Retomo a Thanos, el gran villano de "Infinity War"(2018).Su actuar y nombre tienen hondas
Las gracias a mis asesores Deilyn Conde, Dr. José Enrique González y mi hijo Carlos Fernando Fierro, verdaderos expertos en literatura y cine de temas fantásticos.
A todos los eximo de responsabilidad en los contenidos políticos.
Avengers: Infinity War sigue acumulando titulares mes y medio después de su estreno. La cinta de Marvel ha superado los 2.000 millones de dólares de recaudación gracias a recoger todo el empuje del Universo Cinematográfico de 'La Casa de las Ideas', como se llama al Universo arvel las buenas críticas que ha recogido, pero, sobre todo, gracias a un villano que ha sido recibido con aplausos.
Como mi propuesta es dar información a quienes me leen sobre la historia en lo posible les comento que el tema no es original de este momento en Marvel, viene de la Trilogía del Infinito: los cómics en los que se inspira ‘Vengadores: Infinity War’ según leí en Lecturas abril 25, 2018 por Gerardo Vilches
En la lejana década de los años noventa, cuando los hot artists y los cómics grim & gritty dominaban la industria norteamericana, Marvel Comics puso en manos de Jim Starlin el desarrollo de una mastodóntica saga cósmica en tres partes, la Trilogía del Infinito, cuyo argumento ha terminado siendo el germen de la que parece que va a ser la Mayor Película de Superhéroes de Todos los Tiempos. Antes de su estreno, nos resulta interesante releer estos tebeos, casi treinta años después de su gestación.
La Trilogía del Infinito fue una cosa extraña a varios niveles. También fue una saga importante por muchos motivos, que trascendían el debate sobre su calidad. Que no es, lo voy adelantando, un debate sencillo. Estas tres miniseries fueron las Secret Wars de mi generación: aquella que empezaba a leer cómics de superhéroes a principios de los años noventa, y se encontró en sus páginas con decenas de personajes que todavía no conocía bien y guantazos de todos los colores. Muchos repartidos entre los propios superhéroes.
Lo que resulta curioso es darse cuenta de que estas series no fueron, ni mucho menos, las que marcaron el canon estético y narrativo del género durante los años noventa, dominado primero por la espectacularidad hipertrófica de Rob Liefeld, Jim Lee y compañía y, después, por los intentos por volver a un tono clásico de Kurt Busiek o Mark Waid. Y, sin embargo, tres décadas después, aquí estamos, contando las horas para que se estrene en las salas españolas la tercera película de los Vengadores, cuyo argumento se basará, al menos tangencialmente, en elementos aparecidos en las páginas de esta saga. Pero vamos a empezar por el principio.
Antecedentes infinitos
Jim Starlin (Detroit, 1949) fue uno de los jóvenes guionistas que comenzaron a trabajar en Marvel Comics durante la década de los setenta, junto con Steve Gerber o Steven Englehart. Pero, al contrario que ellos, Starlin era también dibujante. Es decir, que llevaba esa etiqueta tan poco habitual en Marvel de autor completo. A pesar de ello, comienza simplemente como dibujante de relleno, pero muy pronto se encargará también de los guiones de sus historias. Fue un momento de gran creatividad, motivada por el relevo generacional y la llegada de jóvenes con otras experiencias vitales y un bagaje cultural diferente: sí, habían leído los tebeos de Marvel de la década anterior y los amaban, pero también les apasionaban la ciencia ficción y la literatura. Y también estaban más familiarizados con la psicodelia y la cultura jipi. En algunos casos muyfamiliarizados.
Fue también una etapa, tal y como cuenta Sean Howe en su excelente Marvel Comics. La historia jamás contada (2013), en la que los cambios constantes en la dirección editorial permitieron que muchos de estos guionistas cumplieran también labores de edición de las series de sus colegas, de forma que todo quedaba en casa, y locuras absolutas como Howard el pato de Steve Gerber podían contener ácidas críticas políticas. A Starlin, por cierto, lo define Howe de un modo más que revelador: “un pandillero de Detroit y veterano del Vietnam que había sobrevivido a un accidente de helicóptero en Sicilia y a explosiones en el Sudeste de Asia”. Ahí es nada.
Efectivamente, Starlin era un tipo de identidad fuerte e ideas propias, que chocaba con la mentalidad conservadora de una empresa como Marvel. Muy pronto, sus intereses se desplazaron de la mera provocación a las cuestiones de calado filosófico y cósmico, algo muy de la época pero que, bien pensado, en realidad era la continuación lógica de las historias más locas de Steve Ditko o Jack Kirby, solo que pasadas por el tamiz contracultural de la época, sustancias psicotrópicas incluidas.
Starlin creó a Thanos en un número de relleno que tuvo que hacer en la serie de Iron Man, y poco después recibió el encargo de Captain Marvel. Rescató también a un personaje olvidado del pasado reciente de la editorial, Adam Warlock, y creó a otros que años más tarde tendrían un papel destacado en su Trilogía del Infinito, como Drax el Destructor o Gamora. Starlin fue el principal artífice del sector cósmico de Marvel, y utilizó sus creaciones para hablar de temas metafísicos, aunque fuera en clave pop. Reflexiones sobre la naturaleza religiosa del ser humano, la vida, la muerte, la relación entre el alma y la carne… Sus personajes pasaban por todo tipo de transformaciones profundas, renacimientos y metamorfosis, en un contexto de gran space opera dibujadas con un estilo barroco y lleno de deudas con la psicodelia. Su producción en los setenta tiene una sorprendente y nada frecuente coherencia, que hace que pueda leerse casi como una obra cerrada y autónoma, pero que, además, fue lo más parecido a un viaje de ácido -o a un disco conceptual de rock progresivo- que ofreció Marvel en la época más anárquica y comercialmente arriesgada de su historia.
El tiempo de los jipis pasó, y el género de los superhéroes dejó de lado los farragosos barruntos filosóficos para centrarse en la acción desenfrenada y el culebrón adictivo que los X-Men de Chris Claremont y John Byrne habían actualizado para los nuevos tiempos. Starlin cerró momentáneamente su relación con el universo Marvel con la primera graphic novel publicada por la editorial: La muerte del Capitán Marvel (1982) -donde, paradójicamente, uno de sus personajes cósmicos fetiche moría víctima de algo tan humano y terrenal como un cáncer-, y se dedicó a un proyecto personal donde siguió profundizando en sus temas favoritos: Dreadstar, dentro del sello Epic, que permitía que los autores retuvieran los derechos sobre sus creaciones. También comenzó a colaborar con DC Comicscon personajes tan alejados de sus anteriores trabajos como Batman.
El retorno infinito
Con los superhéroes, si esperas lo suficiente, todo vuelve. Vuelven de la tumba los personajes que murieron, vuelven los trajes originales y vuelven los autores que escribieron páginas doradas en el pasado, intentando apelar a la nostalgia de un fandom con una edad media bastante elevada. Jim Starlin también acabó volviendo a Marvel a principios de los noventa, en un momento en el que muchos de los grandes nombres de la década anterior habían abandonado la editorial o estaban a punto de hacerlo, desde Frank Miller a Walter Simonson, pasando por los citados Byrne y Claremont. Marvel estaba fiando todo su potencial comercial a los mutantes, embarcados en una expansión loca de títulos, pero también en un puñado de jóvenes dibujantes de estilos rupturistas y poco ortodoxos -vamos a dejarlo ahí- que, gracias a su éxito abrumador, estaban imponiendo sus condiciones a Marvel, y logrando, además, hacerse cargo de los guiones de su series. Todd McFarlane, Rob Liefeld o Jim Lee estaban llenando sus tebeos de personajes posando en posturitas imposibles, diálogos de besugos y armas muy grandes.
No es este el lugar para analizar en profundidad todo aquello -ni lo mucho que explica de la época en la que sucedió-, pero sí conviene tenerlo en cuenta para entender hasta qué punto resultaba sorprendente la jugada de traer de vuelta a Starlin… para ocuparse, además, del único personaje cósmico que no había guionizado en su etapa clásica: Estela Plateada. En su serie, acompañado de un dibujante del que vamos a hablar mucho en este artículo, Ron Lim (1965), Starlin volvió a las andadas y retomó su obsesión por los ciclos de muerte y renacimiento, el mesianismo y otras hierbas metafísicas. Y trajo de vuelta a sus personajes bandera: Thanos y Adam Warlock. El primero seguía obsesionado con lograr el poder absoluto, pero ahora, además, su experiencia cercana a la muerte le había transformado profundamente: se había enamorado de la personificación de la parca en el universo Marvel, y comenzaba a esbozar un plan para estar a la altura de tan alta dama. Warlock, por el momento, permanecía en el reino espiritual de la Gema Alma, reposando tras alcanzar la iluminación. Y sí, acabamos de mencionar uno de los artefactos cósmicos sobre los que ha girado buena parte de las tramas de las películas del universo Marvel cinematográfico: las gemas del infinito. En la miniserie The Thanos Quest Starlin y Lim narraban la búsqueda por parte del titán de las seis gemas, cada una de ellas en manos de un ser cósmico diferente. Cuando se hace con ellas, las engarza en un guantelete, y se presenta ante la Muerte. Todo está listo para que empiece el show.
El guantelete del infinito
La primera parte de la trilogía constó de seis entregas publicadas en 1991 como una miniserie editada con una calidad superior a la que era habitual en un comic book mensual. Para subrayar el tono clásico, la serie contó con los dibujos de George Pérez, un artista que despuntó con su estilo académico y lleno de detalles en Los Vengadores durante los setenta, pero que se marchó a DC Comics, donde había desarrollado una fructífera carrera relanzando títulos como Teen Titans o Wonder Woman. Su estilo no podía pegar menos en el catálogo de Marvel de 1991, lleno de musculatura creativa, gente con más dientes de los que debería y composiciones de página dadaístas. Tampoco es que haga aquí su mejor trabajo, siendo francos, porque vivía un momento profesional complicado, con un pie en DC y otro en Marvel, pero volver a verlo en esta fue toda una sorpresa. Por su parte, Starlin planteó la serie como el último acto de una tragedia griega que había ido gestando desde su regreso a Marvel. Thanos se había acostumbrado ya a la omnipotencia y estaba listo para cumplir su promesa a la Muerte: eliminar a la mitad de la población del universo. Mefisto, más Mefistófeles que nunca, cumple el rol de sirviente burlón y lisonjero, pero con su propia agenda: en mi relectura reciente, su papel es de las cosas que más me han gustado de la serie.
Thanos cumple su amenaza y, a partir de entonces, Starlin desarrolla la estructura narrativa que repetirá en las dos siguientes y argumentalmente innecesarias entregas: una partida de ajedrez cósmico entre un renacido Warlock y su antagonista, con celadas, gambitos y todo tipo de engaños para concluir en una conflagración cósmica con repercusiones espirituales. Todo aderezado con solemnes diálogos shakespearianos: en la edición original, Thanos incluso emplea los pronombres arcaicos cuando habla. Las voces narradoras en primera persona -van variando, pero destaca la de Starfox, hermano de Thanos capturado por este para su diversión- también ayudan a dotar de cierta densidad textual a la historia que, en algunos momentos, se vuelve muy farragosa. En El guantelete del infinito, Estela Plateada llega a la Tierra para pedir ayuda a sus héroes. A la llamada acuden algunos de los más icónicos: Lobezno, Hulk, Spider-Man, Thor, Namor, Cíclope, la Bruja Escarlata, la Visión… Pero pocos de ellos pintan gran cosa. Son peones que usa Warlock para distraer a Thanos, y la atención que la trama les dedica tiene más que ver con su potencial comercial que con su verdadera relevancia en la historia. Sin embargo, al ser un grupo relativamente pequeño de personajes, hay momentos de intimidad y caracterización interesantes. Por ejemplo, una conversación entre Hulk y Lobezno a solas, los dos “monstruos”, los únicos que se comprenden mutuamente de verdad. O el momento en el que el Capitán América planta cara a Thanos en la batalla central -que pone fin a lo que sería el segundo acto de la historia- aun sabiendo que se la va a partir de un guantazo sin mayor esfuerzo. También encontramos ciertos momentos de humor sádico, como cuando el adamántium de los huesos de Lobezno se convierten en goma, o Nova muere convertido en un montón de cubitos de colores.
En su momento, mi yo de doce años se quedó con la parte más espectacular de la serie, como no podía ser de otra forma. Los conflictos morales y los “grandes temas” me impactaron menos que la destrucción descontrolada, la inabarcable eliminación de la mitad de la población de un universo superpoblado o la página en que se hacía inventario de todos los superhéroes que habían desaparecido, la mayoría de los cuales eran para mí aún desconocidos. Releída hoy, me ha sorprendido el tono oscuro pero, al mismo tiempo, clásicamente épico. La grandilocuencia de algunos momentos y lo sobrio de muchas reflexiones carecen del despendole lisérgico que uno podía encontrar en los setenta. Pero, quizás, eso está representando muy bien la diferencia entre la filosofía jipi, con todo aquel primer advenimiento de esa espiritualidad sincrética, y la “nueva era” que empezaba a pegar fuerte en los noventa, y que resultó bastante más light y aburrida. Y que también explica, en parte, los motivos por los cuales Starlin y Marvel retomaron esos temas y esa ambientación cósmica.
El guantelete del infinito contó con George Pérez durante solo tres números y medio. Después, abandonó la serie, agobiado por el hecho de que también tenía que cumplir con los plazos de entrega de otra serie que estaba dibujando en DC Comics. El reemplazo era obvio: Ron Lim, el artista que estaba dibujando la etapa de Starlin en Estela Plateada. Y aquí hay que pararse un poco y respirar hondo, porque la figura de Lim tiene mucho que contar.
Aunque haga años que le perdimos la pista, Lim trabajó mucho en la Marvel de los noventa. Pero cuando digo “mucho” no me refiero únicamente a que nunca le faltara una serie regular: Lim no paraba. Se convirtió en el dibujante comodín por excelencia, el tipo capaz de ocuparse de dos series a la vez y echar una mano con algún número de relleno cuando otros dibujantes más resultones no llegaban a la fecha de entrega. Siempre ha habido dibujantes con este perfil en Marvel, mejores o peores, pero lo sorprendente aquí es que depositaran en él la responsabilidad de sacar adelante un proyecto tan ambicioso, al menos a priori, como la Trilogía del Infinito. Lim era solvente, rápido y eficaz.
A George Pérez se le podrán poner pegas, pero el bajón de nivel cuando Lim lo sustituyó fue evidente. Lim trabaja de forma apresurada: se puede ver, por ejemplo, en determinadas expresiones faciales “peculiares”, en la poca reflexión de muchas composiciones o en la forma en la que dibuja cuerpos y rostros, todos absolutamente clónicos. Lim, con una lejana influencia de Arthur Adams y un sentido de la narración muy plano y funcional, estaba muy lejos de los “hot artists” que estaban entonces marcando tendencias… Y, sin embargo, de alguna forma no demasiado fácil de explicar, su trabajo en estas series funciona. Por supuesto, no vamos a decir que fuera un buen trabajo. Pero imaginar estos tebeos, en los que aparecían decenas de personajes por página, dibujados por un Liefeld, un Lee o un McFarlane resulta duro. Lim al menos era claro, y capaz de dibujar a cientos de muñecos. Muñecos intercambiables, de acuerdo. Pero cuando éramos chavales eso importaba poco. Queríamos cuantos más, mejor, y, como sucedía en Secret Wars tan solo una década antes, no nos importaba demasiado si no eran los mejores dibujos del mundo.
La guerra del infinito
La jugada fue un éxito, es evidente. El guantelete del infinito vendió muy bien, y Starlin consiguió luz verde para dos secuelas. La primera de ellas se publicaría en 1992, y se tituló La guerra del infinito. En esta ocasión, a Lim se le une como entintador otro profesional de solera que, en cierta forma, había jugado un papel similar al suyo en la década de los ochenta: Al Milgrom. Al final de la serie inicial, Warlock había logrado engañar a Thanos para vencerlo, y se había apoderado en el proceso del guantelete del infinito. Lo tuvo poco tiempo, ya que fue forzado a repartir las gemas entre la recién formada Guardia del Infinito -un supergrupo compuesto por algunos de los personajes más queridos por el guionista-, pero, en el breve tiempo en el que fue un dios, expulsó de sí todo bien y mal, con la esperanza de que eso lo convertiría en una deidad justa y no nublada por abstracciones morales. Su parte malvada tomó la forma del Magus, una versión oscura de Warlock que ya se había visto en los setenta, de color morado y un gusto capilar muy coyuntural: si en sus primeras apariciones llevaba el pelo a lo afro, ahora resucitaba con una ridícula coletilla no muy propia de alguien que es la encarnación más pura del mal.
La batalla estaba servida: durante seis números se repetía la estructura del enfrentamiento entre dos antagonistas, trocando a Thanos por Magus y añadiendo capas de complejidad, al asociarse el titán con Warlock para vencer al nuevo tirano cósmico, que buscaba hacerse con las gemas del infinito a través de un enrevesado plan que, sinceramente, a partir del tercer número ya daba exactamente igual. Se repiten los engaños, los faroles y los ases sacados de la manga y el resultado viene a ser el mismo: el malo acaba engañado y recluido, y Warlock triunfa de nuevo. Pero, en esta ocasión, los superhéroes de la Tierra tendrán mayor protagonismo. O, más exactamente, más espacio, porque, en realidad, todo lo que hacen no sirve absolutamente para nada. Sus planes no tienen ninguna influencia en la resolución del conflicto, y se limitan a pelearse con la Guardia del Infinito o con sus dobles constantemente, extraterrestres multiformes encontrados por el Magus y que son perfectos para generar cross-overs infinitos -perdón por el chiste malo-.
Porque mientras que El guantelete del infinito había limitado los cruces a tres o cuatro series, en La guerra del infinito encontrábamos una estrategia mucho más calculada: con alguna excepción -como Los Cuatro Fantásticos– la mayoría de series que se vieron afectadas por la saga eran de escasas ventas y estaban protagonizadas por personajes de segunda fila -Nómada, Sleepwalker, Silver Sable…-, con el obvio fin de subir sus ventas. La relación con la trama principal solía reducirse a la aparición de un doppelgänger del titular de la cabecera con el que intercambiar galletas. Por los seis números de la miniserie, mientras tanto, desfilan los Vengadores, los Cuatro Fantásticos, la Patrulla-X, Factor-X, Alpha Flight y algunos héroes solitarios, pero la sensación que tenemos es que son un mero reclamo para los lectores que se comporta como una masa multicolor donde los rasgos de personalidad que hacen interesantes a estos personajes se diluyen. O sirven de extraños y disonantes alivios cómicos, como sucede con Speedball, de los Nuevos Guerreros, cada vez que alguien pronuncia una palabra un poco complicada, o con la escena en la que la Bestia está pidiendo pizzas para todos los héroes.
En este caso, la tensión entre las intenciones comerciales y el discurso filosófico chirría incluso más que en la entrega anterior de la saga. El joven lector quiere peleas y ver a cuantos más personajes mejor; Starlin quiere seguir contando… lo que ha contado siempre. Que el bien y el mal forman una unidad indisoluble y que el autoconocimiento espiritual nos llevará a un nuevo estado de conciencia y seremos uno con el universo. Pero lo que en los setenta resultaba nuevo y rupturista, a esas alturas de la vida sonaba a fórmula. Y lo era.
La cruzada del infinito
Por eso, en 1993, Marvel publicó la tercera y última serie de esta saga cósmica. Si en La guerra del infinito Warlock y sus aliados se enfrentaron a su lado oscuro, el siguiente paso era lógico, y, de hecho, no hubo sorpresas, porque se anunciaba en sus páginas finales: el villano de La cruzada del infinito sería la parte buena de Warlock, personificada en una mujer llamada simplemente Diosa. Hay que reconocer que tiene cierta gracia que su parte buena sea más peligrosa que la mala: más ladina, pero también más bienintencionada. Y estar convencida de que sus actos son por un bien mayor -eliminar todo tipo de conflictos a escala universal- la vuelven capaz de cualquier cosa, porque todo está justificado ante tan alta meta.
La mecánica de la historia es, grosso modo, la que ya hemos visto antes dos veces: la Diosa tiene un complicado plan para moldear el universo a su antojo y lavar los cerebros de todos su habitantes. Un montón de personajes van de un lugar para otro, pero, al final, lo único que tiene alguna relevancia es el plan de Warlock, aliado con Thanos y Magus, para engañar a la Diosa y vencerla aprovechando un punto débil de su carácter. Apoteosis cósmica, todo el mundo a su casa con la extraña sensación de que ha pasado algo gordo que no alcanzan a comprender y fundido en negro. Se vuelve a repetir también la fórmula de los cruces con otras series, aunque en esta ocasión alcanza a alguna serie de Spider-Man, por ejemplo, y la relación con otras dos series guionizadas por Starlin, Warlock Chronicles y Warlock y la Guardia del infinito, es tan estrecha que muchas situaciones de la serie principal no se entienden sin su lectura. De hecho, la primera edición española, a cargo de Cómics Forum, incluyó todos los números de esas dos series alternados con los de La cruzada del infinito, en una misma cabecera. Esto, huelga decirlo, hacía aún más farragosa la lectura.
Eso sí, esta cruzada tiene una parte lúdica que, por desvergonzada, resulta más divertida que la anterior entrega. El trillón de superhéroes que aparece, por supuesto, sigue sin tener mayor relevancia en la trama, pero al menos hacen algo que siempre resulta gozoso para el lector del género: se pegan entre sí. Organizados en dos bandos, los partidarios de la Diosa -o aquellos a los que la Diosa ha lavado el cerebro, más bien- contra los héroes que tienen una mente demasiado analítica o son demasiado cínicos para creer en un poder superior que pueda salvar al universo de sí mismo. La gracia del juego es ver quiénes forman cada bando, y preguntarse los motivos, pero, sobre todo, está en el festival de galletas, como no podía ser de otra forma. En la mejor tradición de Contest of Champions -la que fue, en 1982, la primera serie limitada publicada por Marvel- y organizados por parejas, los superhéroes se enfrentan y permiten saber quién es más fuerte que quién. Por supuesto, muchos de estos enfrentamientos son fugaces, o incluso los vislumbramos solo cuando ya han terminado. Es todo un poco simplón, pero funciona perfectamente a un nivel básico: el del fan adolescente flipado cuya imaginación hará el resto. Una parte de todo lector de superhéroes siempre encontrará un gozo visceral en ver a un montón de muñecos de colores dándose para el pelo, sin más excusa argumental; el dibujo de Ron Lim, que trabajaba ya a la velocidad de la luz y sin pararse en detalles, involuntariamente acentúa ese aspecto.
Por eso, precisamente, cualquier duda moral ante la resolución de la historia, por mucho que esté en la intención de los autores plantearla, queda en un segundo plano. También porque la Diosa resulta ser un bicho con cuyos motivos no se puede empatizar demasiado.
La influencia o las repercusiones de la trilogía, tanto en la editorial como en el universo de ficción, fueron más bien escasas, más allá de que ciertas entidades cósmicas limitaran el poder de las gemas al impedir que pudieran volver a actuar al unísono. Hay que tener en cuenta que era un momento especialmente convulso para Marvel y el mercado americano en general. En 1992, sus artistas más comerciales se habían marchado para fundar Image, descontentos con su política de royalties e incentivos. Marvel se había quedado como pollo sin cabeza, intentando hundir a la inesperada nueva competencia lanzando una tonelada de series, contratando a dibujantes que imitaban los estilos de los que se habían marchado y confiando en el tirón de Spider-Man y, sobre todo, los mutantes para mantener su cuota de mercado. Lo que molaba entonces eran los personajes chungos, las splash-pages sin sentido y las portadas con hologramas, brillos y relieves. La especulación de los aficionados estaba alcanzando su punto álgido antes de derrumbarse, además. Las historias de Starlin no pegaban demasiado en este panorama, y, de hecho, una vez hubo concluido su trilogía, sus colaboraciones se redujeron a alguna miniserie y poco más. Su carrera profesional no volvería a cruzarse con Marvel de forma significativa hasta una década después, cuando se encargara de una serie limitada sobre Thanos. El éxito de las películas de Marvel Studios puso de nuevo de actualidad la figura del villano, y la editorial no desaprovechó el momento: en los últimos años, Starlin ha escrito y dibujado varios cómics protagonizados por el titán, calentando motores para su puesta de largo en la gran pantalla. Incluso ha habido un segundo volumen de El guantelete del infinito -que, a la postre, es la única entrega de la saga que ha permanecido en la menoria de los aficionados como un clásico- en el contexto de Civil War II.Como ven nada es solito en el mundo, Avengers Infinity War del 2018 no desaprovechó la presencia de Thanos, su obsesión con la muerte y la existencia de las seis gemas del infinito que el villano irá reuniendo., además la oportunidad de presentar las acciones de estos superhéroes que tendrán más importancia que las de sus homónimos, meros invitados a un drama cósmico grandilocuente muy alejado del tono actual del universo Marvel cinematográfico, pero que quedó en el recuerdo de muchos aficionados que descubrieron con ella el inmenso potencial de una de las ficciones más complejas creadas en el siglo XXI
Marvel Studios ha hecho muchas cosas bien a lo largo de sus diez años de historia y las 19 películas que forman hasta ahora el universo cinematográfico de la compañía (MCU) y Avengers: Infinity War, como ya os hemos contado, es la guinda a un trabajo ejemplar. Y el público, que ha llevado al film a ser la película más rápida de la historia en llegar a los 1.000 millones en taquilla, parece pensar de la misma forma.
Pero si de entre todas esas virtudes hubiera que destacar algún aspecto a mejorar, ese podría ser el trabajo en los villanos del MCU: más allá de aquellos con espacio para crecer a lo largo de varias películas, como Loki, u otros más memorables o mejor interpretados como el Buitre de Michael Keaton o el Cráneo Rojo de , éste ha sidouno de los pocos borrones en un curriculum prácticamente impecable. Y también ahí, Infinity War parece haber acertado de pleno y marcado un antes y un después, centrando el metraje en el imponente y complejo Thanos.
Sobre el Titán Loco y su trasfondo y motivaciones, destacando la unión entre película y cómics, hablamos a continuación. Evidentemente, no sigas leyendo si no has visto la película y quieres evitar spoilers.
El aparentemente todopoderoso villano interpretado por Josh Brolin, al que ya pudimos ver en la escena postcréditos de Los Vengadores allá por el 2010, tiene aquí una razón para sus actos notablemente diferente a la que pudimos ver en el cómic que más ha influenciado esta película; Thanos en El Guantelete del Infinito ansiaba la muerte y destrucción de planetas enteros para impresionar a la propia Muerte, convertida en una misteriosa figura femenina, de la que se había enamorado. Así que, grosso modo, podríamos hablar de un interés romántico tras sus crueles intenciones.
Thanos ya desveló su motivación en un número de Silver Surfer publicado en 1990
Parece que los hermanos Russo y los guionistas de la película, Stephen McFeely y Christopher Markus, decidieron dejar de lado ese rasgo del personaje y, pese a que desconocemos el motivo, es fácil pensar que la limitación de metraje a la hora de desarrollar al personaje y su trasfondo pudo jugar a favor de este notable cambio. Así, por contra, muchos de los aficionados acérrimos a la Casa de las Ideas y sus grandes historias, afirman que la motivación de la versión cinematográfica de Thanos desluce el personaje y le resta parte de esa crudeza y frialdad que han caracterizado históricamente al personaje creado por Jim Starlin.
Y es que, en este caso, el ansia destructiva de Thanos guarda un motivo que sirve para humanizar y dotar de mayor profundidad a un personaje que, de otro modo, quizá hubiera caído en el cliché de diabólico villano sin más motivación que hacer sembrar la destrucción: en Avengers: Infinity War, el Titán Loco busca reunir las seis gemas del infinito para, con el chascar de sus dedos, desvanecer a la mitad de seres vivos del universo con la intención de equilibrar la balanza y no desembocar en una alarmante falta de recursos y, por ende, la extinción.
La elección del nombre de Thanos no es una tontería ni al azar, Thanos nos recuerda a
Thánatos (en griego antiguo Θάνατος/ Thánatos = ‘muerte’) según el contexto Thanatos puede significar:
Una transcripción al español (y más frecuentemente a otros idiomas como el alemán e inglés) de la deidad griega de la muerte: Tánatos;
Thanatos: en la teoría psicoanalítica, la pulsión de muerte que es complementaria a la libido (o "antagónica" al llamado Eros o pulsión de vida), su noción inicial se debe a Sabina Spielrein (discípula de Freud y de Jung ) aunque luego fue incluida por Sigmund Freud en su teoría psicoanalítica;
Angel's Thanatos canción de Silent Hill 2, (ésta se puede escuchar en el final "En el Agua") donde el protagonista se suicida.
El juego arcade Thanatos;
El dios gemelo del manga Saint Seiya, Thanatos;
Thanatos, una B.O.W. perteneciente a la saga de videojuegos Resident Evil;
Thanatos, banda holandesa de death metal; o
Thanatos, episodio de la serie de televisión The Tomorrow People.
Por tanto queda confirmado que el gran villano de esta películaThanos , que es una leyenda en los cómics de Marvel , y que ha cometido diversas atrocidades en todo el universo, asesinando a queridos superhéroes, villanos y hasta seres cósmicos neutrales, sólo para probar su poder, y utilizando el término “sobrepoblación”, acerca de las motivaciones de Thanos, nacidas de los recuerdos que el villano mostró con ayuda de la Reality Stone (Gema de la realidad) sobre la sobrepoblación que afectó a Titán, su tierra de origen, y para salvarla del caos Tahnos decidió resolver el problema aniquilando a la mitad de la población. Pero no se conformó con eso, quiso expandir su ideal a todo el universo, entonces podemos imaginar que el villano ve el universo como un lugar caótico debido a su enorme población, así que buscará el orden a través de la muerte de una buena cantidad de personas.
En la mitología griega, Tánato o Tánatos (en griego antiguo Θάνατος Thánatos, ‘muerte’) era la personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como el de su gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre: las Keres, asiduas al campo de batalla. Su equivalente en la mitología romana era Mors o Letus / Letum se opone a Eros, la pulsión de vida. La pulsión de muerte, identificada por Sigmund Freud, señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la quiescencia y la tumba
Era una criatura de una oscuridad escalofriante, comúnmente representada como un joven alado con una tea (antorcha) encendida en la mano que se le apaga o se le cae. Homero y Hesíodo le hacían hijo de Nix, la noche, y gemelo de Hipnos, insinuando que ambos hermanos discutían cada noche quién se llevaría a cada hombre, o que el Sueño anulaba cada noche a los mortales en un intento de imitar a su hermano mayor. Desempeña un papel pequeño en los mitos, pues quedó muy a la sombra de Hades, el señor de los muertos.
Los dos hermanos, famosos por la rapidez de sus actos, recibieron el encargo de Zeus de transportar el cuerpo de su hijo Sarpedón hasta Licia, para que pudiera recibir de sus familiares la sepultura que merecía. El rey de los dioses había concedido a su hijo una vida que abarcaba tres generaciones, y que terminó cuando Sarpedón acudió a la guerra de Troya al frente de los licios, donde fue muerto por Patroclo. Entonces Zeus pidió a Apolo que purificara su sangre en un río, untara su cuerpo con ambrosía, le vistieran como un inmortal y fuera llevado rápidamente a su tierra, mandato que cumplieron Tánatos e Hipnos.6
Tánatos actuaba cumpliendo el destino que las Moiras dictaban para cada mortal. En una ocasión Admeto obtuvo de Apolo la gracia de que las Moiras pudieran aceptar que cuando él estuviera a punto de morir, pudiera reemplazarle en su destino cualquier persona que lo aceptara voluntariamente. Cuando esto ocurrió, y tras recibir Admeto la negativa de sus padres, sólo su esposa Alcestis se ofreció a morir por él. Sin embargo Heracles retuvo a Tánatos por la fuerza, intentando persuadirle de que esperase a que a la joven le llegase su hora de forma natural. Tánatos repudiaba estas triquiñuelas de los dioses (especialmente Apolo) que interferían sus funciones, y tras esta pequeña derrota, reclamó el respeto debido y fue incluso capaz de llevarse al mismo Heracles cuando le llegó su turno.
Se casó con Macaria, señora de la Isla de los Bienaventurados e hija de Hades y Perséfone (no confundir con otro personaje griego del mismo nombre hija de Heracles y Deyanira).
En el arte, Tánatos era representado como un hombre joven con barba llevando una mariposa, una corona o una antorcha invertida en sus manos. A veces tiene dos alas y una espada sujeta a su cinturón.
En psicoanálisis, Tánatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la pulsión de vida. La pulsión de muerte, identificada por Sigmund Freud, señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la quiescencia y la tumba. No debe confundirse con el impulso parecido del destrudo que en psicoanálisis es un término introducido por el psicoanalista italiano Edoardo Weiss en 1935 que hace referencia a la energía del impulso destructivo. Es el opuesto de la libido. Mientras que la libido (energía proveniente de Eros) es el impulso para crear, destrudo es aquel que nos incita a destruir todo lo que está a nuestro alcance, llegando inclusive a nuestra propia persona.
Si nos atenemos a la teoría de Sigmund Freud, destrudo tiene su origen en la pulsión de muerte (Tánatos), la cual también es la fuente de la agresión. "Destrudo" es un aspecto poco conocido de la teoría de Freud, y es usualmente ignorado al existir teorías más completas y más familiares de la emoción humana. La abstracción detrás del término se remonta a la época después de la I Guerra Mundial, cuando Freud analizaba las acciones de soldados afectados por traumas y otros fenómenos. Tuvo su primera y breve aparición en el libro "El Yo y el Ello" (Das Ego und das Esh).
Thanos proviene de Titán, la novena luna de Saturno, que dentro del Universo Marvel está habitada por los Eternos. Durante su juventud, Thanos no se interesó por la muerte hasta que la misma entidad comenzó a manipularlo desde joven. Tras sus crímenes contra los suyos en Titán, huyó del planeta buscando un amor que le correspondiera para llenar el vacío que aquella chica (la Muerte) le dejó en el corazón. Se unió a unos piratas espaciales negándose a matar, hasta que su capitán se cansó de aquella decisión y le dio tal paliza a Thanos que despertó su instinto asesino. Ciego de amor por la Muerte, se dirigió a su planeta a segar toda vida en él. Su hermano, Starfox, se salvó por no estar allí, pero su padre, Mentor, sí estuvo, pero Thanos lo dejó vivo para que contemplara el caos que su hijo llevaría al Universo. Su madre fue asesinada por él cuando este era joven antes de huir del planeta.
A pesar de su gran poder, ambicionaba aún más, y lo obtuvo en la Tierra, al lograr obtener el Cubo Cósmico. Gracias al mismo logró convertirse en "dios", y sólo pudo ser derrotado gracias a la conciencia cósmica del Capitán Marvel. La propia Muerte se había manifestado ante él, pero lo abandonó por su fracaso.
Para compensar su derrota, decidió destruir a todas las estrellas del cielo, para lo cual reunió a las seis gemas de poder, para crear una gran gema que le permitiera lograr su objetivo. Dado que no se atrevía a quitarle la suya a Adam Warlock, se alió a él para combatir al Magus y, mientras tanto, reunir información de la gema sin que Warlock lo supiera.
Antes de comenzar su ataque derrotó a Gamora, la cual fue encontrada moribunda por Warlock, quien absorbió su alma dentro de la gema alma antes de su muerte, y así supo los planes de Thanos que ella había descubierto. Fue a ofrecer su ayuda a los Vengadores, y pronto apareció dentro del sistema solar la gigantesca flota de naves de Thanos. Los vengadores tomaron por asalto la nave principal, pero Thanos no estaba ahí, sino Pip, el único amigo de Adam Warlock, convertido en piedra. Warlock absorbió su alma también, y supo así la localización de Thanos: En una nave similar, al otro lado del sol. Warlock fue con el Capitán Marvel a esa nave, y también los siguieron de más lejos Thor y Iron Man, que peleaban contra otras naves.
Thanos mató rápidamente a Warlock, y el Capitán Marvel quedó inconsciente luego de destruir el cañón de Thanos. Sin embargo, lograron ganar tiempo hasta la llegada de Thor y Iron Man y, mientras Thor se enfrentaba a Thanos, Iron Man destruyó la gema gigantesca.
Thanos se teleportó a la otra nave, mientras un Adam Warlock del pasado absorbía al moribundo Warlock dentro de la gema alma. Thanos derrotó con facilidad a los Vengadores, así como también a los tres que volvían de la otra nave, y los asesinó a todos. Thanos pensó que, aunque no pudiera destruir a todas las estrellas, con la gema alma del difunto Warlock podría destruir al sol.
Saga del Infinito
Resurrección
La Muerte, al ver que en el Universo había más personas vivas que muertas, decidió llamar a un campeón para que matara a la mitad del universo, y encontró a este paladín en Thanos. Resucitándolo, le dio la misión de matar a la mitad de la población universal. Para esto, Thanos buscó unos objetos más poderosos que el Cubo Cósmico y casualmente encontró un pergamino en el que describían las Gemas del Infinito y su enorme poder, un secreto guardado por los Primigenios del Universo. Empezó a buscar las gemas y se las quitó al Intermediario, al Campeón del Universo, al Jardinero, al Corredor, al Coleccionista y al Gran Maestro. Con las mismas formó el Guantelete del Infinito y consiguió un dominio absoluto y universal sobre todos los aspectos del tiempo, espacio, poder, mente, alma y realidad.
Cuando tuvo en su poder el Guantelete, desató un desequilibrio cósmico. Su principal deseo era reinar junto a la Muerte, pero la Muerte se sintió traicionada por Thanos, que ahora era más poderoso que ella misma, y lo rechazó. Aunque Thanos podía forzarla a amarlo, eligió dejar su voluntad libre. Tras crear un templo gargantuesco en honor a la Muerte y matar a la mitad del universo, esta siguió sin amarle.
Por su parte, Adam Warlock, que vivía dentro de la gema alma, supo lo que pasaba y creó nuevos cuerpos físicos para él, Pip y Gamora, regresando así a la realidad.
Warlock reunió a muchos para enfrentarse a Thanos. Primero atacaron los super héroes supervivientes de la Tierra y luego las entidades cósmicas de poderes más terribles: Uno por uno, todos fueron derrotados, hasta el mismo Eternity. Thanos ascendió entonces a un nivel incorpóreo como esta, pero entonces su nieta Nébula, a quien había capturado para torturar, desfigurar y convertir en un cadáver ambulante, tomó el Guantelete del Infinito del cuerpo inerte de Thanos y consiguió todo su poder, mientras Thanos volvía al nivel corporal.
Algunos héroes supervivientes reorganizaron su ataque en casa de Doctor Strange. A estos héroes se les sumaría Thanos. Mientras, libres, las entidades cósmicas atacaron a Nébula a la vez, pero, aún teniendo un control tosco del Guantelete, logró capturarlas de nuevo.
Pero los héroes de la Tierra (Hulk, Thor, Doctor Muerte y el Señor del Fuego) volvieron para arrebatárselo, mas no pudieron hacer nada. Tras esto, los líderes, Thanos, Dr. Strange, Estela Plateada y Adam Warlock, intentaron quitárselo. Al final, como Nébula no percibía a Adam, pudo quitárselo y finalmente, Adam lo guardó.
Warlock fue luego juzgado por el Tribunal Viviente, quien determinó que no era apto para ser Dios, y decretó que las Gemas del Infinito no pudieran utilizarse en conjunto. Warlock las distribuyó entonces entre otros de confianza: Se quedó con la gema alma y les dio la de la mente a Dragón Lunar, del tiempo a Gamora, del espacio a Pip y del poder a Drax. Entre todos formaron la Guardia del Infinito. La gema de la realidad le fue confiada a alguien que fue mantenido en secreto un tiempo.
Varios personajes (Thanos, Galactus, el Dr. Muerte, Quasar, Mr. Fantástico) notaron leves alteraciones en el tejido de la realidad, y que el propio Eternidad se encontraba catatónico. Investigando los motivos, Thanos rastreó al autor hasta otra dimensión: Era el Magus, con varios cubos cósmicos a su disposición, quien luego de presumir su poder lo mandó de regreso a su dimensión original. Incapaz de volver a rastrear la dimensión correcta, Thanos fue a pedirle ayuda a Warlock.
Dentro del reino de la muerte supieron la razón de la resurrección del Magus: Mientras era Dios, Adam Warlock expulsó todo bien y todo mal de sí mismo, y este Magus renacido era la maldad de Adam Warlock.
Todos los personajes de Marvel son sacados de la Biblia y otros libros ante-diluvianos que desconocemos, conformando así un coctel entretenido de héroes y villanos, pero nada alejado de la realidad que un día sobrevino a esta Tierra, pues el género cómics apunta hacia lo que en una época se conocían como ángeles caídos y toda su generación de hijos híbridos nephilims, guiborims, refaítas, gigantes, titanes y poderosos de la tierra. En la tercera entrega de la saga “Los Vengadores”, aparecerá el villano número uno de los cómics Marvel, el mismo que es literalmente el enemigo bíblico de la humanidad, “THANOS/thanatos”, el dios de la muerte que se menciona en varios pasajes.
Thanos y la Guardia del Infinito; el Dr. Muerte y Kang el conquistador; Galactus con Nova Estela Plateada y el Dr. Extraño, y todos los super héroes de la Tierra llegaron por sus propios medios a una misma dimensión desde donde el Magus retransmitía su poder. De acuerdo a las hábiles manipulaciones del Magus, la Guardia volvió a reunir el Guantelete del Infinito, y aunque por el decreto del Tribunal Viviente no tenía ningún poder, Galactus se presentó para pedir que se volviera a activar.
Fue entonces que el Magus reveló su auténtico propósito: Tan pronto como Galactus se fue a hacer su pedido, secuestró a Warlock y le quitó el Guantelete del Infinito, de modo que cuando volvió a tener su poder, era el Magus.
Sin embargo, sospechando dichas intenciones, Thanos tomó una precaución que logró derrotar al Magus. No se utilizó la gema de la realidad auténtica, sino una imitación. Warlock tocó el Guantelete que tenía puesto el Magus, y combatieron entre ambos por la supremacía de su poder. Warlock se impuso, pero luego se restableció para siempre la prohibición de utilizar las gemas en conjunto.
En la separación que Adam Warlock realizó de su parte negativa, cuando poseía el Guantelete, también libero su parte positiva. Esta parte, femenina y benévola, consigue varios cubos cósmicos de realidades alternativas diferentes y se auto proclama Diosa, tratando de llevar el bien a través de una religión que la rinda culto como Diosa. Esto es llevado hasta un punto de fanatismo, que hace que ciertos seres del universo la sigan ciegamente castigando a los infieles que no crean en ella. Esto hace que en la tierra un grupo de héroes, liderados por Adam Warlock y Thanos, se enfrenten a la Diosa y a otros héroes captados por el influjo de esta. Se libra una espectacular guerra entre compañeros que terminara con el triunfo de Warlock y los suyos, ya que Warlock absorbe de nuevo su parte buena al interior de la gema Alma.
El Abismo del Infinito
Es cuando, después de esto, Thanos decide arriesgarse y crear clones de sí mismo para remediar el mal que había hecho en el universo. Usó su propio ADN y lo juntó con el de otros seres que había conocido, como Wolverine. Pero un ser conocido como Atlez, que es el ancla de la Realidad de Thanos, intentó rescatar a Adam Warlock de un manicomio usando un clon del titán. Con sus poderes, dirigió un asteroide al lugar justo para crear un cortocircuito y liberar a uno de ellos, una réplica de Iron Man llamada Blindado, pero se liberaron otros cuatro: Una réplica del Profesor X, llamada X, una del Doctor Extraño, llamada Místico, una del Gladiador, llamada Guerrero, y una de Galactus, llamada Omega. El titán estaba fuera, buscando una anomalía en el espacio, pero cayó en una trampa que le dejó moribundo en este. Después, pasa cerca una nave skrull a la que aborda y llega a su planeta, donde se reúne con Gamora para matar a Blindado. Tras esto, dirigió el ataque contra Omega junto a Gamora, Adam Warlock, el Dr. Extraño, Pip, Spiderman y el Capitán Marvel II, obteniendo la victoria.
El Fin
Después de esto, descubrió una nueva fuente de poder, conocida como el Corazón del Universo. Al ver que el faraón Akenatón iba a la Tierra con el control parcial del Corazón, recoge a los Defensores (Hulk, Dr. Strange, Namor y Estela Plateada) y al Capitán Marvel II. Con esto, llega hasta la base de la Orden Celestal una orden de alienígenas que tiene el control del Corazón. Al ser descubiertos, todos atacan a la Orden, pero el Dr. Extraño y Namor mueren. Ante esto, se lanza al Corazón del Universo y logra la omnisciencia. Al tener consciencia de todo, ve que algo pasa en el universo que no puede remediar. Tras esto, todos los seres le atacan, dirigidos por el Tribunal Viviente, pero Thanos les absorbe y, por si tiene un nuevo desafío, absorbe el universo. Tras esto, mantiene una charla con Adam Warlock en la nada y recibe un beso de la Muerte. Usando todo su poder, resucita al universo sin fallo, con la única condición que nadie puede resucitar.
Samaritano
Tras perder la omnipotencia y resucitar al universo, Thanos usó una pequeña parte del poder divino para resucitarse a sí mismo. Aquí lo encuentra Adam Warlock contemplando las ruinas de Rigel-3, un planeta que destruyó. Filósofa sobre sus ambiciones, dejando claro que tenía la omnipotencia y no le bastó, así que empezaría a compensar a los que hizo daño.
Empezó por ayudar a los rigelianos y estos le encomiendan que derrote a Galactus para que no se coma Rigel-18, pero el plan de este es coleccionar las Gemas del Infinito para saciar su hambre. Thanos falla en el diálogo y Galactus libera a un ser extradimensional llamado Hambre; a diferencia de Galactus, este se alimenta de realidades enteras. Thanos, tras una astuta jugada y la destrucción de Rigel-18 y 3, derrota a Hambre, dejándolo extremadamente débil y a Galactus malherido.
El Secreto Oculto en el Guantelete de Thanos
Poco tiempo después se autoencarcela en el Kyln una prisión interestelar usada por los Nova Corps para los peores criminales del universo donde vuelve a ver a Muerte esta vez usando la imagen de una niña donde le declara sus sentimientos diciéndole que siempre lo ha amado y que el también aprenda a hacerlo. Thanos en busca de respuestas es guiado a una pequeña base secreta formada por diversos reclusos siendo dos de ellos Gladiator líder de la guardia imperial Shiar y el antiguo héroe cósmico Star-Lord que se le creía muerto quienes le piden asistencia para detener al Beyonder que había decidido reencarnar en forma de una mujer mortal y llamada Maker por los reclusos. Al encontrarse con Maker y después de una discusión con ella destruye gran parte de la prisión dejándole muy malherido aunque logra reponerse y es guiado un hada llamada Skreet que había sido encapillada junto a Maker y otro huésped en una prisión especial del Kyln es guiado hacia el Maker que gracias a su vulnerabilidad como consecuencia de su reencarnación como mortal logra vencerla entregándosela a Gladiator y Star-Lord.
Poderes y habilidades
Las famosas gemas del infinito han sido el centro de la trama en gran parte del universo cinematográfico de Marvel, por lo mismo resultan tan importantes de conocer, así que si aun no tienes claro que son estas gemas que todos se pelean y que tanto quiere el titan Thanos, revisa este video, porque conocerás 22 cosas que no sabías sobre las gemas del infinito y guantelete del infinito.
Thanos es un miembro mutante de la raza de superhumanos conocidos como los Eternos de Titán. El personaje posee habilidades comunes a los Eternos, pero se amplifica en mayor grado a través de una combinación de su patrimonio mutante-Eterno, amplificación biónica, misticismo y poder otorgado por la entidad abstracta, la Muerte. Demostrando una enorme fuerza sobrehumana, resistencia y durabilidad, Thanos puede absorber y proyectar grandes cantidades de energía cósmica y es capaz de usar telequinesis, telepatía y manipulación de la materia. Thanos es un consumado combatiente mano a mano, que ha sido entrenado en el arte de la guerra en Titán.
Thanos ha demostrado ser capaz de defenderse brevemente en la batalla contra Odín,3y de aplastar a Galactus.
Thanos es un supergenio en prácticamente todos los campos conocidos de la ciencia avanzada y ha creado una tecnología que excede con creces a la ciencia de la Tierra contemporánea. A menudo emplea una silla de transporte con capacidad de vuelo espacial, proyección de campo de fuerza, teletransportación, viaje en el tiempo y movimiento a través de universos alternos. Thanos es también un maestro estratega y utiliza varias naves espaciales, al menos tres bajo el nombre "Santuario", como base de operaciones.
Los 10 secretos épicos del Guantelete del Infinito que no sabías
En otros medios
Cine
En la película de Thor (2011) durante el primer asalto de los gigantes de hielo en Asgard, al momento en que el Destructor los vaporiza se puede apreciar en la bóveda de Odín, el Guantelete del Infinito.
Hasta el momento Thanos no había aparecido en ninguna película. No es hasta el final de la película The Avengers (2012) cuando aparece Thanos, en la escena después de los créditos de la película, interpretado por Damion Poirtier, donde se muestra que el líder de los Chitauri, el Otro, le habla a su amo. Al mencionar que atacar a los humanos sería «cortejar a la muerte», él da media vuelta y sonríe mostrándose.
Apareció en dos escenas en Guardianes de la Galaxia (2014), donde es interpretado por Josh Brolin. Él trata de usar a Ronan el Acusador para obtener una piedra infinita, luego de ser traicionado por él. La película también lo presenta como el padre adoptivo de Gamora y Nebula.
En Avengers: Age of Ultron (2015), aparece en una escena a mitad de los créditos en la que obtiene el Guantelete del Infinito e, insatisfecho con los fracasos de sus peones (Loki y Ronan), jura buscar las Gemas del Infinito personalmente.
En Thor: Ragnarok (2017) se demuestra que el Guantelete del Infinito que aparece en la bóveda de Odín en Thor (2011) es falso y es solo una réplica del original
Brolin interpreta nuevamente su papel en Avengers: Infinity War (2018). Primero aparece atacando a la nave de Thor cuando huye de Asgard. Él mata a Heimdall y Loki y recupera la Piedra del Espacio antes de enviar a sus hijos a la Tierra para encontrar la Piedra de la Mente y la Piedra del Tiempo. Luego viaja a Knowhere para reclamar la Piedra de la Realidad. Los Guardianes de la Galaxia llegan y aparentemente matan a Thanos, pero se dan cuenta demasiado tarde de que era una ilusión y que él ya posee la Piedra. Usando la Piedra de la Realidad, Thanos fácilmente somete a los Guardianes y secuestra a Gamora. Él tortura a Nebula para obligar a Gamora a revelar la ubicación de la Piedra del Alma, que está en Vormir. En Vormir se encuentran con Craneo Rojo, que los guía hasta la cima de un acantilado cercano. Cráneo Rojo le explica a Thanos que para obtener la Piedra requiere el sacrificio de un ser querido. Thanos entre lágrimas sacrifica a Gamora por la Piedra del Alma. Al llegar a su mundo natal de Titán, Thanos usa la Piedra de la Realidad para mostrar al Dr. Strange cómo el planeta prosperó una vez y explica que la superpoblación lo llevó a la ruina. Había sugerido matar a la mitad de la población para permitirles sobrevivir, pero su plan fue rechazado y se vio obligado a presenciar la destrucción de su planeta natal. Thanos entonces hizo su objetivo de librar al universo de la mitad de toda la vida sensible para que el mismo destino no le sobrevuele a ningún otro planeta. Luego se enfrenta a Strange, Iron Man, Spider-Man y The Guardians en la batalla. El grupo logra someterlo brevemente e intenta quitarle el Infinity Gauntlet, pero Peter Quill se entera de la muerte de Gamora y ataca a Thanos, despertándolo. Invoca una lluvia de meteoritos para incapacitar al equipo, dejando solo a Iron Man para luchar contra él. Después de una breve pelea, Thanos hiere mortalmente a Iron Man y se prepara para matarlo, pero lo salva después de que Strange renuncie a la Piedra del Tiempo. Con cinco de las seis piedras en su poder, Thanos se teletransporta a la Tierra. Thanos llega a Wakanda para reclamar la Piedra de la Mente y derrota a los Vengadores restantes con facilidad, solo para descubrir que la Bruja Escarlata ha destruido tanto a Visión como la Piedra. Sin embargo, Thanos simplemente usa la Piedra del Tiempo para revertir y deshacer el daño, y elimina la Piedra de la Mente de la cabeza de Visión, matándolo de nuevo. Con las seis Piedras Infinitas recogidas, Thanos es empalado por Thor con Stormbreaker. A pesar de estar gravemente herido, Thanos chasquea los dedos y desaparece. Thanos entra en un estado de limbo, se encuentra en un paisaje misterioso donde se encuentra con una joven Gamora. Thanos le dice que ha logrado su objetivo y Gamora le pregunta cuánto le costó. Solemnemente, Thanos responde que le costó todo, antes de chasquear los dedos con el Guantelete para invocar la devastación que deseaba. La escena final muestra a un Thanos curado, descansando en un planeta desconocido y mirando el atardecer.
Televisión
En la serie animada Adventure Time, en el episodio Rainy Day Daydream (En latino: Fantaseando con un día lluvioso) aparece el Guantelete del Infinito creado por la imaginación de Jake y diciéndole a Finn que se lo ponga.
También aparece en una serie de dibujos animados de Marvel, El escuadrón de superhéroes, la cual trata sobre cómo los Vengadores intentan impedir que el Doctor Muerte reúna todas las Gemas de Infinito para formar la Espada de Infinito, que sólo puede usarla el usuario del Guantelete del Infinito. Ahí entra en acción Thanos, que las reúne para hacerse con el guantelete para controlar el universo. Pero Silver Surfer, ahora portador de la Espada del Infinito, consigue el Guantelete del Infinito haciéndose omnipotente, aunque había sido corrompido por el poder. Al final, las gemas se unen con la espada y el Doctor Muerte la consigue pero le espada se rompe de nuevo.
Thanos es el villano principal en la Temporada 2 de Avengers Assemble, después que apareció como cameo al final de la Temporada 1 al haber obtenido el Teseracto a manos de Red Skull:
En el episodio 1, "El Arsenal", Thanos envía una flota de naves alienígenas de perseguir a Red Skull que tiene la Gema de Poder siendo ayudado por los Vengadores.
En el episodio 2, "Thanos Ataca", aparece en la lucha contra los Vengadores, hasta ser vencido por el Arsenal al autodestruirse, pero sabe que volverá por las Gemas del Infinito.
En el episodio 12, "Widow Escapa", cuando Black Widow intenta llevarse las Gemas, junto a Thor, e intenta salvar a los Vengadores siendo corrompida por las Gemas, Thanos regresa y las obtiene con el Guantelete del Infinito.
En el episodio 13, "Thanos Victorioso", Thanos planea ejercer su poder sobre el universo con las Gemas cuando los Vengadores logran vencerlo con el Arsenal ya reconstruido, antes de ser poseído y siendo convertido en Ultron. Thanos fue llevado en custodia por los Guardianes de la Galaxia.
En el episodio 25, "Nuevas Fronteras", Thanos es liberado de su prisión por el Orden Oscuro para así continuar con sus planes de conquista.
En el episodio 26, "Un Mundo de Vengadores", Thanos y el Orden Negro planean atacar la Tierra para conquistarla, lo cual no saben que los Vengadores son más de ocho héroes para combatirlos, cuando las personas los defienden en contra de Thanos y el Orden Negro antes de ser destruido por el sistema de defensa del gobierno.
Thanos aparecerá en la serie de 2016 Guardians of the Galaxy:
En la primera temporada, episodio 1, "El Camino a Knowhere", cuando Korath le da un mensaje a Thanos sobre una misteriosa caja que es la Semilla Cósmica. En el episodio 2, "Sin Escapatoria", aparece en Knowhere en la lucha contra Drax, después de mandarle un mensaje a Korath para Thanos. En el episodio 14, "No Pierdas la Fé", aparece cuando J´son lo llama al estar en connivencia con Thanos, en hacer un acuerdo que ha sido dispuesto para J'son en llevar la Semilla Cósmica y a Star-Lord a él cuando llegue ese día. En el episodio 17, "Persigue a tu Amor", cuando J´son se comunica con Thanos sobre la Semilla Cósmica, antes de que aparezca Star-Lord al ser interrumpido. En el episodio 18, "La Guerra contra Asgard, Parte 1º: El Ataque del Rayo", aparece al final, ante el llamado de J´son cuando es descubierto sobre el robo de la Semilla Cósmica de Asgard. En el episodio 19, "La Guerra contra Asgard, Parte 2º: El Rescate", aparece con el ejército Kree en Spartax y captura a Star-Lord para usarlo en abrir la Semilla Cósmica, y al final convoca un agujero negro en desaparecer todo, hasta ser derrotado por Loki y Star-Lord en atacar a la vez, y es absorbido en el agujero negro. En el episodio 23, "He Buscado Mucho Tiempo", Thanos regresa llegando a la Tierra en enfrentar a Ronan por traicionarlo y le quita la Semilla Cósmica a Star-Lord en controlar la Tierra. En el episodio 24, "La Tierra se mueve", Thanos usa la Semilla Cósmica creando raíces para atacar a los Guardianes de la Galaxia que escapan con Ronan el Acusador y Nebula, pero usan el control de gravedad del Milano para sacarlo de la Tierra, pero por descuido cae a la ciudad de Nueva York que expande la Semilla en el Central Park, y usa el poder en destruir la nave de Ronan. Hasta que los Guardianes se unen y le arrebatan la Semilla Cósmica, pero Thanos al ser noqueado por el tren y de regreso, desaparece arrastrado por raíces.
En la tercera temporada, episodio 2, "De vuelta al Ritmo de Nueva York", Thanos escapa de su prisión subterránea de Manhattan, teniendo al simbionte Carnage unido a él, enfrentando a los Guardianes de la Galaxia y Spider-Man. En el episodio 3, "Entra Carnage", Thanos busca el simbionte Venom al ir a Horizon High, pero Spider-Man lo obtiene hasta manipularlo, hasta que los Guardianes lo consiguen en vencer a Thanos, congelando a Carnage.
Se lo menciona en Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D. como el gran villano que se acerca a la Tierra y por el cual deben prepararse.
LA APOTEOSIS DE THANOS EN AVENGERS INFINITY WAR, Abril 2018
Por tanto queda confirmado que el gran villano de esta películaThanos , que es una leyenda en los cómics de Marvel , y que ha cometido diversas atrocidades en todo el universo, asesinando a queridos superhéroes, villanos y hasta seres cósmicos neutrales, sólo para probar su poder, y utilizando el término “sobrepoblación”. Acerca de las motivaciones de Thanos, nacidas de los recuerdos que el villano mostró con ayuda de la Reality Stone (Gema de la realidad) sobre la sobrepoblación que afectó a Titán, su tierra de origen, y para salvarla del caos Thanos decidió resolver el problema aniquilando a la mitad de la población. Pero no se conformó con eso, quiso expandir su ideal a todo el universo, entonces podemos imaginar que el villano ve el universo como un lugar caótico debido a su enorme población, así que buscará el orden a través de la muerte de una buena cantidad de personas...Un tema recurrente en la memoria colectiva de la humanidad, que Marvel decide o exorcizar en la pantalla o alimentar más el miedo a la muerte que vivimos, a través del recurso del cine y sus efectos especiales, tras los que hemos visto se ocultan viejos valores inconscientes del mundo humano.
Thanos ha conquistado al público porque a pesar de ser enraizadamente malvado guarda un segundo discurso muy particular. Evidentemente, pese a una intención original con cierta nobleza, sus métodos siguen siendo del todo viles y despiadados y, al contrario de lo que muchos pudiéramos pensar, éstos también vienen heredados del mundo de las viñetas. Más concretamente, hay que retroceder como ya hice anteriormente hasta 1990: fue entonces cuando Jim Starlin tomó las riendas del cómic de Silver Surfer, a partir del número 34. Apenas un mes después, en el segundo número de la serie escrito por Starlin, Thanos le explicaría a Silver Surfer el desequilibrio en el universo que, a la postre, le sirvió como acicate en Avengers: Infinity War.Mostrándole la situación del universo, Thanos defendía que más humanos que nunca vivían más tiempo y gastaban más recursos, dañando gravemente el entorno por el camino. De esta forma, casi como un acto de piedad, el Titán Loco buscaba "arreglar" el gran problema que acecha, provocando el lógico rechazo y desacuerdo de un Silver Surfer que se vería obligado a frenar el calamitoso plan del villano, dispuesto a exterminar razas enteras mediante un destructivo virus.(En entrada anterior relacioné este asunto con el libro "Inferno" de Dan Brown y la película que se derivó de él. Así pues, pese a que en Avengers: Infinity War se ha eliminado todo lo relacionado con el interés de Thanos en impresionar y, en cierto modo, seducir a la mismísima Muerte, sí que encontramos el punto de unión entre película y cómics en su plan para "equilibrar plagado por especies destinadas a la extinción".Thanos tiene el dominio de la escena ya que es un personaje poliédrico, con un discurso moral muy discutible pero que también guarda sus razones. Tanto que en la alargada historia de la filosofía y del pensamiento político podemos encontrar precedentes que hoy en día avalarían su decisión final en la película. Y no hablamos de ningún homicida; sino de un erudito que advirtió que el mundo y el ser humano en general se abalanzaban hacia una catástrofe, siempre, eso sí, bajo su punto de vista. Hablamos de Thomas Malthus (1766-1834), economista y demógrafo inglés que sentó las bases del malthusianismo, una corriente que aunque suavizada sigue presente hoy en día. Por supuesto, sobra decir que en las siguientes líneas se destripa por completo el final de Infinity War.
La última película de Marvel dejó a todos los seguidores sobrecogidos en su epílogo. Tras conseguir las gemas del infinito, Thanos realiza su ya famoso chasquido de dedos haciendo que la mitad de la población del Universo (y la mitad también de Los Vengadores) desaparezcan sin dejar rastro. Simplificando, Thanos había matado en un abrir y cerrar de ojos a una de cada dos personas y seres vivos de todas las galaxias.
Tras el chasquido, vemos a Thanos salir de una cabaña convertido en una especie de asceta, sonriendo al ver el mundo que ha dejado. Y es que el personaje interpretado por Josh Brolin tenía muy claro cuál era su objetivo: restaurar el equilibrio en todo el cosmos eliminando a la mitad de todo porque, según él, muchos de los problemas proceden de la superpoblación, aunque para ello tuviera que hacer sacrificios tan grandes como perder a su hija Gamora.
Un plan que como decimos seguramente habría provocado que Thomas Robert Malthus (Surrey, 13 de febrero de 1766-Bath, 29 de diciembre de 1834)1 clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la economía política y la demografía.Miembro desde 1819 de la Royal Society, popularizó la teoría de la renta económica y es célebre por la publicación anónima en 1798 del libro Ensayo sobre el principio de la población (An Essay on the Principle of Population).Está considerado como uno de los primeros demógrafos. Anteriores a Malthus fueron Johann Peter Süssmilch (1707-1767), a quien Malthus menciona en su libro, y John Graunt (1620-1674), él se hubiera levantado a aplaudir en la sala de cine si hubiera tenido oportunidad de ver la película. Este clérigo inglés ganó en importancia tras la publicación en 1798 de su obra Ensayo sobre el principio de la población. En ella Malthus defendía que la humanidad se enfrentaba a un grave riesgo si seguía creciendo tanto en número. Según su interpretación, la población mundial llevaba unas décadas creciendo a un ritmo geométrico, mientras que los recursos y alimentos lo hacían a una progresión aritmética. En otras palabras, que a este ritmo más pronto que tarde no habría alimentos para todos a no ser que grandes catástrofes como guerras o epidemias cortaran este crecimiento.
Su lectura se hacía dentro del contexto de la revolución industrial, donde las primeras mejoras sanitarias importantes habían hecho que la población mundial creciera un 25% en apenas 50 años, pasando de los 750 millones de personas en 1750 a 980 a comienzos del siglo XIX. La humanidad crecía, y Malthus, al igual que otros autores de la época, vaticinaban que a un ritmo desproporcionado. De este modo, introdujo en la llamada Ley de Malthus que llegaría un momento en el que los alimentos y recursos no serían suficientes para cubrir todas las demandas, provocando un conflicto que después se llamaría 'catástrofe malthusiana'. Esto originaría guerras que conllevarían sufrimiento a la población o, en el peor de los extremos, la extinción de la humanidad.
“Todos los niños que nazcan deben perecer”
Pero a diferencia de otros pensadores que en ese momento también habían diagnosticado el problema, Malthus se atrevió en su ensayo a proponer algunos mecanismos para el control de la población. Algunos de ellos parecen más o menos lógicos, como el control de la reproducción (aunque no por vía de anticonceptivos, era un clérigo del siglo XVII); pero otros parecen que solo podrían salir de la mente de Thanos. Una muestra de la radicalidad de algunos de sus argumentos es que Malthus no quiso firmar la primera de las ediciones de su ensayo, por si era demasiado incendiaria. Este es uno de sus fragmentos más polémicos, donde recoge algunas de sus recomendaciones a los estados para controlar la población provocando, simple y llanamente, más mortalidad:
Todos los niños que nazcan más allá del número necesario para mantener la población en este estado (el de equilibrio) deberán perecer necesariamente a menos que ocupen el lugar de los muertos […] Para ser consecuentes será necesario que, lejos de contrariar a la naturaleza, favorezcamos la mortalidad que ella produce. Y si nos atemoriza el hambre (como método de equilibrio) tendremos el recurso de evitarla con otros medios de destrucción. En vez de encargar a los pobres la limpieza les propondremos costumbres contrarias. Procuremos que en las ciudades las calles sean estrechas, hacinemos a los hombres en las casas y tanto haremos que al final la peste vendrá a visitarlas. Cuidemos en el campo de colocar las habitaciones junto a aguas corrompidas...”
Malthus por lo tanto veía las hambrunas, guerras o desastres naturales como elementos que ayudaban a mantener el equilibrio y a que los supervivientes vivieran un tiempo con cierta riqueza, pero preveía que estas por sí solas no iban a ser suficientes, de ahí surgen esta serie de iniciativas a las que llamó “obstáculos” de la población. Su mensaje a pesar de ser brutal y no poder maquillarse de ninguna forma, debe verse en el contexto de su época, marcadamente clasista -él procedía de clase alta- y en un momento en el que el desarrollo de la industria y el capitalismo había comenzado a hacer que buena parte de la población, la clase obrera, viviera en condiciones de miseria. Para él, la prosperidad y la riqueza del mundo tenía un límite, mientras que la miseria era una ley natural. Cuanto más se extendiera la población más miseria habría, y por lo tanto la única solución era limitar el número de personas. Un mensaje que calcaría el Thanos de Infinity War, que en un momento de la cinta le explica a su hija:
“Este universo tiene recursos finitos. Si la vida se deja sin control, la vida dejará de existir. Tenemos que corregirlo”Malthus,lógicamente) estaba equivocado, pero su mensaje aún sigue vivo
El degüello de los inocentes, según un manuscrito del siglo X.
Herodes hizo realidad esta crueldad de una forma terrible que aparece en el Nuevo Testamento cristiano en el Evangelio de Mateo (Mt 2, 16-18).como el gobernante de Judea que ordenó la Matanza de los niños inocentes menores de dos años en la época del nacimiento de Jesús.El relato inspiró numerosas obras artísticas, en particular en la pintura y escultura, y su difusión en la cultura universal tornó la figura de Herodes en el arquetipo de los opresores, que no dudan en cometer crímenes —incluso el asesinato múltiple de víctimas indefensas— por miedo a perder el poder.
El pensamiento de Malthus fue acogido poco después en algunas leyes inglesas, que limitaron las ayudas a la población pobre e incluso rechazaron ayudar a Irlanda durante la hambruna que este país sufrió a mediados del XIX. Sin embargo, Malthus no supo ver el salto que esa humanidad que quería limitar iba a dar en las décadas siguientes. La llegada de la vacunación y los fertilizantes en la producción agraria consiguieron que el Mundo nunca se acercara a la catástrofe que él vaticinaba. Resumiendo, el avance de la ciencia y la tecnología hizo que los recursos también aumentaran.
Pese a esto, personalidades tan influyentes como John Maynard Keynes defendieron con una visión más suavizada un siglo más tarde parte de sus ideas, y también algunos pensadores anarquistas de principios del siglo XX como el español Luis Bulffi llegaron a promover una 'Huelga de Vientres', es decir, reducir la natalidad entre las clases bajas. Otros hechos históricos con recorrido como la política del hijo único china también beben directamente de esta visión, y posicionamientos demográficos actuales como el decrecimiento ecologista también comparte algunas posturas en torno a la escasez de recursos.
Y es que, si bien esperamos que el plan de Thanos, como el de Malthus, al final acabe sin cumplirse, no son pocos los estudios que hablan de que el ser humano está transitando una nueva brecha entre recursos y población. Para 2050 se calcula que habrá en la Tierra 10.000 millones de personas, momento en el que un informe publicado por más de una decena de demógrafos en 2011 en la revista BioScience calculaba que, de no poner remedio, la falta de recursos haría que la riqueza mundial se igualara a los niveles de Uganda, donde más de un 15% de su población vive bajo pobreza severa. Por suerte, todas estas visiones siempre encuentran su réplica. Otro estudio, esta vez elaborado en 2013 por la Universidad Autónoma de Madrid, pronostica que en ese mismo año, 2050, la población mundial dejará de crecer debido a la baja natalidad que ya se produce en los países desarrollados y el traslado también de esta tendencia a buena parte de los países en desarrollo.
Pero lo que vimos y experimentamos con el final de la 4 película de Avengers, Infinity War” tiene raíces más profundas,pues Marvel y DC no serían nada sin la tragedia y mitología griega como nos lo recuerda Daniel Rocha, en Vicel de abr. 26 2018,Stan Lee le debe más a Sófocles (Colono, 496 a. C. - Atenas, 406 a. C.) Sófocles fue un poeta trágico griego. Autor de obras como Edipo rey; Edipo en Colono; Antígona; Filoctetes; Áyax; Electra; Las traquinias se sitúa, junto con Esquilo y Eurípides, entre las figuras más destacadas de la tragedia griega, que a sus ilustradores por el éxito de sus historias.
Thanos es hijo de Mentor y Sui-San. Nació en Titán, una de las lunas de Saturno. Mutante de la raza de los Eternos. Corteja a la muerte. A los diez años asesinó a su madre. Años más tarde, huyó y ansió conquistar el universo. Murió a manos de un humanoide artificial creado por El Énclave y fue resucitado por la Muerte. Decidió reunir las Gemas del Infinito para restablecer el equilibrio cósmico y borró de la existencia a más de la mitad de los seres del universo con un chasquido de dedos. Un regalo a su amada, la Muerte.Pienso en la biografía de Thanos como si se tratara de un ser histórico. La genealogía de Thanos remite a Uranos, hermano de Kronos, protagonistas de una guerra civil (filial) que ocasiona, en última instancia, el establecimiento de los uranianos perdedores en Titán. Uranos engendra a Mentor, Mentor a Eros y a Thanos. La influencia de la mitología es obvia. Vivimos en una época que relega mis conocimientos a un ocio de adolescente. Pero para mí, los cómics son un susurro de reflexión sobre mi propia existencia, narraciones posmodernas que se actualizan, anacronismos que se adaptan al momento, mitología libre de los grilletes sociales y religiosos de antaño.Joseph Campbell, mitólogo, escritor y profesor, en una entrevista recopilada bajo el título The Power of the Myth, repara en el poder existencial del mito: pretende dotar de significado a toda la realidad y sirve como guía para los seres humanos al enseñarles algo sobre su propia vivencia. No se trata meramente de narraciones inventadas, su valor es, más bien, existencial. Los cómics rescatan este mismo planteamiento y lo combinan con la ciencia, la cultura pop y los medios de comunicación para producir algo maravilloso. Aunque reconozco que su valor existencial es propedéutico comparado con el de los mitos antiguos. Esto responde, en parte, a la desmitificación de la naturaleza, al auge de las religiones monoteístas y a la creencia de que el mito es, ante todo, una narración fantástica que explicaba fenómenos naturales como si fuera un pensamiento proto científico. Se le despojó de su poder existencial e histórico para establecer su evidente creatividad como característica principal. Por su parte, el auge de las religiones monoteístas rompe la continuidad existencial entre dioses y hombres y desmitifica a la naturaleza: no hay magia, no hay mecanismos ocultos para lograr el favor personal, el destino no es una fuerza misteriosa a la que todos los seres vivos están sometidos. Edipo no se hubiera sacado los ojos de haber conocido las pruebas de ADN. Los leones de piel impenetrable, los cíclopes o las gorgonias no existieron. Así, el mito pierde sentido, agoniza y muere, aunque los niños con sus disfraces y cuentos imaginarios los hacen perdurar y demuestran que participamos de ese mundo mítico inconsciente hasta que nos castran en la escuela, aunque el triunfo avasallante de las series de ciencia ficción y super héroes nos hacen ver que estando en el S.XXI todos queremos volver a ser niños, ante el horror que estamos viviendo y viendo, cuando gracias a los globalizantes medios de comunicación y redes sociales asistimos a la decapitación ante la cámara de un periodista norteamericano enfundado en un mono naranja como el que usan los prisioneros en USA, para más símbolo en ese rito de venganza, por un verdugo de ISIS. vestido de negro Tenemos miedo y ya no hay dioses afuera, queda mirar para adentro y sacar lo divino de nosotros, pero Infinity War nos hace desaparecer también a los superhéroes, nuestra esperanza y nos quedamos en el
vacío...Gulup...¿Y ahora, quién podrá defendernos? Como que será el Chapulín Colorado, el menos imaginado pero el más real y parecido a nosotros de los superhéroes existentes, además mexicano o sea del tercer mundo y sin la altura y musculatura de Thor, el realero de Iron Man o el patriotismo rooselviano de Capitán América.El Chapulín Colorado somos todos ls sudamericanos, del río Grande para abajo.
La mitología del cómic es el luto a los héroes olvidados y reumáticos que el cientificismo despojó de los dramas existenciales y que las religiones rezagaron a historias fantásticas de dioses falsos. De hecho, el universo de los superhéroes le debe más a los mitos politeístas que al mito monoteísta fundador de religiones. Superman, con sus 33 años y su mesianismo recuerda a Jesucristo, aunque todas sus demás características son extrapoladas, no de los milagros de Cristo, sino de los héroes de la mitología antigua. En los cómics se cumple aquello que Binyamin Uffeinheimer en Teología biblica y mito monoteista distingue como una característica principal de los mitos politeístas: la conexión orgánica, entre los dioses, el hombre y la naturaleza. Se trata de una continuidad entre los componentes del universo donde toda la realidad está sometida a fuerzas misteriosas de las que nadie puede escapar. Esta continuidad permite la existencia de diversos seres que sólo se diferencian entre sí por grados cualitativos: los dioses son seres de categoría superior a los seres humanos, aunque no son la fuerza última del universo. Esto se da en los cómics de manera muy clara: el Thor de Marvel, mucho menos carismático que su homólogo cinematográfico y mucho más amable que su correspondiente mitológico, es un humano de categoría superior; Galactus, el devorador de planetas, es el único sobreviviente del universo anterior al Big Bang; Thanos, el Titán loco, es uno de los seres más poderosos del universo y aún así ninguno representa el poder final del cosmos, todos ellos están sometidos a las fuerzas misteriosas del universo en el que habitan.
Asimismo, en la mitología antigua es común encontrar que la ordenación del mundo se explica, ya sea, en términos sexuales, o en términos bélicos. En Hesíodo, la ordenación del mundo es la genealogía de Gea, además de referir a las guerras entre los titanes y los dioses. Nacimientos. Castraciones. Mutilaciones. Tortura. Engaños. Todos comunes a la historia del mundo. En elEnuma Elish babilónico, Marduk desmiembra al monstruo Tiamat para formar al mundo. La mitología nórdica tiene algo parecido: el mundo se conforma del cadáver de Ymir, tras la victoria de Odín. Los cómics retoman la idea, aunque sustituyen la explicación sexual por una científica que se combina con la belicosidad para generar historias dramáticas de conflictos eternos. Las Gemas del Infinito son los vestigios del poder de un ser omnipotente que al contemplarse a sí mismo, explotó y creó el universo. De igual manera, la estabilidad del universo DC siempre sucede después de conflagraciones multidimensionales: Crisis en las Tierras Infinitas, Hora Cero, Flashpoint, entre otras. De nuevo, todos los personajes sometidos a fuerzas que los superan.
En las historias de los superhéroes conviven la magia y la ciencia. Tony Stark construye una nueva armadura, mientras el Doctor Strange viaja en los planos astrales. Batman pinta su automóvil de gris oscuro, muy oscuro, mientras John Constantine clausura un bar infernal con encantamientos arcanos. En los mitos antiguos, gracias a la continuidad entre dioses y hombres, existe la magia: una manera de hacer que la fuerza cósmica misteriosa beneficie al individuo. La paga por Oráculos. Los sacrificios. Los artefactos mágicos como la caja de Pandora o el Vellocino de oro. Magia. En el cómic, la magia se desdibuja con la ciencia como si ésta no fuera más que una manera de apropiarse de la misteriosa fuerza cósmica. El Guantelete Infinito ayuda a controlar las Gemas del Infinito para el beneficio del portador. El anillo de Green Lantern ayuda a canalizar la fuerza cósmica en beneficio del portador. La mayoría de los personajes se crearon por medio de accidentes científicos: arañas radioactivas, tormentas eléctricas, derrame de químicos en los ojos, el mito es la ciencia y la ciencia es el mito. Si un ser humano se somete a una lluvia de rayos gamma, difícilmente se transformaría en Hulk. Si a un individuo le cae un rayo y está rodeado de químicos, dudo mucho que obtenga la Speed Force —a la que Flash se refiere como una fuerza cósmica que debe comprenderse antes de usarse.
Hay una característica final del cómic que quisiera remarcar: su nihilismo paradigmático. Los homenajes a la mitología antigua no son disimulados: Wonder Woman es una Amazona; en el universo Marvel, Namor reina Atlantis, ciudad mitológica, Aquaman hace lo mismo en el universo DC; también se reciclan nombres mitológicos como Eros, Kronos, Uranus, Hércules, Tánatos, Orfeo, Morfeo o Eurídice. Pero el cómic falla en su paradigma existencial porque sus referentes se alejan de sus principios arqueológicos. La tragedia tiene una connotación moral importante: enseña al hombre su sometimiento a la fuerza cósmica misteriosa, no puede escapar de su destino. Nunca. En el cómic sucede lo mismo: el superhéroe no puede escapar de su propia historia. En Flashpoint, Flash regresa en el tiempo para salvar a su madre, la consecuencia: destruye el continuo espacio-tiempo y crea un evento donde el mundo está sumido en una guerra. En Metal, Batman, de manera inconsciente, da forma a todo un universo oscuro a partir de sus propias pesadillas. No pueden escapar de su propia narración.
La tragedia de ser superhéroe siempre nace del dolor existencial del personaje tras un trauma, normalmente, la muerte de un ser querido. Ese evento trágico lo distingue y lo determina. Sin embargo, aunque hay referencia a la mitología, la arqueología del superhéroe se da al momento, se actualiza al instante, ahí radica su nihilismo. Los cómics no son narraciones de antaño, sino aventuras actuales con seres que recuerdan a héroes de antaño. La limitación del cómic está ahí: ya no se intenta explicar nada, tan sólo sirve para distraerse. Aunque al final del día, cada superhéroe es un paradigma distinto que le dice al joven y al niño lo que debe hacer. El cómic es paradigmático en ese sentido. Pero también es nihilista: sus paradigmas morales se anclan a valores de antaño de una manera débil. En un universo alterno, Reed Richards se convierte en un supervillano: The Maker; por la muerte de su familia pierde cualquier anclaje moral y se convierte en el líder fascista cientificista de los Children of Tomorrow. La historia recuerda a la Historia, pero The Maker es la prueba de un olvido arqueológico, de la banalización de un momento histórico.
Al igual que el infierno de Dante: los villanos son más divertidos porque hay más material de donde sacarlos. Lex Luthor, Joker, Zebediah Killgrave, Captain Cold son más humanos que los superhéroes que luchan con ellos. Porque el superhéroe es, ante todo, un ser que tiene una característica moral superior a los demás: la rectitud de Batman, el conflicto religioso de Daredevil, el patriotismo de Superman. El superhéroe se debe a los demás. Por eso no puede existir. El villano se debe a sí mismo, por eso es un reflejo de la humanidad. La dimensión existencial de los cómics proviene de la tragedia: la imitación de los conflictos internos de cada uno de nosotros. Las historias de los superhéroes son cíclicas porque reproducen una y otra vez los dramas humanos: la noche en que murió Gwen Stacy, el juicio de Matt Murdock, la muerte de la Antorcha Humana, la Guerra Civil, los jóvenes que se unen a células terroristas, dramas humanos que chocan entre sí y crean conflictos de todo tipo, desde familiares hasta cósmicos. No obstante, no dejan de ser nihilistas, su valor existencial se diluye entre el cine, la televisión y la mercadotecnia. Son paradigmas morales nihilistas, anclados al devenir del presente que recuerdan a la mitología, pero sólo la recuerdan.
Cuando vi "Infinity War" además de disfrutar el espectáculo y la presencia de dos hombres que me encantan : Iron Man representado por el fascinante ariano Robert John Downey Jr. (Nueva York, 4 de abril de 1965)y Dr. Strange por el extraordinario canceriano Benedict Timothy Carlton Cumberbatch (Hammersmith, Londres; 19 de julio de 1976) enlazaba el no sólo la maravillosa técnica de actuación de estos actores y la capacidad del encargado de los casting para elegirlos, sino la realidad que debo quitarme el sombrero arte de los creadores de comics por muy comerciales que sean no son brutos ni caen en localsmos ideológicos limitantes actitud ante la vida que nos hace comprender que los movimientos estudiantiles con las premisas como el que la Renovación de la Escuela de Letras de la UCV predicaba, y lo que en los años 70 gritaban sus líderes e integrantes que 50 años después permanecen como en formol, igualitos, con las mismas ideas enredadas y fijas, condenando a los clásicos y a la literatura de nuestros países originales al desván de lo inservible, una imbecilidad que trajo terribles consecuencias, pues los creadores trascendentes han sido cultos y dueños de estilos que manifiestan el escribir bien, no la barludez de las mediocres literaturas que han empequeñecido a Venezuela, y ahora veo que los inmensos creadores de ciencia ficción y escritores jóvenes y otros tantos de la nueva literatura se nutren de los clásicos como bien lo
De la colección de fotografías Casi un país: los paisajes desolados de Alfredo Cortina y Elizabeth Schon 1950.
decía el sabio profesor, semiólogo y académico de la lengua Manuel Bermúdez cuando con su voz de hombre sencillo llanero, nos decía en las aulas de la UCAB de los 70, que él que venía formado de "la calle" y nacido muy pobre en Perro Seco, un pueblo de Apure adentro comprendió, mientras cargaba bultos en el antiguo Mercado de San Jacinto en Caracas,para pagarse sus estudios y manutención, que no se podía acceder a la creación literaria ni la comprensión de las literaturas a lo largo de las culturas y el tiempo sin conocer el mundo de los clásicos, he ahi el origen y por qué del Minotauro que cual cretenses padecemos desde hace 20 años y que desde la mitad de los años 70 cada día devora a nuestros jóvenes y muchachas llevándolos a huir de su país, y a nosotros perecer en un perverso y maldito por lo diabólico genocidio sin precedentes en la historia, porque los camaradas que iban a vengar a Cervantes, eran mediocres resentidos, rolo e flojos en pos del manto del Estado que los mantuviera con la ley del mínimo esfuerzo y los cambios que proponían no estaban respaldadas por una verdadera madurez humana mucho menos cultural, ni salido de verdaderos talentos, con excepciones muy claras.Hoy tenemos que reconocer dónde dejamos el hilo cortado por una falsa creencia y revolución de ignorantes lo que este excelente artículo nos pone delante para que reflexionemos, publicado por Prodavincii en la columna PERSPECTIVAS
¿Tienen futuro los estudios clásicos?
POR Mariano Nava Contreras
Prodavinci 21/07/2018
La introducción a un hermoso libro de Winifred Mary Beard (Much Wenlock, Shropshire (Reino Unido, 1 de enero de 1955) académica inglesa especializada en estudios clásicos, catedrática en la Universidad de Cambridge, fellow del Newnham College y profesora de literatura antigua de la Royal Academy of Arts. Destacan sus trabajos de divulgación histórica. Es editora de clásicos de The Times Literary Supplement y autora del blog A Don's Life (La vida de un Don / el término "Don" en la cultura de Oxbridge es equivalente de catedrático/), publicado en The Times como una columna regular. Por sus frecuentes apariciones en los medios y sus declaraciones públicas, a veces polémicas ha sido descrita como la «clasicista más conocida de Gran Bretaña».titulado La herencia viva de los clásicos (trad. española, Barcelona, 2013) tiene el sugestivo título de “¿Tienen futuro las clásicas?”. Este libro –nos dice Mary Beard es un viaje guiado por el mundo clásico, desde el palacio prehistórico de
Knossos, en Creta, hasta el imaginario poblado de Astérix, en las Galias”.(Astérix el Galo (en francés, Astérix le Gaulois) es una serie de historietas cómicas creada por René Goscinny (guion) y Albert Uderzo (dibujo), aparecida por primera vez el 29 de octubre de 1959 en la revista Pilote antes de ser publicadas como álbum. La serie fue concebida en el suburbio de Bobigny (Sena-San Denis), Francia. DEmuestran sus creadores un verdadero conocimiento de la historia y realidda de la época que tratan, de tal manera que traducida a multitud de idiomas (incluyendo latín y griego antiguo), está disponible en otros muchos países, lo que la convierte probablemente en la historieta francesa más popular del mundo y en la más popular del ámbito francófono, junto a la belga Tintín). En él, la autora aborda el siempre recurrente asunto de la supervivencia de los estudios sobre la antigüedad grecolatina, cuestión a la que no nos cansamos de volver una y otra vez los clasicistas, convencidos de que lo que está en juego es muchísimo más que nuestro empleo. Si la cosa tiene importancia o no, puede ayudar a dilucidarlo el hecho de que se trata de una conferencia leída en la Biblioteca Pública de Nueva York (a donde no invitan a hablar precisamente de cosas baladíes) en diciembre de 2011. Mary Beard, recordemos, es catedrática de la Universidad de Cambridge y profesora de la Royal Academy of Arts. En 2016 fue distinguida con el Premio Princesa de Asturias en Ciencias Sociales. La herencia viva de los clásicos (Confronting the Classics: Traditions, Adventures and Innovations, por su título en inglés) es uno de sus libros más conocidos.En su conferencia, Beard se pregunta por qué a los estudios clásicos los acompaña siempre una especie de nostalgia. Una idea de pérdida irremediable, una “aterradora fragilidad” parece acompañar a los estudios que tienen que ver con el pasado de Grecia y Roma, o como dice la autora, “el miedo a los bárbaros que asechan en la puerta”. Dicho de otra manera, los estudios clásicos son un intento por no perder la conexión con un pasado ejemplar, pero también de recuperarlo para nuestro presente en toda su vigencia. De ahí que haya siempre una angustia por evitar su pérdida, una pérdida que podría ser definitiva, para nuestra desgracia.Uno de los asuntos que la autora toca en su introducción es a qué llamamos estudios clásicos. Comparto con ella su convencimiento del papel esencial que juega el conocimiento de los antiguos en nuestra cultura moderna. Para Beard, “las clásicas están incrustadas en el concepto que tenemos de nosotros mismos”, en otras palabras, “tratan de los griegos y de los romanos tanto como de nosotros mismos”. Esto, que vale para toda la cultura de Occidente, vale también para nuestra propia cultura venezolana, y lo voy a explicar inmediatamente.El humanismo clásico está en nuestra propia génesis como nación. No es posible entender el proceso de la formación Venezuela sin un estudio de los clásicos grecolatinos. Las ideas del renacimiento español, que es la época de la conquista y población de Venezuela, están compuestas fundamentalmente por la tradición de las letras y el pensamiento clásico, como lo mostraba ya en 1922 un ensayo preclaro, El conquistador español del siglo XVI de Rufino Blanco Fombona. Esa influencia será esencial en el período colonial, que es cuando Venezuela se forma como cultura y como nación, aunque sigamos empeñados en no querer saberlo. Latín y griego, especialmente latín, se enseñaba en conventos y seminarios de aquella Venezuela en gestación, pero también en las primeras Casas de Estudio y en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, allá en el siglo XVII. Latín y griego fueron los nutrientes de nuestra primera inteligencia.Más tarde, cuando comiencen a darse los debates fundamentales que desemboquen en la independencia, serán las ideas de los clásicos griegos y romanos, ellas mismas o retomadas por los filósofos modernos, las que marquen el tono de las declaraciones y de las contiendas. Andrés Bello es ante todo un filólogo y un clasicista. Su inmensa obra humanística es incomprensible sin el esencial componente del saber grecolatino. Sabemos que partió para Londres con una formación como latinista consolidada en Caracas.Pero también Juan Germán Roscio y Cristóbal Mendoza fueron solventes latinistas, y Miranda sabía griego y atesoró una imponente biblioteca de clásicos griegos y latinos en su casa de Grafton Street. Fue en esa biblioteca donde aprendió griego un deslumbrado Andrés Bello a su llegada a Londres. Y lo aprendió tan bien que en algún momento llegó a ganarse la vida como profesor de griego… en Londres. Aún los que no sabían lenguas antiguas, como es el caso de Bolívar, leyeron con entusiasmo traducciones de los griegos y los romanos y se sintieron muy orgullosos de su cultura clásica. De modo que es imposible entender nuestro nacimiento como república independiente sin la influencia del pensamiento y la cultura de los clásicos antiguos.Después, durante el siglo XIX tampoco faltaron importantes humanistas y clasicistas, como Juan Vicente González, Cecilio Acosta, Rafael María Baralt o Lisandro Alvarado. Ellos mantuvieron viva la cultura venezolana de la mano del cultivo de los clásicos, cuyo estudio e interpretación fue fundamental en la consolidación de la joven república. Celebrada fue la traducción, por ejemplo, que Alvarado hizo del poema filosófico de Lucrecio, el De rerum natura, la primera hecha en Hispanoamérica. Lo mismo habrá que decir de la robusta tradición del ensayo y el pensamiento venezolano del siglo XX, de Mariano Picón Salas a Arturo Uslar Pietri. Incluso actualmente, muchos de los conceptos que se confrontan en los debates políticos más vigentes tuvieron su origen en la antigüedad clásica: libertad, política, democracia, ciudadanía, sociedad, soberanía o tiranía nacieron como concepto y como teoría en Grecia y Roma.Así llegamos a la segunda de las grandes ideas del texto de Beard, que comparto plenamente: los estudios clásicos no se refieren solo a la cultura grecolatina, sino también a cómo esa cultura llegó hasta nosotros. Dicho en palabras de la autora: “El estudio de las clásicas es el estudio de lo que ocurre entre la Antigüedad y nosotros mismos. No solo es el diálogo que mantenemos con la cultura del mundo clásico; también es el diálogo que entablamos con aquellos que antes que nosotros dialogaron con el mundo clásico”. Al estudiar a los clásicos, pues, nos estudiamos a nosotros mismos, a nuestra historia, al lento proceso de nuestra formación como nación y como cultura.Queda, pues, muy clara la importancia del humanismo clásico para conocer nuestra propia cultura. Quedan muy claros su utilidad, su vigencia y su futuro entre nosotros.
Agrego a este estudio lo que se refiere al teatro que todos decimos nos encanta y somos teatreros...Diríamos que el teatro griego es el máximo exponente de todo cuanto nuestra sociedad le debe a la cultura de la Grecia clásica, pero eso sería caer en el cliché. Ya se sabe que “todo está inventado”, y que sin los antiguos helenos, hoy no hablaríamos de democracia ni de olimpiadas; ni siquiera de las modernas producciones de teatro-danza, con una fuerte carga de teatro gestual. También sus espectáculos se basan, al fin y al cabo, en el teatro de máscaras de la antigua Grecia. Lo que quizás nos cueste un poco más reconocer es la importancia que el teatro griego tiene todavía en nuestro lenguaje más cotidiano.Mucho antes de que Peter Parker fuese mordido por una araña y se convirtiese en Spiderman, o de que Clark Kent tuviese que cambiarse de ropa en una cabina de teléfono para vestirse de Superman, los asistentes al teatro griego ya profesaban verdadero fanatismo por sus ‘héroes’.Para ser considerado un héroe (en griego ‘héros’ -ἥρως-), había que cumplir los siguientes requisitos: haber llevado a cabo una hazaña heróica, ser reconocido por ello, y que se hubiese escrito su aventura en un poema o relato épico. La otra opción era haber nacido hijo de un dios o una diosa y una persona humana. Pero eso era más difícil. En cualquier caso, la mayoría de las tragedias griegas tienen como protagonistas a héroes (sean divinos o mortales) que se enfrentan al destino y a su propio carácter (o ‘hybris’).(Los superhéroes de Marvel llevan además el prefijo ‘super-‘ que viene del latín y significa’ más’, ‘encima’ o ‘después’).Lo tuyo es puro patetismo. Siendo literales, hablamos de ‘patetismo’ cuando algo nos produce vergüenza ajena de puro grotesco. Pero la palabra patética se ha colado en nuestro vocabulario de una forma mucho más habitual, por no hablar de su presencia casi diaria en los programas de televisión; estamos a punto de agotar el significado de lo patético.Patético viene de ‘pathos’ (πάθος), que signinifica ‘sufrimiento’, ‘dolor’, ‘infortunio’. En el teatro griego, el personaje trágico experimentaba un gran dolor provocado por la situación en que se encontraba, enfrentado entre la moral humana y la divina. Esto hacía que el público se identificara con el personaje (de ahí la em-patía) y una vez se resolvía todo, su alma quedaba purificada mediante la ‘catarsis’. Por eso lloramos en Infinity War cuando se muere Spider Man en brazos de Iron Man, y convertimos a Infinity War en la película hasta ahora más taquillera del mundo.
Aristóteles define el ‘pathos’ como el uso de los sentimientos humanos para afectar el juicio de un jurado.Habrá que pensárselo bien antes de volver a hablar de un argumento patético, ¿eh?De lo satírico, sarcástico e irónicoLa ironía y el sarcasmo se dicen características propias del humor británico, de igual modo que la sátira y la parodia son comunes en el teatro español. Pero lo satírico no definía en el teatro griego (solamente) un argumento burlón.En la mitología grecorromana, los sátiros eran semidioses, medio hombres medio cabras, con cola de caballo y con barba de chivo. Vivían en los campos y se caracterizaban por su lascivia (a menudo en el arte se les representaba con erecciones permanentes).La sátira como género literario fue una creación de los poetas. Aristófanes, el autor de comedias griegas más reconocido, la utilizaba con muchísima frecuencia en sus obras.
Éxodo: mutis por el foro
La palabra ‘éxodo’ (ἔξοδος), significaba ‘salida’, y en el teatro griego definía un momento muy preciso: el final de la obra, cuando el coro abandona la orquesta, entonando una canción, que hacía referencia a lo que había ocurrido durante la tragedia, y se empleaba a modo de moraleja.
Hoy en día diríamos que alguien hace “mutis por el foro” (es decir, que sale por el fondo del escenario), ya que la palabra éxodo no tomó el sentido de “emigración de un pueblo” hasta la aparición del segundo libro de la Biblia.
Ahora que vivimos esta situación tan trágica en Venezuela y esperamos que un "deus ex machina" actúe para poner fin a la pesadilla, muchos están haciendo "mutis por el foro", ya sea en acto yéndose del país o planeando viaje si esto no mejora.
Como ven somos parte de Occidente como cultura y por eso llenamos los cines para ver Infinity War. Hay un Thanos terrible, pero ¿sabemos establecer la conexión de lo que vimos en el cine en 3D con nuestro interior??? OJALA LO INTENTEMOS PORQUE HASTA EL UNIVERSO MARVEL NOS INVITA A HACERLO.