top of page

CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XVI) Roberto Lovera De Sola.


Ròmulo Gallegos.


LA GUERRA FEDERAL: POBRE NEGRO


Sobre la Guerra Federal(1859-1863), aquel gran cataclismo, las grandes obras, las literariamente válidas, que se deben tener en cuenta son: Pobre negro(1937): los cuentos de Arturo Uslar Pietri: “El rey zamuro”, de sus Pasos y pasajeros(1966) y el de Denzil Romero(1938-1999): El hombre contra el hombre(1977), editado originalmente en un folleto y luego en su volumen Infundios(1978) y ciertos relevantes pasajes que suceden en ese período de la novela Ana Teresa Torres El exilio del tiempo(1990) en su edición completa, de 2005, la que restituye las partes que debieron ser suprimidos para hacer posible su primera edición, sin embargo tres veces impresa[1].


LA GUERRA FEDERAL


Consideramos que para proseguir el estudio de la historia de la violencia en nuestro país, debemos estudiar el proceso de la Guerra Federal(febrero 20,1859-abril 24,1863) se hace necesario tener en cuenta los hechos que siguen[2].

[1] Rómulo Gallegos: Pobres negro. Caracas: Editorial Elite, 1937.377 p. edición de la proceden nuestras citas; Arturo Uslar Pietri: Pasos y pasajeros. Madrid Tuarus, 1966.290 p. Ver:”El rey Zamuro”(p.61.82); Denzil Romero: El hombre contra el hombre. Caracas: Cuadernos El Gusano de Luz,1977.29 p., inserto también en su libro Infundios. Caracas: Síntesis Dos mil,1978.186 p. Verlo en las 39-65 y en sus Cuentos Completos, Mérida: El Otro, el Mismo,2002. p.557 p. Ver;”El hombre contra el hombre”(p.19-38); Ana Teresa Torres: El exilio del tiempo. Mérida: El Otro, el Mimso,2005.481 p. Esta es la versión completa de la gran novela, le restituye la partes que debieron suprimírsele para lograr fuera publicada su primera edición. [2] Para la preparación de este capítulo nos hemos basado en las siguientes obras relativas al gran drama federal: A)Documentos: Juan Crisóstomo Falcón: Archivo del mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Recopilación y prólogo: J.A.Cova. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1957-1960. 6 vols; Joaquín Gabaldón Márquez: Documentos politicos y actos ejecutivos y legislativos de la Revolución Federal desde el 20 de febrero de 1859 hasta el 18 de marzo de 1864. Caracas: Ediciones Conmemorativas del Primer Centenario de la Revolución Federal, 1959.221 p.; B)Memorias de sus protagonistas: Emilio Navarro: La revolución federal,1859-1863. Caracas Oficina Central de Información, 1962; Anónimo: Opúsculo histórico de la revolución desde 1858 a 1859. Prólogo: Joaquín Gabaldón Márquez. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1983. 278 p.; C) Interpretaciones:Al mundo federales y godos.Cumaná: Imp. de M.Rodríguez,1861; Laureano Villanueva: Vida del valiente general Ezequiel Zamora. Caracas: Imp. Federación,1898. VI,457,CX p., Edición facsimilar: Caracas: Oficina Central de Información, 1975. VI,457, CX p., que es la que utilizamos; Manuel Landaeta Rosales: Los héroes de Santa Inés. Caracas: Imp. Bolivar,1903. 15 p.; Lisandro Alvarado: Historia de la Revolución Federal en Venezuela.Caracas: Lit. y Tip. de El Comercio, 1909. 549 p., aquí utilizamos su 4ª.ed. Caracas: Oficina Central de Información, 1975. XIII,557 p.; Jacinto Regino Pachano: Biografía del General Juan C.Falcón. París: E. Deniné Schmitz, editor, 1876. VIII, 480 p.;2ª.ed. Prólogo: Lino Iribarren Celis. Caracas; Imp. Nacional,1960.312 p. ; Augusto Mijares: La evolución politica de Venezuela,p.144-166; Ramón Díaz Sánchez: “Evolución social de Venezuela, hasta 1960” en Varios Autores; Venezuela independiente,p.157-342. Ver: “La Revolución Federal”(p.245-255);Varios Autores: Critica de la Federación: campañas de prensa(1863-1870). Estudio preliminar: Dolores Bonet de Sotillo. Caracas: Imp.Nacional, 1964-1968.4 vols; Guillermo Garcia Ponce: Las armas en la Guerra Federal. Caracas: Ediciones La Muralla,1968. 260 p.; Vitelio Reyes: Vida y obra del Mariscal Juan C.Falcón, arquetipo de longanimidad,1820-1870. Caracas: Oficina Central de Información,1970.433 p. ;Miguel Hurtado Leña: El ocaso del mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Caracas: Archivo General de la Nación,1972. 42 p.;Jacinto Pérez Arcay: La guerra Federal: consecuencias.. Caracas: Imp. de Miguel Ángel Garcia e Hijo, 1974.283 p.; Federico Brito Figueroa: Tiempo de Ezequiel Zamora. Caracas: José Agustín Catalá Editor,1974. 519 p.; 5ª.ed. Caracas: Universidad Central de Venezuela,1981. 556 p., que es la edición que utilizamos; Manuel Landaeta Rosales: Biografía del valiente ciudadano general Ezequiel Zamora. Caracas: Oficina Central de Información,1975.XXII,458 p.;José Santiago Rodriguez: Contribución al estudio de la Guerra Federal. 3ra.ed. Caracas: Oficina Central de Información,1976. 2 vols; Adolfo Rodríguez: Exequiel Zamora.; Varios Autores: La Federación y la guerra: historiografía. Caracas: Oficina Central de Información, 1976.459 p.; Luis Level de Goda: Historia contemporánea de Venezuela, politica y militar(1858-1886). Barcelona: Imprenta y Litografía. De don José Cunill Sala, 1893. XXXVI,753 p.;2ª,ed, Caracas: Oficina Central de Información, 1976. 746 p.; José León Tapia: Por aquí pasó Zamora. Caracas: Ediciones Centauro,1976.288 p., la primera edición de esta obra apareció en 1972;Robert P. Matthews: Violencia rural en Venezuela,1840-1858. Antecedentes dsocio-económicos de la Guerra Federal, ya citada; Delfin Aurelio Aguilera: Memorias de un prócer de la Federación boba. Prólogo: Pedro José Muñoz. Caracas: Ediciones Centauro,1979. VII,253 p.; Miguel Izard: Oligarcas temblad, viva la libertad. Barcelona: Separata del Boletín Americanista, 1982; Lorenzo Vargas Mendoza: La prensa en la Guerra Federal. Caracas: Inustrias Sorocaima, 1982;Eleonora Gabaldón: Las ideología federal en la Convención de Valencia(1858): tiempo y debate. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1987.461 p.. ;Antonio Arraiz: Los días de la ira, ya citada; José León Tapía: Ezequiel Zamora a la espera del amanecer. Caracas: Ediciones Centauro,1993. 205 p.; Nikita Harwich Vallenilla: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.599-603: Adolfo Rodríguez: La llamada del fuego. Vida, pasión y mito de Ezequiel Zamora, ya citada, esta obra es la segunda ediciión ampliada de Exequiel Zamora;Asdrubal González Serven: Noticias de la Guerra Larga. Caracas: Unellez,2005.508 p.: Tomás Straka: Julian Castro. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2007. 150 p.; Tomás Straka: Juan Crisóstomo Falcón. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2008.146 p. Las dos citas que siguen proceden de Manuel Vicente Magallanes: “Puerto Flechado” en Tucacas, desde el umbral histórico de Venezuela, p.31-38 y de Pedro Manuel Arcaya: Estudios sobre personajes y hechos de la historia venezolana. Caracas: Tip. Cosmos, 1911. 346 p. Ver: “Federación y democracia en Venezuela”(p.109-198). Ver la observación que hace sobre lo que decimos en las p.186-187. Esta observación sobre la honda presencia de la violencia en la vida venezolana la corroboran los estudios del psiquiatra Francisco Herrera Luque que se pueden leer en su obra Los viajeros de Indias. Hay que examinar, repetimos, la Guerra Federal, no centrándose solo en la figura de Ezequiel Zamora(1817-1860), abandonando la tesis, falsa, y sin sustentación histórica seria, de Federcio Brito Figueroa(1922-2000), quien vio en Zamora lo que no fue: un revoluciuonario. En verdad, quien nos ha situado frente a él con sentido ha sido Adolfo Rodríguez(1939) quien nos hace ver a Zamora como lo que fue: un caudillo, un caudillo más del siglo XIX, llamado con razón “Taita” por el inmenso número de muertos y de desolación que dejó a su paso. Un gamonal, un cacique de pueblo, quien llegó a creer que la historia comenzaba con él, razón por la cual cada vez que sus tropas tomaban una ciudad lo primero que hacían era quemar los archivos públicos, es decir la historia.

Hay que tener en cuenta que la violencia se hizo presente en Venezuela, cuando aun el país no había recibido ese nombre, era solo conocida como la Tierra de Gracia, nombre que le había puesto el Descubridor. Pero, en 1499, a meses del descubrimiento, hubo el primer enfrentamiento armado, en el llamado Puerto Flechado, lo que es hoy Tucacas, en el estado Falcón. Desde allí en adelante siempre la violencia estuvo presente en la vida venezolana. Solo los misioneros lograron acallarla por siglos gracias a su pedagogía de la paz. Pero ello se rompió con la guerra de la Independencia.

Y, desde luego, pese a la labor de los misioneros, estudiada por el doctor Pedro Manuel Arcaya(1874-1958), la violencia armada se hizo presente entre nosotros en el mismo año 1810, con la primera campaña republicana contra Coro, que se había declarado realista. Y, desde allí, no paró hasta el 22 de julio de 1903, con la batalla de Ciudad Bolívar. Por ello hay quien habló, Gil Fortoul, de las “guerras federales”[1] y no de la Guerra Federal; o que Manuel Caballero haya señalado que la nuestra fue la “Guerra de los cien años”. Pese a lo que señalamos consideramos que se debe separar el enfrentamiento bélico emancipador que iniciado en 1810 llegó activo hasta la caída de Puerto Cabello en manos patriotas en 1823. Aunque nuestra independencia no fue reconocida por España hasta 1845 y ratificada en 1846[2].

También debemos señalar que la Guerra Federal nuestra internacionalmente coincide con otro suceso: la Guerra de Secesión norteamericana (1860-1865).

Ahora bien la Guerra Federal no dejó de ser una Guerra Civil más; se le denominó Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco años.

Por ello para examinarla se hace necesario preguntar: ¿cuándo comenzó?. Se ha pensado que pudo iniciarse aquel periplo en 1830, cuando Venezuela retomó su camino autónomo; en 1846 con las elecciones de aquel año, sin la presencia del candidato opositor, jefe de una tendencia política muy seguida, desde seis años antes. Fue aquel 1846 un año fundamental de la historia venezolana: fue durante aquel año cuando pudo practicarse el principio alternativo, para que otro grupo político, democrático, desde luego, como era el partido

[1] José Gil Fortoul: Historia constitucional de Venezuela.3ra.ed. Caracas: Editorial Las Novedades,1942. 3 vols. [2] Sobre el importante proceso que describimos se debe consultar Tomás Polanco Alcántara: El reconocimiento de Venezuela por España. Caracas: Banco de Venezuela,1980.186 p. La firma en Madrid fue el 20 de mayo 1845 y su ratificación, también en Madrid, el 7 de agosto de 1846,


Liberal, sustituyera a los que venían gobernando en Venezuela, no solo desde 1830 sino desde 1821. Pero ante la realidad de entregar el poder, pacíficamente, a un sucesor, legítimamente elegido, el grupo paecista vaciló y decidió cerrarle el paso a aquel abanderado: Antoniio Leocadio Guzmán(1801-1884). El encuentro que pensaron tener Páez y Guzmán, Páez quien no era el presidente pero si el poder detrás del trono, pensó reunirse con Antonio Leocadio en La Victoria, en la casa del general Santiago Mariño(1788-1854), pero ello abortó. Y, en ese momento, brotó la violencia popular, muy agresiva. No fue aquello, lo que inventó Brito Figueroa, una “insurección campesina y antiesclavista”(p.103) sino el bien conocido rebrote de la violencia. Guzmán no supo canalizar lo presentado en su prédica liberal, a través del semanario El Venezolano(1840), y no supo conducir las fuerzas que había despertado. Podrían tenerse, lo creemos, como origen de la Guerra Federal los hechos de ese año 1846.

Hay quien piensa que el origen se haya el año 1858, con la caída de José Tadeo Monagas(1784-1868). 1859 fue el año del inicio de aquella contienda.

Desde luego, se podrían pensar también que el origen se haya al final de la guerra emancipadora cuando sus dirigentes no lograron hacer valer los grandes principios proclamados. Es por ello que tuvo razón Salcedo Bastardo al hablar, desde 1830, del surgimiento de una “contrarevolución”[1], que para él va desde 1830 a la muerte de Gómez, en 1935, que es la que va a llevar a la nación a los sucesos de 1859-1863. Salcedo hizo el perfil de la república de 1830 señalando que la caracterizó: el caudillismo, la existencia de latifundio, la persistencia del esclavismo, se quebró la unidad de la nación, se hicieron presentes las autocracias, las guerras intestinas y la presencia constante de la violencia, la crisis en la economía y en la producción, la acción del hombre contra la naturaleza, el aislamiento de la nación, los despojos

[1] José Luis Salcedo Bastardio: Historia fundamental de Venezuela,p.325-326.


territoriales sufridos, la escalada de muertos consecuencia de las enfermedades endémicas, la decadencia ética, la dispersión intelectual, el mal uso del derecho que rompió las formas de juricidad, es decir la existencia de un país legicida, la lejanía al sentido de los hechos internacionales, dada las escasas representaciones diplomáticas que tuvimos.

Y fue “contrarevolución” para este gran maestro de nuestra historiografía pues fue la contradicción exacta de los grandes principios que empujaron la Independencia. Fue el anuncio de nuevas horas de la desolación de una nación, en ella a su gente apenas les fue posible: “Contra la opresión estuvo siempre Venezuela, a veces inerme e impotente, pero nunca doblegada”(p.375). O lo que señaló el maestro Uslar Pietri: “Si algo hemos sido, es un pueblo que nunca se ha resignado a la injusticia, ni ha hecho paces con la indignidad”. Además, el camino, de ser independientes significó el proceso de la forma de “aprender a edificar una república moderna”, según lo expresó Carrera Damas al desarrollar en todos sus puntos, no sabemos si lo vio así, el brillante “Proyecto de América” historiado, en 1960, por Augusto Mijares[1].

El panorama de lo que se inició en 1830, para nosotros, desde 1821, que fue cuando Bolívar encontró en Caracas una “demoniopolis o pueblo de diablos”(Escritos,t.XX,p.299), como lo dijo días mas tarde(julio 10,1821), no pudo ser más grave. En buena parte de este diagnóstico también coincide Guillermo Morón, quien llama al XIX “un siglo irregular”, la historia de “un pueblo que sobrevive”. ¿Lo que vino después podría

[1] El proyecto de la independencia para Salcedo Bastardo está expuesto en su Historia fundamental de Venezuela,p.215-216,253-261;Arturo Uslar Pietri: “Una oración académica sobre el proyecto del porvenir” en sus Obras selectas.3a.ed.aum. Caracas: Edime,1967,p.13601366. La cita procede de la p.1361; Augusto Mijares: “El proyecto de América” en Lo afirmativo venezolano,p.311-349; Germán Carrera Damas: Colombia,1821-1827: aprender a edificar una república moderna, ya citado; Guillermo Morón: Breve historia de Venezuela,p.181 y 209.


pensarse fue la instalación de la demoniopolis?, vaticinada por el Libertador.

La violencia pervive, el mismo año 1830, se realizó el primer levantamiento, prosiguieron el año siguiente. Y así hasta 1903, cuando el general Gómez, con el látigo en las manos, puso orden.

Otros hechos que hicieron posible de la Guerra Federal fue la aprobación, en 1834, de Ley de Libertad de Contratos. Por escribe el historiador Nikita Harwich Vallenilla:


“reflejo pasajero de unos años de relativa bonanza económica, particularmente en las zonas de producción agrícola de los valles centrales. En los llanos, la lenta recuperación de la ganadería, diezmada durante las campañas de la emancipación, se enfrenta a una tensa situación de carácter social: los nuevos amos del suelo, amparados por una legislación más severa aun que durante la Colonia, buscan frenar, sin lograrlo completamente, el incremento del abigeato y la permanencia endémica del llamado ‘bandolerismo’, manifestación primogénita de una profunda inconformidad social. La crisis económica, cuyos afectos se empiezan a sentir en el país a partir de 1842, agudiza tensiones latentes. La pauperización creciente de pequeños y medianos propietarios, desposeídos de su tierra por los efectos del encarecimiento del crédito y las ejecuciones de hipotecas y marginalización de pequeños comerciantes, vinculados esencialmente a los círculos de distribución interna de los productos agropecuarios(siendo ilustrativo en este sentido el caso de Ezequiel Zamora), son las principales causas de los levantamiento de 1846 y 1847, cuya expresión política se expresa en la creciente radicalización de los planteamientos del partido Liberal y de su vocero, el semanario El Venezolano(1840). Sin embargo, ni el Partido Liberal, ni su jefe nominal, Antonio Leocadio Guzmán, aunque estuviese comprometido éste último en las insurrecciones de 1848, consideran una modificación de las estructuras sociales; su lucha sigue enmarcada dentro del contexto de los intereses de una clase propietaria, la de los hacendados”[1].


Hechos como la Revolución de las Reformas(1835-1836), es digna de ser tenida en cuenta. La “Carujada” fue solo su primer acto. En él, el sabio Vargas, el presidente legítimo, fue el valiente y no Carujo, como pretendió decirlo

[1] Nikita Harwich: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.599-600.


aquel. Estaba ebrio en ese momento de aquella madrugada, además, cuando entró al despacho del presidente y lanzó su arma sobre el escritorio del Presidente, llenando de denuestos al magistrado, este impasible, sin miedo, ni siquiera a ser asesinado, pronunció su gran palabra: “No, el mundo es del hombre justo”. Todo ello sucedió en la sede del gobierno entre 1831-1842, la casa de la esquina de Camejo[1].

Se ha dicho que el golpe del 8 de julio de 1835 fue el primer Golpe de Estado llevado a cabo en Venezuela, podría considerase el segundo si partimos de lo sucedido en el Cabildo de Valencia cuando se inició La Cosiata(abril 17,1826), que fue un golpe contra el gobierno de aquel momento, el que gobernaba desde Bogotá.


LA EMANCIPACIÓN INTERMINADA


Es posible que si algo explica bien el por qué de la Guerra Federal sea el hecho de que el proceso emancipador quedó interminado al obtenerse la independencia en sus sucesos de 1821, batalla de Carabobo, y en 1823, batalla naval del Lago de Maracaibo(julio 24) y Toma de Puerto Cabello(noviembre 8). Interminado desde el punto de vista de lo social y lo económico, especialmente.

Se impuso, desde 1821, para nosotros el llamado sistema oligárquico que tomó el poder desde 1821 y 1823, cuando el país “era, virtualmente, un campamento armado de excombatientes de la Independencia, recompensados, muchos de ellos, con la adjudicación de tierras. Esta clase latifundista veía coartada su participación efectiva en la conducción de los destinos de la nueva república por la centralización del poder, legitimada por la Constitución de 1830, bajo el gobierno de…Páez y sus sustentadores: el

[1] Manuel Landaeta Rosales: La gran casa de la esquina de Camejo…Caracas: Lit. y Tip. del Comercio, 1918. 11 p. Desde allí gobernaron Páez, Vargas, Andrés Narvarte y Soublette. Fue bajo Guzmán Blanco que se creó la Casa Amarilla como sede del gobierno, lo fue hasta 1900, cuando Cipriano Castro, ttras el terremoto de ese año, se mudó a Miraflores.


rico sector de la burguesía comerciante, principalmente caraqueña, núcleo dominante del Partido Conservador” tal como indica Harwich Vallenilla[1].

Los militares vinieron a cobrar “las adquisiciones de de su lanza”, como indicó, ya en 1821, un mes antes de Carabobo(mayo 24,1821) el propio Libertador (Escritos,t.XX,p.62. El subrayado es suyo).

Juntos estaban con aquellos el antiguo mantuanaje, pese a que económicamente esa clase había desaparecido en la guerra; los realistas venezolanos, todavía mal estudiados; los vendedores de armas, ya que tal como lo indica Harwich Vallenilla: ”Al mismo tiempo, la situación de la guerra en que había vivido el país durante tres lustros había permitido la consolidación de una burguesía comercial, enriquecida gracias a las oportunidades que ofrecía el abastecimiento continuo de las campañas militares, dentro y fuera del territorio nacional”[2].


LOS HECHOS


Fue aquella la mas larga conmoción armada sucedida en Venezuela tras la Guerra de Independencia; fue la más extensa contienda que asoló al país; fue una guerra de sostenido carácter social y, además, puede ser considerada la prolongación de la guerra emancipadora, dados los problemas políticos y sociales que quedaron sin resolverse.

Su análisis debe ser hecho desde los ángulos político, militar y social.

Se podría pensar que todo comenzó asuceder con los hechos de la caída de José Tadeo Monagas(1784-1868) y con la formación del gobierno de Julián Castro(c1805-1875), todo ello sucedido en 1858. Ese año, ente la gravedad de la situación, fue convocada la Convención

[1] Nikita Harwich Valenilla: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.599. [2] Nikita Harwich Vallenilla: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de historia de Venezuela,t.II,p.599.


Nacional de Valencia(julio 5-diciembre 31,1858) la cual redactó una nueva Constitución (diciembre 31,1858), la cual concedió, por vez primera, el voto universal, directo y secreto. Pero lo fundamental de la Convención Nacional de Valencia, que presidio Fermín Toro(1806-1865), fue el hecho que reunió a los mejores espíritus de Venezuela en busca de cómo conjurar el mal que se venía venir, es por esta razón que la peroraciones de sus diputados han sido objeto de cuidadoso análisis. Pero nada se logró. Cincuenta días más tarde del final de sus sesiones se inició la Guerra Federal(febrero 20,1859).

Los líderes liberales, más tarde convertidos en federales, fueron expulsados. Por ello el grito de la Federación encontró a Zamora en Curazao y a Falcón y Guzmán Blanco en la isla St.Thomas. En ese mismo lugar se había voceado el programa de la Federación, ratificado con el “Manifiesto inicial de la Federación” (febrero 21,1859)[1] del coronel Tirso Salaverría(1821-1901).

En Caracas hubo un intento, La Galipanada(agosto 16,1858), de derrocar el gobierno de Julián Castro.

El 20 de febrero de 1859 comenzó en Coro la contienda con la proclama del comandante Tirso Salaverría, que ya hemos mencionado. Dos días después Zamora llegó a Coro. Falcón y Guzmán Blanco lo hicieron, a poco, por Palma Sola, lugar cercano a El Palito(julio 24,1859).

Los lugares de la acción fueron: principalmente los llanos(Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico), con algunos brotes en la zona central; Falcón, Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua; en el oriente: en lugares de Anzoategui y Sucre. Estuvieron al margen los Andes, Guayana y Zulia.

El 1 de agosto de 1859: cayó el gobierno de Julián Castro. Aparecen de nuevo en escena la presencia de Manuel Felipe Tovar(1803-1866) y Pedro Gual(1783-1862), ellos, junto a Fermín Toro(1806-1865), fueron factores del llamado movimiento del 10 de marzo de 1858 con el que

[1] Tirso Salaverría:: “Manifiesto inicial de la Federación” en Varios Autores: Documentos que hicieron historia,t.I,p.517-520.


cayó el presidente Monagas. Y luego, reapareció José Antonio Páez(1790-1873), apoyado por Pedro José Rojas(1818-1874).

Hubo, también, un rápido gobierno Federal en Caracas, no duró ni 24 horas: La Samplablera (agosto 2,1859), por haber sucedido el combate cerca de la iglesia de San Pablo, lugar en donde hoy se encuentra el Teatro Municipal, en el centro de Caracas.

La guerra siguió. Los llanos fueron invadidos por los tropas federales, al mando de Zamora, Falcón y Guzmán Blanco, aun cuando el estratega fue Zamora. Ello los llevó al triunfo en la batalla de Santa Inés(diciembre 10-11,1859) en donde los federales derrotaron al gobierno. Fue, junto a Carabobo y La Victoria(1902), una de las tres batallas paradigmáticas de nuestra historia militar. A los treinta días de esta batalla Zamora fue muerto en San Carlos(enero 10,1860) por un soldado de las tropas del gobierno, quien le disparó, al parecer sin saber a quien lo hacía, desde la torre de la iglesia de esa ciudad. Creemos, es personal observación, que hasta ese mediodía llegó la Federación, pese a haber llegado al poder tres años más tarde.

En 1861 fue el golpe del Estado(agosto 29,1861) que derrocó a Pedro Gual(1783-1862), quien era el vicepresidente en el ejercicio de la presidencia tras la renuncia de Manuel Felipe Tovar(1803-1866). Fue aquel hecho el que marcó el inicio de la dictadura de Páez. Hoy sabemos, gracias al estudio del historiador Polanco Alcántara, que la esencia de aquel gobierno no fue otra que la búsqueda de poner fin a la Guerra Federal[1].

En búsqueda del ansiado final de la contienda fue por lo que Páez, en diciembre 1861, se encontró con Falcón en el Campo de Carabobo: trataron de negociar la paz sin resultado alguno.

La guerra siguió hasta el 24 de abril de 1863, cuando en la Hacienda de Coche, cercana a Caracas, Guzmán Blanco,

[1] Tomas Polanco Alcánatara: José Antonio Páez, fundador de la República,p.483-508, tuvo razón este historiador al titular el capítulo que citamos “El máximo servicio”.


representante de Falcón, y Pedro José Rojas, a nombre de Páez, discutieron y firmaron el Convenio de Coche, este puso fin a la Guerra Federal y al gobierno de Páez. Los federales llegaron al poder.

La Guerra Federal fue esencialmente no una guerra sino una guerra de guerrillas con 2467 acciones guerrilleras y 327 llamadas “batallas”, datos todos de Landaeta Rosales, ya que solo hubo tres batallas: Santa Inés, Coplé y Buchivacoa. Es Harwich Vallenilla quien esclarece que no hubo en aquella contienda solo dos batallas sino tres: Santa Inés (diciembre 10-11,1859), en Barinas; Coplé(febrero 17,1860), en Guarico, y Buchivacoa(diciembre 26-27,1862) en Falcón, sobre esta ver el examen hecho por Pérez Vila. En Santa Inés y Buchivacoa, ganó la revolución; en Coplé el gobierno[1].

Murieron en esta guerra: entre 150.000 y 200.000 personas, grande cantidad en una Venezuela, que entonces tenía 1.800.000 habitantes, es decir, fallecieron entre el 8% y el 11% de sus ciudadanos. Esto sin dejar de tener en cuenta las enfermedades endémicas que se esparcieron por las diversas regiones: malaria, disentería, que a veces cobraran más vidas que los enfrentamientos bélicos[2].

La Guerra Federal, también “generó un importante proceso de movimiento de poblaciones, tanto por los combatientes que desplazó a los teatros de operaciones guerrilleras como por las migraciones que suscitó, particularmente desde los llanos de Barinas y Portuguesa hasta la zona andina”, como explica Harwich Vallenilla[3]

Pese a la muerte de Zamora(enero 10,1860) hubo una unidad de mando hasta Coplé.

[1] Nikita Harvich Vallenilla: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Hitsoria de Venezuela,t.II,p.602; Manuel Pérez Vila: “Buchivacoa, batalla de” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.I,p.548. [2] Observación verbal que nos hizo Francisco Herrera Luque al discutir el punto en una de nuestras habituales tertulias los sábados en la tarde. [3] Nikita Harwich Vallenilla: “Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.602.


Consecuencias de la Guerra Federal fueron la presencia de las montoneras en la acción, lo que llevó de nuevo a los días de Boves, durante la independencia, especialmente al año 1814. Desde luego, se debe examinar, para entender ese proceso, los efectos económicos, devastadores, de la contienda, como siempre sucede en todas las guerras de aquí y de acullá.

Quizá pudo ser guerra social hasta la muerte de Zamora, después se pierden las consignas, es una guerra que sembró siempre miedo, tanto que la bala que mató a Zamora fue bendecida en Caracas, por Juan Vicente González(1810-1866), el corifeo de los centrales, a través de los periódicos que dirigió en aquel período.

Se debe decir que esta guerra no modificó nada en la sociedad venezolana de aquel momento, no parece cierto, analizando con los documentos y las serias interpretaciones que conocemos hoy, que ni siquiera el buen entendimiento entre las clases sociales haya sido logrado.

La Guerra Fedreal terminó con un acuerdo entre las dos fuerzas enfrentadas: el Convenio de Coche, por medio del cual los vencedores, las tropas federales, accedieron al gobierno y el presidente en Caracas, Páez, se retiró y entregó el poder a la Revolución, a Falcón. Pero, escribe Harwich, sabiamente, el “Tratado de Coche…consagró el triunfo nominal de la Federación, aunque en la práctica este principio político nunca pasó de ser una ficción…dentro de la realidad histórica concreta de Venezuela de mediados del siglo XIX, el fundamento material de una sociedad oligárquica continuaba intacto”[1].


EL DECRETO DE GARANTIAS(1863)


El documento que se leerá a continuación tiene un valor histórico trascendental dentro de la evolución de

[1] Nikita Harwich Vallenila: “La Guerra Federal” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.602.


Venezuela, ya que a partir se él se puede considerar que se espiga el proceso democrático venezolano con la participación plena de todos los ciudadanos(agosto 18,1863), cosa que será plenamente ratificada en la gran manifestación del 14 de febrero de 1936 en Caracas, por lo cual, como lo propuso Manuel Caballero(1931-2010), puede llamarse al 14 de Febrero “Día de la democracia”. De hecho desde aquel día se reinvindicó la tendencia plena de los venezolanos hacia el sistema de libertades públicas que tenía largo arraigo entre nosotros porque incluso la sociedad civil había nacido en los cabildos coloniales. Y desde 1863, pese a las dictaduras que se interpusieron, el ánimo democrático no se detuvo. Por ello a los cuarenta y cuatro días de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez(1857-1935) la democracia fue ratificada por los venezolanos. Sabemos que todos los caraqueños adultos de ambos sexos quienes vivían en Caracas el 14 de febrero de 1936 estuvieron presentes en la gran marcha, cuyos líderes fueron recibidos personalmente por el presidente Eleazar López Contreras(1883-1973) quien escuchó sus peticiones porque sabía que como mandatario, López lo era de excepción, estaba en la obligación de escuchar al pueblo. De aquel palique salió, a los pocos días, la presentación por el propio mandatario del Plan de Febrero(febrero 21,1936) el cual debe ser considerado como el programa básico para el siglo XX venezolano.

Pero hay que añadir otra consideración: fue en Caracas en donde surgió, en 1810, la democracia para Venezuela y para la América Latina. Y luego en 1830 la siguió habiendo dentro del sistema censitario, propio de la época, en el cual no votaban sino aquellos que tuvieran bienes de fortuna o alguna propiedad. Ello no quiere decir que sólo votaban los ricos sin los ciudadanos con alguna propiedad, por mas pequeña que esta fuera. Esa manera de participar en la elección de los gobernantes llegó hasta que la Convención de Valencia, en 1858, en la Constitución por ella aprobada, bajo la presidencia de Fermín Toro(1806-1865), estableció el sufragio universal, directo y secreto. Este fue practicado por vez primera dos años después, en 1860, en la elección de un civil, el presidente Manuel Felipe Tovar(1803-1866), pero en aquel momento, ya había estallado la Guerra Federal(1859-1863), así la practica del voto fue una quimera, aunque se ejecutó aquel 1860. Es esto lo que explica el articulado del Decreto de Garantías en donde las bases de toda democracia y de la práctica de los derechos humanos está expresada claramente en él.

En verdad la práctica del voto popular pasó por todo un proceso y en verdad fue practicado con plenitud en los años cuarenta del siglo XX primero para la elección de la Asamblea Nacional Constituyente(1946) y en la elección presidencial de don Rómulo Gallegos(1947), quien debe ser considerado realmente como el primer presidente electo a través de la práctica del voto universal, directo y secreto que es que se ha venido practicando en adelante a lo largo del tiempo. Tal fue esa conquista que los electores la usaron para derrotar la dictadura en las elecciones de 1952, pese al fraude ordenado ese mismo día por el gobierno en el poder que llevó al golpe de Estado(diciembre 2) que llevó a Pérez Jiménez al poder.

TEXTO DEL DECRETO DE GARANTÍAS EXPEDIDO POR FALCON [1863]


JUAN C. FALCON,

General en Jefe, Presidente de la República,

Considerando,

Artículo 1: Que triunfante la revolución deben elevarse a canon los principios democráticos proclamados por ella y conquistados por la civilización, a fin de que los venezolanos entren en el goce de sus derechos políticos e individuales,

Decreto:

Artículo 1: Se garantiza a los venezolanos:

1) La vida: Queda en consecuencia abolida la pena de muerte y derogadas las leyes que la imponen.

2) La propiedad: No podrá, pues, su dueño ser despojado de ella, ni privado de su goce por ninguna autoridad, sino en virtud de sentencia judicial.

3) La inviolabilidad del hogar doméstico: Sólo para evitar la perpetración de un delito y en la forma legal, podrá ser allanado.

) El secreto de los papeles y correspondencia: Si aconteciere la violación, la autoridad, funcionario o particular en cuyo poder se encuentren, se presumirá por el mismo hecho culpable de este delito.

5) La libre expresión del pensamiento de palabra o por escrito: No hay por tanto delitos en materia de imprenta.

6) La libertad de instrucción: No queda por ello exonerada la autoridad de establecer la enseñanza primaria y dar protección a la secundaria.

7) El derecho de sufragio: Sin otra restricción que la minoridad.

8) El libre derecho de asociación pacífica y sin armas.

9) El derecho de petición y de alcanzar resolución.

10) La libertad natural: En virtud de la cual es permitido hacer todo aquello que no perjudique a otro o que no lo prohíba la ley.

11) La libertad personal: Puédese por tanto entrar, transitar y salir de la República con sus bienes sin necesidad de pasaporte; cambiar de domicilio y disponer libremente de sus propiedades. Sólo una disposición judicial puede coartar el ejercicio de estos derechos.

12) La libertad de toda industria lícita.

13) La igualdad ante la Ley: Que sin excepción será una para los venezolanos. Todos serán igualmente admisibles a los empleos públicos, sin otra consideración que la de su idoneidad.

14) La seguridad individual, y en consecuencia: 1)Ninguno podrá ser juzgado sino por leyes preexistentes, y nunca por comisiones especiales, sino por sus jueces territoriales o los del lugar donde se cometa el delito. 2) Ni ser preso por deuda que no provenga de delito o fraude. 3) Ni preso o arrestado sino por autoridad competente, en los lugares conocidos por cárceles, y sin expresa información escrita de haberse cometido un delito que merezca pena corporal y fundados indicios de ser el autor, debiendo previamente expedírsele boleta con expresión del motivo. Toda persona es hábil para arrestar y conducir en el acto a la presencia del juez al encontrado en fragante delito. 4) Ni privado de comunicación por ningún pretexto. 5) Ni continuar por más tiempo en la cárcel después de destruidos los cargos. 6) Ni imponerle otra prisión a más de la privación de la libertad, no pudiendo negársele aquellas comodidades que sean compatibles con su seguridad. 7) Ni sentenciado antes de haber sido citado, oído y convencido. En estos juicios nadie está obligado a dar testimonio contra sí, sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, ni su cónyuge. 8) Ni ser extrañado de su suelo natal. Quedan por tanto abolidos la confinación y el destierro.

Art. 2 Abolida para siempre la esclavitud en Venezuela, todo esclavo que pise el territorio será considerado como libre, y la República lo acoge bajo su protección.

Art. 3 Los lugares que se nombran Bajo-seco y la Rotunda, encogidos como tormento de los hombres libres, no podrán servir en lo sucesivo para lugares de prisión.

Art. 4 Los principios, garantías y derechos reconocidos en los artículos anteriores no podrán ser alterados; y todo funcionario que los quebrante pierde de hecho su autoridad, y puede ser tratado como traidor a la patria.

Art. 5 El presente decreto regirá hasta que la Asamblea Constituyente expida el pacto fundamental de los Estados.

Art. 6 Los Secretarios del Despacho firmarán este Decreto, quedando encargado el del Interior, Justicia y Relaciones Exteriores de su ejecución y de comunicarlo a quienes corresponda.

Dado en Caracas a 18 de agosto de 1863, año 5 de la Federación.

Juan C. Falcón.

El Secretario de Estado en los Despachos del Interior, Justicia y Relaciones Exteriores,

Guillermo-Tell Villegas.

El Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina,

M. E. Bruzual.

El Secretario de Estado en los Despachos de Hacienda y Fomento,

Guillermo Iribarren[1].


POBRE NEGRO


ESPACIO Y TIEMPO DE SU ESCRITURA


Sobre Pobre negro nos indica Juan Liscano(1915-2001): “Cuando Gallegos, en 1931, se destierra voluntariamente de Venezuela, lleva consigo apuntes para tres obras que se llamarán, una vez concluidas, Cantaclaro, Canaima y Pobre negro. Durante el año de residencia en Nueva York, puso en marcha esas tres novelas. Pobre negro estaba casi terminada cuando murió Gómez. En Caracas, una vez que hubo renunciado al cargo de Ministro de Educación, dispuso de tiempo para perfeccionar y retocar capítulos, antes de la publicación, efectuada en 1937”.

[1] Tomado de Varios Autores:Documentos que hicieron historia,t.I,p.572-575. La cita que sigue, sobre Pobres negro, procede de Juan Liscano: Rómulo Gallegos y su tiempo.2ª.ed.,Caracas: Monte Ávila Editores,1969.250 p. La cita procede de la p.151.


Lowell Dunhan(1910-2001), el primer biógrafo de Gallegos, quien escribió su novela en inglés en 1956, impresa en castellano en 1957,traducida por Gonzalo Barrios(1902-1993) y Ricardo Montilla(1904-1976), indica sobre Pobre negro:”Con su agudo sentido social, era inevitabke que Gallegos dedicara considerable atención al negro…Pobre negro se aparta de las novelas anteriores de Gallegos por su carácter histórico…Pobre negro…se sitúa en uno de los más turbulentos períodos de la historia venezolana: los años que precedieron a la libertad de los esclavos(marzi 24,1854), los subsiguientes años entre 1854 y 1859 y el lapso de la Guerra Federal. Fue una época de crisis. La vieja aristocracia terrateniente iba desapareciendo con el advenimiento del hombre de masa. Con la vieja aristocracia desaparecerían sus ideales, su moral y su capacidad de dirección…La libertad de los esclavos aumentaba el caoos económico y social…Los negros recorrían el país robando, saqueando, acogiéndose a la jefatura de un cabecilla hoy y de otro mañana, vengando en los mantuanos sus humillaciones y sufrimientos…Pobre negro es una novela histórica en cuanto que utiliza un determinado momento histórico como ambiente de una trama urdida alrededor del carpacter de Pedro Migue, hijo de un esclavo fugitivo y de una hija de la familia Alcorta”[1].

Por su parte Mario Torrealba Lossi(1924-2009) observa, más allá de lo dicho por Liscano: “Aprovecha la salida [del Ministerio de ]Educación para revisar…el texto de Pobre Negro que tenía concluido el año treinta y cinco…Pobre negro, por su contenido histórico y por su intención sociológica, requirió de mayores cuidados que Cantaclaro y Canaima. Gallegos no lo escribió de un solo tirón sino que dejó que la obra añejara lo mismo que el vino en la barrica de roble. En el fondo Pobre negro era, como bien lo hace notar Liscano, el texto gemelo de La

[1] Lowell Dunham: Rómulo Gallegos: vida y obra. 2ª.ed. Los Teques: Ediciones del Gobierno del Estado Miranda,1985. 327 p. La cita procede de las p.252-255. El subrayado es de Dunham,


trepadora…Pobre negro[era] texto mellizo de Sobre la misma tierra…el indio y el negro fueron los humillados y burlados. Nunca le dejaron ni han dejado tampoco de serlo en nuestros días… Pobre negro salió…de la Editorial Elite, el 18 de febrero de 1937…Un mes antes, el escritor hab´pia sido designado por el Consejo Municipal del Distrito Federal, diputado al congreso”[1].

Y Simón Alberto Consalvi(1927-2013) señala:”En 1937 apareció…Pobre negro…Es la novela de la Guerra Federal de todo lo que resolvió la Guerra de Independencia, los conflictos sociales, el rostro verdadero de aquella Venezuela turbulenta de la sexta década del siglo XIX…Los protagonistas de Pob re negro hablaban en 1858, en vísperas de la gran fogata…Volvían los afanes de lo que Gallegos llamó la ‘Venezuela cuartel’”. A poco Gallegos recibió una carta en la cual Rómulo Betancourt, escondido del asedio policial, le encomiaba el valor de aquella novela[2].


POBRE NEGRO


Nada mas estimulante para la imaginación y la emoción de todo venezolano auténtico que la relectura actual de Pobre negro, sus lecciones son numerosas y están vivas, máxime

[1] Mario Torrealba Lossi: Gallegos, un hombre y un destino. Caracas: Colegio de Profesores de Venezuela/Ateneo de Los Teques,1985. 233 p. La cita procede de las p.143-144. Magnifica biografía del maestro ya que su autor tuvo acceso a documentación que sus biógrafos anteriores no habían examinado. [2] Simón Alberto Consalvi: Rómulo Gallegos. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2006.148 p.La cita procede de la p.103-104. Se debe tener también en cuenta José Ramón Medina: Rómulo Gallegos. Ensayo biográfico. Caracas: Editorial Arte,1966.86 p.


cuando está viviendo el país días trágicos en medio del gobierno autoritario de las dos últimas décadas, asediado perennemente con vieja violencia del vivir venezolano, la que parece no cesar.


LA OBRA


Pasamos ahora al análisis de la mas grande novela sobre la Federación, Pobre negro, del maestro Rómulo Gallegos.

Pobre negro es la única novela histórica de Gallegos, ya que al trazar toca el ángel de la historia(p.174-175), que decía Walter Benjamín(1892-1940). Y lo hace usando la palabra escrita:”¡Oh, las palabras! Hay que aprender a oírlas, porque son balbuceos del misterio del misterio del mundo. Hay que restituirles la frescura que les ha quitado la cochina utilidad del uso”(p.212). El título se explica cuando el novelista expresa:”Y Juan Coromoto no era un hombre, sino el pobre negro, que es todo un pueblo”(p.372). Y como ya lo hemos indicado Pobre negro es en su esencia una historia familiar, desde aquel clan se desarrolla la historia que Gallegos nos narra.

Para entenderlo quien mejor lo explica es Juan Liscano al anotar:”El binomio de La trepadora, Adelaida-Hilario, vuelve a aparecer en Pobre negro con el nombre Lusiana-Pedro Miguel. El conflicto psicológico y social planteado en una y otra obra, se asemeja mucho. Se trata de atracciones entre personas pertenecientes a grupos sociales desiguales, con complejo de hijo natural por el lado masculino, y sus corolarios: afán trepador y resentimiento aún no superado; y por el lado femenino, inclinación física y sentido de una misión que cumplir: la de salvar al mestizo resentido, de sí mismo, de sus impulsos de violencia autodestructora”[1].

En Pobre negro su centro es la familia Alcorta, estos tienen dos hijos Ana Julia y Fermín, ellos cercanos a sus esclavos, de uno de los cuales tiene un hijo Ana Julia. Cecilio Céspedes, Cecilio el viejo, intelectual andariego, en

[1] Juan Liscano: Rómulo Gallegos y su tiempo,p.151.


cuyo presentación Gallegos nos muestra a otro de nuestros famosos dromómanos: Lisandro Alvarado(1858-1929)[1], pintado a través de Cecilio el viejo. Nuestro otro andariego solitario fue don Simón Rodríguez(1769-1854), el maestro del Libertador. Las idas y vueltas de los Alcorta constituyen la esencia de la novela a través de la cual don Rómulo repasa el devenir nacional de los tiempos anteriores a la Guerra Federal, la que Juan Vicente González(1810-1866) singular testigo de aquellos días consideró, en uno de sus editoriales de El Heraldo(septiembre 14,1859), que él redactaba: “guerra que hoy despedaza a Venezuela”[2]. Esta es en esencia el mismo proceso, ‘se le puede llamar así, en verdad es el país que entró, el 2 de febrero de 1999, en el caos y la anarquía.



LA ESENCIA: EL HOY Y AQUÍ DE UN PAÍS


Si leemos con atención y gozo Pobre negro hallaremos en sus páginas un retrato de aquella Venezuela que podemos

[1] Lisandro Alvarado fue el autor de la Historia de la Revolución Federal en Venezuela, aun vigente y considerada el mejor estudio de aquel suceso, antes lo hemos citado.. [2] Luis Beltrán Guerrero: El tema de la revolución. Caracas: Monte Ávila Editores,1970. 203 p. La cita procede de la p.41. Este es uno de los mas completos análisis publicados entre nosotros del tema de la revolución tan debatido entre 1959-1969, cuando fue redactado. Para una visión exacta y profunda de la personalidad del licenciado González, corifeo de los conservadores durante aquella contienda, debe leerse el completo estudio del mismo Guerrero sobre el gran periodista, está en su Perpetua heredad. Caracas: Ministerio de Educación,1965. 217 p. Ver:”Juan Vicente González”(p.75-115). Perpetua heredad es junto con El tema de la revolución y Modernismo y modernistas(1978) las mayores obras de investigación crítica de Guerrero, obras escritas, como todas las suyas usando el ensayo como vehículo de comunicación, en buena parte aparecidas en su columna A campo traviesa, del diario El Universal de Caracas, firmadas con el seudónimo de Cándido. . situar partir de 1858, laque va dar como un cauce en la terrible contienda.

Así la esencia de este libro la hallamos en diversos pasajes.

Tal: “Se avecinan tiempos difíciles para nuestra patria y particularmente para las familias que, como la de los Alcortas y los Céspedes, empezaron a perder su preponderancia social y política con la guerra de la independencia”(p.65)

“La colonia, con su espíritu de orden y por consiguiente jerárquico, no la produjo este suelo, sino que la toleró trasplantada, solamente. Era un Jardín de plantas exóticas, muy bien trazado, muy apacible, muy señorial, ¡todo lo que se quiera!, pero postizo y por lo tanto precario…En cambio lo que esa guerra puso es lo genuinamente nuestro: la democracia del campamento, el mantuano junto con el descamisado comiendo el mismo tasajo, el señorito Bolívar codo a codo con el Negro Primero. El ”aquí semos todos iguales, el ‘sobre yo, mi sombrero’, el empuje, la garra, el desorden, ¡Nuestro Señor el Desorden! ¡Bendito seas!”(p.65. El subrayado es nuestro).

“los Alcortas no habían tenido ocasión de que resplandeciese el patronímico sino con el brillo doméstico de las virtudes privadas. Nunca hubo entre ellos sino hombres honestos y laboriosos, sino aptos para conservar la hacienda y el decoro tradicional de la familia, o para ejercer, dentro de los reducidos términos del humilde y apacible rincón provinciano, el saludable y patriarcal ascendiente de un ejemplo honroso o de un consejo discreto. Bien estaban así, satisfechos de sí mismos y acatados, disfrutando con sueño tranquilo y frente erguida…de la sosegada existencia que podía brindarles aquel pueblo donde eran los principales desde tiempos ya lejanos y nada más habría ambicionado don Fermín ni no le hubiese salido Cecilio el suyo…con todo aquel gran talento y otras brillantes cualidades”(p.67).

“De palabras sueltas, que siempre andan escapándose de las historias guardadas en el misterio, había sacado Luisana la verdad del triste caso de la tía Ana Julia, antes de que el licenciado Céspedes se la revelara a Cecilio y luego este a ella”(p.72)

-“tratándose de Pedro Miguel. Un encuentro regido por la fatalidad le dio origen en circunstancias verdaderamente repugnantes, pero donde los demás sólo ven la mancha que por primera vez cayó sobre nuestros nombres, yo creo descubrir la manifestación de una voluntad trascendente. Pedro Miguel no es fruto vulgar de unos apetitos ciegos en ocasión propicia, ni solo del trastorno de un alma pura, sino la criatura dramática de un plan que tenia que cumplirse, de una idea que buscaba su Forma”(p.76-77). Es el maestro Gallegos quien escribe la última palabra en mayúscula,

“Removió los rencores, atizó las ambiciones y concluyó predicando: hay que echarse al monte contra el mantuano, con la guerra por delante”(p.94).

“Dábale oportunidad de acercar al oído a las palpitaciones del corazón de su pueblo”(p.100).

“cuando un espíritu está realmente vivo, y así sentía el suyo, se mueve dentro de su tiempo, de cara al porvenir”(p.102).

“La incertidumbre”(p.114). “Lo grave, lo verdaderamente grave, es que, por ignorancia o por obcecación te considero te constituyas en traidor de la causa que pretendes defender. Esta gente tiene puesta en ti toda su confianza y tu abusas de ella al fomentarles rencores, sin ofrecerles soluciones de sus problemas. De cosas, que hasta ahora vienen siendo, yo me propongo elevarlos a la categoría de problemas y tú, en vez de colaborar conmigo, tratas de enajenarme su voluntad, volviéndomelos recelosos”(p.168).



CONTRA LA MENTIRA


“¿Qué te pasa Pedro Miguel?...Que ya me han contao la verda y por lo tanto tengo menester de rompé con to lo que era la mentira, hasta que me encuentre a mi mismo, tal como deberé de hoy en adelante”(p.173. Los subrayados de las palabras coloquiales es nuestro).

Momento memorable de la novela es este.

“La guerra tremenda ya ha estallado”(p.237).


Lo que es Venezuela:


“Ya estaba en pie la guerra la Venezuela cuartel. En el plano superficial de los acontecimientos históricos donde actúan los hombres como individualidades responsables de sus propias apetencias, materiales o espirituales, era la pugna politica de los liberales contra los oligarcas por la conquista del poder; pero en lo hondo y verdadero de las cosas obedientes a la voluntad vital de los pueblos, sería el duelo a muerte entre la barbarie genuina en que continuaba sumida la masa popular, con sus hambres, sus rencores y sus ambiciones y civilización de trasplante, códigos y constituciones aparentemente admirables, en que venía amparando sus intereses la clase dominadora…Apurado ya el cinismo político que habrían de practicar los liberales, para no parecerse en nada a los circunspectos conservadores, personajes destacados de aquellos que no tuvieron reparos en confesar, que, trocadas las circunstancias de pura formalidad, así como levantaban la bandera de federación habrían enarbolado la del centralismo”(p.293).

“Federación es el monte contra la ciudad, explicarían sus palabras mas representativos”(p.294).

”Y encendida así la federación y por otra parte confundida con democracia, aquella tenia que ser forzosamente la bandera del movimiento, cuya característica fue la facción anárquica que allpi mismo brotó de cada palmo del suelo venezolano”(p.294).

“Persiguiendo reivindicaciones sociales, aunque entre las nieblas de la falta de ideología verdadera…Se ofrecía esta a las clases menesterosas como bandera de enganche, más por donde pasaba la montonera no quedaban sino escombros y tierras asoladas”(p.294. Subrayados nuestros).

“Se simulaban decretos del gobierno restableciendo la esclavitud, a fin de que todos los que habían gemido bajo sus cadenas corrieran a ponerse en armas contra los antiguos amos y a las guerrillas se incorporaban las peonadas, después de haber contribuido a la matanza de los propietarios o de sus mayordomos,,,Se pasaba a cuchillo a todo el mantuanaje, incluso las mujeres y los niños muchas veces…Es Boves el que vuelve…llamándose ahora Ezequiel Zamora”(p.294-295).

“Hacia tiempo que venía delineándose en su mente la idea de concertar bajo su mando todas las facciones que merodeaban por Barlovento, a fin de apartarlas del pillaje a que se dedicaban y conducirlas, organizadas y disciplinadas, hacia los objetivos de legítima lucha por las reivindicaciones sociales, ya casi definitivamente perdidos en el torbellino de pasiones elementales desatadas por la furia sin cabeza, concentración necesaria tanto mas necesaria, cuanto por otras regiones ya estaban lográndola caudillos en cuya buena fe por la causa del pueblo él no podía creer, por tratarse de personas de extracción social análoga a la de los oligarcas, de donde, al cabo, vendría a resultar una simple sustitución de unos opresores por otros de intereses idénticos”(p.331. Subrayado nuestro).

“Digan que aspa terminó Pedro Miguel Candelas, que no fue sino el arrebato de un pueblo que se lanzaba a la muerte buscando el camino de su vida”(p.375. El subrayado es nuestro).


El descontento que siempre fue visible en la sociedad venezolana(p.120)-.



SEXO


Em el relato que Gallegos escribió, una historia fundmental familiar, como hemos señalado, el sexo siempre está presente en esta novela, es aquella a tal punto que Juan Liscano ha escrito que esta es la novela galleguiana mas abierta, escasamente reprimida, en relación a la sexualidad[1].

Tanto que leemos:


”Ana Julia había sido quizá la mas femenina de la familia, al par que la mas y infortunada y de ella quería tomar aquel espíritu prestándole su carne, a fin de que en esta se extinguiesen los último rugidos de aquella tempestad…era de todo punto necesario redimir, la memoria de Ana Julia del repudio en que se la tenía, sacarla de su purgatorio”(p.218).


VIOLENCIA


Y, desde luego, es otra vez Pobre negro, en la pluma de Gallegos, una novela de la violencia, íntima y colectiva.

[1] Juan Liscano: Rómulo Gallegos y su tiempo,p.236-237.


Por ello Cecilio El Viejo dice:


”Uno a uno me llevaron de aquí para allá, de un concepto de la vida y del destino humano a otro y luego a otro; pero siempre hacia adelante, con fe en la vida y confianza en mí. La vida es belleza, me dice con los poetas; es pensamiento,, rectifiqué luego con los filósofos; es acción y su camino la violencia, me insinuaron otros: Pero siempre continué concibiéndola como armonía y para descubri la fórmula de ésta, leían y leía. Pero un día descubrí que sería inútil afanarme en cosas apasionantes para los hombres que han de vivir entre los hombres, pues bien pronto éstos me arrojarían lejos de sí, asqueados de los remedios que les ofreciesen mis manos y fue entonces cuando adquirí la convicción desoladora de que la vida es, por encima de todo, fatalidad”(p.130-131).


No se puede encontrar pasaje mas serio, doloroso y certero de las paradojas de la vida venezolana, en la cual siempre la violencia es esencial, claramente visible desde 1499 en el enfrentamiento de Tucucas. Vuelve a hacerse visible otra vez aquella observación de Gallegos al iniciar El Forastero(1942): “Angustias de Venezuela. Vuelve el alma contemplativa al espectáculo de su dolor y su mal: vastas regiones desiertasm viejos pueblos tristes”[1].

[1] Rómulo Gallegos: El forastero, Caracas: Editorial Elite,1942. 289 p. La cita procede de la p.7. Recuérdese que Gallegos publicó dos novelas con el titulo de El Forastero: la primera en 1921 y la segunda, la que citamos, en 1942, La primera quedó inédita pues era imposible publicarla bajo el clima de censura del gomecismo. Su original fue guardado por sus queridos amigos los hermanos Planchart Loynaz. El original que sobrevivió hasta los años ochenta cuando fue publicada, gracias al sobrino e hijo de los hermanos Planchart por José Santos Urriola(1927-1996) bajo el título de La primera versión de El forastero. Novela inédita. Caracas: Universidad Simón Bolívar,1980.318 p. Debe tenerse en cuenta que la versión de El Forastero de 1921 es una novela distinta a la publicado por el maestro en 1942. Pese al estudio llevado a cabo por el profesor Urriola: Rómulo Gallegos y la primera versión de El Forastero. Caracas: Ediciones Centauro, 1981. 215 p., sobre el libro impreso en 1980, no hemos logrado esclarecer si Gallegos al concebir El Forastero de 1942 tuvo a la vista la versión de 1921. Bajo Gómez tampoco se pudo publicar la pieza de Julio Planchart Loynaz: El república de Caín. Caracas: Editorial Elite,1936. 243 p. ni La galera de Tiberio. Bruges:: Desclee de Brouwet,1938. 163 p., de Enrique Bernardo Nuñez. La primera edición de esta obra fue destruida por su autor, insatifecho de sus resultados. Siguió trabajando sobre ella dejando una versión corregida a su muerte, esta fue impresa por varios de sus amigos en 1967. En 1978 uno de los ejemplares que sobrevivieron al acto de fe practicado por su autor fue impresa en Cuba, los lectores pudimos comprender, haciendo la lectura conjunta de ambas ediciones que la impresa en 1938 es superior a la de 1967. Ha parecido ahora la edición anotada, teniendo a la vista las dos ediciones, esta la preparó el profesor Alejandro Bruzual descado estudioso de la obra de Nuñez, ha aparecido en el volumen Obras narrativas. Don Pablos en América. Cubagua. La galera de Tiberio. Edición crítica, prólogo y notas; Alejandreo Bruzual. Caracas: Editorial El Cardón, 2019. 319 p. Ver “La galera de Tiberio”(p.157-266).. Notas críticas en las p.293-309, impecable trabajo. La presentación de la violencia prosigue en Pobre negro en el pasaje que sigue:


“Escuche el piélago, don Cecilio. Dice que la guerra ya viene rozando por ahí.¡Mala cosa, cuando el hombre se le mete en la cabeza la[sic] tema de la candela!...¡La candela y la pólvora! Ese es el piélago mas mayor de todos los que he escuchado acercarse”(p.199).


No ha habido en nuestra literatura, que es expresión de nuestra vida colectiva, condena mas cierta de la vuiilencia, que es siempre desvtadora.


Y prosigue:


“¿Pero cuál sería el caso que de ella podría hacer? Estaba en este punto de la vida donde se cruzán, como dos espadas en el resplandor del encuentro, la energía y la ternura, el Varón y la Hembra ”(p.217).



LOS NEGROS


Los negros ex esclavos en el momento de la Guerra Federal nada habían logrado, Lo que había sido para ellos la liberación lo expone muy bien, con la plena verdad en la pluma, el historiador Salcedo Bastardo cuando afirma:


“José Gregorio Monagas auspícia y ejecuta la Ley de la abolición en 1954. Para entonces tal bandera ha perdido mucho de la importancia que tuvo antes. Mientras las oligarquías y las autocracias han estado eludiendo la libertad de los esclavos, se ha verificado un cambio apreciable en la situación. La esclavitud ha llegado a trnsformarse en un régimen antieconómico de producción, se ha convertido en una emoresa onerosa; su liquidación se promueve como negocio para los amos, por lo menos la expectativa de obtener una buena indemnización por una mercancía desvaorizada o, en todo caso,, de soiltar una carga pesada. Según las propias estimaciones oficiales, el esclavo costaba mpas de lo que producía; el rendimiento del esclavo no compensaba los gastos de su manutención. De allí que en la época monaguista, la esclavitud se halle en plena metamrfosis, y que la declaratoria de su abolición ocurra en paz dentro de la complacencia general”[1].

La situación del país frente a la esclvitud era tal que hasta Ezequiel Zamora(1817-1860) pidió al gobierno el pago de los esclavos que poseía, lo que nos indica que tan adalid de anti-esclavitud no era[2].


A los negros, se refiere Gallegos al decir:


“Nuestro negro es una raza en marcha, pero no un forastero de paso por nuestro suelo y si malhirieron lo que lo trasplantaron del propio, peor hacemos no cultivándolo como una plantaya nuestra. Aquí se reproduce todavía con su alma intacta, pero también se mezcla y esa así como el cuerpo de la nación va drigiéndolo; más hay que incorporarlo también al alma nacional, dándole parte en el patrimonio común de la cultura. Además, ¿no tendremos los blancos algo que agradecerle al negro? Ellos nos cultivan la tierra y y nos explotan la mina; ellas nos sazonan la comida, nos dan la leche de

[1] José Luis Salcedo Bastardo: Historia fundamental de Venezuela,p.351. Los antecedentes que explica lo dicho están presentados en el mismo capítulo. En el momento de producirse el decreto sólo habían en el país 11.967 esclavos. [2] Ver el documento respectivo a aquello que nos referimos en Adolfo Rodríguez: Exequiel Zamora. Caracas: Ministerio de Educación, 1977.352 p. Está en las p.346-352. Esta obra es la primera versión de su gran biografía de Zamora, la mejor que tenemos: La llamada del fuego. Prólogo: Simón Alberto Consalvi. Caracas: Academia Nacional de la Historia,2005.377 p. asunto a lo cual se alude de nuevo en el capítulo “Los esclavos de Zamora”(p.203-206), ver especialmente las p.204-206.


sus pechos cuando a los de nuestras madres les falla, nos sirven y nos cuidan amorosamente y de niños nos duermen con el cuento ingénuo por donde empieza la formación de nuestra alma”(p.164-165).


Se puede pedir retrato mas claro de nuestros negros, llegados aquí en el siglo XVI, junta a la expedición de los Welser, así ingresó entre nosotros “la pedagogía negra” a la que aludió Uslar Pietri[1].


FEDERACIÓN


Sobre el por qué de la idea de la Federación que llevó a tan terrible contienda leemos en Pobre negro:


“El alzamiento federalista de los generales Zamora y Falcón había hecho ya de todo punto lo imposible la continuación de aquel concierto de liberales y conservadores que aun seguía llamándose la revolución de marzo, cuyo caudillo de componenda, a falta de uno verdadero, era el general Julián Castro. Naturalmente más propicio a los primeros que a los segundos, acaba de llevar a término una politica por medio de la cual quedó desembarazado de sus compromisos con los oligarcas de la fracción civilista”(p.263).


Aquí se volvió a ser vivo la idea de la federación que había dado muchas vueltas en nuestros debates políticos, desde la Constitución de 1811, que al igual de la de Estados Unidos, era federal. En esos días hubo las críticas de Miranda, al pie de su firma de esa constitución(1811). Y las observaciones de mayor envergadura de Simón Bolívar en el Manifiesto deCartagena(1812), este continuó siempre apoyando la solución centralista, concepción en la que siempre creyó. En la Constitución de 1830 se aceptó una acuerdo centro-federal, que llegó hasta la reforma de 1857 y permaneció en la carta de 1858 y en la Constitución Federal de 1864, la Constitución más democrática que

[1] Arturo Uslar Pietri: Fachas, fechas y fichas. Caracas: Editorial Ateneo de Caracas,1982.223 p. Ver:”Lo específico del hombre latinoamericano”(p.181-201). Ver su idea de la “pedagogía mágica” y de la “pedagogía negra” en la p,187

tuvo Venezuela hasta entonces pero impracticable dada la situación del país. Aquello duró hasta que Guzmán Blanco, dirigente federal, acabó con el régimen federal con sus constituciones de 1874, en la que eliminó el voto secreto, y 1881, en donde incluso eliminó el voto popular. En adelante, hasta la Constitución de 1953, la del dictador Pérez Jiménez, el federalismo se mantuvo, en 1953 dejamos de ser federal, Estados Unidos de Venezuela, y pasamos, otras vez, como desde 1818, a ser República de Venezuela. Centro-federal fuimos otra vez en la carta de 1961, la de mas larga vigencia en nuestra historia constitucional. Retornamos a ser República Federal en la Constitución de 1999 pero los venezolanos aun no sabemos por qué, intuimos sus razones estudiando nuestra evolución constitucional, pero no tenemos respuesta alguna pues esa constitución eliminó el valor de la representación de las minorías, conquista de la constitución de 1947 y restituyó el fuero militar, eliminado por la de 1830, adoptado por un parlamento en donde junto a los civiles estaban varios destacados próceres de la Independencia, oficiales ellos, pero quienes comprendieron la necesidad de su eliminación para poder así construir una república civil. Así esta hoy el Federalismo ha sido una fantasía nacional que nada positivo nos ha traído, como negativa fue la Guerra Federal[1].


ZAMORA


Fue el cadillo de aquella contienda. Había tenido previamente una corta primera fase, violenta, de su carrera en 1846-1847; una segunda también breve, entre 1850-1860 cuando falleció en un combate en San Carlos.

[1] Guía para nosotros aquí ha sido el estudio de la historiadora Diana Sosa Cárdenas en la obra colectiva por ella compilada y coordinada: Pilares fundamentales para construir una mejor Venezuela. Caracas: UCAB,2018.365 p. Ver: Diana Sosa Cárdenas “Federalismo”(p.179-221),


Quedaron al mando los generales Falcón y Guzmán Blanco.


Sobre el caudillo Zamora, no fue otra cosa, dice Gallegos:


“Era sin duda, el caudillo convencido de la justicia de su causa, aunque sin ahondar en el espíritu de ésta. Poseía la capacidad militar que se obsesionaban en negarle los envanecidos oligarcas de la Academia de Matemáticas[1], era el dueño del don de fascinación de las multitudes y tenía el temple férreo, necesario en la mano que hubiese de reunir en un haz todas aquellas montoneras dispersas y anárquicas. Le faltaba, en cambio, la capacidad constructiva que sólo podía darse en un civilizador, hombre de ideas integrales, así fuese la espada lo que empujase a la diestra; pero aun así habría sido la cabeza de la furia que no había que tener sin brazos exterminadores y no bien se había difundido la tardía noticia de Santa Inés, que era ya su apoteosis, cuando corrió la de su muerte en San Carlos, por una bala sobre cuya procedencia se formarían leyendas[2]…Pero la revolución federal tenía raíces profundas en cada palmo de la tierra venezolana y ya podían morder el polvo, uno tras otro, los hombres en quienes se complaciese aquel espíritu mesiánico y ser derrotados los ejércitos o exterminadas las facciones, porque en seguida éstas reaparecían, aun sin jefes las encarnizadas y saludas, Al monstruo de la furia sin cabeza le nacerían brazos, mientras hubiese algo que convertir en escombros” (p.295-296).

“el caudillo popular cuya figura se agigantó desde los mismos comienzos de la guerra. Como Boves, arrastraba las masas en pos de sí, pero al hierro implacable del asturiano traía ahora añadido el fuego…Zamora no daba cuartel y su silueta aquilina se desmesuraba en el ánimo del pueblo contra el resplandor del incendio que iba sembrando a su paso”(p.295).


MUJER


Como la novela nos presenta un gran drama amoroso y sexual la mujer siempre está presente en la trama de la novela.

La decisión femenina de actuar:

[1] Ese era el nombre de la Escuela Militar entonces(Nota RJLDS). [2] Hoy ha sido claramente establecido que la bala que mató a Zamora, en San Carlos, provino de un soldado del ejército del gobierno(Nota RJLDS).


Aguarda. Ya viene la locura o cosa que se le parezca, desearía encontrarme libre, para vestirme de hombre y echarme a andar por todos los caminos del mundo, como tío Cecilio”(p.112).

“Pero Luisana replicó: “Ni una cosa ni otra. En esta casa, desde que me conozco con uso de razón, cuando la desgracia toca a la puerta soy yo quien se entiende con ella”(p.135).

“pero en realidad ya su acto de liberación estaba consumado en el fondo de su espíritu y el despecho no hizo sino sacarle a flote lo que era ya cosa muerta. Ahora no les guardaba rencor e incluso podría contestarles sus cartas si volvían a escribirle; pereo ya ella sabía, y esto le bastaba, que era soberanamente libre para disponer de su vida”(p.216-217)-

“La mujer, aun con toda su feminidad, no podía ser de allí adelante la niña cobarde y timorata, pero de ningún modo, tampoco,la hembra expuesta al azar de los apetitos. Tenía que dominar el miedo que le infundía aquel paraje”(p.217-218).

“Dice don Cecilio que las mujeres deben aprender a valerse solas”(p.261).

“El camino fue largo”(p.377).

Tal las muchas lecciones que encontramos al leer Pobre negro desde el ángulo de entender a través de su trama el drama de la violencia venezolano. Al leerla también comprendemos que las grandes novelas de Gallegos son Doña Bárbara, Cantaclaro, Canaima y Pobre negro, sus creaciones máximas.


UNO DE LOS DE VENANCIO


Para Milagros Socorro

es este texto sobre un momento

de su tierra zuliana y su gente.


Ya nos hemos referido a la significación, desde luego negativa, del caudillismo en nuestra historia. El libro al cual nos vamos a referir toca, con mano maestra, ese momento. Por ello, creemos que para entrar en el análisis que nos proponemos hacer aquí debemos comenzar citando este pasaje de Mariano Picón Salas(1901-1965): “El caudillo de la fracasada esperanza…Indefinibles elementos mágicos, el conjuro de los soñadores que no puden obrar, unge de mesianismo a estos seres que son casi fantasmas y por ello recogen la vaga nostalgia del grupo social…[el caudillo] el eterno alzado y el eterno poscrito requiere un artista que lo interprete, no tanto por lo que en sí mismo valía, sino por lo que en él se puso el subconciente colectivo”[1].

Uno de los de Venancio(1942)[2], de Alejandro García Maldonado(1899-1961), tiene como fondo la historia de un caudillo de las guerras civiles en el Zulia, Venancio Pulgar(1838-1897).

El libro apareció en unadécada rica de la novela venezolana, tiempo en que estaba por despuntar su renovadora modernidad, que hay que situarla, en 1952, en

[1] Mariano Picón Salas: “Antítetis y tesis de nuestra historia” en Comprensión de Venezuela,p.135-151. La cita procede de la p.148. Debemos anotar que este trabajo fue escrito como comentario al denso libro de Augusto Mijares: La interpretación pesimista de la sociología hispanoamericana. Apareció originalmente en el volumen del maestro merideño: 1941. Cinco discursos sobre el pasado y presente de la nación venezolana. Caracas: Editorial La Torre,1940 142 p. Está en las p.61-84. [2] Alejandro García Maldonado(: Uno de los de Venancio. Santiago de Chile: Ediciones Ercilla,1942. 381 p., Primer Premio del Concurso Latinoamericano de Novelas de la editorial norteamericana “Farriar y Reinchart”, Nueva York, con dos ediciones más: 2ª.ed.Caracas:Tip. Cultura,1945.367 p.; 3ra.ed. Prólogo: Juan Liscano. Caracas: Monte Ávila Editores,1979.558 p., que es la edición que aquí utilizamos. Su segunda novela es El rastro de los dioses. Caracas: Edime, 1960. 350 p..Estudios sobre este escritor son: Pedro Pablo Barnola SJ: Estudios crítico literarios, Primera serie, Caracas: Editorial Cecilio Acosta,1945. 241 p. Ver: “Ajejandro García Maldonado, autor de Uno de los de Venancio”(p.101-111); Pedro Moreno Garzón: “Alejandro García Maldonado” en Venezolanos ciento por ciento. Caracas: Editorial Cecilio Acosta,1943. 161 p.; Juan Liscano: Tiempo desandado. Caracas: Miniesterio de Educación,1964. 407 p. Ver: “Sobre Uno de los de Venancio y la poesía nueva”(p.69-84); Juan Liscano: Panorama de la literatura venezolana actual. Caracas: publicaciones Españolas,1973. 414 p. y Miguel Otero Silva: “Alejandro Garccía Maldonado” en Tiempo de hablar,p.65-72. Sobre el caudillo que movió la pluma del novelista consultar Rutilio Ortega: “Pulgar, Venancio” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.III,p.778-779. la publicación de El falso cuaderno de Narciso Espejo, de Guiillermo Meneses(1911-1978). Buscaban ya nuestros narradores modos que fueran más allá de lo solo real, debía ir hacia otros ámbitos, los del subconsciente y de lo onírico. Sin embargo, la presencia del realismo estaba aun presente. Se publicaron en ese período las dos últimas novelas del ciclo venezolano de de Rómulo Gallegos:El Forastero(1942) y Sobre la misma tierra(1943); la tercera de Guillermo Meneses: El mestizo José Vargas(1942), antes de entrar en su período renovador, que echó sus raíces en su cuento “Tardío regreso a través de un espejo”, publicado en esa misma década. Apareció la más importante novela de Mariano Picón Salas: Viaje al amanecer(1943), reconstrucción única de una infancia feliz; la de Lucila Palacios(1902-1994): Tres palabras y una mujer(1944), decisiva en el sendero que ya tomaban las mujeres en su escritura; la de José Fabbiani Ruiz(1911-1975): La dolida infancia de Perucho González(1946), en donde el sueño es esencial; la de José Rafael Pocaterra(1889-1955): La casa de los Abila(1946), para nosotros su mejor novela, tardíamente impresa, ya que fue escrita en 1921; la segunda de Arturo Uslar Pietri: El Camino de El Dorado(1947), con su honda visión del Tirano Aguirre y la violencia venezolana en los días de la conquista; la de Laureano Vallenilla Lanz(1912-1973): Allá en Caracas(1948); la de Andrés Mariño Palacio(1927-1965): Los alegres desahuciados (1948), en donde está el borrador de lo que será nuestro gran cambio renovador en ese género y la de Antonia Palacios(1904-2001): Ana Isabel, una niña decente(1949), sin duda la mejor novela, la más honda y bella, escrita por una mujer en esos diez años.


PARA ENTRAR


Siempre hemos creído que todo examen de la novela de Alejandro García Maldonado que vamos a glosar, debe comenzar citando estas palabras del crítico Juan Liscano(1915-2001), el mayor estudioso de esta obra, “Miguelito Herrera, figura central de Uno de los de Venancio, es uno de los personajes más trabajados de la novelística tradicional venezolana, más representativo de un ethos que prudujo héroes y villanos, dentro del contexto bárbaro de nuestras guerras civiles”(p.7). Creemos, sin embargo, que esta obra debe ser tenida como una de las grandes novelas venezolanas, más allá del día y hora en que fue impresa. Por ello, tuvo razón Miguel Otero Silva al escribir:”El libro es una pujante reconstrucción de episodios enraizados en nuestras contiendas civiles del pasado siglo, un apasionante mural de la tierra y la gente zulianos, un torbellino histórico que gira alrrededor de un protagonista banderizo y contradictorio. Contiene personajes comunes tallados con mano penetrante de psicólogo(el padre Rodríguez, el Bachiller, La Mielera, el Coriano, Sócrates Atencio, Rosalía) y descripciones magistrales que extraen del costumbrismo las más depuradas calidades literarias(el baile de tambores, el combate a palos en El Saladillo)”[1].

Por ello, reiteró Juan Liscano que esta fue una “extensa y poderosa narración de un tiempo venezolano de revoluciones caudillescas, con aliento multitudinario, acción intensa, riqueza y variedad de personajes profundamente criollos, vigencia del paisaje y clara intuición de lo ingente americano”[2].


UNA LECTURA ACTUAL


Una lectura actual nos parece que debe dejar de la lado la idea de que Uno de los de Venancio es sólo una novela tradicional, porque más qué épica, que lo es, es de una riqueza psicológica que es imposible soslayar al releerla a más de siete décadas, de su primera edición, setenta y dos años para ser precisos. Además forma parte de nuestra familia de novelas históricas y su tema es la violencia. A

[1] Miguel Otero Silva: “Alerjandro Gracía Maldonado” en su Tiempo de hablar,p.70. [2] Juan Liscano: Panorama de la literatura venezolana actual,p.70.


través de la ficción García Maldonado nos ofrece una de los más hondas interpretaciones del fenómeno caudillista, durante las décadas finales del siglo XIX, con un comienzo durante los días de la dictadura(1861-1863) del general José Antonio Paéz(1790-1873).


EL TITULO


El personaje central, Miguelito Herrera, es a través de quien se bautiza el libro. De allí que leamos: “Maute, ¿sabéis quien es ese Miguel que mentaba el mulato? Es el hijo de don Miguel que ahora está en Maracaibo. Y¿qué ha hecho ese guapo que decís pa’ponele el pie delante el maute Marcelino? Preguntó el comisario con soberbia. ¿No lo sabéis? Replicó el guitarrero sorprendido. Mira que es ‘uno de los de Venancio’. Ambos se enceriaron de repente. El presentimiento habíalos tocado con su ala fría. Efectivamente, ser uno ‘de los de Venancio’ constituía entonces la credencial más auténtica de valor y temeridad. Por eso la amenaza del viejo criado era digna de ser tomada en cuenta”(p.344), de allí que el libro nos presente “la vida atormentada de ‘uno de los de Venancio’”(p.539), en medio de las acciones del caudillismo, dentro de cuyas actividades siempre brillaba la acción violenta,“ya que los procedimientos arbitrarios eran los corrientes en esta clase de campaña”(p.197-198), ya que “Con Pulgar o contra Pulgar parecía que mi sino consistiera, precisamete, en practicar la violencia”(p.435).

Entre los rasgos de aquello que hay que destacar entre lo que hallamos en la novela creemos que se deba señalar el hecho de presentar a su protagonista los rasgos de todo ser humano, el ser contradictorio que todos somos, ángel y demonio, luz y la sombra, vida y muerte, que encarnamos, buena lección aprendida pór su autor en su contacto con obras psiquiatricas, que fueron las que abrieron al siglo XX a la verdadera comprensión de las complejidades del ser humano. “He ahí al hombre/he ahí su contradicción“ había escrito el poeta español Miguel Hernández(1910-1982). Eso son, somos, los hombres y las mujeres. En esto es razonable lo que anota Liscano en otro de sus análisis del libro, “En todo momento Miguelito Herrera actúa de acuerdo con sus medios psicológicos y no por voluntad arbitraria del novelista. A veces comprendemos que que Miguelito Herrera existe a pesar de García Maldonado”[1]. Este hecho es lo que dota de modernidad a este libro, lo que lo ha hecho traspasar el tiempo y estar vivo: no es ya una novela omnisciente, como las del siglo XIX, sino un libro salido del alma del personaje, en la cual el novelista solo tuvo el trabajo, que no es poco, de insuflarle vida, una vez que se situó ante él y ante los hechos de su vivir. Es por lo señalado que Uno de los Venancio fue libro que se fue delante de los días en que fue imaginado y fijado en el papel, al menos dentro de nuestras letras, aunque los elementos onirícos que le faltaron, según observación de Liscano, aunque un sentido hondo de la interioridad de los personajes ya habían aparecido en nuestra novela, en el delirio de Presentación Campos, en las páginas finales de Las lanzas coloradas(1931), de Uslar-Pietri, novela también de la violencia desatada, como antes lo hemos señalado.Es Uno de los de Venancio de una gran riqueza, lo que nos revela la capacidad de intuir y de ver de este novelista.

Desde luego, la novela psicológica no era nueva en nuestras letras. Había nacido a principios del siglo XX con Sangre patricia(1902) de Manuel Díaz Rodríguez(1871-1927), pero la presencia de lo real había sido constante, avasallante, por ello las revelaciones de lo psicológico del personaje central que aquí leemos es necesario subrayarlos.Leemos: “Las emociones y los sentimientos expresábanse en gradaciones de tono y los mantos y túnicas hablaban lenguas multicolores”(p.423). Dice el protagonista, “Mis esfuerzos por soslayar la íntima desazón, que me atormentaba como una idea fija, no lograron su objeto. Me sentía completamente desamparado y solo. Sin embargo, no me faltaron amigos

[1] Juan Liscano: “Uno de los de Venancio y la poesía nueva” en su Tiempo desandado,p.71-72.


que se preocuparan por mi estado de ánimo”(p.143). O “En mi conciencia alzábase una voz que mis sentimientos y mi sangre moza trataban de sofocar. Reprochábame mi debilidad y mi claudicación” (p.330). Ello nos indica hasta donde le corría la sangre y los sentimientos por dentro.

Es por ello, que todo lo visceral de la pasión está allí, “y más aun cuando intervienen por otra parte valores tan efectivos como los eróticos”(p.378). Y por ello también el amor toca su alma, lo observamos cuando Miguielito habla de la mujer amada: “Rosalía, en cambio, representaba el otro amor, el poderoso, el pasional. Su origen no era tan elevado ni tan puro como el primero, pero era, sin duda, más profundo y duradero. Como estaba asentado en el alma, cuyas raíces hundénse en sustratos anímicos inexplorables, este amor inquetante escapaba a la comprensión, hacíase innacesible a la razón y a la voluntad”(p.359). Con el tiempo, después de tanta violencia, de tanta agresividad, será el amor el que transformará su vida. Tal cuando leemos: “Desde que logré saborear las delicias de una vida pacífica en compañía de Rosalía repudié para siempre mis antiguas andanzas, proponiéndome servir únicamente causas justas…Los pocos nexos que aun me retenían a mi antiguo jefe quedaron así casi destruídos”(p.435), “¿Quién hubiera podido reconocer en este placido hacendado al turbulento Miguelito Herrera, a aquel joven insensato que paseaba su morbosa displicencia entre odiosidades y violencia?”(p.450).

Pero es esta también novela telúrica y es además obra que nos muestra una geografía, un territorio, unas gentes y su vidas.



UN HIJO DE LA VIOLENCIA


Cuando nos detenemos en la lectura de Uno de los de Venancio vamos dándonos cuenta de aquello que García Maldonado nos quiso contar. De allí que la esencia de este libro tan singular, haya sido mostrarnos cómo la que nos narra es la historia de un hijo de la violencia, incapacitado por esta de poder laborar por construir un mundo en paz.

Fue la violencia lo que deshizo la personalidad de aquellos seres, tan bien presentado, magistralmente, a través de Miguelito Herrera.

“En aquel ambiente irresponsable cobró sus viciosos contornos mi carácter violento”(p.22) dice; “El guerrero, que al compás del tam-tam o del tambor ejecuta una danza similar antes de partir a la caza o a la guerra, deberá experimentar una embriaguez parecida, una fuerza original extraída de las profundidades de su propio ser”(p.47). O, “Una ansiedad repentina me invade. Hay algo que se rebela dentro de mi mismo. Una protesta aislada. Un súbito alerta del espíritu desconectado. Pero es una sensación pasajera, solo dura breves instantes. Ninguna fuerza puede sobreponerse a la que despierta esta danza obsesionante, salvaje, demoníaca”(p.51). Por sus acciones fue conocido, “El nombre de Miguelito Herrera trascendió pronto, en alas de la fama arrabalera, a un radio más extenso”(p.67), así “la región sirvió de escenario a las desventuras de Miguelito Herrera”(p.540). La novela nos muestra, en todos sus registros, “La vida atormentada de ‘uno de los Venancio”(p.539), de Miguelito. Aquel quien siempre actuaba así: “A ver, ¿qué quiere?, díjole, hable ligero y déjese de pendejadas, porque a los venancistas no nos derrotan blaquitos como ustedes.¡Hable pues!”(p.406), habla fiero como era.

Siempre, Pulgar reaparecía y lo empujaba a la acción, “La ausencia de Lucía……sin que la imagen de mi amada palideciera por ello. Venancio Pulgar emergía de su pasajero eclipse. Mis camaradas del billar acentuaban gradualmente sus borrosas siluetas. Hasta el largo Hermócrates tendíame nuevamente a través de la distancia, su mano amiga”(p.142).


EL CAUDILLO A QUIEN SIGUIÓ


Desde luego, aunque la historia que nos ofrece esta espléndida novela se cuenta a través de uno de los soldados de Venancio Pulgar(1838-1897), este siempre está presente, es el trafondo de la historia que se nos narra, siempre con acentos huracanados.

Era Venancio Pulgar: “Blanco, de correctas facciones, arrogante, generoso, dotado de un valor a toda prueba, Venancio Pulgar realizaba el tipo ideal del militar en sus más completa y noble acepción”(p.71), “así el comandante Pulgar poseía bellas prendas personales y graves defectos que las comprometían en grado sumo”(p.71). Piensa Miguelito: “Fue en aquella época cuando me enteré por vez primera del objetivo regional perseguido por Venancio Pulgar, el que llegó a constituir después un credo político: la autonomía de Maracaibo. Aunque el anhelo del comandante no pasó de ser puramente sentimental… Ninguna divisa politica podía resultar más fascinadora para un temperamento romántico. ¡La libertad de nuestro suelo!¡Romper la vil cadena impuesta por los opresores!...Así exclamaba yo en mi fuero interno, aunque no pudiera precisar la clase de lbertad anhelada ni supiera en qué consistían precisamente las odiadas cadenas”(p.77).

Recuérdese, sin embargo, que la palabra militar en ese período, siempre se refería a personas armadas en acción, quienes formaman las “tropas colecticias” que dijo Santiago Gerardo Suarez(1930-1996) para actuar. Nadie pintó mejor aquellos que seguían a los caudillos que Teresa de la Parra(1889-1936) a través de Vicente Cochocho, uno de los personajes de Las memorias de mamá Blanca(1929). No había en aquellos tiempos unas Fuerzas Armadas, tampoco existía una academia militar. En ese período los grados se obtenían peleando en el campo de batalla. El ejército profesional venezolano fue establecido, en 1910, por el general Juan Vicente Gómez(1857-1935).

Y, desde luego, siendo el sueño de Pulgar, la autonomía del Zulia, era obvio para la República peligraba ante tal concepción. Desde luego, sólo se llegó a realizar aquello brevemente, de lograrse hubiera significado la desmenbración de la nación. Aquello era la constante ansia de los caudillos: formar su “patriecita”, ellos no miraban más allá. Lo contrario, el ver el contexto fuera de las reducidas aldeas, era un imposible para ellos, eran miras lejanas al caudillismo. Quien logró aquello, brevemente, solo algunos meses, en 1868, fue el antagonista de Pulgar: Jorge Sutherland(c1825-1873), todo ello fue producto de una mala comprensión de lo que era el régimen federal, establecido por la Constitución de 1864. De allí que leamos en la novela: “Lógicamente esos militares, educados en severa escuela, debieron comprender los peligros que para Venezuela entrañaba tal amenaza de disgregación territorial, pero no debemos olvidar el aura de fascinación que poseía el comandante, amén de su indiscutible personalidad…nos sentíamos atados a él por su singular magnetismo”(p.78).

Por ello vemos como “de la misma manera la personalidad de Venancio Pulgar, caldeada por el ambiente, creció desmensuradamente, se desbordó de sus cauces naturales hasta convertirse en una hipertrofia de su propio yo. Sus ideales autonómicos, primitivamente sentimentaless y no por descabellados menos nobles, cedieron, se esfumaron bajo el sol de su egolatría”(p.78).

Ya hemos indicado que la actuación de Pulgar en el Zulia se inició en los días de la dictadura de Páez(1861-1863). Así “El 26 de febrero de 1862 un nuevo cuartelazo, dirigido esta vez por el comandante Venacio Pulgar, puso en manos del sobrino la jefatura de la provincia mientras el tío era destituído y reducido a prisión. El nuevo jefe dio libertad a Bracho, reconociéndolo como gobernador de Maracaibo. Para justificar la acción, el comandante alegaba su fidelidad al gobierno de la dictadura[de Páez]”(p.79).

Era un caudillo y sus seguidores no pensaban si actuaba bien o mal, simplemente estaban con él: “En mi concepto, Venancio Pulgar poseía una significación tan elevada que jamás me preocupé de la justicia de sus decisiones”(p.187), “¿Cómo podría creer que un temperamento tan impetuoso, que un carácter tan endemoniado como el de Venancio Pulgar podría conformarse con un fracaso semejante”(p.191), “Hay que admitir que la figura de Venancio Pulgar… resulta harto sombría, pero ¿cómo justificar sus muchos errores e intemperancias…[fue]un hombre que arrastró tras de sí tantos partidarios, que supo inspirar devoción y lealtad a infinidad de ellos, debió poseer ciertas virtudes que en este relato apenas se esbozan”(p.540). Y sombrío fue el caudillismo y demasiado largo el período de su vigencia, fue la anti-independencia, la contrarevolución, según explicó Salcedo Bastardo[1].

ANGUSTIA POR VENEZUELA


A todo lo largo de Uno de los de Venancio sentimos la angustia por Venezuela de la cual está traspasada esta historia, ya que lo que de desea en el fondo es otro país, otra dirigencia, distinta a aquellos que describe el escritor con mano tan densa. La esencia de la historia de esta novela debió abrebarla su autor en los años de su juventud en que vivió en Maracaibo, ejerciendo su profesión de químico sanitario, él había nacido en Los Teques.

Las varias lecturas de Uno de los de Venancio nos ha llevado a pensar que este libro fue escrito para demostrar la antítesis de lo que era el país en los días en que transcurre la narración. En verdad aquellos jóvenes que aparecieron en los años viente del siglo XX deseaban otra forma de gobernar la nación. Pese a que García Maldonado vivía en Puerto Rico, estaba sintonizado con su generación venezolana, fue esta, la de 1928, quienes introdujeron y divulgaron los ideales contrarios a los de los caudillos, introdujeron la posibilidad de un gobierno civil, dirigido por civiles desarmados, solo armados con sus ideas y convicciones. En verdad, aunque no estaba en Caracas en los días de la Semana del Estudiante, donde se engendró aquella promoción, podemos considerar que compartió todo aquello pues su segunda novela, El rastro de los dioses(1960), trata de los días genésicos de aquel movimiento, crucial para el destino de Venezuela. ¿Pensó García Maldonado en ello?. Ojalá, porque las obras literarias no surgen de la casualidad, sino de lo más hondo de la conciencia de los creadores. Aunque a veces ellos no lo sepan, pues en general son los temas que eligen al escritor y no al revés.

Ese desasosiego es evidente desde que leemos, casi al final de Uno de los de Venancio, “desgracidamente, he de continuar mi relato y apurar hasta la heces el cáliz de mi amargura”(p.430).

También indica “Un venezolano no necesitará hacer, probablemente, un gran esfuerzo imaginativo para figurarse este estado de cosas, ya que la historia posterior de nuestro país se ha caracterizado, en sus etapas dictatoriales, por la persistencia de atropellos de esa naturaleza, acompañados siempre por el símbolo del absolutismo vernáculo”(p.434).

Pero, sin embargo, la esperanza está viva: “He aquí que el horizonte se dspejaba cuando más sombrío y amenazador parecía. Pese a la ruina y la miseria generales, trabajaríamos con renovado ardor para rehacer lo perdido. Nuestras posesiones habían sido desvastadas, nuestro ganado confiscado y arrebatadas nuestras esconomías, pero no importaba. Sobre las ruinas del pasado construiríamos los cimientos del nuevo hogar y nos confiaríamos otra vez la misericordia de Dios”(p.528),


VENANCIO PULGAR


Siempre hemos pensado que cuando se lee una novela que nos cuenta la historia, el pasado, debemos hacerlo teniendo a mano una obra que trate de ese suceder. Por ello aquí vamos a la historia, al periodo de Venencio Pulgar, en tierras zulianas, asunto central de la novela que glosamos, para podernos explicar mejor el contexto que García Maldonado pone ante nosotros de forma tan bella y explicíta.

[1] José Luis Salcedo Bastardo: Historia fundamental de Venezuela,p.325-326..

Las acciones de Venancio Pulgar se iniciaron durante la Guerra Federal(1859-1863), aunque ya en 1862 fue defensor de la dictadura de Páez, aunque nunca logro entenderse con Pedro José Rojas(1818-1874), el politico mano derecha y ministro de Páez. Es también aquel el momento en que aparece en el Zulia Jorge Sutherland, quien fue su antagonista. Ambos pensaban en la autonomía fiscal y politica de la región, uno, Pulgar, como jefe militar, el otro, Sutherland, jefe politico. A poco Sutherland destituyó y envió al exilio a Pulgar. Durante este perpiodo la lucha de los partidarios de Pulgar por retornar al poder en el Zulia fue constante, intentó tomarlo en 1864, 1865 y 1866, cuando fue herido y preso. Se unió, en 1868, a la Revolución Azul del anciano prócer y general José Tadeo Monagas(1784-1868), a poco de la renuncia del presidente Juan Crisóstomo Falcón(1820-1870). Ese año volvió a Maracaibo. Pero aquel rebelde prosigue, no le era posible vivir con quietud. En 1869 desconoció el gobierno nacional, proclamó la autonomía del Zulia, puso a la región en estado de guerra. Pero el 28 de octubre del mismo año, José Ruperto Monagas(1831-1880), vicepresidente de la República, llegó a Maracaibo y detuvo a Pulgar. Y llegado Guzmán Blanco al gobierno, Pulgar pasó a servir al gobierno, gobernó en el Zulia(1870-1874). Escribe Rutilio Ortega: “Su gestión en las diferentes ocasiones en que detentó el poder en el Zulia fue contradictoria: impulsó la educación y las obras públicas y de beneficiencia, pero asi mismo usó la fuerza y la intimidación, tal como lo señalan la serie de sucesos que culminaron en el saqueo de la Villa del Rosario de Perijá, en 1863”. Tal aquel hombre, de quien dice monseñor Gustavo Ocado Yamarte: “a nivel del Zulia fue la personalidad más característica de todo el siglo pasado”[1]. Hasta allí llega su avasallante presencia en tierras zulianas, que es lo que nos intersa para comprender el contexto de aquello que se narra en Uno de los de Venancio.

[1] Rutilio Ortega: “Pulgar, Venancio” en Varios Autores: Diccionario de historia de Venezuela,t.III,p.778-779; Ver también Rutilio Ortega: “Sutherland, Jorge” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.III,p.1207-1208; Pbro.Gustavo Ocando Yamarte: Historia del Zulia. Caracas: Editorial Arte, 1986.684 p. La cita procede de la p.342. Este es el estudio más completo de la peripecia de Pulgar.






  • Black Facebook Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black Pinterest Icon
  • Black Instagram Icon
FOLLOW ME
SEARCH BY TAGS
No hay tags aún.
FEATURED POSTS
INSTAGRAM
ARCHIVE
bottom of page