HISTORIA DE LA PRESENCIA OCULTA Y FELIZ DE LAS MUJERES EN VENEZUELA"(XIV). Roberto Lovera De Sola
DIOSA ATENEA.
1928: PRESENCIA DE LAS MUJERES EN LOS SUCESOS DE LA SEMANA DEL ESTUDIANTE
A veces se ha considerado que los sucesos de la Semana del Estudiante(febrero 6-12,1928) fueron protagonizados solo por los estudiantes, varones todos, ya que entonces no estudiaba ninguna mujer en nuestra universidad. En verdad, también las mujeres, muchas de ellas, estuvieron presentes, fueron las catalizadoras de la acción, las que empujaron a hermanos, novios, amigos y amantes a la acción contra la dictadura.
A esas muchas mujeres las vamos a presentar a través de una de ellas, Isabelita Jiménez Arraiz, aunque habría que también mencionar tanto a María Teresa Castillo(1909-2012) como Antonia Palacios (1904-2001) y a Carmen Clemente Travieso(1900-1983), entre muchas.
Dentro de los sucesos de la Semana de Estudiante, tuvo, en un momento, un papel protagónico José Tomás Jiménez Arraíz(1904-1981) hermano de Isabelita, es el que aparece en la foto de aquel día portando la bandera. Y le tocó a aquella hidalga mujer, a quien mucho tratamos y mucho quisimos, actuar cuando ya los estudiantes estaban presos por decisión del dictador. Un domingo entró, corajuda, en la iglesia de San Francisco, sin pedir permiso se subió al púlpito y desde él, con aquella forma tan suya de actuar, arengó a los feligreses presentes y dirigió la oración “por nuestros estudiantes presos”.
Todo ello sucedió antes de conocer al gran escritor y humanista, uno de los grandes de las letras venezolanas, Ramón Díaz Sánchez(1903-1968). Ello sucedió a los pocos años de los sucesos de 1928. Ambos divorciados, se casaron. Y así fue siempre ella, para aquel espíritu de excepción, su gran estímulo cuando en silencio trabajaba en sus obras. Y cuando sus libros aparecían, muchos de ellos, tal era nuestra situación intelectual entonces, impresos en ediciones pagadas del propio bolsillo de Díaz Sánchez, era precisamente Isabelita la que salía a distribuirlos en las librerías y a venderlos a todos aquellos que lo desearan leer. Fue pues la celosa guardiana del marido, de aquel hombre, de los grandes de nuestro siglo XX. Todavía la recordamos en el velorio de don Ramón poniendo en el féretro, donde yacía el amado compañero, ejemplares de cada uno de sus libros para que se fuera al cielo con ellos.
Y ya muerto el esposo siguió promoviendo su obra, logrando que se hicieran todas las reediciones que circularon desde 1968 hasta el año de su deceso. Isabelita Jiménez Arraíz más que la esposa, fue la compañera de todos los sueños de don Ramón.
1928-1935: SIETE AÑOS EN LOS QUE HAY QUE REPARAR
Fueron estos los siete años que separaron los sucesos estudiantiles de 1928 de la muerte del general Juan Vicente Gómez(1857-1935). Sus callados y creadores sucesos mujeriles son los que explicaran que a los trece días de la muerte del tirano nuestras mujeres, como ahora lo veremos, se expresaran de la forma clara en que lo hicieron. Entre los sucesos que podríamos anotar entre estos siete años, aunque estos aun esperan aun un más detallado estudio, hecho desde el ángulo a que nos referimos. Pero en esos años sucedieron varios hechos dignos de registro. El primero fue la columna “Al encuentro de la mujer venezolana”, que en la revista Elite de Caracas, publicaba Maruja Llanos, seudónimo de nuestra destacada escritora Trina Larralde(1909-1937). El otro fue el curso de Cultura Femenina que en el Colegio Católico Venezolano dictaba la profesora Lola Amengual de Gondelles(1886)[1]. Y el tercero, en esas mismas aulas, el que debió ser el primer bachillerato para mujeres que existió en nuestro país. Allí cursó esos estudios Panchita Soublette Saluzzo(1909-1987), los concluyó en 1937. Ella con el tiempo sería la segunda abogada graduada en Venezuela(1943), tras haber cursado todos sus estudios en el país, en su caso en la Universidad Central de Venezuela. La primera fue Luisa Amelia Pérez Perozo de Guevara Nuñez(1912-1972).
1931: FUNDACION DEL ATENEO DE CARACAS
Conocemos por los historiadores que en el devenir de la cultura venezolana hubo, antes de la fundación del Ateneo de Caracas, varias instituciones así llamadas. El primer Ateneo de Caracas(1852-1892) tuvo larga vigencia, dado la atribulada que fue nuestro vida en el siglo XIX; en 1893 esta institución cambió su nombre por el de Biblioteca de Obreros del Porvenir, ya que el gobierno del general Joaquín Crespo(1841-1898) creó una nueva institución llamada Ateneo de Caracas(enero 7,1893), esta institución fue el segundo Ateneo de Caracas, el cual estuvo activo hasta que bajo el gobierno gomecista fue creado el centro científico, literario y artístico(julio 1,1912) que también se denominó Ateneo de Caracas, siendo la tercera institución así llamada.
Asi el actual Ateneo de Caracas, creado por la compositora María Luisa Escobar(1903-1985), cuyo nombre verdadero fue María Luisa González Gragirena de Escobar Saluzzo, fue la cuarta institución con este nombre(enero 31,1931). Y sigue siendo, junto con la Orquesta Sinfónica
[1] Sobre ella ver Irma De Sola Ricardo: Las mujeres tenemos vocación de servicio. Caracas: Italgráfica,1973. 19 p. Ver las p.12-14. El Curso de Cultura Femenina, al que hemos aludio, lo registra la revista Gaceta de América, Caracas, n/ 1, enero de 1935,p.3.
Venezuela(junio 24,1930), fundada por el maestro Vicente Emilio Sojo(1887-1974), una de las dos instituciones culturales permanentes del país en el siglo XX, vivas aun hoy en día.
Y al referirnos al punto debemos decir que la primera institución cultural de Venezuela, durante toda la época colonial, fue la Catedral de Caracas, sitio del desarrollo, además de las prácticas religiosas, de las artes plásticas y la música[1]. Luego, en el siglo XIX, aparecieron las instituciones, aun en acción, más antiguas del país, la Sociedad Bolivariana de Venezuela(1842), que es la sociedad histórica más longeva del país. A ella han sucedido dos instituciones, centenarias también, como son la Academia Venezolana de la Lengua(1883) y la Academia Nacional de la Historia(1888).
El actual Ateneo de Caracas, debe aparecer aquí porque fue propuesto por una mujer, Eva Mondolfi, y puesto en marcha por otra una mujer y en su desarrollo la actividad de al menos cuatro mujeres fue esencial, María Luisa Escobar, Ana Julia Rosas, María Teresa Castillo y ahora, su salvadora, después de la crisis que debió pasar, Carmencita Ramia, a quien la propia María Teresa Castillo, certera en lo que era la sucesión generacional, formó para que prosiguiera su labor. Así ha sucedido. El Ateneo de Caracas perseguido por el actual gobierno debió cerrar sus puertas, después de haber sido expulsado de su sede, hace poco.
El Ateneo de Caracas al que nos referimos fue el establecido en 1931, en plena dictadura gomecista, pese a las agitaciones politicas que vivía el país desde los hechos de 1928. Pero se fundó, y se instaló en una casa de Marrón a Cuji, número 43, Altos, el 8 de agosto de 1931, bajo la presidencia de María Luisa Escobar, quien la presidió hasta 1942. Más tarde funcionó en una casa en la esquina de Las Mercedes hasta su mudanza para Los Caobos. En la actualidad, después de haber sido
[1] Carlos F. Duarte: Historia de la Catedral de Caracas. Caracas: Ediciones Armitano,1989.238 p. La referencia aparece en la p.206.
expulsado de su sede, funciona en una quinta, en la parte alta de la avenida La Salle, de Los Caobos, frente a Venevisión.
Para el propósito de esta parte debemos señalar, como lo ha hecho quien la ha historiado, que tras la muerte de Gómez, en el año 1936, cuando ya el Ateneo tenía una influencia clara, se realizaron en su sede “la mayoría de las instituciones que surgieron a partir de 1936 y sus salones estuvieron siempre a disposición de las actividades culturales que desarrollaban otras asociaciones que carecían de local adecuado. Allí se celebró, en 1940, la conferencia pro Primer Congreso Venezolano de Mujeres, y se fundaron, entre otras la Sociedad de Autores Venezolanos, la Asociación Cultural Interamericana(1937), la Federación de Centros Culturales y Asistencia Social de Venezuela, la Sociedad de Amigos de los Ciegos, la Asociación Venezolana de Periodistas(AVP), Asociación Nacional de Empleados(ANDE), el Gremio de Músicos del Distrito Federal y se reinstaló la Sociedad Bolivariana de Venezuela(marzo 17,1936). La sede del Ateneo cobijó todas las artes: música, pintura, literatura. La ciencia también encuentra sitio para su exposición. El Ateneo se convierte en mano tendida a cooperar en todo movimiento de altura”[1].
1932: JOSE GIL FORTOUL LLAMA A LAS JÓVENES A COLABORAR EN EL NUEVO DIARIO
Recordó el doctor René De Sola(1919-2018): “El 26 de agosto de 1932 también en la primera página[de El Nuevo Diario] y en espacio editorial publica [José] Gil Fortoul(1861-1943) una nota que intintulada Muchachos que escriben, en la que, aludiendo a mi reciente
[1] Irma De Sola Ricardo: “Ateneo de Caracas”, en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.I,p.300-301. La cita procede de la p.300. También Yolanda Segnini: Las luces del gomecismo. Caracas: Alfadil,1987.436 p. Ver: “La institución”(p.189-251) y “Día a día del Ateneo de Caracas, 1931-1935”(p.351-401).
colaboración[1], anuncia la apertura de una sección para que en ella se ejerciten jóvenes de ambos sexos con vocación por las letras. Por allí pasaron muchos sin dejar rastros y otros que marcaron huellas promisorias”[2].
1935: EL PRIMER MANIFIESTO DEMOCRATICO
Fue así como en el momento de saberse en Caracas la noticia de la muerte del autócrata, después que se destaparon en las casas de los opositores las botellas de champaña, el sonido de su descorche fue siempre recordado en aquellas familias, eran aquellas botellas, largamente guardadas para celebrar aquella hora. Este fue testimonio que escuchamos a Josefina Ayala de Baldó, nos dijo no haber olvidado nunca aquel sonido durante aquella madrugada.
Pasada la euforia, ya en el madrugada del 18 de diciembre, Andrés Eloy Blanco(1897-1955), nuestro gran poeta, pero también altísima figura cívica, redactó el primer manifiesto democrático en el que se pedía el regreso a un régimen de libertades, la libertad de los presos políticos y el retorno de los exilados. El propio Andrés Eloy encabezó aquel manifiesto con su firma y a pie, antes del amanecer, fue tocando las puertas de las casas de quienes pusieron su firma en él. Este documento fue entregado en Maracay, el 19 de diciembre, al propio nuevo presidente el general Eleazar López Contreras(1883-1973).A llevar el manifiesto fueron a Maracay numerosos venezolanos, fue aquella una larga cola de automóviles, como nos lo contó, y pudo dar testimoniarlo, el doctor Ramón J.Velásquez (1916-2014), joven estudiante de 19 años, quien fue uno de los que estuvo presente en Maracay cuando Andrés Eloy Blanco le entregó al presidente López el documento y
[1] Se refiere a su artículo publicado en El Nuevo Diario, de Caracas, el 18 de agosto de 1932. [2] René De Sola: Cosas que no deben olvidarse. Prólogo: Alejandro Lasser. Caracas: La Casa de Bello,1997. 176 p. Ver:”Hágase justicia”(p.104-106). La cita procede de la p.105. El subrayado es nuestro.
le dijo: “General, aquí está Venezuela”. En la tarde del mismo día 19 el país entero pudo leer aquel Manifiesto impreso en las columnas del El Heraldo[1].
Las iniciativas siguieron pues el día de navidad se fundó la Asociación de Escritores Venezolanos. La prensa de aquellos días abunda en noticias de esta índole fuera del sucederse de manifestaciones, disturbios y tomas públicas de posición. Entre otros hechos sucedió el 21 de diciembre la muerte del monstruoso primo del dictador, Eutoquio Gómez (1868-1935), en la sede de la gobernación, frente a la Plaza Bolívar. Eutoquio pretendía usurpar de nuevo el poder. Es obvio, se deduce de los testimonios que hemos leído y escuchado, que cuando el gobernador Felix Galavís(1877-1941) llamó al presidente López a decirle lo que allá sucedía, que Eutoquio Gómez y otras personas habían entrado armadas y en actitud subversiva, como se lee en El Heraldo(diciembre 21,1935), que por ser vespertino pudo informar de aquello el mismo día, López, en aras de la tranquilidad, dio la orden de eliminarlo, como en efecto sucedió a los pocos minutos. Es esta una deducción lógica que no hemos leído en los autores que han examinado el hecho, pero se basa en el testimonio personal de uno de los presentes, secretario del gobernador Galavís, el historiador Nicolás Perazzo(1902-1987) presente en aquellos sucesos y quien fue quien accionó el arma que dio muerte a aquel engendro humano, cosa que confesó, años más tarde, a un amigo de todo su afecto, nuestro papá, Roberto Lovera Pelayo(1912-1986).
1935: EL MENSAJE DE LAS MUJERES
Entre las iniciativas positivas de aquellas semanas se encuentran la serie de reuniones casa de Ada Pérez Guevara(1905-1999) de donde surgió el Mensaje de las mujeres al general Eleazar López Contreras.
[1] Ver “Manifiesto” en José Rivas Rivas: Historia gráfica de Venezuela. Caracas: Centro Editor,1972,t.I,p.24-26.
La esencia del Mensaje fue una iniciativita mediante en cual, un grupo de elite entre las mujeres venezolanas, tomaron por vez primera la palabra públicamente, lo hicieron pidiendo por ellas y por los niños, y desde aquel mismo momento surgió la idea de la necesaria obtención de los Derechos Civiles como único camino de poder luchar por la obtención del voto femenino, ya que de pedirlo entonces, de hecho les fue ofrecido ese año, pero ellas mismas escribieron diversos artículos rechazándolo, columnas que se pueden leer en la prensa de aquellos días, señalando que no deseaban el voto sin tener derechos civiles pues si se les concedía en ese momento, sin tener derechos civiles, iban a tener que votar por los candidatos que eligieran sus padres, esposos o hermanos[1].
En todo esto no se debe olvidar que entre las actitudes que tuvieron estas mujeres se encontró el hecho de ser sufragistas, movimiento que siguieron con emoción, al igual que cuando les llegó la noticia de que gracias a Clara Campoamor(1888-1972), una de las dos primeras diputadas elegidas en España, la otra fue Victoria Kent(1898-1987), ambas abogadas, en aquel país las mujeres habían obtenido el derecho al voto, corría el año 1931. Las mujeres votaron por primera vez en España en 1933. 1931 y 1933 fueron dos de los siete años a los cuales nos hemos referido, en donde nuestras mujeres leyeron, conversaron y soñaron con días mejores. Es esto lo que explica a nuestro entender, visto con los ojos del cronista del pasado, lo que subyace tras el Mensaje, que no fue producto de la improvisión, porque nada improvisado dura, y porque sino no hubiera tenido la trascendencia que tuvo y que todavía tiene. Todas las conquistas de la mujer venezolana, en los últimos setenta y siete años, se espiga desde el Mensaje. Todas nuestras mujeres vienen de estas ideas, expresadas en apenas dos páginas.
[1] Ver Irma De Sola Ricardo: “El voto femenino es hoy un absurdo”, en El Heraldo, Caracas: junio 19,1936. Recorte en su archivo que custodia su hijo mayor, autor de estas páginas.
Durante los trece días en que se reunieron a concebir el Mensaje era un momento de gran presagio en el país. Nosotros no hemos logrado llegar a encontrar la fecha en que se comenzaron a juntar, desde luego antes del 30 de diciembre, cuando el Mensaje fue firmado y llevado al Palacio de Miraflores.
El Mensaje significó una toma de posición, fue un acto de rebeldía. Ellas inferiores legalmente en aquel momento ya no se sintieron tales. Hablaron como se hace en los momentos cuando se proponen grandes cambios. Hablaron en alto, claramente, de todo lo que les concernía. Pero lo hicieron de aquella forma diáfana que era la propia de ellas, nosotros que las conocimos, sabemos que eran todas ellas una barra de hierro cubiertas del terciopelo, con una gran capacidad para el diálogo y para la concertación y sobre todo, como las mujeres bíblicas eran “mujeres fuertes”(Proverbios: XXXI,10), de hecho había una judía entre ellas, eran mujeres quienes sabían cómo tocar las puertas y lograr que estas se les abrieran. Y si las sacaban por la de adelante sabían como entrar por la de atrás. ¡Tal la capacidad de persuación de todas ellas!.
Sabían ellas que era lo que les concernía, la palabra que utiliza Alicia Álamo Bartolomé(1926) en los diálogos de su pieza histórica Pioneras[1], recreación de aquel suceso. En el Mensaje quedó claro todo lo relativo a las mujeres, todo lo que tuviera que ver con la maternidad y con los niños, buscaron la protección social de la mujer, que era necesaria, las madres solteras eran preocupación de ellas, fue por ello que pidieron, contra viento y marea, la institucionalización del Certificado Médico Pre-Matrimonial, por ello llegaron a llamarlas prostitutas, como una de ellas nos los confió sin perder la sonrisa, la dulzura y la fortaleza que fue característica de todas las que concibieron el Mensaje, a aquella dama que nos confiaba sus recuerdos actuaba divertida ante la respuesta de la
[1] Alicia Alamo Bartolomé: Pioneras. Comedia en dos actos. Presentación: Inés Muñoz Aguirre. Estudio preliminar: Roberto Lovera De-Sola. Caracas: Ediciones Public-Arte, 2013.93 p.
misoginia masculina, pensaban aquellos que las mujeres no debían meterse en su vida íntima, ¡incluso si las contagiaban con algún mal venéreo, asi fueran a sus propias esposas!. Pedir el Certificado Médico Pre-Matrimonial era en aquellos días el único antitodo para evitar la propagación de las enfermedades venéreas entre las mujeres, incluso entre las jóvenes casadas, petición del Mensaje viva aun en nuestros días en los cuales las enfermedades de trasmisión sexual actúan de las formas que sabemos.
1935: EL CONTEXTO HISTORICO DEL MENSAJE
¿CUÁL FUE LA RAIZ DEL MENSAJE?
Siempre que hemos estudiado el tema que vamos a exponer, sobre todo viendo el valor del Mensaje, nos hemos preguntado de dónde surgió aquello, cómo aquel grupo de mujeres estaban tan bien preparadas para pasar a la acción pública, dada la celeridad con que lo hicieron en aquel momento.
Hemos considerado que su raíz está en lo sucedido en los siete años anteriores, de forma callada, casi clandestina, pues pervivía la censura de la dictadura y la prohibición de la formación de toda agrupación, de cualquier signo. De hecho la Sociedad de Maestros de Primaria, núcleo de la Federación Venezolana de Maestros, ambas fundadas por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa(1902-1993), funcionaba casi en secreto en el Instituto San Pablo de los hermanos Martínez Centeno, este colegio fue uno de los grandes centros de militancia democrática que había en aquellos días entre nosotros. ¿Por qué decimos que ello partió del año 1928?. La razón es muy sencilla: en la Semana del Estudiante, iniciada el 6 de febrero de aquel año, apareció en nuestra escena la Generación Política de 1928, pero ellos, todos jóvenes estudiantes, fueron impulsados en su acción contra la dictadura por sus novias, hermanas y amigas. Así lo habían hecho nuestras féminas cuando empujaron a nuestros jóvenes a pelear por nuestra Independencia. En 1928 también se hicieron presentes las mujeres, por ello siempre se ha recordado la presencia de María Teresa Castillo, de Antonia Palacios, de Carmen Clemente Travieso o Isabelita Jiménez Arráiz en aquellos días, para solo citar algunas. Luego de los hechos de 1928, la aparición en la revista Elite de la columna “Al encuentro de la mujer venezolana” que escribió, bajo el seudónimo de Maruja Llanos, nuestra insigne escritora, Trina Larralde, la autora de la novela Guataro, a quien la vida le duró muy poco, menos de treinta años. Hemos podido consultar una entrega de su columna(diciembre 15,1934), en donde encontramos un trabajo de una de las firmantes del Mensaje; después la presencia de Lola Amengual de Gondelles, también firmante del Mensaje, quien estableció el primer bachillerato para mujeres en el Colegio Católico Venezolano y el Curso de Cultura Femenina, de lo cual hay noticia en uno de los números de la Gaceta de América(n/ 1,enero 1935,p.3), revista que circuló unos meses en 1935, antes de la muerte del Benemérito, hasta que el gobierno la prohibió, pese a lo positivo de los mensajes que trasmitían sus columnas. Y, desde luego, en aquellos mismos siete años, la formación clandestina de serie asociaciones femeninas, como la Agrupación Cultural Femenina, la Sociedad Protectora de la Infancia o la Unión Feminista de Lara, la única al parecer que utilizó esa palabra entre nosotros entonces. La presencia de estas agrupaciones cuya presencia la hallamos en las adhesiones que recibió el Mensaje, cuya copia completa podrán leer aquí. Creemos que es en todas esas calladas acciones en donde se puede hallar la génesis de lo que será el Mensaje y la inmediatamente activa presencia de las mujeres en la vida venezolana, a partir del 30 de diciembre de 1935.
MENSAJE DE MUJERES VENEZOLANAS AL GENERAL ELEAZAR LOPEZ CONTRERAS.
TEXTO COMPLETO
Las suscritas[1], ligadas íntimamente a la evolución patria por un profundo sentido de maternidad actual o futura y procurando interpretar lo que el país espera de nosotras en este hermoso despertar del sentimiento cívico nacional, nos permitimos dirigirnos a usted para después de presentarle con el debido acatamiento nuestro saludo de año nuevo, exponerle en conjunto algunos de los más importantes problemas que directa o indirectamente nos conciernen. Quizás unos de ellos han sido ya expuestos a usted por otras agrupaciones femeninas orientadas hacia los mismos ideales. Todas estas voces son eco de un mismo deseo latente en todo corazón de mujer y que hasta hoy no había podido manifestarse entre nosotros.
Pensamos que la esperanza de todo el país está en el niño, y que mientras más sano física y moralmente sea este, lo será también el ciudadano de mañana. Por consiguiente, si deseamos adelanto positivo para Venezuela, debemos procurar que éstos nazcan y se desarrollen en las mejores condiciones posibles. Es a nosotras a quienes corresponde por ley natural velar por ellos en esa edad pueril de la cual depende su salud futura. Interesándonos por la infancia cooperaremos eficazmente en la labor patria. Pero en nuestro humilde sentir, para lograr la perfección de esa labor, se requieren, en armonía y acción permanentes, dos factores:
Preparación adecuada de la mujer y principalmente de la madre. Y principalmente de la madre.
Y cooperación efectiva del Gobierno Nacional.
Entre nosotros, este problema de maternidad e infancia ha quedado hasta hoy casi excluido de la atención pública y de la del gobierno; no así en otros países, donde el primordial interés que se le concede ha contribuido poderosamente al adelanto de los mismos. Por eso nosotras, hermanas de las mujeres de América que tan fecunda desarrollan hoy el mismo sentido, levantamos hacia usted nuestra voz, para indicar con fe en el magistrado, algunas de las necesidades apremiantes, aunque comprendemos la magnitud de la labor que en estos momentos lo embarga. Dichas necesidades son esbozo de la obra por hacer y a la cual estamos dispuestas a prestar nuestra desinteresada cooperación con la mejor buena voluntad. Para más claridad, y conocedoras de que en estos momentos se organiza la Beneficiencia del Distrito Federal, hemos considerado el problema clasificándolo así: niños, mujer y protección social.
[1] Publicado en Caracas: Cooperativa de Artes Gráficas, 1936. Hoja suelta impresa por una sola cara. Utilizamos la copia del archivo de Irma De-Sola Ricardo, una de sus redactoras.
NIÑOS
Para estos desearíamos:
En esta ciudad, procurar que siquiera algunas ventas de leche garanticen la pureza de estas; aire y sol en parques exclusivos infantiles y agua pura desde el acueducto. Casa-cunas suficientes en las parroquias de Caracas y capitales de Estado que las requieran. Escuelas de primeros grados con semi-internados gratis o muy módico para hijos de obreras y empleadas. Asilos de huérfanos con capacidad suficiente e Inclusa anexa. Consultas externas con medicamentos y gota de leche para los niños más necesitados. Funcionamiento del Hospital Niños que existe al lado del Hospital Vargas.
MUJERES
Estas requerirían:
Escuelas de Puericultura teórica y práctica, para madres, novias, ayas o niñeras, anexas a las Casas-cunas. Casas de protección para muchachas desvalidas, con personal laico. Establecimientos adecuados para internar mujeres pobres en los dos últimos meses de gravidez. Consulta médica gratis, controlada por petición de las madres de familia, para que cuando lo necesitaren, envíen su servicio doméstico, principalmente a las ayas, en solicitud de certificado de salud escrupuloso o de receta. Curso de servicio doméstico que podría anexarse a la Escuela de Artes y Oficios.
PROTECCION SOCIAL A LA MUJER Y AL NIÑO
Esta pide:
Obligar legalmente a los propietarios, directores de fábricas, talleres, etc., que tengan obreras a su servicio, a concederles mes y medio de vacaciones y a lo menos quince días de jornal, cuando estando éstas en servicio activo se encuentren en trance de alumbramiento. Hacer cumplir el reglamento de Sanidad en la construcción de casas de vecindad. Curso obligatorio de higiene infantil o Puericultura elemental para cuarto grado escolar. Escuelas para el cuerpo de Policía Nacional, donde se les eduque, instruya y dé conocimiento suficiente de la ley en lo que les conciernen, y se les exija moralidad probada y protección al niño, remunerándolos mejor. Certificado médico prenupcial obligatorio e intensa propaganda antivenérea; divulgación científica de educación sexual entre padres de familia y censura que garantice los espectáculos públicos propios para niños. Evitar la mendicidad infantil.
Caracas, 30 de diciembre de 1935.
FIRMAS
:Ada Pérez Guevara de Boccalandro, Luisa del Valle Silva, Sarita Franceschi de Corao, Lola de Gondelles, Directora del Católico Alemán; María Luisa Rotundo de Planchart, Clementina de Machado, Narcisa Bruzual, Panchita Soublette Saluzzo, Beatriz de Aguerrevere, Luisa Amelia de Razetti, Ana Mercedes de Morales Lara, Carmen V. de García Alvarez, Emma de Ruiz Rodríguez, Magdalena de Flammerich, Yolanda de Winkelman, Ana Teresa de Martínez Centeno, María Luisa de Escobar, María T. de Corao, Lola de Fuenmayor Rivera, Trina de Martínez M., Olga Larralde, Trina Larralde de Massiani, Carmen Blanco de Urbaneja, Rosaleda de Bellini, María de Machado, Graciela de Conde, Berta de Olavarría Matos, Carmen S. de Básalo R., Elodia S. de Rodríguez M., Carlota de Toro, Socorro de Guevara, Lola de Arreaza Calatrava, Graciela Alicandu, Hidamar Escalante, Trina de Silva, Marieva S. de Vegas, Ana Teresa Abreu.
FIRMAS DE ADHESION:
Por la Asociación Cultural Femenina: Imelda Campos, Lola Morales Lara, María Cristina Hernández, Lila Trujillo y Cecilia Núñez Sucre.
Por la Sociedad Protectora de la Infancia: María Cova C., Carmen Teresa de Obelmejías, Laura Espín R., Manola Márquez Márquez,
FUERA DE ASOCIACIONES:
María Meléndes de García, Luscinda Contreras de Rojas, Ana de Cúrvelo, Josefina Rodríguez Revenga, Emma Morales de Guevara, Carmen J. Rodríguez Revenga, Julia Carvajal de Flamerich, Carmen H. González, Lucrecia de González, Ana P. de Figueredo, Mary Paván de Siso, María M. de García, Aurora González Ecarri, Eneria Ruiz de Rodríguez, Dominga Moreno de Montilla, Luz Manzano de Andrade, Lorenza de Moreno, Olimpia Mijares, Leonor de Caballero, Francisca de Velásquez, Bernarda Méndez, Candelaria de Ríos, Victoria Bellizzi, Castillo, Catalina de Curtía, Margarita Matos, Margot de Arroyo, Felicia Mijares, Trina de Hernández, Tula López, Emilia Salazar, Mercedes Barrios, Delflna de Medina, Josefina Bello de Jiménez, Chaly de Febres Cordero, Trina M. de Mellior, Luisa Margarita Meaño, Mercedes León, Carmen Yolanda de Paredes, Margarita de Tovar, Carmen Corao Grillet, María L. de Georget, Abigaíl de Golding, Stella de Betancourt, Cristina Reverón Larré, Dolores Mendoza de Olivares, Luz Adelina Rodríguez V., Lucila G. de Garrido, Victoria Corao G., Belén Centeno de Solórzano, Violeta Rivero de Restrepo, Leonor Sapene A., María G. de Pinto Marvez, Mercedes Flamerich, Nicolasa Gondelles, Alida de Planchart, Gracia M. de Menendez, Luisa L. Tirado Meza, Juana de Garay, Juana Ávila de Mora, Elisa Sapene, Carmen Banchs, Josefina Parpacén, Cecilia Oliviveira de Prieto, Ella Oquendo de Almarza, Isabel Sánchez Jiménez, Mary Calcaño, Carolina de Odremán, Lola K. de Hernández D'Empaíre, Oky Sánchez, María C. Morales Rocha, Corina Cárdenas, Ana Mercedes Pérez, Mercedes V. de Moerbeck, María Luisa Coll Núñez, Mercedes Cabrera de González, Marita de Tovar, Luisa de Muñoz, Petra Ramona de Maza, Mercedes Cabrera de González.
De San Cristóbal: Lilla G. de Ramírez.
Maracaibo: Isabel Villalobos de Carrasquero, Teresa Barboza Manzano, Balbina González Sulbarán, Elena de Tenrero, Eva de Rivera
De Barquisimeto: Carmen dé Octavio, Carmen Camejo A.
Por la Unión Feminista de Lara: Octavia Octavio, Adelaida Orellana, Olga Barrios, Justa Josefa Briceño, Emilia Anzola Falcón, Lilian Matheus, Inés María Anzola.
De Calabozo: Celina Helena de Viana Castillo.
De Cagua: Piedad Franco Feo.
De San Fernando de Apure: Teodosia de Rodríguez, Josefa Esté de Salas, Carmen Eeté, C. de Salas, J. de Herrera, Isabel de Fernández, Clara Loggiodice, Laura de Fernández, Amelia Prado, Nerina de Morales, Carmen Fernández, Olga Rigo, Leali Salas, Elba Michelangeli, Clementina Herrera, Angélica de Pacaterra, Angela de Rodríguez, Pepita de Castillo, Guillermimina de Gómez, Nina de Hernández, Ana de Pardo, Lola de Hernández, Ramona de Márquez, Clarisa de Fernández, Lila Márquez, Rene Domínguez, Adela de Decanio, Clarisa de Barbarito, Vicenta de Esté, Rita de Rojas, Julia Rosa de Sosa Muñoz, María de Hernández, Helena de Porras, Nieves de Umanés, Jesús de Martínez, Graciosa L. de Bravo, Laura de Hernández, Abigaíl de Pildaín, Rosa de Hernández, Ana Teresa de Pildain, María de Colón, luisa de Figueredo, Verónica de Delgado, Nicolasa de Perera, Virginia de Rickel, Carmen de Hernández, Soledad de Domínguez, María de Umanés, María de Bolívar, Flor de Felice, Ana J. de Bolívar, Encarnación de Matute, María Antonia Plessman, Ana de Fernández, Isabel de Rojas, Esther de esté, Teolinda de Elias, Pepita de Obregón, Dalia de Rengel, Josefa de Naranjo.
NOTA:
Toda mujer que desee incorporar su firma como adhesión a este Mensaje, puede enviarla a Mensaje de Mujeres Avenida Norte 20, Caracas. .OBSERVACION MANUSCRITA EN ESTA COPIA DEL MENSAJE
Irma De Sola Ricardo(1916-1991)una de sus redactaras escribió de su puño y letra en el ejemplar del Mensaje que guardó en su archivo lo siguiente:”Aunque yo participé en todas las reuniones que se efectuaron casa de Ada Pérez Guevara de Bocalandro, Av. Norte 20, como yo era menor de edad para esa fecha mi padre no quiso que yo firmara este documento, aunque me concedió amplio permiso para trabajar en la Asociación que se formó como resultado de este Mensaje, la Asociación Venezolana de Mujeres”.
LECTURA DEL MENSAJE
Ahora bien si leemos el Mensaje nos vamos a encontrar con treinta y dos firmas. Una de las redactoras no pudo firmar pues su papá no le dio permiso por ser menor de edad, recuérdese además que en ese momento las mujeres no tenían ni derechos civiles y menos políticos. En el Código Civil vigente aparecían las mujeres equiparadas a los menores de edad, lo que no era tan grave, pero eran puestas, lo que si era peor, por aquella ley misógina, al lado de los entredichos, un eufemismo que tapaba graves realidades, y junto a los dementes. Nos detenemos ante los entredichos, ya que por tales se tienen todos aquellos, dice el diccionario de la Real Academia, hombres o mujeres, sobre los cuales pesan dudas sobre su honor, su virtud, su calidad o su veracidad.
Aquel 17 de diciembre de 1935, cuando falleció el tirano, las mujeres no eran nada, no tenían derecho ni siquiera para administrar sus propios peculios y las pocas que trabajaban cobraban la mitad del sueldo que un hombre recibiera por la misma labor, esto se puede ver en las memorias de Cecilia Pimentel(1888-1979), una de las más destacadas mujeres de aquella época[1]. Por ello el Mensaje que surgió trece días más tarde, las iniciativas que fueron su consecuencia, los logros jurídicos y políticos de la década siguiente, constituyeron una revolución, una revolución pacífica, un cambio creador, una mutación en el sentido que nuestro gran pensador Augusto Mijares(1897-1979) dio a lo que debe ser toda revolución, “proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras”[2]. Eso fue, un cambio sin violencia, sin muertos, sin demagogia, cierto y con porvenir. Fue producto de lo constructivo, de lo que el propio don Augusto dijo que había sido, como muchos hechos del tiempo postgomecista, “concebido durante largas reflexiones. Y para largas esperanzas”. Ya hemos señalado de donde surgieron las sólidas ideas que le dieron fundamento al Mensaje.
1935: LAS PIONERAS QUE ABRIERON UN CAMINO PARA QUE LAS MUJERES SE HICIERAN PRESENTES EN LA VIDA VENEZOLANA.
(Vistas a través del análisis de la pieza “Pioneras” de Alicia Alamo Bartolomé).
PIONERAS: UNA PIEZA HISTORICA
Desde que supimos que Alicia Álamo Bartolomé, arquitecta, periodista y profesora universitaria, nuestra admirada dramaturga y actriz, había escrito y presentado ante un grupo de sus alumnos en la Universidad Monte Ávila su pieza Pioneras nos movimos para obtener su texto y pedirle permiso para su presentación en la Fundación Francisco Herrera Luque(julio 28,2012), ya que se trata de una obra escrita alrededor del hecho histórico singular de nuestra contemporaneidad, el que hemos venido analizando a lo largo de estas páginas: la emergencia
[1] Cecilia Pimentel: Bajo la tiranía,1909-1935. Caracas: Tip. La Bondoniana,1970.327,XIX p. [2] Augusto Mijares: “El poryecto de América”, en Lo afirmativo venezolano, p.349.
plena de la mujer en nuestro país, a través de un grupo de mujeres que tomaron para si su dirigencia, y cuyo primer fruto fue la redacción del Mensaje de mujeres venezolanas al general Eleazar López Contreras, presidente de la República, aquel 30 de diciembre de 1935, en que fue puesto en sus manos, fecha que lleva al pie aquel trascendental papel, que semanas más tarde, ya en 1936, fue editado en una hoja suelta, impresa en la Cooperativa de Artes Gráficas, el cual pudimos leer en el ejemplar del archivo de una de sus redactoras. Este pronunciamiento tiene a nuestro entender el valor de ser el primer documento femenino de la historia de Venezuela, ellas no usaban aún la palabra feminista, esta se popularizó, décadas después(1949), sobre todo desde la aparición de El segundo sexo de Simone de Beauvoir(1908-1986) la más grande obra sobre el ser femenino por primera vez publicada, llamada con razón “la Biblia del feminismo”[1]. Pese a ello la palabra “feminismo”, ya lo hemos anotado, nosotros la encontramos por primera vez escrita entre nosotros en 1920 en El último Solar, la primera novela del maestro Rómulo Gallegos(1884.1969), en la cual uno de sus personajes, Graciela, se define como tal, al decir: “¡Abogo por los fueros de mi sexo! !Soy feminista!”[2].
Lo que las firmantes del Mensaje dieron nacimiento fue el movimiento de las mujeres en el país, fundaron el feminismo, fueron las que por vez primera pidieron por ellas y por los niños. Con el Mensaje tomaron la voz por vez primera las mujeres entre nosotros. Y para siempre.
Alicia Alamo Bartolomé escogió para su recreación a seis de las personas de cuyas manos e ideas nació el Mensaje. Florencia, es el único personaje de ficción, pero Florencia calza, por sus personales disyuntivas, es una madre soltera, cabe en lo que se va a plantear en el Mensaje y en las conversaciones que le dieron nacimiento.
[1] Simone de Beauvoir: El segundo sexo. Buenos Aires: Siglo XX,1965. 2 vols. [2] Rómulo Gallegos: “El último Solar”, en sus Obras completas, p.27.
LAS PROTAGONISTAS
De todas las mujeres que se reunieron casa de Ada Pérez Guevara, las que fraguaron el Mensaje, Alicia Álamo Bartolomé ha escogido seis de sus activistas para la recreación histórica de aquel suceso que aparece en su pieza.
Las seis activistas fueron Ada Pérez Guevara(1905-1999), la líder, en cuyo hogar, de Veroes a Jesuítas, número 20, se reunió aquel grupo que se revive en la pieza. Todo lo sucedido en aquellos años, la iniciativa del Mensaje y su consecuencia, la fundación de la Asociación Venezolana de Mujeres (febrero 11,1936), que todavía existe en plena acción, en su sede de la avenida Victoria, dependió de aquella iniciativa. Pero hubo más, Ada era escritora y dejó consignado en su bella novela Tierra talada(1937) el ideario de aquella generación de mujeres que se reunieron en su casa.
Aparece nuestra alta poeta Luisa del Valle Silva(1896-1962), considerada por la crítica poeta neo-romántica; Leticia de Nouel, persona de suelto y gracioso verbo; Irma De Sola Ricardo(1916-1991), quien dos años después fue la editora de Tierra talada, intelectual y activista mujeril y literaria e investigadora histórica, una de las creadoras de la Biblioteca Femenina Venezolana, la primera colección que acogió libros escritos por mujeres en el país; ella era soltera y fue la más joven, tenía en ese momento diez y nueve años; Josefina Bello de Jiménez, más tarde conocida por sus textos de literatura infantil y Panchita Soublette Saluzzo(1909-1987), la segunda abogada graduada en Venezuela(1943), fue con el tiempo motor de la reforma del Código Civil en 1942, una de nuestras primeras mujeres electa diputado, como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, en la cual por vez primera en nuestra historia varias mujeres fueron parlamentarias y, fue ella, por largos años, Juez de Menores, cualquier hombre que hubiera agredido a un niño o violado a una adolescente que fuera llevado ante ella sabía, desde antes de entrar a su despacho, que iría preso, pues Panchita encarnó a la figura del verdadero Juez que impartía justicia sin que le temblara la mano.
LOS LOGROS
De los paliques en casa de Ada Pérez Guevara de surgieron numerosas iniciativas vivas aun en la vida de Venezuela. Tales el Mensaje, la Asociación Venezolana de Mujeres, con su Casa Pre y Post Natal(mayo 2,1936), la casa para niños sin hogar, que se transformó en la Casa de Observación de Menores, que puso a andar el psiquiatra y educador Rafael Vegas(1908-1973). Del Mensaje surgió todo el movimiento que llevó a poder lograr los derechos civiles para la mujer venezolana, que no los poseía al morir nuestro antepenúltimo dictador, sendero, el único posible para el logro del voto femenino, obtenido, con reticencias, solo para participar en las elecciones municipales, y plenamente en 1946 y, desde luego, los derechos políticos de la mujer venezolana obtenidos en la Constitución de 1947, que contó con los votos de nuestras diputadas miembros de aquella asamblea. Y en su ínterin la publicación del Correo cívico femenino. Hay que decirlo claramente que el logro de los derechos políticos no fue concesión graciosa del gobernante de aquellos días, Rómulo Betancourt(1908-1981), aunque este estaba convencido, desde tiempo atrás, de la importancia que en nuestro proceso político-social iba a tener la mujer. En verdad, el logro de los derechos civiles y políticos fue producto del empuje del vasto movimiento femenino, iniciando el 30 de diciembre de 1935.
LA PIEZA
En Pioneras, podemos ver como todo esto que hemos señalado está presente en ella, convirtiéndose este texto dramático en un memorial histórico de aquel inolvidable momento.
Fue el Mensaje una parte sustancial de los sucesos de aquella segunda quincena de diciembre de 1935 cuando, tras el deceso de Gómez, la nación volvió al ejercicio de la democracia, gracias a la conciencia del general López Contreras que un régimen autocrático no podía continuar, viviendo el mundo en pleno siglo XX, cuya espalda le había dado el dictador, pese a vivir todas las naciones del mundo occidental la creadora primera postguerra, posterior a la Gran Guerra(1914-1918)[1].
1935: NACE EL MOVIMIENTO FEMINISTA EN VENEZULA
Fueron las mujeres de 1935 las primeras en abogar por las mujeres y los niños, las que con su empuje lograron, años más tarde, la conquista de los derechos civiles(1942) y después los políticos(1947) para las mujeres. Pero fueron muchas de ellas activistas de lo mujeril y fundadoras del proyecto de la literatura escrita por mujeres a través del Concurso Literario de la Asociación Cultural Interamericana (1937) que la llevó a la creación de la Biblioteca Femenina venezolana, la primera en su género entre nosotros, esta serie sólo editó libros escritos por mujeres.
Y aquel empuje, siguió con el esplendor del escribir femenino que goza nuestra literatura hoy, con nombres ya plenos como Elisa Lerner(1932), Antonieta Madrid(1939), Victoria de Stefano(1940), Ana Teresa Torres(1945),
[1] La lectura dramatizada de la pieza Pioneras fue hecha(julio 28,2012), bajo la dirección de Roberto Lovera De-Sola, por las dramaturgas e intelectuales: Inés Muñoz Aguirre(Ada Pérez Guevara), Carlota Martínez(Irma De Sola Ricardo), María Elena Lavaud(Josefina Bello de Jiménez), Thais Erminy(Panchita Soublette Saluzzo), Ana Teresa Sosa(Luisa del Valle Silva), Gennys Pérez(Leticia Nouel) y María Eugenia Díaz(Florencia). El auditorio fue colmado por más cincuenta personas cuya emoción, al escuchar la pieza, y deducir su mensaje, se sentía en el ambiente.
Milagros Mata Gil(1951), Yolanda Pantin(1954), Xiomara Moreno(1960) y un largo, larguísimo, etcétera. Eso es tan particular que solo en una de las recientes celebraciones de la Feria del Libro de la Plaza de Altamira(abril 27-mayo 6,2012) se presentaron cinco novelas escritas por mujeres: Al azar del viento de Ana María Velazquez, Las mujeres de Houidini, de Sonia Chocrón, La nube, de Menena Cotin, Bitácoras ignotas de Lesbia Quintero y Misionero de Nuevo mundo de Luisa María Celis.
1935: ADA PEREZ GUEVARA, LA LÍDER DEL GRAN CAMBIO
No es posible ignorar que todo proceso necesita de un líder y de unos dirigentes. El Mensaje de las mujeres venezolanas al presidente López Contreras(diciembre 30,1935), el primer documento feminista de la historia de Venezuela, lo tuvo en la persona de Ada Pérez Guevara. Sobre su personalidad copiamos lo consignado por una de sus compañeras en las tareas que se iniciaron desde el momento en que en su casa del centro de Caracas comenzaron a reunirse. Tal el perfil de su personalidad:
“En estos días en los cuales se hace recuerdo de quienes merecen el reconocimiento público, me ha extrañado no ver incluida en esas listas de personalidades a la valiosa mujer venezolana Ada Pérez Guevara(1905-1999). Y aunque en estos momentos la elaboración del índice de mi obra Contribución al Estudio de los Planos de Caracas, me tiene completamente copado el poco tiempo de que dispongo fuera de mi trabajo y de mis atenciones de esposa y madre, he resuelto hacer un paréntesis necesario para escribir esta página apresurada en demanda de justicia para quien, si ahora no suena su nombre en los círculos intelectuales y de asistencia social es porque circunstancias de la vida la han obligado a alejarse de estas actividades, tiene una positiva labor que tesonera y abnegadamente ha realizado y la cual ha producido copiosos frutos no sólo para Caracas sino para toda Venezuela y aun para la América.
Ada Pérez Guevara es ampliamente conocida por todos los sectores que supieron de su constancia, de su preparación, de su dedicación al estudio de los múltiples problemas que aquejan a la comunidad, de su incansable lucha en procura de soluciones favorables a la mujer y al niño venezolanos. Pero existe una numerosa juventud que desconoce su valiosa trayectoria de mujer y de ciudadana ejemplar y para ella haré un somero recuento de su labor que tendrá la virtud de refrescar la memoria de quienes sólo están atentos a los requerimientos de la hora presente.
Aquí me limitaré a esbozar su labor social. Su obra literaria extensa y de hondo contenido humano la enumeraré al final de este artículo como complemento. Sobre este aspecto la crítica ha sido suficientemente valorativa para que yo insista en juzgarla.
Las mujeres que formamos grupos dirigentes en diversas actividades, debemos ser las primeras en destacar esta figura femenina tan silenciada en la actualidad y a quien debemos reconocimiento, pues hemos sido las que más directamente nos hemos beneficiado a causa de su ponderada e incansable labor. Porque si todas las que tomamos parte en el movimiento reivindicativo de los derechos femeninos nos vanagloriamos de haber contribuido a su cabal realización, no por ello debemos dejar de reconocer que sin la oportuna, acertada y generosa acción aglutinadora desarrollada por Ada, este movimiento no hubiera tenido tan inmediata cristalización y quizá cuantos años habría tardado en concretarse.
Sobre mi propia experiencia puedo decir que no conocía personalmente a Ada Pérez Guevara. Tenía una vaga idea sobre su personalidad adquirida a través de la lectura de sus poemas. A fines de 1935, recién muerto el general Gómez, Ada me llamó para invitarme a una reunión femenina que se realizaría en su propia casa.¿Quién era yo entonces para la mayoría de la gente? Apenas una muchacha que había publicado unos cuantos comentarios por la prensa y que hacía dos meses había dado un recital de su poesía en el Ateneo de Caracas. Sin embargo, Ada Pérez Guevara que ya tenía un haber consistente a su favor, no menospreció mis posibilidades y supo aprovechar el empuje juvenil dirigido sabiamente hacia una finalidad de utilidad pública. Junto conmigo fueron llamadas otras jóvenes figuras recién entradas a la palestra literaria y también consagradas personalidades que eran cifras prominentes en instituciones representativas de la asistencia social. La primera vez que asistí a una de aquellas célebres reuniones gestoras del más compacto y generoso esfuerzo femenino encaminado hacia el mejoramiento de la mujer y el niño venezolano, en la hoy histórica mansión situada entre las esquinas de Veroes y Jesuitas número 20, me sentí maravillada. Yo conocía a casi todas aquellas señoras que allí estaban porque eran amigas de mi madre, pero pensar que podría trabajar al lado de la señora viuda del Dr. Luis Razetti, de la señora doña Eugenia de Rísquez, de la esposa del Dr. Martín Vegas, o de la señora María Luisa de Planchart, fue algo que nunca soñé. Por eso, al par que comprendí la urgencia de los problemas allí expuestos y fui conociendo las maduradas respuestas que reclamaba la voz de Ada, secundada por Luisa del Valle Silva, esa gran venezolana en malhadada hora fallecida, mi entusiasmo crecía y mi fe tomaba cuerpo tangible en lo que había que resolver, y traté de corresponder a la confianza en mí depositada y desde el primer momento acepte obligaciones a las que me dediqué con toda la pujanza de mi juventud. Quiero subrayar que aquella fue la mejor escuela a la que pude asistir. Allí tuve ejemplo vivo de preparación y de responsabilidad, de compañerismo y de generosidad. No había entonces afán de sobresalir, sino deseo de compartir compromisos que a todas nos atañían por igual y de que cada una cumpliera a cabalidad la tarea que se le había asignado.
Creo que hoy se nos está olvidando tan sabia lección y las que venimos de aquella jornada inicial no nos hemos acordado que detrás nuestro viene otra juventud a quien hemos de tender la mano para invitarla a formar el eslabón necesario a la continuidad de la historia.
Ada Pérez Guevara es para mí, como creo debe serlo para muchas otras personas, un ejemplo aleccionador, una figura singular: modesta, estudiosa, con una generosidad a toda prueba. Inteligente y preparada nunca hizo valer su indiscutible superioridad cuando las razones de otras pesaron más en el ánimo de la asamblea. Trató por todos los medios de llevar adelante una idea saludable para el conglomerado, pero jamás quiso imponerla como dogma sino lograrla por el convencimiento y por la razón. Difíciles momentos la vi afrontar sin alterarse. Tardes inolvidables del Colegio Santa María donde personalidades de valía como Luisa Martínez se enfrentaron abiertamente a sus nuevos postulados. Sin su reposada y a la vez audaz dirección que supo contrarrestar con habilidad de piloto avezado el encrespado mar de opinión adversa a las mas sanas iniciativas propiciadas en el "Mensaje de Mujeres Venezolanas al General Eleazar López Contreras"(diciembre 30,1935), difícilmente se hubiera podido encauzar la voluntad de hacer que prevalecía en aquellos agitados días del año 36 hacia una concreta realidad como fue la Asociación Venezolana de Mujeres a la cual la Municipalidad de Caracas acaba de otorgar el Botón del Cuatricentenario.
Ada Pérez Guevara tiene méritos en el campo de la asistencia social en el cual ha desarrollado importantes iniciativas que han servido de modelo al multiplicarse a lo largo del país, como la Casa Prenatal, la Casa de Observación de Menores que ahora llaman Retén Infantil, la campaña por salud dental, etc. En el terreno educacional fue la primera mujer que insistió ante el Ministerio de Educación para que se incluyera el estudio de la Puericultura en los Programas de Educación Primaria y como la objeción era que no existían textos de estudio de esta asignatura para 4' y .6' grados, Ada, con dominio de la materia, se dio a la tarea de escribir dos obras de acuerdo a las necesidades requeridas. Estas obras, editadas por ella, fueron recomendadas a todos los países americanos como textos de enseñanza por el Children Bureau de los Estados Unidos del Norte, máxima autoridad en la materia.
En los últimos años Ada se ha dedicado a una labor ingente: la preparación cívica de la ciudadanía a la que dedicó varios años de incesante labor y una "Cartilla Cívica Venezolana" que es el Abecedario del buen ciudadano.
Además de la Asociación Venezolana de Mujeres, Ada Pérez Guevara fundó la agrupación "Acción Femenina de Venezuela" a través de la cual se logró el aglutinamiento de las mujeres preocupadas de toda la nación guiadas por un ideal enunciado como premisa en su órgano de divulgación "Correo Cívico Femenino", que decía: Sufragio pleno - Educación Cívica - Mejoramiento Social y Legal de la Mujer y del Niño.
Junto con Irma De Sola Ricardo, y a través de la Asociación Cultural Interamericana, logró que la Gobernación del Distrito Federal realizara la primera Biblioteca Pública Infantil al aire libre la cual fue construida en el Parque de Los Caobos.
Ya en su madurez estudió Bachillerato y se graduó con brillantes notas, hizo un curso de Kindergarterina y obtuvo el Certificado de capacitación otorgado por Ministerio de Educación, y por último se graduó de Periodista en la Universidad Central de Venezuela.
Algunas de sus obras publicadas son: "En ausencia tuya" - poemas, 1926;"Horizontes" - poemas, 1931; "Flora Méndez:" - cuento, 1934; "Lo que deben saber las futuras madres venezolanas", lecciones de Puericultura, publicadas por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social,1936;"Yo cuidé a mi hermanito", texto de Puericultura para 4to. grado, 1942; "La Mujer ante la Ley", publicación divulgativa de las Asociaciones unidas pro-reforma del Código Civil, realizada en colaboración con Luisa del Valle Silva, Panchita Soublette Saluzzo, Anna Julia Rojas y Lucila Palacios, 1942;"Estudiando al Niño", temas de Puericultura para Educación Primaria Superior, 1943;"Sufragio Femenino, aspectos venezolanos", 1944;"Tierra Talada", novela, 1937; "Pelusa" - cuentos, Publicaciones de la Asociación Cultural Interamericana, 1946;"Cartilla Cívica Venezolana", publicaciones de la Universidad Central de Venezuela, 1963.
Pocas personas con tanto y tan acreditados méritos como Ada Pérez Guevara. ¡Recordemosla![1].
[1] Copiamos aquí a la letra el artículo de Irma De Sola Ricardo: “Ada Pérez Guevara, una mujer que no debe ser olvidada”, en El Universal, Caracas: julio 30,1967.
1936: EL 14 DE FEBRERO: DIA CENITAL DE LA VIDA VENEZOLAMA
Fueron aquellos catorce días de diciembre 1935 y los primeros cuarenta y cuatro de 1936, un momento de expectativa, ya lo hemos advertido, pero deseamos reiterarlo, de angustiosa espera, porque lo que sería políticamente el país se estaba entonces fraguando, el hecho de que el General Presidente, actuara siempre vestido de civil era una clara señal. Pero el 14 de febrero de 1936, cuarenta y tres días después de haber sido hecho público el Mensaje, se produjo la gran manifestación democrática de aquella tarde. Todos los hombres y mujeres adultos que estaban en Caracas, participaron en ella, como nos lo hizo ver su principal estudioso de aquel suceso, el historiador Manuel Caballero(1931-2010)[1]. Ada Pérez Guevara, así nos lo contó, esperó que la manifestación pasara por la puerta de su casa para sumarse a ella. Fue aquel, como lo dijo Manuel Caballero, el Día de la democracia. Tuvo una característica propia por el gobernante que teníamos aquel día. Cuando la multitud, encabezada por Jóvito Villalba(1908-1989), llegó a las puertas de Miraflores el presidente López con su esposa los esperaba, un edecán salió y les pidió a los manifestantes que una delegación de ellos pasara a despacho del presidente. Allí presentaron sus peticiones y fueron escuchados. El presidente López conocía la gran norma política creada por una mujer venezolana en 1812, Juana Antonia Díaz Padrón, la madre de los próceres Montilla: “quien manda deba escuchar sino para que quiere gobierno”. Eso hizo López, escuchó, se comprometió a las reformas y siete días más tarde lanzó su Programa de Febrero(febrero 21,1936), este fue el plan de la modernidad de Venezuela.
[1] Manuel Caballero: Las Venezuelas del siglo XX. Caracas: Grijalbo,1988. 304 p. Ver: “El 14 de febrero de 1936” (p.37-77).
1936: RESPUESTA DE LAS MUJERES AL “PLAN DE FEBRERO”
Consecuencia del Plan de Febrero fue la adhesión a aquellos proyectos por parte del grupo de mujeres que redactó el Mensaje, tal la carta que enviaron al presidente López, la cual consideramos complementaria del Mensaje, está firmado por las mismas mujeres signatarias del Mensaje. Hallamos el nombre de Maruja Llanos, seudónimo de Trina Larralde, quien había firmado el Mensaje como Trina de Massiani, su apellido de casada. Su texto es el siguiente:
“Caracas, 21 de febrero de 1936.
Señor General Eleazar López Contreras, Presidente Constitucional de la República
Palacio de Miraflores.
Tenemos la honra de dirigirnos a Ud. para manifestarle que esta Asociación, cuya finalidad es el mejoramiento y protección da la mujer y el niño venezolanos, raigambre de Patria, se congratula íntimamente al centrar en su programa formulado y al pueblo, la futura realización de muchos de nuestros más caros ideales.
La Asociación Venezolana de Mujeres, cuya norma inicial de acción está expresada en el Mensaje que a fecha 30 de diciembre de 1935 dirigimos a Ud.,encuentra en la palabra suya la mejor garantía para hacer factibles, dentro de los límites de la verdadera democracia, nuestros anhelos de progreso patrio, en el Niño, ciudadano de mañana. Con todo respeto y consideración nos suscribimos:
Por la "Asociación Venezolana de Mujeres",
La Junta Central: Ada Pérez Guevara de Boccalandro; Luisa del Valle Silva; Sarita Corao; María F. Vegas de Rolando; Maruja Llanos; Josefina Bello de Jiménez; Narcisa Bruzual de Hernández; Luisa Amelia de Razetti; lrma De Sola Ricardo; Berta de Olavarría Matos; Fifa de Mondolfi; Clementina de Machado; Lola de Gondelles; Conchita de Vegas; Ana Mercedes de Morales Lara; Olga Larralde; Lola de Fuenmayor Rivera; María Luisa de Planchart; Panchita Soublette”[1].
[1] ”Carta de la Asociación Venezolana de Mujeres al presidente de la República”, El Universal, Caracas: febrero 23,1936. recorte en el Archivo de Irma De Sola Ricardo.
1936: CONTRA EL VOTO FEMENINO
Hemos señalado que las autoras del Mensaje se opusieron en aquellos momentos a la concesión del voto a las mujeres por la carencia que tenían ellas de los derechos civiles propios de todo ciudadano. Copiamos aquí lo que al respecto escribió en ese mes sobre el asunto una de las redactoras del Mensaje, Irma De Sola Ricardo. Tal su opinión:
“Ante el franco ofrecimiento de El Heraldo, que nos abre sus líneas para que demos nuestra opinión sobre el voto femenino, voy a lanzar la mía sin titubeos y sin que el natural entusiasmo que hace nacer la idea del sufragio empañe por un instante la sinceridad de ella.
Cuando por radio oí que se nos concedía el derecho de ir a las urnas, de inmediato vi detrás de las generosas palabras del diputado proponente algo más que no escaparía a muchos y otro algo que de nuestra parte es preciso anteponer a la explosión de relativa victoria que ello significaría para nosotras, por tratarse de razones de más peso y afectividad.
El voto femenino hay que considerarlo desde varios aspectos, y todos ellos, ahora, resultan desfavorables a él.
Por un lado tenemos que la mayoría de nuestras mujeres, sino son conservadoras, fácilmente, hasta tal vez por su poca experiencia en estos asuntos, se dejarían convencer por fuerzas extrañas que podrían no ser la más saludables para los intereses patrios. Lo que hace aparecer que los que se pronuncian por el sufragio femenino lo hacen más inclinados por el credo político que sustentan que por considerarlo con verdadera ecuanimidad, y porque ven en la mujer un fácil camino que seguramente les daría la victoria. Desde este punto de vista la mujer en los comicios daría una mayoría de peso hacia un lado poco favorable a nuestra situación política, pues un triunfo total de derechas sería un atraso, porque es un estancamiento, y debemos recordar lo que hace cincuenta años nos decía [Manuel Vicente]Romerogarcía al asegurar que “el progreso se realiza por series”, pero que es preciso para ello “que el lote de progreso que corresponde a cada época se realice íntegra y espontáneamente” y que nosotros tenemos veinte y siete años de inacción. Veinte y siete años en que se ha estando pisando el retroceso y es hora ya de que lo cambiemos por el croche de avance. Hoy que tenemos un Presidente de ideas avanzadas como ampliamente lo demuestra el Programa de Febrero, la derechización del cuerpo legislativo paralizaría su realización y nosotras las mujeres que nos interesamos por el progreso patrio no debemos dar pie a nada que signifique ni siquiera remanso para que mañana no diga la historia que tuvimos la culpa del rezago de Venezuela.
Por otra parte tenemos la sonada plática de la preparación. Al brote de la cuestión, derecho al voto otorgado a nuestro sexo, oí esta alarmada pregunta de una señora de sociedad a quien le decían que este mismo año podía votar por su candidato:”¿Cómo van a elegir Presidente otra vez?”, dijo ignorante, como si su tratara de un plesbicito y como ausente de la realidad. Esta sola frase es suficiente para probar el desconocimiento absoluto de la cívica en la mayoría de nosotras, e imaginémonos que si esto lo interroga aquí, en la capital, una señora de alto rango, ¿que no dirán las honorables matronas del interior?. Si el mismo hombre durante estos veinte y siete años de modorra política olvidó, si lo sabía, el derecho a elección, que hemos de saber las mujeres que acabamos de despertar a las actividades públicas. ¿Yo misma que me preocupo algo por estas cosas que sé de leyes? Nada, o tanto como de hacer una operación; es decir, que sé que para ella son precisos varios instrumentos y entre ellos un bisturí, y que operación significa que van a cortar a alguien, pero no sé ni el uso de los instrumentos, ni mucho menos el resultado que obtendrá el individuo. Afortunadamente tengo frente a mí tendidos dos años que puedo aprovechar en prepararme. Pero es la que ya tiene derecho a voto, por su mayoridad legal o por el derecho que les da el matrimonio, ¿se sentirán capaces para la votación, lo serán en verdad? No lo creo. ¿Y cuál de nuestras madres o mujeres emancipadas va a pensar en preparase?. Difícil pregunta ésta, aquí donde todo lo queremos sin haberlo estudiado. La ignorancia que es una feliz capa para los incapaces, hará que precisamente éstos, de manera lamentable, sean los que con más capacidad se sientan para ir a las urnas electorales.
Por eso, yo entusiasmada con el derecho a sufragio que algún día ejerceremos libremente, no soy partidaria, en estos momentos transitorios en que nuestra Patria necesita verdaderamente valores que la representen, del voto femenino. No es atraso de mí parte, los que me lean lealmente lo comprenderán así. Y al contrario terminaré estas líneas lanzando algunas ideas para cuando con entera capacidad seamos electoras.
Preciso es, ante todo, educar debidamente a la mujer para la libre actividad de sus derechos ciudadanos y para ello creo innecesario recordar la urgente necesidad de modificar el Código Civil vigente que nos pone muy al margen de tales actividades ya que apenas nos da independencia en ciertos actos de la vida civil, negándonos otros, que casi pudieran llamarse incomprensibles las disposiciones que lo rigen.
Para ese tiempo, que espero no se distancie mucho del presente, la mujer, ya capacitada, votará no porque uno sea más simpático que otro, ni porque se le ha dicho que ese sea el candidato por el que debe votar exponiéndole algunas razones pirotécnicas, sino que considerará ampliamente las aptitudes de cada uno y preverá el resultado favorable que para la comunidad signifique la elección de éste o aquel, para así hacerlo con plena responsabilidad y no influenciada por ajenos pareceres o sentimentalismos peligrosos.
Otro aspecto que merece especial atención es que si somos electoras podemos ser también elegibles adquisición que nos viene junto con la primera Y ¿por qué no pensarlo? ¿Por que no recurrir a nuestras mujeres preparadas, escasas en verdad, pero que existen como posibles candidatos? No sé si será arriesgado desear que para entonces veamos faldas en las Cámaras Legislativas pues creo firmemente que el elemento femenino consciente ejercerá saludable influencia en las disposiciones congresales[1].
1937: “TIERRA TALADA”: EL IDEARIO DE UNA GENERACION DE MUJERES
Ada Pérez Guevara(1905-1999) la autora de Tierra talada, narración en la que expone el proyecto de vida de las mujeres que formaron parte del grupo, el primero de todos, que se hizo presente en nuestra vida pública el 30 de diciembre de 1935 con su célebre Mensaje dirigido ese día al presidente López Contreras, este debe ser considerado el primer documento feminista de nuestra historia.
Diversas son las consideraciones que caben ante la lectura de la única novela de Ada Pérez Guevara. Nos referimos a Tierra Talada[2] la cual circuló otra vez al cumplirse sesenta años de su primera aparición. Hemos afirmado
[1] Irma De Sola Ricardo: “El voto femenino hoy es un absurdo”, en El Heraldo, Caracas; junio 19,1936. Recorte en el archivo de su autora. [2] Ada Pérez Guevara: Tierra talada. Caracas: Tipografía La Nación, 1937. 203 p.;2ª.ed. Caracas: Monte Ávila Editores, 1997. 195 p. Todas nuestras citas proceden de esta segunda edición, esta se debió a la escritora Silda Cordoliani.
que varias son las observaciones que este libro impone porque él nos permite referirnos a su autora y a la obra con la cual se inició la novela social femenina en nuestras letras. Tal el valor de Tierra talada.
A sus noventa y dos años el nombre de Ada Pérez Guevara debe ser reconocido como el de la figura a cuyas ejecutorias se deben que se haya iniciado el movimiento femenino contemporáneo entre nosotros. Este se fraguó en las reuniones que tras la muerte de Gómez se celebraron su casa caraqueña, situada entre Veroes y Jesuitas, numero 20, de las cuales surgió el Mensaje de las mujeres venezolanas al General Eleazar López Contreras(Caracas: diciembre 30, 1935) el cual fue entregado en Miraflores a los trece días de la muerte del dictador, señaló el camino de las reinvindicaciones femeninas necesarias entonces. De hecho el Mensaje constituyó todo un programa de trabajo. Inmediatamente se encontró Ada Pérez Guevara entre las féminas que auspiciaron la creación de la Asociación Venezolana de Mujeres (febrero 1, 1936) que aun existe. Como la mujer adolecía de tantas carencias, entre ellas la necesidad de la puericultura. Y como se carecía de un texto fue ella quien redactó del primero que se imprimió en nuestro país, Lo que deben saber las futuras madres venezolanas(1936). Largas fueron las batallas que ella y otras mujeres encabezaron. Tal la lucha por la obtención de los derechos civiles(1942) y políticos(1947) y el derecho al voto(1946) para la mujer venezolana. Para animar la última de estas campañas, de la cual ahora se cumple medio siglo, creó la revista Correo cívico femenino(1945-1947).
Junto de tan activa participación en nuestro proceso político social creó también su obra literaria. Dentro de ella, además de sus cuentos, se destaca su novela Tierra talada la cual puede ser considerada como el libro, que además de su valor intrínseco literario, contiene el ideario que la mujer venezolana siguió para incorporarse a la vida del país.
Tierra talada tiene su valor dentro de nuestra historia literaria. Cuando se redactó esta novela, que hoy todavía puede leerse con delectación, situándola en su espacio y en su tiempo, ya que cuando esta se escribió apenas si la mujer venezolana había escrito su palabra, se había narrado así misma. Detrás de Tierra talada solo quedaba el testimonio de Teresa de la Parra(1889-1936) del cual se hace eco la autora de Tierra talada(p.96). Fue así como gracias a Tierra talada y a Los Buzos de Lucila Palacios(1902-1994)[1] surgió dentro de nuestra literatura la novela social mujeril. En el caso de Los buzos se trataba de una novela todavía imperfecta, de incipiente escritura. Dentro de la obra de Lucila Palacios había que esperar un tiempo para la realización plena. Esta aparecería seguramente en sus Tres palabras y una mujer[2]. Y claro está nuestra novela social femenina surgió de un costado de Ifigenia, de aquel pasaje en el cual María Eugenia Alonso, su protagonista, le pide al tío Pancho que le muestre la realidad total de la ciudad:
“llévame por las calles mas viejas, llévame por las mas pobres, por las mas feas, por las mas sucias, por las mas tristes que quiero conocerlas todas, ¡todas!”[3]
porque la realidad total de la mujer y su entorno fue el que tomó cuerpo en nuestra narrativa femenina, la cual ha dado frutos tan densos a nuestras letras y la cual logró sus polos mayores en Ana Isabel, una niña decente de Antonia Palacios, en donde por primera vez en nuestra ficción vemos al período mestrual llegarle a su protagonista; en Tres palabras y una mujer de Lucila Palacios, en donde aparece por primera vez un aborto provocado en nuestra novela; o en La casa del viento de Gloria Stolk(1912-1979),
[1] Lucila Palacios: Los buzos. Caracas: Cooperativa de Artes Graficas, 1937. 512 p. [2] Lucila Palacios: Tres palabras y una mujer. Caracas: Asociación Cultural Interamericana, 1944. 146 p.; Teresa de la Parra: “Ifigenia” en Obra escogida,t.I,p.86; Antonia Palacios: Ana Isabel, una niña decente. Buenos Aires: Editorial Losada, 1949. 216 p.; Gloria Stolk: La casa del viento. Caracas: Editorial Arte,1965. 112 p. [3] Teresa de la Parra: “Ifigenia”, en Obra escogida,t.I,p.86.
su mejor novela, las memorias de aquella Caracas en donde surgió el testimonio del vivir venezolano que estos libros exhiben. Así la mujer sin voz que emergió en nuestra contemporaeidad, a finales de los treinta, con la sola excepción de nuestra gran Teresa, opuso en nuestra novela social femenina la voz propia de su sexo y de su mirada. Desde ellas se concatena el amplio movimiento de la novela escrita por mujeres que tiene sus grandes nombres, a partir de los años sesenta, en la propia Antonia Palacios, Antonieta Madrid(1939), Laura Antillano(1950), Ana Teresa Torres(1945) o Milagros Mata Gil(1951) esta última una de nuestras grandes novelistas aunque pocos lo hayan descubierto.
Talar para sembrar y luego fructificar parece ser la esencia del mensaje que hallamos al leer Tierra talada. De hecho en ella convergen varias lecciones. La primera es telúrica y viene del maestro Rómulo Gallegos y de su visión de nuestro contorno, Tierra talada es bucólica, llanera, de los llanos de Anzoátegui, en el sentido galleguiano; de allí que presente aquel ámbito invadido por la pobreza, por el paludismo, la “perniciosa larga”(p.69) que aquí se lee; que aquí podamos mirar al hato “Aramare” y sus faenas.
Pero hay otra lección que converge en Tierra talada es la voz femenina, la palabra de una mujer que desea hacerse oír. Aquí se hacen presentes entre líneas los decires de la poesía de Mercedes Guevara de Pérez Freites, madre de la autora, y quien miró los espacios femeninos de nuestra poesía, quien pidió que la mujer dejara de estar parada sobre su “propia ignorancia”(p.9). Es por esta razón que tras Tierra talada subyace un ideario feminista, por ello la mirada de una mujer constituye la entraña de Tierra talada: una mujer que desea ser algo(p. 79, 81, 82), unamujer rebelde que no teme traspasar los límites aceptados en la época, tal cuando Aurora se acerca a la tía Rosario, la transgresora, la que se atrevió a tener un hijo sin casarse; esa mujer protagonista de Tierra talada es la que pide tolerancia social(p.52 y 76), la que desea hacer, tener un programa vital, lograr obtener sus derechos propios(p.80), trabajar para ser algo, encontrar un “hombre integro”(p.114), ella quien antes de casarse desea trabajar, ser útil, realizarse sola por si misma, aunque le paguen la mitad de lo que el hombre gana por la misma faena(p.186); desea, como ya hemos advertido, utilizar su vida bien, talar, como se hace en el campo, para luego florecer, dejar de ser promesa(p.76), “servir para algo, formarse por dentro”(p.161), tal el programa.
1938: GUATARO: LA REVELACION DEL MUNDO INTIMO DE LA MUJER
RASGOS VITALES
Vida corta, muy breve existencia, fue la de Trina Larralde, apenas veinte y ochos años, pero llenos de frutos. Nació en Los Teques, estado Miranda(abril 18,1909). Fue hija del médico Ángel Larralde y María Luisa Rivas, fue la segunda entre diez hermanos.
Muy temprano comenzó la actuación pública. En el movimiento juvenil, contra la dictadura de la juventud universitario(febrero 6,1928) estuvo presente, se contó entre las mujeres que empujaron a los hombres en su acción contra el dictador. Cinco años más tarde, en 1933, se casó con el escritor Felipe Massiani(1906-1995).
De los años treinta, con el seudónimo de Maruja Llanos, escribió, en la revista Elite, su columna “Al encuentro de la mujer venezolana”, fue así como fue una de las voceras de lo femenino, en esos años(1928-1935) que abrieron el camino, casi calladamente, a la mujer en nuestro medio. Fue una de las fundadoras de la Agrupación Cultural Femenina, una de las más antiguas asociaciones femeninas fundadas en el país. A los trece días de muerto el autócrata se contó entre aquellas mujeres que firmaron el Mensaje de las mujeres venezolanas al general Eleazar López Contreras(diciembre 30,1935), el primer documento feminista de nuestra historia. Tiene razón Carmen Mandarino(1936-2015) al anotar que Trina Larralde: “fue una de las primeras feministas del país…incitadora de la conciencia ciudadana en la mujer y luchadora por su superación y por la defensa de derechos”(p.17-18). En 1936, ya enferma, ideó consignas para la manfestación del 14 de febrero. En diciembre de ese año concluyó Guataro. En ese tiempo, a través de la radio dio lecciones de pericultura. A poco se trasladó a Chile en donde el esposo ejerció el cargo diplomático de Agregado Cultural en nuestra embajada santiguina. Desde ese país envió sus colaboraciones “Correo del Sur” para la revista de la Federación de Estudiantes de Venezuela, que editaba en Caracas. Allá comenzó a trabajar en su segunda novela, cuyos originales se perdieron. Falleció en Santiago de Chile, en 1937, a la edad de viente y ocho años. Meses más tarde, ya en 1938, apareció su novela Guataro, su único libro, en la imortante editorial Ercilla, de la capital chilena.
El valor de lo hecho por ello lo delínea muy bien su mejor estudiosa, la profesora Carmen Mannarino, al anotar, en el estudio que le dedicó, “Trina Larralde añade un tono de vigor, auscultación anímica e inquietud revolucionaria al escaso número de escritoras venezolanas de comienzos de siglo, más inclinada por formación y género de vida, al desarrollo de tramas sentimentales puras”(p.19).
A lo largo de su breve pero sustanciosa vida escribió cartas, artículos, tertulias, narraciones, el recuento de lo hecho.
Siempre quiso ser una novelista, “Yo quiero orientar mi vida a convertirme en una novelista y sin duda el primer paso a dar en este camino es escribir; y lo más seguro como rendimiento es escribir cada día una página, cualquiera que fueran las circunstancias”(Citado por Carmen Mannarino,p.8. Subrayado de Trina Larralde).
La ultima anotación de su diario la escribió en Santiago de Chile el 13 de junio 1937, falleció al mes siguiente.
ANOTACION SOBRE EL LUGAR DE “GUATARO”
Entre las obras singulares escritas por autoras venezolanas en este período tiene una especial relevancia, entre otros libros, la única novela de Trina Larralde: Guataro[1].
Con este libro, único en su producción, fue ella, como las otras novelistas de los treinta y los cuarenta, quien dio un paso más delante de donde había llegado Teresa de la Parra.
Ha subrayado la profesora Carmen Mannarino, la principal estudiosa de su obra, que a Guataro hay que situarla en especial lugar entre las seis novelistas que le dan un sentido al intimismo mujeril en nuestra novela. Esos libros tienen su figura central en una novela: María Eugenia Alonso, en Ifigenia(1924), de Teresa de la Parra; Aurora García en Tierra talada(1937), de Ada Pérez Guevara; María Antonia Ladera en Guataro(1938) de Trina Larralde; Berta en Tres palabras y una mujer(1944) de Lucila Palacios; Anastasia, en la novela del mismo título(1955), de Lina Giménez y Gisela, de Amargo el fondo(1957) de Gloria Stolk.
De ella escribe la misma crítico: “De unas como María Eugenia, María Antonia y Aurora, conocemos las peripecias prematrimoniales. De otras, como Berta, Anastasia y Gisela, las desazones y dudas existenciales con experiencia en integración de parejas, tratadas con madurez, sinceridad y hasta sacasmo…Durante algo más de media centuria nuestras escritoras han venido fracturando armaduras con herrumbre de siglos y han expuesto, con valentía, irresoluciones y avideces latentes en la mujer como ser humano, en quien ha prevalecido
[1] Trina Larralde: Guataro. Santiago de Chile: Ercilla, 1938. 272 p.; 2ª.ed. Estudio preliminar: Carmen Mannarino. Los Teques Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, 1981. 314 p. todas las citas que hacemos proceden de la segunda edición; ver sobre ella de quien mas hondamente la ha estudiado, los trabajos de Carmen Mannarino: su estudio introductorio a la reedición de Guataro, también debido a ella en De propios y de extraños. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1986. 252 p. Ver: “Trina Larralde, entre la mención y el olvido”(p.167-176) y “Un adelanto co0nceptual”, en El Nacional, Caracas: febrero 9,1981; Ángel Mancera Galletti: Quienes narran y cuentan en Venezuela. Caracas: Ediciones Caribe,1958.654 p. Ver:”Trina Larralde”(p.352), página esta de totalmente escaso valor crítico.
como destino el llamado a la creación y cuido de la familia, por formación, por costumbre, por escacez de opciones, pero con añadiduras también, y a veces sobresalientes, de conciencia y sensibilidad social requeridas de realzaciones transcendentes, o simplemente, de haceres donde la individualidad se manifieste, María Antonia Ladera es nuestro primer modesto exponente novelístico de esa actitud. Ella se asoma y queda atraída por un mundo de ejecuciones de alcance colectivo, guiado por ideas de su aldeano conductor, Diego Tovar, pero que en su vida de jóven burguesa fue una novedad insinuante hasta la seducción. En ese punto asume su destino personal, a sabiendas de que “Si no puedo llenar toda mi vida, llenaré al menos un período de ella, aunque luego vuelva al vacío”. María Antonia se crece frente a aquella María Eugenia[de Ifigenia], definitivamente irrealizada como mujer, atada al sacrificio, a quien le fueron inprescindibles en el momento decisivo de la huida con Gabriel Olmedo, las rosadas y olorosas sedas del trousseau. María Antonia no sin nostalgia, pero con decisión, abandona los recien estrenados placeres de la ciudad, incluido el mundano flirt con adorno intelectual, para vivir un amor que entrañaba intimidad gozosa y posibilidad de acciones provechosas para las comunidades al servicio de su hacienda y la de los Tovar…El matrimonio del final no significa el hallazgo de la fórmula de felicidad con duración de existencia, como nos han enseñado con inverificable seguridad la novela rosa y sentimental, sino una escogencia entre las exiguas alternativas establecidas socialmente para la mujer burguesa…[Así]Ubican a María Antonia Ladera en la modernidad, por esa sincera expresión de los criterios, nada convencionales, de sus cavildeos, de su vacío existencial…Ese zigzagueo hace verídico el personaje, porque precisamente, el error de nuestros novelistas ha sido la concepción unilateral de la psicología femenina, sin dejar oportunidad a los matices de desconcierto, incertidumbre, contradicciones, tedio, Trina Larralde acierta y corporeiza esos elementos. En un sentido histórico, hay que saltar a 1948 para hallar en Los alegres desahuciados, de Andrés Mariño Palacio(1927-1965), el vacío anímico elevado a tema”(p.22-25).
GUATARO
La novela apareció en una década singular de nuestra novela contemporánea, tiempo, en 1931 de Las Lanzas coloradas, de Arturo Uslar Pietri(1906-2001) y de Cubagua de Enrique Bernardo Nuñez(1895-1964); en 1934 de Canción de negros, de Guillermo Meneses; en 1936, de Mene de Ramón Díaz Sánchez(1903-1968); de Pobre negro(1937) ña cuarta gran novela del maestro Gallegos; en 1938 de Puros hombres, de Antonio Arraiz(1903-1962) y 1939 de Campones de Guillermo Meneses(1911-1978) y de Fiebre de Miguel Otero Silva(1908-1985). Tiempo en que desde luego se hace presente la novela escrita por mujeres, hecha contemporánea por Teresa de la Parra en las suyas.
Fue en aquel tiempo, a partir de 1932, que Trina Larralde comenzó la escritura de la que sería su única novela, como el esbozo de un cuento largo. La concluyó en diciembre de 1936. La escribió, confesó ella misma, en 62 meses de trabajo, 680 días, “veáse qué cantidad de obra puede darse con la simple página diaria”(p.7)[1]. Ya para el momento de comenzar a trabajar en ella ya estaba enferma, por lo que debió detener la escritura de su novela durante ocho meses de gravedad.
Sobre Guataro apunta Carmen Manarino: “Eglógica y sentimental, participante de los contrarios campo-ciudad, más como antagonismo vovencial que como extremos pendularios de atraso y progreso, tan común en nuestra narrativa realista con énfasis criollista; de estructura tradicional, lenguaje ameno y correcto con dispersión de localismos complementarios de la ambientación seleccionada” (p.9).
[1] Las citas de Guataro que hacemos, antes de entrar en la novela, proceden del estudio preliminar para la segunda edición hecho por Carmen Mannarino: “Guataro, algo más que una mención” en Guataro,p.7-28.
Para esta investigadora de nuestras letras, Guataro se distancia de Teresa de la Parra, “es la distancia que media entre una oligarquía criolla en decadencia, la de Teresa, y una burgiesía insurgente, productora, intuitiva de la conveniencia de incorporación a la problemática colectiva: la de Trina”(p.11)
Entre las obras singulares escritas por autoras venezolanas en este período tiene una especial relevancia, entre otros libros, esta única novela de Trina Larralde: Guataro. Fue esta, como las otras novelistas de los treinta y los cuarenta, un paso más adelante de donde había llegado Teresa de la Parra.
COMO ES
Guataro es novela que cabe dentro del ciclo del regionalismo, casi no aparece en ella nada sobre la sexualidad fuera de las emotivas palabras de seducción de novio, Diego Tovar, en las páginas finales(p.304), páginas muy abiertas en el registro de lo íntimo.
Los personajes de Guataro, sobre todo las mujeres, leen en ella novelas sentimentales(p.32), a veces la narradora ontercala algunas cartas dentro del relato(p.41,72.150). Hay también páginas que son entradas de un Diario(p.123), es allí donde indica que piensa escribir una novela sobre una muchacha de esos lares, que la misma novela que leemos.
Ya lo hemos advertido, Guataro, es todavía una novela bucólica, de las pocas que tienen a Los Teques y sus alrededores como lugar de su suceder, rural en casi todo su tejido. Tal cuando vemos “Una mañanita asoleaíta y azul”(p.64), o esta observación: “el más joven de los tres[Diego Tovar], se había quedado de agircultor, obligado a vivir la vida primitiva de aquel pueblo perdido entre los cerros”(p.76).
Maria Antonia era un personaje joven de su época y circunstancia: de carácter rebelde, fumana en público, deseaba tener una vida en la que no se aburriera.Chica suave la considera una persona(p.107), de su viejo afecto, a María Antonia Ladera, la protagonista.
María Antonia había regresado a Guataro después de varios años alejada de allí, había vivido en Caracas, ”María Antonia ya no pensaba: se sentía compenetrada con el paisaje, saboreando la sensación fugaz de ser una planta más”(p.44)
En el libro María Antonia nos cuenta su “primer regreso a Guataro”(p.33), allí el punto de partida y de retorno es: “¿Existe todavía la hacienda Los Mangos?”(p.33). En muchos pasajes, memoria de su infancia(p.35), ”Hasta mis ojos han vuelto a la infancia, se decía María Antonia”(p.40), “En el silencio nocturno regresan hasta María Antonia, uno a uno, todos los años pasados lejos de Guataro. De nuevo es la chiquilla adolescente, oprimida por la severa frialdad de los días idénticos del internado; su carácter rebelde no pudo acostumbrarse nunca a la vida aquella…El colegio, con serenidad semimonástica, sólo había servido de represa a su carácter apasionado, la salida fue un desborde de aguas contenidas”(p.36), por ello ”Cerró los ojos pensando en la abuela; no sentía tristeza al pensar en ella”(p.38).
Guataro es una confesión personal, “mientras otras, las más íntimas, se quedaban en confidencias para ella misma”(p.49), ya que, de vuelta su tierra y a su casa, “María Antonia se hundía en los recuerdos” (p.49).
En esta novela se observa la aristocracia en decadencia(p.136), “lo único trágico del vivir es su perenne monotonía. Guataro tiene hoy para mi su aspecto de novedad; si me quedara aquí, pronto se convertiría en mi vida habitual, sería tan aburrido como Caracas…o peor aun”(p.42).
En los encuentros con su gente querida le dicen: “Ya no creíamos volverte a ver en Guataro, tantos años sin venir…Diez años, señorita Ernestina, diez años, pero todo está tan igualito aquí. Parece que fue ayer”(p.56). Le dice: “Guataro no me aburre, por lo tanto no pienso en regresar”(p.72), “Lo único que le falta a Guataro para ser un paraíso es una biblioteca”(p.74)
“Estos días en Guataro me han hecho daño. Caracas me fastidiaba a veces, pero no tenía tiempo para analizar, y seguía viviendo, creyendo a medias que era una intelectual porque leía unos cuantos libros, y que la vida era muy divertida porque bailaba casi a diario. Aquí tengo más tiempo para pensar, y como estoy sola puedo hacerlo con independencia”(p.150-151).
Pero entre sus varias obsesiones decide quedarse en Guataro y decide casarse con Diego Tovar(p.300), “No tío; me quedo y me casaré con Diego Tovar. Estoy cansada de vivir una existencia sin motivo…Por primera vez estoy enamorada hasta el fondo de si misma”(p.301).
Habían establecido un programa de vida: “Juntos haremos grandes cosas, Marintoni; el Trapiche y Los Mangos será una fuerza. Transformaremos a Guataro, crearemos escuelas, hospitales, casas-cunas…Enseñaremos a los campesinos a ser hombres y mujeres en vez de bestias de carga”(p.304-305).
Ya hemos señalado que hay en esta novela un cierto erotismo. Tal cuando Diego le dice a María Antonia: “Te quiero, Marintoni, continuó con voz velada y más íntima; sabré hacerte todas las caricias que deseas; tu cuerpecito delicioso se estremecerá entre mis brazos de hombre y gozarás toda la felicidad de ser mujer…Serás mi amante, Marintini; más adelante aperenderás también a ser mi compañera. Sabré conquistarte para mis ideales, llenaré tu vida con una misión y sabrás entonces que no hay felicidad igual que tener la vida dirigida por la fe”(p.304). Y ella comprende que “Todos sus instintos de mujer habíanse despertado en la proximidad del hombre deseado”(p.305).
Es también Guataro novela mujeril, de hecho pertenece al proceso de nuestra novela escrita por mujeres que en la década en que fue publicada se abrió un lugar en nuestra literatura.
Y entre lo que se deseaban las mujeres para ellas mismas aparecen en Guataro vivas expresiones
Tal “Elena entonces casi una señorita…soñaba con irse a vivir con su hermano pintor…y ahora se había casado, se cargaría de hijos y no saldría más nunca de aquel pueblo.
¿Qué pensaría ahora de su viaje a Italia y de su profesión de decoradora que la tenía tan ilusionada”(p.76-77).
Y trataban de romper con las trabas, con aquellas personas que pensaban, “Es una indignidad…las mujeres de este tiempo son todas unas perdidas”(p.85), ello porque deseaban escoger sus vidas por si mismas, de allí que mencionara mujeres destacadas, cuyos testimonios merecían ser seguidos, Madame de Sevigne(1626-1696), la gran epistolografa gala, Gabriela Mistral(1889-1957), la gran poeta y educadora austral; Madame Curie (1867-1934) en verdad Marie Slodowska, dos veces premio Nóbel de Física(1903 y 1911). Féminas representativas, más altas en sus acciones que ciertos hombres(p.124).
Por tales ideas es que aparece tantas veces el lugar común de considerar a las mujeres débiles(p.124), “Hasta cierto punto. Se ha exagerado mucho esa debilidad femenina; los millones de mujeres que trabajan en el mundo son la mejor prueba de esta exageración…La delicadeza femenina no es sino un mito inútil de conservar”(p.125).Y le da un ejemplo a su interlocutor, muy cercano, de aquellos mismos lares: “Aquí mismo en Guataro tenemos un ejemplo…si Ana Cristina Iriarte hubiera seguido siendo la chica frágil de sus quince años, ella y su hijo se hubieran muerto de hambre”(p.125).
Es por ello que María Antonia lucha por los derechos de la mujer(p.134), pese a que le digan: “Usted tiene un optimismo agresivo, María Antonia…Debe ser agradable ser tan decidida”(p.145). Y ello porque no había cosa que le molestará más que lo “inútiles que son algunas existencias. ¿Para qué nací yo?”(p.151).
También escuchaba lo que Diego Tovar le decía: “Por todo. Los hombres solos, sin una mujer al lado, somos inutilísimos. Hay tantas cosas que no pueden hacer sino las mujeres”(p.97). E insistía ella:“Todo hombre necesita a su lado una mujer…Y la buscan: lo malo es que pronto la convirten en esclava…en cuanto la logre, la convertirá en cocinera, lavandera, zuecidora, y encima tendrá que agutarle todas sus impertinencias…los que saben decir ternesas no son muy superiores como maridos. El matrimonio legal o no, es un fracaso en todas las clases sociales”(p.98). Ello poque “durante siglos el hombre ha desarrollado su inteligencia mientras la mujer se queda en casa, pero en igualdad de condiciones no existe diferencia entre la mentalidad del hombre y la de una mujer”(p.124), lo que es un punto de vista feminista, movimiento que crecía en el país de entonces, donde las mujeres pedían por sus derechos y los de los niños.
Algunas no parecían ya creer que fracasarían sino se casaban(p.90), ya la soltería aparecía como una opción vital, soltería con presencia de la sexualidad.
Tal toda la riqueza de hechos, de situaciones, de personas, que nos relata Trina Larralde en este libro en el cual está registrado su testamento personal, lo que uno destacada mujer de nuestro primer feminismo pensó. Tal la razón que nos ha llevado a detenernos en Guataro, novela interesante, obra bellamente escrita por una autora que estaba bien pertrechada para el oficio literario. Si esta novela sucede en un mundo agrícola se explica: el desarrollo urbano del país apenas se iniciaba, Caracas no llergaría hasta su primer millón de habitantes hasta 1955
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