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Quinta entrega del libro de ROBERTO LOVERA DE SOLA: "BOLÍVAR, EL GRAN SEÑOR DE LA PALABRA Y DE


PERIODISTA, FUNDADOR DE SEMANARIOS, PREOCUPADO POR LA OPINIÓN PÚBLICA

Un aspecto importante, diríamos que decisivo, de la acción pública del Libertador la hallamos en el aspecto divulgativo que hizo de sus ideas y del ideario de la emancipación a través de los voceros que fundó y en los cuales escribió, casi siempre usando el seudónimo. Así el examen del Bolívar periodista es fundamental para la comprensión de su personalidad intelectual, asunto que es el que tratamos en estas páginas. Es a ello a lo que dedicamos es esta parte.

UNA FACETA DE SU ACCIÓN PÚBLICA

Como ya lo hemos señalado dentro de las actividades realizadas por el Libertador para llevar adelante la empresa de nuestra libertad politica jugaron un papel importante sus tareas desde la prensa. Es conveniente señalar qué significó ella para él y cómo se valió de ella para dar a conocer la doctrina en la cual se basó su actividad política.

Para Bolívar la imprenta tenía tanta importancia que en una carta(septiembre 1,1817) que remitió a Fernando Peñalver(1765-1837) le dijo, entre otras cosas,

“Sobre todo mándeme de un modo u otro la imprenta que es tan útil como los pertrechos” (Escritos, t.X,p.370).

Tal era su concepción en este campo que uno de sus más constantes adversarios, contrincante y antagonista, el realista criollo José Domingo Díaz(1772-d1842), pudo señalar que la prensa fue el “arma querida” del Libertador. De la misma forma enfatizó que esta fue

“siempre la primera arma de Simón Bolívar: de ella ha salido ese incendio que ha devorado a la América y por ella se han comunicado al extranjero aquellos motivos para excitar la codicia, cuyos desengaños son tan sensibles. En esta oficina de mentiras e imposturas ha estado aquella fuerza que ha arrastrado a la adoración de este Huicipolochi un gran número de necios y sencillos que no le han conocido sino por ella, y que se han desengañado, o cuando le han observado y visto de cerca, o cuando también se les ha presentado la verdad de las cosas por igual conducto”.

Antes de entrar a examinar las líneas de la acción periodística de Bolívar habría que precisar antes hasta qué punto se puede llamar periodistas a los que escribían en los diario patriotas entre 1810-1826 fecha inicial y final de la contienda bélica. ¿Hasta qué punto eran periodistas los que redactaban las columnas de los voceros patriotas durante aquellos convulsos años?. ¿Cómo eran ellos? ¿Quiénes eran?. ¿Cómo calificar su acción desde el periódico o la gaceta?. Para responder estas preguntas habría primero que señalar que en ningún momento se puede decir que fueron periodistas profesionales. Fueron: a) articulistas naturales; b) hombres que escribían para defender la causa por la cual luchaban. De allí que fueran periodistas vocacionales, como señaló Manuel Pérez Vila(1922-1991), los artículos periodísticos de Bolívar los reunió el doctor Vicente Lecuna(1870-1954) tanto en sus Papeles de Bolívar como en su compilación de las Obras completas del Libertador que aquí citamos. En la recolección, aun en proceso, de los Escritos del Libertador, que nosotros utilizamos ampliamente en este libro, se han venido incluyendo cronológicamente los artículos periodísticos de Bolívar. Ha sido Pérez Vila quien ha identificado, glosado y examinado varios de estas colaboraciones del Libertador en su libro Las campañas periodísticas del Libertador. Por la labor que hicieron todos estos patriotas fueron periodistas de combate, de partido, defendían una causa. Fueron periodistas de opinión y no de información. Esto último es fundamental entenderlo para apreciar lo que dejaron escrito en los periódicos que se editaron en aquel tiempo. Es esencial saber que la prensa, para esa fecha no había logrado los adelantos de nuestro tiempo y por fin, que no se puede pedir objetividad al testigo implicado, al luchador, al que está convencido de la veracidad del ideal por el cual pelea. Si no se entiende esto, difícilmente se comprenderá cuanto se puede leer en la prensa de aquellos años.

Otro hecho al que hay que responder es precisar cuál era la fisonomía de aquellos medios de difusión. Hubo dos formas: no todos los periódicos fueron cercanos al poder. Hubo órganos oficiales pero existieron medios independientes, en los cuales se expresaron las ideas de sus redactores, tal las ideas del licenciado Miguel José Sanz(1756-1814) expuestas en el Semanario de Caracas(1810-1811). Es más: una gaceta como el Correo del Orinoco, fue órgano oficioso y no oficial del régimen establecido (1818) por Bolívar en Angostura. de la Misión, muchos de los cuales fueron también impresos en la columnas de la Gaceta. Existen razones de peso para pensar que la redacción original de este artículo en inglés obedeciese a sugestiones de la misión presidida por Bolívar, puesto que el Decreto de Bloqueo de las Costas de Venezuela afectaba directamente a las negociaciones que se estaban llevando a cabo en la capital inglesa. Por otra parte, el oficio del 8 de septiembre...firmado por Bolívar y López Méndez en Londres, sobre el asunto del bloqueo, se publicó en el número siguiente de la Gaceta...correspondiente al 9 de noviembre. Por tanto puede razonablemente concluirse que el artículo aparecido en el Morning Chronicle de 5 de septiembre, fue inspirado por la Misión de Bolívar y que la versión castellana habría salido de la misma misión...”(Escritos,t.IV,p.63-64).

Pero no sólo esto. También el Libertador fue periodista. Del 7 de febrero de 1814 data su primer artículo periodístico inserto en la Gaceta de Caracas.

Su acción periodística fue constante. Escribió diversas columnas con seudónimo, algunos de los cuales han sido pesquisados por la investigación bolivariana. Muchos de estos textos fueron polémicos. En esos artículos se expresó de forma original, clara y vigorosa, que fue la base de su estilo periodístico. Esa originalidad, claridad y vigor tuvo relación con su forma epistolar “diáfana, concisa, tajante y precisa” que encuentra Pérez Vila en sus misivas.

Para cerrar esta semblanza de Bolívar periodista, antes de entrar en las particularidades, es bueno advertir que el Libertador fue lector constante de los mejores periódicos europeos y norteamericanos de su tiempo, conocía también los idiomas de esos países, el francés lo hablaba como el castellanos, el inglés lo entendía bien, a través de esos periódicos seguía la marcha de los sucesos. Gracias a estar suscrito a gacetas extranjeras se enteraba no sólo de cuanto sucedía en el Viejo Mundo sino incluso dentro de nuestros propios países. En aquella época era lentísima la marcha de las noticias. Pasaba mucho tiempo para que una información llegara a sus manos. A veces quien analiza el asunto se da cuenta que, por ejemplo, parecía haber alguien interesado en que tardara mucho el Libertador en enterarse de las decisiones del gabinete bogotano, ciudad que fue capital de la Gran Colombia, sobre todo cuando se tomaban decisiones que iban en contra del Libertador. Tal fue el caso de la conducta de la Cancillería de San Carlos ante un representante diplomático enviado por Haití. Por ello el Libertador suplía la desinformación leyendo periódicos extranjeros. Es una carta al general Francisco de Paula Santander(1792-1840), vicepresidente encargado de la presidencia (Guayaquil: abril 29,1823) le dice: “Si no fuera porque estoy al corriente de los negocios públicos de América y Europa, por las prontas y frecuentes noticias que me vienen de una y otra parte estaría desconsolado al no saber nada de Bogotá, pero el Istmo me suple mucho en estas circunstancias con sus noticias”(Escritos, t.XXIV,234). Por esto mismo, cuatro años mas tarde, estando en Caracas, en una carta que dirigió a José Fernández Madrid(1789-1830) representante de la república en Londres le pidió:

“Caracas: 30 de abril de 1827

Al señor José Fernández Madrid

Mi querido Madrid:

Me apresuro a saludar a Ud. Y a rogarle que tenga la bondad de mándarme a inscribir en los tres mejores diarios. Yo no sé sino por acaso de las cosas públicas. Libre Ud. sobre mi bolsa la miserable suscripció. Soy de Ud. su afactísimo amigo: Bolívar(Cartas,t.V,p.464).

Encontramos en esta carta cierta lógica pesadumbre, hecho evidente si nos detenemos en las entrelíneas de esta epístola. Por una parte, es evidente la angustia propia del gobernante que tenía la necesidad de estar al día, de saber cuanto sucedía en la amplísima región que formaba la república en aquellos días, desde la costa norte del mar Caribe hasta los límites sureños del Ecuador al margen del océano Pacífico, de la cual era el Presidente y suplir de alguna forma todo lo que desde Bogotá o no se le comunicaba o no se informaba a tiempo. No hay que soslayar que días antes de escribir a Fernández Madrid había roto el Libertador definitivamente con vicepresidente Santander, situación que él mismo comunicó al general Carlos Soublette(1789-1870) en una misiva (Cartas,t.V,p.414). Y por fin el límpido político que fue el Libertador ordenaba a José Fernández Madrid (1789-1830) que el precio de las suscripciones debían cobrársele a él como persona y no al Estado grancolombiano pues se trataba de un asunto particular suyo. La suscripción no era para el Presidente sino para el general Bolívar; se trataba de un gasto personal, el cual no tenía porque ser pagado por las rentas del Estado. Esto es importante porque en el caso de Bolívar nunca hubo confusión entre aquello que era de él y aquello que pertenecía al Estado cuyos fueros nunca quiso violar.

Y no fue esta la única vez que encontramos al Libertador preocupándose por sus suscripciones a diarios. En otra carta, que dirigió al canciller Estanislao Vergara(Bojacá: diciembre 16, 1828) le dice:

“Devuelvo a Ud. la carta que se sirvió incluirme, del señor Medina, al cual deben asignarse los cincuenta pesos que solicita para gastos de suscripción de varios periódicos”.

En esta misiva se lee en el mismo párrafo: “Las noticias que comunica a Ud. el señor Medina son, a la verdad, interesantes. Todo hace prever una gran crisis en México”(Cartas,t.VI,p.563). Vemos aquí otra vez como se une su necesidad de estar suscito a buenos diarios con su interés permanente por cuanto acontecía.

Podríamos añadir una observación más a partir de esta carta. Creemos que fue la lectura de periódicos extranjeros lo que dio al Libertador ideas sobre la forma cómo se debía hacer un periódico, como presentar sus noticias, cual era el orden que debían tener, concepciones que luego hizo conocer a quienes dirigían los periódicos republicanos tanto en Venezuela, Colombia o Perú.

¿CÓMO DEBE SER UN PERIÓDICO?.

No sólo poseía el Libertador conocimientos precisos de todo aquello que los periodistas denominan la “cocina”, es decir, la forma como se confecciona un diario, al menos hasta la introducción de los computadoras en su hechura. Tenía Bolívar también una concepción exacta de lo que debía ser una publicación periódica puesta al servicio de la causa que liderizaba.

Como ya hemos afirmado no se puede hablar de Bolívar como el Libertador sino a partir de 1813, momento durante el cual se puso frente a una pequeña tropa que salió de Cúcuta(mayo 14) y la cual a través de una rápida campaña, que por lo fulgurante he sido denominada Admirable, venció a los realistas y tomó de nuevo a Caracas al mando del ejército que había formado(agosto 6). Como consecuencia de esos triunfos Caracas(octubre 14) le otorgó el título de Libertador, al cual el Héroe fue siempre fiel. Ser el Libertador, ser leal a ese título, fue parte de su imagen pública como político, cosa que él siempre cuidó mucho como más adelante lo veremos.

Ese año trece se inició su dirigencia política. Desde los días de aquel trágico gobierno, porque a poco de haber tomado Caracas, las caballerías de José Tomás Boves(1782-1814) iniciaron la insurrección popular que acabó con el régimen patriota en la batalla de Úrica(diciembre 5 ,1814). Pero cuando fue ocupada Caracas por los patriotas en 1813 los redactores realistas de la Gaceta de Caracas huyeron. Se encargó de redactarla Vicente Salías(1782-1814), patriota impoluto, autor de letra del Gloria al bravo pueblo, quien escribía el semanario de forma tan radical, que aquello podía ocasionar graves problemas al débil gobierno. Por ello Bolívar a través de su secretario(San Mateo:feberero 22,1814) Antonio Muñoz Tebar(1792-1814) remitió a Salias la siguiente comunicación:

“Los números 39 y 40 de la Gaceta que usted redacta contienen avisos, tanto oficiales como particulares, que han desagradado al Libertador; sobre todo, una nota y una carta de un extranjero, donde se ofende injustamente al Excmo. Señor gobernador de la isla de Curazao, olvidando las consideraciones que se deben a un jefe de su carácter, y perteneciente a la nación británica. Tal es la aserción que hace el extranjero en su carta de que ha auxiliado el gobernador a la plaza sitiada de Puerto Cabello: y siendo usted tan severo para censurarle en sus notas, cuando hechos auténticos, aunque indebidamente, suministran materias a las reflexiones de usted, parecía que la imparcialidad le obligaba del mismo modo a desmentir otras calumnias, cuya impostura se descubre a primera vista.

Acusar al Gobernador de Curazao por haber saludado con salvas de artillería a Monteverde, no sólo es impropio en los términos en que se hace, sino además, es un absurdo chocante. Está mandado por todas las ordenanzas del mundo civilizado; y es el uso constante de las naciones, tributar a los jefes militares y ministros diplomáticos extranjeros, los honores que le corresponden; y bajo este concepto no hizo más que llenar un deber de su autoridad el gobernador de Curazao, haciéndolos a un general español. Insinuar que en vez de estos honores debió ser puesto en un consejo de guerra por no haber defendido a Venezuela, es una reprensión que puede más bien dirigirse a la nación española, que debe juzgar de la conducta de Monteverde, y no a un jefe de la nación británica, que únicamente debe atender a las decoraciones de aquél.

Noticia usted igualmente al público que reunidos los mariscales Soult y Suchet, derrotaron a lord Wellington; aviso no menos destituido de fundamento que absurdo, por ser imposible esta reunión de los mariscales franceses, que a lo más podrían combinarse. Otros errores, otras impropiedades que se observan en los citados números iban a determinar al Libertador a la supresión del periódico, que continuando así, más bien sirve a destruirnos por la opinión, que a hacer conocer el verdadero espíritu del gobierno. Sin embargo ha resuelto: 1) que no se inserte documento ninguno oficial en la gaceta, si no se dirige a usted por la Secretaría de Estado, y con la orden especial que se comunique al Libertador para su publicación; 2) que no se den noticias relativas a la guerra en ambos continentes, si no se extractan de documentos oficiales, y no sobre rumores o avisos particulares; 3) que sobre los procedimientos de los demás gobiernos no se hagan reflexiones en la gaceta sin consultar antes con la misma Secretaría del Estado, para la previa aprobación del Libertador; no sea que se ataquen los mismos usos o principios que rigen las naciones.

No es esto coartar la libertad de la prensa, ni disputar a usted el gobierno la propiedad de su gaceta. Le es permitido manifestar en ella las opiniones que quiera, si no comprometen el crédito de la república con sátiras contra las autoridades de las naciones más respetables. Estando además reducidos a este solo periódico, que nos hace conocer en el mundo, es menester que nos represente fielmente, que no desfigure con prejuicio de nuestra opinión”(Escritos,t.VI,p.152-153).

En este oficio quedaba muy claro que para Bolívar el ejercicio del periodismo exigía ecuanimidad, que quienes escribían las columnas de los periódicos no debían exagerar sino publicar la verdad, que estaban obligados a consultar las mejores fuentes para que éstas respaldaran las afirmaciones que contenían sus publicaciones. Y hay algo más, a pesar de que aquel era un régimen de excepción, el cual se enfrentaba a un enemigo poderoso, que no había parlamento, que el poder residía en manos del Jefe del Ejército: Bolívar, éste era un hombre de mentalidad democrática quien a la vez que le envía una dura reprimenda al redactor de la Gaceta…tiene el cuidado de indicarle que sus directrices no coartan la libertad de prensa sino que tienden a mejorarla.

A las pocas semanas(marzo 20,1814) el Libertador encontró en el número 49 de la misma Gaceta unas informaciones falsas. En ellas si bien en parte se denunciaban las atrocidades de Boves también se atribuían algunas al brigadier realista José Ceballos, quien era inocente. El Libertador consciente de que el periódico debía informar la verdad hasta para defender al adversario, otra vez a través de Antonio Muñoz Tebar(1792-1814), le comunica a Salias que si bien es cierto el salvajismo de Boves el redactor “se equivoca en confundir a Ceballos entre esos monstruos, y prestarle sus mismos designios…La imparcial justicia obliga a declarar que Ceballos no tenía parte alguna de esta abominación y todo el horror que inspira debe absolutamente recaer sobre [José]Yañez o sobre Puy”(Escritos,t.VI,p.190). No fue la única vez que el Libertador defendió a un adversario de falsos cargos.

Y no se crea que el Caraqueño no tenía certeza de quienes eran sus opositores. El escribió ese mismo año(diciembre 8, 1814), “Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales, y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos” (Escritos, t.VII,p.58). Pero aunque pensaba esto, también sabía que la severidad tenía un límite: la justicia. Por ello no estaban autorizados los periódicos a propalar hechos inciertos.

No hay que olvidar que Bolívar se preocupaba de todos estos asuntos porque en él la actitud de educar siempre estuvo presente. Incluso en aquellos momentos en que no enseñaba algo en particular ya que en el, como nos lo ha demostrado el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa(1902-1993), “el político y el educador marchan juntos, ligados íntima y solidariamente. Para él liberar y educar eran tareas de una misma naturaleza”. Por eso consideraba que dar educación al pueblo era “el primer deber del Estado”(El primer,p.364). Y esto lo afirmaba porque sabía que

“la nación será sabia, virtuosa, guerrera si los principios de su educación son sabios, virtuosos y militares: ella será imbécil, superticiosa, afeminada y fanática si se la cría en la escuela de estos errores”(Obras,t.III,p.383).

Y Bolívar como los maestros, se había impuesto el “penoso ejercicio de crearle Ciudadanos al Estado”(Obras,t.III,p.833). Por ello no desperdiciaba oportunidad alguna para educar. Lo hizo a todo lo largo de su carrera política. Su actividad pedagógica la inició en 1811, en las sesiones de la Sociedad Patriótica, cuando a partir de la idea “vacilar es perdernos”(Escritos,t.IV,p.81) propuso se hiciera presión sobre el primer Congreso reunido en el país para que éste declarase nuestra independencia. A todo lo largo de su vida seguirá enseñando: después del terremoto del 26 de marzo 1812, “si la naturaleza se opone”; al iniciar la reorganización de la guerra desde la Nueva Granada a la caída de la Primera República en 1812 y 1813; a través de la proclama de Guerra a Muerte(junio 15,1813); siendo siempre fiel al título de Libertador; insistiendo, en 1814, en la necesidad de una jefatura única para conducir a los patriotas al triunfo; cuando se unió a los demás jefes, no todos adictos a él, en Haití; al comprender el significado de Páez y sus llaneros para la causa; al estar siempre optimista en las horas más difíciles; cuando actuaba en forma pedagógica con sus tenientes, a los cuales no sóloaconsejaba sino que a muchos llaneros los llamaba “Caballeros” y a muchos de ellos invitó a su mesa para, muy discretamente, enseñarles modales de sociedad. Bolívar, subraya Prieto, sabía que el proceso educativo era lento por ello enseñaba con su ejemplo, estando cerca de los soldados, mostrando cómo manejaba los dineros del Estado, educando a través de la prensa, a través del desinterés, que le llevó a gastar cuanto ganó dándoselo a quienes le habían acompañado y sido fieles, o a sus viudas e hijos. Y es por esto que deseó que las naciones en las cuales actuó poseyeran buenos periódicos.

¿CÓMO HACER UN PERIODICO?

Los periódicos patriotas fueron voceros de partido y combate. Bolívar, quien fue sangriento polemista, pensaba que “para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad como para el elogio más subido”(Cartas,t.IV,p.416).

De la misma forma, al escribir a Tomás de Heres(1795-1842) en torno a una polémica que se preparaba le advertía:

“No se detenga Ud. en pelillos, dígales cosas muy fuertes y siempre la verdad, que es la que amarga” (Cartas,t.IV,p.410).

Basados en ambas citas podemos comprender mejor, evaluar con rectitud, muchas de sus ideas sobre la prensa patriota, la opinión pública y la libertad de crítica que siempre auspició.

Como ya lo hemos afirmado siempre pendiente de cuanto se publicaba en nuestros voceros durante el año 1814, momento durante el cual escribió su primer documento sobre el tema que ya hemos citado, al dirigirse a Salias le dice claramente que le han desagradado ciertas informaciones imprecisas publicadas por la Gaceta de Caracas. En esta correspondencia establece una serie de medidas para evitar que en adelante el vocero oficial ofrezca noticias que no estén en relación directa con la verdad por lo difícil de aquella hora, el país se desangraba, la República iba a fenecer ante el avance de Boves, Bolívar tiene que ser claro y tajante y le dice que de continuar tales informaciones se verá en la necesidad de suprimir el semanario. Y añade:

“Estando además reducidos a este solo periódico, que nos hace conocer en el mundo, es menester que nos represente fielmente, que nos desfigure con prejuicio de nuestra propia opinión”(Escritos,t.VI,p.152).

La siguiente mención del asunto la encontramos en otras censuras que hace a Salias sobre unas informaciones poco exactas publicadas en la misma Gaceta:

“El Libertador ha visto en la Gaceta número 49 la carta de un cumanés justamente indignado de las atrocidades de Boves y Rosete y sobre todo del infame proyecto de éste último de marcar con una P el rostro de aquellos pocos americanos a quienes hubiera dejado la existencia; pero se equivoca en confundir a Cevallos entre esos monstruos, y prestarle sus mismos designios. Es un hecho auténtico haberse hallado en la ciudad de Guanare junto con algunos cajones de pertrechos, otros de grillos, y una R de hierro para imprimirlas también en el rostro. La imparcial justicia obliga a declarar que Cevallos no tenía parte alguna en esta abominación, y que todo el horror que inspira debe absolutamente recaer sobre Yánez o sobre Puy. Cevallos es incontestable que aunque sigue la más injusta causa, y a su sombra se han cometido mil crímenes, sin embargo ha hecho por su parte la guerra, como entre naciones; y no se ha degradado hasta el punto que Boves, Yañez, Rosete, etc. Que nos hacen una guerra de bandidos, origen de males irreparables. Conozcan nuestros propios enemigos que no nos obceca el espíritu de partido, y que la generosidad, que nos hace abandonar sus calumnias, es la misma con que el Libertador publica la apología de aquellos, de quienes lo exige la justicia. El reconoce a la faz del mundo que si todos los Jefes españoles se hubieran prescrito en sus hostilidades la conducta de los coroneles Correa y Cevallos, ni se habría nunca declarado la guerra a muerte, ni habría corrido una gota de sangre española, cuando los atentados de otros corifeos, los más desnaturalizados, y las negras conspiraciones de aquellos mismos que han favorecido su indulgencia, le han arrancado sentencias que por ninguna razón hubiera pronunciado si la humanidad misma no las reclamara; porque sólo ellos puede reprimir a los desvastadores y evitar el sacrificio de millares de víctimas inocentes.

Manda el Libertador que inserte Ud. esta nota en la primera Gaceta.

Dios guarde a V. muchos años

Cuartel General de San Mateo, marzo 20 de 1814. 4º. Y 2º.

Antonio Muñoz Tebar”(Escritos,t.VI,p.190).

Bolívar dejó Venezuela, tras la derrota patriota en el oriente del país(septiembre 8,1814). Volvió en 1816 al frente de la expedición de Los Cayos. En este viaje trajo desde Haití una imprenta y un impresor Juan Bailío(c1752-d1816). La prensa se perdió en la derrota de Ocumare, momento durante el cual el Libertador hasta pensó quitarse la vida para no caer en manos de los españoles. Le salvó Juan Bautista Bideau(c1780-1817).

Desde el momento en que logró establecerse de nuevo en Venezuela, tras la expedición de Jacmel, pensó en la necesidad de una imprenta. En una carta que dirigió a Lino de Clemente(1767-1834) y Pedro Gual(1783-1862) les dice(Barcelona: enero 5,1817):

“Incluyo a Uds. algunos papeles públicos. La falta notable de la imprenta nos priva de la satisfacción de publicar los triunfos de nuestros ejércitos. Por ahora han quedado sepultados hechos inmortales; algún día verán la luz”(Escritos,t.X,p.21).

Entre esos hechos se contaban ese mismo año 1816 la gran marcha realizada por Gregorio McGregor(1792-1845) con sus tropas desde los valles de Aragua hasta los llanos de Barcelona sin ser nunca detenidos por los realistas cuyo territorio cruzaron con valentía y verdadera audacia y la victoria patriota en la batalla de El Juncal(septiembre 27), lograda por el general Manuel Carlos Piar(1774-1817).

Vuelve a referirse a la imprenta en su tantas veces citada carta a Fernando Peñalver en la cual le urge que le envíe una imprenta. Su texto es el siguiente:

“Guayana, 1 de septiembre de 1817

Al Sr. Dn. Fernando Peñalver

Mi querido Peñalver

He recibido con el mayor gusto, las cartas de Vd. del 14 al 18 y 22. Por ellas veo con placer que Vd. Y nuestros amigos han recibido por nuestras ventajas en esta provincia y Margarita. A la verdad bien merecen la pena de alegrarse, pues ya parece que hemos decidido la suerte de la campaña de Venezuela, porque en la guerra hay acontecimientos que, sin ser decisivos, son tan poderosos que ayudan a la decisión. La posesión del Orinoco nos proporciona una brecha a todas las provincias de la Costa Firme.

Por ahora sólo necesitamos de los objetos que he pedido a Vd. antes, porque sin ellos estamos perdiendo el tiempo que es lo más precioso en estas circunstancias. Yo querría bien mandar mulas y ganado a Trinidad, para que Vd. nos comprase todos los elementos de guerra necesarios, pero, amigo, son tantas las dificultades que hay para que el gobierno sea comerciante, que casi me parece mejor entrar en un laberinto. Primero nos faltan embarcaciones propias para este tráfico; segundo, se necesita de hallado hasta ahora. Todos debemos hacerlo y aún no hemos hecho nada, y si no vienen los hombres capaces de ayudar al gobierno, tampoco se hará.

Es inútil repetir a Vd. Que haga siempre sus esfuerzos para que no nos falten estos objetos, pues estoy seguro que Vd. No me olvidará, ni mucho menos, siendo en servicio de la patria.

Sobre todo mándeme Vd. de un modo u otro la imprenta que es tan útil como los pertrechos. En cuanto a lo demás que Vd. me dice en sus cartas, quedo enterado y apruebo cuanto ellas contienen. Conozco ahora más que nunca lo que siempre he conocido, es decir, que Vd. es uno de los que más pueden servir la patria, tanto por su buen juicio, como por su celo y patriotismo, y así amigo véngase Vd. inmediatamente después que haya practicado todos los pasos de que está encargado. Pero que no sean tan tarde que ya yo esté lejos de aquí, porque para entonces quizá ya se habrá perdido la ocasión de emplearlo como Vd, merece.

He recibido, con el mayor gusto, las cartas de los Toros, y es indispensable que Vd. les persuada que vengan a continuar sus servicios a la república donde serán recibidos como ellos merecen y no deben temer que rivalidades indignas, turben su retorno a la patria.

En estos días hemos tenido mil noticias favorables. El general Zaraza se acerca por el Oriente a Caracas, y el general Páez debe estar por el Occidente en Valencia. Estas operaciones han llamado al atención de Morillo; y si nosotros nos hubiésemos movido, Caracas estaría ya en nuestro poder. Por todas partes el partido de la república se aumenta, y no es improbable que, obrando nosotros oportunamente, entremos en la capital sin muchas resistencia. Figúrese Vd. qué dolorosa no será esta demora, en una época en que todo nos promete un fácil triunfo y asegurar los derechos y la prosperidad de nuestro país.

Si tuviera más tiempo daría a Vd. muchas noticias pero estoy muy ocupado, y cooperadores muy pocos.

Adiós querido Peñalver, haga Vd. todo lo que pueda por su país, y venga después a recibir el premio de sus servicios”(Escritos,t.X,p.369-370. El subrayado es nuestro).

A ésta le siguen sus constantes menciones al tema, vertidas en misivas que dirige a lo largo de los años, tiempo durante el cual aunque se dedica a la guerra no olvida lo relacionado con los periódicos pues, conocía su valor y fueron siempre una de sus armas de lucha. Así en una carta que dirigió al general Santander(Cúcuta: junio 26,1820) le dice:

“Devuelvo a Ud. la Gaceta de Chile para que haga insertar en la Gaceta el decreto de patronato, con una introducción del redactor en que asegure la justicia con que ha obrado el presidente O’Higgins. Esto servirá de precursor al decreto. La Gaceta es muy chiquita; no contiene nada; sobran materiales y sobra buena imprenta. Hágale Ud. quitar el jerolífico; póngale Ud. por título Gaceta de Bogotá y que se llenen las columnas con los caracteres más pequeños que haya; pues si es preciso, que se compre la imprenta, o se emplee la de Lora por contrato. Este es un lujo de los gobiernos y es una indecencia lo contrario. Nuestra Gaceta no se puede presentar en ninguna parte por su tipografía. También hay que ahorrar Libertad o Muerte: todo eso huele a Robespierre y a Cristóbal que son dos extremados demonios de oposición a las ideas de moderación culta. La fortuna nos ahorra la horrible necesidad de ser terroristas”(Escritos,t.XVIII,p.84).

Al mes siguiente al escribir a Santander(Cúcuta: julio 12,1820), en la posdata de la carta vuelve a insistir sobre el tema al escribir:

“Mando a Ud. la proclama de Morillo para que se ponga en la Gaceta, con las notas entre paréntesis y en letras bastardillas. Estas notas pueden mejorarse con más sal y con algunos cauterios; Ud. haga de ella lo que le guste suprimiéndolas o aumentándolas; pero que siempre vayan intercaladas en el texto, porque así hacen mejor efecto y no con llamadas; por supuesto que los números no se ponen y sólo sirven en el manuscrito para indicar los lugares anotados” (Escritos,t.XVIII,p.190-191).

Tres días más tarde(Cúcuta: julio 15,1820) escribe a Santander y el envía algunas sugerencias:

“Envío a Ud. la proclama de Fernando con sus notas, para que Ud. la haga insertar en la Gaceta intercalando como paréntesis, dichas notas con letras bastardillas. Se supone que es Fernando quien interpreta su proclama y cuando más sencillo sea el comento, tendrá mayor naturalidad. Hágale Ud. las correcciones que guste. Es bueno que el público esté siempre animado, hasta que se haga la paz, de los antiguos sentimientos que lo han animado; porque si continúa la guerra habrá más de una recaída muy dolorosa”(Escritos,t.XVIII,p.211).

En estos tres textos encontramos varios ejemplos de su interés por la prensa. En los tres casos le envía materiales para que se publicaran en el periódico que se editaba en Bogotá. De los trabajos que le envió dos habían sido escritos por él mismo. Inserta también en sus cartas opiniones sobre cómo debería hacerse el diario oficial.

COMENTA LA CARTA DEL TIRANO AGUIRRE A FELIPE II

En 1821, tras la victoria de Carabobo(junio 24), el Libertador volvió a Caracas(junio 29) de la cual se había ausentado hacía siete años al frente de la Emigración a Oriente(julio 7,1814). Ahora volvía como el héroe indiscutido. Pasó luego a Maracaibo(agosto 30) de donde partió en una goleta a través del lago(septiembre 18) hacia Cúcuta donde se había reunido el Congreso de la Gran Colombia, el cual le esperaba para que prestara juramento como Presidente electo. Mientras la embarcación hacía su periplo lacustre hasta San Carlos del Zulia Bolívar, acostado en su hamaca, se distraía leyendo la Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela(Madrid: Imprenta de Gregorio Hermosilla,1723. 380 p.) de don José de Oviedo y Baños(1671-1838). Precisamente se había detenido en aquellos pasajes en los cuales el historiador provincial narraba la aventura del Tirano Aguirre(c1511-1561). Insertó Oviedo en su Historia...la carta de Lope de Aguirre remitió al entonces rey Felipe II(1527-1598) en la cual le explicaba los por qués de su alzamiento contra aquel Monarca. En el curioso memorial de Lope encontró Bolívar una de las razones de la insurgencia de los hispanoamericanos contra el imperio español, ya que en ella Aguirre recriminaba al Rey la forma cómo la monarquía había olvidado a sus vasallos de América. Bolívar se impresionó tanto que leyó el texto en voz alta para que lo escucharan sus edecanes y los oficiales y soldados que le acompañaban. Inmediatamente dictó a su secretario, el coronel Pedro Briceño Méndez(c1792-1835), una carta dirigida al Gobernador de la Provincia de Maracaibo pidiéndole que hiciera insertar en El Correo Nacional, periódico que redactaba en esa ciudad José Demetrio Losada, la carta de Aguirre al Monarca bajo el título de “Acta primera de la Independencia de América el año de 1560”. No sabemos si llegó a publicarse tal escrito en el periódico marabino. Quedó, sin embargo, el testimonio de la forma cómo el Libertador utilizaba la prensa para proseguir por otros senderos su lucha, tal nos lo mostró Pérez Vila al proporcionarnos los datos en que nos hemos basado en este punto. Impresionó de tal manera al Libertador la lectura de la Historia...de Oviedo que siete años más tarde, según refiere Luis Perú de Lacroix(1780-1837), Bolívar narró a sus acompañantes “parte de la historia de Lope de Aguirre y de su muerte, escogiendo los pasajes y rasgos más interesantes y mas heroicos”.

LOS PERIÓDICOS REPUBLICANOS

No dejó Bolívar de interesarse en la marcha de los periódicos republicanos ya que años más tarde en otra carta al general Santander(Pasto: enero 14,1823) le hace una serie de elogios de los progresos alcanzados por la Gaceta de Bogotá que varios años tanto le disgustaba:

“He visto los papeles públicos; todo anuncia que prosperamos, que la España decae, que la opinión pública se mejora en todas direcciones internas y externas. Me parece que la libertad de imprenta, que tanto nos ha molestado con su amarga censura, al fin nos ha de servir de triunfo. Muy bien habla la indicación y muy agradecido estoy a su redactor: felicítelo Ud. de mi parte por sus principios rectos y luminosos. El Correo de Bogotá tiene cosas admirables, me divierte infinito, no tiene más defectos que su monotonía de cartas; parece una correspondencia interceptada. Dígale Ud. al redactor que anuncie al público que no dará más los artículos remitidos en forma de cartas, sino que los encabezará con un título de su contenido. No hay diario en el mundo que tenga la forma del Correo de Bogotá. A todas las cosas se le debe dar las formas que corresponden a su propia estructura, y estas formas deben ser las más agradables para que capten la admiración y el encanto. Mucho importa que ese diario que tiene tan buenos redactores trate las materias de un modo regular y periodístico”(Escritos,t.XXIV,p.18).

Aunque severo, impulsa cambios positivos.

Su atención a las gacetas nunca desapareció. Estando ya en el Perú dirigió a querido secretario José Gabriel Pérez(c1796-1828) una carta (Huamachuco: mayo 6,1824) en la que le dice:

“Remito a Ud. El centinela, que está indignamente redactado, para que Ud. mismo lo corrija, y lo mande de nuevo a reimprimir, a fin de que corra de un modo decente y correcto. Despedace Ud. esta infame gaceta, para que quede mejor. La divisa está indignamente colocada. La contestación etc., en letras mayúsculas. La puntuación corregida; las impropiedades destruidas, todo rehecho.

P.D. La adjunta traducción del Correo de Londres, que es muy interesante, hágala Ud. insertar en la gaceta de gobierno, pero que antes se corrijan el estilo y puntuación, que son detestables” (Cartas,t.IV,p.140-141).

Por cierto que ahora al nombrar a José Gabriel Pérez no podemos dejar de llamar la atención a propósito sobre estos oficiales, que como Jacinto Martel o el propio Pérez, algunos como Martel desde muy atrás, hay documentos de Bolivar en su caligrafía del año 1813, ellos trabajaron calladamente junto al Libertador. Pérez fue el más constante de los miembros de la Secretaría General del Libertador, desde su creación en 1821. Hombres como Martel o Pérez, de allí nuestro interés por estudiarlos, siempre estuvieron cerca de Bolívar. En la Secretaría fue Pérez el que más tiempo estuvo(1821-1826), le restaban, cuando dejó de ejercer esa posición, sólo dos años de vida. A su muerte el Libertador debió de ocuparse de una serie de asuntos personales de Pérez que quedaron pendientes tras su deceso porque al morir no había hecho su testamento. Dice el Libertador,”y teniendo sus cosas muy enmarañadas, es regular que sufra los prejuicios de la ocultación y del embrollo”(Escritos, t.III,Vol.II,p.251). Bolívar intervino en estos asuntos con gusto como se colige de la carta que remitió a su hermano Francisco Pérez sobre estos asuntos la cual hemos podido leer(Escritos,t.III,Vol.II,p.251). Al saber la noticia de su deceso envió Bolívar a su viuda Merced Cabarroque y a su hija una sentida carta de pésame en la cual llamó al ya entonces general Pérez “mi antiguo amigo y secretario”(Escritos, t.III, Vol.II,p.211).

Por sus condiciones estos oficiales, además de los edecanes, caso del general Daniel Florencio O’Leary(1801-1854), y algunos ministros, como Pedro Briceño Méndez o José Rafael Revenga(1786-1852), fueron los hombres en que gracias a haber estado casi cada día al lado suyo fueron los que mejor conocieron al Caraqueño. La permanencia del coronel Pérez fue larga entre todos los secretarios de Bolívar, fue quien más tiempo estuvo junto a él, fue de esos seres a quienes quiso hondamente, y confió en él profesionalmente como lo hemos visto en el punto que hemos tratado antes. Pero a la vez ellos sufrieron por la extrema severidad del Libertador, razón por la cual fueron ascendidos muy tarde, largo tiempo después del momento en que ello debía ser hecho, por el convencimiento de Bolívar, prueba de su buen conocimiento del medio, que se podía pensar que ascendían más rápidamente que otros por estar cerca de él.

Y si el coronel Pérez fue persona sustancial al lado suyo, de cuya escritura se conservan numerosos papeles del Libertador, que le fueron dictados directamente por Bolívar, esta era la forma que él lo hacía, por lo cual hay tan pocos textos suyos de su puño y letra. Y la permanencia de estos sacrificados y leales hombres, que fueron tras él en medio del vivac y en medio de las difíciles travesías, fue tan larga que desde muy temprano estuvieron con él, piénsese sino en que la proclama de Guerra a Muerte del año trece, la tenemos en la caligrafía de Martel de quien tenemos también la versión original de nada menos que el Discurso de Angostura. Fue la trascripción de Martel, quien estuvo junto a Bolívar, en su casa angostureña de El Tamarindo, tomando el dictado que fue haciendo, a largo de los meses finales de 1818, su General. Fue el escrito en letra de Martel el que tuvo en sus manos el Libertador al pronunciar aquella sabia peroración ante el parlamento, en Angostura, casi al mediodía de aquel 15 de febrero de 1819, la dijo seguramente después de las 11 de la mañana de aquel día si seguimos el Acta respectiva. Esta fue pieza clave de su ideario. Por suerte el texto tomado al dictado por Martel se ha salvado, lo tenemos, fue recuperado en Inglaterra por el maestro Pedro Grases(19’¿09-2004), e inmediatamente impreso en Caracas en 1975. Martel estuvo tan cerca del Libertador que todavía en 1829 encontramos entre los papeles del Héroe uno escrito de la mano de este fielísimo ser(Escritos,t.III,Vol.II,p.251, Nota Principal del documento número 348), sin embargo sobre él han llegado hasta nosotros escasísimas informaciones biográficas.

La historia de estos hombres serenos y pacientes, los secretarios, amanuenses y copistas, está por escribirse, los nombres de estos ejemplares oficiales nos los dio Pérez Vila en uno de sus estudios.

El título completo del periódico al cual se refiere Bolívar en su nota al coronel Pérez era El centinela en campaña, el cual se editaba, muy rudimentariamente, en una pequeña imprenta que acompañaba al Libertador durante sus campañas en el Perú. Mientras esto sucedía, en la ciudad peruana de Trujillo existía otra imprenta en la cual tanto Pérez como el también coronel Tomás de Heres(1796-1842) editaban una gaceta que debía estar mucho mejor impresa pues a través de su comunicación les pedía Bolívar buscaran la forma de mejorar el pequeño periódico que les remitía. De este vocero fue el Libertador uno de sus columnistas.

El Libertador no perdía oportunidad en utilizar el periódico como vehículo de comunicación del proceso a cuya cabeza se encontraba. Toda su severidad la hallamos en una orden que dirigió(Cuzco: julio 21,1825) al general Antonio Gutiérrez de la Fuente(1796-1878) para que preparara una campaña de prensa para refutar un impreso de F. de Brandsen contra el gobierno. Bolívar le dice al oficial:

“Ha venido un impreso de Brandsen lleno de los más grandes horrores contra mí, porque el Consejo y auditor de guerra de Lima lo condenaron a suspensión de empleo y ser expulsado. Tenga Ud. la bondad de decirle a González todo lo que sabe de las infamias de Brandsen, para que haga un artículo terrible contra él y parezca[sic] en La Estrella de Ayacucho. En el primer número que salga, que se diga el origen de su causa y la pena capital que merecía. En el número que siga, que se digan todos sus robos, sus insolencias con los oficiales peruanos; lo que hizo en Santa, lo que hizo al general Silva; y el robo del equipaje del general Santa Cruz, ordenado a sus soldados por él, Brandsen; y haber encontrado el mismo general Santa Cruz en poder de Brandsen las alhajas que le habían saqueado. Brandsen dio a los más grandes ejemplos de insurbodinación en el Desaguadero: hizo dispensar toda aquella división y últimamente desertó, según me ha informado el general Santa Cruz. El coronel Aparicio debe saber algunas gracias del niño Brandsen; y todas deben ponerse en el papel con la mayor acritud, para que no sea canalla, después que le he perdonado la vida que no merecía” (Cartas,t.IV,p.389-390).

Pero sin duda alguna fueron sus cartas al general Tomás de Heres, quien dirigió en el Perú órganos de difusión de los patriotas, a quien remitió el Libertador sus más atinadas observaciones sobre las formas de hacer las gacetas.

En la primera de sus misivas sobre estos temas vuelve a tocar el molesto asunto suscitado por Federico de Brandsen(1785-1827) insistiendo en torno a la necesidad de contestar a los ataques del desertor francés que tanto daño había causado a las tropas patriotas. La carta a la cual nos hemos referido es la siguiente:

“Cuzco, 25 de julio de 1825

Al señor General Tomás de Heres

Mi Querido General:

He recibido la apreciable carta de Ud. en que me habla del papel que ha dado Brandsen. Como no lo he visto no me hecho ninguna impresión aún, y cuando lo vea me hará muy poca también, porque todo lo que él diga valdrá tanto como lo que han dicho los demás. Lo único que saco en limpio es que el gobierno de Chile ha animado a Brandsen a dar este paso y que este francés piensa formar una facción en Chile, al parecer, contra mí: en realidad contra el gobierno de Chile, pues a él le darán ahora crédito y después mando; y después con los otros franceses y demás extranjeros echaran abajo un gobiernito, mientras que conmigo no podrán nada, ni ahora ni nunca. Esto mismo se puede decir de una gaceta en términos más rodeados y explicados, suponiendo que es un remitido de un colombiano, que puede preguntar cómo es que nadie escribe libelos contra el gobierno de Chile ni los demás jefes de América en el país que manda el Libertador. Con este motivo se puede explicar que la envidia que devora a esos señores por las glorias del ejército colombiano y su Jefe explica todo. Y entonces se explicará, se dirá el resultado que tendrá esta intriga, pues que Brandsen debe tomar influencia y acabar con esa administración chilena. A Brandsen no se le debe ahorrar en nada llamándolo ladrón de Cañete, por tal y cual, de su resurgimiento por tal y cual, ladrón del equipaje de Santa Cruz, como me lo ha dicho varias veces Santa Cruz, atribuyéndole la disolución de su ejército, la insurrección de sus cuerpos y, por fin, su deserción personal del Desaguadero, contando de paso las tropelías que ha hecho a todas las autoridades del Perú, desde que ha entrado hasta que ha salido. Que se diga lo indigna e infamemente que ha tratado a los oficiales del Perú. Comparándolos con su caballo y dándoles más virtudes al bruto que a dichos oficiales. En fin, diga Ud. todo lo que sepa y haya oído, aunque sea por simple rumor, pues contra tales canallas bien se pueden emplear las armas que usan ellos mismos. Un oficial de Colombia puede llevar a la imprenta el remitido y responder él de dicho papel.

Por lo demás yo deseo que Ud. se haya mejorado de sus males; y que lo pase tan bien como lo permita el estado de las cosas. Yo me voy mañana para Puno con el fin de continuar mi marcha para el Alto Perú. El general Salom le dirá a Ud. las órdenes que he dado y espero que Ud. lo ayudará en todo, para que se cumplan en un todo las disposiciones que he tomado.

Yo me he restablecido de mis incomodidades en medio de los negocios y de las fiestas que me han dado estos habitantes, que, a la verdad, se han portado muy bien conmigo.

Soy de Ud. de corazón. Bolívar(Cartas,t.IV,p.396-397).

Días mas tarde(agosto 6,1825) volvió a escribir a Heres, le remitió algunos periódicos que había recibido y le pidió que contestara a través del periódico que dirigía algunos ataques allí escritos. La carta se explica por sí misma:

“En este momento acabo de recibir El Argos de Buenos Aires hasta mediados de junio; ellos están muy lisonjeros hacia Colombia y sus columnas están llenas de nuestros decretos en el Perú. Han publicado la contestación que dio el congreso a mi consulta sobre el Alto Perú; y han puesto en letras itálicas parte del artículo primero el cual dice que “la sección a que se le agregue etc.,etc…” También han publicado el decreto del congreso del Perú que me daba facultades amplias para repeler cualquiera tentativa de usurpación. Ud. se acordará que entonces se dijo así...

Presente Ud.esta carta al venerable señor Unanué y hágale mil cumplimientos de mi parte.

Soy de Ud. de corazón

Bolívar.

P.D. Remito a Ud. un impreso de Chile bajo el seudónimo de Virrey de Popayán para que Ud. lo haga contestar aunque fuese haciéndolo firmar por un oficial de Colombia. No tenga Ud. embarazo en decir que ya que esos canallas tienen la infamia de decir que el Libertador puede enviar un virrey a Popayán, todo el mundo ha visto que Freire ha mandado dos de sus satélites a Concepción y a Coquimbo a destruir la constitución y a hollar el pacto social. Sobre esto pueden decirse mil y miles de cosas, enumerando todas las picardías, las negras intrigas que se han cometido en Chile durante su gobierno. Ellos me llaman don Simón Bolívar, y Ud. en su contestación puede llamar a Freire grumete de un buque pirata, como es constante y no ha mucho tiempo estaba en el Callao o en Guayaquil el buque en que él sirvió. En el tal papel se habla de una expedición a Chiloé y Ud. puede decir en la contestación, que ya que los chilenos han sido tan cobardes e imbéciles que no han podido tomar ese archipiélago, el Libertador debería mandar tropas del Perú a tomarlo, pues a este estado corresponde. No se detenga Ud. en pelillos, dígales cosas muy fuertes y siempre la verdad, que es la que amarga, y no falsas imposturas que son las armas con que me quieren herir. Si en alguna cosa que digo no se encuentra la pura y limpia verdad no lo diga Ud. pues yo no quiero que se digan falsedades.

Día 7. En este momento ha recibido el cuaderno de Brandsen que Ud, me ha mandado que no he leído aún porque al instante contesto a Ud. y al señor Unanué. Ya no conviene que vaya misión alguna al Brasil, hasta que yo haya recibido la de Buenos Aires y sepa a punto fijo que vienen a tratar conmigo”(Cartas,t.IV,p.409).

Desde Copacabana(agosto 14,1825) volvió a escribirle a Heres cuando éste le remitió lo publicado por El observador. Bolívar le ofrece su opinión sobre lo positivo y también sobre lo negativo que encontró en el artículo. Le critica algunas expresiones y en cuanto al contenido le dijo que siempre debía tener en cuenta que “para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad como para el elogio mas subido”. Más adelante le hace una serie de críticas a la forma como se imprime El observador. En esta esquela condensa cuanto pensaba en torno cómo debían aparecer los periódicos. Le dice que El observador debía imprimirse en formato más grande, que debía tener variedad en los materiales que ofrece, lo cual implica que el editor debía seleccionar lo mejor o lo más interesante, le recomienda separar las llamadas noticias oficiales de las demás noticias del país, éstas de las internacionales y ofrecer una sección de Variedades para otras cosas; opina cómo se debe titular, dice que los “artículos deben ser cortos, picantes, agradables y fuertes”, que ese medio debe ser respetuoso cuando habla del gobierno, grave cuando comente noticias legislativas y siempre escrito con “elegancia, gusto y propiedad”. He aquí el texto íntegro del escrito:

“La refutación de Brandsen me ha parecido muy bien; está bien escrita en general y tiene rasgos magníficos, picantes y crueles. No me parece que tiene otro defecto sino el de falta de dignidad en algunas expresiones, como tapaboca y otras vulgaridades semejantes que no son elegantes ni brillantes. Para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad como para el elogio más subido. Vea Ud. ‘el aire agresor que Dios no ha dado’ tiene toda la belleza y toda la acrimonia que se necesita, para este estilo; otros pasajes son igualmente hermosos. El papel está brillantemente escrito, y con muy pocas correcciones sería perfecto. Yo lo he leído con placer por no tener que leer el libelo que debía molestarme alguna cosa. Creo que algunos puntos capitales no se han tocado, y los robos y maltratos con el regimiento de Húsares no se han mencionado; tampoco se ha dicho que estropeó a los jueces de Pativilca porque no le dieron aguardiente. Loriga dijo al general Alvarado que habían pedido pasaporte al gobierno español él y Raulet.

Algunas cartas en El observador podrían decir lo que se ha omitido con estilo picante, digno y gracioso; suponiendo que son unos interesados que se quejan.

El observador en un pequeño cuaderno no está bien, mejor aparecería en un pliego entero. El No. 2 no tiene variedad ni noticias, que son las que interesan. Los negocios legislativos deben ser comunicados y las columnas deben ir divididas en este orden: Noticias extranjeras, Noticias del país, asuntos políticos o legislativos, Variedades etc., y lo que sea literario o negocios de algún interés mayor que no pertenezca a dichos artículos. Después se pueden poner estos otros artículos: Curioso, Estupendo, Notable, Gracioso, Escandaloso y otros títulos como estos que llamen la atención del público y correspondan a esos títulos. Todo el papel debe estar dividido en sus diferentes departamentos, digámoslo así. Se trata de hacienda, hacienda, se trata de rentas, hacienda. Se trata de Fernando VII, tiranía o fanatismo, según sea el negocio. Se trata de un hecho raro o desconocido se pone: anécdota, estupenda, curiosa o escandalosa, según sea. Los artículos deben ser cortos, picantes, agradables y fuertes. Cuando se hable del gobierno, con respeto, y cuando se trate de la legislación, con sabiduría y gravedad. Yo quiero que se proteja un periódico, pero no aparezca Ud. como principal, más bien que sea el gobierno o Larrea, o un amigo; pero que se organice con elegancia, gusto y propiedad. Pídale Ud. dinero a Romero para proteger las letras”(Cartas,t.IV,p.416-417).

A todo lo largo de su actividad el Libertador siguió insistiendo sobre el papel de la prensa. Más de una vez se preocupó cuando ésta se descarriaba. Por ello dijo al general José Antonio Paéz(1790-1873) desde Lima(agosto 8,1826):

“La imprenta, tribunal espontáneo y órgano de la calumnia, ha desgarrado las opiniones y los servicios de los beneméritos. Además ha introducido el espíritu de aislamiento en cada individuo, porque, predicando el escándalo de todos ha destruido la confianza de todos” (Cartas,t.V,p.235).

Esto escribía en 1826 en un momento durante el cual las tendencias más contrapuestas se enfrentaban unas contra otras creando la anarquía. Una prensa cerradamente partidaria no ayudaba al ciudadano a tener una clara noción de cuanto acontecía. Es por ello que ese mismo año el Libertador a través de su ministro José Manuel Restrepo(1781-1863) envió una circular en la cual se pedía que la prensa ejerciera sus funciones con responsabilidad. Veámosla:

“Al señor Intendente del Departamento de...

Al encargarse S.E. el Libertador de la facultades extraordinarias necesarias en la presente crisis política y tomar bajo su responsabilidad la salud de la República, siente tener que lamentar los absusos que ha visto haberse hecho de la preciosa facultad de publicar por la imprenta los pensamientos y opiniones de un ciudadano. Una parte de los males actuales, teme S.E, el Libertador que provenga se semejante abuso, porque la imprenta ha servido para renovar odios inveterados, para insultarse mutuamente los ciudadanos, para disgustar al ejército, al clero, a los magistrados y aun para hacer perder a las leyes la fuerza moral con que debieron salir del santuario de los legisladores. Como S.E. insiste en la miras conciliatorias y de unión que expresó en su proclama de Guayaquil a fin de que cesando el escándalo de los ultrajes puedan curarse las heridas de la patria, y restablecerse la concordia entre los colombianos, las Provincias y los Departamentos, tiene que contar con la ayuda y cooperación de los mismos ciudadanos, de las autoridades y, con mucha razón de los escritores públicos. Es, pues, con este objeto y para que la imprenta no sirva de obstáculo a las ideas de S.E. el Libertador Presidente que me previene encargue a US. Lo haga a todos los editores de periódicos, que cuiden mucho de emplear la moderación y al decencia en sus censuras, observaciones y consejos, abandonando la acrimonia y la calumnia con que a veces han salido algunos tratar los asuntos públicos y las personas, y sobre todo que con respecto a las ocurrencias del día, usen de toda la circunspección indispensable para sofocar los resentimientos y los mutuos agravios.

Por esta exposición verá US. que el Libertador Presidente está muy distante de querer suspender la ley que permite el uso libre de la imprenta, pues sólo desea un ejercicio decente y moderado, que si en todas las circunstancias contribuye a establecer la unión, la paz y la tranquilidad, en las actuales es de una importancia vital. Lo que comunico a US. Para su inteligencia y cumplimiento.

Dios etc., Bogotá: 24 de noviembre de 1826”.José Manuel Restrepo”(Primer,p.414-415).

El Libertador no dejó de insistir en la necesidad de que la prensa cumpliera su función de servicio colectivo como lo vemos en la circular enviada al general Santiago Mariño(1788-1854) desde Caracas(enero 24,1827) a través de su secretario José Rafael Revenga(1786-1852) en la cual se lee:

“A.S. el General Santiago Mariño,

Intendente, Comandante General del

Departamento de Maturín, etc., etc.,etc

Señor:

Por mi comunicación del 13 del corriente se habrá instruido V.E. del empeño con que el Libertador propende a la concordia pública y de sus deseos de que las imprentas se dediquen casi exclusivamente a lo que importa al procomunal. Pero no bastará sofocar el resentimiento que hayan dejado tras sí las pasadas ocurrencias, ni que el objeto de lo que se imprima sea el bien público, si el mismo impreso de otros distintos modos siembra la discordia o causa agravios indebidos. La unión y la tranquilidad interior que siempre son bienes tan inapreciables son ahora aún de más vital importancia; y no debiendo perderse de vista tan grandioso objeto, dispone el Libertador que V.E. encargue a todos los editores que haya en el Departamento de su mando que las censuras, observaciones y consejos que se permitan, tratando de los negocios y personas públicas, estén caracterizados por la moderación y la decencia. La imprenta no será por esto menos libre, pues no consiste la libertad en la capacidad de ofender, y producirá todo el bien que debe esperarse de ella.

Soy de US., con perfecto respeto muy obediente servidor.

El Secretario de Estado y General del Libertador.

J.R.Revenga

Cuartel General en Caracas, a

24 de enero de 1827”(El primer,p.423).

Fue esta misma concepción la que llevó al Libertador a decirle al general Páez(Bucaramanga: abril 12,1828):

“No quieren creer los demagogos que la práctica de la libertad no se sostiene sino con virtudes y que donde éstas reinan es impotente la tiranía”(Cartas,t.VI,p.246).

Por eso insistía que mientras seamos

“viciosos no podremos ser libres, désele al Estado la forma que se quiera; y como nunca se ha convertido un pueblo corrompido por la esclavitud, tampoco las naciones han podido tener sino conquistadores y de ninguna manera libertadores. La historia ha probado esto” (Cartas, t.VI,p.246).

CITAS BIBLIOGRAFICAS:

84. A este asunto hemos dedicado nuestros artículos: “Simón Bolívar: periodista activo y beligerante”, en revista Resumen: octubre 31,1976,p.43-48; en Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, n / 112(1976),p.51-62, inserto en nuestro El gran majadero. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1984. 244 p. Está en las p.31-41. Hubo sobre este tema dos artículos anteriores: “Las campañas periodísticas del Libertador, en El Nacional, Caracas: septiembre 30,1974, Cuerpo A,p.4 y “Bolívar periodista activo”, en Resumen, Caracas: enero 19,1975, ambos comentarios del libro de Manuel Pérez Vila: Las campañas periodísticas del Libertador. Además nos hemos referido a esta faceta suya en nuestros libros Bolívar y la opinión pública. Caracas: Cuadernos Lagoven,1983, 81 p. y en su segunda edición revisada y aumentada: El Libertador con el periódico en las manos. Caracas: Editorial El Perro y la Rana,2010. 153 p.

85. Manuel Pérez Vila: Las campañas periodísticas del Libertador.2ª.ed.Caracas: Monte Avila Editores,1974. 121 p. La cita procede de la ,p.7. Los artículos periodísticos del Libertador los recopiló el doctor Vicente Lecuna en sus Papeles de Bolívar. Caracas: Litografía del Comercio, 1917. XII,476 p. Están en las p.271-276;2ª.ed. Madrid: Editorial América, 1920. 2 vols. Estpan en el t.II,p.49-55. Estos textos pueden verse en las Obras completas de Bolívar, ya citadas en la nota 1. En la edición, en proceso, de los Escritos del Libertador, llega en este momento al 31 de diciembre de 1825, el tomo XXXIII que es el último aparecido(2011), se han venido incluyendo en su sitio cronológico los artículos periodísticos de Bolívar, los hallados por Lecuna, después por Pérez Vila y otros que han ido apareciendo dentro de la investigación bolivariana. Pérez Vila identifica, glosa y examina varios trabajos de Bolívar para la prensa tanto en Las campañas…como en su Para cercarnos a Bolívar. Vida, bibliografía, escritos. Prólogo: Carlos Felice Cardot. Caracas: Editorial Equinoccio,1979. 305 p.

86. Consultar los estudios de Manuel Pérez Vila: Las campañas periodísticas del Libertador; Lourdes Dubuc de Isea: Simón Bolívar, periodista. Caracas: Editorial Arte,1968. 55 p.; Francisco J. Ávila: Simón Bolívar, comunicador social. Valencia: Tip. París en América,1971. 51 p.; Francisco J. Ávila: Bolívar: comunicador y periodista. Valencia: Club de Leones, 1983.114 p.; Ignacio de la Cruz: Bolívar: su concepción del periodismo. Maracaibo: Universidad del Zulia,1984.109 p.; Miguel Otero Silva: Tiempo de hablar. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1983.135 p. Ver:”Simón Bolivar periodista”(p.29-37); Varios Autores: Seminario Latinoamericano: Bolivar y el periodismo. Caracas: Congreso de la República,1984. 449 p. Ver especialmente:Antonio Miranda Solis:”El Libertador y el periodismo”(p.67-79); María de los Ángeles Serrano/Asalia Venegas:”El Correo del Orinoco: un instrumento poderoso de la independencia de América Latina”(p.251-282); Manuel Pérez Vila:”Bolivar y el periodismo”(p.287-296); Antonio Cacua Prada:”Simón Bolívar, maestro de periodistas”(p.297-323); Ignacio de la Cruz:”Bolivar: su concepción del periodismo”(p.325-373); Ezequiel Díaz Rancel:”Bolivar y las noticias del exterior”(p.375-382); Equipo Comunicación:”Vigencia de las ideas integracionistas de Bolivar y la responsabilidad de los periodistas latinoamericanos”(p.383-422); Elsa María Castro:”Vigencia del pensamiento de bolivar”(p.423-431).

87. Paul Verna: Petión y Bolívar.3ra.ed.aum. Prólogo: Pedro Grases. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1980. La referencia procede de las p.373-411.

88. Luis Beltrán Prieto Figueroa: El magisterio americano de Bolívar.2ª.ed. Caracas: Monte Ávila Editores,1981. La cita procede de la p.21.

89. Luis Beltrán Prieto Figueroa: El magisterio americano de Bolívar,p.29-82.

90. Paul Verna: Tres franceses en la Independencia de Venezuela. Caracas: Monte Ávila Editores,1973.119 p. Ver: “Juan Bautista Bideau”(p.37-76). En este caso la p.66-72.

91. Manuel Pérez Vila: “Bolívar, el Tirano Aguirre y la propaganda revolucionaria”, en Los libros en la colonia y en la Independencia,p.107-109.

92. Louis Perú de Lacroix: Diario de Bucaramanga. Caracas: Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar,1982. 285 p.La cita procede de la p.72; Manuel Pérez Vila: La formación intelectual del Libertador,p.91.

93. Para estudiar la Secretaría del Libertador consultar Manuel Pérez Vila: Índice de los documentos contenidos en las Memorias del general Daniel Florencio O’Leary. Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela,1957. 2 vols. Ver el t.I,p.121-14; Manuel Pérez Vila: “Atribución de un artículo periodístico no firmado”, en Para acercarnos a Bolivar,p.247-274.

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