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HISTORIA DE LA PRESENCIA OCULTA Y FELIZ DE LAS MUJERES EN VENEZUELA"(XVII). Roberto Lovera De Sola


PERSEFONE.


CUARTA PARTE: ESPECIFICIDAD DE LA OBRA INTELECTUAL DE LA MUJER VENEZLANA.


Hace algunos años un destacado académico de la lengua venezolano, el humanista Rafael Caldera(1916-2009), señalaba que muy pronto la real definitoria le daría paso a su Diccionario de la Lengua Española al término “especificidad”, fue él quien lo planteó a la academia madrileña[1]. También años más tarde, la palabra “millardo”, que sustituye la expresión mil millones fue propuesta por él. Ambas fueron admitidas siguiendo sus sugerencias, están registradas en el diccionario académico.

Usamos aquí, en este cuarto capítulo de nuestro libro, la palabra especificidad para delimitar, las cualidades y condiciones de lo que deseamos tratar en esta parte. Especificidad es también adecuación de algo al fin que se le destina. Por ello la usamos.

Debemos decir que esta parte no es una historia literaria de lo escrito por las escritoras venezolanas en el siglo XX. Es sólo, como lo hemos hecho a lo largo de estas páginas, la fijación de sus hitos en este campo.

Seguramente se preguntaran los lectores el por qué tocar solamente lo literario, y algunos rasgos de las humanidades cultivados por los féminas de aquí, cosa que será en el caso de la historia. Lo hacemos porque la contribución de la mujer en este campo ha sido extensa, importante y privilegiada. Y porque, en su esencia, la cultura venezolana es una cultura humanística y escasamente científica, como lo ha sido en general la cultura hispánica[2], seguramente con la sola excepción de

[1] Asi lo encontramos señalado en Rafael Caldera: Especificidad de la democracia cristiana.7ª.ed. Caracas: Dimensiones,1979.140 p. La referencia se lee en las p.13-14. [2] Consultar sobre este punto los libros del científico Marcel Roche(1915-2003) quien fue hondo humanísta y músico, miembro del atril de la orquesta filarmónica de Filadelfia: La ciencia entre nosotros y otros ensayos. Caracas: IVIC, 1968. 212 p. Ver: “El ingenio español para la ciencia”(p.37-42) y “Más sobre el ingenio español para la ciencia”(p.43-47) y en su Descubriendo a Prometeo. Ensayos sobre ciencia y tecnología en Venezuela y Latinoamérica. Caracas: Monte Ávila Editores,1975.218 p. Ver:”La ciencia en la civilización española e hispanoamericana”(p.17-30), fue Roche el único científico nuestro en tratar de estos temas. Véase también sus Memorias y olvidos. Caracas: Fundación Polar,1996. 233 p. Pero no fue el doctor Roche el único humanista entre nuestros científicos también lo fue el sabio Humberto Fernández Morán(1924-1999) quien nos confesó un día, en nuestros días en Chicago, que cuando estaba estresado “resolvía integrales matemáticos o leía poesía”.


Santiago Ramón y Cajal(1852-1934)[1] de quien fue discípulo nuestro José Gregorio Hernández(1864-1919) el fundador de nuestros estudios de medicina experimental. En cambio aquí nuestras contribuciones al desarrollo de la literatura escrita en nuestra lengua es seriamente acabada.

Y como corolario hay que advertir en cambio, que la ciencia, si bien es cultivada entre nosotros, entre sus cultoras hay algunas mujeres, sobre todo profesoras que la enseñan, y algunas investigadoras, pero las contribuciones femeninas a la ciencia, entre nosotros o son pocas o se divulgan escasamente. Aunque hay unos cuantos nombres que los interesados deberán examinar para trazar la presencia de la mujer en la ciencia en nuestro país. De todas maneras las obras sobre historia de la ciencia aquí son pocas. En el único estudio histórico que conocemos, del científico, humanista y músico, era chelista, Marcel Roche(1920-2003) se citan los nombres de viente y cinco mujeres, lo que es buena noticia. Hoy deben haber muchas más.

Entre estas mujeres está la científica Carmen Luisa Arocha de Piñango, hija de la escritora Lucila Palacios, seudónimo de Mercedes Carvajal de Arocha, a quien nos hemos referido varias veces en estas páginas, se ve que en la hija fecundó otra vez su talento. Nuestra cientifica es, también,

[1] Ver sobre él Marcel Roche: “¿Era Ramón y Cajal un mal estudiante?”, en su La ciencia entre nosotros y otros ensayos,p.151-159. Debemos recordar que Albert Einstein(1879-1955) fue expulsado por sus constantes aplazados en algebra del instituto en donde estudiaba en Ginebra, sitio el cual preside hoy un busto suyo en el patio de la institucion, que todos los viajeros llegados a la ciudad de lago visitamos.


bisnieta de uno de los grandes educadores venezolanos del siglo XIX, Ramón Isidro Montes(1826-1889), creador de las escuelas primarias nocturnas para obreros y artesanos, cosa que hizo tanto en Ciudad Bolívar como en Caracas[1].

En las humanidades son dignos de consideración sus aportes, en los campos de la historia y de la filosofía, son destacables. Igual que en la filología, nuestro Diccionario de venezolanismos fue preparado bajo la dirección de una de ellas, María Josefina Tejera(1930)[2].

Y en la literatura, en sus dos instancias, creación y crítica, están las más singulares de estas contribuciones. De allí pretendamos mostrar la especifidad de la literatura escrita por nuestras mujeres en el siglo XX. Por cierto, la palabra especificidad es femenina.

Ya hemos mostrando las noticias que tenemos de lo escrito por las mujeres en el siglo XIX. Del XVIII no tenemos noticia alguna fuera del hecho de haber nacido en esa centuria nuestra primera escritora y poeta, sor María de los Ángeles(1765-c1818).


MUJERES VENEZOLANAS ARTISTAS


Aunque no es nuestro tema en este trabajo creemos que no podemos dejar de mencionar, así sea de paso, la presencia de la mujer en nuestras artes plásticas. Esta se inició en los días coloniales con Anastasia de Castro, un personaje de quien tenemos muy escasas noticias. En el siglo XIX se nota su ausencia.

En el siglo XX su punto de partida la hallamos en la actividad de Elisa Elvira Zuloaga(1990-1980), María Luisa

[1] Nos hemos detenido aquí en un trabajo útil y panorámico de Marcel Roche: “La investigación científica y tecnológica en Venezuela en los últimos cincuenta años,1926-1976” en Varios Autores: Venezuela moderna.2ª.ed.aum. Caracas: Fundación Eugenio Mendoza/Ariel, 1979,p.965-1003. [2] María Josefina Tejera: Diccionario de venezolanismos. Caracas: Universidad Central de Venezuela/Academia Venezolana de la Lengua/Fundación Edmundo e Hilde Schonoegas, 1983-1993. 3 vols.


Tovar(1902-1992), nuestra gran caricaturista Ninon, Nina Crespo Báez(1906) o Gloria Pérez Guevara(1917-1991), quien estudió en la Academia de Bellas Artes de Caracas(1928), “puede considerarse que ella, junto a Elisa Elvira Zuloaga, se encuentran entre las pioneras en el oficio de la plástica y las artes gráficas en Venezuela, en una época en que la mujer estaba relegada a un segundo plano en el que hacer cultural del país”[1]. Nombres como Mercedes Páez Pumar(1913-1942), alumna de la Academia de Bellas Artes de Caracas, una de las pocas mujeres que estudió en ella, discípula de Antonio Herrera Toro(1857-1914) y Ángel Cabré y Magrinyá(1863-1940) o Julia Brandt(1913-1998), deben tenerse como las inicadores. Aunque el desarrollo de las artes plásticas realizadas por mujeres venezolanas ha sido tan grande que podríamos denominarlo avasallante y constante en nuestro proceso cultural.




LA MUSICA COMPUESTA POR MUJERES


A la memoria luminosa del maestro José Antonio Abreu(1939-2018) el primer educador de la juventud venezolana actual a través de la música, a quien les inculcó la necesidad de la disciplina en su acción humana, de alli su eslogan “tocar y luchar”, la labor de Abreu fue mas importante que la del Ministerio de Educación hoy en crisis porque ni instruye ni educa, en cambio si lo hace el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles puestas a andar por el economista y músico a quien dedicamos esta parte.


Lo que deseamos aquí es hacer una acotación sobre la música compuesta por mujeres venezolanas[2], dado que

[1] Varios Autores: Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela. Caracas: GAN/Fundación para la cultura Urbana, 2005. 2 vols. Ver aquí el t.II,p.1004. [2] Fuente muy útil para confirmar los datos que utilizamos en esta parte ha sido la obra de José Peñin/Walter Guido: Enciclopedia de la música en Venezuela. Caracas: Fundación Bigott, 1998. 2 vols. Esta obra nos muestra la riqueza del proceso musical venezolano en todas sus áreas.

este es el aspecto creativo de la música, no podrían existir ni intepretes ni orquestas sin la labor propia del compositor. Sin embargo, es imposible dejar de mencionar la numerosa e inmensa contribución de nuestras mujeres al desarrollo de la música, en todos sus sentidos, como compositoras e interpretes, como maestras de estas artes, como singulares cabezas de nuestro movimiento coral, como figuras presentes en el vasto movimiento musical que vive el país bajo la conducción del maestro José Antonio Abreu(1939-2018), lo cual le ha hecho pasar de ser el albabetizador musical de Venezuela, como lo llamamos alguna vez, a ser el primer educador con que cuenta la juventud venezolana hoy, dada la gran crisis que vive nuestro sistema educativo. Junto a él la presencia de la mujer ha sido esencial.

No hemos hallado noticias sobre la existencia de alguna mujer compositora durante los siglos coloniales, pese a haber sido más que singular el proceso musical venezolano en esas tres centurias, sobre todo el que estuvo asentado en la Catedral de Caracas, que fue nuestra primera institución cultural durante tan largo tiempo. Y, también, la encebezada, ya en el siglo XVIII, por la singularísima figura del Padre Sojo, Pedro Ramón Palacios y Sojo y Gil de Arratia(1739-c1799), creador de la Escuela de Música de Chacao y del grupo de compositores que actuaron junto a él. También en su familia hubo dos apasionados melómanos, sus sobrinos Esteban Palacios y Blanco(1767-1830) y Feliciano Palacios y Sojo(1763-1838). Todos pertenecieron a la familia materna de Simón Bolívar, el padre Sojo fue su tio abuelo y Esteban y Feliciano, a este todos lo llamaban Chano, fueron sus tíos, hermanos de su mamá.

Así la música compuesta por mujeres se hizo presente en el siglo XIX, después de terminada la guerra emancipadora, aunque no toda su memoria es muy precisa.


Hay que hacer una observación previa: a nuestro país llegó muy tarde, en 1808, el arte de la imprenta. Y no hubo una imprenta musical hasta 1824, cuando se estableció en la empresa editorial de Tomás Antero(c1799-d1838), fue este el editor del primer libro de música editado en Venezuela, escrito por el músico Juan Francisco Meserón(1779-c1845), titulado Explicación y conocimiento de los principios generales de la música[1]

Según lo que hemos señalado fue en el siglo XIX en que aparecieron las primeras mujeres compositoras, encabezadas Teresa Carreño(1853-1917), quien fue la más alta figura que dio la música, como notable pianista, quien compitió con los más grandes y mayores interpretes de su tiempo en Europa. Ella, como antes lo hemos indicado, es la primera mujer prominente de la historia de Venezuela. Fue pianista, compositora y pedagoga. Todavía, cada 17 de diciembre, se toca en el Panteón Nacional el Himno a Bolívar, compuesto por ella.

En la investigación que hicimos aparecieron, en siglo XIX, los nombres de María de Jesús Montero, de la importante familia Montero, uno de los grandes clanes musicales del país, con descendientes vivos y dedicados a la música en el presente. Podemos citar también los nombres de Sofía Limonta, autora del vals Dulces recuerdos. También Isabel Pachano de Mauri, esposa de Emilio Mauri(1856-1908), destacado artista de aquel período como pintor, escultor y músico; también María Tur, cuyos datos son escasos, autora del vals Pensamiento.

En el siglo XX todo cambió, Venezuela se hizo un país contemporáneo, siendo esta centuria la primera y mayor de nuestra historia, como con razón lo sostuvo Manuel Caballero, al indicar que el siglo XX ”contiene rasgos muy particulares e inéditos en la historia de Venezuela que permiten estudiarlo como un problema…es[además] porque en este siglo se puede hablar de los ‘venezolanos’ al referirse a los habitantes del país…[Sus] rasgos son la

[1] Juan Meserón: Explicación y conocimiento de los principios generales de la música. Caracas: Imp. de Tomás Antero, 1824. 44 p.


paz y la libertad”[1], concepción que se puede aplicar a todos los aspectos de esos cien años, y, desde luego, a todo nuestro proceso cultural.

Esto que decimos se puede aplicar también a la composición musical, allí los nombres más destacados fueron los de dos composositaras nacidas a fines del siglo XIX, cuya labor se desarrolló en el XX. Son los casos de Josefa Almenar de Arreaza(1886-1975), en la región oriental, hace poco restacada y varias de sus obras ejecutadas con peripecia y belleza habitual por nuestra pianista Elizabeth Guerrero. La otra fue Conny Mendez(1898-1979), especialmente por su “Venezuela habla cantando”, entre otras muy celebradas. Fue Conny Méndez novelista, una de nuestras pocas novelas humorísticas fue escrita por ella, Memorias de una loca[2], y dedicó la plenitud de su vida a sus libros llamados de Metafísica.

Le siguen los nombres, los citamos en orden cronológico, Blanca Estrella de Mescoli(1910-1986), María Luisa Escobar(1911-1987), además fue la fundadora del Ateneo de Caracas(1931), Margot Cisneros(1912), Isabel Aretz(1909-2005), compositora, musicologa, folklorologa, pianista, cuyo aliento por el trabajo no se detuvo nunca a lo largo de su fecunda vida; Ana Mercedes Azuaje de Rugeles(1914-2012),Carmen Teresa Figueredo(1918),Nelly Mele Lara(1922-1993), Modesta Bor(1926), Mariantonia Frías Palacios(1941-1963), Alba Quintanilla(1944), Rosario Anzola(1950), Beatriz Bilbao(1951), Mercedes Otero(1953). Adina Izarra(1959), Marianella Maduro(1960),hace poco fallecida, su composición Aiko(1981), para flauta travesera tuvo repercusión internacional. Le siguen los nombres de Mariantonia Palacios(1960) o Corina Peña(1964), en lo que se refiere a la música académica.


[1] Manuel Caballero: Historia de los venezolanos en el siglo XX,p.11 [2] Conny Méndez: Memorias de una loca. Barquisimeto: Editorial Nueva Segovia, 1955. 161 p.


NUESTRA MUJER EN EL BALLET CLÁSICO Y EN LA DANZA


Toda esta parte es para nuestra amada Johanna Fernández, gacela siempre grácil cuando baila en el espacio.


Creemos que esta es una verdad de perogrullo: si en algún arte la presencia de la mujer ha sido central es el ballet clásico. Y ello, también ha sucedido en Venezuela. No estamos diciendo, desde luego, que es un arte femenino pero su centro es la bailarina, a ella la acompaña el bailarín.


UN POCO DE HISTORIA


Aunque danzas hubo siempre, desde muy antiguo en la vida de las sociedades, el más antiguo ballet del cual tengamos noticia viene del siglo XVI, en particular del 15 de octubre de 1581, cuando fue puesto en escena en París el Ballet cómico de la reina[1]. En esa misma centuria, diez y seis años después, en 1597 había surgido la Ópera en Florencia[2]. En verdad, el ballet toma carta de naturaleza plena en el siguiente siglo, cuando en el siglo XVII, el Rey Sol, Luis XIV(1638-1715) auspició la creación de la Real Academia de Danza(1661), que dirigió el músico y compositor Juan Bautista Lully(1632-1687), artista de aquella corte de tan altísima cultura, porque además de la música sinfónica y del ballet actuó en ella el dramaturgo Moleire, Jean-Bautiste Roquelin(1622-1673), maestro de la comedia. En ese momento ya se habían definido claramente las cinco posiciones básicas del ballet mediante las cuales las bailarinas y los bailarines ejecutan sus movimientos sobre el escenario.


[1] Mario Pasi/Alfio Agoistini: El Ballet, enciclopedia del arte coreográfico. Madrid: Aguilar, 1980. 335 p.El dato está en la p.43-45. [2] Ricarrdo Mezzanotte: La Ópera, enciclopedia del arte lirico. Madrid: Aguilar, 1980.516 p. La noticia está en la p.9.


FRANCISCO DE MIRANDA, NUESTRO PRIMER BALETONOMO


Para la historia cultural de Venezuela las primeras noticias sobre el ballet que poseemos fueron aquellas que confió don Francisco de Miranda(1750-1816) en las páginas de su Diario(1771-1792). Cuando Miranda llegó al Viejo Mundo, en 1771, él era también un músico formado, cuyo instrumento era la flauta travesera. En aquellos días el ballet vivía la época post Juan Bautista Lully. En su centro se encontraba María Ana Camargo(1710-1770), uno de cuyos maestros había sido Louis Dupré(1697-1774). Para esa época ya Charles-Louis-Pierre de Beauchamps (1636-1719) había definido las cinco posiciones básicas del ballet mediante las cuales los bailarines danzan sobre el escenario. Para ese momento, tras la acción de Juan Bautista Lully, apoyado siempre por el Rey Sol, Luis XIV, el ballet había logrado la categoría de arte autónomo y profesional, esto especialmente tras la creación, obra de Luis XIV, de la Real Academia de Danza (1661). De 1701 data la obra de René Feuillet Coreografía del arte de describir la danza por caracteres, figuras y signos demostrativos. En 1725 Pierre Rameau había impreso El maestro de la danza. En 1758-1760 Juan Jorge Noverre(1727-1810) había editado sus Cartas sobre la danza. Todo este arsenal teórico va a dar como un río sobre lo que se hacía en aquellos días. Parte de lo cual vería Miranda en los teatros europeos en cuyas butacas se sentó.

Fue aquel el tiempo que presenció la incorporación de la mujer al ballet de la ópera. Fueron los días de los ballets de Christoph Gluck(1714-1787). Temporada durante la cual ingresó en la escena el color local, pintoresco y popular, se reformó el vestuario con el cual se bailaba, se dio gran importancia a la expresión. En aquellas horas María Salle interpretó los ballets de Pierre Rameau, con especial gracia en los movimientos pantomímicos.

Sin embargo, muchas de las muestras de ballet de las cuales fue espectador Miranda se bailaban o dentro de la Operas o como parte del programa en el cual se ponía en escena una ópera y como complemen­to se bailaban algunas piezas. De todas maneras en todo esto don Francisco fue también el primer venezo­lano en referirse por escrito al arte del ballet.

En Venecia le molestó lo que observó: “y a las nueve y media nos fuimos al teatro de San Samuele, donde me fastidié bastante con las tonterías e indecencias del espectáculo que aquel populacho hacía repetir hasta tres veces a cada paso...Mientras una bailarina nos enseñaba las nalgas, ‘point’ de aplauso”[1](t. IV, p. 190); en otro momento, todavía en Venecia, llama la atención por la alegría de las bailarinas ante tantos aplausos(t. IV, p. 193); en Pisa indica “A casa a vestirme. Luego al teatro a las siete, donde dieron una Opera Buffa y bailes... sólo Madame Pelosini, primera bailarina y que tocó además un solo muy bien en el Lento, era de mérito entre todos”(t. IV, p. 239); y en Patras, Grecia, guarda este recuerdo: “Mas yo, curioso de ver los bailarines que ya habían intentado entrar en la sala lo que el Arzobispo no permitió en su presencia supli­qué, ido este, que bailasen y entraron, efectivamente... No se puede verdaderamente dar una idea de la obscenidad de sus movimientos... Usan como castañetas de metal y bailan con bastante agilidad una aria viva y graciosa, que tres o cuatro violines y un pandero suenan bastante bien; el vestido y el movimiento asimilan los de una mujer” (t. IV, p. 368). Entendemos que se trata de una danza popular, cosa que aclara una anotación de Miguel Castillo Didier(1943) en su selección del Diario mirandino[2]; de igual forma se deleitó en Kiev con una danza cosaca, la cual consideró “un primor” (t. V p. 111); en Moscú fue al teatro y observó “De aquí fui al teatro... en que se dio una pequeña ópera rusa con bailes... todos

[1] Todas las citas de Francisco de Miranda que hacemos proceden de las páginas de su Diario, inserto en su Colombeia, antes citado. Damos al lado de cada cita el tomo y la página de donde tomamos la referencia. [2] Francisco de Miranda: Diario de viajes. Edición: Miguel Castillo Didier. Caracas: Monte Ávila Editores,1992. 499 p. Las citas proceden de las p.129 y 153, nota 3.


nacionales los actores y a fe que imitan a los italianos y franceses en sus monerías perfectamente. Nunca hubiera creído que un cuerpo ruso pudiese plegarse y afeminarse tanto” (t. V, p. 222) y por fin en Burdeos anota “Dieron Les Forberies de Scapin[Moliere] en que realmente se desconoce el autor del Misántropo[Moleire]. Después un soberbio ballet L‘amour et Phyché, con máquinas y tramoyas magníficas, acaso el mejor que he visto, obra del señor Dauverbal. La mujer de éste, señora Dauverbal, bailó nobilísimamente, con tanta sencillez y elegancia como no tengo visto jamás... cosa hermosísima por cierto” (t. VIII, p. 349). Esto vio Miranda el 22 de marzo de 1789. Pero el 1º de julio del mismo año, trece días antes de la toma de la Bastilla, el arte volvió a anticiparse a los hechos políticos, como siempre sucede. Ese día el mismo Jean Dauverbal estrenó en la misma Burdeos su ballet La fille mal gardeé, un espectáculo que ha tenido gran suerte pues todavía hoy, con muchas modificaciones y mutaciones, sigue siendo un ballet de repertorio. Pero, este es su valor político, en su historia triunfan los ideales ilustrados, los que hicieron posible la Revolución Francesa, ya que la muchacha entre el noble bobo y rico y el burgués trabajador escoge a éste último. Así en la escena la historia también se altera. A los pocos días del estreno de La fille mal gardeé los burgueses llegaron al poder.

Quedó, sin embargo, así el testimonio del caraqueño Miranda a quien la belleza peculiar del arte del ballet y la danza no escapó. Dejó consignado lo que vio. De esta forma de expresión creadora, sólo le molestó aquellos espectáculos vistos en Roma en los cuales “las mujeres son representadas por hombres que con calzones negros y de todos colores, hacen sus cochinas piernas que es una indecencia” (t. IV, p. 254), otro pasaje se refiere a quienes esto hacen como “malditos bailarinas” (t. IV, p. 260).

Y quedó también gracias a Miranda una apreciación de lo que los bailarines hacían desde el escenario. Y el testimonio de un arte por el cual tan escasa predilección han tenido los escritores venezolanos. Pasaría mucho tiempo hasta que pudiéramos leer otro pasaje sobre el ballet redactado por un grande y sensible hom­bre de letras nuestro. Tales los escritos que sobre el ballet nos legó Guillermo Meneses (1911-1978) o las imágenes del Giselle, visto en Moscú, puesto en escena por el Bolshoi, que nos regaló Arturo Uslar Pietri(1906-2001)[1]. No excluimos aquí a nuestro primer crítico de ballet y danza: Rubén Monasterios(1938).

Creemos que la imagen del Miranda baletómano es la primera vez que se examina por un investigador venezolano.


EL BALLET EN VENEZUELA


En verdad, auque el ballet se desarroló en el siglo XX, estuvo aquí presente desde muy atrás, desde los días coloniales, de ellos conocemos estas referencias.

El posible que el primera maestro de danza, en la Caracas, de 1595, haya sido Melchor Machado, aunque los datos sobre él no son muy precisos. Caracas tenía entonces apenas viente y ocho años de fundada

Del que si sabemos, con certeza, fue maestro de danza en Caracas, fue Pablo de Ojeda, en el siglo XVII. Sobre su actividad hay asiento documentado, se sabe que murió en Caracas(abril 3,1639). Maestros como Machado y Ojeda al parecer parecieron encargarse de formar a las gentes de bailes tradicionales españoles y aquello que se bailaban en la fiesta de Corpus Christi. Desde luego enseñaron otros bailes a las familias de la alta clase. Siempre se habla, en las noticias que conocemos, reunidas por el musicologo Alberto Calzavara(1944-1988), de danzas porque todavía en esos años el desarrollo del balet clásico era insipiente en Europa. Sin embargo, hay que señalar,

[1] Guillermo Meneses: El arte, la razón y tras menudencias. Caracas: Monte Ávila Editores,1982. 249 p. Ver en este caso los artículos “Ballet”(p.165-166); “Ballet Ruso”(p.170-171) y “Ballet al aire libre”(p.173-174); Arturo Uslar Pietri: El globo de colores. Caracas: Monte Ávila Editores, 1975. 313 p.Ver:”Las torres del Kremlin”(p.279-306) y dentro de esta parte: “Giselle”(p.286-287).


con tanto la Zarabanda como la Chacona son de origen hispanoamericano[1].

El otro del que hay noticia, en Carora, fue Jorge Voto, maestro de danza en los albores de esa urbe. Este tuvo una Escuela de Danza en esa ciudad, fundada en 1572. Voto fue hombre de muchas aventuras amorosas, debió huir de Carora porque se le acusó de haber cometido un asesinato. A los pocos años fue muerto en Tunja.

De aquí debemos pasar a nuestro tiempo. Pero estas informaciones hay que tenerlas en cuenta.


EL BALLET EN EL SIGLO XX


Señalan los historiadores de la danza entre nosotros, Teresa Alvarenga(1940) en este caso, que “El primer contacto de Venezuela con el ballet fue tardío, entendiendo el término ballet aquella representación escénica en la que se utiliza el movimiento, el gesto, la expresividad y la música, sujeta a reglas del ‘en dehors’ y las cinco posiciones asistematizadas por Beauchamps y sus colegas. Esas técnicas que venían trabajando Caroso, Sermenta y Negri van a constituir la base de la Academia Real de la Danza creada en 1661 por Luis XIV, a la que once años más tarde añadiriía una escuela, considerada el ‘hogar del ballet en el mundo”[2]

En Venezuela, con elantecedente de la informaciones de la colonia, de las anotaciones de Miranda, y las frases de Simón Bolívar sobre el baile,¡cómo iban a faltar!: “El baile es la poesía del movimiento”[3], se historia el ballet a partir

[1] Alberto Calzavara: Historia de la música en Venzuela. Período hispánico,p.25-27. [2] Teresa Alvarenga: “Ballet” en Varios Autores: Enciclopedia de la música en Venezuela,t.I,p.133-143.La cita procede de las p.133-134. [3] Simón Bolívar: “Instrucciones dadas por el Libertador para la instrucción de su sobrino Fernando Bolívar” en Escritos, t.II,Vol.I,p.267-268. La cita procede de la p. 268. Es este uno de los grandes documentos educativos del Libertador, quien pensaba también: “Un hombre sin estudios es un ser incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante, que siempre está próximo a revolverse en el lodo de la corrupción, se precipa luego infaliblemente de la servidumbre” (t..III,Vol.II,p.12).


de 1917, tras las presentaciones de la gran bailarina rusa Anna Pavlova(1882-1931) en el Teatro Municipal de Caracas y en Teatro de Puerto Cabello, ella era una de las estrellas de los Ballets Rusos de Serguei Diaguilev(1872-1929)[1].

En adelante, hasta comienzos de las década de los cuarenta del siglo XX se han anotado la presencia, producto del contagio producido por el paso de la Pavlova, entre ellas la joven Graciela Niño Pasiós. Hay noticias de la presentación aquí de la bailarina rusa Norka Ruouskaya.

Aunque en verdad la primera verdadera maestra de este arte llegó a Caracas en 1930: Gally de Mamay, también perteneciente a la compañía de Diaghilev, aquí ella desarrolló labor docente en casa de familias como los Zuloaga y los Álamo. Alumnas suyas fueron la Nena Palacios, Luisa Zuloaga de Las Casas(1923-1990), destacada artista plástica en adelante, y Belén Álamo, quien, en 1936, dirigió la primera cátedra de ballet que aquí se estableció.

En 1934 llegó un hombre que también dejaría su huella Basil Iston Dimitri; en 1941 abrió su propia escuela en la Casa de Bellard, en la Plaza del Panteón. Entre sus alumnos se contaron Belén Álamo, René Nájera, ya que fue el primero en tener varones solistas, las hermanas Benzecri, Cristina y Teresa Hernández, Alicia Larralde, Eglee Dominguez, Ángela Valentin, Pascuita Basalo y la Nena Coronil, María Enriqueta Coronil Ravelo(1922-2001) quien de todas aquellas estudiantes fue la que dejó huella permante en nuestro ballet clásico.

En 1936 llegó de Austria la maestra Steffy Stahl(1919-1993). Asi llegamos a mediados de la década del cuarenta.

Aquí cabe una acotación de historia cultural, hay un hecho que debe subrayarse con detalle: con el Ballet Clásico le

[1] Carlos Augusto León: Palabra viva. Caracas: Monte Ávila Editores,1982. 270 p.Ver:”La Pavlova en Caracas”(p.132-142).



llegó a Venezuela la esencia del arte de la danza del siglo XX a través de la gran creación de uno de los más altos espíritus de esa centuria, la de Serge Diaghilev(1872-1929): los Ballets Rusos(1909-1929). Diaghilev ha sido considerado por los historiadores como el mayor promotor de las artes surgido en el mundo después de uno de los Medici, Lorenzo el Magnífico(1449-1492) en la Florencia del Renacimiento[1]. Veamos el por qué de nuestra afirmación que tiene, a nuestro entender honda significación en nuestra historia cultural: cuando en 1945 estuvieron en Caracas los Ballets Rusos del coronel De Basil, nos llegó la gran tradición del ballet clásico: la compañía de Basil era la sucesora de los célebres Ballets Rusos de Diaghilev, fundados en 1909, que cambiaron el senderos del ballet clásico en el siglo XX. Este es un hecho que consideramos fundamental en el desarrollo del ballet clásico entre nosotros: desde muy temprano estuvimos situados en la gran trayectoria de su arte, que fue vanguardia desde muy temprano, sobre todo en sus grandes presentaciones en el París de los años diez, en 1913 se estrenó allí un ballet que lo cambió todo: La consagración de la primavera, con música de Igor Stravinski(1882-1971), escenografía de Pablo Picasso(1881-1973) y vestuario de Coco Chanel(1883-1972) aunque ya para ese año, esencial en la historia artística del siglo XX, Diaghilev había estrenado,siempre con música de Stravinski, El pájaro de fuego(1910) y Petrushka (1911). Pudieron ver entonces nuestros bailarines, sobre todo los de la compañía de la Nena

[1] Ver Richard Buckle: Diaguilev. Madrid: Ediciones Siruela,1991. 729 p. es esta la obra fundamental sobre el gran personaje. Se debe consultar para redondear el paralelismo Arturo Uslar Pietri: Valores humanos. Caracas: Monte Ávila Editores,1993. 2 vols. Ver:”Lorenzo,el magnífico”(t.I,p.255.262). Y también Miguel Oterro Silva: Florencia, ciuadad del hombre. Caracas: Ediicones de El Nacional,1974, insero en sus Ocho palabreos. Caracas: Editorial Tiempo Nuevo,1974. 182 p. Ver:”Florencia, ciudad del hombre”(p.97-125). Usamos aquí su Prosa completa. Caracas: Seix Barral,1977.391 p. Ver:”Florencia, ciudad del hombre”(p.95-124). Sobre lo que tratamos ver la p.119-121.


Coronil, Vicente Nebreda(1930-2002) entre ellos, quien sería el más destacado, pero también las hermanas Contreras, Irma(1930) y Margot(1927), Belén Lobo(1932-2014) y Graciela Henrríquez(1952), en Caracas en aquel momento de los años cuarenta fueron conocidas las coreografías de Mikhail Fokine(1880-1942), Leonide Massine(1896-1979) y Serge Lifar(1904-1986), figuras claves de este arte, todos venidos de la rica cantera de los Ballets Rusos de Diaghilev. No hay que olvidar, ya lo hemos señalado, que una destacada bailarina de esa compañía, Anna Pavlova, bailó en Venezuela en 1917: el 17 de noviembre en Caracas y 10 de diciembre en Puerto Cabello.

Con todos estos antecedentes en las últimas décadas el ballet y la danza se han desarrollado ampliamente entre nosotros, especialmente en las compañías creadas por la Nena Coronil(1954); el Ballet Interamericano de Venezuela(1955), fundado por las hermanas Contreras, Irma y Margot, creadoras, años más tarde, del Ballet Nacional de Venezuela(1957); el Ballet Internacional de Caracas(1975) fundado por Sandra Rodríguez y Vicente Nebreda, con el apoyo de María Cristina Anzola; el Ballet Nuevo Mundo(1981), creado por Sandrá Rodríguez; el Ballet Nacional de Caracas(1990), compañía del Teatro Teresa Carreño; el Ballet Metropolitano(1980), fundado por Keyla Ermecheo; el Ballet Clásico de Cámara(1990), de Nina Novak; el Ballet Clásico de Venzuela(1991), que dirigió Marisa Cifré; el Ballet Juvenil de Venezuela(1991); el Ballet del Zulia(1981), compañía de ballet clásico y neo clásico, de Roberto Muñoz. Igual habría que destacar la puesta en marcha, 1957, por Lidija Franklin, del Ballet-Arte, gran centro de desarrollo del ballet clásico entre nosotros.

Igual habría que destacar, para que los hitos, estén completos, a todo el desarrollo de la danza entre nosotros a través de agrupaciones, cuyo desarrollo sitúa Teresa Alvarenga, en el año 1948, con ocasión del Festival Folklórico Popular, organizado por el escritor Juan Liscano(1915-2001) con ocasión de la juramemtación en la presidencia de la Republica del escritor Rómulo Gallegos(1884-1969). En el campo de la danza nacionalista, la figura central ha sido Yolanda Moreno(1936). Y la danza artística tomó impulso con la presencia de maestros como Grisha Holguin, el introductor de su sentido contemporáneo. A él le siguen Conchita Crededio y las agrupaciones Macrodanza, Contradanza, José Ledezma y su Taller de Danza Contemporánea, Danza Luz(1969), de Marisol Ferrari, Victor Fuenmayor tambien en Maracaibo; Neodanza(1979), de las hermanas Urdaneta. Adriana y Luz, Julie Barsnley y Carlos Orta.


UN ESCOLIO NECESARIO PARA ENTRAR: LA MUJER EN LAS LETRAS VENEZOLANAS


Los asuntos que vamos a tratar en esta parte son de orden general. Nos parecen necesarios para comprender la actividad de la mujer venezolana en sus letras, es alli donde está la gran contribución intelectual de la mujer en nuestra literatura. Ello, ya lo hemos señalado, se inició a fines del siglo XVIII cuando apareció nuestra primera poeta, la monja carmelita sor María de los Ángeles y luego la presencia de la mujer en las letras y el teatro a todo lo largo del siglo XIX. Ahora penetraremos en el siglo XX.


LAS GRANDES ESCRITORAS DEL SIGLO XX


En la poesía distinguimos especialmente los nombres de Enriqueta Arvelo Larriva, Luisa del Valle Silva, María Calcaño, Luz Machado, Pálmenes Yarza, Ana Enriqueta Terán, Ida Gramcko, Lucila Velasquez, Elizabeth Schön, Miyó Vestrini, Hanni Ossot, Margara Russotto, Cecilia Ortiz, Yolanda Pantin, María Auxiliadora Alvarez, Laura Cracco, Alicia Torres y Eleonora Requena.

En el campo de cuento, recuérdese que no se publicó ningún libro de cuentos escrito por una mujer durante el siglo XIX, aunque si muchas mujeres cultivaron el cuento en periódicos y revistas. Así que los nombres esenciales del cuento lo hallamos en el siglo XX. Tales Teresa de la Parra, especialmente por La mama X, en 1921, joya de neustra ficción; Ada Pérez Guevara, Antonia Palacios, Gloria Stolk, Laura Antillano, Antonieta Madrid, Lidia Rebrij, Ana Teresa Torres, por su “Retrato frente al mar”, Silda Cordoliani, Stefania Mosca, Milagros Socorro, Elisa Lerner, María Ángeles Octavio y Gisela Cappellin.

En la novela Teresa de la Parra, Trina Larralde, Lucila Palacios, Antonia Palacios, Antonieta Madrid, Victoria de Stefano, Ana Teresa Torres y Milagros Mata Gil.

En el campo del ensayo nuestra escritora mayor fue Teresa de la Parra a quien siguió Elisa Lerner.

En el campo de la crítica debemos referirnos a María Josefina Tejera, a Carmen Mannarino, a María Fernanda Palacios, a Luz Marina Rivas y a María Libertad Suarez.

Y entre las dramaturgas a Elisa Lerner, Mariela Romero, Xiomara Moreno, Yolanda Pantin, Ana Teresa Sosa y Mónica Montanés, esta última la dramaturga más montada en toda la historia del teatro venezolano, sólo su pieza El aplauso va por dentro ha subido a los escenarios, en nuestro país y en el exterior, más de 3000 veces, y sus puestas continuan, siempre representada por nuestra actriz Mimi Lazo.



¿PALABRA IGNORADA O DISCRETA?


Y una sugerencia más: hay que hacer en estos tiempos, por diversas vías, lo que se le ha presentado a nuestra sociedad intelectual: la posibilidad de hacer un más amplio estudio sobre la mujer en la historia y en las letras del país. Sobre todo a aquellas de importante actuación, a aquellas que pese a ser seres de “palabra ignorada” como dice Inés Quintero(1955)[1], ejercieron siempre la “influencia oculta y feliz” en la vida del país, a la cual se refirió Teresa de la Parra[2]. Por ello hay que buscar a aquellas que dejaron huella. Aunque parezca lo contrario existieron, estuvieron situadas dentro del testimonio libertario, tanto públicamente como creando, porque escribir es siempre ejercer un acto de libertad y de liberación. Y, muchas veces, casi siempre, de catarsis.

Entre los testimonios agrupados por Inés Quintero encontramos el caso de Anna María, en el siglo XVIII, y más allá de que no se las nombrara por su nombre y apellido, como un caso que encontramos en las columnas de La Opinión Nacional(mayo 6,1881), que antes hemos referido, pero ambas estuvieron allí.

La presencia de la mujer fue grande. Y más en una sociedad “matricentrista” como lo es la nuestra. Y no sólo en el siglo XX. Hay que explorar mucho los archivos, sobre todos los privados, en búsqueda de esos testimonios. Piénsese que la primera mujer que ejerció poder político entre nosotros, doña Aldonza de Villalobos(1520-1575), lo hizo en Margarita en el siglo XVI.

Sería interesante buscar más datos sobre nuestra primera poeta y escritora, nacida en el siglo XVIII, sor María de los Ángeles, ya que muchas de las noticias sobre la vida de nuestros conventos de clausura se perdieron cuando el general Guzmán Blanco los clausuró(mayo 5,1874), quedaban aquel día solo 64 monjas[3] y entonces se dispersaron o perdieron los archivos de esos monasterios,

[1] Inés Quintero: La palabra ignorada. El testimonio de Ana María, una de la historias de mujer allí analizadas es “Ocho hijos a cambio de la libertad”(p.63-75), sobre Anna María, una esclava. [2] Teresa de la Parra: Influencia de las mujeres en la formación del alma americana,p.59. [3] Teresa de la Parra: Influencia de las mujeres en la formación del alma americana,p.81. Este es un precioso relato de la realidad de los conventos de monjas caraqueñas para el momento de su supresión. La clausura de los conventos fue recrada por Michaelle Ascencio en su novela histórica: Mundo, demonio y carne, Caracas: Alfadil,2005.251 p. Ver nuestro: “Monjas caraqueñas”, en El Mundo, Caracas: junio 8,2006.


de no haber sido así sabríamos la fecha exacta de la muerte de nuestra poeta por haber sido anotada en el Libro de defunciones de su convento.

Hay que continuar las búsquedas de la actividad durante la emancipación, incluso más allá de las sólo heroínas, descubrir con precisión el significado de la primera huelga que hubo en Venezuela, que fue femenina, la de las lavanderas de los hospitales de Valencia, en pleno régimen realista en la Provincia de Caracas(septiembre 14,1818).

Y en el siglo XIX si bien fue Teresa Carreño(1853-1917) la primera y universal mujer del país, el sexto gran personaje de nuestra historia, debemos mirar con interés el desarrollo de la literatura escrita por mujeres en el siglo XIX de la que conocemos su testimonio: el significado del gran grupo cultural mujeril de Coro, que capitaneó Polita de Lima, fue precisamente una de ellas, Virginia Gil de Hermoso, la primera novelista venezolana en lograr gran eco con sus novelas románticas y fue ella también quien pudo ser nuestra primera novelista social. Pero su libro no se publicó sino medio siglo después de haber sido escrito. Sino la suya, El recluta, hubiera sido primera novela social venezolana escrita por una mujer, en la cual se ve una gran tragedia nacional con ojos de mujer. Fue este el mismo tema al que dio vida Gonzalo Picón Febres(1860-1918) en El sargento Felipe(1899)[1]. A ellas siguió nuestramayor creadora de ayer y de hoy, Teresa de la Parra, cuyo vivir y escribir seguimos rondando como nos los muestra un reciente estudio, clarificador de su condición humana y de su elección sexual, que debemos a Ana Teresa Torres[2]. Y de allí el entrelace será amplio y es más conocido pero no suficientemente estudiado: la presencia de las mujeres el año 1928, todo lo hecho por ellas durante los siguientes

[1] Gonzalo Picon Febres: El sargento Felipe. Caracas: Tip. Herrerra Iirigoyen,1899. 187 p. [2] Ana Teresa Torres: “La mutilación de la memoria: los papeles privados de Teresa de la Parra” en Varios Autores: La ansiedad autorial. Edición: Margara Russotto. Caracas: Universidad Simón Bolívar,2006,p.253-273.


siete años(1928-1935), en que cuajó el movimiento mujeril, fue en esos años en que se estableció el primer bachillerato femenino dirigido por Lola Amengual de Gondelles y se inicio el “Curso Libre de Cultura Femenina”, del cual hay noticias en la Gaceta de América(Caracas, n/ 1, 1935,p.3) fueron estas iniciativas las que hicieron posible la reunión casa de Ada Pérez Guevara, de Veroes a Jesuítas número 20, para la preparación colectiva del Mensaje de las mujeres al presidente López Contreras (diciembre 30,1935) que es el primer gran documento del feminismo venezolano, aunque sus autoras no se denominaran así, gracias a este papel la mujer tomó la palabra y pidió por ella y por los niños. Es importante ver en su texto la serie de agrupaciones de mujeres, establecidas bajo el gomecismo, birlando las prohibiciones, que se unieron a la hora de su firma, desde muy diversos puntos del país.

Como se verá el espacio para todo esto es muy amplio. Y lo que puede ser encontrado de suma importancia e interés, y de trascendencia, dentro de nuestra historia contemporánea, tanto por sus logros a favor de la mujer y los infantes, la incorporación de la mujer a la vida del país, sin ser ya más “testigo oculto”, el logro de los derechos civiles(1942) y políticos(1947), el desarrollo de la literatura escrita por mujeres que llevó a la creación de la “Biblioteca femenina venezolana”, el significado de la novela y el cuento escrito por mujeres y la implantación de la educación mixta(1944) por el ministro Rafael Vegas(1908-1973), hombre profundamente relacionado con el movimiento de nuestras mujeres, aquella decisión suya, aprobada por el gabinete del presidente Medina Angarita, fue lo que permitió la presencia femenina plena en el país de la cual hoy gozamos. Razón por la cual siempre subrayamos el valor de esa decisión, no se le ha dado la singularidad que tuvo.


LA CULTURA FAMILIAR

Y hay que añadir también a ese examen lo que nosotros hemos denominado la “cultura familiar”, la casera, la recibida por las mujeres tras las puertas de los hogares, que es la que explica la preparación que exhibieron nuestras féminas a lo largo del tiempo, la formación intelectual que subyace tras sor María de los Ángeles, nuestras escritoras del siglo XIX, entre las cuales María Eugenia Díaz(1949) pudo estudiar ochenta y tres, siete de ellas fundamentales, entre las cuales están las damas del grupo de Coro, y en el siglo XX, la formación de Teresa de la Parra(1889-1936), y de nuestras escritoras hasta los años cincuenta del siglo XX. Recuérdese que el Instituto Pedagógico Nacional(1936) fue abierto en la época de López Contreras y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, una década después(1946), fundadas ambas por Mariano Picón Salas(1901-1965), observación que hacemos por referirnos en este libro especialmente a lo humanístico. De allí en adelante nuestras mujeres han logrado la preparación que les conocemos. En las actuales generaciones literarias de mujeres, nacidas desde los años cincuenta del siglo XX hasta ahora, días del siglo XXI, es evidente su preparación, el hecho de haber estudiado, haber viajado y haber vivido, sin lo cual la obra literaria no puede ser de la singularidad que encontramos hoy, días del siglo XXI.


EL MOVIMIENTO DE LAS MUJERES


También hay que examinar el proceso de formación de nuestras feministas, hay que ver lo que sabían de la mujer y el niño, casi sin salir de sus hogares, con el acceso a los libros que estaban en las casas, con las obras con las cuales se habían formado los varones, lecturas que les permitieron llenar la escena pública de la manera que lo hicieron desde el 30 de diciembre de 1935 con su célebre Manifiesto. ¿Cómo se explica ello, cuando a las mujeres no se les permitía ni siquiera estudiar el bachillerato entonces?, las excepciones fueron Lya Imber(1914-1981), nuestra primera médico, Luisa Amelia Pérez Perozo, primera abogada(1936) y Panchita Soublette Saluzzo(1909-1987), nuestra segunda abogada. Panchita iba cada día a la universidad escondida de su familia, mintiéndoles, para poder estudiar su carrera como jurisprudente, ella misma así nos lo contó. Ello nos obliga a estudiar lo que denominamos la “cultura familiar” para poder estimar la preparación de la mujer venezolana, máxime cuando las mujeres como conjunto comenzaron a graduarse en la universidad en los años finales de la década del cuarenta y desde los años cincuenta, esto último gracias a la decisión del ministro Vegas quien sabía, había estudiado en Europa y había tenido compañeras mujeres, que era imposible concebir un país contemporáneo sin la presencia activa de la mujer. He aquí, en todo esto que decimos, un interesante y decisivo tópico para ser examinado con atención, quizá en una tesis de licenciatura, maestría o doctorado. Sin esta indagación no puede ser entendido el proceso femenino venezolano. Como se verá es casi inédito lo que se ofrece a nuestra consideración y a la tarea de los investigadores.



LO FEMENINO


Y un escolio más, ya que ahora vamos a hablar de los libros escritos por mujeres entre nosotros, debemos señalar que todo un proceso de comprensión de la mujer y lo femenino se vislumbró en la pieza Esperando al italiano(1988) de Mariela Romero(1951) primero, luego en la pieza Birmanos de Blanca Strepponi(1952)[1], espléndidamente representada por Virginia Urdaneta, mostrándonos todos los recovecos de la feminidad, sobre todo en su parlamento final:


[1] Blanca Strepponi: Birmanos y otras piezas. Caracas: Monte Ávila Editores, 1991. 141 p. Ver las p.61-97.


“Las cosas más importantes de la vida de una mujer suceden cuando estamos tendidas de espaldas”(p.96),


como expresa Diana, la protagonista. Esto decimos porque fue precisamente desde Esperando al italiano, y desde Birmanos, que inició todo ese proceso de inmersión en la mujer y en lo femenino que ha tenido en El aplauso va por dentro(1997) de Mónica Montañés, como en Nosotros que nos quisimos tanto de la misma Mariela Romero y en ¿Divorciamente yo? de Orlando Urdaneta, escrita y actuada por él mismo, respuesta masculina a los planteamientos que primero hizo Mariela Romero, después Blanca Strepponi y más tarde Mónica Montañés. Le han seguido mil secuelas, entre ellas la presentación de pieza Monólogos de la vagina, de la norteamericana Eve Ensler, en versión hecha aquí y dirigida por Héctor Manrrique[1]. Aquí la presencia constante de las mujeres se recalcó más hondamente, precisamente en un tiempo tan doloroso como el actual, en el cual su presencia ha sido central.

[1] Eve Ensler: Monologos de la vagina. Barcelona: Planeta,1997.121 p. La tarde que nosotros la vimos, en el Ateneo de Caracas, actuaron Elba Escobar, Carlota Sosa y Alba Roversi.





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