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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XI) Roberto Lovera De Sola.


EL VUELO DEL ALCATRAZ


LOS ESCRITOS INEDITOS


Cuando Herrera Luque falleció en Caracas(abril 15,1991) dejó inéditos cuatro libros: Loscuatro reyes de la baraja(1991), 1998(1992), Bolívar en vivo(1997) y El vuelo del alcatraz(2001), en el caso de esta última debemos iniciar su lectura llamando la atención sobre las características de su original y situándolo en el lugar que le corresponde dentro de la obra de ficción histórica de su autor.


LA OCTAVA NOVELA


El vuelo del alcatraz, como se lee en la portada del original, mecanografiado y corregido por su autor, fue terminado en Caracas el 15 de octubre de 1986. En este sentido fue redactado después de La luna de Fausto. Terminado este se entregó su autor a la creación de su novela Manuel Piar, caudillo de dos colores.

La edición que el lector tiene en sus manos, que nos tocó transcribir, editar y prologar, es una copia directa de las hojas del original dejado por Herrera Luque. Esta era una obra en plena gestación, sobre la cual pensaba volver su autor, cosa que no pudo hacer. Por ello encontramos en sus manuscritos dos posibles inicios: ambos se han conservado en esta edición, debidamente anotados por nosotros ya que, además de corregir sus pruebas, ante esta obra hemos hecho también lo que los anglosajones denominan “editing”: preparar el original para su publicación, poniendo las notas históricas del autor, que son dos, en sus lugares correspondientes, llamando la atención a los lectores sobre aquellos lugares del original que son ilegibles en los borradores.

El original de El vuelo del alcatraz fue escrito en una máquina de escribir mecánica y luego fue cuidadosamente corregido por su autor. Prácticamente no hay página donde no haya una, o varias correcciones, la mayor parte de ellas de estilo, las cuales mejoraron su escritura. Esto es evidente para el lector de la obra cada vez que es posible leer también lo testado primero y lo añadido, o cambiado, al hacer la corrección. No hay que olvidar que Herrera Luque tenía por costumbre escribir sus libros siete veces.


BOLIVAR EN HERRERA LUQUE


En El vuelo del alcatraz nos encontraremos otra vez, en la obra de Herrera Luque, con la figura de Simón Bolívar(1783-1830). Su presencia tutelar siempre está presente en sus obras. Si leemos con atención a Herrera Luque nos daremos cuenta que el Libertador aparece desde en su primera novela Boves,el Urogallo; con su bautizo se cierran Los amos delvalle; que muchos episodios de su vida le dieron pie a diversas de los programas radiales de La historia fabulada; que su libro Bolívar decarne y hueso y otros ensayos, contiene una meditación ensayística sobre la personalidad del Caraqueño; que en su Manuel Piar, caudillo de doscolores presenta su enfrentamiento con este militar, uno de los episodios más difíciles de la biografía de Bolívar; que en Los cuatro reyes de la baraja se le menciona diversas veces al trazar los avatares del poder en Venezuela; además, en esta novela el personaje bautizado como El Viejito es el Libertador; su Bolívar en vivo es otra forma de entrar en sus grandes encrucijadas, utilizando en esta obra la técnica de la entrevista imaginaria.

Así El vuelo del alcatraz, podemos certificarlo ahora, no sólo formó parte del proceso de su acercamiento al Libertador sino que fue como un eslabón más hacia la escritura de un libro que la vida no le le dio tiempo para escribir entero: una novela sobre Simón Bolívar, que todos sus escritos bolivarianos proponían. De hecho en la serie de trece capítulos titulados “El Bolívar inédito” está el esquema que pensaba seguir al escribir aquella novela que tanto acarició[1].


LOS TESOROS DEL ESPIRITU


El vuelo del alcatraz es también el último original inédito que quedaba hasta ahora entre sus papeles inéditos. Así prácticamente toda la obra de Herrera Luque está ahora impresa. Para que su órbita sea íntegra sólo nos falta publicar, ya lo hemos compilado, la suma de sus ensayos, lo titularemos Los tesoros del espíritu, volumen en el cual se reunirían sus páginas científicas y humanísticas, sus clases de psiquiatría, sus discursos, sus polémicas, algunas de sus cartas. todo aquello que redondearía, desde la prosa, la figura pública de este escritor siempre controvertido, quien vivió entre polémicas, pero a quien la gente siguió, agotando una y otra vez las ediciones de sus libros. Fue por ello el escritor más leído de nuestra historia literaria después del maestro Rómulo Gallegos(1884-1969). Sólo uno de sus libros, Boves el Urogallo, en castellano y en sus traducciones, pasa del millón de ejemplares impresos. El título Los tesoros del espíritu quiere decir que en esta obra hallaran sus lectores todos los asuntos que le fueron entrañables y suscitaron angustia en el escritor Herrera Luque.

[1] Francisco Herrera Luque: “El Bolívar inédito” en La Historia fabulada,t.III,,p.9-80. Existe una versión teatral de este texto de Herrera Luque preparada por el dramaturgo Javier Vidal.


LOS MOMENTOS MAS ARDUOS


Gustó a Herrera Luque plantear los momentos más arduos de la vida de Simón Bolívar, como sus pasos por Puerto Cabello, sitio de desdichas sin par; sus relaciones con las figuras claves de su entorno como José Antonio Páez(1790-1873) o Francisco de Paula Santander(1792-1840), como José de San Martín(1778-1850), aunque con él sólo hubo un encuentro en Guayaquil(julio 27,1822), o Manuel Piar(1774-1817), Herrera Luque lo hizo siempre para volver a contar la historia, para no mentir a través de ella sino para humanizar a sus protagonistas, para hacer comprensible nuestro pasado a los venezolanos de hoy.

Y es eso mismo lo que ahora hallamos al leer El vuelo del alcatraz. No sólo los grandes “nudos” de su vida, sus rudas relaciones, sino sus propias crisis personales. De allí que Herrera Luque, a través de su buen mayordomo José Palacios(c1770-d1842), lo compare con el alcatraz. Tal los delicados momentos que vivió el héroe desde que volvió del Perú a Bogotá en 1826; cuando estuvo en Venezuela ese mismo año y los primeros siete mess de 1827, cuando por poco lo asesinan a Bogotá en 1828, instante en que lo salvó la valentía de Manuelita Sáenz(1797-1856). Por ello no es casual que en esta novela encontremos a Bolívar meditando frente a la rada de Puerto Cabello; que más tarde subiendo los Andes, en 1819, en el medio de esta novela, recuerde otra vez, todo lo acaecido en su vida desde el año doce, Caída de Puerto Cabello, hasta aquel día en el cual meditaba, andando por los ventisqueros del páramo de Pisba, vísperas de su más rotunda victoria: Boyacá(agosto 7,1819).

Por ello en El vuelo del alcatraz Puerto Cabello es lugar de ida y vuelta en sus pensamientos, su arranque y retorno, como lo observamos al leer el capítulo X de la segunda parte. Por ello ante Puerto Cabello encontramos a Bolívar al inicio de esta ficción. Y frente a Puerto Cabello al final de esta recreación. Siempre pensó Herrera Luque en este comienzo y en esta conclusión. Pero preparándose para escribir este libro también redactó un esbozo en Caracas, en la Quinta Anauco, días después del último paso de Bolívar por Puerto Cabello. Este segundo germen es una de las más bellas páginas inspiradas por el espíritu caraqueño que Herrera Luque siempre cultivó. Otros rotundos renglones los encontramos en 1821 cuando el Libertador se dirige de Carabobo a Caracas y se detiene en la hacienda de su familia de San Mateo. Allí una noche, sentado en las escaleras de la mansión de sus mayores, viendo sus floridos campos, rememora días de triunfo y de dolor, lo que es y lo que puede ser. Su hazaña sureña, su paso del Caribe al Pacífico, que apenas comenzaba en aquellos días. Será verdad un año después.

Y puestos a señalar los más bellos pasajes de Elvuelo del alcatraz no podemos omitir el viaje que hacen Bolívar y Pepita Machado(c1793-1820), su querida novia caraqueña, hacia Bogotá. Aquella bella morena fue su compañera desde 1808 y no desde 1813, como se había creído hasta hace poco. Hoy sabemos que la relación de Bolívar con Pepita Machado se inició en 1808 ya que la hacienda de la familia Machado era vecina de la hacienda de Bolívar en Yare. Esto nos indica que aquel afecto entre ambos duró doce años. Fue así Pepita la mujer que más tiempo estuvo con él, siendo la única caraqueña entre sus principales relaciones amorosas porque su esposa María Teresa Rodríguez del Toro(1781-1803), era española; Fanny du Villars, francesa y Manuelita Saenz ecuatoriana. Y fue Pepita la única que pudo haber sido, sino hubiera muerto, su segunda esposa, porque Fanny y Manuelita eras mujeres casadas. Además de estas relaciones hubo dos más; una que no caujó, con la colombiana Bernardina Ibañez(1803-1864), considerada la mujer más bella de Bogotá y una hondamente platónica con la guayaquileña Joaquina Garaicoa. Tuvo Bolívar pues seis relaciones fundamentales. Las demás fueron amores de viajero. Que Pepita pudo ser segunda esposa lo indica Augusto Mijares(1897-1979)[1]. Y fue la mujer que mayor posibilidad tuvo, como escribió Mijares, de ser la segunda esposa del Libertador, pues entre los seis amores fundamentales de su vida, excepción de su esposa María Teresa muerta muy temprano, ya que la parisina Fanny du Villars y la quiteña Manuelita Saenz eran mujeres casadas. Pepita era soltera. Pero Pepita enfermó. Y siguiendo a Bolívar hacia Bogotá murió en Achaguas en 1820. Allá está enterrada. Pero en El vuelo del alcatraz viaja con el Libertador. Este pasaje, pura y bella fabulación literaria de Herrera Luque, concluye en el lugar, tierras de Apure, en donde se le acabó la salud a Pepita.¿Le contagió ella la tuberculosis a su amante?. Esta es pregunta que el lector no puede dejar de hacerse. Siempre se cita en las biografías a las mujeres contagiadas por los hombres, Katherine Mansfield(1888-1913) o Isak Dinesen(1885-1962) son dos ejemplos, y no lo contrario.

En Puerto Cabello, y también en Caracas, recordemos el segundo posible inicio de El vuelo del alcatraz, hallamos al Libertador sumido en la “gran crisis” que se produjo el año veinte y seis, aunque ya con antecedentes dos años antes. Su alejamiento primero y más tarde, al año siguiente, su ruptura con Santander. Y en Venezuela el significado de “La Cosiata”(abril 17-diciembre 31.1826) y de su jefe: José Antonio Páez. Es en esos días, para Herrera Luque, que Bolívar se convierte en alcatraz, sequeda ciego, pierde la mirada del gavilán de sus grandes años. Estos son días de hondas controversias. Herrera Luque a través de la novela histórica las ilumina, las trata de ver con debieron haber sucedido, su escritura heterodoxa, irreverente, buscadora de la verdad, se hace presente otra vez al imaginar conlos

[1] Hoy sabemos que la relación de Bolívar con Pepita Machado se inició en 1808, cosa que indica el doctor Vicente Lecuna en una carta(junio 4,1930), hace poco publicada, a Teresa de la Parra. Ver su obra: Resumen del descubrimiento y formación de Venezuela. Caracas: Banco Caracas,1990.111 p. La referencia está en la p.52. Que Pepita pudo ser la segunda esposa de Bolívar lo indica Augusto Mijares en El Libertador. Caracas: Editorial Arte,1964. 586 p. La referencia está en la p.378.


instrumentos de la ficción una de las horas más graves y oscuras en los días del Libertador.

Lo que estaba en juego aquel año veinte y seis era la unión. Bogotanos y Caraqueños querían andar por sí mismos. El Libertador quería la integración que nos haría más fuertes. Aunque tenía razón plena fracasó, a la América Latina “el corazón del universo”(Escritos,t.XV,p.35), como él lo había dicho en su oración de Angostura(febrero 15,1819), se impuso la “patriecita” de los caudillos, como también él lo había pronosticado al escribir que tras la guerra vendrían a “cobrar el precio de sus lanzas”, como consignó(Escritos,t.XX,p.62). Por ello también, en aquella lúcida misiva a don Pedro Gual(1783-1862), dictada(mayo 24,1821) a un mes exacto de Carabobo, había señalado “temo más a la paz que a la guerra”(Escritos,t.XX,p.62), tuvo razón, como siempre aquel político avizor, el gran intuitivo de Venezuela, comprendió el porvenir. Y lo hizo no por qué fuera un profeta sino un culto político que analizaba cada día el suceder. Estas dos líneas constituyeron su vaticinio del caudillismo, cosa que apenas se ha visto.

Y es esto a lo que mira Herrera Luque a través de los personajes de su novela. Observa los cambios, las marchas y contramarchas, de Bolívar desde 1817, fusilamiento de Piar, hasta su victoria en Carabobo, cuatro años mas tarde(junio 24,1821).

1817, fue el año del reinicio del proceso de la independencia, como lo ha ha señalado el dominicano Juan Bosch(1909-2001), al escribir:


“La guerra venezolana de la Independencia comenzó verdaderamente en 1817. Los mantuanos creyeron que la habían hecho en 1811, Bolívar pretedió que la había realizado en 1813 y 1814. Pero ni en 1811 ni en 1813-1814 fueron guerras de indepedencia. La de 1811 fue sólo el prólogo de la guerra social, y esta se prolongó hasta el final de 1814, y después fue diluyéndose en 1815 y 1816 en guerras locales, en parte sociales, en parte de indepedencia. Pero al comenzar el año 1817 ya no había guerra social en Venezuela y las fuerzas nacionales estaban, arma en ristre, listas para comenzar la independencia”[1].


En verdad desde el último día de 1816, cuando Bolívar llegó a Barcelona, le dio al Libertador la plenitud del mando político de la revolución. Tenía las armas y la dirección de todo: reinosos, llaneros y orientales tendrían que dejar de lado sus querencias regionales para dar la independencia a la amplia nación en la cual pensaba el Libertador. 1817 fue año decisivo que aun espera cuidadoso examen, especialmente por la toma de Guayana y establecimiento en Angostura de la sede del gobierno patriota, de la Campaña de Barcelona[2], e la que se llevó a cabo la batalla de La Hogaza(diciembre 2,1817) ganada por los realistas y en la cual perdió la vida uno de los sobrinos del Libertador, Guillerrmo Palacios Bolívar, hijo de su hermana Juana Bolívar Palacios, la hermana patriota, cuyo esposo también había muerto en la batalla de Maturín(1814).

Por ello en El vuelo del alcatraz encontramos a Bolívar, meses después, en el año nuevo de 1818, preparando la guerra, tras haber suspendido la Campaña de Barcelona(1817), ante los numerosos obstáculos encontrados. A poco se encontró con Páez. Y días después inició la fatídica Campaña del Centro. No tuvo suerte aquel año el Libertador. Hasta sufrió un atentado contra su vida en El rincón de los Toros(abril 17,1818). Por ello planteó la necesidad de poner las bases para un Estado que aun era una utopía, porque aun en aquellos días era sólo el jefe de la “hermosa y desesperada causa” que dijo Uslar Pietri[3]. Tal la instalación del Congreso de Angostura(febrero 15, 1819). A poco puso en práctica la quimera: el “paso de los Andes”(mayo 27-julio 5,1819). Y este lo llevó al triunfo. Y gracias a una serie de batallas de

[1] Juan Bosch: Bolívar la guerra social.3ra..ed. Santo Domingo: Editorial Alfa y Omega,1979. 201 p. La cita procede de la p.159. [2] Héctor Bencomo Barrios: Bolívar Jefe militar. Caracas: Cuadernos Lagoven,1983.78 p. Ver especialmente las p.26-28. [3] Arturo Uslar Pietri: La otra América. Madrid: Alianza Editorial, 1974. 238 p. Ver: “El mensaje de Agostura”(p.71-86). La cita procede de la p.71.


aquel año, “Gámeza”(julio 11), “El pantano de Vargas”(julio 25) y “Boyacá”(agosto 7), se hizo posible la estrategia que culminó en Carabobo dos años mas tarde(junio 24,1821). Apenas llegado a Caracas(junio 29,1821|), al fin su ciudad conquistada por los suyos, pudo pensar en la estrategia tantos años acariciada: darle la libertad a los países del sur: Ecuador y Perú, desde donde se desgajará otro: Bolivia. Panamá, aunque así lo crean muchos, no fue liberada por él: en 1821 la región se unió a la Gran Colombia, esto lo quiso hacer también Santo Domingo sin suerte, el mismo año. Y el Libertador tampoco logró, tras los triunfos de Ayacucho (diciembre 9,1824) y La toma de El Callao(enero 22,1826), pese a que entre 1824 y 1826 la emancipación del continente casi había sido lograda, pero aun faltaban Cuba y Puerto Rico. El final estuvo, con el liderazgo de Bolívar presente, en manos de la espada de dos venezolanos: en la primera por el cumanés Antonio José de Sucre(1795-1830), en la segunda por un nativo de Puerto Cabello, Bartolomé Salom(1780-1863). Ya para ese momento también Páez había culminado el sucederse bélico en Venezuela con la toma de Puerto Cabello(noviembre 8,1823). El intendo de liberar a Cuba y Puerto Rico, en 1825, fue frustrado por las grandes potencias internacionales de aquellos días, las de la Santa Alianza(1815-1825). Aquellos monarcas debían comprender que si las tropas de Bolívar entraban en acción, con Sucre y Páez a la cabeza, darían la libertad a las dos islas, por ello se opusieron.

El logro de esta victoria en su vivir y las dificultades que siempre tuvieron Santander y Páez para entenderse, la crisis de 1826 y sus meditaciones en Puerto Cabello al año siguiente, forman el núcleo de esta novela que los lectores de Herrera Luque, y los nuevos que ahora surjan, leerán con encanto, encontrando como nuestra historia puede ser materia de hondas revelaciones para el novelista que quiere verla otra vez a través de sus ojos fabuladores.


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