HISTORIA DE LA PRESENCIA OCULTA Y FELIZ DE LAS MUJERES EN VENEZUELA"(XV). Roberto Lovera De Sola
1940: EDUCADORAS DE LOS HOMBRES
Pero de alguna manera pidieron ellas que las mujeres se convirtieran en educadoras de los hombres, ideas más tarde muchas veces divulgadas por las autoras feministas de los años sesenta del siglo XX y aun antes, la hallamos en un pasaje de los escritos de Anais Nin(1903-1977). Querían, tenían que ser, educadoras de los hombres para que estos dejaran el machismo y se convirtieran en hombres sensibles, cosa que también pidió Anais Nin.Por lo que cuando el mismo grupo, aparecido en 1935, organizó la Primera Conferencia Pro el Primer Congreso Venezolano de Mujeres(junio 13-16,1940), que presidió nuestra novelista Antonia Palacios(1904-2001), nuestro agudo ensayista Juan Oropesa(1907-1971), un hombre de la misma generación de ellas, entonces de treinta y tres años, escribió en su columna de diario Ahora que las mujeres habían instalado en el país la “Escuela de las mujeres”(Ahora, Caracas: Junio 17,1940). Esta reunión, pese a su nombre, fue en verdad el primer congreso femenino venezolano, basta leer sus ponencias para comprenderlo[1]. Así el celebrado en 1975, llamado Primer Congreso Femenino Venezolano, fue el realidad el segundo.
1942: LA MUJER OBTIENE LOS DERECHOS CIVILES
Este fue uno de los grandes logros del movimiento de las mujeres iniciado el 30 de diciembre de 1935. Una de sus protagonistas lo explicó así: “concretó su acción hacia el mejoramiento de la mujer y el niño venezolano en su más amplio sentido(social y legal), presenta a la Comisión Codificadora Nacional, el 14 de septiembre de 1937, una petición de reforma del Código Civil donde se exponían concretamente las modificaciones propuestas. Ya antes la Asociación Venezolana de Mujeres había preparado el terreno para ilustrar a la ciudadanía con una serie de conferencias tituladas “La mujer ante la ley”(junio 1936), dictadas por ilustres abogados venezolanos. Esta iniciativa estuvo apoyada por otras organizaciones femeninas. En las “Asosocianes Unidas Pro Reforma del Código Civil”, figuraban: por la Asociación Venezolana de Mujeres(AVM): Leticia Nouel, Irma De Sola Ricardo, Luisa del Valle Silva de Bravo, Ada Pérez Guevara de Bocalandro, Josefina Bello de Jiménez; por la Unión de Mujeres Americanas(UMA): Ana Esther Gouverneur de Truijilo; por la Agrupación Cultural Femenina(ACF); Lola Morales Lara y Praxedes Abraham.
[1] Varios Autores: Congreso Venezolano de Mujeres. 1o. Caracas, 1940. Conferencia Preparatoria del primer Congreso venezolano de Mujeres. Efectuada en Caracas en los días 13 al 16 de junio de 1940. Caracas: Editorial Bolívar,1941. 123 p. Consultar también Alejandra Martínez: De esposas a ciudadanas: las mujeres venezolanas y las conquistas de de su ciudadanía politica y social,1943-1947. Caracas: UCV, 2010. 99 p. Como delegada de la AVM Panchita Soublette Saluzzo fue la primera mujer que defendió juridícamente la necesidad de reformar el Código Civil en su ponencia presentada en la histórica “Conferencia Pro Primer Congreso Venezolano de Mujeres”…aunque todas las asistentes sabíamos cuál tenía que ser la modificación primera, ello no fue obstáculo para que dentro de la Conferencia se promoviera el derecho al voto y en su tónica Josefina Juliac de Palacios presentó su ponencia “La mujer y los derechos políticos”…En 1942 se logra en el Congreso Nacional, la aprobación del nuevo Código Civil, con el cual se alcazan algunas de las reformas pedidas. Pero por sobre otros logros destaca que la mujer obtiene su plena personalidad. Ya puede manejar bienes en el matrimonio, ya puede comparecer en juicio, ya comparte la patria potestad sobre sus hijos. Había finalizado una etapa. El Siguiente paso fue alcanzar “El sufragio en identicas condiciones a como lo ejercía el hombre. Esa fue la consigna de entonces y se luchó incansablemente hasta que se logró”[1].
La nueva reforma del Código Civil hecha en 1982, bajo la presidencia del doctor Luis Herrera Campins(1925-2007) fue consecuencia de la de 1942 y un nuevo avance, aunque las dirigentes femeninas que apoyaron esa vez a la ministra Mercede Pulido de Briceño(1938-2016), quien la impulsó, si bien se sintieron contentas con los logros de aquel cambio, expresaron también que aun faltaban otras decisivos artículos para hacer más justo aquel código con relación a las mujeres.
[1] Irma De Sola Ricardo:”Intervención en el Foro 40 aniversario de los derechos politicos constitucinales de la mujer venezolana” en Correo cívico femenino. Edición al cuidaddo de José Agustín Catalá. Edicion facsimilar. Caracas: Talleres Gráficos del Congreso de la República,1987 Varias paginaciones. El trabajo de Irma De Sola Ricardo se lee en las p.III-X. La cita procede de las p.V-VIII. Sobre estos logros y otros de grande importancia como lo es la eliminación del uroxicidio en nuestra legislación y la lucha jurídica en contra de la discriminación de la mujer, consultar Sonia Sgambatti: La mujer, ciudadano de segundo orden.4ª.ed.aum. Caracas: Universidad Central de Venezuela,2012.423 p. 1942: IDA, LUZ, ANA ENRIQUETA
Desde los días de Coro, en el siglo XIX, pasaron largas décadas hasta la llamada “Promoción de 1942”, ya en el siglo XX, cuando aparezcan varias mujeres participando en un grupo literario, creadoras demasiados notables todas como Ida Gramcko(1924-1994), Luz Machado(1918-1999) o Ana Enrique Terán(1918-2017).
1943: UN DESPERTAR VIOLENTO
No hemos logrado precisar con exactitud el día y el mes de este suceso, muy sonado en la Caracas de los cuarenta. Fue el caso de una joven mujer, Mercedes García, quien por celos, disparó contra un dentista caraqueño, casado,este la había dejado por otra amante más joven. Fue así, dice Elisa Lerner, “Era poco más de las once de la mañana. En la esquina del Municipal, una mujer, a punto de cumplir los treinta años, había empuñado posiblemente una colt 45 y herido, no de muerte…pero sí de estupefacción, sí de nueva, femenina historia, a un conocido dentista de Caracas. El suceso ocurrió, precisamente, a pocos metros del consultorio del dentista. La mujer del arma se llamaba Mercedes García…después del atentado contra su ex amante,fue llevada a la cárcel.Pero encontraría posterior libertad, luego de intervalo no muy largo. La modista tuvo la certera defensa de la abogado Luisa Amelia Pérez Perozo”. Luego dos intelectuales la defendieron, Ana Luisa Llovera(1913-1999) y especialmente “El artículo de Lucila Palacios, comentando la dolorosa experiencia de Mercedes García, fue de una sinceridad conmovedora”. Era esta una forma de protesta, por un camino extraviado por donde se aventuraron nuestras mujeres[1].
[1] Elisa Lerner: Crónicas ginecológicas. Caracas: Línea Editores,1984.236 p. p.Ver:“Final de un cándido sueño rooseveltiano”(p.61-69), de donde proceden los datos que hemos utilizado.
1944: LA EDUCACION MIXTA
Hay que detenerse en este recuento en lo que consideramos personalmente, producto de nuestra propia investigación sobre estos años, logro altísimo obtenido en medio de sus luchas, dos años después de la concesión de los Derechos Civiles a las mujeres. Sucedió en 1944. Fue la aprobación en el gabinete del presidente Isaías Medina Angarita(1897-1953), gracias a la acción del ministro de Educación, Rafael Vegas(1908-1973), de la institución de la educación mixta oficial en Venezuela. El cambió fue entonces rotundo: en 1936 solo 485 hembras estudiaban bachillerato, en 1944, después de la puesta en marcha de lo aprobado, lo hacían 2400 muchachas[1]. Fue esa decisión, tal su consecuencia,laque permitió la gran presencia que la mujer ha tenido en la vida venezolana desde entonces, gracias a ella, que tuvo carácter oficial y nacional,nuestras jóvenes pudieron estudiar bachillero e ingresar a la universidad masivamente y pudo el país comenzar a tener mujeres profesionales universitarias desde comienzos de la década del cincuenta, lo que permitió, décadas después, en 1966, que por vez primera una mujer, la economista Aura Celina Casanova, formara parte del gabinete ejecutivo y que otras pudieran ser gobernadoras, alcaldesas y parlamentarias electas por voto popular, estas últimas a partir de las elecciones de 1989. No nos debe llamar la atención esta iniciativa procediera de aquel gran civilizador que fue el doctor Vegas, él mismo había cursado sus estudios en París, y había tenido en la Facultad de Medicina de La Sorbona, compañeras mujeres. Y en sus dos grandes iniciativas, la fundación del Colegio Santiago de León de Caracas y en su clínica psiquiátrica de Chacao, sus manos derechas fueron dos mujeres, la educadora Diana Zuloaga y la
[1] Ver la Memoria y Cuenta del ministro Vegas correspondiente al año 1944, inserta en Rafael Fernández Heres: Memoria de cien años,1881-1981. Caracas: Minsterio de Educación, 1984. 7 vols. Ver en este caso el t.V,p.590-593.
doctora Abigail Salgado. Vegas no estaba actuando de esa forma por vez primera en 1944. Ya tras su regreso al país, ya bien formado, médico, psiquiatra y educador, se acercó al movimiento de las mujeres quienes pusieron en sus manos la puesta en marcha de la institución para niños sin hogar creada por la Asociación Venezolana de Mujeres, que él llamó Casa de Orientación de Menores. Hizo también, en aquellos años, otro acto que no puede ser considerado sino una radical mutación: logró sacar los niños delincuentes de las cárceles de adultos, y crear para ellos una institución idónea para su reeducación. Este fue una auténtica revolución, pero en el sentido que lo dijo el maestro Augusto Mijares(1897-1979): “revolución es proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras”[1]. Todas las iniciativas nacionales del post-gomecismo(1935-1945) fueron presididas por esta concepción. Por ello fue un tiempo creador, conducido el país por dos generales progresistas, los cuales dejaron de usar el uniforme para ejercer la presidencia.
1944: TRES PALABRAS Y UNA MUJER
El tema de la mujer, el dar voz a la mujer que estaba callada, fue uno de los temas de la novelistica socio mujerista de Lucila Palacios(1902-1994). Una mujer aparece en su primer libro Los buzos; el mismo asunto, ahora mejor tratado, en un libro con una buena estructura novelesca, de la cual adolecían Los buzos, volvió a hacerse presente en Rebeldía[2]. Aquella temática cuajó
[1] Augusto Mijares: “El proyecto de América” en Lo afirmatuvo venezolano,p.349.
[2] Lucila Palacios: Rebeldía. Caracas: Editorial Elite, 1940. 154 p. ; Lucila Palacios: Tres palabras y una mjujer. Caracas: Asociación Cultural Interamericana, 1944. 146 p. Ver sobre este libro Irma De-Sola Ricardo: “Homenaje a Lucila Palacios”, en Boletín de la Academia Venezolana de la Lengua, Caracas, n/ 158(1986),p.87-93, todo centrado en esta novela. Fue Irma De Sola Ricardo la editora de esta novela, como de todos los libros de la Biblioteca Femenina Venezolana, también creeada por ella.
plenamente en Tres palabras y una mujer, en la cual a una mujer sola, íngrima, sin palabras, sin derechos propios, sin libertad para elegir su propio destino libremente, opuso la novelista a aquella que al menos dentro de sus fantasías y quimeras sexuales, logra ser libre y elegir a aquel con quien desea estar. Así dicho la novela conmovió el ambiente pacato, como era la Venezuela de los cuarenta en cuanto a libertad femenina, y fue acusada de poseer un “feminismo desquiciado” por el critico padre Pedro Pablo Barnola SJ(1907-1986) en el estudio que le dedicó[1]; o de darle demasiada importancia a un problema que se desarrolla en la intimidad de Berta, su protagonista, la cual se conformó con la infidelidad imaginaria en vez de dar un paso hacia adelante, buscar y seguir al hombre que por ser un ser sensible rozó lo mas hondo de su sensibilidad humana y erótica.
Pero allí se quedó. Las mujeres que se atrevieron a ser por ellas mismas vendrían mas tarde en el decurso de nuestro vivir, y dentro del proceso de nuestra novela escrita por mujeres que lo sabrían registrar mas adelante, cuando ello no fuera mera quimera sino una realidad, lo cual requería de la libertad de elección que Berta no tuvo, o no supo encontrar. Es por ello que ella se quedó en el lugar de la que desea una nueva realidad, la que se rebela contra lo recibido pero nada hace por cambiarlo. Quizá por miedo y por incapacidad para vislumbrar su destino como fémina. Por ello se queda en la mera búsqueda, apenas sintiendo su piel(p. 22 y 23) en uno de los primeros registros del cuerpo femenino que hallamos en nuestra novela.
En Tres palabras y una mujer asistimos a ver a Berta. La novela toda gira alrededor de ella. Por ello la vemos, como indica Gloria Romero Downing, ”feliz adolescente…la adorada novia de Alfonso, y de ilusionada esposa se transforma en una mujer frustrada y desolucionada que
[1] Pedro Pablo Bartola SJ: Estudios crítico-literarios. Primera serie. Caracas: Impresores Unidos,1945. 241 p. Ver: “Lucila Palacios: Feminismo desquiciado” (p.157-168).
cuestiona su propia existencia”[1]. En ello reside el drama íntimo que se nos cuenta en Tres palabras y una mujer.
Es por ello que Berta desea “desnudarle mi alma como le he desnudado mi cuerpo”(p.54) a Alfonso; por ello “¿Dónde estoy?¿dónde estoy? Me pregunto…Al lado de mis padres no era yo misma, y al lado de mi marido no lo soy tampoco. Todos quieren imponerme el sello de su personalidad y anular la mía…Ellos también tratan de encauzar mi vida de acuerdo con la suya…Necesito irme. En que sitio podré ponerme al abrigo de influencias extrañas a mi personalidad?”(p.66), por ello “esta angustia…retuerce mi corazón y es grito de protesta”(p.81), por ello no quiere ser esclava del hombre(p.112), no desea vivir como esposa, lo que implicaba solo para vivir las tres palabras a la cuales alude el titulo: “Madre de familia”(p.142), lo que ella no deseaba. Y esa búsqueda de independencia la lleva a traicionar, aunque solo sea con su espíritu, porque en la realidad no se atreve a cambiar a Alfonso el esposo, en el cual solo habita la severidad, por Ricardo en quien encuentra la comprensión(p.113) y casi la pareja ideal(p.121). Esto último no llega a saberlo porque no se atreve a explorarlo, a vivirlo. Pero ante este hecho debemos leer a Tres palabras y una mujer en su espacio y en su tiempo. En ese momento bastaba con plantear la posibilidad. Pero aun, como casi siempre en nuestra novela, sobre todo en varios de los modernistas, el idilio con Ricardo transcurre en Macuto. Cortejo romántico, sentimental, no erótico.
Pero Berta no sólo despierta un día a la infelicidad matrimonial. Despierta así misma, por sí misma. Se da cuenta muy a tiempo cual es el encierro en el cual viven las mujeres(p.27 y 77). Tan recluida está que mucho es lo que le gusta andar por el techo de su casa pues allí se encuentra libre(p.32), tan libre como cuando anda en carro:
[1] Gloria Romero-Dowming: “Tres palabras y una mujer de Lucila Palacios: imagen de una mujer burguesa” en Varios Autores: Escritura y desafio. Narradoras venezolanas del siglo XX. Caracas: Monte Avila Editores,1996,p.197-209. La cita procede de la p. 198.
libre por las calles, cuando se aventura por las callejuelas de un barrio pobre(p.58) o cuando se queda sola en Macuto, donde conoce a Ricardo. Y se va allí huyendo de la única opción que se ofrecía a las mujeres en aquellos años: el matrimonio, que como es el caso de Berta se transforma en un martirio. Por ello se busca así misma, desea estar ante el hombre, ante el esposo, “como una mujer nueva”(p.54), como alguien por si misma, con derechos propios, que pueda escoger lo que hará con su propia vida. Y ella protesta, se siente insegura, porque está en desacuerdo con las dos morales: una para los hombres, amplia y sin restricciones; otra para las mujeres prefijada, sin salidas, sin derechos, sin elección. Por ello se dice así misma: “Yo en cambio soy una mujer. ¿Se sabe lo que llevo por dentro?…dejadme, dejadme para ver lo que doy!”(p.60), por ello se pregunta cual es su lugar(p.66).
Es por ello que Berta es un ser que siente el cuerpo, quien desea, tiene fantasías sexuales, hace el amor con el marido pensando en el otro(p.129 y 130), siente lo que es su juventud, la vive, vivencia su relación con Ricardo, lucha contra la severidad de la sociedad que la condena únicamente a ser “madre de familia”, las tres palabras del título, pues ella quiere otras alternativas, otras vivencias. Por ello, algún día piensa seguir estudios universitarios. Por ello, no le basta ser madre de familia, ni le basta con seguir el consejo que le dan “Piensa en tu casa. Es suficiente para una mujer”(p.60).
Pese a todo ello, pese a sus pensamientos, a sus reflexiones no se atreve a romper con el esposo, a aventurarse, a rebelarse completamente, a buscar un destino propio.
1946: LA MUJER VOTÓ POR PRIMERA VEZ
Copiamos aquí lo escrito sobre este punto por una de la protagonistas de esta gran realización, logro hecho en equipo, ellas, se los escuchamos decir siempre, nunca decían “Yo lo hice” sino “Nosotras lo hicimos”.
Así describió este proceso Irma De Sola Ricardo: A comienzos de 1944, Mercedes Fermín(1909-2003), en reunión covocada por las promotoras del movimiento: Ada Pérez Guevara y Luisa del Valle Silva, plantea la convocatoria de fundar un Comité por Sufragio Femenino que realizara una campaña nacional de apoyo a esta idea. Aceptada por la numerosa concurrencia, inmediatamente se procedió a nombrarlo y quedó constituido así: Luisa del Valle Silva de Bravo, Anna Julia Rojas, Ada Pérez Guevara de Bocalandro, Dra. Luisa Amelia Pérez Perozo, Dra.Panchita Soublette Saluzzo, Leticia Nouel, Mercedes Fermín Gómez, Lucila Palacios y Luz Machado de Arnao. Su sede de nuevo fue la casa de Ada Pérez Guevara que ahora vivía en Los Caobos, Sur 23, Quinta Araibel.
La primera tarea del Comité pro Sufragio Femenino fue elaborar un Documento dirigido al Congreso Nacional en el cual se exponían las razones que la mujer venezolana sustentaba para con derecho reclamar su participación ciudadana por medio del ejercicio del voto político. Este Documento se hizo circular profusamente en todo el país convocando a la adhesión de todas las mujeres y se lograron más de 14.000 firmas, que para aquella época era un verdadero éxito. El Comité se encargó de llevar la petición a las Cámaras Legislativas en histórico momento, reseñado por la prensa venezolana. Así se logró, a mediados de 1945, que en la Reforma Constitucional se le concediera el voto a la mujer, restringido al ámbito municipal[1].
Hay que advertir que si bien se concedió a la mujer el derecho al voto en el ámbito municipal, esta iniciativa no tuvo vigencia porque aprobada dentro de la Reforma Constitucional del 5 de mayo de 1945, ello no llegó a realizarse dado queciento viente y nueve días después de aprobada la decisión, el gobierno del presidente Medina Angarita fue derrocado por el golpe del 18 de octubre de 1945, sin que hubiera habido en ese corto tiempo elección
[1]Ver “Elecciones” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.II,p.201-209. En este caso lo que hemos afirmado puede leerse en la p.204.
alguna, por lo cual la primera vez que la mujer venezolana votó fue en las elecciones del 27 de octubre de 1946, a las cuales nos referiremos ahora.
Esto que hemos expuesto no era lo que esperaba el moviento femenino, pero fue un avance. Y nuevamente la mujer optó por continuar en su empeño y para ello funda Acción Femenina(junio 30,1944) cuya primera directiva estuvo constituida así: Dra. Panchita Soublette Saluzzo, Secretaria General, Josefina Coronil. Secretaria del Exterior, Ada Pérez Guevara, Secretaria del Interior, Mercedes Gil Santana, Tesorera. Vocales: Clara Vivas Briceño, Dra. Celia Lang de Maduro, Eumelia Hernández de Morillo, Ana Esther Gouverneur, Luisa del Valle Silva y Flor María Zambrano, Secretario de Actas. Esta nueva agrupación continuaría la labor emprendida por el “Comité pro Sufragio” y ante las nuevas perspectivas decide editar una revista que la vincule más extrechamente con todo el elmento femenino y de allí nace el Correo Cívico Femenino que alcanzó a publicar 18 números, entre agosto de 1945 y enero de 1947, y cumplió una labor de orientación y estímulo en todo el marco de la patria. Vale la pena comentar el novedoso método que se empleaba en su distribución: no se vendía, las mujeres interesadas en recibirlo debían enviar su nombre, dirección y suficientes estampillas de correo, acorde con la distancia de la capital, para remitirles su suscripción. Las maestras ayudaron mucho en esta etapa divulgando entre las madres de sus alumnos los números que iban apareciendo y la forma como se podían conseguir. Según informe de Acción Femenina, aparecido en el número 18, en el tiempo señalado se distribueron 81.000 ejemplares por todo el país. Cuando se obtuvo el reconocimiento parcial del voto, su fin inmediato fue la educación cívica de la mujer de modo que ella supiera cuáles eran los pasos que debía dar para inscribirse en el Registro Electoral y luego dar cumplimiento a la Ley con su presencia masiva en el acto de votaciones, de modo de demostrar que la mujer aceptaba responsablemente su nuevo estatuto.
El número 1 del Correo Cívico Femenino apunta: “Si del esfuerzo femenino unido, aunque parcial de este derecho que nos pertenece por haber nacido nosotras en Venezuela, no es erróneo deducir que si permanecemos unidas y perseveramos en reclamarlo, tal derecho nos será reconocido en igualdad con los hombres”.
Esto nos da la pauta para afirmar que no fue una gracia que se nos concedió, sino que era el reconocimiento de una lucha de años convocada a un fin concreto.
El 15 de marzo de 1946 el Ejecutivo Nacional firma un Decreto-Ley por el cuál la mujer venezolana podrá votar y ser electa en las mismas condiciones que el hombre, pero como era un instrumento especial, explica el Correo Cívico Femenino, número 11,p.19:
“este reconocimiento no se ha hecho en la Constitución Nacional, sino en un Decreto-Ley destinado a regir una sola elección, la de Representantes a la Asamblea Constituyente, y quedará automáticamente derogado al efectuarse esta”[1].
1946: LA PRIMERA CAUSA FEMINISTA
En 1946, una mujer, Ligia Parra Jahn, asesinó al novio quien la había seducido y embarazado, no cumpliendo la promesa matrimonial hecha, en una época en que virginidad era un valor. En ese momento nuestra gran periodista Ana Mercedes Pérez(1910-1994), una de las firmantes del Mensaje, mujer siempre aguerrida, lo sabemos pues gozamos mucho de largos paliques con ella,comprendió que una gran causa feminista se había hecho presente, y condenada a prisión Ligia Parra Jahn, donde debió dar a la luz el hijo engendrado en su relación con aquel hombre, niño que falleció a poco, nuestra periodista escribió la gran acusación feminista contra aquel seductor, fue la defensa de una mujer por otra, tal su libro
[1] Irma De Sola Ricardo: “Intervención en el foro 40 aniversario de los derechos politicos de la mujer venezolana” en Correo Cívico femenono,p.VIII-X.
Yo acuso a un muerto, editado en la editorial de José Agustín Catalá(1915-2011). A este siguió, meses después, ya en 1950, un volumen complementario comentando la injusta pena sin atenuantes impuesta a aquella joven mujer agraviada[1].
Años despues, Elisa Lerner comentó así este suceso,
“A finales de la década del cuarenta, la sociedad venezolana se inauguró con su primera rubia del crimen…La guapa muchacha, de unos 21 años, alta, airosa, de piel ligeramente morena pero con el pelo provocadoramente rubio…y con ladeada boina…en las primeras horas de una mañana que habría de ser fatídica…da unos cuantos tiros al novio, elegante joven español, y lo mata…El crimen era pasional…Pero la muchacha venezolana había matado de la misma forma en que amó: abiertamente”.
Hace poco el dramaturgo José Tomás Angola Heredia(1967) revivió este suceso en uno de los monólogos de su pieza Matria, soliloquio de damas intemporales, lo puso en escena la joven actriz Daniela Niño en la sede de la Fundación Francisco Herrera Luque.
1947: LA MUJER OBTIENE LOS DERECHOS POLITICOS.
Ya hemos indicado todo el proceso de obtención del voto y de los derechos politicos, fue logrado en la Constitución de 1947. La misma autora y protagonista de ese proceso, Irma De-Sola Ricardo, a quien antes hemos citado, cierra su argumentación sobre el punto anotando que tras votar
[1] Ana Mercedes Pérez: Yo acuso a un muerto. Caracas: Editorial Ávila Gráfica,1949. 120 p.; Ana Mercedes Pérez: La sentencia a Ligia Parra Jahn.2ª.ed. Caracas: Tip. Americana,1951.75 p. Elisa Lerner: “La criminal peligrosidad de las rubias” en sus Crónicas ginecológicas,p.159-166. La cita procede de las p.163-164. Con el tiempo esta valiente mujer pudo rehacer su vida, gracias al amor de un hombre de palabra y tener sus hijos. Vive aun cuando redactamos nuestro estudio. las mujeres por vez primera en 1946: “la lucha continuó, hasta que, con la ayuda de las mujeres electas para formar parte de la Constituyente, se logró, al fin, el goce pleno de los Derechos Politicos”[1].
1949: ANA ISABEL, UNA NIÑA DECENTE
Antonia Palacios(1904-2001), uno de los grandes creadores de nuestra literatura contemporánea, consagró sesenta años de su vida al trabajo literario, los contamos a partir de 1938 cuando concibió el primer borrador de su novela Ana Isabel, una niña decente. Dentro de este terreno ella creó una obra que si bien no es muy prolija en número de títulos si lo es grande por su intensidad y por el valor intrínseco de sus creaciones en el campo de la invención narrativa y del poema en prosa, los dos campos peculiares de su actividad.
Toda esta actividad la llevó a ser la primera mujer galardonada con el Premio Nacional de Literatura(1976)[2] concedido en aquel momento a reconocer el conjunto de su obra. Y en especial a la colección de relatos El largo día ya seguro[3], publicado meses antes.
Antonia Palacios, cultivó la novela en Ana Isabel, una niña decente, la mas afortunada de sus creaciones, ha creado cuentos de hondas atmósferas, largo también ha sido su trabajo con el poema en prosa, tarea que la coloca en un lugar singular entre sus cultores en nuestras letras,
[1] Irma De Sola Ricardo: “Intervención en el foro 40 aniversario de los derechos politicos constitucionales de la mujer venezolana” en Correo Cívico femenino,p.X. [2] Sus palabras al recibirlo las publicó el diario El Nacional, Caracas: junio 15,1976, están en sus Obras competas. Prólogos: Alexis Márquez Rodríguez y Rafael Arraiz Lucca. Caracas: Calicanto/Universidad Católica Andrés Bello, 2002. 2 vols. Están en el t.II,p.831-840. Estas Obras completas fueron preparadas por su hijo Fernan Frías Palacios quien también escribió su presentación. [3] Antonia Palacios: El día largo ya seguro. Caracas: Monte Ávila Editores,1975. 128 p.
seguramente la primera tras José Antonio Ramos Sucre(1890-1930), según lo observó Uslar Pietri[1].
Para Antonia Palacios no ha sido fácil certificar la fecha exacta en la cual comenzó a escribir. Sin embargo, esto debió suceder a fines de los años treinta. La única certeza que tenemos al respecto es el hecho de que ya en 1938 trabajaba sobre los borradores de Ana Isabel una niña decente. Fue también esa época de grande actividad social y política para ella. Participó en las luchas por reinvindicar el papel de la mujer en nuestra sociedad y obtener el goce de sus derechos civiles y políticos, aunque ya había aparecido en la acción que varias mujeres, como ella, desarrollaron durante los días en que surgió la generación de 1928. También escribió mucho. De los años cuarenta data su primer impreso, el cuaderno París y tres recuerdos[2] evocación de los poetas Pablo Neruda(1904-1973), César Vallejo(1892-1938) y Luis Aragón(1897-1983), a los cuales conoció durante su primera estadía en París(1936-1937). En 1944 concluyó la primera escritura de Ana Isabel, una niña decente. Esta no fue concluida hasta 1946, publicándose tres años mas tarde. Fue esta, como todas las suyas, obra de larga gestación. Entre el Viaje al frailejón[3] y su Crónica de las horas[4], su primer libro de cuentos, hubo en su creación un largo período de silencio. No publicó hasta no encontrar el tono, el modo, las atmósferas precisas, que son las que llenan la luminosa obra que publicó desde Crónica de las horas hasta los textos inéditos que se publicaron en Ficciones y
[1] Arturo Uslar Pietri, declración a Armando Coll publicada por este en su reportaje: “Antonia Palacios o la quietud atormentada”, en El Nacional, Papel Literario, Caracas: junio 19,1988. [2] Antonia Palacios: París y tres recuerdos. Caracas: Suma, 1944.8 p. [3] Antonia Palacios: Viaje al frailejón. París: Imprimeries des poetes, 1955. 64 p. [4] Antonia Palacios: Crónica de las horas. Caracas: Ateneo de Caracas, 1964. 93 p.
aflicciones, que es una suerte de antología general de toda su obra[1].
Con todo lo señalado es obvio que hay dos períodos en la obra de Antonia Palacios: el que se inicia con la evocación de su infancia en Ana Isabel, una niña decente y va hasta las prosas de Viaje al frailejón y la que comienza en Crónica de las horas y siguió hasta sus últimos libros.
Así dentro de su imaginar Ana Isabel, una niña decente ocupa un singular lugar no solamente dentro de la primera etapa de su actividad literaria sino incluso dentro del desarrollo de nuestra literatura, especialmente en la escrita por mujeres durante los años treinta y cuarenta, período fecundo de afirmación literaria, en la cual logró un lugar la narrativa escrita por mujeres, quienes hallaron un sesgo para expresarse. Tiempo de mayor cultivo del cuento que de la novela, como lo ha certificado la investigación de Luz Marina Rivas(1958), La literatura de la otredad, período dentro del cual resalta, entre unas pocas, el valor de Ana Isabel, una niña decente. Otro nombre a tener en cuenta es el de Lucila Palacios(1902-1994). Nombres los dos de afirmación.
Y en Antonia Palacios, la lectura de Ana Isabel, una niña decente lo certifica en varios de sus pasajes, la lección de Teresa de la Parra(1889-1936) se hizo presente. Ana Isabel, una niña decente de alguna manera continúa el universo Teresa de la Parra, especialmente la evocación que hallamos en Las memorias de Mamá Blanca. Pero en Antonia Palacios todo esto se logra profundizar aún más, se logra desarrollar en sus aspectos íntimos, todo aquello intuido por la gran Teresa al trazar el itinerario de sus personajes.
Y Ana Isabel,una niña decente forma parte de esos grandes libros de nuestra ficción, de esas obras que podemos leer una y otra vez y siempre ser gratificados. Y esto por la belleza de la cual Antonia Palacios lo trazó, por la forma del relato autobiográfico, por el tono hallado para
[1] Antonia Palacios: Ficciones y aflicciones. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1989. XXI, 319 p.
contar su historia, por los senderos de la escritura artística utilizado, por el modo a través del cual está contada la historia de su pequeña y tímida protagonista.
Ana Isabel, una niña decente recrea la historia de una niña de las llamadas clases “decentes” del país. Una niña de un universo familiar en la cual si bien no existían bienes de fortuna la forma de la vida, la pertenencia familiar y social, hacía de aquellos empobrecidos por las guerras civiles y el intenso discurrir del país personas de selección. Por ello leemos “indecente es lo contrario a decente…¿Por qué serán siempre pobres los que no son decentes?…Pero Ana Isabel no es rica. Su madre al menos no cesa de repetirle que es muy pobre y sin embargo, es gente decente”(p.76)[1].
Perteneciente a este entorno social, “no poseemos dinero: prueba de que no somos ladrones ni pillos”(p.92). Ana Isabel va creciendo. A través de sus ojos de niña, desde los ocho años hasta su primera mestruación, la observamos mirar su entorno y reaccionar frente a él. En un ámbito definido por la novelista desde las primeras oraciones del libro(p.25) vemos a Ana Isabel deambular por aquella plaza, por aquellas calles de La Candelaria caraqueña, entre aquellas gentes, algunas tan distintas a ella. Y así la vemos crecer. La vemos asomarse a las diferencias de clase, a la pobreza de unos y la incipiente riqueza de otros, al atropello político, al amor por su cuerpo, una sexualidad que no reprime, que deja andar libremente en las ensoñaciones de su adolescencia precoz. Así se asoma al contorno. Leyéndola se topa el lector con una de las más bellas evocaciones de nuestra novela, rememoración en la cual no está ausente la conciencia social.
[1] Antonia Palacios: Ana Isabel, una niña decente. Prólogo: Juan Liscano. Caracas: Monte Ávila Editores,1997. 149 p. Esta es la edición que utilizaremos a lo largo de este comentario.
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