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ROBERTO LOVERA DE-SOLA LA MASCARADA DEMOCRÁTICA DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ (De cómo un barinés destr

Pueblo que ignora su historia se extravía, y pueblo que

no honra su historia descubre su flaqueza moral,

no menos que su desnudez espiritual”.

Germán Carrera Damas.

Aviso a los historiadores críticos.

¿QUÉ ES UNA FALACIA HISTÓRICA?

Escribió José Olavarría(1933-2005):

“Una falacia histórica, es un razonamiento falso que parte de premisas ciertas pero que por la forma como ellas son presentadas y aceptadas, lleva a conclusiones falsas. En algunos casos, una falacia histórica es el camino por el cual se llega a consagrar a una mentira como una verdad y ésta es aceptada como verdad por quienes sospechan o saben que es una mentira, pero se empeñan en que sea verdad, ya sea porque ello conviene a un propósito convertido en dogma político; o sirve para encubrir hechos que se tienen como bochornosos y les ayudan a ocultar o preterir el complejo de culpa por conductas activas u omisivas…Si no se hace un esfuerzo serio por desmontar la falsedad de esas falacias,el enigma seguirá siendo inescrutable. El primer paso para correr los velos que lo cubren es ordenar las falacias para abordarlas sistemáticamente”[1].

Característica del gobierno chavista ha sido la alteración de la historia de Venezuela, la práctica de una historia basada en razones políticas, de una historia ideológica, la negación de todo aquello a lo que nuestros historiadores han llegado a través de los cinco siglos de historia y de escritura de la misma que lleva el país, el primer texto escrito sobre Venezuela, todavía no se llamaba así sino la Tierra de Gracia, fue la carta escrita por Cristóbal Colón(c1451-1506) a los Reyes Católicos, don Fernando y doña Isabel, en 1498, pocas semanas después del descubrimiento(agosto 31,1498). De allí que la supuesta historia chavista deba ser examinada y refutada. Toda ella debe ser considerada desde el hecho de que es una falacia histórica, cuya mejor definición ya hemos citado, es la de Jorge Olavarría(1933-205). Examinamos aquí los más graves momentos de la distorsión practicada en estos quince años. Son hechos de una alta gravedad, un atentado contra la identidad nacional cuya pila de bautismo es el modo como nuestra memoria colectiva ha sido escrita por las diversas generaciones de historiadores venezolanos que encabeza, ya en el siglo XVI, el primero de todos, el autor de la primera historia del país, el religioso franciscano fray Pedro de Aguado(1538-c1589), autor de las Noticias historiales de Venezuela(1575). A todas ellas las hemos denominado “Las falacias históricas del chavismo”. Aquí referimos sumariamente a viente y una de ellas. A las primeras quince ya las hemos examinado con pormenor. Solo las enumeramos aquí, con brevísimas glosas sobre sus por qués. En otro estudio hemos reunido treita y dos de ellas, a partir de las que presebtamos aquí.

1)Manuelita apocrifa, refutación a las obras de Heinz Dieterich: Patriota y amante de Ud., de Carlos Alvarez Saa: Manuela: sus diarios perdidos y otros papeles y Anónimo: Las más hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón; 2) Una mina de falsificaciones, detallado examen crítico y heurístico del volumen Patriota y amante de Ud., ya citado; 3)Colón otra vez cuestionado;4)La globalización tiene cinco siglos;5)El Libertador: ¿fue socialista?; 6)La más grave distorsión de nuestra historia: El Libertador: ¿fue asesinado en San Pedro Alejandrino?; 7) Jorge Mier Hoffman: La carta que cambiará la historia, refutación de todo el conjunto de esta falaz obra: desde su animadversión contra el general Francisco de Paula Santander(1792-1840); lectura crítica de esta obra deteniéndose en sus observaciones sobre el supuesto cráneo del Libertador, hallado por doctor José Izquierdo(1887-1975) en la tumba de los Bolívar Palacios en la Catedral de Caracas; refutación de lo que se dice sobre las relaciones del Libertador con los Estados Unidos; en torno a como fue verdaderamente el Círculo de Bolívar en 1830; se presenta, en contra de lo que se lee en este libro, la verdadera historia de la no participación de Bolívar en la liberación de la Florida Española, en contra de toda la documentación, el autor del libro sostiene una inmensa falacia: que el Libertador fue el libertador de la Florida Española, hecho en el que no participó; se examinan las amplia red de alteraciones a la historia que se encuentran en este libro; sus errores metodológicos y sus veinte y cuatro errores históricos; los diez y siete errores de interpretación que se hayan en el volumen; el examen, detallado y pormenorizado sobre la verdadera historia de la carta a Bolívar a Fanny du Villars, que el autor desconoce y sostiene que es misiva es la que cambiará la historia, hoy conocemos que se trata de una misiva apórcrifa, Bolívar no la dictó en ninún momento; 8)José Antonio Paéz(1790-1983): ¿cuestionado?; 9)El socialismo en Venezuela; 10)Leer a Marx; 11)Ezequiel Zamora(1817-1860);12)Un Zamora Chavista: la película “Zamora, tierra y hombres libres” de Román Chalbaud(1931), escrita por Luis Britto García(1940), y su amplia distorción de la historia venezolana del siglo XIX; 13)La paz de 1903; 14)Un país pacífico; 15) La caída del comunismo; 16) La verdadera fecha del Día de la Bandera; 17) ¿Los guerrilleros en el poder?; 18) La única República; 19) ¿Debió pagar Bolívar para ingresar, en 1810, al gobierno republicano?; 20) ¿Robó Bolívar a Miranda sus planes para independencia; 21) La constitución no cumplida[2].

Ligado con el cultivo de la historia debemos colocar también, por ello lo cosignamos aquí el decreto por medio de la cual Chávez sacó de la Academia Nacional de la Historia los archivos de Bolívar y de Miranda, ambos declarados por la Unesco “parte del patrimonio escrito de la humanidad”[3].

¿OTRO ANACRONISMO HISTORICO?

Uno de los hechos que más llaman la atención, y que no tiene un sana explicación, en las ideas del comandante Hugo Chávez y sus seguidores, es su apelación al pasado como forma de hacer política, como si en él estuvieran la forma de resolver los problemas de Venezuela.

Apelación al pasado que los lleva a situarse en días ya superados por los propios hechos políticos. Basarse para su acción en sucesos que ya pertenecen al pasado en donde la primera y última palabra está dicha, seguir el ideario de hombres del romanticismo y del liberalismo como el Libertador y su maestro don Simón Rodríguez(1769-1854). De ellos lo que está presente en la sociedad actual no son sus ideas políticas o económicas sino su legado moral. Y Simón Rodríguez, lo hemos escrito en otros de estos apuntes sobre nuestra realidad, es personaje cuyas ideas no son posibles de captar sino por los cultos, por los académicos, por los lectores de la filosofía de la Ilustración. Aunque pervive su sentencia “O inventamos o erramos”, síntesis de la historia de nuestras ideas, escasamente etedida por el chavismo.

Habría que preguntarse, al margen de la lectura de estos pensadores, qué del pensamiento de Bolívar o de Simón Rodríguez ha revivido dentro de las ideas del nuevo liberalismo que hoy vivimos. Muchos de los estudios hechos por Isaiah Berlín(1909-1987) nos conducen a esta interrogante.

También vale la iterrogante: por qué encontramos en ellos una mala lectura del marxismo clásico, pese a haber en Venezuela interpretes de las ideas de Marx de la talla de un Juan David García Bacca(1901-1991) o de un Ludovico Silva(1937-1988).

Por qué esa apelación al pasado al seguir las ideas y directrices que llevaron a Lenin(1870-1924) al poder en 1917. Y poca atención a las críticas de Trostski(1879-1940) a las ideas de aquel, observaciones que la película sobre Frida Kahlo ha vuelto a poner sobre el tapete(Frida, 2002, producida y protagonizada por Salma Hayek).

¿Por qué la apelación al pasado de la izquierda latinoamericana, a sus ideas y hechos situados en los años sesenta del siglo XX, días(1959) de la toma del poder en Cuba por Fidel Castro(1926-2016) y sus barbudos.

¿Por qué la poca, escasa o nula atención al fin del socialismo autoritario, a la caída del Muro de Berlín(1989), noticia que algunos de los seguidores de Chávez esperan todavía sea rectificada por la prensa internacional.

¿Por qué están situados en el pasado y no en el presente es la pregunta que el analista que conoce pasado y presente se hace?.

Todos estos anacronismos son producto del desconocimiento de la historia, de la incapacidad de leer permanente lo que nos dicen los nuevos libros sobre sucesos universales, de la comprensión de los hechos que mutan el panorama mundial. Pensar en la posibilidad de instrumentar una revolución cercana a lo que se hizo en 1917(Rusia), 1949(China) o 1959(Cuba) es un anacronismo; no comprender los nuevos acontecimientos y las nuevas ideas políticas nos puede llevar, como de hecho ha llevado al gobierno del presidente Chávez, a otro anacronismo. Y esto es difícil de entender para las mentes inteligentes, para los que siguen las marcha de los sucesos e ideas internacionales día a día. No hay que olvidar que el primero en llamar a Latinoamérica a estudiar y comprender los sucesos internacionales fue don Andrés Bello(1781-1865), sin duda por insiuación de Miranda, en su Derecho de gentes(transformados después en sus Principios de derecho internacional), publicado en los años treinta del siglo XIX. No se pueden olvidar hoy la atención que a los sucesos de cada día fuera de Venezuela prestó el Libertador, la Carta de Jamaica, por ejemplo, está llena de las intuiciones que tal estudio le sugerían en su momento, en su lugar y su tiempo, que es al único que pertenecemos, según recordaba Unamuno.

OTRO HECHO: CHÁVEZ Y LOS RESTOS DE BOLÍVAR

Dice la “radio bemba” caraqueña, la cual siempre es infalible, que durante la presidencia del comandante Hugo Chávez, el año 2006, mandó a abirir la urna para tocar con sus propias manos las reliquias del Libertador, pensando que ello le traería suerte política. En el año 2010 lo volvió a hacer en trasmisión por televisión. Aquello causó estupor entre las gentes, como pudimos comprobarlo a la mañana del día siguiente. Es lastimoso que siendo un hijo de un país de tradición católica no sepa que los muertos hay que dejarlos descansar en paz.

OTRA OBSERVACION HISTÓRICA

Ejemplo máximo de analfabetismo político lo fueron las elecciones de 1998. Falta de conocimientos políticos que han agravado nuestros males por lo cual seguimos necesitando de un gobierno que sepa conducirnos y educarnos para el vivir colectivo. Y además si bien la historia se escribe desde el presente, la historia que se cuenta aquí no es la de los días en que vivimos sino la del pasado. Por ello al estudiar al Libertador desde hoy hay que tener mucho cuidado y no confundirlo con el presidente Hugo Chávez que es el que aparece tras ciertos renglones de algunos escritores nuestros de estos días, agobiados, como lo estamos todos, por la dolorosas vivencias de estos años trágicos, así estos analistas pierden de vista que examinan el pasado y así el que aparece en su pluma es el Chávez autócrata de estos días, no el Libertador de 1812, 1815 y 1819, estos historiadores se equivocan, a quien pintan no es a Bolívar sino al barinés. Así aparecen en ciertos pasajes que hemos leído, el espectro, la sombra, del llanero de estos días, que es el que desea mandar sin consultar a nadie y destruir la democracia. Por cierto, esta no es una observación para los tergiversadores actuales del Libertador sino para quienes buscan estudiarlo hoy. Viviendo como estamos en el régimen chavista se pretende siempre, para contradecir las falsas interpretaciones del Presidente Comandante. Por ello los disidentes auténticos de Chávez no ven, en medio del combate político en el cual están inmersos, las altas virtudes de Bolívar, lo usan para enfrentar las formas falaces con las que Chávez interpreta al Libertador, por ello lo que desean hacer es bajar al Libertador de la estatua, desnudarlo y arrancarle la carne, con lo cual no le quedarían ni los huesos, es decir nada, y sin nada no puede haber ningún examen histórico posible porque tiene que haber vísceras y sangre, como pidió Herrera Luque hacerlo con Bolívar, para poder vertebrar su examen imparcial. Este es un error que hemos visto proliferar en las obras sobre Bolívar escritas en el último tiempo en el ámbito de los escuálidos, así bautizó Chávez a sus contrincantes, obras concebidas para oponerse a las siempre falsas interpretaciones del Caraqueño crecidas al alero del poder, escritas para adular al César imperante, como la lamentable y anti-histórica de Jorge Mier Hoffman[4]: la cual no atiende ni a la cronología, ni posee ninguna metodología, ni logra saber leer correctamente los papeles de Bolívar ni advierte al sentido de lo que es la diplomacia que es fundamental para entender el proceso que pretende estudiar sin lograrlo en ningún momento, tan falaz es que lo único que logra Mier es que sintamos lástima de él. Mier altera los sucesos del pasado, inventa otros como ese de considerar que Bolívar libertó la Florida española[5], territorio después norteamericano, lo cual no puede ser más erróneo, no sigue ninguna forma de análisis histórico cierto y propala falsedades, todas aclaradas por el rigor de mas de dos siglos y medio de investigaciones bolivarianas si partimos de 1813 tras la Campaña Admirable y leemos lo que publicó aquel año la Gaceta de Caracas, si seguimos desde 1818, fecha de la primera biografía de Bolívar publicada en Italia[6], o de 1826 cuando se inició en Caracas, por los próceres Francisco Javier Yanes(1777-1841) y Cristóbal Hurtado de Mendoza(1772-1829), el cultivo de la historia documental relativa a la nación y a su fundador, con la publicación del periódico El observador caraqueño(1824-1825) y con la compilación de los Documentos para la historia de la vida pública del Libertador[7].

Todavía necesitamos un gobierno educador cosa que hay que hacer para poner fin al analfabetismo político que nos empapa, el cual nos ha llevado a escoger las peores soluciones colectivas para nuestros males, presentar sólo los errores de Bolívar, que los tuvo muchos, porque era un hombre normal, de carne y hueso y porque sólo “Los que nunca hacen nada, jamás se equivocan” según la feliz expresión del historiador argentino Félix Luna(1925-2009)[8]. Y, como antes lo advirtió el maestro mexicano Leopoldo Zea(1912-2004), al estudiar a Libertador hay que hacerlo sin “la desacralización que, a fuerza de criticar acaba por dejarnos sin historia y, con ello presa fácil de cualquier paternalismo interno o externo”[9]. Y una observación para que no se malentienda a Libertador sobre un punto filológico: la palabra “democracia” la utilizó el Libertador pocas veces, sólo aparece, por ejemplo, varias veces en el Discurso de Angostura y que en general pocas veces en su correspondencia[10]. Y ello se explica no por ser Bolívar un anti demócrata sino por no ser este vocablo propio del lenguaje político de su época, él usaba más bien la palabra liberal, aunque su sentido de la democracia se puede deducir claramente, sin forzar su ideario, de varias de sus documentos como lo hizo el historiador José Luis Salcedo Bastardo(1926-2005)[11]. También hay que tener en cuenta esta observación del mismo historiador: “Bolívar no podía creer candorosamente en la factibilidad y viabilidad de una democracia cabal para la América de su tiempo. La América de entonces exigía formas intermedias y progresivas del régimen democrático que no el régimen democrático puro; nunca pensó Bolívar que un país con menos de un lustro de vida autónoma, y con un manifiesto atraso político, dentro del cual era notorio el casi desconocimiento de los organismos representativos, pudiera entrar de pronto al disfrute de instituciones pertenecientes a un sistema delicado, complejo y avanzado como, por ejemplo, el de la sociedad británica, nación adelantada que se hallaba entonces a seiscientos años de la Carta Magna(1215). Más conviene insistir en que este reconocimiento a las posibilidades que concedía su tiempo, así como la continua adaptación práctica de Bolívar a ciertos intransferibles elementos de su circunstancia para impulsar su programa revolucionario, no desvirtúan la calidad sinceramente democrática de su pensamiento que aspira al plano de la perfección”[12].

De la llamada postdemocracia, sistema este último que no existe, fue elaborado por un pillo argentino, neo-fascista para más señas, llamado Norberto Seresole y ahora por un alemán trasplantado a México, que ni siquiera sabe escribir en castellano, Heinz Dieterich, siervos a sueldo de los régimen de reemplazo.

LA ACCION POLITICA

1998: LA PRIMERA ADVERTENCIA DE LO QUE SE ACERCABA

Desde luego fue Manuel Caballero(1931-2010) el primero en advertir lo que estaba por venir. Lo hizo claramente desde el artículo que dedicó al golpe del 4 de febrero de 1992, “El presidente aterrizó y no se cambió el traje”(Diario de Caracas: febrero 7,1991). Todo ello lo ratificó al reunir sus columnas de esos años en el libro Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil, este fue el primer alegato de lo que podía suceder en Venezuela dado, que entre otras cosas, el golpe, frustrado, había sido hecho solo por militares, con la clara decisión de “excluir de la política a los civiles”(p.12). En este libro Caballero nos ofrece una buena muestra de lo que es el periodismo de oposición cuando él lo practica. Esto ya se podía observar en libros suyos como El mundo no se acaba en diciembre. Si aquella vez se refería a la contienda electoral de 1973 ahora se entregó al examen del tiempo que transcurrido desde el 4 de febrero de 1992 hasta el 6 de diciembre de 1998, cuando Hugo Chávez ganó la contienda electoral, tiempo de la entrada del chavismo en la política venezolana.

No estamos aquí ante el libro de un historiador sino ante la obra de un periodista político quien mira nuestra actualidad, en especial todo lo relacionado con Chávez y el chavismo desde la discrepancia, desde la disidencia. Así en este volumen nos encontramos con los inicios de un debate político aun vivo, mirado con ojos críticos. Este es, escribe, “el testimonio de seis años(1992-1998) de un combate en el cual...muchas veces me encontré solo, sobre todo en esa izquierda a la que he pertenecido toda mi vida y que hoy ha desaparecido de la escena política venezolana, arrebiatada a la cola de un movimiento y un candidato de la extrema derecha, militarista y fascista”(p.3). Insiste que debemos pensar la situación analizada porque “podemos caer de nuevo en el infierno decimonónico de las guerras civiles”(p.3) después de casi un siglo de paz, hecho que es uno de los caballitos de batalla de su obra como historiador profesional, tal su sólido libro Las crisis de la Venezuela contemporánea. Para ello bastaría leer con atención muchos de los trabajos que aquí se insertan. Y debemos hacerlo por ser Caballero uno de los pocos, sino el único, quien advirtió a tiempo el sesgo que tomaría la política entre nosotros de llegar Chávez y su gente al poder. Por ello, en más de un lugar tiene razón Caballero. Es por ello que la meditación en lo tratado por Caballero en Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil debe ser objeto de detenido análisis, ayer como hoy. Agotado rápidamente el volumen la mayor parte de los artículos los insertó en La peste militar. Y ello a partir de hecho, que no debe olvidarse, que este es un libro muy certero escrito desde la fronda de la oposición.

Es por esta razón que para el análisis que intenta en estas páginas para Caballero tienen mucha importancia algunos hechos políticos del pasado, son ellos lo que le hacen luz para comprender ese presente lleno de incertidumbres que se presentó cuando Chávez lanzó su candidatura y expresó las ideas que pretendía llevar a cabo que no eran otras que “cambiarlo todo” como dijo en plena contienda a Marcel Granier.

Los hechos pretéritos a los que se refiere Caballero en Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil son los siguientes: 1903 año de la batalla de Ciudad Bolívar, ganada por Juan Vicente Gómez(1857-1935), cuya consecuencia fue el establecimiento de la paz en Venezuela, calma que ha durado desde ese momento hasta el presente. Le siguen sucesos como la puesta en marcha, en 1910, por el mismo Gómez, de la Escuela Militar y su consecuencia: la profesionalización de las Fuerzas Armadas. En 1936 advierte la institucionalización del Estado, creado también por Gómez(p.5), entonces conducido por López Contreras, ”la separación de las voces ‘ciudadano’ y ‘armado’...O sea...el ciudadano no puede andar armado....y el hombre de armas no puede ser ciudadano”(p.5); al 5 de mayo de 1941 lo considera el momento cumbre de la institución armada: un oficial de escuela obtiene la presidencia de la República por vez primera. Se trató de Isaías Medina Angarita(1897-1953). En 1945 el ejército profesional y un partido político se unen para gobernar. Pese a algunos sucesos violentos pero no armados(24 de noviembre de 1948, 30 de noviembre de 1952, 23 de enero de 1958) o los violentos de 1962, el Carupanazo y el Porteñazo, en los sucesos que le siguen, prácticamente hasta 1992, la paz no se interrumpe sino brevemente. La alianza ejército-partidos gobierna. Todo ello se rompió el 4 de febrero de 1992.

De allí que una de las partes que encuentra el lector de Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil es el análisis de la intentona fallida de ese día. Y como expresa Caballero “el golpe militar no es la solución, sino un problema”(p.50), por ello lo condena, “no existe golpe militar bueno”(p.12) anota. Lo considera “asonada militar”(p.12), golpe de estado sin civiles: para excluirlos de la política. Surge aquel día el “enanismo intelectual”(p13) ya que no hay un programa preciso “o cuando menos una intención”(p.13). Bolívar es su centro, el fundamentalismo su modo de relacionarse con la sociedad: tiene sus mitos, es mas bien una religión: padre(Simón Bolívar), hijo(Ezequiel Zamora) y Espíritu Santo(Simón Rodríguez). Y sobre esto acota que el Zamora “socialista o cuando menos agrarista es una creación de la historiografía marxista”(p.21) con Carlos Irazabal(1907-1991) a la cabeza; que el socialismo utópico adjudicado al caudillo “se basa apenas en una frase escrita por Laureano Villanueva(1840-1912)”(p.21); el golpe pretendió, siempre lejano a la rebelión que se ha dicho por sus protagonistas, convertir a los militares en ciudadanos de primera, cosa que tantas vicisitudes causó en la Venezuela paecista, produjo entre otros hechos el golpe contra Vargas en 1835. Y en fin al dar el golpe, acota Caballero, quisieron actuar en nombre del pueblo sin consultarlo previamente.

El personaje central de la conspiración y golpe fue el comandante Hugo Chávez. De allí que Caballero nos ofrezca un intento de retrato psicológico y político. Chávez para él “se alzó contra la constitución y para enterrar la república democrática”(p.84), es un “militar felón que incumple su palabra y se hace reo de alta traición”(p.85), personaje “ducho en escurrir el bulto como en buscar refugio sin dar la pelea”(p.101). Ver también el segundo párrafo de la p.129, especialmente desde la segunda línea y la p.132,segundo párrafo, tercera línea, militarista(p.85) quien “no soporta... ninguna limitación a su eventual poder”(p.103), nuevo caudillo, neo caudillo, diríamos, “repersonalización del poder”(p.114), “nuevo hegemón”(p.95), con la “egomanía de un caudillo”(p.141), fanfarón(p.83), “infantilismo de sus ideas”(p.37), “primitivismo de su discurso”(p.37), con un “Obsesivo culto a las estatuas”(p.37), con su “bolivarianismo de fiestas patronales”(p.37), “solemnísima pobreza intelectual” (p.64), indigesto ideológico(p.67), “vocinglero y obtuso”(p.144), “Lo peor que le puede suceder...es que se le deje hablar”(p.67). Y cierra: “lo consideré peligroso solamente cuando estaba armado”(p.83).

A Chávez le siguen los chavistas. Entre ellos la izquierda y los llamados “ultrosos”, “que, casi sin excepción se ha sentido solidaria del madrugonazo”(p.48), izquierda que no se han dado aun cuenta cuanto cambió la sociedad universal desde 1989, tras la caída del Muro de Berlín.

El chavismo para Caballero es un “movimiento personalista”(p.94), significa un retroceso al siglo XIX: a sus caudillos con sus guerras civiles y sus mil Constituciones. En “el caso del movimiento chavista, la presunción de fascismo, aparte de su militarismo y su autoritarismo se basa, amén de un amenaza de gobernar sin el parlamento, en su concepción de esa Asamblea Constituyente que reclama”(p.86-87). Recuérdese que Caballero escribió este volumen antes de la llegada de Chávez al poder. Por ello mismo observa en ellos una confusión entre lo real y lo legal, quizá el pensamiento de una sociedad perfecta, idea perniciosa(p.91), según Isaiah Berlin(1909-1997), la cual ”conduce a difundir la idea de que una sociedad se puede ‘arreglar’ de una sola vez, gracias a la inteligencia y la labia de unos cuantos Padres de la Patria”(p.91). Llegar a ello por una Constitución es una ingenuidad(p.91) e implica un desconocimiento muy grande de la historia de Venezuela, es no comprender el alejamiento que siempre ha habido entre nuestras leyes y nuestra realidad, asunto apuntado bien por varios de nuestros pensadores positivistas a fines del siglo XIX, José Gil Fortoul(1861-1943) entre ellos. Por ello Caballero escribe “Los que proponen desde el chavismo una Asamblea Constituyente...lo que se busca es reforzar hasta el extremo límite los poderes del Ejecutivo. O sea, la dictadura”(p.95). Y llegando al tal estado, a la dictadura constitucional, que dijo Uslar Pietri, surge la gran interrogante: ¿cómo se expresará la mayoría para debatir los problemas públicos?. Quitar la voz a todos, nos dice Caballero, “nos promete una buena y bella guerra”(p.97). Y “Con el prometido desmantelamiento de todos los poderes públicos (Congreso, Corte Suprema de Justicia, Asambleas Legislativas, Concejos Municipales) Venezuela dejaría de ser una república para volverse una monocracia”(p.104).

Y expuesto los dos puntos anteriores no se le escapa a Caballero la crisis que vive nuestra democracia, asunto sobre el cual él ha escrito mucho y bien. Sin embargo subraya el valor que tiene lo que nos gusta llamar la sociedad democrática entre nosotros, hija de 1903 y 1936, como él mismo nos ha enseñado, porque si “fue posible echar a Carlos Andrés Pérez(1922-2010) sin disparar un tiro, ‘con un librito’, como solía decir el entonces fiscal general Escovar Salom”(p.27) tenemos un largo trecho que andar para mejorar, para radicalizar la democracia, que es el sistema que todos hemos elegido. A “ineficacia militar” debemos oponer eficacia civil(p.27). Y ello reformándola paso a paso, enseñando a la democracia, apunta, a comunicarse con la gente, a comprenderla, a institucionalizar una lucha doble: no sólo contra la corrupción sino especialmente contra la impunidad; es desde fuera, dice, desde donde deben reformarse los partidos políticos. Por ellos mismos no lo harán. Las prebendas del poder no son para ser dejadas de lado, “la reforma de los partidos actuales debe ser obra de la sociedad civil”(p.55).

Decir estas cosas es proponer soluciones a las crisis, es hacer ver lo que en los días en que Caballero escribía sus ensayos no se dieron cuenta los candidatos demócratas que había en la contienda, que, Caballero lo dice citando al español Fernando Savater, “la democracia es más relevante por lo que evita que por lo que proporciona...la democracia no es un conjunto de instituciones gubernativas...sino un producto de la sociedad”(p.107).

Por ello cierra su reflexión así: “nos oponemos a cualquier solución militar de la actual crisis, por mucho que ella no sea, o no pretenda ser, dictatorial, por mucho que sea, o se pretenda, democrática. Y ello por dos razones: la primera...por ser insincera. La segunda por ser ineficaz...”(p.61)[13].

¿COMO ERA LA VENEZUELA QUE RECIBIÓ CHAVEZ?

Pese a toda la propaganda hecha al golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, que resultó fallido, aquello fue un grave e inecesario error, de hecho estuvo mal organizado. Aquel día en verdad la democracia venezolana estaba en crisis y los partidos politicos debían ser reformados, pero la forma de hacer el necesario cambio fue errónea: los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, buscando el consenso, con la participación de todos, que llevara a su reconducción. No había otra forma.

Para aquel día la resolución de los problemas politicos habían cambiado de modo, la sociedad, y no solo la venezolana, había cambiado, viviamos otro tiempo. De hecho la Venezuela ante la cual insurgió Chávez tenía características que antes no había tenido. De hecho estabamos por llegar a las cuatro décadas de los gobiernos más creadores de nuestra historia, no los únicos, pero si los más singulares, siempre había habído un regimen de libertades públicas, el golpe militar como forma de resolución de los conflictos había quedado atrás, aquí desde 1962, treinta años antes del fracasado golpe de Chávez. Pero también todas las dictaduras latinoamericanas, producto de golpes de Estado, habían terminado en procesos electorales en donde las mayorías de cada país habían elegido la forma de gobierno a seguir. Pocos se han dado cuenta que desde 1979, todas las dictaduras latinoamericanas terminaron en procesos electorales en donde los pueblos eligieron a través del voto sus nuevas autoridades. Eso sucedió en Ecuador(1979), Perú(1980), Honduras(1981), Bolivia(1982), Argentina(1983), El Salvador y Uruguay(1984), Brasil y Guatelama(1985), Chile y Paraguay(1989), Haiti, Nicaragua y Panamá(1990). Buenos o malos, aquellos politicos escogidos, en comicios, fueron presidentes democráticas. Así los insurgentes olvidaron, dada su escasa versación histórica, que los golpes de Estado habían pasado a la historia en el vivir latinoamericano. Para entender esto debemos pensar en hechos politicos que hay que tener en cuenta: aunque por nuestro afán de olvidar y no recordar, se ha soslayado esto que venimos indicando, los Golpes de Estado, a menos en América Latina desaparecieron. Y por ello fracasaron los venezolanos de 1992(febrero 4 y noviembre 27) y el de 2002(abril 11).

Y Venezuela, a lo largo de cuatro décadas, que estaban por completarse, había tenido el régimen político más sólido, pacífico y creador de toda nuestra historia. Un régimen imperfecto porque imperfecta es siempre la democracia, pues esta es el régimen siempre perfectible, el de la búsqueda de lo mejor, el único conocido que puede llegar a ello.

Pero un hombre con las patologías de Chávez no podía comprenderlo, para él todo lo que veía estaba mal. Y no era así.

Cuando insurgió, estuvo preso, fundó un partido, se postuló a la presidencia y llegó a ella, todo lo hecho antes quiso negarlo y alterarlo. En verdad se equivocaba. Lo hallado tenía estas singulares características.

“No es cierto…que los cuarenta años de democracia imperfecta y fustrante corridos desde la caída de la dictadura de…Pérez Jimenez…hayan sido totalmente un fracaso. Muchas cosas buenas también ocurrieron en este lapso”, según el profesor y escritor Alexis Márquez Rodríguez(1931-2015), cuya síntesis de esas décadas, por su precisión seguimos aquí, el examen de esos años nos conducen a certificar un buen balance. Solo disentimos de él en un punto: no fue nuestra democracia fustrante. Todo lo contrario[14].

He aquí, el esfuerzo de certera síntesis de lo que era Venezuela para el momento en que Chávez dio el golpe, o entró en el Palacio de Misia Jacinta. Escribió Márquez Rodríguez:

“El esfuerzo que a partir de 1958 se hizo por extender y mejorar los servicios de educación fue admirable. En póquísimo tiempo se duplicó el presupuesto dedicado a la educación, y se incrementó enormemente la marícula escolar. Se crearon centenares de nuevas escuelas y liceos, y se formaron miles de nuevos maestros y profesores. En 1958 en todo el país apenas había tres universidades oficiales y dos privadas, recientemente abiertas. En pocos años se sembraron universidades, colegios universitarios e institutos tecnológicos, que hoy forman una vasta red de varias decenas de planteles de educación superior. Se revitalizó el sistema hospitalario. Se construyeron miles de kilómetros de carreteras y autopistas. Se continuó y amplió considerablemente el sistema hidroelectrico de Guayana. Se construyeron represas. Se inició y adelantó la construcción del Metro de Caracas. En un reportaje publicado en 1998, en el diario El Nacional, el periodista Jesús Sanoja Hernández(1930-2007) demostró con cifras irrefutables que, en los primeros diez años de la democracia la construcción de obras públicas fue mucho mayor que todo lo construido por la dictadura[de Pérez Jiménez]…Otras realizaciones importantes fueron la nacionalización del petróleo y del hierro; la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes(INCIBA), antecesor del actual Consejo Nacional de la Cultura(CONAC); la creación de Monte Ávila Editores, de la Fundación Biblioteca Ayacucho, de la Fundación La Casa de Bello, de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos(CELARG); la creación del Museo de Arte Contemporpaneo de Caracas Sofia Imber; de la Galería de Arte Nacional, del Museo Jacobo Borges y de muchos otros museos de Caracas y en diversas ciudades del interior; la institución del Premio Internacional de Novela “Rómulo Gallegos” y del Premio Internacional de Poesía J.A.Pérez Bonalde”…la creación de de las Orquestas juveniles desparramadas por todo el territorio nacional; del Instituto Autonomo Biblioteca Nacional que abrió bibliotecas en todos los rincones del país”(p.52).

Dice el profesor Marquez Rodríguez que “sería interminable la enumeración de todo lo positivo que se hizo, en diversos órdenes de la vida a partir de 1958”(p.52). Tanto que solo en el gobierno el presidente Luis Herrera Campins(1925-2007) se construyeron más obras, en cinco años, que las contruidas durante la autocracia perejimenista[15].

Pero por sobre todo los mayores valores, en los que descansó todo fue el gran concertación política que se vivió en las cuatro décadas, surgidas en la oposición a la dictadura en sus días finales, cuando se forjó el pacto de Puntofijo(octubre 31,1958) y la nueva Constitución(enero 23,1961), la que fue el fundamento de aquel régimen, esta fue la Carta fundamental de más larga vigencia en nuestra historia, treinta y ocho años.

En el primer gobierno de la democracia, el de Rómulo Betancourt(1908-1981), gobernaron los tres grandes partidos juntos, AD, Copei y URD, este último, lastimosamente por muy poco tiempo; en el siguiente, el de Raúl Leoni(1905-1972) AD, URD y FND. Hubo desde luego gobiernos monopartidistas, como el primero de Rafael Caldera(1916-2009). Pero en general la concertación, venida del gran acuerdo de 1958 pervivió a todo largo, sobre todo desde que se forjó el acuerdo parlamentario de unidad: para nuestros politicos el gran norte fue el sistema institucional.

Desde luego hubo una gran distorsión desde que subieron los precios del petróleo en 1973, empujados por una lúcida decisión del primer gobierno del presidente Rafael Caldera(1916-2009), pero luego aquellos recursos fueron mal manejados y administrados por el gobierno que recibió aquellas inmensas cantidades de dinero, el primero de Carlos Andrés Pérez(1922-2010). Se produjo el “efecto Venezuela” y la etica politica se pervirtió en ese mismo gobierno y en los que le siguieron, los de Herrera Campins y Jaime Lusinchi (1924-2014).

Y al tener problemas económicos graves, evidentes, no exactamente desde el “viernes negro”(febrero 18,1983) bajo Herrera Campins, pero si visibles entonces, pero engendrados bajo el primer gobierno de Pérez cuando(diciembre 31,1977) por primera la rica nación petrolera no tuvo superavit fiscal por vez primera vez desde la muerte(1935) del gran dictador de Venezuela, el general Gómez. Allí comenzaron las grandes crisis, ya catapultada por la inmensa corrupción administrativa, hubo casos, como en el de las Fragatas Misilisticas, que los únicos acusados fueron el presidente Pérez y su amante Cecilia Matos(1945-2011). El asunto llegó incluso a discutirse en el parlamento italiano, país en donde se habían fabricado la fragatas. En Venezuela la investigación se detuvo por presiones de las Fuerzas Armadas, cumpliendo órdenes del Palacio de Miraflores. Este es solo un ejemplo de cómo en las manos de Pérez se precipitó la democracia de la República Civil.

Y así llegó la grave crisis de 1998, que se había hecho visible en el gobierno de Lusinchi, en el intento de alzamiento de la “noche de los tanques”(1988) y bajo la segunda presidencia de Pérez con el alzamiento popular de 1989, el Caracazo, los golpes militares de 1992, frutrados por el propio ejército y la caída de Pérez envuelto en varios delitos por lo cuales fue juzgado y estuvo preso. Fue la primera vez que un Presidente en ejercicio fue suspendido del cargo y enjuiciado.

Las presidencias que siguieron, Ramón J.Velásquez(1916-2014) y la segunda de Caldera fueron complejas. Los dos líderes democráticos trataron de salvar lo que naufragaba. El electorado votó, en 1998, en un grave acto de analfabetismo politico, por Chávez y con sus votos engedraron lo que hemos vivido en los catorce años de Chávez y en los de sucesor, escogido por él a dedo.

Cerramos citando otra vez el animoso profesor Márquez Rodríguez con sus observaciones sobre el crucial año 1998:

“para 1998, como es natural, lo más notorio y que más golpeaba a los venezolanos de las clases media y popular, e incluso a muchos sectores de las altas, eran la corrupción de los gobernantes, la especulación mercantilística con los bienes de uso y de consumo y con la salud y otros servicios vitales, el desorden económico y el aumento constante de la inflación, la devaluación brutal de la moneda, el pésimo funcionamiento de los servicios públicos y privados, el derrumbe de la educación y del sistema hospitalario, el hampa desatada que parecía incontenible…Todo ello trajo absoluto despretigio y la quiebra de los partidos politicos, causantes de ese catastrófico fracaso de la democracia en aspectos fundamentales de la vida venezolana”(p.52).

Pero los venezolanos seguían deseando el sistema de libertades públicas y la democracia, una democracia renovada. Y en lo expuesto por Márquez Rodríguez tenía el candidato Chávez un programa de gobierno. Si hubiera actuado democráticamente, sino hubiera caído en la “tentación totalitaria”, expuesta por Jean Francis Revel(1924-2006)[16], que era en lo que se había nutrido, a él a sus compañeros, por ello, los llamaban los Ayatolas en el ejército. Si hubiera visto eso y si hubiera tenido amor por Venezuela, del cual careció en grado extremo, hubiera sido un Presidente aceptado por todos. Pero ello en él era imposible. Era un hombre impreparado para la acción politica constructiva. En él se hicieron verdad otra vez dos terribles frases del general Antonio Paredes(1869-1907) al juzgar a los políticos venezolanos, sobre todo a los incultos de sus días, como Joaquin Crespo(1841-1898), pero pueden ser aplicadas al Chávez de nuestras desoladoras horas:

“En Venezuela la ignorancia nos hace audaces”.

O aquella otra, de un personaje de Herrera Luque:

“Venezuela no es país de grandes gestos, como ud.supone sino de muchas y seguidas picardías” [17].

Es decir: sin preparación no se puede gobernar, y menos sin conocer nuestra historia, menos en una sociedad tan compleja como la venezolana de estos días, la propia de un tiempo tan intricando y laberintico como lo son nuestros días, principios del siglo XXI.

[1] Los dos epígrafes proceden de Germán Carrera Damas: Aviso a los historiadores críticos. Caracas: Ediciones GE,1995. 447 p.. La cita procede de la p.425; Jorge Olavarría: Gómez, un enigma histórico. Caracas: Fundación Olavarría,2007, XXIII,955 p.. La cita procede de la p.15. Los subrayados son de Olavarría. Sobre las falacias históricas del chavismo ver nuestro libro La pregunta por la cultura. Caracas: RJLDS Editor,2012.295 p. El estudio, así titulado puede leerse en las p.63-285.

[2] Las obras que hemos refutado son: Heinz Dieterich: Patriota y amante de Ud. México: Diana, 1993. 297 p.; Carlos Alvarez Saa: Manuela: sus diarios perdidos y otros papeles. Quito: Imp.Mariscal, 1995. 164 p.; Anónimo: Las las hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón. Caracas: Ed.El Perro y La Rana,2006. 203 p.; Jorge Mier Hofmann: La carta que cambiará la historia. Caracas: Editorial Arte, 2008. 384 p.

[3] Nosotros a través de Globovisión, y por medio de la periodista María Elena Lavaud pedimos al gobierno rectificar la medida. Así lo recogió también la reportera Ángela Rodríguez en las columnas de El Nacional(abril 20,2010). Ella escribió: “Historiador solicitó al Gobierno “rectificar” sobre transferencia de archivos de Bolívar y Miranda. Esto se leyó en ese diario: “El historiador Roberto Lovera de Sola, solicitó al Ejecutivo Nacional que rectifique “el decreto que ordena la transferencia de los archivos de Simón Bolívar y Francisco de Miranda de la Academia Nacional de la Historia”.Esta es la información que ofrece El Nacional:“El historiador Roberto Lovera de Sola pidió al Gobierno nacional rectificar el decreto que ordena la transferencia de los archivos de Simón Bolívar y Francisco de Miranda de la Academia Nacional de la Historia al Archivo General de la Nación.Lovera opinó que “es ahí[en la Academia Nacional de la Historia] donde tienen que estar los papeles, además están bien cuidados” con métodos especiales para su preservación. Explicó que el archivo de Miranda “es una de las piezas claves de la historia de América Latina” por su rico contenido sobre la historia de su momento. Enfatizó que “eso tiene que estar en la Academia Nacional de la Historia”. Consideró “lamentable” que el Gobierno haya tomado una medida que, según su criterio, “no tiene sentido” y “tiene que ser rectificada” por atentar contra la memoria histórica de la nación”.

[4] José Mier Hoffman:La carta que cambiara la historia., ya citada

[5] Ver nuestra análsisi en “Bolívar: ¿Libertador de la Florida española?, en www.analitica.com: Caracas: septiembre 23,2011.

[6] Verla en Alberto Filippi: Bolívar y Europa en las crónicas, el pensamiento político y la historiografía. Caracas: Ediciones de la Presidecia de la República,1986-1955. 3 vols. Ver el ,t.I,p.500-502.

[7] Francisco Javier Yanes/Cristóbal Hurtado de Mendoza: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador. Caracas: Devisne Hermaos, 1826-1833.22 vols.

[8] Félix Luna: Irigoyen. Buenos Aires: Editorial de Belgrano,1981. 446 p.La cita procede de la p.29

[9] Leopoldo Zea: Simón Bolívar, integración en la libertad. 2ª.ed. Caracas: Monte Ávila Editores,1993. 148 p. La cita procede de la p.12-13.

[10] Martha Hildebrandt: La lengua de Bolívar. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1961. 525 p. no la registra al establecer el léxico utilizado por Bolívar.

[11] José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar.10.ed. Buenos Aires: Imp.López, 1966.335 p.,La refereica procede de las p.96-103 y Bolivar: un continente y un destino. Caraccas: Ediciones de la Presidencia de la República,1972. 415 p.´. La refereica está en las,p.125- 158.

[12] José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar,p.97.

[13] Los libros de Manuel Caballero que nos hemos basado son Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil. Caracas: José Agustín Catalá, editor/El Centauro, Ediciones,1998. 173 p., muy buena parte de estos textos están en La peste militar. Escritos polémicos, 1992-2007. Caracas: Alfa,2007. 219 p.; El mundo no se acaba en diciembre. Caracas: Ediciones Centuro,1973.277 p.;Las crisis en la Venezuela contemporánea,1903-1992. Caracas: Monte Ávila Editores,1998. X,177 p.

[14] Este análisis aparece en una carta suya(enero 5,2003) al dirigente comunista cubano Roberto Fernandez Retamar, Comisario Cultural de aquella dictadura. La escogió Harry Almela para insertarla en el libro colectivo, por él compilado, Cartas en la batalla. Caracas: Alfadil,2004. 222 p. Está en las p.48-69.

[15] Asdrubal Aguiar y otros: De la Revolución Restauradora a la Revolución Bolivariana. Caracas: Diario El Universal/UCAB, 2009. 582 p. Consultar Asdrubal Aguiar: “¡Recibo una Venezuela hipotecada!”(p.212-225.) Ver las p.217-219, especialmente sobre esto la p.218. Este es uno de los libros recientes más completos sobre nuestro siglo XX. Así mismo lo es también el dirigido por Tomás Straka/ Felix Otamendi Osorio: Venezuela República Democrática, 1928-1993. Caracas: Grupo Jirahara,2011. 880 p.

[16] Jean Francois Revel: La tentación totalitaria. Barcelona: Plaza y Janés, 1976. 261 p., obra de la cual proviene la expresión.

[17] La primera cita procede de Ramón J,Velásquez en La caída del liberalismo amarillo. Tiempo y drama de Antonio Paredes. Caracas: Ediciones de la Contraloría General de la República, 1972. XXVII, 380 p. La cita procede de la p.IV. Por cierto, en la edición que citamos, la primera, falta la “s” en el “nos”. Ello fue corregido por Velásquez en la última edición de su singular libro: La caída del libralismo amarrillo. Caracas: Norma, 2005. 510 p. Ver la p.46; la segunda cita procede de Francisco Herrera Luque: En la casa del pez que escupe el agua. Caracas: Alfaguara, 2009. 866 p. La referencia está en las p.255-256. La primera edición de esta novela histórica, constantemente reeditada desde su aparición, se imprimió en 1975.

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