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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XXI) Roberto Lovera De Sola.




LOS HECHOS DE 1962


Los hechos de 1962 son una serie de sucesos violentos, deben ser llamados encrucijadas de nuestra vida democrática, resistidos y salvados por lo bien organizado del gobierno y sus Fuerzas Armadas, producto del pacto tripartito de Puntofijo(octubre 31,1958) formado por AD, COPEI y URD, hasta el 16 de noviembre de 1960, cuando URD, sin medir las consecuenicas, salío de aquel convenio. No calibrar las consecuencia de Puntofijo, que dio a la nación cuarenta años de estabilidad politica y desarrollo económico, nunca tenido antes por el país, fue grave dislate de Jóvito Villalba(1908-1989) siendo un hombre tan bien formado no lo calibró, de no haber salido de ese pacto él hubiera sido presidente[1].


LOS SUCESOS


Los sucesos examinados por Mondolfi fueron los movimientos del general Jesús María Castro Leon, en San Cristóbal(abril 20,1960), duró menos de 25 horas(p.180). Este, sin embargo, un constante conspirador, ya se había levantado contra la Junta de Gobierno, apenas caida la dictadura(julio 22,1958). Fue vencido pór la buiena inteligencia del contralmirante Larrazabal y su equipo de gobierno. Le siguen, en1961, el Barcelonazo(junio 26,1961); en 1962 fueron los ”confusos sucesos”(p.415)

[1] La fecha de la salida de URD del pacto de Puntofijo se puede encontrar en El Nacional,Caracas: noviembre 17,1960 y José Rivas Rivas: Historia gráfica de Venezuela. Caracas: Centro Editor,1972.8 vols. Verla en el ,t.VIII,p.155; Edito Ramírez, El 18 de Octubre y la problemática venezolana actual,1945-1979. Caracas: Avilarte,1981.361 p. Ver especialmente las p.265-269.


del Guairazo. Y ese mismo año fueron también el Carupanazo(mayo 4-5,1962) y el Porteñazo(junio 6,1962).

El único movimiento que Mondolfi no examina, desde luego por su escasa duración y signficación, de la noche hasta la misma madrugada(mayo 4-5,1962), este lo encebezó el coronel Edito Ramírez(febrero 20,1961), quien da su testimonio de aquellos en sus memorias.


BARCELONAZO


El llamado Barcelonazo fue un arrebato hecho sin preparación alguna, más empujado por su odio a la democracia y a la personalidad del presidente Betancourt que otra cosa. La raíz de aquel descalabro, no se le puede llamar de otra forma, estaba en no aceptar la democracia sino la manera de buscar continuar la dictadura hacía poco caída. De allí que, en panfleto publicado tras aquel movimiento encontremos, en su página 5, un elogio de aquel autócrata. Sus autores quisieron resucitar la República Liberal Autocrática[1].

El intento de Barcelona se libró dentro de un cuartel, allá fue el enfrentamiento armado que terminó con ese intento. Mondolfi expone desnudamente lo sucedido aquel día(junio 26,1961). Basta con leerlo para comprender su por qué y su sin razón.

El inicio fue la noche anterior cuando detuvieron al gobernador Solorzano Bruce, al Secreatario General de Gobierno, Carlos Camache Mata y otras autoridades. Pese a haberlos detenido los dejaron andar libremente por los pasillos de aquel Cuartel, para utilizarlos, si era necesario, como rehenes o escudos humanos.

[1] Emilio Figueroa Velasquez: El barcelonazo. Relato de un sobreviviente de uno de los mas bestiales crímenes cometidos por los adecos.2ª.ed. Caracas: Ediciones Flecha,1972. 231 p. La primera edición de esta obra fue probibida por el gobierno, y sacada de circulación, ya que es un llamado a la violencia. Leída ahora nos damos cuenta que su testimonmio es insustancial. Porque aquella insurección era para acabar con el régimen democrático, logrado por la acción en la Resistencia contra Pérez Jiménez y con sus votos de los venezolanos en las elecciones de 1958.


Capitanearon el Barcelonazo dos oficiales, quienes estaban fuera del servicio miltar activo. Sus nombres eran Luis Alberto Ramírez y Rubén Massó Perdomo.

Dentro del Cuartel Pedro María Freites hubo una balacera que duró quince minutos seguidos, con diez y ocho muertos y diez y nueve heridos. Desde luego, es pura fantasía de los insurectos haber dicho que el solo cruce de disparos fueron fusilamientos y ejecuciones ordenadas por las fuerzas y autoridades del gobierno que estaban allí. Luego, el Cuartel fue tomado por las fuerzas leales con bastante facilidad.

Aquello falló, dice Moldofi, por tres razones: “1)la falta de ascendencia que tenían entre las tropa los oficiales que estuvieron a cargo de la asonada; 2) que se viera abortada la participación de Martin Parada, según planes trazados de antemano; 3) La tercera falla de envergadura fue que al repartirse las misiones junto al personal de tropa, los oificiales del propio cuartel Freites fueron requeridos para que tomasen algunas dependencias públicas… algunos subtenientes…fueron los que, a fin de cuentas, logaron provocar la reacción de los reclutas para que abandonasen a los insurectos y prendieran la chispa del tiroteo”(p.206-207), En aquello hubo diez y seis muertos y un número mayor de heridos.


CARUPANO


“La acción de Carúpano, [fue]desatada entre la noche del jueves 3 de mayo y la madrugada del viernes 4”(p.283).

Esta insurgencia tenía el problema que no tenía un proyecto, y sin ello es imposible que nada puede hacerse, tener sentido y lograr sus propósitos. En esto hay que recordar siempre la concepción de don Simón Rodríguez(1769-1854), “donde no hay proyecto no hay mérito”. Y también, olvidaron lo que se lee en la misma página, del mismo sabio pensador: “Alborotar a un pueblo por sorpresa, o seducirlo con promesas es fácil, constituirlo es muy difícil” [1].

Sin proyecto, “Más allá de las proclamas difundidas a través de las hondas hertzianas, las evidencias documentales resultan poco claras a la hora de entender qué clase de proyecto de poder se erguía detrás de aquel movimiento que se proclamaba vagamente como de inspiración ‘progresista y de avanzada’…el plan de gobierno se fundamentaba en la idea de que los dirigentes del Movimiento de Recuperación Democrática formasen un Ejecutivo provisorio que tendría su asiento principal en la propia Carúpano, el cual gobernaría de forma interina en nombre del Congreso Nacional con el apoyo de la Cámara de Diputados”(p.308) en donde aquel momento la oposición tenía mayoría, solo que la balanza que movía las decisiones, las tomaban en aquellos días “el hombre Congreso”, que lo era el maestro Arturo Uslar Pietri(1906-2001) y quien no iba a votar a favor de tales aventuras.

Luego venía otro hecho grave, en él ya habían caído Castro León y los del Barcelonazo, ”Por desgracia para sus promotores, aquel movimiento de Carúpano, concebido como la chispa que debía producir el incendio cuartelario en varios puntos del país, no pasaría de conato, al verse sofocado luego de cuarenta y dos horas de tensión”(p.311), nada sucedió, nadie se adhirió a ellos. Olvidaron que el ejército disciplinado no había perdido su norte, ni su Comandante en Jefe, que estaba en Miraflores.

También en aquello fue evidente la “debilidad numérica de los rebeldes”(p.323). Recuérdese siempre, que las Fuerzas Armadas, eran ya, por la Constitución vigente(1961), “Obedientes y no deliberantes”(Artículo 132), los que se unieron a tales levantamientos pusieron fin a sus carreras militares.

Por ello escribió Juan Bautista Fuenmayor(1905-1998):


[1] Simón Rodríguez: Obras completas. Caracas: Universidad Simón Rodríguez,1975. 2 vols. Las dos citas proceden del t.II,p.302

“En los sucesos de Carúpano, como en todas las acciones violentas realizadas en aquellos tiempos por la izquierda, hubo mucho de improvisación y desesperada actitud por parte de quienes las dirigieron que, por lo demás carecían de la necesaria experiencia en cosas de tanta gravedad. Parecía más bien como si se tratase de niños dedicados a jugar a la guerra revolucionaria, con una despreocupación e impaciencia, como si no estuviese de por medio la vida de multitud de personas”(p.329. El subrayado es nuestro).


Una vez vencido el levantamiento, de Carúpano, una de sus consecuencias fue el decreto 752(mayo 9,1962), “mediante el cual se suspendían las actividades públicas del PCV y el MIR al tiempo que se ordenaba la ocupación de sus locales y archivos”(p.367).


EL PORTEÑAZO


Viente y ocho días después de la derrota de Carúpano se produjo el Porteñazo(junio 2-6,1962). Los tropas estuvieron a cargo del entonces coronel Alfredo Monch Seigert(1923-2009), quien logró vencer, al precio de 400 victimas, a los insurgentes.

A poco de iniciadas las acciones insurgentes las Fuerzas Armadas leales asaltaron la ciudad militarmente para reducir la intentana. Anota Fuenmayor:


“Bien fuese por escacez de elementos, por descuido o negligencia, es lo cierto que las fuerzas del gobierno encontraron abiertas las puertas de la ciudad sublevada”(p.436).


Desde luego fue un suceso violento, no tanto en la base naval como en la ciudad, especialmente por la llamada Batalla de La Alcantarilla(junio 3,1962), en donde quedó inmortalizada la acción del padre Padilla, ratificada por un fotografía que le dio la vuelta al mundo.

La acciones de los insurgentes comenzaron la madrugada del sábado 2 de junio de 1962.

”Si se revisa la tríada responsable del alzamiento(Manuel Ponte Rodríguez, Pedro Medina Silva, Victor Hugo Morales), los oficiales que terminarían haciéndose cargo de las opéraciones estaban ciertamente ganados, por distintas razones, a retar a Betancourt en el campo militar pero, al mismo tiempo, eran casi por completo ajenos a las instalaciones y rutinas de aquella base”(p.414). Con ellos estaban los civiles, gente de izquierda, Gastón Carvallo López de Ceballos(1928-1993), Manuel Quijada, muerto en 2013 y Germán Lairet(1936-2010). Estos a poco, aquel mismo día fueron detenidos. Contaron aquellos rebeldes también con sesenta u ochenta cimarrones o guerrilleros presos en el castillo de Puerto Cabello(p.419-420).

Muy pocas horas después del alzamiento, “entre la noche de ese sábado 2 de junio, día inicial de la asonada, y la madrugada siguiente, estuvieron detenidos Victor Hugo Morales y Pedro Medina Silva, así como los principales conjurados civiles, Quijada, Carvallo y Lairet…[el] jefe principal del movimiento…Ponte Rodríguez(1921-1964)…fue apresado a los cuatro de la mañana en el Castillo Libertador, donde se había establecido el centro de operaciones del comando rebelde. Esto quiere decir que, descontando el propio castillo[Libertador], a las once de la noche del 2 de junio[el mismo día de la intentona] todos los edificios de aquella dependencia naval se hallaban nuevamente en poder de los oficiales leales”(p.438), lo que quería decir, en buena parte, que el movimiento había sido develado.

Los hechos de La Alcantarilla, al día siguiente(junio 3), dejaron honda huella, con numerosas bajas, “los combates más intensos así como el mayor número de bajas, se registraron en realidad al día siguiente, inlcuyendo el, fotográficamente, celebre episodio ocurrido en el sector conocido como La Alcantarilla, donde los soldados leales al gobierno, apiñados detrás de una columna de tanques destinada a entrar en el puerto, fueron blanco del fuego cruzado de los insurgentes” (p.440).

El enfretamiento de La Alcantarilla fue impulsado realmennte por los guerrilleros o cimarrones insurgentes, presos en Puerto Cabello, y liberados por los insurgentes. Fueron ellos los que impulsaron las acciones de La Alcantarilla. Allí, lo que iba contra todos los reglamentos militares, esos civiles mandaron a los miembros del ejército.

La batalla de La Alcantarilla fue considerada, por el periodista Ali Brett Martínez(1922-1979), uno de sus testigos, como corresponsal que era, aquel día allí, “una batalla según lo estimaría cualquier entendido en cuestiones de guerra”(p.447-448).

Las opiniones de todo aquello, son desde luego discrepantes, lo que tienen razón son aquellas del lado del gobierno, son las mas razonables. Escribe Mondolfi: “A pesar de estas contradicciones percepciones, nada de ello la eximió, desde el lado gubernamental, de ser vista como una acción mal concebida y peor ejecutada al no tenerse en cuenta la limitación que ofrecían las unidades blindadas en semajante escenario…[dice el contralmirante Sosa Ríos] “Eso fue un desastre, eso fue una torta…[El] batallón fue…materialmente masacrado porque es contraproducente meter unos blindados a una ciudad”(p.448). Y anota Mondolfi: “Este tipo de reflexión crítica no está presente, desde luego, en los testimonios que proceden de los actores de la izquierda ni en el análisis de quienes historiográficamente, se han hecho cargo de colocar todo el peso de los combates en la actitud agresiva y supuestamente sin piedad asumida por las fuerzas adictas al gobierno”(p.448-449).


EL PADRE PADILLA


Se refiere, Antonio García Ponce(1929)[1] a que en medio de la refriega de La Alcantarilla, el padre Luis María Padilla(1901-1985), después de aquella acción evangélica, denigrado aquel religioso por los oficiales insurgentes de forma inicua, tal las palabras de Pedro Medina Silva referentes a otros actos de la vida del padre Padilla, en verdad, fuera lo que fuera en su vida personal, ello no invalida su acción aquel día, de hecho, esto no lo sabe el descreído Medina Silva, los sacerdotes son

[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.60 y 59.


también seres humanos, débiles como todos, de hecho, por ello, también se arrodillan ante el confesor a pedir perdón por sus pecados[1]. Pero ello no le resta un ápice a lo hecho por el padre Padilla en La Alcantarilla, sirve, de hecho, como perdón a sus flaquezas. El día de la batalla de La Alcantarilla(junio 3,1962) la acción del padre Padilla lo elevó muy alto, su acto aquel domingo fue el de un verdadero sacerdote servidor de las gentes. Siendo el padre Padilla oficial asimilado, era subteniente aquel día, buscó su sotana, se la puso sobre el uniforme, como única forma de ser respetado por quienes disparaban y poder así auxiliar a los soldados acribillados, como lo hizo con aquel soldado herido, este no ha podido precisarse si se trataba del cabo Sequera o del subteniente Luis Antonio Rivera Sanoja, a quien quiso auxiliar y murió en sus brazos, cosa que se puede ver en la gráfica, que inmediatamente dio vuelta al mundo, porque era aquel gesto la encarnación del sentido más grande de la caridad cristiana. La foto dio el premio Pulitzer al fotógrafo Héctor Rondón(1933-1984), del diario La República, de Caracas, quien la tomó.

Es increíble que aun se encuentren personas incapaces de conmoverse ante lo que hizo el padre Padilla aquel día sin pensar en el riesgo de su vida sino en la bondad suprema. De hecho ninguna persona de los dos bandos combatientes se atrevió a hacer lo que a todo riesgo hizo el padre Padilla. La foto de Héctor Rondón quedó sin duda como la gran fotografía del trágico proceso de aquellos años. Por cierto, el padre Padilla, ya monseñor, revivió personalmente el suceso al protagonizarse así mismo en una película de Román Chalbaud(1931), quien le pidió hiciera otra vez aquella escena en que encarnó la caridad, el amor hacia los demás, inculcada por Cristo en la Última Cena.

[1] Recordamos como nos conmovió en nuestra adolescencia haber visto al cardenal José Humberto Quintero(1902-1984) arrodillado confensándose en la igleisa de Las Mercedes, en el centro de Caracas, en donde vivía su director espiritual, un capuchino.


SUCESOS FALLIDOS


El Porteñazo, como antes el Barcelonazo y el Carupanazo, resultaron fallidos, sus dirigentes, militares y civiles, fracasaron y son los responsables por las vidas perdidas.

Desgraciadamente aquella izquierda insurecta, de aquellos años, quiso convertir su acto en una acción heroica. Héroes fueron los oficiales y soldados que allí salvaron otra vez la democracia, bien dirigidos, desde Caracas, por el presidente Betancourt y por su ministro de la Defensa, Antonio Briceño Linares. Pero la izquierda, como siempre lo ha hecho, se hizo “cargo en transfornar en epopeya para la posteridad lo que, fríamente, podría verse como un acto brutal”(p.441), lo que ha sucedido numerosas veces entre ellos, los ejemplos son bien conocidos, caso de Livia Guverner(1941-1961), por ejemplo, ”Mayor alucinación frente a la realidad, imposible”(p.443). Y basta recordar también todos los hechos, bien historiados y documentados hoy, de la guerrillas para dar prueba de esto. El más alto, seguramente, sin sentido, sin ser de izquierda, sino del fascismo que nos gobierna, es el hecho de haber celebrado, cada año, desde 1999, el golpe de Estado vencido por las Fuerzas Armadas(febrero 4,1992) como si hubiera sido una victoria.

Desde luego, de aquellos hechos “se conocen aquellos que ocurrieron en 1962 y, que, además, implicaron algún grado de fusión politico-militar con el fin de estimular una salida insureccional y revolucionaria”(p.22).

Anota Mondolfi: “A mi juicio, si hubo una perceptible influencia de la izquierda entre los oficiales que se alzaron primero en Carúpano y luego en Puerto Cabello, tampoco es cuestión exagerarla. Aun a comienzos de ese aciago año 62, los oficiales, generalmente de pensamiento nada izquierdista por decir lo menos, estaban dispuestos a alzarse contra el gobierno de Betancourt, hallasen o no apoyo civil”(p.23).

Sigue Mondolfi: “Por otra parte, a Betancourt, a quien nunca le falló olfato para descifrar las oportunidades, las revueltas de Carúpano y Puerto Cabello habrían de reportarle un beneficio de adicional: frente a una variante de golpismo ya en franca retirada, el mandatario tendrá todo de su lado para atribuirle un carácter rotundamente comunista a ambas insurecciones”(p.27).

Pero sus interrogantes de aquellos hechos prosiguen: “¿puede sostenerse de veras que las acciones del 62 respondían a una inspiración netamente ‘revolucionaria’?. Tal cosa no parece percibirse con suficiente claridad ni siquiera en el caso de la insurección que tuvo lugar en el Cuartel Antonio José de Sucre de Carúpano, donde el trabajo militar y político del Partido Comunista de Venezuela(PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria(MIR) fue sin duda intenso a la hora de buscar contactos que estimularan el alzamiento” (p.37)

“El historiador Juan Bautista Fuenmayor(1905-1998), marxista verdadero pero siempre crítico irreductible de la aventura guerrerista de los años sesenta”(p.49) escribió en su Historia de la Venezuela politica contemporánea(1969)[1],


“Betancourt se preparaba para hacer frente a la lucha armada que la izquierda había decretado para sacarlo del poder e instaurar un gobierno nuevo cuya composición jamas fue ni siquiera esbozada por los líderes de los partidos MIR y Comunista”(p.49),“Esta opinión de Fuenmayor deja por cierto al descubierto la postura cauta y ‘etapista’, asociada a la vieja dirigencia del PCV, a juicio de la cual, en lugar de preparar y organizar pacientemente las acciones de masas en pos de objetivos revolucionarios a largo plazo, como lo habría recomenadado el más apropiado marxista-leninista, se optó más bien por el camino de un desviacionismo militarista y, por lo tanto, de un profundo y peligroso voluntarismo que terminó perjudicando lo que el propio Fuenmayor definiera como él porvenir

[1] Juan Bautista Fuenmayor: Historia de la Venezuela politica contemporána,1899-.1969. Caracas: Miguel Ángel García e Hijo,1969. 14 vols. Siempre hemos considerado que esta gran obra del historiador marxista tiene el mismo significado qua para el siglo XIX tiene la de Francisco González Guinán: Historia contemporanea de Venezuela. Caracas: Caracas: Tip. Empresa El Cojo,1909-1925. 15 vols. Ningun de los dos siglos pueden estudiarse sin consultar ambas obras. La de González Guinan es de raigambre liberal-guzmancista. La de Fuenmayor marxista.


inmediato de la revolución venezolana”(p.51), “podría explicar también que la insurección, más que resultado de un proceso frío y analítico, derivara de manera emotiva y espontánea de las circunstancias planteadas que, en tal sentido, fuese más bien el inmediatismo y el sentido de aventura le confiriera su cariz más definido al cuadro de conspiraciones que se puso en pie durante el año 62”(p.56).


DESPUES


Los insurectos, militares y civiles, fueron juzgados y condenados a diversos años de prisión. Y como si no hubiera bastado con tan tremenda derrota, como las de 1962, se impulsaron aun más las guerrillas, que se habían iniciado en 1960, incrementándose estas a partir de aquel año. Fueron tambien vencidas por el gobierno democrático, con el trágico saldo que la izquierda sacrificó en ellas una generación entera de jóvenes venezolanos, lo que hubieran sido, según Carrera Damas, la generación de relevo que requería la democracia[1].


EN SINTESIS


Temporada de golpes, es algo más, mucho más, que solo el análisis de las conspiraciones de los años 1960 a 1962, ya que el esta investigación es, desde luego, crónica histórica del segundo gobierno de Betancourt(1959-1964), ya que al hacer la investigación el autor, si bien examinó aquel proceso insurrecional, también nos hizo ver la marcha del país, ya que en medio de aquellas vicisitudes la nación siguió marchando y desarrollándose.

No creemos que el problema estuviera solo en los pártidos de la izquierda marxista, los cuales tenían existecia legal, sino en el hecho de haberse ellos insurreccionado contra el sistema elegido por los venezolanos, por medio del voto,

[1] Germán Carrera Damas:: El asedio inútil. Conversación con Ramón Hernández. Caracas: Editorial Libros Marcados, 2009.236 p..La cifra de 6000 personas que da este historiador da está en la p.33.

que el gobierno estaba obligado a perservar, ya que era una elección mayoritaria, este hecho, que para nosotros es esencial, no lo mencionan la mayor parte de los autores que tratan sobre estos años. Nos parece esencial: la democracia, libremente elegida, es el sistema de vida de los venezolanos.

Fue aquella violencia, incluimos aquí a las guerrillas, que Moldolfi no examina, aunque ofrece suficientes indicios a tener en cuenta(p.270, 271, 272, 456, 470, 472, 473, 480). Ello sucedió tras el fracaso del Carupanazo y el Porteñazo, cuando las guerrillas, que ya habían empezado, en Turimiquiere, estado Sucre, el 1 de mayo de 1960[1]. Estas se incrementaron a partir de 1962. Fue esta, la de la violencia, una alteración realizada por pequeños grupos, por un poco más de 6000 personas, según el calculo de Carrera Damas, estos frente a un país democrático, quien votó altamente, en 1958 para elegir el sistema y en 1963 para ratificarlo y acabar con las guerrillas[2].


POR QUE FRACASARON


Llamar “putchismo tardío de la izquierda criolla”(p.74), que dijo Guillermo Feo Calcaño. O lo que dijo, también, a nosotros, en sabroso e instructivo palique, el doctor Salvador de la Plaza(1896-1970), uno de los fundadores del marxismo en Venezuela, quien lo llamó, en nuestros coloquios, meses antes de su muerte, “el putchismo contra Betancourt”. Desde luego, para ambos analistas ese no era el camino. El sendero era la democracia y la participación de la izquierda en ella, respetando las normas del debate político, que debe ser pacífica, constitucional y electoral. Y, desde luego, tolerante con las diversas opiniones, así sean discrepantes.

Uno de los protagonistas de aquellos hechos, Jesús Molina Villegas, jefe del Carupanazo, señaló: “Tampoco voy a

[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.19; Enrique Tejera París: Gobierno en mano,p.132-134. [2] Germán Carrera Damas:: El asedio inúntil, p.33.


decir que aquello lo hicimos por por romanticismo, ni por un arranque. No fue nada repentino sino pensado, meditado, aunque no tan tan madurado”(p.57. Subrayado del autor). El otro cabecilla fue Pedro Vegas Castejón.

Domingo Alberto Rangel(1923-2012) fue “el primero en afirmar que ni la dirección del PCV ni la del MIR tuvieron un esquema insureccional claro y definido de antemano…a la insurrección se llegó más a fuerza…del calor emocional que iba desprendiéndose de la politica venezolana, que por una decisión fría y exactamente calculada”(p.58); el mismo subraya: “si la improvisación fue el común denominador de ambas rebeliones, la descordinación de aquello que mínimamente pudo coordinarse le permitió a Betancourt batir ‘al detal’ todas las insurecciones cívico-militares que se planearon en 1962”(p.90)[1].

Américo Marti(1938) por su parte: “en esta experiencia habrá mucho de juvelinismo, de apetitos vanguardistas, de voluntad contestararia y, detrás de todo ello, la presencia de la Revolución cubana como rampa decisiva para la insurección”(p.59-60).

Héctor Pérez Marcano también acotó: “el putchismo fue simplemente resultado de que los partidarios de la izquierda jugaran a la insurección por cuotas…el movimiento insurgente se dejó dominar por la impaciencia y el cortoplacismo’”(p.75).

“Jesús Sanoja Hernández(1930-2007), deja claro que ambos brotes[Carúpano y Puerto Cabello(mayo 4-5 y junio 2-6,1962] si bien improvisados y mal planificados, corrían parejos dentro del mismo calendario, por lo cual el error determinante consistió en no haberlos coordinado para que su ejecución fuera simultpanea, lo cual habría aumentado sus posibilidades de éxito”(p.87). Por ello, “con reiterada frecuencia, los insurgentes tendieron a sobrevalorar sus propios recursos a expensas de subestimar la capacidad del adversario”(p.93).

Fueron aquellas unas insurecciones contra la esencia de Venezuella, por ello al condenar a los insurgentes de Puerto Cabello, el Fiscal acusador señaló: “Se pretende llevar al seno de la Institución Armada doctrinas internacionales que quiebran su esencia a nuestro tradicional sistema de vida” (p.459) que es la democracia

Para cerrar bien valen estas líneas del magnífico doctor Fuenmayor, que si bien las escribió pensando en los sucesos de Carúpano, son válidos para todo el conjunto de los hechos que estudia Mondolfi. Escribió Fuenmayor:


“En los sucesos de Carúpano, como en todas las acciones violentas realizadas en aquellos tiempos por la izquierda, hubo mucho de improvisación y desesperada actitud por parte de quienes las dirigieron que, por lo demás carecían de la necesaria experiencia en cosas de tanta gravedad. Parecía más bien como si se tratase de niños dedicados a jugar a la guerra revolucionaria, con una despreocupación e impaciencia, como si no estuviese de por medio la vida de multitud de personas”(p.329)


Apunta Moldolfi, después de estudiar todo esto con pasmosa atención: “con muy contadas excepciones, la izquierda no pareció tener nunca una visión clara ni una interpretación convincente acerca del Carupañazo o el Porteñazo”(p.480). Y ello, asunto que hay que examinar todo con cuidadosa atención, porque, como dijo el profesor Domingo Irwin(1947-2014), buscaron “su inspiración en el siglo XIX venezolano, no en el ya bien entrado siglo XX”(p.486). Coincidimos plenamente con él, nuestra propia pesquisa no han hecho llegar a la misma conclusión.

[1] Fue Domingo Alberto Rangel, preso en el Cuartel San Carlos, el primero en proclamar el fracaso guerrillero ante las fuerzas de izquierda. Verlo en Luis Vera Gómez: La subversión armada 1964-1967 en sus documentos.




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