ROBERTO LOVERA DE-SOLA LA MASCARADA DEMOCRÁTICA DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ (De cómo un barinés destr
)
EL PROCESO DE CATORCE AÑOS DE GOBIERNO
“Los hombres de luces son los que debieran fijar la opinión pública. El talento sin probidad es un azote…Los intrigantes corrompen los pueblos, desprestigiando la autoridad. Ellos buscan la anarquía, la confusión, el caos y se goza en perder a los pueblos la inocencia de sus costumbres honestas y pacíficas”.
Simón Bolívar(octubre 8,1828), en Cartas del Libertador. Caracas: Banco de Venezuela,1968,t.VI,p.475-476.
LOS SUCESOS 1999-2010: BOSQUEJO DE UNA CRONOLOGIA.
Creemos que debemos comenzar por tratar de fijar la sucesión de los hechos, los más significativos sobre todo hasta 2010 para luego tratar los últimos dos años de su presidencia, cerrados en el 2012, con su separación del cargo(diciembre 8) y con su deceso(diciembre 30) ese mismo mes.
Veamos: la figuración politica de Hugo Chávez, un oficial desconocido para aquel día se inicio la madruagada del 4 de febrero de 1992. Ese día, al tomar la palabra por los medios, en el llamado “Por ahora” fue conocido por todos.
Estuvo preso por la desobediencia que significó el golpe de Estado. Salió. Más tarde hizo campaña, pues se dio cuenta que la vida electoral era el único camino de llegar a la Presidencia de la República. Tras la contienda electoral, el 6 de diciembre 1998, Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales con un 56,2 por ciento de los votos, ello nos indica que hubo un 44% de votos en contra. Este fue el recuento de los votos que indicaban una opinión de los electores. Pero ese día quien ganó no fue Chávez sino la abstención, 36%. Si los venezolanos que dejaron de votar lo hubieran hecho seguramente no había triunfano Chávez en las elecciones.Tomó posesión el 6 de febrero de 1999.
El 15 de diciembre se aprobó el referendo la nueva Constitución, llamada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ese mismo día entre 25.000 y 50.000 personas perdieron la vida a causa de las lluvias en el litoral central del país y en regiones del estado Miranda.
El 30 de julio de 2000 hubo nuevas elecciones y Chávez fue ratificado con el 59 por ciento de los votos en el marco de la nueva Constitución. Los “chavistas” controlaron la Asamblea Nacional, varias gobernaciones y municipios. Hubo otra vez, aquel día, 43,7 % de abstención, hecho no tomado en cuenta pór el gobierno.
El 13 de noviembre de 2001 Chávez aprobó por decreto 49 leyes habilitantes económicas, entre ellas la Ley de Tierras y la Ley de Hidrocarburos, lo que provocó su rechazo en los sectores empresariales; el 10 de diciembre: Fedecámaras, apoyada por sindicatos, profesionales y sectores agroindustriales, llamó a una la huelga nacional. Este fue el año del inicio de las grandes marchas opositoras.
El 15 de marzo 2002: la alta gerencia de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) se declaró en paro; el 9 de abril se inició una Huelga sindical y empresarial de 24 horas que se amplió a 48 y luego se hizo indefinida; el 11 de abril: miles de opositores concentrados en la sede de PDVSA, frente al Cubo Negro, decidieron acudir al palacio presidencial a pedir la renuncia de Chávez y se toparon con simpatizantes “chavistas” en enfrentamientos que dejan al menos 19 muertos y unos 100 heridos. Esa noche Chávez fue depuesto del poder; el 12 de abril el emprasario Pedro Carmona Estanca(1941), presidente de Fedecámartas, se autoproclamó presidente; el 13 de abril grupos “chavistas” se manifiestaron en Caracas, al tiempo que se producen brotes de violencia los cuales dejaron al menos 50 muertos, según cifras oficiales. Los militares que habían asumido el poder, y puesto a Carmona en la presidencia lo destituyeron; el vicepresidente constitucional, Diosdado Cabello, asumió la presidencia. En verdad quien debió asumir la presidencia era el presidente de la Asamblea Nacional, que es el llamado, según la Constitución, a sustituir la ausencias del presidente; en la madrugada del 14 de abril Chávez retornó a la presidencia; el 2 de diciembre: la oposición con el apoyo de Fedecámaras y la CTV inició una huelga para exigir la renuncia de Chávez. La huelga duró 63 días, paralizando el país.
El 29 de mayo de 2003 se firmó un acuerdo, auspiciado por la OEA y el Centro Carter, para zanjar la crisis, fue este que permitió el Referendo Revocatorio del año siguiente.
El 15 de agosto 2004 se realizó el Referendo Revocatorio convocado. El presidente a través de un fraude ganó un referendo revocatorio y fue ratificado en el cargo. Si bien el fraude fue demostrado, sobre todo por los matemáticos de la universidad norteamericana de Harvard, la oposición no encontró la forma de probarlo.
El 4 de diciembre de 2005: se celebraron las elecciones legislativas sin la participación de la oposición, grave error, y los partidarios de Chávez colman los 167 escaños de la Asamblea Nacional.
El 3 de diciembre de 2006 Chávez fue reelegido para el período 2007-2013 con más de un 62 por ciento de los votos; el 15 de diciembre Chávez anunció la creación de un partido único, el “Partido Socialista Unido de Venezuela”, para agrupar a las viente y cuatro organizaciones políticas que lo apoyaban.
El 8 de enero de 2007 Chávez tomó juramento al nuevo gobierno con el que pretendía profundizar la “revolución”. Anunció varias nacionalizaciones; el 1 de mayo: el Estado venezolano, a través de la estatal PDVSA, tomó el control operativo de las actividades primarias relacionadas con los hidrocarburos de la Faja Bituminosa del Orinoco, una de las mayores reservas de crudo del mundo; el 27 de mayo: el canal de televisión Radio Caracas Televisión(RCTV) dejó de emitir por señal abierta tras la decisión del gobierno de no renovarle la concesión, y en medio de grandes manifestaciones de protesta; el 2 de diciembre los venezolanos rechazaron, en referendo, la reforma constitucional impulsada por Chávez, que incluía la posibilidad de reelección indefinida para él.
El 2 de marzo 2008: Venezuela ordenó el retiro de su personal diplomático en Colombia en medio de una crisis en torno a las FARC y anunció la movilización militar en la frontera; el 7 de marzo: el presidente colombiano, Álvaro Uribe Velez y Chávez emprenden el camino de la reconciliación, que ratifican en el siguiente mes de julio, dando por terminada la controversia; el 19 de junio Venezuela nacionaliza el sector cementero; el 11 de septiembre Venezuela expulsa al embajador estadounidense en Caracas, en solidaridad con Bolivia; el 23 de noviembre: se celebran elecciones regionales, en las que el PSUV gana 18 de las 23 gobernaciones y el 80 por ciento de los municipios. La oposición arrebata los estados clave, aquellos, todos urbanos, en donde vive la mayor parte de la población del país.
El 14 de enero de 2009: Venezuela rompe relaciones diplomáticas con Israel en protesta por la situación en Gaza; el 15 febrero: se aprueba en referendo la reelección ilimitada que deja vía libre a Chávez para presentarse a un nuevo mandato en 2012; el 25 junio: Estados Unidos y Venezuela restablecen relaciones con un acuerdo para que los embajadores respectivos vuelvan a sus capitales; el 28 julio: nueva polémica con Colombia por el acuerdo entre Bogotá y Washington sobre la utilización de bases militares colombianas por el Ejército de EEUU, lo que implicada, ajeno a todo sentido de la diplomacia, intervenir en los asuntos internos de ese país.
El 8 de enero de 2010 Chávez reformó el control cambiario, vigente desde 2003, y estableció dos tipos de cambio: 2,60 y 4,30 bolívares, con una devaluación del 20 y 100 por ciento, respectivamente, frente a la tasa única anterior de 2,15 bolívares por dólar; el 15 julio Álvaro Uribe, presidente de Colombia, denunció la presencia de líderes de las FARC en territorio venezolano; el 21 julio Chávez rompe las relaciones diplomáticas con Colombia; el 10 agosto: Chávez y Juan Manuel Santos, nuevo presidente de Colombia, anuncian el restablecimiento de las relaciones diplomáticas; el 26 de septiembre: elecciones parlamentarias en las que oficialismo y oposición se disputan los 165 escaños de la Asamblea Nacional. La oposición gana las elecciones parlamentarias ampliamente.
En ese momento, no se conocía con exactitud el hecho, a Chávez le quedaban solo dos años de vida.
LA PRESIDENCIA
Queremos aquí, porque esta presidencia iniciada en 1999 se ha desarrollado mientras escribimos, sólo fijar los hitos de estos años.
Hay que decirlo, hay que decir la verdad así duela, hay que huir de la actitud de la avestruz que esconde la cara ante el peligro, hay que examinar lo que sucedido sin miedo, con valentía, con precisión documental.
Con las esperanzas que suscitó su aparición de Hugo Chávez en nuestra vida política, deseos errados en la mayoría de los venezolanos, que los llevó apoyar al que solo tomó las armas en la mano, al que gritó más, de allí esta larga presidencia, de catorce años cuando escribimos, ya que su cronología oficial ha sido siempre hecha a partir del 6 de diciembre de 1998, cuando ganó las elecciones. Pese a que los períodos presidenciales en Venezuela se inician el día de la juramentación, en su caso el 2 de febrero de 1999. Esta fue una presidencia demasiado larga en el mundo contemporáneo, ya que vivimos en el siglo XXI. Pero a la vez esta presidencia ha sido para los venezolanos la gran oportunidad pérdida para la reforma y reorientación de la democracia. Nuestra democracia estaba aquejada de grandes males y de una honda crisis el 4 de febrero de 1992, pero el camino tomado por este régimen no era el que se debió, el sendero ha sido el equivocado. Y se ha convertido este en el peor gobierno que hemos tenido a lo largo de toda la historia de Venezuela, un régimen anacrónico, fuera del tiempo que vivimos, una administración reaccionaria, el gobierno más conservador que hemos tenido. Hugo Chávez, según lo vaticinado por Gabriel García Márquez(1927-2014), antes citado, en vez de salvar al país ha pasado a la historia como un déspota más, como el hombre que impuso una dictadura constitucional a su país.
LOS HITOS
Queremos aquí sólo fijar los hitos de lo sucedido, tratando ser lo más imparciales que podamos ser, ecuánimes hasta el punto que lo que hemos vivido nos lo haga posible, pues vive el país la más extensa politización vivida a lo largo de su historia, hasta el extremo que hoy todo es político en este aquí y ahora. Lo demás: lo social, lo económico, lo internacional, lo cultural, ha quedado de lado.
NI ELOGIO NI DIATRIBA
Por ello ni elogiamos ni hacemos diatriba aquí porque desde ambas actitudes no puede componerse la comprensión de un personaje de la historia. Así queremos entender el fenómeno Hugo Chávez el cual vivimos desde su frustrado golpe de Estado(febrero 4,1992) y su coletilla en el segundo pronunciamiento, tambien vencido(noviembre 27, 1992), el triunfo electoral(diciembre 6,1998), desde la juramentación (febrero 2, 1999), un hecho que pocos han comprendido con ojos certeros, estos son los que nosotros quisiéramos tener al escribir esta semblanza suya.
UN MODO DE ANALISIS
El problema de los elogios a los mandatarios, de los libros dictados desde el poder, es que nos hacen imposible la comprensión de los sucesos[1]. Son banales. Los estudios críticos, los lejanos al poder, los cercanos a los documentos, que en el caso del presidente Chávez están en la prensa, en los medios de comunicación y las hojas de Internet[2], son los únicos que nos pueden acercar a la comprensión de este mandatario y su circunstancia. Y así poder comprender por qué con él al mando el país ha vuelto a fracasar. A este meollo no se puede llegar a través del elogio, o por medio de chismes y anécdotas. Sólo siendo equilibrados, sólo tratando al personaje como se trata a una criatura de la historia, es posible entenderlo, cosa que nos facilita ahora su final vital. El proceso del chavismo con Chávez ha acabado, es un ciclo cerrado, es la historia de un fracaso, la historia de un hombre que logró frustrar los deseos de mejoramiento de toda una nación.
Y lo haremos a partir de la documentación, oral y escrita que hemos tenido a la vista, utilizada esta con sentido común y previamente, antes de usarla, muy examinada y bien cotejada con sus diversas versiones.
Y ello, en lo referente a la personalidad del comandante Chávez, a partir de la comprensión de que sólo los testigos de vida son los que mejor conocen a una persona(¿los únicos?). Aquí la documentación oral es básica para escribir historia contemporánea, para hacer una biografía, para delinear esta presidencia. Pero ante Chávez es imposible no decir que él hizo nacer para Venezuela días trágicos, en los que hemos perdido el rumbo, por ello estudiarlo nos hace sufrir, llorar, padecer, tal la gravedad de la situación que vivió nación bajo este Presidente. Peligro que es visible para todos los que padecen el “mal de Venezuela” que sólo es la aspiración por su bien, como en el poema de Antonio Arraiz(1903-1962),
“Quiero estarme en ti, junto a ti, sobre ti Venezuela,/pese a ti misma./Quiero quedarme aquí firme y siempre,/sin un paso adelante, sin un paso atrás./He de amarte tan fuerte que no pueda ya más,/y el amor que te tenga, Venezuela, me disuelva en ti”[3].
1999: JORGE OLAVARRIA ADVIRTIÓ A TIEMPO
El primero en mostrar la gravedad de lo que iba a suceder fue el historiador y analista politico Manuel Caballero(1931-2010), un autor cuyos escritos son fundamentales para analizar el chavismo.
El segundo en hacerlo fue el politico Jorge Olavarría(1933-2005), cuando aun se discutía la nueva Constitución, siendo él uno de los pocos constituyentistas de la oposición y constitucionalista destacado. Ante la representación nacional, y presente el presidente Chávez, habló(julio 5,1999). Todo el país lo escuchó por la televisión. En varias oportunidades de su peroración fue interrumpido por el presidente del Congreso, un oficial de las Fuerzas Armadas, Luis Alfonzo Dávila(1943), pidiéndole al presidente se parara y saliera, que él lo acompañaría. Fue aquel un acto de sumisión y adulancia. Chávez permaneció en su puesto y escuchó. Olavarría habló, sus palabras tuvieron honda relevancia[4]
Dijo el diputado aquella mañana:
Señor Presidente Constitucional de la República. Señores Presidente y Vicepresidente del Congreso Nacional. Señores Representantes de los Poderes constitucionales de la República. Excelentísimo señor Nuncio de su Santidad, Decano del cuerpo diplomático y Excelentísimos señores Embajadores y Honorables Encargados de las misiones diplomáticas aquí presentes. Señoras y señores.
Esta solemne celebración, la última del siglo, coincide con una hora menguada de la patria. Es una hora triste, tensa y bochornosa. Preñada de peligros y de amenazas para los que queremos vivir en libertad y democracia, bajo el imperio de la ley.
No es hora de historias pasadas. La historia se está haciendo aquí y ahora. Es la circunstancia la que nos exige seguir el ejemplo de los próceres que firmaron la declaración de la independencia. De los que fundaron las bases y sentaron los principios de un Estado Constitucional en el cual la ley respetase la virtud y el honor, como lo cantaba una cancioncilla que andaba por las calles de la Caracas de aquellos días. Es la hora de hacer verdad el himno que hoy cantamos. Es la hora de hacer como ellos. No de hablar de ellos. Porque si no, seguiremos cantando que el vil egoísmo, otra vez triunfó.
Con el recuerdo de las heroicidades de los libertadores no vamos a exculpar las cobardías de hoy. Así no aprenderemos las lecciones que, con el sacrificio de sus vidas, nos dieron quienes firmaron el Acta que acaba de ser leída. Con esa retórica, apenas lograríamos anestesiarnos el dolor de las verdades que hoy nos abochornan y que nos han traído donde estamos. Por ese camino no nos vamos a encontrar jamás con nosotros mismos.
Los hechos de hoy plantean ante la conciencia moral de los venezolanos de hoy la obligación de hacer algo por lo que hoy amenaza la esperanza de cambiar lo que hay que cambiar, pueden hacer y van a hacer retroceder a Venezuela a un ayer, cuyos atavismos de violencia están latentes, y sólo falta alguien que los despierte. Y alguien los está despertando.
Mañana nadie podrá declararse eximido de responsabilidad, si hoy cada quien no asume la responsabilidad que le corresponde. Sin egoísmos. Sin cobardías.
Para las revoluciones que están revolucionando al mundo de hoy, la retórica heroica de las revoluciones de ayer, de poco vale. Esa retórica heroica no nos hace más ricos, ni más sabios, ni mejores ciudadanos. No nos consuela de lo que somos, con el recuerdo de lo que fuimos. Lo que ellos hicieron ayer, no nos exime de lo que nosotros, aquí y ahora, debemos hacer hoy.
La valentía que vale en el mundo del siglo XXI, no es la valentía del asaltante temerario. Es la valentía del saber, la valentía del trabajo, la valentía del dominio de una tecnología que ha cambiado al mundo en los últimos años, más que todos los cambios del milenio que concluye y que va a cambiar la dinámica política de las sociedades humanas a extremos que la imaginación no alcanza a imaginar.
Esa debe ser la valentía de los venezolanos que tienen que ser valientes en el siglo XXI.
Para ellos, los venezolanos que hoy y ahora tenemos alguna responsabilidad, debemos tener, hoy y ahora, el valor y la decisión que se necesitan para enfrentarse a la orgía de insensatez demencial que nos empuja hacia atrás. Que nos lleva a desandar caminos andados. Que nos induce a repetir errores cometidos.
Si los venezolanos nos dejamos alucinar por un demagogo dotado del talento de despertar odios y atizar atavismos de violencias, con un discurso embriagador de denuncia de corruptelas presentes y heroicidades pasadas, el año entrante Venezuela no entrará en el siglo XXI. Se quedará rezagada en lo peor del siglo XX. O retornará a lo peor del siglo XIX.
El desprecio que el señor Presidente manifiesta por una Constitución que le otorga legitimidad a su mandato, pero que él sentenció a prematura muerte, no nos aclara los términos de la Constitución de sus verdaderas intenciones con la cual propone reemplazarla.
Por lo pronto, está claro que nadie puede ignorar las repetidas amenazas que el señor Presidente ha proferido en contra del Congreso; de la Corte Suprema de Justicia y sus Magistrados; del Fiscal y del Contralor de la República, del Consejo Nacional Electoral y de las Fuerzas Armadas. Ni un sólo Poder Constitucional ha sido eximido de sus amenazas. Ni uno solo.
Y no es que la imagen que el país tiene de estos poderes sea inmerecida. No. Si hemos llegado a una situación en la cual estas amenazas se profieren sin que el país se ponga de pie para protestarlo, es por algo.
Pero estas no son las amenazas de un reformador de lo que se niega tercamente a ser reformado. Son los anuncios de un destructor.
El señor Presidente amenazó a la Corte Suprema de Justicia con lanzar a sus seguidores a la calle a manifestar en su contra, si decidía un recurso interpuesto en forma que él consideraba contraria al pueblo. Y no pasó nada.
Un pueblo en cuyo nombre dice hablar y del cual alega haber recibido un mandato de poder absoluto y dictatorial. Así lo consignó por escrito, en una memorable carta enviada a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Reclamó para si la exclusividad en la conducción del Estado. El Señor Presidente cree, sinceramente, que el Estado es él. Que él es el único representante del pueblo.
Cuando la Corte Suprema de Justicia decidió en una forma contraria a la que él esperaba, el Presidente acusó a sus magistrados de estar coludidos contra él y, en repetidas ocasiones posteriores, de corrupción. Y no pasó nada.
El señor Presidente ha instado repetidamente al desacato por la Constituyente a ser elegida, de los términos del mandato aprobado por los electores en el referéndum, cuyas bases clara y explícitamente le negaron a la Asamblea Constituyente a ser elegida, el carácter «originario».
La Corte Suprema de Justicia ha negado el pretendido carácter originario de la Asamblea. Sin embargo, el señor Presidente ha afirmado y reafirmado repetidamente, que la Asamblea Constituyente va a disolver los poderes, va destituir a los Diputados y Senadores y a los gobernadores de los Estados, tan legítimamente elegidos como él, va a destituir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y a todos los jueces y va a nombrar sus sustitutos porque alega que su origen está viciado, y que esa Asamblea va a derogar, modificar y hacer Leyes, todo ello antes de aprobar la Constitución y antes de que esta sea aprobada por el pueblo en un referéndum.
Nunca antes, salvo los días de Boves y Morales, se había hecho una predica tan clara y abierta en favor del caos y la anarquía. Nunca. Los más radicales revolucionarios han predicado un orden nuevo. Pero orden. Nadie ha predicado el desorden, la incertidumbre y la arbitrariedad como ideales para construir una república.
El Presidente pretende equiparar la elección de la Constituyente con un hecho revolucionario, creador de un gobierno de facto. Estamos, pues, ante la necesidad de desvelar un enorme engaño, que nos está invitando a elegir no a unos representantes encargados de hacer una nueva Constitución, sino a unos Dictadores.
Unos Dictadores tumultuarios que amenazan abrir juicios populares a todo el que ellos califiquen de corruptos. Juicios en los cuales los principios cardinales del Derecho que le han costado dos milenios a la humanidad consagrar como derechos intangibles, sean reemplazados por el trágico eufemismo de la justicia popular que nunca ha sido justicia y siempre ha terminado masacrando al pueblo. Una asamblea dictatorial obediente a su voluntad que tendrá, según dicen, el poder de disponer de nuestras vidas y bienes a su arbitrio, pues no estarían limitados por más ley que su voluntad.
Además el Presidente ha instado al Consejo Nacional Electoral a la violación de las bases comiciales para la elección de la Asamblea Constituyente. Unas bases que él mismo propuso y que aprobadas por el electorado en el referéndum, fueron vertidas por la autoridad electoral en un reglamento que ahora, el señor Presidente se niega a respetar, alegando que puesto que no hay ley que regule la elección de una Constituyente, él puede hacer y decir lo que le venga en gana para promover a sus candidatos, así se lo prohiba la ley y las bases comiciales que él mismo propuso y que se aprobaron en el referéndum.
En esta línea de palabras y acciones, el señor Presidente apoya abiertamente a los candidatos de su parcialidad y para ello hace uso público y notorio de recursos del Estado. Cuando el Consejo Nacional Electoral le amonesta, el Presidente hace burla del arbitro electoral, de la amonestación recibida, anuncia que seguirá haciendo lo mismo y lo sigue haciendo. Cuando el Contralor anuncia su decisión de investigar el hecho, el Presidente lo ofende y lo descalifica.
El hecho es dramáticamente claro, señoras y señores. El señor Presidente de la República ha violado su deber de respetar y de hacer respetar la Constitución y las Leyes de la República. Nadie puede negarlo.
No digo que el Presidente ha violado su juramento, porque lo dio en forma harto irregular, al extremo que puede decirse que no juró como se lo manda la Ley. En ese momento calificó de «moribunda» a la Ley Constitucional y no se si dijo que juraba respetarla o terminarla de matar.
Pero si la respuesta del señor Presidente a la pregunta ritual que le fuera formulada fue equívoca, la autoridad que le tomó el juramento, lo entendió por dado cuando le dijo:
Si así lo hiciéreis, que Dios y la patria os premien. Si no, que os lo demanden.
No lo ha hecho. No ha respetado ni ha hecho respetar la Constitución y las Leyes. Por el contrario, ha instigado abiertamente a su desobediencia a las obedientes y no deliberantes Fuerzas Armadas. Y como Dios anda muy ocupado en cosas mas importantes, y la patria somos todos y no es nadie, alguien se lo debe demandar.
Hace tres días, en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, el Presidente violó su juramento constitucional de respetar y sostener la Constitución y las Leyes, cuando promovió a treinta y tres oficiales de las Fuerzas Armadas cuyo ascenso había sido expresamente negado por el Senado de la República, en legítimo ejercicio de su atribución establecida en el Ordinal Quinto del Artículo 150 de la Constitución.
Además de esto, que es obvio, y debe producir acciones inmediatas por parte de quienes están obligados a tomarlas, lo que el Presidente Hugo Chávez está haciendo con las Fuerzas Armadas, legal, paralegal, metalegal o ilegal, va a llevar a la destrucción de una de las instituciones de mayor prestigio en la sociedad venezolana. Una institución cuyo nivel de profesionalismo, había costado muchos esfuerzos de muchos años lograr.
La atribución del Senado, ejercida en sintonía con lo que las instancias de evaluación interna de las Fuerzas Armadas habían decidido en relación a los oficiales cuyo ascenso negó, no la inventaron los que el Presidente Chávez llama las «cúpulas corruptas» de los partidos. El primero que lo propuso y lo introdujo en el proyecto de Constitución que presentó al Congreso de Angostura de 1819 fue Simón Bolívar.
Desde el mismo inicio de su carrera militar, la preocupación de Bolívar por la disciplina del Ejercito y su acatamiento a la autoridad civil y constitucional fue constante.
En 1813, después de la exitosa campaña guerrillera del Magdalena, y de haber tomado Cúcuta, Bolívar se vio impedido de pasar a Venezuela por la actitud del Coronel Castillo, a quien se le había nombrado como su segundo y quien alegaba que Bolívar no podía legalmente llevar las tropas granadinas más allá de la frontera.
Bolívar acató esto y se dirigió al Congreso de la Unión en solicitud del permiso correspondiente. Pero como se hizo evidente que la actitud de Castillo era obstruccionista y no legalista, Bolívar le escribe al Presidente de la Unión, y más que un raciocinio táctico, estratégico o político de la campaña que pensaba iniciar en Venezuela, le formula una declaración de principio y el 26 de Abril de 1813 le escribe:
«No hay estado beligerante sin tropas, y no hay tropas sin disciplina.»
Este primer incidente en su carrera revela la constante de una firme convicción en la disciplina del Ejército como condición de su misma existencia. Y de su sumisión al poder civil como requisito de su carácter republicano y constitucional. La disciplina del poder militar, y su razón de ser como brazo armado de una república constitucional por la cual se luchaba, fueron los dos pilares del pensamiento de Bolívar y la constante de su vida.
Tras la conquista de Angostura y la instalación del Congreso en 1819, Bolívar presentó un proyecto de Constitución en el cual, por primera vez en la historia constitucional de Venezuela, se le atribuyó al Senado la facultad de aprobar los ascensos militares en estos términos:
«El Presidente... «Nombra los empleos civiles y militares que la Constitución no reservare. Entre los reservados se comprenden los de Coronel inclusive arriba, cuyo nombramiento lo hará el Poder Ejecutivo con aprobación del Senado. Si este no conviniere en el nombramiento, puede repetir su instancia apoyándola mejor. La resolución del Senado, en este caso, es decisiva.» La Constitución de Bolívar, estableció por primera vez en nuestra historia constitucional, el carácter no deliberante de las Fuerzas Armadas y su jefatura por quien quiera ejerciera las funciones de Presidente. Y apartándose del modelo federal de la Constitución de 1811, estableció que la Fuerza Armada eran exclusividad de la República y no la facultad soberana de las provincias de tener sus propias fuerzas armadas.
Ya lo había dicho en 1813 y lo consignó en la Constitución que propuso a la Constituyente de 1819: No hay Estado sin fuerza armada. No hay fuerza armada sin disciplina. No hay disciplina sin ley. No hay ley si el jefe de esa fuerza disciplinada y obediente, no la respeta y la hace respetar.
Si la Ley se rompe por quien tiene que respetarla y hacerla respetar, se acaba la disciplina. Se acaba la Fuerza Armada. Se acaba el Estado. Palabra de Bolívar. Así de clara. Así de sencilla.
La Constitución de 1830 repitió la atribución del Senado para autorizar ascensos y el carácter no deliberante de las Fuerza Armadas.
La Constitución Federal de 1864 omitió esta atribución del Senado y consagró la facultad de los Estados de tener sus propias Fuerzas Armadas, al extremo que la Fuerza Armada Nacional tenía que pedir permiso para pasar por el territorio de los Estados de la Unión. Esa fue una de las causas que llevaron al enguerrillamiento crónico que le siguió hasta que en 1908 Gómez tomó el poder y acabó con el federalismo y con sus caudillos.
Y esa fue la razón de la proliferación de rangos militares otorgados por el Mariscal Falcón y por los presidentes que le siguieron, por lo cual, para fines del siglo pasado Venezuela tenía más generales y coroneles que soldados. Y no tenía un Ejercito. Los ejércitos de entonces eran los partidos de entonces. Eran partidos armados. Eran fuerzas de ocupación al servicio de Guzmán Blanco o de Crespo, pero no de la Nación y mucho menos de sus instituciones.
Llegar a eso parecía una quimera. Regresar a eso parecía ayer una imposibilidad. Pero ese es el camino por el cual vamos. Por lo pronto ya tenemos más coroneles y generales de aviación, que aviones y más almirantes y capitanes de navío, que navíos.
La creación de un Ejército profesional, permanente y nacional se inició a comienzos de este siglo. Cuando Gómez apartó a Castro del poder inició con energía y decisión, la integración de las viejas montoneras del siglo pasado en un Ejército homogéneo, tecnificado y moderno. El paso fundamental se dio cuando el 5 de julio de 1910 se inició el primer curso en la Escuela Militar de «La Planicie».
Algunos de los responsables visibles del progreso de su primera etapa se conocen: el General Francisco Linares Alcántara, que había estudiado y se había graduado en West Point, el General Felix Galavís, el coronel chileno Samuel Mc Gill. Los más visibles de las etapas posteriores, fueron el General Eleazar López Contreras y el entonces Teniente Coronel Isaías Medina Angarita, quien se había graduado en la Escuela militar y había sido muchos años su profesor.
El hecho fue que a la muerte de Gómez en 1935, Venezuela tenía la estructura fundamental de un Ejército profesional, con espíritu y reglamentación de permanencia institucional.
Ese Ejercito disciplinado fue el que hizo posible que el General Eleazar López Contreras realizara las transformaciones que eran necesarias para cambiar el carácter dictatorial del régimen en el cual él se había formado y refundara la democracia en el siglo XX.
El General López Contreras heredó una estructura de poder militar que le hubiera permitido prolongar el régimen autocrático. No lo hizo así. Y uno de los primeros indicios que dio de su carácter liberal y democrático fue cuando, después de la muerte de Gómez, se quitó el uniforme y entró a Caracas como Presidente de la República, vestido de civil.
Un detalle que merece ser recordado en estos momentos, cuando se nos está dando indicios de lo contrario.
La importancia que dentro de toda estructura militar tienen procedimientos institucionalizados de ascenso que alejen lo más posible la discresionalidad en la calificación de los méritos, se pone de manifiesto cuando vemos que una de las principales razones que alegaron los oficiales que formaban la logia de la Unión Militar Patriótica en 1945 para conspirar para derrocar al General Medina, era que éste se había negado a retirar del Ejército a los viejos generales Prato, Ardila y Matute que los oficiales de la Escuela llamaban «chopo e’ piedra» y cuya prolongada permanencia ellos veían como bloqueando su carrera.
La Constitución de 1947 fue la primera que consignó lo que puede llamarse la doctrina militar del Estado Democrático. Esa doctrina, paradójicamente, fue inspirada y colocada en esa Constitución por los oficiales que derrocaron a Medina Angarita, por especial influencia de la mentalidad del entonces Ministro de la Defensa, Teniente Coronel Carlos Delgado Chalbaud, quien en 1946, expresó públicamente su convicción que las Fuerzas Armadas venezolanas debían ser obedientes, no deliberantes, apolíticas, institucionales y profesionales.
Esos principios se consignaron en el capítulo III del Título IV de esa Constitución, que estableció que las Fuerzas Armadas Nacionales eran una institución «apolítica, esencialmente profesional, obediente y no deliberante, organizada para garantizar la defensa nacional, mantener la estabilidad interna y respaldar el cumplimiento de la Constitución y las Leyes.»
Al principio de la impersonalidad de la institución armada al servicio de la Nación y el de la exclusividad de la funciones militares incompatibles con funciones políticas, y de ratificar el principio, de la autoridad jerárquica suprema del Presidente de la República, se sumaron los avances que habían sido logrados en el gobierno de Gómez, como eran la exclusividad y el monopolio del Poder Nacional de mantener fuerzas armadas y poseer armas de guerra.
El apoliticismo de las Fuerzas Armadas quedó sentado claramente en el Artículo 99 de esa Constitución, y los mecanismos institucionales y legales y no discrecionales de ascensos recibieron jerarquía constitucional al establecerse en el Artículo 101 que los grados militares sólo podrán obtenerse conforme a la Ley, ratificando el principio bolivariano de la atribución del Senado de autorizar ascensos.
La doctrina militar del Estado Democrático quedó muy bien consignada en la Constitución de 1961 en su artículo 132, que establece con admirable elocuencia que las Fuerzas Armadas Nacionales forman una institución apolítica, obediente y no deliberante, organizada por el Estado para asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas, y el respeto a la Constitución y las leyes, estableciendo que el acatamiento de las Fuerzas Armadas a la Ley está por encima de cualquier otra obligación, reafirmando que están al servicio de la República, y en ningún caso, al de una persona o parcialidad política.
Yo pienso que el carácter no deliberante de las Fuerzas Armadas es indispensable al mantenimiento de su disciplina y esta disciplina es indispensable para la estabilidad de cualquier orden de gobierno, democrático o no.
Pero aunque no se piense así, el hecho es que hoy, la Constitución y la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas vigente así lo mandan. El mero anuncio por el Presidente Chávez de convocar una Asamblea militar para que los militares le hablen al país, es otra violación a la Ley y a la Constitución. Quizás la más peligrosa de todas. Hasta para él mismo y el mantenimiento de su autoridad.
Ha llegado la hora de recordarle al Presidente que los Poderes que él ofende y amenaza, merecen tanto respeto como el señor Presidente tiene el derecho de esperar de ellos. Pero estos poderes, además de ser acreedores del respeto, tienen poder y facultades positivas que el Presidente no debe desconocer o menospreciar.
El Artículo 192 de la Constitución establece que
«El Presidente de la República es responsable de sus actos de conformidad con esta Constitución y las Leyes».
El artículo 121 de la Constitución, advierte que el ejercicio del poder por el Presidente de la República «acarrea responsabilidad individual por abuso de poder o por violación de la Ley».
El artículo 46 de la Constitución establece que si el Presidente de la República ordena o ejecuta un acto que viole o menoscabe los derechos garantizados por la Constitución «incurre en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos».
La responsabilidad penal del Presidente de la República no es inmune a las consecuencias de la comisión del delito de abuso de autoridad por actos arbitrarios, y del delito de incitación a la desobediencia de las leyes.
La Corte Suprema de Justicia en pleno, tiene competencia para declarar si hay o no méritos para el enjuiciamiento del Presidente de la República.
La Ley establece que la acusación del Presidente de la República ante la Corte Suprema de Justicia es derecho de «cualquier ciudadano».
El Ministerio Público, también tiene esta facultad, según lo establece el artículo 220, ordinal 5º de la Constitución.
A la acusación deben acompañarse «los documentos, testimonios, informaciones de nudo hecho u otros medios de prueba que acrediten los hechos sobre los cuales ha de versar el juicio».
Recibida la acusación, la Corte Suprema de Justicia debe decidir si hay o no mérito para proseguir el enjuiciamiento dentro de las 10 audiencias siguientes de su presentación.
Si la Corte decide que hay méritos, lo debe participar inmediatamente a la Cámara del Senado, o a la Comisión Delegada.
El Senado está facultado para autorizar por el voto de la mayoría de sus miembros el enjuiciamiento del Presidente de la República. Hecho esto, el Presidente «quedará suspendido en el ejercicio de sus funciones» como lo establece la constitución viva y vigente.
El enjuiciamiento del Presidente corresponde a la Corte Suprema de Justicia en pleno, hasta sentencia definitiva.
El Presidente ha dicho reiteradamente que no le importa que lo enjuicien. A quienes me escuchan y les compete hacerlo, debe importarles. Si no lo hacen, no será por falta de causales.
Mucho medité acerca de lo que en esta hora y desde esta tribuna debía decir. Un viejo y sabio amigo me había aconsejado: «Deja hablar al venezolano angustiado que tienes dentro»... Eso es lo que he hecho. No se si he acertado con lo que se debe decir en este momento. Sólo se que he hablado como mi conciencia me lo manda. Eso me basta.
¿Qué más se puede decir para sacudir a los venezolanos que me escuchan y sacarlos de su apatía, de su conformismo, de su cobardía cívica? ¿Para alertarlos de lo que puede suceder y va a suceder si se deja pasar lo que se está diciendo y haciendo?
Yo no soy de los que ven en los dos escasos siglos de nuestra historia republicana, una secuencia continua de fracasos en el empeño iniciado en la fecha que hoy conmemoramos, de construir un Estado constitucional.
No es cierto que nuestras 26 constituciones sean la prueba de una sucesión constante de fracasos. Yo las veo como una secuencia constante de frustraciones. Y de la frustración siempre queda la esperanza que la constancia la lleve al éxito.
Las frustraciones de nuestra historia están eslabonadas por una sucesión magnífica, gloriosa de coraje y constancia en la defensa de los principios democráticos que fueron sembrados en un día como hoy, hace 188 años. De no haber sido por ese coraje y esa constancia, Boves habría triunfado.
En su día fueron más los que siguieron a Boves que a Bolívar. Pero para nuestra fortuna, no todos los venezolanos de entonces se hicieron soldados de Boves. Y no todos los venezolanos de hoy, son como los que ayer siguieron a Boves.
He dejado hablar al venezolano angustiado que tengo dentro. Porque no somos pocos los venezolanos que estamos angustiados por las tempestades que van a provocar los vientos de odio, de ilegalidad y de violencia sin razón ni sentido, que hoy se están sembrando. Es a esos venezolanos angustiados a los cuales les he hablado.
Y es por mis hijos y mis nietos y los hijos y los nietos de todos los que tienen hijos y nietos, por quienes he hablado. Ellos son los que van a vivir en la Venezuela del próximo siglo. Ellos son los que van a tener que pagar lo que hoy hagamos o dejemos hacer para detener, o dejar pasar, lo que tanto daño amenaza.
Mañana, mis hijos y mis nietos no me podrán reclamar el no haber dicho lo que debía decir cuando pude y debí decirlo. Lo dije. Yo cumplí. Ahora les toca a ustedes[5].
2000: NUEVAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
El 30 de julio de 2000 se llevaron a cabo nuevas elecciones presidenciales. El 19 de agosto de 2000 fue la nueva juramentación del presidente Chávez, algo inecesario porque ya lo había hecho: estábamos en el mismo país, en el mismo Estado, en el mismo régimen democrático y en el mismo gobierno, la aprobación de una nueva Constitución no hacía necesarias unas nuevas elecciones y menos una nueva juramentación. El Tribunal Supremo, por miedo a Chávez, dictaminó entonces que el nuevo período presidencial se iniciaba el 10 de enero de 2001. La nueva Constitución había ampliado el período presidencial de cinco a seis años, había aprobado la reelección inmediata, rompiendo la tradición venezolana que la prohibía. Así, el sexenio se inició allí y concluyo el 10 enero de 2007, el dia marcado por la Constitución. No se les restaron a los seis años que ahora tendría el nuevo período presidencial los dos años que el presidente Chávez llevaba mandando, así el primer gobierno suyo fue de ocho años, ni siquiera el período bajo el gobierno del general Gómez era tan largo, era de solo siete años. Eliminado por petición expresa de su sucesor, el general López Contreras, quien pidió, acto inédito en nuestra historia, que lo ennaltece entre nuestros mandatarios, de establecer un régimen de cinco años. La única vez que algo parecido había sucedido fue en 1835, cuando el candidato doctor José María Vargas(1786-1854) pidió a los electores nque no votaran por su candidatura. Sin embargo, ganó la contienda.
No hay que olvidar al hacer este recuento que lo que define siempre a todo presidente es su actitud ante el período presidencial. Chávez dio órdenes a sus diputados de alargarlo y de permitir la reelección por un período inmediato más. La reelección siempre había estado prohibida por nuestras constituciones: en la de 1830 todo presidente para volver a serlo debía esperar que pasara todo el período siguiente; en la de 1961 se establecieron los diez años, como una solución intermedia mientras se hacía, lo que no se ha atrevido a hacer nuestra clase política hasta ahora: la prohibición absoluta de la reelección, que en el futuro se deberá hacer: toda persona no deberá ser presidente sino una sola vez[6].
2001: EL MALESTAR PUBLICO APARECE
Ya para ese momento el malestar era muy grande en un país fundamentalmente democrático como es Venezuela. De allí que el 10 de diciembre de 2001, como consecuencia de las 49 leyes, consecuencia de la Ley Habilitante otorgada al Presidente, se efectuara un paro general. Fue el inicio de la vasta protesta general del país democrático que no se ha detenido aun. De hecho el país democrático ya le ha ganado tres elecciones a Chávez, en el 2007, en el 2008 y en el 2010, no sabemos aun si los computos de la elección del 7 de octubre de 2012 son los verdaderos. Luego la oposición volvió a ganarle a su sucesor, el 14 de abril de 2013.
EL 11 ABRIL DE 2002
ANTECEDENTES
Esto escribió el dirigente petrolero Eddie A. Ramírez S. en su columna de El Universal(abril 5,2011) sobre los antecedentes del pronunciamiento de aquel día.
“Ante la proximidad de un nuevo aniversario de los sucesos del 11 de abril del 2002, el régimen activará sus medios de comunicación para intentar cambiar la historia. Este artículo está dirigido a las nuevas generaciones que no vivieron esos hechos y en especial a los valientes estudiantes. La insurgencia de la sociedad civil, de los trabajadores, de los comerciantes y productores, de los petroleros y de los militares era inevitable ante los atropellos del régimen a las instituciones y al estado de derecho. Estos atropellos fueron denunciados en el Congreso por Jorge Olavaria, en su discurso el 5 de julio de 1999, en el que expresó: “Mañana nadie podrá declararse eximido de responsabilidad, si hoy cada quien no asume la responsabilidad que le corresponde”. La respuesta la inició la Asamblea Nacional de Educación en enero del 2001, oponiéndose al decreto 1011, con el lema “Con mis hijos no te metas”, y ante la aprobación de 49 leyes arbitrarias y a los intentos del régimen de apoderarse de la CTV, el 10 de diciembre 2001 esta central sindical y Fedecámaras convocaron una exitosa huelga general.
Desde el 25 de febrero del 2002 hasta el 4 de abril, los trabajadores petroleros realizamos gestiones para evitar el conflicto derivado de la designación en Pdvsa de cinco directores internos solo por su afinidad política con Chávez. Fue una lucha para defender a la empresa de la politización y para exigir se respetara la meritocracia en los ascensos. Ante la imposibilidad de un acuerdo y el inicio de represiones dentro de la empresa, el 4 de abril iniciamos una huelga, la cual tomó fuerza con el despido por televisión y con un pito de siete gerentes, acción que indignó a la sociedad civil que empezó a reunirse en Chuao.
El 9 de abril, la CTV y Fedecámaras, a través de sus presidentes Carlos Ortega(1945) y Pedro Carmona Estanga(1941) hoy injustamente perseguidos y a quienes expresamos nuestro reconocimiento, llamaron a sus afiliados a sumarse a la huelga, también respaldada por la sociedad civil y por muchos líderes políticos. El 11 de abril arrancó del Parque del Este una gran marcha en apoyo a los trabajadores de Pdvsa, la cual estaba programada para llegar a Chuao, pero en la mente de muchos estaba seguir a Miraflores. Algunos han criticado esta decisión, sin entender que es un derecho ciudadano acudir pacíficamente a la sede del gobierno para presionar la renuncia de quien abusa de la primera magistratura.
Los irresponsables no fuimos quienes marchamos, sino el inquilino de Miraflores y los líderes oficialistas que convocaron a sus partidarios a “defender al Presidente”. Diecinueve venezolanos fueron asesinados, nueve de ellos identificados con la oposición y nueve con el gobierno, y más de 200 heridos. El régimen se ha negado a constituir una Comisión de la Verdad para esclarecer estos hechos, cuyo principal responsable es Chávez porque no anunció que el día anterior había renunciado la Directiva de Pdvsa, lo cual seguramente habría debilitado la marcha; permitió oficialistas armados en la Zona de Seguridad de Miraflores, área bajo control legal de la Guardia Presidencial; ante esta situación pudo ordenar que la marcha de la oposición fuera detenida en la autopista Fajardo y no lo hizo; las cámaras captaron a 67 pistoleros oficialistas disparando en la avenida Baralt. Para intentar cubrir su responsabilidad, Chávez ordenó sentenciar a los comisarios Simonovis, Vivas y Forero y a ocho efectivos de la policía Metropolitana. Sin embargo, numerosos testimonios, fotos y videos evidencian que son inocentes. En cambio, los pistoleros oficialistas están en libertad. Por si fuera poco, el 15 de enero de 2004, en la Asamblea Nacional, el teniente coronel declaró: “Yo provoqué la crisis”. ¡Qué irresponsable! En abril, los demócratas defendimos principios y valores. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!”[7].
EL SUCESO
El 2002 se inició con la gran marcha del 23 de enero. El 4 de abril se inicio la crisis de PDVSA con un paro de actividades. El 11 de abril de 2002 se llevó a cabo la manifestación que en la que participaron millones de venezolanos la cual terminó con la masacre, ordenada por el Presidente, Tiburón Uno, contra aquella gran manifestación de civiles pacíficos y desarmados, todos los cuales encabezaron aquel día una rebelión popular contra el mal gobierno, fue una especie de “fuenteovejuna”: todos a una.
Chávez, tintas las manos de sangre inocente, dejó la presidencia esa noche. Se dijo que renunciaría. Se formó un nuevo ejecutivo, presidido por un empresario, Pedro Carmona Estanca, un personaje risible y de pacotilla, quien gobernó dos días(abril 12-13,2002). Todo lo sucedido en aquellos días, sobre todo la noche y madrugada del 11 de abril y la tarde del 12 de abril, cuando el hombrecito se juramentó así mismo, fue una gran comedia. No olvidemos que somos el país del “bochinche”(julio 31,1812), la sociedad que nunca ha comprendido que el mundo es del hombre justo(julio 8,1835). El 13 de abril, al intervenir un general Raúl Isaías Baduel(1955), un oficial que no abandonó al presidente, Chávez volvió de su prisión en la isla de la Orchila a Miraflores. “El regreso de Chávez al poder lejos de conjurar la crisis la potenció” acotó Arraiz Lucca[8]. El general Baduel a quien Chávez le debió el poder es, en el momento en que escribimos estas páginas, un detenido político.
LA MASACRE
Restituir una verdad escamoteada fue lo que se propuso el periodista Francisco Olivares al reconstruir los hechos acaecidos en Caracas la tarde del 11 de abril de 2002 en un estudio ejemplar. Para ello ha compuesto el impresionante libro Las balas de abril[9].
Desde el 2001 la oposición al gobierno de Hugo Chávez se expresó a través de diversos movimientos entre los cuales tomar la calle para expresar su protesta, y mas tarde pedir la renuncia del Presidente de la República, fue la más sustancial. En ese orden se llevó a cabo una inmensa manifestación pública, pacífica y desarmada, la cual pensó dirigirse al Palacio de Miraflores, sede del gobierno. Casi al llegar allá fue detenida por medios violentos y a través del uso de las armas por los partidarios del mandatario, ello fue sin duda consecuencia de una orden dada por él. Entre aquellos que dispararon contra la multitud democrática, entre los perpetradores de aquella masacre, estaban una serie de pistoleros, algunos de los cuales eran delincuentes confesos que habían pagado con cárcel por otros delitos.
Aquel día el Comandante perdió el poder en la noche. Vuelto a ejercer sus funciones, tres días mas tarde(abril 14), como lo sostiene Olivares, se dio órdenes de cambiar a los detectives que estaban armando el expediente que diera cuenta de los autores de los asesinatos llevados a cabo en el centro norte de Caracas. El cambio de los expertos policiales por otros permitió que las pruebas fueran borradas, que se cambiaran los testimonios y que fueran acusados como culpables quienes eran inocentes.
Y el valor del trabajo de Olivares ha sido la paciente búsqueda de los culpables a través de una investigación precisa, serena, bien argumentada, en donde no hay epítetos ni denuestos contra personas del gobierno, o protagonistas de la oposición. Y algo más profundo: en ningún momento emite juicios personales sino que en su libro los acusados por el gobierno, un grupo de Policías Metropolitanos, hablan con sus propias palabras hechas en declaraciones públicas bajo juramento de ley. Y los partidarios del gobierno, quienes actuaron en aquel encuentro violento, han sido entrevistados pacientemente y sus palabras transcritas al igual que reconstruidas las vidas de los que cayeron inermes en aquel tiroteo tan cercano a una batalla. Siguen sin lograrse hacer luz sobre los varios caídos en las filas de los seguidores del gobierno quienes murieron entre sus mismos compañeros chavistas. En este sentido hay en el libro declaraciones demoledoras sobre ellos hechas por oficiales de nuestra Fuerzas Armadas. Estas son las formas que encontró este ejemplar periodista investigador que es Olivares para reconstruir la verdad perdida, escamoteada, escondida, por obra de la acción del gobierno.
En adelante, quedaran como falsos la serie de videos, hechos en Venezuela, o mandados a hacer en el exterior, e interpretaciones hechas del lado gubernamental en las cuales se mutiló la verdad de los sucesos que fueron mucho mas graves que lo que nuestros atónitos ojos de ciudadanos pudimos contemplar esa tarde desde cualquiera de las esquinas del centro en que estuviéramos, o a través de la pantalla del televisor desde nuestro hogar, desde donde lloramos a los caídos de aquel atardecer.
La manifestación de los opositores aquel día fue inmensa. Pedían democracia y derechos civiles[10].
2002: EL PARO CIVICO
Pero la protesta continuó. El 2 de diciembre de 2002 se inició el llamado Paro Cívico, pidiendo de nuevo la renuncia del Presidente. No estuvo para nada organizado. Y fracasó como lo podía prever cualquier analista sensato, incluso si se encontraba en las filas de la oposición y pensaba por si mismo, que es lo contrario de los “escuálidos” que son unos gritones de esquina, oposición que fue incapaz en una década de vertebrar un movimiento opositor coherente. Por ello hay que decir que los opositores tienen dos bandos hoy en día: los “escuálidos” que para nada reflexionan, que no saben hacia donde van. Entre ellos están los políticos de la llamada ahora, por el gobierno, Cuarta República que lo único que piensan es retornar al poder, cosa imposible: no la Cuarta República sino la Repúlica Civil, su verdadero nombre, es historia, ya concluyó, ellos no retornaran, además el país democrático lo impedirá. Los otros son los disidentes, la minoría pensante que no ha logrado ser escuchada ni por el chavismo y por sus adversarios.
EL PARO CIVICO Y EL PARO PETROLERO
(Opinión de Eddie Ramírez, ex pedevesa).
Amigo Roberto Lovera De-Sola: Es oportuno recordar que hubo dos paros o huelgas. En la primera los petroleros tomamos la iniciativa cuando empezamos a protestar el 25 de febrero del 2002 por la designación de cinco Directores de Pdvsa que provenían de la empresa pero que no cumplían con los requisitos de meritocracia y que fueron nombrados por ser simpatizantes rojos; después de intentar disuadir al gobierno y al presidente de Pdvsa, Gastón Parra, de que revocara esa decisión y ante la jubilación obligada de dos de nuestros gerentes, iniciamos un paro el 4 de abril sin ningún apoyo, salvo el moral de la sociedad civil. Paulatinamente nuestra causa ganó adeptos y el 9 se sumaron al paro la CTV y Fedecámaras, sucesos que se prolongaron hasta el 11 de abril con la renuncia de Chávez. Curiosamente, pocos recuerdan esta protesta que resultó exitosa, aunque manos peludas echaron a perder esta gesta de la sociedad civil. En esa oportunidad nos despidieron a siete con un pito y fuimos reincorporados cuando Chávez regresó al poder y pidió perdón. Desde esa fecha hasta diciembre hubo muchas presiones para una nueva huelga y nos reclamaban a los petroleros por no iniciarla. En Pdvsa gradualmente se observaron acciones para politizar a la empresa y desplazar a quienes el régimen consideraba enemigos, en violación al art. 89, numeral 5 de la Constitución que prohibe la discriminación política.. El 2 de diciembre todos los partidos políticos, la CTV y Fedecámaras convocaron a un paro cívico. Ni Gente del Petróleo, ni ningún petrolero convocamos a ese paro, pero miles de trabajadores se sumaron al mismo motu propio. El gobierno militarizó a la empresa y no permitió el ingreso de los considerados no afectos, incluso algunos que regresaban de vacaciones. Se iniciaron los despidos que fueron algo menos de 23.000 trabajadores( 67% de los ejecutivos, 67% delos profesionales, técnicos y supervisores, 29% de los operadores y artesanos y 27% de los operadores y mantenedores). El art 97 de la Constitución contempla el derecho a la huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo(OIT), en su informe 333 del Caso 2249, del febrero-marzo 2004 aprobó:"... El Comité estima que el movimiento reivindicatorio global del paro cívico nacional convocado, entre otros, por la CTV, puede ser asimilado a una huelga general, dirigida también contra la política económica y social del gobierno y, por consiguiente, la paralización de labores en la industria del petróleo en sí puede considerarse como una actividad sindical". Hoy, muchos tratan de marcar distancia de este paro y preogan la tesis del gobiero del "paro petrolero"". Como sabemos la victoria tiene muchos héroes y la derrota es huérfana, aunque con el paro se consiguió que el gobierno aceptara el referendo revocatorio. En cuanto a suicidios solo conozco de dos casos, pero sí han ocurrido numerosos fallecimientos por cáncer; afirmar que es significativo el número y que no hubiesen ocurrido en otras circunstancias sería especular, recordemos que también otros venezolanos han estado sometidos al stress (lista Tascón y otras persecuciones). Uno de nuestros trabajadores, José Manuel Vilas, fue asesinado después de asistir a una marcha en San Antonio de los Altos. El caso de desalojos de viviendas en Los Semerucos, Paraguaná, evidenció la brutalidad del régimen cuando los guardias nacionasles entraron de madrugada lanzando lacrimógenas a las casas en donde había 200 niños, y numerosos ancianos. Ese y otros desalojos de viviendas fueron arbitrarios ya que los tribunales del trabajo no habían sentenciado. A la fecha nos deben prestaciones y los haberes en nuestro Fondo de Ahorros. Por falta de recursos y por considerar que el régimen no acata decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no hemos acudido a esa instancia. Ocho de nuestros compañeros, entre ellos Juan Fernández y Horacio Medina tiene orden de captura y tuvieron que exiliarse. Yo había entregado mi cargo de presidente de la filial Palmaven en octubre del 2002 porque tenía aprobada la jubilación por edad y años de servicio y por declarar en apoyo a mis compañeros cuando se sumaron al paro, me quitaron la jubilación. Ibsen ha declarado reiteradamente que fuimos al paro por considerarnos irremplazables. Para algunos, solo se debe proceder cuando se tiene aegurado el triunfo, olvidándose que no somos generales que tienen que dar la batalla cuando las circunstancias son favorables. Somos simples ciudadanos que procedimos cuando consideramos que había que defender principios y valores. Si no nos hubiésemos sumado a ese pao, hoy todos nos reclamarían que por tener buenos sueldos esttábamos indiferentes al acontecer nacional. Asumimos que los valores y principios hay que predicarlos, practicarlos y defenderlos, gracia y saludos y avísame si requieres más información o alguna aclaratoria . Por favor acusa recibo para tener seguridad de que te llegó(septiembre 5,2011).
2003: LA MESA DE CONCERTACION
2003 fue el año de los diálogos, la mesa de Concertación y Acuerdo, de la cual salió la idea de la realización del Referendo Revocatorio. La noche de la firma de aquella decisión los cercanos al presidente lo vieron desnudo, cubierto por una cobija, en su cama, llorando, como lo reveló la abogada Virginia Contreras. Pero al parecer Chávez tomó nuevos bríos, la decisión del Referendo, que no sería inmediato, que le dio tiempo, con los consejos de su amigo Fidel Castro(1926-2016), el enemigo constante de la democracia venezolana, de organizar las llamadas Misiones y resistir, apareció la extrema peligrosidad del personaje que es una de sus características, ya lo hemos señalado antes al tratar del golpe de Estado, fallido, del 4 de febrero de 1992.
FIDEL CASTRO ESCUCHADO
Vaya una acotación: esos consejos de Fidel Castro(1926-2016) a Chávez, fuera de la injerencia de un extranjero en nuestra política interna, nos muestra bien la incapacidad que tuvo Chávez de pensar por sí mismo para establecer una política a seguir. Dejando hablar a Fidel Castro este ha logrado, gracias al lisonjero Chávez, lo que el presidente Rómulo Betancourt(1908-1981) se negó hacer a favor all cubano. Entre el 23 y el 26 de enero de 1959, semanas antes de la toma de posesión de don Rómulo, Castro vino a Caracas a solicitar dinero para poner a andar su Revolución. Se entrevistó con Betancourt(enero 25). Al entrar el presidente venezolano le dijo: “Doctor Castro, haga el favor de dejar las armas en la puerta. A mi casa no entra gente armada”. Castro dejó la ametralladora recostada en una pared de la puerta. Y al hablar con Betancourt le dijo. “Con el coraje cubano y el dinero del petróleo venezolanos seremos imparables en América Latina”. El presidente Betancourt, un demócrata raigal, un hombre que amaba a su país, quien ya se había dado cuenta, desde muy atrás, que Castro era comunista, desde el tiempo en que vivió exilado en La Habana, le respondió “el dinero que produce el petróleo es sólo del pueblo y para el pueblo venezolano, yo soy solo el llamado a administrarlo”. Su negativa fue rotunda.
Cuatro décadas más tarde Chávez le facilitó a Cuba lo pedido por Castro aquella mañana. Solo que le entregó bienes venezolanos a un dictador, no al alguien que podría restaurar la democracia en su país, régimen que aquella nación había gozado por muy pocos años, en cambio los venezolanos lo hemos tenido casi siempre, con algunas interrupciones, desde 1810, ratificado en 1811, hace doscientos años. Y con una excepción, con relación a los cubanos: los venezolanos somos psicológicamente democratas, tal modo de ser está arraigado a nuestra psiquis. Hay una diferencia entre los cubanos y los venezolanos: ante el sucederse de la dictadura de su país ellos han optado por irse, nosotros en cambio hemos estado en pie enfrentándonos al mal gobierno que quiere destruir la democracia, nuestro sistema de vida.
2004:LA OPOSICION SE ORGANIZA
La oposición, a pesar de existir, no logró vertebrase hasta hasta la fundación de Súmate(2004), la gran creación de la ingeniera María Corina Machado(1967), ahora al frente del movimiento de ciudadanos libres VenteVenezuela, también creado bajo su tutela. Fue ella, ya en el 2004, la que hizo comprender a la disidencia que era imposible enfrentar el régimen de Chávez sin una organización coherente.
El segundo momento de la necesaria vertebración de la oposición fue cuando la Mesa de la Unidad Democrática(MUD) en manos de un político sensato y culto, Ramón Guillermo Aveledo(1950), quien ha encabezado, con un equipo inteligente y bien vertebrado, los triunfos que constituyeron las elecciones del 26 de septiembre de 2010, del 7 de octubre, del 16 de diciembre de 2012 y las 14 de abril de 2013. Pese a todo, los escuálidos deslenguados siguen profiriendo sus diatribas contra la MUD sin darse cuenta de la gravedad del momento que vive el país y sin comprender que así solo sirven al gobierno de Chávez y no a la reconstitución de la democracia venezolana, que es el proyecto y en lo que trabaja la MUD y sus asociados.
2004: EL REFERENDO REVOCATORIO
El Referendo de 2004 se basó en que la Constitución de 1999 en su artículo 72 aprueba el Referendo Revocatorio para juzgar a los funcionarios a la mitad de período, al presidente Chávez en este caso. A su convocatoria llevó su mal gobierno, los deseos de cambio generalizados, la organización de la oposición, tal Súmate, bajo la conducción de María Corina Machado, la primera persona en trabajar seriamente por vertebrar una oposición coherente, siempre supo, al igual que las personas de su equipo, que sin organización era imposible vencer a Chávez. En ese momento las gentes que antes que su libertad fuera conculcada, que se estableciera el tipo de gobierno que propaló desde atrás Chávez en sus arengas dominicales, protestaban y marchaban por ella. Libertad, democracia y buen gobierno pedían todos.
Pero ello, para ello, previamente, como ya lo hemos señalado, se organizaron conversaciones de la oposición con el gobierno, este eligió el Referendo Revocatorio por pensar que nunca la gente reuniría las firmas necesarias. Y las firmas se reunieron una y otra vez, para el Referendo Consultivo, que el gobierno prohibió, para el Firmazo(febrero 2,2003), para el Reafirmazo(noviembre 28-diciembre 1,2003), para los Reparos(mayo 28-30,2004). Así, esto no se ha subrayado, cada vez que la gente se unió para estampar sus señas se realizó un Referendo y siempre ganó la oposición. Porque está viva la unión, la unidad, de los venezolanos en busca constante de un nuevo camino para la democracia. Reiteró la gente venezolana, cada vez que fue necesario, su adhesión al sistema democrático, su modo de vida desde la decisión de separación de España, registrado en nuestra primera Constitución(diciembre 21,1811) ;ratificado al final de la Guerra Federal(1859-1863), con el “Decreto de Garantías”(agosto 18,1863) del presidente general Juan Crisóstomo Falcón(1820-1870); el 14 de febrero de 1936, en la gran manifestación de aquella tarde, tan multitudinaria que se le debe llamar “Día de la Democracia”; en las elecciones del 30 de noviembre de 1952 en que los opositores ganaron a la dictadura, pese al fraude hecho. Comprendieron todos ese día el valor del voto, inculcado en los proceso del Trienio adeco; hora también singular fueron los sucesos de 1957, la caída de la dictadura(enero 23,1958) y el reinicio del régimen democrático y más tarde fue con votos que nuestra gente venció a las guerrillas. Eso fue el 1 de diciembre de 1963, elecciones a las cuales la insurgencia había pedido la absteción y la gente, sin escucharlos, votó por elegir a Raúl Leoni(1905-1972). Todos estos fueron días estelares de la democracia venezolana.
Pero hay algo más, sugerido por el historiador Carrera Damas, Venezuela es el país en el mundo cuyos ciudadanos han dejado claro, sobre todo en todo este proceso, su adhesión al sistema democrático, ello por encima de todo. Por ello nuestra democracia es una de las más persistentes del mundo, que en el siglo XX se espiga desde el 14 de febrero de 1936, sólo con la excepción de los años de la dictadura(1948-1958). Así ha habido aquí siempre democracia, como ha existido, en el mundo de la post guerra tanto en Japón(1945) como en la India(1947), al lado de ellas está Venezuela y Costa Rica(1948) en América Latina.
El 15 de agosto de 2004 fue el referendo revocatorio. El gobierno hizo un escandaloso fraude, avalado por personas del mundo internacional como el expresidente norteamericano James Carter(1924) y el secretario de la OEA, el expresidente colombiano César Gaviria(1947). Los intereses de los petroleros norteamericanos y los de los vendedores de armas protegieron la decisión. La oposición nunca encontró la manera de demostrar el fraude, probado por los matemáticos de la Universidad de Harvard. Incluso en ese momento cuando el asistente de Gaviria, al ver lo que sucedía, llamó a los líderes de la oposición, a Enrique Mendoza(1945) su cabeza visible aquella noche, recomendándoles sacar la gente a la calle, que era lo que se debió hacer aquella madrugada, estos ni lo escucharon ni se atrevieron. Era lo único que se podía hacer, así como la gente yugoeslava entregó a Slobodan Milosevic(1941-2006) al Tribunal Internacional de Justicia para que los juzgara por el genocidio en los Balcanes o los ciudadanos de Georgia lograron presionar a Eduard Shevarnadze(1928) para que renunciara a la presidencia de ese país(noviembre 11,2003). Si Milosevic era un asesino, Shevarnadze era un político muy destacado, el canciller de Mijail Govachov(1931) en los días de la Perestroika(1985-1991), pero a quien el poder enloqueció(1995-2003), como siempre sucede. Así los venezolanos podíamos hacer lo mismo y poner fin a una administración que nunca ha gobernado y ha llevado al país al caos, a la anarquía. En el momento en que escribimos estos renglones el país se está cayendo a pedazos: hay inmenso desempleo, grandes carestías, casi no hay comida, el agua no llega todos los días y la electricidad flaquea: tales hechos tumban gobiernos por implosión. Ya lo han hecho, vasta examinar la historia universal para comprobarlo. De hecho la Revolución Francesa(julio 14,1789) estalló por el alto precio al cual había llegado el pan en París.
EL DETERIORO
Y lo que es peor, lo que no debe suceder en ninguna nación, el grave deterioro, para utilizar palabras sencillas: la educación no puede estar en peor situación, cada día saben menos los estudiantes venezolanos, el proceso educativo ni instruye ni educa a nuestros niños, adolescentes y jóvenes; la universidad pública está en peor estado con ese adefesio que es el Ministerio de Educación Superior; la salud pública no cuida la salud; la crisis de la seguridad no puede estar en peor situación: la gente no sale para protegerse; la delincuencia ha tomado de tal forma al país que la gente lo que hace es cuidarse como puede. La delincuencia es propiciada por el propio gobierno: con su practica constante de la corrupción y por propalar que el roba para comer no comete delito. En verdad quien sustrae algo para comer simplemente lo hace porque no trabaja y no labora porque no tiene educación para ejercer un oficio. La inseguridad es tal que lo que recorre al país es el miedo. A veces aparecen los eufemismos del gobierno: la ministra Jacqueline Farías declaró que había que cerrar los centros comerciales, catedrales del capitalismo para ella, para que la gente anduviera por las calles y mirara el paisaje. Nosotros le respondimos desde la radio, con respeto desde luego:lo que Ud. propone es imposible porque todas las aceras están rotas y hay que caminar mirando al suelo(y no al entorno como Ud. nos pide) y, además, hay que mirar siempre hacia los lados para evitar que quien venga detrás nos asalte. Esa es la cruda realidad.
EL MUNDO EXTERIOR
A la vez las relaciones internacionales de Venezuela están tan deterioradas que el país cada día se aísla más, varias representaciones diplomáticas de importantes países europeos han cerrado sus oficinas en Caracas. Y Chávez solo deseó tener relaciones con los países delincuentes: esos son sus amigos, los del llamado “eje del mal”. ¿Qué decir de un mandatario que siempre está rodeado de maleantes, los de acullá y los de aquí?.
Pero hay más, una politica exterior mal llevada como la de gobierno chavista, que se inicio obligando a los diplomáticos de carrera, una elite preparada para lo que hacían, a jubilarse. Los pocos que quedaron sobrevieron poco tiempo, sus conciencias los obligaron a renunciar.
A partir de ello se comenzó a ver la influencia que gracias al dinero venezolano, producto del petróleo, se vio como el gobierno nuestro comenzó a apoyar y mandar normativas desde Caracas, modos llamados “revolucoionarios”. Esto fue especialmente claro en lo que vimos hacían, con nuestro apoyo, los régimenes de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina, los dos últimos presidididos por antiguos guerrilleros, terroristas tupamaros en el caso uruguayo. Es muy posible, algún día, cuando se abran los archivos lo sabremos: los procesos electorales siguiendo la línea de Caracas se comenzaron a realizar. En el único país en donde fracasó fue en Honduras dado el gran empeño del gobierno, el arzobispo de Tegucigalpa y sus gentes de no admitir un régimen autoritario. Fue en ese proceso donde vimos a Chávez fracasar en su intento de dominar ese país, a través de sus normas de neo-imperialismo, basado en nuestros petrodolares, entregados sin autorización de los venezolanos, usando un parlamento en donde siempre tuvo mayoría. No referimos aquí el caso cubano pues desde el mismo inicio, ya en 1999, Venezuela pasó pagar el presupuesto nacional de ese país. Por ello le rendían allá tantos homenajes, y ello prosigue, no por sinceridad sino que aquella era una amistad sostenida con dinero.
[1] La bibliografía sobre los Presidentes de Venezuela está llena de estos libros de elogios de los hombres en el poder, a veces son obras lastimosas, esto lo puede comprender el que vaya a la Biblioteca Nacioal y lea los libros escritos sobre los gobiernos en los mismos días en que esto estaban en el poder. La obras seriamente interpretativas de aquellos llegaron mucho después, vasta para ello leer los grandes libros dedicados, desde 1830, a los gobiernos de Páez. Guzmán Blanco, Gómez o Betancort, para sólo dar noticia de los más importates jefes de Estado. A ellos habría que añadiir los dedicados a López Cotreras, Medina, Delgado Chalbaud, Suarez Flamerich, Pérez Jiménez, Larrazabal, Sanabria, Leoni, Caldera, Herrera Campnis, Pérez, Velásquez, aunque a partir de los años sesenta el perfil ha cambiado gracias al desarrollo de las iterpretaciones uiversitarias, siempre lejanas a la diatriba y al diturambo.
[2] Desde luego no nos referimos a la página del gobierno www.aporrea.com. Por cierto sobre ella siempre hemos señalado que si una persona desea aprender como se escribe mal en lengua castellana debe leer esta lastimosa hoja de Internet..
[3] Antonio Arraiz: Suma poética. Caracas: Inciba, 1966. 313 p. La cita procede de la p.105.
[4] Deberíamos haber escrito que la de Olavarría fue la segunda gran advertencia, cuando ya el país estaba cerca del precipicio. La tercera fue la de Margarita López Maya. La primera fue la de Manuel Caballero en su Contra el golpe, la dictadura y la guerra civill(1998) .Muchos de cuyos textos insertó más tarde en La peste militar(2007). Las peroraciones de Olavarría y López Maya costutuyen los dos más grandes discursos pronunciados durante la presidencia de Chávez,
[5] Jorge Olavarría: “Discurso de orden en el Congreso Nacional, Caracas:julio 5,1999”, inserto en www.analitica,com: Caracas: mayo 24,2010.
[6] Todas nuestras citas a la llamada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, proceden de Allan Brewer Carías: Las Constituciones de Venezuela,1811-1999. Caracas: Academia de Ciencias Politicas y Sociales, 2008. 2 vols. La obra como es lógico se inicia con el Acta del 19 de abril de 1810(t.I,p.531-523. El mejor estudio de nuestra evolución en este campo es la obra del mismo Brewer Carías: Historia Constitucional de Venezuela, allí está el más amplio y riguroso análisis de la Constitución de 1999(t.II,p.149-527), 378 páginas.
[7] Eddie Ramirerz: “Antecedentes del 11 de abril”, en El Universal, Caracas: abril 5,2011.
[8] Rafael Arraiz Lucca: Venezuela: 1830 a nuestros días, p.212. Esta obra forma parte de un esfuerzo sostenido de interpretación del país, del cual este es el tercer volumen. Estas obras son: Venezuela: 1498-1728: Conquista y urbanización. Caracas: Alfa, 2013. 186 p.; Venezuela: 1728-1830; Guipozcoana e Independencia. Caracas: Alfa, 2011. 239 p.; Las constituciones de Venezuela, 1811-1999. Caracas: Alfa, 2012. 157 p., la mayor parte compuesto durante su exilio politico, al que debió salir para evitar la persecusión de que fue objeto. Lo pasó primero en Miami y después en Colombia, allí fue profesor de la Universidad del Rosario, en Bogotá. Complementario con esta historia del país, concebida para todo lo público, con la brevedad y concisión, que hace obligatoria nuestro tiempo, es el volumen Colonia y República; ensayos de aproximación. Caracas: Alfa, 2009.287 p., hay en esta obra varios estudios sobre nuestra historia contemporánea que interesan al estudio que el lector tiene en sus manos. Son relativos a la Generación de 1928, al llamado Trienio adeco, a las causas del 18 de octubre de 1945, vistas a través del testimonio de su principal protagonista, Rómulo Betancourt y al Pacto de Puntofjo.
[9] Francisco Olivares: Las balas de abril.Prólogo: Roberto Giusti. Caracas: Debate, 2006. 181 p.
[10] Se debe consultar hoy, sobre el mismo tema, el libro del profesor norteamericano Brian Nelsón: El silencio y el escorpión. Crónica de un golpe de Estado. Traducción: Angelina Jaffé y Vestalia Pérez. Caracas: Alfa, 2012.341 p.