¿Pero qué sucedió en aquéllos años para que ahora renazcan con una virulencia inusitada y un resenti
Published on Aug 24, 2017
El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) publicó un video en las redes sociales donde reivindicó los atentados en España y lanzó varias amenazas. “Españoles, os olvidáis de la sangre derramada de los musulmanes en la inquisición española. Vengaremos vuestra matanza”, dijo uno de los miembros del ISIS de seudónimo “Córdoba”en una grabación que por primera vez fue publicada en castellano
Estos grupos de marcado corte tribal y teocratico´fanáticos, una actitud anacrónica ya superada por el mundo según creiamos en pleno S.XXI se declaran vengadores de la expulsión de los moriscos de España, y promueven la recuperación de los territorios de Al Andalus en Europa.
¿Pero qué sucedió en aquéllos años para que ahora renazcan con una virulencia inusitada y un resentimiento no compaginable con la avanzada cultura occidental? ¿Qué carajo tiene que ver Venezuela en este lío bíblico e histórico?
VENEZUELA: HEZBOLLAH EN LA ISLA DE MARGARITA
| septiembre 9, 2017 | Web del Frente Patriótico
La Isla de Margarita en el estado Nueva Esparta ha estado en el foco de las organizaciones de inteligencia internacional, por ser uno de los centros en donde grupos del crimen organizado y terroristas han sembrado raíces, dadas las vulnerabilidades típicas de un Estado fallido como el venezolano, gobernado por una banda criminal en extremo corrupta y sin capacidad para implantar un sistema para el control del orden interno.
En Venezuela el sistema de cedulación y de pasaportes desde hace muchos años ha estado en manos de un sector del chavismo que obedece a las directrices del actual vicepresidente Tareck El Aissami. De hecho el cargo de la dirección del organismo de identificación, se ha traspasado en los últimos años entre los integrantes del grupo Utopía 78, que fundara El Aissami en sus tiempos de estudiante en la Universidad de los Andes en el estado venezolano de Mérida. Esta circunstancia les ha permitido otorgar la entrada “legal” a cientos de miles de elementos árabes musulmanes chiitas a Venezuela, hasta el punto de convertirse éstos, con los subsecuentes peligros, en el grupo de inmigrantes más numeroso del país.
Los contactos de los grupos musulmanes al más alto nivel del Régimen de Maduro, les han permitido el acceso a divisas que obtienen en la gran mayoría de los casos con métodos fraudulentos, valiéndose de empresas de maletín, triangulaciones para inflar costos de importaciones o transacciones ficticias, además esquemas para legitimación de capitales a través de sofisticados sistemas de transferencias de efectivos.
La vulnerabilidad y debilidad de todos los sistemas de controles internos y de seguridad han facilitado, gracias a conexiones con altos jerarcas del régimen de Maduro y del estamento militar, la penetración y control de las actividades del narcotráfico en la región, que les permite a los grupos extremistas árabes con dinero provenientes de delitos, financiar operaciones de las organizaciones terroristas a nivel local y global.
La penetración árabe radical ha sido total. En la actualidad estos grupos, mediante el uso de capitales de orígenes opacos, han controlado gran parte de las actividades comerciales en la Isla de Margarita desde panaderías, supermercados, farmacias, hasta los mall o centros comerciales. Por otra parte, se han construido mezquitas, fundado escuelas, centros culturales para la penetración y adoctrinamiento islámicos. Los centros culturales en particular, están en manos de la familia Nasr Al Din y de otros operativos de grupos radicales internacionales. Un miembro de la familia Nasr Al Din, Ghazi es un operativo devenido en diplomático y está en la lista Clinton por sus actividades terroristas del grupo Hezbollah
En la Isla de Margarita y específicamente en su capital comercial Porlamar, opera el centro de adoctrinamiento Tawasul, que conduce un islamista radical conocido como Ahmad Abdo, quien funciona desde un conglomerado o fondos de comercio fachada conocido como MARISOL, donde operan uno de los centros de captación o reclutamiento de futuros operativos. El objetivo de los centros culturales es captar individuos de bajos recursos económicos, carentes de formación o inadaptados, para convertirlos al Islam y eventualmente brindarles entrenamiento militar, para mantenerlos como durmientes, listos para ser activados en caso de necesidades del grupo.
Recientemente arribó a Porlamar un clérigo “itinerante” conocido como Sheikh Said Eissa que está cumpliendo las labores de adoctrinamiento en una etapa muy avanzada de penetración cultural.
Se ha denunciado en repetidas oportunidades incluso con material fotográfico la existencia en la Isla de Margarita de campos de entrenamiento, específicamente en Macanao, una zona apartada de los centros poblados, en donde se les brindaría entrenamiento militar a los estudiantes más destacados que acuden a los centros de adoctrinamiento Islámicos.
La Isla de Margarita es terreno muy fértil para la penetración islámica, la gente es afable, confiada, fácil para establecer vínculos de amistad con elementos foráneos y económicamente empobrecida. Estos son aspectos que han sabido explotar los grupos islámicos para lograr pasar desapercibidos y poder realizar sus operaciones con total tranquilidad e impunidad.
Las agencias de inteligencia internacional, han sido lentos para la toma de acciones, lo cual ha permitido que el Islamismo radical se asiente en la región sin dificultades. La Isla de Margarita posee mucha importancia geográfica y estratégica, pero ha quedado a las expensas del terrorismo y del narcotráfico.
Especialistas en la materia de terrorismo y narcotráfico creen que aún es temprano para la toma de acciones que permitan rescatar a la Isla de Margarita, a los efectos de controlar a los grupos islámicos en la zona. Esta sería una tarea que la sociedad civil no puede afrontar solitariamente, dada la situación política interna y la postración de los militares ante las distintas invasiones que sufre el territorio venezolano, por lo cual se hace imposible para una población desarmada, enfrentar a un grupo terrorista bien entrenado, armado, ideologizado y letalmente peligroso .
Los organismos internacionales deben tomar cartas en este difícil tema que envuelve la seguridad hemisférica y la de los Estados Unidos de América en particular. El momento para reaccionar es ahora. Lo harán? Amanecerá y veremos.
ALIMENTOS, PETRÓLEO Y DROGAS: EL TRIÁNGULO DE LA CORRUPCIÓN CHAVISTA
Gustavo Coronel | septiembre 9, 2017 | Web del Frente Patriotico
Cada día surgen más indicios de la podredumbre moral que caracteriza al chavismo, la cual se manifiesta a través de tres vías principales, por las cuales transitan los burócratas y militares del régimen.
ALIMENTOS
La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, ha señalado nada menos que al reposero Nicolás Maduro como involucrado directamente en el negocio fraudulento de las cajas de alimentos que vienen desde México. Una investigación firmada por Roberto Déniz revela que la empresa Group Grand Limited tiene nexos estrechos con Maduro, con la corrupta ex- senadora Colombiana Piedad Córdoba y con un empresario de Barranquilla de nombre Alex Saab Morán. Según la investigación unos siete millones de cajas con groseros sobreprecios han salido desde el Puerto de Veracruz en México hacia una empresa llamada Comercializadora de Bienes y Servicios del estado Táchira (Cobiserta), adscrita a la Gobernación de esa entidad, en la frontera colombo-venezolana, empresa controlada por el gobernador de ese José Gregorio Vielma Mora,” un militar ligado a Hugo Chávez desde el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, ver: http://runrun.es/nacional/323878/de-veracruz-a-la-guaira-un-viaje-que-une-a-piedad-cordoba-con-nicolas-maduro.html
El informe agrega que el contrato con la empresa Group Ground Limited es hasta por $340 millones de dólares, mientras que la empresa ha sido incorporada en Hong Kong con un capital de apenas $10.000, una típica empresa de maletín diseñada para el fraude.
Desde que la distribución de alimentos le fuese delegada a las Fuerzas Armadas este asunto se ha convertido en una gran tragedia más para los venezolanos. Estas revelaciones hechas por Luisa Ortega Díaz se combinan con lo denunciado en la prensa internacional sobre el negocio que hacen los militares corrupto venezolanos con esa actividad, ver: https://www.cbsnews.com/news/venezuela-goes-hungry-military-makes-money-by-trafficking-food/ Según esta información el General Marcos Torres se encontraba involucrado en este fraude. Documentos obtenidos por la Associated Press señalan los negocios de este militar con empresas de maletín en Panamá, incluyendo una llamada Atlas Systems International y otra basad en Brasil llamada J.A. Comercio de Géneros Alimenticios, la cual posee una dirección fantasma cerca de Sao paulo. Estas compañía también han sido señaladas de transferir hasta $5 millones a una cuenta suiza controlada por cuñados del ex-ministro de alimentación, el general Carlos Osorio., según documentos en poder de la Associated Press.
Enriquecerse a costa del hambre del pueblo es probablemente la peor especie de corrupción que pueda existir. La gente involucrada en estos crímenes debe ir presa por la pena máxima que contemple la ley venezolana.
PETRÓLEO
La corrupción en el sector petrolero venezolano comenzó en firme durante la presidencia de Ali Rodríguez y se intensificó durante el largo período de Rafael Ramírez a cargo del ministerio del sector y de la empresa petrolera, convirtiéndose en una merienda de malandros grandes y pequeños durante la administración de Ramírez y de Del Pino. Hoy en día, debido a ajustes de cuentas entre malandros, la actual directiva obrero-militar de la industria petrolera está sacando a flote parte de la corrupción anterior, aunque no sea exactamente la corrupción que involucra a los obesos peces de las directivas de la empresa desde 2004 en adelante. Se están apresando algunos gerentes, entre ellos a un tal Pedro León, ex-zar de la faja del Orinoco y a unos ocho gerentes de PDVSA en Occidente, debido al desastre en el cual estaban las actividades en esas zonas quien parece haber sido una aspiradora de comisiones, mientras estuvo en la Faja. La verdad es que la corrupción en PDVSA ha sido gigantesca, como lo revelan los casos no investigados de Derwick Associates, Wilmer Ruperti, la gabarra Aban Pearl arrendada por PDVSA a Petromarine, las gabarras arrendadas a PetroSaudí, los taladros fantasmas, las compras fraudulentas hechas por Bariven, la comida podrida de PDVAL, el saqueo del Fondo de pensiones de los empleados de la empresa, los maletines de dinero paran la Sra. Kirchner y apara Evo Morales, los guisos con Albanisa en Nicaragua, los contratos con CAMINPEG y, literalmente, docenas de contratos dados a dedo, muchos a empresas de familiares de los gerentes. Esta orgía de corrupción fue tolerada por Ramírez y Del Pino y, de creer a la Asamblea Nacional en su informe sobre Rafael Ramírez y al Wall Street Journal, hasta llevada a cabo por este personaje, ver: https://www.wsj.com/articles/u-s-investigates-venezuelan-oil-giant-1445478342
Por supuesto, en el caso de Ramírez el mismo Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela salió en su defensa “prohibiendo” que continuaran las investigaciones en su contra, en sentencia elaborada por la desprestigiada Sra. Gladys Gutiérrez Alvarado, quien dijo: ““se suspenden los efectos de la investigación iniciada e impulsada desde principios del presente año por la Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional con relación a supuestas irregularidades ocurridas en la empresa Petróleos de Venezuela, S.A. durante el período comprendido entre los años 2004-2014, expediente signado bajo el N° 1648, incluyendo las actuaciones que al respecto desplegó en la misma los días 17 de febrero y 5 y 21 de abril de 2016; así como también de todos los actos derivados de esa o de cualquier otra investigación relacionada con los pretendidos hechos”…. Esta sentencia del TSJ confirma que la corrupción denunciada por el infame Tareck Saab aplica solo para los pequeños peces y no para los grandes. Se trata, repetimos de un pleito entre los viejos y los nuevo malandros.
DROGAS
Que sepamos, nunca antes toda una pandilla gobernante había sido denunciada internacionalmente, miembro por miembro, por sus nexos con el narcotráfico y con el lavado de dinero derivado de estas actividades. Este es el caso del régimen chavista venezolano, vergonzoso nido de ladrones y asesinos. Desde la familia del Presidente Maduro, pasando por el vicepresidente El Aissami, el ministro del Interior Reverol, la jefa del CNE, militares de alta graduación , miembros de la ilegítima Asamblea Constituyente y otros malandros menores, han sido iniciados de narcotraficantes, violadores de derechos humanos y lavadores de dinero. El dinero de la droga va a parar a os bolsillos de este malandraje.
Venezuela se ha convertido en el centro de distribución hemisférica y hasta mundial de la droga. A diferencia de países donde el tráfico de drogas es una actividad llevada a cabo por pandillas a las cuales el gobierno trata de combatir, en Venezuela el narcotráfico está controlado por el régimen. La complicidad de sectores militares y de altos burócratas del régimen ha sido bien documentada y se piensa que la droga ha venido a suplir en parte las deficiencias en el ingreso petrolero, dinero que el régimen requiere para seguir financiando su maltrecho proyecto transnacional de cubanización en Venezuela y en América Latina. Este proyecto fue iniciado a principios del siglo, con la llegada de Chávez al poder y su subordinación ideológica y política al régimen de los Castro en Cuba y ha servido para financiar campañas electorales en Perú, México, Argentina, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Ecuador, Bolivia y para mantener la tiranía castrista en Cuba. Hoy, con ingresos petroleros muy disminuidos, se ha impuesto una versión abiertamente criminal transnacional del Plan castrista-chavista, la cual utiliza a empresas como PDVSA, Odebrecht (Brasil), Albanisa (Nicaragua) y otras, así como mafias exportadoras de alimentos (Cuba, Argentina, México, Venezuela) a sobreprecio, como vehículos para seguir llenando las arcas de la pandilla cleptocrática transnacional.
Por eso y muchas cosas más (como decía Luisito Aguilé) se impone un juicio a los integrantes de esta pandilla transnacional, una tarea que rebasa los límites territoriales de cada país donde estos criminales actúan. Se trata de una conspiración regional de propósitos de poder político pero también con un objetivo de enriquecimiento personal como ha sido el caso de Lula, de la familia Chávez, de la pareja Kirchner – Fernández, de la familia Ortega, de la familia Castro y de varios otros líderes regionales quienes han servido de comparsa, entre ellos Zelaya, Lugo, Morales y Mujica.
Justicia!
By María Santiago on 2 Enero, 2013
Una de las decisiones más destacadas durante el gobierno del rey Felipe III de España fue sin duda la de expulsar al pueblo morisco del país, influido por las opiniones de sus ministros. ¿Por qué tomó esta decisión tan drástica? La expulsión de los moriscos de la Monarquía Hispánica fue ordenada por el rey Felipe III y fue llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del Reino de Valencia (el decreto se hizo público el 22 de septiembre de 1609), a los que siguieron los de Andalucía (10 de enero de 1610), Extremadura y las dos Castillas (10 de julio de 1610), en la Corona de Castilla, y los de la Corona de Aragón (29 de mayo de 1610). Los últimos expulsados fueron los del Reino de Murcia, primero los de origen granadino (8 de octubre de 1610), y más tarde los del valle de Ricote y el resto de moriscos antiguos (octubre de 1613). Tras la promulgación de los decretos de expulsión, se celebró el 25 de marzo de 1611 en Madrid una procesión de acción de gracias «a la que asistió S. M. vestido de blanco, muy galán», según relató un cronista. En total fueron expulsadas unas 300 000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente.
PERO ¿cuál es en verdad la historia de los moros en España, que hoy reclama el grupo terrorista ISIS y demás participantes de la yihad árabe contra Europa y la cultura occidental?
https://youtu.be/EJEhYhjtSwM
Published on Aug 23, 2017
Las principales ciudades españolas refuerzan las medidas de seguridad. Consecuencia directa de los atentados en Cataluña, las grandes urbes están aplicando las recomendaciones del ministerio del Interior con la instalación de barreras fijas o móviles y otras medidas que, por ahora, no se han hecho públicas. Los obstáculos físicos se están instalando ya en las principales arterias de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Vitoria y Santiago de Compostela. MÁS INFORMACIÓN : http://es.euronews.com/2017/08/24/el-...
EXPULSION DE LOS MOROS
Felipe III era hijo del rey Felipe II y de Ana de Austria. Sus territorios eran muy extensos, incluyendo la península Ibérica, territorios en Europa, el norte de África y las colonias americanas. Con lo extenso de su territorio decidió disponer de validos para poder administrarlo todo. Los dos más destacados eran el duque de Lerma, el duque de Uceda y el marqués de Vélez. Algunas de las medidas que hicieron fue cambiar la capital de Madrid a Valladolid durante algunos años, pero sin embargo la más importante fue sin duda la expulsión de los moriscos del país.
Los moriscos eran antiguos musulmanes que se habían convertido al cristianismo, la mayoría durante el reinado de los Reyes Católicos y tras la reconquista del reino de Granada. En aquellos años moraban en España 325.000 moriscos, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que en el país había aproximadamente unos 8 millones de habitantes. Por poner un ejemplo, simplemente en Murcia habitaban cerca de 15.000 moriscos.
A pesar de los informes positivos, el rey Felipe III sentía temor debido a que su pasado islámico hiciera que apoyasen al Imperio Otomano ante una invasión militar de España. Sin embargo, también se piensa que fue debido a la imagen que daba a la corona que los moriscos permanecieran en España. El 9 de abril de 1609, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos.
Sin embargo, no todo el mundo apoyaba al rey. La nobleza castellana y aragonesa se opuso, ya que los moriscos estaban centrados en la agricultura, algo básico. La expulsión comenzó en Aragón ese mismo año, pero no se extendería hasta Castilla hasta cinco años más tarde, ya que al estar tan dispersos por el territorio no presentaban amenaza alguna.
Como se ha dicho antes, la presencia de los moriscos en Murcia era muy importante. Los representantes del territorio en las Cortes reivindicaron la permanencia de estas personas, ya que, según ellos, se habían integrado perfectamente entre la comunidad cristiana. Felipe III decidió hacer una excepción con ellos y concederles algo más de tiempo.
El rey decidió entonces enviar al fraile Juan de Pereda para que hiciese un informe que hablara sobre la adaptación y situación de los moriscos en el reino de Murcia para después decidir su expulsión o no. Pereda decidió consultar con informantes y con la propia Iglesia. La Santa Inquisición se mostró a favor de los moriscos en la región murciana, ya que no habían dado problema alguno, incluso algunos habían profesado como sacerdotes. Por todo ello, el informe que Pereda le entregó al rey era partidario de la permanencia del pueblo morisco en el reino.
Pero no todo el mundo estaba a favor. Algunos de los informadores afirmaban que algunos moriscos fingían haberse convertido y que practicaban en secreto la religión islámica. Debido a ello, el Consejo de Estado aplazó la decisión final sobre la expulsión.
Finalmente, en la resolución del 4 de marzo de 1613, Felipe III ordenó la expulsión de los moriscos exceptuando a los menores de ocho años y a los ancianos enfermos. Les concedió un tiempo de 10 días para ceder o vender sus bienes antes de su marcha.
Llegada de los moriscos al puerto de Orán
La expulsión de los moriscos murcianos estuvo bajo el mando del conde de Salazar. Junto con los tercios españoles, condujo a los moriscos hasta el puerto de Cartagena, donde la Armada Real escoltaría las naves con destinos como el norte de África, Francia e Italia en diciembre de 1613 y enero de 1614.
Sin embargo, algunos habían huido y se habían escondido en la sierra. Tras esta expulsión, todos los que se habían mantenido ocultos volvieron a sus hogares. Algunos de ellos volvieron por su propio pie a sus tierras, pero el rey ordenó al conde de Salazar que los apresara, siendo destinados a galeras o esclavitud en las minas.
La expulsión de los moriscos tuvo graves consecuencias, como la drástica disminución de la población y como consecuencia la falta de mano de obra en los campos o el cambio de titularidad en las viviendas y propiedades; además, se terminó con el proceso de unificación religiosa, siendo la cristiana la única en el país, y se sanearon las arcas reales.
María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.
¿Cuándo EMPIEZA LA HISTORIA PARA COMPRENDER CUAN ASENTADA ESTA O NO EN ESPAÑA?
La historia de los moriscos comienza en 1502 para la Corona de Castilla, con la conversión forzosa de los moriscos ordenada por los Reyes Católicos, y en 1525 para la Corona de Aragón, con la misma medida decretada por Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, y termina en 1609 con la expulsión de los moriscos de la Monarquía Hispánica decidida por Felipe III. En medio el acontecimiento decisivo fue la rebelión de las Alpujarras de 1568-1570 bajo el reinado de Felipe II, ya que, además de la gravedad que revistió, convenció a la corona de que era imposible asimilar a la minoría morisca por la vía de la persuasión y la predicación, abriéndose el camino hacia medidas más drásticas.
El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos entraban en Granada poniendo fin así a la guerra que habían mantenido con el Reino nazarí de Granada, último estado islámico de la península ibérica. A partir de aquella fecha todos los musulmanes peninsulares eran mudéjares, es decir, estaban sometidos a un señor cristiano
Durante la guerra de Granada , que puso fin a la Reconquista, los Reyes Católicos firmaron capitulaciones en las que garantizaron la libertad personal y la conservación de los bienes de los vencidos y el mantenimiento de su organización social, jurídica, cultural y religiosa particular. Como ha señalado Henry Kamen, "los términos de la rendición fueron generosos con los vencidos". La última capitulación fue la de la ciudad de Granada y fue firmada el 25 de noviembre de 1491. Las condiciones que se establecían en ella, como las que habían sido fijadas a otras ciudades del reino nazarí, eran, según Julio Caro Baroja, "bastante favorables para los vencidos" ya que se "hallaban concebidas dentro de un espíritu de transigencia, dictadas aún por la vieja idea medieval de que había que «convivir», amistosamente casi con el moro. [...] Nadie pretendería, según ellas, alterar los usos y costumbres de los vencidos: sus jueces, doctores y ejecutores de la ley religiosa; sus alfaquíes y ulemas seguirían siendo los jefes de las comunidades musulmanas".
En la cláusula cuarta se decía:
“Item es asentado é concordado que sus Altezas e sus descendientes para siempre jamás... dejarán é mandarán dejar a las dichas algimas sus propios é rentas como agora las tienen, é que sean juzgados por su ley xaraçina con consejo de sus alcadís, segund costumbre de moros, y les guardarán e mandarán guardar sus buenos usos é costumbres”.
Pero la conquista supuso un cambio social muy grande como ya había sucedido con el resto de los territorios de Al-Ándalus. Según el cronista Lorenzo de Padilla, "todos los grandes, y caballeros e hijosdalgo que sirvieron en la conquista deste reino hubieron mercedes, a cada uno segund su estado, de casas y heredamientos y vasallos". Así pues, desde el primer momento se impuso el régimen señorial, por el que los mudéjares granadinos quedaron sometidos a sus nuevos señores cristianos. Según Caro Baroja, "sobre la pobre plebe musulmana caían unos nuevos amos con enormes ansias de riqueza... El vasallo moro era poco menos que un esclavo. Con relación al noble, al señor, tenía una situación parecida a la del indio con respecto a los conquistadores que disfrutaron de las primeras encomiendas". (Entendemos entonces por qué se avinien tan bien con los nacidos en el S. XX en tierras venezolanas que ahora ven a sus hijos o nietos ocupar cargos de poder político, como Tareck El Aissami que llegó a los crgos más altos de la administración castro/comunista/chavista/madurista, quienes sin que le quede nada en su conciencia que lamentar, acedieron a la instalación de células del Ejército Islámico en la Isla de Margarita y otros lugares de la Reública Bolivariana de Venezuela, donde se surten de uranio para ss planes nucleares y otros sistemas corruptos para desde Venezuela, invadir América del Norte, gran satán como le dicen a Estados Unidos, los líderes teocráticos musulmanes, y con la droga destruír la cultura de occidente, como bien lo expuso “El Córdoba” en su corto pero revelador mensaje en español. De más está decir que el apododo viene de la referencia al Emirato de Córdoba (756) que posteriormente en el año 929 será el Califato de Córdoba disuelto en 1031).
Pero volvamos a siglos anteriores para entender la trama que nunca ha sido deshilachada.En cuanto a los nobles musulmanes granadinos, una parte optó por emigrar al norte de África, como el mismo rey Boabdil, y los que se quedaron se vieron obligados a abandonar la ciudad de Granada e irse a vivir a las alquerías que tenían en el campo o a los arrabales de la capital. Esta situación se sancionó jurídicamente en 1498 cuando se dividió la ciudad de Granada en dos partes, una constituida por la habitada por los cristianos y otra que era la Morería, cantada por insignes poetas españoles.
Se conoce como al-Ándalus (en árabe clásico: الأندلس) al territorio de la península ibérica y de la Septimania bajo poder musulmán durante la Edad Media, entre los años 711 y 1492.
Tras la conquista musulmana de la península ibérica, al-Ándalus se integró inicialmente en la provincia norteafricana del Califato Omeya. En el año 756 se convirtió en el Emirato de Córdoba y posteriormente en el año 929 en el Califato de Córdoba independiente del Califato Abasí. Con la disolución del Califato de Córdoba en 1031, el territorio se dividió en los primeros reinos de taifas, periodo al que sucedió la etapa de los almorávides, los segundos reinos de taifas, la etapa de los almohades y los terceros reinos de taifas. Con el avance de la Reconquista iniciada por los cristianos de las montañas del norte peninsular, el nombre de al-Ándalus se fue adecuando al menguante territorio bajo dominación musulmana, cuyas fronteras fueron progresivamente empujadas hacia el sur, hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492, que puso fin al poder islámico en la península ibérica, aunque la mayor parte de la población musulmana quedó en la península, unos convirtiéndose al catolicismo y otros, con creencias más arraigadas, marcharon a las cumbres de Sierra Nevada (véase La Alpujarra).
El nombre "al-Ándalus" referido a la península ibérica, aparece documentado por primera vez en una moneda conservada en el Museo Arqueológico Nacional de España y datada en el año 716, pocos años después de la conquista musulmana de la península ibérica. En esa moneda aparece el término latino "Span", que correspondería a "Spania" junto con el término árabe "al-Ándalus". Teniendo en cuenta los múltiples testimonios del bilingüismo que existió en al-Ándalus a lo largo de casi toda su historia entre el romance vernáculo y árabe dialectal, no es de extrañar que en ésta y en otras monedas se usaran el alfabeto latino y el árabe para escribir los términos equivalentes en cada lengua. Sin embargo, a pesar de estar claro que el topónimo al-Ándalus se usó como sinónimo de la Hispania musulmana, el origen del término no está claro, y se han formulado varias teorías[J1] [J2] [J3] al respecto
La invasión musulmana se inició en el 711 y dividió a la Península en el Estado musulmán de Al-Andalus y en los distintos condados y reinos cristianos del norte de la Península. Ambos límites geográficos cambiaban y presentaban dos modelos de sociedad bien diferenciados.
Se conoce como conquista musulmana de Hispania o etapa musulmana inicial de la península ibérica al complejo proceso político y militar que a lo largo del principio del siglo VIII explica la formación y consolidación de al-Ándalus, así como la génesis de los principales reinos cristianos medievales peninsulares.
La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato Omeya fue un proceso largo, que duró quince años, del 711 al 726, en el que se llegó a tomar la península ibérica y parte del sur de la actual Francia; si bien lo que era el territorio peninsular del reino estaba ya conquistado en el 720, tras diez años del inicio de la conquista. Un poco antes de acabar la conquista del reino visigodo en su parte nororiental, los conquistadores fueron echados de la costa y las montañas de la actual Asturias. Aunque el proceso en total ocupó todo ese tiempo, la cronología no es exacta en cuanto a los años y las fechas, sino solo aproximada, pues las fuentes difieren entre sí.
Un repaso a la historia de las primeras conquistas musulmanas nos hace ver que solo la conquista del actual Magreb fue más costosa (treinta años), pues en otros puntos la acción de los conquistadores musulmanes fue más rápida que en la península: seis años para dominar toda la península arábiga (628 al 634); cuatro años Siria (634 al 638); cinco años Egipto (638 al 643); un año Tripolitania y Cirenaica, Libia (644); seis Mesopotamia (636 a 642) y ocho años Persia (642 al 650).
Lo largo de este proceso de conquista del reino visigodo, que requirió numerosas campañas, constantes refuerzos militares y pactos con núcleos resistentes, se debe a varios motivos: lo escaso de las fuerzas musulmanas que lo conquistaron, los constantes levantamientos entre los visigodos, la difícil orografía del territorio y la fuerte base de asentamiento social del anterior reino visigodo.
Sin embargo, la gran centralización política del reino, la inseguridad causada por bandas de esclavos fugitivos, el empobrecimiento de la hacienda real (especialmente durante el reinado de Witiza) y la pérdida de poder del rey frente a los nobles fueron elementos que facilitaron la acción de los conquistadores, así como el uso de la densa red de calzadas romanas, que aún existían y facilitaban los desplazamientos de su ejército.
Pero el factor quizás más importante para la caída visigoda fue la grave crisis demográfica del reino, que en los últimos veinticinco años había perdido más de un tercio de su población. Esto fue debido a las epidemias de peste y los años de sequía y hambre de finales del siglo VII, especialmente durante el reinado de Ervigio, y que se repitieron también con gran dureza bajo el de Witiza, el antecesor de Rodrigo.
Además, existía una fractura política importante entre dos grandes clanes político-familiares godos en su lucha por el trono, y que llevaba varios decenios dividiendo políticamente el reino y generando constantes problemas. De una parte estaba el clan gentilicio de Wamba-Égica, al que perteneció o al que estaba vinculado Witiza, y de otra el clan de Chindasvinto-Recesvinto, al que pertenecía Rodrigo. Esta situación dividió al estamento aristocrático-militar en dos facciones cada vez más irreconciliables, hasta el punto de considerar alguna historiografía a los witizanos como instigadores e incluso aliados, explícitos u oportunistas, de los musulmanes.
Los conquistadores musulmanes también contaron con el apoyo de parte de la población judía, muy numerosa en la Bética, en la Galia Narbonense y en toda la cuenca mediterránea. Estaba presente principalmente en los centros urbanos, destacando, entre otras, las comunidades de Narbona, Tarragona, Sagunto, Elche, Lucena, Elvira, Córdoba, Mérida, Zaragoza, Sevilla, Málaga y de la capital, Toledo.
La ayuda que los judíos prestaron a los conquistadores se debió a que aquellos, en su mayoría conversos forzados pero fingidos, eran reiteradamente hostigados por la legislación visigoda (con algunas excepciones, como bajo los reyes Witerico y Suintila, y contra el criterio de obispos como el cartagenero San Isidoro, obispo de Sevilla, que los defendía). Y sabían, por lo que había ocurrido en el norte de África, que mejoraría su situación al recibir de los gobernantes musulmanes el mismo estatus que la población cristiana.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los judíos habían sido esclavizados bajo el reinado de Égica (excepto los de la Narbonense, con la excusa de que la provincia aún no se había repuesto de la última epidemia de peste), bajo la acusación de que conspiraban contra el rey con los musulmanes del norte de África. Estos ya habían realizado algunas incursiones en la península, por lo que suscitaba miedo una posible colaboración con ellos para una futura conquista.
Esta idea partía de los informes de los cristianos del norte de África que habían huido de aquella zona, y que informaron del apoyo dado a los musulmanes por parte de los judíos de allá; lo cual era lógico dado que su situación allí era también de acoso por el poder bizantino.
Pero además de los judíos étnicamente puros de la diáspora, en el norte de África había bereberes que profesaban el judaísmo por proselitismo y mestizaje, muchos de los cuales dieron apoyo a los musulmanes en su conquista y se unieron a ellos (como muchos bereberes cristianos) por lazos de clientela. Verdad o pretexto, esta acusación de traición fue la utilizada contra ellos.
Finalmente, las divisiones dinásticas internas entre los nobles visigodos sobre la sucesión de Witiza facilitaron aún más el desarrollo de la conquista.
Una última precisión, previa al relato de los acontecimientos, es que el reino visigodo tan solo cubría el territorio peninsular y la Septimania en el sur de Francia. Baleares estaba bajo soberanía bizantina y quedó excluida del proceso musulmán de conquista. Siguieron bajo control bizantino algunos años más, para pasar después a depender, al menos nominalmente, del reino franco (798), por propia petición, para que los defendiera de los ataques musulmanes. Estos ataques continuaron y hubo varios tratados de paz, poco respetados, y cierta sumisión política, hasta la conquista por el Emirato de Córdoba entre los años 902 (Ibiza y Mallorca) y 903 (Menorca).
Los árabes tenían planes de conquista para Hispania desde hacía tiempo, tras la inicial conquista del actual Marruecos por Uqba ibn Nafi al final de 670. De hecho, consta que en el año 687, bajo el reinado de Ervigio, los musulmanes realizaron una primera incursión contra las costas levantinas.
El propio Uqba había comenzado en el año 669 la conquista de los territorios bizantinos en el norte de África, cuya culminación posterior fue el resultado de más de treinta años de guerra, en los que los musulmanes fueron ocupando poco a poco la totalidad de África del norte, incluyendo los reinos cristiano-bereberes.
Tras los primeros éxitos de los musulmanes, la rebelión bereber contra los conquistadores los expulsó de nuevo hasta Libia, llegando los bereberes a tomar la nueva capital musulmana de Ifriquiya, Qairuán. Los musulmanes, en sucesivas campañas, conquistaron de nuevo estas tierras, e incluso los puertos con ciudades amuralladas que habían permanecido siendo bizantinos; como Cartago, que arrasaron, a pesar de contar con la ayuda de una flota bizantina, a finales del año 697. Y aún tardaron otros ocho años en volver a someter el resto del norte de África, que culminó en el año 705 con la conquista de Tánger. Todo esto obligó a posponer los planes de conquista de Hispania, hasta acabar con dicha rebelión.
Con anterioridad a la invasión de la península ibérica conquistaron Ceuta (710), fortaleza que había sido objeto de constante lucha entre visigodos y bizantinos. Dicha ciudad había vuelto a manos visigodas unos veinte años antes, aprovechando la caída del África bizantina. Según una leyenda muy improbable, Don Julián, gobernador visigodo de Ceuta, cuya hija, la Caba, habría sido violada por Rodrigo, habría proporcionado ayuda logística al ejército musulmán.
Los musulmanes también habían estado reconociendo el terreno, tanteando las costas españolas con breves ataques y saqueando varias ciudades: el primero, ya citado, bajo el reinado de Ervigio, y el último en julio de 710, tras la conquista de Ceuta, con el desembarco de Tarif ben Malluk en la isla de Tarifa y su posterior vuelta al norte de Africa.
Al parecer, también habían entrado en tratos con los nobles opuestos al rey Rodrigo. No está claro si los nobles leales a los herederos de Witiza (puede que incluso el propio rey Agila II, al que luego nombraremos) pidieron el apoyo musulmán (como hizo Atanagildo con los bizantinos, a quienes dio a cambio una parte del territorio) pero, en todo caso, la división existente benefició a los musulmanes. Estos, sin embargo, si dicho acuerdo existió, no lo respetaron.
Fases de la conquista
Conquista militar del sur de la península
Según algunas fuentes, Musa ibn Nusayr, gobernador de Ifriqiya, dependiente del walí de Egipto, ordenó a su lugarteniente, Tariq ibn Ziyad, que iniciase la conquista. Tariq era bereber, ligado por una relación de clientela con una tribu musulmán, y liberto del gobernador de Ifriqiya, Musa ibn Nusayr. Sin embargo, otras fuentes conjeturan que Musa no conocía los planes de Tariq, que este actuó por su cuenta, y que Musa sólo vino en su apoyo tras conocer su victoria.
Sea cumpliendo órdenes o por propia iniciativa, Tariq ibn Ziyad desembarcó a principios del año 711, con el inicio de la primavera, en la bahía de Algeciras(llamada entonces Iulia Traducta), con un ejército de unos 7000 hombres fundamentalmente bereber (sólo recientemente sometidos), e incluso cristianos del norte de África. (Las fuentes musulmanas hablan de entre 1700 y 12 000 hombres, considerando 7000 hombres una cifra intermedia y bastante repetida en la historiografía). Tariq se asentó en el peñón de Gibraltar (nombre que deriva de este conquistador, Ŷebel at-Tariq, 'Montaña de Tariq'), bien protegida por su altura, mientras iba recibiendo todo su ejército en sucesivos desembarcos. Desde allí comenzó a saquear zonas y ciudades de la baja Andalucía.
Tariq aprovechó militarmente el hecho de que el conde de la Bética estaba con Rodrigo en una campaña en el norte, al parecer contra los vascones, ya que cuando el rey realizaba una campaña militar solía llevar a los condes del reino con él. Esto era por una doble razón: porque necesitaba de sus recursos humanos para reunir un ejército y para evitar su sublevación mientras él realizaba una campaña militar por otras tierras. En años anteriores hubo varias incursiones militares musulmanes contra algunas ciudades del sur, que habían sido rechazadas o que se habían retirado al poco tiempo tras obtener suficiente botín. Por ello, esta incursión de Tariq no despertó inicialmente una gran preocupación.
Además, de acuerdo con las leyes para tiempo de guerra promulgadas por Wamba y retocadas por su sucesor Ervigio, todos los súbditos residentes en un perímetro de cien millas alrededor de la zona donde hubiese surgido el peligro tenían la obligación de tomar las armas, sin necesidad de especial convocatoria, ante la sola noticia de la existencia del mismo. Esto, a pesar de las duras sanciones previstas, no siempre se cumplía. Pero está claro que los nobles terratenientes de la zona tendrían interés en defender sus propiedades y cosechas, y que el conde de cada territorio tenía como una de sus funciones la defensa del mismo.
Conquista del tercio meridional
Guerreros musulmanes representados en el manuscrito musulmán de la Maqamat Al-Hariri مقامات الحريري, aprox. del siglo XI. Yahya ibn Mahmud al-Wasiti
Una vez conquistada, Sevilla se convirtió en la base de las operaciones militares. Desde esta ciudad salieron dos ejércitos, que empezaron a operar por separado en la península: uno se dirigió hacia Córdoba, capital de la provincia visigoda de la Bética, y otro hacia Mérida, capital de la provincia de Lusitania. Se trataba de rendir cuanto antes los centros de poder administrativo y militar visigodos (ya se ha explicado antes la fuerza militar que organizaba cada provincia), de forma que no pudiera haber una respuesta coordinada y contundente de estos.
Además, Musa, muy bien informado y aconsejado, pretendía llegar cuanto antes a Toledo, capital del fuertemente centralizado reino visigodo, y era importante eliminar pronto los obstáculos para dirigirse hacia Toledo lo más rápidamente posible. Para ello, utilizaron el trazado de las calzadas romanas, lo que facilitaba su traslado y la sumisión, por la fuerza o por rendición, de las ciudades que se encontraban en su trayecto.
Tariq avanzó por el Guadalquivir, y cerca de Écija tuvo lugar una nueva batalla en campo abierto, dada por los restos del ejército real y refuerzos de la provincia Bética, que se habían podido reorganizar gracias al mes que duró la resistencia de Sevilla. Los musulmanes vencieron de nuevo, la ciudad de Écija también se les rindió y siguieron rápidamente para tomar Córdoba por sorpresa (excepto la ciudadela, cuyos defensores fueron asesinados en su totalidad por los musulmanes tras ser rendida por el conde visigodo de la ciudad). Luego continuaron para tomar, ya casi sin resistencia tras la caída de la capital de la provincia, otras ciudades de la Andalucía oriental, como Málaga y Granada en el sur o Martos, Jaén y Baeza en el norte.
Mientras, Musa se dirigió hacia Mérida, utilizando la calzada que desde Sevilla iba hacia esa ciudad y luego seguía hasta Toledo, discurriendo por Cáceres y Talavera la Vieja. Pero Mérida se resistió fuertemente, abastecida por su puerto fluvial y agrupando el ejército provincial en el interior de sus imponentes y fuertes murallas. Para no retrasarse, Musa tuvo que dejar allí un contingente de asedio mientras él continuaba con el grueso del ejército hacia su objetivo.
Musa continuó por la calzada romana, conquistando Cáceres y Talavera la Vieja, hasta llegar a Toledo. Allí Tariq se unió al ejército de Musa. Para ello Tariq había seguido la calzada romana que iba desde Linares, ciudad ya controlada por los musulmanes, pasando por Despeñaperros y Consuegra (Consabura), hasta Toledo; dejando algunos contingentes en el sur.
Conquista del centro peninsular
Sucesivas campañas durante la conquista de la Península Ibérica desde el 711 hasta el 719.
Toledo fue conquistada por Musa, casi sin resistencia, antes de acabar el año 711; haciendo huir al nuevo rey, Oppa, que quizás murió pronto o que, al menos, ya no volvió a ejercer como tal, y ejecutando a cuantos nobles había en la ciudad; aunque muchos de ellos, como el propio Arzobispo, huyeron antes de que fuera sitiada. Abandonada de antemano por quienes podían haberla defendido, la tímida resistencia que pudo oponer la ciudad fue rápidamente vencida.
La caída de Toledo buscaba un efecto psicológico, que sin duda tuvo, y un efecto político, pues la gran centralización del reino visigodo impidió una respuesta coordinada frente a las fuerzas musulmanas. Salvo el nordeste, bajo el control del rey visigodo Agila II, el resto de las zonas sólo pudieron oponer una resistencia aislada, sin coordinación entre sí, dirigida por la aristocracia local de cada territorio. Además, conseguir Toledo permitió a los conquistadores hacerse con el grueso del riquísimo Tesoro Real visigodo (fruto, entre otros, del saqueo de Roma y de la conquista del reino suevo), que era el más importante de los tesoros reales del Occidente barbárico. Esto tenía a la vez un efecto de restar poder económico a la resistencia y de golpe psicológico a la misma, pues era la primera vez que dicho tesoro resultaba capturado.
Los nobles que lograron escapar, con todas las riquezas que pudieron reunir, huyeron hacia el norte. Unos reforzaron al rey Agila II, en el nordeste (como el propio Arzobispo de Toledo, Sinderedo), y otros se dirigieron hacia las plazas fuertes cercanas a la zona gallega.
Musa decidió acabar en Toledo el invierno. Con la llegada de la primavera, el ejército musulmán avanzó por la calzada romana que unía Toledo con las ciudades de Alcalá de Henares, Guadalajara, Sigüenza y Medinaceli, ocupándolas, y volvieron a dividirse a partir de esta última ciudad.
Conquista del norte
Peña Amaya, capital del Ducado de Cantabria, en la ahora provincia de Burgos. En primer plano a la derecha, los restos arqueológicos del poblado altomedieval de Amaya. La fortaleza se situaría al fondo, en lo alto del promontorio de El Castillo.
Musa atacó el noroeste, menos organizado que la zona controlada por el rey visigodo Agila II. En su campaña ocupó los centros administrativos y plazas fuertes de Clunia, Amaya (que no pudo tomar y hubo de ser reducida por el hambre), León y Astorga, donde estableció guarniciones militares. Allí hizo miles de prisioneros, entre ellos bastantes nobles, apoderándose también de las riquezas que habían llevado consigo.
Táriq, mientras, se dirigió hacia el nordeste, pasando por Calatayud y llegando hasta Zaragoza, ciudad que incendió en parte, matando incluso a los niños y crucificando a los hombres por no habérsele rendido, mientras las mujeres eran esclavizadas. Esta masacre tuvo un efecto psicológico importante en el resto de la península, como luego veremos. Desde allí, Táriq avanzó hacia el oeste, siguiendo la vía romana de Zaragoza a Astorga, y sometiendo el curso medio y alto del río Ebro. En esa zona aceptó un pacto de sumisión con el conde de la familia Casius (Casio), de nombre Fortún, en la zona de Tarazona, puede que similar al suscrito después con el conde Teodomiro en el sureste. Este Fortún era el heredero de una rica familia hispanorromana, los Casio, terratenientes desde hacía siglos en la ribera media del Ebro. Él y su familia se islamizaron, como luego veremos que ocurrió con otras familias nobles, y llegó a formar la dinastía de los Banu-Qasi (literalmente, los hijos de Casio), que varios siglos más tarde fueron reyes de la taifa de aquella zona.
Continuando su trayecto, Táriq llegó, pasando por Amaya, hasta Astorga, capital de la provincia visigoda Asturiensis o Autrigonia, donde de nuevo unió sus fuerzas con Musa, y llegaron juntos hasta Lugo, capital de la provincia de Gallaecia o Galecia, ciudad fuertemente amurallada que fue sometida. En aquella zona recibió pacto de sumisión de diversas ciudades de las ambas provincias visigodas, entre las que cabe destacar a Gijón (ciudad fundada por los romanos), en la misma costa de Asturias.
Con la toma de Lugo, los musulmanes se habían apoderado ya no sólo de la capital del reino visigodo, sino también de la cabeza administrativa de más de la mitad de las provincias visigodas, excepto las ciudades de Tarragona y Narbona, y la aún sitiada Mérida.
Antes de llegar a Lugo, Musa había recibido una orden del Califa para ir a Damasco. Desde Lugo, Musa se dirigió otra vez a Toledo, pero esta vez por Salamanca, sometiendo igualmente las poblaciones a su paso.
Sin embargo, muchas regiones y ciudades aún no reconocían su dominio, estando bajo el control de nobles o de otras autoridades locales que capitaneaban la resistencia. Entre ellas destacaba Mérida, la segunda ciudad, por entonces, del país por población y riqueza. Mérida llevaba muchos meses resistiendo (casi un año), abastecida por su puerto fluvial y protegida por una fuerte muralla, restaurada por los visigodos y que causó admiración a los conquistadores musulmanes.
Fue Abd-el-Aziz, hijo de Musa, quien, aún bajo el gobierno de su padre, acabó el asedio de esta ciudad, que se rindió el 30 de junio de 712. El convenio de capitulación (llamado por los musulmanes sulh) respetaba la vida y bienes de los emeritenses, permitiéndoles celebrar sus cultos, mientras que los musulmanes se apropiaban de los bienes de todas las iglesias (que servían para mantener hospitales, escuelas y viudas, y al propio clero) y de quienes hubiesen huido.
Capitulaciones de ciudades mediante pactos
Tras los hechos sangrientos de Zaragoza, anteriormente citados, aterrorizadas por ese ejemplo, al tiempo que desmoralizadas por la falta de un poder central, la mayoría de las ciudades y regiones se rindieron a los musulmanes por capitulación (sulh), como ocurrirá en general en los siguientes años de la conquista.
Estos pactos fueron muy diversos, dependiendo de las circunstancias, pues algunos incluían el respeto del gobierno local, la conservación de algunos bienes y un mínimo grado de tolerancia religiosa (tipo ’ahd, como luego veremos algún ejemplo) y otros eran más similares al modelo de Mérida, con sumisión seguida por la entrega de bienes. Estos acuerdos se extendieron también a los magnates que, aún sin el título de conde, gobernaban de hecho sobre extensos territorios en los que no había ninguna ciudad importante, manteniéndolos en sus propiedades a cambio de su lealtad.
Pero las ciudades que se resistían eran destruidas y quemadas, sus iglesias derruidas, y su población muerta o esclavizada, con el fin de dar un escarmiento y un aviso para otras ciudades. A los hombres se les mataba, normalmente crucificados, y las mujeres y niños eran esclavizados, siendo estos últimos islamizados a la fuerza. En algunos casos, los hombres y jóvenes que se libraban de la muerte trabajaban como esclavos en sus antiguas tierras, cultivadas ahora en provecho de sus nuevos señores.
Los conquistadores también se reforzaron ofreciendo la libertad a los esclavos que se convertían al islam. Estos, sin embargo, debían jurar fidelidad al clan tribal del jefe militar que los liberaba, e integrarse en su ejército. Musa no estableció ninguna modificación en los impuestos, los cuales seguirían recaudándose en igual forma que hasta entonces, pero su importe lo recibía el wali musulmán de Hispania (éste era el título que utilizaba Musa). Con Musa, la legislación antijudía desapareció, lo que también le granjeó el apoyo de esa comunidad.
Regreso de Musa a Damasco
Musa estuvo unos quince meses en España, hasta que partió hacia Damasco, a finales de 712, llamado por el califa Walid para rendir cuentas. Antes, y tras la caída de Mérida, aún tuvo que mandar a su hijo Abd-el-Aziz a tomar por segunda vez Sevilla, ciudad que se había sublevado, lo que muestra lo endeble de la posición de los conquistadores.
Musa viajó con parte del riquísimo Tesoro Real visigodo y otro botín, así como con algunos nobles visigodos, y se llevó consigo también a su liberto Táriq. En Damasco cayó en desgracia con el siguiente califa, Sulaymán, por la forma en que repartió el botín, y fue condenado a muerte mediante crucifixión por un delito de malversación de fondos —delito en el que era reincidente—. Dicha pena se le conmutó por el pago de una fuerte multa. Musa murió asesinado en una mezquita de Damasco en el año 716. Táriq murió en la miseria.
Consolidación de la conquista
Musa dejó al frente del ejército en España a su hijo Abd el-Aziz ibn Musa (Abdelaziz), quien tras reconquistar a la sublevada Sevilla, permaneció en ella y la convirtió en la primera capital de Al-Ándalus, actuando desde ella como wali. Con él se quedó el grueso del botín. Aunque una parte estaba destinada a cubrir los gastos de la administración y de la guerra, la mayoría se mantenía para su reparto entre las tropas cuando se licenciasen al final de la campaña, con reserva de un quinto (llamado jums) para el califa. Este reparto, a causa de lo lento de la conquista, aún tardó varios años.
Mientras, el rey visigodo Agila II, tras haber resistido la fuerte acometida de Táriq, mantenía el control de la actual Cataluña, más algunas zonas adyacentes y la provincia goda de Septimania. El propio Arzobispo de Toledo, Sinderedo, que como ya dijimos abandonó la capital, se unió a él para reforzar su autoridad como heredero de Rodrigo, por el sentido simbólico legitimador que su presencia y apoyo tenía para la monarquía visigoda.
Agila II ejercía su dominio en una zona muy compacta geográficamente y de reducido tamaño, lo que facilitaba su defensa. Además, eran dos provincias visigodas (parte de Iberia y Septimania) con una urbanización y con una demografía superiores a la media del territorio visigodo; demografía que se vio reforzada con la emigración de quienes huían de las acciones guerreras procedentes de otras zonas de la península.
Abd el-Aziz, con el fin de dotarse de mayores medios económicos para continuar las campañas, estableció un sistema de impuestos por capitación (gizya), o pago fijo anual por persona, aplicable sólo a los no musulmanes, que era utilizado en todos los países conquistados por los musulmanes. De esta manera, además de forzar las conversiones de cristianos al islam, pretendía obtener una capacidad financiera propia para continuar la conquista sin necesidad de recurrir al botín y al pillaje.
Abd el-Aziz también se dedicó a eliminar los focos de resistencia existentes en el centro y sur de la península, tanto en centros urbanos como en las zonas montañosas, con el fin de asentar su control en el extenso territorio que ya había conquistado, y evitar situaciones de peligro en su retaguardia. Así, durante el año 713 avanzó por la Bética oriental, sometiendo de nuevo Málaga y Granada, que se habían sublevado, y siguiendo por Guadix hasta llegar a Lorca y Orihuela, en el sureste peninsular.
Para extender el control musulmán en la península, y dado lo limitado de sus fuerzas militares, Abd el-Aziz, además del recurso de la fuerza, estableció también acuerdos y alianzas en determinadas regiones con los nobles visigodos. Aunque estos acuerdos, en general, no se respetaron por los musulmanes mucho tiempo, sirvieron para posibilitar y facilitar la conquista, que de otro modo habría sido aún más larga y costosa.
Así, por ejemplo, el 5 de abril de 713, firmó un acuerdo con el conde Teodomiro, gobernador de Orihuela y de una extensa demarcación a su alrededor. El tratado suscrito fue del tipo que los musulmanes llaman ‘ahd, que no sólo respetaba los bienes (como el ya citado de tipo sulh), sino que otorgaba una más o menos extensa autonomía de gobierno. Este Teodomiro era un noble con fama de culto y con prestigio de buen guerrero, que había rechazado un intento de invasión bizantina (quizás la flota que huyó de Cartago tras su conquista por los musulmanes) en las costas de Cartagena en tiempos del rey Egica, anterior a Witiza.
En el acuerdo antes citado, siete ciudades, de las cuales hoy sólo son reconocibles por su nombre Orihuela, Alicante, Elche, Mula, Villena y Lorca, mantenían sus propios señores y gobierno, no serían molestados en el ejercicio de su religión (no olvidemos que el Islam prohíbe las prácticas religiosas externas de otras religiones) y no serían destruidas sus iglesias, algo que solía ocurrir durante la conquista musulmana. En Córdoba la iglesia principal, la iglesia de San Vicente, fue repartida en dos zonas, la mitad para prácticas del rito cristiano y la otra mitad para el musulmán. Esta medida fue revocada en tiempos de Abderramán 50 años después, cuando derribó la iglesia y empezó a erigir la gran mezquita de la ciudad.
A cambio de esa autonomía, los vencidos se sometían al dominio del Califa, jurando ser fieles y sinceros con el walí, y se comprometían a no dar apoyo a los rebeldes contra dicha ocupación, así como a pagar un tributo anual fijo por cada persona, libre o esclava, no musulmana (la gizya antes citada). Este tributo era parte en especie (trigo, cebada, mosto, vinagre, miel y aceite) y otra parte en metálico, consistente en un dinar (moneda de oro musulmán equivalente al «sueldo» visigodo) por persona libre. Por cada esclavo se estipulaba medio pago.
En Orihuela se estableció una guarnición musulmana y se enviaron destacamentos a diversas ciudades de la antigua provincia. Cartagena no formaba parte del enclave, sino que fue ocupada directamente por los musulmanes, dada la gran importancia estratégica de su puerto. Este enclave continuó su autogobierno con Teodomiro hasta el año 743, en que fue sucedido por su hijo Atanagildo; y de la riqueza de la zona se tiene noticia antes de 754. No obstante, el estatus de autonomía de que gozaron sus tierras fue suprimido antes de 780 bajo Abderramán I.
Desde esta zona del sureste, Abd el-Aziz se dirigió por la costa para controlar todo el Levante, sometiendo Valencia y Sagunto. Por el otro extremo, y partiendo también desde Sevilla, en la campaña del año 714, el propio Abd el-Aziz sometió Huelva, Faro, Beja, Évora, Santarem y Lisboa; y alcanzó un acuerdo de tipo ‘ahden una amplia zona al norte de Coímbra. Con ello, se consolidó también el dominio en la limítrofe Galicia, muy endeble hasta esa fecha. En ese mismo año murió el rey visigodo Agila II, que fue sucedido por Ardo; si bien algunos historiadores sitúan su muerte en el año 713 (puede que coincidiendo con la campaña musulmán de levante, antes citada).
Abd el-Aziz instaló la sede del gobierno omeya en Sevilla (tras su segunda conquista). Esto rompía la política tradicional de los árabes, que consistía, como ocurrió en Persia, Egipto o África del Norte, en degradar los anteriores centros de gobierno y gobernar desde un nuevo centro. Sin embargo, el escaso número de los musulmanes en España y la continuidad de las acciones guerreras de conquista impidieron que, como en esos otros países, se pudiese construir una nueva ciudad para el gobierno.
Por ello, como alternativa a Toledo se optó por Sevilla, ciudad que había sido capital de provincia con los visigodos, y que incluso fue capital del reino godo por algún tiempo en el pasado. Esto cuadraba más con la política pactista de Abd el-Aziz. Pero había también razones estratégicas, propias de un tiempo de conquista: Sevilla es una ciudad cercana al mar y al estrecho y, por tanto, desde donde poder recibir refuerzos más rápidamente.
Con estos acuerdos y el trabajo de desarrollar una administración estable, 715 fue un año sin campañas, en el que Abd el-Aziz se dedicó a asentar el poder de los conquistadores, sin arrebatar nuevas tierras el rey visigodo Ardo. Además, tras cuatro años de guerra era necesario recomponer el ejército y las finanzas, recoger todas las cosechas y permitir que se recuperaran tanto el país como las tropas invasoras. No salieron ejércitos en primavera para realizar nuevas conquistas, y Abd el-Aziz organizó otros planes igualmente efectivos.
Dentro de su política de asentar lo conquistado mediante alianzas y acuerdos, Abd el-Aziz contrajo matrimonio con Egilo (también citada en algunas fuentes como Egilonda), viuda del rey Rodrigo, con quien tuvo un hijo, llamado Asim. Convertida al islam (aunque según sus críticos musulmanes, sólo en apariencia), cambió su nombre por el de Umm ‘Asim (madre de Asim).
Esto atrajo a otros nobles visigodos, que abandonaron así la resistencia. Algunos de ellos incluso se convirtieron al islam, para no tener que pagar impuestos por las propiedades que habían logrado conservar (de hecho, los nobles de ascendencia goda estaban también exentos de tributos en la época visigoda), y para mantener su estatus e influencia mediante nuevas relaciones de clientela política con los jefes de los conquistadores.
Pero la boda antes citada de Abd el-Aziz, junto al apoyo que daban estos nobles visigodos al gobernador, y las acciones de este para reforzar su poder frente a los demás cargos de los conquistadores (como la asunción de varios ceremoniales y pompas regios), así como su creciente autonomía en la toma de decisiones frente al gobierno de Damasco, se interpretaron como un intento de rebelión contra el Califa.
Por ello, el jefe del Ejército, Ziyad ben Nàbigha (casado él también con una noble visigoda), encabezó, junto al cuñado de Abd el-Aziz, Ayyub, una conjura contra el gobernador, acusándole de haberse hecho secretamente cristiano. Fruto de ella, y siguiendo órdenes directas del califa Sulaymán, Abd el-Aziz fue asesinado en el verano de 715 en la mezquita de Sevilla (anteriormente, iglesia de Santa Rufina, expropiada por los musulmanes), mientras estaba rezando; y su cabeza fue enviada al Califa.
Es notable que en toda la extensión de las conquistas musulmanas, desde el Punjab hasta los Pirineos, sólo en España se encuentra tal situación de rebeldía de un gobernador musulmán contra el Califa. Quizás la influencia visigoda, con su arraigo social y cultural y su fortaleza ideológica, haya influido, dadas las estrechas relaciones con la antigua aristocracia visigoda antes citadas. Aunque también ayudaba la separación geográfica. De hecho, sólo unos pocos años más tarde, España fue la primera región del «imperio árabe» en romper totalmente con la autoridad de los califas, formándose un emirato independiente.
Tras los hechos antes citados, Ayyub quedó como gobernante interino durante seis meses, hasta la llegada del nuevo gobernador nombrado por el Walí de Ifriqiyya, hermano mayor del asesinado. Durante los seis meses que Ayyub dirigió las fuerzas del Califato Omeya no realizó ninguna nueva campaña, por lo que el año 715 fue de nuevo de relativa tranquilidad. El nuevo gobernador fue Al-Hurr (716–19), que llegó a la península con un ejército de refuerzo.
Al-Hurr era consciente de que la dominación musulmana era claramente precaria, pues los bereberes y árabes eran un porcentaje muy pequeño de la población de España, y la pacificación del territorio era aún superficial. De hecho, el rey visigodo Ardo había mantenido su poder en el nordeste peninsular. Por ello, antes de reiniciar el proceso de conquista de los territorios peninsulares, procedió a generalizar la instalación de guarniciones militares en las ciudades ya tomadas, excepto las sometidas mediante acuerdo.
Al-Hurr, para romper con su antecesor y estar más centrado en la península, trasladó la sede de su gobierno a Córdoba en el año 716, y estableció un nuevo impuesto especial (además de la gizya) que se cobraba como el anterior a los no musulmanes, aplicado también en otros países por los musulmanes: el harag. Consistía en un impuesto territorial, que obligaba a pagar un porcentaje de lo obtenido por trabajar la tierra.
Esto se unió con la devolución o asignación de las tierras ya pacificadas a nobles visigodos que les eran leales, puede que algunas pertenecientes al antiguo patrimonio de la corona. A muchos nobles, en su mayoría witizanos, se les reconocieron sus patrimonios, a veces incrementados con parte de los de sus antiguos oponentes. Así, incluso nobles como Olmundo y Ardabasto, hijos al parecer de Witiza, se retiraron a sus posesiones, leales ahora a los nuevos ocupantes de la península, con un cierto acuerdo de autonomía. Olmundo en la zona entre Sevilla y Mérida, y Ardabasto entre el norte de Córdoba y Jaén.
Esto se hizo no solo para asegurar su apoyo, y su colaboración en el control y la pacificación del reino visigodo, sino también con el fin de conseguir mayores ingresos para el fisco, tras la introducción del harag. Con este fuerte aumento de la presión fiscal obtuvo nuevos fondos para financiar las campañas militares y la administración de los conquistadores, además de reforzar la presión económica para conseguir más conversiones de cristianos al islam.
Fruto de estas medidas fue la acuñación de una nueva moneda, de oro como las visigodas, en árabe y latín, a fin de facilitar la vida económica después de tantos años de luchas y falta de gobierno centralizado, además de los serios problemas que había acarreado el intenso atesoramiento, normal en períodos de guerra.
Mientras tanto, como ya dijimos, el rey visigodo Ardo había sucedido a Agila II en el gobierno de Septimania y la actual Cataluña, reinando siete años, desde el año 714 al 720. Probablemente contaría con el apoyo de nobles de Aquitania, vinculados familiarmente en algunos casos con nobles godos o galo-romanos de la Septimania, o quizás temerosos de los nuevos invasores, y con mercenarios francos y sajones; como ya había ocurrido otras veces en el pasado, cuando aquella zona del reino visigodo se había rebelado contra el poder real.
Pero el nuevo gobernador musulmán, Al-Hurr ibn Abd ar-Rahman al-Thaqafi, reforzado con las medidas antes citadas, realizó sucesivas campañas, desde el otoño de 716 y en los dos años siguientes, contra este reducto visigodo. Desde Zaragoza atacó y sometió las ciudades de Huesca, Barbastro, Lérida, Tarragona, Barcelona y, finalmente, Gerona. La resistencia de Tarragona debió ser tenaz pues, tras su conquista, los musulmanes dieron muerte a toda la población que había sobrevivido al asedio, y destruyeron la ciudad, incluidas sus iglesias y numerosos monumentos.
Al-Hurr realizó también una campaña en el norte, después de una incursión de los vascones a la zona de Tudela, para tener la retaguardia bien cubierta en su guerra con el rey visigodo Ardo. Sobre el año 716 (o probablemente antes) los musulmanes consiguieron un acuerdo de capitulación con Pamplona, ciudad que se les rindió a cambio de mantener su autoridad local y cierta tolerancia religiosa. Esa autonomía sólo les duró hasta el año 732, en que Al-Gafiqi la sometió totalmente antes de partir hacia Poitiers.
Igualmente en ese año 717 el gobernador al-Hurr nombró un gobernador en la Astura Transalpina (actual Asturias), residente en Gijón, ciudad amurallada y que al ser costera estaba comunicada también por mar.
Final del proceso de conquista
El califa Omar II, en 718, un año después del inicio de su reinado, estudió el abandono de las conquistas en España. Aunque se desconocen los motivos exactos, estas dudas parece que tenían que ver porque la continuidad de las acciones bélicas proporcionaban escasos ingresos, pues se los comía el gasto de sostener un numeroso ejército; por lo lejano de las operaciones, con comunicaciones difíciles; y por la fragilidad aún existente de la conquista.
Un hecho importante para estas dudas del Califa fueron también los primeros enfrentamientos en la península entre los bereberes del norte de África, recién islamizados, y los árabes. Los segundos veían a los primeros como musulmanes de segunda, y estos habían recibido una parte muy pequeña del botín. Los aproximadamente 35 000 soldados bereberes no se sentían bien pagados, y entre 716 y 718 hubo dos nuevas migraciones de bereberes hacia la península, lo que aumentó gravemente la tensión entre los dos pueblos. Finalmente, sin embargo, Omar II optó por continuar en España y nombrar un nuevo gobernador, al-Samh ben Malik (718–721).
Este lo primero que hizo fue una especie de catastro o registro de ingresos imponibles, para clarificar las fuentes y capacidades del fisco y aumentar así su rendimiento. A continuación hizo una distribución del botín, que aún estaba pendiente de dividir. Este reparto del botín tenía un efecto político y psicológico, pues mostraba a las claras que la decisión tomada por Omar II de permanecer en la península era definitiva.
Con el reparto se asignaron propiedades y bienes a la hacienda pública, y se distribuyeron otras tierras entre los conquistadores, a fin de calmar sus enfrentamientos. Incluso parte de los terrenos correspondientes al Califa por jums fueron entregados en usufructo, por decisión de Omar II, a cambio de un pacto feudal. Con todo ello, se consiguió reducir la tensión entre los conquistadores bereberes y árabes. Pero aun en esto se notó el diferente trato hacia los bereberes, que fueron asentados en las laderas de los sistemas cantábrico y central, y en las montañas andaluzas, mientras que los terrenos más fértiles del sur fueron para contingentes árabes procedentes de Siria y Egipto.
Nada más hecho esto, continuó las acciones militares y llegó hasta Septimania en la primavera de 719. En el año 720, Perpiñán y Narbona fueron capturadas, matando a todos los hombres y esclavizando mujeres y niños; y estableciendo una guarnición permanente en esta última ciudad. En ese mismo año murió, quizás en alguna campaña, el último rey visigodo, Ardo.
Al-Samh continuó sus conquistas en el sur de la Galia, contra las pocas ciudades de la Septimania aún libres, atacando incluso ciudades de otros reinos que apoyaban a los visigodos, como Toulouse en 721. Allí fue derrotado y muerto por el duque Eudo (o Eudes), de Aquitania, que fue a socorrer dicha población.
El ejército musulmán eligió allí mismo como gobernador a Al-Gafiqi (721–722), que llevó como pudo los restos del ejército hasta Narbona, evitando el acoso desde la fortaleza de Carcasona, aún sin conquistar. El Walí de Ifriqiya, Bishr Ubn Safwan, lo ratificó provisionalmente, pero sólo ocupó su puesto durante un año, en que intentó recuperarse de la derrota, reorganizando el ejército y consolidando la administración del territorio recién conquistado. Al-Gafiqi, sin embargo, volvió a ser nombrado gobernador años más tarde, en el 730.
En el año 722 el Walí de Ifriqiya nombró finalmente un nuevo gobernador, Anbasa ibn Suhaym al-Kalbi, que no continuó las acciones militares hasta reforzarse internamente. Durante tres años sólo se realizaron incursiones a pequeña escala bajo el mando de sus subordinados militares. Como anteriormente, el objetivo inicial fue aumentar sus ingresos. El califato llevaba ya muchos años gastando dinero, y reclamaba que estas campañas no sólo se autofinanciasen, sino que reportasen nuevas sumas a la hacienda califal.
Para ello, Anbasa subió de forma importante los impuestos sobre la población no musulmana (las crónicas hablan incluso de que los duplicó). También reforzó su poder mediante un control más directo de las zonas que habían llegado a acuerdos con Abd el-Aziz: algunas vieron desaparecer su autonomía, y todas aumentaron de forma importante sus pagos fiscales a la hacienda musulmán.
Con todo esto, en el año 724 organizó un fuerte ejército. Aún quedaban sin conquistar algunas ciudades del reino visigodo, ahora dirigidas por la aristocracia local. Todas cayeron en esta campaña: comenzó con Carcasona, en 724, y acabó en Nimes, punto extremo del dominio visigodo en la Galia, en 725. Con ello se acababa la conquista del reino visigodo.
Pero ya antes (en una fecha incierta entre 718 y 722, aunque más probable esta última) había estallado la revuelta en Asturias contra los conquistadores, capitaneada por el noble visigodo Pelayo, que obtuvo una victoria en la denominada batalla de Covadonga. Lo más probable es que hubiera escaramuzas y pequeñas batallas en esos años, y la constante conflictividad interna de Al-Ándalus propició la consolidación de un movimiento insurreccional en la costa del Cantábrico. Hasta que en el 722, bajo el mandato de Anbasa, consiguieron hacer huir al gobernador musulmán de Asturias, con sede en la ciudad costera de Gijón, sin que volvieran a gobernar los musulmanes en esa zona, más o menos del tamaño y lindes de la actual Asturias. En la primera mitad del siglo se fue consolidando paulatinamente el reino de Asturias, al que seguirían más tarde la formación de otros núcleos en la zona oriental.
Herencia cultural y lingüística árabe
Es importante destacar que el proceso de conquista no solo tuvo consecuencias políticas y económicas, sino que existió un fuerte impacto cultural y lingüístico. Diversas tecnologías fueron llevadas a la península a través de los musulmanes, además parte del pensamiento griego había sido asimilado por los musulmanes en Mesopotamia (de pensadores y traductores árabes cristianos) y lo reintrodujeron en Europa.
Aunque también hubo asimilaciones de la cultura y técnicas visigodas, como de la arquitectura visigoda, y muy especialmente el arco de herradura visigodo, que luego ellos fueron modificando con el tiempo. Y muchos escritos visigodos que recopilaban saberes romanos y griegos también fueron traducidos y tomados en cuenta.
La presencia de poblaciones musulmanas, iniciaron en el terreno lingüístico la progresiva, aunque lenta, arabización del Al-Ándalus
Además de la toponimia y la influencia sobre el romance mozárabe, todas las lenguas romances de la península tomaron numerosos préstamos léxicos del árabe andalusí. Se calcula que en el español, el componente léxico árabe es el componente más numeroso tras el léxico de origen latino, siendo unas 4000 las formas léxicas (arabismos) usadas todavía en español moderno (almohada, algarabía...), muchas de ellas relacionadas con la agricultura (acequia, aljibe, algodón, alcohol) la guerra (adarga, alfanje, alfoz) el comercio (almádena, arroba, azumbre) y las matemáticas (algoritmo, álgebra) que tiene su origen en esta etapa y que se han ido consolidando a través de una evolución hasta nuestros días.
Más notoria aún es la influencia árabe en la toponimia de la península ibérica, e incluso en los apellidos antroponímicos derivados de topónimos musulmanes (Aznar, Alcázar, Alcolea, Alcántara, Alcocebre, Benicásim, Benalmadena,...)
Consecuencias culturales en Europa de la conquista del reino visigodo
Un efecto inesperado de la conquista del reino visigodo fue la huida hacia otros países europeos de gran número de nobles, religiosos y obispos visigodos, muchos de ellos eruditos. Con ellos se llevaron buen número de libros clásicos, romanos y griegos, que estaban en la antigua Hispania y que habían sido conservados o copiados por los visigodos; y otros que habían sido traídos por monjes cristianos desde el norte de África, huidos por la conquista árabe.
Y, junto a ellos, se llevaron otras obras visigodas, como las Etimologías del cartagenero. San Isidoro, obispo de Sevilla, obra monumental que recopilaba buena parte del saber de entonces, y que fue para esa época y los primeros siglos de la Edad Media como La Enciclopedia en la Ilustración.
Por ello, algunos autores destacan el importante papel de los emigrados visigodos en el denominado renacimiento carolingio del siglo VIII.
Bereberes
Los elementos bereberes que participaron durante los primeros años en la dominación de la península Ibérica pertenecían en su gran mayoría al grupo de los al-Butr —tribus norteafricanas que se resistieron a la romanización, tanto romana como bizantina, con indudables prácticas paganas o conversos al judaísmo—, en contraposición al tronco de los Baranis, tribus más romanizadas y cristianizadas, asentadas en los núcleos urbanos costeros. Ambos grupos se extenderían desde la actual Túnez hasta las costas atlánticas de Marruecos.
La presencia del islam en la Península Ibérica en la Edad Media, establecida con el nombre de al-Ándalus, se puede periodizar en las siguientes etapas:
711 - 726. Invasión árabe de la Península Ibérica bajo el Califato de Damasco.
711 - 756. Valiato de al-Ándalus
756 - 929. Emirato de Córdoba, tras la proclamación como emir independiente del omeya Abderramán I.
929 - 1031. Califato de Córdoba, a partir del califato proclamado por Abderramán III.
1031 - 1085. Periodo de las taifas, o reinos islámicos independientes en al-Ándalus tras la fragmentación del califato cordobés.
1085 - 1144. Imperio almorávide.
1144 - 1172. Segundos reinos de taifas.
1172 - 1212. Imperio Almohade.
1212 - 1238. Terceros reinos de taifas.
1238 - 1492. Reino nazarí de Granada.
El yihadista de ISIS “Córdoba” en pleno agosto del 2017 no habla también de la venganza que su pueblo está haciendo del proceso de Reconquista realizado en Europa contra los pueblos musulmanes que ahora ellos aspirar revertir y volver a dominar lo que les fue “quitado”
Se denomina Reconquista al proceso histórico en que los reinos cristianos de la península ibérica buscaron el control peninsular en poder del dominio musulmán. Este proceso tuvo lugar entre los años 722 (fecha probable de la rebelión de Pelayo) y 1492 (final del Reino nazarí de Granada).
Algún académico ha manifestado que el término podría ser inexacto, pues los reinos cristianos que «reconquistaron» el territorio peninsular se constituyeron con posterioridad a la invasión islámica, a pesar de los intentos de estas monarquías por presentarse como herederas directas del antiguo reino visigodo. Se trataría más bien de un afán de legitimación política de estos reinos, que de hecho se consideraban reales herederos y descendientes de los visigodos, así como de un intento por parte de los reinos cristianos de justificar sus conquistas al considerarse herederos de los reyes visigodos.
Conquista islámica y resistencia cristiana (711 - 756)
711: Táriq ibn Ziyad vence al rey Rodrigo en la Batalla de Guadalete, fallece el propio Rodrigo.
711: Toledo, capital de la Hispania Visigoda, es conquistada por los árabes, que la llamarán Tulaytula.
713: Musa ibn Nusair, gobernador del norte de África, conquista Mérida tras 16 meses de asedio.
713: Abd al-Aziz ibn Musa, hijo de Musa ibn Nusair, y el potentado visigodo Teodomiro, firman el Pacto de Teodomiro, por el que a éste se le permite el gobierno del sureste peninsular, a cambio de su sumisión.
716: Musa es asesinado por miedo a que Egilona, la viuda del rey Rodrigo, consiguiese convertirlo al cristianismo.
718: El dominio musulmán alcanza los Pirineos y el sur de Francia, Córdoba es nombrada capital de Al-Ándalus.
718: Don Pelayo, noble visigodo, funda el Reino de Asturias y encabeza la resistencia cristiana.
722: Pelayo derrota a los musulmanes en la Batalla de Covadonga, esto se considera el inicio de la Reconquista.
732: Los musulmanes son derrotados de manera decisiva por Carlos Martel en la Batalla de Poitiers.
737: Muere Don Pelayo, es sucedido por su hijo Favila I.
739: El rey Alfonso I de Asturias expulsa a los musulmanes de Galicia y el norte de Portugal.
750-756: Con la caída del Califato omeya, Abderramán I establece Al-Ándalus como emirato independiente.
Emirato independiente (756 - 929)
757: Fruela I de Asturias proclamado Rey de Asturias y repuebla Galicia hasta el río Miño, marcando la frontera sudoccidental de su reino.
785: Abderramán I comienza la construcción de la mezquita de Córdoba, en el lugar que ocupaba la Basílica de San Vicente Mártir.
785-811: Carlomagno crea la Marca Hispánica, al sur de los Pirineos con el fin de proteger la frontera sur del Imperio Carolingio del expansionismo andalusí.
798: El rey Alfonso II de Asturias saquea Lisboa.
810 - 820 Íñigo Arista es nombrado por trescientos caballeros primer Rey de Pamplona, en la Peña de Oroel, Jaca.
814: Es descubierta la tumba del Apóstol Santiago en Compostela.
844: Abderraman II rechaza a una flota de vikingos que, remontando el río Guadalquivir había saqueado Sevilla. Aunque fortaleció el sistema defensivo, los vikingos consiguieron entrar de nuevo en la ciudad en 859.
860: El heredero al trono de Pamplona, Fortún Garcés, y su hija Onneca Fortúnez, son capturados por Mohamed I de Córdoba.
862: El futuro emir Abd Allah I de Córdoba se casa con la princesa vasca Onneca.
865: El emir Mohamed I de Córdoba derrota a un ejército cristiano en la Batalla de la Morcuera.
878: Alfonso III de Asturias conquista Oporto.
880: Fortún Garcés, recién proclamado rey de Pamplona, es liberado de Córdoba junto con su hija, la cual deja a sus hijos atrás, creando una unión entre la familia real navarra y la familia muladí Banu Qasi.
910: Se crea el Califato fatimí en el norte de África.
913: García I traslada de Oviedo a León la capital del Reino de Asturias.
920: Abderramán III derrota a las fuerzas conjuntas de Ordoño II de León y Sancho Garcés I de Pamplona en la Batalla de Valdejunquera.
923: Abderramán III arrasa la ciudad de Pamplona.
927: Los musulmanes toman la ciudad de Melilla.
929: Abderramán III se proclama califa independiente de Córdoba, nace el Califato de Córdoba.
Califato de Córdoba (929 - 1031)
934: La Reina Madre Toda de Pamplona firma un tratado de colaboración con Abderramán III alegando a los lazos de sangre que los unían, consiguiendo ella la regencia de Pamplona y librar al reino de las tropas musulmanas.
934: Tropas cordobesas asuelan Álava y Castilla.
939: Los cristianos vencen a los musulmanes en la Batalla de Simancas.
950: El califato establece contactos con el Sacro Imperio Romano-Germánico.
961: Muere Abderramán III, primer califa, le sucede su hijo Alhakén II.
966: Una flota de piratas daneses ataca Lisboa y son derrotados por una flota que Alhaken II había desplazado desde Sevilla al mando de su almirante Muhammad ibn Rumahis.
971 Los vikingos intentan una nueva incursión en Sevilla remontando el río, y Alhakén II envía una escuadra que, cerrando la salida del Guadalquivir, aniquiló totalmente a los invasores.
976: Almanzor usurpa el poder del califato e instaura una dictadura militar en Al-Ándalus.
979-989: Almanzor arrasa Coimbra, Zamora y Astorga.
985: Almanzor saquea Barcelona.
987: La ciudad de Santiago de Compostela es saqueada y la catedral destruida.
997: Braga es arrasada y Santiago de Compostela saqueada y su catedral destruida.
998: La ciudad de León es arrasada.
999: Alfonso V es coronado Rey de León.
1002: Muere Almanzor.
1008: La muerte de Abd al-Malik al-Muzaffar, hijo y sucesor de Almanzor provoca el estallido de la Fitna de Al-Ándalus.
1031: El Califato de Córdoba queda disuelto formándose los Reinos de Taifas, gobernados por nobles.
Fragmentación de Al-Ándalus (1031 - 1130)
1040-1049: Se forma el movimiento almorávide en Aglou en el sur de Marruecos.
1045: García Sánchez III de Pamplona reconquista Calahorra.
1054: Un ejército castellano-leonés derrota a uno navarro en la Batalla de Atapuerca.
1057: Desaparecido el Califato de Córdoba, sustituido por los Reinos de Taifas se reanuda, de forma definitiva y decidida, la Reconquista.
1057- 1058: Fernando I de León reconquista las plazas de Lamego (1057) y Viseo (1058).
1063: Sancho Ramírez, rey de Aragón, pide ayuda al Papa Alejandro II que convoca la Cruzada de Barbastro.
1064: Fernando I de León reconquista definitivamente la estratégica Coímbra.
1065: Fernando I de León lega a su primogénito Sancho el condado de Castilla, elevado a la categoría de reino.
1065: Sancho II de Castilla, nombra alférez a Rodrigo Díaz de Vivar, «El Cid Campeador».
1072: Sancho II de Castilla muere en el cerco de Zamora y su hermano Alfonso VI, rey de León, se convierte también en rey de Castilla.
1078-1079: Ceuta cae en manos de los almorávides.
1079: Alfonso VI de León conquista Coria.
1081: Exiliado de Castilla, El Cid se pone al servicio del rey taifa de Zaragoza.
1082-1084: El Cid derrota a los reinos taifas de Valencia y Lérida al mando de tropas musulmanas de Zaragoza.
1083: Alfonso VI de León conquista Talavera.
1085: Alfonso VI de León reconquista Toledo el 25 de mayo y toma Madrid sin resistencia.
1086: Los almorávides desembarcan en Algeciras y vencen a los castellano-leoneses en la Batalla de Sagrajas.
1086-1091: Los almorávides se hacen con el poder en Al-Ándalus.
1093: Alfonso VI de León se hace con las ciudades de Santarem, Lisboa y Sintra durante la primavera.
1095: Lisboa vuelve a control musulmán.
1097: Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid vence a los almorávides en la Batalla de Bairén.
1097: Derrota cristiana en la Batalla de Consuegra.
1099: Los almorávides sitian Valencia, muere Rodrigo Díaz de Vivar, «El Cid».
1102: Jimena Díaz, señora de Valencia, abandona la ciudad por orden del rey, que cae en manos de los almorávides.
1105-1125: Surgimiento de los almohades en el norte de África.
1108: Derrota de las tropas de Alfonso VI ante los almorávides en la Batalla de Uclés.
1109: Talavera vuelve temporalmente a manos musulmanas.
1109: Alcalá la Vieja pasa a manos de los almorávides.
1110-1113: Los almorávides toman Coria.
1113: Los almorávides toman el castillo de Oreja.
1115: Ramon Berenguer III, conde de Barcelona, conquista Mallorca, aunque no pudo consolidar el dominio cristiano sobre las Baleares.
1118: Bernardo de Sedirac, arzobispo de Toledo, toma el castillo de Alcalá la Vieja.
1118: Alfonso I de Aragón reconquista Zaragoza el 18 de diciembre.
1120-1122: Alfonso I de Aragón reconquista Daroca.
1127: El Reino de León invade Portugal.
1128: Alfonso I de Aragón conquista Molina.
La Reconquista se agiliza (1130 - 1227)
1133: Alfonso VII de León dirige una campaña militar en el sur peninsular saqueando ciudades andalusíes del valle del Guadalquivir.
1139: Los portugueses vencen a los almorávides en la Batalla de Ourique.
1139: Alfonso VII de León reconquista el castillo de Oreja.
1141-1147: Los almohades se imponen a los almorávides en el norte de África.
1142: Alfonso VII de León reconquista definitivamente Coria.
1143: Se reconoce la independencia de Portugal por el Tratado de Zamora.
1143: Fallece Alí ibn Yúsuf, emir almorávide.
1145: Los almohades desembarcan en la Península Ibérica.
1147: Los almohades toman Sevilla, los almorávides huyen a Mallorca.
1147: Alfonso VII de León toma la fortaleza de Calatrava.
1147: Alfonso I de Portugal reconquista Lisboa.
1147: El 17 de octubre una coalición de genoveses, catalanes, pisanos, castellanos, leoneses y navarros toma la ciudad de Almería.
1150: Alfonso VII de León asedia sin éxito Córdoba.
1151: Los mozárabes y judíos huyen a los reinos cristianos del norte.
1155: Los almohades toman Granada.
1157: Los almohades restablecen el control de Almería a dominio musulmán, y Alfonso VII de León fallece.
1161: Los cristianos pierden Alcántara.
1165: Gerardo Sempavor se hace con la ciudad de Trujillo.
1166: Fernando II de León conquista Alcántara con ayuda del conde Ermengol VII de Urgel.
1169: Fracasa el intento de Alfonso I de Portugal y de Gerardo Sempavor de conquistar Badajoz.
1170: Los almohades trasladan la capital a Sevilla.
1172: Alcántara vuelve a pasar a dominio musulmán.
1172: Muhammad ibn Mardanis, el Rey Lobo, fallece y los almohades conquistan Murcia.
1172: Los almohades dominan casi todo Al-Ándalus.
1173: Los reinos de Castilla y Portugal firman sendas treguas con los almohades.
1177: Alfonso VIII de Castilla reconquista Cuenca.
1186: Alfonso VIII de Castilla funda Plasencia
1189: Alfonso VIII de Castilla asedia Magacela.
1189: Sancho I de Portugal conquista Silves con la ayuda de cruzados.
1191: Los almohades recuperan Silves.
1195: En la Batalla de Alarcos, los almohades vencen a Alfonso VIII de Castilla.
1196: Los almohades saquean Plasencia29 y conquistan Trujillo.
1203: Caída de Mallorca a manos de los almohades.
1212: Una coalición de reinos cristianos vencen a los almohades en la Batalla de las Navas de Tolosa, comienza el declive almohade.
1214: Alfonso IX de León reconquista Alcántara el 17 de enero.
Final de la Reconquista (1227 - 1492)
1227: Guerra civil en el imperio almohade.
1227-1229: Alfonso IX de León, con ayuda de la Orden de Alcántara, reconquista Cáceres.
1228: Badajoz cae en manos del Reino de León.
1229-1232: Jaime I el Conquistador toma Mallorca.
1230: Derrota de Ibn Hud ante Alfonso IX de León y la Orden de Santiago en la batalla de Alange.
1230: Muere Alfonso IX de León, dejando el reino a su hijas Sancha de León y Dulce, pero mediante el Tratado de las Tercerías elaborado por su madre, Teresa de Portugal, y por Berenguela de Castilla, León pasa a manos de Fernando III el Santo, produciendo la definitiva unión de León y Castilla en la Corona de Castilla.
1232: Las órdenes de Santiago y de Alcántara reconquistan de manera definitiva Trujillo el 25 de enero.
1234: Las órdenes de Santiago y de Alcántara reconquistan de manera definitiva Medellín.
1234: Fernando III de Castilla reconquista Úbeda el 29 de septiembre.
1235: Fernando III de Castilla reconquista definitivamente Magacela en febrero.
1236: Fernando III de Castilla reconquista Córdoba el 29 de junio.
1236-1249: Los portugueses liberan el Algarve, finaliza la Reconquista portuguesa.
1238: Jaime I de Aragón entra triunfante en la ciudad de Valencia el 9 de octubre.
1240: Fernando III de Castilla reconquista Écija.
1243: Alfonso X, entonces heredero de Fernando III de Castilla, entra en la ciudad de Murcia de manera pacífica,39 instalando un protectorado.
1244: La corona de Castilla conquista las ciudades rebeldes de Mula y Lorca, que no habían aceptado el Tratado de Alcaraz.
1245: El futuro Alfonso X de Castilla, asistido desde el mar por una flota del Cantábrico, asedia y reconquista la ciudad de Cartagena —que no había aceptado el Tratado de Alcaraz— durante la primera mitad del año.
1246: Fernando III de Castilla conquista Jaén y el reino de Granada rinde vasallaje a Castilla.
1248: Fernando III de Castilla conquista Sevilla y su hijo Alfonso conquista Alicante.
1262: Alfonso X de Castilla reconquista Niebla.
1264-1266: Revuelta mudéjar en el reino de Murcia, protectorado castellano.
1264-1267: Revuelta mudéjar en Valencia.
1266: Jaime I de Aragón ocupa la ciudad de Murcia.
1274: Los benimerines desembarcan en la Península en ayuda de los nazaríes. Comienza la Batalla del Estrecho.
1275: Derrota castellana ante los benimerines en Écija.
1292: Sancho IV de Castilla al mando de un contingente terrestre y naval de tropas castellanas, catalanas y genovesas, con apoyo granadino conquista la ciudad de Tarifa, en poder de los benimerines.
1294: Fracasa el intento de Sancho IV de Castilla de tomar el reino de Granada.
1309: Los castellanos de Fernando IV toman Gibraltar.
1309-1310: Jaime II de Aragón asedia sin éxito Almería.
1330: Alfonso XI de Castilla conquista Teba.
1340: En la Batalla del Salado tropas castellanas detienen a los benimerines.
1344: Alfonso XI de Castilla conquista Algeciras tras un sitio de 21 meses.
1369: Los nazaríes de Muhammad V conquistan Algeciras y la destruyen.
1385: Los portugueses detienen una invasión castellana en la Batalla de Aljubarrota.
1410: Los castellanos arrebatan Antequera a los nazaríes.
1415: Los portugueses conquistan Ceuta.
1420: Los portugueses toman la isla de Madeira.
1449: Guerra civil en Portugal.
1470-1479: Conquista castellana de las Islas Canarias.
1489-1492: Los Reyes Católicos invaden y conquistan el reino de Granada.
1492: El Tratado de Granada pone fin a la Reconquista.
Los Reyes Católicos acabaron la reconquista de España el 2 de enero de 1492, tomando Granada, donde se realiza una festividad el 2 de enero de todos los años. El emir Boabdil, de la dinastía Nazarí, tuvo que abandonar Granada. La tolerancia religiosa que había hasta entonces dejó de serlo con la expulsión de los judíos en 1492, y con la prohibición del culto islámico en Granada, contra los términos pactados, en 1500. Acabó del todo un siglo después, con la expulsión de los moriscos, homogeneizando así toda la penínsu
Por qué se repite la historia como lo señalan las declaraciones del yihadista que comienza este trabajo, cuyo seudónimo “Córdoba” no es casual como ya hemos podido colegir, el “bucle del tiempo” está actuando de forma tan completa que tenemos un Papa de formación jesuita, además de argentino, peronista y fiel exponente del socialismo medular que caracteriza a dicha orden, ese es Francisco, el jesuita Jorge Mario Bergoglio. He aquí el por qué de estar a la cabeza de la Iglesia Católica en estos momentos.
¿Qué es un jesuita?
Un religioso perteneciente a la Compañía de Jesús, brazo armado del Papado, fundado por Ignacio (Iñigo) de Loyola.
IGNACIO DE LOYOLA Y LOS MUSULMANES
Hay un primer encuentro de Ignacio de Loyola, que todavía se llamaba Iñigo López de Loyola, con un «moro», en marzo de 1522, que él mismo nos relata en su Autobiografía. Tenía, entonces, unos treinta y un años de edad y estaba en la fase ingenua y radical de su conversión que tuvo lugar durante los nueve meses de convalecencia en la casa-torre de Loyola, donde fue llevado después de ser herido, el 20 de mayo de 1521, en el frustrado intento de defender la fortaleza de Pamplona del ataque de los franceses. Había salido dela casa paterna, con la firme decisión de dedicarse a hacer grandes obras para Dios. Iba camino de Monserrat, para hacer la «vela de armas», al modo de un caballero cristiano, y continuar su peregrinación a Tierra Santa. El encuentro con el moro ocurrió en el camino entre Nájera y Lérida, cerca de Pedrola, población en la que abundaban los mudéjares vasallos del conde de Ribagorza
«Pues, yendo por su camino, le alcanzó un moro, caballero en un mulo; y yendo hablando los dos, vinieron a hablar en Nuestra Señora; y el moro decía que bien le parecía a él la Virgen haber concebido sin hombre; mas el parir quedando virgen no lo podía creer, dando para esto las causas naturales que a él se le ofrecían
La cual opinión por muchas razones que le dio el peregrino no pudo deshacer. Y así el moro se adelantó con tanta prisa, que le perdió de vista, quedando pensando en lo que había pasado con el moro. Y en esto le vinieron unas mociones que hacían en su ánima descontentamiento, pareciéndole que no había hecho su deber, y también le causaban indignación contra el moro, pareciéndole había hecho mal en consentir que un moro dijese tales cosas de Nuestra Señora, y que era obligado volver por su honra.Y así le venían deseos de ir a buscar el moro y darle de puñaladas por lo que había dicho; y perseverando mucho en el combate destos deseos, a la fin quedó dubio, sin saber lo que era obligado hacer. El moro que se había adelantado, le había dicho que se iba a un lugar que estaba un poco adelante en su mismo camino, muy junto del camino real, mas no que pasase el camino real por el lugar.»Y así después de cansado de examinar lo que sería bueno hacer, no hallando cosa cierta a que se determinase, se determinó en esto, de dejar ir la mula con la rienda suelta hasta el lugar donde se dividían los caminos; y que si la mula fuese por el camino de la villa, él buscaría al moro y le daría de puñaladas; y si no fuese hacia la villa, sino por el camino real, dejarlo quedar»
Afortunadamente, la mula siguió el camino real, a pesar de que el camino hacia Pedrola era más ancho y cómodo, y la villa quedaba a poco más de «treinta o cuarenta pasos».Probablemente este episodio agudizó su eterno deseo de ir a tierra de infieles y permanecer allí. En uno de los Ejercicios Espirituales, en «el llamamiento del Rey Temporal, ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal», propone la llamada con estos términos: «Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de infieles»
Este entusiasmo por Tierra Santa lo había contagiado a sus primeros compañeros de París, de manera que el voto que hace este grupo de «iñigistas» (origen insospechado de la Compañía de Jesús) el 15 de agosto de1534 en Montmartre, París, incluía el de ir a pedir permiso al papa para peregrinar a Jerusalén y quedarse allí para predicar a fieles e infieles; si no podían ir en el plazo de un año o no podían quedarse allí, se pondrían a disposición del papa
Un miembro de este grupo de París, Pedro Fabro, dio los Ejercicios Espirituales a D. Juan de Granada, nieto de Muley Hacén y miembro del séquito del emperador Carlos, en Ratisbona en 1541
LA COMPAÑÍA DE JESÚS Y LOS CRISTIANOS NUEVOS
Política de la Compañía de Jesús con la “limpieza de sangre”. En España el problema de la limpieza de sangre se planteó primero con los conversos judíos, y se extendió a los moriscos. Capítulos catedralicios, colegios universitarios, órdenes religiosas, etc. fueron estableciendo sus estatutos de limpieza de sangre, más o menos estrictos, para asegurar la pureza de fe de sus miembros
En 1554 fueron aprobados los estatutos de limpieza de sangre de las cuatro catedrales del reino de Granada. El recelo ante los conversos era tal que el obispo de Málaga Fray Bernardo Manrique advertía a Felipe II, en 1559, que ellos mismos eran el origen de las herejías
Ignacio de Loyola no cedió a las presiones, y desde la fundación de la Compañía en 1540 admitía indistintamente a cristianos viejos y nuevos, por lo que existieron algunos jesuitas moriscos, sobre todo en Granada y Murcia. Unos y otros tenían el mismo acceso a todos los «cargos», sin discriminación. Se produjeron presiones, así el Inquisidor de Granada, Doctor Salcedo, escribió a Aquaviva para pedirle que pusiera en el gobierno y puestos grandes a «personas limpias, y de oy mas guardese de recebir las que no lo son [...] como hacen las demás religiones de España»
San Ignacio no exigió la limpieza de sangre en la Compañía.
Este ambiente caló en la Orden, y en la Congregación General V (1593) triunfaron las tesis discriminatorias, y no sólo por presiones externas
En esta Congregación General, al final de una grave crisis interna, se aprobó un decreto que prohibía la entrada en la Orden a descendientes de judíos y mahometanos para que la Compañía
«quedara libre de aquellas características que pudieran causar agravio»
El decreto provocó divisiones en las comunidades y muchos jesuitas protestaron por esta medida, como contraria al espíritu ignaciano. En Andalucía se dudaba si el decreto degenere
incluía a los coadjutores. Entendían que sí, interpretando el texto al pie de la letra, pero dudaban al referirse al espíritu del decreto y, sobretodo, por la mención a la profesión, que no hacían los coadjutores. Por ello preguntan a Roma, así como sobre el modo en que se habían de hacer las informaciones que habían de ser con juramento
En Málaga había en 1594 un jesuita llamado Alonso de Santofimia, cuyo hermano estaba preso en la Inquisición de Granada por judío. El Viceprovincial teme que si esto se conoce fuera en perjuicio de la Compañía, pues una hermana y otros familiares de los dos eran muy conocidos. Por esto propone al General enviarlo a otra Provincia
El Viceprovincial decidió cambiarle el nombre, haciéndolo llamar Juan Bautista. Siente vergüenza porque se le ocupe en confesar, para no estar ocioso, mostrando así el Viceprovincial su actitud positiva hacia el decreto degenere, e insiste en enviarlo a un lugar lejano, como podría ser algún colegio de Galicia. Igual petición hacía el rector de Málaga, Ignacio del Castillo
En Sevilla era difícil admitir jesuitas según este decreto,
«porque en esta ciudad de Sevilla apenas da lugar de rescebir en la compañía el decreto de la limpieza, por estar los linajes de ella muy mesclados y aun los que mejor fama tienen, escudriñando un poco se hallan dañados de alguna parte, deseo saber si es intencion de v.p. que se propongan sujetos para ser dispensados, porque si no quitaremonos de cuidados»
Según transmitía el consultor Melchor de Castro hubo muchas críticas dentro y fuera de la Compañía. Pedía que el papa limitase de alguna forma la imposibilidad de admitir a los cristianos nuevos, pues por no poder ser admitidos éstos había decaído la calidad de los candidatos
En Andalucía parece que se acató el decreto, sin compartirlo, lo que provocó que el General hiciera notar que en esta provincia la información de sangre se hacía muy superficialmente
Ante las protestas de las Congregaciones Provinciales de las cuatro provincias jesuíticas españolas y Cerdeña, se mitigó el decreto en la Congregación General 6ª de 1608, pero excluyendo de la mitigación a los moriscos; y de nuevo en 1623, si bien, dicho decreto no fue abolido totalmente hasta 1946
Se llegó más allá cuando el General Aquaviva ordena en 1614 que se expulse a un empleado morisco, cocinero en Marchena
Ignacio de las Casas se había pronunciado de modo muy duro contra la limpieza de sangre en sus informes a Felipe III y a Clemente VIII, mostrándose partidario de la integración progresiva de los moriscos. En este contexto hay que situar la propuesta que el P.Juan Bautista Pacheco (que trabajaba con los moriscos en Murcia) hizo a Clemente VIII, en 1598, de fundar una orden de jesuitas descalzos dedicados exclusivamente al ministerio con los moriscos
Apostolado de la Compañía de Jesús con los moriscos.
A medida que las casas de la Compañía se iban esparciendo por la geografía española, uno de sus apostolados habituales fue, desde 1545, el de los moriscos
Esta dedicación abarcó dos áreas básicas: la predicación y la enseñanza. Proponían un nuevo método: conversaciones y disputas amigables, en privado, con los alfaquíes, maestros de la ley coránica; insistencia en el estudio de la lengua árabe y de la terminología teológica de las comunidades árabo-cristianas orientales para la evangelización y catequesis; evitarla predicación polémica e irritante, etc. El ministerio con los musulmanes continuó después de la expulsión de los moriscos, destacando el P. Francisco de Alemán en Granada, hacia 1626, y Juan de Almarza, en Murcia, hacia 1658. Ambos dejaron manuscritos sendos catecismos:
Explicación de la doctrina cristiana para los moriscos de Granada con la refu tación de sus principales errores
Método que se debe guardar en la conversión de los moros esclavos a nuestra Santa Fe, con algunas industrias para lograr este fruto
Vocaciones moriscas a la Compañía del trabajo de los jesuitas con los moriscos fue una reducida pero importante remesa de vocaciones moriscas a la Compañía. Se sabe que entraron en la Compañía, al menos seis. Tres de ellos eran de Granada: Juan de Albotodo (1527-1578), Jerónimo de Benarcama e Ignacio de las Casas. Otros dos, de Gandía: Pedro de Gandía y Martín Bedix. Y uno de Murcia, Francisco Hernández. Probablemente fueron moriscos también otros granadinos: Tomás de Enciso, Diego de Escalona, Juan Evangelista y un «Pietro spagnolo moro»
LOS JESUITAS Y LOS MORISCOS DE GRANADA.
Fundación del colegio de Granada se funda un colegio de la Compañía en 1554. Por la gran población morisca existente, se pensó, desde el principio, en aprender el árabe para introducirse entre ellos
En 1557 ingresa en la Compañía Juan de Albotodo, lo que supuso el punto de partida para una acción apostólica creciente y estable con estos cristianos nuevos. Albotodo comenzó aten-diendo a los moriscos presos y dando misiones en las Alpujarras y otras comarcas. Entre sus frutos se cuenta la fundación en el Albaicín de un hospital donde su fundador, un anciano morisco rico, vivía sirviendo y curando a los pobres
Fundación en el Albaicín
La predicación de Albotodo hizo pensar en una casa estable entre los moriscos, petición que el arzobispo, D. Pedro Guerrero, hizo llegar al P. General Diego Laínez en 1558. Los mismos moriscos solicitaron al arzobispo que los jesuitas vivieran entre ellos y fuesen sus predicadores, en 1559. El P. General aprobó la idea en 1559 a modo de prueba, a pesar de las dificultades que veía en ello el Provincial Bustamante: bautismo forzado y experiencia negativa de los moriscos por la desconfianza mostrada hasta entonces por los clérigos, que buscaban preferentemente su interés económico. La casa sería centro de enseñanza y apostolado (ambos gratis) así como escuela de árabe para los jesuitas
Pero el General no autorizó que los jesuitas aceptaran el colegio de San Miguel, sino que lo dirigieran seglares, y ellos sólo ayudaran al modo como se hacía en Roma con la casa de catecúmenos desde el tiempo de San Ignacio
POR ESO NOS TOCA UN PAPA JESUITA EN ESTA RECONQUISTA DE AL ANDALUS Y NO UN PAPA DE CATOLICISMO CONSERVADOR COMO LO ERA JOSEF RATZINGER, PAPA BENEDICTO XVI, QUE FUE ADEMAS DESDE 1981 Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe seleccionado por el papa Juan Pablo II, dependencia que se considera continuadora de LA ANTIGUA INQUISICION A LA QUE SE REFIERE TAMBIÉN EL YIHADISTA “CÓRDOBA”, CARGO QUE OCUPÓ HASTA el 19 de abril de 2005, DIA QUE el Cardenal Josef Ratzinger fue elegido Papa. En su gestión pasaron varios incidentes con los musulmanes que no sucederán con el papa Francisco de una mentalidad y condición como jesuita distinta al frontal y erudito Papa Ratzinger, en especial un discurso en Ratisbona que dio mucho que hablar. He aquí el asunto medular de lo que dijo el Papa Benedicto XVI es Ratisbona. Confieésome admiradora del Cardenal Josef A. Ratzinger, desde que era uno de los teólogos jóvenes de avanzada en la conformación y desarrollo del Concilio Vaticano II en el que fue figura muy cercana del querido Papa Juan XXIII, y en el que promovió reformas en la Iglesia que se han olvidado ahora que fue el Papa Benedicto XVI, nada populista ni carismático sino poseedor de una profunda cultura y amor por Jesús de Nazareth, que comparto.
Cuando el Diálogo es Puro Verso -Septiembre de 2006, Por Luis María Bandieri
Estamos en el invierno de 1390 ó 1391, en el cuartel que el ejército bizantino había establecido en Ankara. El basileus –emperador- Manuel II Paleólogo había emprendido una campaña contra el sultán turco, Bayaceto, antes de que éste atacara Constantinopla. El imperio turco había conquistado ya el imperio de los serbios y sometido luego a Bulgaria. Amenazaba con reducir Bizancio a su sola capital. Manuel II, un hábil político, emprendió ese ataque “preventivo” luego de laboriosas gestiones diplomáticas ante las cortes de los estados italianos, Francia e Inglaterra. Sólo le prestó apoyo efectivo el rey Segismundo de Hungría. Manuel II debió replegarse y, a la larga, el impero quedó reducido tan sólo a su capital, que resistiría hasta 1453.
En aquellos cuarteles de invierno, el basileus, un cristiano ortodoxo, mantiene un diálogo con un sabio –un eugnomon, un hombre de buen consejo- de origen persa, llamado Mouterises, de confesión islámica. Los dos hombres, el emperador cristiano y el sabio musulmán, platican libremente acerca de sus respectivas religiones. Manuel sostiene que no es posible lograr la conversión a filo de espada –así se habían convertido los bosnios-, sino que debe obtenerse mediante la persuasión. Añade que el profeta Muhammad, en un principio, cuando militarmente más débil, había seguido este parecer, para cambiarlo luego, cuando estuvo en condiciones de poder imponer su credo. El Dios cristiano, conforme la enseñanza griega, es Logos. Actuar contra el logos, contra la razón, es renegar de la naturaleza divina. En cambio, el Dios islámico es puro arbitrio, voluntad pura. Son, pues, sustancialmente distintos. Mouterises, que también domina su Aristóteles, replica que, al contrario, es el Islam, y no el cristianismo, el que procede según medida –métron- y busca el justo medio. El cristianismo, añade, según la enseñanza de Jesús, cae en la desmesura: hay que amar al enemigo, poner la otra mejilla, abandonar a padres y hermanos (Lucas 14,26), etc.. El Dios cristiano, a juicio del sabio persa, no resulta aquí muy lógico. El emperador y el sabio se separan y, años más tarde, encerrado tras la murallas de Constantinopla, el basileus habría de anotar lo que recordaba de este diálogo, para él tan importante como las más importantes cuestiones de su gobierno.
Estamos en el año 2006. La palabra “diálogo” campea por todas partes. La incitación a comunicarnos es continua. Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, en Ratisbona, situada en su Baviera natal, y desde la cátedra universitaria donde gustaba enseñar, recuerda aquella antigua plática. La trae a colación para reforzar su enseñanza de que la religión no debe imponerse por la violencia –pecado, si se quiere, en que han incurrido en algún momento todas las confesiones religiosas. Utiliza un texto abreviado de los recuerdos del Paleólogo, donde las respuestas del sabio persa no constan. Y señala, como teólogo que es, que el Dios cristiano es distinto del Dios islámico, tal como había sostenido Manuel II.
iscurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona
Una nueva relación entre fe y razón para permitir el diálogo entre culturas y religiones
13 SEPTIEMBRE 2006REDACCIONMUNDO HISPÁNICO
RATISBONA, miércoles, 13 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que pronunció Benedicto XVI este martes en la tarde en el encuentro que mantuvo con representantes alemanes del mundo de la ciencia en Aula Magna de la Universidad de Ratisbona, de la que había sido catedrático y vicerrector. El Papa se ha reservado la posibilidad de publicar en un segundo momento una versión de este texto definitiva con notas al pie de página. Por este motivo se trata de una redacción provisional. El Santo Padre ha dado por título a esta conferencia: «Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones».
«Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones»
Eminencias; rectores magníficos; excelencias; ilustres señores; amables señoras:
Para mí es un momento emocionante encontrarme de nuevo en esta universidad y poder impartir una vez más una lección magistral. A la vez, mi pensamiento vuelve a aquellos años en los que, tras un hermoso período en el Instituto superior de Freising, inicié mi actividad de profesor académico en la universidad de Bonn. Era el año 1959, cuando la antigua universidad todavía tenía profesores ordinarios. Para las cátedras no existían ni asistentes ni dactilógrafos, pero en compensación había un contacto muy directo con los alumnos y sobre todo entre los profesores. Nos reuníamos antes y después de las clases en las salas de los profesores. Los contactos con los historiadores, los filósofos, los filólogos y naturalmente también entre las dos facultades teológicas eran muy estrechos. Una vez cada semestre había un dies academicus, en el que los profesores de todas las facultades se presentaban ante los estudiantes de toda la universidad, haciendo así posible una experiencia de universitas —algo a lo que hace poco también ha aludido usted, señor rector—; es decir, la experiencia de que nosotros, a pesar de todas las especializaciones, que a veces nos impiden comunicarnos entre nosotros, formamos un todo y trabajamos en el todo de la única razón con sus diferentes dimensiones, colaborando así también en la responsabilidad común por el recto uso de la razón. Se trataba de una experiencia viva.
Sin duda, la universidad también se sentía orgullosa de sus dos facultades teológicas. Estaba claro que también ellas, interrogándose sobre la racionalidad de la fe, realizan un trabajo que necesariamente forma parte del “todo” de la universitas scientiarum, aunque no todos podían compartir la fe, por cuya correlación con la razón común se esfuerzan los teólogos. Esta cohesión interior en el cosmos de la razón no se alteró ni siquiera cuando, en cierta ocasión, se supo que uno de los profesores había dicho que en nuestra universidad había algo extraño: dos facultades que se ocupaban de algo que no existía, de Dios. En el conjunto de la universidad existía la convicción, que nadie ponía en discusión, de que incluso frente a un escepticismo tan radical seguía siendo necesario y razonable interrogarse sobre Dios por medio de la razón y que se debía hacer en el contexto de la tradición de la fe cristiana.
Recordé todo esto recientemente cuando leí la parte editada por el profesor Theodore Khoury (Münster) del diálogo que el docto emperador bizantino Manuel II Paleólogo, tal vez en los cuarteles de invierno del año 1391 en Ankara, mantuvo con un persa culto sobre el cristianismo y el islam, y sobre la verdad de ambos. Probablemente fue el mismo emperador quien anotó, durante el asedio de Constantinopla entre 1394 y 1402, ese diálogo. Así se explica que sus razonamientos se recojan mucho más detalladamente que las respuestas de su interlocutor persa. El diálogo se extiende a todo el ámbito de las estructuras de la fe contenidas en la Biblia y en el Corán, y se detiene sobre todo en la imagen de Dios y del hombre, pero necesariamente también en la relación entre las “tres Leyes”, como se decía, o tres “órdenes de vida”: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Corán. No quiero hablar ahora de eso en este discurso; sólo quisiera aludir a un aspecto —más bien marginal en la estructura de todo el diálogo— que, en el contexto del tema “fe y razón” me ha fascinado y que servirá como punto de partida para mis reflexiones sobre este tema.
En el séptimo coloquio (διάλεξις, controversia) editado por el profesor Khoury, el emperador toca el tema de la “yihad”, la guerra santa. Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: “Ninguna constricción en las cosas de fe”. Según dicen los expertos, es una de las suras del período inicial, en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba amenazado. Pero, naturalmente, el emperador conocía también las disposiciones, desarrolladas sucesivamente y fijadas en el Corán, acerca de la guerra santa.
Sin detenerse en detalles, como la diferencia de trato entre los que poseen el “Libro” y los “incrédulos”, con una brusquedad que nos sorprende, se dirige a su interlocutor simplemente con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia en general, diciendo: “Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su directriz de difundir por medio de la espada la fe que predicaba”.
El emperador, después de pronunciarse de un modo tan duro, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. “Dios no se complace con la sangre —dice—; no actuar según la razón (σὺν λόγω) es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas. (…) Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir al propio brazo ni a instrumentos contundentes ni a ningún otro medio con el que se pueda amenazar de muerte a una persona”.
En esta argumentación contra la conversión mediante la violencia, la afirmación decisiva es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. El editor, Theodore Khoury, comenta: para el emperador, como bizantino educado en la filosofía griega, esta afirmación es evidente. En cambio, para la doctrina musulmana, Dios es absolutamente trascendente. Su voluntad no está vinculada a ninguna de nuestras categorías, ni siquiera a la de la racionalidad. En este contexto Khoury cita una obra del conocido islamista francés R. Arnaldez, quien observa que Ibn Hazm llega a decir que Dios no estaría vinculado ni siquiera por su misma palabra y que nada le obligaría a revelarnos la verdad. Si fuese su voluntad, el hombre debería practicar incluso la idolatría.
Aquí se abre, en la comprensión de Dios y por tanto en la realización concreta de la religión, un dilema que hoy nos plantea un desafío muy directo. La convicción de que actuar contra la razón está en contradicción con la naturaleza de Dios, ¿es solamente un pensamiento griego o vale siempre y por sí mismo? Pienso que en este punto se manifiesta la profunda concordancia entre lo que es griego en el mejor sentido y lo que es fe en Dios según la Biblia.
Modificando el primer versículo del libro del Génesis, el primer versículo de toda la sagrada Escritura, san Juan comenzó el prólogo de su Evangelio con las palabras: “En el principio existía el λόγος”. Esta es exactamente la palabra que usa el emperador: Dios actúa σὺν λόγω, con logos. Logos significa tanto razón como palabra, una razón que es creadora y capaz de comunicarse, pero precisamente como razón. Así san Juan nos dio la palabra conclusiva sobre el concepto bíblico de Dios, la palabra en la que todos los caminos a menudo arduos y tortuosos de la fe bíblica alcanzan su meta, encuentran su síntesis.
En el principio existía el logos, y el logos es Dios, nos dice el evangelista. El encuentro entre el mensaje bíblico y el pensamiento griego no era una simple casualidad. La visión de san Pablo, ante quien se habían cerrado los caminos de Asia y que en sueños vio un macedonio que le suplicaba: “Pasa a Macedonia y ayúdanos” (cf. Hch 16, 6-10), puede interpretarse como una “condensación” de la necesidad intrínseca de un acercamiento entre la fe bíblica y la filosofía griega.
En realidad, este acercamiento ya había comenzado desde hacía mucho tiempo. Ya el nombre misterioso de Dios, pronunciado desde la zarza ardiente, que distingue a este Dios del conjunto de las divinidades con múltiples nombres afirmando sólo su “Yo soy”, su ser, en comparación con el mito es una respuesta con la que está en íntima analogía el intento de Sócrates de vencer y superar al mito mismo. El proceso iniciado junto a la zarza alcanza, dentro del Antiguo Testamento, una nueva madurez durante el destierro, donde el Dios de Israel, entonces privado de la tierra y del culto, se anuncia como el Dios del cielo y de la tierra, presentándose con una simple fórmula que prolonga las palabras de la zarza: “Yo soy”.
Juntamente con este nuevo conocimiento de Dios se da una especie de ilustración, que se expresa drásticamente con la burla de las divinidades que no son sino obra de las manos del hombre (cf. Sal 115). De este modo, a pesar de toda la dureza del desacuerdo con los soberanos helenísticos, que querían obtener con la fuerza la adecuación al estilo de vida griego y a su culto idolátrico, la fe bíblica, durante la época helenística, salía interiormente al encuentro de lo mejor del pensamiento griego, hasta llegar a un contacto recíproco que después se dio especialmente en la literatura sapiencial tardía.
Hoy sabemos que la traducción griega del Antiguo Testamento, realizada en Alejandría —la Biblia de los “Setenta”—, es algo más que una simple traducción del texto hebreo (sobre la cual habría que dar quizá un juicio poco positivo): en efecto, es un testimonio textual en sí mismo y un importante paso específico de la historia de la Revelación, en el cual se realizó este encuentro de un modo que tuvo un significado decisivo para el nacimiento del cristianismo y su divulgación. En el fondo, se trata del encuentro entre fe y razón, entre auténtica ilustración y religión. Partiendo verdaderamente de la íntima naturaleza de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de la naturaleza del pensamiento griego ya fundido con la fe, Manuel II podía decir: No actuar “con el logos” es contrario a la naturaleza de Dios.
Por honradez, en este punto es preciso anotar que, en la tardía Edad Media, en la teología se desarrollaron tendencias que rompen esta síntesis entre espíritu griego y espíritu cristiano. En contraposición al así llamado intelectualismo agustiniano y tomista, con Juan Duns Escoto comenzó un planteamiento voluntarista que, tras sucesivos desarrollos, llevó al final a la afirmación de que sólo conoceríamos de Dios la voluntas ordinata. Más allá de esta existiría la libertad de Dios, en virtud de la cual él habría podido crear y hacer también lo contrario de todo lo que efectivamente ha hecho.
Aquí se perfilan posiciones que, sin lugar a dudas, pueden acercarse a las de Ibn Hazm y podrían llevar incluso a la imagen de un Dios arbitrario, que no está vinculado ni siquiera a la verdad y al bien. La trascendencia y la diversidad de Dios se acentúan de una manera tan exagerada, que incluso nuestra razón, nuestro sentido de la verdad y del bien dejan de ser un auténtico espejo de Dios, cuyas posibilidades abismales permanecen para nosotros eternamente inalcanzables y escondidas tras sus decisiones efectivas.
En contraposición a esa visión, la fe de la Iglesia se ha atenido siempre a la convicción de que entre Dios y nosotros, entre su eterno Espíritu creador y nuestra razón creada, existe una verdadera analogía, en la que ciertamente —como dice el IV concilio de Letrán, en el año 1215— las diferencias son infinitamente más grandes que las semejanzas, pero a pesar de ello no llegan a abolir la analogía y su lenguaje. Dios no se hace más divino por el hecho de que lo alejemos de nosotros con un voluntarismo puro e impenetrable; el Dios verdaderamente divino es el Dios que se ha manifestado como logos y ha actuado y actúa como logos lleno de amor por nosotros. Ciertamente el amor, como dice san Pablo, “rebasa” el conocimiento y por eso es capaz de percibir más que el simple pensamiento (cf. Ef 3, 19); sin embargo, sigue siendo el amor del Dios-Logos, por lo cual el culto cristiano, como dice también san Pablo, es λατρεία, un culto que concuerda con el Verbo eterno y con nuestra razón (cf.λογικη Rm 12, 1).
Este acercamiento interior recíproco, que se ha dado entre la fe bíblica y el planteamiento filosófico del pensamiento griego, es un dato de importancia decisiva no sólo desde el punto de vista de la historia de las religiones, sino también desde el de la historia universal, un dato que se nos impone también hoy. Teniendo en cuenta este encuentro, no es sorprendente que el cristianismo, a pesar de su origen y de cierto importante desarrollo en Oriente, haya encontrado por fin su huella históricamente decisiva en Europa. Podemos expresarlo también al contrario: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, creó a Europa y permanece como fundamento de lo que, con razón, se puede llamar Europa.
A la tesis según la cual el patrimonio griego, críticamente purificado, forma parte integrante de la fe cristiana se opone la pretensión de la deshelenización del cristianismo, pretensión que desde el inicio de la época moderna domina cada vez más la investigación teológica. Si se analiza con esmero, se pueden observar tres oleadas en el programa de la deshelenización: aunque están vinculadas entre sí, son claramente distintas la una de la otra en sus motivaciones y en sus objetivos.
La deshelenización surge al inicio en conexión con los postulados de la Reforma del siglo XVI. Considerando la tradición de las escuelas teológicas, los reformadores se veían ante una sistematización de la fe condicionada totalmente por la filosofía, es decir, ante una determinación de la fe desde el exterior en virtud de una manera de pensar que no derivaba de ella. Así la fe ya no aparecía como palabra histórica viva, sino como un elemento insertado en la estructura de un sistema filosófico.
La sola Scriptura, en cambio, busca la forma pura primordial de la fe, tal como está presente originariamente en la Palabra bíblica. La metafísica se presenta como un presupuesto que deriva de otra fuente, de la que es preciso liberar la fe para que vuelva a ser totalmente lo que era. Con su afirmación de que había tenido que renunciar a pensar para dejar espacio a la fe, Kant actuó según este programa con un radicalismo que los reformadores no pudieron prever. De este modo, ancló la fe exclusivamente en la razón práctica, negándole el acceso a toda la realidad.
La teología liberal de los siglos XIX y XX aportó una segunda oleada en el programa de la deshelenización; su representante más destacado es Adolf von Harnack. En mis años de estudio y en los primeros años de mi actividad académica, este programa ejercía un gran influjo también en la teología católica. Como punto de partida se utilizaba la distinción que Pascal hizo entre el Dios de los filósofos y el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. En mi discurso inaugural en Bonn, en 1959, traté de afrontar este asunto y no quiero repetir aquí todo lo que dije en aquella ocasión, pero me gustaría tratar de poner de relieve, al menos brevemente, la novedad que caracterizaba esta segunda oleada de deshelenización con respecto a la primera.
La idea central de Harnack era sencillamente volver al hombre Jesús y a su mensaje fundamental, anterior a todas las elucubraciones de la teología y, precisamente, también antes de las helenizaciones: este mensaje fundamental constituiría la verdadera culminación del desarrollo religioso de la humanidad. Jesús habría acabado con el culto sustituyéndolo con la moral. En definitiva, se presentaba a Jesús como padre de un mensaje moral humanitario.
El objetivo de Harnack, en el fondo, era hacer que el cristianismo estuviera en armonía con la razón moderna, precisamente librándolo de elementos aparentemente filosóficos y teológicos, como por ejemplo la fe en la divinidad de Cristo y en la trinidad de Dios. En este sentido, la exégesis histórico-crítica del Nuevo Testamento, en su visión, volvió a situar la teología en el cosmos de la universidad: para Harnack, la teología es algo esencialmente histórico y, por tanto, estrictamente científico. Lo que investiga sobre Jesús mediante la crítica es, por decirlo así, expresión de la razón práctica y en consecuencia también se puede sostener en el conjunto de la universidad.
En el trasfondo subyace la autolimitación moderna de la razón, expresada de un modo clásico en las “críticas” de Kant, pero mientras tanto radicalizada ulteriormente por el pensamiento de las ciencias naturales. Este concepto moderno de la razón se basa, por decirlo brevemente, en una síntesis entre platonismo (cartesianismo) y empirismo, confirmada por el éxito de la técnica.
Por una parte, se presupone la estructura matemática de la materia, por decirlo así, su racionalidad intrínseca, que hace posible comprenderla y utilizarla en su eficacia práctica: este presupuesto de fondo es, por decirlo así, el elemento platónico en el concepto moderno de la naturaleza. Por otra, se trata de la posibilidad de explotar la naturaleza para nuestros propósitos, y en este caso sólo la posibilidad de controlar la verdad o la falsedad a través de la experimentación puede llevar a la certeza decisiva. El peso entre los dos polos, dependiendo de las circunstancias, puede estar más en uno que en otro. Un pensador tan fuertemente positivista como J. Monod se declaró platónico convencido.
Esto implica dos orientaciones fundamentales para nuestra cuestión. Sólo el tipo de certeza que deriva de la sinergia de matemática y método empírico puede considerarse científica. Lo que pretenda ser ciencia tiene que confrontarse con este criterio. De este modo, también las ciencias referidas al hombre, como la historia, la psicología, la sociología y la filosofía, trataban de acercarse a este canon de valor científico. Por lo demás, para nuestras reflexiones es importante constatar que el método como tal excluye el problema de Dios, presentándolo como un problema a-científico o pre-científico. Pero así nos encontramos ante una reducción del ámbito de la ciencia y de la razón que es preciso poner en discusión.
Volveré más tarde sobre este asunto. Por el momento basta tener presente que en un intento, a la luz de esta perspectiva, de conservar a la teología el carácter de disciplina “científica”, del cristianismo no quedaría más que un miserable fragmento. Pero debemos decir más: si la ciencia en su conjunto es sólo esto, entonces el hombre mismo sufriría una reducción, pues los interrogantes propiamente humanos, es decir, “de dónde” viene y “a dónde” va, los interrogantes de la religión y de la ética, no pueden encontrar lugar en el espacio de la razón común descrita por la “ciencia” entendida de este modo y tienen que desplazarse al ámbito de lo subjetivo. El sujeto, basándose en su experiencia, decide lo que considera sostenible en el ámbito religioso, y la “conciencia” subjetiva se convierte, en definitiva, en la única instancia ética.
Sin embargo, de este modo la ética y la religión pierden su poder de crear una comunidad y se convierten en un asunto totalmente personal. La situación que se crea es peligrosa para la humanidad, como se puede constatar en las patologías que amenazan a la religión y la razón, patologías que necesariamente deben explotar cuando la razón se reduce hasta tal punto que las cuestiones de la religión y la ética ya no le interesan. Lo que queda de esos intentos de construir una ética partiendo de las reglas de la evolución, de la psicología o de la sociología, es simplemente insuficiente.
Antes de llegar a las conclusiones a las que lleva todo este razonamiento, quiero referirme brevemente a la tercera oleada de la deshelenización, que se está difundiendo actualmente. Teniendo en cuenta el encuentro entre múltiples culturas, se suele decir hoy que la síntesis con el helenismo, realizada en la Iglesia antigua, fue una primera inculturación, que no debería ser vinculante para las demás culturas. Estas deberían tener derecho a volver atrás hasta el punto anterior a esa inculturación, para descubrir el mensaje fundamental del Nuevo Testamento e inculturarlo de nuevo en sus ambientes particulares.
Esta tesis no está totalmente equivocada, pero es torpe e imprecisa. En efecto, el Nuevo Testamento fue escrito en griego e implica el contacto con el espíritu griego, un contacto que había madurado en el desarrollo precedente del Antiguo Testamento. Ciertamente, en el proceso de formación de la Iglesia antigua hay elementos que no deben integrarse en todas las culturas. Sin embargo, las decisiones fundamentales que atañen precisamente a la relación de la fe con la búsqueda de la razón humana forman parte de la fe misma y son sus desarrollos, acordes con su naturaleza.
Así llego a la conclusión. Este intento, realizado sólo a grandes rasgos, de crítica de la razón moderna desde su interior, de ninguna manera incluye la opinión de que hay que regresar al período anterior a la Ilustración, rechazando las convicciones de la época moderna. Se debe reconocer sin reservas lo que tiene de positivo el desarrollo moderno del espíritu: todos nos sentimos agradecidos por las maravillosas posibilidades que ha abierto al hombre y por los progresos que se han logrado en el campo humano.
Por lo demás, la ética de la investigación científica —como ha aludido usted, rector magnífico—, debe implicar una voluntad de obediencia a la verdad y, por tanto, debe ser expresión de una actitud que forma parte de las decisiones esenciales del espíritu cristiano. Por consiguiente, nuestra intención no es retirarnos o hacer una crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y de su uso. Porque, mientras nos alegramos por las nuevas posibilidades abiertas a la humanidad, también vemos los peligros que emergen de estas posibilidades y debemos preguntarnos cómo podemos evitarlos. Sólo lo lograremos si la razón y la fe se vuelven a encontrar unidas de un modo nuevo, si superamos la limitación, autodecretada, de la razón a lo que se puede verificar con la experimentación, y le abrimos nuevamente toda su amplitud. En este sentido, la teología, no sólo como disciplina histórica y ciencia humana, sino como teología auténtica, es decir, como ciencia que se interroga sobre la razón de la fe, debe encontrar espacio en la universidad y en el amplio diálogo de las ciencias.
Sólo así se puede entablar un auténtico diálogo entre las culturas y las religiones, un diálogo que necesitamos con urgencia. En el mundo occidental está muy difundida la opinión según la cual sólo la razón positivista y las formas de la filosofía derivadas de ella son universales. Pero las culturas profundamente religiosas del mundo consideran que precisamente esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón constituye un ataque a sus convicciones más íntimas. Una razón que sea sorda a lo divino y que relegue la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas. Con todo, como he tratado de demostrar, la razón moderna propia de las ciencias naturales, con su elemento platónico intrínseco, conlleva un interrogante que la trasciende, como trasciende las posibilidades de su método.
La razón moderna tiene que aceptar sencillamente la estructura racional de la materia y la correspondencia entre nuestro espíritu y las estructuras racionales que actúan en la naturaleza como un dato de hecho, en el que se basa su método. Pero de hecho se plantea la pregunta sobre el porqué de este dato, y las ciencias naturales deben dejar que respondan a ella otros niveles y otros modos de pensar, es decir, la filosofía y la teología.
Para la filosofía y, de modo diferente, para la teología, escuchar las grandes experiencias y convicciones de las tradiciones religiosas de la humanidad, especialmente las de la fe cristiana, constituye una fuente de conocimiento; no aceptar esta fuente de conocimiento sería una grave limitación de nuestra escucha y nuestra respuesta.
Aquí me vienen a la mente unas palabras que Sócrates dijo a Fedón. En los diálogos anteriores se habían referido muchas opiniones filosóficas erróneas; y entonces Sócrates dice: “Sería fácilmente comprensible que alguien, a quien le molestaran todas estas opiniones erróneas, desdeñara durante el resto de su vida y se burlara de toda conversación sobre el ser; pero de esta forma renunciaría a la verdad de la existencia y sufriría una gran pérdida”.
Occidente, desde hace mucho, está amenazado por esta aversión contra los interrogantes fundamentales de su razón, y así sólo puede sufrir una gran pérdida. La valentía para abrirse a la amplitud de la razón, y no la negación de su grandeza, es el programa con el que una teología comprometida en la reflexión sobre la fe bíblica entra en el debate de nuestro tiempo. “No actuar según la razón, no actuar con el logos, es contrario a la naturaleza de Dios”, dijo Manuel II, partiendo de su imagen cristiana de Dios, respondiendo a su interlocutor persa. En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a este gran logos, a esta amplitud de la razón. Redescubrirla constantemente nosotros mismos es la gran tarea de la universidad. * * * NOTA El Santo Padre desea publicar más adelante una redacción del mismo enriquecida con notas. Por tanto, la actual debe considerarse provisional
[© Copyright 2006 – Libreria Editrice Vaticana]
¿Qué podía esperarse, razonablemente?. Un hombre culto del siglo XIV, oyéndonos hablar todo el tiempo de diálogo y comunicación, y observando nuestras librerías atosigadas de libros sobre el tema, habría supuesto que un sabio persa –o egipcio o saudí- se habría levantado, como Mouterises, para oponer de su lado sus razones. Incluso habría conjeturado que estos occidentales tan sabios y tan eruditos, con la inmensa memoria de su computadoras, hubieran podido terciar en el debate, echando mutua luz. Nada de esto pasó en la era del diálogo. Tiene que rectificar, que pedir perdón, que golpearse el pecho y, quizás, arrastrarse por el piso entre lágrimas de arrepentimiento. Los periodistas, que son los sabios instantáneos de este tiempo, aseguran que el papa Ratzinger fue impolítico e inoportuno. Puede ser, pero, ¿de qué quieren que hable un teólogo? ¿Del renunciamiento de Riquelme?. ¿De los epigramas de D’Elía? ¿De los antecedentes de Juanjo Alvarez? Cuando visito a mi hermana en su monasterio carmelita leo un cartelito que dice: “En la casa de Teresa/Esta ciencia se profesa/O no hablar/O hablar de Dios”. Esta cuarteta de la fundadora es dura para mí, que no soy teólogo (Dios no lo permita), ni siquiera mal cristiano, y que preferiría charlar de recuerdos familiares y bueyes perdidos. Pero debo aceptar que, si ella ingresó en esa casa, es fundamentalmente para orar y no para otra cosa. Supongo, también, que un papa teólogo debe hablar fundamentalmente de Dios, aunque nos parezca raro al común de los mortales. Y que, hablando de Dios, puede efectuar un distingo entre el Dios de su credo y el de otros credos. En realidad, el papa Ratzinger convocó a un diálogo, tal como el sucedido entre el basileus y el sabio. Un diálogo –esto es, a través del logos- supone que los dialogantes tiene una identidad, que no ocultan. Y esa identidad tiene que estar en claro, porque, si no, ¿con quién estoy hablando? ¿Con un agente encubierto? La clarificación de la identidad permite el respeto mutuo. De otro modo hay ocultamiento y simulación. Cada uno dice lo que el otro quiere oir, pero en lo que el que habla no cree. Cada uno, pues, se reserva, más allá y en contra de sus palabras, la facultad de actuar como le plazca. Parece que dialogamos, pero, en realidad, estamos afilando en secreto las armas, mientras tiramos buenos propósitos de la boca para afuera. En esta era de la comunicación rampante, nos dice este episodio, el diálogo es puro “verso”.
Fuente Harry Magazine,
Publicado en la ed. impresa: Opinión
Domingo 24 de setiembre de 2006
Ninguna religión tiene nada que temer a la católica -Cardenal Renato Raffaele Martino. Sept, 2006 "Ninguna religión tiene nada que temer de la Religión católica y de su Papa, porque el verdadero enemigo de todas, el más insidioso y solapado, es el paradigma ético-cultural de una razón sin Dios que, aún fascinando por sus éxitos científicos y técnicos, amenaza –favorecido en esto por los actuales procesos de globalización–, con su forma de proponerse a partir del etsi Deus non daretur [«como si Dios no existiera». Ndt.], el patrimonio religioso de toda la humanidad." (Fuente: Pensamiento Catolico)
Verdades urgentes... gran favor -Hermann Tertsch, El País, 19/09/2006 "Muchos creen que el intelectual Benedicto XVI no era consciente de los efectos posibles de su discurso. Puede que sí y pensara que reprimir verdades urgentes sólo favorece a quienes se mecen en la mentira o el miedo. Lamentar los dolores que la verdad produce no significa pedir perdón por expresarla. Ratisbona se perfila ya como el primer gran favor que Benedicto XVI nos hace desde su pontificado a todos, al Islam y a Occidente."
Benedicto no tiene miedo -Enrique Gordillo C ... Sin embargo, dentro de todo Benedicto tiene calma. No tiene miedo de lo que le pueda pasar a él, aunque lo siente por la injusticia que puedan sufrir sus hijos. Y es que a su predecesor quisieron matarlo, y al primero que ocupó su cargo, de hecho lo mataron. Pero está tranquilo porque sabe que para él la muerte no es lo peor que le puede pasar al ser humano; lo peor es traicionar a Dios y a la verdad (qué curioso: lo mismo piensan los que le acaban de declarar la guerra). Y también sabe —porque se lo han prometido— que todas las fuerzas del Infierno se vendrán contra él… pero que no lo destruirán ... (Fuente: Pensamiento Catolico)
El Papa toca llagas dolorosas, pero busca curarlas con amor de padre. Esta es una versión revisada de mi artículo del 16 de Sept. -Padre Jordi Rivero, 26 Sept. 2006 La importancia de armonizar la fe y la razón es el tema central del discurso papal en la universidad de Ratisbona que tanto revuelo ha causado. Es importante que atendamos primero al mensaje de S.S. Benedicto XVI para entonces poder entender sus referencias al Islam en contexto. El Papa destaca dos grandes males actuales que rompen la armonía entre fe y razón: 1: El uso de la religión para justificar la violencia. 2: El desprecio hacia Dios y la religión (1).
Ambos constituyen una grave ofensa contra Dios, el hombre y la razón.
El primer mal es una amenaza creciente como lo demuestran las violentas palabras y actos contra el Papa. Por otra parte, el segundo mal es propio de la decadencia moral de occidente. Juan Pablo II advirtió a Europa que si perdía sus raíces cristianas perdería su propia identidad. Un mal alimenta al otro, le abre el camino al otro. Había que decir la verdad. Al cáncer espiritual, como al cáncer del cuerpo, no se le quiere enfrentar, pero si no se hace nos mata. El Papa hizo una crítica profundamente razonada que vale para todos y ofreció sabios pensamientos que invitan al diálogo. Es importante que leamos el texto completo y no nos dejemos manipular por las versiones sensacionalistas de la prensa basadas en breves citas fuera de contexto.
Han acusado al Papa de "ofender" o "faltar el respeto" a Dios y al Islam. En realidad el siempre ha manifestado respeto hacia todas las religiones. Pero respetar no significa claudicar de la fe. Dialogo y respeto no equivale a sincretismo. Si decimos que todas las religiones son iguales sabemos que estamos mintiendo. No sería un diálogo honesto. No puede haber respeto mutuo sin la honestidad de reconocer que hay diferencias entre nosotros.
Según el Papa, la convicción cristiana es que Dios y la razón son inseparables. Esta convicción no es el resultado de una influencia cultural sino que es algo intrínsicamente verdadero. "No actuar razonablemente es contrario a la naturaleza de Dios". Si la fe se separa de la razón se hace imposible el diálogo racional y se corre el peligro de llegar a cometer hechos inhumanos en nombre de Dios.
Es cierto que entre los cristianos también se ha querido utilizar a Dios para justificar la violencia. Pero el Papa nos recuerda que el cristianismo se fundamenta en Cristo, el Logos encarnado, quien es al mismo tiempo Verdad y Razón. Dios es trascendente pero al mismo tiempo se hace hombre y nos interpela con la razón.
Han acusado al Papa de "ofender" o "faltar el respeto" a Dios y al Islam. En realidad el siempre ha manifestado respeto hacia todas las religiones. Pero respetar no significa claudicar de la fe. No puede haber respeto mutuo sin reconocer que tenemos creencias en común pero también hay diferencias entre nosotros. La enseñanza del Papa ha herido sensibilidades pero ha expuesto verdades de suma importancia. El Papa no es un diplomático que se limita a lo "políticamente correcto", que dice solo cosas halagadoras para evitarse controversias y enemistades. Debe enfrentar los temas difíciles. En su libro "Verdad y Tolerancia" el Papa (Cardenal Ratzinger) hace una importante pregunta: ¿Se puede conocer la verdad? Si conocemos la verdad, ¿debemos esconderla en nombre de la tolerancia?, ¿Acaso no se puede conocer la verdad, explicarla y al mismo tiempo respetar la libertad de quienes no la aceptan?.
El Papa advierte sobre el relativismo, el pensar que no se puede comprender la verdad esencial y como consecuencia todo es igualmente válido. El Papa defiende la importancia de esforzarse en busca de la verdad porque cree que el hombre es capaz de acercarse a ella. La verdad y el error tienen consecuencias. El Papa nos exhorta a pensar y a asumir responsabilidad.
Trágicamente, la des-cristianización ha llevado a occidente a la decadencia. Pocos se esfuerzan por buscar la verdad, estudiar su fe y razonar. Una persona me ha dicho: "Creo que el discurso del Papa es demasiado denso y teológico para que lo entiendan mentes vagas". Sin embargo, no por eso dejan de criticarle. Pocos cristianos comprenden la diferencia entre las religiones mas allá de los aspectos culturales mas visibles.
Es hora de despertar. El Papa está amenazado de muerte y con el todos los cristianos. Deberíamos tener una respuesta proporcional, aunque, claro está, no con la misma moneda. En vez de consignas de odio y muerte, los cristianos debemos vivir y manifestar con todo el corazón los valores del Evangelio: El respeto a toda vida humana, la libertad religiosa, la misericordia con los que nos han injuriado, el amor que lleva a la paz. Los musulmanes son como nosotros seres humanos. Dios ha puesto también en sus corazones hambre de amor y paz. Pero necesitan un testimonio poderoso que solo pueden dar personas santas, un testimonio que les haga ver que ellos también pueden encontrar ese amor que se llama Jesucristo. No será fácil dado que viven en un ambiente de miedo, aun en sus comunidades europeas. Pero el amor es mas fuerte que la muerte.
La crisis que el avance del Islam nos presenta es una oportunidad para tomarnos en serio nuestra fe, renunciar a la "facilonería" de nuestra cultura, a la mentalidad materialista que nos roba nuestra capacidad de buscar la verdad y el mayor bien. Los gobiernos y los medios de comunicación están inmersos en la decadencia. Debemos orar por ellos y trabajar dentro de ellos como verdaderos católicos para recuperarlos (por eso escribo). Pero no podemos esperar por ellos. Hace falta la conversión personal a Cristo y a su Iglesia. Una fe adulta que abarque el corazón y el intelecto, fruto de la oración y el estudio. Esto implica esfuerzo, disciplina, perseverancia, obediencia y al mismo tiempo humildad. Quien no se niegue a si mismo y siga a Cristo no puede ser su discípulo. Se lo lleva la corriente del mundo. Los tiempos difíciles requieren de grandes santos. S.S. Benedicto XVI nos da un gran ejemplo con sus enseñanzas y su vida. Ignorarlo sería nuestra ruina.
Padre Samir Khalil Samir, sj, experto en islám:
"La crítica musulmana contra las declaraciones del Papa aumenta, pero nadie en realidad ha leído toda su enseñanza. Benedicto XVI critica la violencia y propone una alternativa razonable que puede llevar a una era de oro".
"Todos los ataques hasta ahora están basados en unas pocas citas tomadas libremente por agencias de noticias occidentales sobre lo que el Papa dijo sobre el Islam, que fue solo diez por ciento de su discurso. Pero el diez por ciento debe ser entendido frente al texto completo". [Es de notar que las protestas se producen antes que el texto alemán fuera traducido a ninguna lengua oriental].
El Papa consistentemente ha demostrado su respeto a los musulmanes. Al mismo tiempo no niega que han habido errores de ambos lados y esto es necesario reconocerlo. Por ejemplo, en el encuentro con representantes de comunidades musulmanas en Colonia, el 20 de agosto de 2005, el Papa dijo: «Las lecciones del pasado tienen que servirnos para evitar que se repitan los mismos errores. Queremos buscar los caminos de la reconciliación y aprender a vivir respetando la identidad del otro».
Benedicto XVI: Respeto y colaboración con los musulmanes 20 SEP 2006 (VIS).-Como había anunciado en el Angelus del pasado domingo, Benedicto XVI dedicó la audiencia general de hoy a comentar su reciente viaje en Baviera. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y asistieron a ella más de 40.000 personas. El Papa afirmó que el viaje a su tierra natal ha representado no solamente "un regreso al pasado, sino también una ocasión providencial para mirar con esperanza al futuro" y recordó que el lema de su visita apostólica "Quien cree nunca está solo", quería ser "una invitación para reflexionar sobre la pertenencia de cada uno de los bautizados a la única Iglesia de Cristo, dentro de la cual no se está nunca sólo, sino en comunión constante con Dios y con todos los hermanos". Tras recordar la etapa en Munich, donde fue arzobispo, y la estancia en el santuario mariano de Altötting, el Santo Padre se refirió al encuentro con los estudiantes y profesores de la Universidad de Ratisbona. "Elegí como tema -dijo- la cuestión de la relación entre fe y razón. Para que el auditorio comprendiera el carácter dramático y actual del argumento, cité algunas palabras de un diálogo cristiano-islámico del siglo XIV, donde el interlocutor cristiano, el emperador bizantino Manuel II Paleólogo, de forma incomprensiblemente brusca para nosotros, presentaba al interlocutor islámico el problema de la relación entre religión y violencia". "Lamentablemente, esta cita ha podido dar pie a un malentendido. Para el lector atento de mi texto, resulta claro que no quería en ningún momento hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval en este diálogo y que su contenido polémico no expresa mi convicción personal. Mi intención era muy diversa: partiendo de lo que Manuel II afirma después de forma muy positiva, con palabras muy hermosas, acerca de la racionalidad en la transmisión de la fe, quería explicar que la religión no va unida a la violencia, sino a la razón". "El tema de mi conferencia -explicó- (...) fue por lo tanto, la relación entre fe y razón: quería invitar al diálogo de la fe cristiana con el mundo moderno y al diálogo de todas las culturas y religiones. Espero que en diversas ocasiones de mi visita, como por ejemplo en Munich, donde subrayé la importancia de respetar lo que otros consideran sagrado, haya dejado claro mi respeto profundo por las grandes religiones y en particular por los musulmanes, que "adoran a un único Dios" y junto a los cuales estamos comprometidos en defender y promover para todos los seres humanos la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad". "Por lo tanto, confío en que, tras las reacciones del primer momento, mis palabras en la Universidad de Ratisbona representen un impulso y un aliento a un diálogo positivo, incluso auto-crítico, tanto entre las religiones, como entre la razón moderna y la fe de los cristianos". Benedicto XVI concluyó sus palabras recordando el encuentro con el clero en la catedral de Freising, donde fue ordenado sacerdote.
Declaración del cardenal Bertone ante las reacciones islámicas 16 Sept. Texto completo >>
El Papa Benedicto XVI "lamenta profundamente que ciertos pasajes de su discurso puedan haber parecido ofensivos a la sensibilidad de los creyentes musulmanes". El Papa citó a un emperador bizantino Manuel II Paleólogo, del siglo XIV pero no tenía la intención de "hacer suya esa opinión de ninguna manera". La intención del Papa fue "un claro y radical rechazo a la motivación religiosa para la violencia, sea cual sea su procedencia" Las palabras del Papa fueron "interpretadas en una forma que no corresponde a sus intenciones". Lejos de denigrar la fe de los musulmanes, el Papa había explícitamente advertido en ese mismo discurso sobre "el desprecio hacia Dios y el cinismo que considera el ridiculizar lo sagrado como una expresión de libertad".
El Papa hizo referencia a la enseñanza del Vaticano II sobre el Islam: Nostra Aetate n.3
Declaración del Vaticano sobre discurso del Papa 15 Sep 2006 (VIS).
-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., realizó ayer por la tarde la siguiente declaración a propósito de la interpretación de algunas partes del discurso del Santo Padre en la Universidad de Ratisbona, el pasado 12 de septiembre: "A propósito de las reacciones de algunos representantes musulmanes acerca de ciertos pasajes del discurso del Santo Padre en la Universidad de Ratisbona, es oportuno notar que -como se desprende de una atenta lectura del texto- lo que interesa al Santo Padre es un rechazo claro y radical de la motivación religiosa de la violencia". "Desde luego, no era intención del Santo Padre llevar a cabo un estudio profundo sobre la jihad y sobre el pensamiento musulmán en ese sentido, y tanto menos ofender la sensibilidad de los creyentes musulmanes". "Al contrario, en los discursos del Santo Padre aparece con claridad la advertencia, dirigida a la cultura occidental, de que se evite "el desprecio de Dios y el cinismo que considera la irrisión de lo sagrado un derecho de la libertad", la justa consideración de la dimensión religiosa es efectivamente una premisa esencial para un diálogo fructuoso con las grandes culturas y religiones del mundo. Así, en las conclusiones del discurso en la Universidad de Ratisbona, Benedicto XVI afirmó: "Las culturas profundamente religiosas del mundo ven en la exclusión de lo divino de la universalidad de la razón un ataque a sus convicciones más arraigadas. Una razón que frente a lo divino es sorda y relega la religión al ámbito de una cultura de segundo grado es incapaz de insertarse en el diálogo de las culturas". "Por lo tanto, queda clara la voluntad del Santo Padre de cultivar una actitud de respeto y diálogo hacia las otras religiones y culturas, evidentemente también hacia el Islam". OP/PAPA:UNIVERSIDAD RATISBONA/LOMBARDI VIS 060915 (320