Un descansito para nutrir el alma
"Son muchos los dones que un alma despierta puede recibir de la palabra y los actos de un gran poeta como Eugenio Montejo (Caracas,1938 - Valencia, 2008). Digo "Poeta, en el sentido amplio, griego, de la palabra: el hacedor de criaturas bellas, bien sea en verso o en prosa (y aun en artes no literarias), sin más propósito que la delectación, la fiesta del espíritu". "...tiendo a concluir que un gran legado de Montejo, junto con sus libros, es su singular ethosde poeta. Esa morada interior, habitáculo del modo de ser de cada quien, en el caso de un creador de la estatura de Montejo, es todo un cosmos a escala, con toda la riqueza que podamos admirar en el orden bello en inteligente del universo. Por eso puedo recordar muy vivamente a Montejo como el hombre capaz de condensar, desde su simple presencia, un oficio poético insuperable en su fineza y en su luminosa conciencia de sí, un decoro personal y civil sustentado en el respeto al prójimo y en el uso de un lenguaje preciso y una clara visión del mundo y de la vida". Josu Landa. Universidad Nacional Aútonoma de México.
EUGENIO MONTEJO (CARACAS,19 DE OCTUBRE DE 1938 – VALENCIA, 5 DE JUNIO DE 2008)
En Montejo, el árbol se inscribirá como un signo contrario al de la piedra, ya que en el árbol como en el ser, el paso indetenible del tiempo se inscribe como un desgarramiento; por eso el árbol es el lecho del ser, el ser mismo. El hombre es el árbol y el árbol es el hombre en la concreción de la imaginación vertical; a través de él el imaginario de los hombres describe la búsqueda de las zonas más profundas. (María del Rosario Chacón)
"Creo que el aprendizaje del oficio de la poesía ha llegado de la mano de los árboles". Eugenio Montejo
LOS ÁRBOLES
25 mayo, 2015
Hablan poco los árboles, se sabe. Pasan la vida entera meditando y moviendo sus ramas. Basta mirarlos en otoño cuando se juntan en los parques: sólo conversan los más viejos, los que reparten las nubes y los pájaros, pero su voz se pierde entre las hojas y muy poco nos llega, casi nada.
Es difícil llenar un breve libro con pensamientos de árboles. Todo en ellos es vago, fragmentario. Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito de un tordo negro, ya en camino a casa, grito final de quien no aguarda otro verano, comprendí que en su voz hablaba un árbol, uno de tantos, pero no sé qué hacer con ese grito, no sé cómo anotarlo.
LAS SOMBRAS
12 enero, 2015
Ya las sombras esconden el mundo detrás de altísimas paredes. Rápidos pasos cruzan las avenidas llenos de gestos serios y automáticas soledades. Adormecidos edificios hunden sus cuellos de flamencos debajo de las alas. Es la hora del periódico nocturno, cuando los hombres detrás de sus anteojos releen meticulosamente un obituario. La hora en que las estatuas se sientan a conversar a solas y los sapos imitan el tono de sus voces. Sobre la mesa todavía mi lámpara con ojos de naranja parpadea, en vela, fatigada de nuestro largo insomnio. Es la última que tarda en apagarse. No la puedo tocar: quema de furia o compasión por mí, por este afán inútil de invocar a su lado las palabras. Añosos árboles de barba crecida van dando vueltas en los patios como presidarios inocentes. No sé por qué ni para quién sigo escribiendo. Ya mi mano también es una sombra y letra a letra me tapia entre murallas.
Poema hindú sin autor. Yo no soy este cuerpo , que pertenece al mundo de las sombras, Tampoco soy los pensamientos que llenan mi Mente, ni soy la Mente misma, Tampoco soy las Emociones que agitan mi cuerpo, cada vez que mis glándulas se agitan, Soy antiguo, eterno, remoto sin principio ni fin mas radiante que el Sol en su pleno esplendor del mediodía, mas puro que la Nieve, mas sutil que el éter, es el aliento divino dentro de mi corazón. Yo Soy ese Espíritu Ese Espíritu Soy Yo So Ham So Hum.
Pobreza David Herbert Richards Lawrence, mejor conocido como D.H. Lawrence (1885-1930) La única gente a la que alguna vez escuché hablar acerca de Mi Señora Pobreza Era gente rica, o gente que imaginaba serlo. El mismo San Francisco era un joven corrupto y rico. Habiendo nacido entre gente trabajadora Sé que la pobreza es una dura, vieja bruja, Un monstruo cuando uno está acuciado por las necesidades inmediatas. Y el que diga lo contrario miente. Yo no quiero ser pobre, estar acuciado. Pero tampoco quiero ser rico. Cuando miro ese pino en la proximidad del mar, Que crece fuera de la roca, emplumado, floreciendo Hacia el cielo, Veo que posee una abundancia natural, La magnífica fuerza de sus raíces absorbe el alimento cotidiano Y sus plumas parecen verdes vasos llenos de vino alzados hacia el sol y el aire. Yo quiero ser así, tener una abundancia natural Y un gran, espléndido plumaje.