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"El huevo de la serpiente" es una expresión que se popularizó a finales de los 70, princip


Ese es el tema, que se ha repetido a lo largo de la historia: Se han incubado y dejado crecer, se han criado monstruos, que de pequeños resultaban simpáticos, graciosos y servían a los intereses de los que los alimentaban; pero en cuando han crecido se han vuelto incontrolables y en su contra. Por eso, hay que estar constantemente vigilando...

A lo que en mi juventud le tuve pánico y pensé que nunca iba a suceder en Venezuela, mi país, hoy es una horrible realidad y ya soy abuela...y nunca voté por HUgo Chávez

La película trascurre en los años 20 en Alemania, donde ya se intuía el auge de los totalitarismos nazis. Pero la paradoja era que a pesar de que todo el mundo era capaz de verlo, incluso con cierta simpatía, nadie previó las consecuencias finales. Una obra tremendamente pesimista, que funciona como una alegoría del auge del nazismo y de cualquier nacionalismo populista, como el chavismo en pleno S.XIX en la prometedora “Tierra de Gracia”: Venezuela, país en el continente sudamericano, bendecido con incontables riquezas naturales.

“The Wall Street Journal”: Las luces se han apagado en Caracas. La que una vez fue una ciudad vibrante ha caído en la decadencia y la depresión en medio de la hiperinflación, los servicios defectuosos y el crimen. 'Todos quieren irse'. Maturín, Ciudad Guayana y Valencia también se encuentran en el ranking, lo que coloca a Venezuela como el país con la mayor cantidad de ciudades violentas de la lista.

Venezuela 15 de mayo 2018.

Mueren cinco niños por desnutrición en el IVSS La Guaira. Las historias médicas revelan desnutrición severa y moderada.

El Estímulo: Los pacientes renales lanzan un mensaje a los candidatos: “No queremos morir”.

El Pitazo: Médicos del Zulia: “Esta ya no es una emergencia, es un cataclismo”.

Protesta por la falta de insumos en hospital de Maracaibo termina en golpes, heridos y detenidos.

Caracas acumuló 235 casos confirmados de sarampión en cuatro meses.

Protesta en el Hospital Vargas: “Tengo que comprar sangre porque no hay”.

ABC: La juerga madrileña del hijo del ministro de Defensa de Maduro. Aseguran que hijo de Ministro de Defensa venezolano derrocha fortuna en Madrid.

Caraota Digital: Cientos de personas hacen cola hasta 10 horas antes para ingresar a Abastos Bicentenario por alimentos.

El Estímulo: Dirigente empresarial de Carabobo inició huelga de hambre de 100 horas.

Efectivos de seguridad resguardarán puntos de llenado de agua en Caracas.

Bloomberg: No hay carros, pero hay algo de atún: las limosnas electorales se reducen. Electrodomésticos chinos y carros iranies pertenecen al pasado. En las cajas de comida, el atún enlatado ha cedido el puesto a los frijoles.

Bloomberg: La gran máquina de limosnas se está paralizando justo cuando Maduro más la necesita, debido al declive en la producción petrolera que exacerba la peor crisis económica en la historia del país.

¿Cómo Venezuela cayó en la ruina?

La crisis venezolana es de "las mayores" del mundo en 50 años, y no toca fondo

Por AFP

“El Carabobeño” 14 de mayo de 2018

Entre 2004 y 2015, el país con mayores reservas de crudo recibió unos 750 mil millones de dólares de la bonanza más larga en un siglo de explotación petrolera.

El gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) aprovechó el boom para financiarse a bajo costo. Emitió unos 62 mil millones de dólares en bonos soberanos y de Pdvsa, según la consultora Ecoanalítica, y recibió préstamos de China y Rusia. La deuda externa se quintuplicó hasta 150.000 millones de dólares.

Las reservas internacionales llegaron a 42.300 millones en 2008. Hoy son una cuarta parte. El gasto público también se disparó, y en 2012 hubo un déficit de 15,6% del PIB pese a que el barril de petróleo alcanzó una media récord de 103,42 dólares.

En paralelo, el gobierno socialista estatizó sectores como el del cemento y acero y expropió cientos de empresas.

Desde 2003 monopoliza las divisas que vende a tasas que sobrevaloran el bolívar e impuso un control de precios que, con las expropiaciones e importaciones subsidiadas, minó la industria.

“Se indujo al sector privado a reemplazar producción por importaciones baratas”, comentó el economista Orlando Ochoa. El empresariado abastece hoy 20% del consumo frente a 70% en 2008, según Fedeagro.

El control cambiario derivó en corrupción, con importaciones fantasma, sobrefacturación y desvío de dólares al mercado negro, donde las cotizaciones multiplican por 12 la oficial.

Se añaden presuntos abusos con gastos reservados. Según Jorge Giordani, gurú económico de Chávez, 300 mil millones de dólares se malversaron en la última década.

Las estatizaciones menguaron varias empresas y terminaron en litigios como el de la petrolera ConocoPhillips, que tomó activos de Venezuela en el Caribe para cobrarse 2 mil millones de dólares.

El gobierno defiende que entre 1999 y 2014 destinó 718 mil millones de dólares a programas sociales.

Pero el manejo fiscal es desordenado, con emisión de dinero para tapar un agujero de 15% a 20% del PIB en promedio desde 2013, analiza Humberto García, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.

El camino hacia el colapso estaba trazado cuando el petróleo se derrumbó desde 98,98 dólares por barril, en julio de 2014, a 47,05 al finalizar ese año y a una media de 35,16 en 2016.

Los ingresos, de 121 mil millones de dólares en 2014, cayeron a 48 mil millones en 2016. La bomba le explotó a Maduro.

La producción de Pdvsa se desplomó de 3,2 millones de barriles diarios en 2008 a 1,5 millones en abril pasado, según la OPEP. Así, el repunte de precios tiene un impacto limitado.

Como ajuste, el gobierno redujo importaciones y la entrega de divisas, agudizándose la escasez de alimentos y medicinas.

Las importaciones, de 66 mil millones de dólares en 2012, serán de 9.200 millones en 2018, estima Ecoanalítica.

La financiación del déficit y la disparada del “dólar negro” por la sequía de divisas generaron una hiperinflación que según el FMI llegará a 13.864,6% este año.

Esta espiral destruyó los salarios el ingreso mínimo da para medio kilo de carne y provocó escasez de billetes al rezagar al cono monetario. Uno nuevo, con tres ceros menos, circulará desde junio.

El PIB se contrajo 45% desde 2013, según el Fondo Monetario Internacional, pasando de 400 mil millones de dólares a 120 mil millones. “Indicadores de un país en guerra”, según Asdrúbal Oliveros, de Ecoanalítica.

Por pagos atrasados de deuda, Venezuela y Pdvsa fueron declarados en default parcial en 2017, con compromisos para el próximo cuatrienio por 10 mil millones de dólares anuales.

Maduro, quien se dice víctima de “una guerra económica”, anunció una renegociación, pero desde agosto Washington prohíbe a los estadounidenses negociar nueva deuda venezolana.

Un embargo sería inminente, advierte Alejandro Grisanti, de Ecoanalítica, quien prevé que la producción de crudo caería a 1,2 millones de barriles diarios a fines de 2018.

Estados Unidos asoma un embargo petrolero, escenario catastrófico pues un tercio de la producción va allí y representa 75% del flujo de caja.

La crisis venezolana es de “las mayores” del mundo en 50 años, alerta el FMI. Y no toca fondo.

¿QUÉ ES LA HIPERINFLACIÓN?

La inflación es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios durante un período en un país. El consumidor puede comprar menos productos con la misma cantidad de dinero cuando sube la inflación. Las personas se empobrecen y la calidad de vida se deteriora.

La hiperinflación es un tipo inusual de inflación que implica un aumento general de precios a niveles muy altos. La moneda tiende a perder la capacidad para desempeñar sus tres funciones: ser unidad de cuenta, medio de intercambio y reserva de valor. El dinero es funcional cuando cumple los tres propósitos. Se vuelve disfuncional cuando no puede cumplir alguno de ellos.

HIPERINFLACIÓN ALEMANA EN 1923: UN VASO DE CERVEZA POR 4.000 MILLONES DE MARCOS (La que reproduce Ingmar Bergman en su película)

Desde los días de la Primera Guerra Mundial el Goldmark, la moneda del Imperio Alemán, había sufrido una grave pérdida de valor real y de poder adquisitivo pues el gobierno germano emitió papel moneda para hacer frente a sus necesidades derivadas de la guerra, llamando Papiermark a estas nuevas emisiones. Debido a las urgencias nacidas del conflicto, el Papiermark carecía de respaldo en oro y no era convertible en este metal precioso, lo cual era una situación inusual para la época, donde el esquema del patrón oro requería que todas las emisiones de papel moneda de un país estuvieran respaldadas en oro precisamente para garantizar su valor.

Tras el término de la Primera Guerra Mundial en noviembre de 1918las potencias vencedoras como Francia y Gran Bretaña impusieron a la derrotada Alemania el pago de reparaciones de guerra por la destrucción causada durante el conflicto, sufrida principalmente en Bélgica y el norte de Francia, atribuyendo toda la responsabilidad por ello sobre Alemania, fijando esta condición en el Tratado de Versalles de 1919.

Pese a que las reparaciones eran por montos muy elevados para la época (implicando varios miles de millones de marcos alemanes), no abarcaban a todos los ingresos del gobierno alemán y se habían discutido plazos y montos de pago. No obstante, la República de Weimar había heredado la moneda depreciada del Gobierno Imperial y también carecía de reservas de oro suficientes, por lo cual se siguió usando el Papiermark como dinero sin respaldo.

El Papiermark, pese a la exigencia de las reparaciones, mantenía un tipo de cambio relativamente estable en los 60 marcos por cada dólar estadounidense durante la primera mitad de 1921. Sin embargo, el ultimátum de Londres por las reparaciones de guerra de mayo de 1921 demandó un total de 2.000.000.000 de marcos de oro anuales, una suma elevadísima y sin precedentes que representaba más del 26% del valor de las exportaciones alemanas. El primer pago se realizó en agosto de 1921.

La fuga de marcos de oro (la parte de la emisión monetaria que sí tenía respaldo en oro del gobierno alemán) causó un severo daño a la economía, en tanto la República de Weimar debía utilizar papel moneda impreso apresuradamente para cubrir sus demás actividades, y parte de la riqueza generada por la economía local era absorbida por la urgencia de pagar reparaciones de guerra. No obstante, el costo real de estas reparaciones sólo ascendía a un tercio del déficit nacional total de Alemania, por lo cual el gobierno germano recurrió a la emisión de papel moneda principalmente para afrontar sus propias necesidades internas. Al aumentar desmesuradamente el flujo de dinero circulante entre la población, éste empezó inevitablemente a devaluarse.

Desarrollo de la hiperinflación.

El primer pago de reparaciones en marcos oro de agosto 1921 marca el comienzo de una devaluación exponencial del marco alemán, que pasó en noviembre de 1921 a marcar un tipo de cambio de 330 marcos por cada dólar estadounidense. El montante total de las reparaciones ascendía a 132.000.000.000 marcos de oro, una cifra muy superior al total de las reservas de oro alemanas. La República de Weimar trató entonces de comprar divisas extranjeras, pero pagando en bonos del tesoro público y en deudas comerciales, algo que propició una devaluación más rápida del marco en los mercados financieros mundiales.

La emisión de papel moneda sin respaldo en oro había servido exitosamente al gobierno de la República de Weimar como herramienta de “defensa”, al pagar las reparaciones a las potencias vencedoras con dinero devaluado, pero cuando el mercado financiero internacional se percató de la acelerada devaluación del marco alemán a inicios de 1922, franceses, belgas, y británicos exigieron el pago en recursos naturales (madera, carbón, trigo), imponiendo una presión más severa sobre la economía alemana.

Durante la primera mitad de 1922 1922, el marco se estabilizó en un cambio en torno a los 320 marcos por dólar estadounidense, algo acompañado de conferencias internacionales sobre las reparaciones de guerra, incluida una organizada en junio de 1922 por J. P. Morgan, Jr., banquero estadounidense.[3] En los encuentros no se alcanzó ninguna solución factible que satisficiera de un lado a Francia y Gran Bretaña y por el otros a los Estados Unidos, los mayores acreedores de Alemania en virtud de las deudas de guerra, por lo que la inflación alemana se disparó, convirtiéndose en hiperinflación, y el tipo de cambio del marco aumentó, hasta los 8000 marcos por dólar estadounidense en diciembre de 1922, mientras el gobierno alemán destinaba la mayor parte de sus ingresos al pago de reparaciones para evitar presiones militares de Francia y Gran Bretaña. Para colmo, la abundancia de circulante había causado una rápida depreciación del dinero a lo largo de 1922 al punto que el coste de vida pasó de 41 a 685, es decir, se multiplicó por dieciséis.

Como resultado, los precios de artículos de consumo aumentaban aceleradamente en pocos días, tornando inservible el dinero emitido por las autoridades gubernamentales en Berlín. La población que dependía de un salario para vivir se vio en serias dificultades pues los precios de los alimentos y servicios básicos aumentaban de precio en cuestión de semanas, haciendo imposible el ahorro. Asimismo, la urgencia de pagar reparaciones había causado que casi todas las divisas disponibles en el mercado quedaran en poder del gobierno, lo cual impedía al alemán medio adquirir moneda extranjera para protegerse de la inflacción.

Junto con ello, la inflación causó la ruina de miles de ahorristas que habían invertido su dinero depositándolo en los bancos, quedando a salvo de este riesgo tan sólo la minoría de personas que poseía bienes cuyo valor no era afectado por la inflación (joyas de metal precioso, inmuebles osimilares), por lo cual gran parte de la clase mediaalemana sufrió un serio deterioro en su nivel de vida. Asimismo, en las grandes ciudades como Berlín, Hamburgo, o Múnich, así como en las zonas industriales como la Cuenca del Ruhr, ocurrían periodos de escasez de alimentos (y su consiguiente subida de precio) en tanto los productores agrícolas rechazaban también el dinero devaluado que se les ofrecía.

Dada la urgencia de mantener la vida económica, los Ayuntamientos de ciudades pequeñas, cajas de ahorro y empresas comerciales o industriales emitieron documentos de papel denominados Notgeld (en alemán “dinero de necesidad“) para representar con esos papeles sumas de dinero, y luego, al aumentar el deterioro de la economía, representar artículos de consumo como madera, carne, trigo, centeno, entre otros. El Notgeld, al actuar como dinero a nivel local, aliviaba el uso del trueque, que se tornaba poco práctico en una economía industrializada como la de Alemania; no obstante, el Notgeld suponía apenas una solución de reducido alcance y que no resolvía el problema clave: la ausencia de una moneda fiduciaria fuerte a nivel nacional y la acelerada depreciación del marco alemán.

En enero de 1923, la situación se volvió aún más tensa con la Ocupación del Ruhr por tropas francesas y belgas, medida determinada por los gobiernos de ambos países para asegurarse el pago de las reparaciones de guerra en bienes como el carbón, hierro, acero o madera, ya que el marco alemán era rechazable como medio de pago pues carecía de valor. Ante ello, los obreros alemanes del Ruhr se lanzaron a una huelga general contra los ocupantes franceses, y el gobierno en Berlín emitió entonces más papel moneda para pagar salarios a los huelguistas (que sumaban varios millares), lo cual agravó más la inflación en tanto el circulante recién emitido se quedaba en Alemania.

Aunque las reparaciones suponían apenas un tercio del déficit alemán de 1920 a 1923, el gobierno alemán encontró en ellas un chivo expiatorio para justificar el deterioro de la economía, que junto a banqueros y especuladores habrían acelerado el proceso inflacionista en su búsqueda de beneficios.

Fin de la inflación

La hiperinflación alcanzó su máximo en noviembre de 1923, pero fue suprimida con una nueva moneda: el Rentenmark, que entró en circulación el 15 de noviembre de 1923. El gobierno se apoyó en esta nueva moneda, de valor fijo, finalmente aceptada, mientras se puso fin a la emisión de billetes. Bajo inspiración del presidente del Banco Central, el economista Hjalmar Schacht, se determinó que era inviable continuar con la impresión de papel moneda que carecía de todo valor, y que los daños en la economía alemana habían forzado a varias localidades a instituir mecanismos de trueque, en tanto el dinero perdía significado.

La solución propuesta por Schacht consistía en que el gobierno impusiera una hipoteca legal sobre las tierras y bienes industriales, que servirían como respaldo de la nueva moneda, por un valor total de 3.2 billones de Rentenmark. Esta conversión impidió la emisión de más papel moneda sin respaldo, y solucionaba el problema de la carencia de oro que respaldase al dinero como era común en todo el mundo antes del Crac del 29.

Consecuencias

La inflación acrecentó las dudas sobre la eficacia de las instituciones liberales, especialmente entre la clase media que había perdido gran parte de su riqueza al ser ésta expresada en depósitos bancarios y bonos gubernamentales, víctimas de las peores devaluaciones. Asimismo, produjo un fuerte resentimiento hacia los banqueros alemanes y los especuladores, a los que el gobierno y la prensa culparon de la inflación. La prosperidad de los especuladores en metales preciosos e inmuebles, y la ruina financiera de los ahorristas que conservaban dinero en efectivo, hizo que éstos últimos empezaran a perder la fe en los mecanismos de la democracia y el capitalismo, que no habían podido protegerlos del desastre.

La Hiperinflación en Venezuela: Causas y soluciones.

Especial de PRODAVINCI

especiales.prodavinci.com/hiperinflacion/

VENEZUELA FUE UN PAÍS CON PRECIOS ESTABLES DESDE 1950 HASTA 1983.

A partir del Viernes Negro, cuando el bolívar se devaluó abruptamente, los precios empezaron a crecer a una tasa de 2 dígitos por año. Ya en 2013 Venezuela tenía una inflación de 56% anual, la más alta del mundo para entonces. Dos años después llegó a 180,9%. El Banco Central no publica este índice desde 2016, pero firmas independientes calculan que la inflación cerrará por encima de 2000% en 2017. Ya en noviembre la Asamblea Nacional midió el aumento de precios por encima del 50%, lo que ubica a la economía venezolana en situación de hiperinflación, acompañando a Zimbabue como las únicas economías que han sufrido este fenómeno en el siglo XXI. ¿Por qué hay hiperinflación en Venezuela? ¿Qué se espera para el próximo año? ¿Cómo se detiene un proceso hiperinflacionario?

El aumento de los precios en Venezuela ha sido vertiginoso. Una manera de ilustrar la pérdida de valor de la moneda como consecuencia del aumento de precios es ver la evolución de la capacidad de compra. Al momento de su entrada en circulación en 2008, con un billete de 100 bolívares fuerte se podían comprar 12 cartones de huevos (360 unidades). A principios de 2017, el billete de 100 no era suficiente para comprar un huevo.

La super banda zuliana GUACO nos recuerda lo que fuimos...

CARACAS — Para los venezolanos la oscuridad comienza apenas abren los ojos y se preguntan cuánto costarán hoy los bienes y servicios más elementales.

Desde 2016, el poder adquisitivo del bolívar se ha desplomado y cada día se presentan nuevos obstáculos a causa del colapso de un modelo económico sustentado en los controles a la actividad privada y un estatismo exagerado. El resultado de ese modelo ha sido la hiperinflación.

La hiperinflación pasó a ser el principal problema del país desde noviembre de 2017, cuando el Índice de Precios al Consumidor, la metodología para medir la variación mensual de precios de bienes y servicios, mostró un alza superior al 50 por ciento con relación al mes anterior, según cálculos de la Asamblea Nacional. Las alarmas se encendieron y de inmediato se puso de moda el nombre de Phillip Cagan, el economista que en los años cincuenta señaló ese porcentaje como el momento en que la hiperinflación se materializa de manera innegable.

Causas de la hiperinflación

La inflación se origina cuando el Banco Central crea dinero más rápido que el aumento de la producción de bienes y servicios. Cuando los ingresos fiscales son menores a los egresos, los gobiernos obligan a los Bancos Centrales a emitir dinero para pagar los gastos que el Estado no puede cubrir con sus ingresos o la emisión de deuda. Este proceso se llama monetización del déficit fiscal y es una de las principales causas de los fenómenos inflacionarios. El desbalance entre el nivel de producción y la cantidad de dinero en la economía puede alcanzar tal proporción que desencadena procesos hiperinflacionarios.

Las personas ajustan sus expectativas y comportamientos ante el incremento de los precios. Gastan su dinero lo antes posible para adelantarse a los aumentos. Cuando es una conducta generaliza, el dinero circula más rápido y agrava el proceso inflacionario. Se genera un círculo vicioso: los precios altos alimentan expectativas de precios más altos, y en consecuencia, se elevan los precios. El ciclo se retroalimenta en un proceso que destruye el valor de la moneda.

1. Inyección de dinero

El Banco Central de Venezuela crea dinero para financiar a las empresas públicas. Estas compañías transfieren los recursos al Gobierno para que cubra sus gastos. Personas y empresas disponen de más bolívares gracias a esa inyección, pero los bienes ofertados disminuyen por la caída de las importaciones y los controles de precios que impiden cubrir los costos de producción. Esta dinámica aviva la inflación. Desde septiembre de 2016 hasta septiembre de 2017, la emisión de dinero del Banco Central subió 736%, principalmente por los préstamos a Petróleos de Venezuela. La liquidez subió 483% el último año.

2. El problema fiscal

La recaudación de impuestos baja porque las empresas venden y ganan menos debido a la recesión que comenzó en 2014. Para cubrir el impacto de la inflación en la recaudación tributaria, las autoridades recurren al dinero creado por el Banco Central de Venezuela. Esa inyección de bolívares impulsa el aumento de los precios. Ecoanalítica calcula que la recaudación total cayó 47% en términos reales para octubre de 2017. El Impuesto al Valor Agregado ha caído 52%. La situación fiscal se ha deteriorado por el descenso de los precios del petróleo desde su pico en 2013 y la disminución de la producción petrolera, que ha caído 600.000 barriles diarios desde 2015, según información de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. A ello se suma la dificultad de acceso a los mercados internacionales de crédito por la percepción de riesgo y las sanciones impuestas por Estados Unidos en 2017.

El déficit fiscal en Venezuela se ha financiado con emisiones del Banco Central de Venezuela, una práctica conocida como monetización del déficit. En el siguiente gráfico se puede apreciar la correlación positiva entre la liquidez y la inflación en Venezuela, es decir, entre el incremento de dinero en la economía y los niveles de precios.

3. La caída de la oferta

El gobierno de Nicolás Maduro recortó drásticamente las importaciones tras la caída en 2014 de los precios del petróleo, principal fuente de ingreso de Venezuela. Hay menos bienes provenientes del exterior y las empresas trabajan a media máquina por la falta de materia prima e insumos. El descenso en la oferta coincide con la inyección de dinero del Banco Central y estimula la inflación. A diferencia del resto de los países petroleros, Venezuela no ahorró durante los tiempos de los altos precios del barril, se endeudó e invirtió en proyectos que no generaban ingresos en divisas. Sus recursos para afrontar la crisis son limitados.

4. Control cambiario y el dólar paralelo

El gobierno mantiene un tipo de cambio protegido de 10 bolívares por dólar para subsidiar la importación de alimentos y medicinas. La decisión de mantener un tipo de cambio artificialmente bajo aumenta el incentivo del Gobierno para recurrir al financiamiento del Banco Central, pues disminuye los ingresos en bolívares de Petróleos de Venezuela.

La falta de acceso a monedas extranjeras a tasas preferenciales fomenta la existencia de un mercado paralelo. Cuando una parte de los bolívares que ingresa a la economía se destina a la compra de divisas, sube el tipo de cambio en el mercado paralelo que se utiliza como referencia para fijar los precios de productos y servicios. Entre 2003 y 2014 se adquirían dólares para 9% de las importaciones a través del mercado no oficial de divisas, según Ecoanalítica. A partir de 2015, la caída en la oferta de moneda extranjera por los canales oficiales forzó a los importadores privados a recurrir al paralelo. Las divisas de este mercado financian hoy la mitad de las importaciones privadas.

5. Las expectativas

Los procesos hiperinflacionarios se alimentan también de la desconfianza en las instituciones económicas. Si los actores creen que el Banco Central seguirá financiando el gasto público, o si el gasto público aumenta sin que los actores económicos tengan claridad en cuánto o de dónde saldrá el dinero para financiar este gasto, las expectativas afectarán negativamente el proceso de formación de precios.

Consecuencias de la hiperinflación

La principal consecuencia de la hiperinflación es el crecimiento súbito de la pobreza. Como no se puede anticipar el ritmo al que suben los precios, los ingresos en términos reales se rezagan y los ciudadanos pierden capacidad de compra. Las cantidades demandadas de bienes y servicios disminuyen mientras que los costos crecen, lo que compromete la sostenibilidad económica y financiera de las empresas. El impacto es desigual, tanto para las empresas como para las personas, debido a las diferencias en el acceso al crédito y a los activos en divisas. Aumenta el incumplimiento de contratos porque no pueden mantenerse los precios y los costos de transacción. Esto se agrava en Venezuela por la rápida desactualización del cono monetario y la escasez de productos por los controles de precios y la caída de las importaciones.

Los precios transmiten información sobre la escasez relativa de los bienes y guían la asignación de recursos productivos en una economía. La hiperinflación destruye la calidad de información que ofrecen los precios y genera ineficiencias en la asignación de recursos, lo cual compromete la viabilidad de las empresas y afecta la creación de empleo. Las empresas empiezan a sufrir problemas con el flujo de caja porque la contracción en la demanda afecta el ritmo de aumento de los precios, mientras los costos se incrementan. Reaparecen viejos métodos de intercambio, como el trueque, y se tiende a exigir el pago de ciertos servicios en divisas, en lugar de la moneda afectada por la hiperinflación.

Una manera de ver el efecto de la inflación en los ingresos de los ciudadanos es evaluar el impacto de la evolución del salario mínimo en términos reales. Como puede verse en este gráfico, el salario mínimo en términos reales (capacidad de compra) se desplomó, luego de subir en términos reales durante la primera década del siglo XXI. Un salario mínimo hoy compra 80% menos bienes de lo que compraba un salario mínimo en enero de 1998.

Soluciones

Todos los procesos hiperinflacionarios registrados en la historia han terminado en programas de estabilización, según refiere el economista chino Liping He en su investigación “Hyperinflation: a world history”. Seis elementos se repiten en todos los planes:

1. Reforma monetaria que implica cambios en la denominación de la moneda o en el establecimiento de relaciones de valor con otras monedas.

2. Aumento de tasas de interés con la intención de crear tasas de intereses reales positivas y recuperar la función de reserva de valor de la moneda.

3. Restauración de la convertibilidad monetaria y la estabilidad del tipo de cambio en el marco de un proceso de generación de confianza en la moneda.

4. Austeridad fiscal en función del balance presupuestario que disminuya o elimine la necesidad de financiamiento del déficit fiscal por parte de los bancos centrales.

5. Recuperación de la autonomía del Banco Central.

6. Asistencia internacional que implica recuperación de acceso a los mercados financieros internacionales.

Cómo abordar la hiperinflación en el caso de Venezuela?

Los economistas consultados coinciden en que el éxito de un programa de ajustes macroeconómicos depende de la credibilidad de las autoridades que lo apliquen. Es fundamental recuperar la autonomía del Banco Central y crear un clima político favorable al crecimiento económico del sector privado.

1. TRATAMIENTO INTEGRAL

2. DÉFICIT FISCAL

3. REFORMA DEL BANCO CENTRAL

4. DÉFICIT DE DÓLARES

5. DESCONFIANZA EN LA MONEDA

Finanzas personales y la hiperinflación

No hay soluciones personales para la hiperinflación, dependen de las autoridades económicas. Sin embargo, se puede minimizar el impacto del proceso. Todas las recomendaciones clásicas de finanzas personales (hacer un presupuesto que asegure la capacidad de pago, reducir gastos superfluos y construir un fondo de reserva) aplican aún más en un proceso hiperinflacionario. Presentamos algunos elementos estratégicos que toda persona debe considerar en un contexto hiperinflacionario, aunque no pueda cumplirlas todas. No son recomendaciones personales. Son más bien indicaciones que hacen los economistas desde el punto de vista de finanzas personales. Sugerimos que consulte sus decisiones financieras con expertos en la materia para aumentar la eficacia de su respuesta ante el fenómeno hiperinflacionario:

EL TIEMPO ES ORO.

Los precios suben con frecuencia y a niveles inusitados en hiperinflación. Mejor comprar hoy que esperar a mañana.

USAR EL CRÉDITO EN BOLÍVARES.

Un manejo adecuado de las tarjetas de crédito puede ayudar al flujo de caja.

BUSCAR RESERVA DE VALOR EN ACTIVOS O MONEDAS que no pierdan valor en el tiempo.

MULTIPLICAR LAS FUENTES DE INGRESO.

Se necesita 1 millón de bolívares para comprar un kilo de caraotas negras

Los granos aumentaron hasta 634% en cuatro meses. Consumidores afirman que cada vez les cuesta más pagar los elevados precios

Por GRECIA PRADO

El Nacional 15 DE MAYO DE 2018

Los granos, al igual que el resto de los alimentos, han experimentado un incremento de precios bastante significativo en los últimos meses. Comerciantes aseguran que los clientes no compran como antes, sino que buscan lo más económico y lo que les puede rendir más.

En el mercado municipal, el kilogramo de caraotas negras lo venden en 1.000.000 bolívares, lo que equivale a un salario mínimo. En enero se conseguían en 165.000 bolívares: un alza de 506,06%. Las caraotas rojas tienen un precio aún más elevado. El kilo está en 1.800.000 bolívares, hace 4 meses estaba en 245.000 bolívares; es decir, subió 634,69%.

Las lentejas aumentaron 311,76%: pasaron de 340.000 a 1.400.000 bolívares; mientras que los frijoles –uno de los más económicos y demandados que se encuentran en el mercado– variaron de 175.000 a 360.000 bolívares. El alza fue de 105,71%.

Una consumidora que se encontraba en el mercado dijo: “Yo compro granos porque rinden más que otros alimentos. Antes compraba diferentes tipos, pero ahora si acaso compro uno. Me parece que se han vuelto igual de caros que la carne”.

En un supermercado en El Marqués la variedad de granos es más reducida. El medio kilogramo de frijoles blancos lo venden en 150.000 bolívares y el de frijoles rojos en 112.000 bolívares. Los conocidos como “chinos” están en 92.000 bolívares el medio kilo, y el cuarto de kilo de caraotas rojas en 690.000 bolívares.

“Trato de comprar diferentes granos para rendirlos, pero los precios son exorbitantes. Yo vine la semana pasada a comprar unos frijoles y hoy, los mismos, ya están a casi el doble”, contó una consumidora.

Comerciantes del mercado de Quinta Crespo coinciden en que cada vez disponen de menos proveedores. “Hay muy pocos mayoristas. La compra de la mercancía es una suerte de lotería. Tenemos que comprarle a los que vienen a ofrecernos granos, que son más que todo agricultores porque los proveedores han desaparecido o quedan muy pocos”, indicó.

“Ahora hay muchas personas cosechando en sus casas, son los llamados proveedores artesanales. Siembran en un terreno y cosechan dos o tres kilos de granos y vienen para acá. Ellos son los que ahora nos ofrecen granos”, dijo el encargado de un local.

Otro comerciante afirmó que la compra de mercancía ahora es reducida porque los pueden considerar acaparadores si llenan los almacenes del local. “Antes podías comprar cierta cantidad de sacos, para la semana o el mes. Ahora tienes que surtir a medida que vas vendiendo porque te pueden acusar de acaparador, por tener la mercancía guardada”, recordó.

El deterioro económico venezolano ha ido aparejado con un incesante aumento de la criminalidad. En 2017 se contabilizaron 26.616 muertes, entre las cuales se reseña una novedad: 5535 corresponden a “enfrentamientos con la autoridad”. Es decir, son responsabilidad directa del Estado

El efecto social de este fenómeno es el “sálvese quien pueda” marcado por dos termómetros. Uno es el tipo de cambio, que se dispara de la noche a la mañana. El otro es la búsqueda frenética de alimentos y medicinas, que han empujado a los venezolanos a una sobrevivencia bajo la ley de la selva, una lucha sin reglas, donde “vale todo y nada vale”. Los mensajes en redes sociales del servicio público de medicinas, por ejemplo, sirven para conectar al familiar desesperado de un enfermo con un revendedor de medicamentos que impone un precio exorbitante; el empleado de una industria de alimentos le vende el producto a sus allegados al precio de la calle, el vecino te toca el timbre a las siete de la mañana para darte la noticia de que a tu carro le robaron los dos cauchos traseros, la batería y “le ordeñaron” el aceite, como me pasó esta semana.

Alfredo Infante, un sacerdote jesuita, caminaba por el centro de Caracas cuando sintió que el frío le recorría su cuerpo. Como paciente diabético, Infante sabe que esa es la señal inequívoca de un bajón de azúcar. En una panadería pidió una barra de chocolate. “De las pequeñas, por favor”, dijo. La vendedora puso el chocolate sobre el mostrador y anunció el precio: 250.000 bolívares. Infante quedó estupefacto. “Me vas a cobrar un cuarto de millón de bolívares por un chocolate”, protestó. “El dólar amaneció en casi 300.000 bolívares. Te estoy cobrando menos de un dólar”, explicó la vendedora.

Para entender este “sálvese quien pueda”, deben analizarse los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de 2017, un estudio sobre las condiciones de vida en Venezuela que dirigen las tres universidades autónomas más importantes del país. Encovi revela que los venezolanos han perdido en promedio 11 kilos en los últimos dos años, al igual que otros datos aterradores: el 87 por ciento de los venezolanos se encuentra por debajo de la línea de pobreza; 8,2 millones de venezolanos comen dos o menos comidas al día. En Venezuela hay una crisis moral y social en medio del hambre.

El presidente Nicolás Maduro anuncia una y otra vez aumentos del salario básico y del bono de alimentación… Pero son solo intentos de tapar una hemorragia con una curita: el ingreso de los venezolanos sigue siendo por mucho el más bajo de toda América Latina.

Ante el paso arrollador de la hiperinflación nadie quiere tener bolívares, ni en el banco ni debajo del colchón. Apenas reciben el sueldo o la pensión, los venezolanos salen en estampida a los supermercados a comprar comida, aunque no les haga falta en ese momento.

El espiral hiperinflacionario es tan intenso que es común que la gente ande con maletas de efectivo para pagar un café o un almuerzo. A la hiperinflación se suma la escasez de efectivo, que ha obligado a la población a hacer filas a las puertas de las agencias bancarias y ante los cajeros automáticos para obtener montos cada vez más limitados. Personas de la tercera edad han perdido la vida en las colas de los bancos tratando de cobrar sus pensiones y jubilaciones.

Ante el paso arrollador de la hiperinflación nadie quiere tener bolívares, ni en el banco ni debajo del colchón. Apenas reciben el sueldo o la pensión, los venezolanos salen en estampida a los supermercados a comprar comida, aunque no les haga falta en ese momento.

El espiral hiperinflacionario es tan intenso que es común que la gente ande con maletas de efectivo para pagar un café o un almuerzo. A la hiperinflación se suma la escasez de efectivo, que ha obligado a la población a hacer filas a las puertas de las agencias bancarias y ante los cajeros automáticos para obtener montos cada vez más limitados. Personas de la tercera edad han perdido la vida en las colas de los bancos tratando de cobrar sus pensiones y jubilaciones.

El dólar, la moneda del país que, según Maduro, quiere arrodillar a Venezuela, se ha convertido en el objeto más deseado de los venezolanos y ha pasado a ser el referente de las transacciones entre particulares a través de la calculadora DolarToday.com, que muestra el cambio del día. Las amenazas de penas de cárcel establecidas en las leyes cambiarias para quienes realicen operaciones en moneda extranjera ya no surten ningún efecto.

No es extraño que muchos venezolanos aspiren a tener un ingreso en dólares, así que han puesto su creatividad en función de lograr ese objetivo de las formas más variadas e inimaginables.

Algunos emprendedores han intentado escapar de la hiperinflación incursionando en el mercado de las criptomonedas, donde han encontrado un refugio temporal de la hiperinflación. En Venezuela hay tiendas asociadas a las nuevas tecnologías que exhiben carteles con la leyenda “Se aceptan satoshi”*. Hay personas que dedican horas diarias a completar captchas**.

NOTAS:

*SATOSHI: Una vez que conoces el mundo Bitcoin, te enfrentas a muchas nuevas palabras, cryptografia, minería, encriptación, etc. Una de esas palabras es satoshi. ¿Qué significa?

Bueno, Bitcoin fue presentado a traves de un “paper”, como se le dice a la presentación técnica de un proyecto, por una (o varias) persona(s), de nombre Satoshi Nakamoto.

En ese “paper” se explican las características del sistema distribuido en red, la cadena de bloques, etc. todo lo relacionado a Bitcoin.

Recordemos que una de sus características es que solo existirán 21 millones de unidades bitcoin, pero que cada una de ellas se puede dividir hasta el octavo decimal (0,00000001). Es esa mínima expresión del bitcoin a la que se denomina satoshi, en honor a quien creara todo el sistema.

Por lo tanto, cuando se habla de que te pagan 100 satoshis por ver una publicidad online, quiere decir que te pagan 0,00000100 bitcoin.

**Captcha o CAPTCHA son las siglas de Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart (prueba de Turing completamente automática y pública para diferenciar ordenadores de humanos El test de Turing (o prueba de Turing) es una prueba de la habilidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente similar al de un ser humano o indistinguible de este propuesto por Alan Turing en su ensayo “Computing Machinery and Intelligence” de 1950 mientras trabajaba en la Universidad de Mánchester (Turing, 1950; p. 460. Desde que fue creada por Turing en 1950, la prueba ha demostrado ser altamente influyente y a la vez ampliamente criticada, además de transformarse en un concepto importante en la filosofía de la inteligencia artificial.) Captcha es un test controlado por una máquina, en lugar de por un humano como en la prueba de Turing. Por ello, consiste en una prueba de Turing inversa.

Se trata de una prueba desafío-respuesta utilizada en computación para determinar cuándo el usuario es o no humano. El término se empezó a utilizar en el año 2000 por el guatemalteco Luis von Ahn,​ así como por Manuel Blum y Nicholas J. Hopper​ de la Universidad Carnegie Mellon, junto a John Langford de IBM.​ Consiste en que el usuario introduzca correctamente un conjunto de caracteres que se muestran en una imagen distorsionada que aparece en pantalla. Se supone que una máquina no es capaz de comprender e introducir la secuencia de forma correcta, por lo que solamente el humano podría hacerlo.​

Captcha obviamente se implementa en un ordenador a efectos de separar las dos poblaciones, los usuarios humanos y los autómatas, en oposición a los tests de Turing estándar en donde el juez es un humano. Por ello, un captcha con frecuencia es señalado como un test de Turing inverso (o prueba de Turing inversa); esta denominación es un tanto ambigua, ya que eventualmente también podría significar que los participantes o usuarios tratan de convencer a alguien (humano o autómata) de que ellos no son humanos. Ganar dinero resolviendo captchas, aunque parezca algo incierto o ridículo es una realidad. Al igual que se puede ganar dinero viendo anuncios o publicidad, respondiendo encuestas, haciendo tareas o mini trabajos, también podemos ganar dinero transcribiendo captchas, lo que además de ser una tarea muy fácil y sencilla de completar, también puede hacernos ganar un dinerito extra sin ninguna inversión, lo que no está nada mal.

El gobierno también intenta subirse a este tren con su propia moneda virtual, el petro. Se trata de la primera criptomoneda emitida por un gobierno en todo el mundo y cuenta con el respaldo de una reserva petrolera que totaliza 5000 millones de barriles.

Con el petro, el presidente Nicolás Maduro espera evadir las sanciones financieras impuestas por el gobierno de Estados Unidos, pero economistas de tendencias diversas aseguran que el petro no es otra cosa que una “operación de crédito público”. Es decir, otro mecanismo para endeudarse en una moneda extranjera y que no sacará a Venezuela de la crisis económica. Pero para algunos venezolanos usar dinero virtual podría ser una solución.

La de los venezolanos es una carrera contrarreloj por convertir todo lo que pueden —sus ahorros, sus bienes y su patrimonio— a dólares. Los billetes verdinegros han empezado a circular para pagar actividades rutinarias. El pago en dólares puede surgir de manera espontánea. Ignacio Ávalos, profesor universitario y asesor en temas de ciencia y tecnología, me refirió la conversación que tuvo con su médico: “Todos los años voy a hacerme un chequeo. Le pregunté a mí doctor cuánto estaba cobrando por consulta y me dijo que 450.000 bolívares. ‘¿Aceptas dólares?’, le pregunté en broma. En la cartera tenía dos dólares. ‘Claro que sí. Dámelos’, dijo, ‘y perdona que me quede con el cambio’”. Una amiga trajo de un viaje 50 billetes de un dólar para atender gastos corrientes. Le pagó dos dólares a un joven que montó una biblioteca en su casa. “Él feliz de la vida porque pronto se va para Chile”, dijo mi amiga.

Huir del país ha sido la obsesión de muchísimos venezolanos. “Huyo de Venezuela porque no hay futuro, no puedo independizarme, comprar un carro, ni soñar con tener un hijo” declaran una y mil veces los venezolanos. El viaje lo hacen por tierra a costos en dólares. Grupos de venezolanos en Perú, en Chile, en argentina, etc. informan constantemente en Facebook y WhatsApp acerca de rutas y precios. “Siento una mezcla de tristeza y rabia por tener que dejar mí país, a mi familia, a mi papá que tiene un trastorno bipolar. Apenas pueda me lo llevo…”.

El gobierno de Maduro no ha tomado una sola medida para contener la hiperinflación. Todo lo contrario. Sigue financiando el déficit de las cuentas públicas con dinero inorgánico emitido por el Banco Central de Venezuela. Tampoco tiene previsto pactar un programa de ajustes con el demonizado Fondo Monetario Internacional, que pronostica para el país una inflación del 13.000 por ciento con una contracción económica del 15 por ciento.

El salario mínimo en Venezuela no alcanza para comprar un kilo de pollo, un kilo de carne o un cartón de 30 huevos. Pero podría comprar 248.500 litros de gasolina de 91 octanos. Un reportaje del portal Prodavinci mostró que el salario mínimo actual no alcanza ni para el 20 por ciento de lo que compraba en 1998, cuando el barril de petróleo tocó un fondo histórico de ocho dólares.

El anuncio del aumento de salario lo hizo el presidente Maduro en una transmisión en Facebook Live. No sorprendió a nadie. La indiferencia obedece a que los precios de los bienes y servicios más elementales se ajustarán en cuestión de horas, siguiendo la ruta de esta carrera hacia el precipicio en el que alguna vez fuera el país más rico de América Latina

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