Al ver a Nicolás Maduro como un hipopotamo de gordo y con su risa de bobo en Moscú recuerdo la Venez
RECUERDOS DE LA DÉCADA DE 1970
Gustavo Coronel | 07/10/2017 | Web del Frente Patriotico
Hace unos días mi gran amigo Andrés Duarte Vivas, Andy, me envió unas fotos que avivaron mis recuerdos. Eran de una reunión en la casa de Jorge Olavarría en Los Guayabitos, realizada – creo – en Marzo 1977. En ellas aparecen Sofía Imber, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Hans Neumann, el futurólogo Herman Kahn (Fundador del Hudson Institute), Jorge, el dueño de casa, Andy y otros. Aunque no estoy en esas fotos, si recuerdo haber estado allí y asistido al singular intercambio de opiniones entre Kahn y Pérez Alfonzo, quienes sostenían visiones bastante diferentes sobre el futuro de la humanidad. Pérez Alfonzo, con su sombrerito, escuchaba atentamente a Kahn y, al final, le dijo: “Si ese es el mundo que existirá, no quiero estar vivo para verlo”, o algo así por el estilo.
En retrospectiva, al ver las fotos y pensar en aquellos años, pienso que Venezuela atravesaba un verdadero mini-renacimiento intelectual. En esos años no solo nos visitó Herman Kahn sino también los portadores de una visión diferente del futuro de la humanidad, Aurelio Peccei, Dennis y Donatella Meadows, líderes del Club de Roma. Más aún, el Club de Roma celebró su reunión anual en Caracas en junio 1981, a la cual asistieron centenares de intelectuales y pensadores de todo el mundo, para discutir sobre el papel de América Latina en el futuro de la Humanidad. En esa reunión presentaron trabajos Peccei, Helio Jaiguaribe, Víctor Urquidi, Yeheskel Dror, Juan Rada, Estelio Breto Flores, Eduardo Frei, José Curiel, Rafael Caldera y otros, los cuales fueron finalmente publicados en 2010, casi 30 años después. La reunión contó con la activa participación del grupo Orinoquia A.C., cuyo presidente, José Curiel, presentó un documentado trabajo sobre la Interconexión Fluvial de América Latina.
Por su parte, Herman Kahn llegó a Venezuela invitado por el Grupo CORIMON, cuyo accionista principal y presidente, Hans Neumann, era un gran catalizador de actividades intelectuales y pudo reunir a su alrededor a gente entusiasta como Andy Duarte y Víctor Petzall, entre otros, así como financiar actividades que iban desde esta visita de Kahn hasta el apoyo a la extraordinaria revista RESUMEN de Jorge Olavarría, la cual también recibía ayuda de los hermanos Vollmer y de un tío de Jorge (no hubiera podido sobrevivir solo con las ventas). Debido al incansable Olavarría, RESUMEN no solo era una revista de ideas sino que promovía una actividad intelectual de alto nivel.
Las opuestas visiones del futuro personificadas por Peccei y por Kahn en esa década se mantienen en pie hoy en día y no solo no han sido resueltas sino que se han profundizado y hoy ya han sido contagiadas por la emoción, puesto que el tiempo se nos acaba. En el planeta hay una verdadera batalla entre quienes hablan del calentamiento global y quienes lo consideran un fraude, a pesar de las evidentes manifestaciones cada vez más terribles de la naturaleza.
En esos años de 1970 el tema principal en discusión era el de los recursos, si finitos, como alegaba el Club de Roma o casi infinitos, como planteaba Kahn. Su libro “El año 2000” pronosticaba un futuro diferente al que anunciaba el Club de Roma en su libro: “Los Límites del Crecimiento”, publicado en 1972. Eran visiones llamadas en ese momento optimistas (Kahn) y pesimistas (Club de Roma) pero hoy quizás tendrían diferentes apelativos. En la Venezuela de la época Kahn fue entrevistado nada menos que por Carlos Rangel y Sofía Imber para su programa “Buenos Días”, un programa en el cual se mostró confiado y hasta un tanto arrogante.
Poco antes de la llegada de Kahn, la visita de la gente del Club de Roma había sacudido y entusiasmado el ambiente intelectual de Caracas, conduciendo a la creación de un capítulo venezolano, en el cual participé, y la celebración en nuestra capital de su reunión anual en 1981 . Eran los años de esas grandes visiones sobre el planeta y del entonces novedoso concepto de futuros probables, no ya un pronóstico lineal sobre el futuro sino la creación de un abanico de escenarios diversos, cada uno con probabilidades asignadas y con la posibilidad de los planificadores de trabajar para concretar el más deseable. En este nuevo método de “pronosticar” el futuro Venezuela también había sido lugar de avanzada, al crear en la Shell en Caracas su primer grupo de Planificación Estratégica, solo segundo del de Londres, un grupo que trabajaba basado en esos nuevos enfoques, el cual fue heredado por Maraven y en el cual participaron, todavía muy jóvenes, Moisés Naím y Raúl Arriaga, casi inmediatamente después de la nacionalización petrolera de Enero 1976.
Esa Venezuela de la década de 1970 hervía de talentos. El debate petrolero de 1973-1975 sacó a flote dos visiones opuestas sobre lo que debía ser la industria petrolera, si negocio internacional o símbolo nacionalista. En ese debate se enfrentaron dos grandes grupos: un amplio espectro de izquierda y hasta de derecha, cada cual tratando de ser más nacionalista que el otro, y un grupo de empresarios y tecnócratas que veían los peligros de una nacionalización a sangre y fuego, donde lo único que se iba a nacionalizar eran “los riesgos”, ya que los beneficios estaban del lado de la Nación debido a la combinación de instrumentos legales existentes. Al final se impuso la decisión política de nacionalizar (estatizar, realmente) la industria pero el peso de la opinión de los petroleros permitió que, casi por una década, PDVSA se mantuviera más allá del alcance de la politiquería. Eso se acabó en Septiembre 1982, cuando Luis Herrera Campíns le sustrajo a PDVSA su fondo de inversiones y terminó de un plumazo con su capacidad de autofinanciamiento.
En esos años de 1970 Petkoff publicó su extraordinaria obra: “Proceso a la Izquierda”. Carlos Rangel publicó su “Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario”, una biblia para la derecha latinoamericana. En el IESA, a inicios de los 80 se publicaban maravillas, como el libro de Naím y Piñango: “Venezuela: una ilusión de armonía”. Hasta los extremistas de izquierda, como Radamés Larrazábal y Francisco Mieres, eran estudiosos. El presidente de PDVSA era un gerente fuera de serie llamado Rafael Alfonzo Ravard, asistido por extraordinarios gerentes petroleros como Rodríguez Eraso, Sugar y Quirós y centenares de verdaderos profesionales de la industria.
Unos años de gran empuje intelectual, pero….
Sí. La década de 1970 fue de gran brillantez para Venezuela, pero…. ¡Cuidado! Lamentablemente, en esa época de gran actividad intelectual, cuando Venezuela parecía encaminarse hacia un primer mundo de ciudadanos, también tuvimos a un Carlos Andrés Pérez I, con quien se inició el horrible desvío de nuestro rumbo como país, nuestra tragedia venezolana. Pérez I fue un extraño caso. Durante la primera fase de su presidencia actuó como un estadista, como un gran demócrata, aunque contaminado de la fascinación que despertó en muchos demócratas de la región el carnicero Fidel Castro. CAP tuvo sus veleidades tercermundistas, a lo Castro y a lo Chávez. Su peor error fue haber iniciado aquél mamotreto que llamó la Gran Venezuela, el uso de un ingreso petrolero que llovió del cielo para tratar de construir una Venezuela ilusoria que incluiría una CVG acromegálica y una multitud de castillos industriales en el aire. Aquello fue una caricatura en miniatura del gran Salto hacia Adelante del criminal Mao Tse Tung. Esta Gran Venezuela de CAP I inició los bandazos que el país multiplicaría después, en manos de presidentes mediocres: Herrera, Lusinchi, CAP II (siempre con destellos de grandeza, lamentablemente nunca realizados), Caldera II (tapón inmisericorde de sus sucesores naturales) hasta llegar a su remate trágico con ayuda de una segunda lluvia de petrodólares, la que le llegó al sátrapa Chávez, generando la abominación que se llamó el socialismo del Siglo XXI.
Con esta nostálgica postal del pasado no deseo sugerir que todo tiempo pasado fue mejor. Ciertamente puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el liderazgo de la Venezuela actual es muy pobre, con un régimen en manos de ignorantes, cursis, ladrones y narcos. Pero hay mucho talento, el cual – como fue el caso de la Edad Media universal – se encuentra refugiado en los centros de reflexión, en las universidades del país y del exterior, pensando en la Venezuela que vendrá después de que se haya disipado el fétor chavista. El Club de Roma está vivo y coleando en Venezuela. Historiadores como Karl Krispin y Tomás Straka siguen su valioso trabajo. La Universidad Católica es un oasis de actividad intelectual. CEDICE está allí y está dando una gran batalla. El talento venezolano no ha desaparecido, mucho está en estado latente, listo para florecer de nuevo con renovados bríos. Y así como lo está en el país, también lo está en Georgetown, en Harvard, en MIT y en las universidades de Europa.
Por todo el planeta las semillas de nuestro renacimiento intelectual están a salvo. Ojalá que nunca más tengamos en nuestra pequeña Venezuela líderes políticos que pierdan la cabeza y se crean mesiánicos, mientras más mediocres más mesiánicos. Ojalá que tengan humildad y sensatez y no se crean líderes de una potencia mundial. Si lo hicieren se convertirían en nuevos hazmerreír, como lo fue el difunto y como lo es este risible chofer que maneja hoy un auto desvencijado con las cuatro llantas desinfladas, pero cree estar compitiendo en Fórmula Uno.
JACQUES MARITAIN Y EL “SOCIALISMO CRISTIANO”
Alberto Benegas Lynch (h) | 07/10/2017 | Wen del Frente Patri+otico
Estamos en un problema debido a no haber ahondado en principios económicos elementales y así predicar medidas absolutamente contrarias a la sociedad libre, lo cual implica desconocer principios morales básicos ya que se conculca el respeto recíproco al echar mano por la fuerza de lo que le pertenece a otros. Así se da por tierra con dos de los Mandamientos: no robar y no codiciar los bienes ajenos que aluden a la institución de la propiedad, comenzando por el propio cuerpo y por el uso y la disposición de lo adquirido lícitamente.
En este contexto se propicia la redistribución de ingresos por parte de los aparatos estatales contradiciendo la previa distribución que hace la gente en los supermercados y afines, con lo cual se desperdician lo siempre escasos recursos que, a su vez, redunda en una reducción de salarios e ingresos en términos reales.
Antes de referirnos a Jacques Maritain debemos hacer una breve introducción. Michael Novak cuenta en El espíritu del capitalismo democrático como lo influyó aquel autor en su primera época cuando adhería al socialismo, aunque Pio xi había consignado en la Encíclica Quadragesimo Anno que “socialismo religioso o socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”.
Y Leon xiii en la Encíclica Rerum Novarum declaró que “los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan la nación. Creen que con este traslado de los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal presente. […] Establézcase, por tanto, en primer lugar, que debe ser respetada la condición humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con lo bajo. Los socialistas lo pretenden, es verdad, pero todo es vana tentativa contra la naturaleza de las cosas. Y hay por naturaleza entre los hombres muchas y grandes diferencias; no son iguales los talentos de todos, no la habilidad, ni la salud, ni lo son las fuerzas; y de la inevitable diferencia de estas cosas brota espontáneamente la diferencia de fortuna”.
Por su parte, las prédicas socialistas dentro de la Iglesia confunden la pobreza de espíritu del Evangelio con la pobreza material. Muchas veces alaban esta última con lo que debieran condenar la caridad puesto que mejora la condición del receptor, por una parte, y por otra debieran dedicarse solo a los ricos puesto que los pobres estarían salvados según esta postura. En realidad la posición resulta confusa ya que al mismo tiempo la emprenden contra las situaciones de pobreza.
No repasan pasajes clave de la Biblia respecto a la riqueza como, por ejemplo, en Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. En Mateo (v-3) “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas xii-21), lo cual aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “ la clara fórmula de Mateo —bienaventurados los pobres de espíritu— da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11-18) “quien confía en su riqueza, ese caerá”. En Salmos (62-11) “a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”. Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos x, 24-25) ya que “nadie puede servir a dos señores” (Mateo vi-24).
En todo caso en las referidas prédicas socialistas por parte miembros de la Iglesia debe siempre tenerse muy presente la siguiente declaración de la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede que consignó el 30 de junio de 1977 en su Declaración sobre la promoción humana y la salvación cristiana que “De por sí, la teología es incapaz de deducir de sus principios específicos normas concretas de acción política; del mismo modo, el teólogo no está habilitado para resolver con sus propias luces los debates fundamentales en materia social […] Las teorías sociológicas se reducen de hecho a simples conjeturas y no es raro que contengan elementos ideológicos, explícitos o implícitos, fundados sobre presupuestos filosóficos discutibles o sobre una errónea concepción antropológica. Tal es el caso, por ejemplo, de una notable parte de los análisis inspirados por el marxismo y leninismo […] Si se recurre a análisis de este género, ellos no adquieren suplemento alguno de certeza por el hecho de que una teología los inserte en la trama de sus enunciados”.
Vamos ahora al resumen sobre Jacques Maritain. Su filosofía extiende aportes aristotélico-tomistas e incluye enfoques epistemológicos, metafísicos y artísticos de gran interés pero en el terreno habitualmente denominado lo social contradice abiertamente los postulados de una sociedad libre, lo cual naturalmente abarca aspectos morales clave.
A diferencia de autores como Gustavo Gutiérrez con su teología de la liberación (sobre lo que he escrito extensamente), Maritain despista al lector desprevenido ya que al entremezclar sus recetas con aspectos de gran enjundia, envuelve en una especie de marasmo de ambigüedades que confunden. En definitiva, como veremos a continuación con algunas pocas citas, convierte al humanismo en un pseudohumanismo que termina por negar el valor humano.
En su libro titulado True Humanism (New Hampshire, Ayer Co. Publishers, 1938/1993) se lee que “el liberalismo individualista era puramente energía negativa, vivía a expensas de su opuesto. Una vez que el obstáculo se derribó se quedó sin sustento. Así nos percatamos de manifestaciones de una fuerza más profunda debido a los conflictos internos del sistema capitalista e industrial” (p. 152). También “Sostengo que el ideal histórico de mi nuevo cristianismo […] opuesto de aquel del liberalismo” (p.156) y “que pertenece a u orden económico liberado del capitalismo” (p.183) lo cual sigue elaborando bajo el subtítulo de “Un régimen conducente a la liquidación del capitalismo” (p.184).
Respecto a la propiedad dice Maritain que “Cuando hablo de una forma asociativa de propiedad industrial aludo a una sociedad de personas enteramente diferente de la de las compañias capitalistas. Tengo en la mente una sociedad de personas que sean co-propietarias de ciertos bienes materiales (medios de producción) que tenga como fruto un patrimonio común. De acuerdo a un comentario muy apropiado de M. P. Chason, la co-propiedad capitalista lejos de confirmar la libertad y la actividad del propietario como persona, instituye un tipo de plebeyo en el mundo de la propiedad y el ahorro” (p.181).
Sigue Maritain escribiendo que “En verdad, sin necesidad de caer en el marxismo mesiánico, un cristiano puede reconocer que hay una profunda visión en la idea de que el proletariado, por el solo hecho de formar parte del régimen capitalista sufre y no gana en la explotación de la capacidad del hombre como forma de mercancía” (p. 229). “Uno puede usar ciertas citas de Proudhon sin adherir al produhonianismo […] como que la co-participación puede sustituir al salario y a la servidumbre impuesta por la mecanización a la personalidad humana […] Esto no sólo derivará en generosidad y alegría en el trabajo que presupone una base mística que puede ser estimulada tanto por la fe cristiana como por el comunismo” (p. 231).
“La escuela de Sorel claramente ha mostrado el elemento de verdad de que hablamos” (p. 231). “Mientra que el fascismo o el racismo totalitario emplea fuerzas irracionales […] las verdades sociales y políticas que invoca, que son muchas —tengo en lamente la crítica al liberalismo individualista […] y la vital noción de la comunidad de personas” (p.274).
Resume nuestro autor su humanismo de la siguiente forma: “El socialismo en el siglo diecinueve fue una protesta movida por al conciencia humana y de sus más generosos instintos contra males que claman del cielo. Fue una tarea noble someter a juicio a la civilización capitalista y para debilitar los poderes que no tienen perdón, el sentido de la justicia y la dignidad del trabajo” (p. 81). Y “Lo que he llamado humanismo integral es capaz de salvar y de promover, bajo una síntesis diferente, todas las verdades afirmadas e iluminadas por el socialismo humanista, uniéndolas de modo vital y orgánico en otras numerosos verdades” (idem).
En otras palabras, las mejores intenciones resultan irrelevantes si se aconsejan medidas que perjudican a todos, muy especialmente a los más débiles. La única manera de elevar la condición de vida es a través de nuevos ahorros y las consiguientes inversiones que hacen de apoyo logístico al trabajo para aumentar la productividad en un contexto de marcos institucionales civilizados. De este modo, el incremento de salarios e ingresos en términos reales obliga a quienes contratan a pagar dichas subas, de lo contrario se quedan sin la colaboración requerida.
Sin duda que estos predicadores entre los cuales se encuentra en primer término el actual Papa, no pregonan algo distinto de lo que hacen economistas, ingenieros, abogados o artistas que se inclinan por variantes socialistas, pero la gran diferencia es que lo hacen vistiendo sotana o a veces ni siquiera con ese ropaje pero pretenden hablar en nombre de la religión por lo que su predicamento se torna mucho más peligroso.
Finalmente decimos que en no pocos ámbitos para los distraídos resulta difícil entender que se quiere decir con el empresario cuando están rodeados de quienes se disfrazan de tal pero en realidad tejen todo tipo de inmundos arreglos con los gobiernos para poder explotar a la gente con privilegios inaceptables. Les resulta difícil concebir que el empresario en un mercado abierto es aquel que debe someterse a las preferencias de la gente y que si da en la tecla mejora y si no lo hace quiebra. En verdad un panorama muchas veces opaco, purulento y cargado de trampas. De todos modos, esto no constituye un pretexto válido para que con la debida atención pueda verse a través de estas caricaturas grotescas.
Desafortunadamente en el mundo de hoy prevalecen no solo los mercados cautivos sino que están rodeados de gastos siderales de gobiernos desbocados, impuestos insoportables, deudas públicas colosales y regulaciones asfixiantes. En otros términos, solo vestigios muy tenues y mortecinos de liberalismo y capitalismo en el llamado mundo libre.