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EL SANTO GRIAL (PARTE IV) LA LEYENDA NEGRA


LA SUPERVIVENCIA DE LA DINASTÍA MEROVINGIA siempre ha sido cuestionada y, muy posiblemente, en parte, debido a la increíble leyenda que sacó a la luz un singular personaje llamado Pierre Plantard. “La sangre de mi sangre permitirá que viva por toda la eternidad” TODO COMIENZA A PARTIR DEL AÑO 1956, cuando en la Biblioteca Nacional de París algunas personas no identificadas comienzan a depositar singulares artículos, opúsculos, recortes de prensa, y documentos que hablaban sobre la dinastía merovingia, personajes y acontecimientos históricos importantes, y de una misteriosa sociedad secreta llamada Priorato de Sión. Paralelamente a estos sucesos, era registrada en la ciudad de Annemase (región de Haute-Savoie), en la comisaría de St Julien-en-Genevois, una sociedad llamada Priorato de Sión. En la época era de obligado cumplimiento, todas las organizaciones y asociaciones debían ser registradas para no ser declaradas ilegales. El momento de mayor apogeo de esta sociedad secreta vendría en los años 70, cuando ante las escandalosas afirmaciones de Pierre Athanase Marie Plantard, su secretario general, varios investigadores y periodistas franceses comenzaron a investigar toda la historia. Según Plantard, el Priorato de Sión era una sociedad secreta de origen medieval que había protegido a los descendientes de un linaje de reyes que se creía extinguido: la dinastía merovingia. La entonces ya pública intención de Pierre Plantard y el Priorato de Sión era reinstaurar en Francia a la monarquía merovingia, la única dinastía legítima de reyes. La explicación sobre la supervivencia de esta estirpe real merovingia era, cuando menos, original, y guardaba cierta coherencia histórica: aseguraban que después del asesinato del rey merovingio Dagoberto II, uno de sus hijos logró escapar de la muerte, y a partir de él, su linaje habría sobrevivido hasta nuestros días protegido por el Priorato de Sión. El privilegiado escritor que recibió de primera mano gran parte de la información fue un autor francés llamado Gérard de Sède. A través de este escritor, Pierre Plantard y el Priorato de Sión comenzaron a filtrar paulatinamente el contenido de una documentación que en un principio parecía inaccesible e incontrastable. Hasta esta época, generalmente los círculos académicos daban por extinguida la dinastía merovingia en el año 754, y sin detenerse a estudiar otra posibilidad, o sencillamente por falta de interés, no habían realizado ningún estudio histórico que investigara la posible supervivencia de esta mítica estirpe, como lo establecieron los masones y la Revoluciòn Francesa. El delicado contexto histórico de la época PARA COMPRENDER MEJOR todos los movimientos hasta la aparición del Priorato de Sión es conveniente analizar el contexto histórico. El contexto histórico de la época era sumamente delicado. La II Guerra Mundial había sumido a Europa en una difícil situación política, social y económica de la que Francia salía muy despacio. Era un país destrozado por la guerra. En los años cincuenta, varios sectores de la sociedad francesa comenzaron a valorar la posibilidad de dar algún tipo de reconocimiento «no oficial» a su antigua monarquía, destronada por la Revoluciòn Francesa y vilipendiada por la historia oficial. En realidad, es un tema que desde entonces ha sido tratado en ciertas ocasiones por algunos círculos sociales, políticos y religiosos de Francia partidarios de este reconocimiento, a pesar de ser un país puramente republicano. Los partidarios de los Orleáns y los Borbones se pusieron muy contentos: llegado el momento, las dos dinastías podrían reclamar el reconocimiento de sus derechos históricos. Sin embargo, sería en este punto donde algunos personajes importantes de la sociedad francesa comenzarían a poner en circulación el rumor sobre la supervivencia de la dinastía merovingia. Estos personajes también defendían que, en caso de dar algún reconocimiento a la monarquía, sin duda debía ser a los descendientes de esta estirpe de reyes, los únicos herederos legítimos del trono de Francia. Y para terminar de respaldar esos rumores aseguraban que, llegado el momento oportuno, se podría demostrar su supervivencia. En el 1956 haría acto de aparición el Priorato de Sión. Entre las pretensiones Supuestas, de esta sociedad secreta estaba la reinstauración de la antigua monarquía merovingia. El miembro público más destacado del Priorato no era otro que Pierre Plantard, su fundador, el mismo que aparecería en algunas genealogías y documentos depositados en la Biblioteca Nacional de París como descendiente directo de la dinastía merovingia. El montaje se descubre SEGÚN ESA DOCUMENTACIÓN, EL PODEROSO PRIORATO DE SIÓN y la dinastía merovingia aparecían involucrados en un sinfín de enigmas y misterios: templarios y masones, el Santo Grial, Jesús y María Magdalena, las Cruzadas y el reino medieval de Jerusalén. Sin embargo, la credibilidad de esta historia se vio seriamente dañada en el transcurso de los años setenta, cuando dos periodistas franceses comenzaron a investigar su autenticidad. Descubrirían detalles sobre el pasado de Pierre Plantard que pondrían en duda toda su historia: había sido encarcelado por fraude y malversación, aparte de otro delito que consideramos conveniente no publicar. En ambos juicios acontecidos en los tribunales de Thonon-les-Bains y Saint Julián-en-Genevois fue declarado culpable, y cumplió condena de seis meses en 1953 y doce meses en 1956 respectivamente. Cuando estos periodistas pusieron en conocimiento de Plantard estos descubrimientos sobre su pasado, dimitió como Gran Maestre del Priorato de Sión, pasando a un cómodo segundo plano, y amparado en una absurda Ley de Derecho a la Privacidad, los periodistas no pudieron hacer públicas sus polémicas pesquisas. Esta absurda y parcial Ley de Privacidad francesa prohíbe divulgar públicamente hechos delictivos de la vida pasada de una persona, aunque sean ciertos y demostrables, porque se incurriría en delito por difamación, con lo que Plantard pudo mantenerse indemne en cierta manera, ya que si no se investigaba su pasado, era realmente difícil poder descubrir algo, y aunque se descubriera, como fue el caso, no se podía poner en conocimiento público. Para que el lector pueda hacerse una idea más precisa sólo debe pensar que en el hipotético caso de que este libro fuera publicado en Francia, toda esta parte debería ser obligatoriamente suprimida. Para los estudiosos CARLOS CAGIGAL NEIRA y ALFREDO ROS http://xn--investigacinabierta-b5b.com/

LA HISTORIA NOS DICE QUE LA DINASTÍA MEROVINGIA sobrevive hasta nuestros días. Y a pesar de algunos, el montaje de Pierre Plantard y el Priorato de Sión se desmostró falso desde el año 1993. Después del juicio y de todo lo acontecido, muchos nos preguntamos cómo algún autor puede presentar al Priorato y su historia como auténtica. Y fue el propio Pierre Plantard, su fundador y secretario general, quien relató y describió con pelos y señales cómo habían inventado la historia y falseado toda la documentación. La investigación es clara. Fuentes de entre los siglos VIII y XII, el contexto histórico y un razonamiento minímamente lógico, aseguran la supervivencia de este mítico linaje. Y todos sus descendientes tienen nombre y apellidos. Sin embargo, esto sólo es el final de un principio, pues siguen sin despejarse muchas incógnitas. Sobre si los merovingios son la única estirpe legítima de reyes francos, es la misma historia la que debe dar su veredicto. El dar algún reconocimiento a los descendientes de la monarquía francesa es un tema realmente muy delicado, aunque en todo caso el pueblo es el único soberano.


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