CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XXVII) Roberto Lovera De Sola.
EL TIEMPO VENEZOLANO
El período de la lucha armada ha sido presentado por dos historiadores, dentro de la forma como se escribe la historia: consultando la documentación. Nos referimos a las obras del italiano Luigi Valsalice y del venezolano Antonio García Ponce. Para los insurgentes aquel período todo fue: “Entonces recordamos que estamos en guerra”(p.26). Y con las consecuencias que ello tiene.
EN LA MONTAÑA
El lugar en donde estuvo Ángela Zago fue, repetimos, el Frente Guerrilero Simón Bolívar(1962-1966), al suroeste del estado Lara, comandado por Argimiro Gabaldón(1919-1964)[1], quien usaba el seudónimo de Comandante Carache, y en otros momentos los de Gaspar o Sigfrid. Fue muerto, se ha repetido siempre, al escapársele un tiro a uno de los guerrileros, Jesús Vethencout(Comandante Zamora) quien limpiaba su arma. Gabaldón pudo salvar su vida, pero fue mal atendido por los guerrilleros quienes terminaron dejando su cuerpo herido y sangrante abandonado, sin haber recibido los auxilios debidos, en la puerta del Hospital de El Tocuyo. Estos huyeron en vez en enfrentar la realidad, dar la cara, asi los detuvieran, y lograr que su comandante fuera bien atendido y salvado. De esa misma manera los primeros guerrilleros urbanos abandonaron, en la puerta de su casa, el cadáver de Livia Gouverneur(1941-1961), muerta al disparársele un tiro de su arma a ella, o de uno de sus compañeros, no fue desde luego una víctima de las fuerzas del gobierno, como siempre lo ha dicho la izquierda, buscando enaltecer a los suyos, aunque no fuera verdad. Fue, desde luego, aquel un triste final para aquella jovencita, estudiante de psicología en la UCV[2].
Además, pensamos nosotros,siempre ha quedado viva la pregunta, con la muerte de Gabaldón, si la bala sencillamente se escapó, o si fue consecuencia de la polemica, para poner fin a las guerrillas, que se llevaba dentro del PCV, con lo cual su cariz cambiaría.Es esta, desde luego, hipótesis nuestra, pero sostenida por muchas lecturas, y conociendo la escasa ética de la gente de
[1] Ver Antonio García Ponce: “Gabaldón Márquez, Argimiro”, en Varios Autores: Diccionario de historia de Venezuela, t.II,p.420-421. Desde luego, no se puede trazar la biografía de Gabaldón sin tomar en cuenta todas las observaciones, sus cartas y sus diálogos con él que se pueden leer en el libro de Ángela Zago. [2] Antonio García Ponce: Sangre,locura y fantasía,p.219-220.
nuestra izquierda, valdría la pena tenerla en cuenta. Es terrible decirlo, pero podría haber sido un asesinato, producido por los mismos que lo dejaron agonizando, el 13 de diciembre de 1964 en el Hospital de El Tocuyo. Hay, además, otra hipótesis, también señalada, la relación del comandante Zamora con las fuerzas del ejército[1]. Gabaldón Marquez, como siempre lo pensó Angela Zago, era el único hombre digno, honorable, decente, que había entre aquellos, con esas palabras nos lo describió en una conversación que sostuvimos hace varios años, sentados en la cocina de su casa en Prados del Este, cuando ya tomabamos notas para este libro. Tenía Gabaldón entonces cuarenta y cinco años. El que fuera hijo de un caudillo de nuestras guerras civiles no deja de llenarnos de otros interrogantes, ello porque las guerrillas no fueron, entre nosotros, es también nuestra opinión, una guerra revolucionaria sino la continuidad de los ejércitos de los caudillos del siglo XIX, de allí la gran admiración, sin sentido, que tuvieron estos insurgentes por Ezequiel Zamora(1817-1860), quien no fue sino un caudillo más.
Hay una observación más que podría avalar nuestro aserto: todo sucedió a poco del momento en que llegó, enviado desde Caracas, un nuevo Conmandante a sustituir a Gabaldón. En el relato se le denomina el Gordo, es obvia la razón por la cual Ángela Zago nunca menciona ni su nombre ni su seudónimo. Hay, sin embargo, una observación de la Zago en donde muestra su molestia porque las decisiones de la guerrilla fueran tomadas en Caracas por personas que nunca participaron en las acciones de la montaña. Por ello nos cuenta: “Los combatientes rechazaron por unanimidad al sustituto del Conmandante, y el Gordo pasó a ser Segundo Conmandante del Frente Guerrillero. Esto le debe haber
[1] Es esta versión de José Díaz (a) El Gavilán. Es el mismo Gavilancito que cita varias veces Ángela Zago en su recuento. Esto lo expone Antonio García Ponce en su Sangre, locura y fantasía,p.129. Tomado, dice el mismo historiador, del trabajo “Un día como hoy muere el comandante Carache, Chimiro, Argimiro Gabaldón”, en radiocumnaaelhatillo@gmail.com: Caracas: diciembre 14,2008..
frustrado mucho”(p.110) No nos dejó, de todas formas de llamarnos la atención este hecho, pese a que Ángela Zago escribió su relato después de haber bajado de la montaña, cuando ya la crisis del PCV, bien historiada hoy en día, era más que clara. La escisión vendría con la crisis del socialismo en 1968, consecuencia de los sucesos de la Primavera de Praga, la gran polémica, de donde surgieron los grandes alegatos sobre la necesidad de renovar el socialismo autoritario. Y entre nosotros, todo pensado en tres libros, más que fundamentales aún, de Teodoro Petkoff (Checoleslovaquia, el socialismo como problema, 1969), de Manuel Cabalero(El desarrollo desigual del socialismo y otros ensayos polémicos,1970) y de Ludovico Silva(Sobre el socialismo y los intelectuales,1970), una de cuyas consecuencias fue la división del PCV y el nacimiento, en 1970, del Movimiento al socialismo(MAS), que constituyó el Eurocomunismo venezolano. Fijese que fue tras la invasión a Checoleslovaquía, Ángela Zago se separó del PCV.
Pero ya la guerrilla había dejado sin vida a la izquierda, quedó más ratificada aun por el hecho que los venezolanos no votarían por ella. Basta ver las estadísticas electorales para sacar las conclusiones de lo que la guerrilla dio a los seguidores de la izquierda: en las elecciones de 1968 UPA, nombre del PCV, inhabilitado entonces, sacó el 2,81 %; en las elecciones de 1973: 1,19%; el MIR el 1,00%; el MAS 5,27%; en las elecciones de 1978: PCV: 1,22%; MIR:2,31%; MAS:9,65%; en las elecciones de 1983: PCV: 1,75%: MIR: 1,58%; MAS: 5,74%; elecciones de 1988: ya el PCV no participó; MAS-MIR: 10,14%; elecciones de 1993: ya ni el PCV ni el MIR participaron, el MAS obtuvo 10,87%. De hecho los guarismos hablan por si mismos:¿se puede decir que el país castigó a la izquierda?, creemos que si. En verdad solo en dos oportunidades pasaron del 10% pero sin llegar el 11%.
Pero hay un hecho más, señalado por el dirigente sindical comunista Hemmy Croes(1930-1985), fue la forma como el movimiento guerrillero terminó hiriendo a este movimiento, dado que “Lejos de combinar efectivamente las dos formas de lucha se identificaban todas con una sola: la armada. Ese error produjo nefastas consecuencias al movimiento sindical, a los sindicatos, así como al movimiento obrero y popular en su conjunto” [1]: no se necesitan palabras más gráficas.
SIN FORMACION MILITAR NINGUNA
Cuando aquellos jóvenes subieron al monte no habían tenido ninguna formación militar previa, ni táctica, ni estratégica, ni logística. Esto lo subraya Antonio García Ponce en su historia al referirse a la “deficiente formación ideológica, bajo nivel técnico, falta de instrucción, no discusión politica, espíritu militarista, mandonismo, no autocrítica, realización de acciones de tipo terrorista, violación de normas de seguridad, poco espíritu de partido…no se sabía, inlcuso, por qué se combatía y cómo hacerlo”[2].
Ángela Zago dice: “Todavía no entiendo por qué voy para un Frente Guerrillero. ¿Qué voy hacer yo allí?. Pero debe ser bello”(p.11). Y en otro pasaje: “No tengo la más mínima idea de qué es un frente guerrillero. Me imagino a un grupo de hombres vestidos de verde, que en fila india le dan la bienvenida a uno. Seguro que será así. A nosotros nos gusta tanto el teatro…Como nos encanta una ceremonia. Seguro que habrá himnos y todo eso”(p.10).
HACER LA REVOLUCION
La idea que movió a la generación de los guerrilleros, los verdaderos, los que fueron a la montaña con sus ideales,
[1] Hemmy Croes: El movimiento obrero venezolano. Elementos para su historia. Caracas: Ediciones Movimiento Obrero,1973. 314 p. Las observaciones que referimos están en las p.221-222. La cita procede de la p.222. Ayudamos a Croes en la correción de su libro, lo que explica el gran afecto que nos unió, ya que él era un hombre auténtico de izquierda, respetuso de nuestros punto de vista politico ya que siempre supo que éramos políticamente unn humanista cristiano.. [2] Antonio Garcpia Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.154.
fue hacer la revolución. Ángela Zago lo indica: “Yo no soy militar, ni lo pienso ser. No me interesa…Si estoy en esto es porque hay que hacer la revolución….Que me enseñen a disparar si hay necesidad. Que me enseñen a hacer una emboscada, Que pueda detener al enemigo. No quiero saber nada de militares. No hay necesidad, cuando triunfe la revolución inmeditamente dejaré de tener que ver con algo armado”(p.21). Era aquel un sendero politico, “Siempre hablamos del poder. Allí está el poder. La gente está esperando que tomemos el poder. Hay que arrebatárselo a las clases poderosas que están en decadencia. Es la etapa superior del capitalismo”(p.22).
Y todos ellos siempre vieron a la guerrilla como una nueva realidad para el país. Tenían algunos una perspectiva, sin duda novedosa, sobre todo en el caso de la Zago, modo que para nada se había practicando en los países donde dominaba el estalinismo: “nosotros preferíamos no obligar a nadie a hacer nada, la idea es establecer una ley consciente, no por las armas”(p.61). Desde luego, ello se quedó en lo que no llegó a ser, porque estalinismo es autoritarismo, totalitarismo.
LA GUERRILLA POR DENTRO
Hay muchas instancias en el relato de la guerrilla, en su vida cotiana, que hallamos en el volumen.
En lo que cuenta aparecen palabras que son propias de la vida revolucionaria, tales “enconchada”(p.6), por escondida, o “concha”(p.6), como lugar clandestino; o esperruje(p.117) o desperruje, como un estado de ánimo, palabra que hemos encontrado en los diccionarios.
En esta parte nos parecen de especial interés el relato que hace de algunos de los compañeros que estaban allí, en las montañas de Lara.
El más importante es el comandante Argimiro Gabaldón, este aparece muchas veces, se cuenta incluso la forma como murió, aunque la Zago no fue uno de los testigos de su sacrificio, pero está relatada allí con suma de detalles, contados por sus testigos. Argimiro utilizaba varios seudónimos en su correspondencia Gaspar, Sifrid, Carache, como ya hemos indicado(p.78, nota).
Del retrato que de él nos da nos gustaría fijarnos en forma de ser, en su preocupación por los guerilleros, subrada por ella(p.77). También en la relación personal de ella con él. Por ejemplo relata, ”En esos días tuve correspondencia del Comandante. Papelitos que me enseñaron a pensar. ¿Un revolucionario tiene derecho a perder su condición humana? Por primera vez en mi vida pensé que sabía resolver los problemas pequeños y menudos de la revolución, pero estaba perdiendo mi condición de ser”(p.77. Subrayado nuestro). Hemos subrayado la última línea porque sentimos que el sustancial libro de la Zago, Existe la vida, surgió de este renglón. Esta es la tercera de sus obras si seguimos los pasos de su biografía, como antes lo hemos señalado.
Y tras ser herido el Comandante, cuando aun pensaban todos que podría mejorarse, escribe: “Un hombre como Argimiro Gabaldón no puede morir. Los héroes mueren en el combate. Asesinados por el enemigo, o no mueren. El no puede morirse porque la revolución lo necesita. Si es una herida en un costado seguramente se salva. Habrá perdido mucha sangre, pero de todas formas lo bajaron rápido”(p.118).
Otro personaje, que fue importante para ella, incluso afectivamente, es Marcelo. Se refiere a él varias veces, la primera vez en un largo pasaje(p.50-55) que nos permite comprenderlo a él y penetrar en la relación que los unió, tan honda que leemos: “Cada vez que llega Marcelo, se me alegra el corazón. Esta vez se me desbordó. No era para menos”(p.51).
LA MEMORIA DE UNA MUJER
Parte más que sustancial de Aquí no ha pasado nada es el hecho de que concebido, fue hecho, por una mujer, una fémina sensible. Es este libro de escritura de mujer. De allí sus observaciones.
Nos muestra su condición, era una joven soltera, “qué más no estoy casada y si supiera que ni novio he tenido”(p.22).
“Me ha llegado mi primera mestruación en las montañas. Vino con una diarrea horrible y fiebre. No lo entiendo. Nunca me he sentido mal en estos días que dan por ocultar las muchachas”(p.20).
Tiene un sentido de lo femenino, “Te sonries y no entiendes por qué tienes que ser diferente. Pero, sabes que lo eres”(p.68). Y es como mujer que está en contra de la represión sexual(p.53), siempre tan practicada entre los comunistas, creyendo que los guerrilleros no tenían cuerpo, ni que del trabajo conjunto de hombres y mujeres no iban a surgir relaciones íntimas, hecho imposible. Por ello le molesta el “Prohibido enemorarte”(p.130) de sus camaradas. Por ello, el amor, el sentirlo, el vivirlo, está presente en muchas de sus anotaciones.
Pero es también feminista la autora cuando hace esta magnífica observación: “Y seguir la politica de la educación homosexual de esta sociedad: hombres con hombres y mujeres con mujeres. Porque trabajan mejor. A mi la verdad es que me fastidia enormemente trabajar con mujeres”(p.86).
Además tiene su piel viva: “Cada vez que llega Marcelo, se me alegra el corazón”(p.51). Otra día, ella lo cuenta, llegó al campamento guerrillero la esposa del comandate Gabaldón, se llama Luisa Martí, solo Luisa en el relato, “Sorprendetemente joven. Tranquila. Simpática. Comunicadora. Es la compañera de un Comandante Guerrillero, no es el del grupo de las que solo sirven para acostarse con ellos”(p.100). Hay. Desde luego, una diferencia que ella recalca.
LA CRISIS CON EL PCV
En verdad, la guerrilla entró en crisis hacia 1964, fue como consecuencia de las elecciones del 1 de diciembre de 1963, cuando la guerrilla pidió la abstención y la gente no la escuchó sino que votó para elegir a Raúl Leoni(1905-1972). En 1965 Ángela Zago, dejó la montaña y retornó a la ciudad y al ver todo exclamó: “aquí no ha pasado nada”(p.205). Esa era la verdad.
En ese momento ya se había venido planteado dentro del PCV una serie de ideas en contra la insurección armada, de hecho ya en ese momento había sido derrotada.
Pero ello fue evidente desde atrás. La autora escribe: “Si la dirección del partido no tiene confianza en uno, en mi capacidad de análisis y de poder resolver sola miles de cosas, por qué me dejan sola en una zona de más de cuarenta casas para que forme la base social de un Destacamento”(p.53). Y sigue: “Sucede que soy la encargada politica de una zona y no tengo contacto con un organismo político superior en el cual discutir”(p.81).
Pero a la vez expresó una crítica de mayor bulto: “no estoy de acuerdo con que designen los cargos de dirección desde la ciudad. Me siento como asfixiada. Es increíble: no entiendo como se está manejando este trabajo”(p.86). Y esto se hizo evidente cuando llegó un personaje que ella llama el Gordo, nunca da su nombre. Así consignó:
“El Gordo había sido enviado por el Buró Politico para que se encargara de la Comandancia del Frente. Sustituiría a Argimiro. Pero las cosas de la guerra revolucionaria no se pueden decidir desde un escritorio y menos creyendo que tener quince años en el Partido es la única carta para “saber de revolución”.
“Este camarada es miembro del Comité Central de nuestro partido. Parece que ha hecho un trabajo de hormiguita en el seno del PCV. Es un buen trabajador desde el punto de vista de la constancia. Pero eso no le da crédito para ser Comandante de un frente guerrillero. Menos para sustituir a un líder como el comandante Argimiro Gabaldón, que tiene años de experiencia guerrillera y que conoce el terreno…El Gordo, para terminar de hundirse, se cayó por un barranco al mes de estar en el Frente, y esto para un guerrillero que pretende ser jefe es fatal”(p.110).
Ella pensaba; “La guerrilla representa una buena esperanza”(p.181). Pero ya eso no era así, visto todo esto a décadas de distancia, en verdad la guerrilla nunca representó nada positivo. Fue siempre rechazada por los ciudadanos. Por ello, en medio de estas expresiones de ella, legítimas pero inciertas, comenzaron a llegarles noticias de lo que le sucedía a la guerrilla urbana, ya tan derrotada como la rural, “La situación en la ciudad es cada vez más grave. La represión se ha desatado a todos los niveles, y la gente no está trabajando bien”(p.181): ¿es que acaso no era una controversia interna, unos enfrentados contra otros, el gobierno defendiendo la democracia, la guerrilla tratando de destruirla?.
Y a poco aquello que puso fin a aquella expreriencia: “Ese día recibimos el informe del Sexto Pleno donde el Partido baja la línea de Paz Democrática(abril 1965). Lo aprobamos por unanimidad”(p.184): significaba el fin de las guerrillas. Fue la antítesis de lo acordado en el Tercer Congreso(marzo 10-18,1961) donde se tomó la decisión de que la única forma que había para tomar el poder era la via armada. Ahora, venía “el repliegue táctico, para reforzarnos y comenzar a combatir con mayor brío”(p.184), eso se hizo a partir de la reunión del Buró Politico del PCV(noviembre 9,1965), donde quedó establecida la “Necesidad de un repliegue de la FALN: tomar la iniciativa en el campo politico, para lo cual se hace necesario que las FALN ordenen un repliegue de las guerrillas y las UTC. No se trata de una nueva ‘tregua”, sino de un viraje en las formas de lucha: abrir un nuevo período táctico en el cual, en lugar de combinarse todas las formas de lucha, serán suspendidas las acciones guerrilleras y de la UTC; y se colocaran en primer plano las iniciativas politicas”[1]. El único que se opuso a la decisión fue Douglas Bravo.
Pero la situación era en aquel momento tan grave para la guerrilla que no tenían otra alternativa. Antonio García Ponce hace este recuento: la invasión cubana
[1] Documento citado por Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.165.
entrapampada en Yaracuy; El Bachiller agonizando, el frente de [Alfredo] Maneiro(1937-1982) cada vez más cercado, Alberto Lovera liquidado, la fábrica de explosivos destruida[1].
Este fue el final, y hasta allí llega el relato de Ángela Zago.
Si en 1965 se inició otra etapa para la izquierda venezolana tras el pleno fracaso de su insurrección, en verdad el proceso guerrillero llegaría a su fin en nuestro continente, según sostiene Tad Szulc(1926-2001), con la muerte de Ernesto Guevara de la Serna(1928-1967) en Bolivia(octubre 8,1967), su muerte la ve este hondo analista “como climax del movimiento guerrillero…fue el drama central de la historia de la Revolución cubana en la década de 1960”[2], Y en Venezuela la “paz democrática” planteada por el PCV se haría plena cuando el presidente Rafael Caldera(1916-2009) anunció, en 1969, el inicio de la politica de pacificación. Sus consecuencias fueron el retorno de los guerrilleros a la vida civil, la legalización del PCV y el MIR, y tiempo después, la división de PCV, lógica consecuencia del fracaso de las guerrillas y de los sucesos de Checoeslovaquia, cuyo análisis en el mundo fue iniciado en Venezuela y por pensadores venezolanos, asunto que ya hemos referido.
EXISTE LA VIDA
Casi en donde se detiene Aquí no ha pasado nada inició Angela Zago su siguiente libro Existe la vida. En él volvió, con otros ojos y desde otras vivencias, al mismo ámbito del primero. Retorna pero no repite. Regresa para mirar otra vez lo antes vivido. Pero ya no lo hace como en Aquí no ha pasado nada haciendo memoria de lo hecho sino que lo hace mirando como en zigzag lo antes realizado en conjunto con lo experimentado después, con lo vivido y con la manera como ha ido percibiendo a lo largo del tiempo sus experiencias de los años juveniles.
[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.164. [2] Tad Szulc: Fidel, un retrato crítico,p.681.
Existe la vida es como Sobreviví a mi madre, como Aquí no ha pasado nada,un libro autobiográfico, una memoria íntima. Así hay que verlo. No hay que buscar recreación en él sino mirarlo como lo que es: un alma sensible, la cual se exhibe abierta ante nosotros, que desea ser otra vez sincera, siempre transparente; quien con ojos de mujer, a veces fuerte, muchas agria y por momentos llena de ternura, mira su acontecer y se pregunta a lo largo de sus páginas, desde sus ojos de mujer, sobre el valor y sentido de aquello que hizo la generación a la cual perteneció, aquella que aun adolescente se fue a la guerrilla y fracasó en su intento. Así Existe la vida es obra por medio de la cual, desde su piel, su autora insurge contra el autoritarismo y contra aquella izquierda que, como toda lade América Latina de la misma promoción, careció de espíritu. Así Existe la vida tiene dentro de nuestro país el valor que a nivel continental encontramos en la novela de Manuel Puig(1932-1990) El beso de lamujer araña(1976). La acusación sigue vigente: la izquierda latinoamericana no tiene espíritu, ni sentimientos. La interrogante en torno al poco amor a la vida está presente en ambas obras. Sigue estando vivo, como en la novela de Puig, en el contrapunteo entre Molina el guerrillero y Valentín el homosexual. Para Molina “lo importante...es la revolución social, y lo secundario son los placeres de los sentidos. Mientras dure la lucha, que durará tal vez toda mi vida, no me conviene cultivar los placeres de los sentidos”[1]. Para Molina el amor, la mujer, es secundario(p.34). En cambio Valentín tiene otra respuesta: “¡Y qué tiene de malo ser blando con una mujer¡ ¡Por qué un hombre...no puede ser sensible, si se le antoja?¡”(p.35). Es por ello que si el modo de ser de Molina es autodestructivo, la pedagogía de Valentín es la del corazón, es aquella que no tiene miedo
[1] Manuel Puig: El beso de la mujer araña.,p.33. También Mario Vargas Llosa ha mirado los errores y horrores de la guerrilla latinoamericana en dos de sus novelas: Historia de Mayta(1984) y en sus Travesuras de la niña mala(2006), las que también hay que tener en cuenta en el análisis del tema que tratamos, aunque la de Puig es esencial.
a la debilidad(p.47), que sabe que “el sexo es la inocencia misma”(p.244). Se nos ha hecho imposible no reunir en nuestras meditaciones en torno a Existe la vida lo que observamos decir a los personajes de Puig. Allí está la entraña de ambos libros. En los dos se expresa la meditación angustiada de dos latinoamericanos ante un mismo hecho, el cual dejó dolorosas huellas en el vivir de muchas personas. De allí que la clave del libro de Angela Zago lo encontramos al leer: “Yo, en cambio, vengo a encontrar unos recuerdos guardados en defensa de algo que llaman ‘estabilidad emocional’. He vuelto para corroborar que es falso esconder en un rincón los sucesos que forman parte importante de la vida. Es como tratar de ocultar la juventud, porque también habla de errores idiotas: hay tanta falsedad en ese juego”(p.72).
Con esa sinceridad que sólo las mujeres escritoras han tenido entre nosotros para asomarse a ese periplo pues primero lo hizo Angela Zago en Aquí no ha pasado nada, después Antonieta Madrid en No es tiempo para rosas rojas, mas tarde Clarita Posani en Los farsantes, luego Ana Teresa Torres en Los últimosespectadores del acorazado de Potemkin y Milagros Mata Gil en el Diario íntimode Francisca Malabar. A ello vuelve la Zago en el libro que comentamos. En él la guerrilla de los sesenta es vista desde una carne, desde una sangre, desde el punto de vista de una persona que lo vivió y padeció. En Existe la vida está relatada la historia de aquellos que creyeron que participar en aquella revuelta constituiría el inicio de un gran cambio. Es también la historia de los que fueron engañados y utilizados. Es el recuerdo del vivir de los que padecieron los esquemas ideológicos, el moralismo de las agrupaciones revolucionarias, los maximalismos; los que fueron empujados a vivir sin tener en cuenta el cuerpo, a quienes se prohibió “Saborear el cuerpo de un ser amado”(p.6); esas agrupaciones de los sin alma; aquellos para quienes la vida no valía; para quienes las personas que pensaban distinto a ellos no tenían valor humano alguno; a quienes se enseñó que había que darle al espalda a las personas más disparatadas y simpáticas del mundo”(p.87), pues estas, llenas de vida y energía, de calor y encanto, eran consideradas frívolas.
Y desde aquí se espiga el testimonio de Angela Zago. Unas hojas hondamente humanas, conmovedoras, que apareció en los días(1989) en donde los críticos del autoritarismo, como el gran novelista checo Milan Kundera(1929), empezaron a tener razón; cuando se lanzó la Perestroika(1985), cayó el muro de Berlín(1989), en Praga victorearon otra vez al líder de la primavera de 1968, en el momento en que se pedían reformas y apertura en Rumania, Hungría y Bulgaria. En Bucarest fueron ejecutados el dictador Nicolae Ceaucescu(1918-1989) y su esposa(diciembre 21,1989). Fue en ese instante en donde el ser humano oprimido dijo no a los gobiernos arbitrarios[1].
[1] Para la comprensión de la caída del socialismo la bibliografía es amplísima, la hemos estudiado con atención, trabajo en el cual continuamos, se trata del gran tema de nuestro tiempo. Para la redacción de este capítulo hemos tenido a la vista Manuel Leguineche: La primavera del este. 1917-1990: la caída del comunismo en la otra Europa. Barcelona: Plaza y Janés,1990. 512 p.; Isaac Pardo: Fuegos bajo agua.2ª.ed.aum.Caracas: Biblioteca Ayacuch,1990. LXXI,867 p. Ver especialmente “La Perestroika”(p.801-813), capítulo que solo aparece en esta edición. Ver también la definición de utopía que da este humanista venezolano(p.771);Timothy Garton Ash: Los frutos de la adversidad. Barcelona: Planeta,1992.481 p.; Leonid Tsypkin: Verano en Baden-Baden. Prólogo: Susan Sontag. Bareclona: Seix Barral, 2005.219 p.; Michael Mayer: El año que cambio el mundo. La historia secreta detrás de la caída del Muro de Berlín. Bogotá: Norma, 2009. 256 p.; Robert Service: Camaradas. Breve historia del comunismo. Barcelona: Ediciones B, 2009.780 p. Ver “Final, desde 1980”(p.577-667); Henrry Kissinger: La diplomacia, antes citado, en donde se encuentra el mejor análisis que hemos podido leer sobre el por qué del fracaso de la perestroika en la antigua URSS. La primera edición de esta monumental obra fue impresa en inglés en 1994; Dasvid Remnick: La tumba de Lenin. Los últimos días del imperio soviético, antes citada. Sobre el por qué de la diferencia del fin del socialismo en Rusia y su paulatino, y casi siempre pacífico final, en China, con la excepción de los sucesos de la Plaza de Tiananmen, en 1989, y la creación de lo que se puede denominar hoy, según Rober Service, el “Comunismo capitalista”(p.607) en ese país, se debe leer con atención ell magistral libro de Henry Kissinger: China. Bogota: Mondadori,2012,621 p. Debemos recordar que el primer intelectual latinoamericano en criticar la degenración del socialismo soviético, convertido en una dictadura, fue el mexicano Octavio Paz, en 1951, en su texto “Los campos de concentración soviéticos” en El ogro filantrópico,p.235-238, fíjese el lector que Paz escribió esto el mismo año de la aparición en inglés de la obra de Hannah Arendt: Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Taurus,2006.618 p., en el cual iguala al nazismo con el stalinismo, ambas formas del totalitarismo. Después, con el paso del tiempo, dado lo avasallante y eemoledora que fue la Revolución Cubana para los latinoamericanos, vendráin las válidas críticas de esta, obra de Jorge Edwards, el primero, en su Persona non grata.; Carlos Rangel, primero en Del buen salvaje al buen revolucionario,, su primera edición apareció en 1975 y más tarde en El tercermundismo. Caracas: Monte Ávila Editores, 1982. 286 p.. Y en general al marxismo como fue el caso del libro pionero de Juan Nuño: El marxismo y la cuestión judía. Caracas: Monte Ávila Editores, 1972. 180 p. y su segunda versión ampliada: Sionismo, marxismo y antisemitiismo: la cuestión judía revisitada. Caracas: Monte Ávila Editores, 1987. XIV, 152 p. ;Jorge Semprum en la Autobiografía de Federico Sanchez, antes citada, esta referida a los horrores del Partido Comunista Español, pero es válida como la crítica de Edwards y la meditación de Rangel. Y, desde luego, los libros producidos en Venzuela, tras la invasión de la URSS a Checoeslovaquia, obras de Petkoff, Caballero y Ludovico Silva a las que ya nos hemos referido. Fundamental fue también el ensayo de Ludovico Silva: Teoría del socialismo. Prólogo: Teodoro Petkoff. Caracas: Editorial Ateneo de Caracas, 1980. 93 p., donde explicó claramente como el socialismo de la URSS y sus satélites nada tenía que ver con la esencia de esa doctrina.
En esas horas pudimos tener en nuestras manos Existe la vida. Pudimos seguir el doble periplo de quien lo redactó: en su rememoración de la guerrilla para de ella extraer sus lecciones[1]. Pero quien a las vez observamos andando en busca de su realización como mujer plena, junto a una pareja, un hombre, que no le impidió ser auténtica y ser ella misma.
[1] Para la historia de la lucha armada de la izquierda marxista venezolana, con el apoyo de la dictadura cubana, contra la democracia venezolana consultar, además de los libros que antes hemos mecionado: Luis Vera Gómez: La subversión armada 1964-1967 en sus documentos; Gisela Kozak Rovero: Venezuela, el país que siempre nace, obra que nos imulsó a terminar la obra que ellector tiene enn sus manos. El libro de Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía. que antes hemos referido, es el primer análisis de su devenir hecho por un historiador venezolano con los ojos e instrumentos de la historia.
Esta es la doble vertiente ante la cual nos encontramos cuando repasamos los recuerdos que hallamos en Existe la vida. A través de su rememoración nos topamos con su rabia ante lo falso impuesto(p.5-6), su lucha por hacer presente en su vivir “las cosas más triviales y hasta necesarias de la vida”(p.7). Al unísono nos muestra como fue que retornó a lo que fue descubriendo como esencial. Aquí cuerpo y espíritu se conjugan(p.63), el amor, la relación con los demás, predomina como lo central del vivir(p.69); nos dice que no nos podemos permitir perder nuestros sentimientos más profundos(p.80), que es necesario conjugar la intimidad con la vida social y política. Lo contrario es un imposible. Es desde nuestra piel, desde el amor, “que hay que saberlo ganar, y que detrás de una senda oscura, llena de acechanzas....espera a todos los que luchan hasta el fin por ganarlo”[1], desde donde se puede espigar nuestra existencia.
[1] Manuel Puig: El beso de la mujer araña,p.175.
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