ROBERTO LOVERA DE-SOLA LA MASCARADA DEMOCRÁTICA DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ (De cómo un barinés destr
LA PERSONALIDAD DE HUGO CHAVEZ
EL VATICINIO
Lo que Hugo Chávez fue lo vaticinó claramente el colombiano Gabriel García Marquez(1927-2014), gran amador de Venezuela, cuando cuarenta y un días después de una juramentación de Chávez, tras haber viajado en un vuelo acompañandolo desde La Habana hasta Maiquetía donde el presidente se bajó. El vuelo continuó con el gran Gabo hasta dejarlo en Bogotá. García Marquez no volvió a visitar a Venezuela en los años de Chávez. A poco escribió lo que sigue:
“El Presidente aterrizó en Caracas…se despidió… Mientras se alejaba me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más”[1].
LAS RAICES DE UN HOMBRE
“lo único que existe hoy es la demencia de los fanáticos o el vacío interior que los transforma en tales”
Marcela Serrano(1951): Antigua vida mía.
Santiago:Alfaguara,1997,p.36.
Son muy escasas las raíces que posee el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, sus antecedentes son escasos y muchos imprecisos.
Algunos lograron ser probados por la acucia del historiador Oldman Botello(1947). Pero para nada ha aparecido noticia de los orígenes de la abuela Rosa Inés, o Rosainés, tantas veces mencionada, con tanto afecto, por el Comandante. Hacia la casa de aquella huía para evitar los castigos de su mamá Elena Frías(1935), maltratos físicos que lo hicieron una vez esconderse en un escaparate para burlar los malos tratos de la madre, como él mismo lo contó. Así lo podemos considerar un niño maltratado, con las obvias consecuencias de ello en su modo de ser adulto, raíz también de su resentimiento social. No olvidemos que la felicidad e infelicidad en nuestra vida adulta depende de nuestra niñez, nada fácil de superar es la infelicidad en la niñez. Si algunos logran traspasar las dificultades psicológicas es por poseer una gran resiliencia, como se puede observar, por ejemplo, cuando se estudia la niñez del Libertador, rodeada toda de la muerte de aquellos a los que más amó, y sin embargo, gracias a la gran resiliencia que poseyó ello en vez de amargarlo templó su ánimo. Lo encaminó hacia lo positivo, hacia la bondad, hacia la creación de una sociedad en donde se viviera en libertad. Hizo verdad en su vida que la “sabiduría viene del sufrir” según lo expresó Esquilo(525-456 aC), el gran dramaturgo griego, en su Prometeo encadenado. Esto no sucedió con Chávez. Y él terminó efectuando su venganza contra la sociedad veezolana, por lo que afectivamente no tuvo[2].
Lo más antiguo que Chávez encontró en Sabaneta, Barinas, su pueblo natal, fue el recuerdo de un gamonal de las guerras civiles, su bisabuelo natural Pedro Pérez Delgado, Maisanta(1880-1924), muerto a los cuarenta y cuatro años en una cárcel gomecista. En este bisabuelo está, a nuestro entender, la raíz del anacronismo político e histórico del bisnieto[3].
En verdad, este vivió poco tiempo en Sabaneta, en el Hato La Marqueseña, expropiado por Chávez a sus legítimos dueños, quienes tienen títulos de propiedad que datan del siglo XVIII, de los tiempos del rey Carlos III(1716-1788), a quien Venezuela debió su integración, ordenada por aquel monarca creador en 1776. Por ello cuando el Presidente declaró, se lo escuchamos, “esas tierras pertenecieron a mi familia” mintió. Lo único que tuvo allí Maisanta fue una carnicería. Botello señala que estuvo dos veces en Sabaneta: primero a fines del siglo XIX, cuando la centuria culminó, en 1901, tenía veinte y un años, pasó allí la juventud dice el acucioso investigador. Fue entonces cuando vivió en un sitio de La Marqueseña llamado “Las Tasajeras”, “convivía con una mujer cuyo nombre se ha perdido. Volvió a Sabaneta y en la misma cuadra de la iglesia y de la casa parroquial montó una carnicería de donde obtenía el sustento. Corrían los años 1906-1907. El negocio y la casa estaban situados en plena calle Real de Sabaneta, en el lado norte, no lejos de la casa de gobierno. Allí mismo vivía el joven bachiller Elías Cordero Uzcategui, barinés, llegado allí a ejercer el magisterio. Mucho debió Maisanta a las conversaciones con el legendario maestro, muy frecuentes…Lo que sigue de esos años es tradición y leyenda. Parrandas, mujeres, correrías en las sabanas, asaltos, homicidios en defensa del honor; los permanentes enfrentamientos con las autoridades, por los desmanes, o por las parrandas sangrientas de Maisanta”[4]. Como se ve fue Maisanta un personaje negativo, nadie para ser imitado, nadie que dejó alguna lección altruista para ser seguida.
Pero especialmente un personaje anacrónico, como más tarde lo será el bisnieto. ¿Por qué? Por una razón de mucho peso en nuestra historia: el 21 de julio de 1903, con la batalla de Ciudad Bolívar, peleada y ganada por el general Juan Vicente Gómez(1857-1935), entonces vicepresidente de la República, terminaron las guerras civiles y se puso fin al caudillismo en nuestro país. De allí en adelante la concepción de la lucha y establecimiento de la paz fue esencial en la política de Venezuela. Primero en el gobierno del general Cipriano Castro(1858-1924). Así mismo, desde 1908 cuando tomó el poder Gómez tuvo la paz como una de las tres concepciones de su gobierno, unión, paz y trabajo, es decir orden. Y ante ello no le tembló un solo día el pulso. Sobre todo contra los que insurgieron, contra aquellos que encontró en un arma en las manos contra del gobierno. Sabía el general de La Mulera que sin paz el país no podía progresar. Y la defendió en todo momento. Insurgir contra ello fue el error de los últimos gamonales como Maisanta.
Pero había más: las guerras civiles habían concluido. Los hombres se habían bajado de los caballos. El rumbo tomado por el país era otro, ya en 1914, año de la primera insurrección de Maisanta, había aparecido el petróleo y el país iba a cambiar más aun. Seguir guerrerando como lo hizo era tiempo perdido. Por ello perdió su vida, como la perdieron muchos de los que siguieron a los caudillos, Emilio Arévalo Cedeño(1882-1965), Roberto Vargas(1860-1948), Carmelo París y otros. Todos fracasaron. El país había tomado otro derrotero. Considerarlos incluso figuras legendarias es un error: la bandera, así fuera la de una dictadura, estaba en las manos de Gómez. Y le fue imposible ganarle la partida a un gobierno bien pertrechado, bien preparado, para el cual poner fin a esas “guerritas”, ya que estas no pasaron de ser otra cosa. Y así lo hicieron. Por ello José León Tapia(1928-2007) llamó a Maisanta “el último hombre a caballo”, pero en verdad fue el último vencido.
Y ese anacronismo, siendo el bisnieto ser delirante, pasó a él. Al igual que Maisanta no comprendió que las guerras civiles y sus agentes habían concluido su acción, que no se podía echar el suceder hacia atrás porque este siempre es hacía adelante. De esa misma forma el bisnieto creyó poder derrotar la democracia venezolana, detener la marcha de la sociedad en el tiempo e imponer un régimen socialista, sin darse cuenta, de allí el mismo anacronismo histórico y político del bisabuelo, le ha impedido comprender que el socialismo terminó derrotada su peripecia en Berlin, ante las piedras rotas del muro(noviembre 10,1989), que por más que lo esperé no le llegará la rectificación de la noticia de lo sucedido aquella medianoche en el Chekpoint Charlie berlinés.
¿SEÑAS DEL BISABUELO?
La peripecia de Maisanta
José León Tapia(1928-2007), ya lo hemos indicado, se dedicó a rescatar de las fuentes populares todo lo que todavía se conserva de ciertos episodios históricos venezolanos. Utilizando, en algunos de sus libros, un método parecido al del antropólogo norteamericano Oscar Lewis(1914-1970) logró salvar hechos vivos de los días de la Guerra Federal(1859-1863) en su libro Por aquí pasó Zamora(1972)[5] así como armar las biografías de los caudillos Pedro Pérez Delgado, Maisanta y Rafael Montilla(1859-1907). Sobre el primero escribió Maisanta, el último hombre a caballo(1974). Sobre el segundo El tigre de Guaitó(1979)[6]. Con estos libros suyos, producto de haber recogido pacientemente la voz de quienes vivieron lo narrado, se sumó al conjunto de libros testimoniales que han abundado en la producción bibliográfica venezolana de los últimos años y que ya es hora de analizar en forma detenida.
Varias reflexiones pueden tejerse alrededor de la lectura de Maisanta, el último hombre a caballo. Su protagonista, Pedro Pérez Delgado, Maisanta, fue uno de los últimos jefes de guerrillas rurales que se enfrentaron al general Gómez. Pérez Delgado perteneció a aquel grupo de hombres que vieron frustradas sus tentativas contra aquel régimen despótico no por falta de arrojo, de armas y de valentía sino porque en el momento en que se enfrentaron a aquella tiranía nuestro país vivía otra época y el caudillismo había sido liquidado(julio 21-22,1903).
Otra consideración que impone este libro, y la cual es saludable para el conocimiento y comprensión del país, es el hecho de que si bien es cierto que Simón Bolívar(1783-1830), José Antonio Páez(1790-1873) y Antonio Guzmán Blanco(1829-1899) llenan la escena política venezolana durante el siglo XIX, cuando muere Bolívar en 1830 Páez domina al país y sus formas de gobierno serán heredadas por los hermanos Monagas(1847-1858), José Tadeo(1784-1868) y José Gregorio(1795-1858), y al fallecer Páez, en 1873, Guzmán Blanco está seguro en el poder e influirá en sus destinos hasta 1888, aunque dejó la presidencia en 1886, cuando, en 1889, durante el gobierno de Juan Pablo Rojas Paúl(1825-1905), se produzca la necesaria reacción contra él. Por estas razones es un error no tomar en cuenta, y no estudiar, la década que va desde 1889 hasta 1899, cuando Cipriano Castro(1858-1924) y los andinos toman el poder(octubre 22,1899), pues en ese decenio se produjeron una serie de hechos que no pueden dejarse de lado. Y esto así nos parezca que se trata de un tiempo en el que el país estaba en franca decadencia, lo cual produjo, en 1899, la crisis definitiva de las tendencias políticas tradicionales: “liberalismo amarillo” y “nacionalismo mochista”.
¿A qué vienen las anteriores reflexiones? La razón es muy sencilla: Pedro Pérez Delgado, inicia en 1898, su vida guerrillera participando en la “Revolución de Queipa”, acaudillada por José Manuel Hernández, el Mocho(1853-1921) tras el fraude electoral(septiembre 1, 1897) hecho por el gobierno de Joaquín Crespo(1841-1898) al mochismo. De allí que a través de la vida de Maisanta nos internemos en un período clave de nuestra historia: aquel que abre el proceso hacia la Venezuela contemporánea. Pérez Delgado será actor malogrado en el drama del alumbramiento de ese nuevo país que va a nacer a partir del 31 de julio de 1914, con la explosión del pozo Zumaque-1, de 14 de diciembre de 1922 con el gran reventón del pozo Los Barrosos-2, y especialmente desde el año fiscal 1926-1927: la Venezuela petrolera. La singularidad del año 1914 ha sido considerado por algunos autores, como Ramón Escovar Salom(1926-2008) como aquel en el cual se inició el siglo XX entre nosotros. A nosotros nos parece mas bien que ello sucedió el año anterior, en 1913, cuando Gómez al nombrar a Román Cárdenas(1862-1950) Ministro de Hacienda(enero 3,1913) creó nuestro Estado Moderno[7].
¿Por qué se desgració una vida, como la de Maisanta, encaminada hacia la búsqueda de la libertad para nuestro pueblo?: porque no supo entender los signos de su tiempo, las mutaciones que se habían producido en el país. “Estudia mal quien no estudia el porvenir”, había sentenciado Cecilio Acosta(1818-1881) décadas antes[8].
Pero Maisanta, el último hombre a caballo es algo más: Tapia ha recogido la historia de Pérez Delgado de las mismas fuentes donde todavía se encontraba y la transcribió en el libro casi de la misma forma en que fue grabado[9]. A su vez el libro es un rico filón para el trabajo de los narradores que se interesan por hacer literatura partiendo de nosotros mismos, inspirándose en nuestros temas, problemas y dramas. Maisanta, el último hombre a caballo servirá para buscar y llegar al meollo de lo que somos.
Si se examina la vida de Pérez Delgado se podrá comprobar quien fue y por qué se equivocó. Se verá por qué a nuestro entender es difícil exhibir a este guerrillero como un ejemplo. A menos que se repare en su desaprovechada lucha anti gomecista.
Pérez Delgado sólo vivió cuarenta y siete años. Nació en Ospino, Portuguesa, en 1880 como señala una fuente hace poco publicada[10], y no en 1875 como señala Tapia(p.157). Partiendo de la fecha 1880 todo el correr de su biografía, establecida por Tapia y ampliamente ratificada por Botello, alcanzan su preciso sentido.
La violencia entró en su vida a los doce años. Un coronel de apellido Macías embarazó a su hermana. El vengó la afrenta asesinándolo(p.31). De allí en adelante la agresividad dominará su vida. Al acabar con la vida de Pedro Macías, en 1894, debió huir del pueblo natal. Por ello pasó a Valencia, luego a Barquisimeto y Carora(1894-1897). En este tiempo hizo estudios elementales y parte de los medios, lo cual parece cierto dada la escritura que exhiben los pocos documentos conocidos, “letra tosca, caligrafía inglesa, a la usanza del tiempo. Denotan esos rasgos una precaria formación”[11]. Al producirse el fraude electoral de 1897 contra el Mocho Hernández se alistó en las tropas que le siguieron durante la llamada “Revolución de Queipa”(marzo 2-diciembre 6,1898). Dentro de las tropas nacionalistas estuvo en el encuentro de “La Mata Carmelera”(abril 16,1898) en la cual perdió la vida el general Joaquín Crespo(1841-1898), quien mandaba los soldados del gobierno.
En adelante, salvo un paréntesis en Sabaneta, su extensión no ha podido ser precisada con certeza, dice el Diccionario de Historia de Venezuela que fueron once años(1903-1914). En Sabaneta cuarenta años después de su deceso nacería el bisnieto. La mayor parte de su vida, corta por cierto, cuarenta y cuatro años, estuvo inmerso en las guerras caudillistas. Siempre estuvo en el bando perdedor. Así lo encontramos en la ”Revolución Libertadora”(1901-1903), contienda que puso fin a nuestras guerras civiles. Esto lo logró el general Gómez al derrotar a las caudillos en la batalla de Ciudad Bolívar(julio 21-22,1903).
En 1914 volvemos a hallar a El Americano, como también lo apodaban, en un alzamiento contra Gómez. Siete años mas tarde, dentro de los batallones de Emilio Arévalo Cedeño(1882-1965) apareció en San Fernando de Atabapo. Allí fue uno de los que apresaron y ajusticiaron al siniestro Tomás Funes(1885-1921), cuya aventura ha revivió Atahualpa Lichy en su film Río negro(1991).
Siguió en aquellas naufragantes luchas. Meses antes de caer preso se produjo lo que a nuestro entender fue el momento crucial de su existir. Fue en 1922 cuando comprendió cómo había perdido el tiempo en aquellas pequeñas tropas, que tras Arevalo Cedeño, Carmelo París y el tuerto Roberto Vargas(1860-1948), se movían por el llano, las cuales deambulaban de un sitio a otro, sin haberse propuesto ir a Maracay a derrocar al tirano, nunca llegaron ni siquiera a San Juan de Los Morros.
El suceso al cual nos referimos ocurrió en Guasdualito, Apure. Allí hubo un ataque contra las fuerzas del gobierno(junio 19,1921). Este terminó en un pacto de paz entre el gobierno y los gamonales(junio 28). Mientras sus conmilitones debían dejar aquel pueblo Pérez Delgado guardó silencio. Después, escribe Tapia,
“dijo con voz cada vez más alta: Señores, si se los dije anoche…para qué sirvieron los muertos y la sangre que derramamos…y encolarizándose más cuando vio que todos salían sin contestarle se arrodilló en la calle solitaria de Guasdalito viendo con mirada fija a los que se iban, y para que nadie dejara de oírlo lanzó su maldición: Malditos sean los doctores y todo aquel que aprovecha la guerra para ver si llega arriba a costillas de los de abajo…Y besando el suelo de la calle arenosa juró ante sus atónitos oficiales que lo esperaban respetuosos…Juro que no daré un paso más al lado de estos…que cuando hay que jugarse todo como corresponde a los hombres completos comienzan con la conversadera…Se retiró por calle contraria…buscando el rumbo de Elorza”(p.139-140).
Ya no se volvió a pelear más en aquellas tierras. Ni él volvió a hacerlo. La paz gomecista se impuso para bien del país. El se benefició de la paz establecida. Pero quizá por sus correrías de otros tiempos, por dudarse de la autenticidad de su arrepentimiento, pese a sus adulantes cartas del general Gómez, el viejo zorro nunca creyó en su arrepentimiento, tanto que en medio de los sucesos del intento de toma del Palacio de Gobierno de San Fernando de Apure, en el que Maisanta no participó, mandó desde Maracay un telegrama preguntando donde estaba[12]. Fue hecho entonces preso en San Fernando en 1922. Lo enviaron a Ciudad Bolívar. De allí lo mandaron al Castillo de Puerto Cabello. Otra tradición señala que no vino por mar a Puerto Cabello, como lo comprobó Botello, sino por tierra por la vía de Guárico. Antes de enviarlo a la prisión el propio general Gómez hizo que se lo llevaran ante sí para conocerlo. Fue la humillación más grande que pudo recibir Maisanta. De allí lo envió su anfitrión al “Castillo Libertador” de Puerto Cabello. Allí pasó Pérez Delgado sus últimos años. Allí quizá pudo darse cuenta que había luchado, como dice Tapia, “por una libertad esotérica….sin conocer el por qué de ella”(p.23). Allí dejó de existir(noviembre 8,1924). Fue enterrado en el antiguo cementerio de Puerto Cabello, hoy desaparecido, en una fosa común, en un sitio denominado El Olvido, donde sepultaban a los presos. Su hermana Petra Pérez Delgado pudo llegar a presenciar el enterramiento[13].
Andrés Eloy Blanco(1896-1955) dedicó un poema a cantar sus hechos, viéndolo como un antigomecista, como lo era también el bardo de Cumaná. No hemos logrado establecer si cuando Andres Eloy Blanco vivió en San Fernando de Apure(1919-1922), ejerciendo su profesión de abogado, pudo conocer a Maisanta. Estaba, sin embargo, el poeta allá el 20 de mayo de 1922, día del asalto a la casa de gobierno de la ciudad. Pudo, sin embargo, escuchar algo, o mucho, sobre Maisanta quien vivió en esos años allá un tiempo[14].
Cuando Andrés Eloy Blanco llegó preso al Castillo Libertador de Puerto Cabello, en 1929, ya Maisanta hacía cinco años había muerto allí. De tal manera que, pese a lo que se ha dicho, no se conocieron en aquellas celdas. Lo que si es cierto que en ese lugar debió ocurrírsele el celebrado poema que le dedicó. “Maisanta, corrido de caballería”, publicado años mas tarde.
LAS FANTASIAS
“Si marchas a la cabeza de las ideas de tu siglo, estas ideas te seguirán y te sostendrán. Si marchas detrás de ellas, te arrastrarán consigo. Si marchas contra ellas, te derrocarán”.
Napoleón III(1808-1873).
Javier Moro: El imperio eres tú.
Caracas: Planeta,2011,p.125.
Han sido varias las fantasías políticas expuestas por el presidente Chávez. Una fue, apareció en la campaña electoral que lo llevó a la presidencia, su idea de que iba a restaurar la Gran Colombia(1819-1830), de allí por qué se unió desde su llegada a la presidencia a las FRAC y al ELN colombiano, de allí su declaración de que Venezuela no limita con Colombia sino con las FARC. Eso de restaurar la Gran Colombia, extinguida ciento sesenta y nueve años antes de su llegada a la presidencia, era un imposible, la gran idea del Libertador, la cual le fue imposible realizar, ya era entonces en 1999 un suceso, rico, hondo, de la historia, del pasado. Cuando uno de sus conmilitones en aquellas horas, Jorge Olvarría(1933-2005), lo fue por poco tiempo, nos lo contó les dijimos que aquello era algo irreal, no tenía sentido: de llegar la FARC al poder en Colombia, cosa desde todo punto imposible, porque el propio Estado colombiano estaba organizado para impedirlo, pero de suceder no llamarían a Chávez a Bogotá para que ejerciera la presidencia de su supuesta nueva Gran Colombia. De suceder aquello a quien pondrían a ejercer el poder la FARC sería a Manual Marulanda(1930-2008), su jefe entonces.
LA SILLA DEL LIBERTADOR
Cuando Chávez dio el golpe del 4 de febrero de 1992 era poco lo que sabía de él. Esa noche en la televisión apareció uno de los pocos que parecía saber quien era, fue el general Carlos Julio Peñaloza. Desde luego, había en las Fuerzas Armadas otros que tenían tiempo siguiéndole las huellas sin apoyarlo, el general Herminio Fuenmayor, entre otros.
A poco los periodistas se movilizaron para encontrar noticias sobre él. Y si algo llamó la atención, cuando fueron a su casa, cerca de Maracay, y entrevistaron a una de sus hijas, fue el hecho de que al mostrarles el comedor le enseñó una silla vacía: esta es la silla donde se sienta el Libertador, le informó la muchacha. La joven periodista se quedó sin palabras. Aquello se
repitió, “no era una chifladura pasajera” según acotó el historiador Elías Pino Iturrieta(1944), quien ha estudiado el asunto[15].
[1] Gabriel García Márquez: “El enigma de los dos Chávez”, revista Cambio, Bogotá, marzo 17, 1999. Ver también, por sus jugosas reflexiones, Jon Lee Andersen(1957): El dictador, los demonios y otras crónicas. Barcelona: Anagrama, 2009. 389 p. Ver: “Carta desde Caracas: el heredero de Fidel”(p.317-348). También hay una signficativa referencia a Chávez en su Che Guevara: una vida revolucionaria. Caracas: Anagrama/Alfa, 2007.753 p. Está en la p.705; Enrique Krauze(1947): Redentores. Ideas y poder en América Latina.2ª.ed.Bogotá: Debate/Mondadori, 2012, 583 p. Ver: “Hugo Chávez, la historia como autobiografía”(p.479-508).
[2] Para lo que hemos referido de Simón Bolívar ver el estudio de don Augusto Mijares: Lo afirmativo venezolano.3ra.ed.aum. Prólogo: Pedro Grases. Caracas: Dimensiones, 1980, 364 p.p.. Ver:”Un trauma psicológico en la infacia de3l Libertador”(p.203-221). Mijares consideró de tal importancia el suceso que incorporó este escrito a su biografía El Libertador. Caracas: Editorial Arte,1964. 586 p. Está en las p.21-27; para el concepto de resiliencia ver el libro del psicólogo norteamerricano Al Sibert: La Resiliencia. Barcelona: Alienta Editorial,2007,p.9. La idea de Esquilo que hemos citado la refiere Iván Rodríguez del Camino en el libro de Mireya Vargas: ¿País en regresión?. Caracas: Ediciones Centro Lyra,2011.97 p. Ver las p.9-10. La referencia procede de “Prometeo encadenado” en Esquilo/Sófocles/Eurípides: Obras completas. Madrid: Cátedra, 2008,p.89-126. Ver la p.91, versos 26-29,46-49.
[3] La primera presentación contemporánea del personaje está en la novela histórica de José León Tapia(1928-2007): Maisanta, el último hombre a caballo.Caracas: Centro Editor,1974.166 p.; la novela de Manuel Mérida: Maisanta entra en la pelea. Caracas: Planeta,1992. 148 p. es una recreación del personaje, nada singular, utilizando los datos del doctor Tapia sin siquiera citarlo. Fue publicada a poco del golpe de Estado del bisnieto, dentro de la atmósfera creada en ese momento, fue entonces que se hizo pública la filiación. Existe también una entrada sobre él en Diccionario de historia de Venezuela.2ª.ed.aum. Caracas: Fundación Polar,1997. 4 vols. Ver: “Pérez Delgado, Pedro (t.III,p.570-571), bastante precisa. El libro más completo que se le ha dedicado es el historiador Oldman Botello: Historia documentada del legendario Pedro Pérez Delgado, Maisanta. Caracas: Catalá Editor/El Centauro,2005.255 p. Botello indica como la más antigua referencia al personaje son las memorias de Emilio Arevalo Cedeño: El Libro de mis luchas. Caracas: Tipografía Americana, 1936. 409 p. un compañero de aventuras y el de Antonio J.Paiva: Motivos llaneros. Valencia: Tipografía Fenix,1957 57 p.
[4] Oldman Botello: Historia documentada del legendario Pedro Pérez Delgado, Maisanta,p.18.
[5] José León Tapia: Por aquí pasó Zamora. Caracas: Editorial Sucre,1972. Volvió sobre este personaje en su Ezequiel Zamora a la espera de un nuevo amanecer. Caracas: Ediciones Centauro,1993. 205 p.
[6] José Leoón Tapia: El tigre de Guaitó. Caracas: Ediciones Centauro, 1979. 331 p.
[7] Ramón Escovar Salom: Memorias de ida y vuelta,p.2. José Alberto Olivar: Román Cárdenas. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2009.124 p. Los datos en que nos basamos están en las p.67-87.
[8] Cecilio Acosta: Obras completas. Caracas: La Casa de Bello,1982. 2 vols. Ver “Cosas sabidas y cosas por saberse”(t.II,663-694). La cita procede de la p.672. Este ensayo epistolar tiene fecha 8 de mayo de 1856, constituye a su vez uno de los grandes momentos del ensayo venezolano..
[9] Nuestras citas proceden de José León Tapia: Maisanta, el último hombre a caballo. 4ª.ed. Caracas: Ediciones Centauro, 1992. 180 p. La referencia que acabamos de hacer procede de la p.21.
[10] Es la fecha que da Oldman Botello, aunque indica que la partida de nacimiento no pudo ser hallada(Historia documentada del legendario Pedro Pérez Delgado,Maisanta, p.16 y 234). Su nacimiento en Ospino es también dicho de la tradición familiar. En la primera edición del Diccionario de historia de Venezuela. Caracas: Fundación Polar,1988. 3 vols, se indica que nació en 1882(t.III,p.88). Y en la segunda edición aumentada del Diccionario de Historia de Venezuela, t.III,p.570 se señala que ello sucedió en 1881. Nos acogemos a la opinión del historiador Botello. Es la segunda edición del Diccionario de Historia de Venezuela el que usamos a lo largo de este trabajo. Cuando usemos la primera, en pocas momentos, lo indicaremos.
[11] Oldman Botello: Historia documentada de Pedro Pérez Delgado, Maisanta,p.182.
[12] Oldman Botello:Historia documentada del legendario Pedro Pérez Delgado, Maisanta,p.200.
[13] Oldman Botello: Historia documentada del legendario Pedro Pérez Delgado, Maisanta,p.222-223.
[14] Alfonzo Ramirez: Biografía de Andrés Eloy Blanco y memoria de su época.2ª.ed. Prólogo: Simón Alberto Consalvi. Caracas: Ediciones Centauro,1997. XVII,668 p. Ver las p.14-18. El poema de Andrés Eloy Blanco al que nos referimos está en sus Obras completas. Caracas: Congreso de la República,1973-1997. 7 vols, Ver:”Maisanta,corrido de caballeríA”( t.I,p.525-532).
[15] Elias Pino Iturrieta: El divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana. Madrid: Catarata,2003. 255 p. Ver en este caso las p.180-186.