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Sèptima entrega del libro de Roberto Lovera De Sola: "BOLÍVAR, EL GRAN SEÑOR DE LA PALABRA Y DE


PERÍODOS DE SU TRABAJO INTELECTUAL

Nosotros lo dividimos en las cuatro partes en que dividimos su biografía, que es la expuesta por Uslar Pietri: tiempo de crecer(1783-1808), tiempo de creer(1810-1819), tiempo de triunfar(1819-1824) y tiempo de llorrar(1826-1830) ya que a cada período corresponde una actitud psicológica de quien escribe, así en la mayor parte de los casos dictara sus escritos a amanuenses y secretarios. De esa manera que calificaríamos su obra intelectual.

Así los trabajos escritos que hemos elegidos corresponden a cada período. Al primero: el tiempo de crecer, nos encontraremos con el hombre en formación, a su paso por México y a su controvertida primera carta. A sus días de estudio en Madrid, en donde vemos su prosa convertirse en digna de quien la testa, aquí es de especial valor su carta a su novia María Teresa. Sus días en París, entre 1804-1806, que fue tiempo decisivo en formación política, con su carta a su amigo al coronel Mariano Tristán(c1759-1808) en donde lo que va ser su estilo se hace evidente. Igual valor autobiográfico tuvieron sus cartas a la esposa de aquel Terréese Laney(c1783) especialmente aquella en donde observamos como don Simón Rodríguez(1769- 1854) curó su alma enferma por la reciente viudez, fue considerada por el psiquiatra Mpisés Feldman(1923-1994) como toda una terapia, en la carta Simón hizo a Therese la confidencia de todo aquello. Esas cartas son auténticas, todo lo que leemos en ellas sucedió y forma parte de su vivir. Y, desde luego, Flora Tristán(1803-1844), hija de aquellos amigos, estuvo muy lejos de alterar aquellas epístolas. Todo lo que conocemos de su vida desmiente que hubiera hecho aquello.

Al segundo período: el tiempo de creer, pertenecen en el análisis que presentamos, hecho para presentar al político que escribe, haciéndolo siempre bien y bello. Nos referimos al Manifiesto de Cartagena(1812), al Manifiesto de Carúpano, a la Carta de Jamaica y al Discurso de Angostura.

Al tercer período, el tiempo de triunfar(1819-1824), pertenecen Mi delirio sobre el Chimborazo, la Carta de Pativilca. A este período hay que añadirle el año 1825, el período de la aclamación general de los pueblos, el momento del cumplimiento pleno de Juramento de Roma, cuando subió al Potosí, clavó la bandera y dio por terminada la guerra. Don Simón Rodríguez estaba allí, junto al discipulo, y fue testigo del cumplimiento de la promesa. A este año corresponden la Elegía del Cuzco y las cartas al poema José Joaquin Olmedo (1780-1847) con sus opiniones sobre el poema de aquel Canto a Junín. A ese año pertenece tambipén el Resumen de la vida de Sucre, que comenzó a escribir el mismo día que tuvo la noticia de la victoria de Ayacucho.

Al cuarto período, el tiempo de llorar(1826-1830), que el del ocaso, que dice Efrain Subero (p.125), corresponden su Mensaje al Congreso Constituyente de Bolivia y su proyecto para la Constitución de ese país; de ese mismo año es la descripción de lo que pensaba era la patria, en su carta al general Andrés Santa Cruz; su Mensaje a la Convención de Ocaña(1828) y su también Mensaje al Congreso Admirable(1830) que fue también su último discurso político, perorado en Bogotá días antes de renunciar a la presidencia. De aquellos días finales en Santa Fe registramos el valor de la despedida del mariscal Sucre y la respuesta del Libertador. Y de los meses finales, su singular carta al general Juan José Flores(1800-1864). El análisis de esos papeles será la parte que se hallará a continuación. En ellos el escritor Simón Bolívar brilla de forma esplendente.

EL TIEMPO DE CRECER

A los primeros veinticinco años de su vida(1783-1808) quien mejor los caracteriza es Uslar Pietri al escribir:

”El tiempo de crecer que va hasta 1808…Es la época de conocer, descubrir, de ensayar, de ponerse al contacto con los hombres, con las cosas, con los países, con las ideas…Empieza con el Catecismo del Padre Astete y termina con” El espíritu de las leyes”. En el camino tropieza con Emilio y con Rosseau, en la persona de aquel extraordinario preceptor que se llamó Simón Carreño, Simón Rodríguez (1769-1854) o, simplemente, Samuel Robinson que sabe ser el maestro innumerable de aquel solo discípulo. En el momento en que su sensibilidad despierta, Robinson intenta educarlo según el modelo de Emilio en el descubrimiento de la naturaleza…Viene el primer viaje a Europa y el matrimonio a los diecinueve años. María Teresa es casi irreal. Vive apenas los meses necesarios para torcer la vida sentimental de Bolívar, y muere desorbitándolo. Vuelve este con Robinson a Europa, y allí va a encontrar su destino…Cuando regresa a América ya estpa dedicado. Ha aceptado una misión inmensa. Y empieza a majar” 126..

Este es el tiempo de la formación de aquel adolescente. En 1799 viaja a Europa, con escalas en México, la más importante, paso por La Habana y se dirige a España en donde permanece hasta su matrimonio(1802) con una breve estadía en París, ciudad que lo deslumbra.

En Veracruz, a su regreso de Ciudad de México, escribió su primera carta. Esta ha sido muy criticada por los errores de ortografía cometidos en ella por aquel adolescente de 15 años. En verdad, pese a conocerse una fotografía del original de la carta, no han tomado en cuenta sus críticos dos hechos: que son evidentes varias correcciones a lo escrito y que para esa época la normas ortográficas que hoy usamos no habían sido aprobadas por la Real Academia Española, lo fueron el 25 de abril de 1844, catorce años después de la muerte de Bolívar, fueron preparadas por la Real Academia y autenticados por las reina de España doña Isabel II (1830-1904). Todo ello nos lleva a mirar con benevolencia lo que testó aquel joven en su carta a su tío Pedro Palacios Blanco (1769-1811), tener en cuenta la forma, como él mismo dice, quien no lo hacía muy bien. Y darle mayor importancia, decisiva, al proceso de formación iniciado por el Madrid bajo el cuidado del marqués de Ustáriz, Jerónimo Ustáriz y Tovar(1735-1809), caraqueño como él y figura relevante de la Ilustración hispana. Bolívar, varios años después, lo consideró sabio(Escritos,t.XXXI,p.254).

Y es del profesorado del marqués de donde surgirá, entre otras cosas, además de las numerosas lecturas que hizo junto a él, el Bolívar quien desde esos años encontraremos como un constante lector, como un devorador de libros, como un buen escritor y un buen hombre de letras.

Esta es la primera carta de Bolívar:

Veracruz, 20 de marzo de 1799

Estimado tío mío: Mi llegada a este puerto ha sido felizmente, gracias a Dios: pero nos hemos detenido aquí con el motivo de haber estado bloqueada La Habana, y ser preciso el pasar por allí; de cinco navíos y once fragatas inglesas. Después de haber gastado catorce días en la navegación, entramos en dicho puerto el día dos de febrero con toda felicidad. Hoy me han sucedido tres cosas que me han complacido mucho: la primera es el haber sabido que salía un barco para Maracaibo y que por este conducto podía escribir a usted mi situación, y participarle mi viaje que hice a México en la inteligencia que usted con el Obispo lo habían tratado, pues me hallé aquí una carta para su sobrino el Oidor de allí recomendándome a él, siempre que hubiese alguna detención, la cual lo acredita esa que le entregará usted al Obispo que le manda su sobrino el Oidor, que fue en donde viví los ocho días que estuve en dicha ciudad. Don Pedro Miguel de Echeverría costeó el viaje, que fueron cuatrocientos pesos poco más o menos, de lo cual determinará usted, si se los paga aquí o allá a Don Juan Esteban de Hechezuría que es compañero de este Sr. a quien vine recomendado por Hechesuría, y siendo el conducto el Obispo. Hoy a las once de la mañana llegué de México y nos vamos a la tarde para y pienso que tocaremos en La Habana porque ya se quitó el bloqueo que estaba en ese puerto, y por esta razón a sido el tiempo muy corto para hacerme más largo. Usted no extrañe la mala letra pues ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del movimiento del coche en que acabo de llegar, y por ser muy a la ligera la he puesto muy mala y me ocurren todas las especies de un golpe. Expresiones a mis hermanos y en paticular a Juan Vicente que ya lo estoy esperando, a mi amigo Don Manuel de Matos y en fin a todos a quien yo estimo.

Su más atento servidor y su hijo.

Simón Bolívar

Yo me desembarqué en la casa de Don José Donato de Austrea el marido de la Basterra quien me mandó recado en cuanto llegué aquí me fuese a su casa y con mucha instancia y me daba por razón que no había fonda en este puerto 127 .

Y fue educándose en Madrid cuando conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza(1781-1803), dos años mayor que él. Fue durante el noviazgo con ella cuando le escribió esta misiva ya mucho mejor escrita que la llamada Carta de Veracruz. Es la epístola de un novio enamorado. Esto le dijo:

“Madrid, 4 de Diciembre [1800]

A Doña María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza.

Amable hechizo del alma mía: En el correo pasado escribí a Ud. el feliz resultado que tuvo mi importuna impertinencia, en que pidiesen a Ud., y cuyos efectos ya sabrá Ud. con placer, pues considero que aunque no haya eso de amor, por lo menos humanidad no deja [de] haber en el benévolo corazón de Ud., y siendo así, Vd. debe complacerse de ver que me hallo casi en el camino de alcansar la dicha que con mayor ansia deseo, y cuya pérdida me sería más costoso que la muerte misma.

Apreciable Teresa: No deje Vd. de escribirme todo cuanto haya, porque si he de hablar con verdad, no tendré momento tranquilo, hasta que no sepa cómo padre ha tomado la de mi tío, pues el deseo todo se lo teme.

El Marqués me preguntó si había escrito a Ud. y yo no pude menos que decirle que sí.

Escribo a padre en éste, dándole noticias de los tíos.

De quien será de Ud. mientras viva, y quizá aunque muera.

S. B.

P.D. No prodigue Ud. tanto sus cartas, porque ya no tengo dinero con que sacarlas, de tantas que vienen en todos los correos”(Escritos,t.VIII,p.293) 128

Pero el proceso de su perfección estilística prosiguió, lo hallamos en una de sus cartas, escrita en París, seguramente en 1804, a su amigo el coronel peruano Mariano Tristán(c1759-1808). En ella le dijo:

“Coronel: Hace seis años que lo conozco; hace seis años que yo le quiero a Ud. con la mas verdadera amistad, que le profeso el más profundo respeto por la nobleza de su caracter y la sinceridad de sus opiniones. No tengo necesidad de decirle cuánto ha deplorado haberlo hecho a Ud. testigo del escándalo que ocasionó ayer, en mi casa, la fanática exaltación de algunos individuos tan intolerantes como cualquier de sus predecesores, y que hablan ya con tanta imprudencia coo si aquí el pueblo, al igual que en España, doblace la rodilla ante ellos.

Ud. ha debido observar que estos señores, esos altos empleados civiles y militares, después de brindarnos los elogios del Primer Cónsul que provocaron mi reacción, no me interrumpíeron sino débilmente, que disimularon su vergüenza y se contentaron con dirigirme algunas observaciones para poner a cubierto su responsabilidad, hasta que los otros, declarándose con vigor defensores de Bonaparte, creyeron su deber unirse a sus clamores 129

El deseo de dominar, de volver a ocupar el primer rango en el Estado, constituye el fondo del pensamiento de estos individuos. La gente ya situada piensa en conservar sus sueldos y elogian a quien los paga; fuera de estas dos clases no concibo que haya alguien que sea partidario del Primer Cónsul, ni que Ud., querido coronel, cuyo juicio en todo es tan justo, lo ponga por las nubes. Admiro con Ud. sus talentos militares, pero ¿cómo es que Ud. no ve conmigo que la posesión incontestada del poder ‘sobre todo’ es el único objeto de sus actos?

Este hombre tiene el instinto del despotismo, cuyas instituciones ha perfeccionado de tal modo, que su vasto imperio, por medio de su ejército, agentes, empleados de todas clases, hasta en la iglesia, gendarmes etc. No existe un solo de todas las clases, hasta no existe un solo individuo que pueda escapar a la vigilancia de su administración. ¿Y se cuenta todavía a partir de la era de la libertad? ¡Cuantas virtudes no sería preciso tener, para poseer una autoridad tan inmensa sin abusar de ella! ¿Y puede algún pueblo tener interés en confiarla nunca a un solo hombre? ¡Ah! Convénzase bien de confiarla nunca a un solo hombre? ¡Ah! Convenzase bien de esto: el reinado de Bonaparte será, dentro de poco, mucho más duro de lo que pudo serlo nunca el de aquellos a quienes derribó.

Quizá hice mal hablar con tal vehemencia, pero cuando me entrego a la discusión mi espíritu hace abstracción de las personas; que los interlocutores tengan los cabellos blancos o los bigotes negros, lleven espada o tonsura, yo no veo sino pensamientos personificados y discuto sin tomar en cuenta la posición social de ninguno de ellos. Estoy todavía lejos de tener la sangre fría de Rodríguez, o la suya, coronel. Yo no puedo siempre contenerme; además, ¿Por qué habría de hacerlo? Yo no soy un político obligado a empeñar el debate en una asamblea deliberante; no mando un ejército y no tengo que inspirar confianza a los soldados; tampoco soy un sabio que debe hacer, con calma y paciencia, una ardua demostración ante un nutrido auditorio; ¡ay! Yo no soy nada, solo un rico, lo superfluo de la sociedad, el dorado de un libro, el brillo de la espada de Bonaparte, la toga del orador. No sirvo sino para dar fiestas a los hombres que ‘son algo’: es una condición bien triste, coronel. ¿Ah? Si Ud. supiera lo que sufro por esto sería tal vez más indulgente.

Coronel, perdóneme, esta vez no seguiré su consejo. No me iré de París a menos que reciba ‘orden positiva’ para ello. Tengo curiosidad por saber por propia experiencia si le es permitido a un extranjero, en este país de libertad, expresar su opinión respecto a los hombres que lo gobiernan, y si le echan de él por haber hablado con franqueza”(Escritos,t.II,Vol.I,p.143-145. Traducción Manuel Pérez Vila).

Esta carta tiene una grande importancia para el estudio de Bolívar: en ella se define claramente así mismo, ya sabía a aquella edad, tenía 21 años, quién era y qué pensaba; tenía ya una clara idea de la política, por ello es significativo su visión del Napoleón Bonaparte(1769-1821) de aquellos días, la misiva tendrá un hondo sentido con las ideas que años mas tarde expresarà sobre el Corso 130 .

Pero aquí nos interesa especialmente por lo que nos indica del desarrollo de su formación intelectual. Cuando hacia su final, Bolívar le dice a su corresponsal:

“Yo no soy un político obligado a empeñar el debate en una asamblea deliberante; no mando

un ejército y no tengo que inspirar confianza a los soldados; tampoco soy un sabio que debe hacer, con calma y paciencia, una ardua demostración ante un nutrido auditorio; ¡ay! Yo no soy nada, solo un rico, lo superfluo de la sociedad, el dorado de un libro, el brillo de la espada de Bonaparte, la toga del orador. No sirvo sino para dar fiestas a los hombres que ‘son algo’: es una condición bien triste, coronel. ¿Ah? Si Ud. supiera lo que sufro por esto sería tal vez más indulgente.

Y especialmente cuando escribió:

“¡ay! Yo no soy nada, sólo un rico, lo superfluo de la sociedad, el dorado de un libro, el brillo de la espada de Bonaparte, la toga del orador”(Escritos, t.II,Vol.I,p.144)

allí vemos, a nuestro entender, aparecer, en verdad nacer, el verdadero modo de la prosa de Bolívar, el que siempre le acompañará, desde entonces hasta el 11 de diciembre 1830, cuando firmó su última carta conocida.

Y una última observación: la carta que Bolívar remitió al coronel Tristan, seguramente el año 1804, fue erróneamente atribuida, incluso por Efraín Subero, durante muchos años a Denis Trobriand, asunto hoy corregido por la investigación. Trobriand había conocido a Bolívar en los salones que ambos frecuentaban en el París de aquellos días, era entonces Trobriand el esposo de Fanny du Villars, amante de Bolívar en aquellos años parisinos.

EL TIEMPO DE CREER

1812: LA MEMORIA DE CARTAGENA

Estaba entonces Bolívar preparado para hacer conocer un documento, que seguramente había traído redactado desde Curazao. Nos referimos a su Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un Caraqueño(diciembre 15,1812) 131 , impresa en esa ciudad al entrar el año siguiente. Es el documento en que Bolívar se llama “Yo soy, Granadinos, un hijo de la infeliz Caracas”(Escritos, t.IV,p.117) y el cual es conocido por la posteridad como Manifiesto de Cartagena. Fue además el primer texto suyo que fue editado en una imprenta, el primer folleto de quien debe ser considerado también como un pensador quien escribía sus ideas para que estos llegaran a todos. Allí está la primera exposición de lo que pronto será su ideario, su plan de acción. Allí está su proyecto político, el cual perfeccionará en la Carta de Jamaica(septiembre 6,1815) y en el Discurso de Angostura(febrero 15,1819), allí está el llamado por Augusto Mijares(1897-1979) “Proyecto de América” 132 . Sin una especulación teórica previa no puede haber realización política plena de una idea, ni puede haber ni un sueño, ni una utopía. Y todo esto habrá siempre en Bolívar. Todo eso fue lo que desarrolló el Libertador en el Manifiesto de Cartagena al dejar correr su pluma por vez primera para exponer, para mostrar sus “pensamientos escritos, mi alma pintada en el papel”(Escritos,t.II,Vol.I,p.291) como diría doce años después(enero 19,1824), como confesándose ante su maestro don Simón Rodríguez(1769-1854), en la llamada Carta de Pativilca, una de las antológicas de su amplísima correspondencia.

Y aunque hemos dicho que Bolívar redactó con la pluma en la mano el Manifiesto de Cartagena lo más seguro fue que lo haya dictado, la cual fue su forma preferida de realizar el trabajo intelectual. Pudo dictarlo precisamente al jurista Vicente Tejera (1774-1817) quien estaba en Curazao y quien con él pasó desde allí a Cartagena y de cuya caligrafía conocemos un buen número de escritos de Bolívar de aquellos días.

En el Manifiesto de Cartagena surge el Bolívar pensador político, quien se detiene al escribir su memoria en cada uno de los puntos que se debían tener en cuenta para explicar el por qué de la caída de la Primera República(1810-1812) en Venezuela. En ella ya no sólo es un soldado probado por el fracaso militar sino que en sus renglones surge la otra faceta de Bolívar: el pensador político, cara esta suya que no puede dejarse de analizar en conjunto con la del político activo so pena de no entenderlo porque Bolívar actuó y pensó, logró éxitos militares, fracasó en otros, pero sobre todos pensó, meditó, escribió sus reflexiones y actuó creando un nuevo tiempo para la América Hispana: el de la libertad, el de la república liberal.

Por ello no nos debe llamar la atención que su bautizo como pensador haya sido examinando los por qués de la primera derrota política de la recién nacida República. De allí la importancia que tiene el Manifiesto de Cartagena.

En el Manifiesto de Cartagena no sólo pidió Bolívar sensatez en la acción política sino que esta estuviera imbuida de realismo, sentido de lo que sucede, que sólo se puede tener si se conoce, si se consulta la historia de ese país en el cual se va actuar. Esto explica las críticas que Bolívar hace a los dirigentes del 19 de abril de 1810 y a los magistrados que llenaron las bancadas del Congreso Constituyente de 1811. Por ello pudo escribir: “Los códigos que consultaron nuestros magistrados no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del Gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por Jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados” (Escritos,t.IV,p.117-118) 133 . Por ello pedía sentido de la realidad, decía que la política es el arte de lo posible porque en ella se podía errar y sólo “el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna”(Escritos, t.IV,p.119) que era lo que él pedía en aquellos días a los patriotas. Había que corregir el sendero tomado, darse cuenta hasta donde los había llevado el sistema federal, que Bolívar siempre enjuició severamente en todo, o largo de sus papeles escritos y a todo lo largo de su carrera política. Por ello insiste:

“Pero lo que debilitó más el Gobierno de Venezuela fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija por sí mismo, rompe los pactos sociales, y constituye a las naciones en anarquía…El sistema federal, bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes estados. Generalmente hablando todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos y ampliamente sus derechos; porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano; virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y los deberes del ciudadano…Por otra parte, ¿qué país del mundo, por morigerado y republicano que sea, podrá, en medio de las facciones intestinas y de una guerra exterior, regirse por un gobierno tan complicado y débil como el federal?…Yo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infestan nuestras comarcas”(Escritos, t.IV,p.120-121).

Y sintetiza:

“entre las causas que han producido la caída de Venezuela, debe colocarse en primer lugar la naturaleza de su Constitución; que, repito, era tan contraria a sus intereses, como favorable a los de sus contrarios. En segundo lugar, el espíritu de misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero: la oposición al establecimiento de un cuerpo militar que salvase la República y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto: el terremoto acompañado del fanatismo que logró sacar de este fenómeno los más importantes resultados; y últimamente las facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro”(Escritos,t.IV,p.122).

Por ello consideraba que teniendo en cuenta los por qués de la caída, y teniendo la disposición de no volver a cometerlos, era necesaria, imprescindible, la nueva conquista de Caracas, “medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada”(Escritos, t.IV,p.122). Por ello pedía en la última línea:

“Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido, y libertad a todos”(Escritos, t.IV,p.125) 134 .

A poco de haber escrito el Manifiesto de Cartagena se integró a las luchas por la liberación de Colombia, faenas que lo pondrían a los pocos meses a tiro de volver a conquistar el territorio de Venezuela, cosa que hizo al año siguiente, en 1813. Mientras actuó en la Nueva Granada.

El día de Navidad de 1812 lo encontramos en el pueblo de Tenerife.

ACOTACION SOBRE EL FEDERALISMO

Escribió don Miguel de Unamuno(1864-1936), en las páginas de su novela Niebla(1914):

“Pertenecemos a un lugar y a un tiempo o no pertenecemos a ningún lugar y a ningún tiempo” 135 . Exponer las reflexiones que siguen siempre nos ha asediado, se espigan desde esa idea el gran pensador vasco, estudioso por lo demás de la figura de Bolívar 136 .

Sobre la crítica constante del federalismo hecha por el Libertador deben tenerse en cuenta estas personales consideraciones producto del examen de su vida y de su escribir, asunto siempre mirado al unísono por nosotros: es este punto central dentro de su pensamiento constitucional. Pero lo es también esencial, quizá aun más, dentro de su praxis política. Pero debe ser entendido dentro de sus propias palabras, dentro de su propio lugar, hora y fecha, dentro de la estrategia formulada por él para la guerra, que era esencial en los días en que escribió sus trascendentales documentos de Cartagena(diciembre 15,1812), Carúpano (septiembre 7,1814), Jamaica (septiembre 6,1815) y Angostura (febrero 15,1819), o los de las crisis que se presentó tras la guerra, vicisitud avizorada por él, antes que por nadie (mayo 24,1821), un mes antes de la batalla de Carabobo (Escritos, t.XX,p.62). Nos referimos, en el último caso, a los discursos de Bolivia(mayo 25,1826), Ocaña (febrero 29,1828) y Bogotá (enero 20,1830). Es desde ese aquí y ahora suyo de donde brotaron sus concepciones, que fueron convicciones en él, de allí que viera la necesidad de crear un gobierno paternal para nuestros pueblos recién emancipados, como lo propuso en la Carta de Jamaica (Escritos,t.VIII,p.239) y lo reiteró en el Discurso de Angostura, ello era su respuesta en aquella fecha y hora. Y no puede ser extrapolado porque sino se altera la historia. Exponemos estos puntos de vista como un eco a la sociedad democrática en la cual vivimos y en la cual debe existir siempre el derecho a la crítica, a la interpretación, a la presentación de ideas discrepantes, que es lo propia de toda comunidad política 137 . En ambos casos hay que moverse con muchísimo rigor y tener en todo momento cuidado de no interpretar las ideas de Bolívar fuera de sus horas y días precisos, y mirando en todo momento las connotaciones psicológicas de su espíritu, que siempre son decisivas, estas siempre deben tenerse en cuenta, no dejando de lado en ningún momento que quien las expresó por escrito era un romántico 138 , desde luego teniendo en cuenta esto en el sentido exacto que lo es, vivo en su tiempo 139 , no olvidando tampoco que las máximas figuras de la literatura y del arte de su tiempo lo fueron, baste señalar a sus contemporáneos, Johann Wolfgang Goethe(1749-1832) en el campo literario 140 y Ludwig van Beethoven (1770-1827) en de la música, clásicos indisputados, ambos románticos plenos. No se olvide aquí tampoco que las mayores figuras del mundo hispánico en el siglo XIX lo fueron Bolívar y el pintor don Francisco de Goya y Lucientes(1746-1828), ambos contemporáneos. Y que además el mayor prosista de lengua española de su tiempo, a los dos lados del océano Atlántico, fue el Libertador. Ni siquiera Gaspar Jovellanos(1744-1811) 141 en la península, puede hombrearse en este sentido con Bolívar.

Dice el maestro Uslar Pietri que solo lo fue de América Latina 142 pero no hubo en la España de su tiempo un escritor en prosa que hubiera roto con los amarras del neo-clasicismo 143 , en el que se educó, quien utilizara las vibrantes formas de su escribir, estilo tan fresco, cautivante, apremiante, fue maestro de la concisión, de la frase corta y rotunda, llenas de pasión, que hallamos en sus textos.

No basta solamente con señalar lo que dejó por escrito, siempre en su caso había más, a veces mucho más, son los matices de aquella alma afiebrada, la que expresaba siempre su fiero amor por su contorno.

LA LINEA ENTRE PASADO Y PRESENTE

Claro, es algo que deseamos advertir aquí, porque lo hallamos en ciertos análisis que hemos leído para vertebrar esta parte: la línea entre aquel pasado y este presente es delgadísima y la puede traspasar sin darse cuenta aquel que estudia, analiza y escribe y se olvida al hacerlo de lo lejos que está del Libertador, soslayando así que él es un personaje de la historia, del pretérito. Es por ello que a las interpretaciones de algunos estudiosos de la memoria venezolana se le pueden oponer otros puntos de vista, los cuales para nosotros no se deben salir de los momentos políticos en los cuales Bolívar actuó, con la guerra como meta de todas las jornadas, al menos hasta 1826, sobre todo en aquellas en las que dictó el Manifiesto de Cartagena, la Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura. Instantes en que tenía además una desarrollada conciencia de lo que era el país, Venezuela, al cual llegó a denominar “demoniopolis” (Escritos,t.XX, p.299).

Y es por ello que políticamente se debe mirar al hombre que escribió el Manifiesto de Cartagena, trabajando en todo momento al lado de un alto jurista de aquellos tiempos, Vicente Tejera(1774-1817) 144 , quien lo acompañó en aquellos años, hasta que ambos salieron al destierro en 1814.

Las opiniones contrarias al régimen federal que tenía Bolívar no eran contra esa forma de gobierno, la cual no dejó de elogiar como la más perfecta cada vez que escribió sobre ella (Escritos, t.IV,p.120 y t.XV,p.14) sino por el realismo político que ya poesía, comprendía ya que sin una jefatura única no se lograría la victoria emancipadora, por ello postuló la necesidad de un régimen centralista. Su ulterior trayectoria y todos los escollos que debió vivir, sobre todo

en Carúpano en 1814, en Cartagena de 1815 y en las controversias que se le presentaron en Haití y en Güiria en 1816 con varios de sus oficiales, terminaron demostrándole que estaba en lo cierto, fue su jefatura única lo que terminó haciendo posible la emancipación. Eso lo vio, con la gran intuición que siempre le caracterizó, ya en sus cavilaciones de Curazao y al redactar su memoria de Cartagena. No había al proponerlo ninguna tendencia hacia el personalismo, como se ha señalado, de hecho que él fue quien avizoró su aparición, como consecuencia de la guerra. Lo pudo observar por tener una comprensión muy sólida de la realidad en la que actuaba, de los hombres que actuaban en ella, y en lo que debía hacerse, que él poseyó.

Y esa conciencia volvió a brotar en él en aquellos meses de finales de 1818, cuando en su casa angostureña de El Tamarindo, dictó el Discurso de Angostura a su secretario el coronel Jacinto Martel, le acosaban las angustias de aquella grave hora, todavía el país estaba casi todo en manos españolas, y él era, como dijo Uslar “apenas el jefe de una hermosa y desesperada causa” 145 , la necesidad de tener mano férrea para manejar a sus levantiscos hombres y la necesidad, siempre presente en él, de entender la realidad de Venezuela interrogando a sus amados libros de historia, y esto porque en Bolívar siempre la historia, de su país y de otros sitios, la de Europa, como en los libros de su admirado Jean Jacques Rousseau(1712-1778) o de la antigüedad griega y romana, siempre iluminaron su acción política. Por ello en el Discurso de Angostura para nosotros lo que hubo fue la consecuencia con sus críticas al federalismo, ya aparecidas en el Manifiesto de Cartagena, y la necesidad de una forma de gobierno conductora para los ciudadanos que, tanto que para nada la necesidad de un gobierno paternal, expresado en la Carta de Jamaica, que era una máxima educativa, no nos parece criticable en aquel momento en que había que formar a los venezolanos para el ejercicio de sus deberes y derechos cívicos, cosa que aun hoy hay que hacer para poner fin al analfabetismo político que nos empapa el cual nos ha llevado a escoger las peores soluciones colectivas para nuestros males, ejemplo máximo lo fueron las elecciones de 1998. Falta de conocimientos políticos que han agravado nuestros males por lo cual seguimos necesitando de un gobierno que sepa conducirnos y educarnos para el vivir colectivo. Y además si bien la historia se escribe desde el presente, la historia que se cuenta aquí no es la de los días en que vivimos sino la del pasado. Por ello al estudiar al Libertador desde hoy hay que tener mucho cuidado y no confundirlo con el presidente Hugo Chávez(1954-2012) que es el que aparece tras ciertos renglones de algunos escritores nuestros de estos días, sobre todo los llamados escuálidos, agobiados, como lo estamos todos, por la dolorosas vivencias de estos años trágicos, así estos analistas pierden de vista que examinan el pasado y así el que aparece en su pluma es el Chávez autócrata de estos días, no el Libertador de 1812, 1815 y 1819, estos historiadores se equivocan, a quien pintan no es a Bolívar sino al barinés. Así aparecen en ciertos pasajes que hemos leído, el espectro, la sombra, del llanero de estos días, que es el que desea mandar sin consultar a nadie y destruir la democracia. Por cierto, esta no es una observación para los tergiversadores actuales del Libertador sino para quienes buscan estudiarlo hoy. Viviendo como estamos en el régimen chavista se pretende siempre, para contradecir las falsas interpretaciones del Presidente Comandante, presentar sólo los errores de Bolívar, que los tuvo, varios, porque era un político normal, de carne y hueso y porque sólo “Los que nunca hacen nada, jamás se equivocan” según la feliz expresión del historiador argentino Félix Luna(1925-2009) 146 . Y, como antes lo advirtió el maestro mexicano Leopoldo Zea(1912-2004), al estudiar a Libertador hay que hacerlo sin “la desacralización que, a fuerza de criticar acaba por dejarnos sin historia y, con ello presa fácil de cualquier paternalismo interno o externo” 147 . Por ello los disidentes auténticos de Chávez no ven, en medio del combate político en el cual están inmersos, las altas virtudes de Bolívar, lo usan para enfrentar las formas falaces con las que Chávez interpreta al Libertador, por ello lo que desean hacer es bajar al Libertador de la estatua, desnudarlo y arrancarle la carne con lo cual no le quedarían ni los huesos, es decir nada, y sin nada no puede haber ningún examen histórico posible porque tiene que haber vísceras y sangre, como pidió Herrera Luque hacerlo con Bolívar, para poder vertebrar su examen imparcial. Este es un error que hemos visto proliferar en las obras sobre Bolívar escritas en el último tiempo en el ámbito de los escuálidos, así bautizó Chávez a sus contrincantes, obras concebidas para oponerse a las siempre falsas interpretaciones del Caraqueño crecidas al alero del poder, escritas para adular al César imperante, como la lamentable y anti-histórica de Jorge Mier Hoffman 148 : la cual no atiende ni a la cronología, ni posee ninguna metodología, ni logra saber leer bien los papeles de Bolívar, ni advierte al sentido de lo que es la diplomacia, que es fundamental para entender el proceso que pretende estudiar sin lograrlo en ningún momento, tan falaz es que lo único que logra Mier es que sintamos lástima de él. Mier altera los sucesos del pasado, inventa otros, como ese de considerar que Bolívar libertó la Florida española 149 , territorio después norteamericano, lo cual no puede ser más erróneo, no sigue ninguna forma de análisis histórico cierto y propala falsedades, todas aclaradas por el rigor de mas de dos siglos y medio de investigaciones bolivarianas si partimos de 1818, fecha de la primera biografía de Bolívar, publicada en Italia 150 , o de 1826 cuando se inició en Caracas, por obra de los próceres Francisco Javier Yanes(1777-1842) y Cristóbal Hurtado de Mendoza(1772-1829), el cultivo de la historia documental relativa a la nación y a su fundador, con la publicación del periódico El observador caraqueño(1824-1825) y con la compilación de los Documentos para la historia de la vida pública del Libertador 151 .

Y una observación para que no se malentienda a Libertador sobre un punto filológico: la palabra “democracia” la utilizó el Libertador pocas veces, sólo aparece, por ejemplo, dos veces en el Discurso de Angostura y en general pocas veces en su correspondencia 152 . Y ello se explica no por ser Bolívar un anti demócrata sino por no ser este vocablo propio del lenguaje político de su época, él usaba más bien la palabra liberal, aunque su sentido de la democracia se puede deducir claramente, sin forzar su ideario, de varias de sus documentos como lo hizo el historiador José Luis Salcedo Bastardo (1926-2005) 153 . También hay que tener en cuenta esta observación del mismo historiador:

“Bolívar no podía creer candorosamente en la factibilidad y viabilidad de una democracia cabal para la América de su tiempo. La América de entonces exigía formas intermedias y progresivas del régimen democrático que no el régimen democrático puro; nunca pensó Bolívar que un país con menos de un lustro de vida autónoma, y con un manifiesto atraso político, dentro del cual era notorio el casi desconocimiento de los organismos representativos, pudiera entrar de pronto al disfrute de instituciones pertenecientes a un sistema delicado, complejo y avanzado como, por ejemplo, el de la sociedad británica, nación adelantada que se hallaba entonces a seiscientos años de la Carta Magna(1215). Más conviene insistir en que este reconocimiento a las posibilidades que concedía su tiempo, así como la continua adaptación práctica de Bolívar a ciertos intransferibles elementos de su circunstancia para impulsar su programa revolucionario, no desvirtúan la calidad sinceramente democrática de su pensamiento que aspira al plano de la perfección” 154

CITAS BIBLIOGRAFICAS

126. Arturo Uslar Pietri: Letras y hombres de Venezuela,p.59-60. Este estudio de Uslar fue publicado en 1948, se seguía entonces a Rufino Blanco Fombona: Mocedades de Bolívar. 6ª.ed. Caracas: Ministerio de Educación,1970.216 p. obra aparecida en 1942. En el período que va hasta 2016 ha aparecido numerosa documentación y singulares interpretaciones, llenas de importantes precisiones, que ni Blanco Fombona ni Uslar Pietri pudieron conocer. De allí que hallamos ordenado todo lo que hoy sabemos de aquellos años en nuestro Simón Bolívar en el tiempo de crecer. Los primeros veinticinco años(1783-1808). Barcelona: Alfa, 2016. 344 p. en donde aparecen las necesarias rectificaciones que para nada desdicen nuestra admiración por lo hecho sobre el tema por estos dos grandes maestros.

127. Simón Bolívar: Escritos,t.II,VolI,p.93-94. Este es el texto completo de la primera carta que escribió aquel muchacho de quince años. Fue dirigida a su tío Pedro Palacios Blanco(1769-1811) quien se encontraba en aquel momento en Caracas. Hemos modernizado aquí su ortografía para hacer mas clara su lectura al lector contemporáneo.

128. Dalmiro de la Válgoma y Díaz Várela, “Simón Bolívar y María Teresa del Toro en dos cartas inéditas, del histórico matrimonio", Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, n/ 212(1970), p.525-530. Efraín Subero: Bolívar escritor,p.18. El error lo reproduce Subero y que algunos han copiado ha surgido de la consulta de Bolívar: Obras completas,t.I,p.24-26 donde está el yerro, el que se reproduce en las Cartas,t.I,p.21-22. La corrección se hizo en los Escritos,t.II,Vol.I,,p.140- 141, nota principal del documento número 24. También erróneamente las cartas a Teresa Laisney(c1783) fueron atribuidas sin fundamento a Fanny du Villars en Obras,t.I.,p.20-24. Claramente está en los Escritos,t.II,Vol.I,p.145, Nota principal del documento número 25. En verdad la cena a la que Bolívar hace mención en su carta no fue realizada casa de los esposos Denis de Trobriand y Fanny du Villars, ni en la residencia de los también esposos Mariano de Tristan y Teresa Laisney, en verdad aquel festejo se llevó a cabo en la casa de Bolívar en París. Los esposos Tristan eran los padres de la gran Flora Tistán(1803-1844) quien publicó las cartas de Bolivar a ambos en el periódico de París: Le Voleur(julio 31,1838) años mas tarde. Después aparecieron en El faro militar, Perú: junio 1845. La correspondencia y la interpretación de estas personas, amigos de Bolívar desde sus días en Bilbao y publicadas las misivas, fue examinada por Marcos Falcón Briceño(1907-1998) en su Teresa, la confidente de Bolívar. Historia de unas cartas de la juventud del Libertador. Caracas: Imp. Nacional,1955. 56 p. de donde proviene nuestra interpretación. Nosotros consideramos veraces estas epístolas y para nada consideramos que Flora Tristan las haya alterado.

129. Esta carta fue publicada por Flora Tristán, hija de Mariano, en el periódico parisino Le Voleur el 31 de julio de 1838. Todo lo relativo a la relación de Bolívar con los Tristán, porque también existen dos cartas, muy significativa psicológicamente la primera(Escritos,t.II,Vol.I,p.136-140), para su esposa, Theréese Laisney, nacida alrededor de 1783, la relación entre ambos ha sido estudiada cuidadosamente por Marcos Falcón Briceño(1907-1998) en su Teresa, la confidente de Bolivar, antes citada. La primera también fue examinada desde el ángulo de la psiquiatría por el galeno Moisés Feldman en Las crisis psicológicas de Simón Bolívar, capitulo: “Simón Rodríguez como psicoterapeuta del Libertador”(p.59-79) ya que a esa primera carta el psiquiatra la considera toda una terapia, evidente cuando Simón le cuenta a Teresa lo que hizo con él su maestro don Simón Rodríguez para curar su alma enferma por el trauma de la viudez.

130. Hemos examinado su interpretación sobre Bonaparte en nuestro Simón Bolívar en el tiempo de crecer, capitulo:”Frente a Napoleón Bonaparte”(p.252-259).

131. Simón Bolivar: Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un Caraqueño. Cartagena de Indias: Imprenta del C.Diego Espinosa, 1813.8 p. Como ya lo hemos indicado esta Memoria tuvo, casi inmediatamente, el mismo año, una segunda edición en Bogota: Imp. Del Estado,1813. 6 p.

132. Augusto Mijares: El proyecto de América y el discurso preliminar. Caracas: Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 1960. 64 p. inserto también en su libro Lo afirmativo venezolano,p.311-349. La gran significación de esas ideas fueron vistas por el historiador Germán Carrera Damas quien, a nuestro entender, las desarrolló plenamente en su obra Colombia, 1821-1827: aprender a edificar una Republica Moderna. Caracas: Universidad Central de Venezuela/Academia Nacional de la Historia,2010. 686 p.

133. Siempre nos ha llamado la atención que no se subraye que la idea de las “repúblicas aéreas” la tomó el Libertador de Nicolás Maquiavelo: El Príncipe. Traducción y notas: José Rafael Herrera y Alejandro Bárcenas. Caracas: Los Libros de El Nacional,1999.125 p. La cita procede del capítulo XV, página 73.

134. Sobre la opinión del Libertador sobre el régimen federal y sobre el federalismo consultar Catalina Banko: Las luchas federalistas en Venezuela. Caracas: Monte Ávila Editores, 1996. 223 p. Ver las p.13-100; también Jorge Olavarría: Dios y Federación. El fetichismo federal en el pasado, presente y futuro de Venezuela. Caracas: Ediciones de la Fundación para Una Nueva República,1988. 383 p.

135. Miguel de Unamuno: Niebla. Bogotá: La Oveja Negra, 1984.215 p.

136. Manuel Trujillo: Bolívar. Caracas: Biblioteca Ayacucho,1983. XXII,523 p. Ver: Miguel de Unamuno:”Don Quijote Bolívar(1914)”(p.3-14), constituye una de las grandes páginas dedicadas al Caraqueño, forman antología junto con las del ecuatoriano Juan Montalvo(1833-1889), el cubano José Marti(1853-1895), el uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917), todos escritores nacidos fuera del país del nacimiento del héroe.

137. Libertad consagrada en la Constitución de 1999, que es la vigente, así el gobierno actual no la practique en sus ejecutorias, ya que sus prácticas son todas de carácter autoritario.

138. Lo fue en el sentido que lo indicó Augusto Mijares en su Vida romántica y romanticismo literario. Caracas: Academia Venezolana de la Lengua, 1971. 84 p. Las referencias proceden de las p.,p.17 y 43. Asunto que trata Domingo Miliani en “Literatura y literariedad en la época emancipadora: Bolivar”, en su País de lotofagos,p.61 y 66-67. Al tratar este punto no se debe soslayar que fue Francisco de Miranda el primer hispanoamericano en utilizar la palabra “romántico” el año 1788, ver su Colombeia,t.VII,330,350,383 y 408. Quien nos hizo reparar en esto fue Fernando Paz Castillo en El romanticismo de Francisco de Miranda. Caracas: Academia Venezolana de la Lengua,1965. 50 p. Se debe consultar también Arturo Uslar Pietri: En busca del Nuevo Mundo. México: Fondo de Cultura Económica,1969.221 p. Ver:”Miranda y el romanticismo”(p.81-90), ensayo complementario con los de Mijares y Paz Castillo.

139. En este caso se debe consultar, como obra general sobre aquel vasto movimiento, aun tan vivo, Isaiah Berlin(1909-1997): Las raíces del romanticismo. Madrid: Taurus,2000.226 p. aunque la bibliografía sobre este movimiento es muy extensa. Para el Libertador, en este punto, consultar Augusto Mijares: Vida romántica y romanticismo literario, antes citado e incluso Luis Beltrán Guerrero: Humanismo y romanticismo. Caracas: Ediciones Nueva Cádiz, 1954.173 p. y Fernando Paz Castillo: El romanticismo de don Francisco de Miranda,p.33, el primer hispanoamericano en utilizar la palabra romántico, está en su Diario (julio 15,1788). Ver Francisco de Miranda: Colombeia, t.VII,p.330. La misma palabra la repite ese mismo año varias veces, ver las p.350,383,408 del mismo tomo, fue durante su viaje por Alemania y Suiza.

140. Goethe es considerado aun hoy el último autor universal de la literatura, a la cual encabezó el griego Homero, en el siglo IX-VIII aC, con la Iliada y la Odisea. Así lo indica Ernst Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina. México: Fondo de Cultura Económica, 1976. 2 vols. La referencia está en el t.I,p.35.

141. Ver Manuel Fernandez Álvarez: Jovellanos, el patriota. Madrid: Espasa Calpe,2001.300 p.

142. Arturo Uslar Pietri escribió, “Puede Bolívar tomarse por el primer prosista hispanoamericano de su hora”, en sus Letras y hombres de Venezuela,p.61. Sobre el punto ver también Rufino Blanco Fombona: “Bolívar, escritor y tribuno” en El espíritu de Bolívar,p.185-208; José Luis Salcedo Bastardo: Concordancias ideológicas y literarias en Bolívar; Efraín Subero: Bolívar escritor y Pedro Pablo Paredes: Bolívar escritor.

143. De cuya poética, sin embargo, no se separó cuando hizo su análisis, en 1825, del poema La Victoria de Junin. Canto a Bolivar.2ª.ed.Londres: Librería Española,1826. 80 p. que su autor el ecuatoriano José Joaquín Olmedo le dedicó. Ver Escritos,t.III,Vol.II,18-19,33-36. En verdad el Libertador analizó el poema en su versión manuscrita que le envió el poeta. El poema de Olmedo fue originalmente impreso ese año en Guayaquil, la edición tenía tan numerosas erratas de impresión que su autor la sustituyó por la segunda edición, hecha en Londres, que es la que hemos citado antes. Al imprimir su poema en Londres Olmedo tuvo en cuenta las observaciones que le envió el Libertador en sus dos misivas. Estas observaciones no hacen de Bolívar un crítico literario, pero si nos permiten verlo como un lector diserto que podía opinar con sentido sobre aquello que leía, gran lector fue siempre el Libertador.

144. Sobre este ver Rafael Dominguez: Don Vicente Tejera: opera et vita. Prólogo: Luis Correa Caracas: Tipografía Vargas,1926. 220 p. Es inexplicable que tanto el Diccionario general de la literatura venezolana.2ª.ed.aum. Mérida: Universidad de Los Andes,1987. 2 vols. como el Diccionario de historia de Venezuela, excluyan a Dominguez. En el Diccionario merideño ni siquiera citan su obra en la entrada relativa a Tejera, pese a ser su obra la mayor consagrada a este poeta y prócer (ver t.II,p.508). Rafael Dominguez fue un alto investigador, quien perteneció al círculo de Caracciolo Parra Léón(1901-1939), por escribir, se ha dicho, una biografía muy critica de Gómez, junto a Alejandro Fernández García(1876-1939), fueron a dar ambos a la cárcel de La Rotunda. De ella salió rotundamente cambiando, como consecuencia de experiencia tan dolorosa. Sobrevivió poco con el alma demudada. Ni siquiera conocemos sus fechas de nacimiento y muerte. El único estudio sobre este intelectual venezolano que conocemos es el que escribió otro de sus compañeros en las pesquisas en los archivos coloniales, Mario Briceño Iragorry(1897-1958). Es don Mario quien dice que Domínguez pensaba que del régimen provincial: “De allá nos vino todo”, ver su Gente de ayer y de hoy. Madrid: Ediciones Independencia,1953. 160 p.Ver:”Rafael Dominguez”(p.67-70). La cita procede de la p.69. Pero los talentos de Domínguez fecundaron, nieta suya, quien no llegó a conocerlo, es nuestra querida amiga la crítico Elena Dorante.

145. Arturo Uslar Pietri: La otra América. Madrid: Alianza Editorial, 1974. 233 p. Ver: ”El mensaje de Angostura”(p.71-86). La cita procede de la p.71.

146. Félix Luna: Irigoyen. Buenos Aires: Editorial de Belgrano,1981. 446 p.La cita procede de la p.29.

147. Leopoldo Zea: Simón Bolívar, integración en la libertad. 2ª.ed. Caracas: Monte Ávila Editores,1993. 148 p. La cita procede de la p.12-13.

148. José Mier Hoffman: La carta que cambiara la historia. Caracas: Editorial Arte,2008. 384 p.

149. Ver nuestro análisis en “Bolívar: ¿Libertador de la Florida española?,

en www.analitica.com: Caracas: septiembre 23,2011.

150. Verla en Alberto Filippi: Bolívar y Europa en las crónicas, el pensamiento político y la historiografía. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1986-1995. 3 vols. La cita procede del t.I,p.500-502.

151. Francisco Javier Yanes/Cristóbal Hurtado de Mendoza: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, ya citados.

152. Martha Hildebrandt: La lengua de Bolívar. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1961. 525 p. no la registra al establecer el léxico utilizado por Bolívar.

153. José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar.10.ed. Buenos Aires: Imp. López, 1957. p. La referencia procede de las p.96-103 y Bolivar: un continente y un destino. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1972. 415 p. La referencia procede de las p.125- 158.

154. José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar,p.97.

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