EL SANTO GRIAL (PARTE I)
Ademas de compartir lo que en nuestras tradiciones chamànicas he comprendido, es justo referirme a lo que ha sido motivo de mis investigaciones personales, no se si les interese a los ateos y racionales, que ignorantes soberbios atacan al cristianismo metiendo en un saco todo sin conocer: Jesús y María Magdalena: el gran misterio del cristianismo, o quieren manejar a Maria Magdalena y el femenino desde òpticas muy extrañas, muy lejanas del verdadero femenino manifestado.
Antes debo rendir honor al humanista belga Frank Schepmans, mi profesor de Literatura General III, en la Escuela de Letras de la Universidads Catòlica "Andres Bello"Caracas, en los años 69-73, a quien agradezco todo el conocimiento transmitido sobre estas èpocas y culturas, gracias al cual inicie mis investigaciones sobre ese tema, unidos al saber transmitido por la profesora Irma Castillo, de Historia Universal de 2º año de Bachillerato, en el Internado "San Jose de Tarbes" EL Paraiso Caracas .
CUENTA UNA LEYENDA MEDIEVAL de tradición francesa que, después de la muerte de Jesucristo, María Magdalena y
sus hermanos Lázaro y Marta huyeron de Jerusalén hasta llegar a Marsella…
SE ESTABLECIERON EN LA REGIÓN MEDITERRÁNEA DE PROVENZA, en una de las numerosas comunidades judías que había repartidas por todo el sur de la Galia. Entre los brazos de María Magdalena venía su pequeño hijo, un niño del que la leyenda dice descendieron los merovingios, unos reyes que, siglos más tarde, gobernarían Francia durante doscientos cincuenta años.
En los últimos años de su vida, la Santa habría ayudado en la evangelización del sur de la Galia romana, y después se habría retirado a una cueva del macizo de Sainte Baume. La tradición dice que murió en brazos de San Maximino, obispo de Aix-en-Provence. Las reliquias que portaba fueron conservadas en un sarcófago, y luego, sobre el año 710, enterradas para ocultarlas de las huestes sarracenas.
Desde entonces estuvieron perdidas, hasta que en 1279, Carlos II de Anjou las «descubrió». El Papa Bonifacio VIII y el rey de Nápoles y Sicilia decidieron construir una basílica dedicada a la Magdalena,
donde serían depositadas. En el pueblo medieval de Saint Maximine se construiría, sobre una antigua iglesia de época merovingia, la basílica de Sainte Marie Madeleine. En su pequeña cripta del siglo VI se dice que se encuentran los restos mortales de la Santa y sus reliquias.
Hasta aquí todo bien. Sólo es una de las innumerables leyendas que existen en la historia del cristianismo. El verdadero escándalo con repercusiones mundiales vino hace unas décadas, cuando algunos eruditos e investigadores de la llamada «historia oculta», aseguraron que ese hijo podría haber sido fruto de un matrimonio entre Jesús y María Magdalena. Y con la aparición de esta teoría, surgió un lío de dimensiones
inimaginables hasta ese momento. Ya no era solamente que esta ferviente seguidora del Mesías hubiera tenido hijos, según su religión cosa casi obligatoria en la época, y que de estos hubieran descendido los reyes merovingios; sino que se hablaba de la posibilidad de que Jesucristo hubiera estado casado y tenido descendencia, con lo que se tocaba uno de los pilares fundamentales de la iglesia católica institucional, de corte helenistico de San Pablo, enaltecida por siglos contra lo esencial, que es lo que a mi me apasiona.
¿Jesucristo pudo estar casado? ¿Pudo tener hijos? ¿Y hermanos?
La posición oficial de la iglesia católica es clara: NO. El Mesías no
pudo tener hermanos, y mucho menos esposa e hijos. Jesucristo fue enviado por Dios para salvar al mundo de sus pecados, nació por obra del Espíritu Santo de una virgen, fue un ser divino, no humano, y un ser puro. Y esta es la posición que ha mantenido durante los mil setecientos años de su existencia.
¿Qué es lo que nos dice la historia? En contra de la posición religiosa, según el contexto histórico, político, social y religioso de la época, Jesucristo debía estar casado y tener hijos. Incluso dada la rigurosa observancia de la religión hebrea, los seguidores de la Ley de Moisés estaban casi obligados a casarse y tener descendencia. Hay un dato importantísimo que no se tiene muy en cuenta: Jesucristo fue judío, no cristiano, y no predicaba una nueva religión, sino que interpretaba de una nueva forma las doctrinas hebreas.
Por otra parte podemos encontrar varios documentos de época
que dejan en una posición realmente delicada los principios teológicos de nuestra iglesia: las fuentes clásicas, los evangelios canónicos y los evangelios apócrifos.
La iglesia católica institucional se apoya en los evangelios canónicos, los que para ella son los únicos y verdaderos, para demostrar que Jesús como hijo de Dios y ser divino en ningún caso tuvo hermanos, esposa o hijos, aunque son estos mismos textos sagrados los que inducen a pensar lo contrario.
Dinastía merovingia.
Una estirpe descendiente de dioses
LA LEYENDA: El nacimiento de la dinastía merovingia está envuelto en la más pura mitología…
CUENTA LA LEYENDA QUE MEROVEO había sido concebido de dos
padres: estando su madre encinta del rey Clodion, un día, mientras se encontraba nadando en el mar, fue seducida y tomada por una extraña criatura marina «Bestea Neptuni Quinotauri Similis». Como resultado de esta doble fecundación, Meroveo nacería dotado de unos impresionantes poderes sobrenaturales.
A lo largo de toda su historia, a los reyes merovingios se les atribuyeron toda clase de poderes sobrenaturales, y durante su existencia gozaron de una especie de aura místico-divina. Decían ser descendientes de dioses, y en sus reinos desarrollaban una figura única de reyes-sacerdotes. El cabello era el símbolo de su propia fuerza, al que consideraban la fuente de todos sus poderes. Cuanto más largos y fuertes eran sus cabellos, mayores poderes sobrenaturales adquiría el rey. Se les creía capaces de comunicarse con los animales a través de una telepatía divina, curar por imposición de las manos. La leyenda decía que los primeros reyes merovingios tuvieron una extraordinaria longevidad.
Como los merovingios creían que el cabello era la fuente de todos sus poderes, eran muy reacios a cortarse sus largas melenas, y el hecho de que fueran tonsuradas equivalía a la abdicación, ya que desde ese mismo instante dejaba de estar en contacto lo humano y lo divino, con lo que el rey también dejaba de desempeñar su labor principal de rey-sacerdote.
El contexto mitológico de la época, los elementos legendarios de ser descendientes de dioses y los poderes sobrenaturales atribuidos a su estirpe, que constituían los principales mitos de esta dinastía, hacían que los merovingios fueran tratados en sus reinos como verdaderos semidioses. Sin embargo, había algo que los diferenciaba claramente de los héroes mitológicos griegos o romanos: ellos sí eran reales. Y en muchos aspectos, la figura del sacerdote se asemejaba a la figura de los antiguos druidas celtas y germanos, iniciados en teología, astronomía, ciencias naturales y medicina. En el plano mítico, ninguna estirpe de reyes es comparable a la dinastía merovingia.
Se les nombraba reyes casi desde su nacimiento y automáticamente, sin que se celebrara ningún ritual o ceremonia de unción, detalle a tener en cuenta y al que nos referiremos más adelante.
Valerosos guerreros, algunos reyes merovingios fueron verdaderos maestros en el arte de la guerra y la política.
Como muestra de su poder, practicarían la poligamia incluso después de haberse convertido al cristianismo.
Aunque su nacimiento fue mágico y legendario, esta dinastía de reyes ha sido sometida a un desacreditamiento injustificable debido a intereses particulares.
Tachados de asesinos, dictadores, herejes, y en el caso de los últimos merovingios, de reyezuelos o reyes haraganes. Sin embargo, la historia nos demuestra lo contrario, los soberanos merovingios que en edad adulta llegaron a gobernar demostraron tener sobradas capacidades de administración y, sin duda, también fueron buenos jefes militares. SE DICE QUE CLODOVEO CREO LOS CABALLEROS TEMPLARIOS.
San Gregorio de la Tours, el historiador malo de los merovingios
NO DEBEMOS CREER INDISCUTIBLE TODO lo relatado en crónicas y
anales de época. Los historiadores religiosos del alto medievo tendían a encumbrar a la más sublime de las alturas a los fervientes defensores de la iglesia cristiana. Pero también tendían a desacreditar, directa o indirectamente, a cualquier personaje importante que la pudiera poner en entredicho de una u otra manera. Entre los historiadores de la época que han intentado desacreditar a la estirpe merovingia, el mejor ejemplo lo encontramos en la figura de San Gregorio de la Tours. En su prestigiosa Historiae Francorum, textos que evidencian su falta de imparcialidad debido principalmente a motivos político-religiosos, somete a un brutal descrédito a todos los monarcas.
Su familia pertenecía a la clase aristocrática originaria de Auvernia. Había sido educado por un obispo y, una vez tomó los
votos religiosos, pasó a pertenecer a la diócesis más importante de la Galia. Gregorio de la Tours creció con un especial resentimiento hacia la dinastía merovingia y los francos, pueblo bárbaro que había arruinado la vida de su familia. Motivos no le faltaban: su familia, de clase senatorial galorromana, fue una de las más perjudicadas tras las invasiones bárbaras, pues perdieron gran parte de sus privilegios en favor de los soberanos merovingios y su nobleza franca.
El contenido y las anotaciones de su Historiae Francorum procedían de sus lecturas, así como de historias que escuchaba de terceras personas o de los peregrinos que acudían a su diócesis. Gracias a su obra, Gregorio de la Tours ha contribuido de forma decisiva a la mala imagen de los soberanos merovingios. Sin embargo, lo cierto es que algunas realidades históricas podrían haber sido ocultadas o desnaturalizadas intencionadamente por este singular personaje.
¿Qué es lo que nos dice la historia? Contradiciendo a San Gregorio, las fuentes y documentos de la época nos dicen que algunos reyes merovingios han sido considerados históricamente reyes muy cultos. Para el buen gobierno de sus reinos, implantaron los principios del sistema feudal, desarrollando una moderna ley agraria y ganadera para la época. Crearon la figura nobiliaria del conde, sustituyeron el costoso papiro europeo por el económico y de mayor calidad pergamino árabe, y mantuvieron un comercio regular con todas las regiones del Mediterráneo, Hispania y Britania. También conviene precisar, en contra de lo que diversos eruditos e historiadores han intentado predicar deliberadamente haciendo gala de su interesada parcialidad, que fueron tolerantes con las doctrinas religiosas establecidas en sus territorios: cristianismo, judaísmo, arrianismo, sin olvidarnos de la iglesia celta. Hasta que la iglesia de Roma consiguió ejercer la presión suficiente, y comenzaron la conversión y persecución de estos pueblos. Negociaron alianzas matrimoniales con alamanes, burgundios, bretones y visigodos, al igual que guerrearon con ellos. Finalmente, sufrirían la mayor usurpación al poder establecido conocida en los reinos cristianos, en lo que sería el primer gran pacto político, para derrocar a un gobierno legítimo, de la alianza iglesia-estado.
Primeros reyes merovingios
CON EL NOMBRE DE FRANCOS se designaba a una serie de pueblos celtas y germanos, y su origen es una de las cuestiones más debatidas entre eruditos e historiadores. Su traducción popular «hombres libres», explica la formación de este pueblo a partir de grupos étnicos fragmentados, escindidos de tribus celtas y germánicas, que englobaban toda una serie de etnias (camavos, catuarios, salios, tencteros, etc.).
“Una de las dinastías más heroícas, y posiblemente tambien una de las más desconocidas...Los Guilhemides, una dinastía de héroes
DINASTÍA GUILHEMIDE: Cuando comenzamos la investigación
nos encontrábamos con que nos remitian a la ciudad de Toulouse, ciudad situada al sur de Francia, y exigia conocer estudios sobre las regiones medievales de Toulouse y Languedoc: historia y geografía medieval, dinastías de época establecidas en toda la región de Occitania, literatura medieval y ciclos de los cantares de gesta…
HEMOS REALIZADO UN ACERCAMIENTO A ESTUDIOS HISTÓRICOS de las que, creemos, han sido las dinastías medievales de más prestigio que gobernaron estas regiones: las de Toulouse, Guilhemide y Trencavel, sin duda las estirpes más poderosas establecidas entre los siglos VIII y XIII.
Uno de los personajes históricos de estas célebres dinastías en el que centramos nuestro estudio más serio y riguroso resultó ser un hombre en el que se conjugan la historia y la leyenda: el conde Guillermo de Orange, uno de los grandes héroes de la época medieval.
¿Por qué elegimos a este personaje? Sin duda por su significado
histórico y su controvertido pasado. Para un historiador es difícil
abstraerse de las últimas teorías que han aparecido sobre la incomparable figura de Guillermo de Orange. Héroe legendario de la talla del Cid Campeador, Godofredo de Bouillon, o Guillermo el
Conquistador. Su prestigio como guerrero quizás se vio un poco oscurecido debido a que sus proezas tuvieron que coexistir con las hazañas del que, muy probablemente, ha sido el mayor héroe de toda la cristiandad: Carlomagno.
La vida de Guillermo, su pasado y sus orígenes, han estado sometidos, con mayor o menor acierto, a innumerables discusiones entre eruditos e historiadores a lo largo de décadas.
Sin embargo, de lo que no hay duda es que la historia del legendario Guillermo de Orange y de otros miembros de su linaje tiene aún capítulos, sin duda muy oscuros y misteriosos, por escribir. Ese fue el motivo por el que con dificultad pero con teson me propuse llevar a cabo una exhaustiva investigación histórica: su familia, sus parientes y descendientes. Y, sin duda,
el punto más controvertido de su vida actualmente: sus orígenes.
¿Y por qué? Porque los oscuros caminos que siguió su dinastía
hasta aparecer en la historia están inexorablemente ligados a una
fuente común tan legendaria como polémica.
Guillermo de Orange
Descendía de una familia de la alta nobleza, fue hijo de Theodorico, un poderoso conde de Borgoña, Sajonia y Autún, y de
Auda Martel, hija de Carlos Martel, el famoso maire du palais que rechazó a los musulmanes en la batalla de Poitiers (732). La historia nos dice de este héroe que poseía sobresalientes dotes militares y
diplomáticas, que era un hombre de fuerte personalidad y que tenía una notable formación cultural para la época. Realizó sus primeras campañas militares contra sajones y sarracenos de Al-Ándalus bajo las órdenes del rey Carlomagno, de quien era primo. Demostrada su valía, Carlomagno le confiaría el gobierno de las regiones de Toulouse y Aquitania, cumpliendo las órdenes de contener las rebeliones de vascones y crear una franja de seguridad entre los sarracenos de Al-Ándalus y los territorios francos, la que años después sería llamada la Marca Hispánica.
Hombre de guerra, en sus inicios militares luchó contra las incursiones sarracenas en la Septimania (Languedoc y Gerona actual), y reconquistó las ciudades medievales de Nîmes y Orange. Batallas que por su coraje y valentía, hicieron de Guillermo de Orange uno de los grandes héroes de la época. Se convirtió en un caballero de reconocido prestigio en el reino, un señor feudal admirado por sus vasallos, y un guerrero muy temido por sus adversarios.
En Guillermo confluyeron todas las virtudes necesarias para ser caballero de romances, y a su persona serían dedicados numerosos cantares de gesta, tan aclamados en sus dominios que llegaron a
producir culto popular, y las famosas historias del gran héroe serían transfiguradas en epopeyas. Su forma de vida debió de ser digna deadmirar en una época tan cruel.
Cansado de largos años de lucha, y con la Marca Hispánica creada, Septimania y Gothia pacificadas, decide abandonar toda una vida dedicada a la guerra para consagrar a Dios los últimos años de su vida. Abdica de todas sus posesiones en favor de su hijo primogénito Bernardo de Septimania, y toma los votos religiosos en el monasterio benedictino de Aniane (806)39.
La historia y la leyenda aportan, cada una, su respuesta. La primera es sencilla en su perspectiva medieval: la vocación monástica. La segunda, romántica: una gran pena de amor.
Dos años antes de su retiro había fundado un modesto monasterio, situado en el valle de Gellone, pueblo natal de Guillermo, en donde después vivirá recluido hasta el día de su muerte, acaecida el 28 de mayo del año 812.
Hacia el año 1120, los monjes de Gellone, para satisfacer la curiosidad de los peregrinos hacia Guillermo, redactan su biografía,
titulada Vita Sancti Willelmi, en la que ahondaban en detalles históricos y hagiográficos sobre su vida. Esta biografía estaba basada en una biografía original (812) realizada por los monjes de Gellone en reconocimiento a su benefactor.
De la obra original poco sabíamos. Parecía responder al deseo del monasterio de reconocer la importancia de su benefactor. También sabíamos que la Vita Sancti Willelmi estaba fundamentada en esa fuente original. Los monjes de Gellone habían incluido en ella los datos esenciales de su vida, y crearon las famosas epopeyas de Guillermo, a fin de ensalzar la figura de este célebre personaje.
LOS GUILHEMIDES, UNA DINASTÍA DE HÉROES
PARA INVESTIGAR AL FUNDADOR DE LA DINASTÍA GUILHEMIDE, habia que buscar trabajos sobre el monasterio de Gellone.
El monasterio benedictino de Gellone está situado en la región languedociana, a cuarenta kilómetros en dirección noroeste de
Montpellier, en el corazón mismo de las gargantas de Herault. El pueblo, desarrollado alrededor del monasterio, tomará a principios del siglo XIII el nombre de Saint Guilhem le Désert, en honor a Guillermo.
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