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El peregrino que busca, según su nivel espiritual y sus afinidades interiores...halla el camino.

Pintura de Nikolái Konstantínovich Roerich (San Petersburgo, 27 de septiembre/9 de octubre de 1874-Kulu, Himachal Pradesh, India; 13 de diciembre de 1947) fue un artista ruso, filósofo, escritor, arqueólogo, viajero y persona pública. Pintó más de 7000 lienzos (muchos de los cuales se encuentran en galerías famosas por todo el mundo) y escribió más de 30 obras literarias. Fue el inspirador del acuerdo internacional sobre la protección de las instituciones artísticas, científicas y los monumentos históricos (el llamado «Pacto Roerich»), y el fundador del movimiento internacional de protección de la cultura.

“El monte Análogo” fue la última obra que escribió el francés René Daumal(1908-1944) quién murió de tuberculosis antes de finalizarla ; la novela quedó, pues, inacabada. Es fundamentalmente una novela simbólica acerca del tema de la búsqueda espiritual ; en ella se nos describe el viaje iniciático de un grupo de personas (alpinistas) para escalar el camino hacia otra realidad La trama del libro relata como Pierre Sogol, (científico y alpinista consumado que pasó gran parte de su vida en un misterioso monasterio) se pone en contacto con varias personas para iniciar un viaje en busca del Monte Análogo, una montaña legendaria que, supuestamente, une la tierra con el cielo y que, en consecuencia, puede albergar conocimientos y saberes indescriptibles. La montaña representa la unión entre la Tierra y el Cielo. La cima roza las regiones eternas y la base se ramifica en múltiples estribaciones en el mundo de los mortales. Es el camino mediante el cual el hombre puede elevarse hacia la divinidad y la divinidad revelarse al hombre. Los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento ven al Señor cara a cara en lugares elevados. Son el Sinaí y el Nebo de Moisés y, en el Nuevo Testamento, el Monte de los Olivos y el Gólgota. Llegué hasta encontrar ese viejo símbolo de la montaña en las sabias construcciones piramidales de Egipto y de Caldea. Se trata por supuesto de la montaña arquetípica, el monte Merú de los hinduistas y budistas,(el monte Meru es una montaña mítica, que es considerada sagrada en varias culturas.Los tibetanos consideran que el monte Meru es el mismo monte Kailás (que está ubicado en Tíbet y por qué no trasladarnos a nuestro Churum Meru el famosol Salto Ángel (Kerepakupai Vená, en pemón, que significa «salto del lugar más

profundo») que es el salto de agua más alto del mundo, con una altura de 979 m (807 m de caída ininterrumpida),​ generada desde el Auyantepuy en un paisaje que no tiene igual en el mundo) el Olimpo, el Tollan de los toltecas, el monte Qaf de los místicos iraníes desde donde se erige la ciudad celestial... El prototipo de las pirámides y construcciones sagradas, el vínculo con los dioses y el centro de la iluminación. Los cálculos de Sogol sugieren que "el Monte Análogo debe ser mucho más elevado que las montañas conocidas hasta hoy, inaccesible por los medios conocidos... pero en sus pendientes inferiores deben vivir humanos semejantes a nosotros, puesto que es la vía que une efectivamente nuestro ámbito humano con regiones superiores". El buen padre considera que la mención de esta montaña en el centro del "pensamiento de la humanidad invisible" no podía ser sólo un alegoría, por lo que debe existir en la geografía planetaria. Lo cual enfrenta una dificultad evidente ya que el orbe había sido ya mapeado y recorrido y nadie había dejado testimonio de tal pico. El predicamento consiste en que es necesario que este lugar sea accesible y visible y a la vez sumamente difícil de acceder y de ver. Sogol entonces idea una hipótesis basada en el magnetismo y en la geometría del espacio: La única hipótesis admisible es que el “cascarón de curvatura” que rodea la isla no sea completamente --o no sea siempre, por todas partes y para todos-- infranqueable. En un determinado momento y en un determinado lugar, algunas personas (las que saben y quieren) pueden entrar. Ese momento privilegiado que estamos buscando estará determinado por un patrón de medida del tiempo que sea común al Monte Análogo y al resto del mundo; o sea por un reloj natural y muy probablemente, por el curso del Sol. Así parte la expedición a cazar una isla que sólo se hace visible en cierto momento del amanecer; artistas y aristócratas franceses con una inclinación mística en busca de una montaña que no se encuentra en ningún mapa, siguiendo sólo un cálculo esotérico de un deber ser trascendental. La excursión finalmente logra penetrar la isla y llega a un poblado en el que, con todo su exotismo, no es más que un doble de su propio estado y origen, como un espejo, un mundo análogo en el que se encontrarán a sí mismos. Acaso un eco del cielo que

describe Sócrates como un doble de la Tierra, sólo que más brillante o de los paraísos de los místicos iraníes de los cuales nuestro mundo es una sombra. El lugar es una reminiscencia de lo que podría encontrarse en las faldas del mítico reino de Shangri-La, de Shambhala o en una Atlántida benigna y congelada en el tiempo, según narran exploradores de la geografía invisible. Los pobladores tienen costumbres extrañas pero a través de ellas parecen revelar una profunda moralidad y una misteriosa relación con la montaña. «Muy alto y muy lejos en el cielo, mucho más allá de los sucesivos círculos que van formando los picos cada vez más elevados y las nieves cada vez más blancas, en medio de un resplandor que resulta insoportable para los ojos humanos, e invisible por el exceso de luz que lo rodea, se yergue la punta última del Monte Análogo. “Allí, en una cima más aguda que la aguja más fina, está aquél que llena el espacio íntegro. Allí, en lo alto, en ese aire sutil donde todo hiela, subsiste únicamente el cristal de la última estabilidad. Allí, en medio del fuego celeste donde todo arde, sólo subsiste el perpetuo incandescente. Ahí, en el centro del todo, está aquel que ve el acaecer de todas las cosas, comienzo y final”. Y esto es lo que allí arriba cantan los montañeses. Así es. “Y dices que así es, pero si hace un poco de frío, tu corazón se vuelve topo; si hace algo de calor, tu cabeza se llena de una nube de moscas; si tienes hambre, tu cuerpo se convierte en un asno que ni a garrotazos marcha, y si estás cansado, se te imponen los pies!”. Y esto también lo cantan los montañeses, mientras escribo, mientras busco la forma de revestir esta historia verdadera para que resulte creíble». «Una de las leyes del Monte Análogo: para alcanzar su cima hay que ir de refugio en refugio. Pero, antes de partir de cada uno de ellos, existe el deber ineludible de preparar a los seres que habrán de ocupar el lugar que se abandona. Y sólo después de haberlos preparado se puede continuar el ascenso.En consecuencia, antes de lanzarnos hacia un nuevo refugio hemos tenido que descender, para enseñar nuestros primeros conocimientos a otros buscadores...”» « Mis primeros contactos con la montaña son recientes. Yo mismo soy un novicio. Sin embargo, un gusto innato por la observación y el esfuerzo simultáneos, y varias otras circunstancias , a menudo me han permitido adquirir en un día la experiencia que a otros les hubiera llevado semanas. Y como estas observaciones son las de un novicio, como son nuevecitas y conciernen a las primeras dificultades con las que se encuentra un principiante, tal vez a éste le resulten más útiles, en sus primeras excursiones, que los tratados escritos por maestros que,

Todas las grandes escuelas espirituales contemplan la relación de un maestro con su discípulo, y la observación individual para alcanzar grandes alturas del Espíritu, sin esa disciplina se chabacaniza el cuerpo físico y se justifican todas las acciones y actitudes que nos mantienen unidos al bajo astral, lo que muchos consideran elitesco, no es tal, es que el Espírtu mora en la belleza y el equilibrio, no en los fatuos adornos y escándalos, el silencio sólo es vivido cuando se tiene un alto nivel espiritual, por eso se hace más exigente y observador. La forma como nos han bajado los niveles de consciencia es a través del sexo promiscuo, la vulgaridad, la falta de lectura y la ignorancia convertida en poder y riqueza.

sin duda, son más metódicos y completos, pero que únicamente son inteligibles cuando en ellos hay algo, aunque sea un poco, de experiencia previa: toda la ambición de estas notas es ayudar al novicio a adquirir con mayor rapidez esa experiencia preparatoria». «El alpinismo es el arte de recorrer las montañas afrontando los mayores peligros con la mayor prudencia.Y aquí llamamos arte al logro de un saber en una acción». «Es imposible permanecer por siempre jamás en las cimas, hay que descender... Entonces, ¿de qué sirve? Mira: lo alto conoce lo bajo, pero lo bajo no conoce lo alto. Al subir observa siempre cuidadosamente las dificultades del camino; mientras subes puedes ir viéndolas; al bajar, ya no las verás, pero si has observado bien, sabrás dónde se encuentran.Al subir, uno ve; al bajar ya no se ve, pero se ha visto. Existe el arte de moverse en las regiones bajas mediante el recuerdo de lo que se vio al estar más arriba. Cuando ya no es posible ver, por lo menos se puede saber». «Lo interrogué:pero, ¿qué es eso del “alpinismo análogo”?-Es el arte...-y ¿qué es un arte?...-Valor del peligro: temeridad – suicidio y además insatisfacción.-¿Qué es peligro?-¿Qué es prudencia?-¿Qué es montaña?» «Muchas clases de voces se hicieron oír aún. Y entre lo que dijeron hubo que elegir. Una habló sobre el hombre que, después de bajar de las cimas, llegó al pie de las montañas, donde la mirada abarca solamente los alrededores inmediatos. “Pero posee el recuerdo de lo que ha visto, lo que podrá servirle de guía. Cuando ya no es posible ver, se puede, sin embargo, saber y se puede atestiguar acerca de lo que se ha visto”. Otra voz hablaba sobre los zapatos y decía que cada clavo, cada “ala de mosca” podríamos decir que se tornan sensibles, como un dedo, que palpa el suelo y se aferra a la más mínima rugosidad, y, sin embargo, no son más que zapatos, no se ha nacido con ellos, y un cuarto de hora de cuidado todos los días basta para conservarlos en buen estado. En cuanto a los pies... con ellos nacemos y con ellos moriremos, por lo menos así lo creemos; pero ¿será realmente así? No hay acaso pies que sobreviven a sus poseedores o que les preceden en la muerte?; a ésa la hice callar, se estaba volviendo escatológica. Otra habló del Olimpo y del Gólgota, otra del poliglobulismo y de las particularidades del metabolismo de los montañeses. Otra, por fin, anunció que “nos equivocábamos al pretender que la alta montaña era pobre en leyendas, y que por lo menos conocía una bastante notable”. Precisó que, en realidad, en esa leyenda, la montaña servía más de decorado que de símbolo, y que la verdadera ubicación del relato era “en la unión de nuestra humanidad con una civilización superior, allí donde se perpetúa una verdad instituida”. Muy intrigado, le supliqué que me relatara la historia. Hela aquí...La escuché y trato de reproducirla con toda la atención y exactitud de que soy capaz, o sea que aquí aparecerá solamente una traducción bastante pálida y aproximada». «Los zapatos no son como los pies: no se ha nacido con ellos. Por lo tanto, es posible elegirlos. Déjate guiar para esa elección, en primer lugar por gente experimentada, más adelante por tu propia

experiencia. Muy pronto, estarás tan acostumbrado a tus zapatos que cada clavo, cada “ala de mosca” será como un dedo tuyo, capaz de tantear la roca y aferrarse; se convertirá en un instrumento sensible y seguro como una parte de ti mismo. Y sin embargo no has nacido con ellos y, cuando se gasten, los tirarás, sin por eso dejar de serlo que eres.Tu vida depende un poco de tus zapatos: cuídalos como es debido, pero para eso te arreglarás con un cuarto de hora diario, pues tu vida depende además de muchas otros cosas.» «Un compañero mucho más experimentado que yo me dijo: "Cuando los pies no quieren llevarnos más, se camina con la cabeza". Y es cierto. Tal vez no corresponda al orden natural de las cosas, pero ¿no vale más caminar con la cabeza que pensar con los pies, como sucede a menudo?» «Si das un resbalón, o tienes una caída de poca gravedad, no te interrumpas ni por un instante: y al levantarte, ve retomando la cadencia de tu andar. Anota bien en la memoria las circunstancias de la caída, pero no permitas que tu cuerpo rumie ese recuerdo. El cuerpo siempre está tratando de hacerse el interesante con temblores, agobios, palpitaciones, chuchos, sudores, calambres, pero es muy poco sensible al desprecio y a la indiferencia que le testimonia su amo. Si siente que éste no se deja engañar por esas jeremiadas, si comprende que con nada conseguirá apiadarlo, entonces retoma su lugar y dócilmente

cumple su labor.» «El momento peligroso. Diferencia entre pánico y presencia de ánimo. El automatismo (amo o esclavo).» «Ten fija la vista en el sendero que asciende hacia la cima, pero no te olvides de tus pies. El último paso depende del primero. No creas que has llegado por el hecho de ver la cima. Vela por tus pies, asegúrate de tu próxima pisada, aunque sin olvidarte de tu meta más alta. El primer paso depende del último.Cuando vayas al azar, deja alguna huella de tu paso, ella te guiará al regreso: una piedra colocada sobre otra, algunos pastos aplastados por un bastonazo. Pero si llegas a un lugar infranqueable o peligroso, piensa que la huella que has dejado podría extraviar a los que vengan después. Vuelve entonces sobre tus pasos y borra las huellas. Y esto está dirigido a quienquiera desee dejar huellas de su paso. Aún sin quererlo siempre dejamos huellas. Responde por tus huellas ante tus semejantes.» «No te detengas nunca sobre una ladera de terreno por desmoronarse. Aún cuando creas tener los pies bien afirmados. Mientras tomas aliento mirando el cielo, la tierra poco a poco va cediendo bajo tus pies, la tierra imperceptiblemente se va desmoronando y de pronto te vas como un barco al que se bota. La montaña acecha constantemente la ocasión de hacerte una zancadilla.» «Si después de haber bajado y vuelto a subir tres veces por corredores que terminan a pico (cosa que no se ve sino hasta el último momento) las piernas te empiezan a temblar desde la rodilla hasta el tobillo y los dientes se te cierran, llégate primero a alguna pequeña plataforma donde puedas detenerte sin peligro; recuerda entonces todos los insultos que sepas y grítaselos a la montaña, y escúpela, y por fin insúltala de todas las maneras posibles, bébete un trago, cómete un bocado y ponte de nuevo a trepar,tranquila, lentamente, como si delante de ti tuvieras la vida entera para salir de ese mal paso. A la noche, antes de dormirte, cuando lo recuerdes, te darás cuenta de que todo era una comedia: no era a la montaña a quien hablabas, ni fue la montaña la que venciste. La montaña no es sino roca o hielo, sin oídos y sin corazón. Pero esa comedia te ha salvado quizás la vida.» «Muchas veces también, en momentos difíciles, te sorprenderás hablándole a la montaña, a veces adulándola, otras insultándola o prometiéndoles cosas, o amenazándola, y te parecerá que la montaña te contesta, si es que le has hablado como debías, dulcificándote, sometiéndote. No te desprecies por ello, no te avergüences de comportarte como esos hombres que nuestros sabios denominan primitivos o animistas. Ten en cuenta solamente, cuando más tarde recuerdes esos momentos, que tu diálogo con la naturaleza no era más que la imagen exterior de un diálogo que ocurría interiormente...» «...los glaciares regenerados.» «Con un grupo de camaradas, fui a buscar la Montaña que es la vía que une Tierra y Cielo; que debe existir en algún lugar en nuestro planeta, y que debe ser morada de una humanidad superior: eso fue racionalmente comprobado por aquél al que llamábamos Padre Sogol, nuestro mayor en las cosas de la Montaña, y que fue jefe de la expedición.Y he aquí que hemos abordado al continente desconocido, nudo de sustancias superiores implantado en la corteza terrestre, protegido de la curiosidad y la codicia por la

curvatura de su espacio, como una gota de mercurio, debido a la tensión superficial, es impenetrable para el dedo que intenta tocar su centro. Con nuestros cálculos –no pensando sino en eso-con nuestros deseos–abandonando toda esperanza- con nuestros esfuerzos –renunciando a cualquier comodidad- forzamos la entrada a ese mundo nuevo. Así nos parecía. Pero más tarde supimos que, si conseguimos abordar al pie del Monte Análogo, fue porque para nosotros las puertas invisibles de esa región invisible habían sido abiertas por quienes las custodiaban. El gallo que da toques de clarín en el alba lechosa cree que su canto engendra el sol; el niño que grita en un cuarto cerrado cree que sus gritos lograrán que se abra la puerta; pero sol y madre siguen su camino, trazado por las leyes de su ser. Nos abrieron la puerta aquellos que nos ven aún cuando no conseguimos vernos a nosotros mismos, respondiendo con generosa acogida a nuestros cálculos pueriles, a nuestros deseos inestables, a nuestros esfuerzos limitados y torpes.» En el libro aparecen resonancias de las enseñanzas de Georges Ivanovich Gurdjieff, (Alexándropol, 14 de enero de 1866 – Neuilly-sur-Seine, 29 de octubre de 1949) el gran maestro espiritual greco-armenio En 1930, Daumal conoció a Alexandre de Salzmann (25 de enero de 1874, Tiflis, Georgia -3 de marzo de 1934, Leysin, Suiza), uno de los principales discípulos de Gurdjieff ; el sistema esotérico del cuarto camino enseñado por Gurdjieff, hizo una profunda mella en Daumal y su trabajo con él influyó decisivamente en sus últimos catorce años de vida Fue en los grupos de Gurdjieff donde me familiaricé con este libro, y de la mano de la señora ,Nathalie De Salzmann de Etievan (Tbilisi, 29 gennaio 1917 – Caracas, 11 giugno 2007) hija de Alexandre y Jeanne de Salzmann nacida

Jeanne-Marie Allemand as Madame de Salzmann (January 26, 1889, Reims – May 24, 1990, Paris), me interné en este relato, entre otros, para comenzar a comprender que el camino que emprendí en 1973 es el del peregrino que busca, según su nivel espiritual y sus afinidades interiores, y encuentra de pronto una escuela y se dice: he descubierto la verdad. Entendí por qué en mis años de estudiante de Letras y Filosofía en la UCAB la ideología comunista de mis amigos no me gustaba, unos se fueron a las guerrillas de San Salvador o a recorrer América en una camioneta VW, o a seguir dando clases en las Escuelas de Letras y militar en la izquierda sea en cofradías vinculadas a los lineamientos castro/comunistas, o en partidos políticos como el MAS, el PPT y por último el chavismo, yo decidí seguir adelante y hacer familia normalmente,trabajé en los barrios valencianos, di clases, laboré en instituciones culturales y conocí a personajes muy importantes que marcaron mi trabajo profesional y hacía que surgieran nuevas preguntas e inquietudes.

Primero fue el mundo de la mujer y de la pareja. Y entre la extensa bibliografía que existía este libro de la señora Nathalie fue muy importante, de él copio un trocito: "Si quitarse las caretas para usted sólo quiere decir mostrarle al otro todos sus defectos… no se preocupe, él ya los conoce.Quitarme la careta sería mostrarme como yo soy, profundamente, dentro de mí. Y eso es lo que nunca queremos hacer: nos quitamos la careta solamente por comodidad, para decirle al otro: “mira, estoy fastidiado contigo”. Pero no es eso de lo que hablo. Eso es algo negativo y fácil de hacer. Me refiero a llegar hasta algo más interior, de mi persona, algo más íntimo, realmente mío, que no quiero expresar. En general, nos quitamos las caretas más livianas en las cuales creemos menos, pero las más arraigadas, con las cuales nos hemos identificado más, no nos las quitamos. Y de lo que se trata es de quitarlas todas y eso es muy difícil, cuesta, no estamos acostumbrados a exigirnos tanto. Pero si lo intentamos, algún día la comunicación podrá ser de yo a tú.

Pregunta: Usted habla de que muchas veces aprendemos a relacionarnos con la otra persona a través de las máscaras. Me pregunto, ¿qué pasaría con un esfuerzo unilateral? ¿Cómo va a reaccionar la otra persona que está aferrada a un juego y a unas reglas ya establecidas? ¿Existe algo positivo en mis máscaras?Nunca he visto nada positivo en las máscaras. Están puestas para proteger y defender, ¿a qué? ¿De qué? Del mundo, de la gente, de los demás. ¿Qué es, exactamente, lo que yo protejo con mis máscaras? ¿Qué defiendo? Si yo lo comprendo, quizás esté más decidido a despojarme de ellas.Usted habla de un esfuerzo unilateral: si yo hago todos los esfuerzos y el otro no hace nada… si yo me quito la máscara y él no se la quita, debo comprender que tenemos que desistir de la idea y del deseo de cambiar al otro. Solamente él se puede cambiar a sí mismo. Yo no puedo… apenas puedo cambiar ciertas cosas mías, las que yo veo que no son buenas o que no me resultan.Si quiero una comunicación, una unión, una verdadera relación con el otro, necesito ver cuáles son los factores que no permiten e inclusive impiden, esa relación. Y la presencia de máscaras, tanto en mí como en el otro, obviamente impiden un acercamiento honesto. Entonces comprendo que debo bajar la máscara, o por lo menos tratar de hacerlo. No puedo estar pendiente de que el otro esté haciendo lo mismo. Si yo hago este tipo de cálculos: “Si él lo hace, yo lo voy a hacer; si no lo hace, no lo voy a hacer”, jamás se producirá la unión. Lo que debo hacer, lo que tengo que hacer, es no calcular nada. El calculo va completamente en contra de una buena relación.Yo necesito –y ya es bastante difícil– mirarme sólo a mí, tratar de acercarme al otro sin máscaras y realmente intentar quedarme así por un tiempo, aunque sea corto. Después podré ver lo que eso produce y si logro resultados en mí y en el otro, eso me dará la fuerza para seguir tratando. Pero lo primero es tratar. Yo le podría decir a usted qué efectos produce este tratar, sobre uno mismo y sobre el otro, pero mi palabra no puede sustituir su tratar.

Recuerdo una mañana en su casa cuando fui a comentarle problemas personales con mi esposo y a mi deseo de encontra un hombre "espiritual" me contestó: "Que sea noble, eso lo he aprendido con los años y la experiencia." Y aqui estamos.

Más adelante cuando me obsequió el "Monte Análogo" al leer a Rene Daumal encontré, manteniendo las distancias, el sentido de la lucha que mantuvo para que su búsqueda espiritual no fuera envenenada con el marxismo leninismo, con el que se comprometieron

André Breton (Tinchebray, 19 de febrero de 1896 - París, 28 de septiembre de 1966)y los surrealistas en ocasión de la aproximación de éstos a los colaboradores de Clarté, revista vinculada al partido comunista francés (1927). Daumal reprocha a Breton sacrificar el carácter experimental del surrealismo. Este retiro quizá conduce a Breton a instruir le "proceso del Gran Juego" (la revista del grupo al que pertenece Rene Daumal), el 11 marzo del año siguiente, pues consideraban a estos jóvenes en una posición menos avanzada que la de ellos. Hablaban demasiado de misticismo, apelaban demasiado a los grandes místicos, a los grandes iniciados, mezclaban demasiado a Platón, Hegel, Buda, Cristo, Balzac, Rimbaud y Saint-Pol-Roux. En una palabra, estaban demasiado cerca de la literatura. : Creemos que todos los caminos conducen a Dios y que nuestra misión es volver a encontrar la unidad perdida… Usted ha dicho: Siendo la Belleza la forma de Dios, buscarla es, sin lugar a dudas, buscar a Dios, y mostrarla, es mostrarlo… y su interés por el ser humano no se viera reducido a vincularlo a una ideología y al materialismo dialéctico. Es sorprendente remontarse a 1929 cuando acontece algo parecido a lo que sucediói en Venezuela a partir de los 70, cuando a personas como yo, se nos sacó de cargos y posiciones de poder en la cultura regional y nacional. Un grupo de personas asumieron el poder y establecieron la ignorancia y ordinariez como credo, aunque muchos se disfrazaron de espirituales buscadores de verdades, y fabricaron sus leyendas, la verdad era que Venezuela iba perdiendo sus referentes culturals y espirituales hasta llegar al vacio que vivimos. Una eclosión se sucede dentro del surrealismo: la conocida “Crisis de 1929”. El 12 de febrero el núcleo surrealista comandado por Bretón envía comunicaciones pidiendo declarar su situación ideológica a un conjunto de personas cercanas o lejanas al surrealismo.

El gran juego y otros textos de Roger Gilbert-Lecomte

(Dirección de Literatura UNAM/vanillaplanifolia, 2017) Este volumen cubre un vacío bibliográfico en habla hispana. A los textos escritos para la revista El Gran Juego —algunos con René Daumal, autor de El monte análogo que Alejandro Jodorowsky llevaría al cine como La montaña sagrada— se suman fragmentos de una obra en la cual se proponía poner en cuestión los fundamentos del pensamiento occidental. Las notas resultantes son más bien desgarramientos, heridas de la escritura. No hay más que rayos, una discontinuidad que podría anunciar, a la manera de los Fragmentos de Novalis, el Libro por venir. Asimismo se reúne una selección de obra poética, prologada por Antonin Artaud.

Roger Gilbert-Lecomte (Reims, 1907-París, 1943). Poeta de vanguardia, fundador del grupo artístico Hermanos Simplistas y, más adelante, El Gran Juego, así como de la revista homónima. Al igual que los demás escritores del grupo —René Daumal, Roger Vailland, Robert Meyrat, el pintor Josef Sima—, Gilbert-Lecomte experimentó diversos estimulantes con fines artísticos y sociológicos, siguiendo un proceso de autodestrucción para volver “al vientre de la madre, a zambullirse en el abismo y regresar al uno, absoluto”. Ese volver al vientre de la madre y nacer de nuevo lo presenta muy bien Jesús de Nazareth en el Evangelio de JUAN 2:23-3:21JESÚS HABLA CON NICODEMO QUÉ SIGNIFICA “NACER DE NUEVO”"

Mientras Jesús está en Jerusalén para celebrar la Pascua del año 30, hace milagros asombrosos. Así que muchas personas empiezan a creer en él. Nicodemo, un fariseo y miembro del tribunal supremo judío o Sanedrín, está impresionado. Como quiere saber más acerca de Jesús, lo visita de noche, probablemente por temor a que otros líderes judíos lo vean y se manche su reputación.Nicodemo le dice: “Rabí, sabemos que eres un maestro enviado por Dios, porque nadie puede hacer los milagros que tú haces si Dios no está con él”. Entonces, Jesús le explica que para entrar en el Reino de Dios hay que nacer de nuevo (Juan 3:2, 3).“¿Cómo puede alguien nacer cuando es viejo? —pregunta Nicodemo—. No puede meterse en la matriz de su madre y nacer por segunda vez, ¿verdad?” (Juan 3:4).No. Está claro que eso no es lo que significa nacer de nuevo. Jesús le explica lo que quiere decir: “Si uno no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3:5). Jesús nació “del agua y del espíritu” cuando fue bautizado y descendió espíritu santo sobre él. Entonces, se oyó una voz que dijo desde el cielo: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación” (Mateo 3:16, 17). Con esas palabras, Dios anunció que Jesús, en ese momento, se había convertido en un hijo espiritual con la perspectiva de entrar en el Reino de los cielos. Más tarde, en el Pentecostés del año 33, Dios ungirá con espíritu santo a un grupo de cristianos bautizados. De ese modo, estos nacerán de nuevo, es decir, llegarán a ser hijos espirituales de Dios (Hechos 2:1-4).Nicodemo ha ido a ver a Jesús en la oscuridad por temor al qué dirán. Por eso, es interesante que Jesús concluya la conversación con estas palabras: “Esta es la base del juicio: que la luz [que es Jesús, con su vida y sus enseñanzas] vino al mundo y, en vez de amar la luz, las personas amaron la oscuridad, porque las cosas que hacían eran malas. Porque el que practica cosas malas odia la luz y no va a la luz, para que las cosas que hace no sean puestas al descubierto. Pero el que hace lo que es verdadero va a la luz, para que se vea que las cosas que hace están de acuerdo con la voluntad de Dios” (Juan 3:19-21). Por eso desde mi pragmatismo seguí leyendo a Jesús y asi no cai en el nihilismo de la NADA destructiva, aunque si pasé una terrible noche oscura del alma, pero estaba avisada. Me enfermé pero salí del agujero negro.

Se los indaga concretamente sobre su disposición para una acción revolucionaria colectiva o individual. Se intenta así despejar el movimiento de snobs, traidores, espías y jóvenes inocentes o ambiguos. Ya habían sido excomulgados, con mucho aspaviento, Artaud, Soupault y Vitrac. La comunicación llega a los redactores de la revista "Gran Juego". Boully se pone en una posición tal que no sea tomado en cuenta para una nueva reunión. A los que responden positivamente les es enviada una invitación para el lunes 11 de marzo a las ocho y treinta en punto, en el Bar du Château, a una discusión donde se trataría sobre la reciente condena al exilio a León Trotsky, por parte Stalin. Daumal, Lecomte y Vailland se hacen presentes esa noche, junto a otras treinta o cuarenta personalidades satélites al surrealismo. Inician haciendo lectura de las respuestas dadas a la comunicación. Se empieza a juzgar las declaraciones de los opositores. Rápidamente se descubre que el destierro de Trotsky es sólo un señuelo. Bretón exige que antes de tratar ese tema la asamblea se pronuncie sobre la calificación moral de cada uno de los presentes. Y en seguida comienza el proceso al Grand Jeu. ¿Qué se les reprocha a sus redactores? El haber puesto su admiración en la impostura que fue Landru posponiendo a Sacco y Vanzzetti, el emplear constantemente la palabra Dios, el participar en el Teatro Alfred Jarry [fundado entre otros por Artaud y Vitrac], y, por último, el haber defeccionado, si no más, al producirse los incidentes de la Escuela Normal Superior. A pesar de esta tentativa de André Breton de fragilizar el grupo, la actividad del Gran Juego perdura con fuerza, incluso después de la ruptura con Roger Vailland (enero de 1930); acontece la aparición del segundo y tercer número de la revista, la organización de exposiciones (galería Bonaparte en 1929) y varias conferencias.Con intención de apaciguamiento, Louis Aragon emprende varias gestiones junto a Rolland de

René Daumal (Boulzicourt, 16 de marzo de 1908 – París, 21 de mayo de 1944)

Renéville. Pero la aparición del Segundo Manifiesto del Surrealismo (1930) de André Breton detiene las tentativas de reconciliación:Busco a mi alredor alguien con quien intercambiar un signo de inteligencia, si es que ello no resulta absolutamente imposible, y a nadie encuentro. ¿Será en este momento oportuno hacer notar a Daumal quien en el Gran Juego inicia una interesante investigación sobre el diablo, que nada podría impedirnos aprobar gran parte de las declaraciones que firma, solo o en compañía de Lecomte, si no estuviéramos todavía bajo la impresión bastante desastrosa de su debilidad en ciertas circunstancias dadas? Por otra

parte, es lamentable que Daumal haya soslayado hasta el momento concretar su posición personal y, en méritos de la parcial responsabilidad que le atañe, también la del Gran Juego con respecto al surrealismo. Es difícil comprender que lo mismo que repentinamente reporta a Rimbaud la concesión de excesivos honores no sirva para la pura y simple deificación de Lautréamont. Sí, estamos de acuerdo. La incesante contemplación de una Evidencia negra, rostro absoluto es aquello a lo que estamos condenados, si así es, ¿qué mezquinas finalidades pueden justificar que uno y otro grupo se enfrenten entre sí? ¿A santo de qué, como no sea en busca de vana distinción, fingir que nunca se ha oído hablar de Lautréamont? "Pero los grandes anti-soles negros pozos de verdad en la trama esencial, en el velo gris del cielo curvo, van y vienen y se aspiran entre sí y los hombres le dan el nombre de Ausencias" (Daumal, “Fuego a discreción”, El Gran Juego, primavera 1929). Quien así habla y ha tenido el valor de confesar que ha dejado de ser dueño de sí mismo, únicamente puede, como no ha de tardar en comprender, renunciar a mantenerse alejado de nosotros.11​Luego de este párrafo se inicia el pasaje final de Segundo Manifiesto, con una apología de la magia. Breton no sólo presiona a Daumal, sino que ataca las fuentes literarias del Gran Juego y sus compañeros simultáneamente a lo largo de todo el texto: son agraviados Rimbaud (que era lo mismo que atacar a Reneville); Baudelaire (por rezar a Poe, padre del método policíaco, cosa deleznable; por tanto, ataque a la defensa de Vailland del prefecto de policía); Artaud (con quien el contacto era inmediato por la actividad del grupo en el Teatro Alfred Jarry, fundado por éste); se emite dictamen contra Desnos, Vitrac y Soupault (que habían apoyado al grupo desde su inicio); contra la revista Bifur (donde son publicados artículos y poemas de los miembros del Gran Juego) y contra su director Ribemont-Dessaignes. René Daumal, intimado a « precisar su posición personal» con respecto al surrealismo, responde con una Carta abierta a André Bretón sobre las relaciones entre el surrealismo y el Gran Juego, publicada en el tercer número del Gran Juego (otoño de 1930):"Usted se dirige a mí en particular en su "Segundo manifiesto del surrealismo"; debo entonces responderle personalmente. Pero ante todo quisiera recordarle lo siguiente (que los hechos ya deberían haberle enseñado): El Gran Juego es una comunidad de alguna manera iniciática; cada uno de sus miembros, haga lo que haga, lo hace con la voluntad de mantener y reforzar la unidad espiritual del grupo. Cualquiera que intentara, desde afuera, atraer a uno de nosotros con la convicción ingenua de que no está tratando más que con un individuo sólo provocaría nuestra risa. Lo que a usted lo engaña es que sin cesar tiene ante sus ojos al grupo surrealista, y piensa sin duda que el Gran Juego es un grupo del mismo tipo. Está a cien leguas de distancia. Por otra parte, olvida usted con demasiada facilidad que nuestras realizaciones hasta ahora han sido insuficientes; hay que decirlo; además, se le hace a usted muy fácil hacernos un montón de reproches: como el de nunca haber hablado de Lautréamont. La pregunta es entonces: ¿no tiene el Gran Juego (y no tal o cual de sus miembros) razones para preferir estar apartado del surrealismo (y no -restricción que debe parecerle a usted, ¡pero no a nosotros!, más evidente que la primera- de tal o cual de sus miembros)? ¡Y aun cuando pudiera yo elegir! Usted ha reconocido en una frase de uno de mis textos el objetivo idéntico que perseguimos. Queda claro. Ese objetivo idéntico implica, por una parte, a enemigos comunes y los mismos obstáculos que destruir y, por otra parte, búsquedas convergentes o paralelas. Reconozco que son raros los hombres cuyos fines son los nuestros. La cobardía, la tontería, la pereza de espíritu, el contagio del cretinismo, la mala fe, erigen hostilidades cada vez más peligrosas a su alrededor. Deben acercarse cada vez más y hacer un frente. ¿Contribuiría yo a esa cohesión yendo hacia el surrealismo? Sería por lo menos ridículo por su ineficacia, ya que al mismo tiempo que engrosara yo el grupo de ustedes, disminuiría otro tanto el nuestro. (NOTA: ¿Les parace vivir el presente y leer los escritos segun el guión chavista/madurista del otrora joven revolucionario Néstor Francia contra los ancianos como él? y la postura de tantos prohombres de la revolución bolivariana?

Pero además, temo que hoy la actividad surrealista no es más que confusión, engaño y torpeza, tanto en su tarea de lucha como en su obra creadora. ¿Combatir a los enemigos comunes? ¡Vamos! ¡Recordemos esa famosa encuesta sobre las posibilidades de acción común, y recordemos la reunión que le siguió! Lo remito, al respecto, a la respuesta que el Gran Juego le dirigió entonces. Allí afirmábamos nuestro acuerdo con usted sobre los principios de una acción revolucionaria. Y lo seguimos afirmando. Porque, mientras desde todas partes se les ataca por esos principios, para nosotros están fuera de discusión; me parece que usted está menos seguro sobre esto que nosotros, dado que siente la necesidad de extenderse en argumentaciones muy difíciles e inútiles para probar que el marxismo es compatible con el surrealismo; volveré más adelante sobre el deslumbramiento que resulta de esto para usted. Por el momento, permítame poner en la balanza, por un lado, nuestro acuerdo proclamado con ustedes en una actitud que en líneas generales es: el hegelianismo de izquierda unido al marxismo y, por consiguiente, a los principios de la Tercera Internacional; por otra parte, las cinco horas de debates irritantes, alejados de su objetivo original, íntegramente dirigidos, a propósito de preguntas de personas que la naturaleza de nuestro grupo nos obligaba a juzgar por nosotros mismos, contra la unidad del Gran Juego; añado en el mismo platillo la reseña de estas discusiones en Varietés (junio 1929), cuya exactitud ninguno de nosotros reconoce (ya que fue redactada sin verificaciones, sólo por los surrealistas y sobre recuerdos ya demasiado lejanos y necesariamente tendenciosos). Aquella noche habíamos ido con la mejor voluntad y buena fe. Gilbert-Lecomte, que bien podría ser acusado de locura, pero a quien nunca se podrá reprochar no haber hecho todo lo posible, había llevado un plan detallado y práctico de acción común (la fundación de una revista de polémica y de sátira de gran tiraje, echando mano de las cualidades subversivas de cada uno, sobre todo de muchos surrealistas, cuyo valor en ese campo apreciamos; la creación de una revista de doctrina y de investigaciones, por otra parte, organizaciones de encuestas, etc.); ¡desafortunadamente, me tocó ver cómo con rabia hacía pedazos ese plan al salir de allí! ¡Y hoy, acepte usted que no tendría gran cosa que proponernos en el campo de la acción revolucionaria! Y en el orden de las investigaciones positivas, ¿qué ha hecho usted

desde la fundación del surrealismo? ¿Qué ha hecho usted, rodeado de cierta cantidad de individuos cuya presencia a su lado siempre nos ha llenado de estupor? Nueve décimas partes de quienes se atribuyen o se han atribuido el título de surrealistas no han hecho más que aplicar una técnica que usted había encontrado; y al hacerlo, no supieron sino crear trivialidades que la hacen inutilizable. ¿Y así iría yo hacia usted para entregarme a sus jueguitos de sociedad, a esas búsquedas irrisorias y estancadas de lo que usted impropiamente llama lo "surreal"? Por los hallazgos graciosos del "Cadáver exquisito", de la escritura automática solo o entre varios, ¡cree que dejaría yo todo el aparato técnico que el Gran Juego trabaja para construir y al que cada uno de nosotros aporta su parte de recursos! Para responder a su ciencia divertida, tenemos el estudio de todos los procedimientos de despersonalización, transposición de conciencia, visión profética, mediumnidad; tenemos el campo ilimitado (en todas las direcciones mentales posibles) de los yogas hindúes, la confrontación sistemática del hecho lírico y el hecho onírico con las enseñanzas de la tradición oculta (pero al diablo lo pintoresco de la magia) y las de la mentalidad llamada primitiva... y eso no es todo. En el plano ideológico, los resultados a los cuales ha llegado usted, ayudado por muy pocos de sus amigos, no me atraen mucho. Tampoco aquí ganaría algo con el cambio. En efecto, era necesario luchar en todos los campos y atacar todas las construcciones defensivas del pensamiento humano medio. Ahora bien, ya no son las épocas de Pico del la Mirándola. Sería necesario entonces que el Espíritu se apoderara no de un hombre sino de un grupo. Esto lo ha sentido usted con la necesidad de una estrecha colaboración y de una cohesión perfecta. Pero el grupo surrealista nunca ha sido ese grupo: eso es lo que lo condena. Sobre usted mismo esta pobreza ideológica tiene su repercusión (por otra parte, cualquier otro en su lugar también la habría sufrido). Así, usted ha sido llevado a hacer declaraciones perfectamente insostenibles. Por ejemplo: "El tiempo de las 'correspondencias' baudelairianas, de las cuales se ha logrado hacer un odioso lugar común como crítica, ha pasado". Es muy penoso darse cuenta de que usted, Bretón, es capaz de una falta de comprensión tan asombrosa, o de tal ignorancia. ¿Hará falta recordarle lo que es el sistema de las correspondencias, tomado por Baudelaire directamente de Swedenborg? ¿Que no tiene nada que ver con lo que usted parece creer, y que es un sistema del pensamiento místico y del espíritu de participación, negando el esquema discursivo del mundo dividido en objetos individuales y el de la causalidad sucesiva? Pero sobre todo quiero hablar del destino que le da a Hegel en su "Segundo manifiesto del surrealismo". Usted distingue entre "idealismo propiamente dicho" e "idealismo absoluto", entre "materialismo primario" y "materialismo dialéctico". Esta doble distinción es absolutamente necesaria y justa y yo siempre la haré. Su afirmación del idealismo absoluto es tan clara como uno desearía: "...la idea de amor tiende a crear un ser,...la idea de Revolución tiende a hacer llegar el día de esa Revolución, sin lo cual esas ideas perderían todo su sentido". ¡Y a pesar de esto usted parece creer en el fracaso de Hegel! Mientras que aún no se ha hecho nada, por así decirlo, sobre la base de su idea rectora: la perfectibilidad de la razón humana y su identificación final con el Espíritu objetivo que, al pensar el mundo, lo crea. No hay nada que cambiarle a la Dialéctica -la de Heráclito, la de Platón, la de Hegel: la misma- para que esté viva a nuestros ojos, para que sea la luz de fatalidad que ilumina las revoluciones. Hay que salvaguardar esta Idea. Tal vez el peligro más grave que hoy la amenaza sea ese "materialismo primario" (supuestos materialistas, hace poco supuestos idealistas, luego fatigados, queriendo de nuevo un sistema muy fácil; apatía espiritual tan cómoda para decirnos: "yo soy verdaderamente un revolucionario, y mucho más ortodoxo que ustedes, señores..."). Ahora bien, usted está lejos, André Breton de haber hecho todo lo que había que hacer contra este nuevo enemigo. Incluso temo que usted permite que ese estado de ánimo "materialista" reine demasiado cerca de usted, a veces. Éste es uno de los puntos más ardientes de nuestra actividad ideológica: y, al respecto, no puedo esperar mucho del surrealismo y sí todo del Gran Juego. Sucede lo mismo en todos los campos de nuestra doctrina, porque cada uno de nosotros aporta sus posibilidades particulares de expresión al servicio integral de un pensamiento único. Así, Rolland de Rénéville trabaja para establecer las coordenadas múltiples de la creación poética (el ensayo que publica en este número es una de las piezas de su obra); Gilbert-Lecomte trabaja en una visión por la epífisis donde construye la arquitectura de fuego del pensamiento místico y del espíritu de participación; con él -¿y cómo podría ahora pensar de manera diferente sino en lo que es nuestra sustancia común?- he emprendido la exposición de una metafísica experimental; y las consecuencias de nuestra carrera hacia lo real (que usted llama pobremente, por lo que presiente de ello, lo surreal) son terribles y concretas, de manera distinta que sus ejercicios dialécticos y seudopíticos. En realidad, bien puedo, por mi lado, dirigir a usted signos de inteligencia: pero ¿deben permanecer sin esperanza de respuesta? Idealmente, pues, y en resumen, si considero su llamado como dirigido al Gran Juego, compruebo que un acuerdo de principio sobre un programa mínimo sería posible entre nosotros, e incluso sería deseable una colaboración; pero, por una parte, la confusión que veo reinar en el surrealismo, la insuficiencia de su programa y, por otra parte, el hecho de que el Gran Juego, aunque posee desde ahora un plan de actividad suficientemente preciso y una ideología completa, aún no ha realizado más que los primeros puntos de su programa: esta doble razón produciría hoy una colaboración entre nosotros por lo menos prematura. Mediante esta simple exposición de mi pensamiento sobre nuestras relaciones, usted mismo puede ver cuan imposible me parece, en el momento presente, ir hacia usted; tomándolo desde un punto de vista suficientemente alto y desinteresado, ni siquiera tendría miedo de decir: venga con nosotros, por el mismo camino, para evitar perderse; si semejante llamado parece de una pretensión extrema, no es sino en lo que se refiere a juicios individuales, de ninguna manera justificables frente al espíritu impersonal. Desafortunadamente, los caminos de las realizaciones terrenales no son los del Espíritu. Es seguro que usted, André Breton, no puede venir hacia nosotros. Pero nuestras situaciones respectivas en el mundo, entre la multitud de nuestros enemigos comunes, no nos permiten ignorarnos mutuamente; observémonos pues los unos a los otros desde ahora, y veremos quiénes, ustedes o nosotros, irán más lejos en la dirección del objetivo que usted a veces ha vislumbrado claramente. Así, cuando usted escribe: "Todo lleva a creer que existe cierto punto del espíritu desde donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo dejan de ser percibidos contradictoriamente", se trata del punto hacia el cual tienden nuestros esfuerzos, ese punto donde, finalmente, les damos una cita, sobre el camino del cual dejamos atrás asesinadas todas las esperanzas posibles que sucesivamente se presentan; y, rechazando a aquellos que, como usted dice, "mantienen alguna preocupación del lugar que ocuparán en el mundo", somos desde luego los buscadores más conscientes entre los dedicados durante toda su vida a esa identidad sin nombre, los más despiadados ante todos aquellos que, por fuerza, por ardid o por sofisma, se oponen a nuestra marcha; mientras que usted, hacia quien antes pudimos voltear la mirada como hacia uno de esos guías cuya función es conducir a los hombres tan lejos como cerca de sí mismos, usted corre el gran peligro de quedar paralizado, presa de las trampas que se ha tendido a sí mismo, y a aquellas que su extraordinario deslumbramiento ha permitido que sus enemigos, disfrazados o no, le tendieran. Tenga

Andre Breton y su esposa Jacqueline Lamba,en abril de 1938 llegaron a Ciudad de México. Luego, el pintor Diego Rivera decidió alojarlos para que el francés pudiera terminar sus pláticas en Bellas Artes. Si bien las conferencias en la Universidad Nacional no fueron realizadas, lo cierto es que hay otros eventos que vale la pena destacar; por ejemplo, la presentación de la célebre Un perro andaluz (título original en francés: Un chien andalou un cortometraje franco-español mudo(no fue hasta la versión de 1960 que se incorporaron los motivos de Tristán e Isolda de Richard Wagner y un tango), escrito, producido, dirigido e interpretado por Luis Buñuel en 1929 con la colaboración en el guion de Salvador Dalí y gracias a un presupuesto de 25 000 pesetas que aportó la madre de Luis Buñuel. Fue estrenada el 6 de junio de 1929 en el cine Studio des Ursulines de París (Francia). Posteriormente se exhibió durante nueve meses ininterrumpidamente en el Studio 28 de la misma ciudad.​El rodaje duró quince días. Según refiere Buñuel a De la Colina y Pérez Turrent, Un perro andaluz nació de la confluencia de dos sueños. Dalí le contó que soñó con hormigas que pululaban en sus manos y Buñuel soñó con una hoja de navaja que cortaba la luna en dos.Un perro andaluz está considerada la película más significativa del cine surrealista. Transgrediendo los esquemas narrativos canónicos, la película pretende provocar un impacto moral en el espectador a través de la agresividad de la imagen. Remite constantemente al delirio y al sueño, tanto en las imágenes producidas como en el uso de un tiempo no lineal de las secuencias.El nombre Un perro andaluz fue elegido porque no guardaba relación alguna con los temas del filme. Federico García Lorca se sintió aludido por el título, pero Buñuel negó dicha alusión, alegando que era el de un libro de poemas que él tenía escrito desde 1927.En primer lugar pensó que la película se llamara El marista en la ballesta (según el título que tenía un caligrama de Pepín Bello) y luego Es peligroso asomarse al interior, como inversión del aviso que tenían los trenes franceses: C'est dangereux de se pencher au dehors ('Es peligroso asomarse al exterior'), este film fue presentado en México por el mismo Breton. Los viajes que emprendieron Rivera, Trotsky y Breton por diversos puntos de México y que eventualmente derivarían en el Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente, en el cual los tres autores (aunque solo Rivera y Breton firmarían el mismo) abogaban por un arte que no estuviera al servicio de gobierno alguno, sino de los artistas y sus ideales. La visita del autor francés se extendió hasta agosto de 1938.

cuidado, André Breton, de no figurar más adelante en los manuales de historia literaria, mientras que si nosotros aspiráramos a algún honor, sería el de quedar inscritos para la posteridad en la historia de los cataclismos. Pero después de todas estas reservas, que se refieren sólo a la posibilidad y la oportunidad de una colaboración material próxima, sepa usted, André Breton, que si, a falta de un Acontecimiento exterior muy imperioso para exigir nuestro acercamiento inmediato, es necesario que estemos listos para trabajar juntos, sepa usted que no dejaremos de seguir considerándolo como uno de los raros hombres que caminan, sin traicionar, sobre la única vía por la que nos permitiríamos andar. Por una vez, y queremos declararlo públicamente en voz alta, tiene frente a usted a hombres que, manteniéndose apartados de usted, criticándolo con frecuencia incluso con severidad, no por ello van a vomitar sobre usted sus más bajos insultos. Si bien no podemos emprender nada claro con usted por ahora, si bien tenemos reproches que dirigirle, en ningún caso se refieren a su persona moral: ella nos parece siempre, de cerca o de lejos, tan intacta como antes, y se necesita más que desacuerdos temporales o modificaciones del humor para destruir la estima que hace nacer en nosotros un hombre poseído por la misma Búsqueda a la que, como él, hemos sacrificado todo.".

​Hace notar en estos últimos párrafos que ningún miembro del Grand Jeu ha colaborado con el panfleto Un cadáver dirigido contra Breton por la iniciativa de Georges Bataille y Robert Desnos. Paralelamente en ese número, Daumal publica Nerval el nictálope,(Gérard de Nerval (París, 22 de mayo de 1808 – 26 de enero de 1855) era el seudónimo literario del poeta, ensayista y traductor francés Gérard Labrunie, el más esencialmente romántico de los poetas franceses y nictálope del gr. nyktalops.Se aplica a la persona o al animal que ve mejor de noche que de día o en lugares oscuros). que marca un frente alineado de oposición al surrealismo, defendiendo las antiguas tradiciones esotéricas, vindicando el imaginario simbolista y sobre todo rescatando las experiencias grupales con el sueño de la mano de Robert Meyrat, (las ya referidas en Recuerdo determinante):He aquí el procedimiento que había encontrado para salir de mi cuerpo (supe después que la ciencia oculta lo conocía desde toda la antigüedad): me acostaba a la noche como todo el mundo, y, distendiendo cuidadosamente todos los músculos, verificando que cada uno se encontrase por completo abandonado a sí mismo, respiraba larga y profundamente, a un ritmo regular, hasta que mi cuerpo no llegaba a ser más que una masa paralizada y extraña. Imaginaba entonces que me levantaba y vestía, pero –y es a causa de este punto esencial por lo que reclamo a quienes quieran imitarme un empeño y un poder de concentración poco habituales– imaginaba cada gesto en sus mínimos detalles, y con tal exactitud, que debía representarme el acto de calzarme una alpargata exactamente en el mismo tiempo que me llevara hacerlo en mi vida corporal. Confieso, por lo demás, que en ocasiones me insumía una semana de vanos esfuerzos lograr simplemente sentarme en el borde de la cama, y que la fatiga provocada por tales ejercicios muchas veces me había obligado a interrumpirlos por largos períodos. Si había tenido el empeño de perseverar llegaba un momento, más o menos fugaz, en que era lanzado. Desde el punto de vista exterior, yo estaba durmiendo. De hecho, erraba sin esfuerzo –e inclusive, con la facilidad desesperante que aquellos que recuerdan haber estado muertos conocen perfectamente–, caminaba, e inmovil me veía al mismo tiempo caminar, por suburbios de la ciudad completamente desconocidos, y Meyrat caminaba junto a mí. Al día siguiente, a plena luz del día, nos encontrábamos con Gilbert-Lecomte y Vaillant, y les contábamos acerca de nuestro paseo"

NOTA: Gérard de Nerval dejó una obra no muy extensa pero aquilatada y misteriosa que, a pesar de su carácter atormentado, refleja fielmente las inquietudes del alma humana.Entre sus libros capitales se cuenta Viaje a Oriente (1851); allí relata las leyendas oídas por los caminos durante sus viajes por Europa (Italia, Inglaterra, Alemania, Austria, Holanda, Bélgica) y norte de África. "Les Illuminés, ou les precurseurs du socialisme" (1852) fue una colección de relatos y retratos en la que habla sobre Nicolás Edme Restif de la Bretonne, Cagliostro y otros. Las hijas del fuego (1854) es una galería de retratos femeninos en los que invoca el amor. "Aurelia" (1855) es un clásico de nuestro tiempo que influyó grandemente a los surrealistas. El autor nos narra aquí su particular viaje vital del brazo de la locura, que es al mismo tiempo la primera mirada moderna a esas profundidades.Su poemario Las quimeras (1854) contiene el célebre soneto «El desdichado». En uno de sus últimos poemas, «Epitafio», ya intuyó su inminente muerte:

"A ratos vivo alegre igual que un lirón este poeta loco, amador e indolente, y otras veces sombrío cual Clitandro doliente... cierto día una mano llamó a su habitación. ¡Era la muerte! Entonces él suspiró: "Señora, dejadme urdir las rimas de mi último soneto". Después cerró los ojos -acaso un poco inquieto ante el frío enigma -para aguardar su hora... Dicen que fue holgazán, errátil e ilusorio, que dejaba secar la tinta en su escritorio. Lo quiso saber todo y al final nada ha sabido. Y una noche de invierno, cansado de la vida, dejó escapar el alma de la carne podrida y se fue preguntando: ¿Para qué habré venido?"

Debajo de un pequeño retrato suyo, Gérard de Nerval escribió: «Je suis l'autre» (Frase que repiten ahora todas los sanadores holísticos para significar la otredad y concepto ecológico de unidad.)

Ejerció posteriormente influencia sobre Marcel Proust, René Daumal y Antonin Artaud. Proust leyó profundamente su obra; y algo de la sonoridad de Nerval se oye en su Recherche. Los surrealistas nunca lo olvidaron

Aunque parezca fuera de lugar es maravilloso ver la trama de la historia del hombre y cómo se entremezclan los referente cuando hay verdaderos procesos creativos, el famosos y apasionante personaje que fue CAGLIOSTRO realmente fue el Conde Alessandro di

Cagliostro (Palermo, Sicilia, 2 de junio de 1743 – 26 de agosto de 1795) médico, alquimista, ocultista, Rosacruz y alto masón italiano que recorrió las cortes europeas del siglo XVIII es retomado por los creativos de Marvel en pleno S. XXI en la película de Marvel Comics "Dr Strange" (2016), donde se hace referencia en reiteradas oportunidades a los libros de Cagliostro y se los muestra como una antigua enciclopedia que contiene los hechizos más poderosos de la humanidad. O sea, nadie venga amenosperceaiar la ciencia ficción y la necesidad de cultura para crear personajes que trasciendan en el tiempo y toquen el imaginario colectivo.Strange toma el título de Hechicero Supremo.

También Alejandro Dumas usó a Cagliostro en varias novelas, la principal de ellas la saga de "Memorias de un médico (José Bálsamo)".

El cómic The Phantom incluía a Cagliostro como un personaje en la historia "El misterio de Cagliostro" de 1988, escrito por Norman Worker y dibujado por Carlos Cruz.

En el universo de DC Comics, Cagliostro es descrito como un inmortal (Anuario JLA nº 2), un descendiente de Leonardo da Vinci, así como un ancestro de Zatara y Zatanna (Orígenes Secretos nº 27)

En la serie de cómics "Spawn", una entidad mística conocida como Cogliostro es el mentor de Al Simmons.Un moderno Conde Cagliostro es el antagonista del antihéroe Lupin III en el anime "El castillo de Cagliostro".

En el anime le chevalier d'eon,es presentado junto a su esposa Lorenza Feliciani, como un defraudado frente a la corte en el reinado de Luís XV.Y su esposa como su socia quien es una poeta.

Aparece en un reciente arco argumental del webcómic Belphegor, escrito por Declan O'Connell.

Christopher Walken tiene el papel de Cagliostro en la película El misterio del collar (2001).Cagliostro es un personaje en la saga de Robert Anton Wilson, Trilogía The Illuminatus (1984, 1985, 1991).

Cagliostro es mencionado con frecuencia en la novela El péndulo de Foucault, de Umberto Eco.

Orson Welles interpretó a Cagliostro en la película Black Magic, de 1949.

Cagliostro es mencionado en la novela El cementerio de Praga, de Umberto Eco.Cagliostro es el personaje de la comedia teatral El gran copto, de Johann Wolfgang von Goethe.

En la película La maldición de Frankenstein, de Jesús Franco, es el villano venido del más allá que quiere aparear a Frankenstein con una equivalente femenina creada por él para crear así un nuevo ser "superior". Tiene a su servicio a una mujer mitad humana y mitad ave de presa y a una secta de muertos vivientes.

Comparto con Uds. esta idea que siempre he tenido, la cultura y la fantasía me han apasionado más que la lucha política o ideológica, además he notado la limitación a que someten los fanáticos a sus seguidores para convertirlos en zombies,una cosa es acceder al conocimiento y la liberación interior a través de disciplinas y textos que promueven la libertad, a ser un ser humano manipulado por intereses y corrientes que promuevan lo oscuro del alma humano, el discurso y el pensamiento único (la fábrica de salchichas de "El Muro" de Pink Floyd) y se aboquen a mantener dormido a la humanidad. Cuando estudié Cosmobiología y luego en las rutas espirituales que he transitado, se me mostró que existen almas viejas y almas jóvenes, y que todos han encarnado por Justicia Divina en este momento de salto cuántico a otra dimensión, por eso mientras un número significativo de almas jóvenes en este planeta,existen, habrá quienes se identifiquen con los ideales de los neonazis, racistas, nacionalistas y supremacistas blancos o negros, militantes de la derecha o de la izquierda, seguidores de un gurú y libre pensadores. Esos, por supuesto, son sólo nombres locales para cualquier ideología que propugne la supremacía de una raza sobre otras, un linaje de sangre especial o una jerarquía entre las personas basada en la genética, la raza, el sexo, la religión, la ideología o la nacionalidad. Lo estamos experimentando en Venezuela, cuando se dividió la sociedad entre comunistas, y gente de derecha, resultando ambas idénticas, sólo con distinto vocabulario y vestimenta. El lenguaje es alienante.En diversos momentos de la historia, casi todas las religiones han estado involucradas en tal necedad e ilusión, así como también innumerables nacionalistas que verdaderamente creían que eran o que son superiores a sus vecinos en todos los sentidos. Esto debe incluir también el género, incluyendo a todas las culturas en las que los varones se consideran superiores a sus contrapartes femeninas. Todas y cada una de estas creencias representan un conjunto arcaico de opiniones, prejuicios, perspectivas y, sí, valores, que han conducido a divisiones, conflictos y sufrimiento.Todos sabemos que ese divisionismo acecha en cada sociedad y de vez en cuando surge como un fuego para convertirse en el paradigma dominante. Sin embargo, es importante mirar más de cerca la dinámica del racismo, del comunismo, y todo lo que conlleva para entender que no es todo lo mismo. No deberíamos suponer que todos los que adhieren a estas actitudes son cortados por la misma tijera.Lo que me gustaría que notaran es que hay una diferencia de estilo, incluso entre las filas de los fanáticos y de los misóginos, de los comunistas y las derechas. En otras palabras, no todos los fanáticos son de la misma

franja ni son de la misma edad álmica. En primer lugar, están aquellos que adhieren a las viejas costumbres, a las tradiciones, a las formas de siempre, a las formas que les dieron una sensación de seguridad o a las formas cuyo recuerdo les proporciona comodidad, pero nunca cambios de conducta ni despertar de consciencia, menos aún libertad porque repiten una y otra vez consignas y lecturas sin análisis ni interpretación.. Este es un grupo simplista que simplemente dice: "Estas no son mi gente. No son la gente de mis antepasados, la gente de mi abuela o la gente de mi tribu. Nunca tuvimos que aguantarlos en el pasado y no deberíamos tener que hacerlo ahora. Como los define José L. Stevens en el portal www.thepowerpath.com15 de Agosto 2018. "Ellos son claramente bárbaros en sus formas, huelen raro, y están más abajo en la cadena de sofisticación”. En otras palabras, sin importar lo que digan o cómo se vistan, son realmente salvajes, no son totalmente humanos. "Son seres estúpidos, de bajo coeficiente de inteligencia, de bajos alquileres que no merecen ser tratados con respeto. Ellos no conocen su lugar y tenemos que enderezarlos. Podemos tolerarlos si viven al otro lado de las vías, ocupan lugares de alquiler más bajos y hacen el trabajo de servicio para nosotros, pero eso es todo. Si no cumplen, deben ser castigados o eliminados ".Y se demuestra en le genocidio y división que han logrado a través del resentimiento común atodos los venezolanos, la ignorancia ensalzada y la presencia de patologías desde los indígenas.

Nótese también que todas estas son respuestas de almas muy jóvenes, almas infantes, que se confunden fácilmente, no pueden adaptarse, encuentran el cambio difícil y desean sentirse seguros y a salvo en las formas tradicionales que se han seguido por siempre. Buscan seguridad al mirar a su alrededor y ver a personas como ellos a su alrededor. "Cualquiera que no se parezca a nosotros no pertenece". (El famoso grito de los caribes "quien no es caribe nos es gente" que tanto gustaba a Hugo Chávez repetir). Observen también que están interesados en el castigo, en castigar a los transgresores que se han atrevido a molestar el status quo, cuestionando las reglas de la sociedad. Los rebeldes y reformistas deben ser castigados, azotados, colgados, golpeados, obligados a usar cadenas físicas o sociales, y si eso no es suficiente para enseñarles, entonces simplemente recurrimos al exterminio.Lo mejor es nunca intentar discutir con estas personas porque no tendrán un sentido lógico. Su lógica da vueltas en círculos y está claramente gobernada por sus emociones y su inseguridad. Si señalas inconsistencias en sus comentarios o creencias, parecerán confundidos y si presionas aumentará su beligerancia. Esto, por cierto, no tiene nada que ver con la educación o el cociente intelectual. Pueden ser un médico, un escritor famoso, un abogado u otro profesional y aún así se comportarán de esta manera.

El segundo tipo de persona intolerante que estamos discutiendo aquí es más sofisticado. Puede que también usen insultos raciales o humillaciones, pero están más alineados con quien sea que consideren exitoso. Si los hombres tienen más éxito, si los blancos son más exitosos, si los cristianos, los musulmanes, los asiáticos, etc. son considerados más exitosos, entonces es con quienes se alinearán y golpearán a los más bajos en el orden jerárquico, por lo general inmigrantes, mujeres y personas de color. Su forma favorita de privar de derechos a estos que son percibidos como más débiles es impugnar su inteligencia, llamarlos delincuentes, perdedores, originarios de países de mierda y cosas por el estilo. En realidad, tolerarán ejemplos de personas en ascenso con las que tengan prejuicios, incluso confraternizarán con ellos, pero, si su color, género, religión o comportamiento se convierte en un problema, los arrojarán bajo el autobús incluso después de años de familiaridad.Si los medios u otras personas los tildan de racistas, intransigentes o fanáticos, señalarán los pocos ejemplos entre sus amigos, las excepciones a la regla y negarán por completo que tengan algún prejuicio. Estas personas son mucho más difíciles de identificar, porque muchas personas les creen cuando dicen ser completamente justas y tolerantes. A nadie le gusta derribar a una persona de negocios muy exitosa que gana una enorme cantidad de dinero, especialmente si se percibe que está de su lado o tiene sus intereses en mente, y la alternativa podría ser horrible, convirtiéndolos en su enemigo.Este último grupo es el que generalmente está al mando. El primer grupo, los niños pequeños generalmente no están a cargo, excepto como autoridades locales que llevan a cabo los deseos del segundo grupo.

Hay un tercer grupo del que diré muy poco. Estas son personas que han crecido rodeadas de familias altamente racistas, nacionalistas, misóginas, y subculturas, de padres comunistas o de alguna ideología política o buscadora del poder. Pueden tener prejuicios que les hagan decir cosas que son completamente inaceptables para las personas más maduras, pero en la práctica concreta no permitirán que los prejuicios rijan sus acciones. Por ejemplo, nunca van a tomar parte en un linchamiento, porque sus otros valores toman el control y anulan los prejuicios que tienen. Estas son siempre almas más maduras que realmente son capaces de ser compasivas y saben, a un nivel más profundo, que todos los humanos son iguales y dignos de respeto. Cuando llegue el momento, se alinearán de esa manera, incluso si va en contra de sus improntas y sus condicionamientos.

Cointinúa la explicaión de Stevens: "...no todas las partes del planeta son consistentes en términos de gravitación, vibración, electromagnetismo, ciclos de tiempo, etc. Hay muchas anomalías en todo el planeta, muchas de las cuales podrían ser explicadas mejor por los astrofísicos y otras que incluso ellos aún no pueden explicar...A las almas bebé tradicionalmente les gusta encarnar en áreas que se mueven más despacio, donde es fácil adaptarse al ritmo del cambio. Los niños pequeños requieren una sensación de estabilidad y seguridad. Quieren sentirse a salvo. Entonces encarnan en masa en los países del sur. Siempre hay excepciones, por supuesto, y algunas almas más viejas se encarnarán allí también. Para estas almas bebés, parece que el tejido mismo de sus vidas se viera amenazado con los intentos de replantear los valores de la guerra como racistas, comunistas, derechistas, atrasados y dañinos. Su lealtad es hacia el pasado, hacia lo que el norte percibe como una era pasada. Son más leales a la dependencia de alguien que mande y les señale por dónde ir, que a la Unión y libertad que da respetar al otro y buscar un republicanismo percibida como el enemigo.Ahora es interesante que uno de los suyos, un ex-militar menor , se haya convertido en presidente y se sientan completamente representados y justificados en el mantenimiento de sus posturas anteriores con respecto a lo que dice un partido político, un padre que resuelva y provea el sustento aún a costa de la libertad y la capacidad de hacerlo personalmente, la dictadura de la ignorancia se asumió como reflejo de las nulidades engreídas a lo largo de los siglos en Venezuela, y el no aceptado y solapado racismo, el nacionalismo, etc. Su creencia subconsciente es que finalmente accedieron al poder, después de todo, ya que todavía se está peleando y siguiendo las órdenes de los menos capacitados cultural y lógicamente. El arribo al poder de los hijos de José Tomás Boves y el falso prócer Ezequiel Zamora. Esto desconcierta por completo a las almas maduras y mayores que se preguntan por qué no todos pueden dejar atrás esa vieja carnicería trágica. El actual presidente, representa a la mayoría colombiana que quedó como poder sobre lo venezolano, tanto que habían muchísima mas población binacional que de otra mezcla de nuestro mestizaje, estando lo venezolano siempre rezagado, minimizado ante lo extranjero, tanto que no ha sabido estructurar sus verdaderos elementos culturales en torno a un respeto a si mismos y su país, Maduro es en realidad más narcisista y egoísta que todos los presidentes anteriores porque tiene la desfachatez del ignorante, no sólo de conocimientos y academia, sino de Espíritu, epítome del vivo criollo, que no está sólo en los estratos humildes, sino muy presente en las clases ilustradas, económicamente poderosas y dominantes en cargos culturales . Después de haber pasado de esa vida anterior de chofer de metrobus sin estudios y llevado a Cuba a ideologizarse y convertirse en matón y servil seguidor del comunismo según los intereses del imperial y mago negro Fidel Castro y su proyecto del Foro de Sao Paulo, después de haberse dado cuenta que la violencia guerrillera no le servía como quería, a la que muchos venezolanos se adhirieron aunque posean títulos universitarios y reconocimientos en dinero y poder, a ser un alma de rey en edad de latencia, aprovecha sus lealtades hacia él, pero no tiene ninguna intención real de compartir ningún poder con ellos. Esa es la naturaleza de las relaciones de los hermanos en edad de latencia con los más pequeños. Al final no son más que carne de cañón, pero incluso cuando son abatidos por el cañón, aturdidos y confundidos, se niegan a creer que están siendo maltratados.Noten que su campeón se siente más cómodo en una escenario sólo vinculado a sus seguidores, pero pasa algo de tiempo relajándose en Cuba. Por otro lado, desde Hugo Chávez se ha dado vida a la vinculación con un poco presente en nuestra cultura, un Imán profundamente conservador en Persia, también conocido como Irán. Uno siempre se convierte en lo que más resiste, por lo que ahora es un infiel a la cabeza de un país infiel, según parámetros desconocidos en el país, por eso se ha sido tan incapaz, y por lo que se ha dejado emerger a unos seres para los que si era familiar ese lenguajes que se estaban ocultando tras máscaras de hombres cultos y promotores sociales. Este análisis inusual del racismo, la imposición de un gobierno segun un sistema político y económico surgido a comienzos del

Joni Mitchell - The Circle Game (1974)

siglo XX pero presente en las mentes que aspiraban llegar a vivir utopias sin trabajar ni adquirir conocimientos, etc.,y otros que desarrollaron tangencialmente, un esquema a favor de sus tradiciones, desconocidas para los venezolanos, pues formaban parte de un mestizaje abrumador, inabarcable, apenas araña la superficie de este enorme tema y, ciertamente, no conduce a ninguna solución fácil, pero ayuda a arrojar luz sobre lo que está ocurriendo en Venezuela en este momento. Como dice el refrán, "Esto también pasará", pero no antes de que se aprendan lecciones difíciles reenviadas desde la Conquista. Sólo como un recordatorio, no permitamos que lo que está sucediendo hoy pierda importancia o credibilidad real. Todo es parte de nuestro baile con la ilusión de que puede haber separación. La explicación que acabo de dar es una descripción, no de la realidad, sino de lo que pasa por la realidad. Parece real a veces cuando nos sentimos a merced de ello, pero no tiene más realidad que una película de terror que nos hace gritar durante una hora o dos para nuestro entretenimiento o incomodidad extrema. Por lo tanto, no puede durar. El

Las fresas de la amargura The circle game...La canción "El Juego del circulo" fue escrito por Joni Mitchell, (que compartimos anteriormente) y fue cantada y popularizada por Buffy Saint-Marie. La película hace referencia a la canción "Ichigo Hakusho o mo Ichido" (Strawberry Statement One More Time) por el músico japonés Yumi Matsutoya, un éxito para el grupo Banban a mediados de los 70. La canción es una mirada nostálgica a una relación de amor durante el movimiento estudiantil japonés. Las Fresas de la amargura es un libro de relato real de James Simon Kunen, escrita cuando tenía 19 años, que narra sus experiencias en la Universidad de Columbia 1966-1968, en particular los de abril de 1968, las protestas y toma de posesión de la oficina del decano la Universidad de Columbia por los manifestantes estudiantiles .

comunismo, derecha, racismo, exclusión, viveza y otros pueden coquetear con el poder pero nunca pueden ser poderosos, porque no están alineados con la verdad, y sólo la verdad prevalece...Por eso no podemos quedarnos con lo superficial , hay que enfrentarse a nuestra naturaleza humana, comprenderla con humildad y disciplina y elevarla a niveles altos espirituales, partiendo de un verdadero conocimiento de nosotros mismos, pues estamos siendo cómplices de los que quieren imponer su oscuridad en el planeta una y otra vez..

Manteniendo la distancia igual sucedió en Valencia cuando la gobernación a mis espaldas me sacó del cargo de Investigadora Regional sin yo saberlo, y con la anuencia de quienes se decian mis amigos, defensores como ahora lo entiendo, de su tribu, a quienes veo en el poder tras las mismas gentes un año tras otro, si no es en el Ejecutivo están en otra parte, la UC, los gremios y cofradías culturales, como bloques, macizos, integrados, y el círculo se repite una y otra vez. Paralelo a eso había encontrado el hilo que me permitiría salir del laberinto que vivía desde que me gradué en 1973 pues realmente no me gustaba rendir culto a personas sino a la elevación de espíritus, representada por seres humanos que habian integrado sus sombras y luces, no utilizadfo el gusto humano por el sentido trágico de la vida, el mal tan atractivo, y manipulado la ignorancia, de muchas maneras, por eso no me fascinaba Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Charleville, 20 de octubre de 1854-Marsella, 10 de noviembre de 1891)y a Paul Marie Verlaine (Metz, 30 de marzo de 1844-París, 8 de enero de 1896) o a Charles Pierre Baudelaire (París, 9 de abril de 1821-31 de agosto de

1867) los poetas malditos de Francia del siglo XIX,: 1.- Tristan Corbière 2.- Arthur Rimbaud 3.- Stéphane Mallarmé 4.- Marceline Desbordes-Valmore 5.- Auguste Villiers de L'Isle-Adam 6.- Pauvre Lelian debido a su vida bohemia y de excesos, y a la visión del mal que impregna su obra, postura que muchos adoptaban en los medios culturales que frecuentaba, tejiendo por falta de respuesta en otros, sus propias leyendas, queriendo hacerse excéntricos e interesantes, no por la calidad de sus obras, sino por sus máscara. Barbey d'Aurevilly, periodista y escritor francés, dijo de Baudelaire que fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés. Las influencias más importantes sobre él fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre(de quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo extensamente. A menudo se le acredita de haber acuñado el término «modernidad» (modernité) para designar la experiencia fluctuante y efímera de la vida en la metrópolis urbana y la responsabilidad que tiene el arte

de capturar esa experiencia, ni a Karl Heinrich Marx traducido como Carlos Marx; (Tréveris, Reino de Prusia; 5 de mayo de 1818-Londres, Inglaterra; 14 de marzo de 1883) ni a Vladimir Lenin ( Simbirsk, 10 de abriljul./ 22 de abril de 1870 greg.-Gorki, 21 de enero de 1924),ni a Lev Davídovich Bronstein ​​, más conocido como Lyev Trótskiy o, en español, como León Trotski,(7 de noviembre de 1879, Bereslavka, Rusia- 21 de agosto de 1940, Coyoacán, Ciudad de México, México) ni optar por no tener familia, ni tantas existencias caóticas que veía como posturas sin fondo real, todos apostaban a ser remedos de poetas surrealistas y bebedores consumados, sin anclaje ni pertenencia familiar, sin rumbo ni razón de ser más allá del cuerpo, las drogas, la militancia ideológica y el sexo, y tampoco admiraba la vida de Isidore Lucien Ducasse (Montevideo, Uruguay, 4 de abril de 1846 – París, Francia, 24 de noviembre de 1870), conocido como Conde de Lautréamont como lo hacían mis amigos que pertenecieron a ese grupo de la bohemia de Sabana Grande, fallecidos todos muy jóvenes, quienes de paso, se burlaban de los escritores venezolanos fallecidos o vivos y activos aún en esos años, y a mi me encantaba conversar con ellos y buscar mis raíces en la literatura nacional e hispanoamericana. Mi camino se orientaba a otra realidad que tenía que mantener en silencio porque desconocía totalmente,Y esa realidad se me hizo tan confusa y a veces problemática, por lo que experimenté a lo largo de mis años de buscadora espiritual joven,un laberinto, que me costó no ser considerada profesionalmente porque no aceptaba discursos que veía falsos, incompletos, egoicos, por lo que no aceptaba cargos ni prebendas que iban contra mis esenciales principios, pese a ello al abrazar el camino que me llenaba,en los 80, cabalgué entre lo profesional y lo espiritual, y conté con la compañía de maestros muy especiales a quienes honro y agradezco,hasta que en 1992 ingresé al monasterio como consecuencia de mi búsqueda, y de lo que muy bien definió Daumal "Creemos que todos los caminos conducen a Dios y que nuestra misión es volver a encontrar la unidad perdida… Usted ha dicho: Siendo la Belleza la forma de Dios, buscarla es, sin lugar a dudas, buscar a Dios, y mostrarla, es mostrarlo…" y esa es la razón de ser de los monjes benedictinos, resumido en su lema "Ora et Labora"origen de la cultura occidental.

Rene Daumal en los años 1930-1931l entra en contacto con una pareja de rusos: Alexandre y Jeanne de Salzmann, quienes lo introducen en la escuela de Gueorgui Ivánovich Gurdjieff.

A los 22 años A. de Salzmann, le devuelve la esperanza y una razón para vivir. Daumal dijo: "Veo que el saber oculto que había soñado existe en el mundo y que un día podré, si lo merezco, acceder a él. Comienzo a revisar mis valores y poner orden en mi vida. Me instalo en París con mi mujer, que busca lo mismo, y me ayuda a regular un poco mi existencia. Concluyo mi licenciatura [en filosofía] y comienzo a tratar de ganarme la vida". ¿Quién no se siente identificado con esta expresión del alma?

Las resistencias del grupo literario no se hacen esperar. El choque principal será con la conducta de Gilbert-Lecomte, adepto al consumo de drogas. Este último reprochó a Daumal su compromiso con el maestro espiritual que, según él, lo habría empujado a abandonar soslayadamente las ambiciones del Grand Jeu. Según Pierre Minet el suceso ocurrió como una crisis profunda: (NOTA: EL maestro espiritual es muy necesario para seguir el camino, sin él no hay estructura ni orden, menos aún advertencias cuando el ego en sus múltiples formas se presenta)

Desde el día en que Daumal encontró a Alexandre de Salzmann y el grupo de Gurdjieff, retiró su confianza a Lecomte, formuló sobre su experiencia un juicio implacable y profetizó su derrota. De pronto, esta marcha dolorosa y aventurada, esta progresión cada vez más penosa, que tenía por único refugio los datos aproximados de la conciencia, esta noche atravesada por relámpagos de visión, le parecieron ilusorios y se entregó todo íntegro con la aplicación y, sobre todo, con la docilidad que lo caracterizaban, a esta enseñanza colectiva en que se trata ante todo de obedecer, de abdicar una personalidad contemplada como superflua o más aún: como obturadora, y si me animo a decirlo, a reconstruirse con ayuda de los materiales de la concentración.

Pero el pesimismo de Pierre Minet; el marxismo de Roger Vailland (que abandona el grupo en enero de 1930); el desprecio por las sectas y los maestros de Renéville, minan los cimientos del grupo. Para este último la influencia del Cuarto camino sobre Daumal es menos decisiva de lo que se cree: A mí juicio, Daumal,en 1929, estaba ya en posesión de todas sus "ideas metafísicas" y conocía el pensamiento del Extremo Oriente en sus líneas fundamentales, como R. G.-Lecomte y como yo mismo. [...] Daumal no pudo encontrar nada nuevo en el plano intelectual. Esta es la razón por la que no creo que las últimas obras de Daumal hubieran podido ser muy diferentes de lo que son, si no hubiera conocido nunca el grupo de Gurdijieff. Creo que Daumal encontró en el grupo de Gurdjieff una vía de "puesta en práctica" de sus convicciones o que, por lo menos, creyó encontrarla.​ Renéville también relata cómo

Encuentro con hombres notables. Dirección de Peter Stephen Paul Brook (Chiswick, Londres, 21 de marzo de 1925) director de teatro, películas y ópera. Es uno de los directores más influyentes del teatro contemporáneo.​ Sus puestas en escena han sido revolucionarias e innovadoras en 1979. Guion Peter Brook, G.I. Gurdjieff, Jeanne Salzmann Música: Laurence Rosenthal Fotografía: Gilbert Taylor Reparto: Grégoire Aslan, Mikica Dimitrijevic, Martin Benson, Colin Blakely,Constantine Gregory, Tom Fleming, Athol Fugard, Marius Goring, Terence Stamp ProductoraRemar Género Drama Biográfico Sinopsis Biografía de G.I. Gurdjieff a través de sus viajes y el descubrimiento de la música espiritual. En 1920, un hombre llegó a Europa procedente del Este... donde había vivido extraordinarias experiencias. Su nombre era George Ivanovitch Gurdjieff. Esta es la historia de sus años jóvenes. (FILMAFFINITY)Premios1979: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes

LOS OTROS CAMINOS. "Encuentro con hombres notables", película basada en libro homónimo de George Ivanovitch Gurdjieff publicado en1963: "El hombre vive un mundo subjetivo del cual le es imposible escapar". Obviamente algo hemos perdido de vista para crear el mundo que hemos creado; no se requieren más conocimientos que poder mirar la realidad para darse cuenta.

Daumal frecuentó el grupo de Gurdjieff con un entusiasmo que al principio adoptó casi una forma de intolerancia. Por otra parte, a continuación llegó a relajarse y volvió a encontrar la actitud generosa, inherente a su naturaleza.​

En 1932 acontece el "Asunto Aragon". Louis Aragon publica su poema Front rouge [Frente rojo], que es imputado por las autoridades francesas como apología a la violencia y la insurrección militar. André Breton intenta defenderlo basándose en la libertad de expresión, pero Aragon lo refuta, apartándose a la vez del movimiento surrealista, definiéndose como militante marxista. André Rolland de Renéville publica en la Nouvella Revue Française (NRF) un artículo donde condena a Aragon, lo que provoca la propia expulsión del Gran Jeu y la ruptura total con el surrealismo. Ya no queda nada del grupo. Los caminos se disgregan, el cuarto número de la revista no será distribuido.

1932-1933. Daumal es agregado de prensa del bailarín hindú Uday Shankar,(8 de diciembre de 1900, Udaipur, India- 26 de septiembre de 1977, Calcuta, India) de finales de noviembre hasta principios de marzo, durante su viaje a los Estados Unidos. Comienza a escribir el relato La Gran Borrachera, cuya primera versión refleja la crisis del Gran Juego y su experiencia americana. Es obligado a realizar el servicio militar durante 1933: destinado en abril a Nancy, es puesto primero como auxiliar por miopía y luego dado de baja en julio por taquicardia. Vive luego en París, donde sufre una gran miseria.

Se instala en Ginebra hacia 1934 y colabora regularmente con La Nouvelle Reveu Française que publica en mayo El no-dualismo de Spinoza (escrito antes de su viaje a los Estados Unidos) filósofo que es cultivado por el venezolano universal, el filósofo de Hato Viejo o Montalbán: Carlos Brandt Tortolero, familia del poeta Teófilo Tortolero y cuya obra no quiso en esos años 80 editar la Gobernación de Carabobo por ser panteísta. .Luego la haría como simple biografía El Nacional. Con esa derrota me aislé aun más, nada tenía que hacer en una ciudad sin amplitud ni cultura universal, de sociedad tan hipócritamente pacata.

En 1934-1935 Rene Daumal escribe la crónica de la Patafísica del mes en la NRF. Nacido cuatro meses y medio después de la muerte de Alfred Jarry, Daumal será un gran admirador de su persona y de sus ideas. Tanto es así que lo hace intervenir en su novela La gran borrachera y será autor de diferentes escritos ‘patafísicos publicados por la revista Bifur y el Collège de `Pataphysique después de su creación en 1948. Constituye por tanto un eslabón entre el autor de Ubu rey (obra de teatro emblemática presentada en Caracas) y los patafísicos constituidos orgánicamente. Solicitado por Paul Paulhan, declara “no saber más escribir poemas”. Continúa el estudio del sánscrito y comienza a redactar un Tratado de gramática y poética sánscritos, que perfeccionará a lo largo de toda su vida.

NOTA: Patafísica es la ciencia que no figura en los diccionarios y se escribe así, con un apóstrofo antes de la primera letra, por puro capricho de su padre fundador. Alfred Jarry, quien transitó las calles de París cuando el siglo XIX estaba a punto de acabarse, traje oscuro, sombrero bombín y eterna bicicleta. Antes de morir -borracho y tuberculoso- escribió una obra que la historia señalaría luego como "fundacional": "Gestas y opiniones del Doctor Faustroll, ‘patafísico".Faustroll y Jarry sedujeron a los artistas de vanguardia de la época y juntos dieron origen a uno de los movimientos filosóficos más disparatados del siglo XX: dícese de la ciencia de los estudios imaginarios. Así definió Jarry a la patafísica, y lo confirmó su criatura: Faustroll nació en 1898 con 63 años y falleció el mismo año a la misma edad y a ningún patafísico que se precie se le ocurría pensar que tal proeza temporal no es plausible. ¿Tiene vigencia esta filosofía alternativa que es, para muchos, una forma de vida. La de ejercitar la mirada en busca de la rareza que reside en lo cotidiano, a sabiendas de que lo extraordinario está allí, listo para ser descubierto."La patafísica es desubicación programática: tiene un plan de desubicar. A mí me gusta esa función del arte: provocar, no replicar la vida cotidiana"Rafael Cippolini, patafísico argentino.No son pocos los que lo intentaron: nacido en 1948, este movimiento cultural tuvo socios ilustres de a montones como Joan Miró, Marcel Duchamp, Eugéne Ionesco o Jean Dubuffet. Lo citaron Los Beatles en la cara A de "Abbey Road" y Julio Cortázar en "La vuelta al día en 80 mundos" y el rockero argentino Charly García y Groucho Marx. Pero, ¿tiene hoy alguna vigencia? Lo insólito, lo impensable, está en todos lados… si uno entrena el ojo patafísico para hallar lo extraordinario en lo vulgar. La patafísica se ocupa de imaginar la construcción práctica de dispositivos que no van a existir.¿De qué se ocupa, entonces, la "ciencia" de las excepciones? De buscar soluciones imaginarias. Que podrían servir para resolver un problema o saciar una necesidad, pero no necesitan hacerlo. Podrían, si quisieran. O no.Imaginar, por caso, la construcción práctica de dispositivos que no van a existir. Quizás el ejemplo más claro sea el concebido por el mismo Jarry en su obra-Biblia: la máquina para descerebrar. Una cuchara de hierro con dos puntas, una afilada para rajar cráneos y otra redonda para extirpar sesos. Una herramienta que jamás empuñará un descerebrador. Los que vivimos ese mundo en Venezuela en 2018, podemos jugar con la imaginación, porque cada vez que salimos a un banco o a la panadería a buscar pan, nos adentramos en el mundo de los absurdos en lo cotidiano, por eso nos sentimos tan capaces como los críticos de arte que se preguntan qué hubiera pasado en el devenir del arte moderno si, en 1917, Marcel Duchamp hubiera exhibido un caballo embalsamado en lugar de su célebre mingitorio, elegido en 2008 como la obra artística más representativa del siglo XX. Nadie sabe qué hubiera pasado y todos podemos jugar a imaginarlo: es un análisis inagotable que contempla todas las excepciones. Un verdadero festín patafísico."La patafísica es desubicación programática: tiene un plan de desubicar. En la provocación, la patafísica construye una realidad paralela. Con su calendario, con un lenguaje propio plagado de esdrújulas y juegos de palabras, con una estructura jerárquica estrictísima ordenada desde el Colegio Patafísico francés que tiene a Faustroll como líder espiritual y como autoridad ejecutiva a Lutembi, el gran cocodrilo del Lago Victoria.Ahora, ¿cuál es la meta? Los patafísicos tienen un único mandato: dedicarse a la "exploración profunda de la inutilidad".Los venezolanos sin saber la patafísica la vivimos minuto a minuto ya que la patafísica, de tanto abrazar la inutilidad, encuentra una justificación para su vigencia.Buscar lo insólito y lo extraordinario obliga a distinguir lo que se ha vuelto estándar y "normal", por costumbre o por mandato. Estudiar lo inútil permite comprender lo que una sociedad considera valioso e indispensable. No necesitamos ser filósofos, artistas para afrontar la realidad cada vez que salimos a la calle sintiendo que hay todo un mundo por descubrir a la vuelta de la esquina.La patafísica, como experimento provocador, bien puede decir "misión cumplida". Eso, si le importara: para los hijos dilectos de Faustroll no debe haber deshonra mayor que la de saber que su ejercicio lúdico se ha vuelto hoy más útil que nunca, y en Venezuela imprescindible..

"Dasavatara"-GRUPO NATARAJA-Multimedia Teatro Danza Hindu Bharata Natyam y contemporánea

1935. Siempre en Ginebra con algunas breves estancias en París. Publica sus primeras traducciones del sánscrito (Naturaleza esencial de la poesía, El origen del teatro Bharata) y colabora con la revista Mesures. Su estudio capital Los límites del lenguaje filosófico aparece en Recherches philosophiques.El Natia-shastra es un antiguo tratado de artes dramáticas, teatro, danza y música hinduista. Fue escrito en una fecha incierta (entre el 400 y el 200 a. C.) y se atribuye tradicionalmente a un solo autor: el musicólogo Baratha Muni fue un antiguo musicólogo de la India, que escribió el libro Natia-shastra, un tratado teórico de dramaturgia y actuación, datado entre el 400y el 200 a. C..

Se establece en los alrededores de París en 1936. Trabaja para la Encyclopédie Française. Aparición del Contra-Cielo que había obtenido el premio Jacques Doucet el año anterior, conferido por un jurado integrado de André Gide, Paul Valéry y Jean Giraudoux. Comienza a escribir poemas en prosa (Las últimas palabras del poeta). En invierno después de un catarro y una otitis desapercibida pierde el uso del oído izquierdo: tímpano perforado.

Acaba La Gran Borrachera en 1937, que aparecerá el año siguiente en la NRF. Con tono humorístico, la novela presenta mediante la metáfora de la sed una crítica de los engranajes de la sociedad para un hombre que ha incendiado su ego, y el conflicto está planteado sobre aquello que la vida real podría ser.

1938. Publica en Mesures, Los poderes de la palabra en la poética hindú. Pasa el verano en Villars d’ Aréne.

Hacia 1939 se encuentra sin trabajo en París. Proyecta un libro sobre “oscurantismo moderno”. En junio un examen médico revela un estado avanzado de tuberculosis pulmonar. Parte el mes siguiente hacia Pelvoux, en los Alpes, donde escribe el primer capítulo del célebre e inacabado Monte Análogo, demostración del lenguaje analógico y de la escritura en múltiples estratos de comprensión. Inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre.

1940. Habita en Châtenay. Su salud no mejora y sufre grandes dificultades materiales. En mayo Alemania ocupa Francia; se ve obligado cambiar constantemente de residencia ya que Vera, su mujer, es judía. Pasa el verano en Gavarnie, luego va a Marsella. La revista Fontaine publica su texto La guerra santa.

1941. Habita en Allauch, cerca de Marsella, y pasa el verano en Pelvoux, siempre enfermo. Para solucionar sus problemas materiales traduce del inglés los estudios de Suzuki sobre el Zen. Colabora en el número especial de Cahiers du sud sobre la India, y comienza a traducir ciertos pasajes del Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.), las Upanishads (de mediados del I milenio a. C.) y el Bhagavad-guita (siglo III a. C.).

1942. Sigue viviendo entre Allauch, Pelvoux y Passy. Colabora regularmente con Fontaine donde aparece Poesía negra, poesía blanca, Algunos textos sánscritos sobre la poesía y Memorables.

1943. Todavía en Passy, escribe en abril Recuerdo determinante. En julio se siente mejor y piensa en terminar el Monte análogo. En octubre vuelve a París. El 31 de diciembre de 1943, también en París, muere Roger Gilbert-Lecomte, víctima de tétanos seguramente contagiado por compartir jeringas.

1944. Continúa con el Monte análogo (capítulo IV y principios del capítulo V). A pesar de quedar incompleta, esta obra, publicada en 1952, ha inmortalizado el nombre de Daumal. El cineasta franco-chileno Alejandro Jodorowsky quiso llevarla al cine pero los familiares de Daumal se negaron; sin embargo se nota su determinante influencia en el film de Jodorowsky The Sacred Mountain [La Montaña Sagrada] de 1973, que los críticos consideran su obra máxima. La montaña sagrada (The Holy Mountain, reeditada como The Sacred Mountain) es una película surrealista de 1973, dirigida por Alejandro Jodorowsky Prullansky (Tocopilla, 17 de febrero de 1929)​​ artista franco-chileno, de ascendencia judío-ucraniana, naturalizado francés quien también escribió el guion y participó como actor y compositor, entre otras cosas. El film es una coproducción mexicano-estadounidense. Es considerada una de las mejores producciones de su época y la obra maestra de Jodorowsky, así como un pilar del llamado cine esotérico. Ha sido de gran influencia para artistas como Marilyn Manson​ y Darren Aronofsky, lo cual puede apreciarse en su film La fuente de la vida.

El filme cuenta la historia de un vagabundo que conoce, a través de un alquimista y su asistente, a un grupo de siete seres superiores que representan cada uno a un planeta del Sistema Solar. Juntos emprenderán un viaje en busca de la Montaña Sagrada, con la intención de desplazar a los siete dioses que en ella habitan y convertirse en seres inmortales. Después de que Jodorowsky se revelase como un fenómeno underground con su largometraje El topo(1970), John Lennon, fascinado por el filme, convenció a Allen Klein, representante de los Beatles, para producir La montaña sagrada. George Harrison consideró protagonizar la película, pero cuando supo que tenía que interpretar una escena en la que saldría su ano en primer plano, se negó a participar y fue sustituido por otro actor. La cinta fue proyectada en varios festivales internacionales en 1973 (Festival Internacional de Cannes, entre otros), y también tuvo un número limitado de proyecciones en Nueva York y San Francisco. Sin embargo, la película nunca llegó a tener gran difusión.Influencias

La Montaña Sagrada es el único largometraje de ficción cuyo argumento está basado en el eneagrama de la personalidad, ideado a partir del sufismo por Georges Gurdjieff, y desarrollado por el boliviano Óscar Ichazo (consultor de Jodorowsky durante la escritura del guion del film) y el chileno Claudio Naranjo.

René Daumal muere en París, calle Monticelli, cerca de la porte d’Orleans, el 21 de mayo, a la edad de treinta y seis años.

Por su parte, el compositor argentino Javier Giménez Noble compone en 1986 como homenaje a esta novela su Opus N°6: El monte análogo (serie sinfónica según René Daumal). Su trascendencia puede notarse en que apenas nueve años después de su publicación en París, se tradujo al castellano; hoy día existen casi media docena de traducciones y múltiples reediciones en español.

También Thomas Merton publica el 11 de octubre de 1948 su autobiografía en la Editorial: Harcourt Trade Publishers con el título La montaña de los siete círculos. Para dicha obra lde Thomas Merton lemprendió la escritura de esta autobiografía a instancias de su superior en la abadía de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, Estados Unidos, donde llevaba una vida volcada en la oración y la contemplación. Y alli fue maestro de ernesto cardenal, cuando quiso ser monje trapense y cuyo libro "Vida en el Amor" yo hice como tesis de pregrado en la UCAB, bajo la tutoría de Joaquín Marta Sosa en 1973.

En los 60 años que han pasado desde su publicación en 1948 esta obra se ha convertido ya en un “clásico” de la literatura espiritual.

Reconocida como una de las obras más influyentes en nuestro tiempo, ha transformado la vida de miles de personas. Después de una infancia viajera y una juventud alocada, Merton, que nunca fue bautizado ni había recibido formación religiosa, comenzó a sentirse atraído por la fe católica. La profundización en su conocimiento de la religión le llevó a convertirse al catolicismo y a entrar finalmente en la orden trapense, la más ascética de las órdenes monásticas. Esta autobiografía fue escrita a instancias de su superior en la abadía de Nuestra Señora de Getsemaní, Kentucky, donde llevaba una vida volcada en la oración y la contemplación. ¿Qué fuego ardía dentro de este hombre? Pocos escritores de obras espirituales alcanzan la altura literaria de Merton, que destaca por su exquisista sensibilidad, lo que unido a sus hondas reflexiones convierten su obra en una lectura conmovedora para todo el que se sienta “herido de Absoluto”, “buscador” incansable de Dios.

“Dios hizo un domingo muy bello. Y puesto que era la primera vez que había pasado realmente un domingo sobrio en Nueva York, me sorprendí de la atmósfera pura y tranquila de las calles vacías de la parte alta de la ciudad. El sol estaba resplandeciente. Al final de la calle, cuando salí por la puerta principal, pude ver una explosión de verdor, el río azul y las colinas de Jersey al otro lado. Broadway estaba vacío. Entonces, desde la torre alta, gris y lujosa de la iglesia Rockefeller, campanas enormes empezaron a repicar. ¡Qué brillante me parecía el pequeño edificio! La gente entraba por la puerta abierta, hacia la fresca oscuridad y, de repente, todas las iglesias de Italia y Francia se me aparecieron. Hasta ahora no había conocido más que la superficie exterior. Lo que me impresionó más fue que el local estaba lleno, absolutamente lleno…”.

La transición de los 70 a los 90, y la desacralización de los movimientos espirituales la veo reflejada hoy en las dificultades que tenemos en Venezuela, por estar en cargos públicos y a la cabeza de grupos "espirituales", los productos surgidos gracias al desvío de lo espiritual disciplinado y profundo, comprometido con el Espíritu y no con la entronización del Ego, nacidos en grupos formados desviando, fraccionando gracias a la infiltración de la ideología política, produciendo la banalización de aquello que tenían de compromiso vital las grandes enseñanzas espirituales, dirigiéndolas hacia múltiples propuestas que no exigían cambio de vida, solo se transmitía información y se apoyaban canalizaciones y supuestos encuentros con el más allá y los maestros, que ahora han callado por razones que no hay que ser inteligente para adivinar, esa formación menospreciada, que se está necesitando en los momentos que vivimos, tan importantes para probar nuestro verdadero compromiso con la toma de consciencia y elevación interior e integración del SER dentro de nosotros, que las abuelas metafísicas seguidoras de Connie Méndez si tienen y son más sencillas, aunque también la enseñanza del Nuevo Pensamiento Americano de los años 30 traida por Connie a Venezuela se ha visto reducida sin decir ni honrar sus orígenes, a un movimiento donde un mesías audaz impulsado por la propaganda televisiva, la ha presentado como propia, en una clara compañía de multinivel... con una afluencia de seguidores admirable.

En 1981 comencé mis estudios de Cosmobiología con Fantina iribarren y ella en la bibliografía que recomendaba nos invitó a leer a Piotr Demiánovich Ouspensky) (n. Moscú, 5 de marzo de 1878 - m. Surrey 2 de octubre de 1947) que me abrió un mundo nuevo, conocí a Cristina Araujo y al Dr. Sergio Laignel Lavastine (hijo de Nathalie de Etievan y nieto de los von Salzmann) quien fue mi psiquiatra por un suceso límite en mi vida iniciando mi incursión en la enseñanza de Gurdjieff, sin pertenecer a los grupos valencianos, que no me atrajeron, habían personas que creaban su imagen como si fueran Rene Daumal y no eran acogedores, siendo líderes, imitaban o un buscador espiritual peregrino, transhumante, formado en Francia y hablando sánscrito, sin la dimensión humana que yo creía, y ademas en mi cargo en la Biblioteca Pública Central "Manuel Feo la Cruz" me tocaba recibir a los jóvenes que aspirando a ser escritores eran vapuleados por esos grandes poetas, profesores y directores de revistas o grupos literarios en la UC, encontré de nuevo esa conducta tan repelente que habia sido la causa de mi separación de los amigos poetas y "revolucionarios" y la elección de mi enfoque de los estudios literarios hacia el encuentro conmigo misma y mi espíritu, por lo que además que Valencia no era la ciudad que en ese entonces me gustaba, sólo por mi familia me fui acostumbrando a ella, y como mi casa materna estaba en Caracas prefería 2 veces semanales ir a los encuentros allá o en el Edo. Miranda y sobre todo disfrutar los fines de semana que podía en la Granja de Paracotos. En esos años de viajes con mis hijos pequeños, mis reflexiones en "Los Peregrinos",al lado del filósofo J.R. Guillent Pérez que lo paraba a uno en seco con lo del Ego y sus consecuencias y manifestaciones, que agradezco muchísimo, los estudios de Cosmobiología y el trabajo de investigación en Carabobo, junto a hombres tan maravillosos como el profesor Rafael María López Risso,o mujeres como la Dra. Henriqueta Peñalvre Gómez, de cuya mano conocí otra cara de la cultura en Valencia, más rica y humana, mi gusto por la montaña comenzó a tener otro sentido, aclaro nunca lo físico ha sido mi fuerte, por tanto no he sido montañista ni nada de esas disciplinas, ni deportes extremos, que admiro, pero comencé a ver a la montaña y su ascensión a la cima como una gran imagen del sentido de la búsqueda interior, que la verdad tiene infinitos caminos y muchas pruebas. La base de la montaña es ancha y desde un sendero, no pueden verse los demás caminos que suben. A medida que el aspirante asciende por esa peña, se va dando cuenta de cómo otras veredas confluyen en esa senda en la que él se encuentra. Y cuando ha coronado ya una cierta altura, entonces ve con evidencia como los que él consideraba como descarriados, no hacían más que afluir, por un camino distinto, hacia la misma cumbre. La misión de los maestros reside en recoger todas las aspiraciones que laten en personalidades que no son perfectas. Si a esas personas se les exigiera de buenas a primera una total perfección, se lo repensarían y concluirían probablemente que ya están bien donde están. Para facilitarles el acceso, es preciso que existan muchos grupos, y mientras en uno se permite todo menos fumar, en otro se permite todo menos beber, o menos comer carne. Es a medida que se va adentrando en la cuesta que el peregrino tropieza con nuevas prohibiciones, que ya no son tal, porque progresivamente su naturaleza va conquistando la inapetencia. Es preciso pues que los estudiantes de las ciencias herméticas no se muestren dogmáticos al juzgar a sus compañeros de otro grupo; es preciso que no consideren que la falta de una determinada virtud, preconizada por determinado maestro, excluye a los que no la practican del banquete del conocimiento trascendente. Es preciso que eviten el orgullo que da el conocimiento cuando se adquiere en dosis modestas, porque el orgullo tiene la virtud de parar en el acto al candidato. El orgullo genera el desprecio y la indignación hacia los que no cabalgan a su mismo ritmo, y es el indicio más certero de que han aprendido de la enseñanza las palabras, pero no han asimilado el espíritu.Hablar hoy de la espiritualidad de la montaña no es demasiado fácil, sobre todo porque en la actualidad asume con frecuencia el aspecto de un tópico. En pocas épocas, como la actual, se ha hablado tanto de «espíritu» y se ha tendido a introducir el «espíritu» en todas partes, cual si se tratara de una especie de salsa destinada a condimentar ad libitum toda clase de ingredientes; por otra parte, esto contrasta llamativamente con la constatación de que vivimos en una época carente de puntos de vista y de principios auténticamente trascendentes casi por completo, algo inherente al mundo contemporáneo.

Hay valores visibles, explícitos en los paisajes, que conviven con otros ocultos, invisibles, con frecuencia tanto o más significativos. Éstos requieren ahondar en lo que no está a la vista. La condición oculta del paisaje es una referencia necesaria de valor y determinados paisajes quedan a veces estrechamente enlazados a esa carga simbólica. Así, en el valor oculto de la ascensión reside un símbolo espiritual de su itinerario y del encuentro con lo alto. La mirada se lanza desde una perspectiva que acaso pueda encontrarse mejor en las bibliotecas y los museos que en el propio terreno. Hay novelas que exploran ese mundo simbólico expresamente, como La montaña análoga, de Daumal, una alegoría del diálogo interior con la naturaleza, cuya realidad es mejor que la fantasía, o El olor de la altitud, de Jouty, que remite incluso a lo inalcanzable e inexpresable, mezclando la ascensión real y la espiritual por el paisaje propio de lo extraño, donde la valía moral cuenta más que la capacidad física, porque la cumbre verdadera no se corresponde con la cumbre material. Significan no sólo enlaces con aspectos sublimes de la realidad sino más concretamente con la cultura, o con algunos de sus componentes específicos: por ejemplo, lo inexpresable de la montaña enlaza con Senancour, o la mística de la ascensión con sus metáforas poéticas. Y así sucesivamente. Se están invocando aquí, con claridad para quien transite por esos mundos, aunque sin decirlo, órbitas propias de las letras y las artes.

En gran parte de estas referencias modernas a la espiritualidad hay que ver, más que algo positivo en sí, más bien una aspiración confusa que podría tener un valor si el ulterior contacto con algo más elevado se orientase hacia una firme autoconciencia. Aquí queremos exponer algunas consideraciones sobre la montaña y el deporte alpino y sus verdaderas posibilidades espirituales.

Lo primero que hay que decir es que la espiritualidad de la montaña corresponde a lo que, en el sentido más elevado, puede llamarse una tradición, lo que por sí fundamenta que estas posibilidades son reales, que nada tienen que ver con una moda pasajera, ni con una proyección del inconsistente entusiasmo de las generaciones jóvenes.

El montañismo nace en los Alpes al final del siglo XVIII. Se trata de la disciplina, en general deportiva o recreativa, que consiste en la realización del ascenso y descenso de montañas. Es también el conjunto de técnicas, conocimientos y habilidades orientadas a la realización de este objetivo. El montañismo no es un simple deporte, pues deriva de una antigua actividad exploratoria del ser humano y como tal cuenta con una historia y tradiciones muy importantes que determinan una ética bien definida (by fair means) que es la parte entre esta disciplina y otras formas de turismo de aventura. Además, quienes lo practican, lo consideran como un verdadero estilo de vida y una forma de experimentar e interpretar el mundo que los rodea.

Andinismo. Es clasificado como un deporte extremo. Consiste en realizar excursiones a través de la Cordillera de los Andes, en América del Sur. Es considerado un estilo de vida sano. También se conoce como montañismo.

Andinismo es el montañismo practicado en la Cordillera de los Andes, en América del Sur. Es un deporte extremo al aire libre; las personas que lo practican superan las inclemencias de la naturaleza, al escalar montañas de gran altura; es una manera de tomar contacto con la naturaleza, ampliando la conciencia del deportista sobre la base del respeto hacia los demás y hacia su entorno. Este deporte es la instancia en que el hombre se enfrenta a situaciones extremas caracterizadas por temperaturas intensas, falta de oxígeno o tempestades, en las grandes alturas. La cordillera andina es la mayor del continente americano nace en Chile,pasa por Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia hasta Venezuela, bordeando la costa del océano Pacífico, a lo largo de 7.500 km

Las montañas más elevadas son: El Monte Aconcagua (Argentina) (mayor altura de América), Volcán Ojos del Salado (Chile), Monte Huascarán (Perú), Nevado del Sajama (Bolivia), Monte Chimborazo (Ecuador), Monte Ritacuba Blanco (Colombia), Pico Bolívar (Venezuela), entre otras cumbre elevadas principalmente al sur entre Argentina y Chile.

El montañismo se puede dividir en varias áreas que engloban diversas especialidades, algunas de las cuales se alejan de la definición estricta de ascender montañas, pero que, no obstante, requieren de ese medio natural para su práctica: senderismo (o hiking), excursionismo (a menudo mal llamado trekking, lo cual significa en realidad "caminar durante varios días por lugares remotos") y expediciones; escalada deportiva (y boulder), barranquismo (o rapel, cuando se hace solo como especialidad de descenso y no como complemento de la escalada) y escalada en hielo; asimismo, existen variantes deportivas, como el duatlón en montaña, media maratón de montaña y maratón de montaña; barranquismo, esquí de montaña (también llamado esquí de travesía o esquí-alpinismo) y bicicleta de montaña. El término alpinismo deriva de alpes (montaña escarpada) y hasta la fecha es el más utilizado respecto a los otros dos por razones históricas, debido a que la actividad montañista moderna, sus escuelas y sus clubes se originaron principalmente en los Alpes europeos, antes y después del considerado como nacimiento de esta actividad con el primer ascenso del Mont Blanc, el 8 de agosto de 1786.

El término montañismo se suele usar de forma general para varias actividades deportivas que se desarrollen en las montañas, mientras el alpinismo es un término específico para la actividad de ascender montañas que implican diversas técnicas de escalada. El andinismo consiste en ascender montañas en la Cordillera de los Andes y suele asociarse con alturas hasta los 7 000 msnm. El himalayismo consiste en la ascensión de montañas del Himalaya con altitudes de 8 000 msnm. Estas distinciones no sólo implican diferencias en las logísticas (equipamiento a utilizar y planificación del ascenso), sino también en la condición física del montañero, su aclimatación y los recursos disponibles.

Cabe destacar que en algunos países donde no existen cordilleras abruptas (donde practicar escalada) que cuenten con al mismo tiempo con paisajes de alta montaña (glaciares), el término montañismo se aplica para ascensiones de baja dificultad (marcha o senderismo), es decir que no impliquen escalada alpina, y se suele diferenciar mucho de la actividad de alpinismo que indica ascensiones más técnicas y exigentes.

La Real Academia Española, en su Diccionario, además del término "alpinista", incluye también el de "andinista", referido a la persona que escala los Andes y otras montañas altas

¿Por qué me refiero al simbolismo de la montaña en estos momentos?. Ésta ha simbolizado desde los tiempos más remotos, y en casi todas las civilizaciones, los estados interiores trascendentes y se ha considerado la divina sede alegórica de los héroes y, en general, de todo ser transfigurado que ha sobrepasado la condición humana; así, en los más variados mitos de la humanidad tradicional, ascender a las cumbres o ser arrebatado hacia ellas es imagen de un misterioso proceso de superación, de integración espiritual, de participación en la «supra-vida» olímpica y en la inmortalidad. Para quien no comparte la falsa opinión, propia del precedente siglo materialista e iluminista, de que el mito de los Antiguos no era más que poesía y fantasmagoría arbitraria, todo esto asume el valor de un testimonio preciso para investigar en su significado oculto. […] El hombre antiguo no escogía al azar la montaña como medio de expresión simbólica de significados trascendentes; a ello le indujeron razones analógicas, pero, así como un presentimiento de aquello mismo que la experiencia de la montaña puede sugerir a la parte más profunda de nuestro ser, una vez que se ha realizado adecuadamente.

Para precisar este contenido superior es necesario ante todo eliminar todas las interpretaciones de la espiritualidad de la montaña y de la ascensión alpina en boga hoy en día, o bien acotar su alcance para subordinar los puntos de vista condicionados a un punto de vista absoluto.

La montaña contiene valores de notable profundidad cultural en sus significados. Se proponen como ejemplos expresivos: 1º, el carácter analógico de determinados contenidos de la montaña misma y del acercamiento a su recinto y a su altitud; 2º, el sentido metafórico del volcán en la gran literatura europea; 3º, el marcado símbolo espiritual de la ascensión en nuestra literatura; y 4º, la intensa interpretación religiosa de algunas montañas de Asia. Cabe, pues, al interés geográfico fijarse y ahondar en tales contenidos, aunque no estén formalizados en el territorio estricto, como componentes del sentido de los paisajes. Por lo tanto, si el pensamiento geográfico pusiera como límite de su interés específico un punto previo a estos contenidos, lo que quedaría amputado es el mismo concepto de paisaje.

Pero la ascensión de la montaña real es siempre el recorrido de un paisaje, el recorrido apropiado al declive y la rugosidad naturales, en el que es preciso un trato directo con tal paisaje, que opone su resistencia y ofrece sus posibilidades. En todo el proceso de la ascensión se sopesan las fuerzas y habilidades del ascensionista con las fuerzas estáticas y dinámicas de la montaña.

Al mismo tiempo, no menos cierto es que hay, además, una constante experiencia espiritual que puede tomar una expresión religiosa, incluso mística, presentes en la literatura alpina de modo abundante. Pero la relación entre montaña y religión es amplia, más amplia que el alpinismo, y tiene sus raíces en lo más viejo y hondo de nuestra cultura. El Himalaya es llamado por ello la morada de los dioses. El Monte Kailas, en el Transhimalaya tibetano, tiene un carácter religioso en sí mismo y como objeto de peregrinación aún más intenso y vigente, extendido a budistas, hinduistas y bon. El fuerte simbolismo de estas montañas y de sus chorten o estupas, principalmente en el budismo tántrico, adquiere una dualidad significativa de la montaña como templo y del templo como montaña. La forma del chorten, además de su sentido general como túmulo y punto de devoción, tiene significados cósmicos estratificados de la tierra al cielo, de modo que su baseatañe a la tierra y se refiere a un tipo de saber, el de la identidad, su domo central es símbolo del agua y del saber ver, su mástil hace referencia al fuego y al saber discriminar, su culminación significa el aire y el saber de los actos, y finalmente los símbolos solar y lunar que lo rematan evocan el éter y la sabiduría de la ley. El chorten es, pues, también un símbolo del eje anclado en el suelo y que se lanza al cielo. Nuestro mismo Teide fue considerado por los clásicos como “trono de los dioses” y tal vez como eje del mundo entre los aborígenes.

Y no hablemos del alcance tan intenso en la cultura de los signos mitológicos del Olimpo o del Parnaso. La otra raíz mayor en la relación entre montaña y religión en nuestra cultura procede de los conocidos sucesos bíblicos del Monte Sinaí. El símbolo religioso de la ascensión es, pues, explícito, y prosiguió en diversas propuestas ascéticas y místicas. Y la subida es entonces expuesta como un método religioso y una de las maneras de realizarse el viaje de la prueba que lleva a la iluminación o a la revelación, que no son lo mismo. El ermitaño significa genéricamente el deseo de retirada, de apartamiento en la naturaleza y de adentramiento en la montaña, porque ésta proporciona ampliamente ambos requisitos: naturaleza y soledad. Desprovista de éstas la montaña deja de ser, por tanto, desde un punto de vista simbólico y no sólo naturalista, un bien mayor.

Las raíces universales de las relaciones entre altitud, montaña, ascensión y experiencia religiosa tienen muchas de sus claves catalogadas. Algunas, por Samivel, con la capacidad de sugerencia tan característica de este escritor de la montaña alpina, y con las numerosas referencias eruditas que era capaz de aportar, en este caso sobre las múltiples modalidades que adoptan las concepciones religiosas de la montaña en la historia y en la geografía. Al abordar el simbolismo de la altitud señalaba Samivel la asociación primaria entre lo bajo –con menos- y lo alto –con más-. . La altitud y la verticalidad, escribía, son generalmente cualificadas positivamente. De tal modo que a la altitud corresponden conceptos de trascendencia y a la ascensión de progreso y crecimiento. En lo alto se encierran signos de lo bueno y ligero, de lo que vence el peso, de lo celeste; lo espiritual asciende; en cambio, la materia pesa y la vida ha de luchar contra tal peso. La elevación es, pues, una cualidad y la cima su logro, la victoria sobre los obstáculos materiales mediante un esfuerzo, su recompensa moral. Todo ello sacraliza la montaña y su ascenso. Es el esfuerzo lo que consigue la entrada en un dominio ajeno y abierto entre líneas aéreas –sugerencia de lo infinito-, en espacios grandes, en alejamiento progresivo de lo basal y de sus laberintos. De modo que la dualidad bajo-alto se polariza en dos ambientes contrapuestos, lo alto como escenario de naturaleza, soledad e individualización; y lo bajo como mecanizado, masificado y gregario. Todo ello son modelos culturales. Pero lo bajo también es lo terreno, lo mundano, lo subterráneo incluso lo infernal y, en cambio, lo alto es lo celeste y divino. La montaña hunde sus pies en el antro, progresa hacia arriba desde lo mundano y alcanza lo divino. Nada más extendido, lo mismo en sencillas culturas populares, en misteriosos ambientes exóticos, en difíciles poetas místicos o en el mismo Dante.

Las Cinco Aguilas Blancas - Leyenda Venezolana (2007)

Produccion - Ana Zuliani, Luis Inciarte & Ely Leal Direccion - Luis Inciarte & Ely Leal Edicion - Ely Leal Efectos Especiales - Luis Inciarte & Ely Leal Animacion y Modelado 3D - Luis Inciarte Mezcla de Sonido - Daniel Muñoz

Además, está claro que hay un sentido moderno de la ascensión, impregnado de valores científicos, artísticos y exploratorios, que bañan culturalmente e ideológicamente el ascensionismo montañero. En España es lo que aconteció, en su mejor versión, sobre todo por influencia de la Institución Libre de Enseñanza en el excursionismo, con su particular carga de calidad. La suma de ambos modelos y sentidos constituye el producto cultural que el alpinista recibe y mantiene. En valencia existió el Club de Excursionista de carabobo inaugurado por el gran hombre Oswaldo Feo caballero que s ereunía en la Casa Páez. No vamos a extendernos más en este aspecto, que requiere un tratado propio. En cambio, vamos a centrarnos ahora en tres ejemplos muy característicos del simbolismo heredado y a veces olvidado. No son los únicos, pero son suficientemente expresivos para revelar la existencia y la importancia del lado imaginario de toda montaña y, por derivación, nos dará pie para aplicarnos a la búsqueda de otros aspectos simbólicos con peso en la cultura. Se trata, por tanto, de un recorrido fugaz por la otra vertiente de la geografía de los objetos, que doy por supuesto que también es geografía, como por la cara oculta de la luna, naturalmente si ésta no es plana sino redonda.

2. Primer ejemplo: la erupción como metáfora

Vamos a comenzar con la raíz, con el origen simbólico de la montaña en el antro del fuego y del cataclismo. No es exacto, claro está, sólo es parcialmente verdad, pero así ha gustado a más de un poeta. Un caso es el de Gabriel y Galán, quien bajo Gredos escribía: “Te engendró trepidante el terremoto / [...] la tierra te parió de sus entrañas, / rugiendo de dolor su seno roto. / [...] Y transpiraste en tu alentar inmenso / soberbias espirales / que cegaron el éter de humo denso. / y tu loca niñez, brava y ardiente, / envolvióse en pañales / que eran manto de lava incandescente...”. No explicaría así el origen de Gredos, claro está, pero la licencia poética nos sirve perfectamente para entrar en materia.

Nuestra cultura ha nacido junto al volcán. Los grandes mitos clásicos se asociaron en casos señalados, con naturalidad en lo geográfico y con lógica en lo dinámico, a las formas volcánicas y a las destrucciones propias de las erupciones. Es lo que se conocía empíricamente en las fuerzas terrestres presentes en el mundo mediterráneo y es lo que trasladaron los escritores a sus contemporáneos y a los tiempos posteriores. Luego se transportaron también en el espacio al aplicarse por distintos descubridores en parte al atlántico y al continente americano. Ya Viera y Clavijo planteó, por ejemplo, “si fueron Las Canarias parte de la Atlántida de Platón”. La mancha de la cultura mediterránea extendiéndose por el Globo estaba lógicamente compuesta también por sus antiguas consideraciones míticas y naturalistas.

Las referencias a volcanes en la mitología clásica son, como es sabido, abundantes: nada más explícito que Efestos o Vulcano, dios del fuego profundo, como principio tanto creador como destructor. La activa proximidad del Etna, del Vesubio, de Vulcano, entre otros volcanes, hará habitual su presencia en la literatura, por ejemplo en Homero, Hesíodo, Lucrecio, o Virgilio, y algunas de sus ideas persistirán hasta el Renacimiento como explicación de los fenómenos telúricos, como en el caso de los breves, pero insistentes, razonamientos expresados por Aristóteles respecto a los terremotos y los volcanes. Las furias atribuidas a los Titanes en el antro desde el siglo VIII antes de Cristo, el aliento del titán enterrado en el submundo de las sombras, en las profundas cámaras del castigo, serán las fuerzas del Etna, vinculando peleas propias de los hombres, agigantadas, a los dioses y a las fuerzas naturales. Y, al aire libre, otro gigante elevado hasta perderse en la altitud su cabeza, el Atlante castigado, también habrá de soportar el cielo sobre sus hombros. Es, en suma, la figura del volcán completo, con sus raíces en el infierno y su cúspide celeste. El eje, la columna inquieta y viva del universo. La erupción, la fuerza convulsa de su base, es una titanomaquia. De modo que, en este drama –pues la Tierra es entendida dramáticamente-, el cráter central del Etna ha sido algo más que el abismo hacia el interior de la Tierra, lo que ya es inquietante: ha sido la cuenca vaciada del ojo del cíclope. La vía vertical, profunda, a la residencia de las fraguas en las cavernas, donde se oyen los martillazos de los cíclopes. De este modo, en nuestra raíz el paisaje era pura fuerza. Cerca estaba, no lo olvidemos, el Vesubio amenazante, el paisaje inmediato era el peligro. Pueden leer a Plinio el Joven si creen que exagero.

La Montaña de los Sueños es un parque temático concebido por Don Alexis Montilla, cuya imaginación también produjo el Pueblo Museo Los Aleros, Alexis y La Venezuela de Antier, Yaracuy y el Parque Agro turístico también en La Venezuela de Antier. Con la Montaña de los Sueños, Alexis Montilla pretendía contar la historia de su vida, y eso hizo, como un tributo a sus padres. Estas atracciones les contarán la historia de la vida de este gran hombre que le ha agregado a Mérida más magia a través de estos parques. “La Montaña de los Sueños” está en la población de Chiguará, a 45 kilómetros de la ciudad de Mérida, vía El Vigía, Mérida. Acá, el Anfiteatro El Camoyedo se viste de tradiciones para mostrar el folklore venezolano.

Pero, como sabemos, hay dos tradiciones culturales nuestras sobre los volcanes: aparte de la cultura clásica está la bíblica, también alegórica, que se suma a las anteriores raíces con su propia intención y su ámbito, como clave de conocimiento, símbolo o parábola bien influyentes e incluso más popularmente extendidos largo tiempo (no ahora, pues dudo razonablemente que ninguna de las dos raíces tenga en estos momentos amplios adeptos). Tales lugares, clásicos y bíblicos, pasaron a ser claves, modelos y referencias en el lenguaje cultural y ritos de viaje. Y tal modelo cultural, como antes he apuntado, será llevado con los europeos a América, a Filipinas y a los archipiélagos, de modo que su extensión no llegó a ser universal pero casi lo consigue. Aunque no sólo en nuestro continente y en sus prolongaciones culturales, sino en todas partes, los volcanes han sido interpretados con contenidos religiosos, y sólo hay que darse una vuelta por el mundo habitado para acumular notas sobre esas atribuciones, aquí nos bastará recordar ahora dos escenarios.

Por un lado, en otras ocasiones he señalado cómo la Teofanía de la revelación a Moisés en el Sinaí parece describir una erupción: sus truenos, el estruendo, la densa nube que cubría el monte, el fuego ardiente que abrasaba la cumbre, “humeando por haber descendido a él el Señor entre llamas”, el humo que subía como de un horno. La imagen del volcán en actividad. En el momento álgido de la revelación, por tanto, el escenario reclama la fuerza telúrica y el aparato del volcán. Y, por otra parte, en la destrucción de Sodoma no faltan tampoco resonancias a los efectos destructivos de algunas erupciones. Las erupciones han servido repetidamente, además, primero, para insistir en la misma enseñanza: la interpretación del desastre natural como castigo divino a los pecadores. Y, segundo, para evocar el infierno, cuya imagen se concreta en los cráteres incandescentes, en los piroclastos y en las lavas ígneas.

El Pico Bolívar es el accidente geográfico más alto de Venezuela, con una altitud oficial de 4.978 msnm. Forma parte de un conjunto de picos ubicados en Sierra Nevada dentro del parque nacional homónimo en la Cordillera de Mérida (Estado Mérida). Junto con los picos hermanos: Humboldt y Bonpland forman los principales picos de la cordillera de Los Andes venezolanos.Recibe su nombre en honor al Libertador venezolano Simón Bolívar. El 19 de abril de 1951 fue develado un busto en bronce del Libertador en la cumbre del pico, obra del pintor y escultor Marcos León Mariño

Se llegó a razonar a fines del siglo XVI por autor español piadoso muy conocido si lo que se veía en ciertos cráteres activos de América era realmente el fuego del infierno, para lo que no faltaban partidarios. Para otros, de espíritu más práctico, la duda estribaba en cambio en si tal magma era o no oro derretido. Como es comprensible, este aspecto atrajo a más gentes dispuestas a obtener muestras para analizarlas. Está claro que ninguno pudo comprobar a ciencia cierta sus respectivas hipótesis. Pero sigamos hasta el fondo. Cuando Dante asciende en su viaje literario a la montaña de las antípodas figurada como el Purgatorio, dice que se trata del “monte que al cielo más se eleva de las aguas”. Ya en el viaje al Infierno, Ulises había contado que en su navegación atlántica dio vista a tal montaña “una montaña oscura por la distancia y tan alta cual nunca hubiera visto monte alguno”. La resonancia del clásico Atlas parece evidente, y la compañía de Virgilio enlaza con la raíz cultural, pero la montaña es sobre todo una referencia con contenido cristiano ascético y moral ubicada en la sombra de una referencia imprecisa en la época de una alta montaña erguida sobre el océano. Y como su culminación lleva al posible acceso al Paraíso, todo se reúne, la raíz profunda con entrada por una caverna con el infierno en pisos hasta el centro de la Tierra, la montaña imprecisa en su lugar opuesto hasta rebasar las nubes y el cielo en la altitud. Esta geografía sin fundamento orográfico, basada en la suma clásica y religiosa de interpretación simbólica de la montaña, es, sin embargo, no hay que repetirlo, un fundamento mayor de nuestra cultura. Como esa imaginaria elevada montaña en el Atlántico tiene todas las probabilidades de estar basada en una borrosa imagen geográfica del Teide, propia del siglo en que se escribió el poema, podemos permitirnos incluirla aquí sin forzamiento entre los volcanes y sus metáforas.

Más tarde hay otras traslaciones literarias de este orden y alguna es de suficiente envergadura como para que, al menos, también la mencionemos de paso en este apartado. Se trata de la aparición de imágenes volcánicas en el Fausto de Goethe, en oposición alegórica con los paisajes alpinos. Los Alpes rientes muestran el pulso de la vida como una lección, mientras el antro infernal, de fuego eterno con el “acre tufo del azufre”, procede de la demolición, de la escombrera de las montañas, de modo que aquí, una vez más, pero a su modo, el volcán desolado es nuevamente metáfora del diablo, pero en este caso porque nada sabe del modo esperanzado de ver el mundo. Siglo tras siglo, la montaña vuelve a ser, de una u otra manera, repetidamente tanto roca como metáfora.

No deja de ser agradable e instructivo pasear por las geografías de Homero, de Dante o de Goethe.

¿Debería el geógrafo abstenerse?

3. Segundo ejemplo: la metáfora espiritual

Nos parece conveniente volver a dedicar aquí, con brevedad, al menos para quien no haya leído nuestros viejos trabajos, una referencia especial a la imagen tradicional en nuestra literatura del símbolo de la ascensión. Estas cuestiones tienen, en efecto, su médula literaria con un fuerte arraigo en nuestras letras, concretamente en San Juan de la Cruz, y su mismo centro en La subida del Monte Carmelo, obra escrita entre 1578 y 1582. La referencia geográfica al Monte Carmelo se remonta a los ermitaños de la época de las Cruzadas, instalados en el siglo XII en la falda del monte de esa denominación, situado en Haifa, cercano al mar y que alcanza los 600 m. de altitud. Luego, la visita al Monte Carmelo ha venido estando incluida de modo habitual en los circuitos de los peregrinos a Tierra Santa, entre los lugares de Jerusalén, Nazaret y San Juan de Acre. Pero todo esto no es más que un punto de arranque. De nuevo se trata, en lo que aquí elegimos, de una geografía simbólica, de gran entidad literaria, que juega con sus elementos como si fuera una base real, pero evidentemente con absoluto alejamiento de los objetivos de un análisis o de los de una guía alpina.

La subida, el escrito del poeta, tiene una buena parte de su sentido gravitando en la montaña como metáfora espiritual. Esta obra contiene un sistema de claves expresado por todos los medios: dibujo, acotaciones, poesía y prosa. La ascensión se usa como símbolo con intención explícita ascética y mística, aunque tales atributos acaban por impregnar a la ascensión real con caracteres sublimados. San Juan habla de la ascensión simbólica, y la ascensión real se contagia de tales símbolos.

El gráfico que acompaña al texto permite hoy hacer incluso una lectura montañera de los valores espirituales de la ascensión o una lectura religiosa de sus valores montañeros o una lectura literaria de sus valores poéticos. El croquis del santo está planteado como un esquema de ascensión moderno, con las vías de escalada a la cumbre y sus comentarios, como podría ser un bosquejo alpinista. El croquis, además, fue diseñado por el propio escritor, inicialmente de modo esquemá-tico, aunque luego los carmelitas lo elaboraron más en sucesivas ediciones, con mayor realismo, pero sin variar las bases topográficas fundamentales ni el recorrido ni las intenciones espirituales del santo poeta.

El dibujo está compuesto sobre una cita del Evangelio: “qué angosta es la puerta y cuán estrecha la senda que conduce a la vida eterna”. El croquis representa, pues, el itinerario gráfico de la ascensión, con sus claves espirituales. Una observación geográfica de sus componentes internos nos permite descomponerlo en pisos sucesivos. De abajo arriba son: Colinas basales, con caminos y senda. Montañas desnudas intermedias. Montes con árboles esparcidos. Escarpe pronunciado y elevado. Loma cimera con arbustos. Cumbre redondeada. Empecemos la marcha: en la base del monte hay tres caminos posibles, el del “espíritu imperfecto”, el del “espíritu errado” y el de la “senda estrecha de la perfección”, la vía difícil, la escalada monte a través, fuera de los caminos trillados. Cada cual tiene su guía de itinerario y posee su valor y recomendación. En suma, el camino central es el correcto, la llave del monte, pero tal camino está justamente donde no hay camino, sólo la senda estrecha. Despojado de superfluidades, consistirá en lo esencial.

El piso intermedio alcanzado tomando sólo la buena dirección es la montaña desnuda. Por la senda estrecha se llega adonde no hay nada. La vía de escalada se adentra y atraviesa el “monte-nada” y se dirige directamente a la cumbre, advirtiendo el croquis que en esta parte de la ascensión “ya por aquí no hay camino”. Y añade, “que para el justo no lo hay”. La lectura espiritual es la de la soledad interior. Pero la lectura de la ascensión es la de la ruta directamente por la montaña desnuda como cuadro de realización personal, con sus exigencias de negación, esfuerzo, riesgo y renuncia. A ello sigue una franja superior de árboles con un escarpe. Las virtudes de esta parte del recorrido, son, entre otras, fortaleza, prudencia y templanza. Las referencias virtuosas se vuelven abundantes y sin ellas no habría paso en tal punto. Desde el punto de vista religioso son esas virtudes sustento y alcance. Desde el de la escalada parecen logros, y también asistencias y condiciones del ascensionista en su relación entre la fortaleza propia, la vinculación recta con su equipo y la resistencia del lugar. Al término superior del escarpe queda la depuración espiritual tras el obstáculo. Como culminación, por encima del escarpe, están finalmente una loma cimera y la cumbre. En la amplia loma elevada y suspendida “sólo mora la gloria y honra de Dios”. Es el fin buscado, la meta, la

unión con Dios, el estado de perfección y, en lo suyo, la recompensa moral del escalador. Es decir, se logra un sentido espiritual explícito y máximo.

Esta lectura montañera de la “subida” de San Juan que acabamos de hacer contiene un valor oculto literario y teológico, generalmente inconsciente pero con frecuencia latente en los valores habituales de la ascensión a la cumbre. Conocerlo, pues, sólo añade luz sobre calidades escondidas de nuestros actos, insólitos o rituales, y de nuestros paisajes. Y San Juan concluye: “en esta desnudez halla el espíritu quietud y descanso... en el centro de su humildad”. Por ello lo escribió: para evitar que las almas no entiendan “por faltar las guías idóneas, y diestras, que las lleven hasta la cumbre”. De este modo manifiesto, San Juan ejecuta la primera “guía” de ascensión a una montaña en lengua española, guía sin duda profundamente espiritual y simbólica, no práctica ni geográfica, pero cuya luz trasciende en el “cómo ir”, tanto a Dios en lo religioso, con voz directa, como a la montaña en lo profano, como eco cultural. O a ambos simultáneamente.

¿Podemos permitirnos leer, entonces, sólo las guías de por dónde ir y no de cómo ir? Los significados hondos de las cosas se nos escaparán o no, pero depende de si esto nos importa; todo estriba, pues, en la trama de la tela del cedazo teórico del geógrafo, de modo que sólo se criben datos territoriales o que su herramienta permita pasar también los símbolos y contenidos que construyen las honduras de los paisajes.

4. Tercer ejemplo: montañas remotas

Cuando se viaja y cuando se lee se aprende que, en la línea de lo que venimos señalando, las montañas sagradas se extienden por todo el mundo. Tomaban o toman diversos modos religiosos, naturalmente, por lo que conviene fijarse igualmente en las cumbres alejadas, en otras cosmogonías tradicionales. Antes aparecían en casi todas las culturas y aún siguen teniendo advocaciones y cultos en montañas apartadas y símbolos devotos incluso en las cercanas. En Asia están muy presentes y extendidas, pero las encontramos igualmente en África, en América, en islas alejadas. Son montañas sagradas algunas tan famosas como el Everest, el Kilimanjaro o el Monte Fuji. Pero montañas europeas muy significadas, como el Aneto y el Cervino, que no son estrictamente sagradas, se rematan sin embargo con una gran cruz cimera cuyo simbolismo es evidente. Y hay ciertas montañas que adquieren carácter sagrado de modo especialmente intenso, como ocurre con el Monte Kailas, en el Tíbet.

Pero en la amplia continuidad geográfica entre el Tíbet y Qinghai, por encima de los altiplanos que van del Himalaya al Kunlún, se extienden los espinazos de otras montañas que participan de similares modos de entendimiento y de expresión religiosa, como en las digitaciones del Kunlún y los sistemas transversales de Hengduan. Entre ellas hay un traslado de conceptos y rituales, aunque con advocaciones particulares o representaciones de deidades específicas. El modelo es el Kailas, como pilar del mundo cuya cima sagrada es intocable, pero hay muchas otras que también constituyen centros espirituales de similar intensidad. Entre ellas, en el espacio dicho, debemos unir al Kailas (6.714 m.), en el Transhimalaya, al menos al Meili o Kawa Karpo (6.740 m.) y al Minya Konka (7.556 m.), ambas en la cordillera Hengduan, y al Amne Machin (6.282 m.) en el extremo oriental del Kunlún. Hay más por la región, pero no tan intensamente sentidas en la actualidad como cumbres sagradas e incluso divinas. Al poseer tan profundos caracteres simbólicos, al menos las mencionadas deben tener su sitio en este escrito, por concisa que deba ser aquí su referencia.

Tanto en el Tíbet como en Qinghai hay profusión de templos, en general budistas y activos. Alguno, como el de Kumbum o Ta’ersi, es una lamasería de gran entidad, indicadora de su potencia real en la sociedad local, de su influencia espiritual y de su persistencia pese a tantas galernas de la historia reciente de China. Pero, además de estos centros monásticos, las mismas montañas son núcleos de religiosidad, con sus duras peregrinaciones de circunvalación que atraen a numerosos fieles. No todas estas marchas o “koras” son de idéntica exigencia física: las hay tan pequeñas que sólo suponen la vuelta alrededor de un chorten; las hay de distancia media, por ejemplo alrededor del monasterio de Kumbum; y las hay grandes, alrededor de una montaña, que puede tener notables desniveles, alcanzar elevadas altitudes y, como la del Amne Machin, prolongarse unos 180 km. de recorrido. De modo derivado, en función de la carga espiritual de la montaña pueden aparecer también monasterios locales, altos, aislados, en un alto valle del macizo del Meili, en una elevada repisa junto al Minya Konka o al pie del Amne Machin, que son los centros espirituales de esa montaña tutelar, de ese dios protector hecho montaña.

Pero esta inserción de la montaña en el paisaje general no es tajante. Los tibetanos leen sus paisajes de amplios horizontes también con referencias espirituales, y de hecho están plagados de lugares santos y simbólicos que ordenan los espacios con significados trascendentes. El territorio tibetano es entendido mediante constantes dualidades: lo alto y lo bajo, cumbre y valle, sombra y luz, casa y puerto, y en él hay una serie de símbolos espirituales que le dotan de centros significativos y de orden. Esos centros o lugares principales que concentran valores y desde los que se gradúan los demás son frecuentemente montañas con caracteres divinos. El Kailas incluso ordena el mundo entero, reúne la geografía mítica de Asia y agrupa los espíritus de medio continente. Es un formidable relieve, un individuo geográfico sobresaliente, pilar del mundo, es fuente de aguas que se dispersan por tal continente en todas las direcciones, es el centro de un mandala expresivo de la armonía del cosmos, está compuesto por cuatro caras inviolables que guardan los espíritus del suelo y que poseen puertas imaginarias hacia el mundo subterráneo donde habitan las fuerzas complementarias, y su vértice se prolonga en el cielo en una pirámide inversa, intangible morada de todos los dioses. Además, cada detalle, cada recodo, cada angostura, cada piedra, cada contrafuerte posee un significado religioso propio. Estas montañas no son, pues, simplemente conglomerados apilados y abiertos por la erosión glaciar pleistocena; estas montañas condensan el espíritu complejísimo de la espiritualidad de Asia.

Las peregrinaciones circunvalantes alrededor de las montañas son realizadas por cientos, miles incluso, de fieles hoy día, que pueden remontar collados a más de 5.000 m. de altitud. Lo hacen comúnmente a pie, a veces a caballo, en ocasiones con prosternaciones continuas. Dejan ofrendas, repiten mantras, dan vueltas al molinillo de oración, arrojan al aire estampas del caballito del viento o soplo de vida al galope, tienden banderas con los colores del cielo, de las nubes, del sol, del agua y de la tierra, impresas con preces e imágenes de caballos, que agitan los vientos de los collados, rodean por su izquierda los túmulos de piedras, con su “Om Mani Padme Hum” grabado en ellas.

Aparte de la kora del Kailas, las más renombradas son las del Kawa Karpo y del Amne Machin. Kawa Karpo es en realidad un dios benevolente pero celoso de su retiro en las alturas y quienes lo veneran no desean que sus recintos, hielos y cumbres sean perturbados ni profanados por extraños. Se le representa armado sobre un caballo blanco, pero también el dios-montaña Dordjelutru, que corresponde al Minya Konka, cabalga en un caballo blanco y es dueño del trueno. E igualmente la divinidad del Amne Machin es ecuestre, vigilando desde la altura con su familia divina, y protegiendo a los pastores de yaks que viven a sus pies. Se dice que quien contemple el pico del Minya Konka (sólo pueden verlo los corazones puros) quedará limpio de pecados y su vida será entonces como un renacimiento. Tales montañas personifican, pues, un “poder tutelar”, son la encarnación de una divinidad, de modo que cada una es una montaña-dios individualizada, aunque todas tengan similares caracteres.

En el origen de esta doctrina está además la idea tan común de la montaña cósmica, el eje del mundo o, al menos, de la región circundante. Sabemos que es propio de diversas culturas el principio del eje del mundo aplicado a montañas concretas, destacadas e inaccesibles, columnas del cielo y centros de organización espiritual de las cosas del territorio, pero la fuerza que adquiere este concepto en el Tíbet es bastante especial. Este papel, similar al del Kailas a escala regional, se ha atribuido, por ejemplo, al Amne Machin por los goloks que habitan sus flancos. Según sus tradiciones, su culminación tocaría la luna y el sol mientras su raíz se hundiría en la profundidad subterránea. Es, pues, como la figura de un chorten gigantesco. Tal eje, tan alto, se cubriría de cristal que serviría de gigantesco relicario del dios denominado Machin Pomra, que estaría por las cumbres acompañado por cientos de sus hermanos, concretados físicamente en las cimas secundarias repartidas profusamente por todas sus aristas. Se puede, pues, hacer un mapa de la familia divina.

Lógicamente, similares ideas tradicionales de sacralización de las montañas se extienden por la cordillera de Kunlún, donde también reaparece otro eje cósmico, a la vez con sentido geográfico y trasfondo espiritual. En la cumbre, ya celeste, habitaría inmortal “El Uno” o, en otras versiones, la diosa de la inmortalidad, o allí se guardarían las espadas protectoras que vencen a los malos espíritus. El hecho es que esto también es una montaña paralela a la que yo veo y que es la que está viendo quien está a mi lado. Lo que ocurre es que, si hago un esfuerzo, yo puedo entender también su montaña sin borrar la mía.

Hay, en fin, por estas montañas una geografía religiosa de los lugares muy intensificada por la que han emigrado las ilusiones, haciéndose locales, pero no diferentes a las universales de los hombres, decantándose en historias, lugares y personajes individuales. La montaña dirige el espacio en el interior de los hombres. El paisaje se entiende entonces por sus historias, por sus voluntades, por tus respuestas, en un tejido que se plasma en comportamientos. Al protector de los hombres, al dios-montaña, le corresponderá enfrentarse a lo tenebroso. A ti, el respeto. Todo esto y mucho más enseñan las montañas simbólicas, más allá de su materialidad tangible.

¿Se trataría de abarcar todos los contenidos? Si una parte de los hombres, cuando acepta valores espirituales en el paisaje, vive más cerca de los que están ocultos, pero que se mueven en activos hilos invisibles, que de aquellos que podrían decantarse de aprecios culturales de otro orden, ¿dónde se debería detener entonces el pensamiento del geógrafo? Yo intentaría llegar hasta el fondo. Creo que, tras lo dicho, me asisten muy buenas razones.

Eduardo Martínez de Pisón

Como me encanta el tema abuso de quienes e leen compartiendo este texto y asi honro a mi padre: Bernhard Karl Weidner Hagenbrock (alemán de Alemania como decía y aclaraba):

PUBLICADO POR MONTAÑA Y TRADICIÓN

MIÉRCOLES, 2 DE ABRIL DE 2014

- SEGUNDA PARTE: EXPERIENCIAS - MEDITACIONES DE LAS CUMBRES - ZONA DEL MONTBLANC ( MEDITACIONES DE LAS CUMBRES)

Han sido largas horas de ascenso desde la oscuridad hasta la claridad. Desde las masas duras y oscuras de los bosques de abetos nibelúngicamente difusos en la niebla, a través de la más alta zona de peñascos y de desolados pedregales llegamos, al amanecer, a los confines del glaciar inferior, de la zona que, como indica su mismo nombre -Mer de glace- parece un inmenso torrente congelándose súbitamente en una masa llana y uniforme desde lejos, pero que, vista de cerca, continuamente estriada por grietas y henderudas, da la impresión de una mundo tumultuoso de olas, ora blanquiazules, ora blanco-grises, o blanco-refulgentes, la dinámica de cuya sucesión haya sido mágicamente detenida y solidificada; de este extraño mar blanco interrumpido, como fjords, de picos y nervaturas oscuras y ásperas de roca despedazada, dejando atrás las últimas brumas que todavía colman los valles; hemos marchado más allá, por paredes, explanadas, por puentes y precipicios de hielo, trabajando con la cuerda, con el piolet, con el pico y el rampón, mientras en el cielo sale e irradia entorno nuestro una luz brillante. Todavía unos breves, empinados repechos en la roca; luego, en grandes y calmosas cunas heladas, la cumbre.

Hemos llegado al final.

Entorno nuestro, se abre un horizonte cíclico, total: un mar compuesto de tantas cadenas sucesivas, ora de hielo, ora de roca, que tanto por la variada naturaleza como por la diversa distancia asumen todas las gradaciones de color hasta perderse, difuminados y dando el sentido de lo ilimitado, el más lejano horizonte, donde emergen, inmateriales como apariciones, las formas, lejanas y como navegando en la atmósfera perlada, de otras cumbres.

Es la hora de las alturas solares y de la gran soledad.

Después de estas largas horas, en las cuales una voluntad tenaz se ha impuesto a la fatiga, a la inercia, al oscuro miedo del cuerpo, no sólo se desvanece como el sueño vano el recuerdo de todos los afanes y trabajos de la llanura, sino que también se realiza un sentido cambiado de sí mismo, se percibe la imposibilidad de definirse a uno mismo como algo rígido, cerrado y efímero, como lo que, en el fondo, para unos pocos, es el «yo». Pero ésta no es la experiencia de un naufragio místico o de un abandono sentimental. También el «lirismo» es algo que encuentra más lugar en los círculos literarios de la ciudad, que aquí arriba.

Aquí, donde no hay más que cielo y fuerzas desnudas y libres, el alma participa más bien de una pureza y libertad análoga y de tal modo se empieza a comprender lo que es, verdaderamente, el espiritu. Se comprende aquello, ante cuya tranquila y triunfal grandeza todo lo que es sentimentalismo, utilitarismo y retoricismo humano desaparece; aquello que en el mundo del alma tiene los mismos carácteres de pureza, de impersonalidad y de potencias propios, precisamente, a estas heladas alturas, a los desiertos, a las estepas, a los océanos. Es el «viento de los grandes espacios» que se hace sensible, como una fuerza de liberación interna.

Es sobre estas cimas, más allá de las cuales se extiende una tierra extranjera, donde se comprende el secreto de lo que, en el sentido más elevado, es el imperium. No por intereses particularistas, no por sórdidas hegemonias, no por supuestas hegemonias o sagrados egoísmos se forma una verdadera tradición imperial; se forma, en cambio, donde una vocación heroíca se despierta casi como una irresistible fuerza de lo alto, e impone el marchar hacia delante, siempre adelante, descartando cualquier motivación material o racional. Tal es, en el fondo, el secreto de todo gran tipo de conquistador. Los grandes conquistadores se han sentido siempre «hijos del Destino», portadores de una fuerza que debía realizarse, y más allá de la cual todo, empezando por su propia persona, su mismo placer, su misma tranquilidad, debía ser subordinado y sacrificado. Aquí, todo esto aparece evidente, inmediato, natural. La muda grandeza de estas cimas peligrosamente alcanzadas, dominadoras, límites extremos de una nación, sugiere la de una acción universal, la de una acción que mediante una raza guerrera se expande por el mundo con la misma pureza, con la misma fatalidad, con la misma -estamos por decir- inhumanidad de las fuerzas elementales; así como de un núcleo ardiente se desprende e irradia incoerciblemente un esplendor.

Y así llegamos a pensar que no fue diferente la fuerza del mismo milagro romano. En esta silenciosa luminosidad premeridiana, las lentas, altísimas volutas de los halcones que se ciernen sobre nosotros evoca el mismo símbolo de las legiones - el Águila - en su sentido más profundo y verdadero. Todo esto nos trae también a la memoria todo lo que de «sidéreo» hay en los escritos de César: ningún sentimentalismo, ningún comentario, ningún eco de subjetividad, pura exposición de los hechos, rudo lenguaje de las cosas y de las acciones, estilo que sabe al lúcido metal, como el de la misma conquista llevada a cabo por este héroe universal de la romanidad. Y también vienen a nuestra memoria algunas palabras atribuidas a Constancio Cloro, palabras reveladoras al máximo del impulso oculto y la fuerza inconsciente de la expansión romana, cuando este caudillo, haciéndose eco de enigmáticas tradiciones, se fue con sus legiones a la lejana Britannia, no tanto para hacer acopio de gloria militar o por sed de botín, sino más bien para aproximarse al lugar «donde la luz está privada de la noche» y para contemplar al «Padre de los Dioses», anticipando el estado divino que, según la fe romana, espera a los emperadores y a los jefes después de su muerte. Federico Nietzsche escribirá: «Más allá del hielo, del Norte y de la muerte...está nuestra vida, nuestra felicidad».

Mediante el símbolo, y es términos de oscuros presentimientos, esta tradición se abre a la comprensión del significado latente en lo más profundo de lo que puede llamarse el espiritu legionario romano. Estas falanges de hombres fuertes, impasibles, capaces de la máxima disciplina se esparcieron por el mundo, sin un determinado porqué y aún menos con un plan verdaderamente preestablecido, obedeciendo más bien a un impulso trascendental, y mediante la conquista y la realización universal que ellos propiciaron a Roma, recogieron oscuramente un presentimiento de aquello que ya no es humano, de aquella æternitas que, de hecho, llegó a conectarse directamente con el antiguo símbolo imperial romano.

En esta hora y en este lugar tales pensamientos se me han presentado con una extraordinaria potencia. Y como desde un lugar elevado, por la noche, se divisan las luces esparcidas en la llanura hasta los más lejanos horizontes, también se presentaba a la mente la idea de una unidad superior, inmaterial, del frente invisible de todos aquellos que, a pesar de todo, hoy luchan, en toda la tierra, en una misma batalla, que viven una misma revuelta y son los portadores de una misma tradición intangible: escalonamiento en el mundo de fuerzas aparentemente aisladas y dispersas, pero no obstante inquebrantablemente unidas según la esencia, conjuradas en la custodia del ideal absoluto del Imperium y a preparar su advenimiento, después de que el ciclo relativo a estos tiempos se habrá cerrado mediante una acción tanto más profunda cuanto menos aparente, por ser una pura intensidad espiritual desprendida de todo lo que es agitación humana, apasionamiento, mentira, ilusión y división.

Tranquila e irresistible potencia de esta luz que brilla sobre las heladas alturas. Los símbolos cobran vida, los significados profundos se manifiestan. Allí hay siempre lugares y momentos -no son corrientes, pero lo hay- en los cuales el elemento físico y el metafísico se interfieren, y lo exterior se adhiere a lo interior. Y son como «cierres del circuito»: la luz que, por un instante, como en el punto de tales cierres, surge de ellos, es ciertamente la de una vida absoluta.

La montaña por su naturaleza primordial, por su “elementalidad”, por su alejamiento de todo lo que es el pequeño mundo de los pensamientos y de los sentimientos de hombre moderno domesticado y racionalizado, la montaña invita también espiritualmente a un retorno a los orígenes, a un recogimiento, a la realización en sí mismo de algo que refleja simplicidad, la grandeza, la fuerza pura y la intangibilidad del mundo de las cumbres heladas y luminosas. Que casi todas antiguas tradiciones habían conocido el simbolismo de la montaña, concibiendo las alturas montañosas como la sede, ya de fuerzas divinas y olímpicas, ya de héroes y de hombres transfigurados, esor es una confirmación del poder evocativo ahora atribuído a la montaña.

Por otra parte es preciso insistir sobre el siguiente punto: hablar del retorno a los orígenes, reconstruir tipos humanos, formas de civilidad o estilo de los tiempos remotos será siempre un puro intelectualístico y asunto, más o menos, de encontrar en un museo, hasta que no se una, de alguna manera, a un sentido directo de aquél que, generalmente, es primordial. Y a esto sólo la naturaleza puede servir de ayuda: la naturaleza, precisamente, en estos aspectos, en los que ella no deja lugar a lo “bello”, a lo romántico y a lo “pintoresco”, donde ella deja hablar al hombre, donde ella se sustenta sólo de grandeza y de fuerza pura. Por nuestra cuenta, no tememos pues afirmar, que el que haya “conquistado” la montaña, es decir, que haya sabido adecuarse a sus significados fundamentales, tiene ya una clave para comprender el espíritu de los orígenes y, después, al mismo tiempo comprender aquel de la ario-romanidad en todo lo que ésta tiene de severo, de puro, de monumental, una clave que vanamente se buscaría por los caminos de la simple cultura y de la erudición.

Y ahora pasamos a algunos elementos de estilo. Todos los que hacen montañismo en serio, que escatan, que superan crestas, paredes, salientes, canales helados y cornisas, hacen propia una especie de modo de ser común, los rasgos principales que nos recuerdan a los más característicos del hombre de raza ario-romana y ario-nórdica, mientras que se oponen a los propios de un comportamiento de cierto tipo “mediterraneo”. Ahora bien, en eso nos inclinamos precisamente a ver el efecto de una selección natural. Casi de un renacimiento, propiciado por las tareas y las pruebas precisas y por un determinado ambiente.

Primer punto: Castidad en la palabra y en la expresión. La montaña enseña el silencio. Hay que perder la costumbre de las chácharas, de las palabras superfluas, de las efusiones exageradas e inútiles. La montaña simplifica e interioriza. Una señal, una alusión, son allí más elocuentes que cualquier discurso. Esto, naturalmente, en el grado máximo. Cuando se está empeñado en la escalada o en la travesía, se impone de forma natural el estilo militar, el laconismo de la advertencia, de la orden, de la sanción. Sin embargo, este estilo se extiende desde la fase del ascenso a la vida de montaña en su conjunto. Ciertamente, a veces en los refugios se producen recaídas en la algarabía y la inmoderación, especialmente entre los jóvenes de nuestro pueblo. Pero esto no tiene nada que ver con lo esencial. Posee, cuanto más, el valor de una compensación y raramente se produce entre los verdaderos alpinistas, entre el tipo más cualificado, para quienes la montaña es algo más que una aventura esporádica y una emoción pasajera.

El segundo punto, directamente relacionado con el precedente, es la disciplina interna, a saber, el control completo de los reflejos, el estilo de una acción precisa, lúcida, dirigida sin más al objetivo, la audacia, alejada de la temeridad y de la irreflexión, pero relacionada con un conocimiento de los límites y de las fuerzas, así como de los términos exactos del problema que debe ser resuelto. En relación con esto, también, el dominio de la imaginación, es decir, la facultad de neutralizar instantáneamente todas las agitaciones inútiles y peligrosas para el ánimo. Son, éstos, elementos de estilo que tienen rasgos en común con los ascéticos, pero que se aplican a la acción, constituyendo presupuestos básicos de cualquier empresa alpinista de cierto relieve. La concentración lúcida conforme al objetivo; he aquí otra cualidad que la práctica del montañismo despierta y estabiliza hasta el punto de transformarla en muchos casos en manera natural de ser, en una especie de habitus.

Aquel que en una travesía sobre una cresta de hielo piense en algo que no sea el siguiente paso que deberá dar con sus crampones o aquel que en una escalada, se deje dominar por la idea del peligro y permita que su imaginación vuele sobre el vacío del que está suspendido en vez de fijar su espíritu en la solución rápida y exacta de los problemas de peso, equilibrio y apoyo idóneo, ese hombre, una vez haya concluido la aventura, difícilmente volverá una segunda vez a la montaña. En cambio, volver a ella, afrontar y amar los mismos riesgos, dominar la técnica necesaria, significa dar una cierta forma al propio ser, forma que en muchos repercute también en el comportamiento general de cada día. Por otra parte, este realismo activo, este dominio lúcido, este estilo de un espíritu que tiene completamente sujetas el «alma» y toda reacción irracional es lo que caracteriza en general el estilo nórdico-ario y ario-romano. Ciertamente, otros deportes son susceptibles de propiciar parcialmente rasgos de estilo análogos. Pero la práctica del montañismo contiene una serie de elementos que conducen igualmente a su espiritualización, eliminando además el peligro de la mecanización propia de quien se ha reducido a un haz de reflejos bien controlados.

La práctica del montañismo, en tercer lugar, habitúa a una clase de acción que no se preocupa de los espectadores, a un heroísmo que huye de la retórica y de la gestualidad. De nuevo, es el propio ambiente el que propicia esta purificación de la acción, esta superación de toda vanidad, esta impersonalidad activa. Si un cierto tipo de hombre, «mediterráneo» se caracteriza por la necesidad de un público, por la tendencia a realizar cualquier acción, en cierto modo, con el espíritu de un actor, la práctica del montañismo constituye uno de los mejores antídotos contra el componente «mediterráneo» en este sentido que puede esconderse en alguna parte de nuestro espíritu. Aquel que practica el montañismo verdaderamente experimenta un gozo opuesto al del tipo que acabamos de definir: el gozo, especialmente, de estar solo, abandonado a sí mismo entre la inexorabilidad de las cosas: a solas con su acción y su contemplación. Que la mayor parte de las empresas alpinas se desarrollen normalmente en cordadas no contradice lo dicho porque no es un alpinista serio quien no ha comenzado, en cierta medida, a enfrentarse él solo la montaña. Y los compañeros de una cordada no son nunca un «público»: son elementos silenciosos que se reparten las tareas particulares de una acción común. Muy al contrario, cada uno sabe que en la cordada se le pide más que si estuviera solo, por las consecuencias que una imprudencia o una debilidad podrían acarrear a los demás.

Esto nos lleva por otra parte a considerar un cuarto elemento de estilo, que se refiere a una especial manera de ser y de actuar. En este contexto, camaradería es una expresión demasiado genérica. El vínculo que se crea aquí es más diferenciado y más personalizado. El elemento sentimental y afectivo ocupa una parte aún menor que en los casos genéricos de camaradería, aunque posee efectos de mayor intensidad. Podemos definirlo así: estar solos y estar simultáneamente juntos, relación lograda esencialmente mediante la acción. Guiar o conducir sirve como ejemplo: se trata de una indicación de los términos en los que hay que verificar una tarea, que debe siempre ser resuelta con las propias fuerzas. Tal vez sólo algunas formas de camaradería que se manifiestan en la guerra, en el combate, puedan propiciar, al igual que la práctica del montañismo, este mismo sentido especial de solidaridad activa que mantiene la distancia y que presupone una plena armonización de las fuerzas, una confianza que es medida precisa de las posibilidades de cada uno. Virilidad sin ostentaciones. Prontitud en la ayuda recíproca pero entre elementos que están en un mismo plano y sobre la base de un fin libremente elegido y concertadamente deseado.

Así este último elemento, con las debidas trasposiciones, hace recordar el tipo de comunidad que fue más característica en las antiguas razas arias y, en resumidas cuentas, del mismo hombre ario-romano. Tal forma de comunidad, a pesar de lo que ha sido escrito por algunos, fue absolutamente ajena a cualquier “socialismo”. Como elementos propios no tenía ni un ente colectivista, ni el átomo del individualismo, sino la personalidad. Por ley tenía la acción. Las relaciones entre los hombres se cimentaban en la confianza, en la lealtad y en la verdad, junto al supuesto de una igual dignidad de raza. Las subordinaciones, que no humillaban, existian por la precisa visión del conjunto y de lo que, en éste, le correspondía a cada uno.

Estos son los principales elementos que, mediante la selección propiciada por el ambiente y por la prueba de la acción, en aquellos que seriamente hacen la experiencia de la montaña vienen en primer lugar y, a decir verdad, con una significativa uniformidad, rectificando o neutralizanndo otras inclinaciones y cualidades que, contrariamente, en la vida trivial de las llanuras y de las grandes ciudades son fatalmente agravadas. De la nada, ciertamente, no se crea nada: de aquí que las presentes consideraciones no sean válidas para el hombre moderno completamente bastardizado y reducido a la condición de animal deportivo y laboral, aún cuando para el hombre en el cual el sentimiento de raza – raza, en sentido superior – signifiquen todavía alguna cosa y representen el principal punto de partida para una voluntad de liberación y resurgimiento. A este hombre, repetimos, el mundo de la alta montaña le va a hablar de una herencia primordial, para que pueda hacer emerger lentamente el sentido de aquella libertad más que humana, que no significa evasión, sino que es el principio de una fuerza pura y en el límite, en la concentración, en la acción precisa, en el completo y lúcido dominio de la parte irracional del ser humano y, en fin, en la prontitud en transformarse libremente en un elemento de una acción solidaria cuyo fín esta por encima de cada uno, y va a sentir su más perfecta expresión.

"Es una experiencia verdaderamente fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo más a menudo posible".

Leni Riefenstahl (Helene «Leni» Bertha Amelie Riefenstahl (Berlín, 22 de agosto de 1902-Pöcking, 8 de septiembre de 2003) fue una actriz, fotógrafa y cineasta alemana. Su vida se define al ver la película “Der berg des schicksals” un drama sobre rock climbing que tiene lugar en Dolomites. Dirigido por Arnold Fanck en 1924 y producido por Berg-Und Sportfilm. En la película aparecen Hannes Schneider, Erna Morena, Frida Richard, Luis Trenker, Gustav Oberg y Hertha von Walther entre otros.

Uno de los géneros cinematográficos más destacados en la Alemania de la República de Weimar (1919-1933), quizá el más popular entre el público en general, fue el de las películas de montaña. Se trataba de películas siempre ambientadas en paisajes alpinos que, con un argumento generalmente dramático, se centraban en la lucha personal del hombre contra los elementos. Ofrecían espectaculares tomas de las laderas nevadas de las montañas, en arriesgadas escenas de acción, para las que los equipos de rodaje ponían en juego su propia integridad durante meses de rodaje de gran exigencia física. Dentro de este género, el director más reconocido y que sin duda más logros alcanzó fue Arnold Fanck. Para esta película, su primer gran éxito, contó con la actuación en el papel principal de una joven Leni Riefenstahl, quien posteriormente se hizo famosa como directora de documentales al servicio del gobierno del III Reich, filmando el congreso del partido nacional-socialista en Nuremberg (El Triunfo de la Voluntad), o las olimpiadas de Munich del 36 (Olimpia).

Una de las experiencias más decisivas en la vida de Leni fue el visionado en 1924 de la película Der Berg des Schicksals (El monte del destino) del mismo director , especialista en taquilleras "películas de montaña". La joven, cautivada por los paisajes del film, ni corta ni perezosa se las arregló para conocer al cineasta y ofrecerse como intérprete en su siguiente película, a pesar de su nula experiencia como actriz y como escaladora. Contra todo pronóstico, Fanck escribió su siguiente guión, La montaña sagrada (Der heilige Berg, 1926), especialmente para la bailarina Leni Riefenstahl.

El rodaje de La montaña sagrada en los Alpes fue una experiencia límite: tormentas, temporales de nieve, aludes y un frío intensísimo que hacía todavía más duro el trabajo de los actores, ya de por sí agotador, en lo que podríamos considerar el equivalente de la época a las películas de acción actuales. Para Leni el rodaje fue toda una escuela: además de aprender a esquiar y a escalar, Fanck delegaba algunas veces en ella ciertos aspectos técnicos del film. La colaboración entre ambos continuó en otras cinco películas de similar temática alpinista: Der grosse Sprung (1927), Prisioneros de la montaña (Die weisse Hölle vom Piz-Palü, 1929) -codirigida con el mítico Georg-Wilhelm Pabst-, Tempestad en el Mont Blanc (Stürme über dem Mont Blanc, 1930), Borrachera de nieve (Der weisse Rausch. Neuer Wunder des Schneesschuhs, 1931), S.O.S. Eisberg (1933); a pesar del gran éxito comercial, la inquieta joven empezaba a sentirse insatisfecha con su trabajo, que tenía más de atleta que de actriz.

Der heilige Berg [The Holy Mountain] (Arnold Fanck, 1926): Opening scene

Año : 1926

País : Alemania

Director : Arnold Fanck

Interpretes : Leni Riefenstahl (Diotima), Luis Trenker (Karl), Ernst Petersen (Vigo ), Frida Richard (Madre), Friedrich Schneider (Colli)

Idioma : Rótulos en alemán, con subtítulos en español

Argumento : Una bailarina profesional, Diotima, se encuentra en medio de un triángulo amoroso. Dos escaladores la cortejan, Vigo y su amigo Karl. Diotima se siente atraída hacia el amigo pero no puede evitar el fomentar a la vez las atenciones de Vigo durante una jornada de esquí. Diotima tiene un momento de intimidad con Vigo, y cuando Karl les ve juntos reta airadamente a Vigo a una peligrosa ruta de escalada. Durante la marcha, el amigo hace caer a Vigo pero luego se arrepiente y le rescata. Ambos hombres, sin embargo, pronto se pierden en las montañas, y mueren antes de que Diotima y el equipo de rescate lleguen hasta ellos.

Rubén Blades, Willie Colón

Álbum: Siembra

Fecha de lanzamiento: 1978

La montaña está en todas las culturas por ejemplo, en Venezuela están Los Andes y la montaña de Sorte, religión, espiritismo y leyenda

Yolanda Valery BBC Mundo, Venezuela28 diciembre 2010. En la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy, ubicado en el centro occidente de Venezuela, los espíritus andan sueltos. O al menos, listos para hacerse de cuerpo presente, a través de los muchos médiums que ahí se congregan, para venerar a una trilogía de dioses vernáculos -o las "tres potencias"-, encabezados por María Lionza.María Lionza es la reina, madre o inspiración de un culto espiritista, popular en Venezuela, cuyos seguidores se hacen llamar "marialionceros".Decenas de leyendas se tejen sobre este personaje, cuya imagen más popular viene dada por una escultura que la representa sobre una danta (como se le llama al tapir en Venezuela), con los brazos levantados, sosteniendo un hueso de pelvis femenina.Junto a ella, el indio Guaicaipuro (cacique indígena que luchó contra los conquistadores españoles) y el Negro Primero (soldado de la independencia que batalló junto a Simón Bolívar) constituyen la triada de deidades en lo alto de una organización jerárquica que combina muchas tradiciones, aunque no admite lógicas terrenas ni aquellas propias de sus diversos orígenesSi bien Sorte no esta sola en ninguna época del año, el 12 de octubre, antes conocido como el "día de la Raza" y más recientemente rebautizado como "día de la Resistencia Indígena", es la fecha más importante en el calendario, cuando miles de personas confluyen en una peregrinación hacia las entrañas de la "montaña mágica".

De acuerdo con la antropóloga venezolana Daisy Barreto (1990: 12), las referencias más antiguas al culto se encuentran en testimonios orales que datan de principios de siglo, en los cuales campesinos de la región de Yaracuy y algunas áreas adyacentes discuten la existencia de una devoción de corte campesino y afrovenezolano a la reina María Lionza en las sierras de la montaña Sorte en Chivacoa. En ese tiempo, el culto se circunscribía a esa pequeña región y estaba basado en la devoción a los antepasados, en su mayor parte caciques indígenas y héroes de la independencia venezolana (Ferrandiz, 1999).

En 1951, el artista Alejandro Colina, elaboró la escultura de María Lionza en Caracas. Con el pasar del tiempo esta imagen trascendió los gustos estéticos de su época y ocupó un espacio significativo en el imaginario colectivo de los habitantes de la ciudad Caracas y de todos los creyentes del mito. Muestra de ello, es todo el interés que despierta su estado de conservación mientras estuvo en pie en la Autopista Francisco Fajardo; así como cuando se partió, el 6 de junio de 2004, y durante su proceso de restauración, que culminó en 2011. Actualmente, la pieza está en custodia de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en las instalaciones de la Casona Ibarra, colocando en su lugar una réplica de la obra original.

Elementos europeos (por la religión católica), africano e indígenas se funden en el espiritismo marialioncero, que sólo reconoce a la Santísima Trinidad y a la Virgen María por encima de la tríada que encabeza María Lionza.Por debajo, tiene cabida una larga lista de personajes, que van desde dioses africanos hasta civiles de abolengo histórico. Se incluye a Simón Bolívar, a sus congéneres Francisco de Miranda y Antonio José de Sucre; figuras del folclore, prominentes médicos de antaño como el doctor José Gregorio Hernández (venerado popularmente como un santo), y hasta reyes y príncipes vikingos.En lo más bajo de la escala, están los "santos malandros" o delincuentes fallecidos, a quienes se atribuyen poderes en el más allá, si bien se admite que se trata de los espíritus "menos luminosos" del panteón.Cualquiera de ellos puede hacer su aparición en Sorte, a través de los numerosos médiums que el 12 de octubre atienden a quienes buscan sanación o consejo."Los médiums invitan a los espíritus a poseer los cuerpos. Se dice que son enviados del mundo espiritual, dependiendo de lo que necesita la persona", le explica a la BBC el antropólogo de la universidad de Tulane, Nueva Orléans, Wade Glenn.Pero, tratándose de su "casa", todo requiere la aprobación de la que llaman "la madre de todos"."La verdadera pregunta es qué espíritus serán escogidos por María Lionza para ocupar nuestros cuerpos, que son los envases que los transportan. Podría ser de los doctores, de la corte Vikinga, de una corte alta o de la más baja, la corte de los malandros", le dice a la BBC Bernardo Suler, un médium que se

prepara para entregarle su materia, temporalmente, a quien corresponda.Algunos vienen por consejos, otros por "limpieza", otros por sanación de enfermedades. Comienzan los rituales, y el aire se enrarece con una mezcla de humo de tabaco -que los marialioncerosconsideran fundamental para purificar e invocar las ánimas- y la propia energía que emana de espiritistas y seguidores.Las mujeres visten poca ropa, los hombres no llevan camisa. Los médiums experimentan convulsiones, sus rostros y voces se transforman. Algunos se atraviesan agujas en las mejillas, las cejas y las piernas. Uno de ellos toma a un niño pequeño y le da vueltas en el aire. La madre no se inmuta.En otros rincones, hay sacrificio de pequeños animales, dibujos sobre cuerpos elaborados con sangre. Caminatas sobre brasas ardiendo. Manifestaciones que intentan demostrar que lo que ahí está ocurriendo no es de este mundo. Los "pacientes" yacen en el suelo, aparentemente inconscientes. Al cabo se levantan, como de un sueño. Se dicen iluminados, aligerados o curados.Según Wade Glenn, el culto a María Lionza y otras entidades está creciendo de manera importante en Venezuela. Eso, a pesar de que se estima que 90% de los venezolanos profesan -al menos nominalmente- la religión católica. Pero una cosa parece no excluir a la otra.Bernardo mismo es un claro ejemplo."Definitivamente soy católico. Todos lo somos. Nos reunimos todos los domingos, vamos a misa. Estudiamos la biblia y adoramos a Dios y a su hijo, Jesucristo", dice."La ignorancia religiosa es lo que hace que ellos digan que son católicos, pero no se puede ser católico y santero al mismo tiempo, es imposible", opina en conversación con la BBC el

sacerdote Carlos Márquez, en una iglesia del este de Caracas.Pero en Sorte, la única ley que parece contar es la de la montaña. Allí, la imágenes de María Lionza y la Virgen María no parecen estar prontas a abandonar el altar que comparten. Ni la devoción y la fe de quienes les elevan sus plegarias. Este culto venezolano ha sido suplantado por la Santería y palería de origen cubano, una forma de borrar la identidda nacional, desde sus bases.

Existen en los Andes leyendas folclóricas sobre lagunas de altura en cuyas orillas los pobladores locales afirman haber visto a una mujer peinándose sus largos cabellos. El tema habitual es que ante la aparición de la mujer que se peina - a la que se denomina “sirena” o “sereno” - el infortunado testigo resulta “tragado por la laguna”. Puesto que la sensualidad femenina volcada en el peinado del cabello no es una característica habitual en el mundo andino (donde por el contrario, los cabellos son cuidadosamente trenzados a fin de evitar que su pérdida demore al alma en el tránsito al más allá), cabe contemplar la posibilidad de que se trate de una adaptación andina de la imagen mitológica de la diosa vasca de la montaña, traída a América durante la conquista y colonización españolas.

En la creencia popular vasca, Mari encabeza a una cohorte de lamias ondinas y sorginas hechiceras. Suele aparecer en el imaginario como una mujer joven y sensual que peina su dorada cabellera en la boca de la cueva en la montaña, o junto al fuego del hogar. Es interesante señalar su semejanza con los “sirenos” de las montañas sudamericanas, a quienes el folclore andino caracteriza como mujeres jóvenes que peinan sus cabellos al borde de una laguna encantada.

La mitología vasca fue introducida en América durante la conquista y colonización; por el accionar de los misioneros y con el aporte de la inmigración. El folclore americano se ha nutrido de este sistema de creencias, generando figuras y relatos sincréticos que se encuentran ampliamente extendidos y arraigados en el mundo andino. De allí la importancia de considerar a la mitología vasca en el contexto de los estudios antropológicos en torno a las montañas sagradas de Latinoamérica.

PRIMERA PARTE: DOCTRINA (Capítulo 3):

- UN MISTICO DE LAS ALTURAS TIBETANAS (1928)

(MEDITACIONES DE LAS CUMBRES) Julius Evola

Jetsun Milarepa, (1052-1135) es considerado generalmente uno de los más famosos yogis y poetas del Tíbet, fue un estudiante de Marpa Lotsawa, y una de las grandes figuras de la escuela Kagyu del Budismo Tibetano. Milarepa fue el primer tibetano que alcanzó la iluminación.

Los hechos de su vida son popularmente conocidos gracias al romanticismo con que se expone su biografía en el Mi-la-rnam-thar de Gtsang-smyon he-ru-ka rus-pa'i-rgyan-can (1452-1507), los detalles biográficos dados en este artículo están basados en esta biografía o sus derivados.

A Milarepa – o Milaraspa o también Mila – extraño tipo de asceta y de poeta tibetano que vivió hacia el siglo XI después de J.C. Se debe un renacimiento de la doctrina metafísica del llamado “budismo del Norte” - Mahuyuna – en la forma de una tradición que ha continuado hasta nuestros días. Sus enseñanzas se trasmiten bajo la forma de cantos, engarzados en narraciones de episodios de su vida. A nuestro parecer, puede presentar interés para el lector de estas notas, tomar contacto con el mundo extraño de este misticismo, en el cual las impresiones de la alta montaña, la lucha con los elementos, el símbolo, la doctrina y la alusión a fenómenos enigmáticos de naturaleza supranormal se mezclan íntimamente. Traducimos, pues, de los fragmentos de algunos poemas de Milarepa, basándonos en la edición alemana, hoy imposible de encontrar, del LAUFER (Milarepa, Folkwang-Verlag, Hagen und Darmstadt, 1922), ya que no he podido obtener el texto original. Añadiremos algunos comentarios, porque en varios puntos el lector no iniciado en las enseñanzas generales del budismo tibetano se encontrará ante ideas, la directa comprensión de las cuales resultará bastante difícil.

La parte simplemente narrativa de estos poemas ha sido resumida por nosotros.

Habían pasado seis meses desde que el asceta Milarepa, retirado en al alta montaña, enfrente de la zona de los glaciares, con escasas provisiones, había sido sorprendido por una tempestad de nieve que, desde entonces, había aislado las cimas de todo contacto con los hombres.

Convencido de que Milarepa había perecido, los discípulos habían ofrecido los sacrificios de costumbre para los muertos, y al aproximarse la primavera se pusieron en camino, abriéndose paso entre las nieves, con objeto de encontrar, al menos, los huesos de Maestro.

En una etapa en la zona de los glaciares, se les aparece de improviso un leopardo blanco. Le siguen estupefactos, y he aquí que se transforma en un tigre y a la entrada de la llamada “Caverna de los Demonios” se oyen unas voces y un canto, que les hacen reconocer a Milarepa. Entonces se precipitaron a abrazar al Maestro. Este había proyectado el espejismo del leopardo y del tigre con una especie de sugestión a distancia, habiendo advertido la llegada de los discípulos.

El cuenta que, durante sus contemplaciones, casi sin alimentarse, no había experimentado la necesidad de comer; que en los días de fiesta los genios aéreos de las alturas le habían traído la esencia de las ofertas de los sacrificios hechos por los hombres; y que cuando los discípulos, considerando muerto a Milarepa, habían ofrecido también sus sacrificios, él los había sentido en sí mismo, hasta el punto de sentirse saciado de toda necesidad.

Ante la insistencia de los discípulos, Milarepa consiente en suspender la vida ascética en las alturas y descender hacia los altiplanos, donde ante el inesperado anuncio, acuden, alegres y exultantes las gentes.

Y entonces Milarepa, interrogado por todos, cuenta la historia de su estancia invernal en la montaña, de cómo había resistido a los elementos, al hielo y al viento, venciendo a las fuerzas invisibles (los “demonios”) oculto bajo la capa de la nieve. Después de lo cual expone su doctrina:

EL DEMONIO DE LAS NIEVES

Donde se encuentra la soledad deseada,

Allí el cielo y la tierra celebraron consejo.

Y por rápido mensajero enviaron la tempestad.

Las fuerzas elementares del Agua y del Viento se desencadenaron.

Las nubes oscuras del Sur acudieron.

Los dos – el Sol y la Luna – quedaron aprisionados.

Las casas de la Luna fueron cerradas.

A una orden, férreas cadenas fueron impuestas a los ocho planetas.

La Vía Láctea se volvió invisible.

Las pequeñas estrellas se desvanecieron entre las nieblas.

Y todo al final quedó preso entre el esplendor de las brumas.

Mucha nieve cayó, durante nueve días y nueve noches.

Uniformemente cae durante dieciocho días-noches.

Y en la gran nevada

Como pájaros revoloteando sobre los fuegos de la nieve

Y en la pequeña nevada

Colgaban como telarañas, o con el movimiento de un enjambre de abejas:

Y después todavía helados como guisantes o granos de mijo.

En rotantes torbellinos.

Adicionándose, el grande y el pequeño nevar, formaron un estrato inmenso.

La blanca aguja de la cumbre helada empezó a tomar contacto con el cielo.

Abajo, los árboles y los bosques fueron soterrados bajo los estratos de nieve.

Entre los torbellinos menguantes de lo alto.

Y los golpes gélidos del viento del nuevo año invernal.

Y el vestido de tela de mí asceta Milarepa – entre estos tres.

Sobre la alta cumbre blanca del monte de nieve se inició una lucha.

La nieve que había entumecido mi barba, de una vez se funde;

A pesar de su atroz aullar la tormenta se placó.

Mis ropas caen, como consumidas por el fuego.

Muerto para esta vida, me batí, firme luchador.

Lanzas victoriosas se cruzaron:

Despreciando la fuerza del enemigo, queda vencedor en esta lucha.

A los hombres dedicados a la espiritualidad les es dada una cantidad de fuerza.

De la que el gran asceta posee el doble.

Y el calor mágico despertado por la contemplación suple al sencillo vestido de tela. (1)

Las enfermedades, en sus cuatro grupos, fueron pesadas por mí, como si estuvieran en una balanza.

Y cuando mi parte interna, como externa, se calmó,

el alboroto de la tempestad, se concluyó el pacto.

Se vuelve insensible, tanto al viento frío como al viento caliente.

Entonces el enemigo se vió obligado a obedecer a todas mis reglas.

El demonio que había tomado la máscara de la nieve lo había abatido (2)

Esta vez el asceta resultó el vencedor...

Yo soy de la raza del León, el rey de las fieras;

Mi morada fue siempre la nieve de las alturas;

Por esto, toda preocupación, (por lo que a mí concierne) es supérflua.

Escuchadme a mí, el viejo.

Y a las estirpes futuras transmitireís la Doctrina...

EL CANTO DE LA ALEGRIA

Este es mi canto de la alegría.

La nieve me había separado del mundo.

Los espíritus aéreos de las alturas me traían el sustento.

Contemplando en mi alma, lo veía todo.

Sentándome sobre la baja tierra, ocupaba un trono.

Ahora yo canto los seis principios fundamentales. -

Tomando por analogía el dominio de los seis sentidos, (3)

Hablaré brevemente de las seis deficiencias interiores.

Pero las seis inmensidades que infunden la seguridad.

Excitan el sexto modo del bienestar espiritual...

Hasta que se advierte un vínculo – aquí no es el cielo;

Pueden ser contados – las pequeñas estrellas no existen;

Allí está el aumento y la disminución – el Océano no existe;

Si para pasar se usan los puentes – el fuego no existe;

Aferrado, el arco iris se desvanece.

Estas son las seis analogías según las cosas exteriores. -

Mientras se permanezca en una vida de abundancia no hay contemplación;

Mientras haya dispersión, no hay meditación;

Mientras hay incertidumbre, no hay disciplina;

Mientras haya dudas, no hay ascesis;

Donde está el principio y el ocaso, no hay sabiduría;

Donde hay nacimiento y muerte, allí no está Buda;

Estas son las seis deficiencias interiores. -

Una gran fé – es un camino hacia la liberación;

Tener confianza en maestros probados – es un camino hacia la liberación;

Consagrarse a un voto puro – es un camino hacia la liberación;

Caminar entre montañas salvajes – es un camino hacia la liberación (4)

Vivir en soledad – es un camino hacia la liberación;

La acción mágica – es un camino hacia la liberación;

Estos son los seis caminos de la liberación conseguidos con diversos medios. -

La adhesión primordial a las cosas es la inmensidad natural;

La coincidencia de la interioridad con la exterioridad es la inmensidad del saber;

La coincidencia de la luz con la sombra es la inmensidad del Buen Juicio;

La gran comprensión es la inmensidad de la fé;

La inmutabilidad es la inmensidad de la contemplacion;

La continuidad es la inmensidad del alma;

Estas son las seis inmensidades que infunden seguridad...

Tal es el canto del asceta que ha meditado durante seis meses...

La angustia del corazón que considera real lo que condiciona la existencia, es alejada;

La oscura tiniebla de las ilusiones generadas por el no saber, es disuelta; (5)

La blanca flor de loto de la visión intelectual abre ahora su corola;

La antorcha de la clara autoconsciencia es alcanzada;

La sabiduría se manifiesta, distinta;

¿Está verdaderamente despierto mi espíritu?

Cuando miro hacia lo alto, en medio del cielo azul,

El “vacio” de lo existente se me presenta como una evidencia;

Y yo no temo a la doctrina de la realidad de las cosas.

Cuando vuelvo mi mirada hacia el Sol y la Luna.

La iluminación se manifiesta distintamente a mi consciencia;

Y yo no temo el embotamiento ni la torpeza.

Cuando vuelvo la mirada hacia la cima de las montañas,

lo inmutable de la contemplación se presenta distintamente a mi consciencia;

Y yo no temo a la cesante inconstancia del vano teorizar.

Cuando miro hacia abajo, en medio de los ríos,

la idea de la continuidad se presenta distintamente a mi consciencia;

Y yo no temo a la imprevisibilidad de los acontecimientos;

Cuando veo la imagen del arco iris,

el “vacio” de los fenómenos queda experimentado en el punto central de mi ser interior;

Y yo ya no temo más, ni aquello que perdura, no aquello que fenece.

Cuando veo la imagen de la Luna reflejada en el agua,

la autoliberación, desligada de todos los intereses, se presenta diáfana a la consciencia.

Y ningún interés tiene ya poder sobre mí.

Cuando miro dentro de mi alma,

la luz del interior del recipiente se presenta clara a la conciencia: (6)

Y no temo a la tontería ni a la estupidez...

CANTO DE LA ESENCIA DE LAS COSAS

El temporal, el rayo, la nube de Sur.

Cuando se manifiestan, se manifiestan desde el mismo cielo,

cuando se desvanecen, se desvanecen en el mismo cielo.

Arco iris, niebla y bruma.

Cuando se manifiestan, se manifiestan en el mismo aire.

Cuando se forma, surge la misma tierra,

cuando se desvanece, se desvanece en le misma tierra...

Ríos, espumas y olas.

Cuando surgen, surgen en el mismo Océano,

cuando se desvanecen, se desvanecen en el mismo Océano.

Pasión, anhelo y avidez,

cuando surgen, surgen de la misma alma,

cuando se desvanecen, se desvanecen en la misma alma.

Sabiduría, iluminación, liberación.

Cuando surgen, surgen del mismo espíritu,

cuando se desvanecen, se desvanecen en el mismo espíritu.

Lo exento de renacimiento, lo incondicional, lo inexpicable.

Cuando surgen, surgen del mismo ser,

cuando se desvanecen, se desvanecen en el mismo ser.

Aquello que se considera como demonio,

cuando surge, surge del mismo asceta,

cuando se desvanece, se desvanece en el mismo asceta,

porque estas apariciones son sólo un juego ilusorio de esencia interior... (7)

Realizando la verdadera naturaleza del alma,

se reconoce que el estado de iluminación no viene ni va.

Cuando el alma, ilusionada por apariciones del mundo exterior,

ha realizado la enseñanza relativa a los fenómenos y el “vacio” no hay diferencia alguna... (8)

Cuando la naturaleza del alma,

se paragona con la del Eter,

es entonces cuando se conoce rectamente la esencia de la verdad.

NOTAS

(1) Los tibetanos creían en un síntoma de calor, que los ascetas conseguían producir por vía supra-normal, lo que les permitía no deber abandonar en invierno las grandes alturas, permaneciendo en estado de contemplación. Que no se trata de infundios fantásticos lo atestigua A. David-Neel, que ha vivido muchos años en el Tibet, haciendo vida común en estos ambientes, y que ha tenido la ocasión de aceptar la realidad objetiva de este fenómeno. De ello dió una descripción en la conferencia que pronunció en la Sorbona y que luego fue publicada en la Christliche Welt (nn. 1-2-3 de 1928), así como en su notable libro Mystiques et Magiciens du Tibet. A cualquier lector le puede interesar mucho un indicio sobre el procedimiento usado para producir este fenómeno mediante la fuerza espiritual. Después de los ejercicios preliminares, para habituarse a estar desnudo, o casi desnudo, en el frío, el asceta concentra su espíritu en el punto en el que se supone que se corresponde, en el cuerpo humano, con la fuerza cósmica del fuego ( el plexo solar). Se piensa primeramente en el fuego escondido bajo las cenizas. El ritmo de un profundo inspirar y expirar lo aviva. La ceniza empieza a enrojecer. Toda inspiración es reconocida por el asceta como una ráfaga que reanima más y más la llama. Se sigue luego con el pensamiento el revivar el fuego, imaginando que se posa sobre la espina dorsal: es, anto todo, un hilo de fuego, que luego toma la dimensión de un dedo, de un brazo, hasta que todo el cuerpo arde como un horno lleno de carbón incandescente. En este punto el asceta ya no debe de ver el fuego, ni “sentir” el cuerpo, sino pensar que todo el universo llamea como un inmenso mar de fuego agitado por el viento; casi perdiendo el sentido de la propia persona, él se siente como una llama de ese mar de fuego. Y es en ese punto cuando, si la concentración ha sido lo suficientemente intensa y regular, empieza a concentrarse en el cuerpo un calor sobrenatural. Por otra parte, aunque de modo generalmente involuntario, fenómenos de este género se encuentran también en la historia del ascetismo occidental.

(2) La visión del mundo a la cual se conectan tales enseñanzas es la que considera las cosas como manifestaciones de fuerzas suprasensibles, con las cuales es posible tomar contacto, para secundarlas o combatirlas, una vez realizados ciertos estados de la consciencia ascética. Venciendo interiormente las fuerzas invisibles de la tempestad y del invierno, Milarepa se vuelve también inmune contra las acciones de los correspondientes fenómenos físicos.

(3) En las enseñanzas Hindús, los sentidos no son cinco, como en nuestro caso, sino seis, porque ellos cuentan también el pensamiento, el cual, según esta doctrina, no es de ningún modo el espíritu, sino un “órgano” sui generis usado por la conciencia.

(4) Indicio que no dejará de interesar específicamente a nuestros lectores: la experiencia de la alta montaña, donde está incontaminada y primordial, ya era considerada por este extraño asceta, tantos siglos atrás, como un camino de liberación espiritual no menos fecundo de frutos que los propios de la fé, la devoción, el anacoretismo, etc.

(5) El concepto del no-saber (avidyâ) constituye la clave de toda la doctrina budista-tibetana referente a la “existencia condicionada”. Esa existencia, que implica miseria, sed, insatisfacción, agitación, nacimiento y muerte y nuevo renacimiento, procede de una cadena de causas, al comienzo de la cual se halla precisamente este misterioso “no-saber”, sobre el cual los textos arrojan poca luz, afirmando que el sentido de la cosa puede revelarse solamente a un cierto grado de desarrollo espiritual. En general, puede decirse que este no-saber se resume en ignorar el carácter ilusorio (respecto al ser absoluto) de la realidad fenoménica, actitud que genera un movimiento hacia lo externo y la destrucción del sentido central del espíritu: una especie de “caída” metafísica, que termina por hacer del “yo” algo casi automático llevado por la corriente del “devenir”.

NOTA: En la tradición occidental es muy importante LA NUBE DEL NO SABER: TEXTO ANONIMO INGLES DEL SIGLO XIV La nube del no saber es seguramente la obra más notable producida por la escuela mística inglesa del siglo XIV y uno de los textos clásicos de la literatura religiosa en lengua inglesa. Dirigido a un joven discípulo con el fin de guiarle en el ejercicio de la contemplación, esta obra combina la viveza de la descripción de una experiencia espiritual personal con la pretensión del autor de transmitir esta experiencia con un lenguaje directo y sencillo. Sin renunciar a la doctrina tradicional de la Iglesia, presenta los distintos estados psicológicos y emocionales que atraviesa el contemplativo hasta llegar a ser uno con Dios y cómo superarlos, poniendo especial énfasis en algunas cuestiones más disputadas en los círculos espirituales de su tiempo, como el don de la gracia divina, la inmanencia y la trascendencia, la relación del cuerpo y el alma en la tarea contemplativa. El tratado constituye un excelente ejemplo del misticismo afectivo del siglo XIV, de la búsqueda del encuentro con Dios en la intimidad de la conciencia individual, en una época caracterizada por la polémica sobre las distintas formas de vida religiosa, la crisis de las instituciones eclesiásticas y el declive del pensamiento escolástico.La identidad del autor se desconoce. Si bien de la lectura del texto puede deducirse que se trataba de un clérigo con una buena formación teológica y conocedor de las controversias del momento, ha sido imposible determinar su condición y el ámbito en el que ejercía su magisterio. El lenguaje de los manuscritos conservados permite adscribir el texto a uno de los cuatro grupos dialectales del inglés medieval y sugiere que el autor procedía del noreste de la región de los Midlands. Asimismo, también se desconoce la fecha de composición, aunque la mayor parte de la crítica está de acuerdo en situarla entre la muerte de otros dos místicos ingleses contemporáneos, Richard Rolle (1349) y William Hilton (1395), debido a que La nube parece querer corregir algunas nociones que aparecen en la obra del primero y, a la vez, parece ser el objeto de algunas observaciones críticas que aparecen en la obra del segundo. Por consiguiente fue probablemente redactado a finales del siglo XIV, en la misma época en que Geoffrey Chaucer escribía Canterbury Tales (1390)

(6) El “recipiente” es aquí, naturalmente, un símbolo del ser humano, en el centro del cual arde la llama de la conciencia superior.

(7) Estas visiones tibetanas son muy interesantes y representan un punto de vista original para la consideración del problema de ciertos fenómenos suprasensibles, presentando una cierta personificación. Aquí queda superada, sea la actitud del que niega la realidad de estas apariciones, sea del que, al contrario, las afirma incondicionalmente. Según el punto de vista en cuestión, “demonios” y también “dioses” no son más que proyecciones de ciertas formas profundas del espíritu humano, capaces, bajo ciertas condiciones, de desarrollar el aspecto de seres independientes e, incluso, de ser “vistos”. Creer en una verdadera realidad de estas apariciones es, pues, una de tantas ilusiones del “mundo condicionado”: pero, por otra parte, ellas no son, tampoco, una “nada”; es un modo por el cual el asceta experimenta ciertas formas profundas suyas antes de unirse a un conocimiento efectivo y verdaderamente consciente de la propia naturaleza, digamos, “trascendental”.

(8) Desarrollar la doctrina del “vacío” - cunya o cûnyata – nos llevaría demasiado lejos y a decir verdad, nos conduciría plenamente a la visión del mundo según el budismo tibetano (Mahayana). No hay nada que más se preste al equívoco que esta enseñanza, una vez expuesta a un espíritu occidental: ¿qué se puede, de hecho, pensar, cuando se dice que la esencia de todas las cosas es el “vacío”? El hecho es que, en tales tradiciones, más que de conceptos filosóficos, se trata de la transcripción aproximada de experiencias interiores, para nosotros más fácilmente accesibles mediante el símbolo que mediante la teoría. Después, Milarepa comparará la naturaleza del alma con la del “Eter”: recuérdense las sensaciones que se pueden experimentar ante un amplio, libre cielo, con los horizontes ilimitados tras las cumbres máximas, los cielos libres sobre los océanos, y, por ese camino, nos aproximaremos a la sensación del “vacío” de los ascetas tibetanos: es el estado de un alma liberada, desligada del vínculo de la individualidad física, desatada de la misma violencia de las percepciones sensibles, porque por toda esa realidad física asume casi la naturaleza de una “aparición”. En la enseñanza, según la cual, la sustancia de las cosas sería “el vacío” no se expresa un “nihilismo”, sino que se expresa sólamente la transcripción del modo de aparecer de las cosas cuando son experimentadas por una tal conciencia liberada, propia a la naturaleza del ser ilimitado. Por lo cual, aquí se da una superación de la idea del “nirvana” como “extinción” y fuga del mundo. Según esta doctrina, quien realiza el “vacío” ha llegado ya a la meta suprema, la vida en el mundo y el nirvana resultan para él una misma cosa, y él, según expresión de otro texto, el Kularnavatantra (IX,9), conoce el estado en el cual “no se está ni en un aquí ni en un no-aquí, ni en el ir ni en el venir, sino en una tranquila iluminación, como en un océano infinito”.

PUBLICADO POR MONTAÑA Y TRADICIÓN

Continúa con el compartir de un trabajo para los grupos de Gurdjieff en Colombia, publicado en la revista "Ojo de Agua" gracias a l Dr. Sergei Laignel lavastine que me invitó a publicarlo siendo él del Comité de Redacción de la misma, sobre el trabajo de la cerámica como referente del vacío y el recipiente en el trabajo cerámico del torno a mano, un símbolo del ser humano, en el centro del cual arde la llama de la conciencia superior, pues entre 1986-1990 tuve junto a Braulio Rivero, un taller de cerámica donde este joven ceramista daba clases de torno en la ciudad de Valencia (Edo.Carabobo)

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