante su mensaje al momento de notificar el inicio del proceso de beatificación, señaló que para los valencianos siempre ha existido un sentido de fe y que sin duda alguna están ante la presencia de un Santo, por lo que afirmó que es el momento de que se haga el estudio de la vida de Salvador Montes de Oca para que sea llevado a los altares de Venezuela y el mundo entero.
En este informe presentado ante la causa, los miembros antes mencionados relatan principalmente la vida de Montes de Oca. “En los textos introducidos hablan de toda su obra mediante testimonios de algunos testigos con más de 90 años que lo conocieron en persona y son testigos fieles de que monseñor Salvador Montes de Oca es un Santo”.
Detalló monseñor Del Prette que entre los requisitos para su beatificación era poder tener la afirmación del obispado de la ciudad de Lucca en Italia, lugar donde fue fusilado este mártir caroreño.
Consideró que esta causa histórica se encuentra muy adelantada con todos estos pasos iniciados. “Estamos ante una causa histórica y ya nos fue aprobada la primera etapa de este mártir. Ahora esperamos el decreto por parte de la ciudad de Roma para abrir formalmente el proceso con las comisiones que considere el Vaticano”.
Según reseña El Impulso, una vez que la congregación para las causas de los Santos inicie formalmente la causa, ya a monseñor Salvador Montes de Oca, la Iglesia lo puede considerar venerable y siervo de Dios, hecho que para los caroreños y valencianos sería un gran mérito y los impulsaría a seguir trabajando hasta poder hacerlo Santo.
Por otra parte, Del Prette afirmó que luego que comiencen los estudios en Roma el siguiente paso sería declararlo venerable, luego de haber estudiado su vida basada en las virtudes humanas y cristianas en grado heroico.
El arzobispo de Valencia explicó que una vez que sea declarado venerable se debe difundir por toda Venezuela su vida y obra para que el mártir pueda realizar un milagro bajo la intercesión de Dios y este sea aprobado por la Santa Sede para declararlo Beato.
Posterior a ello se necesitaría un segundo milagro para que la Iglesia Universal lo considere Santo y sea canonizado.
Ante la pregunta si el proceso sería largo, el prelado detalló que por tratarse de un mártir y una causa histórica, el proceso de beatificación es mucho más rápido y fácil que las beatificaciones ordinarias.
Consideró este sea un proceso corto ya que cuentan con diversos estudios, análisis y relatos que aportarían significativamente hechos considerables ante la congregación para la causas de los santos y finalmente monseñor Salvador Montes de Oca sea venerable.
Con información de El Impulso y CEV

Lectura Tangente
Notitarde 10/08/2013
¿Algún mártir venezolano?
Isabel Vidal de Tenreiro
Sí, uno. Ya se ha iniciado el proceso de canonización de Monseñor Salvador Montes de Oca, quien fue nombrado Obispo de Valencia en 1927, pero dos años después debió abandonar el país por problemas con el Gobierno del dictador Juan Vicente Gómez. En su tiempo, Montes de Oca tenía levantada a Valencia, porque desafiaba la tiranía desde el púlpito, en la prensa y por la radio, donde rogaba a todo pulmón por la libertad de los presos políticos. También los visitaba regularmente en el Castillo Libertador de Puerto Cabello. Se hizo famoso por sus rogativas en plena calle. Un enemigo así, pesaba mucho a la tiranía. Por eso lo desterró, para después permitirle regresar. Pero terminó el Obispo renunciando a la sede episcopal e ingresando a la orden de los Cartujos en Italia, donde fue fusilado, por soldados nazis, durante la II Guerra Mundial. Los mártires de este monasterio es otro de los tantos casos de católicos víctimas del nazismo. Fue perseguido en su patria Venezuela por un dictador, pero fue martirizado en Italia por los nazis. Salvador Montes de Oca nació en Carora, Estado Lara, el 21 de octubre de 1895 y falleció el 10 de septiembre de 1944, fusilado por tropas nazis en Italia. ¿Por qué fue enviado al exilio Monseñor Montes de Oca? Fueron sus enfrentamientos con la tiranía y sus posturas sobre el adulterio y el matrimonio de divorciados las causas de su exilio. Salvador Montes de Oca fue ordenado como el segundo Obispo de Valencia, Estado Carabobo, a los 32 años y sirvió como tal entre 1927 y 1934. Desde su elevación a Obispo, Salvador Montes de Oca tuvo varios choques con la dictadura de Juan Vicente Gómez. Monseñor Montes de Oca retó al Gobierno local tras la muerte de un señor Mariño, que era enemigo del régimen. Las autoridades informaron que Mariño había muerto suicidado colgándose de las trenzas de sus zapatos, pero cuando se entregó el cadáver a la familia, una de las hermanas de Mariño abrió la urna y notó que le salía sangre del pecho y al abrir la camisa, vio huellas de las torturas que había sufrido. Monseñor Montes de Oca ordenó los preparativos para enterrarlo y al saberlo el Gobierno, le comunicaron que por tratarse de un suicida la Iglesia no podía rendirle entierro cristiano. Montes de Oca los ignoró, y al día siguiente ofició el funeral de Mariño, lo cual representaba un desafío abierto al régimen, ya que implicaba que el difunto no se había suicidado, sino que había sido asesinado.

Pero fue en 1929 cuando su actitud frente al Gobierno lo llevaría al exilio. Según el Cardenal José Humberto Quintero en su obra “Para la Historia”, éste se reunió con Montes de Oca en enero de 1930 en Puerto España, Trinidad, quien le explicó las razones de su exilio: Una dama esposa de un político le confió que su esposo la había vendido como objeto de lujuria a un funcionario del Gobierno. El Obispo tuvo que aconsejar a la señora y hasta concederle asilo provisional. El esposo de la dama, quien quedó burlado y desenmascarado, quiso vengarse del Obispo Montes de Oca. Como tenía mucha influencia en el Gobierno, maquinó su venganza, basándose en una Instrucción sobre Matrimonios que había publicado el Obispo. Sucedió por esos días el caso de una dama que en 1929 había aceptado casarse con el Gobernador de Valencia. Como el Gobernador era divorciado, el padre de la novia rogó al Obispo que intercediera ante la muchacha para que rechazara al pretendiente, pero la muchacha lo ignoró y procedió al matrimonio. Debido a esto, Montes de Oca escribió una carta en su periódico episcopal en la cual condenaba el matrimonio con divorciados, aprovechando para apuntar al general Gómez y a los varios de los integrantes de su gabinete que mantenían queridas. Y para llevarlo a una audiencia más amplia, decidió llevar personalmente su escrito al Diario La Religión en Caracas. Regresando de este viaje, Montes de Oca fue detenido en la carretera de Los Teques y embarcado inmediatamente en un vapor que salía hacia Trinidad. Dos días después de su expulsión, desde Puerto España, Trinidad, Monseñor Montes de Oca escribió al Nuncio Apostólico en Venezuela: “En el arreglo de mis asuntos deben hacer constar al Gobierno que yo seré el mismo de siempre; que si mil veces se presentan las circunstancias que motivaron mi Instrucción, mil veces diré lo mismo. [---] El alboroto que han formado con mi sencilla Instrucción confirma lo que yo he dicho tantas veces: Es necesario hablar claro en Venezuela sobre ciertos asuntos”. El asunto, nada más y nada menos, era la defensa que había llevado adelante sobre la validez del matrimonio cristiano frente al matrimonio civil y al divorcio. Elemental para un sacerdote católico. Se molestó el Gobernador, quien tenía razones para sentirse aludido. Para el Obispo era su deber y no estaba dispuesto a claudicar. Por hablar claro lo sacaron de su país, lo llenaron de injurias, fue víctima de traiciones y sufrió la nostalgia del más injustificado exilio de su Diócesis valenciana, que tanto lo amaba. El conflicto se resolvió en 1931, cuando Gómez se encargó nuevamente de la Presidencia. Reunido con el Gabinete, se consideró una petición del Arzobispo de Caracas y se dispuso levantar la expulsión, y el mismo Presidente emitió un Decreto en el que se suspendió el destierro sin exigir Montes de Oca retractación alguna. Sin embargo, después de su regreso, Montes de Oca renunció a la Diócesis y se retiró en Italia con la Orden de los Cartujos. Vivía con ellos en La Certosa o monasterio di Farneta, en Maggiano, Lucca, Toscana, y allí tuvo que enfrentarse a un régimen que lo llevó al martirio. El de Gómez lo hizo mártir sin llegar a la muerte. El de los nazis lo hizo mártir hasta la muerte. En el monasterio de los Cartujos, como en muchos conventos de monjes y monjas católicos, se había dado refugio a muchos judíos perseguidos. En la madrugada entre el 1 y 2 de septiembre de 1944, soldados alemanes invadieron el monasterio, y al día siguiente evacuaron a todos los religiosos y civiles que no se habían escondido o huido. La mayor parte fueron fusilados en lugares y días diferentes, especialmente en los alrededores de Massa, el domingo 10 de septiembre. Entre los fusilados hubo 12 monjes, incluyendo al Obispo Montes de Oca. Así que Monseñor Montes de Oca terminó salvajemente asesinado por las tropas nazis en un monasterio italiano. Su cadáver fue arrojado a una fosa común, pero en 1947 fueron reconocidos sus restos. Regresó cadáver a su patria, pero la patria lo lleva profundo en el corazón. Sus restos se encuentran enterrados bajo el presbiterio de la Catedral de Valencia. Monseñor Diego Padrón, actual Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, hablando sobre Montes de Oca dijo que, con motivo de la expulsión del Obispo de Valencia, “Gobierno e Iglesia se enfrentaron, las protestas de los Obispos no se hicieron esperar. El Gobierno amenazó con expulsar a todos los Obispos. Finalmente en 1931, el dictador Juan Vicente Gómez, que había asumido de nuevo el poder, convencido de que el exilio del joven Obispo de Valencia era contraproducente para su régimen, permitió su regreso a la patria. Traigo a colación este doloroso episodio para dejar sentado que en la historia eclesiástica de Venezuela las relaciones entre los gobiernos y la única Conferencia Episcopal que ha existido, han topado siempre con la piedra de choque de la libertad, tanto la libertad religiosa, derecho humano fundamental e inalienable, como la libertad de expresión y de acción de la Iglesia en el seno de la sociedad”. (Mons. Diego Padrón, Pte CEV, 7-7-13).

Notitarde 29/08/2013
Tiempo de Montes de Oca
Luis Cubillán Fonseca
Valencia tuvo un obispo que dejó a su paso terrenal un inmenso ejemplo de carácter fuerte, no solo al servicio de la nación, sino también y en primer lugar a su religión; sabemos que se encuentra en el Paraíso muy cerca del Señor, pues fue un gran obispo y un gran venezolano. De pequeña estatura, más bien delgado, aparentemente débil, pero no lo era, tenía la fortaleza del espíritu, tenía reciedumbre, y fue ciertamente un muro inconmovible donde se reventó el tirano, que no pudo dominarlo. Se enfrentó al más temible sátrapa que padeció Venezuela en el siglo pasado. ¡Y mire Ud. que hemos padecido tiranos, pero gracias a Dios y a la Virgen ellos se mueren, porque el tirano puede producir dolor y llanto, pero al fin la muerte los vence, y pasan a ser cadáveres insepultos! Contaba el doctor Ignacio Bellera Arocha que un día se presentó al Palacio Episcopal un vendedor de radios con el aparato; quería que Montes de Oca comprara aquella novedad, y se lo quería dejar para que lo probara. El vendedor por muy astuto que fue no pudo convencerlo, la respuesta del obispo fue definitiva: ¡Amigo, llévese su aparato, en la situación en que está Venezuela hoy en día, que solo puede oírse y leerse lo que quiera el general Gómez! No vale la pena comprar ese aparato, ya sabemos de antemano las noticias, solo se oirá lo que el general Gómez quiera! Por supuesto, el vendedor espía llevó inmediatamente el chisme a los jerarcas, quienes anotaban en un registro las actuaciones -antidictador- del obispo. La situación hoy es la misma que hace casi un siglo, pero esta vez con el aliño de los invasores cubanos, que aquí pululan como microbios. Las dificultades para los programas de opinión en Venezuela actualmente se enfilan hacia allá. Los pocos periodistas independientes que van quedando en Globovisión más pronto que tarde serán sacados. ¡Y de repente aparecieron unos personajes con billete que “compraron” la televisora, y ésta pasa sigilosamente a engrosar las filas gobierneras y a decir lo que el general Gómez quiera! Llama la atención que los compradores, “nuevos millonarios”, pagaron mucho dinero por una televisora que es bien sabido que tiene músculo -como dicen hoy en día- porque hasta fecha reciente, aun con tapaboca, informaba de los desastres que sufrimos. Los “inversores” están conscientes de que el negocio será bueno mientras el régimen lo quiera, pero saben que lo que han comprado debió su vitalidad a la posición valiente y profesional de sus periodistas, la cual dentro de poco quizá no tendrá. Es decir que los inversores, como indican los pronósticos más acertados, en tiempo ya calculado por el régimen pasarán a depender del gobierno… “la parrilla”, como dicen en el argot, la dictará el poder, que ignoramos dónde radica, si es aquí o en La Habana. Allá donde los periodistas amaestran al pueblo en nombre del socialismo, para que la clase política alta, es decir la nomenclatura, derroche. Y lo que no falta en los regímenes comunistas, predican la adoración perpetua a una momia; ¡el de la Plaza Roja de Moscú, por ejemplo, ya lo zumbaron en un barranco, porque estaba pestífera!

El misterio de Salvador Montes de Oca
“El cielo invertido” (Bid & Co. editor / UCAB, 2016) de José Napoleón Oropeza culmina una tetralogía iniciada con la publicación de “Las redes de siempre” en 1976 y que incluye “Las hojas más ásperas” en 1982 y “Las puertas ocultas” de 2011
William Dumont
José Napoleón Oropeza
Por RICARDO BELLO
15 DE ENERO DE 2017 12:01 AM
La más reciente novela de José Napoleón Oropeza, El cielo invertido (co-edición entre Bid & co. editor y la UCAB, 2016), culmina una tetralogía iniciada con la publicación de Las redes de siempre en 1976 y que incluye Las hojas más ásperas en 1982 y Las puertas ocultas de 2011. Esta última novela no solo es la más lograda de las cuatro, aún cuando hayamos asistido a la elaboración de un universo ficcional único en Venezuela, sino que se asoma como la más importante obra de ficción escrita en nuestro país en las últimas décadas. El largo relato, más de cuatrocientas páginas, es una exploración sobre el significado de la vida del Obispo Mártir Monseñor Salvador Montes de Oca, asesinado el 10 de septiembre de 1944 por escuadrones de las SS en el Monasterio de los Cartujos en Lucca, Italia, pocos días antes de la liberación por las fuerzas aliadas. Pero también es el relato de la vocación poética de un joven seminarista, Eduardo Montes, que sueña con escribir la historia del Obispo y termina alucinando diálogos con Montes de Oca en un intento por descifrar la verdad de su historia, tanto en Europa como en la ciudad de Valencia. Los esbirros nazis torturaron y fusilaron ese día en un aquelarre de crueldad a todos los monjes del Monasterio. Y lo más trágico no fue que los americanos llegaron a la Toscana apenas unos días después del crimen, sino que de alguna manera, como lo dice uno de los personaje de El cielo invertido, Monseñor Montes de Oca es un muerto de la Iglesia Católica, ya que el suceso, como llamaría el incidente la prensa de hoy, fue el fruto de una conspiración iniciada años antes, gracias a la ambición y envidia de algunos curas y familias conocidas del centro del país, que no toleraron ver a un sacerdote caroreño, de origen humilde, ajeno a los intereses de los poderes de este mundo. Todo conspiraba contra él en esa década de los treinta, cuando el régimen del General Juan Vicente Gómez, aliado a ciertas familias de ínfulas aristocráticas en el interior del país, impedía el desarrollo de una cultura democrática. La muerte de Montes de Oca es un hecho absurdo que de alguna manera compartió también el gran teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, fusilado el 9 de abril de 1945, un par de semanas antes de que los americanos liberaran el campo de concentración de Flossenbürg, donde permaneció detenido hasta el día que fue colocado frente al paredón. Ambos personajes nos han acompañado desde años atrás, quizás más el Obispo Mártir –cuya solicitud de Beatificación fue iniciada hace poco por el hoy Cardenal Baltazar Porra y el actual Obispo de Valencia, Monseñor Reinaldo del Prette–, porque no hay zona de Valencia que no lleve su nombre o nos recuerde su figura. Pero Bonhoeffer siempre ha estado presente, desde que empezamos de joven a leer sus escritos sobre Etica, así como sus cartas desde la prisión, en nuestra precaria y siempre deficiente formación intelectual como cristianos, que creció lentamente, gracias a la generosidad de amigos o familiares que viajaban al extranjero con encargos de libros.
La vida de Montes de Oca fue trágica y su muerte ocurrió antes de tiempo y como la de toda persona valiosa que se va en horas tempranas de su vida, su trayectoria se ha transformado en un ejemplo de honradez y disciplina. Fue ordenado como el segundo Obispo de Valencia en 1927, con apenas 32 años de edad, pero dos años después fue desterrado a Trinidad por el régimen de Gómez, con la complicidad de adulantes carabobeños que conspiraban para sacarlo de la Arquidiócesis. La razón fue sencilla: en un acto de gran valor se negó a acatar las órdenes de las autoridades que buscaban impedir el sepelio religioso de un opositor asesinado en la cárcel, con la excusa de que se había suicidado y por lo tanto no podía recibir el auxilio espiritual de la Iglesia. Monseñor desafío a la Sagrada, como llamaban a la Policía Militar, abrió el ataúd y al constatar que el muerto había sido salvajemente torturado, dio una misa a cuerpo presente en la Catedral y acompañó la procesión al Cementerio de Valencia. Poco después se encontraba pasando trabajo en Trinidad. Gómez levantó la expulsión en 1931, el Obispo regresó a Venezuela, renunció a la Diócesis y volvió a Italia, siempre con la idea de ingresar como novicio a la Orden de los Cartujos, pero sufrió un nuevo ataque de familias carabobeñas, auxiliados en su terrible plan por el Nuncio, que fabricaron un expediente que pretendía alejarlo de toda zona de influencia o simpatía en el Vaticano. No regresó vivo. Una misión encabezada por el Padre Rotondaro partió a finales de 1946 a la Toscana, con el apoyo del Presidente del Congreso Nacional, presidido entonces por el poeta Andrés Eloy Blanco, a quien Montas de Oca había ayudado cuando fue perseguido por las oscuras fuerzas del gomecismo. Una campesina, ya de avanzada edad, vio al cura caminando triste por los alrededores del Monasterio, ya convencido del fracaso de su misión de encontrar y repatriar los restos del Obispo y le mostró dónde estaba enterrado. Al abrir la tumba, los huesos de su mano todavía conservaban el Breviario que no dejó de apretar cuando lo fusilaron. Fue recibido con honores por las autoridades del Congreso, cuando las fuerzas democráticas arrebataron al poder a militares que pretendieron usufructuar la nación como si fuera botín y patrimonio personal.

Oropeza utiliza una narración caracterizada por cambios de ritmo y distintas referencias textuales: cartas y documentos históricos mezclados con el lenguaje poético del más importante narrador de El cielo invertido, el joven seminarista y alter ego del autor, Eduardo Montes. Sin tener conciencia de la transcendencia del hecho, el muchacho recuerda en las primeras páginas de la novela a una tía a orillas de un río en Barinas, conversando e inventando canciones con la poetisa Enriqueta Arvelo Larriva, que visitaba mensualmente a su familia, un instante premonitorio de futuras ambiciones literarias. El hecho poético, la proeza de una lengua capaz de palpar el rostro de individuos que ya no están, pero que nos iluminan con fuerza, transforma la historia del Obispo Martir en el relato de una vocación literaria. El joven se da cuenta que debe contar su historia, recrear en imágenes el significado de los obstáculos colocados frente al Obispo, sin sacrificar la claridad un intelecto privilegiado para el estudio del latín y la filosofía. El registro simbólico de la realidad se multiplica a medida que avanza el libro: ensoñaciones, negociaciones políticas entre Gómez y la Curia, documentos del Tribunal Eclesiástico y misivas familiares. Sólo la aceleración del ritmo es constante y hasta el mismo climax, cuando asesinan a Montes de Oca y descubren su cadáver muchos años después. Oropeza logra aproximarse a la vida del Obispo Mártir, reiteradamente traicionado por quienes creía eran sus amigos y lo hace posible a través de la aceptación de un joven –el alter ego de JNO– de su vocación literaria, empeñado en continuar su diálogo íntimo con el fantasma de un santo que marcó la ciudad de Valencia con su sangre, coraje y nuestra vergüenza.
El cielo invertido
José Napoleón Oropeza
Bid & co. editor / UCAB
Caracas, 2016
Papel Literario

José Napoleón Oropeza presentó su nuevo libro “El cielo invertido”
Publican “obispo mártir”, sobre Salvador Montes de Oca
Daniela Chirinos Arrieta / Confabulario
El reloj marca las 7:15 p.m. En la sala de conferencias del Instituto de Previsión Social del Personal Docente y de Investigación de la Universidad de Carabobo (Ipapedi) no cabe un alma más. La capacidad es para unas 50 personas, sin embargo, amigos, familiares y lectores de José Napoleón Oropeza siguen llegando. Todos quieren ser testigos del acto íntimo que está por empezar. “Esta noche nos hemos reunido para celebrar el nacimiento de un libro”, comenta el agasajado escritor.
Se trata de su séptima novela, El cielo invertido (Bid & CO Editores), que en 426 páginas cuenta la historia de Salvador Montes de Oca, segundo Obispo de Valencia, quien murió fusilado por las tropas nazis, en la Cartuja de Parma (Italia), en 1944. “Y sin duda futuro Santo de la Iglesia Católica, nuestro Obispo Mártir, hoy Siervo de Dios”, afinca el autor.
La fórmula se repite. Con su pluma audaz y su lenguaje que se nutre de la poesía, Oropeza se desborda en la descripción minuciosa de los espacios, los personajes y los acontecimientos, también alucina con los diálogos imaginarios entre el protagonista y Montes de Oca. Estas gentiles advertencias las hicieron Fermín Conde, presidente de Ipapedi; Rafael Calderón, ensayista; y Ricardo Bello, escritor; encargados de acompañar a Oropeza en el estrado.
El cielo invertido es una novela de ficción, pero tiene basamentos en documentos reales, una investigación que le tomó tres años completar al autor. Además, con este libro se cierra la tetralogía que comenzó con Las redes de siempre (1976). También adelanta que en esta obra se funden tres historias, la de Eduardo Montes, seminarista y alter ego del escritor; la del Padre Andueza, párroco en Carvajal y excompañero de estudios de Salvador Montes de Oca en el Colegio Pío Latino de Roma; y la del propio Obispo Mártir.
El 3 de diciembre pasado fue presentada una edición simultánea de esta novela, publicada por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). La versión de Bid & CO Editores, tiene en la portada la pintura Agüita de Dios de Carlos Zerpa. Ambas ediciones están dedicadas al poeta Eugenio Montejo, a Pábel Oropeza, hijo del novelista; al Presbítero Luis Manuel Díaz, al historiador Luis Cubillán Fonseca y Thaís González Sánchez.

Los hilos de una traición
En diciembre de 2015, Oropeza había entregado a Bid & CO Editores la versión final de esta novela y el arte de la portada. Solo esperaba por la fecha definitiva de publicación. En ese entonces nos adelantó una amplia sinopsis de El cielo invertido. A continuación retomamos parte de esa entrevista:
Oropeza fue seminarista. En la biblioteca de la institución forjadora de sacerdotes “Nuestra Señora del Socorro” (San Diego, Carabobo), consiguió un libro sobre Salvador Montes de Oca, el joven caroreño que a los 17 años de edad ya era seminarista, a los 24 se ordenó sacerdote; y a los 32, el Papa Pío XI lo eligió segundo Obispo de Valencia, tras la muerte de Monseñor Francisco Granadillo.
Siete meses tardó en escribir esta novela que tiene énfasis en la muerte de este hombre de fe, que fue acusado -“miserable e injustamente”, subraya el autor- de haber tenido amoríos con una jovencita en Valencia (Venezuela) y por eso se exilió en Italia.
“Hay varios libros publicados al respecto. Pero yo, en mi nueva novela, revelo los hilos de la traición que llevaron a Montes de Oca al exilio y a su muerte en mano de los nazis”.
Extractos de la novela
Ya en Florencia y luego de recuperarse de una peritonitis -cuenta Oropeza-, Montes de Oca solicita una audiencia con el Papa Pío XI para que le permita continuar en el Obispado de Valencia. Pero el Sumo Pontífice le ordenó asistir al juicio que le habían abierto. Montes de Oca se niega a esto y le pide que le conceda ordenarse en la Cartuja de Parma (Italia). Y así ocurrió.
Al monasterio llegó un infiltrado alemán pidiendo asilo. En mes y medio se familiarizó con las rutinas de la Cartuja. Una noche le abrió las puertas a las tropas nazis que fusilaron a todos menos al Padre Prior y a Monseñor Montes de Oca, a quienes torturaron y expusieron durante cuatro días, ante la fosa común donde lanzaron a los cartujos muertos. Finalmente los mataron.

“Por el breviario lo identificaron”
La novela también cuenta que en 1947, Andrés Eloy Blanco -quien era amigo de Montes de Oca-, pidió a la Asamblea Nacional, nombrar una comisión para buscar los restos del Monseñor. Esta tarea se la encargó al padre Luis Rotondaro.
Ya en Italia, unas campesinas vecinas de la Cartuja le señalan el lugar de la fosa común, pero una de estas mujeres confiesa que los nazis habían enterado a medias a lo dos últimos fusilados, por eso ellas los llevaron al cementerio de Lucca.
En una de las tumbas descubrieron un cráneo cubierto con las páginas de un libro, “era el Breviario de Monseñor Montes de Oca y el padre Rotondaro lo reconoció, por eso fue identificado”, revela Oropeza.
Petición expresa a la Iglesia Católica
Desde 2015 en el Vaticano está abierta la causa para que Monseñor Salvador Montes de Oca sea beatificado. Ese año Oropeza hizo llegar los originales de esta novela al Papa Francisco, confiando que este documento contribuya a su santificación.
Este jueves, el escritor ratificó su posición sobre este caso. En su discurso pidió a la Iglesia Católica que reivindique la memoria de este Santo Varón. “Este sería un acto de justicia que ha venido postergándose desde hace ya varias décadas”, afincó.
Monseñor Salvador Montes de Oca: El corazón sin miedo
Reporte Católico Laico
RCL les invita a leer la primera parte de un trabajo en tres entregas de María Elena Mestas sobre el valiente obispo venezolano Salvador Montes de Oca, asesinado cruelmente por las tropas de Hitler durante la II Guerra Mundial. Fue el segundo obispo de Valencia el cual, esperamos, sea pronto elevado a los altares como merece desde el momento y punto en que entregó su vida a Dios como un mártir de la Iglesia Católica.-
Correspondió al gran poeta de Venezuela, Andrés Eloy Blanco, conocer y escribir sobre Monseñor Salvador Montes de Oca. Señaló que el prelado tenía un “corazón sin miedo” refiriéndose al intento constante de procurar bienestar para quienes, en la feroz dictadura gomecista, se hallaban en presidio. Andrés Eloy Blanco fue uno de los prisioneros del castillo “Libertador”, ubicado en Puerto Cabello y, para ese entonces, perteneciente a la Diócesis de Valencia.

Monseñor Enrique Baltazar Porras señala en la homilía que pronunciara el 19 de junio de 2009, en la cartuja de Farneta, Lucca, Italia, que la vida de Monseñor Salvador Montes de Oca “transcurrió como el paso de un cometa. Dejó fulgores de luz en medio de inmensas contradicciones que semejan partículas desprendidas del cuerpo fulgurante de su personalidad humana, cristiana y sacerdotal. (…) su paso por la tierra es una parábola viva de la que necesitamos sacar lecciones de entrega y amor total a la causa de la fe…”
Al acercarnos a profundizar en los grandes hitos que marcaron el rumbo de su extraordinaria vida encontramos aspectos verdaderamente llamativos; por ejemplo, siendo Salvador muy joven, en el año 1914, el obispo de Barquisimeto, Monseñor Águedo Felipe Alvarado fija su mirada en él y personalmente se encarga de llevarlo a Roma para dejarlo en el seminario. Ocho años más tarde, será el mismo pastor quien ordene a Montes de Oca sacerdote. Solo una década más tarde sería consagrado obispo, siendo tal designación algo absolutamente fuera de lo común si consideramos que el prelado caroreño contaba apenas 32 años de vida. Ante un clero escaso y muy poco preparado, la figura del joven presbítero, sin duda, sobresalía.
Indican quienes tuvieron la honra de conocerlo que en su corta estancia en Barquisimeto, al frente del santuario de La Paz, bajo el cuidado de las Siervas del Santísimo Sacramento, puso su mayor empeño en promover el amor profundo a Jesús Eucaristía. Quienes tuvieron la honra de tratarlo en esos tiempos conservan como recuerdo extraordinario cómo la feligresía se apuraba a llegar al templo para poder ocupar los primeros bancos y así poder deleitarse con sus prédicas fervorosas. Montes de Oca trabajó arduamente para que la Hora Santa contara con la presencia de un importante número de adoradores y se dedicó a predicar y escribir sobre moral, buenas costumbres y de formar a su feligresía sobre los asuntos propios de la Iglesia católica.
En carta dirigida a su hermana Carmen, insiste: Comulga siempre que puedas, que la santa comunión es una fuerza y un consuelo. Este consejo no es una frase escrita al azar, todo lo contrario; Mons. Montes de Oca experimentaba un particular deleite al promover con regular frecuencia las visitas a Jesús Sacramentado, los ratos de íntima contemplación.
Luis Montes de Oca, sobrino del obispo y quien vivió en el palacio episcopal de Valencia, expresa que con frecuencia se levantaba en horas de la madrugada y se extrañaba al apreciar que la luz de la capilla se encontraba encendida. Entonces, el joven se dirigía sigilosamente y se sentía admirado al presenciar cómo su tío pasaba largos ratos en absoluta entrega contemplativa ante el Santísimo Sacramento.
Ya con algunos años, triste por tantos acontecimientos adversos, el pastor escribirá al padre Julio Bellera: …Me queda el enorme consuelo de que donde vaya habrá un altar, sobre el altar un sagrario y dentro del sagrario un amigo que no me traicione, un consolador que enjuga toda lágrima, y a quien, por lo tanto, no es posible engañar con informaciones calumniosas, ni forzarlo a obras con malévolas y tendenciosas insinuaciones. ¡Y qué mejor consuelo que refugiarse en Jesús-hostia!
Otro de sus empeños consistía en que los niños aprendieran el catecismo, asistieran regularmente a misa, se confesaran y comulgaran.
Recientemente pudimos entrevistar a doña Maruja Iturriza de Hoffman, quien tuvo la dicha de recibir de sus manos la Primera Comunión. Refiere: Como obispo, con todos los colegios de Valencia él era cosa aparte. Todos los meses, los primeros viernes, íbamos por grupos a la misa y él mismo nos atendía, en la catedral. Nos celebraba la misa, nos daba la comunión y también muchos consejos de cómo amar a Jesús, a nuestros padres, cómo debía ser nuestro comportamiento. Nunca he visto otro obispo igual.
Cada vez nuestro país precisa más de hombres con corazón humilde, entregados a la causa de la fe hasta la entrega de la propia vida. Así lo hizo Salvador, sin albergar temores, sin dudar un solo instante. Comprometámonos con su memoria difundiendo su vida.
Imploremos al Padre de Misericordia que se abra pronto la causa de su beatificación por medio de esta oración:
Oh, Dios Todopoderoso, Padre amantísimo, por los méritos de Jesucristo, tu Hijo unigénito y redentor nuestro, concédenos, si no atenta contra tus planes salvíficos, el reconocimiento de las virtudes heroicas y pronta beatificación de Monseñor Salvador Montes de Oca, a quien te dignaste incluir entre los mártires de la fe. Amén. (con aprobación eclesiástica).
Marielena Mestas Pérez
Profesora-Investigadora. UCAB
GRUPO LI PO
HERMENÉUTICA Y POESÍA PARA DEFENDER LO BUENO, DONDE QUIERA SE ENCUENTRE

miércoles, 15 de marzo de 2017
Salvador Montes de Oca en "El cielo invertido"
Queridos amigos de esta página.
Tenemos el honor de acercarles una vez más un análisis del escritor y crítico venezolano Alberto Hernández, cuya claridad y dedicación al rescate de una literatura excelente pero cada vez más huérfana de promotores, va ganando cada día mayor y merecida atención y gratitud. Nos incluimos, por supuesto.
En esta ocasión se trata del análisis de la más reciente obra editada de José Napoleón Oropeza, notable escritor, promotor literario y critico venezolano, "El cielo invertido" (Bid.co editores, 2017) con el apoyo de Ediciones de la Universidad Católica Andrés Bello).
La historia narrada es apasionante, tanto más que se apoya en un hecho real, ocurrido en la Italia nazi de 1944.
El larense y segundo obispo de Valencia la de Venezuela don Salvador Montes de Oca fue fusilado por el ejército de Hitler en la población de Lucca Camaiore, junto a un grupo de frailes que se ocultaban de los nazis en la Cartuja de La Formeta.
Las razones de su fusilamiento son oscuras, complicadas e involucran desde la godarria ( en Venezuela se les llama godos a los conservadores) eclesiástica venezolana hasta el mismo Papa Pio XI.
Sin duda una historia increíble y notable.
Quedamos agradecidos con José Napoleón Oropeza y con Alberto Hernández e invitamos a todos a leer, que como siempre, es lo que nos rescatará de todo mal.

Graciela Bonnet
Crónicas del Olvido: El cielo invertido
1.-
El 6 de septiembre de 1944 fue fusilado, por una soldadesca nazi, en la localidad italiana de Lucca-Camaiore, el Obispo venezolano Salvador Montes de Oca, según reza el informe redactado en el momento de su exhumación del Camposanto Monte Magno.
La historia es desarrollada por José Napoleón Oropeza en su novela El cielo invertido (bid & co. Editor, Caracas 2017, con el apoyo de las ediciones de la Universidad Católica Andrés Bello).
Esta novela relata en varias voces la traición contra el prelado caroreño por parte de la llamada godarria religiosa de Valencia y de la misma iglesia católica, encabezada por el Papa Pío XI. Es la historia de una maldad bien orquestada contra un sacerdote que ascendió por sus méritos, pero que era rechazado por quienes aspiraban a ocupar su puesto como Segundo Obispo de la mencionada ciudad de la época.
Una vez expulsado de la Iglesia por los más encumbrados del Vaticano, decidió entregar el resto de su vida al ejercicio de la oración recluido en la Orden Cartuja de La Forneta, ubicada en la misma ciudad donde fue fusilado en compañía de todos los monjes y un grupo de partisanos que ellos ocultaban para evitar que fuesen asesinados por el ejército invasor de Adolfo Hitler.
Este es el final de este episodio inédito en el acontecer nacional. Un hecho que conmovió, no sólo a la sociedad venezolana sino a quienes estuvieron cerca en Italia y en otros países del legado del padre Montes de Oca, quien fue marcado por la mano criminal de Juan Vicente Gómez en contubernio con el poder eclesiástico de esos tiempos afecto a la tiranía.
Sus huesos fueron rescatados por los sacerdotes Don Silvano Tomei, italiano, y el venezolanoLuis Rotondaro, “enviado desde Venezuela”. El cuerpo acribillado de Montes de Oca fue enterrado por unas mujeres que lo hallaron en estado de descomposición y luego lo depositaron en el mencionado cementerio. Su Breviario, que no soltó de su mano derecha mientras lo ajusticiaban, fue la prueba más convincente de que se trataba de Salvador Montes de Oca. Luego de las ceremonias realizadas en Europa, su cuerpo fue traído a su país. Una larga caravana desde La Guaira hasta Valencia protagonizó la importancia del personaje quien recibió lo honores en todos los pueblos por donde pasaba. Fue sepultado en la Catedral de Valencia.
Su vida de seminarista se resume en un joven dedicado a la Eucaristía, a la solvencia moral contra la injusticia que en ese momento imperaba en el país a través de la mano de esbirros y criminales dirigidos por el “Bagre” Juan Vicente Gómez.

José Napoleón Oropeza (Barinas, Venezuela). Nació el 13 de octubre de 1950
2.-
El relato lo lleva a cuestas el joven aspirante a cura Eduardo Montes, quien se desdobla en una suerte de esquizofrenia narrativa en procura de la reconstrucción de la vida del mártir Monseñor Montes de Oca. Son vidas paralelas, la de Eduardo Montes y la del Obispo. Son vidas que se cruzan en tiempos diferentes, distanciados, vidas ejemplares que se revelan en una vocación por la ascensión, por la exculpación de un sacerdote que sufrió dos destierros: el primero porque Montes de Oca se negó a seguir las órdenes de las autoridades gomecistas, que consistían en que no llevara a efecto los actos fúnebres de un joven torturado y luego asesinado por los esbirros del régimen. Los criminales sostenían, como siempre, que se trataba de un suicidio. El Obispo –a través de la familia, quien abrió la urna– comprobó que lo habían masacrado. Montes de Oca fue a dar con su vida, por un par de años, a la isla de Trinidad. La componenda para borrarlo del mapa de la ciudad continuó, pese al afecto que toda la feligresía sentía por el sacerdote.
El segundo destierro fue producto de una conspiración entre las autoridades de la iglesia y el gobierno, a través de la mano de un oscuro sacerdote quien hacía de secretario privado del mencionado futuro ajusticiado.
El mismo Papa Pío XI no atendió a sus reclamos y lo expulsó del cargo, pero desde niño Montes de Oca soñaba con ser cartujo, razón por la cual termina en el monasterio donde –en una orgía de sangre– fue asesinado por los nazis un poco antes de la llegada de las fuerzas aliadas, encabezadas por Estados Unidos.
La línea narrativa contiene una traición que dio al traste con la dedicación de un sacerdote que pudo haber continuado con una obra ejemplar en aquella pueblerina Valencia. La historia personal de un hombre que resume el lado bueno y malo de personajes que se mueven en esta novela, sujetos a los vaivenes de intereses y de afectos que convergen en recrear la también historia de un país que aún no termina de salir del atraso político.

Juan Vicente Gómez.
3.-
José Napoleón Oropeza demuestra su capacidad como novelista con este trabajo. Su capacidad para contar una historia desde un Eduardo Montes alucinado, investigador, vocacionalmente dedicado a registrar la vida del personaje que hace de “El cielo invertido” un mosaico de voces, un espacio polifónico y coral en el que los personajes comparten sus acentos, se entrecruzan para fundar un modo nuevo de narrar: todos los personajes viven atados a un registro en el que el tiempo se resiste a ser lineal fundido en diversos ecos: se inventa en la medida en que cada uno de los actantes ejecuta las acciones.
Una poética en la que narración y diálogo se combinan y hacen de la lectura un solo instante.Eduardo Montes se mimetiza. Se transfigura. Transmigra. Es Montes de Oca, sufre los mismos avatares del sujeto que investiga con pasión: habla en sueños y hasta logra sentirlo en sus retiros espirituales. Se colma de él, se llena con su espíritu a través de todos los documentos que recibe para armar la novela que escribe luego como José Napoleón Oropeza desde el lector. Entonces también es una autobiografía: el narrador venezolano destaca su nacionalidad verbal a través de lo que él fue como seminarista, como sujeto hablante, como estudioso del latín, el idioma muerto que resucitaba los muertos y hacía posible la presencia de la tradición. He aquí que nuestro autor revela algunos episodios de su vida desde que sale de Puerto Nutrias hasta su llegada definitiva a Valencia.
Eduardo Montes es uno en dos. Es doble: tiene dos vidas, la que dedica a su preparación como estudiante de Dios y la que lo empuja a descubrir la historia de una traición, los momentos cruciales de la muerte de Monseñor Salvador Montes de Oca.
Pero también es Salvador Montes de Oca. Es una suerte de reflejo: “espejo contra espejo”, el contexto del otro, un contexto que lo acosa, que lo busca para que lo descubra como producto de una traición.
Eduardo es un personaje/avatar que comienza a vivir en Las redes de siempre (Monte Ávila Editores, Caracas, 1976) y sigue su curso vital en Las hojas más ásperas (Monte Ávila, 1982) y en Las puertas ocultas (bid & co. editor, Caracas, 2011), hasta convertirse en un “detective” detrás de un personaje a quien investiga para sacarlo de la sombra.
Es decir, con El cielo invertido, José Napoleón Oropeza cierra un ciclo. Esta tetralogía es un recorrido desde Puerto Nutrias hasta Valencia. Un largo viaje del que han quedado muchas páginas, que han hecho de una existencia una ficción vívida y vivida.

El cielo invertido
José Napoleón Oropeza
bid & co. Editor – UCAB
Caracas, 2017
*******

Graciela Bonnet
Nació en Córdoba, Argentina, en 1958. Es Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela (1984). Ha trabajado 25 años como correctora de pruebas y supervisora de ediciones por contrato para todas las editoriales venezolanas, entre ellas Monte Avila, Planeta, Biblioteca Ayacucho, ediciones de la Casa de la Poesía, Pomaire, Eclepsidra, Santillana, Editorial Pequeña Venecia, La Liebre Libre. Experiencia de tres años como redactora free lance para una editorial de libros de autoayuda. Escritora fantasma (sin firma) realizó investigaciones para crear libros, novelas, tesis y monografías.Es dibujante amateur. En 1997 el grupo editorial Eclepsidra publicó su poemario "En Caso de que Todo Falle." En 2013 editorial Lector Cómplice editó "Libretas Doradas, Lápices de Carbón" En el año 2000 participó del encuentro de Mujeres Poetas en Cereté, Colombia.
Y su blog es: Graciela Bonnet Vertiente Recíproca
*******

Alberto Hernández
Nació en Calabozo, estado Guárico, el 25 de octubre de 1952. Poeta, narrador y periodista. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua.
Fundador de la revista literaria Umbra, es miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo y colaborador de publicaciones locales y extranjeras. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria.
Ha publicado los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Bestias de superficie (1993), Nortes (1994) e Intentos y el exilio (1996). Además ha publicado el ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981), el libro de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994) y el libro de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999). Recientemente ha publicado «Poética del desatino» y «El sollozo absurdo».
Su blog es Alberto Hernández: textos, crónicas, su poesia y otros asuntos

Comments