"La trama secreta còsmica de una crónica extraña y silenciada..."
Los cisnes salvajes es una historia de Hans Christian Andersen (Odense, 2 de abril de 1805 - Copenhague, 4 de agosto de 1875) sobre una princesa que liberó a sus once hermanos de un hechizo lanzado por su madrastra, una bruja. En un lejano reino vivía un rey viudo con sus doce hijos (Los 12 signos del zodiaco en mi estudio): once varones y una niña, de nombre Elisa. Llegado el momento, el monarca decidió volver a casarse, y desposó a la hija de una bruja. Por temor a los poderes mágicos de su nueva esposa, el rey escondió a sus hijos en un castillo lejano, pero su mujer, al descubrirlo, se ofendió, y fue a visitarlos. Los once chicos salieron a recibirla, y ella les lanzó un conjuro, transformándolos en cisnes, que se fueron volando, pudiendo recuperar sus formas humanas solo durante un breve período de tiempo cada noche. Después de eso la reina se marchó, sin saber que quedaba todavía una hijastra en castillo, Elisa. Esta, que quería salvar a sus hermanos, oraba:
¡Quiera el Cielo que sueñe la manera de salvaros! -respondió ella; aquella idea no se le iba de la mente, y rogaba a Dios de todo corazón pidiéndole ayuda; hasta en sueños le rezaba. Y he aquí que le pareció como si saliera volando a gran altura, hacia el castillo de la Fata Morgana; el hada, hermosísima y reluciente, salía a su encuentro; y, sin embargo, se parecía a la vieja que le había dado bayas en el bosque y hablado de los cisnes con coronas de oro. – "Tus hermanos pueden ser redimidos -le dijo-; pero, ¿tendrás tú valor y constancia suficientes? Cierto que el agua moldea las piedras a pesar de ser más blanda que tus finas manos, pero no siente el dolor que sentirán tus dedos, y no tiene corazón, no experimenta la angustia y la pena que tú habrás de soportar. ¿Ves esta ortiga que tengo en la mano? Pues alrededor de la cueva en que duermes crecen muchas de su especie, pero fíjate bien en que únicamente sirven las que crecen en las tumbas del cementerio. Tendrás que recogerlas, por más que te llenen las manos de ampollas ardientes; rompe las ortigas con los pies y obtendrás lino, con el cual tejerás once camisones; los echas sobre los once cisnes, y el embrujo desaparecerá. Pero recuerda bien que desde el instante en que empieces la labor hasta que la termines no te está permitido pronunciar una palabra, aunque el trabajo dure años. A la primera que pronuncies, un puñal homicida se hundirá en el corazón de tus hermanos. De tu lengua depende sus vidas. No olvides nada de lo que te he dicho.
El hada tocó entonces con la ortiga la mano de la dormida doncella, y ésta despertó como al contacto del fuego. Era ya pleno día, y muy cerca del lugar donde había dormido crecía una ortiga idéntica a la que viera en sueños. Cayó de rodillas para dar gracias a Dios misericordioso y salió de la cueva dispuesta a iniciar su trabajo. Cogió con sus delicadas manos las horribles plantas, que quemaban como fuego, y se le formaron grandes ampollas en manos y brazos; pero todo lo resistía gustosamente, con tal de poder liberar a sus hermanos. Partió las ortigas con los pies descalzos y trenzó el verde lino. Al anochecer llegaron los hermanos, los cuales se asustaron al encontrar a Elisa muda. Creyeron que se trataba de algún nuevo embrujo de su perversa madrastra; pero al ver sus manos, comprendieron el sacrificio que su hermana se había impuesto por su amor; el más pequeño rompió a llorar, y donde caían sus lágrimas se le mitigaban los dolores y le desaparecían las abrasadoras ampollas.
Pasó la noche trabajando, pues no quería tomarse un momento de descanso hasta que hubiese redimido a sus hermanos queridos; y continuó durante todo el día siguiente, en ausencia de los cisnes; y aunque estaba sola, nunca pasó para ella el tiempo tan de prisa. Tenía ya terminado un camisón y comenzó el segundo.
Durante su labor, un rey vecino que había oído hablar de ella solicitó su mano, y le fue concedida. Sin embargo, Elisa siguió sin hablar, y ya en su nuevo reino, a pesar de las sùplicas de su esposo el rey que la adoraba, para que abandonara el trabajo, su extraño comportamiento hizo que surgiesen rumores sobre ella, acusándola de tratar con las artes oscuras. Al final, la condenaron a morir en la hoguera, pero pese a todo, ella no dejó de tejer hasta el día de su ejecución. Ese día, once cisnes aparecieron, y Elisa les lanzó las once camisas, pudiendo recuperar estos sus formas humanas (salvo el hermano menor, pues como su camisa estaba sin terminar permaneció con un ala de cisne en lugar de brazo). Elisa por fin pudo hablar, y con la ayuda de sus hermanos explicó a todos lo que había pasado. Su esposo, el rey, la absolvió de todos los cargos, y por fin pudieron ser felices.
La razón por la que acusaron a Elisa de brujería es porque su suegra le manchaba la boca con sangre y la acusaba de comerse a sus propios hijos. En otra versión, en cambio, es el arzobispo quien la acusa, al verla recoger ortigas en un cementerio y malinterpretar no solo eso, sino que incluso las estatuas de los santos sacudiesen las cabezas para decirle que la joven era inocente.
Por esa razòn tememos trabajar con nuestra energia oscura esencial..por ella morimos a los esquemas dependientes que nos impone la sociedad y nos hace aceptados, trabajar la Morgana que somos y con su poder, que no es magia negra, es todo lo contrario, es magia que vence la negra, porque sabiendo que podemos ser teribles elegimos en conciencia trabajar en luz, nos permite renacer con energías suficientes para enfrentar a todo aquello que se opone a que seamos tal y como nos pide nuestra auténtica identidad..Es común encontrar a muchas Morganas condenadas a vivir en la sombra, por temor a que, al igual que ella, se la convierta en una bruja malvada, se la margine y condene a morir en la hoguera. El poder de Morgana reside en sobreponerse, una y otra vez, a todos los golpes de la vida, por duros que sean.
Encontrarla en nuestro interior equivale a encontrar esa dimension en nosotros mismos que vuela por encima de las circunstancia en pos de un objetivo superior, conscientes de que existe un universo infinito, en el cual la muerte es solo una transformación, un cambio de forma, seguras de que nuestro destino está escrito a medias entre la Divinidad y nosotras mismas.
Si te identificás con ella, en este momento de tu vida, significa que es hora de preguntarte a quién has estado regalando tu propio poder, a quien has estado beneficiando con tu esfuerzo y tus conocimientos para que obtenga sus logros, posponiendo los tuyos. Pero la memoria de la condena a muerte en la hoguera, persiste como una de las formas más primitivas de la que se tiene noticia utilizados por todos los poderes y sistemas para perseguir y erradicar el judaísmo, la herejía, el sacrilegio, la brujería y el «crimen nefando», es decir, la homosexualidad.
La quema en la hoguera, que estuvo recogida por ley en muchos Estados y como ley de reyes, desde la antigüedad hasta la finales del siglo XVIII aunque a partir del triunfo de la Revolución Francesa comenzó a ser considerada un castigo salvaje e ilegal, pero del que se siguieron escuchando casos sobrecogedores, por lo que prevalece como memoria colectiva asociada a lo oscuro y sombrio, castigo por ser distintos,por eso es tan dificil trabajar en conciencia su presencia en nuestra psiquis aunque nos integre y libere.
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