"La trama secreta còsmica de una cronica extraña y silenciada". PERSEFONE
Y el ùltimo gran arquetipo que no aparece graficado en la carta natal, sino que es una sumatoria de muchos, y yo eccedo a travès del cuestionario de una psicologa junguiana griega, para determinar la presencia de las diosas y dioses en la psiquis de mis consultantes, es el representado por la diosa Perséfone, que los romanos llamaban Proserpina o Cora. Fue venerada como la “doncella” o la Koré (que significaba joven adolescente), y como reina del mundo subterráneo. Era una esbelta y bella diosa, que reinaba sobre las almas muertas, guiaba a los vivos que visitaban el mundo subterráneo, y pide para sí lo que desea.
Si Perséfone proporciona la estructura de personalidad de una mujer, predispone a no actuar, sino a dejarse actuar por los demás. También hace que la mujer parezca eternamente joven.
Como doncella y reina del mundo subterráneo, las mujeres pueden ser influenciadas por uno o los dos aspectos del arquetipo.
La Koré, es la “doncella sin nombre”, representa a la joven adolescente que no sabe quién es y no es consciente de sus deseos y sus fuerzas. “Hagan lo que hagan no parece que sea “de verdad””. “Algunas mujeres tienen una actitud de eternas adolescentes, indecisas sobre qué o quien quieren ser cuando “crezcan”, a la espera de que alguien o algo transforme sus vidas”
La hija tipo Perséfone quiere agradar a su madre. Puede que la madre parezca fuerte e independiente, pero necesite a su hija cerca y refuerce la dependencia. A veces, el padre es dominante y entrometido y hace que su hija sea dependiente. Su actitud también puede ser engañosa y encubrir un apego emocional respecto a su hija.
Pero la cultura también refuerza este arquetipo, dónde la pasividad y la dependencia de las mujeres se equiparan a la femineidad.
La receptividad innata de la mujer Perséfone, la hace muy maleable. Su patrón de comportamiento es como el de un “camaleón”, para “probarse” cualquier cosa que los demás esperen de ella.
En Japón, la mujer ideal se parece a Perséfone. Es silenciosa, recatada, complaciente, “permanece con encanto en segundo plano, pero se anticipa a las necesidades de los hombres y externamente acepta su destino”
Como arquetipo del mundo subterráneo puede representar al inconsciente, o el lugar dónde los recuerdos y sentimientos han sido “enterrados”. Perséfone puede ir y venir entre la realidad y el inconsciente.
Perséfone es familiar para muchas mujeres en la etapa de juventud, cuando eran indecisas y estaban llenas de posibilidades. También se puede reactivar en las mujeres tras un tiempo de pérdida y depresión, para volver a ser receptiva a nuevos cambios.
Las mujeres que tienen a Perséfone pueden estar receptivas al cambio y jóvenes de espíritu toda la vida.
Las mujeres tipo Atenea o Artemisa que saben lo que quieres y son centradas, pueden desarrollar a Perséfone, para saber esperar a que las situaciones cambien o los sentimientos se clarifiquen, Las mujeres tipo Hera o Deméter que pueden quedar atrapadas en sus expectativas, pueden dar más valor a la receptividad, reteniéndose de emitir juicios críticos.
También desarrollando una actitud receptiva y benevolente hacia una misma, en vez de ser impaciente y autocrítica.
Perséfone puede parecer más joven de lo que es, o algo “infantil” en su personalidad. “Una especie de “cuida de mi”, que puede permanecer en la mediana edad y posteriormente”
La niña Perséfone es una “niña buena”, que quiere agradar, hace lo que le dicen, y se pone lo que eligen para ella.
Si a la niña Perséfone se la ayuda, puede aprender a confiar en su interior para saber qué quiere hacer. Si se la presiona a actuar, hará lo que quieren los demás y aprenderá a ser pasiva.
Una hija Perséfone no suele contradecir la impresión de que quiere las mismas cosas que su madre quiere para ella. Es común el modelo de relación Deméter-Perséfone, en que la madre trata a la hija como una extensión de sí misma. Si es una madre tipo Atenea, se preguntará “Cómo he podido tener una princesa así?”. Muchas Perséfone no tienen relaciones cercanas con sus padres, por que sea un marido tradicional o por ser desalentados por la posesividad de la madre hacia la hija.
En la adolescencia, un padre o una madre muy entrometidos perturban el desarrollo de su hija. Puede que vaya a la universidad, pero puede distraerse con facilidad y/o le falta confianza.
Tiende a tener varios trabajos, más que permanecer en un a profesión, “y gravita alrededor de donde se encuentra su familia o amigas” . Puede que sea despedida por no cumplir lo plazos o faltar mucho al trabajo. En tareas a largo plazo, suele ir retrasándolas como si esperase que a ser rescatada de la tarea o como si tuviera todo el tiempo del mundo. Tiene mejores resultados en trabajos que no exigen iniciativa, o capacidades de supervisión. Si ella madura hasta convertirse en reina del mundo subterráneo, puede que entre en un mundo creativo o espiritual y trabaje de terapeuta, persona psíquica, o artista.
Esta mujer está a gusto con mujeres que son como ella. Si la han tratado como a una persona frágil, “considerará el tratamiento como algo que se le debe”. Su amiga más íntima suele ser alguien de fuerte personalidad, ya que ella evoca respuestas maternales de otras mujeres.
Tres clases de hombres son atraídos por mujeres Perséfone, los que son jóvenes e inexpertos como ella; “hombres rudos”; y los hombres que se encuentran incómodos con mujeres maduras.
La relación con un hombre puede ser la manera de que Perséfone se separe de una madre dominante. Puede pasar a ser el objeto a poseer en una lucha entre la madre y el hombre. A veces Perséfone escoge a un hombre de una clase social o raza diferente. Puede que la madre no apruebe su personalidad, porque sea “rudo” o desconsiderado, pero la capacidad para oponerse a su madre es una de las razones por las que la hija se vio atraída por él.
Si ella consigue separarse de su madre, cambiará para no ser la persona complaciente que fue anteriormente.
Su sexualidad puede estar dormida, a la espera de ser despertada. Cuando despiertan a la sexualidad, tiene un efecto positivo en su autoestima.
El matrimonio es algo que le pasa, cuando un hombre la convence para que diga que “sí”. Ceden ante la persona más fuerte, y son elegidas por los hombres, no al revés. Casada, puede que se vea “atrapada” entre su marido y su madre. O puede que se transforme y evolucione, y se activen arquetipos de Hera, Deméter o Afrodita.
Un marido recién casado describía:”Me trata como si yo fuera el responsable de haber arruinado su vida, cuando todo lo que había hecho era enamorarme de ella y querer casarme” .
Estas mujeres se casan con reservas mentales, está parcialmente comprometida. Puede pasar parte de su tiempo casada, y el resto fantaseando sobre otros hombres.
Si es madre, puede seguir siendo una hija que piensa en su madre como una “madre real” y de ella misma como en alguien que está jugando el papel. Los hijos pueden reaccionar de formas diferentes, si tienen una personalidad más fuerte, pueden acabar diciéndole lo que tiene que hacer. Estas hijas pueden decir: “Yo no tuve madre, era la madre” . Si ambas son Perséfone, se vuelven parecidas y se hacen mutuamente dependientes.
Si tienen hijos seguros de sí mismos pueden sentirse tratadas como víctimas o “desbordadas”. Ella no mostrará “quién es el que manda”, puede que se sienta impotente y no pueda establecer límites. O puede buscar una manera indirecta para cambiar el foco de atención: mimarle para que cambie de humor, engatusarle para que cambie de idea, distraer su atención o disgustarse para que se sienta culpable o avergonzado.
Algunos hijos evolucionan positivamente, ya que sus madres son respetuosas con ellos y admiran en ellos el espíritu de independencia que a ellas les falta. También pueden nutrir la imaginación de sus hijos, por llevarles a valorar su vida interna.
Cuando envejece, puede obsesionarse con cada arruga y línea de la cara. Pueden surgir depresiones, cuando toma conciencia de que los sueños que tuvo como algo posible están ya fuera se su alcance. Si está identificada con la “doncella”, puede que niegue la realidad, se haga un “lifting”, o se peine y se vista como si fuera más joven. Es vulnerable a la depresión, y puede que su comportamiento se vuelva cada vez menos adecuado.
Si ha madurado y ha tomado responsabilidades, puede evitar la depresión y marcar el final de una larga adolescencia.
En la vejez, si ha evolucionado, puede parecer una anciana sabia y espiritual que ha superado sus miedos a envejecer y morir. En el peor de los casos, puede que nunca se recupere de una depresión, y quede derrotada y cautiva en su propio mundo.
Como dificultades de personalidad, puede ser fácilmente dominada por los demás, y tener falta de dirección y de impulso. Pero también es la diosa presenta más salidas de crecimiento personal.
“Ella vive en una Tierra de Nunca Jamás, como Wendy con Peter Pan, jugando sin rumbo en la vida”. Si quiere evolucionar, tiene que volver, como Wendy. Para crecer, ella debe aprender a comprometerse, acabar los estudios, permanecer en un trabajo, casarse, o criar a un hijo, son cometidos difíciles para ella. “Debe luchar contra la indecisión, la pasividad y la inercia”
En relación al matrimonio, debe oponerse al presupuesto sin fundamento que el matrimonio es siempre algo contra lo que hay que luchar o que hay que sufrir.
“El carácter taimado, la mentira y la manipulación son problemas potenciales de su carácter… Pueden aprender a conseguir lo que quieren de manera indirecta”. Suelen evitar el enfado, y se sienten dependientes de la generosidad de otras personas que perciben con más poder.
El narcisismo es otro punto a superar, suelen estar tan centradas en sí mismas que pierden su capacidad para relacionarse con los demás. Sus pensamientos están dominados por cuestiones sobre sí mismas: ¿Qué aspecto tengo?, ¿Soy suficientemente lista?, … Su energía se dirige al maquillaje o la ropa, y la gente sólo existe para darles reflejos de ellas mismas”.
Ella puede sufrir depresión cuando está limitada o dominada por otros que mantienen su dependencia. Si se deprime, es una depresión casi oculta, “como el trabajo de la carcoma en la madera”. Su personalidad se retrae, su pasividad se hace mayor y sus emociones inaccesibles. “Es como mirar una flor marchita” .
Al contrario que la mujer Deméter deprimida, que no pasa desapercibida y ejerce una gran efecto en los que la rodean. Antes de estar deprimida pudo haber sido una persona esencial y con mucha energía, y se produce un cambio espectacular en su comportamiento. Pero Perséfone nunca tomó responsabilidades, y simplemente se marchita un poco más. Si Deméter se deprime, hace que los demás se sientan culpables, impotentes o se enfaden con ella por el reproche que suscita. Perséfone no crea estos sentimientos en los demás. Ella se siente culpable y merecedora de reproche. “Con frecuencia se siente culpable por algo que dijo, pensó o hizo.” . Deprimidas pueden retirarse a un mundo de vida imaginaria, dónde sólo ellas tienen acceso. Algunas son susceptibles a la psicosis, a vivir en un mundo interno lleno de imágenes simbólicas y con percepciones alteradas de ellas mismas. Si entra en la psicosis y la supera, puede emerger más evolucionada y con una conciencia mayor de ella misma.
Como vías de desarrollo personal, Perséfone debe luchar con la “doncella” que lleva dentro. Decidir casarse, y así madurar, o embarcarse en una carrera profesional y permanecer en ella.
También puede evolucionar cuando se enfrenta a la vida por sí misma, puede que sea después de divorciarse. Si ha pasado de ser una “niña buena” que se casa porque es lo que esperan de ella, y no se transforma con el matrimonio. Cuando se divorcia y se tiene que enfrentar a la necesidad de trabajar, a pagar las facturas o a las cuentas bancarias. Ya no tiene a nadie que haga las cosas por ellas o nadie a quien culpar.
También puede evolucionar si activa el arquetipo de otras diosas en ella. Si su sexualidad está dormida, puede despertar a ella y tener una conexión con Afrodita. Se puede transformar en una señora sensual y atractiva.
Algunas mujeres Perséfone pueden desarrollar las cualidades de una sacerdotisa y al ser guiadas por el espíritu, desarrollar su capacidad psíquica que le facilita la recepción de percepciones extrasensoriales. Como alguien que ha tenido experiencias sobrecogedoras, visiones o alucinaciones, puede transmitir lo aprendido a través de ellas y convertirse en una guía espiritual para los demás. En un principio la vida de esta diosa era considerablemente pacífica y llena de felicidad, pues vivía con su madre Deméter (diosa de la agricultura), alejadas de todos los demás dioses y se dedicaban al cultivo de plantas y al cuidado del reino vegetal en general.
Pero la paz en su vida no duró mucho tiempo: La leyenda sobre esta hermosa doncella cuenta que un día, acompañada de algunas ninfas, Perséfone se encontraba recolectando y contemplando flores por un campo en Enna, de una forma bastante pura e inocente. Según los relatos épicos en ese preciso momento el suelo comenzó a resquebrajarse, anunciando la presencia y del dios del Tártaro, Hades.
El motivo de su llegada era claro y se dio a conocer al instante, Perséfone...
El comienzo de su tragedia... Hades, sin explicación o presentación alguna, tomó a la diosa de la primavera y la raptó para llevarla consigo hasta las profundidades del Inframundo, en complicidad y con la ayuda del mismo padre de esta, Zeus, haciendo que se convirtiera ahora en la nueva diosa del Inframundo.
Las ninfas que acompañaban a Perséfone observaron todo lo sucedido, se cree que de una manera escéptica y ciertamente desprendida sin intervenir de forma alguna, por lo cual fueron castigadas siendo convertidas en sirenas. A raíz de este angustiable hecho, la vida en La Tierra quedó 'paralizada' mientras que la desolada Deméter buscaba por todas partes a su hija perdida.
Mientras pasaba el tiempo, la madre de Perséfone seguía en su busqueda, lamentablemente sin éxito y al mismo tiempo, La Tierra iba padeciendo y volviéndose estéril poco a poco.
En algunas versiones, la diosa de la agricultura prohibía a la tierra dar frutos, en otras se dice que simplemente estaba tan ocupada buscando a Perséfone que no se ocupaba de ella, y en algunas otras la profundidad de su desesperación hacía que nada creciera.
Al Zeus ver esta gran agonía que sufría La Tierra, decide intervenir enviando a Hermes al Inframundo para recuperarla y así devolverle la tranquilidad a su madre, pero esto ya no era posible pues la diosa de la primavera había comido algunas semillas de granada mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades.
El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre.
¿Qué sería de La Tierra sin Perséfone? Buscando una solución, Zeus tuvo que hacer un trato su hermano, el cual consistía en que Perséfone pasara parte del año en La Tierra junto a su madre Deméter y la otra parte, en el Infierno junto a Hades.
El trato se aceptó y así fue desde entonces, cada vez que las diosas estaban juntas, la tierra florecía de vegetación (meses de primavera y verano), pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía a los infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un territorio frío, desolado y estéril (invierno y otoño).
La asociación de Perséfone y de la primavera es prácticamente imposible de desunir en la creencia de los antiguos griegos y además, la responsabilizaban a ella del inicio de esta época del año, una estación que está asociada especialmente a la alegría porque es justamente durante su desarrollo en donde las flores crecen, y las mariposas vuelan por todos los campos. Esta leyenda aunque represente las estaciones del año y sea de cierta forma el origen de la primavera para esta mitología, nos relata la trágica vida -real o no- que tuvo que experimentar esta inocente diosa viviendo ligada para siempre a los viajes entre el Infierno y La Tierra.
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