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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(V) Roberto Lovera De Sola.


DIOS MARTE.


CAPÍTULO CUARTO: LA EMANCIPACION

LA MÁXIMA ECLOSION DE VIOLENCIA: JOSÉ TOMAS BOVES

Al recordarase aquellos días de 1814, surgen como sus figuras

centrales los que se enfrentaron: el general Simón Bolívar(1783-1830),

líder de los patriotas, y el coronel José Tomás Boves(1782-1814),

razón por la cual escribimos esta semblanza del asturiano. Y pese a

ser la historia de un asesino vesánico, como lo fue el asturiano,

también llamado el Urogallo, por haber muerto estando enamorado,

como el pájaro de su región nativa.

Nuestra historia nos obliga a estudiar a este monstruo, seguramente el

mayor asesino con el que cuentan nuestros anales, ya que sus

muertos fueron miles. Los otros asesinos fueron el Tirano

Aguirre(c1511-1561), Juan Vicente Gómez(1857-1935), Pedro

Estrada(1906-1989) y el Chacal, Carlos Ilich Ramírez Sánchez(1943),

pero sus asesinatos no llegaron al número de los ordenados por

Boves. Pero debemos detenernos ante él porque en el proceso de

nuestra revolución emancipadora tuvo dos características: su

extremada violencia, subrayada por el profesor británico John

Lynch(1927-2018). Y por ser Boves, figura única durante el proceso de

nuestras guerras de independencia. Un hombre como él sólo lo tuvo

Venezuela 43


EN ESPAÑA

José Tomas Boves Iglesia, nació en Oviedo, Asturias,

España(septiembre 16,1782). Fue hijo de Manuel de Bobes, quien

falleció en 1787, cuando el hijo tenía cinco años. Su madre se llamó

Manuela de la Iglesia, lo que hace pensar que era huérfana, o

expósita, dado el apellido que llevaba. Tuvo Boves dos hermanas,

María y Josefa. Fue la suya una familia de Hidalgos de Gotera, quien

firmaban su apellido usando la “b” en las dos letras del apellido.

Parece que la grafía Boves, con “v” pequeña, solo la usó nuestro

hombre en sus años en Venezuela.

A poco de la muerte del padre la viuda y los tres hijos se mudaron a

Gijón, en la región del mar Cantábrico. Allí José Tomas estudió en el

Real Instituto Asturiano, en la misma ciudad. Este había sido creado

por el gran intelectual don Gaspar Melchor de Jovellanos(1744-1811),

altísima figura de la Ilustración española de su tiempo.

Fue allí, en Gijón, en donde Boves se hizo marino. Alli comenzó

también a trabajar en la empresa comercial naviera de “Pla y Portal”,

armadores de aquel sitio, con negocios en Venezuela.

EN LA GUAIRA Y PUERTO CABELLO

Fue todo lo que hemos indicado, lo que decidió el destino de José

Tomas. Alrrededor de 1803, llegó a La Guaira y comenzó a laborar en

la empresa de “Pla y Portal”. En Venezuela pasará el resto de su vida,

once años. Su acción pública en Venezuela será de solo dos

años(marzo 10,1812-diciembre 5,1814), actividades las suyas de gran

relevevancia a partir del 6 de enero de 1813, y a lo largo de los

siguientes viente y tres meses.

En ese período no dejó nunca de atender económicamente a su

familia en Asturias, a la madre y hermana. Y muerto el hijo, recibirá

doña Manuela de la corona la pensión que correspondía al oficial, fue

ascendido post mortem primero a Coronel, ascenso que trajo el

general Pablo Morillo(1778-1837) en su expedición de 1815. Cinco

años más tarde, en 1819, fue otra vez ascendido, entonces a

Brigadier, es decir a General de Brigada.

En 1803, cumplió viente y un años. Con esa edad en La Guaira, será

oficial y trabajador comercial, precisamente de la casa Plá y Portal. Al

parecer vivió en La Guaira un lustro(1803-1808). Este lustro es el

menos conocido de su corta vida, hay escasas noticias sobre estos

tiempos, los de su iniciación venezolana. Mas tarde vivirá en Puerto

Cabello, en lugares cercanos a Valencia y después en el llano, en

Calabozo, en el actual estado Guárico, especialmente, durante la

mayor parte de su corto vivir, de apenas treinta y dos años, de los

cuales aquí vivió once años.


EN PUERTO CABELLO


Aunque militar, en aquellos tIempos en Puerto Cabello, 1807 y 1808,

constituyeron el período en que fue contrabandista, de aquello salió

muy mal parado, con una condena de ocho años de presidio en la

fortaleza de San Felipe, aquello sucedió por sus negocios ilícitos en

Puerto Cabello y en la isla de Curazao, según observó Juan Vicente

González (1810-1866), siempre tan bien informado del suceder de

aquellos años. Muy cerca, en Valencia, vivía una mujer a la que

mucho amó, se ha dicho que era de apellido Bolívar, cosa que no deja

de ser curiosa, al parecer llegaron a tener un hijo. Pero también pudo

el maestro Gónzalez refierirse en su famosa frase, “¡Porque Boves

amó!”; a Inés Corrales, la calaboceña 44 .

Estando preso en Puerto Cabello, al parecer fue una familia amiga, los

Jove de La Guaira, quienes lo ayudaron para que la pena le fuera

conmutada por confinamiento en un lugar de los llanos, que para él fue

Calabozo. Una tradición antigua, señala que su abogado fue entonces

el jurista Juan Germán Roscio(1763-1821), por quien Boves guardó

siempre cálido recuerdo. Fue el doctor Roscio figura relevante entre

los ideólogos de la emancipación, autor del más importante libro

impreso durante la guerra, El triunfo de la libertad sobre el

despotismo(1817) 45 . Fue el hombre que hizo posible la decisión

tomada el 19 de abril de 1810 en el Cabildo de Caracas.

EN CALABOZO

Según esto, deducido de los pocos datos que tenemos, la fecha del

paso a Calabozo debió ser el año 1808. Por cierto aquel año fue el de

la caída de la monarquía en España, de la invasión francesa y de la

imposición de un rey galo, usurpador, José I, José Bonaparte(1768-

1844), hermano del emperador Napoleón Bonaparte(1769-1821) a

este los españoles, por las facilidades que dio al pueblo para tomar

vino, dado que ordenó distribuirlo de forma gratituta, lo llamaron Pepe

Botella 46 .

El mismo año de 1808, al quedar nuestra América acéfala, sin

gobierno, sin Rey, después de tres siglos de gobierno desde España,

desde Toledo, desde Valladolid, desde El Escorial, desde Madrid, los

criollos intentaron, sin suerte entonces, tener un gobierno propio. Se

produjo la Conspiración de los Mantuanos(noviembre 24,1808),

rápídamente sofocada. Fue en medio de aquel año, tan importante

para Venezuela, que al fin tuvimos imprenta en el país y nuestro

primer períódico la Gaceta de Caracas(octubre 24,1808), en cuyo

primer editorial, su redactor, que lo fue don Andrés Bello(1781-1865),

usó por vez primera, en forma impresa, la palabra “Revolución”, que

sería la que calificaría el nuevo tiempo por venir, la que presidiría la

República, que se formaría diez y siete meses mas tarde.

En aquellas horas, fue cuando Boves se asentó en Calabozo. Le

quedaban siete años de vida. En Calabozo fue comerciante, tuvo una

pulpería y fue ganadero, esto oficio le permitió peregrinar por los

llanos, ir a Valencia, a Villa de Cura, a San Carlos donde la familia

Figueredo, el prócer, don Fernando Figueredo(1788-1840), y su hija,

María del Rosario Figueredo, se contaron entre sus jurados amigos.

Y, desde luego, todo indica, que la relación amistosa la tuvo en

Calabozo con una famlia Mantuana, los Corrales, fue intensa. La hija

de ellos, Inés Corrales, sin haberse casado con él, quedó

embarazada, tras su último paso por Calabozo, cuando desde allí

pasó desde Calabozo y llegó hasta Úrica, en donde, en el fragor de la

batalla, murió. Tuvo Inés Corrales un hijo suyo, la relación fue tan

importante que todavía los Corrales de Calabozo se consideran

descendientes del Asturiano.


EL AÑO 1810

Al llegar la independencia es necesario hacer una observación sobre

Boves. Al proclamarse esta nuestro hombre quiso incorporarse a ella,

el hecho de ser español para nada tenía que ver pues ya habían

peninsulares en el bando patriota, tal el caso del gaditano Francisco

José Vidal Isnardy(1775-1826), del aguerrido Vicente Campo

Elías(1772-1814) y del coronel Diego Jalón(c1785-1814), y no eran los

únicos. Jalón fue amigo de Boves, pero este no le perdonó su

militancia entre los insurgentes, tras la segunda batalla de La

Puerta(junio 15,1814) lo detuvo e hizo fusilar.

Esto implica señalar otro hecho decisivo: nuestra independencia fue

una guerra civil, una contienda bélica entre venezolanos y españoles

presentes en ambos bandos. El único momento en que llegó un

contigente hispano para luchar aquí fue en la expedición del teniente

general Pablo Morillo(1778-1837), llegada a territorio venezolano por

la isla de Margarita(abril 7,1815). La mayoría de esos soldados y

oficiales pronto desaparecieron, como consecuencia de los combates

y por la influencia de las enfermedades tropicales, las cuales no

pudieron resistir. Este hecho, subraya aun el carácter de guerra civil

que tuvo nuestra contienda 47 .

Pero en el caso de Boves la realidad, no la politica sino la existencial,

en la que los estudiosos no se detienen como se debiera, con la

excepción de Francisco Herrera Luque(1927-1991), como si Boves no

hubiera tenido piel, sangre y sentimientos. El caso fue que su única

vida adulta la tuvo Boves en Venezuela, durante los once años en que

vivió aquí. Y llegado a nuestra tierra con quince años, vivido aquí,

sentido y sufrido todos los días como los demás, en 1810 podemos

considerarlo un venezolano por vivencias y experiencias. Eso lo

observó Herrera Luque.

Fue así como en 1810, o en 1811: José Tomás quiso sumarse a la

causa patriota en San Carlos. Pero fue detenido por los oligarcas. Ello

desató todo. Fue hecho preso por José Ignacio Briceño.

En estos casos la psicopatología tiene mucho que decir, tal como lo

hizo, en el caso de Boves, nuestro Herrera Luque. Aquí hay que partir

de estas aseveraciones suyas, sin ellas, Boves no es comprensible. El

galeno, autor de una obra que en su conjunto significa la primera

historia de Venezuela hecha con los ojos de la psiquiatría, indica:

“Hace mucho tiempo me interesé por Boves. Siempre me pregunté cómo era

posible que un capitán de bandoleros, como lo pinta la historia escolar, haya sido

capaz de desatar una hecatombe semejante” 48 .

Fue así como llegó a ser el anti héroe venezolano por excelencia, que

dice el mismo autor. Hay que advertir, además, que Herrera Luque se

interesó mucho, a lo largo de su escribir, en los anti-héroes de nuestra

historia: brevemente en el Tirano Aguirre 49 , después por Boves y

Manuel Piar(1774-1817). Felipe de Hutten(1511-1546) fue, es esta la

entraña de la historia del país, el caso de una persona representativa

tratado por sus contemporáneos como una persona sin honor, del

montón, cuando no lo era. Y luego, fue masacrado, con un machete

mellado, por sus enemigos. Y, en general, siempre Herrera Luque se

detuvo ante los psicópatas, estos le permitieron ver el otro lado, el que

se soslaya y silencia, de la historia de los venezolanos. Fue él,

además, el primero en advertir, ya en 1961, en Los viajeros de Indias,

que Venezuela era el país con mayor número de homicidios en

nuestro continente, incluso en otras partes. En 1974 la Organización

Mundial de la Salud comprobó su aserto. Hoy es hecho más que vivo

en nuestra vida cotidiana: hay más asesinatos cada año en Venezuela

que en los países en donde hay guerras.

Fueron, sin duda, el suceso de San Carlos, y más tarde el de

Calabozo, hechos decisivos para la psiquis de Boves. En San Carlos

cuando lo detuvieron los Mantuanos, su amigo Fernando Figueredo

logró liberarlo. Pasó otra vez a Calabozo, allí fue hecho preso y

azotado en la plaza. Fue entonces cuando tomó cuerpo aquello, que

expone Herrera Luque en sus exploraciones psiquiátricos sobre

Boves, poco citado por los analistas de su historia, pero esencial para

comprenderlo. Escribió el psiquiatra:

“Los sucesos de Calabozo no hicieron de Boves un resentido de la noche a la

mañana. Si en su personalidad no hubieran prevalecido rasgos paranoides, se

habría marchado con [Eusebio] Antoñanzas(c1770-1813) y hubiese sido uno de

los tantos oficiales del lado español o republicano que hicieron la guerra del modo

como siempre ésta se ha hecho. Es, pues, de obligatoria suposición la idea de que

Boves, antes de de ser azotado en la plaza de Calabozo, ya era un resentido

porque como decía el célebre Hoche: ‘el espíritu no se cierne sobre las aguas y en

todo desarrollo psicopático hay una larga historia historia de sucesos y situaciones

que van conformando la personalidad de quien la sufre’. Si Boves era un ser

proclive al resentimiento, la clave de esta actitud está en su propia historia.

Revisemos lo poco que sabemos de sus primeros años y abusemos quizá de la

hipótesis para tratar de entender al historiarlo” 50 .

Desde luego, en su infancia y en la ausencia del padre, muerto cuando

el hijo tenía cinco años, debe estar parte de la explicación de aquello

que permaneció dormido hasta los sucesos de San Carlos, pero sobre

todo desde a la azotaina de Calabozo. Y, sobre todo, por la

humillación, con látigo incluído, en la plaza de Calabozo, ciudad en la

que tenía años viviendo, era bien conocido, había sido buen vecino,

con buenas amistades, trabajador y ganadero.


CON LA HISTORIA PSIQUIATRICA

Todo esto nos demuestra que hoy no podemos examinar a Boves sin

el auxilio de la psquiatría y sin los estudios de Herrera Luque. Mucha

gente de historia, cree que esta solo puede ser hecha con

documentos, lo que es fundamental pero no lo único. No podemos

dejar de lado ni la tradición oral, que:

“es la única fuente de comunicación que no se puede saquear, robar ni borrar”,

que dijo el paraguayo Augusto Roa Bastos(1917-2005); ni las

opiniones de aquellos que conocieron al personaje. No podemos

olvidar la frase preferida de Herrera Luque, escrita por el maestro

Guillermo Meneses(1911-1978):

“La palabra de los ancianos tiene peso y valor de semilla”

y debemos saber, lo que explicó el humanista mexicano Alfonso

Reyes(1889-1959),

“La falta de documentos, aplicada como demostración negativa, bastaría para

borrar la mayor parte de la historia”.

Y, además, ante Boves, el Urogallo, leído por cerca de un millón de

personas en sus sucesivas ediciones, no se puede olvidar que la

novela histórica es un modo de conocer la historia, como indica

German Carrera Damas(1930); que en ella, dice Guillermo

Morón(1926): “La novela no elimina la historia, sino que la ilumina”.

Además, hay que indicar que el Boves, el Urogallo de Herrera Luque

es el mismo Boves de la historia de Venezuela. Tanto le agriaron sus

vituperadores el resultado de su bella novela, que a partir de las

doceava edición, le añadió notas y apéndices complementarios para

que sus lectores se dieran cuenta el sentido hondo del libro.

A ello hay que sumar, la observacióin de Mariano Picón Salas(1901-

1965), citada por Carrera Damas:

“Lo que tiene de más valor en la producción cultural venezolana, son algunas

obras de imaginación donde el instinto del artista como en ciertas páginas de

poesía o de novela tropezó más inconsciente que conscientemente, con el secreto

o el enigma nativo”.

O aquella de Arnold Toynbee(1889-1975), el mayor historiador del

siglo XX:

“la Historia…nunca ha logrado prescindir por entero de elementos de ficción…En

realidad al observar y presentar las instituciones sociales y registrar su operación,

el uso de la ficción parace ser un artificio mental indispensable; y las formas más

paladinas de artificio son realmente las menos censurables, ya que son las menos

suceptibles de que se les tome erróneamente por realidades en lugar de

tomárselas por lo que son 51 .

Termina esta parte Carrera Damas, el libro suyo que citamos, que es

nuestra mayor obra sobre metodología hostórica, enfatizando,

“No pretendo disimular los méritos de la novela histórica ni siquiera discutirlos”.

Conoce él mismo el valor de lo hecho antes por don Francisco Tosta

García(1846-1921) en los diez volúmenes de sus Episodios

venezolanos(1903-1915), a comienzos del siglo XX, y por Herrera

Luque, desde 1972, comenzando con Boves, el Urogallo. Cita también

Carrera Damas a Caracciolo Parra Pérez(1888-1964) quien usó a

Tosta García como fuente en sus libros de historia. Dijo el merideño:

”las dichas historias o novela no siempre son perniciosas, sino antes bien útiles

cuando saben presentar la anécdota feliz, dibujar el perfil de un héroe o descubrir

el escenario de sus hazañas. Por tal motivo, la contribución que su obra puede

prestar a la historia verdadera de Venezuela no es para desdeñarse”.

Hay que indicar que el auténtico antecedente de la historia fabulada de

Herrera Luque, como él denominó su proyecto balzaciano de contar la

historia de Venezuela, fue Tosta García. Y para lo que dice el doctor

Parra Pérez mencionamos, como un ejempo, la exploración que hace

Herrera Luque, de la presidencia(1890-1892) de Raimundo Andueza

Palacio(1840-1900), la cual concuerda, con perfección, con la misma

peripecia del corrupto presidente y con lo que conocemos en la obra

escritas por los historiadores, en este caso por el doctor Ramón

J.Velásquez(1916-2014) 52 .

Que tiene sentido todo lo que hemos indicado lo podemos observar en

la biografía de Boves, la más reciente publicada, por Edgardo Mondolfi

Gudat(1964), quien se refiere a la “patología destructiva”(p.25) de

Boves; también señala este autor “Hacer una genealogía del ‘odio’ de

Boves es algo que escapa a cuanto se pueda saber al respecto”(p.32).

Tampoco logró establacer cuál fue la primera persona que mató el

asturiano(p.24), asesino vesánico dormido, pero despertado después

de la humillación de San Carlos, pero especialmente con los cuerazos

de Calabozo.


TAMBIEN LOPE DE AGUIRRE

El suceso de Boves que hemos descrito tiene gran paralelismo con lo

sucedido al Tirano Aguirre(c1511-1561) con los latigazos de Potosí,

para él significaron una humillación. Y enfermo ya, reaccionó creando

aquella orgía de sangre que fue su expedición por el Amazonas y su

paso por Venezuela, Margarita, Borburata, Valencia y por fin

Barquisimeto. Desde luego, la historia no se repite, pero si aparecen

en ella, como en este caso, sucesos parecidos.


EL AÑO 1814

Será este el año de la gran ofensiva de patriotas contra Realistas,

estos últimos terminaran venciendo. Será el año final de la Segunda

República(1813-1814) y el de la muerte de aquel huracán mortífero

llamado José Tomás Boves, de quien Bolívar dijo que era “la cólera

del cielo que fulmina rayos contra la patria…un demonio de carne

humana, que sumerge a Venezuela en la sangre, en el luto y la

servidumbre” 53 .

Todo estaba en ruinas en el país. Por ello la mejor caracterización de

este año la dio el propio Libertador al escribir en una proclama(abril

13,1814):

“Una devastación universal ejercida con el último rigor ha hecho desaparecer del

suelo de Venezuela la obra de tres siglos de cultura, de instrucción y de

industria”(Escritos,t.VI,p.241).

Esto implicaba, además, una muy buena caracterización de lo que que

había sido para Venezuela la sociedad y la cultura formada por

España entre nosotros. La idea la reiteraria al año siguiente, en

Kingston, cuando definió la sociedad civil, fue el primero en hacerlo.

En la Carta de Jamaica(septiembre 6,1815) se lee:

”Nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte,

cercado por dilatados mares, nuevos en casi todas las artes y ciencias, aunque en

cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil”(Escritos,t.VIII,p.232).

Fue para Boves aquel el año decisivo de su maléfica acción pública,

la que conocemos gracias a las Memorias del regente don José

Francisco Heredia(1776-1820) 54 . Calabozo fue el centro de su acción,

pero fue Guayabal, también cerca, en donde se desató toda la insania

con la que se le vio actuar. Fue el año de de sus grandes matanzas,

“Sólo un credo se le dará para que encomiende su alma al creador”

aplicaba a los fusilados, había dicho en el Acta de Guayabal.

Fue a comienzos de 1814 cuando con sus tropas de cinco mil jinetes y

dos mil infantes, Boves salió de Calabozo hacia el centro. En la

primera batalla de La Puerta(febrero 3) venció a Vicente Campo

Elías(1772-1814). Hay que recordar que ese sitio siempre fue lugar de

fracaso para las tropas de la República, las tres veces que allí se

enfrentaron fueron vencidos por los españoles. En cambio cada vez

que pelearon en el campo de Carabobo, en los dos combates allí

tenidos, en ambos momentos vencieron(mayo 28,1814; junio

24,1821).

Tras vencer a Campo Elías en La Puerta, donde fue nuevamente

herido, Boves pasó a Villa de Cura. Bolívar ordenó cerrarle el paso

hacia Valencia en La Cabrera. A José Felix Ribas(1775-1815) mandó

a situarse en La Victoria, allí se llevó a cabo una batalla, en el centro y

las calles de la ciudad(febrero 12) en donde Ribas venció a las tropas

hispanas del general Francisco Tomás Morales(1781-1845), el

segundo de Boves y tan vesánico como aquel. Boves, pese a lo que

se ha dicho, no participó en este combate, reposaba de las heridas en

Villa de Cura.

Al mejorarse Boves ocupó Cagua y continuó hacia San Mateo, allí lo

esperó Bolívar, atricherado en la casa de su hacienda familiar. Allí el

27 de febrero comenzó la batalla de San Mateo. Boves fue herido otra

vez. Se retiró a Villa de Cura. El sitio de San Mateo prosiguió, Morales

estaba al mando. Boves retornó, es allí otra vez vencido, se retira al

saber que las tropas del general Mariño se acercan desde Oriente, en

Bocachica Mariño derrota a Boves(marzo 31). A poco, Bolívar y

Mariño se encontraron, fue la primera vez que se vieron. En abril

Boves retornó a Guayabal y reorganizó su ejército. Reapareció el 14

de junio con una tropa de 7000 hombres. En la segunda batalla de La

Puerta(junio 15) masacró al ejército patriota. Alll detuvo a Jalón y dio

órden de fusilarlo. Luego pasó a Valencia, logró entrar en ella el 9 de

julio. El 10 de julio, en la casa de la familia Malpica fue el célebre baile

en el cual, a son de Piquirico, todos los hombres presentes fueron

pasados por las armas. Dos días más tarde, hizo fusilar al Gobernador

de la ciudad, el patricio Francisco Espejo(1758-1814). Miguel

Peña(1780-1833) y Juan Escalona(1768-1833) lograron huir de la

degollina bovista.


La situación era tan grave que Bolívar, ante su inminente llegada a

Caracas, organizó y encabezó la Emigración a Oriente(julio 7). Boves

ordenó a Morales perseguir al ejercito de Bolívar. El 16 de julio Boves

entró en Caracas y diez días después, por la vía de la Cortada del

Guayabo, se dirigió a Calabozo. En Caracas, mientras, se realizaron

las matanzas de Coticita, ordenadas por el Asturiano, ejecutadas por

Chepino González y Juan Nepomuceno Quero.

En Calabozo. El grueso del ejército realista, bajo las órdenes de

Morales, fue en busca de los patriotas. El 9 de agosto se enfrentan en

la batalla de Aragua de Barcelona. Vencieron los realistas. La

mortandad allí, de lado y lado, fue muy grande: 4000 personas, una

degollina. El miedo fue tal que al final del combate muchos soldados

patriotas se pasaron a las tropas de Morales para evitar ser

asesinados. Fue el caso de Braulio Fernández(1790-1887), quien lo

cuenta en sus memorias, una de las dos conocidas de un soldado de

la independencia 55 . La otra es la del sargaento Manuel Osti(1801-

d1893) 56 .

Boves aparece de nuevo en Oriente: tomó Barcelona y Cumaná, en

ambas ciudades la mortandad fue grandísima. Solo por suerte, en

Cumaná, María Josefa Sucre(1786-1821) y sus compañeras, salvaron

la vida gracias al padre Llamozas, capellán de Boves. El 16 de

octubre, en un lugar llamado El Salado, cercano a Cumaná, Boves

derrotó a Piar.

El 9 de noviembre, camino a Maturín, derrotó a José Francisco

Bermudez(1782-1831) en Los Magüelles. El 5 de diciembre de 1814

fue la batalla de Úrica. Boves murió en ella.

EN EL CAMINO A ÚRICA

Aquí se hacen necesarias algunas explicaciones: durante su último

paso por Calabozo, el Asturiano se encontró con su amada Inés

Corrales, pasaron juntos días apasionados, haciendo el amor bajo un

Cotoperí. Cuando Boves estaba por irse ella le obsequió un caballo Y es aquí donde se produce la primera interrogante: por qué Boves montó este caballo, que no había probado, en la batalla de Úrica, como pudo hacer aquello un hombre que era maestro en su cuido[57]. Es inexplicable. No pensó. O era que estaba de tal forma enamorado de Inés Corrales que murió de amor, como el Urogallo, un pájaro de Asturias, la región en donde había nacido, según la bella metáfora utilizada por Herrera Luque.


CAE EN LA ACCIÓN


Tal los enigmas que su muerte pone ante nosotros. Fue así como en lo más alto del fragor de la batalla el caballo que le había regalado Inés Corrales se le encabritó, no lo pudo dominar. Fue así como el General Cordillera, Pedro Zaraza(1775-1825), pudo acercarsele y clavarle su lanza, según una de las hipótesis de su deceso. Zaraza tenía muy buenas razones para hacerlo: Boves, quien había sido su amigo antes de la guerra, pero no le perdonó su militancia patriota, dio orden a varios de sus hombres de entrar en la casa de Zaraza: violaron a todas las mujeres, mataron a todos e incluso a los niños. Zaraza no pudo perdonarselo.

Otra hipótesis, nunca comprobada, fue que murió por haberlo rematado el propio Morales para quedarse con todo el poder del ejército. Cosa que ratifica la llamada “Acta de Úrica”, que no fue escrita, sino que significó, una vez pronunciada, la matanza de aquellos que no estaban con él, los que no pasaron la raya, que Morales con su espada trazó en el suelo. A los que no la atrevesaron, hacía él, los hizo ajusticiar allí mismo.

También sobre quién mató a Boves, el coronel Tomás Pérez Tenreiro(1916-1996), magnífico historiador militar, nos da esta noticia: un soldado llamado Nicolás Silva se presentó ante las autoridades republicanas en Angostura, dejó constancia de que había sido él quien, “entré en los campos de Úrica en donde por mi mano di muerte al caudillo español José Tomás Boves”. No pudo demostrar la verdad de sus palabras.[58] En esto del conocimiento de los caballos es uno de los paralelelismos que unen a Boves y al Libertador, maestros, ambos, en tal conocimiento.


EL ENTIERRO


La página final nos da cuenta de la hidalgúia del pueblo venezolano. La recogió Herrera Luque en el viaje que hizo, cuando escribió su libro, a través de toda la ruta de Boves[59]. En Úrica, donde el caudillo está enterrado, le contaron lo que había pasado de generación tras generación: terminada la batalla y hallado, en medio de la noche, el cuerpo del Asturiano, este fue levantado, se mandó a hacer una urna. Ya en la iglesia no podían cerrarla porque Boves tenía la mano derecha levantada y era imposible bajársela. Fue entonces, esto es lo más bello del relato, guardado por la tradición oral, cuando una mujer dijo: “El no puede descansar en paz porque nosotros no lo hemos perdonado”. Entonces todos se arrodillaron y rezaron. Tras la oración fue posible bajarle el brazo, cerrar la urna y enterrarlo en el presbiterio de la iglesia de Úrica. Es por ello que la tumba de Boves, en Úrica, que todavía se conserva, lleva como nombre “La tumba del perdón”.



EL ACTA DE DEFUNCION


Fue el padre José Ambrosio Llamozas(1782-1837), capellán de las tropas bovistas, quien redactó el acta de defunción, en donde indica que Boves murió en la batalla,


“cuyo cadaver conduje yo mismo del campo de batalla, en compañía de Andrés Tomé, Juan Esteban Belazques y don José Sánchez Correa; y le di sepultura en el primer tramo de la Iglesia párroquial del pueblo de Úrica. Y, para que conste, lo firmo en esta ciudad de Caracas, a 4 de diciembre de 1816” [60]


No deja de llamar la atención, al leer este documento, que el padre Llamozas haya esperado un año para redactar el Acta que hemos citado.

En Calabozo, la ciudad en que más tiempo vivió Boves, se dijo una misa de requiem a su memoria. Allí, también, nació su único hijo. Con el tiempo, aunque la familia Corrales sigue su vida en Calabozo, los rastros de Inés y el hijo se perdieron.

El padre Llamozas de quien hablaremos ahora, es difícil separarlo, dejarlo de lado, cuando se cuenta la historia de Boves. El levita presentó ante el rey Fernando VII(1784-1833) en Madrid, un terrible memorial sobre los hechos de Boves presenciados por él. El Monarca no llegó a recibirlo para que el destacado sacerdote, nacido y muerto en Calabozo, se lo entregara.


EL PADRE LLAMOZAS


Llegamos aquí al presbítero José Ambrosio Llamozas, nacido en Calabozo, ya viudo fue ordenado sacerdote en Caracas, doctor de la Universidad de Caracas y miembro del claustro universitario en 1817, Tesorero de la Catedral de Caracas. El padre Llamozas fue Vicario y Capellán del Ejército de Su Majestad de Barlovento, es decir, de las tropas de Boves. El 31 de julio de 1815, ocho meses después de la muerte de Boves, suscribió el Memorial que dirigió al rey Fernando VII(1784-1833) sobre los horrores que presenció mientras seguía los soldados del Asturiano. Llegó ser Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica. Falleció en Calabozo el 17 de diciembre de 1837[1].

El sacerdote, siendo uno de los hombres que mejor conoció a Boves, es también uno de los personajes más dramáticos, por no decir trágicos, de la historia de Venezuela. Ello porque debió estar presente, como Vicario y Capellán del ejército de Boves, una posición que él no escogió, pero en la cual debió actuar y padecer, fue nombrado por su diocesano, el arzobispo Narciso Coll y Prat(1754-1822). Muerto Boves, por insinuación del general Pablo Morillo(1778-1837), Jefe de las tropas realistas llegadas desde España el año 1815, la Expedición Pacificadora, Morillo le pidió al padre Llamozas escribir y entregar aquella memoria a a su majestad. Aunque el padre Llamozas pasó a la península después de la muerte de Boves no pudo entregar el memorial ante el monarca pues este se negó a recibirlo. Ese Memorial del padre Llamozas es uno de los treinta documentos conocidos sobre Boves, esenciales para comprender su periplo político, todos ellos, encabezados por el escrito del levita, los reunió el historiador José Antonio de Armas Chitty(1908-1995) en el volumen Boves a través de sus biógrafos. El documento del padre Llamozas es sin duda alguna uno de los papeles más terribles de nuestra historia y a la vez uno de las grandes hojas de la “ideología realista” de la independencia”, que exploró con tanto tino Carrera Damas[1], es página representativa de las “ideas del partido realista de Caracas”, como lo señaló Tomás Straka(1972) en La voz de los vencidos(2000).

El padre Llamozas, aparece varias veces en la novela de Herrera Luque, aquí la utilizamos en el sentido que antes hemos indicado. Fue el presbítero Llamozas dentro de la vida de Boves, como se puede concluir de su Memorial, la conciencia de Boves, su conciencia negra, la única voz que le hablaba con la verdad. La voz que aquel no escuchó, a la vez sufrió el sacerdote hondamente viendo todo aquel horror del que fue testigo.

Figura esencial dentro de la trama de Boves, el Urogallo el padre Llamozas, de hecho lo es para seguir todo el periplo de Boves. Era el padre Llamozas, ya lo hemos señalado, un realista venezolano. Para él:


“La significación de Boves dentro de los designios del Señor y la conducta criminal del Caudillo, eran un verdadero quebradero de cabeza…Lo del baile de Valencia lo había puesto fuera de si, lo mismo que la matanza de La Puerta y La Cabrera…En Valencia estuvo a punto de desertar, pero decidió esperar hasta consultarle el caso a don Narciso Coll y Prat. El arzobispo lo apoyó en su tesis de que el asturiano era un instrumento cruel de la voluntad divina para restablecer la paz en Venezuela…Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, dijo el obispo. La anarquía es la mejor garantía para que vuelva el orden”(p.305), “el Arzobispo(1810-1822) anunció el final de la entrevista, pero antes le dijo al padre Llamozas…el Comandante Boves, como todas las fuerzas ciegas de la naturaleza, está destinado a desaparecer, luego que movilice el cambio que el Señor le ha impuesto”(p.305).


Siguió el presbítero en su actividad como capellán de aquel demonio, la ira de Dios, llegó a ser llamado. “La pluma se resiste a describir las execrables atrocidades del archimounstruo Boves, el devastador de Venezuela” llegó a escribir el Libertador(agosto 15,1815) en un artículo periodístico durante su exilio en Jamaica(Escritos, t.VIII,p.57).

En Boves, el Urogallo leemos:


“El padre Llamozas, que asistía complacido y atento al espectáculo, no hacía sino preguntarse…¿cómo es posible que un pueblo de negros y hombres de color en abierta rebelión contra los blancos, tengan como Caudillo a un hombre que además de todo era español, rubio y pulpero. Es tal la degradación a la que llega el alma del esclavo, se respondía el presbítero, que nada bueno espera de sus iguales. Hasta ese extremos ha llegado la explotación del vencedor…José Tomás es un resentido. Todo cuanto ha hecho es por odio y su odio tiene por fundamento el desprecio y las afrentas a que lo sometió su propia gente. Cuando triunfe será aclamado y ensalzado por los que una vez lo humillaron, trocando lo que hubiese sido un ciclo histórico por una menguada elipse personal. Esa es la historia de todos los revolucionarios nobles y ricos”(p.325).


Estaba en Úrica el padre Llamozas el día en que cayó Boves en la batalla de aquel día. Por ello le tocó certificar en forma debida que José Tomás Boves, lo escribió con “b”, coronel de los Reales Ejércitos y Comandante General de la División de Barlovento, había fallecido en la acción

militar en las inmediaciones de Úrica, el 5 de diciembre de 1814. Fue él quien condujo el cadáver ese día desde el campo de batalla y le dio sepultura en la iglesia parroquial de Úrica. Así lo atestiguó y firmó en Caracas el 4 de diciembre de 1816. En el documento llama el padre Llamozas a Boves Coronel pues fue ascendido post mortem, era solo comandante el día que una lanza patriota acabó con su vida, pero ello es también impreciso, los testimonios sobre el hecho son varios y contradictorios.


LA TUMBA DEL PERDÓN


La sepultura de Boves en Úrica aun existe, es llamada por la tradición “La tumba del perdón” o “La cruz del perdón”, porque tras ser llevado el cuerpo a la iglesia para ser enterrado fue imposible cerrar la urna pues el comandante tenía el brazo derecho en alto y era imposible bajárselo. Entonces una mujer dijo en voz alta: “No le podemos bajar el brazo ni enterrarlo porque no lo hemos perdonado”. Entonces todos, hombres y mujeres, se arrodillaron y rezaron. Pudo entonces, tras la oración, bajarse su brazo y enterrarlo aquella terrible noche. Tal el símbolo de hidalguía del pueblo venezolano. Esta bella historia la recogió Herrera Luque en sus correrías por la ruta de Boves, cuando estaba escribiendo su novela. Años más tarde la divulgó en uno de sus celebrados programas de radio[62].


BOVES VISTO POR BOLIVAR


Creemos que no se puede estudiar la vida de Boves, sin fijarnos en lo que de él dijo su principal contendor, Simón Bolívar(1783-1830), en los años 1813 y 1814, en jornadas signficativas para la vida de ambos. Y el proceso nacional que vivía Venezuela.

Entre ambos momentos se destaca especialmente el año de 1814, el más mortífero de ambos. La mejor caracterización de aquel año, que hemos citado ya, la dio el propio Libertador.

En sus papeles Bolívar va caracterizando así a Boves: dice “sacrifica indistintamente hombres y mujeres”(Escritos,t.VI,p.128), lo llama sanguinario (Escritos, t.VI,136), ladrón(Escritos, t.VI,p.368), cruel(Escritos,t.VII,p,56);“prodigio de crueldad” (Escritos, t.VII,p.36); “archimonstruo”(Escritos, t.VIII,p.57). “cólera del cielo que fulmina rayos contra la patria”(octubre 2,1818); “un demonio de carne humana, que sumerge a Venezuela en la sangre, en el luto y la servidumbre”(Correo del Orinoco, Angostura: n/ 14, octubre 14.1818).

En una comunicación, 1 de febrero de 1814, dijo:


“Un jefe de bandidos, conocido por su atrocidad, el perverso Boves, ha podido penetrar en Villa de Cura. Reuniendo esa cuadrilla de salteadores esparicidos por los caminos del Llano. Ejércitos disciplinados no han podido avasallarnos, y solo han combatido para su aprobio:¿y una irrupción de viles asesinos podría, pueblos generosos, envilecer vuestro indómito brío?¿Podrían ser alguna vez infamados esos venezolanos invencibles.Terror de España, honor de la América. Admiración del mundo? No, vuestra indignación exaltada vuela ya con una noble cólera, castigar tantos ultrajes. Armaós en el instante, puieblos todos, que un ladrón no puede desolar ni deeshorrar impunamente; corred a presentaros en La Victoria y Valencia. Inflamados de ese valor sublime que os dio el imperio de Venezuela”(Escritos, t.VI,p.118).


Ese mismo dia señala:


“Boves, que aprovechó la guerra del Occidente y aumentó sus fuerzas con la sedición que propaga en todo el Llano, consiguió derrotar la pequeña división del comandante [Pedro]Aldao (c1779-1813) y poseer de nuevo a Calabozo”(Escritos,t.VI,p.104).


Cuando el asturiano le fue imposible penetrar en la ciudad de Caracas, ya que buena parte de su acción de aquel año la realizó en la Provincia de Caracas, que se extendía desde Cúpira a Maracaibo y del litoral y sus islas hasta Capaparo y el gran curva del Orinoco. Pero las gentes de Caracas estaban aterradas que aquello sucediera. Esto le dijo Bolívar entonces(febrero 13,1814):


“¡Caraqueños” El sanguinario Boves intentó llevar hasta vuestras puertas, el crimen y la ruina”(Escritos,t.VI,p.136).


Aquel miedo permaneció durante los tiempos de las guerras civiles, en los cuales más de una vez hubo combates en las calles de Caracas. Tal como lo estuvieron en los días de la Guerra Federal(1859-1863) pensando que Ezequiel Zamora(1817-1860) podía entrar en ella y ordenar su degollina habitual, la cual comenzaba con la quema de los archivos, ya que los federales pensaban que la historia comenzaba con ellos. Por ello, estuvieron de acuerdo, cuando el periodista Juan Vicente González(1810-1866), al saber la noticia de la muerte de Zamora en San Carlos, bendijo la bala del soldado de las tropas del gobierno, que había acabado con aquel.

Desde Guiaca(abril 4,1814), en el actual estado Carabobo, comunicó Bolívar:


“han tenido ocasión los individuos del ejército de indignarse contra las atrocidades ejecutadas por las tropas de Boves, se han horrorizado aun más al considerar en esta ciudad los efectos de la crueldad más refinada, y de sacrilegios más impíos”(Escritos, t.VI,p.222).


Y tras la segunda batalla de La Puerta(junio 15,1814), fatal para los patriotas, no se engañó el Libertador al informar:


“De cuantos golpes ha recibo la patria ninguno es más fatal que este, pues Boves puede penetrar hasta Caracas sin obstáculo por la distancia en que se hallan nuestras fuerzas de Occidente”(Escritos, t.VI,p.342).


Eran las 12 de la noche cuando Bolívar dictó este parte, todavía conmovido por la aquella inapelable derrota que destruyó todo el ejército. La Puerta, recordemoslo, fue siempre sitio fatídico para las armas republicanas, cada vez que se enfrentaron allí a los realistas fueron vencidos(febrero 3,1814; junio 15,1814). En cambio el campo de Carabobo, en las dos batallas allí libradas fue siempre benigno para los nuestros(mayo 28,1814; junio 24,1821).

Tras aquella derrota se trasladó el Libertador a Caracas. Hizo varias cosas, dada la gravedad del momento, como sacar a sus hermanas y sobrinos de Caracas y enviarlas a Curazao, donde sabía que su amigo Mordechai Ricardo(1771-1842) las protegería. En el caso de María Antonia Bolívar(1777-1842), su hermana mayor, realista convencida, debió obiigarla a viajar.

También había decidido tomar por orden del gobierno todos los objetos de plata que habian en las iglesias de Caracas, esto para comprar armas. Y sobre todo, como dijo al canónigo Domingo Blandín(junio 26,1814),


“Para que ni Boves, ni ningún otro español ladrón, ni Ud. ni los demás que siguen a Boves, puedan difrutarla”(Escritos, t.VI,p.368).


También le indicó al levita que los objetos de plata que se llevaría eran solo aquellas que habían “donado nuestros antepasados”(Escritos,t.VI,p.368). Lo que dijo sobre Boves se basaba en su convencimiento que “Boves en los llanos hace prodigios de crueldad”(Escritos, t.VII,p.56).

La guerra prosiguió. Boves estuvo una semana en Caracas, actuando con su habitual perversión. Meses más tarde, ya en el exilio, estando cerca de Bogotá(diciembre 10,1814), advirtió el Libertador que había “chapetones que quieren entregaros a Boves”(Escritos, t.VII,p.69).

No sabía Bolívar aquel día que Boves había muerto cinco días antes en la batalla de Urica(diciembre 5,1814). Lo supo el 17 de febrero de 1815, estando en Mompox(Escritos, t.VII,p.314). Escribió entonces:


“aseguran que en una acción dada el 5 de diciembre murió Boves, pero que murieron igualmente todos nuestros jefes, que se destruyó nuestro ejército enteramente, y que fue arrasado en Maturín…La muerte de Boves es un gran mal para los españoles, porque dificílmente se encontrarán reunidas en otro las cualidades de aquel Jefe, pero mayor es el que nos ha sucedido con la pérdida de los nuestros, y con la falta del ejército que divertía al enemigo al tiempo por el Oriente. Libres ya de aquel ciudado, los enemigos volverán hacia esta parte, y el Reino[de Granada, la Nueva Granada] sufrirá ahora una guerra de invasión”(Escritos,t.VII,p.315-316).


El 15 de agosto de 1815, exilado en Jamaica, escribió, desde Kingston, un artículo periodístico, en el cual entre otras cosas se leía:


“La pluma se resiste a describir las execrables atrocidades del archimonstruo Boves…[en] la ciudad de Valencia, donde violó Boves una capitulación que había ofrecido cumplir bajo el más solemne juramento por los Santos Evangelios y en presencia de la Majestad Divina”(Escritos, t.VIII,p.57).


Y un mes más tarde(septiembre 6,1815) en Carta de Jamaica:


“Los jefes españoles de Venezuela, Boves, Morales, Rosete, Calzada…siguiendo el ejemplo de Santo Domingo[Haiti], sin conocer las verdaderas causas de aquella revolución, se esforzaron en sublevar toda la gente de color, inclusive los esclavos, contra los blancos criollos, para establecer un sistema de desolación, bajo la banderas de Fernando VII”(Escritos, t.VIII,p.264).


También indicó:


“Los actuales defensores de la independencia son los mismos partidarios de Boves, unidos ya con los blancos criollos, que jamás han abandonado esta noble causa”(Escritos,t.VIII,p.265).


Debía referir aquel día a las tropas que seguían al general José Antonio Páez(1790-1873) en cuyas manos se operó el cambio.

Con el tiempo, en las tropas realistas, en el Ecuador actuaba un sobrino de Boves, de nombre Benito Boves, este había sido detenido y se había evadido. Bolívar mandó a investigar sus orígenes para comprobar si ciertamente descendía de aquel gran asesino(Escritos, t.XXIII,p.232; t.XXIV,p.9, nota 2).


CITAS BIBLIOGRAFICAS:


43. Para una visión de conjunto de la época la obra principal es la del historiador británico

John Lynch: Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Barcelona: Ariel,1976.430

p., cuyo capítulo sobre nuestro país no pudo titularlo de forma más significativa:

“Venezuela: la revolución violenta”(p.213-254). Para la elaboración de esta parte nos

hemos basado en Simón Bolívar: Escritos del Libertador, antes citado; Asiclo Valdivieso

Montaño: José Tomás Boves. Caudillo hispano, el más recio batallador realista durante la

Guerra a Muerte. Años 1813 a 1814.3ra.ed. Caracas: Ediciones González González,

1955.170 p., su primera edición apareció en 1931; Arturo Uslar Pietri: Las lanzas

coloradas. Madrid: Editorial Zeus,1931.260 p.; Juan Uslar Pietri: Boves. Caracas:

Cromotip,1950. 14 p.; Juan Uslar Pietri: Historia de la rebelión popular de 1814. Paris:

Ediciones Soberbia,1954.243 p.;Tomás Pérez Tenrreiro: José Tomás Boves, primera lanza

del Rey. Caracas: Ministerio de la Defensa, 1969. 203 p., inserto completo también en Para

acercarnos a don Francisco Tomás Morales, Mariscal de Campo último Capitán Gneral en

Tierra Firme/José Tomas Boves, coronel, primera lanza del rey. Caracas: Academia

Naiconal de la Historia,1994. 389 p., que es la edición que hemos tenido a la vista; Tomás

Pérez Tenreiro: Para elogio y memoria. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1991.

409 p.Ver:”En memoria de José Tomás Boves”(p.309-320); Germán Carrera Damas:

Boves, aspectos socio-ecónomicos de la guerra de independencia.4ª.ed. Caracas: Monte

Ávila Editores, 1991. 263 p., la primera edición apareció en 1964; José Antonio de Armas

Chitty: Boves, a través de sus biógrafos.2ª.ed. Caracas: Academia Nacional de la

Historia,1992. 153 p., obra que recoge los treinta documentos conocidos de Boves;

Francisco Herrera Luque: Boves, el Urogallo.24.ed. Caracas: Alfaguara, 2001. 397 p., la

primera edición de esta celebrada obra apareció en Caracas el 12 de junio de 1972. A partir

de la 12.ed.Barcelona: Pomaire,1980. 342 p., la obra fue anotada por su autor a través de

118 “Notas marginales”(p.339-361), en las cuales se hacen ver los fundamentos históricos

de la obra y los elementos de ficción, incluye también el “Análisis socio-pisquiátrico de la

personalidad de José Tomás Boves”(p.363-378), trabajo que es complementario con el otro

estudio psiquiatrico del mismo autor que mencionaremos más adelante. Esta es la novela

histórica fundamental sobre el personaje, es el libro venezolano más leído, más analizado y

reeditado, en el último medio siglo; Francisco Herrera Luque: “La tumba de Boves”, en La

historia fabuladada,t.I,p.292-295; Francisco Herrera Luque: Bolívar de carne y hueso y

otros ensayos. 5ª.ed. Caracas: Alfaguara,2010. 168 p.Ver:”José Tomas Boves”(p.45-66),

estudio psiquiátrico de Boves, esta es la edición que usamos; Edgardo Mondolfi Gudat:

José Tomás Boves. Caracas: El Nacional/Banco del Caribe,2005.131 p. Sobre el personaje

que creó, en Asturias, el instituto en donde se formó Boves, consultar Manuel Fernández

Alvárez: Jovellanos, el patriota. Madrid: Espasa Calpe,2001. 300 p.


44. Juan Vicente González: Biografía de José Felix Ribas. Caracas: Petróleos de

Venezuela,1988.XXXIII,259.La cita procede de la p.85. La primera edición de este cláisco

fue impresa en 1865.


45. Juan Germán Roscio: El triunfo de la libertad sobre el despotismo. 10.ed. Prólogo,

cronología y bibliografía Domingo Miliani. Caracas: Biblioteca Ayacucho,

1996.XLVII,284 p.


46. Sobre el apodo de Pepe Botella dado al rey José I, consultar Jean des Cars: Eugenia de

Montijo, la última emperatriz. Barcelona: Ariel, 2003.484 p. La noticia está en la p.27.


47. Laureano Vallenilla Lanz: Cesarismo democrático. Estudios sobre las bases sociológicas

de la constitución efectiva de Venezuela.6ª.ed. Prólogo: Manuel Caballero. Cronología y

bibliografía Nikita Harwich Vallenilla. Caracas: Monte Ávila Editores, 1990. 314

p.Ver:”Fue una guerra civil”(p.39-70).


48. Francisco Herrera Luque: “Boves”, en Bolívar de carne y hueso y otros ensayos,p.45-

66. La cita procede de la,p.47.


49. Ver Francisco Herrera Luque: Los amos del valle, t.I,p.223-224. No prosiguió Herrera

Luque su estudio del Tirano Aguirre, siendo un personaje para él, por haberleselo entregado

a su querido amigo Miguel Otero Silva la posibilidad de hacerlo él. De allí surgió la novela

oteriana Lope de Aguirre, príncipe de la libertad, que en paginas anteriores hemos

examinado y su estudio “¿Éra loco Lope de Aguirre”, en su Tiempo de hablar,,p.101-114.

Por cierto, que cuando Otero Silva expuso aquella conferencia en un congreso de

psiquiatría a su lado estaba sentado Herrera Luque. Por cierto, en 1985, el último domingo

que Otero Silva vivió fue a visitar, con su hermano Alejandro, a Herrera Luque para

felicitarlo por La luna de Fausto, le insistió en que debía continuar con su obra como

novelista. Falleció Otero Silva en la semana siguiente.


50. Francisco Herrera Luque: “Boves” en Bolívar de carne y hueso y ostros ensayos,p.53.


51. Las citas que hemos hecho proceden,en el orden en que se han leído, de Augusto Roa

Bastos: Vigilia del almirante. Madrid: Alfaguara,1992. 378 p. La cita procede de la p.78.

Ver también el libro del mismo autor: Yo El Supremo. Caracas: Biblioteca

Ayacucho,1986.LIV,424 p. La referencia procede de la p.49; Guillermo Meneses: El

mestizo José Vargas. Caracas: Tip. Vargas,1942. 241 p.La cita procede de la p.7; Alfonso

Reyes: Última Tule y otros ensayos. Caracas: Biblioteca Ayacucho,1992. XLV, 303 p.La

cita procede de la p.221; Germán Carrerra Damas: Aviso a los historiadores críticos.

Caracas: Ediciones GE, 1995.447 p. La cita procede de la p.156-157, nota 87, Guillermo

Morón: Escritores latinoamericanos contemporáneos,p.330.; las citas de Picón Salas y

Toynbee las tomamos de Germán Carreda Damas: Aviso a los hisoriadores críticos,p.155.

La cita de Picón Salas que hace Carrera Damas preocede de su Comprensión de

Venezuela.3ra.ed. Prólogo: Guillermo Sucre. Caracas: Monte Ávila Editores,1976.238 p.

Ver: “Proceso del pensamieto veezolano”(p.115-134). La cita procede de la p.132. .Hay en

la misma obra una referencia de Carrera Damas a una novela de Herrera Luque(p.118, nota

22): Manuel Piar, caudillo de dos colores, antes citada. Las últimas dos citas de Carrera

Damas proceden de la misma obra p.156-157, nota 87.


52. Nos referimos a Francisco Herrera Luque: En la casa del pez que escupe el agua,, antes

citada; Ramón J.Velásquez: La caída del liberalismo amarillo. Tiempo y drama de Antonio

Paredes. Caracas: Norma,2005. 512 p.


53. Citado por Juan Vicente González en su Biografía de José Felix Ribas,p.84.


54. José Francisco Heredia: Memorias del regente Heredia Prólogo: Blas Bruni Celli.

Edición: Antonio Gonzáles Antías. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1986. 292 p.


55. Braulio Fernández: Alto esta patria hasta segunda orden. Prólogo: Caupolicán Ovalles.

Caracas: La Gran Papelería del Mundo, 1969. 16,24 p. Está también en el libro de

Caupolicán Ovalles: Antología de la literatura marginal. Caracas: Monte Ávila

Editores,1977, 519 p. Ver:”Alto esa patria hasta segunda orden”(p.326-349).


56. Ver sus notas autobiográficas en Manuel Segundo Sánchez: Obras. Prólogo: Pedro

Grases. Caracas: Banco Central de Venezuela,1964. 3 vols. Ver “Memorias del sargento

Manuel Osti”(t.II,p.453-476). Relato sencillamente terrible.


57. En esto del conocimiento de los caballos es uno de los paralelelismos que unen a Boves y al Libertador, maestros, ambos, en tal conocimiento.


58. Viajes en los cuales, en compañía de su esposa Maria Margarita, llevó siempre a sus cinco hijos para enseñarles, durante el periplo, la historia de Venezuela. Existe una foto con su hijo Martín, en Úrica, ante la tumba de Boves.

59. Tomás Pérez Tenrreiro: Para acercarnos a don Francisco Tomas Morales, p.325-226. El Acta de defunción de Boves se lee en este mismo libro en las p.316-327.


60. Adolfo Rodríguez: Calabozo, siglo XIX. Villa de Cura: Publicaciones del Rectorado de la Universidad Rómulo Gallegos,2004. 309 p.La cita procede de la ,p.283.


61. Germán Carrera Damas: La crisis de la sociedad colonial venezolana.3ra.ed. Caracas: Monte Ávila Editores,1983.104 p..


62. Francisco Herrera Luque: “La tumba de Boves”,en La historia fabulada, t.I.,p.294.




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