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“La decadencia adeco/copeyana llegó al cabo de 40 años; la de los chavistas fue instantánea, se corr

Las gracias a mis asesores Deilyn Conde, Dr. José Enrique González y mi hijo Carlos Fernando Fierro, verdaderos expertos en literatura y cine de temas fantásticos.

En esta entrada debo reconocer la gentil colaboración de Rosa Vaccara de Di Prima, quien me brindó su valioso aporte cuando estaba enredada en mis reflexiones. Gracias, querida amiga. A todos los eximo de responsabilidad en los contenidos políticos.

Un supervillano es una variante del personaje tipo villano, comúnmente encontrado en cómics, cine de acción y ciencia ficción. Los supervillanos típicamente idean planes complejos y ambiciosos para acumular poder y suprimir adversarios. A menudo tienen nombres y trajes coloridos u otras excentricidades. Los supervillanos son usados a menudo como enemigos de superhéroes y otros héroes ficticios. Su inteligencia extraordinaria, superpoderes o ambición los convierte en antagonistas viables para los héroes más poderosos.Muchos supervillanos comparten algunas características típicas de los dictadores, mafiosos y terroristas del mundo real..

Cuando me enfrenté a la tercera entrega de mi trabajo sobre los personajes de la literatura y cines fantásticos, representados en jerarcas de la Quinta República, y veo que me tocan el Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela: Dr. Tareck Zaidan El Aissami

Maddah, (El Vigía, Mérida, Venezuela, 12 de noviembre de 1974), el Ministro del Poder

Popular para la Educación: Lic. Elías Jaua Milano (Caucagua, 17 de diciembre de 1969) y el Fiscal General de la República Dr. Tarek William Saab Halabi (El Tigre, estado Anzoátegui,

Venezuela, 10 de septiembre de 1962), paralelo a la Dra. Luisa Marvelia Ortega Díaz (Valle de la Pascua, estado Guárico, Venezuela, 11 de enero de 1958) me quedé en cero. Para redactar esta entrada tuve que sentirme inmersa en la prehistoria, igual que los protagonistas de Jurassic Park, si, esa película estadounidense de ciencia ficción y aventuras estrenada en 1993, dirigida por Steven Spielberg y producida por Kathleen Kennedy y Gerald R. Molen, que fue la primera entrega de la franquicia de Parque Jurásico y la única que vi, porque me aterró. Se basa en la novela homónima publicada en 1990 por Michael Crichton y en un guion escrito por el propio Crichton y por David Koepp. Los papeles principales son interpretados por Richard Attenborough, Sam Neill, Jeff Goldblum y Laura Dern. El filme se desarrolla en la ficticia isla Nublar, ubicada frente a la costa del Pacífico de Costa Rica, donde un filántropo multimillonario y un equipo de científicos genetistas han creado un parque de vida silvestre de dinosaurios clonados. Durante una visita de evaluación de un grupo de expertos, un empleado del parque corta la electricidad para intentar robar varios embriones y accidentalmente facilita el escape de los peligrosos animales prehistóricos. Al calor de su éxito se estrenaron tres exitosas secuelas, The Lost World: Jurassic Park (1997), Parque Jurásico III (2001) y Jurassic World (2015). Una quinta entrega, Jurassic World: Fallen Kingdom, se estrenará en junio de 2018.

La temática de las películas, consistente en la recreación de vida dinosauria, impulsó igualmente el desarrollo de las investigaciones sobre el ADN primitivo y el análisis paleontológico de fósiles. Asi como el saber todo lo que está detrás de la presencia de los “árabes” denominados en general “turcos” por la ignorancia y pendejada que nos caracterizaron a los venezolanos por siglos…hasta que

Carlos Puebla cantando "En eso llego Fidel", filmado en Habana.

gracias al comunismo que nos impuso Fidel Castro con la paciencia del asesino que espera en la bajaita a sus víctimas, “el Comandante” a través de Hugo Chávez nos hizo ver el vientre de la bestia por dentro, y ya “el turco” no era el vendedor de cortes de tela a domicilio y por cuotas, al que cantaba la música cañonera con su estribillo “Ahí va, ahí va, ahí va la niña ahí va, ahí va, ahí va, con su turquito atrás…y se le está escondiendo para no pagar”, y nos tenemos que calar a tres dignos representantes de la versión venezolana de los “turcos”, que ni idea teníamos de lo que estaban haciendo sus correligionarios en la multiplicidad de versiones, que van desde los arios/persas (Irán) a los palestinos, con nosotros a nuestras espaldas; estos personeros del actual régimen son, al menos para esta entrega de mi estudio los dignos representantes del “emburramiento” que lentamente nos hicieron “los turcos” a través de los años hechos los bolsas…Hugo Chávez es el “empleado del parque jurásico que corta la luz y despierta a la bestia…”que vimos en la primera entrega de la saga Jurassic Park. Y acudo a estas películas, porque el problema del Medio Oriente data desde los orígenes de la humanidad, lo que pasa es que al menos yo, sólo

sabía de ellos a través de Michel Demitri Chalhoub (en árabe, عمر الشريـف, pronunciación en árabe egipcio: ˈʕomɑɾˤ eʃʃɪˈɾiːf), conocido como Omar El Cherif, Omar El-Sharif, Omar Cherif y, posteriormente, como Omar Sharif(Alejandría, Reino de Egipto; 10 de abril de 1932 - El Cairo, Egipto; 10 de julio de 2015), actor egipcio de ascendencia siria; “Lawrence de Arabia”,

película angloamericana de 1962 del género épica-histórica dirigida por David Lean basada en la vida de T. E. Lawrence. Interpretada por Peter O'Toole, Omar Sharif, Anthony Quinn, Sir Alec Guinness, Jack Hawkins, Sir Anthony Quayle, José Ferrer, Claude Rains, Arthur Kennedy y Fernando Sancho, entre otros, y su libro homónimo Lawrence de Arabia escrito por John Mack, biografía que ganara el premio Pulitzer y contribuyó decisivamente a rescatar a T. E. Lawrence del proceso de mitificación al que parecía destinado irremediablemente. En esta obra, John Mack explora, de un modo a la vez sensible y objetivo, la relación entre la vida interior de Lawrence y los actos de gran significado histórico que llevó a cabo. Las extensas citas del personaje en cuestión y el acceso a su correspondencia, así como a los despachos del Ministerio de la Guerra y a muchas cartas inéditas, constituyen los fundamentos de esta delicada investigación sobre las dimensiones psicológicas de la personalidad de Lawrence. Además, el autor examina los aspectos más pertinentes de la historia, la política y la sociología de la época para sopesar las verdaderas fuerzas con las que Lawrence se enfrentó y que influyeron decisivamente en su persona.Es considerada una de las mejores películas de la historia. Fue elegida en el puesto número 5 de las 100 mejores películas por el American Film Institute en su lista original de 1998 y número 7 en su lista actualizada de 2007. Encabeza el AFI's 10 Top 10 en la categoría de "Películas épicas".

En 1991, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry, Los cuentos de “Las mil y una noches”, el pocotón de películas bíblicas de los años 50, y clásicas como

The Sheik (El jeque, El caíd o El sheik) largometraje mudo estadounidense de 1921 basado en la novela homónima de Edith Maude Hull y dirigido por George Melford, con Rodolfo Valentino como actor principal, que narra cómo una belleza inglesa se resiste al príncipe que la secuestró en el desierto hasta que él salva su vida…Las guerras árabes israelíes, y un

detalle nuevo ingresado a mis conocimientos adolescentes gracias a la existencia de Simón Nehemet Chagin, un sirio propietario del abasto San Simón en el edificio Dopa en Caracas, que desde su llegada a la zona en abril del 64 había sabido granjearse el aprecio y la amistad de vecinos y militares. Natural de la aldea Maten Arnuk, cercana al mar Mediterráneo en la que su familia como el resto de los campesinos se dedicaba al cultivo de olivares propiedad de antiguos terratenientes. La infancia de Simón estuvo marcada por la situación política que en su país había dejado la primera guerra mundial. Hasta 1918 Siria había formado parte de las posesiones del gran Imperio Otomano; la disolución de aquel en la primavera de 1916 y el reparto de su territorio entre las potencias europeas dejó a Siria bajo el mandato francés; aquel giro llevó al país de los olivos del régimen feudal al capitalista generando un proletariado que muy pronto lideraría la lucha por la independencia.En 1941 Francia hubo de reconocer formalmente la existencia de la República Siria pero no fue sino hasta 1945 cuando sus tropas abandonaron el territorio empujadas por una insurrección nacional. Luego de la independencia vendría la lucha por mejorar las condiciones de obreros y campesinos; a los 14 años Simón participó en una huelga en su aldea natal y a los 16, cuando aún estudiaba bachillerato fue detenido y torturado por miembros de la Brigada Anti-comunista de Damasco; golpeado y herido pasó 121 días en un calabozo. En 1953 un nuevo gobierno decretó la amnistía general y Simón recobró la libertad. Al terminar el bachillerato ingresó en la escuela de medicina de la Universidad de Damasco pero por razones económicas no pudo culminar la carrera. En 1956 Simón Nehemet Chagin oyó hablar de Venezuela, un país en el que los extranjeros tenían posibilidad de trabajo así que tramitó un crédito hipotecario para pagarse el pasaje y el 5 de octubre, solo y sin dinero, llegó al puerto de La Guaira...Desde su llegada comenzó a vincularse con miembros del Partido Comunista hasta que en "aquella reunión eran militantes del Partido Comunista adscritos a la parroquia San Juan. Solo cuando entró el último de los conspiradores, un fuerte carraspeo terminó con el susurro; el jefe de la célula parroquial comenzó a enumerar los puntos a tratar en el orden de día. En ese momento uno de los hombres pidió la palabra, era Simón.-Camaradas – dijo en un español fuertemente matizado por las inflexiones de las lenguas afroasiáticas – Tengo algo que comunicarles: He tomado la decisión de abandonar la lucha política por un tiempo, tengo muchas necesidades por cubrir y creo que es mejor que me ocupe exclusivamente de mis negocios.Aquellas palabras rasgaron con un aire helado el bochorno de la habitación; en medio del embarazo, nadie acertaba a decir nada, todos miraban a Simón con asombro. El jefe retomó la palabra para preguntarle que si había meditado bien aquello. Simón, con aplomo respondió que si, que era solo por un tiempo. Sintió sobre si las miradas de desprecio y supo que luego de aquello debía abandonar la reunión. Cuando terminó de salir, los otros comentaron con sorna:– Otro más que deserta. ¡Bonitos comunistas que tenemos! Cuando la cosa se pone dura buscan cualquier excusa para irse.Desde ese día sus compañeros le retiraron la palabra. Lo que no podían saber era que días antes, el 7 de marzo de 1964, Simón había recibido de parte del profesor Alberto Lovera, órdenes expresas de abandonar toda actividad político partidista porque los mandos centrales del partido lo habían destinado a una importante misión: dirigir los trabajos de construcción del túnel que haría posible la fuga de dos miembros del Comité Central presos en el cuartel San Carlos.– A partir de ahora, camarada, debe evitar cualquier movimiento que lo pueda poner en evidencia, tiene que pasar como cualquier otro musiú, pendiente solo de sus negocios.Simón asintió con fervor militante; desde que llegó a Venezuela había pasado por momentos muy duros. Para sobrevivir se dedicó al comercio a menudeo de telas y todo tipo de ropa, caminaba largas jornadas tocando de puerta en puerta para colocar la mercancía que le fiaba su paisano Jorge Atramiz quien tenía una tienda en el número 18 de Puerto Escondido. Por las noches llegaba al cuartucho que había alquilado en una pensión por los alrededores de la plaza de Capuchinos. Intentando ser fiel a la tradición de lucha de los pueblos árabes organizó un grupo de discusión política entre sus compatriotas; en algún momento se trasladó al oriental estado de Anzoátegui que recorrió de cabo a rabo para hablar de socialismo. En 1958 se incorporó al Partido Comunista de Venezuela y con el tiempo llegó a ser el Secretario de Finanzas de su célula.En 1964 con un conveniente disfraz de “baisano” se puso a trabajar en la operación más peligrosa de su vida; si por algún motivo llegaba a ser descubierto solo podía esperar la cárcel o la muerte.La Casa de Jabonería a MacuroEn la parte trasera del cuartel San Carlos discurre una estrecha franja curvada con pocos edificios y menos transito; es la calle que va de Jabonería a Macuro. De los alrededores es la zona más cercana al cuartel por lo tanto era el lugar ideal para construir el túnel. El 20 de marzo del 64 comenzó la búsqueda de la casa por esa zona. Dentro de la fortaleza los presos organizaron su diario devenir; en cada sector crearon la figura de “Jefe de día” un cargo en el que se turnaban. El Jefe de día debía hacer la limpieza, atender la cocina y representar a su grupo ante las

autoridades. Cada día se organizaban discusiones políticas; como los carceleros permitieron el ingreso de libros y máquinas de escribir, algunos de los detenidos pasaban largas horas escribiendo y leyendo.En junio de 1964 Simón pagó 20.000 bolívares por el arriendo de un local comercial declarado en quiebra: el abasto Macuro propiedad del español Manuel Pérez Álvarez. El 14 de junio abrió al público el abasto “San Simón”, como era reglamentario el negocio debía ser inspeccionado rigurosamente y su propietario debía responder una encuesta ante las autoridades del cercano penal. Luego de salvar ese trámite Simón tendría un salvoconducto para transitar por la zona. El sirio se puso a la orden de los oficiales y soldados; con el tiempo se iría ganando su confianza dándoles créditos y ofreciendo oportunos prestamos que salvaran la distancia entre quincenas. Con los vecinos se mostraba igualmente simpático, “San Simón” había llegado para hacerles la vida más llevadera. Poco a poco Simón se convirtió en un vecino más de la zona.En agosto Simón comunicó vía “correo” a los presos del San Carlos que antes de comenzar los trabajos de excavación necesitaba de un periodo de prueba para ganarse la confianza de los vecinos. La idea que concibió para lograr ese cometido era sencilla: el abasto “San Simón” otorgaría créditos muy flexibles y precios en rebaja. Afortunadamente nadie reparó en que el negocio del sirio lejos de hacerlo rico le generaba continuas pérdidas, de hecho no le daba ni para pagar el arriendo. Simón estimaba que los trabajos del túnel podían comenzar en octubre. Mientras todo aquello se preparaba seguía cayendo gente presa, el gobierno que no se daba abasto para alojar a tanto detenido creó los Teatros de Operaciones, (TO), tenebrosos campamentos militares en los que se practicaban distintos métodos de tortura y asesinato, entre los que destacaba el lanzamiento de personas desde helicópteros artillados". Desspués de muchas peripecias, el domingo 5 de febrero de 1967 se lleva afeliz término lo que se llamó "la fuga

del Cuartel San Carlos" de Guillermo García Ponce, Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez.Simón Nehemet Chagin logró salir del país rumbo a la Unión Soviética, todos los esfuerzos que se hicieron para capturarlo fueron infructuosos, Cuando vivía en Moscú recibió la propuesta de incorporarse al servicio de espionaje de la KGB, hablaba árabe y español y había demostrado tener suficiente temple en las situaciones de peligro. No se sabe si trabajó como agente secreto. Simón falleció en 1986 en Damasco, cuando tenía 50 años, murió en la misma tierra que lo vio nacer y en paz con sus principios. Asi supe de las vinculaciones de los "árabes" con los izquierdista venezolanos, y ahora con el gobierno de Hugo Chávez "me acyó el veinte" pues la presencia de los "turcos" en el mundo es algo más que la presencia de los tuareg príncipes del desierto del Sáhara, quienes altivos e irreductibles

luchan por sobrevivir en los convulsos territorios del norte de África que me fascinaban, nos lleven a acceder a esas milenarias culturas sin de verdad saber nada, puro romanticismo ramplón...Ni el cerebro lo tenemos despierto para entender esa vaina. Confieso que me caí de culo de la noche a la mañana, con la mafia árabe, que en especial Tareck El Aissami representa de forma tan excelsa. Su efecto para mi en la revelación de la verdad de la relación de Venezuela con el mundo árabe fue el del Demonio de Tansmania…

Taz, o el Demonio de Tasmania es un dibujo animado creado por la Warner Brothers y presentado en la serie Looney Tunes. Apareció solo cinco veces antes de que el estudio de animación de la Warner (Warner Bros. Animation Studio) cerrara, pero la mercadotecnia y las apariciones en televisión más actuales le dieron popularidad en los años noventa, gracias a su serie propia llamada Tazmania y actualmente su aparición en la serie Baby Looney Tunes (Los pequeños Looney Tunes), lo que lo ha convertido en uno de los más reconocibles miembros de los Looney Tunes.

El demonio de Tasmania era en general un antagonista de los gags de Bugs Bunny o el Pato Lucas. Su creador Robert McKimson basó el personaje en el animal llamado demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) y lo hizo trasladarse a una velocidad enorme que lo hace parecer un pequeño tornado en donde ocasionalmente se divisa su mano o pie rotando caóticamente, cuando embiste en esta forma es capaz de perforar rocas y gruesos troncos sin desacelerar su marcha y en caso de atacar a una persona o animal estos giran algunos instantes dentro y posteriormente son escupidos con la ropa o el pelaje destrozados y bastante golpeados.Ese fue el efecto que tuvo sobre mi, saber lo que hacían desde antaño la mayoría de "los turcos" e Venezuela.En un inicio solo se le llamaba genéricamente El demonio de Tasmania, pero en la década de 1990 con la aparición de la serie animada Tazmania se popularizó llamarlo Taz, apelativo que perduraría más allá de la serie entre los fanáticos. En esta serie se muestra que en realidad vive con su familia, donde es el hijo mayor de tres con un padre y una madre profesionales, siendo el arquetipo de la familia suburbana de clase media-alta estadounidense. Según esta serie los demonios de Tasmania son seres civilizados, socialmente modernos y de gustos sofisticados, sin embargo Taz es una excepción a la regla, rechazando usar ropa o hablar y mostrando un comportamiento salvaje, aunque es muy apegado a su familia, siendo un hijo obediente y un hermano mayor tolerante y sobreprotector sobre todo con el menor, quien lo ve como una imagen que admirar.En el año 2011 reaparecería nuevamente en el Show de los Looney Tunes, donde escapa del Zoo local y es encontrado por Bugs, quien lo confunde con un perro callejero, lo adopta y acaba domesticándolo, por lo que a pesar que posteriormente descubren que es un demonio de Tasmania él mismo decide quedarse a vivir allí como el perro guardián de Bugs, en una casa para perros en el patio, por lo general adora a Bugs y respeta a Speedy Gonzales ya que este se comporta como César Millán en su presencia, sin embargo tiene una relación conflictiva con Lucas, a quien en más de una ocasión ha hecho pasar malos ratos al atacarlo, lo mismo que a cualquier vecino o desconocido que intente entrar sin permiso o que caiga en el patio.

Desde antaño se han burlado de nosotros, los crédulos y hospitalarios receptores de inmigrantes de cualquier parte, esos que al igual que las figuras que Antonio Arráiz creó en su cuento “Tio Tigre y Tio Conejo” (1945) “El pobre tío Tigre estaba echado debajo de una mata de mangos relamiéndose sus pobres patas ya que un Puerco Espín le había lanzado todas sus espinas por todo su pobre cuerpo. Ese Tío Conejo si es mañoso y astuto. Se dio

cuenta a tiempo de que lo había engañado ofreciéndole una mano de cambur para comérmelo, y ni corto ni perezoso llamo al tío cachicamo que a su vez era muy amigo del Puerco Espin, y no me dio tiempo ni siquiera de ponerle una garra encima gimiendo todavía por el dolor que le habían producido las heridas de las espinas. Sin embargo, en ese momento paso un gran zamuro cerca de Tío tigre diciéndole: - Quieres comerte a Tío Conejo, yo te puedo ayudar, pero eso sí, me tienes que dar una parte de los animales que caces para tus comidas…” nos la hemos echado de vivos siendo unos redomados bolsas, asunto que el psicólogo Axel Capriles toma de forma magistral como el “tío conejo” viveza y liviandad juntas como características de nuestro gentilicio.,Capriles tiene un diplomado en Psicología Analítica. Es doctor en Ciencias Económicas y miembro de la Asociación Internacional de Psicología Analítica. Autor de El complejo del dinero, La picardía del venezolano o el Triunfo de Tío Conejo y Las Fantasías de Juan Bimba, entre otras publicaciones, que recomiendo leer.

Fuimos usados como pendejos para ocultarse y mezclarse con humildes pero honorables mujeres venezolanas para crear lazos con los terroristas fanáticos de hoy en día, cuando esa vaina tan cruel y sangrienta no formaba parte de nuestros genes cósmicos, hasta por resistencia a temperaturas, no hemos vivido calores desérticos, pues nuestros mayores grados centígrados son en el Estado Zulia y nuestra experiencia de caminar por el desierto son los Médanos de Coro (Edo. Falcón). Confieso que es mucho camisón pa´Petra pedirnos a los hijos de Simón Bolívar que comprendamos los meandros de la mente “árabe”…

Los descubrimientos a los que he accedido son “mucho con demasiado” y no los entiendo a cabalidad, por tanto a la hora de buscar similitudes para comparar a mis tres personajes presentes en la “nomenklatura” chavista/madurista, tuve que remontarme a la saga “El Padrino”, aunque debo aclarar que una cosa es la mafia siciliana y otra la árabe, por tanto, salvando las distancias, presento a mis lectores lo que para mi sería “equivalente” de los ilustres doctores chavo/maduristas y la mafia, haciendo la salvedad de Tareck William Saab que para mi, exige otro personaje de los comics de Disney.

Pero antes creo oportuno manifestar lo que pienso: Nunca me imaginé que esa cantidad de historias que oia a mis amigos descendientes de "árabes", donde habían noticias de asesinato, abandono de repente de la mujer y el hogar, desapariciones increíbles, etc. eran producto de un plan maestro de ideologización musulmana, que extendía sus tentáculos a esta tierra de gracia. Gracias al gobierno de Hugo Chávez Frías me hundí en el tremedal de una realidad que ni pendiente en otros años. La Guerra de los 6 días, la cual fue un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por la República Árabe Unida denominación oficial de Egipto por entonces, Jordania, Irak y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967que conocí siendo estudiante de bachillerato, me hizo ver que el tamaño lío entre israelitas y palestinos, árabes y judíos, que aunque veía lejos de mi realidad, me llamó la

atención y comprendí que era un problema muy, muy lejano, sin solución porque tenía su origen en el personaje bíblico Abraham que nos había echado una vaina: según Génesis 12:2, cuando Abram tenía 75 años de edad, Dios le prometió hacer de él una nación grande. Para eso, Abram necesitaba tener al menos un hijo. Fue así como según Génesis 15:4 Dios prometió a Abram un hijo. 10 años más tarde de la promesa hecha a Abram de hacer de él una nación grande, cuando Abram tenía 85 años, Saraí su esposa (que era anciana también) comenzó a preocuparse mucho porque no quedaba embarazada. En su desesperación sugirió a su esposo Abram que se acueste con la sierva llamada Agar, para levantar en ella descendencia. La típica forma humana de dar una mano a Dios, lo cual normalmente resulta en terribles consecuencias… La consecuencia fue tan horrorosa que hasta ahora lamentamos por ello.

El asunto es milenario, según Génesis 16:16, cuando Abram tenía 86 años, nació el hijo de la sierva Agar, cuyo nombre fue Ismael(que significa Dios me escucha). Pero a pesar de la infidelidad del hombre, Dios permanece fiel. Dios no puede faltar a sus promesas. Según Génesis 17:1, cuando Abram tenía 99 años, Dios cumplió su promesa y su esposa Saraí quedó embarazada. Génesis 25:5-6 donde dice: “Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac “el hijo de la promesa”. Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental”

Ismael fue expulsado junto a su madre del hogar de Abraham porque Ismael supuestamente tomó una actitud burlesca de menosprecio hacia Isaac, otros dicen que Agar se burlaba de Sara, lo importante es que Sara le pidió a Abraham que botara de la casa a la esclava y a su hijo. Agar e Ismael vagaron por el desierto de Beerseba, donde estuvieron a punto de morir deshidratados. Un ángel de Dios le indicó a Agar el camino hacia una fuente de agua, lo que les salvó la vida a ambos, porque Dios había dicho "también del hijo de la sierva haré una nación" (Gn. 21: 13 al 21).

A pesar de la primogenitura de Ismael, Dios aclara a Abraham que el destinatario de su pacto y heredero de la tierra prometida sería Isaac: "Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. Mas yo estableceré mi pacto con Isaac,

el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham. (Génesis 17:19-22 RVR60)"

Ismael creció y se fortaleció en el desierto de Parán al sur de Canaán. Se casó con una egipcia, fundó Ismailia y fue padre de doce príncipes. Tuvo además una hija, que vino a ser esposa de Esaú (hijo de Isaac) Ismael e Isaac sepultaron juntos a su padre Abraham Ismael murió a la edad de 137 años . Sus descendientes, los ismaelitas, se establecieron entre la frontera de Egipto y el golfo Pérsico. El profeta Mahoma registró que Ismael fue la cabeza de su genealogía. Según el islam, Ismael colaboró en la construcción de La Meca.

De Isaac descienden las Doce tribus del “pueblo elegido”, los judíos.

Los musulmanes poseen su versión sobre Ismael la cual refuerzan con pasajes de la propia Biblia, por ejemplo. Durante los días del Hajj o Peregrinación, los peregrinos en Meca y los musulmanes en todo el mundo rememoran las ofrendas del profeta Abraham e Ismael sacrificando ganado.

Como se dijo, para los islámicos el sacrificio de Abraham fue hecho con su hijo Ismael y no con Isaac. La controversia se da en las fechas del sacrificio y la circuncisión, pues la Biblia no las específica. En palabras de la Biblia:

Génesis 17:24-27:"Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. E Ismael su hijo era de trece años cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. En el mismo día fue circuncidado Abraham e Ismael su hijo. Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en la casa, y el comprado por dinero en el extranjero, fueron circuncidados con él.".

Recordemos que Abraham (P) tenía cien años al nacer Isaac.

Un año más tarde Isaac nació y fue circuncidado al cumplir ocho días de nacido (Génesis 21:4-5): "Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años, cuando le nació Isaac su hijo."

Para los islámicos, la circuncisión y el sacrificio fueron hechos en ese momento y, por tanto, un año antes del nacimiento de Isaac. Recordemos la cita "toma a tu hijo, a tu único hijo" que bien podría ser considerada ambigua.

Los descendientes de Ismael, el profeta Mahoma, y todos los musulmanes, siguen fieles hoy día a este pacto de circuncisión. En sus oraciones cinco veces al día los musulmanes incluyen en sus plegarias a Abraham y sus descendientes, incluido Isaac, junto con Mahoma y sus descendientes.

Desde el Islam se piensa que los textos de la Biblia y la Torá han sido adulterados. Los acepta como revelaciones divinas y por lo mismo aborrece la idea del adulterio de los textos sagrados. Toman como referencia aquél pasaje "toma a tu hijo, a tu único hijo Isaac", según esta versión, aquí debería decir "Ismael", puesto que Isaac no habría nacido aún. Se cree que lo que se cambió fue el nombre y se conservó la palabra "único" que denota el error y pone en evidencia la adulteración del texto.

Los judíos y cristianos mantienen que Isaac era superior a Ismael ya que según sus puntos de vista este último era hijo de la esclava la cual no era esposa de Abraham; sin embargo en Génesis 16:3 se afirma: "[...] tomó Sara, la mujer de Abraham, a su esclava Agar la egipcia, y se la dio por mujer a su marido Abraham". Con lo cual, Agar era lo que se puede llamar una segunda esposa, ya que la poligamia era una práctica habitual de la época. Bajo esta percepción se apoya la versión islámica. Y, bajo esta percepción también, (puesto que en aquél momento la sociedad era patriarcal), Ismael tendría la primogenitura irrefutable. Pues, desde este punto de vista, si el matrimonio era legal, los hijos no podían ser ilegales. Por otro lado afirman que un matrimonio entre dos extranjeros [un caldeo (Abraham) y una egipcia (Agar)] era más legal que un matrimonio entre un hombre con su propia media hermana, ya que Génesis 20:12 dice: "Y a la verdad [Sara] también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre.¨

Otras citas bíblicas que se citan para defender el punto de vista islámico sobre Abraham, Ismael e Isaac son las siguientes: Génesis 21:13: "También del hijo de la sirvienta haré una gran nación, porque es tu simiente." Génesis 21:18: "Levántate, alza al muchacho (Ismael), y aguántalo en tu mano, porque haré de él una gran nación." La pregunta bajo estas citas es: si de Abraham iban a nacer dos naciones, ¿Por qué despreciar tanto o hacer tanta diferencia entre sus hijos?

También se alega que la Ley Mosaica asigna claramente el derecho de uno de los hijos sobre el otro, en este caso de Ismael sobre Isaac. Deuteronomio 21:15-17 dice al respecto de alguien con una situación similar a la de Abraham y sus dos hijos: "Si un hombre tiene dos mujeres, una la amada ) y la otra la despreciada ), y la amada y la despreciada le paren hijos, y si el hijo primogénito(el primero) fuera de la despreciada; Será que, el día que hiciera heredar a sus hijos lo que tuviera, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada en preferencia del hijo de la despreciada, que es el primogénito; Mas al hijo de la despreciada reconocerá por primogénito, para darle dos tantos de todo lo que se hallara que tiene: porque aquel es el principio de su fuerza, el derecho de la primogenitura es suyo."

El islam no niega las bendiciones de Dios a Isaac y sus descendientes, ni menosprecia su elevada jerarquía y dentro del Corán no hay realmente mucha diferencia entre los dos hijos de Abraham -sobre todo si se compara esto con la Biblia o la Torá-. Sin embargo, el hijo de la promesa (el primogénito) es Ismael de quien más adelante vino el profeta Mahoma quien para el islam es el último Profeta y el sello de los profetas.

Mucho antes de que Ismael e Isaac nacieran, según la Biblia Abraham recibió un pacto de su Dios. En Génesis 15:18 dice: "A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eúfrates". La mayor parte de Arabia estaba entre el Nilo y el Éufrates, donde se asentaron más tarde todos los descendientes de Ismael. Los musulmanes alegan que Isaac también fue escogido. En Génesis 17:8 figura: "Y te daré a ti, y a tu simiente después de ti [Isaac], la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos".

Aunque se debe tener en cuenta que el pacto de Dios es con el hijo de Sara (Isaac).Génesis 17:21 dice "Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene."

También gracias al régimen chavista, supe que existían los bahais que consideran que Ismael es el hijo primogénito de Abraham y el que iba a ser sacrificado y no Isaac. En esto coinciden con los musulmanes, aunque no se le da una importancia fundamental al tema. Esta religión tiene un templo o casa de reunión en la av. “San José de Tarbes” cerca del Colegio “La Esperanza” en Valencia.

Resulta que me entero a finales del S.XX que en vez del simpático turco vendedor de cortes de tela, hay toda una invasión árabe, llevada a cuenta gotas y con paciencia, por grupos extremistas musulmanes desde sus incontables guerras territoriales y tribales, religiosas y feroces, que siempre vi como muy alejadas de mis elementos culturales, pero Hugo Chávez y su mago negro Fidel Castro, sacan la verdad de todo este lío que nos “hunde en el excremento del diablo”, somos una parte de esas luchas de alto nivel estratégico con raíces religiosas, tanto asi, que hoy tenemos a un digno representante del terrorismo islámico, frío y calculador, que dicen es muy carismático, en la persona del Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, el Dr. Tareck El Aissami.

Escribir sobre él me es imposible, no por miedo o algo parecido, es que no me ha interesado ni he entendido mucho la historia, por lo horrible del lío y el entender la acción plena de lo oscuro de la naturaleza humana, lo intrincado que puede ser un fanático, y sobre todo porque sus conductas y enfoques vitales y de libertad están tan alejadas de mis elementos culturales, que en nada me identifican. Me indigna que Hugo Chávez nos haya metido de lleno en ese lio ancestral sin posibilidad de que yo eligiera o no. Coñoooo, fue Chávez y su gente una partida de superficiales manipulados por ir “contra Estados Unidos, el gran Satán”, pero yo no me identifico con el Medio Oriente, ni me gustan los árabes, ni los judíos, quiero libertad y ser una mujer nueva, libre de esas antiguas concepciones tan castrantes, y América es para mi otra cosa, para que la metan por intereses de las cúpulas que quieren tener pisada a la humanidad, en algo ante la que Venezuela fue siempre neutral… NO ES NUESTRO PEO…Me indignó ver a los pendejos del Archivo Nacional y los Congresistas venezolanos usando

la kufiyya, shemagh o pañuelo palestino tradicional de Oriente Medio y Arabia usado principalmente en Jordania, Palestina, Irak, Israel, Líbano, el sureste de Turquía​ y la península arábiga, hecho normalmente de algodón o lino, aunque también puede llevar lana. Se suele llevar envolviendo la cabeza de diversos modos, tanto para proteger dicha parte del cuerpo del frío como del sol. En ambientes desérticos también puede tener utilidad para proteger la boca y los ojos de la ventisca y la arena. (En la Av. Urdaneta o en el Palacio Legislativo de Caracas hay desierto??? No joda)

Tiene un dibujo geométrico que varía de unas zonas a otras y que es, también en función de la región, de color negro o rojo, siempre sobre fondo blanco, cuyo origen está en representaciones de redes de pescadores o de espigas procedentes de la antigua Mesopotamia.La kufiyya está a menudo sujetada a la cabeza por un cordón llamado agal(árabe: عقال, ʿiqāl). No sean parejeros y exhibicionistas, La moda se ha apoderado de este lienzo o pañuelo típico palestino que hizo famoso Yasser Arafat. El estampado tableado de la kufiya muchas veces se sustituye por estrellas, corazoncitos, rayas difuminadas…

Gracias a Tareck El Aissami supe también que además de terrorismo había una vinculación con el narcotráfico, y la cosa se extendió…Ya era una mafia. Entonces me dio un gran dolor. Venezuela en medio de ese lío tremendo, y sin haber decidido con profundidad si aceptaba ese papel en la historia.

Me sentí violada en mis más profundos derechos como ciudadana…y lo más doloroso, impuesto por alguien que no conozco ni me deja expresar aunque se diga defensor de los DD.HH..

Don Vito Corleone se quedó pendejo al lado del Dr. Tareck Zaidan El Aissami Maddah…O sea que buena venganza perpetuó el mago negro Fidel Castro contra Venezuela, gracias a los emocionales y superficiales amores de Hugo Chávez Frías y sus seguidores: un colombiano es nuestro Presidente y un sirio druso mafioso el Vicepresidente…Muchas gracias Comandante, eternamente se acordará del daño que nos hizo como sociedad.

¿Por qué digo eso? Porque formamos parte ahora, de un problema internacional ante el que siempre fuimos neutrales, aunque nos uniera el petróleo con los países árabes, grandes productores de petróleo. Pero Juan Pablo Pérez Alfonzo, creador de la OPEP no era un bolsa emotivo, era un profesional venezolano, que amaba su Patria, y sabía donde estaba parado.

Para que dimensionemos el lio de raíces bíblicas en que nos metió el Comandante, reproduzo tres artículos sobre las caricaturas y este tema.

Caricaturas frente al espejo

El Occidente de Charlie Hebdo ante la Universalización (1/3). Presentamos la primera de tres entregas escritas por Horacio Biord Castillo sobre el miedo y la violencia ante el otro y su diferencia, a partir de los atentados terroristas contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en 2011 y 2015. Publicaremos la segunda el próximo jueves 24 de mayo

Por HORACIO BIORD CASTILLO

17 DE MAYO DE 2018 01:00 AM

1.- Consideraciones preliminares

En 1995 el historiador francés Georges Duby expuso en su libro Año 1000. Año 2000. Las huellas de nuestros miedos cinco temores sociales que podían documentarse en Europa tanto en la Edad Media como en el mundo contemporáneo, obviamente con las transformaciones y adaptaciones del caso. Esos temores son el miedo al hambre, el miedo a la epidemia, el miedo a la violencia, el miedo al Más Allá y el miedo al otro. Este último, probablemente, sintetiza los otros miedos.

En la Europa actual el otro, proveniente de países pobres y “periféricos”, pudiera representar, desde una mirada etnocéntrica y racista, la disminución de la comida, las posibilidades de empleo y el estado de bienestar (miedo al hambre); la introducción de enfermedades, muchas veces consideradas “exóticas” o no controladas en los países pobres como el SIDA y el ébola, por ejemplo (miedo a la epidemia); la generación de desórdenes y enfrentamientos (miedo a la violencia) y el cuestionamiento de creencias establecidas como dominantes (miedo al Más Allá).

Esos miedos parecen cobrar mayor actualidad y vigencia con la violencia generada en Francia, tras el atentado terrorista contra el semanario satírico Charlie Hebdo, de orientación izquierdista, y de efervescencia de sentimientos de xenofobia y fanatismo, provenientes de muchos sectores. Europa y “Occidente” –esa informe entidad que suele a veces llamarse Mundo Occidental– están llenos de alteridades, antiguas y recientes, propias y ajenas, que empiezan a bullir y, tal vez, también a implosionar.

Otros acontecimientos anteriores lo hacen aún más claro: los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington (parte de “Occidente”, aunque no de Europa), los del 11 de marzo de 2004 en Madrid, los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres y los anteriores cometidos contra Charlie Hebdo en la noche del 1 al 2 de noviembre de 2011. No podemos olvidar, al menos, dos precedentes importantes: las amenazas en 1989 al autor de Los versos satánicos, el escritor británico nacido en la India Salman Rushdie por blasfemar contra el islam; y las amenazas contra el periódico danés de orientación derechista Jyllands-Posten que publicó el 30 de septiembre de 2005 caricaturas que ofendieron al mundo islámico.

Por último, está el precedente de un discurso pronunciado el 12 de septiembre de 2006 en la Universidad de Ratisbona por Benedicto XVI y que llevaba por título “Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones”. En sus palabras, el papa ahora emérito hizo citas y comentarios “del diálogo que el docto emperador bizantino Manuel II Paleólogo, tal vez en los cuarteles de invierno del año 1391 en Ankara, mantuvo con un persa culto sobre el cristianismo y el islam, y sobre la verdad de ambos” (1).

Benedicto XVI señaló entonces que: “En el séptimo coloquio (διάλεξις, controversia), editado por el profesor Khoury, el emperador toca el tema de la yihad, la guerra santa. Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: ‘Ninguna constricción en las cosas de fe’. Según dice una parte de los expertos, es probablemente una de las suras del período inicial, en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba amenazado. Pero, naturalmente, el emperador conocía también las disposiciones, desarrolladas sucesivamente y fijadas en el Corán, acerca de la guerra santa. Sin detenerse en detalles, como la diferencia de trato entre los que poseen el ‘Libro’ y los ‘incrédulos’, con una brusquedad que nos sorprende, brusquedad que para nosotros resulta inaceptable, se dirige a su interlocutor llanamente con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia en general, diciendo: ‘Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su disposición de difundir por medio de la espada la fe que predicaba’. El emperador, después de pronunciarse de un modo tan duro, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo insensato”.

El texto, mal interpretado, obligó al papa a disculparse porque su intención no era ofender al islam y a aclarar (en la nota 3 de la versión publicada del discurso) que: “Lamentablemente, esta cita ha sido considerada en el mundo musulmán como expresión de mi posición personal, suscitando así una comprensible indignación. Espero que el lector de mi texto comprenda inmediatamente que esta frase no expresa mi valoración personal con respecto al Corán, hacia el cual siento el respeto que se debe al libro sagrado de una gran religión. Al citar el texto del emperador Manuel II solo quería poner de relieve la relación esencial que existe entre la fe y la razón. En este punto estoy de acuerdo con Manuel II, pero sin hacer mía su polémica”. En todo caso, es un testimonio importante de la tensión existente entre dos grandes religiones y modos de vida inspirados en sus preceptos.

2.- Europa y “Occidente”

Europa (identificada como “Occidente”) se ha autoasumido y autopropuesto como paradigma de civilización, no en sentido relativo sino absoluto. Según tal óptica, Europa y “Occidente” representarían la civilización y no una civilización; o, dicho en otros términos, la civilización más importante frente a otras civilizaciones supuestamente menos importantes. Durante siglos Europa y “Occidente” ejercieron un poder despótico e impusieron la hegemonía de sus formas de pensamiento mediante procesos políticos, económicos y socioculturales implicados en las ideas de imperialismo y colonialismo. Si bien no fueron los únicos imperios en hacerlo, como también ocurrió con formaciones socioeconómicas estratificadas, verticales y jerárquicas en África, América y Asia, “Occidente” ha vivido en los últimos siglos de su prestigio, réditos y logros. Para los latinoamericanos, ello tiene especial trascendencia por el recurrente planteamiento no resuelto de nuestra identidad. ¿Somos, colectivamente, “occidentales” a medias, u “occidentales” periféricos, o las élites (especialmente intelectuales) han sido filooccidentales?

Ahora bien, para Europa, la misma que renegó, por ejemplo, de sus raíces cristianas al no querer reconocerlas en el preámbulo de la constitución europea (negativa que tanto pesar le ocasionó a pontífices tan europeos, a su vez, como san Juan Pablo II y Benedicto XVI), la coyuntura actual resulta en extremo complicada. Experimenta una disminución demográfica, causada por la propia decisión de los europeos de reducir la tasa de natalidad (efecto quizá de los modos de vida de la sociedad industrial), y un proceso de redefinición de sus identidades, en parte una des-europeización o fragmentación de su identidad continental. Esto último encuentra una de sus causas en el creciente arribo tanto de migrantes pobres subsaharianos que ven la oportunidad de rehacer sus vidas y aspirar a mejores condiciones en un continente rico y que perciben como pacífico o estable (el sueño “occidental”), así como también de perseguidos y desplazados. Todos ellos provienen de antiguas colonias europeas, es decir, de territorios, sociedades y culturas sometidas y desestructuradas por el imperialismo europeo.

Europa vive, pues, una situación de vulnerabilidad y, en ese contexto, se ve atacada y amenazada por la violencia y el radicalismo. En parte, esos desafíos están representados por la expansión del fundamentalismo musulmán y el llamado “Estado Islámico”, el gran califato que desde varios puntos de vista puede describirse como posmoderno, global y quizá postoccidental.

Se trata de un tema muy complejo que debe abordarse de manera transdisciplinaria y evolutiva o histórica para obtener una mejor comprensión. Sin embargo, creo importante resaltar cinco asuntos imbricados en dicho tema: 1) la condena de toda forma de violencia e intransigencia; 2) los orígenes o inicios de la situación planteada, sus causas primeras, que remiten, a su vez, a situaciones precedentes de violencia y exclusión; 3) la necesidad de reevaluar el concepto de “libertad de expresión” y meditar sobre sus implicaciones; 4) la pertinencia de interpretar los dramas sociales para entender la situación planteada y los mensajes que se pueden derivar de tal análisis; y 5) el examen de ritos y gestos de acercamiento como una manera de evitar que la paz y el entendimiento se conviertan en metas imposibles por un exceso de relativismo, representado este último por un dejar hacer o que el tiempo y la sucesión de acontecimientos terminen por dificultar o, incluso, impedir el logro de la concordia.

3.- Condena de toda forma de violencia e intransigencia

La ponderación de los atentados de Francia, sus antecedentes y secuelas, propiciados por el fundamentalismo islámico debe partir de una inequívoca condena de todas las formas de violencia. El tratar de analizar tales acontecimientos para comprenderlos en su justa dimensión no busca justificar la violencia en sí misma como tampoco la violencia reactiva. Ninguna violencia debe ser aceptada y toda violencia, lejos de resolver problemas sociales, genera más violencia.

La historia de la humanidad está llena de sucesos que fueron reprimidos con violencia y, aparentemente, generaron una calma transitoria (una transitoriedad que, para mayor equívoco, puede resultar bastante prolongada en el tiempo). La historia reciente de países cercanos del hemisferio occidental (en sentido principalmente geográfico, aunque no del todo ajeno a lo cultural) proporciona ejemplos ilustrativos. Muchas veces esas transitoriedades pueden abarcar varias generaciones e, incluso, centurias. La duración de ciertos hechos sociales, especialmente, aquellos vinculados con determinadas variables (como las relacionadas o derivadas, incluso, de lo étnico, lo cultural, lo identitario, lo religioso) puede abarcar varios siglos. Un ejemplo de ello, a mi juicio bastante ilustrativo, es la persistencia de los indios, sus culturas e identidades, en América Latina tras cinco siglos de opresión, colonialismo y negación, además de destrucción física y cultural (genocidio y etnocidio, respectivamente). Otros ejemplos de persistencia cultural prolongada en circunstancias poco favorables serían los casos de los gitanos, vascos, catalanes, escoceses y otras naciones en Europa así como de los judíos, estos no solo en Europa sino en todo el mundo. Ejemplos menos prolongados en el tiempo están referidos a la represión franquista en España o a las dictaduras militares (algunas con un carácter encubierto) en América Latina. Nada se diga, volviendo a las cuentas temporales largas, de la represión de cultos y creencias, a veces llamadas “idolatrías”.

La violencia es la negación del entendimiento, del diálogo, de la tolerancia y de la resolución pacífica de las hostilidades reales o potenciales que puedan ser generadas por las diferencias.

Puede resultar muy útil distinguir, al menos y entre otros muchos tipos, dos formas de violencia: la física y la simbólica. Generalmente, condenamos la violencia física y, según creo, es esta la más fácil de ser indiciada como delito; pero la violencia simbólica llega a ser más grave y más destructiva incluso que la física. ¿Cuántas veces no hemos escuchado que las cicatrices del alma duelen más que las heridas corporales? Sin justificar ni minimizar la violencia física, una paliza, por decir algo, puede resultar menos demoledora que un insulto, que una negación, que un desprecio.

A lo largo de la historia, el Poder, las potencias coloniales, los grupos dominantes y las elites han generado múltiples formas de violencia simbólica a la par de haber desplegado atormentantes prácticas de violencia física. Cuando a la violencia subyace una idea, incluso una sombra en sentido junguiano, de posesión de la verdad (política, religiosa, social o cultural, en un sentido muy amplio, incluso lingüístico), esa idea, esa sombra, potencia y justifica la violencia, sea física o simbólica. Pensemos solo lo ocurrido en América tras la llegada de los conquistadores europeos. Ocurrió, como ha señalado Abel Posse, el teocidio más grande de la humanidad.

¿Y la invención de una cultura y de una sociedad no implica, en cierto sentido, una forma de violencia? Se trata de crear un otro o una alteridad sociocultural que en sí mismos justifiquen, a los ojos del dominador y su visión del mundo, la destrucción o aniquilamiento del dominado, al menos mediante la fórmula –aparentemente anodina o benévola– del cambio social inducido, planificado y coercitivo.

Violencia física y violencia simbólica son, pues, dos formas gemelas e idénticas en su gravedad de represión. La represión, además de sus huellas y terribles consecuencias, solo genera el encubrimiento o acomodamiento para la sobrevivencia, no necesariamente la aceptación del dominador y sus criterios.

En ese orden de ideas, toda violencia, física o simbólica, puede generar retaliaciones y venganzas, aunque estas se produzcan de manera diferida. “Ojo por ojo y diente por diente”. La herencia de deudas, una práctica desterrada del pensamiento jurídico, puede convertirse en una realidad sociohistórica generadora de terribles consecuencias.

La violencia es una de las prácticas más perversas del ser humano y del Poder que se entiende como un fin en sí mismo. Ninguna sociedad, precisamente por ser humana y no angelical, está exenta de tendencias y comportamientos violentos. De allí que una muestra de suprema civilidad sea, precisamente, superar y combatir toda forma de violencia, física o simbólica. En ocasiones, he discutido con colegas que consideran exageradas ciertas disposiciones legales del ordenamiento jurídico de determinados países encaminadas a combatir el racismo y la discriminación, creando a veces una discriminación en positivo u, otras, una especie de discriminación al revés. Mi posición, sin justificar lo injustificable, es que la violencia simbólica que generan las prácticas que esas normas intentan combatir resulta, cuando menos, tan grave como la violencia física.

Las palabras de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona lo ratifican: “La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma” (2). Además, citando el papa al emperador Manuel II Paleólogo, añade:

“Dios no se complace con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas... Para convencer a un alma racional no hay que recurrir al propio brazo ni a instrumentos contundentes ni a ningún otro medio con el que se pueda amenazar de muerte a una persona” (3).

Esas palabras, escritas hace poco más de seis siglos, hacia el año 1400, no solo tienen una gran vigencia en la actualidad, a inicios del siglo XXI y del tercer milenio, sino que pueden aplicarse tanto a la fe como a cualquier idea o creencia. Contrariamente al dicho, la letra con sangre no entra. La letra, las ideas, con sangre generan más sangre, sangre de inocentes derramada.

La violencia, física o simbólica, constituye una agresión, se trate de atentados terroristas o de burlas y exclusiones, más aún cuando el objeto son las ideas y creencias más sagradas de una sociedad o de una persona.

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Notas

(1) http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg_sp.html

(2) http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg_sp.html

(3) Ibídem.

Caricaturas frente al espejo

El Occidente de Charlie Hebdo ante la Universalización (2/3). Presentamos la segunda de tres entregas escritas por Horacio Biord Castillo sobre el miedo y la violencia ante el otro y su diferencia, a partir de los atentados terroristas contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en 2011 y 2015. Publicaremos la tercera el próximo jueves 31 de mayo

Por HORACIO BIORD CASTILLO

24 DE MAYO DE 2018 02:00 AM

4.- Los orígenes o inicios

El análisis de todo fenómeno social requiere la comprensión de sus orígenes o inicios, las causas primeras de un determinado fenómeno. No se trata de un sesgo historicista que imponga, a su vez, un relativismo casuístico, sino de una adecuada perspectiva diacrónica o evolutiva que permita trazar y explicar la progresión de un determinado hecho para que su abordaje no resulte ahistórico.

La duración misma de los hechos sociales es variable. Con frecuencia, los orígenes de muchos de ellos se remontan a un pasado más o menos remoto, que contribuye a explicar la ocurrencia y recurrencia de sucesos que o bien pudieran parecer únicos y particulares (en el sentido de autárquicos y aislados) o inéditos en el devenir histórico o bien interpretarse de manera anecdótica y excesivamente casuística. El estudio de los orígenes puede resultar relativamente exitoso como enfoque de los fenómenos sociales.

Una primera serie de eventos tiene que ver con las Cruzadas (entre, aproximadamente, 1095 y 1291), mediante las cuales Europa trató de contribuir a la liberación de la Tierra Santa del dominio musulmán. Esto supuso enfrentamientos y rivalidades para, simplificando, los dos bandos enfrentados. Las verdaderas motivaciones y resultados siguen siendo objeto de controversias historiográficas, que privilegian causas de tipo espiritual hasta intereses económicos.

Más tarde, el surgimiento de la Europa moderna coincide con dos hechos históricos relacionados con las posteriores actitudes imperialistas de las nacientes metrópolis coloniales. Esos hechos son la consolidación de los estados nacionales y el afianzamiento de la dominación colonial de África y América, tras varios siglos de exploraciones marítimas adelantadas, en especial, por Portugal y España. En el caso de esta última, la unificación de los reinos peninsulares bajo la égida de Castilla y León y de Aragón con los Reyes Católicos se logra, en parte, tras la rendición de Granada (1492) y la expulsión y sometimiento de los árabes. Siglos después principalmente Inglaterra, Francia y España, pero también otras potencias europeas como Bélgica, Holanda, Portugal, Italia y Alemania mantuvieron colonias y, más tarde, protectorados en diversas regiones de África y el próximo Oriente.

En pocas palabras, Europa sostuvo una actitud colonialista en muchos países hoy mayoritariamente musulmanes. La imagen y la herencia del dominador, en especial cuando (a diferencia, por ejemplo, de América Latina) ocurre no una coexistencia de religiones y cultos y un sincretismo religioso, expresado en una religiosidad popular, sino un enfrentamiento entre religiones monoteístas y sus adeptos (siendo la cristiana minoritaria frente al islam), pesa como una herencia desgraciada y atormentante.

Europa, como sucedió con el indio americano y sus mundos, por ejemplo, también inventó al mundo oriental, al islamismo, proyectando sobre ambas y disímiles realidades sus propias cosmovisiones o privilegiando de manera excluyente y despreciativa su historia por encima de las historias de otras sociedades y regiones del planeta. Esto lo han analizado diversos autores como Edmundo O’Gorman (1977) y Antonello Gerbi (1978, 1982), para el caso americano; los esclarecedores análisis de Edward Said (2013) para el mundo árabe y oriental; y Roy Preiswerk y Dominique Perrot (1979) para el caso de la historia y su enseñanza.

Con tantos antecedentes, es comprensible que las relaciones entre cristianos e islámicos se tornen complejas y que requieran de constantes acercamientos. En la actualidad muchos migrantes musulmanes habitan en Europa, algunos ya nacidos allí, provenientes de antiguas colonias de los países receptores, y sometidos a fuertes situaciones de discriminación y xenofobia. Este clima resulta poco propicio para intentos de acercamiento, como los iniciados, por ejemplo dentro de la Iglesia Católica, por san Juan XXIII durante la época de renovación de la Iglesia con el Concilio Vaticano II en la temprana década de 1960, continuados por el beato Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, a pesar de la controversia generada por una mala interpretación de su erudito y muy profundo discurso sobre razón y fe en la Universidad de Ratisbona en 2006, ya citado.

No debe silenciarse ni desconocerse la tolerancia que muchos gobiernos y sectores sociales de Europa han mostrado en las últimas décadas hacia los migrantes y ciudadanos musulmanes. ¿Reconocimiento de una culpa antigua no suficientemente expiada?, podría uno preguntarse. Una evidencia de ello es la apertura de mezquitas en distintos países y ciudades europeas. Tal apertura contrasta, sin embargo, con la negativa de estados musulmanes a la construcción o continuidad, según el caso, de iglesias y templos no musulmanes en el territorio de sus países. Peor aún resultan el acoso e incluso el exterminio al que han sido sometidas comunidades cristianas y no musulmanas por parte del Estado islámico.

Se trata de una situación nada fácil y el aumento del fundamentalismo islámico debe preocupar no solo a Europa sino a todo el mundo. Umberto Eco, el intelectual, semiólogo y novelista italiano, ha señalado hace poco en entrevista concedida a El Mercurio de Santiago de Chile, publicada el 8 de enero de 2015, que: “Han cambiado las modalidades de la guerra; hay una guerra en curso y nosotros estamos metidos hasta el cuello, como cuando yo era niño y vivía mis días bajo los bombardeos que podían arribar de un momento a otro sin que yo lo supiera”. Y, en este orden de ideas, añade: “Lo que sí se puede decir hoy en día es que el grupo Estado Islámico es una nueva forma de nazismo, con sus métodos de exterminio y su voluntad apocalíptica de apoderarse del mundo”.

Teniendo en mente los antecedentes de las complejas relaciones entre Europa y “Occidente”, por una parte, y el mundo islámico, por otra, conviene profundizar el diálogo y el mutuo entendimiento entre los sectores menos radicales, capaces de escucharse, comprenderse y, sobre todo, respetarse mutuamente.

5.- Libertad de expresión y la ética del multiculturalismo

Uno de los grandes principios fundadores de las sociedades “occidentales” modernas es el de la libertad de expresión. Este principio parece connatural a la democracia formal que se basa en las libertades. De hecho, ha quedado consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Creo que sería si no superfluo al menos muy complejo dirimir si este derecho tiene alguna limitación. Sin embargo, la Convención Americana de los Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica de 1969, establece en su artículo 13 que:

“1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto.

2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

a) El respeto a los derechos o la reputación de los demás.

b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional”.

El inciso 5 subraya la necesidad de respetar al otro, independientemente de que sus costumbres y maneras de ser, vivir y pensar, puedan parecer incómodas o poco apropiadas para quien emite una opinión. No se trataría de una limitación a la libertad de expresión, sino más bien de un sentido profundamente ético, una ética antropológica que, en el mundo actual, pudiera interpretarse como una ética multicultural.

Dos ideas más contribuyen a contextualizar mejor estas afirmaciones en relación a lo sucedido con los atentados contra Charlie Hebdo y otros sucesos similares que tienen como punto común la ofensa a lo sagrado. Me refiero a algo que ya el papa Francisco formuló como la desacralización de las sociedades occidentales, en parte como consecuencia del divorcio entre ciencia y religión que se ha acentuado tras la imposición, durante la modernidad, del paradigma positivista en el pensamiento y la racionalidad “occidentales”. Para el positivismo todo lo que no era susceptible de ser probado científicamente era mera especulación. En otras palabras, lo no mensurable no existía o tenía una existencia dudosa. Pero la modernidad entró en crisis y se superó a sí misma.

Cada vez han cobrado mayor vigencia dos conceptos: la posmodernidad y el postoccidentalismo. El primero refiere al quiebre de las ideas modernas, tal vez ocurrido en la postguerra europea y, en especial, durante las décadas de 1950 y 1960. Durante esta última surgió en las sociedades “occidentales” una manera de pensar que desafiaba muchas de las ideas y principios básicos de la modernidad (entre ellas, la idea del progreso y las potencialidades supuestamente ilimitadas de la ciencia y la tecnología). Paralelamente a ello, y de manera coincidente con la independencia de las colonias europeas en África y en otras regiones del planeta, se empezó a hablar de descolonización y, luego, de sociedades postcoloniales y postoccidentales. Este concepto, aplicado sobre todo a aquellas sociedades que no podían invocar un verdadero carácter postcolonial inmediato, aludía a la necesidad de renovar y fundamentar de nuevo el pensamiento de las elites intelectuales que se concebían a sí mismas y a sus respectivas sociedades como una prolongación ultramarina del borroso concepto de “Occidente” así como de sus formas de pensamiento y de organización sociopolítica.

Si realmente un mundo multicultural está en gestación, contrariamente a las tendencias unificadoras de la Globalización y quizá en oposición o reacción natural a estas, es probable que ese escenario se caracterice, a su vez, por ser postmoderno y postoccidental. De ser así, pudiera resultar que la separación entre ciencia y fe, pero sobre todo entre los ámbitos profano y sagrado, se redimensione. Ejemplos de ello serían, precisamente, el islamismo y también ciertas tendencias del cristianismo fundamentalista e incluso muchas manifestaciones de la tan adversada “Nueva Era”. Una reciente noticia de prensa señala que en China se cuestiona la enseñanza de valores “occidentales” en las escuelas.

Cada día se propugna con mayor fuerza en todo el mundo un pertinente diálogo entre saberes y haceres, que no excluye lo sagrado. En todo caso, las relaciones asimétricas que han llegado a establecerse entre ciencia y racionalidad frente a fe y religión, deberían reevaluarse y repensarse. En ese contexto sitúo el debate sobre la libertad de expresión: ¿puede ser lo religioso, como el ámbito más sagrado de una cultura, objeto de comentarios jocosos que pudieran interpretarse como un desprecio al otro y sus creencias? Me inclino por una respuesta negativa. Si algo merece un gran respeto son las creencias religiosas de un pueblo. Ello no significa aceptarlas, compartirlas ni promoverlas, sino simplemente respetarlas.

El respeto, obviamente, debe ser para todas las culturas, sociedades y religiones o creencias (incluidas las no creencias). Ese respeto plural, amplio y ampliado, a la diversidad es uno de los fundamentos de una sociedad multicultural: desde ámbitos locales hasta el más inclusivo de todo: el global o planetario.

¿La burla del otro no será, en último término, una burla de uno mismo, de las carencias e inseguridades, de los prejuicios y sesgos, que tiene quien se burla de algo?

Caricaturas frente al espejo

El Occidente de Charlie Hebdo ante la Universalización (3/3). Presentamos la tercera y última de tres entregas escritas por Horacio Biord Castillo sobre el miedo y la violencia ante el otro y su diferencia, a partir de los atentados terroristas contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en 2011 y 2015

31 DE MAYO DE 2018

6.- Los dramas sociales de la actualidad

Los dramas sociales son procesos carentes de armonía (inarmónicos o armónicos). El antropólogo escocés Víctor W. Turner (1969), convertido al catolicismo y profesor emérito de la universidad de Cornell, en los Estados Unidos, formuló su concepto de “dramas sociales” como consistentes de cuatro fases: quiebre de un orden establecido, crisis como producto de la ruptura, desagravio y reintegración o vuelta al orden armónico o relativamente armónico. Estos elementos constitutivos resultan susceptibles de identificarse en diversidad de casos a lo largo de la historia y las civilizaciones humanas.

Pudiéramos estar frente a un drama social en el caso de los atentados de fundamentalistas islámicos al semanario humorístico Charlie Hebdo. El atentado vendría a constituir el quiebre y las consecuencias generadas serían la crisis. Obviamente queda el problema de identificar la causa o los orígenes del quiebre.

Precisamente, el proceso de secularización de las sociedades “occidentales” forma parte de esos orígenes o causas del quiebre. En sí mismo, dicho proceso pudiera ser analizado como un quiebre si se asume una perspectiva temporal más amplia. El quiebre, en este caso, vendría a ser una respuesta a las caricaturas. Estas, que pudieran, a su vez, interpretarse como el quiebre, lucen, sin embargo, como “normales” desde el punto de vista de los valores y prácticas de una sociedad secularizada y fundamentada, entre otros principios, en una ilimitada libertad de expresión.

De allí que el quiebre, siguiendo tal punto de vista, sea el atentado: la violencia física, sin que se considere la gravedad de la violencia simbólica, amparada en la libertad de expresión. La crisis, por su parte, sería el complejo juego de reacciones y contrarreacciones, respuestas y contrarrespuestas, al quiebre mismo, sean nuevos atentados, marchas y concentraciones condenando o apoyando las acciones de un determinado bando. Más grave aún, la crisis conlleva potenciales hostilidades futuras de impredecibles consecuencias. Como se trata de un proceso largo, no siempre resulta fácil identificar tales actos en el contínuum del tiempo.

La crisis se puede alargar y complejizar, así como trasladar más allá de las fronteras francesas. De hecho, creo que no se trata de un hecho aislado sino que forma parte de una serie de acontecimientos que han ido sacudiendo al mundo “occidental” desde hace varios años. En este análisis entra un elemento nada fácil de evaluar, que es el concepto de terrorismo. Su significado y alcance variará, como un deíctico, dependiendo de su uso contextual y discursivo. Al igual que el concepto de violencia, que por lo general se entiende solamente como la de tipo físico, excluyendo a la simbólica, hablar de terrorismo puede ser también muy relativo. Con ello, obviamente no se está justificando ningún tipo de violencia ni de terror (terrorismo), provenga de donde provenga. Es interesante estudiar el discurso de dos bandos enfrentados. En un contexto de extrema polarización, el discurso parecería que puede utilizarse, cambiando las referencias, por uno y otro bando en contra de su oponente, rival o enemigo (como sucede actualmente en Venezuela).

Queda, pues, como fase necesaria para alcanzar la reintegración el desagravio. A esta fase le debemos prestar especial atención (como haremos en la próxima sección) para dilucidar las posibilidades de alcanzar una convivencia y la paz, no una pax de carácter bélico sino una pax multicultural, por más utópica que pudiera parecer, habida cuenta de las herencias etnocéntricas y xenófobas del pasado recibidas sin considerar la fórmula jurídica del beneficio del inventario. Esa paz duradera y bien fundamentada constituiría, entonces, la reintegración o la emergencia de un orden social verdaderamente tolerante o, al menos, más tolerante.

Veo la crisis relacionada con el carácter no solo crecientemente laico del mundo “occidental” sino, sobre todo, con reiteradas irreverencias. Al asumir sus modos de vida como sustentados en el progreso y una ratio technica, por ende, se autoconcluye y se proponen como los más adecuados para la humanidad. Y pensar que el cristianismo sufrió de esa ceguera excluyente, destructiva e invisibilizadora.

Interpretar los sucesos relacionados con Charlie Hebdo desde la perspectiva de los dramas sociales puede ayudar a identificar otros dramas similares que quizá pudieran ser expresión de un drama mayor. Me refiero a cambios sustanciales en el orden mundial: un nuevo mundo global, no exactamente postglobal ni tampoco necesariamente universal, sino más bien un mundo que reacciona contra la modernidad tardía y la Globalización. Quizá, retomando la hipótesis de Samuel Ph. Huntington (1997), los conflictos que estamos observando se relacionen con diferencias culturales y civilizatorias, pero más que con estas en sí mismas con la manera como fueron construidos y forzados sus escenarios y contextos actuales. Es decir, habría que preguntarse hasta qué punto un determinado orden mundial y sus concomitantes visiones y ecointerpretaciones no alteraron y distorsionaron las diversidades, las alteridades y las “periferias” del mundo actual.

¿Será imposible llegar a una sociedad de la concordia que permita las diferencias culturales, lingüísticas, religiosas, fenotípicas, sexuales y de género, ideológicas, epistémicas y tantas otras que puedan ocurrir? ¿En qué medida será posible construir y reconstruir un orden mundial más proclive a la diversidad? En todo caso, se trata no solo de un imperativo ético y, si se quiere, también de carácter político-socioeconómico, sino –quizá fundamentalmente– ecológico. Baste recordar que la diversidad biológica (la megadiversidad) se relaciona con la diversidad sociocultural. Solo donde han continuado la variedad de conocimientos y formas de aprovechamiento (saberes y haceres), de formas de organización, cosmovisiones y códigos lingüísticos, se ha mantenido una mayor biodiversidad, necesaria para la continuidad de la biota y de los seres humanos como parte de ella. Homogeneidad y unificación han sido sinónimos de destrucción y reduccionismo a lo largo de la dilatada historia humana y lo siguen siendo en la actualidad, con graves consecuencias para el porvenir de la especie y de las civilizaciones y culturas del planeta.

Vivimos, pues, como humanidad, terribles y confusos “dramas sociales”. Su ignorancia o desatención solo generarán mayores tribulaciones en el futuro y profundizarán y aumentarán los miedos que Duby identificó en Europa con una diferencia de mil años.

7.- Reinserción y acercamiento: el valor del perdón

La última fase de un drama social es la reinserción, la restauración de la estructura y el orden social. En el caso que nos ocupa (es decir, la ruptura o quiebre causado por la ola de violencia que generó en Francia y otros países de Europa la publicación de unas caricaturas ofensivas al Islam en el semanario humorístico francés Charlie Hebdo), la reinserción sería la paz y la convivencia social, el respeto. No se trata, sin embargo, de un statu quo ante bellum, para expresarlo en términos de tratados internacionales posteriores a una guerra, sino de un reto más amplio y complejo. Dicho en otras palabras, lo que sería altamente loable y digno de alcanzarse en un mundo crecientemente globalizado es una ética multicultural que respete las diferencias, las minorías sean cuales fueren, las formas de ser, creer y pensar, las representaciones sociales del otro, sus idiomas y formas de expresión. En síntesis, se debe propender al respeto a la alteridad en todas sus consecuencias. Solo un mundo respetuoso de la sociodiversidad será realmente universal y no meramente global, en los términos que hemos venido discutiendo.

En las dos últimas décadas, hemos visto algunos gestos (no unánimemente reconocidos) de reconciliación por parte de instituciones y países que en el pasado actuaron de manera prepotente y poco respetuosa frente a otros grupos y colectivos. Por ejemplo, en el mundo cristiano, destacan los crecientes esfuerzos del ecumenismo entre las diversas denominaciones (que se remontan a principios del siglo XX); el diálogo interreligioso (con otras religiones, especialmente las llamadas abrahámicas); los numerosos gestos amistosos de san Juan XXIII hacia los no cristianos; la invitación al Concilio Vaticano II, con carácter de observadores, a miembros de distintas denominaciones, iglesias y religiones; las aclaratorias sobre el carácter deicida que se le aplicaba al pueblo judío; el ejemplo del hermano Roger de la comunidad ecuménica de Taizé; el acercamiento entre el papa Paulo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras II y la cancelación de la excomunión recíproca originada por el Cisma de Occidente en 1504; la ceremonia ecuménica de Asís en 1986, en la que ministros de diversas religiones y credos unieron sus oraciones; el perdón implorado en 1992 por el papa Juan Pablo II, en nombre de la Iglesia Católica, a los aborígenes americanos por las prácticas poco tolerantes y coercitivas que misioneros y sacerdotes católicos cometieron en los siglos iniciales de la evangelización de América (aunque no lo haya expresado de una manera tan tajante) (1); y la petición del mismo san Juan Pablo II a los judíos, en el Muro de los Lamentos, de perdonar las difíciles relaciones entre cristianos y judíos; y, finalmente, los acercamientos más recientes entre la Iglesia de Inglaterra (comunión anglicana) y la Iglesia de Roma (latina o romana).

Esos intentos de reconciliación entre grupos históricamente enfrentados nos pueden alumbrar el camino tan dilemático y difícil que nos aguarda, como humanidad occidental y universal. Hoy parecería que Occidente y el Islam son los principales grupos que deben encontrarse, pero no los únicos. En cada país y en cada continente, podemos hallar diversidad de sectores y grupos que requieren de un amoroso acercamiento, aunque los pasos para ello puedan parecer solo simbólicos y meros actos ingenuos de buena fe y mejor voluntad provenientes de reducidos grupos.

En el caso inaplazable de Occidente y el Islam, es necesario convocar a los sectores más moderados de ambos bloques y depositar en ellos la guía para el acercamiento. No podemos esperar, obviamente, que den los primeros pasos o inicien el diálogo quienes tienen posturas extremas o fundamentalistas, de uno u otro lado. Para los creyentes será, sin duda, una bendición del Altísimo, ver que esos sectores depongan sus actitudes excluyentes, pero esa meta la hemos de alcanzar de una manera poco épica, quizá. La hemos de construir cotidiana y sostenidamente quienes creemos en la paz y la concordia, en el respeto a la alteridad y la convivencia posible.

No sé si sueño o desvarío, aunque no me incomoda hacerlo, al imaginar peticiones de perdón, encuentros y vivencias, actos simbólicos de reconciliación, condonación o satisfacción de deudas morales, omisión de incomodidades, sacrificios en aras de la paz y el entendimiento. Muchos intelectuales, políticos y científicos han apoyado la devolución de piezas de valor histórico (o arqueológico y etnográfico) a los países de origen (Egipto, México, Perú…), tras saqueos de corte imperial o colonial. Igual sucede con antiguos lugares de culto confiscados o arrebatados, destruidos a veces. En algunos casos ya no será posible devolverlos, pero sí pedir perdón. En otros, en cambio, la devolución pudiera ser un buen comienzo para un entendimiento entre alteridades potencialmente conflictivas. ¿Cuántas sinagogas, iglesias y mezquitas e incluso reliquias les han sido arrebatadas a sus legítimos dueños o constructores a lo largo de los últimos dos milenios en el norte de África, en el cercano Oriente, en toda Europa y América? ¿Devolverlas no sería un hecho y no meras y bonitas palabras, una manifestación de buena voluntad? Cierto es que muchos de esos lugares de culto fueron construidos sobre sitios sagrados o sus ruinas, o incluso con los materiales de antiguos templos. ¿A quién, entonces, pertenecen? ¿Pudieran convertirse en sitios ecuménicos o, al menos, neutros de culto? Pero otros tantos edificios y sitios sagrados deberían devolverse a judíos, cristianos (aun entre ellos) y musulmanes. Y algunos ser compartidos por las tres grandes religiones monoteístas.

La Iglesia Católica, valga decir la institución más antigua y conservadora de Occidente, tras el Concilio Vaticano II, inició un creciente diálogo institucional e institucionalizado así como un acercamiento a las otras iglesias y denominaciones cristianas e, incluso, a otras religiones. Ese es un buen ejemplo de cómo avanzar, pero acelerando en lo posible los pasos en aras del común beneficio de la humanidad.

No se trata de asumir una posición “armagedónica” o apocalíptica, pero sí contribuir a la paz del mundo, a la superación del drama social, del gran drama social, que pudiera estar ocurriendo en nuestros días sin que tengamos plena conciencia de ello y como preludio de situaciones más complejas. Sería el regreso de la historia y no su fin, como postuló Francis Fukuyama (1992). Asistimos al enfrentamiento de modos de ser, pensar y creer y podemos afirmar la ausencia de una pax œconomica, como se previó en la utopía globalizada de corte neoliberal. Resulta necesaria la concreción de un compromiso multilateral que promueva activamente el entendimiento y combata las inequidades e injusticias sociales, el racismo y la discriminación. Un mundo multipolar y diverso, con una ética multicultural y sociodiversa, lejos de ser un paraíso apacible, podría constituir un escenario más cónsono con la multiforme diversidad del género humano, sus ideologías, representaciones, usos, costumbres, haceres y saberes.

8.- Palabras finales

Una colega, intelectual y científica occidental, de brillante inteligencia y atea declarada, además de connotada luchadora por la causa de las personas con capacidades especiales, me hizo el honor de comentar, privadamente, un artículo mío sobre sociodiversidad y tolerancia. Mi reflexión se dirigía a un plano más general, aunque obviamente se aplicaba a la convivencia entre musulmanes y otros grupos sociales en Europa. Los puntos de vista de mi colega, en cambio, podían resumirse en lo difícil que resulta para una mujer occidental como ella aceptar o respetar ciertas prácticas como el uso de la burka, o de vestimentas que cubran la totalidad del cuerpo, la sujeción de la mujer al marido, su reclusión o reducción a ámbitos domésticos y, especialmente, la práctica de la circuncisión femenina o extirpación del clítoris.

Obviamente no era nada fácil para mí responderle. Recordé a un antiguo profesor mío de lógica en la Universidad Católica Andrés Bello que gustaba repetir en sus clases aquello de que “más vale un burro negando que Aristóteles afirmando”. En realidad, mi amiga señalaba aspectos de difícil comprensión para alguien de mentalidad occidental y, sobre todo, supuestamente moderna. A mi mente vinieron otros recuerdos, como la práctica de reducción del pie por motivos estéticos en las mujeres chinas y el, me imagino, doloroso limado de dientes que acostumbran diversos grupos en África.

Toda sociedad cambia y, al hacerlo, modifica su cultura. En ese sentido, podemos decir que toda cultura “evoluciona” hacia otras configuraciones, se enriquece, se empobrece incluso, se transforma y adapta a nuevas situaciones y retos tecnoambientales y sociopolíticos. Recordemos, en el caso europeo, los cambios ocurridos, a lo largo de una línea temporal de cerca de mil años, desde las sociedades feudales hasta la sociedad industrial y, esto en pleno desarrollo, el advenimiento de una sociedad postmoderna y postindustrial.

Los cambios, empero, no deben ocurrir por imposición, supresión o enajenación. Han de ser preferiblemente el resultado de decisiones propias de un grupo social, sea por innovación o por apropiación, incluso por sincretismo. De esta manera resultan no solo menos traumáticos sino también más drásticos y sostenidos en el tiempo. Nuestras propias sociedades occidentales latinoamericanas han cambiado mucho durante el último siglo. Me refiero a prácticas económicas, a costumbres ligadas al duelo, al matrimonio, a los patrones de crianza, al respeto hacia opciones individuales (incluidas las referidas a la orientación sexual de las personas), a la disminución del machismo, la promoción de la mujer y de otros grupos subalternos e invisibilizados (como las minorías y los grupos minorizados), aspectos reproductivos y alimentarios. Han sido, para bien o para mal, cambios paulatinos y no forzados.

No creo sano imponer a una sociedad cambios desde afuera. Los cambios llegarán, principalmente, desde adentro, por inspiración o contraste de patrones externos. Europa y Occidente se han considerado a sí mismos como modelos de cultura y civilización. Los medios han sido el imperialismo, el colonialismo, la construcción de sujetos coloniales, la invención de sociedades y culturas, distintas formas de “altericidio” (genocidio, etnocidio, linguocidio, teocidio…). Este comportamiento, por supuesto, lo han exhibido varias sociedades imperiales a lo largo de la historia de la humanidad y en todas las regiones del planeta. Entre sus resultados están la desestructuración social (como algunos fenómenos relacionados con la inestabilidad política que ocurren actualmente en el África postcolonial), la violencia, las venganzas así como el desarraigo, la alienación y resentimientos que pueden durar generaciones.

Si nos vemos –diacrónica y sincrónicamente– a través del empañado cristal de las imposiciones y el despojo de la capacidad de una sociedad de decidir sobre sus propios recursos culturales, como tan acertadamente precisó el antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla (1987), podemos advertir, fácilmente quizá, la complejidad de la situación que vivimos en la coyuntura actual frente a dos procesos que parecerían similares. Me refiero a una Globalización potencialmente homogeneizadora y a una Universalización respetuosa de la diversidad.

Globalización, en ciertos contextos, es sinónimo de desarrollo convencional, dominación y un mundo falsamente multipolar que encierra tendencias excluyentes: un mundo plano gobernado por el interés de los poderosos. Universalización, en cambio, debe serlo de crecimiento limitado y sostenible en la medida que sea posible o ambientalmente menos perturbador, de participación en las decisiones o acceso a ellas, de responsabilidad social, de un mundo efectivamente multipolar, divergente y convergente: divergente en sus expresiones y convergente en el respeto a estas mediante una ética multicultural.

La ética multicultural a la que me refiero debe en verdad hacer universales, en todo sentido, los llamados derechos humanos universales. Sin proscribir las diferencias de infraestructura, estructura social y superestructura (como se diría en un análisis marxista), dicha ética debe garantizar una pax nova basada en la justicia social, la equidad y el diversidad más amplia. Se trata, obviamente, de un deber ser, de un postulado axiomático, de una meta axiológica universal y quizá postmoderna, en el sentido de que la modernidad preveía un escenario más homogéneo (el germen de la idea del fin de la historia).

Dentro de esa perspectiva, entiendo el drama social que podemos leer a partir de dos atentados: el irreverente atentado del semanario humorístico Charlie Hebdo contra el Islam y el atentado de sectores fundamentalistas del Islam contra Charlie Hebdo, el quiebre al que he aludido anteriormente. Es un drama social que amenaza con impedir esa pax nova basada en una ética multicultural y con aumentar escenarios en los que fenómenos radicales como el Estado islámico, el absurdo e inaceptable califato omnímodo, terminen por impedir el diálogo y la convivencia.

Ese escenario terrible está sembrado de barreras como la antigua Gran Muralla china, de muros del pasado y del presente, como el felizmente derribado de Berlín, como los absurdos pero actuales del Río Bravo y el que divide a palestinos e israelíes, como la desaparecida Cortina de Hierro, así como las duras e invisibles –aunque franqueables– fronteras que enfrentan las maras salvadoreñas y los hambrientos y desesperados subsaharianos que ansían vivir un “sueño”, sea en Norteamérica o en Europa. Emergen los espejismos de la sociedad industrial: felicidad en un lado, infelicidad en el otro.

Las caricaturas de Charlie Hebdo, frente al espejo, muestran una civilización prepotente que en su decadencia se burla de lo que más le hace falta para fortalecerse: valores y tradiciones, creencias y postulados ideológicos, no en el sentido de falsa conciencia sino de marcos teóricos, axiológicos y éticos. La burla desestima el potencial del fundamentalismo islámico y la rabia que generan el insulto, la reiterada negación y la consustancial subalternidad de grupos marcados, como cruel tatuaje, por el supuesto veneno de la alteridad.

¿El miedo al otro, como en el análisis de Duby, ha de seguir abonando otros miedos y generando violencia hacia quienes lo encarnan y luego retaliaciones de estos? Pensémoslo.

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Referencias

Bonfil Batalla, Guillermo. “La teoría del control cultural en el estudio de procesos étnicos”. En: Papeles de la Casa Chata. México: 1987, Nº 3: 23-43.

Duby, Georges. Año 1000, año 2000: la huella de nuestros miedos. Barcelona: Editorial Andrés Bello, 1995.

Fukuyama, Francis. El fin de la historia y el último hombre. Bogotá: Planeta, 1992.

Gerbi, Antonello. La naturaleza de las Indias nuevas. De Cristóbal Colón a Gonzalo Fernández de Oviedo. México: Fondo de Cultura Económica (Sección Obras de Historia), 1978.

---. La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica. 1750-1900. México: Fondo de Cultura Económica (Sección Obras de Historia). (2ª ed. En español, corr. y aument.), 1982 [1955].

Huntington, Samuel P. El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Barcelona: Paidós, 1997.

http://sisbiv.bnv.gob.ve/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=269092&query_desc=au%2Cwrdl%3A%20Huntington

O’Gorman, Edmundo. La invención de América. Investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir. México: Fondo de Cultura Económica (Colección Tierra Firme). (2ª ed.), 1977 [1958].

Preiswerk, Roy y Dominique Perrot. Etnocentrismo e historia (América indígena, África y Asia en la visión distorsionada de la cultura occidental). México: Nueva Imagen (Serie Interétnica), 1979.

Said, Edward W. Orientalismo. Editorial Debolsillo, 2013 [1978].

Turner, Victor W. The Ritual Process: Structure and Anti-structure. Chicago: Aldine Publishing, 1969.

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Notas

(1) “Mensaje del santo padre Juan Pablo II a los indígenas del continente americano”. Santo Domingo, 12 de octubre de 1992.

http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/messages/pont_messages/1992/documents/hf_jp-ii_mes_19921012_indigeni-america.html (consulta 21/02/2015).

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Reconocimientos

Una versión preliminar de este artículo fue publicado en partes en la página web Reporte Católico Laico (reportecatolicolaico.com). Agradezco profundamente a mi colega Dr. Enrique Obediente Sosa (Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela) su atenta lectura, sugerencias y comentarios.

La versión íntegra de este trabajo fue publicada en Bacoa. Revista Interdisciplinaria en Ciencias y Artes (Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda. Coro, estado Falcón), Nº 10: 60-85, 2016 (edición digital).

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Horacio Biord Castillo es investigador del Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad, Centro de Antropología “J. M. Cruxent”, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y profesor en la Universidad Católica Andrés Bello. Contacto y comentarios: hbiordrcl@gmail.com

CONTINUARÁ...

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