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"La trama secreta còsmica de una crónica extraña y silenciada..."


“El astrólogo” de Francois Eisen (Bruselas hacia 1685) en Valenciennes

Hay una gran confusiòn al hablar de astrología en lugar de horóscopos. Para intentar discernir mejor el lugar de esta área esotérica de lectura del futuro de la horoscopia (situada fuera de todo campo científico) en esta escala de valores, los investigadores del grupos como Eurobarómetro C&T han propuesto dos términos, utilizando a veces el de "astrología" y a veces el de "horóscopos" que tiene una connotación menos científica. En este caso, la terminología hace variar considerablemente la puntuación atribuida a estas "disciplinas". La astrología se beneficia de un aura científico superior a la historia y a la homeopatía, mientras que los horóscopos quedan en último lugar. Por lo tanto, al menos en parte, existe también una confusión semántica entre "astrología" y "astronomía

"La astrología es la ciencia que estudia la acción de los cuerpos celestes sobre los objetos animados e inanimados y la reacción de éstos ante esas influencias. Estudia también los ángulos entre planetas y sus efectos visibles sobre la humanidad." (March y McEvers, 1989), sin embargo otros astrólogos la consideran como un arte. Aunque los astrólogos la definan como ciencia, no lo es, la astrología se basa en opiniones y en creencias y no en evidencias. Es consecuencia del pensamiento mitológico de las primeras culturas, su origen se encuentra en Mesopotamia, Babilonia y Asiria, hace unos 4000 años

Fue hacia el 700 a.n.e cuando nació la idea del Zodiaco. Como alguien dijo una vez, "si los planetas son las agujas del reloj, el Zodiaco proporciona los doce números de la esfera". La primera tablilla de una serie llamada Mul Apin menciona 'las constelaciones del camino de la Luna' que, traducidos a nuestros propios grupos de estrellas, son: Pléyades, Tauro, Orión, Perseo, Cochero, Géminis, Cáncer, Leo, Spica, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario, Piscis, Pegaso, Piscis más la parte media de Andrómeda y Aries. 18 signos en total. Los doce signos aparecieron hacia el 400 a.n.e, después de un período donde su número había sido reducido a once. La constelación faltante era Libra, que se construyó a expensas de las pinzas del vecino Escorpión.

Claudio Ptolomeo, el gran astrónomo alejandrino del siglo II recopiló todas estas reglas y las escribió en el libro que es base de toda la astrología moderna: el TETRABIBLOS.

Cuando el cristianismo se impuso en el Imperio Romano, se comenzó a combatir tímidamente a la astrología. Agustín, obispo de Hipona (365-430), condenó a la astrología, sin dar ninguna razón científica, porque "absolvía a los pecadores y le atribuía las culpas al Creador y Gobernante del cielo y las estrellas". La astrología volvió a resurgir alrededor del siglo XII. Entre los siglos XIV y XVII, en pleno Renacimiento, las ideas se transformaron. Nicolás Copérnico, en su obra De Revolutionibus orbium coelestium, propuso que los planetas giraban alrededor del Sol, y no en torno a la Tierra, como creían casi todos los antiguos, incluyendo los astrólogos. Estos últimos reaccionaron diciendo que, lo fundamental eran las posiciones.

Los signos tienen su origen en las constelaciones del Zodiaco. Pero éstas son 14 y no 12. Las dos que faltan son Cetus (la Ballena) y Ophiucus (Ofiuco). Plutón, el último planeta (hasta ahora) fue descubierto en 1930 y fue La astronomía la que descubrió otros planetas por el efecto gravitatorio que tenían sobre el resto del Sistema Solar.

"Astronomo" en el Museo Louvre de Paris de Johannes Vermeer van Delft (bautizado en Delft el 31 de octubre de 1632-ibídem, 15 de diciembre de 1675), llamado por sus contemporáneos Joannis ver Meer o Joannis van der Meer e incluso Jan ver Meer, es uno de los pintores neerlandeses más reconocidos del arte Barroco. Vivió durante la llamada Edad de Oro neerlandesa, en la cual las Provincias Unidas de los Países Bajos experimentaron un extraordinario florecimiento político, económico y cultural. La obra completa de Vermeer es muy reducida; solamente se conocen 33 a 35 cuadros.2​ Esto pudo deberse a que pintaba para mecenas, por encargo, más que para el mercado de arte

¿Por qué los signos tienen todos la misma duración temporal si las constelaciones que los originaron no son iguales?

Las casas celestes (cada casa está relacionada con determinadas situaciones en la vida de una persona, tales como el matrimonio, la salud, el trabajo, los viajes y la muerte) están referidas al horizonte terrestre.

En esta pseudociencia nada sustancial ha cambiado desde entonces, aunque actualmente hay distintas escuelas. Los horóscopos que lamentablemente aparecen en los periódicos (incluso es los que habitulamente se consideran serios), se basan en la astrología tropical, que ubica los distintos planetas en un cielo imaginario (por ejemplo un grupo de estrellas visibles en el hemisferio norte ha sido asociado a una cuchara por los franceses, a la cola de un oso por los pueblos del norte de Europa, a un carro celestial por los chinos y a otras formas diferentes según la cultura del pueblo de donde provenga la interpretación) de hace 2000 años que nada tiene que ver con el actual, y desde esa situación, sin saber cómo ni por qué, los planetas influyen sobre las personas. Hay otros astrólogos más congruentes que tienen en cuenta la precesión de los equinocios (fenómeno descubierto por Hiparco en el siglo II a.n.e. que se debe a un movimiento de peonza de la Tierra, que hace que la intersección del ecuador celeste con la eclíptica se desplace hacia atrás y tarde unos 25000 años en recuperar su posición inicial). A ésta se la conoce con el nombre de astrología sidérea. Las predicciones de ambas son diferentes (como es de esperar de cualquier psuedociencia): quien haya nacido el 29 de Julio será un "idealista, orgulloso, ambicioso, arrogante y jactancioso Leo" para un astrólogo tropical, pero será un "doméstico, sensible, autocompasivo y demasiado cauto Cáncer" para un astrólogo sidéreo.

Las culturas hindú, china y japonesa tienen una tradición astrológica basada en un conjunto de estrellas totalmente diferentes. Así, una de las astrologías chinas consta de 26 signos.

La única fuerza conocida que podría influir de los planetas sobre nosotros es la gravitatoria.

Mientras que la astronomía (etimológicamente la "Ley de las estrellas") es la ciencia que estudia los astros, pretende describir el Universo, intentar determinar su origen y su final y el de los objetos que en él existen: planetas, estrellas, galaxias...

Esta confusión se ha crecido debido al auge que ha experimentado en los últimos años todo lo relacionado con el ocultismo, la parapsicología y los extraterrestres. La diferencia entre ambas es notable.

Carl Jung es el responsable de introducir la astrología en el psicoanálisis. Este psicoanalista suizo, discípulo de Freud, abordó conceptos que para muchos estaban más cerca de la magia, que de la ciencia. Aún así, sus postulados son profundos e interesantes y han logrado trascender, hasta el punto de dar lugar a una corriente que se mantiene vigente a día de hoy.

Lo que un horóscopo nunca te dirá

Edith Sánchez· 03 octubre, 2015

Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González al invalid date

Cuando estaba iniciando mi trabajo como redactora recibí una oferta sorpresiva: un conocido portal de psíquicos me invitaba a hacer el horóscopo semanal para sus lectores. “Es un trabajo sencillo y divertido”, me decían. Por primera vez tenía una evidencia de que muchos de los horóscopos no son elaborados por astrólogos, ni por expertos en cuestiones esotéricas, sino por redactores profesionales.

Pero lo más sorprendente no fue eso. Lo realmente desconcertante fue que unas semanas más tarde vi que otro redactor, que sí había aceptado la propuesta, tenía miles de lectores diariamente. Un año después se convirtió en un “gurú” de Internet y ha hecho una fortuna.

“Leemos a los críticos como leemos el horóscopo: por curiosidad, no para tomarlos demasiado en cuenta.”

-Horacio Altuna-

¿Cómo explicar que en pleno siglo XXI haya tantos aficionados a los horóscopos, si es claro que en la mayoría de los casos solo se trata de una flagrante mentira? La cosa tiene su ciencia. Los horóscopos se valen de algunos trucos para ganar y mantener millones de adeptos en todo el mundo. Estos son algunos de ellos.

Quienes leen un horóscopo quieren creer en él

Se consulta un horóscopo para encontrar esperanzas o explicaciones esperanzadoras. Si una persona está segura de sí misma y de lo que hace, no siente la necesidad de indagar por su futuro a través de los astros. El consultante es por lo general alguien que está confundido e invadido por un fuerte sentimiento de inseguridad sobre su vida.

Los mensajes de los horóscopos son, y deben ser, alentadores. Presagian éxitos, sorpresas, encuentros y toda una serie de situaciones amables. También prevén peligros y se comportan como cómplices del consultante frente a ellos: “cuídate de comer en demasía”, “ten cuidado con el estrés”, etc. Son amigables y protectores, por eso se convierten en un fuerte aliado para los momentos de duda.

Por eso las personas quieren creer que el horóscopo es cierto y encuentran la manera de aplicar lo que dice allí a su vida diaria. Además, está comprobado que los “horoscopofílicos” olvidan los desaciertos en las predicciones y eligen recordar solo sus aparentes aciertos.

Los horóscopos se basan en el perfil de los lectores

Quienes leen los horóscopos tienen algunos rasgos en común. Como lo decíamos anteriormente, se trata de personas con un importante grado de confusión sobre quiénes son y qué son capaces de hacer. El lector típico de horóscopos no se conoce lo suficiente, o tiene dudas acerca de sí mismo. Por eso no logra visualizar el futuro como fruto de sus actos, sino como la acción de fuerzas superiores a su propia voluntad.

Se trata de personas con dificultad para manejar sus relaciones amorosas y con problemas para afirmarse a través de su trabajo. Los horóscopos se valen de generalidades que a la gente le gusta escuchar cuando se siente frustrada o insegura: “Has pasado por muchas dificultades, pero obtendrás una gran recompensa”. Para alguien confundido y asustado, leer el horóscopo es absolutamente gratificante.

El reino de la ambigüedad

El quid de un buen horóscopo está en redactarlo con los recursos adecuados: bastante lenguaje metafórico, gran ambigüedad en las afirmaciones y construcción de profecías enigmáticas, de difícil interpretación. Un ejemplo del lenguaje metafórico: “El amor es esa gota de lluvia que necesitas en tu desierto. No dejes que se evapore”. Conclusión: con palabras seudo-poéticas se dice nada.

Un ejemplo de la ambigüedad en las afirmaciones: “Tendrás un gran éxito económico, si pones suficiente empeño en ello.” Si llega el éxito, acertaron; si no llega, fue por la falta de empeño tuya. Un ejemplo de profecías enigmáticas: “Así como el cielo y el mar se unen, tu destino es unirte con el horizonte del infinito”. Hay millones de situaciones que podrían encajar con esa afirmación tan etérea.

Si eres uno de esos consultantes frecuentes del horóscopo, valdría la pena que hicieras un alto para hacerte una pregunta: ¿por qué piensas que lo que te ocurre no depende de tus actos, conscientes e inconscientes, sino de la forma como se mueven los planetas? Y una pregunta más: ¿Por qué quienes “ven el futuro” no han encontrado la prosperidad que tan frecuentemente te auguran, y por eso cobran a destajo?

Edith Sánchez

Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”,entre otros. Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de Cultura de Colombia.

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