“BOLÍVAR, EL GRAN SEÑOR DE LA PALABRA" ENTREGA XIV del libro de Roberto Lovera De Sola.
Esteban Palacios y Blanco (Caracas, Provincia de Venezuela, Reino de España; 1768 - Caracas, Estado de Venezuela, 1830), Padrino de confirmación de Simón Bolívar y uno de sus tíos maternos. Fue Diputado a las Cortes de Cádiz en 1808.
Hijo de Feliciano Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Gil de Arratia y de doña Francisca Blanco Infante y Herrera. Séptimo de los once vástagos de este matrimonio.
Sus hermanos fueron (todos tíos maternos de Simón Bolívar): María de la Concepción Palacios y Blanco (Caracas, 1758 – Caracas, 1792) María de Jesús Palacios y Blanco (Caracas, 1760 – Caracas, 1811), María Josefa Palacios y Blanco (f. 1824, Caracas), Carlos Palacios y Blanco (Caracas, 1762, Capaya, 1805), María Ignacia Palacios y Blanco (f. 1829, Caracas), Feliciano Palacios y Blanco (Caracas, 1763 – Caracas, 1838), Ana María Palacios y Blanco (n. Chacao.
La infancia de Esteban Palacios fue como la de cualquier niño de la clase de los mantuanos de la Provincia de Venezuela. Como casi todos los miembros de su familia, Esteban ingresó muy joven al Batallón de Milicias de Voluntarios Blancos de Caballería de Caracas, graduándose en 1792. Esteban Palacios fue el tío preferido de Simón Bolívar (Considérese que Bolívar tenía al menos veinte tíos y tías).
En 1790 se convirtió en su padrino de confirmación.
LA ELEGÍA DEL CUZCO (1825)
Esteban Palacios(1763-1830) vivía en España cuando el sobrino Simón José Antonio residió allá (1788-1802). Regresó a Venezuela, como ya lo hemos indicado, en 1825, terminada ya la contienda bélica. El sobrino se encontraba en el Cuzco cuando se enteró que don Esteban había vuelto a Caracas.
Inmediatamente escribió (julio 10,1825) una comunicación al Secretario de Hacienda de la Gran Colombia, cargo que ejercía en aquel momento José María del Castillo y Rada(1766-1835), en la cual le decía:...
"Me tomo la libertad de suplicar a Su Excelencia el Vice Presidente por órgano de Vuestra Señoría para que tenga la bondad de mandar a pagar del tesoro público de Caracas y por mi cuenta al ciudadano Esteban Palacios, la cantidad de cinco mil pesos por infinitos servicios que debo a aquel sujeto desde mi más tierna niñez. Este ciudadano, que es mi tío carnal, ha vuelto a su país después de cuarenta años de ausencia; y como era regular, ha encontrado toda su fortuna destruida. Como él ha sido empleado por el gobierno español de tesorero general y consejero de hacienda, conoce los negocios de este ramo. Por lo que suplico al gobierno lo tenga presente en algún destino en que quiera emplear sus talentos y virtudes. Yo respondo de su patrimonio y de su probidad. Como es mi padrino... que conozco tanto como a mí mismo, así no tengo la menor duda que servirá a la República con el mayor celo y fidelidad. Ruego al señor Secretario de permitirme esta recomendación y de hacerla presente al gobierno como una expresión de mi ternura y de mi gratitud hacia mis bienhechores. Yo no molestaría la atención del gobierno si tuviese medios para subvenir a las necesidades de mi tío. Pero el señor Secretario puede creer que, a pesar de mis sueldos, no tengo ya un peso de que disponer, pues todas las rentas de mis haciendas y de mi empleo están distribuidas anticipadamente” (Escritos,t.II, Vol.I,p.25-26).
La confirmación de Simón Bolívar -1930 / Tito Salas (Caracas, Venezuela, 8 de mayo de 1887-18 de marzo de 1974)col. Casa Natal del Libertador
LA INOLVIDABLE MISIVA:
Ese mismo día dictó a su Secretario, Jacinto Martel, otra misiva a su tío Esteban. Una vez concluida esta fue cuidadosamente corregida. La nueva versión la pasó en limpio otro de sus secretarios, el coronel Juan Santana(1804-1882). Es lógico el cuidado especial que tuvo el Libertador por esa epístola. En ella se lee:
“Mi querido tío Esteban y buen padrino: ¡Con cuánto gozo ha resucitado Ud. ayer para mí! Ayer supe que vivía Ud. y que vivía en nuestra querida patria. ¡Cuántos recuerdos se han aglomerado en un instante sobre mi mente! Mi madre ¡mi buena madre! tan parecida a Ud., resucitó de la tumba, se ofreció a mi imagen. Mi más tierna niñez, la confirmación y mi padrino, se reunieron en un punto para decirme que Ud. era mi segundo padre. Todos mis tíos, mis hermanos, mi abuelo, mis juegos infantinos, los regalos que Ud. me daba cuando era inocente... todo vino en tropel a excitar mis primeras emociones... la efusión de una sensibilidad delicada... Todo lo que tengo de humano se removió ayer en mí: llamo humano lo que está más en la naturaleza, lo que está más cerca de las primitivas impresiones. Ud., mi querido tío, me ha dado la más pura satisfacción, con haberse vuelto a sus hogares, a su familia, a su sobrino y a su patria. Goce Ud., pues, como yo, de este placer verdadero, y viva entre los suyos el resto de los días que la Providencia le ha señalado, y para que una mano fraternal cierre sus párpados y lleve sus reliquias a reunirías con las de los padres y hermanos que reposan en el suelo que nos vio nacer.
Mi querido tío: Ud. habrá sentido el sueño de Epiménides; Ud. ha vuelto de entre los muertos a ver los estragos del tiempo inexorable, de la guerra cruel, de los hombres feroces. Ud. se encontrará en Caracas como un duende, que viene de la otra vida y observa que nada es de lo que fue. Ud. dejó una dilatada y hermosa familia; ella ha sido segada por una hoz sanguinaria: Ud. dejó una patria naciente que desenvolvía los primeros gérmenes de la creación y los primeros elementos de la sociedad; y Ud. lo encuentra todo en escombros... todo en memorias. Los vivientes han desaparecido: las obras de los hombres, la casa de Dios, y hasta los campos han sentido el estrago formidable del estremecimiento de la naturaleza. Ud. se preguntará a sí mismo ¿dónde están mis padres?... ¿dónde mis hermanos?... ¿dónde mis sobrinos?... Los más felices fueron sepultados dentro del asilo de sus mansiones domésticas, y los más desgraciados han cubierto los campos de Venezuela con sus huesos, después de haberlos regado con su sangre... por el solo delito de... haber amado la justicia. Los campos regados por el sudor de trescientos años han sido agostados por una fatal combinación de los meteoros y de los crímenes. ¿Dónde está Caracas?... se preguntará Ud. Caracas no existe; pero sus cenizas, monumentos, la tierra que la tuvo, han quedado resplandecientes de Libertad, y están cubiertos de la gloria del martirio.Este consuelo repara todas pérdidas, a lo menos, éste es el mío, y deseo que sea el de Ud.He recomendado al Vicepresidente las virtudes y los talentos que yo he reconocido en Ud. Mi recomendación ha sido tan ardiente como la pasión le profeso a mi tío.
Dirija a Ud. al Poder Ejecutivo sus miras, que ellas serán oídas. Al mismo Poder Ejecutivo he suplicado mande entregar, a la orden Ud., cinco mil pesos en Caracas, para que pueda Ud. vivir mientras nos veamos lo que será el año que viene. Mi orden ha sido al Ministro de Hacienda, para que de Bogotá le manden a Ud. la correspondiente libranza.
Adiós, querido tío: consuélese Ud., en su patria, con los restos de sus parientes; ellos han sufrido mucho; mas les ha quedado la gloria de haber sido siempre fieles a su deber. Nuestra familia se ha mostrado digna de pertenecemos, sangre se ha vengado por uno de sus miembros. Yo he recogido el fruto de todos los servicios de mis compatriotas, parientes y amigos. Yo los he representado a presencia de la posteridad. Esta ha sido una dicha inaudita: la fortuna ha castigado a todos... tan sólo yo he recibido sus favores... los ofrezco a Ud. con la efusión más sincera de mi corazón. Bolívar (Escritos,t.III.Vol.II,p.29-33).
LA RESPUESTA DEL TIO:
Esta misiva del Libertador sigue estremeciendo el ánimo de quien la lea. Por ello ha sido denominada La elegía del Cuzco, por don Luis Correa (1886-1940) 231 ; es pieza antológica dentro de los escritos de Bolívar; es por ello muy conocida. En cambio, pocos han leído la respuesta de don Esteban (Caracas: noviembre 11,1825) por lo que la insertamos completa:
“Mi amado Simón:Nuestro idioma lo juzgo bastante pobre, cuando no basta a exprimir suficientemente las ideas internas del corazón, cuando éstas tocan en la raya de lo inmenso; sumergido me hallaba en tristes ideas, cuando recibo una esquela de María Antonia, notificándome tu generosa dádiva,vuelo hacia ella, me hace ver el artículo de tu carta, un torrente de lágrimas (no me abochorna) inundó mis ojos, y en el delirio de mi gratitud, queriendo de algún modo manifestarla, prorrumpí en un adefesio diciéndola: todo sea para ti, tómalo que tal vez te convendrá más que a mi. Ella ¿qué había de contestarme sino reírse! Voy al correo por si tenía carta tuya, me dijeron que de Lima no había, consoléme al fin de esta mala nueva atribuyendo a tus graves ocupaciones.Al cuarto día de llegado el correo, me trajeron a casa un cartapacio de Santander, inclusa una tuya de 10 de Julio en Cuzco: confieso que la ternura de ésta acabó de despedazar mi alma; no ha bastado, me decía yo mismo, se desprenda de sus intereses en mi favor, ha interpuesto además su influjo, y autoridad para con el Gobierno! Y así ahogado yo en un océano de beneficios,¿por qué no deberé exclamar diciendo: “que aún hay en la tierra algún rasgo celestial, porque yo acabo de experimentarlo, y sólo lo que emane de tal mansión, puede llenar el gran vacío del espíritu humano? Yo me he sentido ahora, como colmado en todo cuanto me circunda, y de aquí deduzco semejantes consecuencias: yo no extrañaré, mi querido Simón, decirte mil desatinos, mi cabeza está de estos días a acá en un desorden completo; tu carta citada ha producido todas las diversas emociones de que es susceptible el corazón humano.Sin salir de un cortísimo círculo de la familia, cada uno se ha manifestado según el temple más o menos de su corazón, aunque todos con ternura, y no ha faltado quien haya reconvenido al Eterno, diciéndole que no debes morir, bien que es mujer quien lo dijo y sus impresiones son más vivas que la de los hombres. Ignacia mi hermana me ruega te haga presente su memoria, tú la conoces bastante y no digo más.
El General Santander me ha escrito muy finamente por los buenos informes que le has dado de mí; ha dejado a mi elección o la Intendencia de Orinoco, o una plaza de director de Hacienda en Bogotá, he elegido lo segundo, por lo análogo del temperamento, y por que huyo de todo mando público político; pero, mi querido Simón, yo no puedo presentar por mi parte más garantías, que aquellas que están en la esfera de mi poder, a saber: pureza en cuanto tenga relación con los negocios públicos, y el deseo más ardiente por el bien de mi patria; pero esto no basta; ¿puedo yo responder de la capacidad e inteligencia necesaria para desempeñar cualquier destino público? A pesar de todo esto estoy decidido a entregarme todo, y lo que no alcance vencerlo a fuerza de trabajo, si apruebas esta mi resolución, entraré en ello con mayor valor y confianza que nunca: tu me dirás y con razón que yo soy quien debo medir mis fuerzas: he aquí la fuerza del desorden en que están mis ideas, causado todo por este torrente de tu ilimitada generosidad, que me ha como sumergido, y necesito un poco de reposo para restituirme a la calma; no es poca fortuna para mí poderte hablar con esta franqueza, porque estoy seguro de que toda falta la ahogarás en tu corazón; he aquí el privilegio de haberte tenido en mi regazo, y qué buena mano he tenido!Yo no quiero entrar más en el pormenor de tu carta con las ideas que en ella me recuerdas. Concepción, etc., etc., mi corazón está hecho pedazos, él necesita de poco, sólo te diré que tu citada pinta tan a lo vivo lo que ha pasado por mí, que parece lo has estado tocando; yo me reservo para cuando nos veamos y recordar una que otra especie que tengo muy presente, cuando en mansión íntima y agradable vivíamos juntos con Pedro en Madrid; en que no había más que una voluntad, aunque en días bastante aciagos. Qué de reflexiones me han ocurrido, qué consecuencias tan grandes de principios tan pequeños, por la serie de sucesos posteriores! Tal vez no haya otro que yo que sea el depositario de ellos, tan necesarios a la biografía de hombres que ocupan la atención de las sucesivas generaciones, yo los dejaré escritos para la historia; y también conozco algún amigo tuyo, que conserva tu correspondencia con igual objeto.
A Dios le pido me conserve la vida, al menos hasta verte. El General Briceño Méndez que será portador de ésta te dará un abrazo de mi parte, yo traigo otro para ti de una dama de España.Adiós, mi amado Simón, recibe el corazón de tu tío que más te ama.
Esteban Palacio.
P.D.- En lo poco que he tratado al General Briceño, me ha parecido un sujeto muy estimable y que hará feliz a su mujer; me alegro cuanto es decible para tengas menos que sufrir en la vida. Siempre las cosas de los propios y allegados nos tocan.
Esteban 232
CITAS BIBLIOGRAFICAS.
229. Augusto Mijares: “Sentido trascendental de la vida en el romanticismo”, en su Vida romántica y romanticismo literario,p.19-24.
230. Tomás Polanco Alcántara: Simón Bolivar. Caracas: Ediciones GE,1994. XIV, 1033 p. Ver especialmente el capítulo VIII de la primera parte (p.108-127); Manuel Pérez Vila: “La biblioteca de Bolivar y las de sus mayores”, en La formación intelectual del Libertador,p.173-200, registra 299 obras, las que son pocos para lo mucho que sabemos que Bolívar leyó.
231. Así la llamó don Luis Correa en su Terra patrum.4ª.ed. Prólogo: Domingo Miliani. Los Teques: Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos,1987.380 p. Ver:”Elegía del Cuzco”(p.315-321).
232. Está en Daniel Florencio O'Leary: Memorias del General O’Lerary, t. IX, p. 503-505; Simón Bolívar: Proyecto de Constitución para la Republica Boliviana. Lima: Imp. Republicana administrada por José María Concha,1826. 30 p.; Proyecto de Constitución para la República de Bolivia y Discurso del Libertador. Lima: Imprenta republicana,1826. 16,30 p. El proyecto tuvo, en vida del Libertador ediciones en Arequipa, Bogotá, Caracas, Buenos Aires y traducción al inglés, impresa en Londres.