En febrero del 2017, el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa, denunció que el gobierno venezol
ROMA, 30 Jun. 14 / 09:15 am (ACI).- En la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, celebrada ayer 29 de junio, el diario italiano Il Messagero publicó una entrevista que le hizo al Papa Francisco en la que le dijeron al Santo Padre que él “pasa por ser un Papa comunista”. En esta nota lea la respuesta del Pontífice.
En la entrevista, el periodista le dice a Francisco que “Usted pasa por ser un Papa comunista, populista. The Economist que le dedicó una portada afirma que habla como Lenin. ¿Se identifica con esto?”. A la pregunta el Santo Padre contesta que “yo digo solo que los comunistas nos han robado la bandera. La bandera de los pobres es cristiana. La pobreza está en el centro del Evangelio. Los pobres están en el centro del Evangelio”.
El Papa recuerda luego un pasaje del Evangelio que cita con frecuencia y que propuso a los jóvenes argentinos en su encuentro con ellos en julio del año pasado en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, el de las obras de misericordia: “Si miramos Mateo 25, el protocolo sobre el cual seremos juzgados: tuve hambre, tuve sed, estuve en la cárcel, estuve enfermo, desnudo. O miremos las Bienaventuranzas, otra bandera. Los comunistas dicen que todo esto es comunista. Sí, como no, veinte siglos después. Entonces cuando hablamos, podríamos decirles: pero ustedes son cristianos (risas)”.
El Santo Padre explica también en la entrevista que “la pobreza está en el centro del Evangelio. No se puede entender el Evangelio sin entender la pobreza real, teniendo en cuenta que existe también una pobreza bellísima del espíritu: ser pobre ante Dios porque Dios te llena”.
“El Evangelio –precisó el Papa– se dirige indistintamente a los pobres y a los ricos. Y habla tanto de pobreza como de riqueza. No condena para nada a los ricos, pero sí las riquezas cuando se hacen objetos de idolatría. El dios dinero, el becerro de oro”.
Al ser preguntado sobre la pobreza material y la espiritual, el Pontífice dijo que “a mí me asustan las dos. Un hambriento, por ejemplo, puedo ayudarlo para que no tenga más hambre, pero si ha perdido el trabajo y no encuentra otra ocupación, tiene que ver con otra pobreza. Ya no tiene dignidad. Quizá pueda ir a Cáritas y llevarse a casa un poco de víveres, pero experimenta una pobreza gravísima que le arruina el corazón”.
“Un Obispo auxiliar de Roma me contó que muchas personas van a comedores en secreto, llenos de vergüenza, y se llevan a casa la comida. Su dignidad se ha empobrecido y viven en un estado de postración”.
Para leer la entrevista completa, ingrese a: http://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-francisco-concede-nueva-entrevista-esta-vez-al-diario-italiano-il-messagero-99036/#.U7FgxZR5P2Y
Para leer el original en italiano ingrese a: http://www.ilmessaggero.it/PRIMOPIANO/VATICANO/papa_francesco_serve_argine_deriva_morale/notizie/770510.shtml#fg-slider22
Mario Moronta lleva feretro de estudiante asesinado en los disturbios de San Cristobal (edo. Tachira)
Por ELEONORA DELGADO /SAN CRISTÓBAL ELDELGADO@EL-NACIONAL.COM
20 DE MAYO DE 2017 04:15 PM | ACTUALIZADO EL 20 DE MAYO DE 2017 16:45 PM
El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta y el rector de la Universidad Católica del Táchira, Javier Yonekura, participaron en la misa exequial del estudiante de derecho de esa academia, Daniel Rodríguez Quevedo, asesinado este jueves cuando intentaba protegerse de la incursión de motorizados armados. El hecho ocurrió en la localidad de Santa Ana, municipio Cordoba, al sur del Táchira.
“Les ofrecemos nuestra voz de consuelo, que también es voz de profetas para seguir anunciando el Evangelio de la liberación en nuestro país, denunciar la maldad, la violencia y la irracionalidad que se han apoderado de nuestra sociedad, para exigir justicia y reclamar ante quienes han cometido el asesinato su conversión y cambio de actitud”, dijo Moronta durante la misa.
El Consejo Universitario de la UCAT, emitió un comunicado en el que condena el asesinato de Rodríguez Quevedo y exige se aclare las circunstancias del homicidio.
“Exige del Estado a través de sus órganos competentes, el esclarecimiento efectivo y diligente de las circunstancias de este terrible hecho, así como el establecimiento de las responsabilidades y la imposición de las penas correspondientes. La Universidad recuerda que la función del Poder Público es proteger a las personas e investigar los hechos delictivos perpetrados en su perjuicio, sin distinciones de raza, credo, condición social u orientación política. La salvaguarda de la dignidad humana excluye cualquier consideración a elementos que lo distraigan de ello”, señala uno de los puntos del comunicado.
Asimismo, el Consejo Universitario exige la aplicación de la Ley para los grupos armados que subvierten el orden.
“Condena, una vez más, la actuación de grupos violentos que, actuando con la mayor impunidad, continúan haciendo uso de prácticas ilegales, dedicándose a sembrar el terror en la colectividad tachirense. Su actuación, a través del asesinato y lesión a personas, así como causando destrozos y saqueos, constituye un agravio directo al derecho a recibir protección por parte de los órganos del Estado y a toda la Constitución. Estos grupos deben ser repelidos, disueltos y castigados conforme a la ley”.
Las homilías de la resistencia
Los hábitos y las sotanas tienen un espacio en las marchas del último mes y medio. En las iglesias se ora por las madres de los caídos en protestas y para “iluminar a los gobernantes”. El presidente Nicolás Maduro, señalan analistas, está manipulando la posición del Vaticano sobre el diálogo a fin de apuntalar su nueva estrategia
OMAR VÉLIZ
En estos dos meses de protestas, la presencia de religiosos en la calle asistiendo a las marchas, se hace cada vez más evidente
Por CARMEN VICTORIA INOJOSA | CINOJOSA@EL-NACIONAL.COM
21 DE MAYO DE 2017 12:15 AM | ACTUALIZADO EL 21 DE MAYO DE 2017 08:40 AM
Después de proclamar el Evangelio según San Juan, queda un lapso para atender las circunstancias que enfrenta el país. Los feligreses miran al sacerdote como intentando, por medio de la palabra de Dios, obtener respuestas ante la incertidumbre política. Por la quietud de sus cuerpos podrían confundirse con las imágenes de yeso en los altares del templo. Quizás sea una calma que, puertas afuera, no existe. Ese silencio que cubre a la Catedral de Caracas, también los envuelve para escuchar la homilía.
Monseñor Adán Ramírez, deán del Capítulo Metropolitano de Caracas, con un pasaje bíblico de la vida de Jesucristo promete una historia de salvación. Celebran la cuarta semana de Pascua y cuenta cuando Jesús, después de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: “Yo les aseguro: el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado es mayor que quien lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica, serán dichosos”. Monseñor explica la frase: “Puede que caigamos en la tentación de sentirnos más cuando se nos da un servicio en la comunidad o en la Iglesia. La persona puede creerse que es dueño de Dios, que es dueño de todo”.
Pese a que es jueves y es la misa de 8:00 am, la cantidad de voces que contestan “Gloria a ti, Señor Jesús” logra la sonoridad de un coro. El padre –sin hacer mención directa a gobernantes y políticos– le encomienda a Dios a quienes “tienen cargos y responsabilidades al servicio de los demás. Para que busquen siempre el progreso y la paz”.
Hace 10 días, en el Santuario Nacional Expiatorio, en La Concordia, ofrendaron velas “para darle luz a los gobernantes y que entiendan que su trabajo es un servicio”. El sacerdote inició la homilía con una plegaria por las madres de los jóvenes que han muerto durante las protestas. Luego de una breve pero contundente pausa, retomó sus palabras para enlazar con la cotidianidad que abruma a los feligreses.
“No todo es vida, esa vida debe ser plena. Por eso hay jóvenes que prefieren morir en la calle que vivir sin ser libres”. Las miradas se mantenían fijas al frente. De vez en cuando, alguna voz carraspeaba en medio de las pausas. Apenas el padre continuaba su prédica, el silencio se imponía para atender a las palabras que salían desde el púlpito. Paso a paso los asistentes cumplieron con los responsorios y las ofrendas: una por la paz, otra por las madres que perdieron a sus hijos en protestas, otra por los alimentos, la salud y por la iluminación de los gobernantes.
Antes de terminar, el sacerdote recordó que la oración era una herramienta que ambos grupos estaban dejando por fuera. “Si hay marcha y no hay oración, no hacemos nada; una constituyente sin oración, no sirve de nada; una protesta sin oración, no lleva a nada. La oración debe ser nuestra fuerza, el insumo principal que nos ayude a salir de esta situación”. Recordó que hace poco –a propósito de su cumpleaños– la escasez lo dejó sin torta porque, como la mayoría de los venezolanos, no tenía harina de trigo para preparar el tradicional pastel. Aprovechó el momento para decir que “la protesta sin fe es como una torta sin harina”.
Más allá de las declaraciones de los jerarcas de la Iglesia, misa a misa, en las homilías se hace un trabajo de resistencia. Entre oraciones, sermones y hostias racionadas por la escasez de harina, encuentra cierto sosiego la conflictividad que se agravó en el país, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia suprimió las funciones de la Asamblea Nacional, lo que ha llevado a casi 50 días continuos de protesta y un número similar de muertos durante la represión de las manifestaciones. La crisis política del país también se dirime en los templos.
El 7 de mayo fue el domingo del Buen Pastor y en la parroquia homónima –ubicada en Bello Campo, en Caracas, a media cuadra de donde se han librado encarnizadas batallas entre manifestantes y la GNB– se escuchó antes de la misa de 9:00 am un audio con la lectura de uno de los comunicados de la Conferencia Episcopal Venezolana. En él exhortan al gobierno al cese de la represión, rechazan el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente y exigen que se cumpla la Constitución vigente.
Al concluir la lectura con los nombres de los obispos firmantes, comenzó la misa. El párroco, Carlos Márquez, saludó a la feligresía con una esperanza: “Aunque caminemos por cañadas oscuras –aludiendo al salmo 22 de la Biblia– nos llevará a pastos tranquilos”. Hizo referencia rápidamente, sin aspavientos ni tragedias, a las duras circunstancias que les ha tocado vivir estos días. Terminada la eucaristía, el sacerdote anunció que la misa de las 5:30 pm tuvo que ser suspendida por los recurrentes disturbios. “Tengo al menos 30 latas de bombas lacrimógenas que han caído dentro de las instalaciones”, contó luego de la ceremonia.
“La homilía es un medio para alentar al pueblo frente a esta situación que estamos viviendo actualmente donde Dios es el centro del camino que nos lleva a ese encuentro con los demás. Y siempre teniendo presente que su palabra va encaminada con la verdad que vivimos. La iglesia no puede vivir ajena a este momento”, explica el sacerdote Alberto Cisneros, misionero claretiano.
Los religiosos también piensan en lo que vendrá después de la polvareda. “Nos va a tocar reconstruir el tejido social que está desgarrado. Eso no será sencillo. Hay que hacerlo con la caridad, con la verdad y con la justicia. Aquí se ha dicho que hay una guerra económica, social, de todo tipo. Pero yo apunto como sacerdote, que lo que existe es una guerra espiritual”, señala monseñor Ramírez.
Tensión histórica
En las escenas más convulsas de la historia del país, las sotanas han entrado en el encuadre: desde el padre José Cortés de Madariaga en el balcón del Ayuntamiento aquel 19 de abril de 1810 hasta la carta pastoral que publicó monseñor Rafael Arias Blanco, arzobispo de Caracas, cuando faltaba un año para el fin de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, en la que denunciaba que la mayoría del pueblo estaba viviendo en condiciones que no se podían calificar de humanas.
El Estado y la Iglesia, desde el inicio de la República, han tenido una relación hostil. En los gobiernos de José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, José Tadeo Monagas, Juan Vicente Gómez, Cipriano Castro y en el primer período de los adecos hubo grandes tensiones. Incluso, hasta Simón Bolívar fue excomulgado. Con Hugo Chávez también se estableció una posición frontal desde muy temprano.
“Las élites tenían posiciones contrarias al catolicismo, aunque eso empieza a cambiar a mediados del siglo XX, lo que permite una nueva relación porque en el Estado había élites más simpatizantes, las socialcristianas y socialdemócratas. Además, se le veía a la Iglesia como un socio del sistema político. Cuando llega el chavismo la Iglesia es considerada parte de la élite a desmontar, planteaban que debería existir una iglesia genuinamente cristiana y separada de la jerarquía eclesiástica. Y desde muy temprano tuvieron malas relaciones con la Conferencia Episcopal Venezolana”, explica el politólogo e historiador Guillermo Tell Aveledo.
En estos dos meses de protestas, la presencia de religiosos en la calle asistiendo a las marchas, se hace cada vez más evidente. Hábitos y sotanas, imágenes y rosarios han sido parte de los símbolos de esta etapa del conflicto. La única movilización que ha logrado llegar al oeste de Caracas fue precisamente “La marcha del silencio”, que tenía como destino la sede de la CEV, en Montalbán. La participación del Vaticano en los intentos de diálogo y las declaraciones de la alta jerarquía católica han marcado el ritmo de la tensión política venezolana.
El sacerdote jesuita, abogado y politólogo, Arturo Peraza, hace una analogía del momento con la historia de Moisés y el cruce del Mar Rojo, que significó para el pueblo de Israel el paso de la esclavitud a la libertad, para explicar el papel de los religiosos en este momento: “Cuando vives en un contexto de opresión, la palabra viene a buscar caminos de liberación. Este es el elemento más fundamental de la palabra de Dios. Moisés, que lo escucha, viene, ilumina a su pueblo y lo hace atravesar el Mar Rojo para caminar hacia la libertad”.
“Presidente cristiano”
La última vez que el gobierno se reunió con la directiva de la CEV fue el 10 de julio de 2012. El entonces vicepresidente Elías Jaua fue el encargado de asistir a la 98° reunión de la institución católica. Dijo que querían restablecer el clima de respeto tras 13 años de desacuerdos. El presidente de la CEV, monseñor Diego Padrón, expresó en ese momento que la intención del encuentro era la búsqueda de una relación por los canales institucionales. Durante la rueda de prensa, Padrón atendió una llamada del presidente Chávez a través del celular de Jaua. Ambos se saludaron y prometieron reunirse.
En 2010 Chávez había llamado “trogloditas y cavernícolas” a los obispos venezolanos, luego de que la CEV respaldara al cardenal Jorge Urosa Savino tras acusar al mandatario de violar la Constitución e impulsar el proyecto socialista. En 2006 fue el cardenal Rosalio Castillo Lara quien declaró que Chávez –que ya había aparecido con un crucifijo en la mano luego del golpe de Estado del 11 de abril de 2002– estaba llevando al país al desastre.
Aveledo señala que el poco apoyo que tenía el chavismo en la jerarquía católica, que era monseñor Mario Moronta, lo ha abandonado. Arturo Sosa, sacerdote de la Compañía de Jesús, pese a su posición de izquierda, ha sido crítico desde 2014. Los cardenales que se han nombrado, como Castillo Lara, Urosa Savino y ahora Baltazar Porras, todos han sido críticos.
Hace 10 días el presidente Nicolás Maduro dio muestras en cadena nacional de su fe, en medio de otro episodio de tensiones con la Iglesia. “Yo soy católico. Soy un cristiano, practicante profundo, no solo por la oración, soy cristiano de acción”, dijo mientras mostraba una foto de él como monaguillo. Ese día rechazó que la CEV se negara a asistir al encuentro para presentar la propuesta de la constituyente convocado para el 8 de mayo en Miraflores. “El jefe de Estado convoca a la cúpula de la Iglesia por la paz, la democracia, la constituyente y dicen: ‘No quiero hablar’. Se niegan a hablar con un presidente cristiano. ¡Qué se puede esperar de ellos!”, aseveró. La instrucción que le dio al ministro Elías Jaua fue “obligarlos” hasta que se sienten a dialogar, “como ha sido el mandato del Papa”. Maduro, incluso, solicitó una audiencia al nuncio apostólico, Aldo Giordano, para presionar a los prelados venezolanos.
Este año, la Conferencia Episcopal Venezolana ha fijado posición tras la publicación de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia, en torno a la crisis económica y social, por la represión en las marchas y también por la convocatoria al proceso constituyente. Este mes los exhortos no han cesado. Y esta semana realizaron la 43° Asamblea Extraordinaria Plenaria otra vez centrada en la crisis del país y reiteraron lo que han dicho: “No hay que reformar la Constitución, sino cumplirla”, y aceptaron recibir a Jaua, nuevamente, en la sede del episcopado.
Peraza señala que Maduro busca apoyarse en los llamados al diálogo que ha hecho el Vaticano para aplicarlas al caso de la constituyente. “Eso es utilizar o manipular las frases del papa Francisco a favor de propuestas que no han sido de ninguna manera apoyadas por él. El Papa ha llamado a la necesidad del diálogo, y este diálogo tiene unas precondiciones que fueron definidas por el cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado del Vaticano. Sobre eso es lo que Maduro no desea dialogar cuando ese es expresamente el llamado del Santo Padre”.
Aveledo agrega que pese a que el gobierno ha intentado manipular el discurso del papa Francisco, “la Conferencia Episcopal Venezolana influye más en la Santa Sede de lo que se podría creer”.
En Venezuela la mayor parte de la población es católica, pero no fanática, destaca el investigador. 7 de cada 10 ciudadanos ve favorable la influencia de la institución. “La sociedad tiende a ver positivamente a la Iglesia y al papado. Por eso su influencia en esos momentos pesa para el gobierno, al que le convendría que la institución solo se dedicara a los asuntos pastorales. Pero la Iglesia tiene desde hace años una vocación no solo de opinar, sino de intervenir por las mejoras en la sociedad”.
La visita que NUNCA COMPRENDI...El Papa, con Fidel Castro en una visita a La Habana en septiembre de 2015. ALEX CASTROAP
Vaticano mediante
En julio de 2016 el gobierno y la oposición aceptaron el acompañamiento del Vaticano para un eventual diálogo. En septiembre ambos grupos políticos hicieron formal esa invitación. Pese a que solo se lograron dos encuentros entre las partes y sin efectos, desde entonces el papa Francisco sigue de cerca la situación en Venezuela
2016
24 de octubre: El presidente Maduro se reunió con el papa Francisco en Roma y conversaron sobre la situación en Venezuela. Ese mismo día el representante del Vaticano, monseñor Emir Paul Tscherrig y el Nuncio Apostólico, Aldo Giordani, sostuvieron un encuentro con representantes de la oposición.
30 de octubre: Monseñor Claudio María Celli, enviado del Vaticano, calificó como “un buen comienzo” el primer encuentro entre el gobierno y la oposición en el museo Alejandro Otero.
1 de noviembre: El papa dijo: “apuesto todo y de corazón por el diálogo para resolver los conflictos” en referencia a Venezuela. Calificó la situación como "compleja".
5 de noviembre: Monseñor Celli expresó que si el diálogo fracasa, “es el pueblo venezolano el que se hunde más”, en advertencia a la posibilidad de que alguna de las partes se levantara de la mesa.
11 de noviembre: El segundo encuentro entre los actores políticos en el Hotel Meliá Caracas, el monseñor Celli lo calificó como un momento de “intenso diálogo”. Reconoció que existen posiciones diferentes sobre algunos asuntos, pero expresó que existe el deseo de encontrar soluciones.
20 de noviembre: Francisco recibió en una audiencia privada al cardenal venezolano Baltazar Porras, y dijo: “La Santa Sede ha enviado, por pedido de ambas partes de mediadores, un facilitador para ayudar al diálogo y eso es para servir al pueblo de Venezuela; a todas las partes y para que se logre la paz y un acuerdo”.
1° de diciembre: El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Prieto Parolin, envió una carta para mostrar su preocupación ante el retraso en la aplicación de los acuerdos. Demandó que se produzcan cuatro hechos antes del 6 de diciembre: implementación urgente de medidas para el abastecimiento de comida y medicinas, un cronograma electoral, la restitución de las competencias del Parlamento, y los instrumentos legales para acelerar la liberación de los detenidos.
6 de diciembre: La MUD en protesta por el incumpliendo de los acuerdos, decidió mantener la relación únicamente con los mediadores. Se reunieron por separado con monseñor Celli.
25 de diciembre: El papa Francisco dedicó un momento a Venezuela en su mensaje de Navidad: “Dicha valentía anime también a la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”.
25 de diciembre: La MUD afirma que no existen condiciones para restituir la mesa de diálogo en la sesión programada para el 13 de enero, luego del receso navideño. Pidieron al Vaticano activar mecanismos para verificar "el no cumplimiento de los acuerdos" por parte del gobierno.
2017
6 de enero: Tras una reunión con representantes del gobierno, monseñor Claudio María Celli ratificó su disposición de diálogo en Venezuela.
9 de enero: Francisco pidió que el gobierno y la oposición apuesten al diálogo y busquen la paz del país, para que "las consecuencias de la crisis política, social y económica" dejen de pesar sobre los ciudadanos.
19 de enero: Monseñor Celli comunica su renuncia a visitar Venezuela, por lo que no participará en próximas reuniones. El lugar fue ocupado por el Nuncio Apostólico Aldo Giordano.
21 de enero: El papa ratificó el papel de la mediación del Vaticano en los intentos de acercamiento en el gobierno y la oposición. Pero afirmó que “la diplomacia vaticana tiene que ser mediadora, no intermediaria".
22 de febrero: El presidente Maduro se reunió con el Nuncio Apostólico Aldo Giordano para tratar de reanudar el diálogo. El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, descartó esa posibilidad.
2 de abril: El papa Francisco pidió evitar la violencia y abogó por buscar "soluciones políticas" en Venezuela, cuya situación política aludió tras el rezo del Ángelus.
25 de abril: El Vaticano se solidarizó a través de una llamada telefónica con el cardenal Urosa Savino por la arremetida que sufrió la iglesia católica en la Basílica de Santa Teresa.
30 de abril: Francisco aseguró que la Santa Sede está dispuesta a intervenir frente a la crisis: “Tiene que ser con condiciones, condiciones muy claras. Hubo intervención de la Santa Sede bajo pedido fuerte de cuatro presidentes que trabajaban como facilitadores. Y la cosa no resultó. Quedó ahí. No resultó porque las propuestas no eran aceptadas o se diluían. Eran un sí sí, pero no no”.
6 de mayo: El Vaticano llamó a los obispos a hacer lo posible para que se establezcan puentes entre el gobierno y la oposición. La Conferencia Episcopal Venezolana publicó la carta en que el pontífice les expresa su cercanía “consciente de las dificultades que están atravesando”, y les agradece “su continuo llamamiento a evitar cualquier forma de violencia, a respetar los derechos de los ciudadanos y a defender y promover la dignidad humana y los derechos fundamentales”.
13 de mayo: “Se necesita mucha buena voluntad de parte de todos, comenzando por el gobierno, que debe dar señales que quiere solucionar y tomar en cuenta el clamor del pueblo y buscar soluciones. Yo creo que las soluciones son las elecciones”, dijo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, durante la canonización de los pastorcitos con motivo a la misa de la Virgen de Fátima.
El Nacional Investigación , Siete Días
Con olor a ovejas y a lacrimógenas
El padre Wilfredo Corniel asegura que al asistir a las protestas lo que hace es acompañar al pueblo de Dios que sufre. Dice que está entre el rebaño, pastoreando. Pero también se le ha visto respirando gas mientras lleva pancartas con mensajes religiosos
Por CARMEN VICTORIA INOJOSA | CINOJOSA@EL-NACIONAL.COM
21 DE MAYO DE 2017 12:10 AM | ACTUALIZADO EL 21 DE MAYO DE 2017 08:41 AM
La sotana beige del padre Wilfredo Corniel resistió a la lluvia, al sol y también a 12 horas de plantón en la avenida Victoria el lunes 15 de mayo. Es de Cojedes y desde septiembre de 2016 está en Caracas como párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de El Cementerio. En apenas ocho meses en la capital se ha convertido en un símbolo de las marchas. Ora por Venezuela no solo ante el altar, también lo hace entre cientos de personas que piden libertad en las calles. En sus manos no lleva el cáliz ni la vinajera, sino un pote de agua que contiene bicarbonato y un cartel con mensajes que considera pertinentes para el momento. El de ese día: “No más muertos por protestar”. Detrás de la cartulina se esconde, como una protección, una imagen de San Miguel Arcángel.“Pido que el corazón que se ha endurecido de aquellos que nos gobiernan se ablande y no sean sordos a la voz del pueblo. Esto se parece a lo que era el tiempo de los profetas. Los gobernantes se olvidaron de escuchar al pueblo y la comunidad sufría”, dice Corniel en medio de un grupo. La gente se le acerca y él también la aborda. Entre bendiciones, palabras de consuelo, ha caminado desde el inicio de las protestas en el mes de abril. “He asistido a casi todas. Menos a las de Semana Santa porque estaba haciendo mi trabajo como sacerdote. No he abandonado nunca mi realidad principal: ser sacerdote”.
Dice que como pastor le corresponde acompañar al pueblo de Dios que sufre, pero también está ahí por sus compromisos como ciudadano. “Estoy por quienes no pueden hacerlo por temor a que los saquen del CLAP. Estoy como un agente de paz. No solamente es orar, ofrecer la eucaristía, sino también caminar por la paz de Venezuela”, insiste.
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En estos dos meses de protestas, la presencia de religiosos en la calle asistiendo a las marchas, se hace cada vez más evidente / OMAR VÉLIZ
En 2013, cuando el papa Francisco presidió su primera misa crismal de Jueves Santo, pidió a los sacerdotes presentes renovar el espíritu de santidad con que fueron ungidos el día en que se ordenaron como presbíteros. “Esto os pido: sed pastores con ‘olor a oveja’, que eso se note”, dijo. Monseñor Adán Ramírez explica que eso hacen los sacerdotes y religiosas que asisten a las movilizaciones: “Estamos llamados a tender puentes, no a ahondar en las heridas. Eso también es una manera de expresar lo que dice el papa Francisco: ‘Hay que oler a oveja’. Un sacerdote tiene que estar con su pueblo. En este caso muchos no solamente han olido a oveja, sino que también han tragado bombas lacrimógenas”.
El padre Corniel, de 41 años de edad, es uno de los que ha tenido su dosis de gas, pese a que en las marchas se ubique en un punto intermedio para socorrer y levantar a las personas que resultan heridas o asfixiadas. Además de lacrimógenas, recibe amenazas. Le han llegado amenazas de que le van a rayar la iglesia, que lo van a secuestrar. “Aquí en El Cementerio muchas personas me dicen que tenga cuidado. También me acusan de ‘apátrida’ en las redes sociales. Yo oro por todo el pueblo de Dios. Soy el párroco de todos. Si es chavista igual lo voy a atender con todo el amor y el cariño”. Asegura que un “grupo de inteligencia social” acude a sus misas para escuchar lo que dice.
El lunes en la avenida Victoria el padre Corniel alivió a muchos con su prédica. Cerró la jornada con una plegaria por la justicia y la verdad. Los manifestantes entrelazaron las manos para rezar el Padre Nuestro. Al terminar les dijo: “Podemos ir en paz”.
El Nacional Investigación , Siete Días
PAPA FRANCISCO
“El peligro en tiempos de crisis es buscar un salvador que nos devuelva la identidad y nos defienda con muros”
El papa Francisco, durante la entrevista que tuvo lugar este viernes. L'OSSERVATORE ROMANO
El viernes, a la misma hora que Donald Trump juraba su cargo en Washington, el papa Francisco concedía en el Vaticano una larga entrevista a EL PAÍS en la que pedía prudencia ante las alarmas desatadas por el nuevo presidente de Estados Unidos —“hay que ver qué hace, no podemos ser profetas de calamidades”—, aunque advertía de que, “en momentos de crisis, no funciona el discernimiento” y los pueblos buscan “salvadores” que les devuelvan la identidad “con muros y alambres”.
Durante una hora y 15 minutos, en una sencilla habitación de la Casa de Santa Marta donde vive, Jorge Mario Bergoglio, que nació en Buenos Aires hace 80 años y se encamina a su cuarto año de pontificado, aseguró que “en la Iglesia hay santos y pecadores, decentes y corruptos”, pero que lo que más le preocupa es “una Iglesia anestesiada por la mundanidad", lejana a los problemas de la gente.
Sacando a veces a pasear el humor porteño, Francisco demuestra estar al tanto no solo de lo que ocurre dentro del Vaticano, sino en la frontera sur de España o en los barrios bravos de Roma. Dice que le encantaría ir a China—“en cuanto me inviten”— y que, aunque de vez en cuando pega “patinazos”, su única revolución es la del Evangelio.
El drama de los refugiados le ha marcado —“aquel hombre lloraba y lloraba en mi hombro, con el salvavidas en la mano, porque no había logrado rescatar a una niña de cuatro años”— tanto como las visitas a las mujeres esclavizadas por las mafias de la prostitución en Italia. Aún no sabe si se morirá de Papa u optará por el camino abierto de Benedicto XVI. Admite que a veces se ha sentido utilizado por sus compatriotas argentinos y a los españoles les pide algo que parece fácil y no lo es: “Diálogo”.
Pregunta. ¿Qué queda después de casi cuatro años en el Vaticano de aquel cura callejero que llegó de Buenos Aires a Roma con el pasaje de regreso en el bolsillo?
Respuesta. Que sigue siendo callejero. Porque en cuanto puedo, salgo a la calle a saludar a la gente en las audiencias, o viajo… Mi personalidad no cambió. No digo que me lo propuse: me salió espontáneo. No, acá no hay que cambiar. Cambiar es artificial. Cambiar a los 76 años es maquillarse. Por ahí no puedo hacer todo lo que quiero, pero el alma callejera está y ustedes lo ven.
P. En los últimos días de pontificado, Benedicto XVI dijo sobre su último periodo al frente de la Iglesia: “Las aguas bajaban agitadas y Dios parecía dormido”. ¿Ha sentido usted también esta soledad? ¿La jerarquía de la Iglesia estaba dormida con respecto a los problemas nuevos y viejos de la gente?
R. Yo, dentro de la jerarquía de la Iglesia, o de los agentes pastorales de la Iglesia (obispos, curas, monjas, laicos…) le tengo más miedo a los anestesiados que a los dormidos. A aquellos que se anestesian con la mundanidad. Entonces claudican ante la mundanidad. Y eso me preocupa. Que si está todo quieto, está tranquilo, si las cosas están bien… demasiado orden. Cuando uno lee los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de San Pablo, ahí había lío, había problemas, la gente se movía. Había movimiento y había contacto con la gente. El anestesiado no tiene contacto con la gente. Está defendido de la realidad. Está anestesiado. Y hoy día hay tantas maneras de anestesiarse de la vida cotidiana, ¿no? Y quizás la enfermedad más peligrosa que puede tener un pastor proviene de la anestesia, y es el clericalismo. Yo acá y la gente allá. ¡Vos sos pastor de esa gente! Si vos no cuidás de esa gente, y te dejás cuidar de esa gente, cerrá la puerta y jubílate.
P. ¿Y hay una parte de la Iglesia anestesiada?
R. Todos tenemos peligros. Es un peligro, es una tentación seria. Es más fácil estar anestesiado.
P. Se vive mejor, se vive más cómodo.
R. Por eso, más que los dormidos, hay esta anestesia que da el espíritu de la mundanidad. De la mundanidad espiritual. En esto, a mí me llama la atención que Jesús en la última cena, cuando hace esa larga oración al padre por los discípulos no les pide “mirá, cuidalos del quinto mandamiento, que no maten, del séptimo mandamiento, que no roben”. No. Cuidalos de la mundanidad; cuidalos del mundo. Lo que anestesia es el espíritu del mundo. Y entonces el pastor se convierte en un funcionario. Y eso es el clericalismo, que a mi juicio es el peor mal que puede tener hoy la Iglesia.
P. Aquellos problemas que tuvo Benedicto XVI al final de su pontificado y que estaban en aquella caja blanca que le entregó en Castel Gandolfo. ¿Qué había allí dentro?
R. La normalidad de la vida de la Iglesia: santos y pecadores, decentes y corruptos. ¡Estaba todo ahí! Había gente que había sido interrogada y está limpia, trabajadores… Porque aquí en la Curia hay santos, ¿eh?. Hay santos. Eso me gusta decirlo. Porque se habla con facilidad de la corrupción de la Curia. Hay gente corrupta en la Curia. Pero muchos santos. Hombres que han pasado toda su vida sirviendo a la gente de manera anónima, detrás de un escritorio, o en un diálogo, o en un estudio para lograr... O sea, ahí adentro hay santos y pecadores. A mí ese día lo que más me impresionó es la memoria del santo Benedicto. Que me dijo: “Mirá, acá están las actas, en la caja. Acá está la sentencia, de todos los personajes”. Y acá “fulano, tanto”. ¡Todo en la cabeza! Una memoria extraordinaria. Y la conserva, la conserva.
P. ¿Se encuentra bien de salud [Benedicto XVI]?
R. De acá para arriba, perfecto. El problema son las piernas. Camina con ayuda. Tiene una memoria de elefante, hasta en los matices. Por ahí yo digo una cosa, y me responde: “No es ese año, fue en tal año”.
P. ¿Cuáles son sus mayores preocupaciones con respecto a la Iglesia y en general con la situación mundial?
R. Con respecto a la Iglesia, yo diría que la Iglesia no deje de ser cercana. O sea, que procure ser continuamente cercana a la gente. La cercanía. Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia. Es una buena ONG. O una buena organización piadosa de gente buena que hace beneficencia, se reúne para tomar el té y hacer beneficencia… Pero lo que a la Iglesia la identifica es la cercanía: ser hermanos cercanos. Porque Iglesia somos todos. Entonces, el problema que siempre hay que evitar en la Iglesia es que no haya cercanía. Ser cercanos todos. Cercanía es tocar, tocar en el prójimo la carne de Cristo. Es curioso, cuando Cristo nos dice el protocolo con el cual vamos a ser juzgados, que es el capítulo 25 de Mateo, es siempre tocar al prójimo: "Tuve hambre, estuve preso, estuve enfermo…". Siempre la cercanía a la necesidad del prójimo. Que no es solo la beneficencia. Es mucho más. Después, en el mundo, es la guerra. Estamos en la Tercera Guerra Mundial en pedacitos. Y últimamente ya se está hablando de posible guerra nuclear como si fuera un juego de baraja: se juega a las cartas… Y eso es lo que más me preocupa. Me preocupa del mundo la desproporción económica: que un pequeño grupo de la humanidad tenga más del 80% de la fortuna, con lo que esto significa en la economía líquida, donde al centro del sistema económico está el dios dinero y no el hombre y la mujer, ¡el humano! Entonces se crea esa cultura del descarte.
Mi personalidad no cambió. Cambiar a los 76 años es maquillarse. No puedo hacer todo lo que quiero, pero el alma callejera está y ustedes lo ven.
P. Respecto a los problemas del mundo que mencionaba, precisamente a esta hora está tomando posesión como presidente de EE UU Donald Trump. Y el mundo está bastante en tensión por ese hecho. ¿A usted qué consideración le merece?
R. Ver qué pasa. Pero asustarme o alegrarme por lo que pueda suceder, en eso creo que podemos caer en una gran imprudencia. En ser profetas o de calamidades o de bienestares que no se van a dar, ni una ni otra. Se verá. Veremos lo que hace y ahí se evalúa. Siempre lo concreto. El cristianismo, o es concreto o no es cristianismo. Es curioso: la primera herejía de la Iglesia fue apenas muerto Cristo. La herejía de los gnósticos, que el apóstol Juan la condena. Y era la religiosidad de spray, de lo no concreto. Sí, yo, sí, la espiritualidad, la ley… pero todo spray. No, no. Cosas concretas. Y de lo concreto sacamos las consecuencias. Nosotros perdemos mucho el sentido de lo concreto. A mí me decía el otro día un pensador que este mundo está tan desordenado que le falta un punto fijo. Y es precisamente lo concreto lo que te da los puntos fijos. Qué hiciste, qué decidiste, cómo te movés. Por eso yo frente a eso espero y veo.
P. ¿No le preocupa lo que ha escuchado hasta ahora?
R. Espero. Dios me esperó a mí tanto tiempo, con todos mis pecados…
P. Para los sectores más tradicionales de la Iglesia, cualquier cambio, aunque solo sea en el lenguaje, es una traición. Para el otro extremo, incluso los que nunca comulgarán con la fe católica, nada será suficiente. Según ha dicho usted, todo estaba ya escrito en la esencia del Cristianismo. ¿Se trata entonces de una revolución de la normalidad?
R. Yo procuro, no sé si lo logro, hacer lo que manda el Evangelio. Eso es lo que procuro. Soy pecador y no siempre lo logro, pero eso es lo que procuro. Es curioso: la historia de la Iglesia no la llevaron adelante los teólogos, ni los curas, las monjas, los obispos… sí, en parte sí, pero los verdaderos protagonistas de la historia de la Iglesia son los santos. O sea, aquellos hombres y mujeres que se quemaron la vida para que el Evangelio fuera concreto. Y esos son los que nos han salvado: los santos. A veces pensamos en los santos como una monjita que mira para arriba y le dan vuelta los ojos. ¡Los santos son los concretos del Evangelio en la vida diaria! Y la teología que uno saca de la vida de un santo es muy grande. Evidentemente que los teólogos, los pastores, son necesarios. Y es parte de la Iglesia. Pero ir a eso: el Evangelio. ¿Y quiénes son los mejores portadores del Evangelio? Los santos. Usted utilizó la palabra “revolución”. ¡Eso es revolución! Yo no soy santo. No estoy haciendo ninguna revolución. Estoy tratando de que el Evangelio vaya adelante. Pero imperfectamente, porque pego patinazos a veces.
P. ¿No cree que entre muchos católicos puede existir algo así como el síndrome del hermano del hijo pródigo, que piensan que presta más atención a los que se fueron que a los que permanecieron dentro observando los mandamientos de la Iglesia? En uno de los viajes que un periodista alemán le preguntó por qué no hablaba nunca de la clase media, de aquellos que pagan impuestos…
R. Hay ahí dos preguntas. El síndrome del hijo mayor: es verdad que los que están cómodos en una estructura de Iglesia que no les compromete mucho, o que tienen posturas que los defienden del contacto, se van a sentir incómodos con cualquier cambio, con cualquier propuesta del Evangelio. A mí me gusta pensar mucho en el dueño del hotel al que el samaritano llevó a ese hombre al que los ladrones lo habían molido a palos después de robarlo en el camino. El dueño del hotel sabía la historia, se la contó el samaritano: había pasado un cura, miró, llegaba tarde a la misa y lo dejó tirado en el camino, no quería mancharse con la sangre porque eso le impedía celebrar según la ley. Pasó el abogado, el levita, vio y dijo: “Uy, yo no me meto acá, el tiempo que voy a perder, mañana en los tribunales haré de testigo y… No, no, mejor no te metas”. Parecía nacido en Buenos Aires, y dio la vuelta así, que es el lema de los porteños: “No te metas”. Y pasa este, que no es judío, que es un pagano, que es un pecador, considerado como de lo peorcito: se conmueve y lo levanta. El estupor que tuvo ese hotelero es enorme, porque vio algo inusual. Pero la novedad del Evangelio crea estupor porque es esencialmente escandalosa. San Pablo nos habla del escándalo de la cruz, del escándalo del Hijo de Dios hecho hombre. El escándalo bueno, porque también Jesús condena el escándalo contra los niños. Pero la esencia evangélica es escandalosa para los parámetros de la época. Para cualquier parámetro mundano, la esencia es escandalosa. Así que el síndrome del hijo mayor es un poco el síndrome del que ya está acomodado en la Iglesia, del que de alguna manera tiene todo claro, todo fijo lo que hay que hacer y que no me vengan a predicar una cosa extraña. Así se explican nuestros mártires: dieron su vida por predicar algo que molestaba. Esa es la primera pregunta. La segunda: yo no le quise contestar ahí a un periodista alemán, sino que le dije: lo voy a pensar, tiene algo de razón usted… Yo continuamente estoy hablando de la clase media sin mencionarla. Uso una palabra de Joseph Malègue, un novelista francés: él habla de "la clase media de la santidad". Yo estoy hablando continuamente de los padres de familia, de los abuelos, los enfermeros, las enfermeras, la gente que vive para los demás, que cría a los hijos, que trabaja… ¡La santidad de esa gente es enorme! Y es también la que lleva adelante la Iglesia: la gente que vive de su trabajo con dignidad, que cría a sus hijos, que entierra a sus muertos, que cuida a los abuelos, que no los encierra en un geriátrico, esa es nuestra santa clase media. Desde el punto de vista económico, hoy día la clase media tiende a desaparecer, obviamente, cada vez más, y se puede correr el riesgo de refugiarse en las cuevas ideológicas. Pero esta “clase media de la santidad”: el papá, la mamá que celebran su familia, con sus pecados y sus virtudes, el abuelo y la abuela. La familia. En el centro. Esa es la “clase media de la santidad”. Malègue tuvo una gran intuición ahí, y llega a decir una frase que puede impresionar. En una de sus novelas, en la novela Augustine, cuando en un diálogo un ateo no creyente le dice: “Pero, ¿usted cree que Cristo es Dios?” Y le plantea el problema: ¿Cree que el Nazareno es Dios? “Para mí no es un problema —le contesta el protagonista de la novela—, el problema para mí hubiera sido que Dios no se hubiera hecho Cristo”. Esa es “la clase media de la santidad".
P. Hablaba usted de las cuevas ideológicas. ¿A qué se refiere? ¿Qué es lo que le preocupa sobre ese aspecto?
Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia. Es una buena ONG.
En el centro del sistema económico está el dios dinero y no el hombre y la mujer.
R. No es que me preocupe. Señalo una realidad. Uno siempre está más cómodo en el sistema ideológico que se armó, porque es abstracto.
P. ¿Eso se ha exacerbado, se ha potenciado en los últimos años?
R. Siempre lo hubo, siempre. No diría que se exacerbó, porque hay mucha desilusión con eso también. Creo que había más en el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial. Digo. No lo pensé mucho. Estoy recogiendo un poco… Siempre en el restorán de la vida te ofrecen platos de ideología. Siempre. Uno puede refugiarse en eso. Son refugios, que te impiden tocar la realidad.
P. Santo Padre, durante estos años en los viajes lo hemos visto emocionarse y emocionar a muchos de los que escuchaban sus palabras… Por ejemplo, en tres ocasiones muy especiales: en Lampedusa, cuando se preguntó si habíamos llorado con las mujeres que pierden a sus hijos; en Cerdeña, cuando habló del mundo del trabajo y del sistema financiero mundial; en Filipinas, con el drama de los niños explotados. Dos preguntas: ¿qué puede hacer la Iglesia, qué se está haciendo, y cómo están actuando los gobiernos ante esto?
R. El símbolo que propuse en la nueva oficina de Migraciones —en el nuevo esquema, el departamento de Migraciones y Refugiados, lo asumí yo directamente con dos subsecretarios— es un salvavidas anaranjado, como los que todos conocemos. En una audiencia general vino un grupo de los que trabajan en el salvamento de los refugiados en el Mediterráneo. Yo iba saludando, y este hombre agarró eso que tenía en la mano y se me puso a llorar, y se me puso en el hombro y lloraba y lloraba: “No pude, no llegué, no pude”. Y cuando se calmó un poco me dijo: “No tenía más de cuatro años la nena. Y se me fue abajo. Se lo doy a usted”. Y esto es un símbolo de la tragedia que hoy estamos viviendo. Sí.
P. ¿Están los gobiernos respondiendo a la altura?
R. Cada cual hace lo que puede o lo que quiere. Es un juicio muy difícil de dar. Pero obviamente, que el Mediterráneo se haya convertido en un cementerio nos tiene que hacer pensar.
P.. ¿Siente que su mensaje, su viaje hacia las periferias, hacia los que sufren y están perdidos, es acogido, acompañado por una maquinaria tal vez acostumbrada a caminar otro ritmo? ¿Siente usted que va a un ritmo y la Iglesia a otro? ¿Se siente acompañado?
R. Yo creo que no es así, y gracias a Dios la respuesta en general es buena. Es muy buena. Por ejemplo, cuando yo pedí a las parroquias de Roma y a los colegios, hubo quien dijo: “eso fue un fracaso”… ¡Mentira! ¡No fue nada de fracaso! Un alto porcentaje de las parroquias de Roma, cuando no tenían una casa grande a disposición o la canónica era chica, qué sé yo, pues los fieles alquilan un departamento para una familia inmigrante. En los colegios de monjas, las veces que sobraba lugar, han hecho un espacio para familias migrantes… La respuesta es más de lo que se cree, no se publicita. El Vaticano tiene dos parroquias y cada parroquia tiene una familia inmigrante. Un departamento del Vaticano para una familia, otro para otra. Se ha respondido continuamente. El 100% no. Qué porcentaje, no lo sé. Pero yo diría que el 50%. Después viene el problema de la integración. Cada inmigrante es un problema muy serio. Ellos huyen de su país. Por hambre o por guerra. Entonces, la solución se tiene que buscar allá. Por hambre o por guerra, son explotados. Pienso en África: África es el símbolo de la explotación. Incluso al darle la independencia algún país les dio la independencia del suelo para arriba, pero se reservó el subsuelo. O sea que son siempre usados y esclavizados… Entonces, la política de acogida tiene varias etapas. Hay una acogida de emergencia: vos tenés que recibirlo, y tenés que recibirlo porque si no, se ahoga. En eso Italia y Grecia han dado un ejemplo, un ejemplo muy grande. Italia, incluso ahora, con los problemas que está teniendo con el terremoto y todas estas cosas se sigue preocupando de ellos. Los reciben. Claro, llegan a Italia porque es lo más cercano que tienen. Creo que a España llegan de Ceuta también. Pero generalmente no quieren quedarse en España, la mayoría quiere ir al norte, porque buscan más posibilidades.
P. Pero en España hay un muro con Ceuta y Melilla, no pueden pasar.
R. Sí, sí, lo sé. Y quieren ir al norte. Entonces, el problema es: recibirlos sí, más o menos un par de meses, acomodarlos. Pero hay que empezar un proceso de integración. Acoger e integrar. Y el modelo mundial que va a la cabeza es Suecia. Suecia tiene nueve millones de habitantes. 890.000 habitantes de esos nueve millones son nuevos suecos, hijos de migrantes o migrantes con ciudadanía sueca. La ministra de exteriores —creo que era la que me fue a despedir—, una chica joven: era hija de madre sueca y padre de Gabón. Migrantes. Integrados. El problema es integrar. En cambio, cuando no hay integración se crean guetos, y no le echo la culpa a nadie, pero de hecho hay guetos. Que quizás en aquel momento no se dieron cuenta. Pero los chicos que hicieron el desastre en [el aeropuerto de] Zaventem eran belgas, nacieron en Bélgica. Pero vivían en un barrio cerrado de inmigrantes. O sea, es clave el segundo capítulo: la integración. Hasta el punto de que ¿cuál es el gran problema de Suecia ahora? ¡No es que no vengan los migrantes, no! ¡No estamos dando abasto en los programas de integración! ¡Se plantean qué más puedo hacer para que venga la gente! Es impresionante. Para mí es un modelo mundial. Y esto no es nuevo. Lo dije de entrada, después de Lampedusa… Yo conocía el problema de Suecia por los argentinos, uruguayos, chilenos, que en la época de la dictadura militar fueron acogidos allá, porque tengo amigos allá, y refugiados. Claro, después llegas a Suecia y te tratan ahí con organización médica y todo, papeles, y te dan un permiso para vivir… Y ya tenés una casa, y a la semana tenés la escuela para aprender el idioma, y un poquito de trabajo, y hacia delante. En eso San Egidio acá en Italia es un modelo. Los que vinieron conmigo en el avión de Lesbos, que después vinieron nueve más. Son 22 los que se hizo cargo el Vaticano, y nos estamos haciendo cargo de ellos, y lentamente se van independizando. Al segundo día los chicos iban al colegio. ¡Al segundo día! Y los padres lentamente ubicados, en un departamento, trabajo acá, medio trabajo allá... Profesores para el idioma… San Egidio tiene esa misma postura. O sea, el problema es entonces: salvamento urgente sí, ahí todos. Segundo: recibir, acoger lo mejor posible. Después, integrar. Integrar.
P. Ya hace 50 años de casi todo. Del Concilio Vaticano II, del viaje de Pablo VI y el abrazo con el patriarca Atenágoras en Tierra Santa. Hay quienes sostienen que para entenderlo a usted conviene conocer a Pablo VI. Él fue hasta cierto punto el papa incomprendido. ¿Se siente también un poco así, un Papa incómodo?
R. No. No. Yo creo que por mis pecados debería ser más incomprendido. El mártir de la incomprensión fue Pablo VI. Evangelii gaudium, que es el marco de la pastoralidad que yo quiero dar a la Iglesia ahora, es una actualización de la Evangelii nuntiandi de Pablo VI. Es un hombre que se adelantó a la historia. Y sufrió, sufrió mucho. Fue un mártir. Y muchas cosas no las pudo hacer, porque como era realista sabía que no podía y sufría, pero ofrecía ese sufrimiento. Y lo que pudo hacer lo hizo. Y qué es lo que mejor hizo Pablo VI: sembrar. Sembró cosas que después la historia fue recogiendo. Evangelii gaudium es una mezcla de Evangelii nuntiandi y el documento de Aparecida. Cosas que se fueron trabajando desde abajo. El Evangelii nuntiandi es el mejor documento pastoral postconciliar y no ha perdido actualidad. Yo no me siento incomprendido. Me siento acompañado, y acompañado por todo tipo de gente, jóvenes, viejos… Sí, alguno por ahí no está de acuerdo, y tiene derecho, porque si yo me sintiera mal porque alguien no está de acuerdo habría en mi actitud un germen de dictador. Tienen derecho a no estar de acuerdo. Tienen derecho a pensar que el camino es peligroso, que puede dar malos resultados, que… tienen derecho. Pero siempre que lo dialoguen, no que tiren la piedra y escondan la mano, eso no. A eso no tiene derecho ninguna persona humana. Tirar la piedra y esconder la mano no es humano, eso es delincuencia. Todos tienen derecho a discutir, y ojalá discutiéramos más porque eso nos pule, nos hermana. La discusión hermana mucho. La discusión con buena sangre, no con la calumnia y todo eso…
P. ¿Incómodo con el poder tampoco se siente?
R. Es que el poder no lo tengo yo. El poder es compartido. El poder es cuando se toman las decisiones pensadas, dialogadas, rezadas, la oración a mí me ayuda mucho, y me sostiene mucho. A mí no me incomoda el poder. Me incomodan ciertos protocolos, pero es porque yo soy así, callejero.
P. Lleva 25 años sin ver la televisión y según tengo entendido los periodistas nunca fueron santo de su devoción, pero se ha reinventado todo el sistema de comunicación del Vaticano, profesionalizando y elevándolo incluso a la categoría de dicasterio. ¿Tanta importancia tienen para el Papa los medios de comunicación? ¿Este interés es porque cree que existe una amenaza a la libertad de prensa? Y las redes sociales, ¿pueden causar un perjuicio a la libertad del individuo?
R. Yo no veo televisión simplemente porque en un momento sentí que Dios me pidió eso; un 16 de julio del 90 hice esa promesa, y no me falta. Solamente fui al centro televisivo que estaba al lado del arzobispado a ver una o dos películas que me interesaban, que me podían servir para el mensaje. Y eso que a mí el cine me gustaba mucho y había estudiado bastante cine, sobre todo el de la posguerra italiano, el realismo italiano, y el polaco Wajda, Kurosawa, algunos franceses... Pero no ver televisión no me quitó comunicarme. No ver la televisión fue una opción personal, nada más. Pero la comunicación es divina. Dios se comunica. Dios se comunicó con nosotros a través de la historia. Dios no quedó aislado. Es un Dios que se comunica, y nos habló, y nos acompañó, y nos retó, y nos hizo cambiar de ruta, y nos sigue acompañando. No se puede entender la teología católica sin la comunicación de Dios. Dios no está estático allá y mira a ver cómo se divierten los hombres o cómo se destruyen. Dios se involucró, y se involucró comunicándose con la palabra y con su carne. O sea que yo parto de ahí. Le tengo un poco de miedo cuando los medios de comunicación no pueden expresarse con la ética que les es propia. Por ejemplo, hay modos de comunicarse que no ayudan, que desayudan a la unidad. Pongo un ejemplo sencillo. Una familia que está cenando y no hablan, o miran la televisión o los chicos están con su teléfono mandando mensajes a otros que están fuera. Cuando la comunicación pierde lo carnal, lo humano, y se vuelve líquida, es peligrosa. Que se comunique en familia, y se comunique la gente, y también de la otra manera, es muy importante. El mundo virtual de comunicación es riquísimo, pero corres el riesgo si no vives una comunicación humana, normal, ¡de tocar! Lo concreto de la comunicación es lo que va a hacer que lo virtual de la comunicación vaya por buen camino. O sea, lo concreto es innegociable en todo. No somos ángeles, somos personas de lo concreto. La comunicación es clave y tiene que ir adelante. Hay peligros como en todas las cosas. Hay que ajustarlos, pero la comunicación es divina. Y hay defectos. Yo he hablado de los pecados de la comunicación, en una conferencia en ADEPA, en Buenos Aires, la asociación que agrupa a los editores de Argentina. Y los presidentes me invitaron a una cena donde tuve que dar la conferencia esta. Ahí marqué los pecados de la comunicación, y les dije: no caigan en esto, porque lo que ustedes tienen en sus manos en un gran tesoro. Hoy en día comunicarse es divino, siempre fue divino porque Dios se comunica, y es humano, porque Dios se comunicó humanamente. Así que funcionalmente hay un dicasterio, obviamente, para dar cauce a todo esto. Pero es una cosa funcional el dicasterio. No es porque es importante hoy comunicarse, no. ¡Porque es esencial a la persona humana la comunicación, porque también es esencial a Dios!
P. La maquinaria diplomática del Vaticano funciona a pleno rendimiento. Tanto Barack Obama como Raúl Castro agradecieron públicamente su labor en el acercamiento. Hay sin embargo otros casos como el de Venezuela, Colombia o el de Oriente Próximo que siguen bloqueados. En el primer caso, incluso, las partes critican la mediación. ¿Teme que la imagen del Vaticano se resienta? ¿Cuáles son sus instrucciones en estos casos?
R. Yo le pido al Señor la gracia de no tomar ninguna medida por imagen. Sino por honestidad, por servicio, esos son los criterios. Maquillarse un poco no creo que haga bien. Que a veces se pueden cometer errores, se va a resentir la imagen, bueno, eso es una consecuencia, pero uno lo hizo con buena voluntad. Luego la historia juzgará las cosas. Y después hay un principio, que para mí es claro, que es el que tiene que regir en toda la acción pastoral pero también en la diplomacia vaticana: mediadores, no intermediarios. O sea, hacer puentes, y no muros. ¿Cuál es la diferencia entre el mediador y el intermediario? El intermediario es el que tiene por ejemplo una oficina de compra y venta de inmuebles, busca quién quiere vender una casa y quién quiere comprar una casa, se ponen de acuerdo, cobra la comisión, hizo un buen servicio, pero gana siempre algo, y tiene derecho porque es su trabajo. El mediador es aquel que se pone al servicio de las partes y hace que ganen las partes aunque él pierda. La diplomacia vaticana tiene que ser mediadora, no intermediaria. Si, a lo largo de la historia, la diplomacia vaticana hizo una maniobra o un encuentro y se llenó el bolsillo, pues cometió un pecado muy grave, gravísimo. El mediador hace puentes, que no son para él, son para que caminen los otros. Y no cobra peaje. Hizo el puente y se fue. Para mí esa es la imagen de la diplomacia vaticana. Mediadores y no intermediarios. Hacedores de puentes.
P. ¿Esa diplomacia vaticana se puede extender a China pronto?
R. De hecho, hay una comisión que hace años está trabajando con China y que se reúne cada tres meses, una vez aquí y otra en Pekín. Y hay mucho diálogo con China. China tiene siempre ese halo de misterio que es fascinante. Hace dos o tres meses, con la exposición del museo vaticano en Pekín, estaban felices. Y ellos vienen el año que viene acá al Vaticano con sus cosas, sus museos.
P. ¿Y va a ir pronto a China?
R. Yo, cuando me inviten. Lo saben ellos. Además, en China las iglesias están llenas. Se puede practicar la religión en China.
P. Tanto en Europa como en América, las consecuencias de una crisis que no acaba, el aumento de la desigualdad, la ausencia de liderazgos sólidos están dando paso a formaciones políticas que están recogiendo el malestar de los ciudadanos. Algunas de ellas –las que se dan en llamar antisistema o populistas— aprovechan el miedo de la ciudadanía a un futuro incierto para construir un mensaje de xenofobia, de odio hacia el extranjero. El caso de Trump es el más llamativo, pero ahí están también los casos de Austria e incluso Suiza. ¿Está preocupado por este fenómeno?
R. Es lo que llaman los populismos. Que es una palabra equívoca porque en América Latina el populismo tiene otro significado. Allí significa el protagonismo de los pueblos, por ejemplo los movimientos populares. Se organizan entre ellos… es otra cosa. Cuando oía populismo acá no entendía mucho, me perdía hasta que me di cuenta de que eran significados distintos según los lugares. Claro, las crisis provocan miedos, alertas. Para mí el ejemplo más típico de los populismos en el sentido europeo de la palabra es el 33 alemán. Después de [Paul von] Hindenburg, la crisis del 30, Alemania destrozada, busca levantarse, busca su identidad, busca un líder, alguien que le devuelva la identidad y hay un muchachito que se llama Adolf Hitler y dice “yo puedo, yo puedo”. Y toda Alemania vota a Hitler. Hitler no robó el poder, fue votado por su pueblo, y después destruyó a su pueblo. Ese es el peligro. En momentos de crisis, no funciona el discernimiento y para mí es una referencia continua. Busquemos un salvador que nos devuelva la identidad y defendámonos con muros, con alambres, con lo que sea, de los otros pueblos que nos puedan quitar la identidad. Y eso es muy grave. Por eso siempre procuro decir: dialoguen entre ustedes, dialoguen entre ustedes. Pero el caso de Alemania en el 33 es típico, un pueblo que estaba en esa crisis, que buscó su identidad y apareció este líder carismático que prometió darles una identidad, y les dio una identidad distorsionada y ya sabemos lo que pasó. ¿Las fronteras pueden ser controladas? Sí, cada país tiene derecho a controlar sus fronteras, quién entra y quién sale, y los países que están en peligro –de terrorismo o cosas por el estilo-- tienen más derecho a controlarlas más, pero ningún país tiene derecho a privar a sus ciudadanos del diálogo con sus vecinos.
P. ¿Y observa, Santo Padre, signos en la Europa de hoy similares a los de esa Alemania del 33?
R. No soy un técnico en eso, pero sobre la Europa de hoy me remito a los tres discursos que di. Los dos de Estrasburgo y el tercero cuando el premio Carlomagno, que fue el único premio que acepté porque insistieron mucho por el momento que vivía Europa, y como servicio lo acepté. Esos tres discursos dicen lo que yo pienso sobre Europa.
P. ¿Es la corrupción el peor pecado de nuestro tiempo?
R. Es un gran pecado. Pero creo que no debemos atribuirnos la exclusividad en la Historia. Siempre ha existido corrupción. Siempre. Acá. Si uno lee la historia de los papas se encuentra con cada escándalo... Por nombrar mi casa, sin meterme en la del vecino. Tengo varios ejemplos de países vecinos donde hubo corrupción en la historia, pero me quedo con los míos. Acá hubo corrupción. Pesadita, eh. Basta pensar en el Papa Alejandro VI, en esa época, y doña Lucrecia con sus “tecitos” [envenenados].
P. ¿Qué le llega de España? ¿Qué le llega en cuanto a la recepción que en España tiene su mensaje, su misión, su trabajo…?
R. Hoy de España me acaban de llegar unos polvorones y un turrón de Jijona que los tengo ahí para convidar a los muchachos.
P. España es un país donde el debate sobre laicidad y religiosidad es un debate que todavía está vivo, como usted sabe…
R. Está vivo, muy vivo…
P. ¿Y qué opina de eso? ¿Puede el proceso de laicidad acabar dejando a la Iglesia católica en una situación marginal?
R. Diálogo. Es el consejo que doy a cualquier país. Por favor, diálogo. Como hermanos, si se animan, o al menos como civilizados. No se insulten. No se condenen antes de dialogar. Si después del diálogo quieren insultarse, bueno, pero por lo menos dialogar. Si después del diálogo se quieren condenar, bueno… Pero primero diálogo. Hoy día, con el desarrollo humano que hay, no se puede concebir una política sin diálogo. Y eso vale para España y para todos. Así que si usted me pide un consejo para los españoles, dialoguen. Si hay problemas, dialoguen primero.
P. Desde Latinoamérica, lógicamente, se siguen sus palabras y sus decisiones con especial atención: ¿Cómo ve el continente? ¿Cómo ve su tierra?
R. El problema es que Latinoamérica está sufriendo los efectos —que marqué mucho en la Laudato si’ — de un sistema económico en cuyo centro está el dios dinero, y entonces se cae en las políticas de exclusión muy grande. Y se sufre mucho. Y, evidentemente, hoy día Latinoamérica está sufriendo un fuerte embate de liberalismo económico fuerte, de ese que yo condeno en Evangelii gaudium cuando digo que “esta economía mata”. Mata de hambre, mata de falta de cultura. La emigración no es solo de África a Lampedusa o a Lesbos. La emigración es también desde Panamá a la frontera de México con EE UU. La gente emigra buscando. Porque los sistemas liberales no dan posibilidades de trabajo y favorecen delincuencias. En Latinoamérica está el problema de los cárteles de la droga, que sí, existen, porque esa droga se consume en EE UU y en Europa. La fabrican para acá, para los ricos, y pierden la vida en eso. Y están los que se prestan a eso. En nuestra patria tenemos una palabra para calificarlos: los cipayos. Es una palabra clásica, literaria, que está en nuestro poema nacional. El cipayo es aquel que vende la patria a la potencia extranjera que le pueda dar más beneficio. Y en nuestra historia argentina, por ejemplo, siempre hay algún político cipayo. O alguna postura política cipaya. Siempre la ha habido en la historia. Así que Latinoamérica tiene que rearmarse con formaciones de políticos que realmente den a Latinoamérica la fuerza de los pueblos. Para mí el ejemplo más grande es el de Paraguay de posguerra. Pierde la guerra de la triple alianza y prácticamente el país queda en manos de las mujeres. Y la mujer paraguaya siente que tiene que levantar el país, defender la fe, defender su cultura y defender su lengua, y lo logró. La mujer paraguaya no es cipaya, defendió lo suyo. A costa de lo que fuera, pero lo defendió, y repobló el país. Para mí es la mujer más gloriosa de América. Ahí tiene un caso de una actitud que no se entregó. Hay heroicidad. En Buenos Aires hay un barrio, a la orilla del Río de la Plata, cuyas calles tienen nombres de mujeres patriotas, que lucharon por la independencia, lucharon por la patria. La mujer tiene más sentido. Quizá exagero. Bueno, si exagero que me corrijan. Pero tiene más sentido de defender la patria porque es madre. Es menos cipaya. Tiene menos peligro de caer en el cipayismo.
P. Por eso duele tanto la violencia contra las mujeres, que es una lacra, en Latinoamérica y en tantos sitios…
R. En todos lados. En Europa… En Italia, por ejemplo, he visitado organizaciones de rescate de chicas prostitutas que son explotadas por europeos. Una me decía que fue traída de Eslovaquia en el baúl de un auto para poder pasarla. Y le dicen: tenés que traer tanto hoy, y si no traes eso, cobrás. Le pegan… ¿En Roma? En Roma. La situación de esas mujeres acá, ¡en Roma!, es de terror. En esa casa que visité yo había una que le habían cortado la oreja. Las torturan cuando no reúnen el dinero suficiente. Y las tienen agarradas porque las asustan, les dicen que les van a matar a los padres. Albanesas, nigerianas, incluso italianas. Una cosa muy linda es que estas asociaciones se dedican a ir por las calles, se acercan a ellas y, en vez de decirles “cuánto cobrás, cuánto costás”, les preguntan: "¿Cuánto sufrís?" ¡La primera vez que alguien les pregunta por el sufrimiento! Y las llevan a una colonia segura para que se recuperen. Yo visité una de esas colonias con chicas recuperadas el año pasado y había dos hombres, eran voluntarios. Y una me dijo: yo lo encontré a él. Se había casado con el hombre que le había salvado y estaban deseando tener un hijo. Y otra: este es mi novio, nos vamos a casar. El usufructo de la mujer es de las cosas más desastrosas que suceden, también aquí, en Roma. La esclavitud de la mujer.
P. ¿No cree que después del intento fallido de la teología de la liberación, la Iglesia ha perdido muchas posiciones en beneficio de otras confesiones e incluso sectas? ¿A qué se debe?
R. La teología de la liberación fue una cosa positiva en América Latina. Fue condenada por el Vaticano la parte que optó por el análisis marxista de la realidad. El cardenal Ratzinger hizo dos instrucciones cuando era perfecto de la Doctrina de la Fe. Una muy clara sobre el análisis marxista de la realidad. Y la segunda retomando aspectos positivos. La teología de la liberación tuvo aspectos positivos y también tuvo desviaciones, sobre todo en la parte del análisis marxista de la realidad.
Que el Mediterráneo se haya convertido en un cementerio nos tiene que hacer pensar.
P. Sus relaciones con Argentina. El Vaticano se ha convertido de tres años para acá en un lugar de peregrinaje de los políticos de distintos partidos. ¿Se ha sentido utilizado?
R. Ah, sí. Algunos me dicen “nos tomamos una foto de recuerdo, y le prometo que va a ser para mí y no la voy a publicar”. Y antes de salir por la puerta ya la ha publicado. [Sonríe] Bueno, si le hace feliz usarla el problema es suyo. Se disminuye la calidad de esa persona. El que usa tiene poca altura. Y qué voy a hacer. El problema es de él, no mío. Vienen muchos argentinos a la audiencia general. En Argentina siempre hubo mucho turismo, pero ahora pasar a una audiencia general del Papa es casi obligatorio. [Risas] Después los que vienen acá y que son amigos —yo viví 76 años en Argentina —, a veces mi familia, algunos sobrinos. Pero, usado, sí; hay gente que me ha usado, ha usado fotos, como si yo hubiese dicho cosas y cuando me preguntan, siempre respondo: no es problema mío, no hice declaraciones, si lo dijo él, es problema de él. Pero no entro en el juego del uso. Allá él con su conciencia.
P. Un tema recurrente es el del papel de los laicos y, sobre todo, de las mujeres en la Iglesia. Su deseo es que tengan mayores cuotas de influencia e incluso de decisión. Esos son sus deseos. ¿Hasta dónde cree que puede llegar?
R. El papel de la mujer no hay que buscarlo tanto por la funcionalidad, porque así vamos a terminar convirtiendo a la mujer, o al movimiento de la mujer en la Iglesia, en un machismo con faldas. No. Es mucho más importante que una reivindicación funcional. El camino de lo funcional está bien. La subdirectora de la sala de prensa vaticana es una mujer, la directora de los Museos Vaticanos es una mujer… Sí, lo funcional está bien. Pero a mí lo que me interesa es que la mujer nos dé su pensamiento, porque la Iglesia es femenina, es “la” Iglesia, no es "el" Iglesia, y es “la” esposa de Jesucristo, y ese es el fundamento teologal de la mujer. Y cuando me preguntan “sí, pero la mujer podría tener más…” ¿Pero qué era más importante el día de Pentecostés, la Virgen o los apóstoles? La Virgen. Lo funcional nos puede traicionar en el poner a la mujer en su sitio. Que hay que ponerla —sí, porque todavía falta mucho —, y trabajar para que pueda dar a la Iglesia la originalidad de su ser y de su pensamiento.
P. En algunos de sus viajes, se dirigía a los religiosos, tanto de la curia romana como de las jerarquías locales o incluso a curas y monjas, para pedirles más compromiso, más cercanía, incluso mejor humor. ¿De qué manera cree que se reciben esos consejos, esos cariñosos tirones de oreja?
R. En lo que más insisto es en la vecindad, en la cercanía. Y es bien recibido por lo general. Siempre hay grupos un poco más fundamentalistas, en todos los países, en Argentina los hay. Son grupos pequeños, yo los respeto, son gente buena que prefiere vivir así su religión. Yo predico lo que siento que el Señor me pide predicar.
P. En Europa cada vez se ven más curas y monjas procedentes del llamado tercer mundo. ¿A qué se debe este fenómeno?
R. Hace 150 años en América Latina se veían cada vez más curas y monjas europeos, y en África lo mismo y en Asia lo mismo. Las iglesias jóvenes fueron creciendo. En Europa lo que pasa es que no hay natalidad. Italia está bajo cero. Francia es la que creo que está más adelante por todas las leyes de apoyo a la natalidad. Pero no hay natalidad. El bienestar italiano de hace unos años acá cortó la natalidad. Preferimos ir de vacaciones, tenemos un perrito, un gatito…No hay natalidad, y si no hay natalidad no hay vocaciones.
P. En sus consistorios, ha creado cardenales de los cinco continentes. ¿Cómo le gustaría que fuese el cónclave que elija a su sucesor? ¿Cree que verá el próximo cónclave?
R. Que sea católico. Un cónclave católico que elija a mi sucesor.
P. ¿Y lo verá?
R. Eso no lo sé. Que Dios lo decida. Cuando yo sienta que no pueda más, ya mi gran maestro Benedicto me enseñó cómo hay que hacerlo. Y si Dios me lleva antes, lo veré desde el otro lado. Espero que no desde el infierno… Pero que sea un cónclave católico.
P. Se le ve muy contento de ser Papa.
R. El Señor es bueno y no me quitó el buen humor.
Diez claves para conocer al Papa
Francisco es el primero en muchos aspectos, no solo el nombre, sino también su procedencia tanto religiosa como nacional
MARTA CASTRO
Madrid 13 MAR 2013 - 22:24 CET
1. Un puente entre América y Europa
Jorge Bergoglio nació en 1936 en Argentina de padres emigrantes italianos. Es el primer pontífice que no ha nacido en Europa en la era moderna, pero sus raíces sí lo son. Habla español, como una gran mayoría de los cristianos, y también italiano con un fuerte acento argentino.
2. El primer papa jesuita
Bergoglio vinculó su carrera eclesiástica a la Compañía de la Compañía de Jesús en 1973, una orden históricamente perseguida por algunos sectores y que nunca había accedido al papado. Tradicionalmente, al general de los jesuitas, ahora el español Adolfo Nicolás, se le conoce como el papa negro. No apto para supersticiosos.
3. Un hombre de ciencia y fe
El nuevo papa es licenciado en Ciencias Químicas en 1958 en Buenos Aires. Pero también estudió Humanidades en Chile y en 1960, de regreso a Argentina, ejerció como profesor de Literatura y Psicología.
4. Duro contra la pobreza
Una de las luchas eternas del actual papa Francisco ha sido denunciar la pobreza. Llegó a denominar Buenos Aires como una "fábrica de esclavos y una picadora de carne”, en alusión a las mafias que se dedican a la trata de personas. Sus homilías eran la punta de lanza de su discurso.
5. Un pasado en cuestión
Decían los vaticanistas que de este cónclave saldría un papa con un pasado impoluto. Otra quiniela que falló. Bergoglio declaró en 2010 en un juicio por la desaparición de dos sacerdotes jesuitas durante la dictadura militar de 1976. El abogado del caso le acusó de mentir, de ocultar la verdad. Pero no pasó de ahí.
6. Conservador, ma non troppo
Como arzobispo de Buenos Aires, Francisco I tuvo grandes enfrentamientos con los Kirchner, sobre todo con Cristina Fernández por la ley de matrimonio homosexual. Bergoglio rechazó el primer matrimonio entre hombres que se celebró en Sudamérica, sin embargo, los sectores más conservadores de la iglesia tacharon su posición de tibia. Por otra parte, criticó a los curas que se negaban a bautizar a los hijos de madres solteras.
7. Mano abierta a otras religiones
En 2010, Bergoglio fue el primer representante católico que visitó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina. El nuevo papa sostuvo que su visita fue "un reconocimiento a la solidaridad de una comunidad. Esta es una casa de solidaridad y la solidaridad es una reserva que tenemos como pueblo y no debemos perder".
8. Hincha de San Lorenzo
Las costumbres del Papa son bastante populares desde siempre. Además de ser usuario habitual del transporte público en la capital bonaerense, es un hincha reconocido del San Lorenzo de Almagro, el club de la Comuna 7 de la capital. La web del equipo titulaba anoche: Papa Cuervo, como se llaman los del San Lorenzo.
9. Sobre el Cielo y la Tierra
A pesar de no llegar al nivel de eclosión literaria de Benedicto XVI, Francisco es el co-autor de un libro Sobre el Cielo y la Tierra. Escrito a cuatro manos con el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, insistiendo en la idea de aliar religiones.
10. ... Y todo con un solo pulmón
El nuevo papa lleva más de 50 años viviendo con solo un pulmón. El otro lo perdió de joven, debido a una infección
UNA VEZ MÁS: INTERPRETANDO A JORGE ALEJANDRO BERGOGLIO
Antonio Sánchez García | mayo 20, 2017 | Web del Frente Patriotico
No malinterpretamos el mensaje de Su Santidad. Lo tomamos al pie de la letra. No se trata de desconocer su ministerio. Se trata de defender nuestros principios. No se trata de someterse a las normas que impone la dictadura. Se trata de defender la Libertad. El problema no es de interpretación. Como diría Hegel: es asunto de la cosa misma.
Antonio Sánchez García @sangarccs
A la CEV
¿Se malinterpreta a Su Santidad Francisco I, Jorge Alejandro Bergoglio, cuando se le critica por su aparente neutralidad ante la tragedia que sufrimos los venezolanos bajo la dictadura de Nicolás Maduro? No es grato volver una vez más a tratar un tema de tanta trascendencia para el destino de nuestra sociedad, pero ante las críticas expresadas por nuestros arzobispos contra quienes, supuestamente, malinterpretamos su mensaje, es de rigor referirse a dichas pretendidas malinterpretaciones. Y poner las cosas en su sitio.
Digamos de inicio, y con todo el respeto que merece un tema de tan alta importancia, que es prácticamente imposible malinterpretar al papa Francisco en todo lo que atañe a Venezuela: es de una llaneza, de una franqueza y de una claridad que no deja lugar a dudas. Y nadie podría decir que no es fiel a sus deseos y pensamientos. Lo ha dicho hasta la saciedad y con suficientes fundamentos, así sean genéricos y no se refieran a un conflicto específico: ante los conflictos, diálogo; ante los enfrentamientos, puentes; ante las crisis, diplomacia. ¿Alguien podría estar en desacuerdo con tan justos postulados?
No es, pues, allí en donde radica el problema entre SS Francisco y el pueblo opositor venezolano. Que existe, es un hecho objetivo y doloroso, y quien no lo crea que salga a la calle y pregunte por la opinión que le merecen las iniciativas, palabras y posiciones papales respecto de la tragedia venezolana.
El problema radica en la absoluta neutralidad y equidistancia que presupone esa su filosofía política, en la ontológica indiferencia valórica de su teología de conflictos, en la asepsia con la que trata de los principios en juego de los factores confrontados.
El problema se presenta ante la impecable distancia papal frente a la naturaleza de los antagonismos en juego. Se trata de simples vectores, A vs B, cuyas diferencias no parecieran tocar asuntos esenciales – como la libertad de credos, de prensa, de emprendimiento, de propiedad, de derechos humanos – sino a asuntos perfectamente resolubles sobre una mesa de diálogo. Problema de cantidades, no de calidades.
Un asunto de voluntad más que de intereses, de disposición, más que de casos de sometimiento, y frente a los cuales basta sentar a los contrincantes en una mesa de entendimientos para que se entiendan. Y facilitarles un puente para que transiten unos a otros y se abracen en las riveras contrarias.
Es tan brutal el desmentido cotidiano a una visión tan pastoril y pasteurizada de nuestros enfrentamientos, tan cruenta y sanguinaria la intervención de las fuerzas armadas – violando los más elementales principios constitucionales, que les ordenan mantenerse al margen de toda toma de partido político y ser estrictos defensores de la soberanía nacional y el orden público – y tan dolorosas las muertes de nuestros hijos, provocados por la absoluta indisposición del régimen a abandonar su intento por imponernos un régimen tiránico y totalitario, que cabe preguntarse si Su Santidad no alcanza a tener conocimiento de ellos. ¿O medio centenar de asesinatos de niños y jóvenes no son prueba suficiente del absoluto desinterés del gobierno por aceptar los reclamos de la población y proceder a sofrenar la bestialidad de sus ejecutorias? Vale decir: ¿a renunciar a imponernos un régimen castrocomunista en Venezuela? ¿Aún no se entera del rechazo de nuestros arzobispos y de millones y millones de ciudadanos a entramparse en un diálogo cuya única finalidad ha sido y será invalidarnos y ganar tiempo para terminar de someternos a sus delirantes propósitos totalitarios y anti cristianos?
¿Es posible que los encargados de los asuntos internacionales del Vaticano aún no le hayan informado que, como lo acaba de reafirmar el Dr. Moisés Naim en un lacerante artículo publicado en el periódico El País, de España, el 14 de mayo pasado, el gobierno de Nicolás Maduro no detenta el poder de facto de nuestro país, pues él se encuentra subordinado y atado de pies y manos a las determinaciones de Raúl Castro y los intereses del gobierno cubano? ¿Que Venezuela es en los hechos aunque en forma subrepticia y perversa una colonia del régimen tiránico imperante en Cuba? (http://elpais.com/elpais/2017/05/13/opinion/1494697154_543336.html).
El grave problema de este imposible entendimiento surge al considerar que tanto la idea del puente como la insistencia en el diálogo presuponen desconocer y/o negar el talante y la naturaleza de los factores enfrentados, poner en una misma balanza a quienes asesinan con quienes son asesinados, a quienes encarcelan, con quienes son encarcelados, a quienes disponen y hacen uso de su aplastante parafernalia bélica asesinando diariamente a jóvenes manifestantes, incluso niños, enfrentándose con crueldad y saña con quienes están desarmados y resultan sus víctimas. ¿Poner de acuerdo a quienes se subordinan a un poder extranjero, como el cubano, con quienes defienden su idiosincrasia, Venezuela? ¿A quienes imponen la guerra para avasallar a los ciudadanos sometiéndolos a un régimen político ajeno a sus creencias, hábitos, usos y costumbres existenciales – el castrocomunismo – con quienes dan sus vidas en búsqueda de la paz, el entendimiento, la solidaridad y el reencuentro de su identidad: la democracia? ¿Abrazarse el bien y el mal? ¿Dios y el diablo?
Lo cual termina por hacer saltar por los aires esa aséptica disposición a buscar equilibrios entre factores antinómicos, antagónicos e incompatibles: pretender acordar a quienes son enemigos confesos y jurados de toda religión, pues para ellos las religiones son el opio del pueblo, con quienes están dispuestos a dar sus vidas por defender sus creencias, y de ellas la mayor: su fe en Dios. ¿Puede la máxima autoridad del cristianismo poner en una misma balanza a sus fieles y a sus enemigos?
Desde luego que estamos ante un vuelco epistemológico, ético y moral de 180 grados respecto de la tradicional teología política del Vaticano. Lo que produce confusión y desconcierto. Que no sólo modifica el comportamiento de los anteriores papas de la cristiandad, y muy en particular el de Juan Pablo II respecto del comunismo, al que se enfrentara sin una gota de vacilación o de dudas, contribuyendo de manera irreprochable a su desaparición, sino las enseñanzas evangélicas mismas. ¿O alguien podría considerar neutral el comportamiento de Pablo de Tarso ante el Imperio Romano y el Judaísmo? ¿Incluso ante los tibios? ¿O siquiera imaginar a Judas proponiéndole a Jesús en la última cena un diálogo con Caifás o un puente con Poncio Pilatos?
El cristianismo se impuso en el mundo gracias a esa extraña combinación de irrenunciable prédica por el amor universal y la militante oposición y rechazo del odio idiosincrático. En todos los ámbitos de la vida social. Sin concupiscencias. ¿Vivimos la consecución de los afanes milenaristas como para volverle la espalda a nuestras obligaciones teológicas?
Para mi será inolvidable la conversación que sostuviera con el cardenal Rosalio Castillo Lara a propósito de las obligaciones que él consideraba debían ser asumidas por la feligresía ante el asalto de la barbarie chavista en Venezuela y en la que me pusiera como ejemplo las tareas que les imponía el Papa Pablo VI a quienes, como él, se encontraban en Roma en tiempos del indetenible ascenso del Partido Comunista Italiano, enemigo jurado de nuestra Iglesia, luego del fin de la II Guerra Mundial: cubrirse la tonsura con una boina y salir a medianoche a pegar carteles contra el comunismo italiano. Tomar partido en un momento de definiciones existenciales. No necesito imaginarme su reacción ante las santas propuestas de Jorge Alejandro Bergoglio frente al castrocomunismo que hoy nos aplasta.
No malinterpretamos el mensaje de Su Santidad. Lo tomamos al pie de la letra. No se trata de desconocer su ministerio. Se trata de defender nuestros principios. No se trata de someterse a las normas que impone la dictadura. Se trata de defender la Libertad. El problema no es de interpretación. Como diría Hegel: es asunto de la cosa misma.
¿Qué DICEN LOS VOCEROS DE LA IGLESIA CATOLICA DE VENEZUELA
EXHORTACIÓN DE LA XLIII ASAMBLEA EXTRAORDINARIA PLENARIA DE LA CEV
CEV | mayo 20, 2017 | Web del Frente Patriotico
“Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen sobre ustedes su gracia y su paz” (1 Cor 1, 3)
COMO PASTORES DEL PUEBLO 1. Nos dirigimos al pueblo venezolano como pastores que estamos a su servicio. Sus alegrías y esperanzas, sus angustias y problemas (cf. G.S 1) son nuestros. En estos tiempos de crisis que vive el país, queremos que nuestra palabra sea de aliento y consolación (cf. Is. 40,1) para garantizarle cercanía. Asumimos la invitación del Papa Francisco de ser compañeros de camino en los momentos de crisis, de recuperación y de reconciliación. Reafirmamos la comunión con el pueblo, el cual se está expresando en la calle y en otros ámbitos de la sociedad en defensa de sus derechos irrespetados por quienes están violentando la Constitución.
2. Reiteramos nuestra adhesión, comunión y obediencia al Santo Padre Francisco. Agradecemos de corazón su constante acompañamiento: muestra de su preocupación por esta Patria donde se le quiere y respeta. Nos alienta su mensaje del pasado 5 de mayo, en el cual nos asegura que está “siguiendo con preocupación la situación del querido pueblo venezolano ante los graves problemas que le aquejan” y, que, a la vez siente “un profundo dolor por los enfrentamientos y violencia de estos días, que han causado numerosos muertos y heridos, y no ayudan a solucionar los problemas, sino que únicamente provocan más sufrimiento y dolor”. Lamentamos la tergiversación y manipulación que diversos actores han hecho de sus palabras
SE PROFUNDIZA LA CRISIS.
3.La crisis que ha venido golpeando a Venezuela se ha agudizado. Luego de las desacertadas decisiones del Tribunal Supremo de Justicia en las que se evidenció un desconocimiento del orden constitucional, la más reciente propuesta del Gobierno Nacional de convocar una ASAMBLEA CONSTITUYENTE de carácter comunal ha causado malestar y rechazo en la inmensa mayoría de los venezolanos. Luego de escuchar a muchos miembros del pueblo, también consideramos que la convocatoria a dicha Constituyente “es innecesaria y resulta peligrosa para la democracia venezolana, para el desarrollo humano e integral y para la paz social” .
4.La gravedad de la crisis también se manifiesta en hechos concretos que la han radicalizado y han producido desconcierto y desaliento en el pueblo:
A) Crece el hambre por no conseguirse los insumos necesarios debido a la falta de producción y las políticas económicas. Esta situación se agrava por la decisión de numerosos emprendedores y trabajadores del campo de no salir a vender sus productos en diversas partes del país, debido a los continuos asaltos de los que son víctimas y del “matraqueo” en variados puntos de control. Habrá más desabastecimiento, lo cual perjudicará a todos. A esto se une la escasez de medicamentos y la aparición de enfermedades debidas a la desnutrición y falta de salubridad. En el fondo, son los pobres quienes resultan más afectados.
B) Crece la Violencia con acciones que van desde la ofensa personal hasta atentados contra la paz ciudadana, como los saqueos y enfrentamientos entre grupos. La represión ha arreciado y es cada vez más dura en contra de los manifestantes en protestas cívicas, muchos de los cuales son jóvenes. Aumenta el número de quienes son enviados a tribunales militares negándoseles el derecho al debido proceso ante sus jueces naturales. Asimismo los grupos paramilitares (comúnmente conocidos como “colectivos”) han arreciado su acción violenta e ilegal. Comienza a vislumbrarse la tentación de una confrontación entre hermanos, la cual abriría un abismo muy duro de superar.Rechazamos la violencia y la represión desproporcionada. Compartimos el profundo dolor de las familias que han perdido a seres queridos a causa de las acciones violentas, conscientes del valor sagrado de la vida de cada uno de ellos. Asimismo ofrecemos nuestras oraciones por ellos.
C) El creciente irrespeto de los derechos humanos hace sentir y profundizar un sentimiento de indefensión. Ante esto, ya hay quienes se plantean la legitimidad de la objeción de conciencia ante decisiones no concordes con la Constitución Nacional
D) La desesperanza se apodera de la gente y se va perdiendo el sentido de la vida y no se ve un futuro promisor para los jóvenes. Muchos prefieren irse del país a buscar seguridades en otras naciones con las dificultades que esto conlleva.
DESAFIOS.
5.Ante esta situación, se nos presentan algunos desafíos que hemos de asumir con decisión, amor y buen juicio nacidos de la fe (cf. 1 Tim 1,7)
a) COMPROMISO POR LA PAZ. El compromiso por edificar la paz entre todos, de acuerdo a lo que nos enseña el Evangelio. Esto conlleva abrir espacios de encuentro y diálogo para la negociación de soluciones reales.
b) DENUNCIA PROFETICA. Ante el encargo de ser “centinela” para su pueblo (Cf. Ezeq 3,16ss), la Iglesia debe continuar la tarea de advertir acerca de los males que puedan ir surgiendo, denunciar todo aquello que vaya en contra de la dignidad de los ciudadanos y lo que pretenda destruir la paz social; pero sin dejar de anunciar el Evangelio de Jesucristo, quien nos ha dado la liberación precisamente para que seamos libres (cf. Gal 5,1).
c) SOLIDARIDAD FRATERNA. Ante quienes pasan más necesidad por la falta de alimentos, insumos médicos y encarecimiento de la vida diaria, nos hemos de manifestar más que solidarios, hermanados. Seguir a Cristo es optar por los más débiles, porque todo lo que se haga con los pequeños se le está haciendo al mismo Señor (cf. Mt 25, 40). Así lo hicieron los primeros cristianos quienes ponían todo en común y así nadie pasaba necesidad (cf. Hech 2, 44-45).
d) CARIDAD Y ORACIÓN. Acompañar la acción de la Iglesia con gestos de fraterna caridad y la oración, alimentada por la Palabra y la Eucaristía.
¿QUÉ NOS DICE DIOS?
6.Que Él escucha el clamor de su pueblo (cf. Ex. 3,7). También nos recuerda que en Venezuela hemos de difundir una cultura de la vida que podrá realizarse si nos esforzamos por ir consiguiendo las condiciones que la favorezcan: el respeto a la dignidad humana, el reconocimiento de la centralidad de la vida humana y de la familia, el fortalecimiento de la fraternidad en sana convivencia, el desarrollo integral de nuestra sociedad. Una vía para lograrlo es asumir con decisión el reto de “ayudar a construir y consolidar la democracia, promoviendo la participación y organización ciudadana, así como el fortalecimiento de la sociedad civil”
7.A nosotros, los pastores, nos enseña que “hemos recibido el encargo de anunciar la reconciliación” (2 Cor 5,18). Así nos lo pide también el Papa Francisco en Carta enviada recientemente a los Obispos de Venezuela: “igual que ustedes, estoy persuadido de que los graves problemas de Venezuela se pueden solucionar si hay voluntad de tender puentes, de dialogar seriamente y de cumplir con los acuerdos alcanzados” . Entendemos que para llegar a acuerdos se requiere un diálogo con garantías seguras que en la actualidad no las hay. En nuestros documentos, los Obispos hemos señalado la reconciliación como una tarea permanente en medio de una sociedad polarizada y llena de divisiones. Para ello se requiere una disposición sincera a la conversión, por lo cual urge de todos nosotros, sin excepción, un cambio de actitud.
LLAMADOS Y RESPUESTAS URGENTES:
8. Animamos al pueblo a seguir expresando sus opiniones de manera pacífica. El legítimo y contundente reclamo de los derechos ciudadanos no debe verse contaminado por acciones violentas que afectan la vida y seguridad de las personas, la sana convivencia y provocan la destrucción de bienes públicos y privados. Es urgente que superemos la tentación de solucionar nuestros problemas movidos por el odio y la retaliación. Por el contrario, todos debemos favorecer el encuentro, el debate de ideas y la búsqueda de propuestas que puedan animar el cambio del país.
9. El pueblo es el verdadero sujeto social de la democracia. Creemos que una forma privilegiada e indispensable de concretar su ejercicio democrático es el camino electoral, según lo prevé la Constitución Nacional. Sólo así comenzará a resolverse la crisis del país, como lo expresara el Cardenal Pietro Parolin el pasado 13 de mayo en Fátima. El pueblo podrá manifestarse libremente y decidir en conciencia su destino. Animamos a todos aquellos que, con responsabilidad y audacia, emprenden procesos y acciones que benefician a las personas, familias y comunidades.
10.Es necesario que el Gobierno reconozca y acepte los cuatro puntos expresados en la Carta del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin : Apertura del canal humanitario, liberación de presos y detenidos políticos, pleno reconocimiento de la Asamblea Nacional y vía electoral para saldar las diferencia. De esta manera dará señales favorables para atender a las serias necesidades del pueblo.
11. Los dirigentes políticos son muy importantes por estar al servicio del pueblo; deben cuidar que el bien común y el auténtico desarrollo integral de nuestra gente estén en primer plano. Los dirigentes políticos de las diversas tendencias deben darle ejemplo al pueblo al encontrarse y dialogar con libertad y respeto, para buscar la auténtica salida a los problemas que aquejan a los venezolanos.
12. Los miembros de los diversos componentes de la Fuerza Armada y de la Policía deben ser defensores y garantes del cumplimiento de la Constitución y, por vocación, tienen que garantizar, por encima de todo, la paz y la sana convivencia del pueblo venezolano, al cual pertenecen. Apelamos a la conciencia de quienes las dirigen ante las numerosas muertes de ciudadanos causadas por abusos de autoridad en acciones represivas. La responsabilidad moral de los actos que desembocan en violencia, heridos y muertes recae sobre quienes las ejecutan, así como también sobre quienes las ordenan o permiten. Adquiere actualidad en nuestro país el pronunciamiento del mártir de América, Beato Oscar Romero: “En nombre de Dios y de este sufrido pueblo les ruego, les suplico, les ordeno que cese la represión”
VOLVER A DIOS.
13. En estos tiempos volvemos a hacerles sentir nuestra voz de compromiso en el servicio al estilo del Buen Pastor. En comunión con nuestros presbíteros, diáconos, laicos y miembros de la Vida Consagrada, ratificamos nuestra voluntad de cooperar en la recuperación de nuestro país transitando los caminos de reconciliación y fraternidad. Lo hacemos en el nombre del Señor Jesús. Así podremos afirmar “que por eso no nos desanimamos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado su trabajo” (2Cor 4,1): y ese trabajo es hacer realidad en nuestra patria el reinado de justicia, paz y amor nacido en la Cruz y que brilló con fuerza inaudita en la Resurrección.
14. Pedimos a todos los miembros de la Iglesia que nos dejemos guiar por los criterios del Evangelio. Estamos al lado de quienes sufren las consecuencias de estas situaciones, así como admiramos y alentamos a tantos hermanos que con sacrificio y creatividad buscan y promueven soluciones por vías pacíficas con entrega generosa y desprendida. Ello requiere que nunca nos dejemos “vencer por la desconfianza o la desesperación, pues éstos son males que penetran en el corazón de las personas cuando no ven perspectivas de futuro” . Fortalezcamos todo esfuerzo por conseguir la paz, el desarrollo y la recuperación del país, con la oración, la Palabra y la Eucaristía.
15. Agradecemos también las diversas manifestaciones de cercanía y fraterna oración del Sr. Nuncio Apostólico en Venezuela, Aldo Giordano, del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM) y numerosos hermanos de los episcopados de América Latina. Nos llena de aliento saber que estamos presentes en su oración. También manifestamos nuestro reconocimiento a tantos hermanos obispos, sacerdotes y laicos que en varios países han acogido a hermanos nuestros que han tenido que salir de Venezuela, y los han hecho sentir miembros de una “Iglesia que no tiene fronteras por ser Madre de todos” (Papa Francisco).
16. Finalmente, invitamos a todas las comunidades cristianas de Venezuela a una gran Jornada de Oración, Ayuno y Solidaridad por la restauración de la paz y el progreso de la convivencia entre los venezolanos el próximo 21 de mayo. Ese día todos los obispos, en comunión con nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos colocaremos de nuevo, en las manos de Jesucristo, la protección y el futuro de nuestra Patria.
En nombre del Señor les bendecimos y los colocamos bajo la maternal protección de María de Venezuela, Nuestra Señora de Coromoto.
Caracas, 17 de mayo del año 2017.
LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS DE VENEZUELA.
¿Qué ESTA SUCEDIENDO VERDADERAMENTE EN EL PAIS QUE NO PUEDE AFRONTARSE CON LA IDEOLOGIA ROMANTICA DE LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION QUE SIGUE DESDE QUE ERA UN SACERDOTE JESUITA EN BUENOS AIRES, EL HOY PAPA FRANCISCO, ENTONCES JORGE MARIO BERGOGLIO sj.?
Anotaciones sobre el Decreto de Guerra a Muerte; por Federico Vegas
“La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere de ningún motivo, solo de una oportunidad”, escribió la novelista inglesa George Eliot. Venezuela se ha convertido en un arquetipo de este axioma al entrar de lleno en una crueldad tan desatada como un vicio sobrealimentado por traficantes. Otro escritor inglés, poeta y también de apellido Eliot, nos advertía: *Abril es el mes más cruel: engendra* *lilas de la tierra muerta, mezcla* *recuerdos y anhelos, despierta* *inertes raíces con lluvias primaverales.* Le hemos dado la razón, quizás demasiada, porque mayo también está siendo el mes más cruel y junio continuará despertando raíces y anhelos que algunos creyeron inertes. El motivo y la oportunidad de tanta crueldad se está centrando en un conflicto entre civiles y militares, una relación que siempre ha sido movediza, como esas arenas que pueden tragarnos al no ofrecer un apoyo firme y duradero. Si revisamos nuestra historia ha habido un predominio del poder militar frente el poder de los civiles. Sobre el presente estado de esta errática evolución, debemos precisar dos puntos de los cuales se puede discutir su proporción pero no su esencia: *1.* Quienes sostienen a Maduro son sus más decididos opositores, me refiero a la inmensa mayoría de civiles que con su rica y compleja profusión de profesiones y oficios todavía mantienen al país funcionando. *2.* Quienes defienden a Maduro son los militares, manejados por la pequeña camarilla de civiles que dicen dirigirlos. Con estos dos puntos quiero señalar que no hay proporción entre las partes en conflicto. Una es mucho mayor en número y en aportes a la vida del país, la otra es menor en número y oferta de producción y servicios. Para explorar qué significa ser un militar nos conviene empezar con Simón Bolívar. Él es el paradigma, la referencia más amplia y aleccionadora, y considero que el más civil de los militares. En su vida se dieron todos los infortunios y todas las glorias con la intensidad de los héroes trágicos. *II* Cuando mi padre se afeitaba en las mañanas solía recitar frente al espejo un poema de Tomás Ignacio Potentini sobre Bolívar. Papá era algo lampiño y no solía pasar de las primeras estrofas: *Cuentan que tuvo en su Faz* *lo que salva y lo que aterra* *rayo de muerte en la guerra* *y arco iris en la paz.* ¿Cuál era ese rostro que aterraba y esa luminosidad que buscaba la paz? Se ha escrito mucho sobre el pensamiento de Bolívar, pero nadie con la elocuencia y profundidad de su pluma, un recurso que nos permite conocerlo tanto desde afuera como desde adentro. En 1797, a los catorce años, Bolívar ingresa en el batallón de milicias de los valles de Aragua. Año y medio después se gradúa de subteniente. Hasta donde sé, allí termina su educación estrictamente militar. En 1812 es nombrado jefe civil y militar de Puerto Cabello, ciudad que pierde a manos de los Realistas y lo obliga a huir de Venezuela. Al año siguiente ya ha realizado la llamada “Campaña Admirable”. En muy poco tiempo ha pasado de su primera derrota y un episodio oscuro que lo involucra en la traición a Miranda, a recibir el título de “El Libertador” cuando entra triunfalmente a Caracas. Tiene solo treinta años. Aún le faltan más de diez años de batallas. Es evidente en sus cartas y manifiestos que poseía una cultura profunda y extensa. Podemos decir que su formación en una escuela militar fue breve y superficial. Será en el fragor de la guerra y en su amplia visión de humanista donde va a encontrar la sabiduría para lograr sus metas. Leyó las obras de Tito Livio, Polibio, Julio César y Maquiavelo. En estos libros no solo va a encontrar enseñanzas de estrategia militar, también se adentrará en un amplio concepto de la historia de la humanidad fundado en su pasión por Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu. Esta visión global, que cubre siglos y continentes, va a perfilar su idea de qué significa una verdadera independencia y cuál debía ser el destino de América del Sur. Logró lo que parecía imposible, pero no tuvo tiempo ni salud para cumplir uno de sus mayores deseos: retirarse a leer y escribir. ¡Qué ofrenda hubiese sido que él mismo nos hubiera contado su vida entera, incluyendo sus amores y sus lecturas! Ese anhelo lo presenta como su gloria y su venganza: *¡Caraqueños! Nacido ciudadano de Caracas, mi mayor ambición será conservar ese precioso título. Una vida privada entre vosotros será mi delicia, mi gloria y la venganza que espero tomar de mis enemigos.* *III* Cuando empezaron a formarse en Caracas clubes de lectura, Luis Yslas nos comentaba que el club ideal sería el ejército. Es interesante la idea de un batallón leyendo el *Infierno* de Dante, o una compañía de blindados comparando la *Ilíada* con la *Odisea*. Entrenados para ser obedientes, todos los soldados entregarán su reporte sin falta y grandes contingentes de futuros oficiales se irán haciendo más cultos. Aquí radica el dilema que preocuparía al Alto Mando: la cultura nos hace fuertes y al mismo tiempo frágiles, sensibles, y son tantas las órdenes que requieren actuar más que pensar. No me refiero a que los marinos le teman al mar después de leer*Robinson Crusoe*, o que los francotiradores, que ahora nos tienen en su mira, se hagan más francos y menos tiradores. Es algo más profundo y provechoso para una nación. Polibio, uno de los autores cuyos escritos frecuentó Bolívar, lo asoma: “No hay testigo tan terrible ni acusador tan potente como la conciencia que mora en el seno de cada hombre”. Y no existe un oficio que exija más humanidad y conciencia que ser un militar. Está implícito en su formación los extremos de asesinar y ser asesinado, y no hay decisión más definitiva que generar la muerte o la mutilación del prójimo. Manejarse en los escenarios de la violencia con cordura requiere una clara noción del valor de la vida propia y ajena. Quienes son entrenados para salvaguardar o eliminar, proteger o arrasar, se encuentran permanentemente al borde de la barbarie y de las más graves faltas a los mandamientos. Un militar armado y rodeado de civiles desarmados, que está obligado a obedecer ciegamente las órdenes de sus superiores, puede estar sometido a una decisión cercana al martirio. Si decide que la orden recibida no es justa seguramente pasará de ser victimario a ser víctima. El actual gobierno no es solo corrupto (como han sido todos en mayor o en menor grado), es además corruptor, uno de sus principales medios para estructurar y mantener su poder. Genera “corrompimientos”, sistemas de corrupción que se le imponen al funcionario y al ciudadano al no darle otra opción. Si este mecanismo, que genera graves conflictos con los principios morales, ha dominado a jueces y hombres como Dudamel o Alberto Vollmer, qué podemos esperar del alma de un joven soldado aislado y vigilado en su regimiento. Estas situaciones críticas que pueden convertirse en abismos sin retorno, nos señalan que las enseñanzas más importantes de Bolívar no son sus estrategias militares, sino sus consideraciones sobre los límites y los extremos que enfrentamos mientras se logran los ideales que están más allá de las metas. *IV* En este sentido, el episodio más extremista y controversial en la vida de Bolívar es su “Decreto de Guerra a Muerte”, redactado en Trujillo durante esa Campaña Admirable a través de nuestros Andes. Está dirigido a sus “conciudadanos venezolanos”. Leamos con calma una parte: *Tocados de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y en fin han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así, pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia y mostrar a las naciones del universo que no se ofende impunemente a los hijos de América.* Este dramático texto puede leerse desde muchos ángulos e inclinarse a favor de tendencias opuestas. La camarilla del gobierno puede calificar de “bárbaros españoles” a la oposición, a la burguesía y al imperialismo yanqui, expandiendo la referencia a la Cuarta República. Otros dirán que los invasores son los cubanos. Pero hay un presente que ya lleva andado demasiado tiempo con tan desaforada intensidad y efectos tan evidentes que es imposible no ver los hechos que arrojan a nuestros ojos. Se trata de un presente cuyo único futuro es aceptar su condición de oprobioso pasado, pues ya el mundo entero sabe quiénes han dirigido la rapiña y la aniquilación, quiénes han violado los derechos sagrados del pueblo, quiénes han infringido tratados solemnes, quiénes han traído la desolación a nuestros campos e industrias, quiénes han infectado con su monstruosidad hasta los tuétanos de nuestra vida y deben ser escarmentados en justa proporción a su perfidia. La mayor enseñanza de Bolívar está en su argumento de cierre, donde se unen la faz que aterra y la paz que avizora. Aquí nos presenta rigurosamente la mayor de las crueldades y la más amorosa de las promesas: *Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.* Es discutible si era válida una oferta de muerte que incluía a los prisioneros. Algunos la defienden argumentado que la guerra a muerte ya era un hecho. La verdadera novedad es la oferta de vida a los americanos aun siendo culpables, al ofrecerles: *… una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de Americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de vuestros hermanos.* Esta garantía no necesita defensores y es digna de mantenerla como símbolo y designio del espíritu de nuestra nación. El discurso del actual gobierno constituye un decreto de Guerra a Muerte, unas veces velado y otras cada vez más manifiesto, contra los venezolanos que lo adversan. El desarrollo de los hechos avanza en esta dirección. Diosdado nos advierte con su mazo que no imaginamos de lo que son capaces de hacer. Otras amenazas ya son viejas, como Vielma Mora jurando que le quitara las tierras a los ganaderos opositores. He visto a un militar con un chaleco antibalas tan grueso que no puede manejar la varita mágica con que señala la maqueta de una Caracas pastoral, detallando con emoción cómo la defenderá de los invasores. Nunca hablará de los miles de cubanos, y tampoco de un gobierno que ha dividido y empobrecido nuestro país al borde de la mendicidad, hasta convertirlo en presa fácil de invasores dispuestos a echar mano a las riquezas que guardamos bajo nuestra tierra. El verdadero propiciador de invasiones es el propio gobierno que nos ha debilitado a los bordes de la agonía. Y luego están los hechos. Asesinatos de estudiantes programados para que sean proporcionales, es decir, una calculada ración diaria suficiente para amedrentarnos. Y las armas cada vez más letales, y la incorporación de grupos cada vez más apartados de nuestras Fuerzas Armadas en un proceso creciente dispuesto al exterminio y la aniquilación. La nueva proclama establece: *Venezolanos, cuenten con la muerte a menos que permanezcan indiferentes. Gobernantes, contemos con la vida mientras continuamos siendo culpables.* *V* Espero en una próxima entrega hablar de Eleazar López Contreras, un militar que encontró la calma y la cordura, y la cultura política, para encontrar un camino hacia la democracia transitando entre extremos. Era el Padrino López de la época, ministro de Defensa de Juan Vicente Gómez, el hombre que durante más años ha dominado el país. A la muerte de Gómez, logró sofocar un conato de rebelión propiciado por la camarilla más cercana a Gómez, decretó la libertad de los presos políticos, invitó a los exilados a regresar al país y restableció la libertad de prensa. Reformó la Constitución en julio de 1936, rebajando el periodo presidencial de 7 a 5 años, cláusula que se aplicó a sí mismo. Trajo progreso y paz. Fue justo, y será siempre un ejemplo de que nuestros militares deben estar al servicio del futuro de nuestros hijos.
CUBA-VENEZUELA-FARC: CASTRO SE LAS JUEGA TODAS CON MADURO
Fernando Londoño Hoyos | mayo 18, 2017 | Web del Frente Patriotico
Para los que no lo conozcan, o para los que pretendan olvidarlo, alias Iván Márquez fue el sujeto que ordenó quemar vivas 119 personas, hombres mujeres y niños, que despavoridas se resguardaban en la humilde Iglesia del más humilde pueblecito de Bojayá, en el Departamento del Chocó. Por ahí sacarán en claro los lectores de que clase de diablo hablamos. Pues Iván Márquez ha dicho que las Farc, de la que es comandante subjefe, apoyan a Nicolás Maduro, a quien le deben el precioso regalo de las conversaciones de paz con Santos. Hay que desenredar esa madeja, porque Márquez no es un simple cretino que ignore lo que se llama el precio político que implican declaraciones de ese estilo.
Cuando decimos Cuba, no nos referimos al noble pueblo martirizado hace más de cincuenta años por una pandilla de criminales comunistas comandada por los hermanos Castro. Nos referimos a la pandilla, claro está, y no al pueblo que la sufre. Ahí es donde empieza la tragedia. Porque se pregunta el menos listo qué es lo que hay en Venezuela, con Maduro, que pueda ser públicamente apoyado por las Farc.
No muchos han reparado en una cuestión simplísima. Cuba se está jugando la vida en Venezuela. Así de sencillo. En medio de la penuria extrema que Venezuela padece, Maduro se las arregla para seguirle mandando entre ochenta y noventa mil barriles diarios de petróleo por día. Y en mantenerle, a su costa, las decenas de miles de miembros del ejército de ocupación que tiene en Venezuela. La suma de esas dos partidas, la del petróleo y la de sueldos y gastos de miles de bandidos anclados en Venezuela, dan un resultado colosal para las empobrecidas arcas cubanas. Si el petróleo no apareciera, y los soldados, asesores y seudomédicos cubanos que están en Venezuela volvieran a Cuba para ser mantenidos por el régimen, colapsaría la economía castrista.
Los que disparan y hacen disparar en las calles de Caracas contra jóvenes venezolanos inermes, son los cubanos.
Ahí está el secreto de la crueldad infinita con que trata Maduro a los que se manifiestan en la calle al grito de libertad y democracia. Maduro es un tontarrón iletrado y su asesor de cabecera, Diosdado Cabello, es además un patán fabulosamente enriquecido, capaz de casi todo. Pero no de tanto. Los que disparan y hacen disparar en las calles de Caracas contra jóvenes venezolanos inermes, son los cubanos. Y los cubanos son los que empujan a Maduro y a su camarilla de favoritos a mantenerse en el poder contra el mundo entero que los desprecia y rechaza. Y todo eso pasa porque las instrucciones de Raúl Castro son precisas. Matan al que tengan que matar, pero allá se quedan, cuidándome la espalda.
Y es en ese horizonte de cenizas y vergüenzas en el que aparecen las Farc. Porque como todas las guerrillas que azotaron a Colombia fueron adiestradas y financiadas por las Unión Soviética y por los servicios secretos de la Stasi, allá en Cuba. Márquez y Maduro son un par de brutos compañeros de escuela y socios en el crimen. Y por eso se apoyan, a pesar de cualquier cosa que les pese.
Las Farc no solo están comprometidas con Maduro por la alianza que entre compañeros criminales ha existido siempre. La cosa es más honda y complicada.
Cuando Álvaro Uribe Vélez, como comandante supremo de las Fuerzas Militares de Colombia, destruyó y arrinconó a las Farc, Chávez les dio refugio en Venezuela. La histórica y contundente denuncia la hizo, en inolvidable discurso ante el plenario de la OEA, el embajador de Colombia Luis Alfonso Hoyos, quien dicho sea al pasar paga con el precio del destierro su franqueza y su elocuencia.
Y ese refugio y esa alianza no terminan. Las Farc siguen proveyendo de cocaína al cartel de los soles, la organización delictiva de militares que se lucra del negocio y sostiene a Maduro para que siga mandando regalos a Cuba y pagando por el ejército de ocupación.
No paran ahí las cosas. Los bandidos de las Farc siguen en Venezuela. Se calcula que son más de cuatro mil los que campean a sus anchas en cinco estados venezolanos, partícipes del tráfico de cocaína y dueños del régimen de terror en esas regiones. El trío macabro se integra, pues, de ese modo. Cuba tiene sus dos matones entrenados, Márquez y Maduro, en Colombia y Venezuela. Por ahí dirigen la paz de Santos y la dictadura del cartel de los soles. Si se le acaba Maduro, se le fractura el negocio, se le acaba la invasión y se quiebra, literalmente hablando. Por eso sus esbirros matan venezolanos en las calles de Caracas y por eso Castro es miembro de la Comisión de Seguimiento en Colombia que es el poder legislativo real en el país, y por eso Márquez se atreve a manifestar su apoyo a Maduro. ¿Está claro?
Fuente:factormm.com
PATRIA, SOCIALISMO Y MUERTE, MUERTE, MUERTE
Luis Marín | mayo 20, 2017 | Web del Frente Patriotico
El más de medio centenar de muertos acumulados en la más reciente ola de protestas escenificadas en Venezuela se produce sobre el trasfondo de los más de setenta asesinatos por día, que lleva varios años, y nos acerca a la más alta tasa de homicidios por habitante del planeta, sin excluir países en guerra como Afganistán e incluso Siria.
Esta industria del asesinato a gran escala impone una reflexión política considerando que el 99% quedan impunes, lo que implica responsabilidad del Estado tanto por su acción directa porque la mayoría de ellos son perpetrados por las policías, fuerzas armadas y grupos paramilitares, como por omisión de los organismos que se supone deberían perseguir el crimen.
La respuesta más inmediata es que se trata de una política de terrorismo de Estado, que tiene como finalidad el sometimiento de la población, pero también expulsarla del territorio. La cifra de venezolanos desplazado supera ampliamente los dos millones, que si algunos se han ido buscando perspectivas económicas que les han sido arrebatadas aquí, la mayoría lo hace en primer lugar por razones de seguridad.
Esta explicación es consistente con la teoría y práctica del socialismo porque, por ejemplo, Lenin repudiaba el terrorismo de los anarquistas al que descalificaba como acciones individualistas, aisladas; pero en cambio lo justificaba plenamente como parte de las tareas de un ejército en operaciones.
En verdad esta es la política que siempre han aplicado los ejércitos de ocupación sobre la población nativa desde que existe la conquista territorial, el nacionalsocialismo la usó en la Europa ocupada, así como el ejército rojo, los socialistas serbios en los Balcanes, los comunistas cubanos y sus aliados en África.
La segunda reflexión que se impone es filosófica y ya se planteó con motivo del Holocausto (Shoá): ¿Cómo es posible? La barrera que impide la aniquilación de seres de la misma especie, instintiva en cualquier animal porque atiende a su supervivencia, parece dejar de funcionar y en el caso particular de la especie humana, los escrúpulos de conciencia pierden su eficacia.
Nuestro problema es la falta de conexión de los perpetradores con su acción criminal. Por ejemplo, unos sujetos que están en un bar secuestran a los de la mesa de al lado, los llevan a casa, saquean, ruletean, asesinan y echan los cuerpos en un botadero de basura; luego vuelven y se sientan en la misma mesa como si nada hubiera pasado, convencidos de que nada les ocurrirá y dispuestos a hacerlo de nuevo.
La convicción de los autores materiales es que conservarán el anonimato y nadie podrá conectarlos jamás con sus propios actos. Causa perplejidad lo fácil que resulta matar y como algunos sujetos incluso encuentran cierto placer morboso al hacerlo, dejando a un lado la repugnante cobardía de ocultarse para eludir su responsabilidad.
Pero hay autores intelectuales, pongamos por ejemplo el célebre tweet del mayor Francisco Ameliach, ordenando a las “Unidades de Batalla Bolívar-Chávez, a prepararse para el contra ataque fulminante. Diosdado dará la orden. Gringos y fascistas, respeten”. Pero quien resultó abatida fue la reina de belleza Génesis Carmona, además de una docena de escolares abaleados; más tantos otros asesinados en aquellos acontecimientos de febrero de 2014.
Si alguien preguntara: ¿Y dónde están los gringos y fascistas? Habría que responderle: En ninguna parte, salvo en la cabeza de FA, que esa es la fantasía encubridora que les permite creer que están librando otra Batalla de Carabobo contra un imperio formidable, mientras en el mundo real están atropellando unas amas de casa desesperadas y matando a sus hijos indefensos.
Los autores materiales se equivocan, porque siempre es posible reconstruir la secuencia de los crímenes y nadie tiene la impunidad garantizada, siempre hay testigos, desde ellos mismos hasta sus secuaces que pueden traicionarse mutuamente.
Los autores intelectuales también se equivocan, porque los hechos siempre terminan imponiéndose por encima de las mamparas ideológicas.
Y no hay nada más convincente que montones de cadáveres apilados.
EL ESTADO COMUNAL
“Últimamente las palabras dictadura del proletariado han vuelto a sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad a la Comuna de París: ¡he ahí la dictadura del proletariado!” Escribía F. Engels el 18 de marzo de 1891, en el vigésimo aniversario de la Comuna.
La llamada Constituyente Comunal convocada recientemente en Venezuela es un experimento en sentido estricto, político, jurídico, social y desde cualquier otro punto de vista, porque no existe ni ha existido nunca ningún “Estado Comunal”, ni siquiera en Cuba o Corea del Norte; su único referente es teórico, lo que Carlos Marx quiso ver en el episodio de la Comuna de 1871 y que describió a su manera pintoresca como una puesta en escena de su concepción clasista de la historia universal.
Desgraciada o felizmente Marx no desarrolló ninguna teoría de la dictadura, de hecho, después de su Guerra Civil en Francia no se ocupó de la política sino que dirigió todos sus esfuerzos a lo que le parecía más importante, su crítica a la economía política puesto que para él la economía determinaba todo lo demás en cada sociedad histórico concreta.
Los que se vieron obligados a abordar esta tarea fueron sus seguidores, como Lenin con El Estado y la Revolución y Stalin con la edificación del socialismo en un solo país, a contrapelo de sus padres fundadores del marxismo clásico que predicaban la extinción del Estado y el socialismo internacional.
Sólo existen dos tipos de Estado: Federal y Centralista, con las diversas combinaciones que puedan hacerse con ellos, sean repúblicas o monarquías, que era la división tradicional hasta que todos se hicieron constitucionales.
El Estado soviético pretendió ser comunal al principio, de allí la consigna leninista “¡Todo el poder para los soviets!” Pero eso duro menos que la vida de Lenin, la consigna de Stalin es “todo el poder para el partido” y es la que prevalece hasta el día de hoy, incluso en Cuba y Corea del Norte, que son los únicos regímenes estalinistas que sobreviven después del derribo del muro de Berlín.
Así que el llamado Estado Comunal es un recurso de prestidigitador a exhibir hacia el exterior para aparentar que aquí se está haciendo una verdadera revolución y concitar el apoyo de los nostálgicos del comunismo dispersos no sólo por Latinoamérica sino sobre todo en Estados Unidos y Europa.
La situación puede describirse así: un régimen inviable política, económica y socialmente, pero con la firme determinación de impedir que surja cualquier fuerza capaz de sustituirlo en el poder. Por el otro, una oposición con todas las alternativas posibles, pero impotente para desplazar al régimen por vías pacíficas, constitucionales, democráticas, electorales, etcétera, según la camisa de fuerza que se ha autoimpuesto.
Y ese no es su único problema. Frente al desafío de la Constituyente Comunal saltan a decir que esa es una propuesta de “Estado Fascista”, es decir, exactamente lo que no es. El Fascista es un Estado Corporativo, integrado por estamentos profesionales donde los empresarios, terratenientes, comerciantes, gremios, sindicatos, tienen un rol esencial; de hecho, la palabra “comuna” ni siquiera aparece en el discurso político de Mussolini.
Pero esto es apenas un síntoma de la enfermedad ideológica de la oposición oficial, que es tolerada precisamente porque adopta la misma “visión del mundo” del régimen y todos sus prejuicios, así que comparten idéntico lenguaje, se autodefinen “de izquierda” y decir que alguien es “de derecha” es una descalificación cuando no un insulto.
Un alcalde opositor que ha sido secuestrado, citado numerosas veces a organismos de seguridad, sufrido pintas amenazantes en su propia casa, víctima de acoso, persecución e intentos de intimidación acusa al régimen de comportarse ¡como el general Pinochet!
Sería demasiado arduo y repetitivo insistir en las coincidencias que exhibe la oposición oficial con un régimen del que en realidad es complementaria y que limita la lucha a ampliar su zona de influencia, tratando de convencerlo de las virtudes de la alternatividad frente al continuismo, punto en que los comunistas nunca transigirán so pena de dejar de ser marxista-leninistas.
Así se retorna a la contienda entre el absolutismo bolchevique y el oportunismo menchevique: reforma o revolución.
El partido de la libertad está completamente afuera de este juego.
Tesoro de EEUU congela bienes de ocho jueces del TSJ de Venezuela
Por AFP
18 de Mayo de 2017
El Tesoro de Estados Unidos anunció este jueves sanciones económicas contra ocho magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, a los que acusa de decisiones judiciales que “usurparon” la autoridad del Legislativo.
La medida ordena la congelación de bienes en Estados Unidos de los ocho jueces, que “son responsables de un número de decisiones judiciales en el último año que han usurpado la autoridad” de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición al presidente Nicolás Maduro, anunció el Tesoro en una nota.
Las sanciones van dirigidas al presidente del TSJ, Maikel Moreno y a los siete miembros principales de la Sala Constitucional, su presidente Juan José Mendoza, Arcadio de Jesús Delgado Rosales (Vicepresidente), Gladys Gutiérrez, Carmen Auxiliadora Zuleta, Luis Fernando Damiani, Lourdes Benicia Suárez y Calixto Ortega.
Desde 2015 una mayoría opositora controla la Asamblea Nacional (por primera vez desde que el chavismo está en el poder), pero desde entonces el TSJ, reputado de ser afín al gobierno, la declaró en “desacato” con lo cual ha anulado todas sus decisiones, en un prolongado choque de poderes.
Pero la tensión explotó cuando a finales de marzo, la Sala Constitucional decidió asumir las competencias del Parlamento y acabar con la inmunidad de los legisladores, en dos fallos que encontraron el repudio internacional.
Aunque luego revirtió parcialmente esas decisiones, las acciones de los magistrados desencadenaron una ola de protestas que, mes y medio después, dejan 43 muertos y un estado de tensión creciente en el país suramericano.
“Estos ocho jueces fueron responsables de esas decisiones”, indicó el Tesoro estadounidense.
“La Sala Constitucional escribió la mayoría de las decisiones y Maikel Moreno, en su rol de presidente del TSJ, públicamente las defendió″, añadió.
LA TRANSICIÓN Por Eduardo Casanova
Toda transición política es complicada, puede ser difícil y por lo general deja inconforme a la mayoría de los seres pensantes del país en donde se hace. En nuestro caso la transición más notable fue la del gomecismo a la democracia, entre diciembre de 1935 y octubre de 1945. Su protagonista verdadero fue Eleazar López Contreras, a quien se podría definir como un general civilista o como un civil que se vistió de militar. Recibió el poder cuando el general Juan Vicente Gómez murió en su cama, en Maracay, y de inmediato emprendió la difícil tarea de llevar el país a una democracia que en verdad nunca había conocido. Tuvo que enfrentar a la vez a los gomecistas, que se oponían con violencia al cambio, y a los demócratas, que estaban divididos entre los jóvenes que en 1928 habían enfrentado la dictadura y los antiguos exilados y presos de Gómez. Los primeros estaban dirigidos por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Raúl Leoni y otros muchachos que se habían entregado en cuerpo y alma a la búsqueda de la democracia, y los segundos no tenían cabeza visible. Los jóvenes ya se habían dividido entre comunistas y socialistas más comprometidos con la democracia, los segundos no tenían una orientación política propiamente dicha. Los jóvenes eran fogosos e impacientes, los otros se conformaban con que los tomaran en cuenta. López Contreras zigzagueó, maniobró, tuvo que expulsar del país a los dirigentes de los jóvenes y conceder algunas ventajas a los gomecistas, pero en realidad se decantó por el sistema democrático, recortó el período presidencial y le entregó el poder a un militar profesional, de carrera, formado en la Escuela Militar, Isaías Medina Angarita, que hizo un excelente gobierno pero cometió varios errores que le costaron el poder. Su política militar fue muy deficiente. No se atrevió a sacar del ejército a los "chopos de piedra", los generales y coroneles autodesignados, sin formación académica y generalmente sin cultura alguna, pero con poder. Mantuvo sueldos muy bajos y pocas prebendas para los oficiales formados en la Escuela Militar y se negó a creer que se conspiraba para tumbarlo. También se negó a permitir la elección universal, directa y secreta del presidente y los congresistas, y se empeñó en que el candidato a sucederlo debía ser tachirense. Desafortunadamente los jóvenes políticos y militares se pusieron de acuerdo y dieron un golpe de estado, el del 18 de octubre de 1945, que si bien implicó la imposición del sistema democrático tuvo consecuencias muy negativas para el país, entre ellas la regresión política de 1948, que fue la más grave. Ahora, en 2017, todo indica que nos acercamos a una transición, nuevamente de una dictadura a una democracia. De una dictadura infame, que ha llevado al país a la peor situación que ha padecido en su historia, a una democracia que enfrentará grandes retos y dificultades. Tenemos que entender que no va a ser fácil, que requerirá concesiones y que va a dejar inconformes a muchísimas personas. Pero hay que afrontarla con valentía y decisión, porque cualquier cosa es preferible a que los ineptos, los corruptos, los narcotraficantes y los delincuentes comunes sigan dañando al país desde posiciones de poder real. Habrá que usar pañuelos en la nariz y más de una vez sonreír forzadamente, pero hay que aceptar que lo bueno suele ser, en determinadas circunstancias, hasta mejor que lo mejor.