El resentimiento es una enfermedad incurable… EL LIBRO ROJO DEL RESENTIMIENTO: EL PROCESO A LOS RESE
TALLER CRITICO
Por:R.J.LOVERA DE-SOLA
Para quienes hemos analizado el chavismo día a día, desde sus orígenes, desde el día del golpe militar(febrero 4,1992), era evidente que habían hechos singulares: busca alterar el sistema de vida de los venezolanos, destruir todo lo creado no sólo en los cuarenta años(1958-1998), a los cuales apela siempre, sino en los últimos setenta años, desde la muerte de Gómez y desde el gobierno creador(1935-1941) de Eleazar López Contreras(1883-1972) y sus sucesores. Era evidente en tales estudios que el comandante Hugo Chávez(1954-2012) es un resentido social. Esto generalmente era fácil vislumbrarlo desde muy atrás, bastaba escucharlo con atención, seguir los entrelíneas de su sinuoso pensamiento. Pero dentro de la bibliografía del chavismo, en los estudios críticos, formados hoy por cerca de una veintena de obras, no en los elogios de sus partidarios ni en las diatribas de sus adversarios del comandante, dentro de la penetración de este hombre y su circunstancia, nos faltaba la obra que nos hiciera comprender como el resentimiento social de su líder, que lo padece en extremo, se impuso en la sociedad toda, característica que siempre surgía al hacer cualquier exploración de su paso por la presidencia. Esto es lo que ha hecho, con agudeza suma, Ruth Capriles en El libro rojo del resentimiento.(Prólogo: Axel Capriles. Caracas: Mondadori/Debate, 2008. 120 p.), el cual, por su honda brevedad, y su inmensa carga de sentido pleno, al tratar su asunto, pertenece a la serie de nuestros “pequeños grandes libros”.
Chávez siempre fue un hombre que no se sentía bien donde estaba: ni en su familia, ni en la Academia Militar, ni es sus actividades como oficial, ni como conspirador, que es a lo que dedicó la mayor parte de su tiempo y menos como presidente.
Para saber que es un resentido basta recordar anécdotas contadas por él mismo: como deseó un día en el aeropuerto de Cumaná, al estar formando parte de un grupo de cadetes que rendía honores al presidente Carlos Andrés Pérez(1922-2010) deseó recibirlos él algún día. Por cierto Pérez es el político al que más odia Chávez pero al cual más se parece. Igual le pasó a Chávez al conocer en Lima, otra vez en misión militar con otros cadetes, al dictador peruano Juan Velasco Alvarado(1910-1977), curiosamente un autócrata que hizo a la sociedad de su país todos los males que Chávez ha causado a la venezolana. Chávez quiso estar en el lugar de aquel general.
EL LIBRO DEL RESENTIMIENTO
Pero nos faltaba el libro que explicara todo este delicado proceso. Es lo que ha hecho la autora de El libro rojo del resentimiento con su acostumbrado saber y penetración. Por ello se pregunta en sus primeras páginas: “¿qué esperanzas tiene una sociedad inmersa en la rebelión de los resentidos?¿Como puede el destructor convertirse en agente societario y creativo?”(p.20). Por ello indica: “pretendemos iniciar ese camino de análisis de una emoción que nos parece domina nuestras relaciones políticas como si fuese una pasión colectiva”(p.21). Y lo hace “descubriendo la fenomenología de la enfermedad entre nosotros”(p.21) porque esta es una patología.
EL RESENTIMIENTO
Y para hacerlo nos ofrece primero una honda base teórica, en ella se sostiene su interpretación. Mira el resentimiento en su fundamentación filosófica, en los escritos de Federico Nietszche(1844-1900) y Max Scheler(1874-1928), en su evolución histórica, en sus connotaciones literarias en el William Shakespeare(1464-1616) de Titus Andronicus, el Honorato de Balzac(1799-1850) de La prima Bette o Ayn Rand(1905-1982) en La rebelión de Atlas y en su visión psiquiátrica presentada mucho tiempo atrás por el sabio doctor español Gregorio Marañón(1887-1960) al estudiar al emperador romano Tiberio(4ª aC-37 dC).
Es desde esta base que Ruth Capriles ha construido sus observaciones. Por ello escribe: ”El resentimiento es una enfermedad incurable…Surge de la impotencia, de la inferioridad, y se incoa dentro de los individuos como una sed insaciable de revancha pues como sale difusa, no tiene dirección ni objeto precisos; por lo tanto no tiene satisfacción posible”(p.19). Pero ”Hay momentos cuando esa enfermedad adquiere dimensiones políticas, sociales e históricas…porque se manifiesta como una considerable movilización social…cuando los resentidos llegan a posiciones de poder…se produce un dominio destructivo y feroz. Proviene de las tinieblas…una dominación tiránica que resulta de la errónea interpretación de los valores”(p.19). Es la Bestia de las que nos hablan varios libros del Antiguo Testamento, de la Biblia.
El resentimiento, apunta, “es igual un proceso emocional tanto más complejo porque es una emoción repetida y de larga duración”(p.24), es una ”enfermedad incurable…emoción social compleja”(p.24),”Es una ansia insaciable”(p.26), ”Es una fuerza política que afecta colectividades enteras”(p.27), “es incurable…tiende a la destrucción total”(p.32).
”El resentimiento es provocado por la represión de una emoción hostil sentida en condiciones de inferioridad e impotencia que impiden expresarla”(p.24), ”Se reprime la rabia, el odio, la envidia, los celos. Se reprime la agresión como respuesta a una agresión y luego se reprime la venganza para restituir el daño…El resentimiento… se nutre de la incapacidad de expresar las emociones iniciales y reaccionar de acuerdo a ellas…inicialmente se vuelve hacia dentro, hacia sí mismo y luego hacia todo lo difuso…la ira y la envidia impotentes constituyen el punto de partida del resentimiento”(p.24-25).
Y ”los personajes que caracterizan esa emoción mueren ahogados en la impotencia y el rencor”(p.25).
”Ante su incapacidad para alcanzar el bien deseado el resentido lo desvaloriza, lo critica, lo convierte en su opuesto, un bien no deseado. Por eso la calumnia, la difamación, el le lenguaje denigrante son signos de resentimiento”(p.26).
Así ”la inversión de la escala de valores, tanto individuales como de una sociedad, son signos del resentimiento”(p.26), ”Lo que era bueno, socialmente premiado, ahora es malo, lo que era malo ahora es ensalzado y estimulado”(p.26-27).
El resentido, dice Ruth Capriles, “ve las cosas al revés y justificará toda acción destructiva por un bien ulterior o superior…En la sociedad donde imperan los resentidos, se producirá una inversión de los valores penados. El robo, el asesinato, la deslealtad, la destrucción del pasado, serán justificados en desafío al ordenamiento jurídico de esa sociedad y del sistema de distribución de premios y castigos. El delincuente es ascendido a magistrado, y el magistrado será perseguido, expulsado, reprimido…Si se quiere riqueza…y no se puede obtener por propio esfuerzo…se recurrirá al robo o pillaje. Como la inversión de valores convierte lo malo en bueno, los medios utilizados por el resentido serán las calumnia, el chantaje, el robo, el homicidio, comportamientos que usualmente son penados por los ordenamientos instituidos”(p.27).
Pero peor ”cuando lo resentidos llegan a posiciones de poder, tienen tremendos efectos en los eventos históricos”(p.28) porque ”la rebelión del resentimiento no surge entre los dominados…o los completamente impotentes…La rebelión empieza por una fracción de la clase dominante que se siente disminuida”(p.28), e ”intenta quebrar la conciencia de la dominación mediante la insidia entre los dominadores e incita a la rebelión de los dominados”(p.29). El ”resentido es inteligente”(p.29), pero no tanto como él se cree y mucho menos de lo que creen los que lo sufren. Por ello apunta Ruth Capriles ”el resentido es suficientemente inteligente para frustrarse, para comparar situaciones y contrastar la realidad con lo que él cree merecer…se trata de inteligencias no excesivas…pues suelen no distinguir entre lo que merecen, por propio esfuerzo, y lo que se les ‘debe’ como resarcimiento obligado por la agresión original”(p.29. Subrayado nuestro). Y lo decimos porque en el caso venezolano hay escuálidos incautos, demasiado abundantes para nuestra desgracia, que creen en la inteligencia y astucia de Chávez, lo creen superior, aunque es solo un liliputiense que hace daño, aunque si es, así lo consideramos, un ser peligroso, mucho. Y quizá por ello, entre otros hechos, es que no se ha logrado vertebrar un movimiento opositor coherente contra quien está destruyendo todos los fundamentos de la sociedad venezolana. Y no es tan inteligente porque terminará debajo, destruido, por los escombros de aquello que ha decidido destruir y ello, porque pese a su deseo, Venezuela no se va acabar, el no la va hundir, siempre habrá Venezuela(Miguel Ángel Capriles Ayala): se levantara del chavismo como se levantó de la Guerra Federal(1859-1863), de los siete años anárquicos que siguieron a esa contienda(1863-1870) y de las guerras provocadas por Raimundo Andueza Palacio(1892-1903) cuando alteró la paz guzmancista. Andueza Palacio careció de todo. Su parecido con Jaime Lusinchi(1924-2014) es demasiado grande. Y no sólo por el hecho de haber sido ambos dos pícnicos: y que nos perdone Sancho Panza, quien si supo gobernar bien la ínsula Barataria, siguiendo los consejos de su señor Don Quijote.
El resentimiento, nos dice Ruth Capriles, “se inicia en la fracción del sistema político que no logra detentar el poder supremo y se siente marginal y/o impotente para el ejercicio del mismo. Sus técnicas para quitar el poder a los gobernantes será la insidia, la intriga y el mensaje espiritual que trastoca tanto las necesidades básicas de una población ansiosa de cambio o liberación”(p.29). Entre nosotros esa parte fue el ejército porque la conspiración, si seguimos su examen, no partió ni de los pobres ni de los marginados sociales sino de la cumbre de la elite protestaria. Se ha dicho que las instituciones nacionales venezolanas son: Iglesia católica, Fuerzas Armadas, partidos políticos, el diario Ultimas noticias y el equipo Magallanes(este cronista es caraquista, nosotros secundamos a todo lo que es caraqueño), estas son las instituciones que estaban arriba. Lo siguen estando.
El resentimiento “tiene un papel en la destrucción de los valores morales originales que son desarrollados por los grupos dominadores o victoriosos”(p.30). Y para hacerlo ”los resentidos llaman a los ‘pobres de espíritu’ y les dicen que solo ellos son buenos; que la miseria o la debilidad son buenas y que sólo ellos están llamados a entrar en el reino de los cielos”(p.31). Por ello Ruth Capriles, siguiendo a Max Scheler, señala que ”los reyes del resentimiento moderno son los humanitaristas”(p.31), es decir los que inculcan la ”bondad de la pobreza, hermandad universal…amor abstracto…amor humanitario” (p.70).
Al lado de cada uno de los puntos que trata, en esta parte, Ruth Capriles se podrían consignar uno o varios ejemplos tomados de lo que vive Venezuela de 1999, desde que el Comandante dijo que la Constitución era “moribunda”.
EN VENEZUELA
Mientras la oposición venezolana era fuertemente reprimida en la autopista Francisco Fajardo, el presidente de la República, Nicolás Maduro, se encontraban bailando en la sede del Consejo Nacional Electoral junto a Adán Chávez
Ruth Capriles aplica toda su vasta elaboración teórica a Venezuela porque el resentimiento, “Esa Bestia ha parecido surgir en Venezuela de repente, desde lo más profundo de nuestra psique, desde lo más remoto de nuestra historia colonial y dependiente. Pero no es así. No fue de repente. Las condiciones eran propicias y los signos estaban manifiestos. El reino de la oscuridad se había cernido lentamente y fueron hombres y mujeres, no ángeles caídos quienes lo propiciaron”(p.20). Para ella Ezequiel Zamora(1817-1860) o el propio Maisanta, Pedro Pérez Delgado(1881-1924), un delincuente, un bandolero(p.36), no por casualidad bisabuelo de Chávez, son buenos modelos del resentimiento. Ni uno ni el otro pudieron precisar nunca aquellas ideas que los movían: si es que tuvieron alguna. Uno no es más que un caudillo más del siglo XIX y el otro un gamonal de las montoneras incultas. Ninguno fue un revolucionario ni nada que se le parezca, menos Zamora.
Pero “Cuando el resentido llega al poder su reacción es totalitaria”(p.26) como lo hemos visto en nuestro país en donde Chávez se presentó como un hombre de izquierda sin serlo y bastante ha costado a los estudiosos del fenómeno político, Manuel Caballero(1931-2010) sobre todo, el mexicano Enrique Krauze(1948) después, demostrar su filiación fascista, aunque todos los puntos establecidos por Umberto Eco(1932-2016) sobre el “fascismo eterno” en sus Cinco Estudios morales(Barcelona: Debolsillo, 2004,p.31-58), se dan en Chávez: uno a uno.
RASGOS DE LA VENEZUELA DE CHAVEZ
Y tal es el resentimiento del Comandante, si seguimos los pasos a Ruth Capriles, que lo que hemos visto en la última década en Venezuela es la más amplia inversión de valores. Su llegada al poder refleja por si solo “la inversión de valores democráticos que los venezolanos habíamos sostenido desde 1960. La escala de valores se reveló invertida repentinamente. Si antes preferíamos la libertad, desde ese momento pareció(diciembre 6,1998) más importante la igualdad, aun a costa de la libertad”(p.36). Eso al menos fue para el 56% que votó por él aquel día. Al parecer la verdad de nuestro sistema de vida descansó aquel día en el 44% del electorado que votó en contra, un conglomerado de personas bastante grande. Pero bajo Chávez los votos en su contra nunca se han tenido en cuenta, nunca se han contado ni hecho públicos, pero fueron depositados.
Antes de aquella contienda electoral había sucedido el golpe y el hecho, sin sentido político, que se le permitiera hablar. Fue cuando a las 11 de la mañana de aquel día pronunció el “Por ahora”. Sólo un gobierno sin mira ni visión aquel día pudo permitirlo. Fueron incluso aquel día en contra de una máxima de Nicolás Maquiavelo(1469-1527), la cual se cumplió ampliamente. Dice el sagaz florentino: ”quien procura que otro devenga poderoso se arruina”(El príncipe. Caracas: Los Libros de El Nacional, 1999,p.29). Así fue. Además: nunca se le da la palabra al enemigo vencido con los armas en la mano. Hoy sabemos que el presidente Pérez, azorado por el momento, sino no se explica en un político como él, dijo que lo dejaran hablar y que luego editaran el mensaje. No le hicieron caso aquellos oficiales que aparecen en la foto al lado del insurgente: estos generales estaban comprometidos en el golpe, cosa que se conocen bien hoy. Por Caracas entera circuló ese mismo día la información que los generales, en especial Fernando Ochoa Antich, ministro de la Defensa aquel día, estaban comprometidos con el golpe. Recuérdese también que esa noche el general Carlos Julio Peñaloza salió por Venevisión explicando quien eran aquellos conspiradores ya detenidos a esa hora. Y ya sabemos el peso que tiene entre nosotros la “radio bemba”, siempre tiene razón. Lo inexplicable, además, fue que los generales cedieran el golpe a los tenientes coroneles ¿por qué? Iba en contra de todo sentido de la jerarquía castrense.
Los venezolanos al elegir a Chávez “escogieron el programa de gobierno de una candidatura…un proyecto militarista, centralista y opositor a la libre empresa”(p.37). Y surgieron “los peligros de la dictadura de la mayoría”(p.37): “Un gobierno de los pobres”, “Venezuela es de todos”,“un lema que sólo nos resta libertad sino que es un rasero que nos empobrece a todos”(p.38), “Si Venezuela es de todos entonces no es de nadie”(p.37), acota Ruth Capriles.
Pero junto con eso quien más aplaudió el “Por ahora” fue la izquierda. Esta siempre había sido enemiga de nuestra democracia y, además, la izquierda latinoamericana, y por lo tanto la venezolana, siempre ha sido proclive al apoyar las intentonas militares. Recuérdese la historia del brasileño Luis Carlos Prestes(1898-1990) o el apoyo del partido comunista peruano a Velasco Alvarado. Así ha sido aquí. Sólo que no pensaron que Chávez había venido también a destruir la izquierda porque desde ese día, cada hora, solo ha querido estar él solo en el poder. Nadie más. Por ello conspiró con toda la ultra izquierda pero la noche de golpe los dejó de lado y actuó solo con los que lo seguían y con los soldados que trajo engañados desde Maracay a tomar el Palacio de Miraflores. Lo inexplicable es que la izquierda lo haya continuado siguiendo por años. Y le haya entregado hasta sus banderas. Esto sucedió en 1847 con el presidente José Tadeo Monagas(1784-1868) quien llamó a los Liberales a gobernar con él y con ello les quitó sus banderas, así lo reconoció en aquellos días Blas Bruzual(1808-1882).
El resto del país estuvo cercano al “Por ahora” también. Pero sólo pensando acabar con la crisis, sobre todo con la económica, y con la escandalosa corrupción de AD y COPEI.
Y eran las de Chávez palabras mesiánicas, “Su mensaje era justamente el mensaje del resentimiento, del débil, del incapaz, de quien había fracasado por los medios de la guerra y solo podía devolver el rencor de la debilidad por otros medios…el chantaje, la denigración, el pillaje, la transmutación de los conceptos espirituales”(p.40). Por ello su camino no fue otro, desde ese día, que la ”denigración del trabajo y el ensalzamiento de la pobreza”(p.41)
Y tal ha sido el desarrollo del proyecto chavista en estos diez años que cerró todas las expectativas de mejoramiento que nuestra gente que tuvo durante los años de la llamada “cuarta república”(lo que existió fue la República Civil), que históricamente no existió, es también otra invención del chavismo.
Pilares del chavismo son su ”mala conciencia con respecto a la riqueza”(p.49), su deseo de cambiarlo todo(p.72) lo que es imposible, de cambiarle el nombre al país, este fue siempre fue una república bolivariana: no hay que decir tácitamente lo que es explícito. Y, claro, también Venezuela ha sido siempre una republica mirandina, bellista, rodriguista y sucrista. Alterar también los nombres de las instituciones como si por ello cambiaran, ha sido otra actitud constante. Todo esto es una actitud patológica, muestra de una gran incapacidad para asumir lo existente, para continuar por dentro del devenir de la nación. Lo que debieron hacer, que si era una necesidad, era provocar el gran cambio que nuestra democracia requería, lo que esta mal, encontrar senderos positivos para el desarrollo. Los males de la democracia se mejoran con más democracia, no de otra manera. Pero eso no ha sido así porque Chávez y su régimen sólo existen para destruirlo todo(p.81).
El resentimiento del gobierno actual se puede ver si se examina, como lo hace Ruth Capriles, cada uno de los espacios de su acción. Por ello se detiene ante lo sucedido con la educación, los partidos políticos, el régimen de la descentralización, una de las grandes conquistas del país, logro pacífico, de la evolución de las instituciones, de perfeccionamiento del sistema político.
Sigue Ruth Capriles mostrándonos la situación actual del sistema judicial, los modos de producción, un país rico en donde ya ni siquiera hay comida, ni siquiera la que todos los días se sirve en los hogares. Y habría que añadir, desde las elecciones del 23 de noviembre de 2008, ganadas por la oposición, la disolución constitucional que vive el país. Y ello pese al triunfo de la oposición al negar la reforma constitucional el 2 de diciembre de 2007. Pese a ello Chávez logró la aprobación, mediante referendo, de la reelección continúa de la presidencia(febrero 16,2009), como si Venezuela fuera una moarquía.ua en la presidencia. Solo que las discrepancias a esta decisión contó con el 45% por parte del electorado. En ese referendo Chávez logró imponer lo que ninguno de los grandes dictadores de nuestra historia, Antonio Guzmán Blanco(1829-1899) y Juan Vicente Gómez(1857-1935) nunca hicieron, pese a contar con congresos que lo hubieran votado si estos autócratas se los hubiera pedido. Por cierto, ambos dictadores creadores, seres que si querían al país.
Mira Ruth Capriles al petróleo, cuya empresa fue destruida. El mineral negro, el estiércol del diablo de los conquistadores, nos ha producido en la última década más 800.000.000 millones de dólares los cuales no sólo ha sido despilfarrados en regalos, en la vertebración del neo-imperialismo venezolano que es el chavismo, en sostener el presupuesto nacional cubano. Aquella inmensa cantidad de recursos, con los cuales se podía fundar una nación, no ha servido para nada a los venezolanos, cuyo régimen educativo, cuyo sistema de salud, cuya seguridad, cuyos derechos humanos, civiles y políticos, están en el suelo.
Y que decir de la libertad de expresión, de la casi destrucción de las Fuerzas Armadas, que en algún momento casi creímos que era lo único que amaba Chávez, él que no ama a nadie, ni siquiera ha podido mantener su familia unida.
Y lo peor es la disolución moral que vive la nación. A lo cual hay que unir el intento de reescribir nuestra historia desde el poder, llenando de falacias históricas su comprensión, añadimos nosotros.
COMO SUPERARLO
Escribe Ruth Capriles: “Para superar el resentimiento necesitamos buenos líderes…pero también necesitamos buenos seguidores que sepan escoger los mejores lideres y conferirles el poder de guiarlos”(p.32). Necesitamos un proyecto, un programa: “Los líderes que quieran contrarrestar el mensaje del odio tendrán que diseñar políticas públicas alternativas y positivas, que respondan a la demandas de la población y le den esperanza de cambio, que ofrezcan la posibilidad de mejorar esas condiciones”(p.103). Ello debe basarse, dice Ruth Capriles, en tres simples formulas:
”1)La práctica política debería tomar en consideración los peligros de los resentidos en el poder y preocuparse por formar líderes y seguidores para reconocer el llamado del resentimiento en algunos proyectos políticos;2) Disminuir la inequidad y la injusticia social debe ser necesariamente otra de las líneas de trabajo para disminuir las condiciones propicias al resentimiento; 3) La promoción de actos de redención de culpas colectivas…no es una idea descabellada y podría permitir desarrollarlos como fórmulas de negociación de conflictos donde el resentimiento y la violencia impiden acuerdos” (p.112-113).
Y además a ello hay que añadir que para volver a poner a andar el país se requiere de un programa de acción, de un proyecto, porque sin él no se puede construir nada. Por ello leemos en este libro: “Nuestra tarea en Venezuela debería ser contraria a la antipolítico. Necesitamos mejorar y fortalecer, no destruir, a los políticos que pueden ser líderes que nos saquen del resentimiento y nos pongan en el camino de la justicia y equidad social. Necesitamos entrenar, educar a nuestros políticos tanto como necesitamos educar a todos los ciudadanos para que todos vayamos aprendiendo progresivamente las técnicas del bienestar social”(p.102).
Y el punto relativo al programa de acción es tan sustancial que sólo los gobiernos venezolanos que lo han tenido han logrado serias ejecutorias. No hay que olvidar lo dicho por don Simón Rodríguez(1769-1854): “donde no hay proyecto no hay mérito”. Y en este mismo asunto conviene mucho meditar hoy en el estudio de ese vasto pensador de lo político que fue entre nosotros Augusto Mijares(1897-1979) quien en su estudio “El proyecto de América” nos hizo mirar el sentido que tiene lo que afirmamos. Pero creía este ensayista que la puesta en practica de un proyecto para la sociedad debía partir de “la necesidad de estudiarnos sin disimular nuestras culpas, pero también sin exagerarlas”(Lo afirmativo venezolano. Caracas: Dimensiones, 1980,p.339). E indicaba además que a la hora de cambiar y mejorar se debía pensar cada día en hacer en Venezuela una revolución, no socialista ni intolerante, que le quitara la libertad a las personas. Pero al hacerlo debíamos pensar siempre dice don Augusto que “Revolución es proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras”(Lo afirmativo…,p.349). Debemos pensarlo.
ANALISIS CERTERO
Dentro de los muchos contenidos de este libro, en el que la brevedad, siguiendo la vieja lección de Baltazar Gracian(1601-1658), es su mejor atributo, hay varios análisis que es imposible que el lector deje pasar por alto.
Tal el examen de los verdaderos por qués de la crisis a la que llegó el país en 1992. Enfermedad que se había iniciado en 1977, bajo el primer gobierno(1974-1979) de Carlos Andrés Pérez(1922-2010). Y más precisamente, en 1978 al hacerse las cuentas públicas de aquel año fiscal recién fenecido: el primero en que no hubo superavit fiscal desde la muerte del general Gómez: ¡y precisamente en el momento en que el país tuvo más recursos en toda su historia!. Pero Pérez nunca escuchó a nadie, ni a sus asesores. Gonzalo Barrios(1902-1993) indicó que si de algun defecto tenía era que no escuchaba a nadie y, claro, menos a los prudentes que le indicaban caminos correctos de acción. Y no escuchó por ello a quien más debía hacerlo: a Juan Pablo Pérez Alfonso(1903-1979) quien explicó lo que sucedería con aquella inmensa cantidad de recursos, lo que llamó “El efecto Venezuela”. Fue también Pérez Alfonso que llamó al programa de acción nacional de Pérez “El programa de la destrucción nacional”, explicando que Venezuela se estaba hundiendo en el “excremento del diablo”. Y se cumplió su vaticinio. Mientras, Pérez auspició la campaña en la que se calificó a Pérez Alfonso de estar “loco”. Por ello consideramos que en verdad la democracia iniciada en 1958 cayó de las manos de Pérez, entre otras cosas porque son los problemas económicos los que engendran las crisis políticas y fue su gobierno el engendró el grave mal al no saber administrar los amplísimos recursos que llegaron al país, tanto que internacionalmente se consideró que Venezuela, gracias a esas cantidad inmensa de dinero, era el único país en todo el llamado Tercer Mundo que podía poner a andar su desarrollo. Pero eso no fue así: Pérez no logró vertebrar un buen equipo, no supo gobernar y la corrupción administrativa se llevó todos los recursos. Hay incluso la idea que la corrupción fue auspiciada desde Miraflores tanto en aquellos años(1974-1979) como en su segunda presidencia trunca(1989-1993) la cual acabó legalmente por todos los delitos cometidos. Esto que decimos no es una diatriba, existen las pruebas, precisamente primero en el Diccionario de la corrupción en Venezuela(Caracas: Consorcio de Ediciones Capriles, 1989-92. 3 vols) compilado bajo la dirección precisamente de Ruth Capriles y después en la serie de libros producidos para presentar el uso de la “partida secreta”, que fue lo que se precipitó el final de su gobierno.
Sobre el suceder de 1992, escribe Ruth Capriles, que en aquella crisis “influyó el progresivo deterioro general, económico y social”(p.64). Es decir “Un incremento de la desigualdad social, un deterioro progresivo de la calidad de nuestra vida, de la deshonestidad de los grupos dirigentes, de los términos de intercambio a lo interno y con el sistema económico internacional”(p.103). Allí está la clave de todo. Eso fue lo que hizo surgir a Chávez porque hasta ese momento todas las conspiraciones militares, que se producen siempre periódicamente en nuestro país, prácticamente cada década, habían sido reprimidas, sobre todo desde 1962, días del Carupanazo(mayo 4-5) y del Porteñazo(junio 2-6).
En cuando al análisis del el golpe del 4 de febrero de 1992 y la doble conspiración de los generales y los comandantes. De los primeros, sobre todo de Fernando Ochoa Antich, Guillermo Santeliz Ruiz y Carlos Julio Peñaloza, ya se ha hecho bastante luz, sobre todo en el libro del general Herminio Fuenmayor Estos hombres que enterraron la democracia(Caracas: Miguel Angel García e Hijo, 2008. 245 p.). Y lo prueba además que el general Santeliz haya acompañado a Chávez en el momento de pronunciar el “Por ahora” y luego se haya convertido en figura destacada del chavismo. Lo que no se ha explicado plenamente hasta ahora es que hizo Chávez entre el momento en que se entregó derrotado a Santeliz y el momento en que habló cerca del mediodía de ese día. Se nos ha dicho al indagar sobre este punto que aun no ha aparecido la documentación para precisar que pasó aunque ha circulado la versión que estuvo junto a varias generales adictos a su causa quemando papeles comprometedores. Esto lo precisará la historia algún día porque no hay nada escondido bajo el sol. Lo otro que algún día habrá que aclarar es cómo y por qué los generales conspiradores le entregaron el golpe a los comandantes, “fue un golpe cuanto menos permitido por las fuerzas del régimen y negociado por Chávez con el general Santeliz y el Ministro de la Defensa, general Ochoa Antich”(p.61) señala Ruth Capriles. En verdad se sabe que Chávez buscó a Ochoa para ponerle el golpe en sus manos. Ochoa era persona muy querida para él desde muy atrás, como nos lo confirmó el doctor José León Tapia(1928-1907), quien conoció a Chávez cuando publicó su obra Maisanta, el último hombre a caballo, en 1974. Chávez le trajo el libro para que se lo dedicara a Ochoa Antich. Y la defensa de sí mismo que hace Ochoa Antich en sus memorias(Así se rindió Chávez. Caracas: Los Libros de El Nacional, 2007. 348 p.) no logran convencer porque se basan solamente en argumentos éticos y no es la exposición de los hechos, que es lo que debió hacer. Y en lo relativo a lo que hicieron los generales inexplicablemente el 4 de febrero de 1992 consideramos que no se debe trazar ningún paralelismo con el 18 de octubre de 1945: ese día fue un golpe de los tenientes coroneles, de los que se han llamado en tiempos recientes los “comacates”. En su sagaz análisis del golpe Ruth Capriles no hace ver también dos hechos singulares: Chávez cambió la estrategia del golpe, cuidadosamente trazada por Francisco Arias Cárdenas, que fue el único triunfador el 4 de febrero porque él si tomó a Maracaibo y detuvo al gobernador Oswaldo Alvarez Paz. Chávez todo lo alteró, hoy que lo conocemos nos lo podemos explicar bien: él siempre hace lo que le parece, solo eso, no escucha nunca a nadie. Según sus propias palabras, “el comandante fija la comandancia donde le da la gana”(p.61) como lo confesó al profesor Agustín Blanco Muñoz. Así que fue por su propia decisión obtusa que todo lo cambió: no peleó ni siquiera, se escondió y luego se entregó. Mandó a los otros a pelear, grave conducta de un jefe militar, que nunca cometió el Libertador, quien siempre encabezó a su ejército. Y Chávez al pronunciar el “Por ahora” les robó también el protagonismo a sus otros compañeros ya que se presentó, esa fueron sus palabras, como el jefe de la insurrección al decir “Les habla el comandante Hugo Chávez” cuando debió hacerlo en nombre de los cinco cabecillas, dando el nombre y apellido de cada uno(p.62).
El examen que Ruth Capriles hace de los sucesos del 11 de abril de 2002 no puede ser más certero.
A su análisis añadimos las consideraciones que siguen: aunque aquel día, sobre todo después que se anunció la renuncia de Chávez y la formación de una Junta de Gobierno, la tragedia se transformó en comedia. Fue un drama mientras los pistoleros, por orden del presidente Chávez, Tiburón Uno, tirotearon a la multitud desarmada que pedía su renuncia, dentro de una acción que no puede ser calificada sino como una insurrección popular(como Jorge Olavarría(1933-2005) la calificó), a cuyos pies quedaron los cadáveres de todos los muertos en aquella jornada, cuyo olor fue el propio de una manifestación democrática. Los tiros se iniciaron cerca de las 3,45 minutos de aquella tarde. Y no hubo una masacre más grande, hubiera sido como el Caracazo, porque el Alto Mando no obedeció a Chávez primero y lo desconoció horas más tarde. Después vino la farsa: no hay una explicación de porque de la idea de una Junta se pasó a la escogencia de una sola persona. Tampoco hay explicación de por qué no fue llamado Enrique Tejera París(1919-2016) a presidir la Junta cuando él había estudiado y preparado todo el proceso de transición que bajo sus manos hubiera seguido los principios constitucionales normales. Y se hubiera contado de su probada eficacia política, experiencia de la que Pedro Carmona Estaca carecía. Y además: ¿no hay aun una explicación del por qué fue escogido Carmona, él sólo, para formar gobierno? Allí, en el Fuerte Tiuna, cuando Carmona todo sudado, sin corbata, pidió, ante las cámaras de televisión, permiso a los generales para anunciar su presidencia, comenzó la “carmonada”, un montón sucesivo de actos risibles y sin sentido alguno. Entre otros que ni siquiera se juramentó ante un juez del Tribunal Supremo, como debía hacerlo en acatamiento a las leyes, aquella madrugada ni nombró al nuevo gabinete como debía hacerlo. El 12 de abril hizo aquel acto bufo de juramentarse así mismo. Y cada vez que los periodistas que estaban en el Fuerte Tiuna, la madrugada del 12 de abril, le preguntaban sobre decisiones que había que tomar con celeridad, Carmona, que para ser presidente lo único que tenía era la cara, siempre respondía “eso lo resolveremos mañana”. Todo lo que describimos lo vio todo el país por televisión. Claro que allí también, no se ha dicho, jugó un papel muy serio la incapacidad del Alto Mando para organizar una nueva situación. Siempre nos ha parecido algo insólito que los oficiales de un ejército latinoamericano no supieran dar un Golpe de Estado, increíble, desconcertante, al menos. ¿O sería que Carmona les iba a asegurar la continuación de todos los negocios que aquellos oficiales hacían porque la corrupción siempre sabe abrirse el camino?.
Y sobre el Acta Constitutiva, se dice que fue redactada por el abogado Humberto Briceño, esta, pese a la protesta de todas las fuerzas políticas democráticas el 13 de abril, a horas de haber sido firmada por Carmona, no ha sido bien examinada. Recordamos, sin embargo, mucho, vivamente, la exposición que a través de Venevisión hizo la propia Ruth Capriles junto con Teodoro Petkoff(1932). Pero esta Acta Constitutiva no ha sido aun muy bien estudiada aun, no pretendemos defenderla sino exponer algunas consideraciones de la forma más desnuda posible. Aquella Acta Constitutiva tenía días circulando por Caracas. Cuando se la llevaron a Jorge Olavaria(1933-2005) y la analizó y les manifestó a quienes se la llevaron que aquello era “un adefesio constitucional”. Esa Acta Constitutiva, que hoy está impresa en el libro de Sandra La Fuente y Alfredo Meza(El acertijo de abril. Caracas: Mondadori/Debate,2003,p.171-177) no ha sido explorada como se debiera. Quienes lo hagan verán que aquel esperpento tiene dos partes: una primera que es el mayor elogio escrito a la Constitución de 1999 y una segunda parte en la cual se eliminan todos los poderes:¿cómo se explica eso?.
Pero añadimos nosotros, mirando aquella situación con los ojos de la historia: aquella Acta Constitutiva era el fundamento de un régimen de facto y esta, además, era una más de las Actas constitutivas con las cuales han tomado el poder todos los regimenes surgidos de los Golpes de Estado a todo lo largo de nuestra historia. Son tan singulares que el constitucionalista Ramón Escovar Salom(1926-2008) las consideró formando lo que él denominó “el otro derecho, paralelo”(Evolución política de Venezuela. Caracas: Monte Avila Editores,1975,p.113). Ese “derecho paralelo” debe ser examinado, tiene su sentido dentro de nuestra sinuosa evolución política. Este es otro punto de vista, lo sabemos, pero penetrar más hondo en el Acta Constitutiva de Carmona, con lo cual no restamos el valor a las opiniones sostenidas en contra de ella por figuras destacadas de nuestra vida institucional como Teodoro Petkoff(1932), la misma tarde del 13 de abril por Venevisión. Y porque además no podemos olvidar tampoco que hubo una evolución cierta en la vida de la democrática de la humanidad desde el fin de la Segunda Guerra Mundial(mayo 8,1945), desde la puesta en práctica de la Declaración de los Derechos Humanos(diciembre 10,1948), redactada por una comisión presidida por Eleonor Roosevelt(1884-1962), considerada “La carta magna de la humanidad”, proclamada por las Naciones Unidas: vivimos desde esos días el imperio de la democracia, al menos en el mundo occidental y la custodia de los derechos humanos. Y paralelo a eso marchó la evolución política venezolana, con la existencia de una misma constitución, la de 1961, con la sucesión de gobiernos, todos elegidos en comicios y que el 12 de abril de 2002 al poner en vigencia del Acta Constitutiva de Carmona se hacía presente una tradición que había parecido cerrarse con el Acta Constitutiva del 23 de enero de 1958, redactada por el Arturo Uslar Pietri(1906-2001) junto con Alirio Ugarte Pelayo(1924-1966) e Isaac Pardo(1905-2000). Ellos escogieron inmediatamente a quienes formarían el gabinete de la Junta de Gobierno, instalada y juramentada aquella madrugada, cosa que Carmona, por su desconocimiento de la historia de Venezuela no hizo el 11 de abril, ya que en la madrugada del 12, allí en el Fuerte Tiuna, debió decir quienes iban a integrar su gabinete y juramentarlos inmediatamente. Por cierto Carmona el 23 de enero de 1958 tenía 17 años suficientes para recordar los sucesos de aquella madrugada, nosotros que teníamos 12 nunca los hemos olvidado pues se vieron por televisión.
Y es imposible analizar a Chávez sin decir algunas palabras sobre la disolución de la historia nacional, la verdadera, la que se hace con documentos, ha propiciado él. Nombres como del propio Simón Bolívar(1783-1830), Simón Rodríguez(1769-1854), Ezequiel Zamora(1817-1860), el de Cristóbal Colón(1451-1506) y José Antonio Paez(1790-1973), e incluso el nombre de Caracas, han sido mal interpretados, se ha pretendido en todos los casos cambiar el sentido de la historia. Pero quien más ha sufrido los errores, las falacias históricas del chavismo, ha sido el Libertador. Hugo Chávez, aunque esto no se haya dicho y mucha gente crea lo contrario, para nada conoce en su esencia la figura de Bolívar, no se ha leído ni los diez mil documentos que el Héroe produjo ni los doscientos libros fundamentales publicados para conocerlo. Hoy suman 12.056 hasta el 31 de diciembre de 1825, según el último tomo publicado de los Escritos del Libertador,t,XXIII. Por lo tanto todo lo que dice sobre el primer venezolano es generalmente falaz, producto de lo que aprendió en la escuela y el bachillerato que siempre es poco. Y con algún barniz que debió recibir en la Academia Militar. Ello no lo hace un especialista en Bolívar como el pretende, está muy lejos de serlo. El hecho más singular cumplido por Chávez fue auspiciar una controversia, sin sentido histórico alguno, que contradecía todos los documentos conocidos, sobre el supuesto asesinato del Libertador en San Pedro Alejandrino, inventado por uno de sus asesores. Incluso hizo escribir una obra totalmente a-histórica sobre ese hecho, una de esas obras que fabrican los adulantes a la sombra del poder, cosa que sucede en todos los gobiernos. Su autor ni siquiera conoce la metodología que hay que aplicar al escribir la historia.
Con relación a la distorsión que está sufriendo el Libertador en manos de su supuesto devoto Chávez en El libro rojo del resentimiento encontramos una observación de Ruth Capriles que nos muestra bien aquello a lo que nos hemos venido refiriendo. Ella anota:”Simón Bolívar…luchó por la libertad, no por la igualdad, era un revolucionario libertario. El chavismo usa ese símbolo común a todos pero lo rellena de contenidos inversos: Bolívar aparece como un revolucionario igualitarista”(p.70). En Chávez y sus supuesto conocimiento de Bolívar se hace presente la terrible frase del Libertadorr: “El talento sin probidad es un azote” escrita al general Francisco Carabaño(Cartas del Libertador. Caracas: Fundación Lecuna,1968,t,VI,p.477). O aquella, del también general Antonio Paredes(1869-1907): “En Venezuela la ignorancia nos hace audaces”(citado por Ramón J.Velásquez: La caída del liberalismo amarillo. Caracas: Norma, 2008,p.241).
Hay otro tópico que trata Ruth Capriles, es con relación a ciertas acciones del político Rafael Caldera(1916-2009). Exponemos nuestros propios puntos de vista sobre estos asuntos. Son dos tópicos: el indulto concedido por el mandatario a Chávez y a algunos de sus compañeros y la historia de los jóvenes dirigentes copeyanos que no pudieron según ella acceder al liderazgo(p.49-50). Pero nada tiene que ver, en el caso de Caldera, el minuto en la televisión que le fue otorgado a Chávez el 4 de febrero de 1992(p.100) que fue una decisión del gobierno del presidente Pérez no bien cumplida por el general Ochoa Antich, como el mismo lo narra en sus memorias. Ello es una prueba más del contubernio aquel día entre generales y comandantes el 4 de febrero de 1992.
En cuanto al sobresimiento, que no fue indulto, porque un presidente no podía concederlo, dado a Chávez sostiene Ruth Capriles, opinión que respetamos pero no compartimos, por lo cual le pedimos tienda aquí el blanco mantel de la tolerancia. Escribe ella: “¿Fue generoso el indulto del ex presidente Rafael Caldera a los golpistas de 1992?”(p.98). Luego añade, en la hoja siguiente, “Fue una acción más de tantas mediante las cuales ese expresidente expresó su desprecio por los venezolanos”(p.99). Y continúa, “Un acto de generosidad habría sido dar a los responsables de un golpe su pena merecida, según la Justicia y la Ley. Un acto generoso habría sido no respaldar la reinuguración del golpismo militar en Venezuela. Indultarlo fue un acto de odio, venganza y resentimiento. Fue soltarnos a la Bestia…[porque] una vacuna contra el resentimiento, es evitar que los resentidos llegar al poder”(p.99).
Pero para comprender bien todo esto es necesario conocer la personalidad del doctor Caldera, medio siglo de trato continuo con él nos permite hacer las observaciones que siguen. Hay que partir que Caldera es el hombre de la “inteligencia esférica” que se le ha reconocido, es ella la que la ha permitido siempre mirar a los cuatro puntos cardinales antes de tomar una decisión. Y las ha podido tomar por ser hombre concentrado, de grandes silencios, necesarios siempre en un político auténtico, y por ser persona de muchas reflexiones en el silencio de su conciencia hechas antes del instante de la acción.
Y se dio cuenta Caldera, al otorgar el indulto a Chávez, que había sido un ofrecimiento de la campaña de 1993, que mantener preso a Chávez era convertirlo en una leyenda porque a nadie quieren más los venezolanos que a los perseguidos. Ahora quieren a los “políticos presos” de Chávez, eufemismo usado para llamar a los “presos politicos”.
Y si el sobreseimieto a Chávez(no fue indulto repetimos), que ahora critican todos los que lo apoyaron y pidieron en su momento, lo pensó este líder porque comprendió la necesidad que había de hacer la paz otra vez, colocar al ejército en su lugar, cortar la cabeza al golpismo militar recién nacido, encontrar de nuevo el sendero para el régimen democrático. De hecho Caldera logró en las elecciones de 1993 romper el bipartidismo, lleno ya entonces de corrupción, tanto en AD como en COPEI. Pero debió dar el sobreseimiento por los caminos de la democracia, buscando su estabilidad. Además tuvo ante si todos los logros obtenidos por la política de “pacificación” que auspiciada por él en 1969 puso fin a la insurgencia armada, casi de forma completa. Por ello lo hizo. No hubo trastienda porque no lo hubo nunca en él, fue siempre un hombre sincero. Y nunca al doctor Caldera se le puede acusar de que haya hecho un acto a favor del país que no fuera una acción generosa, Venezuela ha sido siempre el ídolo de su corazón porque el siempre ha sido un venezolano angustiado por la nación, un hombre país. La opinión de la cual discrepamos la contradice además la opinión de los millones de venezolanos que votaron por él en dos oportunidades para hacerlo presidente. Hay que pensar también, y esto es esencial también, en todos sus logros en la conducción de Venezuela, más que los que se reconocen hoy, que estamos en su caso, ante el segundo padre de nuestra democracia contemporánea, porque en esto tanto Rómulo Betancourt(1908-1981) como él forman un dúo. Así ha sido reconocido internacionalmente a través de la pluma del historiador británico Hugh Thomas(Una historia del mundo. Barcelona: Grijalbo, 1982,p.587, nota). Sabemos, para concluir este párrafo, que hoy es moda hablar contra Caldera, atribuirle pecados que son colectivos, porque si Chávez está en el poder no es porque Caldera le haya dado el indulto y haya respetado los resultados electorales de 1998 sino porque los venezolanos lo llevaron a la silla de Miraflores con sus votos. Y Caldera, hombre de muy inmensa formación intelectual, de “desplegante talento” sabe cuáles son los caminos de la historia, él sabe que sus tareas serán reconocidas y apreciadas. Sólo hay que dejar andar el tiempo, saber esperar.
En cuanto a los activistas copeyanos que no lograron el liderazgo cae Ruth Capriles en una interpretación de uso común. Es verdad que Luis Herrera Campins(1925-2007) no fue bien visto por la Dirección Nacional copeyana, posiblemente como producto del enfrentamiento de los exalumnos de los Jesuitas contra los antiguas alumnos de La Salle, base de la formación de Copei. Herrera era lasallista. Es verdad que Herrera Campins le cerraron las puertas de la nominación en 1973 con el “hombre del maletín”, pero él con serenidad siguió su sendero, se nominó “campeón del retornó” y negoció con el cogollo: fue candidato. Caldera mismo le alzó el brazo en la convención partidista y fue presidente.
Eduardo Fernández(1940) también venció en la Convención, fue candidato y no pudo ganar las elecciones. Hubo sin duda un enfrentamiento previo con Caldera y con la Dirección Nacional, enfrentamiento innecesario, pero Fernández le ganó a Caldera en la Convención Nacional socialcristiana. Esa noche se presentó casa de Caldera y el líder bajó a la sala le estrechó la mano y le deseó suerte en la campaña. Fernández no ganó, el triunfo fue de Carlos Andrés Pérez(1922-2010) aquel año 1988. Parece ser muy cierto hoy en día, en vista del sucederse político del país, que Caldera tuvo razón al decir que Fernández aun no estaba maduro para la presidencia porque incluso los logros políticos de su carrera son escasos. Y además Eduardo Fernández tiene un mal que no ha sabido contrarrestar: nunca ha lucido convencido de lo que dice, no contagia a nadie. Y eso la gente lo ve, lo sabe y lo siente. Un político cuyas consignas no sean pegajosas es imposible que sea presidente. Y en esta última década Fernández, en horas tan trágicas del vivir venezolano, se ha retirado, se ha encerrado, nunca ha estado visible en las horas más graves, cosa que si ha hecho Oswaldo Alvarez Paz(1943), el otro delfín del doctor Caldera, quien a diferencia de Fernández si actuó y fue un muy buen gobernador del Zulia y se ha mantenido en pie dentro de las corrientes opositoras a Chávez. Pero Alvarez Paz tampoco pudo ser presidente porque el propio Caldera le ganó en la contienda. Esa es la verdadera historia de los delfines de Caldera.
Y además para comprender bien todo esto que hay saber que el liderazgo tiene sus leyes y los seguidores auténticos de los dirigentes, Caldera lo sabe bien, siempre se mantienen leales y fieles al líder, incluso en los tiempos de su retiro a los cuarteles de invierno, según expresión cara al expresidente Caldera. Y esto lo experimentaron siempre en nuestra vida política nuestros grandes adalides: los adecos con Rómulo Betancourt(1908-1981), los uerredistas con Jóvito Villaba(1908-1989), de donde surgió la expresión “jovitero”, los comunistas con Gustavo Machado(1898-1983). El único fundador de un partido que fue expulsado del mismo fue Caldera, cosa inexplicable. Y pese a ello volvió a ser presidente y pese a la situación tan adversa de su segunda presidencia(1994-1999) le dio al país un lustro de paz y de desarrollo. Esto algún día, porque siempre sucede así, se verá todo esto con claridad. Mientras hay que esperar, saber tener calma.