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CAUDILLOS, GAMONALES Y GUERRILLEROS EN LA MEMORIA VENEZOLANA...(XXXI) Roberto Lovera De Sola.


2003: LA FLOR ESCRITA.

Formando un tríptico con sus novelas Juegos bajo la luna(1994) y Los cristales de la noche(2005), Carlos Noguera(1943-2015) nos ofrece en La flor escrita(2003), la continuación de la exploración de los días vividos por los miembros de la “cofradía” de amigos. Si en Juegos bajo la luna se iniciaba el relato en días de fines de los cincuenta en La flor escrita podemos recorrer horas de 1969, tiempos de la renovación universitaria, hasta el horizonte venezolano de los instantes del “viernes negro”(1983), “el entierro pagano del país saudita”(p.468). Días también, los finales, de la guerrilla de los sesenta, que tanto los había marcado(p.235). “Estuve haciendo cuentas del tiempo que llevamos conociéndonos, chamina, dijo Marisela. Veinticuatro años. Desde que nació Amalia: año 58 para ser exacta”(p.219).

¿Es esta una autobiografía, unas memorias, como se sugiere en el texto(p.242,251). Podría ser. Al menos podemos encontrar fragmentos que tienen la estructura de unas confesiones, tal el “Diario de Carmen Luisa”, por ejemplo.

¿Es una novela de formación?. Creemos que no porque si bien toca la juventud de sus protagonistas nos lleva hasta los horizontes de su madurez, cercanos a los cuarenta años.

¿Es una novela negra?. Creemos que sólo hasta un punto: hasta un delito de cuello blanco que comete uno de sus personajes, en el entretejido financiero nuestro de los años setenta y ochenta. Pero pese a que ello no es totalmente una novela policíaca, pese a que la mención a Dashiell Hammet(1894-1961) es constante(p.10,12,38,128,258,330). Pero lo principal de La flor escrita es la historia emocional, afectiva y pasional de los seres que habitan sus páginas, cuyas vidas aparecen aquí en el contexto político y social de una época en donde todo cambió como consecuencia de los años sesenta en el mundo, especialmente en los sucesos del sesenta y ocho en Praga(abril 14) y Paris(mayo 29) suscedidos con apenas cuarenta y cinco días de diferencia, “una época que, aunque a algunas mas que otros, nos había marcado a todos”(p.368), días en que se hizo más precisa la lección de Freud, el feminismo, fue el tiempo de la mujer, época de exploraciones de la sexualidad, “el neblinoso paraje del deseo”(p.198), de renovado erotismo, tiempo de nuevas vivencias pioneras y de pioneros que pagaron el precio de abrir nuevos caminos, tanto políticos, sociales como emocionales.

La flor escrita no es una novela histórica sino que la historia, el devenir, el suceder, corre entre sus renglones pero como el tejer del vivir de sus criaturas, a veces apelando al pasado, como cuando se menciona a Buenaventura Durruti(1896-1936), al tórrido verano de la anarquía, a las tesis acratas(p.255)[1].

Todo lo emocional y lo afectivo está contado en esta novela con tal pasión que el lector entregado que nos exige este amplio libro se siente llevado por los acaeceres, en lo que sucede a cada uno de sus protagonistas principales, Carmen Luisa, La Sigmuncita, La Flaca, Marisela, Laura La Polaca, Verónica La Fierecilla, Fernando, llamado por todos El Llanero, Diego, Tulio El Sabueso, Antonio(p.145), llegando el narrador hasta extremos tan preciosos en el recontar que el volumen se torna cuanto entrañable para quienes tienen hoy la edad de las criaturas del libro, pertenecieron, desde diversos ángulos, a la generación que Noguera novela en La flor escrita.

Novela de largo aliento, todo lo sucedido a sus personajes debe ser narrado: el tiempo, pasado y presente, los hechos acaecidos, la luz del trópico, la ciudad, sus calles, sus lugares, los caracteres de los trabajos que realizan, las vivencias eróticas, lo sentido ante el nacimiento de los hijos, las relaciones con los padres.

Obra con muchas referencias intertextuales a obras literarias es La flor escrita, con menciones constantes a las

[1] Ver Hans Magnus Enzensnerger(1929): El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Buenventura Durruti. Barcelona: Grijlabo,1975.334 p. y la novela de Rosa Montero(1951):La hija de canibal. Madrid: Espasa,1997.338 p.


lecturas que hacen los personajes, a rememoraciones basados en las vivencias producidas por el cine: tal Chaplin, Zorba, el griego, ”la perdurable película de Caccoyanis”(p.352), El último tango en París de Bernando Bertolucci, Jane Fonda en Barbarella, Kim Novak en Picnic, las criaturas del genial Woody Allen, grande influencia en esa generación. Recuerdos que se alargan también hasta la música popular: “aquella colcha de retazos boleriana”(p.218), a Serrat, a Pérez Prado, al “bossa nova” con alguna referencia a la música clásica(p.186).

Memoria de sitios como La Candelaria, “caraqueño y de La Candelaria para más señas”(p.31), como dice de sí mismo uno de sus protagonistas, o el viaje a Londres tantas veces evocado.

El sentido más profundo de esta obra la hallamos en algunos de sus pasajes. Es memoria viva de un acaecer, de un vivir, de unas vivencias, de unos conflictos ya pasados que “yo el memorialista… lo reseña”(p.54). Documento sobre un transcurrir: “Como ocurrió con buena parte de los que se involucraron, la veloz corriente de cambios los cambió, a la par, a ellos”(p.80); hechos que deben ser recordados por escrito porque “el fluir de nuestro presente parece modificar, acaso drásticamente, nuestro pasado”(p.157). De allí la pregunta por la identidad: “Quien escribe no es quien oye, y quien oye no es quien recuerda, ¿quién soy?”(p.82), por ello se recupera lo vivenciado gracias a la palabra escrita en una especie de “conversación del entretanto”(p.193) que llega a encantar al lector.

“Aislado dentro de esa curiara en cuarentena me dejé deslizar con abandono durante una eternidad. A veces, más allá de la espesa cortina que nos separaba del universo, alcanzaba a trasver de escenas lejanas, incomprensibles por la costra de irrealidad que las velaba”(p.212). Es por ello un viaje “al fondo de la noche”(p.214), la narración del, y desde, el recuerdo(p.215), evocando así días juveniles, “a pesar de la sensación inequívoca de que provienen menos de la región del recuerdo que de la del sueño”(p.289), “y si lo traigo de nuevo a estas notas no es en respuesta a un arrebato de nostalgia”(p.291), aunque pueden ser “Preguntas subsidarias y respuestas tentativas, en los cuadernos en octavo”(p.294), todo vuelto a contar “Una tarde, años después, cuando estos días ya hubiesen sido olvidados o recordados con otro lado del cuerpo”(p.306). Y todo ello como respuesta a un requerimiento de guardar, de conservar lo vivido(p.340), hechos que sólo puede custodiar un escritor(p.345) al oír los recuerdos(p.363), “La dinámica del recuerdo puede ser tan asombrosa como la vida a pedazos que rescata”(p.383). Por ello dice a sus íntimos amigos: “Querido cofrade, sonrió, podemos brindar las veces que usted quiera por los tiempos antiguos, pero a condición de que aceptemos que hemos cambiado”(p.494). Es desde allí de donde surge a esta novela “recuerdosa”(p.16).

Un libro en el que se rememora a los amigos, a lo vivido junto a ellos, a los exilados de la dictadura, a quienes el poder corrompió, “el icono se derrumba”(p.139), a los hijos en rebelión, revuelta incluso armada ganada por los partidos y perdida por los guerrilleros, algunos de los cuales son los protagonistas de esta novela. Por ello leemos en La flor escrita “allí estaba el país mismo…pillos para exportar, ratas, ladrones de todo cuello”(p.27), la gran “tragicomedia”(p.331) de un país que no ha sabido como administrar el bochinche.

Novela bella es La flor escrita, bien diseñada en su estructura, cuidadosamente escrita, con gozo por la palabra, con sabor por la lengua, con momentos de alta prosa. Volumen que junto a sus otras tres novelas anteriores hacen de Carlos Noguera una figura de excepción dentro de la novela venezolana, un novelador a tener en cuenta, autor de unos libros que deberán leerse y releerse mucho en lo adelante. La flor escrita, creemos, sostenemos, es su pálpito mas lúcido.


2004: FALKE


La segunda novela de Federico Vegas(1950) Falke (2004)[1] ha tenido sin par suerte. Tenemos en nuestras manos su cuarta edición. En el fondo de Falke, su segunda novela, Federico Vegas, desea y logra “escribir, una verdadera trampa en la que el lector entra y ya no puede salir, porque afecta su propia vida, para siempre”(p.165). Una buena novela, escribe, “tiene que empezar por sorprender al propio escritor”(p.225).

Toda la peripecia del Falke observada desde el punto de vista de uno de los participantes en aquella expedición, Rafael Vegas(1908-1973), grupo de revolucionarios ante gomecistas que desembarcó en Cumaná(agosto 11, 1929), la mejor pertrechada de las que se organizaron contra la dictadura(1908-1935) de Juan Vicente Gómez(1857-1935) y la cual tres horas mas tarde después de su desembarco, a las siete de la mañana, estaba vencida y su jefe muerto. Y había fallecido también, en el tiroteo, el comandante de las fuerzas del gobierno, Emilio Fernández(1870-1929): “precipitación, locura, ignorancia, inocencia”(p.275-276) se habían hecho presentes aquel amanecer.

Varios de los miembros de la Generación de 1928, los estudiantes que usaban “nuestra venerada boina azul”, inventada por las hermanas de Andrés Eloy Blanco(1896-1955), participaron en ella, jóvenes quienes habían huido a Europa y allá estudiaban y desde allá añoraban un nuevo modo de vivir para el país. Tenían “suficiente fervor para aferrarnos al timón…Fervor e inocencia”(p.36).

Román Delgado Chalbaud(1882-1929), el jefe, el caudillo, de “estas guerras bochincheras”(p.157), enemigo de Gómez quien lo había apresado en La Rotunda durante catorce años. El dictador estuvo siempre convencido “siRomán saleme hace la guerra”. Así fue. Pero el autócrata tuvo en aquella jornada todos los hilos en sus manos, tal eran sus servicios de espionaje. En esa Venezuela, que todavía gobernaría durante seis años, sólo había lugar

[1] Federico Vegas: Falke. México: Jorale Ediciones, 2004 es su primera edición. Aquí seguimos Falke.4ª.ed.Caracas: Mondadori, 2006.455 p.


para él y sus decisiones. José Rafael Pocaterra(1889-1955), era amigo de Delgado, habían estado presos juntos, de aquella ergástula salieron sus Memorias de un venezolano de la decadencia(1927). Pocaterra fue en todo esto el intelectual añorante de libertad y democracia y sobre quien cayeron todas las culpas del fracaso por haber cumplido una orden de Delgado, ”Suceda lo que suceda me salva el barco y que jamás caiga el parque en manos de nuestros enemigos. ¿Ud. entiende lo que le estoy diciendo, Pocaterra?” (p.244). Los dicterios de los participantes siempre lo persiguieron hasta que rindió la vida. Y después.

Falke es novela basada en los diarios recuentos de su protagonista, por ello está dividida en libretas y no en capítulos, “Sólo me apacigua escribir y, de paso, me aclara algunas cosas”(p.50), “al contarla al amigo con un lenguaje de ficción que pretende ser real”(p.427). Fue “el alma inmensa”(p.455) de Rafael Vegas enemigo de la consigna, que tanto mal nos ha hecho, de “después nos arreglamos”(p.53), consciente de que Venezuela “nació loca y sorda”(p.423). Por ello el Libertador se consideró su loquero(Cartas,t.V,p.236;t.VII,p.470-471).

Novela histórica es esta y también de aventuras. Sólo “Los pueblos comienzan a tener historia cuando logran imaginarla…la realidad y la ficción se muerden mutuamente la cola”(p.454).

Novela formada por los cuadernos ficticios de Vegas que nos cuentan en su primera parte la peripecia del Falke y en su segunda parte su huida a través de lugares de la región oriental.


En aquella jornada también dio la vida Armando Zuloaga Blanco(1905-1929). Su cadáver, casi desnudo porque varias mujeres guardaron sus prendas como reliquias, incluso su boina azul, fue recogido de la calle por Pedro Douaihi, quien lo enterró, escondido y secretamente, aquella misma noche. Fue un acto de valentía de esos en los que se reconocen lo mejor de nuestro gentilicio.


2008: EL ULTIMO FANTASMA


Trabajando en la temática de El round del olvido(2002) la novela de Eduardo Liendo, El último fantasma(2008)[1], se nos presenta como el gran ajuste de cuentas final con el marxismo y el socialismo autoritario, sobre todo el venido de la URSS y sus satélites, o desde la Cuba castrista. El último fantasma es una fascinante invención, deliciosa, y por largos pasajes divertida. Era también una pieza que nos faltaba en el proceso de la novela venezolana de la violencia de los años sesenta, aunque ella es también el balance final, necesario, imprescindible, con el marxismo-leninismo, una rendición de cuentas que había que hacer. Su protagonista no puede ser más claro: un ex guerrillero venezolano de los años sesenta quien es también escritor, el propio Liendo es ambas cosas, por la cual la novela no escapa a lo autobiográfico y a la propia memoria personal. Es El último fantasma obra también de quien ya ha hecho la necesaria autocrítica de aquello en lo cual participó y ha comprendido los verdaderos signos de nuestro tiempo, de hecho esto está en su también veraz novela El round del olvido.


LOS GUERRILLEROS


Hoy en día la generación de guerrilleros de los sesenta debe ser bien comprendida. El por qué de lo hecho y su renuncia posterior tanto a la violencia, como método de lucha, como al marxismo como idea, están presentes y deben ser comprendidas. Ya lo hizo Liendo en El round del olvido pero lo han hecho también otros escritores venezolanos. Pero debemos decir hoy también que si se quiere comprender lo que hicieron estos muchachos y muchachas, quienes rayaban los veinte años en 1962, el momento de la decisión del levantamiento, aunque ya en 1961 se habían llevado a cabo algunos hechos, los presenta el primer historiador que tuvo aquel movimiento: el italiano Luigi Valsalice, seudónimo de un alto funcionar

[1] Eduardo Liendo: El último fantasma, Caracas: Alfaguara, 2008. 198 p.


de los organismos internacionales, en su Guerrilla y política: curso de su acción en Venezuela,1962-1969, libro seriamente imparcial, ampliamente documentado. Al margen sea dicho hoy que se han publicado todos los documentos de la guerrilla que cayeron en manos del gobierno. Están en un libro compilado por Luis Vera Gómez(1918-2008): La subversión armada,1964-1967 en sus documentos y en la primera historia de aquellos años, hecha desde el alma de un venezolano de aquella generación, escrita con los ojos y la metodología del historiador, en el destacado libro de Antonio García Ponce(1929): Sangre, locura y fantasía(2010). No es el de García Ponce ni una apología de los guerrilleros, ni un recuento nostálgico, para nada considera a los guerrilleros como héroes: es un análisis, la exploración de los sucesos de aquella experiencia dolorosa, examinada con los elementos documentales de ambos lados: los que produjo la izquierda y los del lado del gobierno, especialmente de las Fuerzas Armadas, a partir del libro del coronel Arturo Castillo Máchez(1946-2010): Más allá del deber(1989). Su autor, Castillo Máchez, como subteniente luchó contra la guerrilla marxista y fue herido en uno de los combates, exhibió en su cuerpo, haste el final de su vida, las huellas de las heridas, escuchaba mal por un oído y cojeaba.

Volviendo a nuestro asunto debemos anotar que todos aquellos seres eran un grupo de jóvenes llenos de ideales, el de justicia social unida en todo espíritu siempre, en todo hombre y en toda mujer, marxista o cristiano, en todo ser humano. Pero estos jóvenes, que fracasada la guerrilla fueron nuestros compañeros en la universidad, “los vencidos”, como lo hemos denominado, eran un puñado de gente bella que quiso alumbrar, equivocadamente, otro tiempo, y se entregaron a la acción. Una generación, que como lo declaró el mismo Liendo, hace más de dos décadas a la periodista Lelenina Delgado, “se equivocó soñando, el error estuvo en que nosotros no supimos interpretar las claves de la realidad, pero no soy un renegado del sueño, tampoco soy un obsecado que no haya sacado por lo menos reflexivamente las lecciones del fracaso político”[1].

Casi todos aquellos jóvenes los que nosotros tratamos, fueron nuestros compañeros en la universidad, de cuyas confidencias se nutre este testimonio no de otras vivencias, sentía que habían sido utilizados por los políticos de mayor edad, que sólo aspiraban al poder, enviándolos a la acción y a la muerte, porque no es lo mismo morir por una causa en que se cree, como fue el caso de Ernesto Guevara de La Serna(1928-1967), que mandar a morir a otros. Este, el de la vivencia personal, de lo escuchado en confidencia, es a lo que nos referimos ahora. Eso oímos. Y con este testimonio no queremos ni polemizar ni herir a Eduardo Liendo, querido amigo nuestro, que tiene sus ángulos de expectación propios, distintos al nuestro, los propios del protagonista. Pero eso que decimos fue lo que escuchamos estremecidos. Y entre todo lo que nos comunicaron no podemos olvidar el relato de lo que le sucedió a un joven guerrillero de veinte años, hoy nuestro medico y notable poeta Reynaldo Pérez So(1945). Un amanecer se despertó en su campamento guerrillero y descubrió que estaba solo, los demás guerrilleros habían huido, lo habían abandonado. Además no tenía muy claro del lugar en donde se encontraba. Comenzó a andar por aquellos sitios, lo hizo durante semanas, no murió de hambre por haber logrado conocer cuáles eran los frutos de los árboles que se podían comer. Caminó durante muchos días. No podía salir a la carretera porque al estar vestido con su uniforme verde oliva sería inmediatamente capturado por el ejército. Por ello anduvo durante jornadas hasta que un amanecer se acercó hambriento a un ranchito. Allí quienes vivían le dieron de comer y la ofrecieron ropa civil. Estas buenas gentes no lo delataron. Pudo así salir, siguiendo las indicaciones que el campesino le dio, a la vía pública y seguir hasta la ciudad en que vivía. ¿Es posible olvidar un relato como este? Para

[1] Lelenina Delgado: Entrevista a Eduardo Linedo, en El Universal, Caracas: septiembre 19,1982.


de los organismos internacionales, en su Guerrilla y política: curso de su acción en Venezuela,1962-1969, libro seriamente imparcial, ampliamente documentado. Al margen sea dicho hoy que se han publicado todos los documentos de la guerrilla que cayeron en manos del gobierno. Están en un libro compilado por Luis Vera Gómez(1918-2008): La subversión armada,1964-1967 en sus documentos y en la primera historia de aquellos años, hecha desde el alma de un venezolano de aquella generación, escrita con los ojos y la metodología del historiador, en el destacado libro de Antonio García Ponce(1929): Sangre, locura y fantasía(2010). No es el de García Ponce ni una apología de los guerrilleros, ni un recuento nostálgico, para nada considera a los guerrilleros como héroes: es un análisis, la exploración de los sucesos de aquella experiencia dolorosa, examinada con los elementos documentales de ambos lados: los que produjo la izquierda y los del lado del gobierno, especialmente de las Fuerzas Armadas, a partir del libro del coronel Arturo Castillo Máchez(1946-2010): Más allá del deber(1989). Su autor, Castillo Máchez, como subteniente luchó contra la guerrilla marxista y fue herido en uno de los combates, exhibió en su cuerpo, haste el final de su vida, las huellas de las heridas, escuchaba mal por un oído y cojeaba.

Volviendo a nuestro asunto debemos anotar que todos aquellos seres eran un grupo de jóvenes llenos de ideales, el de justicia social unida en todo espíritu siempre, en todo hombre y en toda mujer, marxista o cristiano, en todo ser humano. Pero estos jóvenes, que fracasada la guerrilla fueron nuestros compañeros en la universidad, “los vencidos”, como lo hemos denominado, eran un puñado de gente bella que quiso alumbrar, equivocadamente, otro tiempo, y se entregaron a la acción. Una generación, que como lo declaró el mismo Liendo, hace más de dos décadas a la periodista Lelenina Delgado, “se equivocó soñando, el error estuvo en que nosotros no supimos interpretar las claves de la realidad, pero no soy un renegado del sueño, tampoco soy un obsecado que no haya sacado por lo menos reflexivamente las lecciones del fracaso político”[1].

Casi todos aquellos jóvenes los que nosotros tratamos, fueron nuestros compañeros en la universidad, de cuyas confidencias se nutre este testimonio no de otras vivencias, sentía que habían sido utilizados por los políticos de mayor edad, que sólo aspiraban al poder, enviándolos a la acción y a la muerte, porque no es lo mismo morir por una causa en que se cree, como fue el caso de Ernesto Guevara de La Serna(1928-1967), que mandar a morir a otros. Este, el de la vivencia personal, de lo escuchado en confidencia, es a lo que nos referimos ahora. Eso oímos. Y con este testimonio no queremos ni polemizar ni herir a Eduardo Liendo, querido amigo nuestro, que tiene sus ángulos de expectación propios, distintos al nuestro, los propios del protagonista. Pero eso que decimos fue lo que escuchamos estremecidos. Y entre todo lo que nos comunicaron no podemos olvidar el relato de lo que le sucedió a un joven guerrillero de veinte años, hoy nuestro medico y notable poeta Reynaldo Pérez So(1945). Un amanecer se despertó en su campamento guerrillero y descubrió que estaba solo, los demás guerrilleros habían huido, lo habían abandonado. Además no tenía muy claro del lugar en donde se encontraba. Comenzó a andar por aquellos sitios, lo hizo durante semanas, no murió de hambre por haber logrado conocer cuáles eran los frutos de los árboles que se podían comer. Caminó durante muchos días. No podía salir a la carretera porque al estar vestido con su uniforme verde oliva sería inmediatamente capturado por el ejército. Por ello anduvo durante jornadas hasta que un amanecer se acercó hambriento a un ranchito. Allí quienes vivían le dieron de comer y la ofrecieron ropa civil. Estas buenas gentes no lo delataron. Pudo así salir, siguiendo las indicaciones que el campesino le dio, a la vía pública y seguir hasta la ciudad en que vivía. ¿Es posible olvidar un relato como este? Para

[1] Lelenina Delgado: Entrevista a Eduardo Linedo, en El Universal, Caracas: septiembre 19,1982.


cual da cuenta en su novela Los Topos, cuyo análisis hemos hecho antes y vivía entonces exilado(1967-1969) en la URSS. Nuestros compañeros universitarios sentían que no los habían secundado, que los habían olvidado después y más tarde, como nos tocó ver a nosotros, se molestaron aquellos dirigentes por los libros que ellos escribieron en los que se enjuiciaba a quienes mandaron a otros a dar la vida por la construcción de una supuesta revolución imposible y cuando se les reclamó dijeron que se habían equivocado, que ya no les pasaran más la factura. Pero lo exguerrilleros debían hacerlo porque sucedía que los que los rodeaban eran los cuerpos inertes a aquella bella y limpia generación que aquellos dirigentes habían mandado a morir sin acompañarlos con su propio testimonio de vida. Todo esto lo pudimos ver cuando dos valerosas mujeres, ligadas a la lucha armada, en la que habían actuado por convicción, escribieron sus hondos libros autobiográficos en donde estaban las acusaciones. Nos referimos Angela Zago en Aquí no ha pasado nada y a Clarita Posani en Los farsantes. Y al margen: no se si los lectores se han dado cuenta que Aquí no ha pasado nada es uno de los libros más hondamente femeninos que se han escrito entre nosotros.

De todo esto podemos dar testimonio no por haber sido ni guerrillero, ni marxista, nosotros somos unhumanista cristiano, pero si por ser uno más de la misma generación de los sesenta en quienes todo aquel suceder dejó su huella, era imposible lo contrario. Pero en la universidad nos encontramos con aquellos compañeros que habían bajado de la montaña. Intentaban rehacer sus vidas. Algunos lo lograron. Otros eran apenas desechos humanos, enfermos físicos y psicológicos, llenos de temores, de miedos, con el camino perdido. Otros cayeron en la delincuencia, tal y como lo podemos leer en el cuento “Altagracia y otras cosas”(1969) de Carlos Noguera[1], después incorporado, como uno de sus fragmentos, a su

[1] Carlos Noguera: “Altagracia y otras cosas”, en El Nacional, Caracas: agosto 3,1969.


novela Historias de la calle Lincoln(1971). Todo esto que decimos, situado entre la crítica literaria, la historia y el testimonio personal hay que tenerlo en cuenta para comprender a fondo a Felisberto, el ex guerrillero y ex comunista protagonista de El último fantasma.




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