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En 1970 entré a formar parte del personal de investigación de la Biblioteca Nacional de Venezuela co


A mis amigas las bibliotecólogas Florencia Fuentes, María Elena Bermúdez, Dinorah de Fuenmayor y Luisa Elena Sojo.

Juramentados miembros del Comando de la Cultura del Frente Amplio de la Patria

Por

Beatriz Rojas

El Carabobeño 14 de mayo de 2018 4:37 pm

Villegas y Lacava al tomar el juramento a los cultores.

Como parte de la campaña electoral, Ernesto Villegas, jefe del Comando de la Cultura del Frente Amplio de la Patria, juramentó este lunes a más de 90 cultores en Carabobo para que defiendan los votos del Presidente Nicolás Maduro.

El acto se realizó en el Ateneo de Valencia, ahora llamado Museo de Arte Valencia, donde Villegas estuvo acompañado por el gobernador del estado, Rafael Lacava, jefe del Comando de Campaña Simón Bolívar.

El acto fue programado para las nueve de la mañana, pero Ernesto Villegas llegó pasadas las doce del mediodía.(¿Duerme Ud. Sr. Presidente?) Durante su intervención exhortó a los encargados del arte en sus diversas expresiones, a mantenerse rodilla en tierra, para lograr la reelección del presidente Nicolás Maduro.

Villegas expresó que el pueblo venezolano ha mantenido su voluntad firme en defensa de la revolución bolivariana, a pesar del bloqueo económico que ha generado falta de unidades para transporte público, fallas en la disposición de medicamentos y en inconvenientes para la adquisición de alimentos básicos.

Aseguró que los seguidores del Presidente Maduro van rumbo a la victoria popular que está construyendo el pueblo de Venezuela, este próximo 20 de Mayo. “Una victoria popular que se está nutriendo de las fuerzas positivas de la Venezuela que se resiste a la derrota”.

Por su parte Rafael Lacava, expresó la seguridad del triunfo a la reelección del presidente Nicolás Maduro, gracias a la disposición y entusiasmo demostrados por los cultores y cultoras quienes se juramentaron este lunes como integrantes del Comando de la Cultura del Frente Amplio de la Patria.

Villegas presentó plan cultural para 2018 en Venezuela

Por

AVN

8 de enero de 2018

El ministro para la Cultura, Ernesto Villegas, presentó este viernes 5 de enero el plan de trabajo para 2018 en materia cultural, denominado Plan Reverón, Ofensiva cultural para la Victoria de la patria 2018; Venezuela, luz y conciencia, e instaló el Comando Central Operativo de las Culturas.

La presentación se llevó a cabo en la sede del Instituto de Patrimonio Cultural, en la Villa Santa Inés, en Caño Amarillo, Caracas.

Al evento fueron convocadas todas las entidades públicas adscritas o no al Ministerio, así como los directores de cultura de las alcaldías de Caracas, Vargas y Miranda, con el objetivo de desarrollar la idea “juntos y revueltos, como una sola entidad y con respeto estricto de la diversidad”, expresó.

“El plan es apenas un fragmento de otro en curso, El orgullo de ser venezolano, que presentó nuestro antecesor profesor y compatriota, Adán Chávez”, aclaró Villegas.

El ministro comenzó su intervención explicando que una de las líneas fundamentales del plan es la recuperación de la rectoría del Ministerio para la Cultura en las políticas del sector del Estado venezolano. “Se ha detectado una inmensa dispersión de esfuerzos, una fragmentación de la política cultural, una atomización institucional”, argumentó.

El plan además contempla el fortalecimiento de las actividades de comunicación y cultura, bases para una economía cultural post petrolera y una cultura venezolana para el mundo.

Como parte de esta idea se proyecta construir un sistema de producción y difusión de contenidos culturales por todos los medios y plataformas. “Queremos visibilizar cuánto hacemos en cultura cada viernes para compartir la programación del fin de semana”, explicó.

Se afinan mecanismos para que a través de la aplicación VeQR, del Carnet de la Patria, se pueda colocar a disposición del pueblo una agenda cultural georeferencial, a fin de que los venezolanos puedan acceder a la programación cultural de su zona y “llenemos de público nuestras actividades culturales”.

Villegas anunció que se impulsará una campaña de valores y de conservación del acervo cultural del país. Los representantes de las alcaldías de Miranda, Vargas y Caracas recibieron el catálogo de sus valores culturales, preparado por el Instituto de Patrimonio Cultural.

Los últimos puntos del Plan son: bases para una economía cultural post petrolera, con la propuesta de abrir el debate para el Plan de la Patria 2019-2025; y una cultura venezolana para el mundo, en el que se planificará una Expocultura Venezolana 2018.

Finalmente, dijo a los jefes de los entes de todas las dependencias culturales que se sientan integrantes del Comando Central Operativo de las Culturas, el cual se reunirá, al menos, una vez al mes.

Palacio de las Academias entre las Esquina de San Francisco y La Bolsa en Caracas donde estaba la antigua sede de la Biblioteca Nacional de Venezuela, donde comencé mi historia como funcionaria del área cultural y fui muy feliz.

Biblioteca Pública Central "Dr. Manuel Feo La Cruz," Calle Libertad en la ciudad de Valencia.

A continuación copio el capítulo “La resurrección del “deber ser” en una biografía de la bibliografía, de mi libro "Hoy es mañana" (Caracas, Tipografía de Miguel Angel García e hijo 2008. 247 p) en el que a modo de una autobiografia, narro momentos de mi vida como un ejercicio terapeútico.

"Es necesaria cierta distancia para darse

cuenta de la enormidad de las cosas…

En los 173 años de la Biblioteca Nacional, un capitulo homenaje para la historia del pasado.

El rescatar y transmitir referencias hemero-bibliográficas es colocar en las manos de los consultantes, el instrumento vital de apoyo para las investigaciones en cualquier campo del conocimiento. El rigor en la realización de repertorios bibliográficos incide positivamente en las tareas investigativas a cualquier nivel y en la calidad de la información ofrecida. Si el mundo actual se ha definido como el de la comunicación e información podemos deducir la importancia no sólo de brindar el servicio mencionado, sino de unificar criterios y promover el rescate y difusión de las fuentes que atesoran la memoria de lo publicado en y sobre el país.

Lamentablemente la avidez de acceder a los instrumentos y novedades tecnológicas como si ellas por si mismas tuvieran por arte de magia en sus bases de datos toda la información requerida, la moda de lo fácil y banal más la eliminación paulatina del valor trabajo, mística, perseverancia y humildad como válidos del deber ser humano, han ido arrinconando como a la pobre muñeca fea de la canción infantil a esta área del trabajo de las ciencias sociales, igualmente ha creado una matriz de opinión desfavorable para la formación e incorporación de recursos materiales (nunca hay presupuestos para la investigación bibliográfica ¿para qué? ¿qué es eso?) y humanos (son profesiones sin status en el rating de la moda ni sirven para hacer riquezas) necesarios y capacitados que permitan generar, organizar y diseminar los materiales informativos, es más, los pocos cargos existentes se ofertan a la cuota clientelar del poder de turno y se adjudican a cualquier diletante audaz que sepa impresionar con sus disfraces y “parla” de intelectual o cuente con el apoyo de grupos que a través de sus “datos investigados arduamente” promocione sus gestiones y los entronice en el poder, a pesar de estar sumido en la más absoluta ignorancia sobre el tema, carezca de metodología y suministre información sin la objetividad y búsqueda requeridas. Es ésta una realidad que he visto transformar ante mis ojos, que parte de lo propuesto en los años 1969 y 70 como plan estructurado para continuar la labor de publicación ordenada de la Bibliografía Nacional iniciada por Manuel Segundo Sánchez, pionero estudioso y director de la Biblioteca Nacional en los primeros años del siglo XX, quien editó en la Litografía del Comercio caraqueña en 1917, el primer “Anuario Bibliográfico de Venezuela”, correspondiente al año 1916. “Estaba organizado en las siguientes secciones:

-Publicaciones Oficiales.

-Publicaciones particulares.

-Publicaciones periódicas.

Luego de esta publicación transcurrieron largos años durante los cuales la bibliografía nacional aparece como una sección del “Boletín de la Biblioteca Nacional” hasta el año 1942 cuando es creada la Oficina de Bibliografía, con el fin de publicar la lista de libros y folletos publicados en el país, respaldada en el año 1943 por la “Ley que dispone el envío de obras impresas a la Biblioteca Nacional y a otros institutos similares”, registrada como Decreto del Gobierno Nacional de la época en el “Anuario Bibliográfico” de 1942.” (FUENTES, Florencia, 1982: “Bibliografía Nacional Retrospectiva”,66)

Al frente de dicha Oficina estuvo el Profesor Pedro Grases (Villafranca del Panadés, Barcelona, España, 17 de septiembre de 1909-Caracas, Venezuela, 15 de agosto de 2004) desde 1942 hasta 1945, 1947-48, períodos durante los cuales se publicaron los “Anuarios Bibliográficos” desde el año 1942 hasta 1954. La estructuración del programa que reanudaría la publicación de la bibliografía nacional se efectuará en los años 1960 ejerciendo la dirección de la Biblioteca Nacional, la Dra. Blanca Álvarez Freites, pionera de los estudios bibliotecológicos del país y fundadora de la Escuela para esa especialidad en la UCV., con decisiva participación del Profesor Grases.

NOTA: Breve reseña histórica de la Escuela de Bibliotecología

La Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad Central de Venezuela es una de las diez (10) Escuelas que integran la Facultad de Humanidades y Educación. El 24 de febrero de 1948 el Consejo Universitario de la UCV aprueba el proyecto para su creación, anexa a la Facultad de Filosofía y Letras, e inicia sus actividades en el ámbito universitario el 1° de marzo de 1948, bajo la dirección de la Profesora Blanca Álvarez Freites.

En sus comienzos se ajustó a un plan de estudios de dos años de duración dirigido a personas que prestaban sus servicios en las bibliotecas del país. Este plan de estudios se conformaba por doce asignaturas más el manejo instrumental de un idioma moderno. El 27 de julio de 1950 culminaron sus estudios los primeros alumnos admitidos que egresaron con el título de Técnico en Biblioteconomía. En 1956 se inician los estudios del área de Archivología.

A tal fin se designaron jóvenes profesionales egresadas(os) de esa Escuela ucevista, entre las que nombraré a Florencia Fuentes, Jefe del Departamento Centro Bibliográfico Venezolano encargada particularmente de la organización de las publicaciones destinadas a cumplir ese objetivo, quien tuvo a su lado a los Lics. Ana Gorrín, Eloy Cabaña Herrera, María Marcano Millán y Yomaira de Petit; Maripuri de Madariaga para Procesos Técnicos y María Elena Bermúdez para la Sala de Referencias, quienes integraron con magnífico pulso, el viejo personal activo hacia mucho tiempo y los nuevos profesionales especializados, en un marco de diálogo, pluralismo de ideas y sobre todo de cultivo de lo que hoy llaman “respeto a la otredad”. Junto a ellas, el crítico literario Roberto Lovera De Sola ingresó también abriendo las puertas a jóvenes de las Escuelas de Letras, como fue mi caso, en el que de su mano entré el 1 de agosto de 1970 a formar parte del equipo encargado del registro de obras publicadas, autores y fallecidos aparecidos diariamente en la prensa nacional en la Hemeroteca de la institución, para ser transferida al poco tiempo al Centro Bibliográfico Venezolano para continuar con esa función necesaria para el registro de la bibliografía nacional, unida a la de reseña y difusión de noticias importantes en la Cartelera General del área de Referencias de

la misma Biblioteca Nacional. Comenzaba mis estudios en la Escuela de Letras de la UCAB y

en el Instituto Pedagógico Nacional; la de la UCV vivía en pleno el famoso proceso de renovación y cierre por la intervención del gobierno de turno.

Eran tiempos de grandes ideales, plena conciencia del valor dignificante y comprometido del trabajo, de la importancia de aportar al país nuestro grano de arena para rescatar de la ignorancia a las masas populares, y sin tanta legislación, discusión o palabrerío vacuo, vivíamos conciente y naturalmente, como un deber ser espontáneo, la vocación de servicio, de trabajo en el campo que fuera para rescatar el dato necesario y brindarlo sin guardar ases bajo la manga a quien lo solicitase, porque en definitiva, era una forma de “hacer patria”

La foto de Héctor Rondón Lovera publicada en el diario “La República” el 4 de junio de1962, tomada en los sucesos conocidos posteriormente como "El Porteñazo", la conspiración cívico-militar mas grave que enfrentó el gobierno de Rómulo Betancourt. Es historia que el 2 de junio de 1962 se subleva la Base Naval de Puerto Cabello. Se enfrentaron las fuerzas insurrectas del batallón de infantería de marina General Rafael Urdaneta contra las tropas del batallón Carabobo en el trágico sitio de La Alcantarilla. Se produce una gran matanza y es cuando el profesionalismo del fotógrafo capta con su cámara la imagen que le da la vuelta al mundomuestra al sacerdote Luis María Padilla, capellán de la base naval de Puerto Cabello y párroco de Borburata, parado en medio del área de refriega, como tratando de ayudar a levantar a un joven uniformado, de cuya hay identidad hay, al menos, dos versiones: unos dicen que se trata del subteniente Luis Antonio Rivera Sanoja del Batallón Carabobo; y otros mientras que otros aseguran que es el cabo primero Andrés de Jesús Garcés, de la Primera Compañía de Fusileros del Batallón Piar No.31.Nunca antes el lente de una cámara había captado tal atmósfera de desamparo total y definitivo. La foto titulada “La ayuda del padre”, fue publicada en La República, y posteriormente distribuida por la agencia Associated Press, siendo reproducida en diversos diarios y revistas internacionales y mereciendo la portada de la prestigiosa revista Life en español.Al año siguiente 1963 le fue otorgado el Premio Pulitzer de Fotografía y World Press Photo el más alto galardón de este tipo en los Estados Unidos y uno de los más prestigiosos en el mundo.

Eran tan propicios los vientos de la época para el rescate de la memoria publicada del país, al menos en las instituciones de las que soy testigo presencial y actriz de reparto, que se podía tener la certeza profesional de un futuro promisorio en la investigación bibliográfica

No sólo la Biblioteca Nacional se preocupaba por ese trabajo,

desde el primer año de Letras en la UCAB, el Dr.Efraín Subero (n. en Pampatar, Nueva Esparta, el 16 de octubre de 1931 y f. en Caracas el 18 de enero del 2007) quien en sus 42 años se había constituido en el más joven Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua, nos transmitía no sólo su amor a la Literatura Venezolana en la Cátedra respectiva, sino la conciencia clara y sistematización necesaria del investigador en compañía de Lyll Barceló y Miriam López de Valdivieso en el Seminario de Investigaciones Bibliográficas, en el cual, además de registrar y conservar el material rescatado para los archivos de la Escuela, veíamos nuestros nombes orgullosamente reseñados en los libros dedicados a la divulgación bio-bibliográfica y hemerográfica de importantes autores venezolanos publicados por la

Gobernación del Distrito Federal a través del “Plan Cultural Caracas” dirigido por José Luis Alvarenga. Otras corrimos con un suerte especial, en mi caso fui asignada a trabajar con Don Pedro Grases en la actualización y revisión de la Bibliografía de Don Arístides Rojas, para su segunda edición, donde la disciplina y ética que estos maestros nos querían transmitir se manifestaba en los reconocimientos de nuestros juveniles nombres en las presentaciones de los libros, las cuales tenían un gran valor curricular… A las 5 de la mañana debía estar en la

sede de la Sociedad Bolivariana en la histórica cuadra del mercado de San Jacinto, al lado

de la Casa Natal del Libertador, para comenzar el día entre los hermosos piropos y conversa supremamente agradable con Don Pedro y el café recién colado. En esos inolvidables amaneceres Grases me hacía comprender que el trabajo bibliográfico es eso, trabajo, mística, vocación de servicio tan importante como mi ímpetu para llevar adelante mi profesión y ambiciones personales. Don Pedro me decía: “No dejes que la simplificación y unificación del trabajo, propias del oficio, te impidan meterte en su alma. El trabajo bibliográfico reside más en la actitud que en el mecanismo. La computarización y sistematización son importantes pero no debemos detenernos en esqueletos, hay que buscar la carne, la sangre en circulación de ese esqueleto”. Hoy después de muchos años, para recordarlo hago mías las palabras que él usaba para referirse al gran bibliógrafo Agustín Millares Carlo (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de agosto de 1893 - ibídem, 8 de febrero de 1980)“Es un ejemplo que toda la gente de la ciencia, de la técnica y del amor al libro debería tener entre ceja y ceja y en mitad del corazón. Era un hombre de trabajo incansable, incomprensible en la cantidad de cosas que hacía; era un hombre de risa fácil, conversación de corazón a corazón, que iba realizando su obra con esa perfecta sencillez de la gente que sabe, de la gente que domina, de la gente que está llevada por un impulso, por un objetivo fuera de lo corriente y de lo normal.” De esos maravillosos años, quedaron como testimonio de mi trabajo, las secciones de fallecidos y autores en los Indices Bibliográficos publicados en multígrafo por el Departamento Centro Bibliográfico Venezolano de la Biblioteca Nacional, los Anuarios Bibliográficos Venezolanos 1967-68 y 1975 y la actualización de la Bibliografía de Arístides Rojas con Don Pedro Grases, amén de la relación estrecha y reconocida con la Preparaduría en Literatura Venezolana en La UCAB con Efraín Subero, porque nuestro trabajo fue en equipo y como tal recordado…

Mi historia personal y profesional se separó de su matriz nutritiva y amistosa originaria en 1975 cuando se crea la Fundación para el Rescate del patrimonio del país (FUNRES) por decreto presidencial No.1284, publicado en Gaceta Oficial No. 30858, de fecha 28 de noviembrte de 1975 bajo la dirección del Dr.Raúl Nass. Ya me había graduado en Letras en la promoción “Dr.Domingo Miliani” y me disponía a partir a la UNA de México, pero “el hombre propone y Dios dispone”, y vine aterrizar en la ciudad menos esperada en mi vida: Valencia. De la mano de mi padre espiritual y protector único: el Dr.Adolfo Blonval López ingresé, como dije anteriormente, a trabajar con la Dra. Henriqueta Peñalver en la indización de los documentos del archivo histórico “María Clemencia Camarán” y al año siguiente fui llamada a servicio por el recién creado Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (según Ley aparecida en Gaceta Oficial No.31.284, de fecha 27 de julio de 1977) para que junto a las Licenciadas bibliotecólogas: Dinorah de Fuenmayor, primero y Luisa Elena Sojo después cumpliéramos en el Estado Carabobo, los planes de la institución:

  • crear la red de bibliotecas públicas de la región con el eje en la Biblioteca Pública Central “Dr.Manuel Feo La Cruz”, que en ese entonces funcionaba en una casona de la Calle Soublette de Valencia;

  • reactivar el cumplimiento de la vieja Ley de 1943, bajo el nombre actualizado de “Ley de Depósito Legal”

  • Y en mi caso formar parte de la Dirección de Estudios e Investigaciones en calidad de Bibliógrafo regional, encargada de investigar, rescatar, registrar la memoria bibliográfica del Estado, el listado biográfico de autores carabobeños o vinculados a la entidad, editoriales existentes y a la vez, organizar la Sala Estadal, a través de la cual esa información rescatada y los libros ingresados por la Ley puesta en vigencia, permitiera prestar el servicio informativo sobre el estado, los temas relativos a él y a su gente, sus lugares, tradiciones y costumbres que tanto necesitaba la comunidad. Paralelo a ello, la Ley de Depósito Legal, el rescate de la memoria de lo publicado y el listado de editoriales vigente permitía crear en un área que no pagara ningún tipo de alquiler para poder asi abaratar los costos de los libros, la sede carabobeña de la Librería KuaiMare, red creada por Eduardo Castro para hacer llegar el libro venezolano y de autores nativos o residentes en el país a todos los rincones de Venezuela.

El intenso y fatigoso trabajo investigativo, que se realizó de casa en casa, con la ayuda de la valencianidad de aquellos años, que me abrió sus puertas, consumió 10 años de mi vida. Comencé con las listas que de las instituciones en las que eran promotores natos me fueron entregadas por la querida y admirada poetisa Flor Gornés y Gallegos, Don Luis Martínez Mainardi y un jovencito Luis Ovalles. Fueron mis asistentes en la Sala Estadal: la profesora Mirtha de Olarte, un estudiante de la Escuela de Educación cuyo medio tiempo de trabajo lo absorbía la donación mensual de la Corporación Cerámicas Carabobo gracias a Frida Añez, su administradora, y en el proceso de desentrañar la información y recorrer los más recónditos lugares, mi querido profesor Rafael López Risso.

El despegue del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas se cumplió progresivamente en esta segunda etapa comprendida entre l979-80 mediante decretos que establecían Redes Estadales, siguiendo un modelo que proponía reforzar una Biblioteca Pública Central en cada capital de Estado, Bibliotecas Públicas en capitales de Municipios, Salones de Lectura en poblaciones más pequeñas y utilización de Bibliobuses en zonas deprimidas económicamente. El desarrollo de este sistema “único en su tipo en Iberoamérica” corresponde al momento en que la sociedad empieza a reconocer las limitaciones del proceso educativo formal y en que las gobernaciones de estado disponen, por primera vez, de acceso a un Fondo de Inversiones Coordinado con Organismos Públicos Nacionales, el cual permitió contar con el financiamiento requerido para llevar a cabo el desarrollo de una infraestructura mediante la adecuación de locales existentes, la construcción de nuevos asi como la dotación de libros y mobiliario. Ello permitió la disposición de una infraestructura funcional y atractiva, de colecciones bibliográficas actualizadas y de servicios diversificados. El 27 de julio de 1977, después de una consulta desde la base realizada por la Comisión Nacional para la Organización del Sistema Nacional de Servicios de Bibliotecas e Información Humanística, Científica y Tecnológica, creada por decreto presidencial No.1759, publicado en Gaceta Oficial No. 31.064 de fecha 9 de setiembre de 1976 y la presentación por un grupo de ciudadanos a los senadores del otrora Congreso Nacional quienes lo avalaron: Luis Beltrán Prieto F., Ramón J.Velásquez, Andrés Sosa Pietri, Pablo Herrera C. y Pedro París Montesinos, fue aprobada la Ley del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas. (Esta fecha fue después designada como Dia del Bibliotecólogo y del Archivólogo en homenaje al natalicio de Don Manuel Segundo Sánchez, gracias a las diligencias de la Junta Directiva del Colegio de dichas especialidades encabezada por la Lic. Florencia Fuentes). En su artículo 4 la referida Ley señalaba la naturaleza de la Biblioteca Nacional y de sus hermanas en las regiones, esencia que fue actualizada y reafirmada por su actual director Arístides Medina Rubio al llamarla “la farmacia del alma”, y reconocer que a pesar de tantos avatares sigue siendo después de 173 años de fundada “núcleo del patrimonio cultural del país” (MEDINA RUBIO, Arístides: “Biblioteca Nacional es la farmacia del alma”, IN: Todos adentro, No.117, sábado 15 de julio de 2006. año 3, pág.23.)

En el Estado Carabobo la realidad era muy distinta a la vivida en Caracas, la Biblioteca Pública “Dr. Manuel Feo La Cruz” era muy modesta en sede y colección bibliográfica en

comparación con la “Dr.Enrique Tejera” del Ateneo de Valencia, la de la Casa Páez, las de algunas escuelas de la Universidad de Carabobo y sobre todo, en relación con bibliotecas privadas familiares. Si tenía una colección de publicaciones periódicas de diferentes épocas muy valiosa. Con el despertar de la democracia en 1958 surge el valor de la conservación de los bienes patrimoniales bibliográficos y no bibliográficos, ya que ellos son la memoria del país. Ya existen en vigencia una Ley de Depósito Legal, una Biblioteca Nacional, un Archivo

General de la nación y una Ley de Archivos Nacionales firmada en el Congreso de la República en Caracas 26 de junio de 1945. Y en la región también, el acuerdo por el cual se crea el cargo ad-honorem de Cronista de la ciudad de Valencia, publicado en Gaceta Municipal, el 31 de mayo de 1946, siendo electo el Br. Rafael Saturno Guerra.

El movimiento conservacionista que surge en la década de los 60 llega a Carabobo también en personas como la Dra.Henriqueta Peñalver quien se entrega en alma y vida al rescate del

patrimonio arqueológico de la Cuenca del Lago de Valencia y de la abandonada Casa de Los Celis; la poetisa y escritora María Clemencia Camarán, primera presidenta del Ateneo de Valencia (1936), nombrada por el Gobernador Dr. Jorge Figarella: “Coordinadora de Actividades de tipo cultural e Histórico en el Estado Carabobo” con sede en la Casa Paéz. Más adelante se conforma la “Oficina de coordinación de asuntos patrimoniales e históricos” bajo la responsabilidad de los Prof. Oscar Emilio Ferriere y Rafael López Bravo también en la “Casa Páez” cuya labor se evidenció por: “elaboración del inventario del patrimonio monumental e histórico del Estado Carabobo; inventario bibliográfico sobre la cultura indígena del Lago de Valencia; elaboración de microbiografías de personajes históricos destacados; observación constante del estado de conservación y mantenimeinto en que se encuentran los sitios y monumentos históricos y de orientación a sus vecinos sobre la importancia de estos y la necesidad de velar por su conservación…Dentro de esta oficina se encuentra la Cátedra Bolivariana, creada en 1971 por Decreto No.41 del Ejecutivos del Estado, la cual a partir de ese momento estuvo adscrita al Departamento de Asuntos Patrimoniales e Históricos de la Dirección de Cultura.” (VILLAMEDIANA, Judith “Asuntos Patrimoniales e Históricos”, IN: IN-FORMATE, No. 148, mayo 1985, pp.36-37).

Por otra parte: “En “El Carabobeño” leímos un interesante artículo del Prof. Pedro Antonio Pacheco Herrera sobre el Archivo Histórico del Estado Carabobo. Compartimos íntegramente sus inquietudes…Creemos que el articulista se quedó corto al destacar el estado precario de esta importante dependencia del Gobierno estatal…no se ha dado una vuelta por el Stadium de San Blas, donde están los más valiosos documentos en espera de manos amigas que traten de salvarlos.”

“Tenemos entendido que en el Capitolio de Valencia en las dependencias al digno cargo del señor Néstor Torres Pérez y de sus distinguidas colaboradoras: Ana de Sánchez Peña e Hilda Moreno de Espinosa, quedaron los documentos del presente siglo y siguen llegando los de la época actual. Y al degredo del Stadium fueron enviados los verdaderamente antiguos. Y entendemos, asi mismo, que debido al celo y constante preocupación de Enriqueta Peñalver se debe que este tesoro de fuentes para la historia antigua de Carabobo y de muchos pueblos de Venezuela no se haya perdido del todo…Allí es donde se siente más la necesidad que el gobierno del Estado Carabobo actúe con mano generosa para una acción que regenere y conserve aquel arsenal de documentos que tan elocuentemente hablan de nuestro pasado…” (MANZO NUÑEZ, Torcuato, 1971. Abrevadero I, 272-273-274). Ese archivo histórico fue trasladado a la Casa de Los Celis y organizado por los historiadores Francisco Morales Urbano, Faver Paéz y el señor Néstor Torres Pérez e inaugurado con el nombre de “María Clemencia Camarán”. Será en 1995 cuando se publique la Ley de Archivos del Estado Carabobo que duerme el Purgatorio en espera de ser aplicada.

Retrato de Luis Augusto Núñez obra de Braulio Salazra que presidía la Sala Estadal.

En el año 1978 se abre al servicio público la Sala “Luis Augusto Núñez” en la ahora Biblioteca Pública Central “Dr.Manuel Feo La Cruz” en la Calle Soublette, según lo previsto por la normativa de la Red de Bibliotecas Públicas antes mencionada, la cual sufrirá transformaciones evidentes a lo largo de los años hasta el presente. En la Asociación de Escritores gracias a la donación de libros, folletos y publicaciones periódicas de sus

consocios y la muy especial del fallecido “mecenas valenciano” Aziz Muci Mendoza, se creó durante la presidencia de la institución del Prof. Eduardo Arroyo Alvarez, en los albores de la década de los 80, la Biblioteca “Margott Ramirez Travieso”; igualmente la Biblioteca

“Dr.Fabián de Jesús Díaz” del otrora Centro de Historia del Estado Carabobo, hoy Academia de la Historia de la región, que se ha nutrido de importantes donaciones de bibliotecas de difuntos académicos, que la constituyen a mi modo de ver, en una de las colecciones más ricas de libros y folletos de autores venezolanos y venezolanistas en la región.

Esas bibliotecas regionales obedecen a la necesidad de darle al pueblo lo que urgentemente necesita, pues ante la riqueza material inusitada que inundó el país, perdíamos gravemente nuestra riqueza cultural, nuestra esencia como pueblo, tanto que hizo necesario el decreto de la Presidencia de la República No. 201 “mediante el cual se procede a celebrar en el curso de la segunda quincena de setiembre del presente año, un Seminario nacional, el cual se ocupará de estudiar la problemática de la enseñanza de la Historia y Geografía de Venezuela, asi como de las otras asignaturas vinculadas en forma directa con la nacionalidad”, publicado en Gaceta Oficial No. 31.775, de fecha 11 de julio de 1979.

En la Escuela de Historia de la UCV por su parte se levantó un movimiento tendiente a revisar los contenidos esenciales de la materia en plena vorágine de las confrontaciones renovadoras de la década de los 60, el cual proponia entre otras cosas, rebatir colectivamente la gigantesca mentira sobre la cual se construyeron y aun se construyen mecanismos para dominar, calificar, estigmatizar un continente y su gente. Difundieron su propuesta en la Escuela de Letras de la misma Universidad en la que ni siquiera el movimiento de la tan cacareada renovación dio cabida a los planteamientos hechos y asi hasta 1986, cuando en la ULA merideña se inició lo que luego se conocerá como el Movimiento de los No

Descubiertos, que se ha designado desde entonces, como una conciencia y condición distintas para aprehender la historia de este continente y país que continúa hasta hoy en la Cátedra Pio Tamayo de la UCV.

Se celebró en Valencia y Puerto Cabello, el Primer Congreso Venezolano de Escritores promovido por dicha Asociación Nacional presidida en ese momento por la distinguida escritora y bibliógrafa Irma De Sola de Lovera, en homenaje a Teresa de la Parra, entre los días 5-6-7 de Octubre de 1979, y como un solo bloque los escritores hicieron una “toma

simbólica” de la “condenada a la picota”: Casa de la Estrella según registra“El Carabobeño” del 22 de Octubre de 1979. Era tanto el movimiento de la opinión pública en pro del rescate de su olvidado y arruinado patrimonio, que el Gobernador de esa época Arq. Raúl Gómez a través del Decreto No.47 publicado en Gaceta Oficial del Estado Carabobo No.2.069, fecha 30 de junio de 1979 crea “la Comisión para el desarrollo de la Cultura del Estado Carabobo” integrada por 9 miembros y adscrita a la Secretaría de Educación y Cultura del Ejecutivo del Estado encargada entre tantas actividades de “la conservación y defensa del patrimonio histórico, artístico y ambiental de la ciudad” y fueron nombrados para integrarla: José Vitale (presidente), Carlos Vicci Oberto, Alicia Oliveros López, Torcuato Manzo Núñez, Miguel Torrence, Eulalio Toledo Tovar, Luisa Herminia de Celis, Lic.Alfredo Fermín y Luis Cubillán Fonseca.

Cuando sucede la mudanza de la BPC “Dr.Manuel Feo La Cruz” a la calle Comercio ya había culminado el arqueo de las fuentes y material bibliográfico del Estado Carabobo y en Caracas, el Lic.Marcial Ramos Guédez procedía a la revisión de las casi 4000 fichas hechas a mano y colocadas en orden alfabético para dar al final 3.500 rigurosamente seleccionadas que serían enviadas a Colombia, lugar de impresión del libro según decisión

de la directiva de la Fundación del Libro Carabobeño encabezada por Don Torcuato Manzo Núñez, quienes la costearon. Los dos tomos de la Bibliografía del Estado Carabobo fueron bautizados con gran alegría y presencia de las autoridades culturales de Caracas y Carabobo en el Museo de la Cultura, según consta en El Carabobeño, martes 31 de marzo de 1987, p.A-11. Al poco tiempo, el error cometido en Colombia de colocar el Indice Onomástico primero que el cuerpo de la investigación sirvió de excusa a la avidez de los campos magnéticos de los agujeros negros que persiguen a los investigadores, para enviar a la Bibliografía del Estado Carabobo a dormir en la noche de los tiempos.

A partir de ese momento, la cercanía con artistas y artesanos de las especialidades de las artes del fuego, conocidos en los itinerarios a lo largo y ancho del Estado Carabobo, me hizo comprender la importancia que la región valenciana y en general Carabobo ha tenido en el desarrollo de la cerámica desde la etapa precolombina, máxime que la Universidad de Carabobo tiene la responsabilidad de organizar el Salón Nacional de las artes del fuego

desde 1974, por ese motivo bajo la tutoría de Cristina Araujo, desde 1984 fui organizando el material hemerográfico y registro documental de esa área de las artes plásticas, someramente presentado bajo el nombre de “Teluria”, serie que acompañada de entrevistas, publiqué en mi columna “Evatempo” en el Suplemento Dominical “Letra Inversa” del Diario valenciano Notitarde en la etapa comprendida entre 1990-92, cuando ejercía la dirección el

creador de ese encartado, el poeta José Joaquín Burgos. 10 años después ese material fue entregado y por la importancia que reviste para la dignidad y justicia con la región carabobeña, esperaba fuera actualizado y revisado por los especialistas requeridos para la edición final de un óptimo producto, y asi dar un aporte a la superación del vacio de recopilación hemero-bibliográfica existente cuya importancia ha sido refrendada por el crítico de arte Juan Carlos Palenzuela a lo largo de sus columnas en el diario caraqueño “El Universal” donde se ha lamentado de la ausencia de material hemero-bibliográfico sobre las artes plásticas accesible, tanto que “me llevó ocho años de investigación y tres para conseguir editor” para hacer realidad su libro “Arte en Venezuela 1959-1979”, coeditado por CANTV y Banco Mercantil según registra Ana María Hernández en su reportaje “Arte Venezolano de los 60 y 70” aparecido en El Universal, 20 de julio de 2006, p. 3-10… No se si la investigación sobre el Salón Nacional de las artes del fuego estará designada a dormir junto a la bibliografía carabobeña, el mismo sueño valenciano en la noche de los tiempos.

Con incredulidad he observado que a lo largo de los años todo el patrimonio documental ha sido condenado al arcón de lo inservible de manera demasiado evidente ante la importancia prestada al patrimonio edificado y el natural, creando un acumulado abandono del rescate, conservación y difusión del material bibliográfico y no bibliográfico que ratifica nuestro pasado histórico, y debe complementar el registro de todas las manifestaciones patrimoniales físicas, que dispersó a partir de los años 80 el empuje que hizo que en 1974, Venezuela fuera el primer país latinoamericano que se adhirió al marco conceptual propuesto por la UNESCO que invitaba a los gobiernos a planificar y crear sus Sistemas Nacionales de Información (NATIS), para utilizar al máximo, mediante la coordinación de los elementos individuales, los recursos y servicios de información de que disponen. Ha sido tan manifiesta la crisis, que desde 1986 la prensa registra declaraciones como ésta: “Nos estamos quedando atrás. Los desmadres telúricos –como bien lo indica Gabriel García Márquez-, los cataclismos políticos y sociales no nos han dejado mucho tiempo para asimilar las lecciones del pasado ni pensar en el futuro.”

“Latinoamericanos y caribes –precisó García Márquez en el discurso que pronunció en el acto de instalación del II Congreso de intelectuales celebrado en La Habana- nos acercamos al S.XXI con la sensación desoladora de habernos saltado el S.XX: lo hemos padecido sin vivirlo…nosotros apenas empezamos a vislumbrar los beneficios de la revolución industrial” (GUZMAN, Patricia: “La carencia de bibliografía agrava la crisis”. IN: El Nacional 16 de mayo de 1986, pág.C-16). Este artículo recoge las declaraciones de miembros de la Junta Directiva de la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria donde advierten: “…sin bibliografía actualizada los institutos de investigación y las universidades sufrirán un golpe mortal. Proponen que las bibliotecas sean declaradas patrimonio nacional”.(Ibid)

Henrique Salas Romer (Puerto Cabello, Venezuela, 17 de abril de 1936) Primer Gobernador del Estado Carabobo electo por el pueblo carabobeño.

Esa preocupación por rescatar el patrimonio edificado monumental y estatuario, el natural a través de leyes que controlen la destrucción de la fauna, la flora y tantos recursos naturales a punto de extinción además del triste abandono en que estaban sumidos los parques y plazas se reflejó en el Estado Carabobo después del proceso de descentralización ocurrido en la nación a comienzos de la década de los 90, en decretos y leyes como el siguientes:

  • Gaceta Oficial del Estado Carabobo, Ordinaria No. 2.203, de fecha 31 de enero de 1992, Decreto 003 en el que se declara 1992, AÑO CULTURAL DE CARABOBO, cuyo alcance y el de los decretados en años siguientes no puedo exponer por falta de pruebas que sostengan mi exposición, igual que el programa cumplido por la Red de Bibliotecas Públicas y los objetivos de la Sala Estadal de la BPC “Dr.Manuel Feo La Cruz” y la actualización de la Bibliografía del Estado Carabobo, ya que me dediqué a la investigación en la Abadía Benedictina “San José” de Güigüe que produjo las publicaciones ofrecidas al público en la Hospedería de la misma, realizadas con el segundo Abad Dr. José María Martínez OSB., con el diseño del artista plástico Edmundo Vargas, publicados en los años 1994-95 por Ex-Libris Editorial.

Solo puedo dar fe, que en 1982 mi cargo de Investigadora y Bibliógrafa Regional fue asumido a mis espaldas gracias a las artes heredadas del Dr. Miguel Peña, por un miembro de la godarria valenciana sin títulos que lo acrediataran, sólo ser un gentil socialité al mejor estilo de Maquiavelo valenciano, amparado por la jerarquía eclesiástica local, los intereses de la valencianidad más rancia y las autoridades de turno o la complicidad de autoridades universitarias que necesitaban el charol intelectual que amparara sus ignorancias en ese aspecto, sin calibrar el daño que ocasionaban permitiendo que las otrora instituciones culturales valencianas de calidad y efectivos éxitos, se convirtieran en lo que son hoy en dia, agencias de festejos, de condecoraciones, premiaciones y trampolín para proyectarse en el país, de personajes cuyas credenciales son su ambición y ego desmedido, que no miden las formas cómo alcanzan sus objetivos personales, algunos inclusive sin verdadero peso moral para continuar la obra de quienes levantaron esas instituciones a punta de trabajo y sincera entrega en pro de la cultura de la región y no de sus intereses exclusivamente individuales.

A escala nacional en la Gaceta Oficial No.4.623 Extraordinario de fecha 03 de setiembre de 1993 se publicó la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Nacional y su Reglamento, colocando al creado Instituto de Patrimonio Cultural a la cabeza de la gestión en esa área. Produce el IPC la serie “Inventarios” en la Colección Cuadernos del Patrimonio Cultural, el ejemplar “Carabobo 1” en el año 1998, 76 p. con el registro de los patrimonios arqueológico, mueble e inmueble, con agradecimiento a la Secretaría de Cultura del Ejecutivo del Estado, la Alcaldía de Valencia y el Ateneo de Valencia…en permanente actualización, ya que es una obra de referencia invalorable. En esa corriente de oficialización de los entes dedicados al patrimonio, “Por disposición del ciudadano Gobernador del Estado Carabobo (Enrique Salas Römer) procédase…a insertar en Gaceta Oficial del Estado Carabobo (Edición Extraordinaria) Decreto No.024, mediante el cual se crea “Fundación del Patrimonio Histórico y Cultural del Estado Carabobo (FUNDAPATRIA) de fecha 06 de febrero de 1996, emanado de este Ejecutivo”,

DR. Ricardo Bello, Director Ejecutivo de la Fundacion Circuito de Museos del Estado Carabobo (FUNDAPATRIA)

la cual procedió a hacer efectivo el rescate de edificaciones íconos de la historia del Estado, a través del Proyecto Museológico: “MUSEIA Arte, Arquitectura y Museología” bajo la dirección de las arq. Nidia Gutiérrez y Fabiola López Durán.

Por interés estrictamente personal de la Vice-Presidenta de FUNDAPATRIA, ocupada por la “Mujer cuatricentenaria”, eje de la cultura valenciana, Frida Añez, se comenzó a llevar un registro hemerográfico de las casas rescatadas y acciones regionales a favor del patrimonio, aunque no aparecía en el programa puesto en ejecución desde 1999, será años después (2006) bajo la Vicre-Presidencia del Ing. Carlos Rodríguez en FUNDAPATRIA, y sobre todo gracias a la designación de la Lic. Dianora Rodríguez Silva en la Dirección del Archivo General del Estado dependiente de la Secretaría de Gobierno del Ejecutivo Regional, que se renuevan los bríos y se resucita aquello que en los años 70 era el deber ser del rescate, conservación y difusión del patrimonio documental, memoria ineludible de la historia de una región y por ende, de toda una nación.

La importancia del patrimonio documental se pone de manifiesto en momentos en los que se debe recuperar la memoria histórica de un pueblo como fue el caso sucedido en 1998 cuando el Instituto de Patrimonio Cultural, solicitó a un equipo multidisciplinario carabobeño bajo la Coordinación General de la Arq. Sara de Atiénzar, el “Estudio Especial del Centro Histórico de Valencia. Inventario de los inmuebles de valor”, que se completó con el “Inventario del Patrimonio Mueble e Inmueble del Estado Carabobo”. Esa coyuntura nacida del interés mundial por el rescate de los centros históricos urbanos, motivó también a la Dirección de Planeamiento Urbano de la Alcaldía de Valencia a solicitar a la misma Arq.Atiénzar, el “Estudio del Centro Tradicional de Valencia”, el cual fue realizado en seis meses, a través de un proceso de búsqueda, encuesta e indagación, en la que fueron consultadas fuentes documentales, orales y escritas de diversa índole, en distintos centros de Valencia y Caracas. En el transcurso de la investigación se dieron cuenta de la poca bibliografía existente sobre la historia de Valencia, y en palabras de algunos de los historiados, “Valencia representa una de las más grandes lagunas de la historia de Venezuela”, pues su historia está reseñada en crónicas, libros de referencia sin ningun rigor

metodológico como “Génesis y Evolución de la Cultura en Carabobo” de Luis Augusto Núñez, “Poetas y prosadores de Carabobo” de Luis Guevara y Enrique Grooscors, y de reciente aparación el excelente trabajo sobre la región valenciana del Dr. Armando Martínez editado en libro por la Universidad de Carabobo, donde a pesar de su rigor científico tiene que recurrir a las entrevistas personales, el análisis de las crónicas existentes y el poco material documental que se encuentra en buen estado. Demostración palpable de la efectiva acción de las “autoridades culturales” que desde mediados de la década de los 80 y a lo largo de todos los años 90 detectan la dirección de las instituciones culturales carabobeñas dinamizadas de forma efectiva durante tantos años como vimos en recuento anterior hasta l986.

En los comienzos del año 2006, el interés demostrado por el Instituto de Patrimonio Cultural para actualizar el registro del patrimonio del país, ya que el Gobierno Nacional enfatiza en la necesidad de recuperar la identidad nacional dispersa u olvidada, ha recibido la respuesta en escala regional a través de FUNDAPATRIA y el Ejecutivo carabobeño ha declarado nuevas manifestaciones tradicionales como patrimoniales regionales, lo cual demostró de forma absoluta, la importancia del registro documental y estructuración de Centros especializados, ya que las autoridades que desde 1989 estuvieron al frente de los destinos de la secretaría de Cultura del Ejecutivo carabobeño, y los coordinadores de las áreas interesadas están de manos vacías a la hora de presentar el registro y material bibliográfico y no bibliográfico producido durante esos años, eliminado, perdido o no conservado como debe ser, lo cual ha significado una pérdida irreparable, ya que deben en el presente y con la premura del caso levantar estudios y registrar acontecimientos sin el material hemero-biblio-audiovisual requerido, demostrando con eso que se han quedado atrás a la hora de responder a los organismos nacionales, rectores de las políticas públicas, que si conocen de la importancia de la guarda y custodia de esos materiales a lo largo del tiempo. El diario “El Carabobeño” registra el 1 de agosto en su p. A-6 una ponencia extraordinaria de la Prof. Consuelo Ramos de Francisco titulada: “Presente y futuro de la Gestión Documental” donde expresa entre otros puntos: “No sólo hay que preservar el patrimonio cultural, sino los documentos, y ésa es una preocupación que en la actualidad tiene la UNESCO porque hemos perdido mucha memoria documental”.

El Carro de Drácula ¿se llevará también la libertad del arte como expresión humana? Chi lo sa, sólo el Gobernador actual Rafael Lacava lo sabe.

Como decía Don Rómulo Gallegos: “Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”…36 años después, las cosas han regresado al mismo lugar renovando las esperanzas que estuvieron encerradas en el infranqueable castillo de la Bella Durmiente. ¿Será el momento de llegada del beso de amor?...o continúan las barreras macizas y alienantes del ego humano desmedido, impidiendo el despertar de la dormida y vapuleada cultura en Valencia a pesar de la sesgada propaganda reseñada por el único y vitalicio periodista del medio cultural, testigo y protagonista de todos los movimientos, instituciones, comisiones y detalles por ínfimos que fueran del acontecer valenciano desde la década de los 70?."

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