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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XXVI) Roberto Lovera De Sola.


PRIMERO LAS MEMORIALISTAS


1972: ANGELA ZAGO:LA MUJER QUE HIZO MEMORIA DE LA GUERRILLA


UN MOMENTO DE LA VIDA VENEZOLANA


En verdad que el hecho más importante de la década del sesenta en la vida venezolana fue la construcción del sistema democrático. Este tomó su camino pleno en el Pacto de Puntofijo(octubre 31,1958) y su concresión fue la Constitución, aprobada cuatro años después(enero 23,1961).

Pero la antítesis por concretar un sistema de democracia, libertades públicas y respeto a los derechos humanos,fue la insurección guerrillera, la vuelta a entrar de la violencia en la vida venezolana, empujado ese proceso, que terminó siendo una experiencia dolorosa y frustrada, obra del PCV y el MIR, encisión, este último, del partido Acción Democrática. Desde luego, toda la insurgencia apoyada por el gobierno cubano, por Fidel Castro(1926-2016) en particular, el mayor enemigo que ha tenido la democracia venezolana.

Tal proceso dejó en el país una dolorosa huella. Fueron dos mujeres guerrilleras, Angela Zago y Clarita Posani, las autoras de las más hondas memorias de aquel periplo. Fue Ángela Zago la primera en hacerlo. Aquí describimos su trabajo, lo que hemos podido leer en sus tres libros autobiográficos Aquí no ha pasado nada(1972), Existe la vida(1990) y Sobreviví a mi madre(1997).


SU LUGAR


Ángela Zago, se ha destacado en nuestra literatura contemporánea por el cultivo de la autobiografía. Este es un género que ha tenido escasos cultores en las letras venezolanas. Tan pocos que apenas si podemos anotar la existencia de los diarios de Francisco de Miranda(1750-1816), Valentín Espinal(1803-1866) y Rufino Blanco Fombona(1874-1944); las memorias de José Rafael Pocaterra(1889-1955) y Laureano Vallenilla Lanz(1912-1973) y la autobiografía de Mariano Picón Salas(1901-1965). Y desde los setenta hasta acá sólo podemos citar los recuerdos de Argenis Rodríguez(1935-2000) y los libros de Angela Zago. Dentro de los autores de nuestros libros autobiográficos hay que situarla, entre los modos de este género hay que colocarla en nuestra historia literaria. Sin embargo, no se deben leer sus obras como ficciones porque no lo son.

Los libros de memorias de Angela Zago son tres: Aquí no ha pasado nada, Existe la vida y Sobreviví a mi madre. Los tres forman un mosaico el cual cronológicamente se construye a partir de Sobreviví a mi madre, días de la adolescencia e ingreso en la guerrillas, le sigue Aquí no ha pasado nada, memoria de la insurgencia guerrillera(1962-1967). Se cierra con Existe la vida, análisis anímico dela experiencia armada y sus realidades psicológicas, es la memoria de la “revolución interna” que ella dice en Sobreviví a mi madre(p.228)[1].


UNA PRIMERA INTERROGANTE


Una primera hipótesis para la lectura de esta obra es preguntántarse si será cierto aquello que de todo período de inactividad de un militante politico, por cárcel, exilio, o por haber perdido el poder, surge siempre un libro. Y que en general ese volumen es una obra de historia, o una rememoración personal de su actuación pública.

Y una segunda hipótesis: de que si la experiencia politica vivida ha sido frustrante, es necesario escribirlo, incluso como una forma de exorcizar los fantasmas. Asi estos libros sobre la guerrilla venezolana de los años sesenta(1961-1967) nos recuerdan a lo que sucede en la pieza Prueba de fuego(1981), de Ugo Ulive(1933), en la cual dos guerrilleros que no saben qué camino tomar, tras el final de la insurgencia, y solo pueden reunirse a reflexionar en voz alta[2].


LAS OBRAS


Vamos a comentar aquí el escribir que sobre la guerrilla nos ha dejado Ángela Zago. Lo haremos no en el orden que fueron publicados sus libros sino dentro de la cronología biográfica de su propia vida. Así el conjunto se

[1] Angela Zago: Aquí no ha pasado nada. Caracas: Sintesis dosmil, 1972. 205 p.; Existe la vida. Caracas: Planeta, 1989. 121 p,; Sobrevivi a mi madre. Caracas: WARP, 1997. 237 p.; La rebelión de los ángeles. Caracas: Fuentes Editores,1992. 165 p. Sobre Aquí no ha pasado nada ver muy especialmente: Elisa Lerner: Yo amo a Columbo. Caracas: Monte Ávila Editores,1979. 395 p.Ver: “La larga y excepcional excursión de Ángela Zago”(p.70-73), texto publicado a poco de aparecer el volumen. [2] Verla en Leonardo Azparren Giménez: Clásicos del teatro venezolano. Caracas: Bid & Co.,Editor,2015. 3 vols. Ver:”Prueba de fuego”(t.III,p.2163-2188). Este obra fue originalmente publicada en el volumen de Ugo Ulive: Teatro. Caracas: Fundarte,1985, 151 p. Ver:”Prueba de fuego”(p.5-37) la que es su primera edición impresa.


inicia con Sobreviví a mi madre, que se cierra cuando se traslada a la guerrilla; Aquí no ha pasado nada, que es el recuento de su vivir guerrillero y cerramos con Existe la vida, que constituye el encuentro con su espíritu.


SOBREVIVI A MI MADRE


Como dice Elizabeth Schön(1921-2007) en la contratapa de Sobreviví a mi madre, el tercer libro autobiográfico impreso de la Zago, aunque fue, por los acontecimientos que narra, cronológicamente el primero en el orden de su vivir. Su autora ha escogido para su escritura el cultivo de la memoria, la búsqueda del recuerdo, el hallazgo de la resonancia que la vida pasada y la actual tiene para ella. Y al hacerlo, al convocar en la página en blanco de su escritura lleva a ella, entremezclados en su evocación de lo ya pasado, también los conflictos político-sociales de la Venezuela en la cual le ha tocado vivir, la Venezuela de este tiempo, al menos desde 1964 hasta 1998, ya que con Sobreviví a mi madre cierra un ciclo entero el cual se inicia con su infancia ya que a Sobreviví a mi madre sigue el relato de la guerrilla en Aquí no ha pasado nada y nos muestra, años mas tarde, el gran cambio que se produjo en ella en Existe la vida. Pero pese a todo en estos relatos: la experiencia armada de los años sesenta, y sus consecuencias, constituyen la esencia de su obra. En uno la experiencia de la montaña, en el segundo, como ya lo hemos indicado, el descubrimiento del lado humano de la vida, todo lo que la izquierda prohibía a sus militantes: seres humanos, asunto que también fue tema, que referiremos más adelane, al tratar de Existe la vida, ya que el modo de ser la izquierda latinoamericana fue tratado en una gran novela del argentino Manuel Puig(1932-1990) El beso de la mujer araña. Y en las de Mario Vargas Llosa(1936): Historia de Mayta(1984) y Travesuras de las niña mala(2006).

El tramo previo, lo que ocurrió desde su nacimiento, en los años cuarenta(1942), hasta que subió a la montaña(1964) aparece en Sobreviví a mi madre. Vemos aquí los años que prepararon la insurgencia y la memoria de la vida familiar aparecen en este volumen en el cual de alguna manera se enlazan tanto Aquí no ha pasado nada como Existe la vida. Aquí en Sobreviví a mi madre casi todo está centrado en la crónica familiar, en la madre que dio protección, comprensión, solidaridad política más no afecto físico, pues a ella le bastaba ser como era sin preocuparse por acariciar a sus hijos. Y hay que decirlo de una vez, porque todo lector de Sobreviví a mi madre le vendrá a la mente mientras pasa las páginas del tomo, el dilema dar protección o roce físico es un problema muy difícil de resolver(p.100, 117). No es fácil saber si es mejor madre la que sólo da protección sin acariciar. Porque es grave también la respuesta contraria: ¿es válido acariciar sin dar protección?. He allí la gran interrogante, que en el sentido afectivo, que este libro nos plantea.



LA VIDA FAMILIAR


En al menos cinco tópicos del libro queremos fijarnos. El primero es el recuerdo de la vida familiar junto al padre y la madre en donde ella es el centro de la memoria que se hace en este libro. Junto a aquella madre que desafió las costumbres de su época al sólo casarse por el civil, quien trabajaba en la calle en una época en que pocas mujeres lo hacían, quien ayudó siempre a los demás, quien respetó el camino elegido por los hijos(p.161, 223), quien mas tarde dejó al apacible marido porque este tenía otra mujer. Junto a ella vemos desarrollarse a la hija. La vemos desear tener gripe para que la madre se ocupe de ella; vemos su vida cuando crece, cuando aparece la religión en su existir, la vemos estudiando, descubriendo la diferencia entre lo masculino y lo femenino(p.53). En esta parte asistimos a ver como la autora delinea el retrato de la madre, de la gran protectora.


LA CONCIENCIA SOCIAL


Un segundo tópico es la forma como la madre inculca a los hijos la aguda conciencia social que ella poesía, “me enseñó...que se puede arriesgar la vida por tan sólo una idea”(p.58), les enseñó el amor y la dedicación que había que tener para con los pobres, les inculcó que había que luchar por crear “un futuro claro, organizado, libre”(p.67). Lo que no pudo darse cuenta era que los pobres, por los cuales siempre quiso luchar, se estaban transformando en marginados en aquellos tiempos, o como la Zago lo anota con clarividencia:


“En los barrios no viven los pobres: ahora están los marginales, aquellos que no tienen ni principios ni dudas. Reposan encima de su miseria, creen no tener ninguna responsabilidad sobre lo que sucede a diario. El populismo les ha ofrecido la gran justificación: ‘pobrecitos los pobres’ dicen con voz y expresión los personajes de telenovela”(p.226).


Esa transformación, que implica un cambio de conciencia, no lo pudo percibir la madre.



LA IZQUIERDA EN AQUELLOS DÍAS


Un tercer tópico de Sobreviví a mi madre lo constituyen los relatos que sobre la izquierda venezolana de aquellos años sesenta consigna la autora. Fueron aquellos los días en que en las ciudades, en pleno régimen betancurista(1959-1964), se constituyeron las guerrillas rurales y urbanas, días en los cuales la violencia se convirtió en opción para los más jóvenes, los todavía liceístas como la autora del libro que comentamos(p.119, 144-145, 148-149, 157), quien tenía díez y siete años, días aquellos en los cuales ella no podía “saber lo que realmente pasaría en mi país y mucho menos imaginar cual era la verdad del socialismo”(p.138), horas en las cuales la izquierda, como ella recuerda, “mientras más enérgica era nuestra participación, mas sectarios y aislados nos volvíamos”(p.202), momentos que con el tiempo harían germinar en ella una profunda convicción “no hay cultura ni desarrollo en ninguna guerra”(p.150).


LAS PROPIAS EXPERIENCIAS


Un cuarto tópico que brotó en la autora, a la luz de sus propias experiencias, las cuales nos narra en este libro, es que a los pobres no se les podía ayudar con asistencia ocasional, que ellos mismos debían tomar conciencia de sí mismos, por sí mismos. De allí el epígrafe que encabeza el libro “que los pobres recuperen su dignidad y no esperen a un mesías...Te lo pedimos Señor”(p.5).


UNA MANO FEMENINA


Un quinto tópico nos lleva a la esencia del libro. Por ello escribe Angela Zago:


“desee que una mano femenina, la de mi madre, me diera un apretón, que su beso tocara mi mejilla y no volara cerca de mi oreja. Anhelé que su voz sonara suave y que cuando se dirigiera a mi fuera cariñosa y se interesara más por lo íntimo que por la comida, o por lo exterior. Tuve sentimientos muy confusos: me debatía ante la idea de que sólo los niños debiluchos necesitaban de esa voz añinada ¿‘amorcito’, donde te duele?. ¿‘Mi vida, por que estás triste’?, debilidad que yo no deseaba”(p.97-98).


Y ello era deseado porque sólo imaginaba a su mamá como “la dictadura del proletariado: la quieres porque te da seguridad y no la soportas porque te quita la libertad”(p.165); “Todos la querían, la provocaban para que hablara y peleara; para mí era insoportable. Continuaba soñando con la posibilidad de tener una mamá dulce, cariñosa, complaciente. Quimera de adolescente. Adulta me he preguntado: ¿cuál sería nuestro presente si mamá hubiera tenido otro carácter? ¿Cómo se forma la personalidad de los seres humanos? ¿Cuál es el poder emocional de la figura materna que viene desde atrás y tiende su manto hasta los rincones más escondidos del espíritu humano?”(p.166).

Asi la esencia del libro la hallamos cuando anota: “a mamá nadie le explicó que una mano que toca con suavidad la piel de un hijo y roza con un beso su mejilla, tiene el valor de la totalidad de un ser humano”(p.277). Y concluye “Una revolución interna me ha permitido saber para que sirven mis manos y cuál es la fuerza de un abrazo”(p.228). Esa “revolución interna” es el tema de Existe la vida.


AQUÍ NO HA PASADO NADA


“Pensemos por otra parte, que cuando en un país comienzan a producirse testimonios como el de Aquí no ha pasado nada es porque, aunque sea de fragmentaria manera, empezamos a aproximarnos a un destino de mayor posibilidad crítica”.Elisa Lerner.



“Texto único, cuya aparición desencadenó entre nosotros avalanchas de obras ‘testimoniales’ absolutamente prescindibles. Aquí no ha pasado nada se lee con desoladora pasión. Irregular en su lenguaje, el texto conjuga lo ingenuo y lo feroz, salta de la poesía a una cruel estadística y es un llamado permanente a no olvidar el dolor y la derrota de los años sesenta. Aquí no ha pasado nada tipifica y condena ciertas deformidades politicas, crea retratos de seres lamentables y perfectamente repetibles”. José Balza.


CON EL LIBRO ENTRE LAS MANOS


Debemos comenzar por decir que Aquí no ha pasada nada fue el primer libro de Angela Zago, producto de su lacerante experiencia en la montaña. Su lectura nos hizo comprender el talento de su autora, especialmente para el cultivo del género autobiográfico, en el cual están vaciadas sus tres principales obras, ya que la cuarta, La rebelión de los ángeles, es la crónica de un suceso politico, el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, de esta también ya nos hemos ocupado, nos referiremos a este libro porque está enlazado con la esencial del escribir de Ángela Zago, cosa que pocos lectores vieron al publicarse.


EN EL MONTE


En Aquí no ha pasado nada nos relata su autora el período que pasó en las guerrillas de los años sesenta: desde un momento indeterminado de marzo de 1964, el 1 de diciembre de 1964, precisa, que ya estaba allá(p.104). Y allá pasó hasta octubre de 1965, cuando ya comenzaba el fin de la guerrilla, ya vencida militar y políticamente por el gobierno democrático, el cual pretendieron destruir los marxistas de la izquierda insurecta, el PCV y el MIR. Cosa imposible porque la democracia ha sido el sistema de vida de los venezolanos desde 1810, constitucionalmente desde 1811, pese a los diversos avatares de nuestro pasado, e incluso de las dictaduras. Piénsese como ejemplo en lo que significó el Decreto Garantías(agosto 18,1863) o la gran marcha del 14 de febrero de 1936, llevada a cabo a los sesenta y siete días de la muerte del dictador Gómez. Es de alli donde se puede deducir el gran error que significó el movimiento armado de los años sesenta, ya que lo que hicieron gente del PCV, del MIR y algunos oficiales del ejército, no procedía, como lo hemos sostenido más de una vez, de un estudio certero de la realidad venezolana; de la compresión de que para 1961, cuando se puede datar el movimiento[1], sólo hacían tres años del fin de la dictadura, derrocada para alegría de todos los ciudadanos del país[2], que estos sólo deseaban

[1] Momento corroborado por Enrique Tejera París, entonces gobernador del estado Sucre, de haber habido en ese momento un grupo armado acampado en los altos de Turimiquire, lo que se lee en su Gobierno en mano,p.133. [2] Recordamos, y lo consideramos el gran momento de nuestra vida, fue la madrugada del 23 de enero de 1958, tras haber visto huir al dictador en su avión, escuchadas las campañas sonar y haber visto la juramentación de la Junta de Gobierno, desayunándonos con las multisápidas, teniedo once años, sentados todos en la mesa, todavía no había amanecido, le preguntamos:: “Qué es la democracia papá?”. Y nos contestó, mi hermana Irmaisabel estaba presente, Alberto era muy pequeño y aun dormía, nos dijo”La democracia es el mejor sistema y hay que luchar por él cada día”.


un régimen democrático, a cuya creación contribuyeron con sus votos. En medio de aquello el PCV y el MIR crearon las guerrillas rurales en un país que se estaba urbanizando, cuya vida transcurría en las ciudades, aquel era un proceso indetenible. Y por ello, aquel movimiento no tuvo eco alguno, los ciudadanos sólo lo sufrieron, siempre se opusieron a él y los guerrilleros siempre estuvieron aislados en las montañas, o escondidos en sus “conchas” en las ciudades, sobre todo en Caracas. Esa fue la razón y la realidad de su fracaso, que se llevó, según el cálculo del historiador Germán Carrera Damas(1930) la vida de 6000 jóvenes, casi todos universitarios, lo que debieron ser la generación de relevo que la sociedad que se construía necesitaba. Carrera afirmó:


“En ese combate de los años sesenta perecieron o se dañaron ética y moralmente, de lado y lado, cerca de 6000 jovenes, que por ser los más ardorosos y las más entusiastas estaban llamados a ser dirigentes politicos….Los que no murieron en el combate quedaron malogrados por la prisión, por las torturas, por la violación de los derechos humanos de que fueron víctimas o que ellos cometieron, por mil cosas. Esa sangría de aquel momento determinó que la sociedad quedara sin una generación de relevo, con los dinmosuarios en el pico de la pirámide”(p.33)[1].


Y todo esto fue hecho por contagio con la Revolución cubana(1959), y financiado por ella, eterna enemiga de la democracia venezolana, desde el diálogo en Caracas, el 25 de enero de 1959, entre Fidel Castro(1926-2016) y Rómulo Betancourt(1908-1981), aquel día Presidente Electo, del cual salió tan mal parado el lider cubano. Pretender aquello, gracias a los fondos petroleros de un país como Venezuela, a donde la izquierda nunca fue, ni antes, ni ahora, una opción de poder, ni la nación quiso el comunismo como forma de gobierno.


OTRA GRAVE INTERROGACIÓN

[1] Germán Carrera Damas: El asedio inútil,p.33. Para lo que afirmamos consultar las p.33,98,182. La cifra la consigna en la p.33.


Consecuencia de lo afirmado es este hecho, aun no se ha examinado como se debiera, el por que lo que quedaba de la izquierda venezolana, derrotada en los años sesenta, se unió primero al golpe, frustrado, del 4 de febrero de 1992, y más tarde al regimen instaurado por el comandante Hugo Chávez(1954-2012) en 1999, asunto que habrá que explorar para entender bien estos años trágicos. Una hipótesis, asomada por Manuel Caballero(1931-2010), es la inclinación de la izquierda latinoamericana por los golpes militares. Hecho evidente en el caso de Luis Carlos Prestes(1898-1990) en Brasil. Es posible que el estalinismo de nuestra izquierda explique la renuncia a sus verdaderos ideales y la aceptación, sin preocupación ética alguna, de apoyar a un régimen fascista. Sobre este último veáse el nutrido libro de Humberto García Larralde. El fascismo del siglo XXI(2008). Téngase en cuenta, sobre esto mismo, las gráficas palabras de la escritora Ana Teresa Torres:


“Constato…que en estos años leí más acerca del totalitarismo que en casi toda mi vida anterior. Comprendí…que el totalitarismo consiste en obligar al ciudadadno a diluirse en el ‘pueblo’, para que luego, en nombre del pueblo, pueda hacerse cualquier cosa contra el ciudadano”(p.259).


Desde luego, se impone la lectura cuidadosa de las obras fundamentales sobre el fascismo, son obligatorias para comprender lo que hemos vivido[1].

[1] Manuel Caballero: Historia de los venezolanos en el siglo XX. El capítulo que utilizamos se titula: “La imposible izquierda”(p.163-171); Manuel Caballero: La peste militar. Caracas: Alfa,2007.219 p. Ver:”La degeneración militar”(p.41-43), pero en general sobre el tema todo el lúcido volumen; Humberto Garcia Arocha: El fascismo del siglo XXI. La amenaza totalitaria del proyecto político de Hugo Chávez Frías. Caracas: Mondadori/Debate, 2008. 607 p.; Ana Teresa Torres: El oficio por dentro. Caracas: Alfa, 2012. 289 p. La cita procede de la p.259; Nelson Rivera: El cíclope totalitario. Caracas: Debate,2009. 417 p. análsiis del fascismo a través de sus numerosas lecturas, casi todas publicadas en El Nacional, de Caracas.


EN EL FRENTE GUERRILLERO


La guerrilla en la que participó Ángela Zago pertenecía al Frente Guerrillero Simón Bolívar, estaba en el estado Lara, en un lugar situado desde Biscocuy hasta los Humocaros y lugares cercanos a El Tocuyo, “Aun por estas tierras se recuerda como si hubiera sido hace dos semanas que el general [José Rafael] Gabaldón(1882-1975) fue guerrillero. Y para decidir las cosas de la revolución tenemos que pensar en todas estas ‘pequeñas cosas’, aún cuando no nos gusten”(p.110). Y al hablar del general Gabaldón surge una siempre presente interrogate que la Zago se hace, “¿Se puede olvidar fácilmente nuestro reciente pasado feudal?”(p.110). El general Gabaldón fue el último caudillo de nuestras guerras civiles en fallecer, y fue el padre de Argimiro Gabaldón Márquez(1919-1964), jefe del frente guerrilero en el cual estuvo Ángela Zago[1].

Aquí no ha pasado nada, es la memoria de aquella guerrilla, rememorar sincero y diáfano de todo aquello, pero vista con ojos de mujer, un hecho que no se debe soslayar, pues Aquí no ha pasado nada es uno de los libros más profundamente femeninos de nuestras letras, hecho que sentimos claro desde la primera vez que lo leímos. Es, por ello, obra de una sinceridad suprema. Y lo señalamos

[1] Emigdio Cañizalez Guedez: El viejo Gabaldón del tamaño del tiempo. Caracas: Ediciones Centauro,1988. 505 p. En esta obra están las palabras del padre en el momento de enterrar al hijo en el Cementerio General del Sur, Caracas: dicimebre 17,1964: “Argimiro no te lloro…sería agraviarte. Yo te bendigo; yo estoy satisfecho de ti. Te dejo al lado de tu madre, pozo de virtudes que me acompañó a sembrar en el alma de mis hijos un profundo respeto para cumplir la palabra empeñada. Yo te felicito Argimiro, y me felicito. En tu última carta, fresca todavía la tinta, me dijiste: ‘Estoy orgulloso de ser tu hijo y estoy orgulloso de ser revolucionario’. Yo te bendigo, Argimiro. Y logro el momento de jurarte aquí en presencia de este público generoso y de mis hijos, que siempre seremos fieles a lo que predicamos tu madre y yo: fidelidad a la palabra comprometida, hasta la muerte. Argimiro, yo te bendigo”(p.409-410). También el autor del libro que citamos era hijo natural del general Gabaldón, igual lo fue Alirio Ugarte Pelayo(1922-1966).


porque hay que ver lo que fue el proceso de aquello: de los ideales para hacer posible aquella revolución soñada, tanto que llegaron a creer en las palabras de Argimiro Gabaldón, pronunciadas en el III Congreso del PCV,en 1961, “Amarraremos pronto los caballos en las rejas de Miraflores”, lo que es, dice el historiador Antonio García Ponce(1929), ”el mejor ejemplo de la fantasía reinante”[1]. Y no solo por el fracaso pleno de todo, sino por la actitud, siempre criticable, de aquellos que empujaron a los jóvenes a la acción, a subir a la montaña, tema central de Aquí no ha pasado nada, y no los apoyaron como se debía, dejandolos solos y abandonados.


LOS ESTADOS DE ÁNIMO


Siempre al contar lo vivido la autora observa especialmente sus estados de ánimo.

De allí que encontremos estos pasajes: ”A veces la noche es silenciosa y oscura que oprime un poco. ¿Qué por qué me vine para el frente? Si, es verdad que me vine porque el partido me mandó, pero internamente, humanamente ¿por qué uno se viene para un frente, para el monte?¿Por qué participa en esta guerra y quiere liberar a su país? No creo en el patriotismo, ese sí como el que aparece en los libros. Odio el hambre de mi gente. Odio esa gente que tiene un poder que no les corresponde”(p.23). Y, después de una discusión entre guerrilleros, “Allí, por primera vez desde que estoy en las guerrillas, comencé a llorar. Me sentí realmente triste. Deprimida”(p.71). Y la gran pregunta: “Por qué no podía tener una vida tranquila, como las chicas de viente años…Me sentí avegonzada de mi egoísmo. ¿Cómo podía querer estar en el lugar de una de esas muchachas que no hacen nada por su país? ¡Que tonta había sido!”(p.71), “Para mi, vida es combinar lo racional con las emociones propias

[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.28.


Pero vive también angustias personales. Muchas veces los desasosiegos son íntimos, especialmente por la honda represión sexual a la cual sometía el PCV a sus activistas, pensando que debían renunciar a todo lo humano, como lo es la práctica del amor y del erotismo. Y también la necesidad de cultivar la amistad era una necesidad: “y necesitamos tener en quien depositar nuestro cariño, hablar de nuestras dudas. Es algo como tener con quien reírnos y a quien esperar”(p.90); “Los combatientes que andan conmigo, sin excluirme, sino incluyéndome a grado superlativo, somos portadores de un gran caudal de contenida y acumulada ternura”(p.94). .”Entre una y otra hora libraba la batalla contra la angustia y el miedo”(p.172).


PENSAMIENTOS POLITICOS


A veces los pensamientos son politicos, como cuando escribe: “tengo la impresión de que mi desarrollo politico personal está trabado”(p.81); o ”y todo hombre que no sea capaz de entender lo cruel que es para nosotros esta guerra”(p.178).


LOS LIBROS DE LA GUERRILLA


Y antes de entrar de lleno a Aquí no ha pasado nada debemos hacer la observación que sigue: curiosamente los mejores libros sobre aquella experiencia frustrada los escribieron mujeres, sin duda por su más acusada sensibilidad: Ángela Zago, Clarita Posani(Los farsantes,1976; La casa está llena de secretos,1980; Ulises,1984), Antonieta Madrid(No es tiempo para rosas rojas,1975), Ana Teresa Torres(Los últimos expectadores del acorazado de Potenkim,1999), Milagros Mata Gil(El diario íntimo de Francisca Malabar,2002). Desde luego tenemos ante nuestros ojos también obras tan singulares como las de Adriano González León(País portátil,1969) y Eduardo Liendo(Los topos,1975;El round del olvido,2003; El último fantasma,2008)[1],


ABRIENDO EL LIBRO


Creemos que para entender bien Aquí no ha pasado nada debemos citar las dos hojas con las que se abre y el párrafo con que se cierra.

Aquí no ha pasado nada comienza así:


“Subo en silencio, busco la ropa y me voy al cuarto del gran espejo. Me asomo a la entrada de la escalera. No hay ningún ruido, solo se oye a Beatriz que lava los platos. Me siento al borde de la cama. Pienso en mi futuro y no logro fijar en mi mente lo que voy a hacer. Comienzo desvestirme rápidamente, de pronto me doy cuenta de que no he cerrado la puerta, y me asusto. Cierro con llave y me apresuro. Me pongo los pantalones, la camisa, las botas. Estas botas que me regalaron ayer los muchachos, durante la fiesta de despedida. La fiesta de despedida…NI que fuera un viaje de placer. ¡Qué ironía! No quise decir nada, ¿para qué? Solo a nosotros se nos ocurre hacer “fiestas de despedida”. Estaban mi hermano, mis amigos…Bueno gente del Destacamento y el otro compañero que va conmigo, Laurencio tiene una cara de agrado, como si fuera con una beca para Francia. No, creo que la cara que tenía era más bien la de un militar ascendido. En realidad eso parecemos: unos militares de mayor jerarquía. Todos los presentes me dicen: “¡quién estuviera en tu lugar”. ¿Lo estarían diciendo con sinceridad?. Sí. Mi mejor amigo me regala algo, no sé qué. Muestra la misma complacencia que los otros. Bueno, si todos quieren ir, ¿por qué no lo hacen?. Mi amiga, por ejemplo, puede irse también. Ella no tiene mayores responsabiliades en el Partido. No creo que no se vaya por eso. Estoy a punto de decíreselo…¡Que rara me veo vestida de

[1] Angela Zago: Aquí no ha pasado nada, de su primera edición, ya citada, proceden nuestras citas. Hemos tenido a la vista, para los necesarios cotejos y comparaciones la última edición: Aquí no ha pasada nada.6ª.ed. Contratapa: José Balza. Caracas: Planeta, 1990. 313 p. Tuvo este libro mucha suerte apenas apareció, en pocos meses se imprimieron cinco ediciones, dos en 1972, una en 1973, una en 1975 y otra en 1990, todas en Caracas. Tuvo también dos traducciones: una en italiano(1973), impresa, nada menos, que por Fertinelli, en Milan; y otra en alemán, impresa por la gran casa Verlag(1977).

hombre! Siempre me pongo pantalones. Pero son tan cómodos. También más pegados. Pero estos pantalones…¡tan gruesos, tan duros, tan cuadrados!¡Qué anchos se ven! La camisa es igual. Manga larga. Con eos bolsillos, a cada lado del bueno…¿Cuál busto? Si no se ve nada. Qué pecho tan plano. Yo que no tengo, y con esta ropa…bueno mejor, así se fijan menos en mí. Lo único que he logrado que me digan, hasta ahora, es que soy muy interesante, Eso debe significar mucho. Por lo menos siendo fea como yo. ¿Qué flaca estas, pero no importa!...¿Qué hago en esta casa, frente a un espejo, vestida así con un uniforme de la FALN? Es ridículo. ¿Solo para verme en un espejo? Si mis camaradas me vieran ¿qué pensarían de mi? pequeña burguesa”(p.5-6).


Y al llegar al final hallamos: antes de llegar a los renglones de cierre, al comienzo del último capítulo escribió:


“estoy sola. Sola con mis pensamientos”(p.201),


Y cuatro páginas más allá cierra su libro así:


“Yo vi mi misma ciudad. Mi ciudad sin guerra. Y pensé antes de volver a formar parte de ella. Aquí no ha pasado nada”(p.205).



En la edición de 1990 añadió este párrafo, que no estaba en la original:


“Morela bajó de las montañas en octubre de 1965. Dentro de su ropa interior estaban pequeños papeles donde aparecían los nombres verdaderos de los campesinos y guerrilleros muertos en acción, o torturados y asesinados después de ser apresados…Estos hombres y mujeres forman parte de la historia de Venezuela”(p.313).






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