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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XXIV) Roberto Lovera De Sola.


CHAVISMO Y DEMOCRACIA


Habrá que marcar el 4 de febrero de 1992, y los años sucedidos después de él hasta el momento en que redactamos estas páginas, quince años después, como días aciagos.

Gisela Kozak peregrina hacia atrás, sin salirse de las experiencias de los años sesenta y en sus derivaciones hacia los días que vivimos, por ello anota:


“el particular devenir de la historia venezolana enmarcada en la utopía revolucionaria izquierdista, el desencanto político posterior a la caída del socialismo europeo oriental y el escepticismo ante la democracia que marcó a Venezuela hasta los años noventa del siglo pasado”(p.58),


Y prosigue:


“un guerrillero puede parecerse demasiado a un montonero detrás de un caudillo. Y este parecido conecta con el presente nacional...es posible concluir, desde la lectura de Los últimosespectadores dsel acorazado de Potemkin que la izquierda de los sesenta en Venezuela estaba dormida, no extinguida. La Revolución Bolivariana es la demostración de que la izquierda venezolana esperaba su oportunidad para hacer gala de su espíritu de refundación del país, para mostrar un espíritu irredento de anacronismo político que impide una verdadera renovación de la izquierda y para reinvindicar el militarismo rural y patriarcal”(p.74),


Y continúa, en la misma pagina:


“la comprensible aunque indispensable herencia decimonónica de la historia nacional. No es de extrañar entonces que la Venezuela de los albores del siglo XXI mire con tanto fervor hacia el pasado”(p.74).


Aquí se impone una importante acotación: los guerrilleros fueron vencidos y entonces, como después de toda guerra, así la de ellos haya sido pequeña, se transformaron en hombres de la post-guerra, pero eran, en ese caso, aquellos quienes no estaban preparados para la paz, tipo Douglas Bravo(1935), tan hijo de la violencia como su paisano falconiano Rafael Simón Urbina(1897-1950), autor del asesinato del presidentes Carlos Delgado Chalbaud(1909-1950). Este asunto tan crucial fue bien tratado, ya lo hemos indicado, por Herrera Luque en Los viajeros de Indias(1961), obra decisiva sobre el pasado y presente venezolano si la ha habido. Sobre los hombres de la post guerra trae esta observación, siempre singular como lo son siempre sus acotaciones. Esto tuvo que ver también con nuestros guerrilleros y guerrilleras de los años sesenta. Escribió nuestro psiquiatra:


”El peor daño que causan las guerras es revelarle al hombre su naturaleza reprimida. Por esto, muchos combatientes no aceptan cabalmente el armisticio. La tristeza y tensión que sienten en la post-guerra no se debe tan sólo a las pérdidas materiales y afectivas. La paz significa volver a estratificarse en el orden social. Volver al marco carcelario de la oficina cuando se tuvo por hogar el mundo. Es soportar nuevamente al jefecillo gruñón después de haber derribado hombres a punta de bayoneta. Es retornar a un medio que puede ser triste, lóbrego o sin sentido. Es aceptar nuevamente el futuro y estrechar el presente. La guerra es la liberación de este penoso esfuerzo. El hombre corriente, a pesar de todo, regresa a su antigua vida, vuelve a aceptar el cauce. Al fin y al cabo es de hombres adaptarse...Hay seres, sin embargo, que se quedan varados en el armisticio, como encallan los botes en el bajamar...Esta es la historia del bandolerismo, delincuencia e inmoralidad que azota a todos los pueblos después de la contienda”[1].


La transformación de la guerrilla en delincuencia también se vivió en Venezuela, a ello se refiere el cuento de Carlos Noguera(1943-2015), “Altagracia y otras cosas”, del cual nos ocuparemos más abajo. En esto no se debe olvidar la observación de Lubio Cardozo(1938) que es fundametal, dice este crítico:


“es una confusión paradigmática: el peligro de la degeneración de toda resistencia armada cuando pierde la correcta interpretación de la realidad socio-politica de un país”[2].


Así Herrera Luque tocó con su siempre certera mirada todos los ámbitos del suceso armado. Todo esto sucedió a algunos de nuestros insurgentes de los sesenta: no quisieron ni reintegrarse a la vida civil, sobre todo desde el proceso de pacificación auspiciado por el presidente Rafael Caldera(1916-2009) en su primer gobierno, ni ahondar en el por qué de su derrota ni buscar nuevos cauces para su vivir y para su acción política. En ellos pervivió el recuerdo de la palabra “guerra”, de volver a “hacer la guerra”, como reiterativamente nos decía a nosotros un ex guerrillero que iba constantemente a conversar con nosotros sobre estos asuntos en nuestra oficina de la Dirección de Publicaciones de Fundarte: era un derrotado pero no lo aceptada, ya las canas poblaban su cabeza, estaba impreparado para cualquier acción, ademas de estar fisiológicamente enfermo y seguramente, como todos ellos, en su psiquis. Y por ello estaba preso en sí mismo, en lo que no había podido ser y que él no había

[1] Francisco Herrera Luque: Los viajeros de Indias,p.130. [2] Lubio Cardozo: Philobiblion. Mérida: Universidad de Los Andes,1976. 135 p. Ver“Candelas en la niebla, narrativa histórica de interpretación y de enjuiciamiento”(p.19-23). La cita procede de la p.21.


podido aceptar. Esto que describió con tanta certeza Herrera Luque es lo mismo a lo cual había aludido el maestro Rómulo Gallegos(1884-1969) en ciertos pasajes de La trepadora(1925) en lo que nos muestra a un hombre de las montoneras que ha dejado de actuar:


“Ya del terrible guerrillero inutilizado por la paz sólo quedaba la memoria de sus hazañas...¡Ah, malhaya la guerra¡...Que eran los síntomas de aquel sombrío acceso de furor, tanto más peligroso cuanto que, no pudiendo lanzarlo a la guerra, por cualquier cosa lo lanzaba a las riñas”[1].


También en La trepadora don Rómulo anatematiza la guerra civil, las montoneras y a los caudillos. Y es esta inestabilidad, el no haber puesto fin a la insurrección, en 1969, con la “Pacificación” calderista, el seguir soñando, el no pisar la tierra, en vivir en el desarraigo, en no comprender el camino tomado por el país, pese a todos las dolencias de nuestro sistema democrático, los cuales no podían ser corregidos sino con más democracia, no con una autocracia de izquierda con la que ellos, despedezadas sus vidas, soñaban cada día, lo que les hizo creer que el viejo sueño de la guerra había despertado el 4 de febrero de 1992. Tanto que la campana que les sonó a los antiguos insurrectos, quienes para nada analizaron lo que tenían por delante y se entregaron a seguir las consignas de Hugo Chávez(1954-2012), que ni siquiera nada había tenido que ver con las guerrillas de los sesenta, tiempo en que él tenía entre 7 y 13 años. Fue allí, y creemos que es su testimonio, cuando surgió el libro de Ángela Zago La rebelión de los ángeles(1992), al que debemos analizar pues, para nosotros, está relacionado con sus libros sobre la guerrillla. No sabemos si ella lo llegó a comprender así, pero nosotros lo vimos con claridad cuando lo tuvimos en nuestras manos. De hecho, habíamos pasado el día de navidad en su casa, el 24 de diciembre de 1991, junto a nuestra entrañable amiga Julia

[1] Rómulo Gallegos: La trepadora. Caracas: Monte Ávila Editores,1977. 273 p. La cita procede de la p.153.


Carolina Ojeda, madrugada en la que le escuchamos su deseo: llevar los grandes líderes de nuestra democracia a la Plaza Bolívar y fusilarlos. Nosotros le dijimos que esa era una equivocación, conocíamos bien lo que el país les debía a cada uno, si habían cometido errores ello se explicaba en todos los que actuaban, ya que los que nada hacen nunca se equivocan, según la gran máxima del historiador argentino Felix Luna(1925-2009), que no nos hemos cansado de citar en público y por escrito, una y otra vez[1]. De allí, que Ángela, gran persona, pero exguerrillera, el 4 de febrero alucinada por aquella acción sin sentido, se encontró en su salsa aquella madrugada y se conmovió, creyendo que aquel militar llevaría el país al socialismo, de allí surgió su libro La rebelión de los ángeles, que mas adelante comentaremos, su cercanía al chavismo y el hecho de haber sido nombrada constituyente, trabajo que consideró, lo dijo públicamente, el “mas abuirrido que he tenido en toda mi vida”. Después comprobó quien era el Comandante cuando su familia, especialmente su esposo, Napoleón Bravo(1947), fue perseguido por el propio Chávez, lo que la llevó, junto a su familia, a tener que exilarse.


LA REBELION DE LOS ÁNGELES


Aunque La rebelión de los ángeles, magnífico libro, es un reportaje sobre el levantamiento militar, frustrado, de la madrugada del 4 de febrero de 1992, esta obra nos permite ver la forma como los exguerrilleros, entre ellos la propia autora, creyeron que el camino de la revolución había despertado de nuevo con aquel intento de golpe castrense. No se dieron cuenta ellos, lo que era evidente para cualquier historiador o analista politico, que no podía ser una revolución porque la perestroika había sido anunciada en 1985; el socialismo autoritario había caído en Berlín en 1989, Alemania se había reunificado(1990) y la URSS

[1] Felix Luna: Irogoyen.4ª.ed.Buenos Aires: Editorial de Belgrao,1981.446 p. La cita procede de la p.29.


había desaparecido a fines de 1991. Así el tiempo de las revoluciones se había cerrado. Caeríamos, a partir de 1999, con el apoyo de muchos de ellos, Ángela Zago entre ellos, en un régimen fascista, aunque, lúcida como siempre ha sido ella, pronto se separó de aquel régimen, después de haber participado como diputada en la Constituyente de 1999, llegó a declarar entoces, repetimos, que aquel había sido el trabajo más aburrido que había tenido en toda su vida. Su decisión de apartarse le costó mucho dolor, ella y su familia fueron perseguidos por aquellos mismos en que ella había creído que serían los que plantarían una verdadera democracia, sin las dolencias que había tenido el regimen politico venezolano, sobre todo desde 1974 en adelante, cuando la subida de los precios del petróleo, ordenada por el gobierno el año anterior, había distorcionado la vida del país.

También olvidó ella, y mucha gente, que la época de los golpes militares había terminado, que en América Latina, que todas las dictaduras habían acabado en procesos electorales en los cuales fueron elegidas, por el voto popular, las nuevas autoridades de cada país. Eso había sucedido desde 1979, unos ejemplos son los de Argentina(1983), en Uruguay (1984), Brasil(1985), Chile(1989). Así el golpe de Caracas había sido un acto más de anacronismo histórico y politico. Y, desde luego, los golpistas no eran ángeles.


DENTRO DEL LIBRO


Esto nos lleva a releer aquí La rebelión de los ángeles, una obra que tiene que ver con un momento de grave crisis de la democracia venezolana.

No fue ella la única en referirse a toda aquello al hacer la crónica del golpe y mostrar quiénes habían sido los oficiales que actuaron en él. Mientras los graves sucesos se sucedían los intelectuales venezolanos reflexionaban sobre la crisis. Algunos como Miguel Ángel Burelli Rivas(1922-2003) en su Caricatura de Democracia y en Las prioridades de la nación; el profesor Rafael Fauquie(1954) en El silencio, el ruido y la memoria; Juan Liscano(1915-2001) en Los vicios del sistema; Arturo Uslar Pietri en Golpe y Estado en Venezuela, nosotros en El oficio de ser venezolano(1994) y la propia Angela Zago en el suyo, todos tejieron sus reflexiones al filo de los sucesos. Y no fueron los únicos.

Entre los citados la obra documental en torno al golpe del 4 de febrero de 1992 y sus protagonistas es la que escribió Ángel Zago. En ese libro, hermosamente diagramado y cuidadosamente montado por Cristina González, ella presenta a quienes actuaron aquella madrugada[1].

Es por ello que indica “Los hechos que a continuación presentamos, sólo abarcan lo que un género informativo permite”(p.9). De allí que su tarea, fundamento para la historia futura, haya sido la de recoger, ordenar, editar, ofrecer la crónica en vivo, dejar que los papeles hablen por sí mismos, no interpretar, dejar que el lector a través de las piezas presentadas lo hiciera por sí mismo. Así La rebelión de los ángeles constituye un documento en vivo en torno a unos “personajes que, en pocas horas, habían cambiado el país” (p.11).

Ella, seguimos aquí lo planteado por nosotros en el primer párrafo de esta parte, ella, repetimos, creyó que lo hecho bajo la conducción del comandante Hugo Chávez Frías y sus compañeros, Francisco Arias Cárdenas, Jesús Urdaneta, Joel Acosta y sus seguidores, lo ocurrido aquel 4 de febrero, “no fue simplemente un golpe y que estos hombres no son unos golpistas más”(p.18-19), ya que “ellos cambiaron la imagen y forma de ser de los militares venezolanos”(p.19). Y por ello convocó en las páginas de su obra a estos protagonistas, a estos rebeldes, para que

[1] Miguel Ángel Burelli Rivas: Caricatura de democracia. 2a. ed. Caracas: Gráficas Franco, 1990, 150 p.; Miguel Ángel Burelli Rivas: Las prioridades de la nación. Caracas Gráficas Franco, 1993, 137 p.; Rafael Fauquié: El silencio, el ruido y la memoria. Caracas: Alfadil, 1991. 137 p.; Juan Liscano en Los Vicios del sistema. Valencia: Vadell Hermanos, 1992, 128 p., Arturo Uslar Pietri: Golpe y Estado en Venezuela. Bogotá: Norma, 1992. 191 p. y nuestro El oficio de ser venezolano. Caracas: Librería Destino,1994. 145 p.


ellos mismos contaran “en un sencillo estilo, muchas veces ingenuo, altamente sanos, profundamente románticos, esencialmente creyentes en su razón”(p.61) los por qués de su rebelión. De allí parte su crónica del suceso.

Publicar los papeles de estos nuevos insurgentes fue posible gracias a que entre ellos, en el Movimiento MBR-200, hubo, desde el principio, alguien, uno de ellos, el comandante Pablo, no indica su nombre verdadero, quien desde su fundación, desde 1983(p.21), decidió cuidar los papeles que hacían la memoria de los hechos. Así se dio a la tarea de “recaudar, ordenar y archivar las cartas, papeles de trabajo y documentación” (p.7). Es decir lo hecho, lo redactado, lo pensado y concebido por todos ellos.

En estas hojas fue quedando registrado todo el proceso de la comprensión desarrollada por ellos de la realidad del país: “Cada vez que hojeábamos el periódico nos desplomaban las informaciones sobre los robos millonarios… Una indignación nos invadía cada mañana” (p.12), como también sucedió a miles de venezolanos, a los cuales ellos decidieron encarnar a la hora de su acción. Y que la lucha contra la corrupción es posible nos lo dicen los miembros de un movimiento en el cual la historia, el pasado de Venezuela, era “la base fundamental de su estilo de trabajo”(p.18). El conocimiento de otros días, la inspiración que personajes tan distintos, y de pensamientos tan disímiles, como el educador Simón Rodríguez(1869-1854), el político Simón Bolívar(1783-1830) y el caudillo Ezequiel Zamora (1817-1860). Y esa lucha contra todo lo negativo, contra todo lo oscuro, es posible. Y ellos además de estudiar nuestro pretérito y nuestro presente dieron testimonio con sus propias vidas. La carta en la cual (Caracas: diciembre 6, 1991), el comandante Arias Cárdenas rechaza un acto de corrupción, que le sugirió un proevedor del Ejército, es un buen testimonio. Y tiene tal importancia que leída hoy la misiva vale por todo el libro(p.154).

Fue el conocimiento de nuestra historia, el examen detallado de los sucesos de este decadente presente, el deseo de ofrecer un cambio que prometiera a la democracia radicalizarse, hacerla más democrática, ponerla al servicio del pueblo, la que los volcó a la acción. Fue ello lo que sintió la gente cuando escuchó el para ese momento desconocido comandante Chávez. Un hombre que se hizo responsable de su acción, quien no huyó sino afrontó y enfrentó las consecuencias de sus actos. En ello radica la esencia del 4 de febrero. Y la documentación ofrecida en La rebelión de los ángeles por Angela Zago nos permite verlo así cuando aun estamos tan cerca de aquellos hechos. Por ello aquel no fue otro golpe, uno más dentro de la tradición del golpismo latinoamericano. Por ello muy rápidamente el corazón de muchos venezolanos pasó de arrugado, como sucedió a la autora de este libro(p.12), a abrirse para entender el mensaje que aquellos hechos nos comunicaban. De allí que no sea casual la coincidencia entre aquello que puede concluirse de los papeles que Angela Zago ha puesto a nuestra consideración y la observación de Uslar Pietri, inserta en su libro Golpe y Estado en Venezuela(1992), cuando escribió:


“La insurrección del 4 de febrero de 1992 no debe ser vista aisladamente, como un caso más de intentona golpista por parte de militares ambiciosos, sino que hay que considerarla, si se quiere entender su verdadera significación y comprender mejor la situación del país, en el contexto del cuadro general de la vida venezolana y de la forma como en los últimos años se ha venido conduciendo el gobierno... Sería un craso error pensar que la tentativa de jóvenes oficiales se ha producido en el vacío y, menos aún en alguna forma corresponda a una inclinación generaliza favor de un gobierno autoritario… La insatisfacción y la actitud crítica hacia el gobierno actual han sido provocados por los errores y las deficiencias de la política nacional” (p. 14-15).


En ese mismo sentido se expresó el ex presidente y Senador Vitalicio, Rafael Caldera(1916-2009), en su hoy célebre peroración en la sesión del congreso celebrada la tarde del golpe, especialmente en su pasaje más significativo, no bien entendido, incluso aun. Fue cuando pidio al gobierno rectificaciones en su politica económica y expresó:


“Yo quisiera decirle al Señor Presidente de la República[Carlos Andrés Pérez], que de él principalmente, aunque de todos también, depende la resposabilidad de afrontar las rectificaciones profundas que el país está reclamando. Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y la democracia cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza desorbitante de los costos de subsistencia; cuando no ha sido capaz de poner coto definitivo al morbo terrible de la corrupción, que a los ojos de todo el mundo está consumiento todos los días la institucionalidad. Esta situación no se puede ocultar. El golpe militar es censurable y condenable en toda forma, pero sería ingenuo pensar que se trata solamente de una aventura de unos cuantos ambiciosos que por su cuenta se lanzaron precipitadamente y sin darse cuenta de aquello en que se estaban metiendo. Hay un entorno, hay un mar de fondo, hay una situación grave en el país y si esa situación no se enfrenta, el destino nos reserva muy graves preocupaciones…mi reclamo, mi petición, mi exigencia, mi ruego, en nombre del pueblo venezolano, de que se enfrente de inmediato al proceso de rectificaciones que todos los días se está reclamando y que está tomando carne todos los días en el corazón y en el sentimiento del pueblo”.


Fueron aquellas, las palabras de un estadista previsor, mucho de los expresado lo veríamos claro en muy poco tiempo, los días que había pronosticado se acercarían, llegarían.

El mismo, ya había comprobado, en las horas anteriores a su peroración


“no encuentro en el sentimiento popular la misma reacción entusiasta, decidida y fervorosa por la defensa de la democracia que carcaterizó la conducta del pueblo en todos los dolorosos incidentes que hubo que atravesar después del 23 de enero de 1958”[1].

[1] Rafael Caldera: “Discurso del doctor Rafael Caldera en el Congreso de la República, el día 4 de bebrero de 1992”, inserto completo en Ángel Rodríguez Valdés: Los rostros del golpe. Caracas: Alfadil,1992,p.133-139. Las citas proceden, la primera de la p.136 y la segunda de la p.135. Estpa también en sus libros: De Carabobo a puntofijo.7ª.ed.Caracas:Editorial Libros Marcados,2013 p. Verlo en las p.186-192 y en su obra Ganar la patria. Caracas: Cingular, 2016.220 p. Verlo en las p.207-213. Este gran discurso forma unidad con el relativo al Caracazo, pronunciado también en la sesión del senado. Verlo en el libro que venimos citando: “Ante los sucesos del Caracazo”(p.195-206). También está en De Carabobo a Puntofijo,p.175-185.


Hay que recordar que ese día, pese al llamado de los golpistas, nadie salió a la calle ni a defenderlos, ni a hacerlo con el gobierno, ni con el sistema de libertades públicas.

Sólo hacemos una observación: este discurso de Caldera hay que leerlo, o releerlo, sin prejuicio, siguiendo cada una de sus palabras, ya que su lectura chavista, en la cual han caído hasta analistas opositores, no es cierta. Caldera condenó el golpe abiertamente, como acabamos de verlo. Pero nos hizo mirar también la otra cara de aquel suceder. No se olvide que el golpe volvió a dejar sin palabras al presidente Pérez, quien, pese a ello, no logró reaccionar, dado lo confundido que llegó a estar. Ya había comenzado a andar por aquello que señaló Manuel Caballero(1931-2010) de su gobierno: “En la primera[crisis], 1989[El Caracazo], se hizo evidente que había perdido al pueblo; en la segunda, 1992, que había perdido al ejército; en 1993 no sólo que había perdido el gobierno, sino algo peor: que había perdido el poder”[1].


LA CRÍTICA A ESTA VISIÓN


Hemos expuesto aquí los puntos de vista sostenidos por Ángela Zago en La rebelión de los ángeles, sin glosa alguna, tal como lo publicamos en el Diario de Caracas(julio 14,1993) apenas apareció el volumen,momento en el cual los sucesos estaban muy cerca, lo cual permitía la cierta confusión que ya hoy se puede leer con claridad. Pese a ello ya voces críticas se habían levantado, la misma semana del pronunciamiento, tal aquel escrito de Manuel Caballero(1931-2010), “El Presidente aterrizó y no se cambió de traje”, aparecido en su columna del Diario de

[1] Manuel Caballero: Historia de los venezolanos en el siglo XX,p.318.


Caracas(febrero 7,1992), pero fue redactado el mismo día del intento de golpe, este texto era la condena mas clara de la asonada, como la llamó, “no existe golpe militar bueno” señaló; e indicó “la fanfarronería del teniente coronel Chávez, ese ‘por ahora’”. Allí, ya estaba la palabra de un venezolano disidente, crítico, quien sabía que todo, inlcuso los malos momentos por los cuales pasaba el país, eran mejores que un golpe de Estado. Además la tradición de los golpes militares se habían roto en América Latina en las décadas anteriores, desde 1979, como hemos precisado, cuando todas las dictaduras latinoamericanas habían terminado en procesos electorales en donde sus pueblos opinaron a través del voto y sustituyeron a los dictadores militares por politicos civiles. Caballero fue la voz de todos los que habíamos condenado el golpe la misma madrugada que se produjo, este no era el camino para resolver los problemas del país, los males de la democracia se combaten con más democracia: no hay otro camino.

Pero el suceso tenía tal envergadura que confundió a muchos, sobre todo a el espíritu más lúcido del país, a José Ignacio Cabrujas(1937-1995), quien elogió al comandante insurgente, al democraticida.

Se inició, pese a la prisión del golpistas, todo un proceso nacional, la izquierda, sobre todo la guerrillera, derrotada hacía un cuarto de siglo, rodeó al Comandante. Y allí el error que hemos señalado, muchos de ellos, llenos de adversión a la democracia venezolana, solo pensaron en seguir al comandante, pese a que había sido derrotado, pese a que se había escondido y no había peleado, habia mandado a sus seguidores a hacerlo, y ni siquiera había convocado a los civiles que lo apoyaban, era aquel un golpe solo castrense, en el que se deseaba separar a los civiles de la acción politica, como observó también Caballero.

Pero lo más grave, de lo que no se dio cuenta Ángela Zago al escribir su libro, con toda la buena fe que siempre la ha caracterizado, que “esta gente”, como los llama el escritor Francisco Suniaga(1954), no venían a reconstituir la democracia sino a destruirla, lo que iba a comenzar a andar, una vez lllegaran al poder, era la “dictadura constitucional” que dijo Uslar Pietri; la “neo-dictadura” de que habla la diputada María Corina Machado(1967). Y la ideología chavista, como comenzaron a llamar a aquella gente, no era de izquierda, como lo propalaron, sino fascista, cosa que se vio claro en la campaña electoral de 1998 cuando el neo-caudillo Chávez, no era otra cosa, expuso lo que pensaba hacer. Ello también fue Manuel Caballero el primero en observarlo, analizarlo y hacerlo público en su libro Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil(1998)[1].


LA IZQUIERDA CONFUNDIDA


No pudieron todos aquellos ex guerrilleros, que no habían aceptado la paz y que era enemigos jurados del proceso democrático, darse cuenta que la verdad de lo que había surgido en aquel pronunciamiento era la posibilidad de un gobierno fascista, de un régimen opresor, que tan bien describió, seis años tarde, Manuel Caballero(1931-2010), un hombre de izquierda pero un intelectual estudioso y buen comprendedor de la realidad, en su magnífico libro Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil en donde reunió escritos concebidos durante los seis años que separan el golpe militar de 1992 de las elecciones de 1998. Es allí donde está la verdad, dicha con aguda anticipación.

Así podemos concluir en esta argumentación que la izquierda no sufrió un ataque de catalepsia entre 1969-1972 sino que estaba agazapada esperando, creyendo,

[1] El artículo de Manuel Caballero que hemos citado se puede leer en sus libros Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil. Caracas: El Centauro Ediciones,1998. 173 p. Está aquí con el título “El golpe del 4 de febrero”(p.11-17) y con su título original: “El Presidente aterrizó, y no se cambió el traje” en La peste militar,p.79-83; el pelón del gran Cabrujas está en su artículo: “El país según Cabrujas”(Diario de Caracas: febrero 9,1992) en El mundo según Cabrujas. Caracas: Alfa,2009,p.132-137, la errónea observación está en la p.133.


erróneamente, que la historia se repite, vuelve a emerger. En verdad nunca volverán, ello es imposible, los años sesenta para ellos, de la misma manera que cuando termine el gobierno de Chávez para nada volverá el país a vivir la democracia puntofijista: surgirá otro modo de vivir democrático dentro de la tolerancia y las libertades públicas con otros protagonistas. Es imposible retornar a 1958.

Y además hay que añadir sobre la personalidad del comandante presidente Chávez una observación que también trae Herrera Luque. Esta lo define muy bien, nos explica sus hondas patologías, el por qué le es imposible el trabajo sedentario, de hecho prácticamente no está nunca en su oficina laborando para el bien del país, en los catorce años de su administración nunca ha gobernado, esta nos explica el por que de su desordenada cabeza, que haya llevado al país al caos, al desorden, a la anarquía, que es la de su propia personalidad, de su psiquis. Dijo nuestro siempre intuitivo psiquiatra:


”Hay hombres que son como los equilibristas sobre la cuerda floja. Si no se mueven se desploman en el vacío. Su sino es marchar. No importa hacia dónde. Lo urgente es moverse. La quietud los aplasta y destruye. Por eso fijan metas inalcanzables…Ni ellos saben el verdadero sentido de esa ambición desbocada que no es más que el manto que cubre la oquedad de sus vidas. Es una defensa contra el hondo vacíop que presientes en su existencia”[1].


Allí está pintado Chávez plenamente. Otra semblanza del presidente Chávez está en estos versículos bíblicos:


”Seis cosas hay que aborrece Dios,/y siete son abominación para su alma:/ ojos altaneros, lengua mentirosa,/manos que derraman sangre inocente /corazón que fragua planes perversos,/pies que ligeros corren hacia el mal,/testigo falso que respira calumnias,/y el que siembra pleitos entre los hermanos”(Proverbios: VI,16-19).


[1] Francisco Herrera Luque: Los viajeros de Indias,p.204.


Volvamos a los planteamientos de Gisela Kozak de la cual al parecer nos hemos apartado. Ella apunta


“Estado venezolano, fundido, de manera grotescamente antimoderna, con la personalidad del comandante-presidente Hugo Chávez y su visión excluyente de la nación venezolana...Un caudillo ...cuyo espíritu refundador y su crítica visceral a la modernidad venezolana son ampliamente conocidos, sólo podía tener cabida en un contexto de evidente debilidad institucional en el que partidos políticos, poderes públicos y manejo económico se articulan en un mismo fracaso vivenciado como abandono de las funciones estatales por parte la sociedad venezolana”(p.102).


Y uno de sus corolarios, hay otros, es este: “Las altisonantes críticas al neoliberalismo que han sido la médula del discurso del movimiento bolivariano parten de una apreciación justa para ofrecer un remedio erróneo”(p.102). Aunque, añadimos nosotros, las críticas al neoliberalismo forman parte del bonapartismo del régimen de Chávez porque si bien se critican esas políticas, de hecho el comandante lo hace cada vez que puede en su “Alo, Presidente” y lo propala en sus giras, a la vez esas mismas políticas neoliberales son las que impulsa el mismo gobierno desde el Ministerio de Finanzas. Es una inmensa paradoja pero es así. Y no ser neoliberales sería imposible porque no se puede apartar una economía capitalista y petrolera como la venezolana, de la marea del mundo económico de nuestra época cuyo camino es el propio del neoliberalismo. Esta, no se dicho bien, es otra de las mil contradicciones del chavismo que más que un movimiento de izquierda es un modo gobernar en el cual sólo impera el caos, la disolución de una sociedad radicalmente democrática como la venezolana, que lo es en su esencia como se puede probar plenamente con solo apelar a los papeles de nuestra historia.

La noción de “bonapartismo” es básica para entender el chavismo. Nadie la definido mejor que Domingo Alberto Rangel(1923-2012) al explicar: El bonapartismo siempre encierra una dicotomía. El bonapartista no deja de ser revolucionario ni de guardar sus nexos con las clases que han hecho una revolución. En cierto modo sigue siendo el jefe de esas clases. Pero en su conducta utiliza los resortes y las modalidades del viejo orden y de las clases enemigas. En esa contradicción entre lo nuevo en lo cual se apoya el jefe y lo viejo que es restaurado o perdonado radica la esencia histórica del bonapartismo”[1].


“Bonapartismo” viene de las políticas de Napoleón Bonaparte(1769-1821) en su tiempo de gobierno en Francia. Rangel hace la definición a partir de su estudio del régimen(1899-1908) del presidente venezolano Cipriano Castro(1858-1924), uno de los caudillos más admirados por Chávez, como lo recuerda Gisela Kozak, cuyos restos hizo enterrar en el Panteón Nacional. Cipriano Castro también fue un presidente descocado como Chávez.

Y esto mismo que hemos señalado del neo-liberalismo podría decirse de la actitud de los chavistas frente a la “globalización”: ¿acaso pueden abolirla?¿acaso han estudiado en la historia universal de dónde viene porque aunque muchos no lo crean, incluso entre ellos mismos, la globalización es muy antigua, nacida incluso lejos del siglo XX pues dio sus primeros latidos en el siglo XVI como consecuencia del primer viaje alrededor de la tierra(1519-1522) de Fernando de Magallanes (c1480-1521) y Juan Sebastián Elcano (c1476-1526), la cual relató el humanista Antonio de Pigafetta(c1491-c1534) en su obra Primer viaje en torno al globo(1525), libro incluso que se puede tener también como unas de las partidas de nacimiento del realismo mágico, junto, sin duda, con la Relación del Tercer Viaje, de Cristóbal Colón(c1451-1506) cuando descubrió a Venezuela, a las nueve de la mañana del 3 de agosto de 1498, como el mismo lo dice allí. A Colón, hemos pensado, leyendo su Relación, debemos el realismo mágico. Todo aquellos lo ampliaron los cronistas de Indias

[1] Domingo Alberto Rangel: Los andinos en el poder.2ª.ed. Caracas: Vadell, 1974. 329 p.La cita procede de la p.131.


como lo dijo Gabriel García Márquez(1927-2014), en su discurso de aceptación del Premio Nóbel de Literatura [1].

Y además, por ejemplo, la cultura es siempre un hecho globalizado, ecuménico, de todos los lugares. Un lector, un crítico literario, un historiador, un estudiante, se forma leyendo obras de todas partes y lo sigue haciendo toda su vida. Para nada se fija de qué lugar geográfico viene cada obra porque estas forman una unidad. Y esto es globalización, esto es ser contemporáneo con los demás hombres. Tan contemporáneo de un José Saramago(1922-2010), un John Maxwell Coetzee(1940) o Orhan Pamuk(1952) como de Homero en la antigüedad, Dante(1265-1321) en la Edad Media, Shakespeare (1564-1616) o Cervantes(1547-1616) en el Renacimiento, los escritores del siglo XIX o XX o los actuales que son nuestros coetáneos. Y todo esto es globalización. Y este es un punto en el cual apenas se ha reparado. Sobre todo esos chavistas incultos que dicen que hay que luchar contra la globalización, algo que es imposible porque es un hecho universal y porque además hoy en día formamos parte de la aldea mundial, más desde que los satélites nos tienen informados, minuto a minuto, de lo que sucede en cualquier lugar del planeta, cuando gracias a Internet y al correo electrónico, en minutos, podemos comunicarnos desde América Latina con Asia, a Caracas con Tokio. Y además la verdadera cultura en todas sus realizaciones es un hecho mundializado, contra ello no se puede luchar porque vivimos, nadamos, en el agua de lo universal.

Es importante hoy, y Gisela Kozak lo recalca, la lectura de los “autores [que] nos ponen en guardia frente al totalitarismo, la pérdida de las libertades individuales, la hipertrofia del Estado y las debilidades políticas de la democracia representativa que permiten el arribo de líderes como...Chávez al poder”(p.105).


[1] Gabriel García Márquez: Yo no vengo a decir un discurso. Caracas: Mondadori,2010.151 p. p.Ver:”La soledad de América Latina”(p.21-29). Este discurso fue pronunciado en Estocolmo, Suecia, el 8 de diciembre de 1982 al recibir el Peremio Nobel de literatura.



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