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HISTORIA DE LA PRESENCIA OCULTA Y FELIZ DE LAS MUJERES EN VENEZUELA"(XVI). Roberto Lovera De Sola


1950: LAS DOS DECADAS SIGUIENTES, 1950-1970


Y de aquel empuje siguió con el esplendor del escribir femenino que goza nuestra literatura hoy, con nombres ya plenos como Elisa Lerner(1932), Antonieta Madrid(1939), Victoria de Stefano(1940), Ana Teresa Torres(1945), Milagros Mata Gil(1951), Yolanda Pantin(1954), Xiomara Moreno(1960) y un largo, larguísimo, etcétera. Eso es tan particular que solo, por ejemplo, en Feria del Libro de la Plaza de Altamira(abril 27-mayo 6,2012) se presentaron cinco novelas escritas por mujeres: Al azar del viento de Ana María Velazquez, Las mujeres de Houidini, de Sonia Chocrón, La nube, de Menena Cotin, Bitácoras ignotas de Lesbia Quintero y Misionero de Nuevo mundo de Luisa María Celis[1].



PRESENCIA CONSTANTE


Aunque lo que sigue parezca una reiteración la hacemos para recalcar de nuevo el sentido histórico de la presencia de la mujer en la sociedad venezolana, especialmente desde 1935, cuando su voz dejó de ser oculta y ella dejó de estar desterrada de la sociedad y sus hechos.

Todos estos hechos, toda la grande presencia de la mujer en la vida venezolana surgió de aquel palique entre mujeres en la casa de Ada Pérez Guevara. Se hicieron verdad desde aquel 30 de diciembre de 1935, las dos consignas de la más joven de las redactoras del Mensaje: “las mujeres tenemos vocación de servicio”, debemos ser nosotras siempre “brújulas de la patria”[2].

[1] Ana María Velazquez: Al azar del viento. Caracas: Lector Cómplice, 2012. 223 p.; Sonia Chocrón: Las mujeres de Huidini. Caracas: Edicines B, 2012.215 p.; Menena Cottin: La nube. Caracas: Dabhar,2011.145 p.; Lesbia Quintero: Bitácoras ignotas. Caracas: Lector cómplice, 2011. 309 p.; Luis María Celis: Misionero de Nuevo Mundo. Caracas: Alfa, 2012. 271 p.. [2] Irma De Sola Ricardo: Las mujeres tenemos vocación de servicio y María Antonia Bolívar, mujer brújula de la patria, ambos antes citados.


Por ello, once años después, en 1946, tal la escena final de la pieza Pioneras de Alicia Alamo Bartolomé, reunidas otra vez casa de Ada Pérez Guevara, quien entonces vivía en Los Caobos, Sur 23, quinta “Araibel”, pudieron sacar cuentas de lo logrado, lo cual hemos señalado. Para ese momento la voz de las mujeres se había hecho viviente y presente en el país gracias a ellas.


1972: ANGELA ZAGO:LA MUJER QUE HIZO MEMORIA DE LA GUERRILLA


UN MOMENTO DE LA VIDA VENEZOLANA


En verdad que el hecho más importante de la década del sesenta en la vida venezolana fue la construcción del sistema democrático. Este tomó su camino pleno en el Pacto de Puntofijo(octubre 31,1958) y su concresión fue la Constitución aprobada cuatro años después(enero 23,1961), fue la carta de mas larga vigencia en la historia de Venezuela.

Pero la antítesis por concretar un sistema de democracia, libertades públicas y respeto a los derechos humanos, fue la insurección guerrillera, la vuelta a entrar de la violencia en la vida venezolana, empujado ese proceso, que terminó siendo una experiencia dolorosa y frustrada, por el Partido Comunista de Venezuela(PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria(MIR), encisión, este último, del partido Acción Democrática. Desde luego, todo apoyado por el gobierno cubano, por Fidel Castro(1926-2016) en particular, el mayor enemigo que ha tenido la democracia venezolana.

Tal proceso dejó en el país una dolorosa huella. Fueron dos mujeres guerrilleras, Angela Zago(1942) y Clarita Posani(1933-2017), las autoras de las más hondas memorias de aquel periplo. Fue Ángela Zago la primera en hacerlo. Aquí describimos su trabajo, lo que hemos podido leer en sus tres libros autobiográficos Aquí no ha pasado nada, Existe la vida y Sobreviví a mi madre.


SU LUGAR


Ángela Zago, se ha destacado en nuestra literatura contemporánea por el cultivo de la autobiografía. Este es un género que ha tenido escasos cultores en las letras venezolanas. Tan pocos que apenas si podemos anotar la existencia de los diarios de Francisco de Miranda(1750-1816); algunas páginas del diario del doctor José María Vargas(1786-1854); Valentín Espinal(1803-1866) y Rufino Blanco Fombona(1874-1944); las memorias de José Rafael Pocaterra(1889-1955) y Laureano Vallenilla Lanz(1912-1973) y la autobiografía de Mariano Picón Salas(1901-1965). Y desde los setenta hasta acá sólo podemos citar los recuerdos de Argenis Rodríguez(1935-2000) y los libros de Angela Zago. Dentro de los autores de nuestros libros autobiográficos hay que situarla, entre los modos de este género hay que colocarla en nuestra historia literaria. No se deben leer sus obras como ficciones porque no lo son.

Los libros de memorias de Angela Zago son tres: Aquí no ha pasado nada, Existe la vida y Sobreviví a mi madre. Los tres forman un mosaico el cual cronológicamente se construye a partir de Sobreviví a mi madre, días de la adolescencia, le sigue Aquí no ha pasado nada, memoria de la insurgencia guerrillera(1962-1967). Se cierra con Existe la vida, análisis anímico de la experiencia armada y sus realidades psicológicas, es la memoria de la “revolución interna” que ella dice en Sobreviví a mi madre(p.228)[1].


UNA PRIMERA INTERROGANTE


[1] Angela Zago: Aquí no ha pasado nada. Caracas: Sintesis dosmil, 1972. 205 p.; Existe la vida. Caracas: Planeta, 1989. 121 p,; Sobrevivi a mi madre. Caracas: WARP, 1997. 237 p.; La rebelión de los ángeles. Caracas: Fuentes Editores,1992. 165 p. Sobre Aquí no ha pasado nada ver muy especialmente: Elisa Lerner:”La larga y excepcional excursión de Ángela Zago” en Yo amo a Columbo,p.70-73, texto publicado a poco de aparecer el volumen.


Una primera hipótesis para la lectura de esta obra es preguntántarse si será cierto aquello que de todo período de inactividad de un militante politico, por cárcel, exilio, o por haber perdido el poder, surge siempre un libro. Y que en general ese libro es una obra de historia, o una rememoración personal de su actuación pública.

Y una segunda hipótesis: de que si la experiencia politica vivida ha sido frustrante, es necesario escribirlo, incluso como una forma de exorcizar los fantasmas. Asi estos libros sobre la guerrilla venezolana de los años sesenta(1961-1967) nos recuerdan a lo que sucede en la pieza Prueba de fuego(1981), de Ugo Ulive(1933), en la cual dos guerrilleros que no saben qué camino tomar tras el final de la insurgencia y solo pueden reunirse a reflexionar en voz alta[1].


LAS OBRAS


Vamos a comentar aquí el escribir que sobre la guerrilla nos ha dejado Ángela Zago. Lo haremos no en el orden que fueron publicados sus libros sino dentro de la cronología biográfica de su propia vida. Así el conjunto se inicia con Sobreviví a mi madre, que se cierra cuando se traslada a la guerrilla; Aquí no ha pasado nada, que el recuento de su vivir guerrillero y cerramos con Existe la vida, que constituye el encuentro con su espíritu.


SOBREVIVI A MI MADRE


Como dice Elizabeth Schön(1921-2007) en la contratapa de Sobreviví a mi madre, el tercer libro autobiográfico impreso de la Zago, aunque fue, por los acontecimientos que narra, cronológicamente el primero en el orden de su vivir. Su autora ha escogido para su escritura el cultivo de la memoria, la búsqueda del recuerdo, el hallazgo de la resonancia que la vida pasada y la actual tiene para ella. Y

[1] Ugo Ulive: “Prueba de fuego” en su Teatro. Caracas: Fundarte,1985, p. 5-37.


al hacerlo, al convocar a la página en blanco de su escritura lleva a ella, entremezclados en su evocación de lo ya pasado, también los conflictos político-sociales de la Venezuela en la cual le ha tocado vivir, la Venezuela de este tiempo, al manos desde 1964 hasta 1998, ya que con Sobreviví a mi madre cierra un ciclo entero el cual se inicia con su infancia porque Sobreviví a mi madre, sigue con el relato de la guerrilla en Aquí no ha pasado nada y nos muestra el gran cambio que se produjo en ella en Existe la vida. Pero pese a todo en esos relatos la experiencia armada de los años sesenta y sus consecuencias constituyen la esencia de su obra. En uno la experiencia de la montaña, en el segundo, como ya lo hemos indicado, el descubrimiento del lado humano de la vida, todo lo que la izquierda prohibía a sus militantes: ser humanos, asunto que también fue tema, que referiremos más adelane, al tratar de Existe la vida, ya que el modo de ser la izquierda latinoamericana fue tratado en una gran novela del argentino Manuel Puig(1932-1990) El beso de la mujer araña.

El tramo previo, lo que ocurrió desde su nacimiento, en los años cuarenta(1942), hasta que subió a la montaña(1964) aparece en Sobreviví a mi madre. Vamos aquí los años que prepararon la insurgencia y la memoria de la vida familiar aparecen en este volumen en el cual de alguna manera se enlazan tanto Aquí no ha pasado nada como Existe la vida. Aquí en Sobreviví a mi madre casi todo está centrado en la crónica familiar, en la madre que dio protección, comprensión, solidaridad política más no afecto físico pues a ella le bastaba ser como era sin preocuparse por acariciar a sus hijos. Y hay que decirlo de una vez, porque todo lector de Sobreviví a mi madre le vendrá a la mente mientras pasa las páginas del tomo, el dilema dar protección o roce físico es un problema muy difícil de resolver(p.100, 117). No es fácil saber si es mejor madre la que sólo da protección sin acariciar. Porque es grave también la respuesta contraria: ¿es válido acariciar sin dar protección?. He allí la gran interrogante, que en el sentido afectivo, que este libro nos plantea.


LA VIDA FAMILIAR


En al menos cinco tópicos del libro queremos fijarnos. El primero es el recuerdo de la vida familiar junto al padre y la madre en donde ella es el centro de la memoria que se hace en este libro. Junto a aquella madre que desafió las costumbres de su época al sólo casarse por el civil, quien trabajaba en la calle en una época en que pocas mujeres lo hacían, quien ayudó siempre a los demás, quien respetó el camino elegido por los hijos(p.161, 223), quien mas tarde dejó al apacible marido porque este tenía otra mujer. Junto a ella vemos desarrollarse a la hija. La vemos desear tener gripe para que la madre se ocupe de ella; vemos su vida cuando crece, cuando aparece la religión en su existir, la vemos estudiando, descubriendo la diferencia entre lo masculino y lo femenino(p.53). En esta parte asistimos a ver como la autora delinea el retrato de la madre, de la gran protectora.



LA CONCIENCIA SOCIAL


Un segundo tópico es la forma como la madre inculca a los hijos la aguda conciencia social que ella poesía, “me enseñó...que se puede arriesgar la vida por tan sólo una idea”(p.58), les enseñó el amor y la dedicación que había que tener para con los pobres, les inculcó que había que luchar por crear “un futuro claro, organizado, libre”(p.67). Lo que no pudo darse cuenta era que los pobres, por los cuales siempre quiso luchar, se estaban transformando en marginados en aquellos tiempos, o como la Zago lo anota con clarividencia:

“En los barrios no viven los pobres: ahora están los marginales, aquellos que no tienen ni principios ni dudas. Reposan encima de su miseria, creen no tener ninguna responsabilidad sobre lo que sucede a diario. El populismo les ha ofrecido la gran justificación: ‘pobrecitos los pobres’ dicen con voz y expresión los personajes de telenovela”(p.226).


Esa transformación, que implica un cambio de conciencia, no lo pudo percibir la madre.


LA IZQUIERDA EN AQUELLOS DÍAS


Un tercer tópico de Sobreviví a mi madre lo constituyen los relatos que sobre la izquierda venezolana de aquellos años sesenta consigna la autora. Fueron aquellos los días en que en las ciudades, en pleno régimen betancurista(1959-1964), se constituyeron las guerrillas urbanas y rurales, días en los cuales la violencia se convirtió en opción para los más jóvenes, los todavía liceístas como la autora del libro que comentamos(p.119, 144-145, 148-149, 157), quien tenía díez y siete años, días aquellos en los cuales ella no podía “saber lo que realmente pasaría en mi país y mucho menos imaginar cual era la verdad del socialismo”(p.138), horas en las cuales la izquierda, como ella recuerda, “mientras más enérgica era nuestra participación, mas sectarios y aislados nos volvíamos”(p.202), momentos que con el tiempo harían germinar en ella una profunda convicción “no hay cultura ni desarrollo en ninguna guerra”(p.150).


LAS PROPIAS EXPERIENCIAS


Un cuarto tópico que brotó en la autora, a la luz de sus propias experiencias, las cuales nos narra en este libro, es que a los pobres no se les podía ayudar con asistencia ocasional, que ellos mismos debían tomar conciencia de sí mismos, por sí mismos. De allí el epígrafe que encabeza el libro “que los pobres recuperen su dignidad y no esperen a un mesías...Te lo pedimos Señor”(p.5).


UNA MANO FEMENINA


Un quinto tópico nos lleva a la esencia del libro. Por ello escribe Angela Zago:


“desee que una mano femenina, la de mi madre, me diera un apretón, que su beso tocara mi mejilla y no volara cerca de mi oreja. Anhelé que su voz sonara suave y que cuando se dirigiera a mi fuera cariñosa y se interesara más por lo íntimo que por la comida, o por lo exterior. Tuve sentimientos muy confusos: me debatía ante la idea de que sólo los niños debiluchos necesitaban de esa voz añinada ¿‘amorcito’, donde te duele?. ¿‘Mi vida, por que estás triste’?, debilidad que yo no deseaba”(p.97-98).


Y ello era deseado porque sólo imaginaba a su mamá como “la dictadura del proletariado: la quieres porque te da seguridad y no la soportas porque te quita la libertad”(p.165); “Todos la querían, la provocaban para que hablara y peleara; para mí era insoportable. Continuaba soñando con la posibilidad de tener una mamá dulce, cariñosa, complaciente. Quimera de adolescente. Adulta me he preguntado: ¿cuál sería nuestro presente si mamá hubiera tenido otro carácter? ¿Cómo se forma la personalidad de los seres humanos? ¿Cuál es el poder emocional de la figura materna que viene desde atrás y tiende su manto hasta los rincones más escondidos del espíritu humano?”(p.166).

Asi la esencia del libro la hallamos cunado anota: “a mamá nadie le explicó que una mano que toca con suavidad la piel de un hijo y roza con un beso su mejilla, tiene el valor de la totalidad de un ser humano”(p.277). Y concluye “Una revolución interna me ha permitido saber para que sirven mis manos y cuál es la fuerza de un abrazo”(p.228).


AQUÍ NO HA PASADO NADA


“Pensemos por otra parte, que cuando en un país comienzan a producirse testimonios comio el de Aquí no ha pasado nada es porque, aunque sea de fragmentaria manera, empezamos a aproximarnos a un destino de mayor posibilidad crítica”.

Elisa Lerner.

“Texto único, cuya aparición desencadenó entre nosotros avalanchas de obras ‘testimoniales’ absolutamente prescindibles.

Aquí no ha pasado nada se lee con desoladora pasión. Irregular en su lenguaje, el texto conjuga lo ingenuo y lo feroz, salta de la poesía a una cruel estadística y es un llamado permanente a no olvidar el dolor y la derrota de los años sesenta. Aquí no ha pasado nada tipifica y condena ciertas deformidades politicas, crea retratos de seres lamentables y perfectamente repetibles”. José Balza.


CON EL LIBRO ENTRE LAS MANOS


Debemos comenzar por decir que Aquí no ha pasada nada fue el primer libro de Angela Zago, producto de su lacerante experiencia en la montaña. Su lectura nos hizo comprender el talento de su autora, especialmente para el cultivo del género autobiográfico, en el cual están vaciadas sus tres principales obras, ya que la cuarta, La rebelión de los ángeles, es la crónica de un suceso politico, el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, de esta también nos ocupamos, ya que nos referiremos a este libro porque está enlazado con la esencial del escribir de Ángela Zago, cosa que pocos lectores han visto.


EN EL MONTE


En Aquí no ha pasado nada nos relata su autora el período que pasó en las guerrillas de los años sesenta: desde un momento indeterminado de marzo de 1964, el 1 de diciembre de 1964, precisa, que ya estaba allá(p.104). Y allá pasó hasta octubre de 1965, cuando ya comenzaba el fin de las guerrillas, ya vencida militar y políticamente por el gobierno democrático, el cual pretendieron destruir los marxistas de la izquierda insurecta, el PCV y el MIR. Cosa imposible porque la democracia ha sido el sistema de vida de los venezolanos desde 1810, pese a los diversos avatares de nuestro pasado, e incluso de las dictaduras. Piénsese como ejemplo en lo que significó el Decreto Garantías(agosto 18,1863) o la gran marcha del 14 de febrero de 1936, llevada a cabo a los sesenta y siete días de la muerte de Gómez. Es de alli donde se puede deducir el gran error que significó el movimiento armado de los años sesenta, ya que lo que hicieron gente del PCV, del MIR y algunos oficiales del ejército, no procedía, como lo hemos sostenido más de una vez, de un estudio certero de la realidad venezolana; de la compresión de que para 1961, cuando se puede datar el movimiento[1], sólo hacían tres años del fin de la dictadura, derrocada para alegría de todos los ciudadanos del país, que estos sólo deseaban un régimen democrático, a cuya creación contribuyeron con sus votos. En medio de aquello el PCV y el MIR crearon las guerrillas rurales en un país que se estaba urbanizando, cuya vida transcurría en las ciudades, aquel era un proceso indetenible. Y por ello, aquel movimiento no tuvo eco alguno, los ciudadanos sólo lo sufrieron, siempre se opusieron a él y los guerrilleros siempre estuvieron aislados en las montañas. Esa fue la razón y la realidad de su fracaso, que se llevó, según el cálculo del historiador Germán Carrera Damas(1930) la vida de 6000 jóvenes, casi todos universitarios, lo que debieron ser la generación de relevo para la sociedad que se construía. Carrera afirmó:


“En ese combate de los años sesenta perecieron o se dañaron ética y moralmente, de lado y lado, cerca de 6000 jovenes, que por ser los más ardorosos y las más entusiastas estaban llamados a ser dirigentes politicos….Los que no murieron en el combate quedaron malogrados por la prisión, por las torturas, por la violación de los derechos humanos de que fueron víctimas o que ellos cometieron, por mil cosas. Esa sangría de aquel momento determinó que la sociedad quedara sin una generación de relevo, con los dinosuarios en el pico de la pirámide” (p.33)[2].


Y todo esto fue hecho por contagio con la Revolución Cubana(1959), y financiado por ella, eterna enemiga de la

[1] Momento corroborado por Enrique Tejera París en sus Memorias, entonces gobernador del estado Sucre, de haber habido en ese momento un grupo armado acampado en los altos de Turimiquire, lo que se lee en su Gobierno en mano. Memorias,1958-1963. Caracas: Editorial Libros Marcados, 2009.366 p. El dato aparece en la p.133. [2] Germán Carrera Damas: El asedio inútil. Conversaciones con Ramón Hernández. Caracas: Editorial Los Libros Marcados, 2009. 236 p. Para lo que afirmamos consultar las p.33,98,182. La cifra la consigna en la p.33.


democracia venezolana, desde el diálogo en Caracas, el 25 de enero de 1959, entre Fidel Castro y Rómulo Betancourt, aquel día Presidente Electo, del cual salió tan mal parado el lider cubano. Pretender aquello, gracias a los fondos petroleros de un país como Venezuela, a donde la izquierda nunca fue, ni antes, ni entonces, ni ahora, una opción de poder, ni la nación quiso el comunismo como forma de gobierno.


OTRA GRAVE INTERROGACIÓN


Consecuencia de lo afirmado es este hecho: aun no se ha examinado como se debiera el por que lo que quedaba de la izquierda venezolana, derrotada en los años sesenta, se unió primero al golpe, frustrado, del 4 de febrero de 1992, y más tarde al regimen instaurado por el comandante Hugo Chávez(1954-2012) en 1999, asunto que habrá que explorar para entender bien estos años trágicos. Una hipótesis, asomada por Manuel Caballero(1931-2010), es la inclinación de la izquierda latinoamericana por los golpes militares. Hecho evidente en el caso de Luis Carlos Prestes(1898-1990) en Brasil. Es posible que el estalinismo de nuestra izquierda explique la renuncia a sus verdaderos ideales y la aceptación, sin preocupación ética alguna, de apoyar a un régimen fascista como el actual. Sobre este último veáse el nutrido libro de Humberto García Larralde. El fascismo del siglo XXI. Téngase en cuenta, sobre esto mismo, las gráficas palabras de la escritora Ana Teresa Torres: “Constato…que en estos años leí más acerca del totalitarismo que en casi toda mi vida anterior. Comprendí…que el totalitarismo consiste en obligar al ciudadadno a diluirse en el ‘pueblo’, para que luego, en nombre del pueblo, pueda hacerse cualquier cosa contra el ciudadano”(p.259). Desde luego, se impone la lectura cuidadosa de las obras fundamentales sobre el fascismo, son obligatorias para comprender lo que hemos vivido[1].


EN EL FRENTE GUERRILLERO


La guerrilla en la que participó Ángela Zago pertenecía al Frente Guerrillero Simón Bolívar, estaba en el estado Lara, en un lugar situado desde Biscocuy hasta los Humacaros y lugares cercanos a El Tocuyo, “Aun por estas tierras se recuerda como si hubiera sido hace dos semanas que el general [José Rafael] Gabaldón(1882-1975) fue guerrillero. Y para decidir las cosas de la revolución tenemos que pensar en todas estas ‘pequeñas cosas’, aún cuando no nos gusten”(p.110). Y al hablar del general Gabaldón surge una siempre presente interrogate que la Zago se hace, “¿Se puede olvidar fácilmente nuestro reciente pasado feudal?”(p.110). El general Gabaldón fue el último caudillo de las guerras civiles en fallecer, y fue el padre de Argimiro Gabaldón Márquez(1919-1964), jefe del frente guerrillero en el cual estuvo Ángela Zago[2].

[1] Manuel Caballero: Historia de los venezolanos en el siglo XX. Caracas: Alfa, 2010. 396 p. El capítulo que utilizamos se titula: “La imposible izquierda”(p.163-171); Manuel Caballero: La peste militar. Caracas: Alfa,2007.219 p. Ver:”La degeneración militar”(p.41-43), pero en general todos los textos de este lúcido volumen; Humberto Garcia Arocha: El fascismo del siglo XXI. La amenaza totalitaria del proyecto político de Hugo Chávez Frías. Caracas: Mondadori/Debate, 2008. 607 p.; Ana Teresa Torres: El oficio por dentro. Caracas: Alfa, 2012. 289 p. La cita procede de la p.259. [2] Emigdio Cañizalez Guedez: El viejo Gabaldón del tamaño del tiempo. Caracas: Ediciones Centauro,1988. 505 p. En esta obra están las palabras del padre en el momento de enterrar al hijo(Cementerio General del Sur, Caracas: dicimebre 17,1964): “Argimiro no te lloro…sería agraviarte. Yo te bendigo; yo estos satisfecho de ti. Te dejo al lado de tu madre, pozo de virtudes que me acompañó a sembrar en el alma de mis hijos un profundo respeto para cumplir la palabra empeñada. Yo te felicito Argimiro, y me felicito. En tu última carta, freca todavía la tinta, me dijiste: ‘Estoy orgulloso de ser tu hijo y estoy orgulloso de ser revolucionario’. Yo te bendigo, Argimiro. Y logro el momento de jurarte aquí en presencia de este públcio generoso y de mis hijos, que siempre seremos fieles a lo que predicamos tu madre y yo: fidelidad a la palabra comprmetida, hasta la muerte. Argimiro, yo te bendigo”(p.409-410). También el autor del libro que citamos era hijo natural del general Gabaldón, igual lo fue Alirio Ugarte Pelayo(1922-1996).


Aquí no ha pasado nada, es la memoria de aquella guerrilla, rememorar sincero y diáfano de todo aquello, pero vista con ojos de mujer, un hecho que no se debe soslayar, pues Aquí no ha pasado nada es uno de los libros más profundamente femeninos de nuestras letras, hecho que sentimos claro desde la primera vez que lo leímos. Es, por ello, obra de una sinceridad suprema. Y lo señalamos porque hay que ver lo que fue el proceso de aquello: de los ideales para hacer posible aquella Revolución soñada, tanto que llegaron a creer en las palabras de Argimiro Gabaldón, pronunciadas en el III Congreso del PCV, en 1961, “Amarraremos pronto los caballos en las rejas de Miraflores”, lo que es, dice el historiador Antonio García Ponce(1929), ”el mejor ejemplo de la fantasía reinante”[1]. Y no solo por el fracaso pleno de todo, sino por la actitud, siempre criticable, de aquellos que empujaron a los jóvenes a la acción, a subir a la montaña, tema central de Aquí no ha pasado nada, y no los apoyaron como se debía, dejándolos solos y abandonados.


LOS ESTADOS DE ÁNIMO


Siempre al contar lo vivido la autora observa especialmente sus estados de ánimo.

De allí que encontremos estos pasajes: ”A veces la noche es silenciosa y oscura que oprime un poco. ¿Qué por qué me vine para el frente? Si, es verdad que me vine porque el partido me mandó, pero internamente, humanamente ¿por qué uno se viene para un frente, para el monte?¿Por qué participa en esta guerra y quiere liberar a su país? No creo en el patriotismo, ese sí como el que aparece en los libros. Odio el hambre de mi gente. Odio esa gente que tiene un poder que no les corresponde”(p.23). Y, después de una discusión entre guerrilleros, “Allí, por primera vez

[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía. La guerrilla de los 60. Caracas: Editorial Libros Marcados,2010.286 p. La cita procede de la p.28.


desde que estoy en las guerrillas, comencé a llorar. Me sentí realmente triste. Deprimida”(p.71). Y la gran pregunta: “Por qué no podía tener una vida tranquila, como las chicas de viente años…Me sentí avegonzada de mi egoísmo. ¿Cómo podía querer estar en el lugar de una de esas muchachas que no hacen nada por su país? ¡Que tonta había sido!”(p.71), “Para mi, vida es combinar lo racional con las emociones propias de cualquier ser humano”(p.80).

Pero vive también angustias personales. Muchas veces los desasosiegos son íntimos, especialmente por la honda represión sexual a la cual sometía el PCV a sus activistas, pensando que debían renunciar a todo lo humano, como lo es la practica del amor y del erotismo. Y también la necesidad de cultivar la amistad era una necesidad:“y necesitamos tener en quien depositar nuestro cariño, hablar de nuestras dudas. Es algo como tener con quien reírnos y a quien esperar”(p.90); “Los combatientes que andan conmigo, sin excluirme, sino incluyéndome a grado superlativo, somos portadores de un gran caudal de contenida y acumulada ternura”(p.94). .”Entre una y otra hora libraba la batalla contra la angustia y el miedo”(p.172).


PENSAMIENTOS POLITICOS


A veces los pensamientos son politicos, como cuando escribe: “tengo la impresión de que mi desarrollo politico personal está trabado”(p.81); o ”y todo hombre que no sea capaz de entender lo cruel que es para nosotros esta guerra”(p.178).


LOS LIBROS DE LA GUERRILLA


Y antes de entrar de lleno en Aquí no ha pasado nada debemos hacer la observación que sigue: curiosamente los mejores libros sobre aquella experiencia frustrada los escribieron mujeres, sin duda por su más acusada sensibilidad: Ángela Zago, Clarita Posani(Los farsantes,1976; La casa está llena de secretos,1980; Ulises,1984), Antonieta Madrid(No es tiempo para rosas rojas,1975), Ana Teresa Torres(Los últimos expectadores del acorazado de Potenkim,1999), Milagros Mata Gil(El diario íntimo de Francisca Malabar,2002). Desde luego tenemos ante nuestros ojos también obras tan singulares como las de Adriano González León(País portátil,1969) y las de Eduardo Liendo(Los topos,1975;El round del olvido,2003; El último fantasma,2008)[1].


ABRIENDO EL LIBRO


Creemos que para entender bien Aquí no ha pasado nada debemos citar las dos hojas con las que se abre y el párrafo con que se cierra.

Aquí no ha pasado nada comienza así: “Subo en silencio, busco la ropa y me voy al cuarto del gran espejo. Me asomo a la entrada de la escalera. No hay ningún ruido, solo se oye a Beatriz que lava los platos. Me siento al borde de la cama. Pienso en mi futuro y no logro fijar en mi mente lo que voy a hacer. Comienzo desvestirme rápidamente, de pronto me doy cuenta de que no he cerrado la puerta, y me asusto. Cierro con llave y me apresuro. Me pongo los pantalones, la camisa, las botas. Estas botas que me regalaron ayer los muchachos, durante la fiesta de despedida. La fiesta de despedida…Ni que fuera un viaje de placer. ¡Qué ironía! No quise decir nada, ¿para qué? Solo a nosotros se nos ocurre hacer “fiestas de despedida”. Estaban mi hermano, mis amigos…Bueno gente del Destacamento y el otro compañero que va

[1] Angela Zago: Aquí no ha pasado nada, de su primera edición, ya citada, proceden nuestras citas. Hemos tenido a la vista, para los necesarios cotejos y compáraciones la última edición: Aquí no ha pasada nada.6ª.ed. Contratapa: José Balza. Caracas: Planeta, 1990. 313 p. Tuvo este libro mucha suerte apenas apareció, en pocos meses se imprimieron cinco ediciones, dos en 1972, una en 1973, una en 1975 y otra en 1990, todas en Caracas. Tuvo también dos traducciones: una en italiano(1973), impresa, nada menos, que por Fertinelli, en Milan; y otra en alemán, impresa por la gran casa Verlag(1977).

conmigo, Laurencio tiene una cara de agrado, como si fuera con una beca para Francia. No, creo que la cara que tenía era más bien la de un militar ascendido. En realidad eso parecemos: unos militares de mayor jerraquía. Todos los presentes me dicen: “¡quién estuviera en tu lugar”. ¿Lo estarían diciendo con sinceridad?. Sí. Mi mejor amigo me regala algo, no sé qué. Muestra la misma complacencia que los otros. Bueno, si todos quieren ir, ¿por qué no lo hacen?. Mi amiga, por ejemplo, puede irse también. Ella no tiene mayores responsabiliades en el Partido. No creo que no se vaya por eso. Estoy a punto de decíreselo…¡Que rara me veo vestida de hombre! Siempre me pongo pantalones. Pero son tan cómodos. También más pegados. Pero estos pantalones…¡tan gruesos, tan duros, tan cuadrados!¡Qué anchos se ven! La camisa es igual. Manga larga. Con eos bolsillos, a cada lado del bueno…¿Cuál busto? Si no se ve nada. Qué pecho tan plano. Yo que no tengo, y con esta ropa…bueno mejor, así se fijan menos en mí. Lo único que he logrado que me digan, hasta ahora, es que soy muy interesante, Eso debe significar mucho. Por lo menos siendo fea como yo. ¿Qué flaca estas, pero no importa!...¿Qué hago en esta casa, frente a un espejo, vestida así con un uniforme de la FALN? Es ridículo. ¿Solo para verme en un espejo? Si mis camaradas me vieran ¿qué pensarían de mi? pequeña burguesa”(p.5-6).

Y al llegar al final hallamos: antes de llegar a los renglones de cierre, al comienzo del último capítulo escribió: “estoy sola. Sola con mis pensamientos”(p.201), Y cuatro páginas más allá cierra su libro así: “Yo vi mi misma ciudad. Mi ciudad sin guerra. Y pensé antes de volver a formar parte de ella. Aquí no ha pasado nada”(p.205).

En la edición de 1990 añadió este párrafo, que no estaba en la original: “Morela bajó de las montañas en octubre de 1965. Dentro de su ropa interior estaban pequeños papeles donde aparecían los nombres verdaderos de los campesinos y guerrilleros muertos en acción, o torturados y asesinados después de ser apresados…Estos hombres y mujeres forman parte de la historia de Venezuela”(p.313).


EL TIEMPO VENEZOLANO


El período de la lucha armada ha sido presentado por dos historiadores, dentro de la forma como se escribe la historia, consultando la documentación. Nos referimos a las obras del italiano Luigi Valsalice y del venezolano Antonio García Ponce[1]. Para los insurgentes aquel período todo fue: “Entonces recordamos que estamos en guerra”(p.26). Y con las consecuencias que ello tiene.


EN LA MONTAÑA


El lugar en donde estuvo Ángela Zago fue, repetimos, el Frente Guerrilero Simón Bolívar(1962-1966), al suroeste del estado Lara, comandado por Argimiro Gabaldón[2], quien usaba el seudónimo de Comandante Carache, y en otros momentos los de Gaspar o Sigfrid. Fue muerto, se ha repetido siempre, al escapársele un tiro a uno de los guerrileros, Jesús Vethencout(Comandante Zamora) quien limpiaba su arma. Pudo salvar su vida, pero fue mal atendido por los guerrilleros quienes terminaron dejando su cuerpo abandonado, sin haber recibido los auxilios debidos, en la puerta del Hospital de El Tocuyo. Estos huyeron en vez en enfrentar la realidad, dar la cara, asi los detuvieran, y lograr que su comandante fuera bien atendido y salvado. De esa misma manera los primeros

[1] Luigi Valsalice: Guerrilla y politica. Curso de su acción en Venezuela 1962/69. Buenos Aires. Pleamar, 1975. 213 p.. Hay edición venezolana: La guerrilla castrista en Venzuela y sus protagoniostas, 1962-1969. Caracas: Ediciones Centauro,1979. 222 p.; Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía, ya citado. [2] Ver Antonio García Ponce: “Gabaldón Márquez, Argimiro”, en Varios Autores: Diccionario de historia de Venezuela, t.II,p.420-421. Desde luego, no se puede trazar la biografía de Gabaldón sin tomar en cuenta todas las observaciones, sus cartas y sus diálogos con él, que se pueden leer en el libro de Ángela Zago.


guerrilleros urbanos abandonaron, en la puerta de su casa, el cadáver de Livia Gouverneur(1941-1961), muerta al disparársele un tiro de su arma a ella, o a uno de sus compañeros, no fue desde luego una víctima de las fuerzas del gobierno, como siempre lo ha propalado la izquierda, buscando enaltecer a los suyos, aunque no fuera verdad. Fue, desde luego, aquel un triste final para aquella jovencita, estudiante de psicología en la UCV[1].

Además, pensamos nosotros,siempre ha quedado viva la pregunta, con la muerte de Gabaldón, si la bala sencillamente se escapó, o si fue consecuencia de la polemica, para poner fin a las guerrillas, que se llevaba dentro del PCV, con lo cual su cariz cambiaría.Es esta, desde luego, hipótesis nuestra, pero sostenida por muchas lecturas, y conociendo la escasa ética de la gente de nuestra izquierda, valdría la pena tenerla en cuenta. Es terrible decirlo, pero podría haber sido un asesinato, producido por los mismos que lo dejaron agonizando, el 13 de diciembre de 1964 en el Hospital de El Tocuyo. Hay, además, otra hipótesis, también señalada, la relación del comandante Zamora con las fuerzas del ejército[2]. Gabaldón Marquez, como siempre lo pensó Angela Zago, era el único hombre digno, honorable, decente, que había entre aquellos, con esas palabras nos lo describió en una conversación que sostuvimos hace varios años, en la cocina de su casa enPrados del Este, cuando ya tomabamos notas para este comentario. Tenía Gabaldón entonces cuarenta y cinco años. El que fuera hijo de un caudillo de nuestras guerras civiles no deja de llenarnos de otros interrogantes, ello porque las guerrillas no fueron, entre nosotros, una guerra revolucionaria sino la continuidad de los ejércitos de los caudillos del siglo XIX,

[1] Antonio García Ponce: Sangre,locura y fantasía,p.219-220. [2] Es esta versión de José Díaz (a) El Gavilán. Es el mismo Gavilancito que cita varias veces Ángela Zago en su recuento. Esto lo expone Antonio García Ponce en su Sangre, locura y fantasía,p.129. Tomado, dice el mismo historiador, del trabajo “Un día como hoy muere el comandante Carache, Chimiro, Argimiro Gabaldón”, en radiocumnaaelhatillo@gmail.com: Caracas: diciembre 14,2008.


de allí la gran admiración, sin sentido, que tuvieron estos insurgentes por Ezequiel Zamora(1817-1860), quien no fue sino un caudillo más.

Hay una observación más que podría avalar nuestro aserto: todo sucedió a poco del momento en que llegó, enviado desde Caracas, un nuevo Conmandante a sustituir a Gabaldón. En el relato se le denomina el Gordo, es obvia la razón por la cual Ángela Zago nunca menciona ni su nombre ni su seudónimo. Hay una observación de la Zago en donde muestra su molestia porque las decisiones de la guerrilla fueran tomadas en Caracas por personas que nunca participaron en las acciones de la montaña. Por ello nos cuenta: “Los combatientes rechazaron por unanimidad al sustituto del Conmandante, y el Gordo pasó a ser Segundo Conmandante del Frente Guerrillero. Esto le debe haber frustrado mucho”(p.110) No nos dejó, de todas formas de llamarnos la atención este hecho, pese a que Ángela Zago escribió su relato después de haber bajado de la montaña, cuando ya la crisis del PCV, bien historiada hoy en día, era más que clara. La escisión vendría con la crisis del socialismo en 1968, consecuencia de los sucesos de la Primavera de Praga, la gran polémica, de donde surgieron los grandes alegatos sobre la necesidad de renovar el socialismo autoritario. Y entre nosotros, todo pensado en tres libros, más que fundamentales aún, de Teodoro Petkoff (Checoleslovaquia, el socialismo como problema, 1969), de Manuel Cabalero(El desarrollo desigual del socialismo y otros ensayos polémicos,1970) y de Ludovico Silva(Sobre el socialismo y los intelectuales,1970), una de cuyas consecuencias fue la división del PCV y el nacimiento, en 1970, del Movimiento al socialismo(MAS), que constituyó el Eurocomunismo venezolano. Fijese que fue tras la invasión a Checoleslovaquía, que Ángela Zago se separó del PCV, hecho aquello con valentía, ya que corría el riesgo de perder, por orden de aquellos, su propia vida.

Pero ya la guerrilla había dejado sin vida a la izquierda, quedó más ratificada aun por el hecho que los venezolanos no votarían por ella. Basta ver las estadísticas electorales para sacar las conclusiones de lo que la guerrilla dio a los seguidores de la izquierda: en las elecciones de 1968 UPA, nombre del PCV, inhabilitado entonces, sacó el 2,81 %; en las elecciones de 1973: 1,19%; el MIR el 1,00%; el MAS 5,27%; en las elecciones de 1978: PCV: 1,22%; MIR:2,31%; MAS:9,65%; en las elecciones de 1983: PCV: 1,75%: MIR: 1,58%; MAS: 5,74%; elecciones de 1988: ya el PCV no participó; MAS-MIR: 10,14%; elecciones de 1993: ya ni el PCV ni el MIR participaron, el MAS obtuvo 10,87%. De hecho los guarismos hablan por si mismos:¿se puede decir que el país castigó a la izquierda?, creemos que si. En verdad solo en dos oportunidades pasaron del 10% pero sin llegar el 11%.

Pero hay un hecho más, señalado por el dirigente sindical marxista Hemmy Croes(1930-1985), fue la forma como el movimiento guerrillero terminó hiriendo a este movimiento, dado que “Lejos de combinar efectivamente las dos formas de lucha se identificaban todas con una sola: la armada. Ese error produjo nefastas consecuencias al movimiento sindical, a los sindicatos, así como al movimiento obrero y popular en su conjunto” [1]: no se necesitan palabras más gráficas.


SIN FORMACION MILITAR NINGUNA


Cuando aquellos jóvenes subieron al monte no habían tenido ninguna formación militar previa, ni táctica, ni estratégica, ni logística. Esto lo subraya Antonio García Ponce en su historia al referirse a la “deficiente formación ideológica, bajo nivel técnico, falta de instrucción, no discusión politica, espíritu militarista, mandonismo, no autocrítica, realización de acciones de tipo terrorista, violación de normas de seguridad, poco espíritu de

[1] Hemmy Croes: El movimiento obrero venezolano. Elementos para su historia. Caracas: Ediciones Movimiento Obrero,1973. 314 p. Las observaciones que referimos están en las p.221-222. La cita procede de la p.222.


partido…no se sabía, inlcuso, por qué se combatía y cómo hacerlo”[1].

Ángela Zago dice: “Todavía no entiendo por qué voy para un Frente Guerrillero. ¿Qué voy hacer yo allí?. Pero debe ser bello”(p.11). Y en otro pasaje: “No tengo la más mínima idea de qué es un frente guerrillero. Me imagino a un grupo de hombres vestidos de verde, que en fila india le dan la bienvenida a uno. Seguro que será así. A nosotros nos gusta tanto el teatro…Como nos encanta una ceremonia. Seguro que habrá himnos y todo eso”(p.10).


HACER LA REVOLUCION


La idea que movió a la generación de los guerrilleros, los verdaderos, los que fueron a la montaña con sus ideales, fue hacer la revolución. Ángela Zago lo indica: “Yo no soy militar, ni lo pienso ser. No me interesa…Si estoy en esto es porque hay que hacer la revolución….Que me enseñen a disparar si hay necesidad. Que me enseñen a hacer una emboscada, que pueda detener al enemigo. No quiero saber nada de militares. No hay necesidad, cuando triunfe la revolución inmediatamente dejaré de tener que ver con algo armado”(p.21). Era aquel un sendero politico, “Siempre hablamos del poder. Allí está el poder. La gente está esperando que tomemos el poder. Hay que arrebatárselo a las clases poderosas que están en decadencia. Es la etapa superior del capitalismo”(p.22).

Y todos ellos siempre vieron a la guerrilla como una nueva realidad para el país. Tenían algunos una perspectiva, sin duda novedosa, sobre todo en el caso de la Zago, modo que para nada se había practicando en los países donde dominaba el estalinismo: “nosotros preferíamos no obligar a nadie a hacer nada, la idea es establecer una ley consciente, no por las armas”(p.61). Desde luego, ello se quedó en lo que no llegó a ser, porque estalinismo es autoritarismo, totalitarismo.


[1] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.154.


LA GUERRILLA POR DENTRO


Hay muchas instancias en el relato de la guerrilla, en su vida cotiana, que hallamos en el volumen.

En lo que cuenta aparecen palabras que son propias de la vida revolucionaria, tales “enconchada”(p.6), por escondida, o “concha”(p.6), como lugar clandestino; o esperruje(p.117) o desperruje, como un estado de ánimo, palabra que no hemos encontrado en los diccionarios.

En esta parte nos parecen de especial interés el relato que hace de algunos de los compañeros que estaban allí, en las montañas de Lara.

El más importante es el comandante Argimiro Gabaldón, este aparece muchas veces, se cuenta incluso la forma como murió, aunque la Zago no fue uno de los testigos de su sacrificio, pero está relatada allí con suma de detalles, contados por sus testigos. Argimiro utilizaba varios seudónimos en su correspondencia Gaspar, Sifrid, Carache, como ya hemos indicado(p.78, nota).

Del retrato que de él nos da nos gustaría fijarnos en forma de ser, en su preocupación por los guerilleros, subrada por ella(p.77). También en la relación personal de ella con él. Por ejemplo relata, ”En esos días tuve correspondencia del Comandante. Papelitos que me enseñaron a pensar. ¿Un revolucionario tiene derecho a perder su condición humana? Por primera vez en mi vida pensé que sabía resolver los problemas pequeños y menudos de la revolución, pero estaba perdiendo mi condición de ser”(p.77. Subrayado nuestro). Hemos subrayado la última línea porque sentimos que el segundo libro de la Zago, Existe la vida, surgió de este renglón. Esta es la tercera de sus obras si seguimos los pasos de su biografía, como ya lo hemos señalado.

Y tras ser herido el Comandante, cuando aun pensaban todos que podría mejorarse, escribe: “Un hombre como Argimiro Gabaldón no puede morir. Los héroes mueren en el combate. Asesinados por el enemigo, o no mueren. El no puede morirse porque la revolución lo necesita. Si es una herida en un costado seguramente se salva. Habrá perdido mucha sangre, pero de todas formas lo bajaron rápido”(p.118).

Otro personaje, que fue importante para ella, incluso afectivamente, es Marcelo. Se refiere a él varias veces, la primera vez en un largo pasaje(p.50-55) que nos permite comprenderlo a él y penetrar en la relación que los unió, tan honda que leemos: “Cada vez que llega Marcelo, se me alegra el corazón. Esta vez se me desbordó. No era para menos”(p.51).


LA MEMORIA DE UNA MUJER


Parte más que sustancial de Aquí no ha pasado nada es el hecho de que fue concebido, fue hecho, por una mujer, una fémina sensible. Es este libro de escritura de mujer. De allí sus observaciones.

Nos muestra su condición, era una joven soltera, “qué más no estoy casada y si supiera que ni novio he tenido”(p.22).

“Me ha llegado mi primera mestruación en las montañas. Vino con una diarrea horrible y fiebre. No lo entiendo. Nunca me he sentido mal en estos días que dan por ocultar las muchachas”(p.20).

Tiene un sentido de lo femenino, “Te sonries y no entiendes por qué tienes que ser diferente. Pero, sabes que lo eres”(p.68). Y es como mujer que está en contra de la represión sexual(p.53), siempre tan practicada entre los comunistas, creyendo que los guerrilleros no tenían cuerpo, ni que del trabajo conjunto de hombres y mujeres no iban a surgir relaciones íntimas, hecho imposible. Por ello le molesta el “Prohibido enemorarte”(p.130) de sus camaradas. Por ello, el amor, el sentirlo, el vivirlo, está presente en muchas de sus anotaciones.

Pero es también feminista la autora cuando hace esta magnífica observación: “Y seguir la politica de la educación homosexual de esta sociedad: hombres con hombres y mujeres con mujeres. Porque trabajan mejor. A mi la verdad es que me fastidia enormemente trabajar con mujeres”(p.86).

Además tiene su piel viva: “Cada vez que llega Marcelo, se me alegra el corazón”(p.51). Otra día, ella lo cuenta, llegó al campamento guerrillero la esposa del comandate Gabaldón, se llama Luisa Martí, solo Luisa en el relato, “Sorprendetemente joven. Tranquila. Simpática. Comunicadora. Es la compañera de un Comandante Guerrillero, no es el del grupo de las que solo sirven para acostarse con ellos”(p.100). Hay. Desde luego, una diferencia que ella recalca.


LA CRISIS CON EL PCV


En verdad la guerrilla entró en crisis hacia 1964, fue como consecuencia de las elecciones del 1 de enero de 1963, cuando la guerrilla pidió la abstención y la gente no la escuchó sino que votó para elegir a Raúl Leoni(1905-1972). En 1965 Ángela Zago, dejó la montaña y retornó a la ciudad y al ver todo exclamó “aquí no ha pasado nada”(p.205). Esa era la verdad.

En ese momento ya se había venido planteado dentro del PCV una serie de ideas en contra la insurección armada, de hecho ya en ese momento había sido derrotada.

Pero ello fue evidente desde atrás. La autora escribe: “Si la dirección del Partido no tiene confianza en uno, en mi capacidad de análisis y de poder resolver sola miles de cosas, por qué me dejan sola en una zona de más de cuarenta casas para que forme la base social de un Destacamento”(p.53). Y sigue: “Sucede que soy la encargada politica de una zona y no tengo contacto con un organismo político superior en el cual discutir”(p.81).

Pero a la vez expresó una crítica de mayor bulto: “no estoy de acuerdo con que designen los cargos de dirección desde la ciudad. Me siento como afixiada. Es increíble: no entiendo como se está manejando este trabajo”(p.86). Y esto se hizo evidente cuando llegó un personaje que ella llama el Gordo, nunca da su nombre. Así consignó: “El Gordo había sido enviado por el Buró Politico para que se encargara de la Comandancia del Frente. Sustituiría a Argimiro. Pero las cosas de laguerra revolucionaria no se pueden decidir desde un escritorio y menos creyendo que tener quince años en el partido es la única carta para “saber de revolución”. Este camarada es miembro del Comité Central de nuestro partido. Parece que ha hecho un trabajo de hormiguita en el seno del PCV. Es un buen trabajador desde el punto de vista de la constancia. Pero eso no le da crédito para ser Comandante de un frente guerrillero. Menos para sustituir a un líder como el conmandante Argimiro Gabaldón, que tiene años de experiencia guerrillera y que conoce el terreno…El Gordo, para terminar de hundirse, se cayó por un barranco al mes de estar en el Frente, y esto para un guerrillero que pretende ser jefe es fatal”(p.110).

Ella pensaba; “La guerrilla representa una buena esperanza”(p.181). Pero ya eso no era así, visto todo esto a décadas de distancia, en verdad la guerrilla nunca había representado nada positivo. Fue siempre rechazada por los ciudadanos. Por ello, en medio de estas expresiones de ella, legítimas pero inciertas, comenzaron a llegarles noticias de lo que le sucedía a la guerrilla urbana, ya tan derrotada como la rural, “La situación en la ciudad es cada vez más grave. La represión se ha desatado a todos los niveles, y la gente no está trabajando bien”(p.181): ¿es que acaso no era una controversia interna, unos enfrentados contra otros, el gobierno defendiendo la democracia, la guerrilla tratando de destruirla?.

Y a poco aquello que puso fin a aquella expreriencia: “Ese día recibimos el informe del Sexto Pleno donde el Partido baja la línea de Paz Democrática(abril 1965). Lo aprobamos por unanimidad”(p.184): significaba el fin de las guerrillas. Fue la antítesis de lo acordado en el Tercer Congreso(marzo 10-18,1961) donde se tomó la decisión de que la única forma que había para tomar el poder era la via armada. Ahora, venía “el repliegue táctico, para reforzarnos y comenzar a combatir con mayor brío”(p.184), eso se hizo a partir de la reunión del Buró Politico del PCV(noviembre 9,1965), donde quedó establecida la “Necesidad de un repliegue de la FALN: tomar la iniciativa en el campo politico, para lo cual se hace necesario que las FALN ordenen un repliegue de las guerrillas y las UTC. No se trata de una nueva ‘tregua”, sino de un viraje en las formas de lucha: abrir un nuevo período táctico en el cual, en lugar de combinarse todas las formas de lucha, serán suspendidas las acciones guerrilleras y de la UTC; y se colocaran en primer plano las iniciativas politicas”[1]. El único que se opuso a la decisión fue Douglas Bravo(1935).

Pero la situación era en aquel momento tan grave para la guerrilla que no tenian otra alternativa. Antonio García Ponce hace este recuento: la invasión cubana entrapampada en Yaracuy; El Bachiller agonizando, el frente de [Alfredo] Maneiro(1937-1982) cada vez más cercado, Alberto Lovera liquidado, la fábrica de explosivos destruida[2].

Este fue el final, y hasta allá llega el relato de Ángela Zago.

Si en 1965 se inició otra etapa para la izquierda venezolana tras el pleno fracaso de su insurrección, en verdad el proceso guerrillero llegaría a su fin en nuestro continente, según sostiene Tad Szulc(1926-2001), con la muerte de Ernesto Guevara de la Serna(1928-1967) en Bolivia(octubre 8,1967), su muerte la ve este hondo analista “como climax del movimiento guerrillero…fue el drama central de la historia de la Revolución Cubana en la década de 1960”[3], Y en Venezuela la “paz democrática” planteada por el PCV se haría plena cuando el presidente Rafael Caldera(1916-2009) anunció, en 1969, el inicio de la politica de pacificación. Sus consecuencias fueron el retorno de los guerrilleros a la vida civil, la legalización del PCV y el MIR, y tiempo después, la división de PCV, lógica consecuencia del fracaso de la guerrilla y de los sucesos de Checoeslovaquia, cuyo análisis en el mundo fue iniciado en Venezuela y por pensadores venezolanos, asunto que ya hemos referido.

[1] Documento citado por Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.165. [2] Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía,p.164. [3] Tad Szulc: Fidel, un retrato crítico. Barcelona: Grijalbo,1987.789 p. La cita procede de la p.681. Es esta una obra fundamental sobre la Revolución Cubana.


EXISTE LA VIDA


Casi en donde se detiene Aquí no ha pasado nada inició Angela Zago su siguiente libro: Existe la vida. En él volvió, con otros ojos y desde otras vivencias, al mismo ámbito del primero. Retorna pero no repite. Regresa para mirar otra vez lo antes vivido. Pero ya no lo hace como en Aquí no ha pasado nada haciendo memoria de lo hecho sino que lo hace mirando como en zigzag lo antes realizado en conjunto con lo experimentado después, con lo vivido y con la manera como ha ido percibiendo a lo largo del tiempo sus experiencias de los años juveniles.

Existe la vida es como Sobreviví a mi madre como Aquí no ha pasado nada un libro autobiográfico, una memoria íntima. Así hay que verlo. No hay que buscar recreación en él sino mirarlo como lo que es: un alma sensible, la cual se exhibe abierta ante nosotros, que desea ser otra vez sincera, siempre transparente; quien con ojos de mujer, a veces fuerte, muchas agria y por momentos llena de ternura, mira su acontecer y se pregunta a lo largo de sus páginas, desde sus ojos de mujer, sobre el valor y sentido de aquello que hizo la generación a la cual perteneció, aquella que aun adolescente se fue a la guerrilla y fracasó en su intento. Así Existe la vida es obra por medio de la cual, desde su piel, su autora insurge contra el autoritarismo y contra aquella izquierda que, como toda la América Latina de la misma promoción, careció de espíritu. Así Existe la vida tiene dentro de nuestro país el valor que a nivel continental encontramos en la novela de Manuel Puig(1932-1990) El beso de la mujer araña. La acusación sigue vigente: la izquierda latinoamericana no tiene espíritu, ni alma, ni sentimientos. La interrogante en torno al poco amor a la vida está presente en ambas obras. Sigue estando vivo, como en la novela de Puig, el contrapunteo entre Molina el guerrillero y Valentín el homosexual. Para Molina “lo importante...es la revolución social, y lo secundario son los placeres de los sentidos. Mientras dure la lucha, que durará tal vez toda mi vida, no me conviene cultivar los placeres de los sentidos”(p.33)[1]. Para Molina el amor, la mujer, es secundario(p.34). En cambio Valentín tiene otra respuesta: “¡Y qué tiene de malo ser blando con una mujer¡ ¡Por qué un hombre...no puede ser sensible, si se le antoja?¡”(p.35). Es por ello que si el modo de ser de Molina es autodestructivo, la pedagogía de Valentín es la del corazón, es aquella que no tiene miedo a la debilidad(p.47), que sabe que “el sexo es la inocencia misma”(p.224). Se nos ha hecho imposible no reunir en nuestras meditaciones en torno a Existe la vida lo que observamos decir a los personajes de Puig. Allí está la entraña de ambos libros. En los dos se expresa la meditación angustiada de dos latinoamericanos ante un mismo hecho, el cual dejó dolorosas huellas en el vivir de muchas personas. De allí que la clave del libro de Angela Zago lo encontramos al leer: “Yo, en cambio, vengo a encontrar unos recuerdos guardados en defensa de algo que llaman ‘estabilidad emocional’. He vuelto para corroborar que es falso esconder en un rincón los sucesos que forman parte importante de la vida. Es como tratar de ocultar la juventud, porque también habla de errores idiotas: hay tanta falsedad en ese juego”(p.72).

Con esa sinceridad que sólo las mujeres escritoras han tenido entre nosotros para asomarse a ese periplo pues primero lo hizo Angela Zago en Aquí no ha pasado nada, después Antonieta Madrid en No es tiempo para rosas rojas, mas tarde Clarita Posani en Los farsantes, luego Ana Teresa Torres en Los últimosespectadores del acorazado de Potemkin y Milagros Mata Gil en el Diario íntimode Francisca Malabar[2]. A ello vuelve la Zago en el libro que comentamos. En él la guerrilla de los sesenta es vista

[1] Manuel Puig: El beso de la mujer araña. Barcelona: Seix Barral,1976. 287 p. También Mario Vargas Llosa ha mirado los errores y horrores de la guerrilla latinoamericana en dos de sus novelas: Historia de Mayta. Caracas: Seix Barral, 1984. 346 p. y en sus Travesuras de la niña mala. Bogotá: Alfaguara,2006. 375 p. las que también hay que tener en cuenta en el análisis del tema que tratamos. [2] Milagros Mata Gil: Diario íntimo de Francisca Malabar. Caracas: Monte Ávila Editores, 2002. 219 p.


desde una carne, desde una sangre, desde el punto de vista de una persona que la vivió y padeció. En Existe la vida está relatada la historia de aquellos que creyeron que participar en aquella revuelta constituiría el inicio de un gran cambio. Es también la historia de los que fueron engañados y utilizados. Es el recuerdo del vivir de los que padecieron los esquemas ideológicos, el moralismo de las agrupaciones revolucionarias, los maximalismos; los que fueron empujados a vivir sin tener en cuenta el cuerpo, a quienes se prohibió “Saborear el cuerpo de un ser amado”(p.6); esas agrupaciones de los sin alma; aquellos para quienes la vida no valía; para quienes las personas que pensaban distinto a ellos no tenían valor humano alguno; a quienes se enseñó que había que darle al espalda a las personas más disparatadas y simpáticas del mundo”(p.87), pues estas, llenas de vida y energía, de calor y encanto, eran consideradas frívolas.

Y desde aquí se espiga el testimonio de Angela Zago. Unas hojas hondamente humanas, conmovedoras, que apareció en los días(1989) en donde los críticos del autoritarismo, como el gran novelista checo Milan Kundera(1929), empezaron a tener razón; cuando se lanzó la Perestroika(1985), cayó el muro de Berlín(1989), en Praga victorearon otra vez al líder de la primavera de 1968, en el momento en que se pedían reformas y apertura en Rumania, Hungría y Bulgaria. En Bucarest fueron ejecutados el dictador Nicolae Ceaucescu(1918-1989) y su esposa(diciembre 21,1989). Fue en ese instante en donde el ser humano oprimido dijo no a los gobiernos arbitrarios[1].

[1] Para la comprensión de la caída del socialismo la bibliografía es amplísima, la hemos estudiado con atención, trabajo en el cual continuamos, se trata del gran tema de nuestro tiempo. Para la redacción de este capítulo hemos tenido a la vista Manuel Leguineche: La primavera del este. 1917-1990: la caída del comunismo en la otra Europa. Barcelona: Plaza y Janés,1990. 512 p.; Isaac Pardo: Fuegos bajo agua.2ª.ed.aum.Caracas: Biblioteca Ayacuch,1990. LXXI,867 p. Ver especialmente “La Perestroika”(p.801-813), capítulo que solo aparece en esta edición. Ver también la definición de utopía que da este humanista venezolano(p.771);Timothy Garton Ash: Los frutos de la adversidad. Barcelona: Planeta,1992.481 p.; Leonid Tsypkin: Verano en Baden-Baden. Prólogo: Susan Sontag. Bareclona: Seix Barral, 2005.219 p.; Michael Mayer: El año que cambio el mundo. La historia secreta detrás de la caída del Muro de Berlín. Bogotá: Norma, 2009. 256 p.; Robert Service: Camaradas. Breve historia del comunismo. Barcelona: Ediciones B, 2009.780 p. Ver “Final, desde 1980”(p.577-667); Henrry Kissinger: La diplomacia. 2ª.ed. México: Fondo de Cultura Económica,2010. 919 p. en donde se encuentra el mejor análisis que hemos podido leer sobre el por qué del fracaso de la perestroika en la antigua URSS. La primera edición de esta monumental obra fue impresa en inglés en 1994; David Remnick: La tumba de Lenin. Los últimos días del imperio soviético.Bogota: Mondadori, 2011.863 p. Sobre el por qué de la diferencia del fin del socialismo en Rusia y su paulatino, y casi siempre pacífico final, en China, con la excepción de los sucesos de la Plaza de Tiananmen, en 1989, y la creación de lo que se puede denominar hoy, segpun Rober Service, el “Comunismo capitalista”(p.607) en ese país, se debe leer con atención ell magistral libro de Henry Kissinger: China. Bogota: Mondadori,2012,621 p. Debemos recordar que el primer intelectual latinoamericano en criticar la degeneración del socialismo soviético, convertido en una dictadura, fue el mexicano Octavio Paz, en 1951, en su texto “Los campos de concentración soviéticos” en El ogro filantrópico,p.235-238, fíjese el lector que Paz escribió esto el mismo año de la aparición en inglés de la obra de Hannah Arendt: Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Taurus,2006.618 p., en el cual iguala al nazismo con el stalinismo, ambas formas del totalitarismo. Después, con el paso del tiempo, dado lo avasallante que fue la Revolución Cubana para los latinoamericanos, vendráin las válidas críticas a esta, obra de Jorge Edwards en su Persona non grata. Barcelona: Barral, 1974.479 p.; Carlos Rangel, primero en Del buen salvaje al buen revolucionario. 16 ed. Caracas: Criteria,2005. 316 p., su primera edición apareció en 1975 y más tarde en El tercermundismo. Caracas: Monte Ávila Editores, 1982. 286 p.. Y en general al marxismo como fue el caso del libro pionero de Juan Nuño: El marxismo y la cuestión judía. Caracas: Monte Ávila Editores, 1972. 180 p. y su segunda versión ampliada: Sionismo, marxismo y antisemitiismo: la cuestión judía revisitada. Caracas: Monte Ávila Editores, 1987. XIV, 152 p.; Jorge Semprum en la Autobiografía de Federico Sanchez. Barcelona: Planeta, 1977.343 p.., esta referida a los horrores del Partido Comunista Español, pero válida como la crítica de Edwards y la meditación de Rangel. Y, desde luego, los libros producidos en Venzuela, tras la invasión de la URSS a Checoeslovaquia, obras de Petkoff, Caballero y Ludovico Silva a las que ya nos hemos referido. Fundamental fue también el ensayo de Ludovico Silva: Teoría del socialismo. Prólogo: Teodoro Petkoff. Caracas: Editorial Ateneo de Caracas, 1980. 93 p., donde explicó claramente como el socialismo de la URSS y sus satélites nada tenía que ver con la esencia de esa doctrina.


En esas horas pudimos tener en nuestras manos Existe la vida. Pudimos seguir el doble periplo de quien lo redactó: en su rememoración de la guerrilla para de ella extraer sus lecciones[1]. Pero quien a las vez observamos andando en busca de su realización como mujer plena, junto a una pareja, un hombre, Napoleón Bravo, que no le impidió ser auténtica y ser ella misma.

Esta es la doble vertiente ante la cual nos encontramos cuando repasamos los recuerdos que hallamos en Existe la vida. A través de su rememoración nos topamos con su rabia ante lo falso impuesto(p.5-6), su lucha por hacer presente en su vivir “las cosas más triviales y hasta necesarias de la vida”(p.7). Al unísono nos muestra como fue que retornó a lo que fue descubriendo como esencial. Aquí cuerpo y espíritu se conjugan(p.63), el amor, la relación con los demás, predomina como lo central del vivir(p.69); nos dice que no nos podemos permitir perder nuestros sentimientos más profundos(p.80), que es necesario conjugar la intimidad con la vida social y política. Lo contrario es un imposible. Es desde nuestra piel, desde el amor, “que hay que saberlo ganar, y que detrás de una senda oscura, llena de acechanzas....espera a todos los que luchan hasta el fin por ganarlo”[2], desde donde se puede espigar nuestra existencia.


LA REBELION DE LOS ÁNGELES


[1] Para la historia de la lucha armada de la izquierda marxista venezolana, con el apoyo de la dictadura cubana, contra la democracia venezolana, consultar además de los libros que antes hemos mecionado: Luis Vera Gómez: La subversión armada 1964-1967 en sus documentos. Prólogo: Simón Alberto Consalvi. Caracas: Fundación Rómulo Betancourt,2005. 703 p.; Gisela Kozak: Venezuela, el país que siempre nace. Caracas: Alfa, 2008. 108 p. El libro de Antonio García Ponce: Sangre, locura y fantasía. que antes hemos referido, es el primer análisis de su devenir hecho por un historiador venezolano con los ojos e instrumentos de la historia. [2] Manuel Puig: El beso de la mujer araña,p.175.


Aunque La rebelión de los ángeles, magnífico libro, es un reportaje sobre el levantamiento militar, frustrado, de la madrugada del 4 de febrero de 1992, esta obra nos permite ver la forma como los exguerrilleros, entre ellos la propia autora, creyeron que el camino de la Revolución había despertado de nuevo con aquel intento de golpe castrense. No se dieron cuenta ellos, lo que era evidente para cualquier historiador o analista politico, que no podía ser una revolución porque la perestroika había sido anunciada en 1985; el socialismo autoritario había caído en Berlín en 1989 y la URSS había desaparecido a fines de 1991. Así el tiempo de las revoluciones se había cerrado. Caeríamos, a partir de 1999, con el apoyo de muchos de ellos, Ángela Zago entre ellos, en un régimen fascista, aunque, lúcida como siempre ha sido, pronto se separó de aquel régimen, después de haber participado como diputada en la Asamblea Constituyente de 1999, llegó a declarar entoces que aquel había sido el trabajo más aburrido que había tenido en toda su vida. Su decisión de apartarse le costó mucho dolor: ella y su familia fueron perseguidos por aquellos mismos en que ella había creído que serían los que plantarían una verdadera democracia, sin las dolencias que había tenido el regimen politico venezolano, desde 1974 en adelante al menos.

También olvidó ella, y mucha gente, que la época de los golpes militares había terminado, que en América Latina, todas las dictaduras habían acabado, desde 1979, en procesos electorales en los cuales fueron elegidas, por el voto popular, las nuevas autoridades de cada país. Eso había sucedido en Argentina(1983), en Uruguay(1984), Brasil(1985), Chile(1989). Así el golpe de Caracas había sido un acto más de anacronismo histórico y politico. Y, desde luego, los golpistas no eran ángeles.


DENTRO DEL LIBRO

Esto nos lleva a releer aquí La rebelión de los ángeles, una obra que tiene que ver con un momento de grave crisis de la democracia venezolana.

No fue ella la única en referirse a toda aquello al hacer la crónica del golpe y los oficiales que actuaron en él. Y ello, mientras los graves sucesos se sucedían, los intelectuales venezolanos reflexionaban sobre la crisis. Algunos como Miguel Ángel Burelli Rivas(1922-2003) en su Caricatura de Democracia y en Las prioridades de la nación; el profesor Rafael Fauquie(1954) en El silencio, el ruido y la memoria; Juan Liscano(1915-2001): Los vicios del sistema; Arturo Uslar Pietri Golpe y Estado en Venezuela y la propia Angela Zago en el suyo, todos tejieron sus reflexiones al filo de los sucesos. Y no fueron los únicos.

Entre los citados la obra documental en torno al golpe del 4 de febrero de 1992 y sus protagonistas es la que escribió Ángela Zago. En ese libro, hermosamente diagramado y cuidadosamente montado por Cristina González, ella presenta a quienes actuaron aquella madrugada[1].

Es por ello que indica “Los hechos que a continuación presentamos, sólo abarcan lo que un género informativo permite”(p.9). De allí que su tarea, fundamento para la historia futura, haya sido la de recoger, ordenar, editar, ofrecer crónica en vivo, dejar que los papeles hablen por sí mismos, no interpretar, dejar que el lector a través de las piezas presentadas lo hiciera por sí mismo. Así La rebelión de los ángeles constituye un documento en vivo en torno a unos “personajes que, en pocas horas, habían cambiado el país”(p.11).

[1] Miguel Ángel Burelli Rivas: Caricatura de democracia. 2a. ed. Caracas: Gráficas Franco, 1990, 150 p.; Miguel Ángel Burelli Rivas: Las prioridades de la nación. Caracas Gráficas Franco, 1993, 137 p.; Rafael Fauquié: El silencio, el ruido y la memoria. Caracas: Alfadil/Acta Científica Venezolana/ Academia Nacional de la Historia, 1991. 137 p.; Juan Liscano en Los Vicios del sistema. Valencia: Vadell Hermanos, 1992, 128 p., Arturo Uslar Pietri: Golpe y Estado en Venezuela. Bogotá: Ed. Norma, 1992. 191 p.


Ella creyó que lo hecho bajo la conducción del comandante Hugo Chávez Frías(1954-2012) y sus compañeros, Francisco Arias Cárdenas, Jesús Urdaneta, Joel Acosta y sus seguidores, que lo ocurrido aquel 4 de Febrero, “no fue simplemente un golpe y que estos hombres no son unos golpistas más” (p.18-19), ya que “ellos cambiaron la imagen y forma de ser de los militares venezolanos” (p. 19). Y por ello convocó en las páginas de su obra a estos protagonistas, a estos rebeldes, para que ellos mismos contaran “en un sencillo estilo, muchas veces ingenuo, altamente sanos, profundamente románticos, esencialmente creyentes en su razón” (p.61) los por qués de su rebelión. De allí parte su crónica del suceso.

Publicar los papeles de estos nuevos insurgentes fue posible gracias a que entre ellos, en el Movimiento MBR-200, hubo desde el principio alguien, uno de ellos, el comandante Pablo, no indica su nombre verdadero, quien desde su fundación, desde 1983(p.21), decidió cuidar la memoria de lo hecho por ellos. Así se dio a la tarea de “recaudar, ordenar y archivar las cartas, papeles de trabajo y documentación” (p.7). Es decir lo hecho, lo redactado, lo pensado y concebido por todos ellos.

En estas hojas fue quedando registrado todo el proceso de la comprensión desarrollada por ellos de la realidad del país: “Cada vez que hojeábamos el periódico nos desplomaban las informaciones sobre los robos millonarios… Una indignación nos invadía cada mañana”(p.12), como también sucedió a miles de venezolanos, a los cuales ellos decidieron encarnar en la hora de su acción. Y que la lucha contra la corrupción fuera posible nos lo dicen los miembros de un movimiento en el cual la historia, el pasado de Venezuela, es “la base fundamental de su estilo de trabajo”(p.18). El conocimiento de otros días, la inspiración que personajes tan distintos, y de pensamientos tan disímiles, como el educador Simón Rodríguez(1869-1854), el político Simón Bolívar(1783-1830) y el agitador Ezequiel Zamora (1817-1860). Y esa lucha contra todo lo negativo, contra todo lo oscuro es posible. Y ellos además de estudiar nuestro pretérito y nuestro presente dieron testimonio con sus propias vidas. La carta en la cual (Caracas: diciembre 6, 1991), el comandante Arias Cárdenas rechaza un acto de corrupción que le sugirió un proevedor del Ejército es un buen testimonio. Y tiene tal importancia que leída hoy esa misiva vale por todo el libro (p.154).

Fue el conocimiento de nuestra historia, el examen detallado de los sucesos de este decadente presente, el deseo de ofrecer un cambio que prometiera a la democracia radicalizarse, hacerla más democrática, ponerla al servicio del pueblo, la que los volcó a la acción. Fue ello lo que sintió la gente cuando escuchó el para ese momento desconocido comandante Chávez. Un hombre que se hizo responsable de su acción, quien no huyó sino afrontó y enfrentó las consecuencias de sus actos. En ello radica la esencia del 4 de febrero. Y la documentación ofrecida en La rebelión de los ángeles por Angela Zago nos permite verlo así cuando aun estamos tan cerca de aquellos hechos. Por ello aquel no fue otro golpe, uno más dentro de la tradición del golpismo latinoamericano. Por ello muy rápidamente el corazón de muchos venezolanos pasó de arrugado, como sucedió a la autora de este libro (p.12), a abrirse para entender el mensaje aquellos hechos nos comunicaban. De allí que no sea casual la coincidencia entre aquello que puede concluirse de los papeles que Angela Zago ha puesto a nuestra consideración y la observación de Arturo Uslar Pietri, inserta en su libro Golpe y Estado en Venezuela cuando escribió “La insurrección del 4 de febrero de 1992 no debe ser vista aisladamente, como un caso más de intentona golpista por parte de militares ambiciosos, sino que hay que considerarla, si se quiere entender su verdadera significación y comprender mejor la situación del país, en el contexto del cuadro general de la vida venezolana y de la forma como en los últimos años se ha venido conduciendo el gobierno... Sería un craso error pensar que la tentativa de jóvenes oficiales se ha producido en el vacío y, menos aún en alguna forma corresponda a una inclinación generaliza favor de un gobierno autoritario…La insatisfacción y la actitud crítica hacia el gobierno actual han sido provocados por los errores y las deficiencias de la política nacional”(p. 14-15)[1].


LA CRÍTICA A ESTA VISION


Hemos expuesto aquí los puntos de vista sostenidos por Ángela Zago en La rebelión de los ángeles, sin glosa alguna, tal como lo publicamos en el Diario de Caracas(junio 14,1993) apenas apareció el volumen, momento en el cual los sucesos estaban muy cerca, lo cual permitía la cierta confusión que se puede leer hoy con claridad. Pese a ello ya voces críticas se habían levantado, la misma semana del golpe, que lo era aunque anacrónico, tal aquel escrito de Manuel Caballero, “El Presidente aterrizó y no se cambió de traje”, aparecido en su columna del Diario de Caracas(febrero 7,1992), pero redactado el mismo día del intento de golpe, este texto era la condena mas clara de la asonada, como la llamó, “no existe golpe militar bueno” señaló; e indicó “la fanfarronería del teniente coronel Chávez, ese ‘por ahora’”. Allí estaba ya la palabra de un venezolano disidente, crítico, quien sabía que todo, incluso los malos momentos por los cuales pasaba el país, eran mejores que un golpe de Estado. Además la tradición de los golpes militares se habían roto en América Latina en las décadas anteriores, cuando todas las dictaduras latinoamericanas, como lo hemos anotado antes, habían terminado en procesos electorales en donde sus pueblos opinaron a través del voto y sustituyeron a los dictadores militares por politicos civiles. Caballero fue la voz de todos los que habíamos condenado el golpe la misma madrugada que se produjo, este no era el camino para resolver los problemas del país, los males de la

[1] Hasta aquí lo que expresamos está tomado de nuestra primera reseña del libro:”La rebelión de los ángeles”, en el Diario de Caracas:junio 14,1993. Ahora hemos hecho aquí en su segunda parte una revisión critica, teniendo en cuenta los sucesos, ya históricos, acaecidos en el país desde 1999.

democracia se combaten con más democracia: no hay otro camino.

Pero el suceso tenía tal envergadura que confundió a muchos, sobre todo al espíritu más lúcido del país, a José Ignacio Cabrujas(1937-1995), quien elogió al comandante insurgente, al democraticida.

Se inició, pese a la prisión del golpistas, todo un proceso nacional, la izquierda, sobre todo la guerrillera, derrotada hacía un cuarto de siglo, rodeó al comandante. Y allí el error que hemos señalado, muchos de ellos, llenos de adversión a la democracia venezolana, solo pensaron en seguir al comandante, pese a que había sido derrotado, pese a que se había escondido y no había peleado, habia mandado a sus seguidores a hacerlo, y ni siquiera había convocado a los civiles que lo apoyaban, era aquel un golpe solo castrense, en el que se deseaba separar a los ciudadanos de la acción politica.

Pero lo más grave, que no se dio cuenta Ángela Zago al escribir su libro, con toda la buena fe que siempre la ha caracterizado, que “esta gente”, como los llama el escritor Francisco Suniaga(1954), no venían a reconstituir la democracia sino a destruirla, lo que iba a comenzar a andar, una vez llegaran al poder, era la “dictadura constitucional” que dijo Uslar Pietri; la “neo-dictadura” de que habla la diputada María Corina Machado(1967). Y la ideología chavista, como comenzaron a llamar a aquella gente, no era de izquierda, como lo propalaron, sino fascista, cosa que se vio claro en la campaña electoral de 1998 cuando el neo-caudillo Chávez, no era otra cosa, hijo de las guerras civiles del siglo XIX, biniesto de un gamonal de aquellas, Maisanta, expuso lo que pensaba hacer. Ello también fue Manuel Caballero el primero en observarlo, analizarlo y hacerlo público en su libro Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil[1].

[1] El artículo de Manuel Caballero que hemos citado se puede leer en sus libros Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil. Caracas: El Centauro Ediciones,1998. 173 p. Está aquí con el título “El golpe del 4 de febrero”(p.11-17) y con su título original: “El Presidente aterrizó, y no se cambió el traje”, en La peste militar,p.79-83; el pelón del gran Cabrujas está en su artículo: “El país según Cabrujas”, en el Diario de Caracas: febrero 9,1992, inserto en El mundo según Cabrujas. Caracas: Alfa,2009.318 p. Ver:”El país según Cabrujas”(p.132-137), la errónea observación está en la p.133.


1976: CLARITA POSANI ESCRIBE SU TESTIMONIO SOBRE LA LUCHA ARMADA


En tres de sus libros, Los farsantes, La casa está llena de secretos y Ulises, Clarita Posani(1933-2017) nos ha ofrecido su recuento y testimonio de los años de la lucha armada[1]. En ellas nos ha reiterado que siempre escribe como consecuencia de intensas inquietudes personales o del medio que la rodea. Veremos como corrobobaramos aquí este aserto.


LOS FARSANTES


En Los farsantes, en La casa está llena de secretos y Ulises, repetimos, Clarita Posani ha consignado las vivencias de su generación, la que fue a la guerrilla en los años sesenta y fracasó en su intento. Cuenta en estos volúmenes las hondas inquietudes vivenciales que han despertado en ella tales experiencias que ella ha acompañado de un sólida respuesta emocional y espiritual.

Antes de comentar sus libros es necesario hacer unas observaciones en torno al contexto en el cual estos últimos libros se inscriben.

Durante los años sesenta surge una nueva forma para tratar ciertos temas. Se ha denominado a ello “género testimonial”. Los libros testimoniales más que un nuevo

[1] Clarita Posani: Los farsantes. Caracas: Fuentes, 1976. 262 p.; La casa está llena de secretos. Contratapa: Roberto Lovera De-Sola. Caracas: Publicaciones Seleven, 1980. 272 p.; Ulises. Caracas: Editorial Domingo Fuentes,1984. 205 p. Las citas que haremos proceden de estas ediciones, salvo una cita de un texto de Pedro Berroeta, que citaremos más adelante, tomado de la segunda edición de Los farsantes.


género nos ofrecen una forma distinta de acercarse o de observar ciertos hechos. Tienen estas obras ciertos paralelismos con los libros de memorias y con las autobiografías pero poseen también características específicas que obligan al lector a tratarlos aparte pues a veces su autor desea contar algo que sucede a su alrededor y lo cual no ha sido siempre vivido por el autor del libro y que, en algunos casos, surge de experiencias personales. Esta es la tendencia que se comenzó a desarrollar en América Latina a partir de la publicación de dos libros: Biografía de un cimarrón(1966), del cubano Miguel Barnet(1940) y La guerrilla Tupamara(1970) de la uruguaya María Esther Gilio(1928-2011), desde luego su gran antecedente fueron las obras del sociólogo norteamericano Oscar Lewis(1914-1970), iniciada en 1959 con la historia de cinco familias mexicanas, en su Antropología de la pobreza, al que siguió, en 1964, su famoso libro Los hijos de Sánchez, en este y en los que le siguieron reveló lo que era la cultura de la pobreza en los barrios marginales de México[1].

En Los farsantes ofrece Clara Posani un testimonio sobre la época de la insurgencia armada que vivió el país en los años sesenta. Pero no es este un libro más sobre aquellos convulsos años. Esta obra nos presenta una doble versión de un hecho socio-histórico confrontado con un proceso personal que condujo a su autora a tomar plena conciencia de lo que es el ser humano en medio de una determinada situación. Para llegar a ese nuevo estadio existencial tuvo la Posani que levantarle un sumario a un largo tiempo de su vida y darse cuenta que creyendo en unos ideales de justicia había estado al lado de un conjunto de farsantes, especie muy abundante en los anales políticos venezolanos, quienes no tenían otra idea que servirse de

[1] Oscar Lewis: Antropología de la pobreza. Cinco familias. 5ª.ed. México: Fondo de Cultura Económica, 1965.302 p.; Oscar Lewis: Los hijos de Sánchez. Autobiografía de una familia mexicana.7ª.ed. México: Joaquín Mortiz 1967.521 p.; Miguel Barnet: Biografía de un cimarrón. Barcelona: Ariel,1968. 200 p.; María Esther Gilio: La guerrilla tupamara. La Habana: Casa de las Américas, 1970. 247 p.


los demás para satisfacer sus apetitos de poder. Lo más grave es que en su acción cargaron con muchas vidas jóvenes y luego trataron de disculparse por el error. Pero la autora del libro sabe que no es posible pedir disculpas cuando muchos murieron por ideas que consideraron justas. Así al realizar el balance de aquellos años Clarita Posani llama la atención sobre las torpes acciones de aquellos farsantes quieres pretenden hacer el borrón y cuenta nueva con sus actos del pasado. “No es lo mismo, morir por sus ideas, que mandar a morir por ellas”, tal como escribió Pedro Berroeta(1914-1996) al comentar este libro[1].

¿Por qué afirmamos que en Los farsantes se nos presenta la peripecia íntima de una persona, de una mujer en este caso?. Lo apuntamos porque la autora nos va llevando a todo lo largo de sus ideas y acciones y con ella penetramos en sus decisiones más profundas. Ella explica como entró a militar en el PCV ya que le habían indicado que ese era el camino correcto para sus inquietudes. Pero añade “Se equivocaron”(p.9). Y así nos muestra como durante años dependió del dogmatismo de esa organización, que luchó al lado de personas que no tenían una comprensión exacta de la realidad del país. Por ello, como consecuencia de los fusilamientos en la guerrilla comunista de Falcón, en 1964, decidió marginarse del PCV. Los hechos que condujeron a aquellos tristes sucesos están hoy bien documentados en el libro de Luigi Valsalice, antes mencionado[2]. Y así en su búsqueda por encauzar a través de otros caminos sus preocupaciones políticas, volver a la vida, por su temor por las pequeñeces del ser humano, su autora se dio cuenta que era necesario escribir un libro pues no se puede jugar impunemente a la violencia(p.250) y porque hay que llamar la atención a mucha gente joven para que no vuelva a ser la “carne de cañón”(p.252), como fueron muchos militantes honestos que participaron en la insurgencia de los años

[1] Clara Posani: Los farsantes.2ª.ed. Prólogo: Pedro Berroeta. Caracas: Publicaciones Seleven.1980. 259 p. La cita procede de la p.8. [2] Luigi Valsalice: Guerrilla y politica,p.168, nota 50.


los demás para satisfacer sus apetitos de poder. Lo más grave es que en su acción cargaron con muchas vidas jóvenes y luego trataron de disculparse por el error. Pero la autora del libro sabe que no es posible pedir disculpas cuando muchos murieron por ideas que consideraron justas. Así al realizar el balance de aquellos años Clarita Posani llama la atención sobre las torpes acciones de aquellos farsantes quieres pretenden hacer el borrón y cuenta nueva con sus actos del pasado. “No es lo mismo, morir por sus ideas, que mandar a morir por ellas”, tal como escribió Pedro Berroeta(1914-1996) al comentar este libro[1].

¿Por qué afirmamos que en Los farsantes se nos presenta la peripecia íntima de una persona, de una mujer en este caso?. Lo apuntamos porque la autora nos va llevando a todo lo largo de sus ideas y acciones y con ella penetramos en sus decisiones más profundas. Ella explica como entró a militar en el PCV ya que le habían indicado que ese era el camino correcto para sus inquietudes. Pero añade “Se equivocaron”(p.9). Y así nos muestra como durante años dependió del dogmatismo de esa organización, que luchó al lado de personas que no tenían una comprensión exacta de la realidad del país. Por ello, como consecuencia de los fusilamientos en la guerrilla comunista de Falcón, en 1964, decidió marginarse del PCV. Los hechos que condujeron a aquellos tristes sucesos están hoy bien documentados en el libro de Luigi Valsalice, antes mencionado[2]. Y así en su búsqueda por encauzar a través de otros caminos sus preocupaciones políticas, volver a la vida, por su temor por las pequeñeces del ser humano, su autora se dio cuenta que era necesario escribir un libro pues no se puede jugar impunemente a la violencia(p.250) y porque hay que llamar la atención a mucha gente joven para que no vuelva a ser la “carne de cañón”(p.252), como fueron muchos militantes honestos que participaron en la insurgencia de los años

[1] Clara Posani: Los farsantes.2ª.ed. Prólogo: Pedro Berroeta. Caracas: Publicaciones Seleven.1980. 259 p. La cita procede de la p.8. [2] Luigi Valsalice: Guerrilla y politica,p.168, nota 50.


Luis Level de Goda(1838-1899)[1] estos han tenido en Clarita Posani su crítico escrupuloso.


LA CASA ESTA LLENA DE SECRETOS


Desde la periferia hasta el centro de La casa está llena de secretos una mujer, Andrea, recuerda su pasado y haciéndolo intenta buscar la forma de ser un nuevo tipo humano que defina su esencia a partir de la autenticidad espiritual. Para ello Andrea tiene que bajar al abismo de sí misma y reconstruyendo su interior llegar a comprender la impostura de la vida que va llevando, en la cual lo fundamental era lo aparente y no lo sustancial. Viendo esto, sin rehuir el dolor que implica, Andrea, seguida muy de cerca por un guía-maestro: Adolfo, logra conciliar los contrarios que hay dentro de misma y así puede caminar hacia lo recóndito de ella. El periplo de Andrea no fue simple. Exigió coraje, necesitó sobrepasar el miedo, para poder llegar a comprender que el secreto de la vida está en el amor, en los afectos, que este asunto central del ser humano no puede ser vivido sino nos reconocemos tal cual somos, sino percibimos nuestra verdadera identidad. Plenitud que no alcanza quien tema a la verdad. Llegar a la autenticidad, como lo hace Andrea a través de las páginas de esta narración, es periplo doloroso, el cual exige valentía.

La casa está llena de secretos constituye un libro inusual dentro de la literatura venezolana. Nuestra narrativa siempre ha estado volcada hacia fuera, hacia lo externo y ciurcunstancial, hacia los sucesos políticos. Así nuestra vida interior ha quedado mutilada. Casi nada sabemos de cuanto nos sucede por dentro. De allí que estemos enfermos, detenidos, impedidos de marchar con seguridad. De allí que hayamos sido incapaces de edificar una sociedad que pueda ser morada de hombres y

[1] Luis Level de Goda: Historia contemporánea de Venezuela politica y militar(1858-1886). Barcelona: Imp. y Lit. de don José Cunill Sala, 1893. XXXVI,763 p.


mujeres y no su infierno. Y esto porque nunca nos hemos preocupado por lo que nos sucede en el alma. De allí que libros como este constituyen una novedad. Los capítulos de La casa está llena der secretos nos ofrecen una literatura reflexiva. Escrita para liberar al ser humano y no para censurarle. Este es un texto para abrirle caminos, enseñarle a vivir, a desarrollarse por dentro. A ver, oír, sentir y dar vida al cuerpo y al alma. Es esto lo que nos proponne esta novela en la cual una mujer de hoy, a través de su peripecia humana y de todas sus alternativas vitales, la guerrilla, el matrimonio, el divorcio, el sexo, los hijos, las drogas, atraviesa un largo sendero que le lleva de la inautenticidad a un hondo estadio de serenidad interior, de claridad anímica.


ULISES


Clara PosanI ha creado con su texto Ulises una impactante historia encajada en la Venezuela actual. A partir de la temática de Los farsantes, obra en la cual enjuició la lucha armada de los años sesenta, ha concebido una historia mucho más honda y no menos crítica de la situación a la cual hemos hecho referencia.

En Ulises encontramos a tres personajes centrales: el protagonista; Lucía, quien es activista del partido y como consecuencia participa en la guerrilla. El otro personaje es Cristina, quien representa el amor y todo aquello que Ulises no ha vivido, o se ha negado a vivir o su formación política se lo ha impedido hacer.

Al leer Ulises nos encontramos con su protagonista quien ya viejo, luego de haber perdido la razón, rememora febrilmente, en la cárcel donde está, con angustia pero sin arrepentimiento, su vida. A lo largo de la narración lo vemos preguntándose en torno a quien fue, buscando las bases de su identidad.

Ulises nació en una zona marginal, vivió una vida familiar de alterada estructura. Vio como su padrasto le pegaba a su mamá y fue esto lo que lo llevó a cometer su primer homicidio: matar al esposo de su mamá para poner fin al sufrimiento de ella.

Habitante de una zona marginal muy pronto se dedicó a la delincuencia. Por años sobrevivió gracias a ella. Pero de pronto deseó cambiar. Ingresó a un partido de izquierda. Estamos en los años sesenta, en plena actividad de la guerrilla. Aunque Ulises quiere superarse la estructura partidista lo utiliza.

Con el tiempo, después de diversas actividades que se relatan en el libro, cae preso. Poco a poco enferma, progresivamente va perdiendo la razón. En sus delirios descubre que no ha vivido, que no conoce los goces de la vida, la plenitud amorosa. Quiere acceder a ellos. Pero se siente impedido de hacerlo pues está en lo oscuro. En su afanosa búsqueda, en su necesidad de obtener una respuesta va evolucionando. Y dentro de este proceso comprende lo que ha sido: un guerrillero autosuficiente, pedante, quien cree tener la verdad agarrada por la barba. Se da cuenta que sus actividades lo obligaron a matar, que sus actividades han sido descabelladas, estas a nada positivo le han conducido. Es en esta etapa cuando se le presentan, en sueños o delirios, todos aquellos a quienes mató. Es en esta etapa cuando vislumbra lo descabellado de sus actos, observa cómo en sus afanes se llevó a todo y a todos por delante. Mirándose así mismo, en el espejo de la locura, visualiza lo quimérico de sus actividades, comprende el valor de la vida humana. Por este sendero se da cuenta que él es la guerra, quien la vive, pero quien comprende que hay otro yo dentro de él. Ese es el verdadero. Este es el que pugna por vivir. Pero Ulises tiene, debe, pagar un precio por sus actos, recibir el castigo. Sin ello no podrá encontrar lo que busca: la paz interior.

Ulises es una obra en la cual se pretende realizar una crítica a quienes tomaronel camino de la insurgencia armada, violenta como vía para resolver los problemas del país. En Ulises nos enfrentamos a esos hechos y podemos vislumbrar los por qués del fracaso, darnos cuenta de aquello que empujó a una generación venezolana a la guerrilla, quienes fueron los responsables de su fracaso. Sin alejarse de la ficción, sin intentar una descripción documental, o sociológica, de la Venezuela de los años sesenta y setenta la Posani nos presenta todos los elementos para comprender aquel fracaso, la ruina anímica de tanta gente. Desde dentro de sus personajes, nos muestra como a veces la sociedad está mal no sólo porque sus estructuras fallen sino porque la gente está mal por dentro. Y estos hombres y mujeres son lo que por incapacidad de asumir los riesgos vitales huyen a través de la política, de la guerrilla, de la lucha armada. La Posani nos muestra una dimensión distinta de un asunto que casi siempre se presenta viédolo exclusivamente desde el ángulo político[1].


1982: SEGUNDA REFORMA DEL CODIGO CIVIL


Complemento, ya lo hemos indicado, de la reforma al Código Civil de 1942 fue la llevada a cabo en 1982, bajo la dirección de la ministra Mercedes Pulido de Briceño(1938-2016) bajo el gobierno

[1] Siempre recordaremos las observaciones, de orden estilistico, que nos hizo, al leer el trabajo sobre Ulises nuestro querido maestro, y muchas veces amigo y confidente, el padre Pedro Pablo Barnola SJ. La lectura de su misiva la hemos tenido en cuenta aquí al revisar esta parte. No hemos olvidado nunca que cuando lo visitamos en su lecho de muerte nos dijo “Hijo, yo sabía que el Señor me iba a llamar, pero no tan pronto”, tenía aquella noche 79 años, su sobrina Teresa Albánez Barnola lo acompañaba en aquella hora, en la Clínica Metropolitana.




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