"La trama secreta còsmica de una crónica extraña y silenciada..."
Hipólita era la reina de las amazonas, una tribu de mujeres que vivían en la costa norte de Asia Menor, despuès las ubicaron en tierras del rio Amazonas de Sudamèrica, rendian culto a Ares, representaban principalmente la feminocracia y la fuerza femenina. Esta tenía un cinturón mágico que le había regalado Venus, la diosa del amor.
El cinturón de asteroides es un disco circunestelar del sistema solar que se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter. Alberga multitud de objetos astronómicos de formas irregulares, denominados asteroides, y al planeta enano Ceres. Esta región también se denomina cinturón principal con la finalidad de distinguirla de otras agrupaciones de cuerpos menores del sistema solar, como el cinturón de Kuiper o la nube de Oort.
Los asteroides en la astrología Los asteroides son relativamente nuevos en la astrología ya que solo se descubrieron en el siglo XIX. Sin embargo, algunos astrólogos creen que algunos de ellos (especialmente el más grande de ellos) influyen en los asuntos humanos. Sin embargo, a menudo se ignoran dentro de los sistemas convencionales de astrología, especialmente en sistemas de astrología más tradicionales como la astrología védica o la astrología helenística .
Su uso se ha vuelto significativo para algunos astrólogos occidentales, pero todavía solo una minoría de astrólogos usa los asteroides en la interpretación de cartas, yo estoy fascinada con el estudio que realizo .
Más de la mitad de la masa total del cinturón está contenida en los cinco objetos de mayor masa: Ceres, Palas, Vesta, Higia y Juno. Ceres, el más masivo de todos y el único planeta enano del cinturón, tiene un diámetro de 950 km y una masa del doble que Palas y Vesta juntos.
Para los especialistas en la materia, el influjo de los asteroides es comparable al de los planetas transpersonales o espirituales (Urano, Neptuno y el planeta enano Plutón), los cuales promueven la evolución del individuo. No obstante, las imágenes arquetípicas que representan la energía propia de cada asteroide, evidencian iconos más cercanos a la identidad individual del sujeto, al contrario de los planetas transpersonales, cuya influencia se extiende al plano generacional.
El libro que ha tratado este tema es “El Cinturón de Hipólita” de C. J. Boquet (1993). A decir verdad, es una síntesis de los aspectos correspondientes a cada uno de los asteroides, qué cuestiones rigen y otras particularidades como sus colores y símbolos. Boquet señala que, después de más de siglo y medio de haber sido descubiertos, los asteroides (Ceres, Palas, Juno y Vesta) comenzaron a ser introducidos en temas natales y a ser estudiada su influencia astrológica; y que el descubrimiento del planetoide Quirón agilizó el trabajo sobre el Cinturón de Asteroides.
Además, tomando en consideración los aportes de John Robert Hawkins, Dane Rudhyar, Rodney Collins y Demetra George, desde que comenzaron a estudiar los asteroides dentro de la astrología, estos han sido asociados al signo de Virgo; además fue notoria su implicación en las relaciones personales, sociales o de cualquier índole, o mejor dicho, en la comunicación del ego con su entorno; esto sin dejar de lado el hecho de que se considera al Cinturón de Asteroides como una barrera entre los planetas personales (Sol, Luna, Mercurio, Venus y Marte) y los generacionales (Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), quizás es por esta razón que, en su conjunto, el Cinturón ha sido relacionado, de igual modo, con las actividades financieras, económicas e industriales; asimismo, hay que hacer mención de que, la principal función de los Asteroides concierne a las relaciones, y que su prominencia en la carta natal indica un gran poder operativo, bien sea en transformaciones sociales, culturales o personales. No obstante, se debe recordar siempre que, los Asteroides representan funciones femeninas de la psicología humana.
Entre cinco astrónomos se repartieron el zodiaco en la búsqueda del quinto planeta y finalmente el 1 de enero de 1801, en el Observatorio de Palermo el monje Giuseppe Piazzi, que no pertenecía a la comisión de búsqueda, descubrió Ceres, el primero de los asteroides. El día 3 de enero el cuerpo se había desplazado un tercio de luna hacia el oeste. Hasta el 24 no publicó su descubrimiento, creyendo que era un cometa. Carl Friedrich Gauss, el gran matemático, inventó ex profeso para Ceres un procedimiento de cálculo de la órbita con tal de aprovechar los pocos datos de la órbita conseguidos por Piazzi. Calculada su órbita, resultó un cuerpo que orbitaba entre Marte y Júpiter; es decir, el cuerpo que faltaba según la ley de Bode.
Quince meses después, el 28 de marzo de 1802, Heinrich Olbers descubrió un segundo objeto en la misma región, al que llamó Palas. El 6 de mayo de 1802, y tras estudiar la naturaleza y el tamaño de estos dos nuevos objetos, William Herschel propuso denominar «asteroides» a Ceres y Palas, por su parecido con las estrellas al observarlos. En palabras del astrónomo:“Como ni la denominación de planetas, ni la de cometas, puede aplicarse a estas dos estrellas, debemos distinguirlas por un nuevo nombre... Parecen pequeñas estrellas y difícilmente se distinguen de ellas. Por su apariencia asteroidal, si se me permite esta expresión, sugiero tomar este nombre y llamarlas "Asteroides". [...] Los asteroides son cuerpos celestes, los cuales se mueven en órbitas ya sean de excentricidad escasa o considerable alrededor del Sol, y cuya inclinación sobre la eclíptica puede ser de cualquier ángulo. Su movimiento puede ser directo o retrógrado; y pueden tener o no atmósferas, pequeñas comas, discos o núcleos”.
Para los especialistas en la materia, el influjo de los asteroides es comparable al de los planetas transpersonales o espirituales (Urano, Neptuno y el planeta enano Plutón), los cuales promueven la evolución del individuo. No obstante, las imágenes arquetípicas que representan la energía propia de cada asteroide, evidencian iconos más cercanos a la identidad individual del sujeto, al contrario de los planetas transpersonales, cuya influencia se extiende al plano generacional.
Astrologicamente el Cinturòn de Asteroides entre Marte y Jùpiter corresponde dentro de las 12 pruebas de Hércules, el hèroe, a Virgo, pues el noveno trabajo de Heracles consistió en robarle el cinturón a Hipólita, reina de las amazonas. Esto fue pedido por Admete, hija de Euristeo. En algunas versiones, Hipólita se enamora de Heracles por su musculatura hermosa, y le otorga el cinturón, mientras que en otras, Heracles se ve forzado a secuestrar a la hermana de la reina y se le es dado el cinturón a cambio de ella. Mientras se iban del reino de las amazonas, Teseo, amigo de Heracles, secuestra a Antíope, hermana de Hipólita. Hera, entonces difunde el rumor de que Heracles estaba ahí para secuestrar a Hipólita. Por tanto las amazonas inician la lucha contra los héroes que logran escapar victoriosos.
En algunas versiones, Teseo se casa con Hipólita o Antíope y tienen un hijo, Hipólito.
Hipólita era una reina amazona hija de Ares, el dios de la guerra. Las amazonas eran diosas guerreras y rendían culto a Marte. Hipólita era su reina, que portaba un cinturón mágico que le había regalado Venus, la diosa del amor.
La guerrera Hipólita pronto se fijó en Heracles y su hermosa musculatura, y mostró su disposición a entregarle el cinturón que le había dado Ares.
Este cinturón era el símbolo del fruto de la maternidad (Niño sagrado), logrado a través de la lucha y el conflicto, entre las energías masculinas y femeninas. Hipólita finalmente obsequió el cinturón a Hércules, como símbolo de unidad, amor, y sacrificio.
Virgo es el signo de la cosecha, de los frutos recogidos por nuestro trabajo. Recogemos lo que sembramos.
Es muy interesante el concepto que representan las amazonas en la mitología griega. Estas encarnan el poder femenino, y por otro lado, la virginidad, la castidad. Es así que llegamos a concluir que el cinturón no es más que un concepto arcaico de cinturón de castidad, o de oposición contra las relaciones entre hombres y mujeres. Sin embargo, Hipólita reina de las mujeres y virgen, es capaz de encontrar el amor, y engendrar, no necesariamente con él, un hijo que se convertiría en héroe, que es Hipólito. De tal manera, no hay duda que existe un claro vínculo entre la figura de Hipólita y la de la Virgen María, entre los cristianos. Ambas tiene un voto de castidad por lo que ambas son vírgenes, ambas tienen un hijo sin la necesidad de tener relaciones sexuales (ya que nunca es especificado), y ambas engendran a un héroe.
SIMBOLOGÍA CON ARIES:
A nivel astronómico, cuando el sol llega a la constelación de Aries, se puede observar claramente en las cercanías la constelación de Andromeda. Esta parece tener un faldón, lo cual es símbolo no solo de feminidad sino también de castidad. Además esta está seguida por tres estrellas separadas que parecen formar un cinturón, lo cual se asemejaría mucho al cinturón de Hipólita. Por otro lado, el cinturón puede simbolizar también una espada, lo cual también representaría a la guerrera amazona y reina, Hipólita.
Este cinturón era el símbolo del fruto de la maternidad (Niño sagrado), logrado a través de la lucha y el conflicto, entre las energías masculinas y femeninas. Hipólita finalmente obsequió el cinturón a Hércules, como símbolo de unidad, amor, y sacrificio.
Virgo es el signo de la cosecha, de los frutos recogidos por nuestro trabajo. Recogemos lo que sembramos.
La cuestión de la nomenclatura comenzó a ser un problema para los astrónomos. Cada vez que se descubría uno de estos objetos, se le daba generalmente el nombre de alguna diosa o heroína de la mitología y se le designaba con un símbolo para abreviarlo, como ocurre con los planetas. Sin embargo, la multitud de asteroides descubiertos provocó que estos símbolos fueran cada vez más complejos, hasta tal punto que había que tener cierta habilidad artística para dibujarlos. Por este motivo, finalmente en 1867 se acordó una nueva nomenclatura para estos objetos, la cual consistía en el nombre del asteroide precedido por un número entre paréntesis, y en orden de descubrimiento: (1) Ceres, (2) Palas, (3) Juno, (4) Vesta, etcétera. Actualmente se suelen representar del mismo modo, incluyendo o sustrayendo los paréntesis.
El término «cinturón de asteroides» comenzó a utilizarse a comienzos de la década de 1850, aunque se ignora quién fue el primero en hacer referencia al mismo. En el año 1868 ya se conocía un centenar de asteroides y en 1891 el uso de la astrofotografía, iniciado por Max Wolf, aceleró el ritmo de descubrimientos todavía más. En 1923 el número de asteroides sobrepasaba los 1000, en 1981 los 10 000, en 2000 los 100 00019 y en 2012 el número de asteroides ronda los 600 000