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HISTORIA DE LA PRESENCIA OCULTA Y FELIZ DE LAS MUJERES EN VENEZUELA..."(V). Roberto Lovera De Sol


LA PACHAMAMA.


1765: LOS ALEGATOS EN DEFENSA DE SU CONDICION: LA PROTESTA DE JACINTA FERNANDEZ


Debemos comenzar por señalar que la presencia de la mujer en nuestra sociedad, tras el gobierno en Margarita de las tres Villalobos, se hizo presente haciendo públicos sus alegatos en defensa de su condición. Los que vamos a citar fueron escritos en defensa de su integridad. Al primero de ellos, de una india, recogido por Oviedo y Baños, fue pronunciado en 1536.

Entre la muerte de Catalina de Miranda y la aparición de la acción de Jacinta Fernández pasaron ciento cincuenta y cinco años. Catalina actuó, Jacinta escribió. El suyo fue primero, el más antiguo escrito de una mujer que haya llegado hasta nosotros(septiembre 18,1765). Jacinta, una mujer del pueblo, se defiende en él de lo que hoy llamaríamos actos de acoso sexual. Los sufrió, en el pueblo de San Mateo, en el actual estado Aragua, entonces perteneciente a la provincia de Caracas, por la persecución de don Juan Vicente Bolívar y Ponte(1726-1786), soltero entonces, pero quien sería en el futuro padre de Simón Bolívar. El documento de Jacinta Fernández fue rescatado hace poco del Archivo Arzobispal de Caracas por el padre y doctor Alejandro Moreno Olmedo(1934)[129].

No era desconocido, algunos historiadores lo habían estudiado. Ahora lo conocemos completo, en todos sus detalles.


1765: LA PRIMERA ESCRITORA: SOR MARÍA DE LOS ANGELES:


El mismo año de la carta de Jacinta Fernández nació nuestra primera escritora. Fue conocida en los anales de nuestra literatura por su nombre religioso, sor María de los Ángeles, la caraqueña, nacida en Baruta, María Josefa de la Paz y Castillo es nuestra primera mujer escritora de quien tengamos noticia. Su figura sigue rodeada de brumas para nosotros. Es poco lo que sabemos de ella. Nació el 26 de septiembre de 1765 en el pueblo de Baruta donde residían sus padres Blas Francisco de la Paz y Castillo y Doña Juana Isabel Padrón[130]. No fue temprana su vocación religiosa. Según uno de sus descendientes, el poeta Fernando Paz Castillo(1893-1981), “su vida al parecer tuvo muchos sinsabores, propios de la época, si bien en los años juveniles la celebró la fama por sus dotes intelectuales y gozó de la distinción de sus allegados en la pequeña, discreta y elegante sociedad de la colonia”[131].

De allí que podamos pensar que quizá optó por la vocación religiosa para conservar su libertad.

Pocos han reparado en este hecho: durante los días coloniales eran pocas las alternativas que tenía la mujer a la hora de decidir su destino vital: o se casaba o debía convertirse en solitaria tía de los hijos de sus hermanos. Perdía con eso su independencia. Debía renunciar a la vida autónoma y libre de quien elige la soltería sin renunciar a la sexualidad, que fue lo que pudo hacer Teresa de la Parra(1889-1936), un siglo más tarde, para poder ser fiel a su inclinación primordial: escribir. Y a su particular elección sexual: el lesbianismo. Al no haber otro sendero algunas mujeres tomaron la decisión de ingresar en los claustros, dentro de los cuales podían dedicarse tanto a Dios como a sus aficiones intelectuales. Tal fue el caso de sor Juana Inés de la Cruz(1651-1695) en México, en el siglo XVII. Aquí María Josefa quizá tomara esa decisión. Pudo así, dentro de su convento, componer sus poemas, desarrollar su misticismo teresiano, implícito en ellos. Dos de los textos de sor María de los Ángeles han llegado hasta nosotros.

María Josefa entró en la vida religiosa cuando tenía veinte y cinco años, lo cual nos indica que la suya no fue una decisión de quien apenas había vivido. Corría el año de 1790. Escogió la congregación fundada por santa Teresa de Avila(1515-1582) ya que la orden poseía, desde 1725, un Convento en Caracas, primero estuvo situado en Santa Rosalía y más tarde fue trasladado al centro de la ciudad. En el monasterio de la esquina de Carmelitas residían las monjas, las únicas mujeres libres de la colonia, desde 1736. Cuatro años más tarde la edificación había sido concluida. El Convento sería clausurado por el presidente Antonio Guzmán Blanco(mayo 9, 1874).

En 1792, a los dos años de haber ingresado, profesó la nueva monja. Tenía veintisiete años. Ese mismo año se le expidió la licencia correspondiente (noviembre 19, 1792). Desde ese momento hasta su deceso vivió, trabajó y creó sor María de los Ángeles en su convento. El 26 de marzo de 1812 fue testigo del terremoto que conmovió a la ciudad, y el cual le inspiró un largo poema que se conserva gracias a la acucia de Mauro Páez Pumar(1923-1974), quien lo insertó en su recopilación de poetas de ese período[133]. Como consecuencia del sismo debieron mudarse las religiosas al Calvario. Allí compuso la monja su texto, este es la única composición literaria que quedó de aquel gran sismo.

Entre sus descendientes, familia de próceres, educadores y cultores del verso, se conservó siempre viva la memoria de ella, guardando por mucho tiempo un retrato suyo, hecho poco antes de ingresar al claustro, cosa que recordó Paz Castillo[134] La primera vez que sus poemas fueron conocidos fue en 1892. Ese año el crítico Julio Calcaño(1840-1918) insertó el titulado “Anhelo” en una muestra por él compilada[135]. El Parnaso venezolano, el libro que lo recogió, fue nuestra primera antología poética y la primera muestra de nuestra poesía en incluir a una mujer entre nuestros bardos. Fue también don Julio quien denominó a sor María de los Ángeles “nuestra egregia monja carmelita” y quien llamó la atención sobre sus poemas[136]. De ahí en adelante pocos la mencionan. En varias recopilaciones se reproduce “Anhelo”[136]. Pero la critica casi siempre la soslaya. Las excepciones son Luz Machado(1916-1999), Carlos Manuel Möller(1896-1966), Fernando Paz Castillo, Lubio Cardozo(1938) y Juan Pintó(1943)[137] y Cristina Guzmán y Silda Cordiliani(1953)[138]. Fue Paz Castillo quien subrayó el misticismo de su poesía, el sentido religioso de sus composiciones, su ardido amor divino, el carácter teresiano de sus textos, lo que denomina “su precocidad manifiesta”[139]. Paz Castillo se refirió también al poema “El terremoto”, el cual se imprimió por vez primera en 1979, señalando que se trata de una composición desigual, de técnica pobre pero rico “en elementos pintorescos. Una crónica rimada, sin mayores aspiraciones líricas; llena de sentimiento familiar, que no excluye la mística española”[140]. Constituye el único testimonio literario que poseemos de aquel devastador suceso del año doce, es también por ello un poema histórico.


1777: MARIA ANTONIA BOLIVAR: LA GODA, ENAMORADA Y DESPECHADA CARAQUEÑA


El Libertador tuvo cuatro hermanos carnales, es decir, hijos de su padre y de su madre. Estos se llamaron María Antonia(1777-1842), Juana(1779-1847), Juan Vicente(1781-1811) y María del Carmen, esta nacida el 16 de junio de 1786 y muerta ese mismo día. Tuvo también un hermano natural, solo hijo de don Juan Vicente, Agustín de Bolívar 140. La mayor de sus hermanos legítimos fue María Antonia.


¿QUIÉN FUE?


Sobre María Antonia algunos piensan que fue una de las tres personas que más amaron a Bolívar. A nosotros nos parece que, sin duda, hubo afecto, pero que se trató de la relación más conflictiva que vivió Bolívar dado el carácter dominante de la hermana[141].

Las difíciles relaciones que unieron a María Antonia con su hermano han sido soslayadas por la mayor parte de los biógrafos del General. Casi todos basan su análisis en un pasaje de una carta de María Antonia a Bolívar, con esto les basta. Las sombras del carácter y las acciones de esta mujer turbulenta y temeraria, como la llamó su propio hermano Simón, son silenciadas(Escritos,t.III,Vol.II,p.26). Al igual que su intensa vida erótica que le llevó a dejar varios hijos naturales, tenidos estando casada.

Bolívar debió recibir mucho cariño de parte de María Antonia en su niñez. Hacia su casa escapó cuando dejó, a los doce años, por propia voluntad, la residencia de su tío y tutor don Carlos Palacios(1762-1805). Es evidente que siempre sintió respeto por ella. Simón conocía el terrible carácter de la mantuana. Por ello siempre, en vez de enfrentarse a ella, desde su regreso a Caracas en 1823, prefirió las vías conciliadoras. Pese a esto, es él quien legó a la posteridad la otra cara de María Antonia que muchos han querido soslayar.

Según aquellos que escriben sobre el pasado tomando los elementos que concuerdan con el juicio previo que se han formado de cada hecho o personaje, María Antonia merece la honra de la posteridad por un consejo que dio a su famoso hermano en una carta que le escribió (octubre 30,1825). En ella hay un pasaje relativo a una misión que ante Bolívar encomendó general José Antonio Páez(1790-1873) a Antonio Leocadio Guzmán (1801-1884). Dice María Antonia:

“Celebro infinito que vengas aquí con tropas, como me dices. Esto está muy necesitado de tu presencia: hay mil picardías y partidos, pero en el momento que te presentes desaparece todo. Mandan ahora un comisionado a proponerte la corona. Recíbelo como merece la propuesta, que es infame y parte de las potencias de Europa, a ver si concluyen con nuestra existencia miserable mano de los partidos; pero di siempre lo que dijiste en Cumaná el año 14 'que serías Libertador o muerto'. Este es tu verdadero título, el que te ha elevado sobre los hombres grandes y el que te conservará las glorias que has adquirido a costa de tantos sacrificios. Detesta a todo el que te proponga corona porque éste procura tu ruina. Acuérdate de [Napoleón]Bonaparte[1769-1821] e [Agustín de]Iturbide[1783-1824] y de otros muchos que no ignoras; estoy bien satisfecha de tu modo de pensar y te creo incapaz de permitir semejante cosa, pero no pude menos que declararte los sentimientos de mi corazón por el interés que tengo en tu felicidad”[143].


Los que aplauden a María Antonia en esto tienen razón. En verdad lo que ella decía no le había llegado como un rumor callejero. Ella estaba bien enterada, seguramente por la vía de su sobrino político el general Pedro Briceño Méndez(c1792-1835), esposo de su sobrina Benigna Palacios Bolívar(1806-1881), don Perucho, como le decía Bolivar, también advirtió de la misiva al Libertador, en carta enviada desde Panamá(diciembre 23,1825), a donde había ido a participar en el Congreso de Panamá, el cual se inauguraría meses después(junio 22,1826), aunque es lógico pensar que María Antonia no hubiera tenido acceso al contenido de la carta enviada desde Caracas, con Guzmán, al Libertador. En verdad la misiva contenía una proposición monárquica hecha a Bolívar. Pero el Libertador, mucho más ducho en política que ella, no dejó de recibir a Guzmán. La proposición monárquica, que el Libertador denominó “ideas napoleónicas” existió. Eso explica la respuesta del Libertador. Con el tiempo el general José Antonio Páez(1790-1873) en su Autobiografía(1867) negó la existencia de la misiva considerándola apócrifa, pero esta existe, la conocemos completa, de hecho el doctor Vicente Lecuna(1870-1954) hizo publicar su manuscrito en forma facsimilar para que no se dudara de su existencia. De allí la respuesta de Bolívar a la epístola que le llevó Guzmán. Bolívar respondió como dice el historiador Caracciolo Parra Pérez(1888-1964), “como si le hubiesen hecho proposiciones en sentido determinado, y aprovechó la ocasión para descargar su conciencia y tranquilizar a quienes comenzaban a inquietarse de sus supuestas ambiciones”[144].



CITAS BIBLIOGRAFICAS


129. Alejandro Moreno Olmedo: Pastor celestial, rebaño terrenal, lobo infernal. Expediente de don Juan Vicente Bolívar. Prólogo: Elías Pino Iturrieta. Caracas: Bid & Co. Editor,2006. 258 p. La carta está en las p.95-98.


130.Carlos Manuel Moller: Páginas coloniales. Caracas: Asociación de Amigos de Arte Colonial, 1962,p.121-133.

131. Fernando Paz Castillo: Reflexiones de atardecer. Caracas: Ministerio de Educación, 1964. 3 vols. La cita procede del t.III,p.369.


132. Mauro Páez Pumar: Orígenes de la poesía colonial venezolana. Estudio preliminar: Juan Ernesto Montenegro. Caracas: Concejo Municipal del Distruto Federal, 1979. 352 p. Ver: “El terremoto”(p.295-298).


133. Fernando Paz Castillo: Reflexiones de atardecer,t.III,p.369

134 Julio Calcaño: El Parnaso venezolano. Caracas: Tip. El Cojo, 1892. XXI,474,10 p. Ver; “Anhelo”(p.19).

135. Julio Calcaño: Crítica literaria. Caracas: Presidencia de la República, 1972. 432 p. La cita procede de la p. 206 y 212.

136. Como en Varios Autores: Primer libro venezolano de literatura, ciencias y bellas artes Caracas: Tipografía El Cojo/Tipografía Moderna,1895.CCCXXXVI,216 p.; A. Bethencourt: Parnaso venezolano. Barcelona: Maucci, 1906.475 p. y Pedro Pablo Barnola SJ: Las cien mejores poesías líricas venezolanas. Caracas: Tip. Casa de Especialidades, 1935.306 p.

137. Lubio Cardozo/Juan Pintó: Diccionario general de la literatura venezolana. Mérida: Universidad de los Andes,1974.XIV,809 p.

138. Cristina Guzmán/Silda Cordoliani: Más de 100 mujeres de Venezuela.Caracas: Banco del Caribe, 2007. 151 p.


138. Fernando Paz Castillo: Reflexiones de atardecer,t.III,p.372.

139. Fernando Paz Castillo: Reflexiones de atardecer,t.III,p.370.

140. Manuel Pérez Vila: "Los hermanos de Bolívar" en: El Nacional, Caracas: agosto 28,1984, Cuerpo A, p. 6. Gracias a las investigaciones del padre Alejandro Moreno Olmedo, en su libro Pastor celestial, rebaño terrenal, lobo infernal, ya citado, podemos colegir que los Bolívar Palacios debieron tener otros hermanos naturales más, productos de las tropelías y actos de acoso sexual practicados por su padre don Juan Vicente Bolívar y Ponte, en la región aragüeña en donde estaban sus haciendas. Sobre María Antonia hermana que tuvo mucho afecto por Simón José Antonio consultar Francisco Herrera Luque: Bolívar de carne y hueso y otros ensayos,p.7-42. La mención proviene de la p. 39

142. Francisco Herrera Luque: Bolívar de carne y hueso y otros ensayos, p. 39.


143. Carta citada por Caracciolo Parra Pérez en La monarquía en la Gran Colombia. Madrid: Cultura Hispánica, 1957. XXVI. 668 p. La cita de este caso procede de las p. 67-68; también puede leerse íntegra enSimón Bolívar: Cartas, t.V,p. 31.34. Lo que ella dice que dijo Bolívar en Cumaná en verdad lo expresó en Carúpano, en el llamado Manifiesto de Carúpano(septiembre 7,1814) que está en sus Escritos,t.VI,p.390-395. La observación está en la p.394. Al María Antonia decir que aquello fue dicho en Cumaná se refería a la Provincia de Cumaná uno de cuyos pueblos era Carúpano. La carta del general Pedro Briceño Méndez también puede leerse en Simón Bolívar: Cartas,t.V,p.52-55. Por cierto la descripción que hace de Panamá no pudo ser más clara: “¿Creerá Ud. que este país es el peor enemigo de este gran proyecto? …el clima es tan cruel, la ciudad tan fea, y tan incómoda, la miseria tan general, los caminos tan impracticables y todos los recursos tan escasos y tan caros, que no es posible pensar en él por ahora para nada. Y sin este centro ¿a dónde iremos ni qué haremos”(p.54). Aquí está la explicación de los graves problemas, incluso por la insalubridad de sitio, que confrontó la realización del Congreso de Panamá, realizado allí para cumplir con el sueño del Libertador, expresado en la Carta de Jamaica(Septiembre 6,1815), de que Panamá fuera la sede de la afictionía como el istmo de Corinto lo había sido para los griegos(Escritos,t.VIII,p.244-245). Realizar el Congreso en Panamá allí fue un error, debió haber sido hecho en Guayquiel, Lima o Caracas, ciudades cercanas al mar, por lo tanto de fácil acceso, cosa que no ofrecía Bogotá por su lejanía de la costa. 144 Debe consultarse el menudo análisis de todo este espinoso asunto que realiza Caracciolo Parra Pérez en La monarquía en la Gran Colombia, p. 63-72. La cita que hemos hecho está tomada de la p. 71. La carta de Bolívar a la cual alude Parra Pérez (Lima: mayo 6, 1826) la inserta también en La monarquía en la Gran Colombia, p.71-72. Lo que pensaba el Libertador sobre el proyecto monárquico lo expresó él mismo a través de su secretario José Domingo Espinar(1791-1865) en una comunicación desde su Cuartel General de Japio(diciembre 18, 1829) la cual puede leerse en José Félix Blanco/Ramón Azpúrua: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador.2ª.ed.aum. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1978-1979. 15 vols. La cita en este caso procede del t. XIV, p. 42-43. Aunque el papel está redactado por uno de sus adjuntos en nombre del Libertador, recoge todo su pensamiento y debe tenerse como expresión fiel de lo que él pensaba. José Antonio de Armas Chitty(1908-1995) señala: "lo que pensaba el Libertador sobre la monarquía es esclarecedor", asi lo anota en su artículo "Las travesuras de Germán Arciniegas" en: El Nacional, Caracas: diciembre 31,1984, Cuerpo A, p. 4, al referirse a esta carta. La carta de Páez al Libertador(octubre 1,1825) que llevó Guzmán a Lima, cuya existencia negó con el tiempo el general Páez, la llegó a calificar de apócrifa en su Autobiografía. Caracas: Petróleos de Venezuela,1989. 2 vols. Está en el t.I,p.444-448, si existió, fue escrita del puño y letra del general Francisco Carabaño(1781-1848) y puede leerse tanto en su original manuscrito, en forma facsimilar, como en tipos de imprenta, en Simón Bolívar: Cartas,t.V,p. 48-51. La respuesta del Libertador está en las mismas Cartas,t,V,p.47-48; Vicente Lecuna: Catálogo de errores y calumnias en la historia de Bolívar. New York: The Colonial Press, 1956-1958. 3 vols. La cita en este caso procede del t.I, p. 323. José Francisco Heredia: "Memorias sobre las Revoluciones de Venezuela" insertas en el Anuario del Instituto de Antropología e Historia, Caracas: Universidad Central de Venezuela, t. IV- V- VI (1971), p. 517-740. La referencia aparece en la p. 666. Se ha publicado recientemente una cuidadosa edición de las Memorias... de Heredia. Las preparó para la imprenta el licenciado Antonio González Antías, quien cotejó el manuscrito de las mismas, propiedad del Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, con las dos ediciones impresas: Memoria sobre, las Revoluciones de Venezuela. París: Garnier Hermanos, 1895. 304 p. y Memorias del Regente Heredia. Madrid: Editorial América, 1916. 304 p.. Prologa esta cuidadosa reimpresión el Dr. Blas Bruni Celli(1925-2013). En estas Memorias del Regente Heredia. Caracas: Academia Nacional de la Historia. 1986. 292 p.. La referencia que hacemos aparece en la p. 176. Entre esos otros historiadores se debe consultar Salvador de Madariaga(1886-1978): Bolívar. Madrid: Espasa Calpe, 1975. 2 vols. La referencia procede del t.I, p. 425. Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la independencia de Venezuela. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica,1954-57. 5 vols. Ver el t.I, p. 419-420. Fue Mordechay Ricardo cuarto abuelo del autor de estas páginas, con él se inició la devoción al Libertador por parte de su familia materna, los De Sola y los Ricardo. Por su parte paterna ese culto fue también muy antiguo, sólido y perenne. Blanco/Ramón Azpúrua: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador.2ª.ed.aum. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1978-1979. 15 vols. La cita en este caso procede del t. XIV, p. 42-43. Aunque el papel está redactado por uno de sus adjuntos en nombre del Libertador, recoge todo su pensamiento y debe tenerse como expresión fiel de lo que él pensaba. José Antonio de Armas Chitty(1908-1995) señala: "lo que pensaba el Libertador sobre la monarquía es esclarecedor", asi lo anota en su artículo "Las travesuras de Germán Arciniegas" en: El Nacional, Caracas: diciembre 31,1984, Cuerpo A, p. 4, al referirse a esta carta. La carta de Páez al Libertador(octubre 1,1825) que llevó Guzmán a Lima, cuya existencia negó con el tiempo el general Páez, la llegó a calificar de apócrifa en su Autobiografía. Caracas: Petróleos de Venezuela,1989. 2 vols. Está en el t.I,p.444-448, si existió, fue escrita del puño y letra del general Francisco Carabaño(1781-1848) y puede leerse tanto en su original manuscrito, en forma facsimilar, como en tipos de imprenta, en Simón Bolívar: Cartas,t.V,p. 48-51. La respuesta del Libertador está en las mismas Cartas,t,V,p.47-48; Vicente Lecuna: Catálogo de errores y calumnias en la historia de Bolívar. New York: The Colonial Press, 1956-1958. 3 vols. La cita en este caso procede del t.I, p. 323. José Francisco Heredia: "Memorias sobre las Revoluciones de Venezuela" insertas en el Anuario del Instituto de Antropología e Historia, Caracas: Universidad Central de Venezuela, t. IV- V- VI (1971), p. 517-740. La referencia aparece en la p. 666. Se ha publicado recientemente una cuidadosa edición de las Memorias... de Heredia. Las preparó para la imprenta el licenciado Antonio González Antías, quien cotejó el manuscrito de las mismas, propiedad del Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, con las dos ediciones impresas: Memoria sobre, las Revoluciones de Venezuela. París: Garnier Hermanos, 1895. 304 p. y Memorias del Regente Heredia. Madrid: Editorial América, 1916. 304 p.. Prologa esta cuidadosa reimpresión el Dr. Blas Bruni Celli(1925-2013). En estas Memorias del Regente Heredia. Caracas: Academia Nacional de la Historia. 1986. 292 p.. La referencia que hacemos aparece en la p. 176. Entre esos otros historiadores se debe consultar Salvador de Madariaga(1886-1978): Bolívar. Madrid: Espasa Calpe, 1975. 2 vols. La referencia procede del t.I, p. 425. Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la independencia de Venezuela. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica,1954-57. 5 vols. Ver el t.I, p. 419-420. Fue Mordechay Ricardo cuarto abuelo del autor de estas páginas, con él se inició la devoción al Libertador por parte de su familia materna, los De Sola y los Ricardo. Por su parte paterna ese culto fue también muy antiguo, sólido y perenne.



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