100 años de los jesuitas de Venezuela
El documental resume la historia y los aportes de la Compañía de Jesús –jesuitas- en Venezuela desde su reimplantación en 1916 hasta la celebración del centenario en 2016. Es como un álbum visual y familiar de sus personajes, obras y proyectos a lo largo de tres generaciones.
Co-dirección : Jesús María Aguirre y María Jesús D´Alessandro.
Fotografía : Beta-Video y Archivos nacionales y jesuíticos.
Música: Daniel Espinoza.
Entrevistados : Jesús María Aguirre, Gustavo Albarrán, Javier Alberdi, Ignacio Castillo, Javier Duplá, Javier Fuenmayor, Alfredo Infante, Raúl Herrera, Joseba Lazcano, Numa Molina, Arturo Peraza, Eloy Rivas, Robert Y. Rodríguez, Pedro Trigo, Juan Carlos Sierra, Luis Ugalde, José Virtuoso. Producción: Fundación Centro Gumilla.
TALLER CRITICO
100 AÑOS DE LOS JESUITAS EN VENEZUELA
(1916-2016)[1].
POR: ROBERTO LOVERA DE-SOLA
Constituye una gran alegría para la Fundacion Herrera Luque la organización de esta tertulia en la cual veremos el documental que sobre el centenario de la vuelta de los padres Jesuítas a Venezuela ha preparado de forma impecable y bien nutrida la licenciada María de Jesús D’Alexandro con el apoyo del jesuíta padre Aguirre. Al verlo podrán juzgarlo ustedes y podrán decir sus opiniones y hacer sus preguntas, una vez los veamos, en la tertulia que seguirá a la película y la exposición de los ponentes, la cual iniciaremos como moderador con las palabras que siguen.
Debemos comenzar por decir que la compañía de Jesús fue fundada por san Ignacio de Loyola(1491-1556) en 1540[2]. La base de la religiosidad de los jesuítas son los Ejercicios espirituales(1522-1548), obra considerada por un alto estudioso del proceso cultural de Occidente, el filósoso español José Gaos(1900-1969) uno de los libros que conformaron nuestra idea del mundo[3]. Fue el tiempo de san Ignacio el de la Contrareforma, cuando se celebró el Concilio de Trento(1545-1563), período también de la escritura, a partir de 1522, y publicación, en 1548, de los Ejercicios espirituales del santo vasco.
Antes de llegar al documental que ha preparado con tanto sentido y coherencia María de Jesús D’Alexandro debemos señalar algunos hitos sobre la presencia de los Jesuítas en Venezuela la cual comenzó muy atrás, en sus colegios en las ciudades, más tarde en las misiones que los padres tuvieron en la región del Orinoco.
Su presencia en el país, fue a partir del siglo XVII, del año 1628 fecha de la fundación del colegio de Mérida. La presencia en Guayana debemos datarla de 1646. La obra dejada allá fue muy amplia como labor religiosa e intelectual, ya que nos quedó la gran obra intelectual que ellos dejaron sembrada, especialmente en las obras de los padres José Casanni(1673-1750), Felipe Salvador Gillij(1721-1789) y José Gumilla(1686-1750), siendo la obra de este último sobre el Orinoco uno de los grandes libros de la cultura venezolana[4].
Esa gran labor se desarrolló hasta el triste momento, por no decir nefasto, de la expulsión de los Jesuítas de todos los países hispanoamericanos por el rey Carlos III(1716-1788). Ello fue el 27 de febrero de 1767. Grave fue aquello, como lo sabemos hoy, fue una de las causas de la emancipación latinoamericana.
Nuestras mujeres en las décadas anteriores al gran cataclismo revolucionario, se habían quedado sin ducción espiritual. Estaban muy molestas por la expulsión de los Jesuítas. Esto escribía Teresa de la Parra(1889-1936) a fines de 1929 en Paris. Así leído parecia una observación arbitraria. Pero nuestra gran Teresa estaba en lo cierto. En la actualidad se reconoce a la expulsión de los Jesuítas, ordenada por el monarca, como una de las causas del proceso de la gran hecatombe. Esto dice Teresa:
"Se ha hablado mucho de la influencia favorable a la Revolución que tuvo aquí en toda América la expulsión de los Jesuítas. Los vínculos activos de tal influencia fueron las mujeres... El conde de Aranda(1719-1798)... no se dió cuenta de la catástrofe sentimental primero y política después que iba a desencadenar en América la salida de los Jesuítas... la expulsión de los Jesuítas dió lugar a escenas desgarradoras que no podían olvidarse fácilmente sobre todo en aquella época de exaltado sentimentalismo en que la vida giraba alrededor de la iglesia y del convento. Los expulsados eran en su mayoría criollos... Hábiles directores de conciencia como lo habían sido siempre, a la vez divulgaban la cultura y prestaban todo género de servicios morales y materiales los Jesuítas de la colonia... imperaban por completo en el reino de las almas, en el de las almas femeninas muy especialmente[5].
A poco de haber salido al exilio muchos de estos Jesuítas se acordaron que eran hispanoamericanos. Y desde aquella diáspora comenzaron a trabajar por la emancipación de sus países. No olvidemos, para sólo dar un ejemplo, lo amigos que fueron algunos de estos religiosos del Precursor Francisco de Miranda (1750-1816) y no olvidemos que fue él quien divulgó la Carta a los españoles americanos, que en su exilio italiano compuso el jesuíta peruano Juan Pablo Viscardo y Guzmán(1748-1798)[6]. Las opiniones que Teresa sostiene en torno a este punto son hoy plenamente aceptadas, bastaría para ello consultar, por ejemplo, lo que al respecto señala el maestro mexicano Octavio Paz(1914-1998)[7].
La consecuencia de aquello fue la diáspora de los miembros de aquella congregación por países europeos, especialmete en Italia, porque hasta de España fueron expulsados, y la Compañía de Jesús suprimida por la Santa Sede.
Pero en Europa, los siempre sabios jesuítas, hicieron una gran labor intelectual, cuyo tema central fue la comprensión de la realidad latinoamericana y su historia. Los grandes libros que escribieron entonces fue el mejor testimonio de lo que decimos, aun hoy su lectura es obligatoria y no solamente del Orinoco ilustrado y defendido(1741), del padre Gumilla.
Con relación a Venezuela es imposible dejar de lado, repetimos, la importante relación que Francisco de Miranda, el Precursor de la Independencia de nuestro continente, tuvo con los jesuítas en el viejo mundo, especialmente desde 1786 cuando se encontró en Venecia con Esteban de Arteaga quien conversó con él y le entregó una lista de los Jesuítas expulsos que don Francisco conservó entre sus papeles, gracias a lo cual conocemos sus nombres.. A poco, en Bolonia, se encontró con otro de ellos, Tomás Belon, quien le dio mayores datos[8].
Pero el hecho más notable de la relación de Miranda con los Jesuítas tuvo relación con un ex jesuíta peruano, expulsado a Europa. Se trató de Juan Pablo Viscardo y Guzmán(1748-1798), cuyos papeles, a poco de morir, llegaron a manos de Miranda, enviados por el representante de los Estados Unidos en Londres, Rufus King(1755-1827), quien al recibirlos comprendió hasta que punto interesarían a don Francisco, quien luchaba por nuestra emancipación. Los envió a Miranda, quien los estudió, publicó y tradujo la Carta a los españoles americanos, de Viscardo, escrita originalmente en francés, en cuyos parrafos finales se expone la necesidad de nuestra emancipación. Miranda hizo dos ediciones del célebre alegato[9].
La compañía de Jesús fue restaurada de nuevo en 1814 y aunque no volvió a Venezuela hasta el siglo XX, el año de 1848, sin estar de nuevo en el país, fue prohibida y expulsada por el presidente José Tadeo Monagas(1784-1868), un hecho inexplicable.
Los Jesuítas volvieron a Venezuela en octubre de 1916, gracias a las gestiones ante el presidente Gómez del arzobispo de Caracas, Felipe Rincón González(1861-1946) para ocuparse de la formación de los sacerdotes desde el Seminario Interdiocesano de Caracas, el cual rigieron hasta 1953 cuando fue abierta la Universidad Católica Andrés Bello, acordada por la Conferencia episcopal venezolana celebrada en Mérida[10]. Entre los hechos de los tiempos del Interdiocesano se cuenta la revista SIC, que aun se edita, fundada por nuestro inolvidable padre Manuel Aguirre Elorriaga(1904-1969), maestro para nosotros en el humanísmo cristiano, con quien conversamos, en el Centro Gumilla, entoces en El Paraíso, días antes de su deceso..
Desde su llegada a Venezuela los Jesuítas pusieron en acción su lema, que se lee en una de las paredes del Colegio San Ignacio, aquí en Caracas: “En todo amar y servir”. A lo que añadiríamos la idea de otro de ellos: “Sin fe no hay ética”, dado que ambas están interrelacionadas.
A poco también comenzó la labor educativa de los Jesuítas con la fundación de los colegios de Caracas(1922), el San Ignacio[11], Mérida(1928), el San José de Mérida, del cual fuimos alumno, el de Maracaibo(1945) , el Jesús Obrero(1948) en Catia, el de Barquismeto(1953), la UCAB(1953), Fe y Alegría(1955), Puerto Ordaz(1957) y la UCAB del Táchira(1962).
Nosotros nos gustaría subrayar el valor de lo hecho por los padres Gamuza, Barnola, Olaso, Del Rey Fajardo. Rey, Ugalde, Fernando Arellano,Trigo, Baquedano, José María Velaz(1910-1985), Manuel Pernaut(1917-1976) .La obra hecha por ellos como lo vieron ahora en el video que encabeza este artículo, ha sido sustanciosa en el campo de la educación, en las parroquias, en la UCAB, en Fe y Alegría, en Jesús Obrero, en la AVEC, en el Cerpe, en la formación de los estudios universitarios de Teología no solo para religiosos sino también para los laicos, la revista SIC y siempre la difusión de los Ejercicios Espirituales en la casas creadas para ello, una de las cuales es la de San Javier del Valle Grande, en Mérida.
La Compañía de Jesús no ha realizado en Venezuela solo el apostolado que le es propio sino que en su caso espiritualidad y hondo sentido de lo venezolano siempre han marchado juntos en sus miembros, máxime en estos tiempos trágicos del país en donde se hizo eslogan aquella frase del padre Ugalde en uno de sus artículos: “Si no cambia el Presidente, hay que cambiar al Presidente”. Siempre los Jesuitas han estado presentes en nuestro devenir, convencidos que el cambio necesario debe ser por caminos pacíficos, electorales y constitucionales.
La impronta de los Jesuítas en Venezuela ha llegado a tal punto que hace pocos meses fue nombrado Superior General de la Compañía de Jesús, en Roma, el llamado Papa Negro, por el color de su sotana, blanca es la del Santo Padre, el sacerdote venezolano Arturo Sosa Abascal.
[1] Leido en el Círculo de Lectura de la Fudación Francisco Herrera Luque en su sesión de la mañana del sábado 11 de noviembre de 2017.
[2] Estuidos venezolanos destacados sobre san Ignacio de Loyola son los del cardenal José Humberto Quintero(1902-1984): Discursos.Obras publicadas 1924-1972. Caracas: Editorial Arte,1972. XIV,1573 p. Ver: “La labor de San Ignacio en la reforma de la Iglesia”(p.763-781), Está también en sus Oraciones académicas. Caracas: Editorial Arte,1975.234 p. Verlo en las p.85-105.; Rafael Caldera: Moldes para la fragua. Buenos Aires: Editorial El Ateneo,1962.322 p. Ver: “Hombre completo y ejemplo para la juvetud. Elogio de San Ignacio de Loyola”(p.277-291).
[3] José Gaos:Historia de nuestra idea del mundo. 2ª.ed. México: Fondo de Cultura Económica,1979. 748 p. Ver espeiclalmente la lección 7,p.98-128.
[4] Consultar José del Rey Fajardo SJ: Una utopía sofocada: Reducciones jesuíticas en la Orinoquia. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1996. 132 p.La expulsión de los Jesuitas y sus por qués la examina el profesor John Lynch(1927) en La España del siglo XVIII.6a.ed. Barceloa: Crítica,2010.408 p. Ver en el capítulo VII, la parte “La expulsión de los jesuítas y sus consecuencias”(p.252-260).
[5] Teresa de la Parra: Influencia de las mujeres en la formacion del alma americana. Estudio preliminar: Roberto Lovera De-Sola. Caracas: Fudarte,1991. 126 p. La cita procede de la p.103-104.
[6] Miguel Batllori: El Abate Viscardo. Caracas: Institito Panamericano de Geografía a Historia,1953. 334 p.; Merle Simmons: Los escritos de Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Prólogo: Pedro Grases. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello,1983. 384 p.
[7] Octavio Paz: El ogro filantrópico. Barcelona: Seix Barral,1979. 348 p. Ver: “El espejo indiscreto”(p.53-69). La obsrervación está en la p.55.
[8] Francisco de Miramda: Colombeia. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1979-2006-20 vols. La lista de Arteaga está en el t.IV,p.201-202; la de Belon en el t.IV,p.299-303.
[9] La primera referencia a Viscardo se haya en el archivo de Miranda. Ver Colombeia,t.IV,p.303.
[10] Manuel Donis Ríos(1950): Rafael Arias Blanco. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2006. 130 p. Ver las p.51-55.
[11] Al cumplir el Colegio San Ignacio el cincuentenario de su apertura(enero 14,1973), el mas destacado de sus alumnos, Presidente de la República entonces, el doctor Rafael Caldera habló en el acto central, palabras recogidas en el folleto Ese medio siglo. Caracas: OCI, 1973. 20 p.