Si tomáramos una fotografía de la sociedad venezolana, ¿cuáles serían esos rasgos sociales que usted
Psiquiatra y antropólogo
Luis José Uzcátegui: "Nos hemos vuelto muy primitivos por la crisis"
Odell López Escote
Psiquiatra y antropólogo. Mantiene constante análisis de la conducta del venezolano a través de sus distintos contextos. Es especialista en estudiar el comportamiento humano mediante los modelos emocionales; aunque en los últimos años la psicopolítica ha tomado parte en su andar. Luis José Uzcátegui explica que el venezolano ha perdido varias características a consecuencia de la crisis política, económica y social que atraviesa el país.
Bajo su lupa científica, cree que cuando al ser humano se le somete a condiciones extremas, desarrolla un arquetipo humano que busca sobrevivir en una jungla de dificultades.
Si tomáramos una fotografía de la sociedad venezolana, ¿cuáles serían esos rasgos sociales que usted puede ver y son de interés colectivo?
Vamos a comenzar por lo más intenso para la sociedad, y es que al venezolano, por las circunstancias políticas de tantos años acumuladas, y los últimos hechos que han ocurrido, le emerge una respuesta muy visceral, muy primitiva y tenemos en este momento comportamientos que tienen mucha semejanza con los efectos tribales.
El venezolano anda a la caza de un pollo, de un pedazo de papa, de un poco de jabón o cualquier alimento que le permita subsistir, pero también anda en la pesca de muchas cosas, como por ejemplo los bachaqueros. Nos podemos imaginar qué sucede en una sociedad en la que sus habitantes no tienen mayor disponibilidad emocional ni de tiempo, porque estos problemas forman parte de las 24 horas del ciudadano.
Esto lleva a que el venezolano se convierta en un ser extremadamente instintivo, muy primitivo, porque lo que tiene que hacer diariamente es utilizar su mente para ver cómo sobrevive, y para desarrollar todas sus acciones, conductas, emociones para protegerse de cosas que le están generando mucho daño como la inseguridad, entonces vive cercado. Es como vivir en un toque de queda eterno.
En Venezuela ir al trabajo ya representa una gran ansiedad y preocupación o tragedia eterna. Ese dolor que siente el humano cuando no se siente libre.
Nosotros vivimos en un gran campo de concentración como consecuencia de la inseguridad y del miedo que está pululando en el país desde hace muchos años.
¿Es este mismo contexto de país que ha arrancado la racionalidad de los venezolanos?
A cualquier ser humano que coloquen en circunstancias se acomoda para sobrevivir. Si estamos aquí y se presenta alguien para agredirnos y tenemos la posibilidad de salir corriendo, lo hacemos, buscamos la respuesta de sobrevivencia.
La realidad nos está demostrando que la situación es precaria, no hay nada, ninguna dimensión de la que se pueda agarrar el venezolano para sentir un poco de seguridad y confianza social, y sin confianza social, ¿cómo puede vivir el humano?
Hay otros elementos que se le pueden sumar como el proceso histórico del venezolano, su elaboración cultural como sociedad que podríamos mencionar rápidamente.
Podríamos señalar que el venezolano es una mezcla de aquel ciudadano digno, respetuoso, creativo, serio, de décadas atrás, pero a eso se le suma el venezolano que viene moldeándose a consecuencia de la presencia del petróleo. Cuando aparece el petróleo aparece esa abundancia fácil de dinero, de bienes, de circunstancias, y los gobiernos se integran también con un estilo de facilismo, transgresión y corrupción en menor grado. En la psique del venezolano y en su pensamiento se genera una especie de pirata en el cual siempre vive viendo a ver qué nuevo botín saca.
Recientemente aparece un formato político determinante impuesto por Chávez y que modela a la sociedad, la trasgresión como referencia para todo. Si tu eres trasgresor, tú puedes lograr todo, tú eres feliz, algo peligrosísimo, eres ético y digno, eso es lo que se ha vendido. Imagínense lo que puede ocurrir en una sociedad en donde convergen el cielo y el infierno.
Ya esto no es un país, ya no hay instituciones ni organización, hay una ficción porque lo que se generan son actividades acomodaticias.
Otra cosa peligrosa es un país donde se está muriendo su sociedad por falta de medicamentos. Que haya humanos que están consumiendo fármacos de perros para sus problemas biológicos esto es la primivitización (sic) del venezolano.
Hay un término que se ha vuelto casi un cliché, “sociedad enferma”. ¿Es Venezuela una sociedad así?
Venezuela tiene una de las sociedades más sanas del mundo, porque con estas circunstancias en las que está el país, situaciones de degradación, el venezolano aún guapea.
PSICÓPATAS Y TAMBIÉN DELINCUENTES
Luis José Uzcátegui | mayo 9, 2017 | Web del Frente Patriotico
Como en los peores tiempos de los tiempos, el pueblo venezolano está siendo atacado por dos de las funciones cerebrales más bestiales que ha generado la evolución humana. Burlarse de las leyes, ser cínico con la desgracia del otro, usar el terror para controlar y la mentira tal credo intelectual desde el año 1998 fueron los pensamientos y las acciones indispensables para tener altos cargos en el gobierno o ser amigo del régimen, en resumen se necesitaba pensar y actuar como psicópata. Esto explica las peroratas que muchos utilizan para enrostrar como grandes logros políticos y sociales del chavismo “inclusión social” y misiones de todo tipo, cuando en realidad los objetivos ocultos son simplemente engañar a millones de habitantes para mantenerse en el poder robando. ¡Vieja práctica de la peor política y del pensamiento psicopático!
Psicopatía, no basta
Pero como siempre, llega un momento que la psicopatía no basta para mantenerse en el poder y es indispensable convertirse en delincuente. Ordenar agresiones, torturas, caos y crímenes de lesa humanidad los ubica en la posición de perseguidos de las leyes nacionales e internacionales, y obnubilados y aturdidos, convierten a las fuerzas armadas y grupos paramilitares en operadores y garantes de sus transgresiones, sadismos y mentiras.
Odiado…
La instalación de la delincuencia como política pública y estrategia de estado se ha exacerbado una vez que el pueblo en la calle muestra su descontento y conjuraciones contra el régimen, se cumple la moraleja de Maquiavelo: “Uno de los más poderosos preservativos que el príncipe deba tener contra las conjuraciones es, pues, el de no ser aborrecido ni menospreciado por la universalidad de sus gobernados”, el príncipe debe ser temido y querido, pero nunca odiado, porque si es odiado le llega su fin. Y cuando esto sucede la crueldad se profundiza y explica los días infernales que se están viviendo en Venezuela y los escenarios más inhumanos que vendrán.
Los arrepentidos
En todo régimen altamente transgresor el comportamiento de los “arrepentidos” es muy frecuente, la folie raisonnante (locura razonante) con que el gran psiquiatra francés Philippe
Pinel (20 de abril de 1745 - 25 de octubre de 1826) caracterizaba las conductas psicopáticas, pierde intensidad. Las mentes de los arrepentidos no pisan los terrenos delincuenciales o hipócritamente aparentan no compartirlos, pero lo cierto es que se les activa el proceso psíquico de supervivencia y utilitarismo, que aunado al terror de ser cómplices de crímenes de lesa humanidad, los lleva abandonar el barco. Este tema, el de los arrepentidos, se debería manejar con sumo cuidado mediático e inteligencia (hay trabajos científicos muy serios como los del mundialmente prestigioso psiquíatra Dr. Dan Stein de la universidad de Cape Town localizada en Ciudad del Cabo y las estrategias psicológicas de “sanación” aplicadas en Sudáfrica, tanto con los afectados como con los agresores).
En la gráfica el Dr Dan Stein junto a Luis José Uzcátegui
Hace días Freddy Guevara, uno de los líderes “heroicos” de la oposición twitteaba: “Debemos demostrar que los que abandonen a Maduro serán bienvenidos, reconocidos y respetados en la nueva Vzla. Solo así ganaremos”. Válida y necesaria esta invitación política para sumar y no restar, pero sería muy prudente tomar en cuenta que las conductas psicopáticas de estos arrepentidos han sembrado en las mentes de millones de venezolanos grandes daños y se sienten intensamente agredidos. ¡Y estos venezolanos son indispensables para ganar!…
La Mente del Psicópata
Robert D. Hare Alberta, Canadá, 1934) es doctor en psicología e investigador de renombre en el campo de la psicología criminal. Profesor emérito de la University of British Columbia.
LA HUMANIDAD ESTÁ MANEJADA POR PSICóPATAS Resulta que -dejando a un lado a los asesinos, tanto a los ficticios como a los reales-, al parecer hay varios psicópatas que viven felices entre nosotros... de hecho, son bastante exitosos. "Y destilan una malevolencia casi invisible, especialmente si son líderes empresariales. Pueden afectar al Capitalismo. Y creo que eso fue lo que vimos con la crisis bancaria: es capitalismo moldeado por una especie de psicopatía. Es extraordinario que los psicópatas puedan tener tanto poder, que puedan moldear toda una sociedad", le dijo Ronson a BBC Mundo. Cobras bien vestidasLo que Ronson encontró y plasmó en su libro "A Psychopath Test" (El test del psicópata) era algo que varios psicólogos de renombre sospechaban desde hace tiempo y que al menos dos de ellos, el profesor emérito de psicología Robert Hare y el doctor Paul Babiak, psicólogo industrial y organizacional, ya habían puesto a prueba.
ES VENEZUELA UN ESTADO DELINCUENTE?
Rafael Sánchez González | mayo 9, 2017 | Web del Frente Patriotico
I.- CONSIDERACIONES GENERALES:
El vocablo delincuente se aplica a la persona que comete acciones que van contra la ley, o sea el sujeto activo del delito. En virtud de ello, y para beneplácito de la mayoría de los ciudadanos, el Estado Venezolano NO puede ser calificado como “Estado Delincuente”, por prohibición legal establecida en el Artículo 26 de la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, al excluir al Estado y sus empresas, de la responsabilidad penal de los hechos punibles cometidos “por cuenta” de ellos, por sus órganos directivos o sus representantes.
Entonces, quienes son responsables de los delitos que se cometan y cometen en los que parece estar aparentemente involucrado el Estado? La respuesta nos la da tanto Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, como la Ley contra la Corrupción, al prever la responsabilidad penal no solo del funcionario público que participe en la comisión de los delitos tipificados en dicha Ley, en el Código Penal y en Disposiciones especiales, sino también a las Personas Interpuestas, Intimo Asociado, Persona Expuesta Políticamente, Cómplices, Cooperadores etc. entre otros.
II.- LEGISLACION APLICABLE Y AMBITO DE APLICACIÓN:
Fundamentalmente para la persecución internacional de los delitos cometidos por los Funcionarios Públicos y de las personas que conforman una Organización de Delincuencia Organizada y demás señaladas por la Ley, se deben tener en cuenta los siguientes instrumentos legales:
1.- Resolución 55/25 de la Asamblea General, de 15 de noviembre de 2000 Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus Protocolos, la cual cuenta con una adhesión de 183 países.
2.- Resolución 58/4 de la Asamblea General, de 31 de octubre de 2003 Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, la cual cuenta con una adhesión de 174 países.
3.- La Convención Interamericana Contra la Corrupción (OEA) aprobada por Venezuela en 1996.
4.- Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada de Venezuela.
5.- la Ley contra La Corrupción de Venezuela.
Todos los cuerpos legales anteriormente mencionados coinciden en las definiciones y precisiones sobre los sujetos a aplicarse, así como los delitos que se persiguen.
Por otra parte, en tales cuerpos legales salvaguardando el Principio de la Soberanía de los Estados, ratifica su persecución extraterritorial y Cooperación Internacional para la erradicación y castigo de tales delitos.
III.- EL VERDADERO RESPONSABLE DE LOS DELITOS COMETIDOS POR LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS Y DEMAS PERSONAS LIGADAS AL GOBIERNO VENEZOLANO, ES EL PSUV Y LAS PERSONAS QUE LO INTEGRAN, POR SER UNA ORGANIZACIÓN DE DELINCUENCIA ORGANIZADA:
En Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada ratificando los Convenios Internacionales suscritos al respecto, se define como Delincuencia Organizada: “La acción u omisión de (1) tres o más personas asociadas por cierto tiempo con la (2) intención de cometer los delitos establecidos en esa Ley y (3) obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico o de cualquier índole para sí o para terceros”, e igualmente se define como Grupo Estructurado, a aquel grupo de delincuencia organizada formado deliberadamente para la comisión inmediata de un delito.
A la luz de las precisiones anteriores se puede concluir sin caer en sofismas que el PSUV:
1.- Es un grupo de delincuencia organizada, toda vez que al ufanarse que tienen más de 7.000.000 de partidarios inscritos, exceden a los 3 exigidos por la Ley, aunque muchos sean miembros de buena fe.
2.- Por acción y omisión, y de manera dolosa y culpable sus miembros y personas afines, y como mínimo algunos de los miembros de su directorio, y los funcionarios públicos inscritos en dicha organización, están cometiendo de manera continuada, y según se puede apreciar en los medios de comunicación, los siguientes delitos tipificados en la Ley, en el Código Penal y en Disposiciones Especiales, que entre otros y que son los que nos interesan son:
a) Legitimación de capitales.
b) Financiamiento al terrorismo actuando y colaborando con bandas armadas con el propósito de causar estragos, o subvertir el orden constitucional y las instituciones democráticas o alterar gravemente la paz pública
c) Violación de Derechos Humanos.
d) Obstrucción a la administración de justicia
e) Obstrucción de la libertad de comercio
f) El tráfico, y transporte ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, sus materias primas, insumos, productos químicos esenciales, solventes, precursores y de otra naturaleza desviados y utilizados para su producción.
g) La estafa y otros fraudes.
h) Los delitos bancarios o financieros.
i) La corrupción y otros delitos contra la cosa pública.
ji) Los delitos ambientales.
k) El contrabando y los demás delitos de naturaleza aduanera y tributaria.
l) La privación ilegítima de la libertad individual y el secuestro.
m) La extorsión.
3.- Y por último el beneficio económico o de cualquier índole de los miembros del PSUV, para sí o para terceros, es evidente toda vez que económicamente existen unos muchos beneficiados; los beneficios que da las “mercedes” del poder son más que evidentes para otros muchos y al hablar de terceros beneficiados, la lista se hace grotescamente repugnante.
iv.- CONCLUSIONES:
a) El Estado Venezolano está en manos y penetrado por un grupo de Delincuencia Organizada, como presuntamente lo es el PSUV, equiparable en sus propósitos con otros Grupos de Delincuencia Organizada como lo son las mafias, los carteles y las FARC, y que utiliza el poder del Estado para la consecución de sus fines, maquillados tramposamente bajo el genérico nombre de: Revolución. De ellos es que hay que salir, independientemente del cargo público que ostenten.
b) Tanto la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus Protocolos, como las Leyes internas de cada país adherentes a la misma, recogidas en nuestro país, en el Artículo 59 de la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada establece la cooperación internacional para reprimir la delincuencia organizada y desmantelar las organizaciones la cual se basará en los siguientes lineamientos: “Identificar a los individuos que se dedican a estas actividades delictivas, ubicarlos y reunir las evidencias necesarias para enjuiciarlos” y “obstaculizar las actividades de estas organizaciones”. O sea que la obligación de combatirlos no se circunscribe al ámbito territorial venezolano, sino que va más allá de sus fronteras.
c) Basado en ello, es legal, legitima, y de hecho obligatoria, aunque se queda corta, la propuesta de legislación del Congreso Norteamericano contra miembros del gobierno identificados, que presuntamente se dedican a actividades delictivas en contra de los derechos humanos, (Llámense del PSUV, aunque algunos sean militares, pues son confesadamente defensores de la “revolución que pretende imponer el PSUV), y todo comentario o posición en contra es un despropósito contrario a las disposiciones legales establecida en la Ley in comento.
d) Por otra parte, la lucha de los políticos y ciudadanos, que actualmente se encuentran acosados por las instituciones y organismo del Estado, debe ser personalizada y orientada no solo contra el gobierno, ni contra el mismo Estado, sino adicionalmente contra ese presunto Grupo de Delincuencia Organizada que se denomina PSUV, y cuyos miembros ostentan los cargos bajo los cuales amparan sus desafueros y el de sus allegados. Deben ser enfrentados además como miembros del PSUV, y no solo como funcionarios, pues inmediatamente reaccionan que con tales críticas o ataques, se está atentando contra el Gobierno y sus instituciones, y hasta algunos han llegado a afirmar que se atenta contra Venezuela, y arrecian las persecuciones. La larga lista de miembros del PSUV, que han sido encarcelados en Venezuela o han huido del país por hechos contrarios a la Ley, facilita la determinación de que siendo miembro de dicho partido se tiene facilidad al acceso de cargos que les permitieron cometer los delitos que se les imputan.
e) Una prueba evidente de que el comportamiento delincuencial es de parte del PSUV, es la fabricada denuncia de magnicidio, y de golpe de estado presentada recientemente por el llamado “Alto Mando Político de la Revolución” en cuyo frente están Cilia Flores; Jorge Rodríguez; Delcy Rodríguez; Miguel Rodríguez Torres; Diosdado Cabello, Carlos Osorio, Raúl Ameliach; Jorge Arreaza, Rafael Ramírez y Tareck El Aissami, quienes salvo el general Rodríguez Torres, TODOS son miembros del PSUV, y en conjunto no tienen ninguna competencia, facultad, jurisdicción, en fin derecho a atropellar sin formula de juicio alguna y violando derechos y garantías constitucionales, a los ciudadanos, como lo hicieron al someterlos al escarnio público, pretendiendo involucrarlos en tales hechos.
f) Por otra parte, no debemos olvidar que Pablo Escobar fue electo miembro del congreso colombiano, pero al salir a la luz pública sus actividades delictuales y su pertenencia a un Grupo de Delincuencia Organizada, perdió todo apoyo político, y tuvo que dejar su curul. Bajo ese precedente sería muy difícil que una vez atribuida la responsabilidad penal de los delitos que a diario cometen los funcionarios públicos miembros del PSUV, los países que interesadamente dan su apoyo al “Gobierno Venezolano”, lo den al funcionario que pertenece a ese Grupo denominado PSUV, toda vez que en cada país la Ley penal que persigue a la Delincuencia Organizada, es más o menos uniforme, y lo que es delito aquí, también lo es en esos países. De dárselo, además de incumplir la normativa de las Convenciones Internacionales y Leyes para la persecución de la Delincuencia Organizada, delinquirían en calidad de cooperadores, cómplices o encubridores, como la propia normativa lo establece.
g) De declararse al PSUV como una Organización DE Delincuencia Organizada, no se debe olvidar que el Presidente de dicha Organización Política es quien ostenta de manera ilegitima la Presidencia de la Republica.
OTRAS PRECISIONES:
Estado Forajido:
Según John Rawls, en su libro “Una teoría de la justicia”, un “Estado forajido” es aquel: (i) cuyo sistema de gobernabilidad está administrado por grupos e individuos que no respetan los derechos humanos, (ii) convierten el derecho en una farsa, y (iii) sustituyen las normas éticas de la convivencia social con un comportamiento propio de bandidos, no de personas civilizadas y mucho menos de estadistas.
Es público, notorio y comunicacional, tanto en los hechos como en el derecho, que en Venezuela, el gobierno está en manos del PSUV, siendo el Presidente de la Republica, miembro en funciones de la directiva de dicho partido político, a cuyos objetivos y dictados, en algunos casos inconstitucionales e ilegales (http://www.psuv.org.ve/), se plegan y se encuentra sometidos. Dicho grupo en la administración del gobierno no respeta los derechos humanos, como es ampliamente conocido, y la sujeción del Gobierno al Estado de Derecho es solo una quimera, así como la protección de los ciudadanos mediante la aplicación de la norma constitucional y las Leyes, las cuales se “adecúan” perversamente a los fines de la “Revolución”. Por otra parte la intolerancia “revolucionaria” es tal que se suscitan casi a diario, en el plano institucional y cotidiano vergonzosos incidentes que dejan mucho que desear en la conciencia ética y moral ciudadana, promoviéndose hechos tumultuarios y de gavilla, contra los ciudadanos, imponiéndose por la fuerza de la amenaza y de las vías de hecho, en alardes típicos de matones, y de personas incivilizadas.
Estados Fallidos:
Son aquellos países que son incapaces absolutamente de sostenerse por sus propios medios y además son ingobernables. En los “Estados fallidos” sus gobernantes no pueden ejercer control efectivo sobre su territorio, la población no los percibe como legítimos, el Estado es incapaz de proveer los servicios públicos y la seguridad interna indispensables, el gobierno no ejerce el monopolio del uso de las armas y de la fuerza y toda clase de individuos y grupos irregulares armados pululan por las ciudades y campos del país.
Es público, notorio y comunicacional tanto en los hechos como en el derecho, que los gobernantes en Venezuela pertenecen al Partido Político PSUV, y en la frontera venezolana, existe un falta de control efectivo del territorio, así como en diversas zonas del país, en las que se dice están bajo el control y la merced de paramilitares, de la guerrilla e incluso el hampa; la falta de transparencia en las últimas elecciones, el desempeño en el ejercicio del gobierno, así como la incertidumbre sobre la nacionalidad del Presidente, hace que la población no lo tenga por legítimo. La incapacidad e ineptitud del gobierno, en manos de los miembros del PSUV, para proveer los servicios público y la seguridad interna son evidentes a la luz de los hechos y los resultados, así como el hecho del hampa desatada y armada delinquiendo impunemente; junto a ello la existencia de grupos armados mal llamados colectivos, que arremeten contra la indefensa población, y sin una efectiva política de desarme ha hecho que el gobierno no ejerza el monopolio del uso de las armas
El término Estado fallido es empleado por periodistas y comentaristas políticos para describir un Estado soberano que, se considera, ha fallado en la garantía de servicios básicos. Con el fin de hacer más precisa la definición, el centro de estudio Fund for Peace ha propuesto los siguientes parámetros:
Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
Incapacidad para suministrar servicios básicos.
Incapacidad para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.
Por lo general, un Estado fallido se caracteriza por un fracaso social, político, y económico, caracterizándose por tener un gobierno tan débil o ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede proveer servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados, así como una marcada degradación económica.1 Sin embargo, el grado de control gubernamental que se necesita, para que un Estado no se considere como fallido, presenta fuertes variaciones.Más notable aun, el concepto mismo de Estado fallido es controvertido, sobre todo cuando se emplea mediante un argumento de autoridad, y puede tener notables repercusiones geopolíticas.
En un sentido amplio, el término se usa para describir un Estado que se ha hecho ineficaz, teniendo sólo un control nominal sobre su territorio, en el sentido de tener grupos armados desafiando directamente la autoridad del Estado, no poder hacer cumplir sus leyes debido a las altas tasas de criminalidad, a la corrupción extrema, a un extenso mercado informal, a una burocracia impenetrable, a la ineficacia judicial, y a la interferencia militar en la política.
¿Estado fallido o sociedad fallida?
POR: ANÍBAL ROMERO
Diversos comentaristas se han referido al actual Estado venezolano como un “Estado fallido”. En lo que sigue argumentaré que el Estado “bolivariano” no es un Estado fallido, aunque creo razonable afirmar que la sociedadvenezolana sí lo es.
Empecemos por definir de manera concisa qué es un Estado. Según Max Weber, para empezar, el Estado es una instancia de poder que “reclama para sí, dentro de un determinado territorio, el monopolio de la violencia física legítima”. Cabe constatar que el Estado “bolivariano” (y uso el término “bolivariano” tan solo para designarle, sin contenido conceptual, histórico o moral alguno) no solamente reclama para sí el control de la violencialegítima sino también de la ilegítima, mediante la acción de los llamados “colectivos” y otras organizaciones paramilitares colocadas fuera de la ley, dirigidas a intimidar y reprimir al “enemigo interno”.
Los analistas que caracterizan al actual Estado venezolano como “fallido” tienden a confundir el aspecto estrictamente empírico (es decir, el problema de lo que el Estado es), con el aspecto ético o normativo (es decir, lo que debería ser el Estado).Según Thomas Hobbes el Estado, en este último sentido, se define en función de la relación entre protección y obediencia, o expresado en otros términos, en función de la misión de garantizar la seguridad de los ciudadanos a cambio de su obediencia. Desde luego, en el contexto de lo que hoy entendemos como Estado de Derecho esa obediencia no se refiere a un tirano absolutista, sino a las leyes; pero está claro que la misión de la ley es igualmente la de proteger a la ciudadanía a cambio de su legítima aceptación de la misma.
Lo que afirma Hobbes se refiere a lo que un Estado debe lograr. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que un Estado es también unsistema de dominio y control políticos, que en numerosas ocasiones es empleado por quienes detentan el poder para someter a una sociedad y así garantizar su perdurabilidad en el mando. En ese orden de ideas, el actual Estado “bolivariano” cumple hasta ahora a cabalidad su propósito de desplazar, intimidar, reprimir, someter o expulsar a una sustancial parte de la población, que se muestra inconforme con la situación del país y sus perspectivas.
En otras palabras, el Estado “bolivariano” cumple el objetivo de aplicar con éxito un sistema de dominación y control, que no solamente no protege a un amplio sector de la población, sino que de manera activa procura dejarle desprotegido y en lo posible paralizado, echando por tierra la prescripción hobbesiana, pero a la vez consolidando un modelo de sujeción política que está lejos de ser “fallido”.
Si adicionalmente recordamos que, de acuerdo con Carl Schmitt, el concepto de soberanía es parte fundamental del concepto de Estado y que, según este autor, “soberano es el que decide sobre el estado de excepción”, debemos en consecuencia concluir que el Estado “bolivariano” cumple de modo sobradamente eficaz con el criterio esbozado. Lo sostengo de ese modo pues en Venezuela se vive una situación de excepción permanente, es decir, una suspensión permanente de la Constitución y las leyes. Resulta patente que el grupo civil-militar que gobierna ejerce un poder arbitrario y enlazado exclusivamente a sus intereses de perdurabilidad en el mando. Es un modelo que violenta todos los límites que caracterizan un genuino Estado de Derecho.
De modo, pues, que si bien el Estado “bolivariano” no satisface los criterios normativos establecidos en algunas de las definiciones citadas, sí debemos admitir que como sistema de dominio y control políticos es un Estado bastante exitoso. No estamos hablando, con relación a la actual Venezuela, de un Estado fallido como podrían ser los casos de Libia, Iraq o Siria. Por el contrario, el Estado “bolivariano” es una instancia de mando político que ejerce sin controles ni límites constitucionales el poder, convirtiendo la prueba de la soberanía (la definición de la situación de excepción de Schmitt), en una vivencia permanente dentro de la sociedad venezolana. Ese sistema o modelo de dominio ha sido en no poca medida calcado de la experiencia revolucionaria cubana, y seguramente recibe un sólido asesoramiento y respaldo desde La Habana y su red de inteligencia en Venezuela.
Algunos de los rasgos de tal modelo aplicado en nuestro país son estos: 1) Incorpora a un importante sector castrense al ejercicio del poder y al disfrute de sus privilegios (en Cuba los militares controlan la economía). 2) Da respuesta a las necesidades legitimadoras de la izquierda radical, mediante la retórica antiimperialista y socialista. 3) Desmoviliza paulatinamente a la población pobre a través de la propaganda y la hegemonía comunicacional, la represión y la dependencia alimentaria, como ocurre en Cuba. 4) Expulsa o somete a la clase media a través de la destrucción de sus expectativas de progreso y libertad. 5) Doblega o domestica al sector opositor mediante el encarcelamiento de sus más auténticos líderes, la preservación de una esperanza siempre repetida de alternabilidad en el poder –pero con mecanismos electorales arbitrarios y/o fraudulentos–, y el otorgamiento parcial y bajo constante amenaza de “espacios”, a los que llega intermitentemente el dinero que el régimen, en última instancia, manipula.
Quizás Hobbes nos diría: El Estado “bolivariano” no es un verdadero Estado. Quizás Weber nos diría: El Estado “bolivariano” no es un Estado de Derecho. Quizás Schmitt nos diría: Una situación de excepción permanente como la existente en Venezuela es una contradicción. Pero me temo que el grupo civil-militaren el poder en Venezuela no tiene excesivo interés en la teoría política. Lo que sí les interesa es la práctica política, en todo lo que tenga que ver con el control sobre una sociedad fallida. A ese grupo civil-militar le interesa el poder, no las encuestas.
Afirmo que la sociedad venezolana es fallida en dos sentidos: en primer lugar, se trata de una sociedad que se ha mostrado incapaz de superarse decisivamente en los planos de la educación, la productividad y la competitividad en el mundo de hoy. La nuestra es una sociedad en la que hace rato se rompió el vínculo entre trabajo y bienestar, que ni siquiera concibe asumir el aumento del precio de la gasolina, el más bajo del planeta, aunque resulta obvio que estamos hablando de una gigantesca distorsión económica, una distorsión que nos revela ausentes y ajenos a las realidades y exigencias contemporáneas. Vivimos del petróleo y queremos seguir haciéndolo.
En segundo lugar, la sociedad venezolana es fallida pues ha permitido que una isla empobrecida y aplastada como la Cuba actual, una isla, sin embargo, cuyo régimen despótico está conducido por una élite político-militar con objetivos claros y férrea voluntad, nos subordine y explote, mediante la subalternización psíquica e ideológica del grupo civil-militar que nominalmente manda en Venezuela, y ante la mirada impasible de una dirigencia de oposición que en general ni siquiera toca el tema, y pasa a su lado en resonante silencio. Ello sin olvidar a tantos analistas y comentaristas para quienes el reto de la influencia de la Cuba castrista en Venezuela pareciera ser tabú, por razones que francamente ignoro.
El “Estado bolivariano” no es un Estado fallido, ni un narco-Estado ni un Estado forajido, aunque presente rasgos que nos permiten atribuirle tales calificativos en el plano ético, en el plano de lo normativo. La sociedad venezolana (la sociedad, no el Estado) sí es una sociedad fallida, que se autoengaña sobre su realidad, se hunde cada día más en el atraso en todos los órdenes de la existencia nacional, y admite, con honorables excepciones individuales y momentos de lucha colectiva, su subalternización al régimen tiránico en Cuba.
En términos de modelo de dominación, encontramos entonces que el desarrollado por el grupo civil-militar en el poder en Venezuela, en alianza con el régimen castrista en Cuba, se caracteriza hasta ahora por su eficacia en cuanto a su tarea principal: perpetuarse en el poder.
Pero nada humano es eterno, ni siquiera los “comandantes”. Lo expuesto en estas notas no implica que el Estado “bolivariano” sea invulnerable, o que Venezuela será para siempre una sociedad fallida. El futuro está abierto y, para repetir el lugar común, el futuro tendrá que ver con lo que digamos y hagamos, o dejemos de decir y hacer, en el presente.