top of page

195° Aniversario de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.


Batalla Naval del Lago de Maracaibo

Panorama 23/07/2018 - M. Tello / Agencias

Durante el 24 de julio de 1823 se libró la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, que enfrentó a las escuadras del Almirante José Prudencio Padilla López (Riohacha, Virreinato de Nueva Granada, 19 de marzo de 1784 - Bogotá, Gran Colombia, 2 de octubre de 1828)y las del Comandante Español Ángel Laborde y Navarro (Cádiz, 2 de agosto de 1772 - La Habana, 4 de abril de 1834 a causa del cólera) quien tras un intenso combate y ante el ímpetu y valentía de los patriotas criollos, tuvo que capitular y emprender la retirada. En homenaje a esta importante gesta libertadora, se celebra el 24 de julio el día de la Armada Venezolana y además de la Armada Colombiana.

La misma reafirmaría definitivamente la independencia venezolana de España, siendo una acción decisiva.

La batalla se gestó luego de 3 encuentros parciales con la escuadra española, la escuadra republicana se apostó en el puerto de Moporo, donde pasó la primera quincena de julio sin actividades de mayor importancia hasta el 17 de julio en que el comandante Labordex envió a Padilla una intimación que éste rechazó, por lo que los días subsiguientes transcurrieron en febril actividad bélica, en el que ambos comandantes se mantuvieron acondicionando sus buques, concentrando provisiones y adiestrando sus tripulaciones con miras al combate.

En la tarde del 23 de julio la escuadra realista se dirigió a la costa occidental del lago en las inmediaciones de Capitán Chico y fondeó entre este sitio y Bella Vista, al norte de Maracaibo, quedando en línea de combate, pero la republicana permaneció en la vela hasta el anochecer que fue a dar fondo en Los Puertos de Altagracia, quedando todos los buques en una línea paralela a la costa oriental, avanzando las fuerzas sutiles hasta Punta de Piedra.

Batalla naval del Lago de Maracaibo

ANIMATICA. Primera versión. Del cómic del mismo nombre. La batalla Naval del Lago de Maracaibo es el hecho histórico civico-militar, que sella, en opinión de muchos historiadores, el proceso de independencia de la Venezuela actual, y del pueblo que lideró la Independencia de América Latina.

ANALITICA OCTUBRE 25, 2017 HUMBERTO JESÚS MARCANO

A mi distinguido y apreciado amigo Doctor Alfredo García Deffendini, quien con demostrado valor y entrega ha mantenido en alto día tras día la lucha incansable por la democracia, la libertad e independencia de nuestra amada Venezuela, fundador del FRENTE PATRIÓTICO, página web de publicación diaria nacional e internacional donde tienen cabida con sus escritos toda una pléyade de pensadores y analistas políticos y económicos cuyo pensamiento es uno VENEZUELA.

Hablar de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo no es una tarea fácil, cuando existe un crecido número de excelentes y reconocidos historiadores que se han ocupado del tema y entre los cuales podemos nombrar:

Francisco Alejandro Vargas, historiador de la Armada, Capitán de Navío Bernardo Jurado Toro, fundador del Museo Histórico Militar, hoy devenido en sitio donde presuntamente está el cadáver de Hugo Chávez, Contralmirante Antonio Eljuri-Yunez, Antonio César Espinoza, David Chacón Rodríguez y Hadelis Jiménez López entre otros, por lo tanto no entraré en la parte narrativa de lo que en si fue el desarrollo de este acontecimiento histórico que va a determinar con certeza la verdadera fecha de la Independencia de Venezuela del dominio español ¿Por qué hago esta afirmación, contradiciendo lo que muchos historiadores se han empeñado en establecer el hecho de que la Batalla de Carabobo, selló la Independencia de Venezuela? Por las razones que a continuación explicaré y que están sustentadas históricamente con suficiente documentación al respecto.

Comenzaré aclarando que nadie puede poner en duda que la Batalla de Carabobo, tuvo y tendrá siempre una grandísima importancia en la lucha independentista y que allí se comprometieron casi todos los efectivos militares tanto de los republicanos como de los realistas y la participación no solo en la batalla en sí, sino en los combates que se dieron de distracción que empeñaron grandes contingentes de ambos lados, eso unido a la estrategia y la planificación desarrollada por el Libertador antes y durante la misma, para movilizar en el momento preciso y con contundencia a las Divisiones a pesar de las posiciones favorables de las tropas realistas, pero de allí a sostener que la Batalla de Carabobo selló la Independencia de Venezuela, hay un gran trecho.

En la Batalla de Carabobo, no hubo capitulación ni rendición general, se rindieron algunos batallones realistas, pero el Capitán General de Venezuela el General Miguel La Torre y Pando y su segundo el General Francisco Tomás Morales con todo su Estado Mayor y un gran contingente de soldados se retiró en orden y se refugiaron en Puerto Cabello, desde donde comenzaron abrir nuevas operaciones bélicas, entre ellas la reconquista de Coro.

En el tiempo transcurrido entre la batalla de Carabobo y la del Lago de Maracaibo se realizaron en el territorio venezolano 67 combates tantos terrestres como navales y de todo ello hay registro histórico, donde en realidad fue tomando auge la presencia y desarrollo de la fuerza naval republicana en especial a los fines de bloqueos de diferentes puertos, haciéndole cada día más difícil la movilización a las tropas realistas.

En cuanto a la Batalla Naval del lago de Maracaibo, una vez finalizada esta y ante la aplastante derrota sufrida por las fuerzas realistas y la precipitada huída del comandante naval español el Capitán de Navío Ángel Laborde, el General Morales entiende que ya no puede seguir resistiendo y el 3 de agosto firma la capitulación, mediante la cual cesan las hostilidades y la presencia del ejército realista en Venezuela, de esta manera la Batalla el Lago de Maracaibo sella y consolida definitivamente la independencia de Venezuela, ya que el General Morales en su condición de Capitán General ( el último que tuvo España en Venezuela) entiende perfectamente que privado de fuerzas navales se le hace imposible cualquier intento de resistencia y las pocas fuerzas que aún quedaban estaban tan aisladas que era imposible su reubicación y como consecuencia de ello el castillo de Puerto cabello donde se encontraba a su frente el Brigadier Sebastián de la Calzada capitula también y entrega este bastión al General José Antonio Páez.

La capitulación del gobierno de España en Venezuela mediante la cual se selló y consolidó nuestra independencia, se efectuó en dos fases, la primera se realizó la firma en Maracaibo por el Capitán General Francisco Tomás Morales y la segunda es la firma por parte del Contralmirante José Prudencio Padilla, comandante de la flota republicana y quien dirigió la batalla del lago de Maracaibo y por el General Manuel Manrique, jefe de las fuerzas terrestres republicanas del sector, en el pueblo de Los Puertos de Altagracia, en la costa oriental del lago, en ambas ciudades se conservan como museos las llamadas Casas de la Capitulación.

La Batalla Naval fue una gran confrontación entre las flotas republicana y realista, dio comienzo a las 15:15 horas (3-15 PM), cesando la misma a las 18:45 horas (6-45PM) con la derrota total de la escuadra española. Comandante de la escuadra republicana el Contralmirante José Prudencio Padilla, con 10 buques de línea y las fuerzas sutiles. Comandante de la escuadra española el Capitán de Navío Ángel Laborde con 16 buques de línea y las fuerzas sutiles.

La escuadra republicana estaba compuesta por los siguientes buques: Bergantines Independiente, Confianza y Marte y las goletas Antonia Manuela, Manuela Chitty, Emprendedora, Peacock, Independencia, Leona y La Espartana. La escuadra realista estaba conformada por los bergantines Esperanza y San Carlos y las goletas Zulia, General Riego, Rayo, Cora, Mariana. María, Liberal, Estrella, Salvadora, Habanera, Especuladora, Montserrat, Goajira y el bergantín goleta Rayo. Además ambas escuadras estaban acompañadas por sus correspondientes fuerzas sutiles que se componían de piraguas y bongos artillados. Entre los oficiales navales republicanos se distinguieron Renato Beluche, Pedro Lucas Urribarrí, Clemente Castell, Nicolás Joly y Walter Chitty entre otros, el Ejecutivo y el Congreso de Colombia decretó honores y condecoraciones para todos los participantes de tan memorable batalla.

Un acto de gran significación, es que el Contralmirante José Prudencio Padilla una vez que pasa la última revista a la escuadra, ordena que se ize el banderín que ordena el abordaje de las naves enemigas y que se dejara izado, lo que significaba que era su última orden y a partir de ese momento cada comandante de unidad actuaria con total independencia en la batalla, demostrando de esa forma la confianza absoluta que tenía de sus oficiales comandantes.

De acuerdo a la investigación histórica no pueden existir dudas que es precisamente con la Batalla Naval del lago de Maracaibo el 23 de julio de 1823 cuando en definitiva se va a sellar y consolidar la Independencia de Venezuela, de igual manera es falso el eslogan de que en Carabobo nació la República de Venezuela, la República de Venezuela como tal nace con la Declaración de la Independencia el 19 de Abril de 1.810 y la firma del Acta de la Independencia el 5 de julio de 1.811, también es bueno aclarar que ambos actos fueron eminentemente civiles, lo militar se va a dar posteriormente con la lucha independentista y que suele suceder en estos casos, los civiles se van transformando en militares.

Corresponde a la Armada Venezolana de acuerdo a sus archivos históricos clarificar esta magna fecha de la verdadera consolidación de nuestra independencia y honrar a esa pléyade de héroes navales que con su bravura y coraje la hicieron posible. Los nombres de todos estos héroes son la significación de nuestra independencia.

hjmrodriguez@gmail.com

José Prudencia Padillo: un héroe costeño que hay que conocer

ElUniversal 20 de Septiembre de 2011

El 19 de septiembre de 1823, dos años después de la salida de las últimas tropas españolas de Cartagena, la ciudad le tributó un merecido recibimiento al almirante José Prudencio Padilla, héroe de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, que se libró el 24 de julio de 1823, y en la que enfrentó a la escuadra del comandante español Laborde. Fue un intenso combate, pero ante el ímpetu y valentía de los patriotas criollos, Laborde tuvo que capitular y emprender la retirada. Terminada la sangrienta Batalla, se demostró que hubo valor y gallardía de parte y parte, así como hombres y buques gloriosos y humillados. El valor, el arrojo y las acertadas providencias del almirante Padilla en aquel día fueron admirables y hoy le dan un sitio de privilegio en las páginas de la historia de nuestra indepen-dencia. ¿Quién fue este héroe naval colombiano? La existencia de Padilla parece arrancada de la leyenda. Hombre de honor y lealtad; de personalidad descollante, generosa y sociable.

José Prudencio Padilla nació el 19 de marzo de 1778 en Riohacha (La Guajira), llevó una vida de marino y en ella se formó hasta llegar a ser conocido en nuestra historia con el título de “Almirante”. Desde los 14 años fue mozo de cámara en la Marina Española del Nuevo Reino, y como tal combatió en Trafalgar el 22 de octubre de 1805; cayó prisionero de los ingleses, hasta que celebrada la paz, volvió a España en 1808. Con destino de contramaestre del Arsenal del Apostadero de Cartagena, regresó por ese tiempo a su patria y fue uno de los que el 11 de noviembre de 1811 pidieron al Gobierno del Estado la independencia absoluta de la metrópoli. En 1814 apresó una corbeta realista y cayeron en su poder 16 prisioneros; por esa acción, el Gobierno de Cartagena lo nombró Alférez de Fragata. En 1815 defendió a Cartagena; después emigró a Jamaica, se incorporó a la expedición de los Cayos en 1816 y luego se distinguió en Venezuela al lado de Brión. Combatió junto a Montilla en la campaña de Riohacha, por lo cual su anciano padre fue aprehendido y enviado por el Gobierno Español a Cartagena donde estuvo preso hasta 1820. Contribuyó a que la República se apoderara de Sabanilla, y bajo las órdenes del mismo Montilla hizo tremolar por primera vez el pabellón tricolor en Santa Marta; en Lorica derrotó al realista José Candamo. También pacificó las provincias de Cartagena, Santa Marta y Rio-hacha. Tomás Morales, jefe realista de Venezuela, era dueño de Maracaibo y de todo el lago; Pa-dilla, ya con grado de Coronel, lo bloqueó con un escuadrilla compuesta de la Corbeta Constitucional y de los bergantines Bolívar, Marte e Independencia, de las goletas Espartana, Atrevida y de tres flecheros. De acuerdo con el coronel Manuel Manique, determina dar un golpe de mano a la ciudad de Maracaibo y ambos se dirigen allá el 16 de junio, después de reñido combate, los Patriotas se apoderan de Maracaibo. El 24 de julio consiguió la victoria completa sobre la escuadrilla realista en la Punta de Palma. Este triunfo causó gran júbilo en toda Colombia, pues anunciaba el próximo fin de la gue-rra de la independencia en Venezuela, el Congreso de la República decretó para la tropa, ofi-ciales y jefes, un escudo de honor y ascensos para muchos de estos últimos, declarándolos “Beneméritos de la Patria”. En 1828 aparece el nombre de Padilla en el pronunciamiento de Cartagena para sostener la Convención de Ocaña, el General Montilla le hizo aprehender en su casa y seis horas des-pués lo enviaba preso a Bogotá. A poco estalló la conspiración de septiembre, los conjurados pusieron en libertad a Padilla quien a consecuencia de ese hecho fue juzgado y condenado a sufrir la última pena. Cumpliéndose la sentencia el 2 de octubre de 1828. El almirante José Prudencia Padilla, dejó un legado muy alto para todos los Marinos de Colombia, por ello es conocido como el máximo héroe naval del país en todos los tiempos. Vivió a lo largo de sus años, las mejores y épicas jornadas navales, y para él las banderas no se arriaron sino en la quietud solemne que seguía a todas las victorias. Aprendió en los galeones españoles el arte de la guerra que dio a la península, aquel ingen-te poderío y el imperio donde siempre el sol alumbraba a los laureles del escudo Real. Presen-te en la batalla naval de Trafalgar, tuvo el bautizo de fuego en el colosal encuentro que ci-mentó el poder británico sobre el grandioso pedestal del sacrificio de Nelson. Organizador naval de las primeras operaciones del mar Caribe, de las del río Magdalena y de la red fluvial de Guyana venezolana, y de la cuenca del caudaloso Orinoco. Primero, al mando del Capitán de Navío Juan Nepomuceno Eslava, Comandante de la incipiente Marina Nacional, (1811-1815); luego en los ciento sesenta días del sitio de Cartagena, y posteriormente en Haití acompañado de Simón Bolívar en la expedición libertadora de 1816 que desembarcó en Ocumare. Pocos días antes de verificarse el cerco de 1815 por Morillo, Padilla capturó en el Golfo de Morrosquillo la Fragata “Neptuno” que había zarpado de España el 9 de marzo de 1815; por este hecho la junta suprema de Cartagena lo asciende a Alférez de Fragata. El héroe Riohachero a entrado en la leyenda de las acciones navales; en 1820 ya como Capitán de Navío comanda de segundo, junto con el Almirante Brión, la campaña del Atlántico. El 24 de julio de 1823 tiene especial significado porque recuerda la máxima batalla naval librada en aguas americanas y marca el pináculo de la gloria del Almirante y la liberación de medio continente. Padilla, ese día, derrotaba a la Real Marina Española comandada por el se-gundo jefe de las fuerzas navales peninsulares en el Caribe, contralmirante Ángel Laborde. Llegó el día en que se tendió un negro manto; ante los ojos de Padilla se ven pasar la injus-ticia de una culpa lanzada por sus compañeros. No supo defenderse porque desconocía la lisonja y la intriga. A las 11:30 de la mañana del funesto 2 de octubre de 1828, Padilla era fusilado en la Plaza de la Constitución (hoy Plaza de Bolívar), pero esa misma frente castigada por la infamia de sus antiguos compañeros de armas, se alza hoy revindicada por un juicio de edades y muestra a la posteridad cómo se cometió un crimen de Estado. La Convención de la Nueva Granada en noviembre de 1831 rehabilitó su memoria a nombre del pueblo colombiano. * Texto cedido por la Escuela Naval de Cadetes de Cartagena.

POR SU PARTE el jefe realista Laborde y Navarro, Ángel (1772-1834) no era cualquier militar.

Miembro de la marino español, nacido en Cádiz el 2 de agosto de 1772 y muerto en La Habana el 4 de abril de 1834, a causa del cólera, había nacido en el seno de una familia acaudalada, Sus padres eran vascos, de Zuberoa y Navarra. Estudió en el Colegio de Borèze (Francia) y sentó plaza de guardiamarina en Cádiz en 1791. Pasó algún tiempo navegando por el Atlántico y el Mediterráneo, durante el cual tomó parte en todas las operaciones bélicas, por tierra y por mar, que tuvieron lugar hasta que fue firmada la Paz de Basilea (1796). Continuó su carrera de marino, y en 1808 fue destinado al arsenal de la Carraca, donde prestó importantes servicios a la Junta Central.Fue Director del nuevo Colegio Militar de Santiago de Compostela entre 1813 y 1817, año en que realizó dos viajes redondos a las Filipinas, China y la India. En 1820 fue destinado con su navío "San Julián" a la escuadra que debía transportar a Buenos Aires a la expedición de Ultramar, y en estos preparativos le sorprendió la revolución. Destinado en 1821 a Costa Firme, se destacó en la lucha contra los independentistas americanos; combatió denodadamente a los insurgentes de Venezuela, lo que le mereció el ser nombrado segundo jefe y el 2 de mayo de 1825, comandante general del apostadero de La Habana, puesto desde el cual siguió defendiendo la presencia española en el continente americano (San Juan de Ulúa). En 1829 participó en el intento del general Barradas de desembarco en México; y con motivo del cuarto matrimonio de Fernando VII obtuvo el empleo de jefe de escuadra.a causa de los múltiples problemas con los que tenía que enfrentarse en la Habana.El 1 de octubre de 1832 fue nombrado Ministro de Marina, cargo del que no tomó posesión debido a que no pudo trasladarse a España con la presteza que se requería, así que se procedió a relevarle del Ministerio y se le confirmó el empleo habanero. Fue condecorado con la Gran Cruz de Carlos III, y en julio de 1833, con motivo de la jura de la princesa heredera, se le concedió la de Isabel la Católica.Autor de un Tratado de geometría para cadetes del Real Colegio Militar de Santiago(Santiago, 1812), Tratado elemental de geografía matemática (id., 1814), Contestación...a las inculpaciones...de D. Francisco Tomás Morales (Nueva York, 1823), Ejercicio de cañón (La Habana, 1829) y Ejercicio del sable (id., 1832), este último traducido al inglés.BibliografíaPALAU Y DULCET, Antonio. Manual del librero hispanoamericano. (Barcelona: 1948-1977 [2ª ed.]).PAVÍA, Francisco de Paula. Galería biográfica de los Generales de la Marina, Jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868 (Madrid: 1873).

Autor:Alberto Gil Novales.

Hay que destacar que fue Fermín del Toro y Blanco (El Valle, C. G. de Venezuela, Imperio español, 14 de julio de 1806-Caracas, Venezuela, 23 de diciembre de 1865) el que logró a través de la via diplomática, finalizar la dependencia de Venezuela de España, pues aunque las luchas militares habían terminado el poderío del país europeo sobre nuestra nación, es Toro quien fue ratificado el 1.º de abril de 1846 como Ministro Plenipotenciario para efectuar en Madrid el canje de ratificaciones para la entrada en vigencia del tratado de paz del 30 de marzo de 1845 entre España y Venezuela, mediante el cual la antigua metrópoli reconocía la independencia venezolana. El 22 de junio de 1846 dicho acuerdo fue rubricado. El día 19 de ese mismo mes había sido recibido por la reina Isabel II. Para celebrar este importante evento, la reina ofreció un baile en el Palacio Real en el que bailó con Fermín Toro.

Vigencia de Fermín Toro

ElImpulso 14 junio, 2015

A Fermín Toro se le ha estudiado como político, literato, educador, poeta, humanista, periodista y como estudioso de las ciencias naturales. Habría que profundizar su trabajo como diplomático.

El político, diplomático, diputado, literato y educador, Fermín Toro, nació el 23 de septiembre de 1807 en Caracas.

Toro empezó a trabajar desde los 22 años de edad, ocupando cargos aduanales en La Guaira. En 1828, contrajo matrimonio con su prima María de la Merced Tovar Toro, y se mudó a Margarita para desempeñarse como administrador de rentas de Pampatar.

En su vida se atrevió contra el poder establecido. En 1832 como diputado, conociendo el parecer de Páez, opuesto a que Bolívar entrara a Venezuela, vivo o muerto, en el Congreso Nacional pide abiertamente el regreso de los restos del Libertador a Caracas. Igualmente fue dos veces Diputado en el Congreso de Venezuela y durante la crisis del «Gobierno de la Fusión», liderado por Julián Castro, presidió en 1858, la Convención Nacional de Valencia, que serviría para reorganizar las filas del Partido Conservador de Venezuela y materializar una «Reforma Constitucional», que daría pie al inicio de la Guerra Federal, durante la cual sirvió al gobierno como líder de diferentes misiones diplomáticas para obtener financiamiento, que era necesario en aquellos momentos en Venezuela, acudiendo a países como España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Brasil y los Países Bajos.

Frente al asalto al Congreso Nacional el 24 de enero de 1848 instigado José Tadeo Monagas, al inquirirle regresar a su curul dijo “Díganle al General Monagas, que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye”. En Fermín Toro encontramos al hombre macerado para el cargo de Canciller de Venezuela. En 1839 fue Secretario de la Legación ante el Reino Unido de la Gran Bretaña. En la capital inglesa perfecciona conocimientos políticos y sociológicos y estudia inglés. Con Alejo Fortique atiende la defensa por primera vez ante el Gobierno británico de los derechos de Venezuela en la Guayana Esequiba, reclamación abandonada hoy.

En su obra “Europa y América” refleja el saber universal. Analiza lo que pasaba en Rusia, Turquía, Polonia e Irlanda, las repúblicas italianas, el yugo inglés en Asia y el despotismo austriaco, la significación del Congreso de Panamá y el auxilio de la América a México a propósito de la invasión de Francia. Examina el aporte del cristianismo a la humanidad con el misterio de un Dios hecho hombre. Estudia la guerra y las ventajas de la paz y el principio de la reciprocidad. Aboga por el aporte de los extranjeros y porque sean recibidos con generosidad. En su carrera diplomática el momento más sublime fue en 1846 siendo Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de España, habiendo fallecido el General Rafael Urdaneta y Alejo Fortique a quienes se les había encomendado un Tratado de Paz, Reconocimiento y Amistad entre Venezuela y España logra la aceptación definitiva de la independencia de Venezuela por España.

A propósito del asalto de Monagas al Congreso en 1848, cuando la Junta Gubernativa de Maracaibo pidió por intermedio de Juan Manuel Manrique al Encargado de Negocios de los Estados Unidos de Norteamérica B. G. Shields, una intervención para acabar con la guerra civil que Monagas provocaba, Toro echa mano del Derecho Internacional Público y solicita mejor una mediación ante los partidos beligerantes. Reincorporado a la vida política en 1858 con la llamada “revolución de marzo” es nombrado por Julián Castro Ministro de Relaciones Exteriores.

Como Canciller de Venezuela le tocó, desenredar toda la situación producida por el llamado “Protocolo Urrutia”. Concluirá sus días de diplomático en 1860 con Misiones en España, Francia e Inglaterra, donde se ocupó de un caso delicadísimo: la confiscación de los bienes de extranjeros en Venezuela. Nos dejó el legado de no vender su pluma ante los caudillos que nos gobiernan.

Regresa a Caracas en el año 1858, año en que fue derrocado Monagas. En 1862, se retiró de manera definitiva de la escena política. Durante esta última parte de su vida, se dedicó a realizar investigaciones botánicas, cuyos manuscritos fueron recogidos y analizados por Adolfo Ernst en 1872, y a estudios sobre lenguas indígenas.Fermín Toro murió a causa de una enfermedad en Caracas el 23 de diciembre de 1865. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 23 de abril de 1876.Murió en 1865.

Hay que destacar en Fermín Toro sus aportes a las letras y la escritura que fueron notorios, con títulos como Europa y América, Cuestión de imprenta y Los estudios filosóficos en Venezuela. Igual de notoria fue su obra de carácter politológico, publicada en 1845, «Reflexiones sobre la Ley del 10 de abril de 1834». Igualmente significativa fue su labor en la docencia, además de colaborar con artículos literarios en los periódicos de la época. Se incorporó al grupo que dirigía «El Liceo Venezolano», importante institución científico-literaria. Luego, en 1842, publicó por entregas «Los Mártires», considerada como la primera novela producida en el país; además de la misma escribió varios cuentos («La viuda de Corinto» y «La Sibila de los Andes», sobresalen como los más destacados); artículos costumbristas («Costumbres de Barullópolis») y algunos poemas acartonados. La fama de Fermín Toro como hombre de letras se la debe primordialmente a sus ensayos políticos, a sus artículos periodísticos y a sus intervenciones como orador en el Congreso.

El escritor español Pedro Grases lo incluyó a él dentro de un grupo de hombres notables a quienes llamó la generación de 1830. Otros personajes importantes de esa generación fueron Juan Vicente González, Juan Manuel Cagigal, Rafael María Baralt, Valentín Espinal, Luis D. Correa y José Antonio Maitín. Esta generación tuvo un papel muy destacado dentro de la política y las letras venezolanas; a pesar de contar muchos de ellos únicamente con una formación autodidáctica como consecuencia de la guerra de independencia que asoló al país durante varios años

  • Black Facebook Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black Pinterest Icon
  • Black Instagram Icon
FOLLOW ME
SEARCH BY TAGS
No hay etiquetas aún.
FEATURED POSTS
INSTAGRAM
ARCHIVE
bottom of page