OBSERVACIONES A LA SERIE “BOLIVAR”, DE NETFLIX.TERCERA PARTE,1825-1826. POR: ROBERTO LOVERA DE-SOL
En esta parte, la tercera, nos vamos a dedicar a examinar los años 1825 y 1826 en la vida de Bolívar, siguiendo lo que vemos en la serie “Bolívar”, de Netflix que venimos viendo a través de Televen, e indicando aquello importante en la vida de Bolívar durante aquellos años que se omite, sin duda por falta de conocimiento preciso, en los guionistas de la serie, en la historia de Bolívar.
1825
El año 1825, pese a su importancia en la vida de Bolívar no aparece en la serie. Y por ello tampoco se menciona el juicio y el fusilamiento del coronel Leonardo Infante(1798-1826) en 1826, este ajusticiamiento que fue un ”asesinato judicial”, impulsado por el general Santander[1]. Sólo uno de sus jueces, el venezolano Miguel Peña(1780-1833) se negó a firmar el veredicto de la condena. Por cierto aquella actitud de Peña fue el único acto digno hecho a lo largo de su vida, una existencia llena de momentos en los que tomó acciones indignas, tanto que llegó a sacar de su testamento a uno de sus hijos, ambos eran naturales pues Peña nunca se casó con ninguna de las madres de ambos, aquella fue otra acción inicua, entre las varias suyas como haber participado, por venganza, en la detención y entrega de Francisco de Miranda(1750-1816) a las autoridades españolas(julio 31,1812). También su acción, que fue decisiva, en todos los actos que se iniciaron en Valencia con la insurrección de La Cosiata(abril 17-diciembre 31,1826), que a la larga llevaron a la separación de Venezuela de la Gran Colombia(enero 13,1830). El “asesinato judicial” de Infante puede tenerse como uno de los primeros sucesos, impulsados por el general Santander que hicieron entrar en crisis a la Gran Colombia. Fue este hecho tan decisivo que nos detenemos con detalle en él.
EL JUICIO CONTRA LEONARDO INFANTE
El 26 de marzo de 1826 se llevó a cabo en Bogotá el fusilamiento del prócer Leonardo Infante(1798-1826) por un crimen que no había cometido. Su condena fue considerada un “asesinato judicial”[2].
Aquel fue hecho que conmovió a la sociedad gran colombiana, ya que el fusilamiento de aquel héroe fue un hecho ignominioso
Infante era persona de extracción popular, era negro, llanero, sin educación, de toscos modales, que por audacia y valentía en el campo de batalla, adquirió los grados castrenses, hasta llegar a coronel. Era de aquel grupo de hombres quien, como muchos otros llaneros, marcaron el momento de incorporación del pueblo venezolano a la contienda.
Infante se unió al ejército patriota desde que era un adolescente, luchó en nuestras guerras, participó en la Campaña del Centro(1818), fue uno de los centauros de las Queseras del Medio(abril 2,1819), cruzó los Andes con Bolívar y participó en la liberación de la Nueva Granada. Sólo que por sus odios y por rencores, el vicepresidente Santander logró vengarse de él enviándolo al patíbulo por un crimen que Infante no había cometido. Tenía aquel día, aquel centauro, veinte y seis años.
Fue al comienzo de la Campaña del Sur cuando Infante quedó inválido y se trasladó a Bogotá. Desde hacía tiempo chocaban los soldados patriotas, hombres del pueblo, gente de color como él, con la aristocracia bogotana que los trataba despectivamente, esto puede verse en la serie. Y desde hacía años Santander buscaba el momento de vengarse de Infante, y especialmente a través de él, por ciertos comentarios que se hacían de su actuación en la Campaña de Boyacá, ciertas voces indicaban que Santander se había escondido en una casa durante lo más álgido del combate. Nosotros nunca hemos creído la conseja ya que aquellos patriotas que lucharon por nuestra libertad eran hombres cuatriboliados.
La forma de vivir de Infante, su manera de ser y un asesinato en la zona donde vivía dieron a Santander el argumento que le faltaba para la venganza. Después vino el insólito juicio, en el cual tuvo gallarda y digna actuación el venezolano Miguel Peña(1780-1833), uno de los jueces que lo juzgó, quien salvó su voto al darse la sentencia pues el crimen que se imputó a Infante nunca pudo ser probado. Pese a ello aquel oficial sufrió la pena capital. Tras un minucioso análisis del juicio y de los hechos, Paúl Verna(1926-1995) concluye: “La historia imparcial no podrá nunca olvidar la responsabilidad del general Santander en el asesinato judicial del coronel Leonardo Infante”(p.117).
Y como si faltaran argumentos, Verna dedica el capítulo final de su obra a examinar la acción de Infante dentro del marco en que se formó y actuó, interpretándolo como un “hijo de la guerra a muerte”(p.184).
Además, Infante fue llevado al pelotón por no estar en aquel momento en Bogotá el Libertador de haber estado aquel fusilamiento no se habría realizado. Fue Bolívar precisamente quien dejó forjado el mejor perfil de Infante que conocemos, allí expresó tanto lo positivo como el lado oscuro de aquella personalidad al escribir a don Fernando Peñalver(1765-1837):
“todos encuentran a Infante criminal, menos él[Miguel Peña]. Dígale que nadie lo amaba ni estimaba más que yo; pero que tampoco era más feroz que él; que mil veces había dicho antes que su instinto único y universal era matar a los vivientes y destruir lo inanimado; que si veía un perro, o un cordero, le daba un lanzazo, y si a una casa, la quemaba. Todo a mi presencia. Tenía una antipatía universal. No podía ver nada parado. A [Juan José]Rondón(c1790-1822), que valía mil veces más que él, lo quiso matar mil veces. Con esto ha dicho todo”(Escritos,t.XXXII,p.100).
Hay que tenerlo en cuenta, todos los políticos, para poder actuar tienen que saber comprender a los hombres y a las mujeres, sobre todo a los que actuan cerca de ellos, y en el conocimiento de estos Bolívar era autoridad suprema. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a Infante nunca se le comprobó el crimen que se le imputó, él era inocente, de allí la actitud de Peña, por cierto el único acto digno de la vida de Peña, repetimos, que pueda subrayarse.
En esta carta del Libertador hay también una sabia apreciación de Peña, porque este era otra persona bien difícil y vengativa. Además con el vicio del juego[3]. Y tan mala persona que llegó a desheredar a uno de sus hijos, dejándole sus bienes solo al otro, lo que un pade no debe hacer.
Así el Libertador, en la misiva que venimos citando, le dice a su querido Peñalver sobre Peña, quien estaba a punto de crear el gran incendio político que auspició:
“Recomiendo a Ud. a Peña…que no vaya él a dar escándalos y mate a los que quedan vivos. Dígale que lo conozco mucho; y se que sacrifica todo por la patria cuando es preciso; pero que también le conozco pasiones muy fuertes que debe reprimir. En fin, Ud. aconseje que no haga locuras”(Escritos, t.XXXII, p.100).
Intuitivo, como siempre fue, Bolívar temió mucho de la presencia de Peña en Valencia, quien tras lo de Infante había salido de Bogotá, y había hecho un gran fraude con un dinero del Estado que le habían mandado a llevar a Venezuela, sin ser de él, se lo había gastado en la mesa de juego. Pero fue previsivo el Libertador, pocos meses después de esta carta, comenzó en Valencia la rebelión de La Cosiata(abril 17-diciembre 31,1826) contra Bogotá, y Peña estaba detrás de todo, como lo estaría, cuatro años después en la separación de Venezuela de la Gran Colombia, a lo que empujó a Páez. Es triste que nada de lo que hemos referido, acontecimientos sustanciales, aparezca en la serie.
SIGUE 1825
Pero no tratar el año 1825 en la serie es grave error, pues este fue el año de la apoteosis del Libertador.
En 1825 a los meses de la victoria de Ayacucho, tras haber retornado Bolívar al Congreso los poderes dictatoriales que le concedieron para lograr la independencia de aquella nación, cuando cumplida la misión él los retornó al Congreso en la reunión que aquel hizo aquel año(febrero 10). El parlamento decretó honores extraordinarios a Bolívar por lo logrado y le ofreció la recompensa de una millón de pesos, este, como era habitual en él, los rechazó:”Me lo impide mi conciencia y las leyes de mi país” expresó. Presentó también su renuncia a la presidencia(febrero 18) la que el congreso peruano no aceptó. El 24 se febrero se inició el bloqueo y sitio de El Callao, lo mandó el general venezolano Bartolomé Salom(1780-1863). Cuando este culminó, meses después(enero 22,1826) se puede decir que culminó la emancipación latinoamericana, esta había sido conducida por venezolanos. Fue planeada por un caraqueño, Francisco de Miranda(1750-1816); se hizo bajo la tutela de otro caraqueño, jefaturada y encebezada por él, Simón Bolivar(1783-1830) y culminada por otros dos venezolanos: uno nativo de Cumaná, Antonio José de Sucre(1795-1830) quien la logró y por un nativo de Puerto Cabello, Bartolomé Salom(1780-1863) quien logró culminarla. Así la independencia latinoamericana fue lograda bajo el liderazgo de venezolanos.
También en aquel año Bolívar fue testigo de la llegada de don Simón Rodríguez(1769-1854) a encontrarse con su querido discípulo, lo que sucedió en abril de 1825[4]. Contamos con el testimonio de su edecán Daniel Florencio O’Leary(1801-1854) quien fue testigo del encuentro y del abrazo. Tal lo que escribió el irlandés:
”Yo vi al humilde pedagogo desmontarse a la puerta del palacio dictatorial, y en vez del brusco rechazo que acaso temía del centinela, halló la afectuosa recepción del amigo, con el respeto debido a sus canas y a su antigua amistad. Bolívar le abrazó con filial cariño y le trató con una amabilidad que revelaba la bondad de un corazón que la prosperidad no había logrado corromper”[5].
Juntos, maestro y alumno, viajaron ese año al sur del Perú(abril 11,1825-febrero 7,1826)[6]. Este largo periplo los llevó a atravesar la nación. En este viaje fue fundamental la labor educativa realizada por el Libertador durante su periplo, a la que sin duda ayudaron las ideas pedagógicas de don Simón Rodríguez(1769-1854), tan importante fueron aquellas acciones que la presidió la idea con la que abrió un decreto(diciembre 11,1825):
”El primer deber del gobierno es dar educación al pueblo”[7].
También en el pueblo de Pucará(agosto 2) pronunció el doctor José Domingo Choquehuanca(1789-1858), al recibir al Libertador, la arenga que se considera el mayor elogio recibido por Bolívar. Dijo ese día el jurista indígena:
“Quiso Dios fundar de salvajes un gran imperio: creó a Manco Capac; pecó la raza, y lanzó a Pizarro. Después de tres siglos de expiaciones ha tenido piedad de la América, y os ha creado a vos. Sois, pues, el hombre de un designio providencial; nada de lo hecho atrás se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitaros, será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado cinco Repúblicas, que en el inmenso desarrollo a que están llamadas elevaran vuestra estatua a donde ninguna ha llegado. Con los siglos crecerán vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”[8].
También en su viaje, en el tiempo que pasó en El Cuzco, produjo su bellísima carta dirigida a su tío y padrino don Esteban Palacios(1763-1830) que la posteridad ha bautizado como la Elegía del Cuzco(Escritos,t.III,Vol.II,p.29-33), es la misivas antologicas de su correspondencia, lo que fue el proceso de la independencia está claramente expuesto en ella.
Y también las dos cartas(Escritos,t.III,Vol.II,p.18-21,33-36) dirigidas al prócer y poeta ecuatoriano José Joaquín Olmedo(1780-1847) en las cuales analiza su poema La Victoria de Junín. Canto a Bolívar, misivas que son una muestra de la gran formación literaria del Libertador, sus juicios fueron tan atinados que los tuvo en cuenta el poeta cuando publicó la segunda edición del poema en Londres. Este fue también comentado por Andrés Bello(1781-1865) en uno de sus artículos de su revista El repertorio americano(1826-1827)[9].
En su viaje al sur del Perú y a la recién creada Bolivia dio órdenes el Libertador, entre la amplia acción que desarrolló, de una serie de acciones para restaurar la naturaleza, destruida por los combates de los años pasados[10]. Esto no se entendido bien, pese a existir los decretos de Bolívar sobre ello y se ha cometido el dislate de considerar al Libertador un ecologista, asunto imposible porque esa ciencia, como la palabra ecocidio, son una creación del siglo XX.
De Perú pasó Bolívar a la recién creada Bolivia. En Zépita(agosto 16,1825)[11], cerca del Desaguadero, se encontró con Sucre a quien no veía desde hacia meses, desde el 24 de octubre de 1824, que puso en sus manos el mando del ejército, poco después de la batalla de Junín. Momento singular fue para el Libertador su llegada a Potosí y su subida al Cerro de Plata, en donde, en la arenga que pronunció dio por terminada la guerra. Se cumplió aquel día el Juramento de Monte Sacro(agosto 15,1805). Su maestro don Simón Rodríguez estuvo presente, y tras la arenga pronunciada aquel día(octubre 26) por el Libertador(Proclamas,p.314) pidió a su maestro contara como había sido el Juramento del Monte Sacro, lo que Rodríguez hizo[12].
Antes de salir de Bolivia, a principios de 1826, recibió la petición boliviana de redactar la Constitución para el nuevo país, cosa que hizo meses más tarde. El viaje de regreso a Lima lo hizo por mar, desembarcó en Chorrillos, cerca de Lima, el 7 de febrero de 1826.
Durante todos los meses del viaje del Libertador al sur
Manuelita se quedó en Lima, en esos meses de 1825 se separó de su esposo con quien ya no volvió a vivir, no siquiera tras la muerte de Bolívar cuando este le pidió retornar. Y tras la llegada de Bolívar siguieron juntos hasta el viaje del Libertador a la Gran Colombia ese año(septiembre 3,1826).
1826
Durante el año de 1826 fueron esenciales en las acciones del Libertador su negativa a aceptar la creación de un régimen monárquico que le había propuesto el círculo paecista desde Caracas. Escribió el Resumen sucinto de la vida del general Sucre(Lima. Imp. del Estado,1825. 18 p. ) singular página suya, en donde vibra el Bolivar escritor[13] y preparó el Proyecto de Constitución para la república boliviana(Lima: Imp. Republicana,1826. 30 p.), importante creación, que fue su documento mas controvertido.
OTRA VEZ MANUELITA
¿Qué sucedió en la vida de Manuelita hasta el momento, en 1826, en que Bolívar dejó Perú y se dirigió a la Gran Colombia?
Desde luego vivió el año anterior Manuelita un tiempo con su esposo, hasta el fin de la relación entre ambos, esta concluyó a fines de 1825. Segundo se puede suponer por los documentos que vamos a presentar, fue entonces, después del 16 de octubre de 1825, según lo supuso Luis Correa(1886-1940)[14], que Manuelita le envió al esposo su famosa misiva en la que no sólo puso final al matrimonio sino en la que dejó clara la imposibilidad de aquella relación. Esta carta es un documento que consideramos clave en la historia del feminismo latinoamericano, es su primer documento fundamental. Tal su profundo contenido existencial. Esta epístola se conoce por haberle enviado también Manuelita una copia a Bolívar quien la conservó en su archivo, por lo que llegó hasta nosotros.
Esta fascinante carta, que ahora se leerá completa, debe haber sido redactada por Manuelita en Lima el año 1825, mientras Bolívar viajaba al sur del Perú y a Bolivia. El propio Libertador se refiere a ella en su misiva a Manuelita del 26 de noviembre de ese año, desde La Plata, Bolivia(Escritos,t.III,Vol.II,p.58). Esta célebre carta de Manuelita, es para nosotros, repetimos, el primer documento del feminismo latinoamericano, se conservó gracias a que Bolívar guardó en su archivo la copia que Manuelita le envió con la anotación final de ella al Libertador que aquí se lee:
“Hay que advertir que mi marido es católico y yo jamás atea; solo el deseo de estar separada de él me hacía hablar así”[15].
Esta es la famosa misiva, texto único, que solo Manuelita podía escribir:
“No, no, no; no más, hombre, por Dios. ¿Por qué hacerme usted escribir faltando a mi resolución? Vamos, ¿qué adelanta usted sino hacerme pasar por el dolor de decir a usted mil veces no? Señor; usted
es excelente, es inimitable; jamás diré otra cosa sino lo que es usted; pero, mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de usted sería nada.
¿Y usted cree que yo, después de ser la querida de mi general por siete años y con la seguridad de poseer su corazón, prefiriera ser mujer del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, o de la Santísima Trinidad? Si algo siento es que no haya sido usted mejor para haberlo dejado. Yo sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree usted menos honrada por ser él mi amante y no mi marido? ¡ Ah! yo no vivo de las preocupaciones locales inventadas para atormentarse mutuamente.
Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa: en el cielo nos volveremos a casar; pero en la tierra no. ¿Cree usted malo este convenio? Entonces diría yo que era usted muy descontento. En la patria celestial pasaremos una vida angélica y toda espiritual (pues como hombre usted es pesado). Allá todo será a la inglesa, porque la vida monótona está reservada a su nación (en amores, digo, pues en lo demás, ¿quiénes más hábiles para el comercio y la marina?). El amor les acomoda sin placeres, la conversación sin gracia y el caminado despacio; el saludar con reverencia, el levantarse y sentarse con cuidado, la chanza sin risa. Éstas son formalidades divinas; pero yo, Miserable mortal, que me río de mí misma, de usted y de estas seriedades inglesas, etc. ¡qué mal me iría en el cielo!... Tan mal como si fuera a vivir a Inglaterra o a Constantinopla, pues los ingleses me deben el concepto de tiranos con las mujeres, aunque no Io fue usted conmigo; pero sí más celoso que un portugués. Eso no lo quiero yo. ¿No tengo buen gusto?
Basta de chanzas; formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa digo que no me juntaré más con usted. Usted anglicano y yo atea, es el más fuerte impedimento religioso; el que estoy amando a otro es mayor y más fuerte. ¿No ve usted con qué formalidad pienso?
Su invariable amiga: Manuela.
Tras aquella despedida de su esposo, en 1825, Manuelita pasó a vivir en la quinta La Magdalena, residencia del Libertador, allí estuvo hasta su salida del Perú. Cuando Bolívar dejó Perú, en 1826, eran aquellas las horas del comienzo de la gran crisis de la Gran Colombia, aquella extensa nación, que iba desde el norte del mar Caribe, en Venezuela, toda la Nueva Granada y desde allí hasta la frontera sur del Ecuador. Comenzaba para él, el “tiempo de llorar”, como acotó Uslar Pietri[16].
Cuando Bolívar viajó en barco hasta Guayaquil y de allí siguió, por tierra, hasta Bogotá, Manuelita se quedó en Lima hasta su expulsión de ese país en 1826 por su participación en la política, tras la insurrección de las tropas gran colombianas, del coronel Bustamante, movimiento auspiciado por Santander desde Bogotá. Viajó ella a Ecuador y de allí se dirigió a Bogotá a donde llegó un poco antes del año nuevo de 1827 o ya en enero de 1828.
Cerramos aquí esta parte de su vida que tanto tiene que ver con la de Bolívar desde 1822, esta tiene que ver con la serie que comentamos, en la cual se destaca la actuación que de ella hace, a todo lo largo de los capítulos, la bella actriz que la protagoniza, la ecuatoriana Saín Nadan, a ella la consideramos la mejor actriz mujer de la serie. Desde luego no es su culpa, como no lo es los otros actores, el hecho de la falta de conocimientos históricos de los guionistas de la serie le hacen representar hechos que no sucedieron. También son magníficas las actuaciones de Jefferson Quiñónez, en el papel de Dionisio Bolívar, una persona cercana al Libertador nacido en las haciendas de su familia en Venezuela. Igual lo hace Adrian Makala al caraterizar a José Palacios(c1770-d1842) mayordomo del Libertador, figura importante en su vida desde su adolescencia, a quien García Márquez, en El general en su laberinto(1989) lo hizo ser una especie de Dédalo que lo condujo a través del laberinto, ayudandolo a descubrir el Hilo de Ariadna, fue un antiguo esclavo de los Palacios, liberado por su mamá para que cuidara del hijo adolescente, ello fue así desde la muerte de su mamá doña María de la Concepción, en 1792, hasta el fallecimiento del héroe tres décadas después. La de José Palacios es figura más importante en la vida de Bolívar que la de Dionisio, que con ser de bella humanidad y magnífica presencia, es sin duda un personaje de ficción, pero bellamente actuando por el actor que lo encarna.
Reiteramos que tras aquella despedida de su marido, a través de la carta que hemos citado antes, Manuelita pasó a vivir en la quinta La Magdalena, residencia del Libertador[17]. Allí fue testigo de la llegada de don Simón Rodríguez(1769-1854) a encontrarse con su querido discípulo, lo que nos indica que ya en abril vivía allí. Manuelita y don Simón se hicieron amigos, en Paita fue su último encuentro muchos años después, un poco antes de la muerte de ambos, él primero(1854), ella después(1856).
Juntos, maestro y alumno, viajaron ese año al sur del Perú(abril 11,1825-febrero 7,1826). Manuelita se quedó en Lima, tras el regereso de Bolívar siguieron juntos hasta el viaje del Libertador a la Gran Colombia(septiembre 3,1826). Durante el año de 1826 fueron esenciales la negativa del Libertador a aceptar la creación de un régimen monárquico que le había propuesto el círculo paecista desde Caracas; la escritura suya del Resumen sucinto de la vida del general Sucre(Lima. Imp, del Estado,1825. 18 p.) singularísima página suya[18] y la preparación del Proyecto de Constitución para la república boliviana(Lima: Imp.Repúblicana,1826. 30 p.), que fue su documento mas controvertido, pero cuya singularidad es grande como nos enseñado los estudios hechos sobre ella.
Cuando Bolívar dejó Perú eran aquellas las horas del comienzo de la gran crisis de la Gran Colombia, aquella extensa nación, que iba desde el norte del mar Caribe, toda la Nueva Granada y desde allí hasta la frontera sur del Ecuador..
Cuando Bolívar viajó en barco hasta Guayaquil y de allí siguió, por tierra, hasta Bogotá, Manuelita se quedó en Lima hasta su expulsión en 1826. Viajó a Ecuador y de allí se dirigió a Bogotá a donde llegó un poco antes del año nuevo de 1827 o ya en enero de 1828.
Cerramos aquí esta parte de su vida que tanto desarrollo y presencia tiene en la serie que comentamos, en la cual se destaca la actuación que de ella hace, a todo lo largo de los capítulos, la bella actriz que la protagoniza, la ecuatoriana Saín Nadam. Pero en el desarrollo de la serie por la falta de conocimientos históricos de los guionistas la hacen representar hechos que no sucedieron, de lo cual ni ella ni los otros actores son responsables ya que representan los guiones que los productores ponen ante sus ojos.
Pero siempre que se estudie a Manuelita no se deben olvidar las palabras de quien mejor la comprendió, nuestra Teresa de la Parra(1889-1936), cuando expresó:
”Personal y rebelde se fabricó ella misma su código de moral y dentro de él fue consecuente y fiel hasta la muerte”[19].
1826
Antes de entrar en el examen de lo que de 1826 nos ofrece la serie debemos indicar que fue ese año el “asesinato judicial” del prócer venezolano coronel Leonardo Infante(1798-1826), el proceso que llevó a su fusilamiento se inició en 1825, el cual no aparece en la serie, ni los sucesos de la vida de Bolívar sucedidos aquel año, los cuales mostraremos porque si se trata de hacer una vida del Libertador estos, dado su singularidad, no pueden ser omitidos.
En la serie aparece, por tratarse de una serie colombiana, siempre tratadas las acciones del general Francisco de Paula Santander(1792-1840) solo que no muestran las importantes realizaciones que hizo sino todos los actos indignos que este prócer realizó. Casos que allí se ven, como fueron el fusilamiento de los oficiales españoles vencidos en las batallas de la campaña de la Nueva Granada, en Gámeza(julio 11), Pantano de Vargas(julio 25) y Boyacá(agosto 7), ello en contra de lo pensado por el Libertador. Sólo que Santander era hombre de grandes odios y nunca pudo perdonar a los españoles lo hecho en la Nueva Granada en los años de la guerra, especialmente la pena de muerte impuesta a Policarpa Salvatierra, llamada por todos La Pola[20], destacada patriota, íntima amiga suya. Santander no respetó lo que le había pensado y le había dicho el Libertador contrario a esa acción, que se ve en la serie. Bolívar pensaba utilizar a aquellos detenidos para intercambiarlos por patriotas presos, lo que era lógico.
Tras este hecho debemos señalar que casi todos los errores y hechos sin sentido cometidos por Santander como vicepresidente encargado de la presidencia fueron producto del poder, del placer por ejercerlo, este como dice Lord Acton corrompe a los que lo ejercen, pero si ese poder es absoluto, dice el inglés, corrompe absolutamente. Eso explica las acciones de Santander, una muy grave como su exposición en el juicio que se le siguió a un soldado patriota llanero, que había estado tanto en las tropas de Boves como mas tarde, ya patriota, en las de Páez, desde donde vino a participar en el Paso de los Andes y a participar en las tres batallas decisivas de aquella campaña, Gámeza, el Pantano de Vargas y Boyacá. Para entender el juicio aquel soldado patriota hay que saber que contra aquellos Santander siempre tuvo animadversión desde que participó en acciones de guerra, en 1817, dirigidas por Páez, tiempo en que se formó el gobierno del llano, en el cual el jefe militar era Paéz y del cual muy pronto, ese mismo año se retiró Santander y salió en busca de las tropas del oficial Manuel Carlos Piar(1774-1816) quien actuaba en Guayana[21]. En 1816 el Libertador retornó al país, por Barcelona, en donde dio por terminada, el día de año nuevo, la expedición de Jacmel. Fue en 1817 cuando pasó de Barcelona a la región del Orinoco, tomó la ciudad de Angostura e inició de nuevo el gobierno republicano. Fue en 1817 cuando Santander y Bolívar se encontraron, fue el 2 de abril de 1817 en el pueblo del Pao. No fue la primera vez que se vieron porque se habían conocido en Cúcuta en 1813. Entró entonces a servir en su ejército. Santander tenía, en 1817, 25 años, Bolívar 34 añoos. Fue esta una acción muy bien pensada por Santander, había comprendido que la libertad de la Nueva Granada dependía tanto de Bolívar como de él. Por ello siguió al Libertador a Angostura, presenció allá el fusilamiento de Piar(octubre 16). En 1818 fue la fallida Campaña del Centro del Libertador, Santander participó en ella, previamente Bolívar, en enero, había conocido a Páez en el Hato de Cañafístola. Tras la campaña Bolívar, en la que estuvo a punto de ser asesinado por los realistas en El rincón de los toros(abril 16), regresó a Angostura y Santander con él. Fue el cucuteño ascendido a General. En Angostura se pusieron a planificar ambos la campaña de 1819 que sería hacia la Nueva Granada. Santander salió de Angostura para entrar en acción el 27 de agosto de 1818 casi tres meses después de la llegada a las orillas del Orinoco.
Pero ya volviendo lo que vemos a la serie lo primero que hizo Santander fue condenar a muerte a los oficiales españoles vencidos y detenidos tras la batalla de Boyacá. Aquello no tenía la autorización del Libertador.
Tras ello, ya actuando como vicepresidente, nombrado por Bolívar, se dedicó Santander a gobernar, se comenzó a reunirse con sus amigos, como el nefasto doctor Vicente Azuero() su compañero de estudios, pues Santander era abogado como aquel. Son esas las personas que se ven en la serie, algunos de estos eran antiguos realistas. Fue entonces, si seguimos a la serie, que surgió la condena injusta de aquel soldado patriota, condenado a tres años de prisión y trabajos forzados por haber robado un pan porque tenía hambre, esto no lo creemos un delito. Esto en la serie seguramente fue sacado de la lectura por los guionistas de El conde de Montecristo(1845), de Alejandro Dumas padfe(1802-1870) o de Los miserables(1862), de Víctor Hugo(1802-1865). Pero este valiente soldado fue condenado por la intervención del vicepresidente Santander en el juicio, quien de forma injusta usó el poder para obligar el juez a condenar a aquel inocente a quien tanto debía la república por su acción en la Campaña de la Nueva Granada.
Un segundo hecho fue la reacción de Santander y sus paniaguados cuando el Libertador le remitió a Santander su proyecto de la Constitución de Bolivia, concebida por él. Este primero remitió a Bolivar una meditada carta con muy buenas reflexiones sobre aquel estatuto tan bien pensado por el Libertador. Luego Santander y sus adulantes, que no otra cosa eran, dieron por sentado que aquella se convertiría en la nueva constitución de la Gran Colombia, cosa que nunca sucedió. Lo que hizo el Libertador, al comprobar, tras su regreso de Perú, las ansias de cambio y renovación que habían en la Gran Colombia, recuérdese que había viajado por tierra, en las consabidas mulas, al regresar del Perú a través de Ecuador y la Nueva Granada y mas tarde estuvo en Venezuela. Tras esos largos periplos comprendióm las necesidades de cambio que habían en la nación, que de alguna forma vemos en los diálogos de la serie entre el Libertador y Santander. Así lo que hizo ante tan sentida necesidad fue convocar la Convención de Ocaña(1828) para realizar las necesarias reformas, pese a saber que tras la aprobación y entrada en vigencia de la Constitución de Cúcuta(1821) quedó establecido que esta no se reformaría hasta después de pasada una década de su aprobación, ello debía ser en 1831. También su proyecto para Bolivia fue remitido a Páez y en Caracas se imprimió una edición del proyecto de aquel estatuto, de su lectura salieron las críticas formuladas en Caracas por el pensador Tomás Lander(1787-1845) en su opúsculo Reflexiones sobre vitalicio que establece en su presidente la Constitución de la republica de Bolivia(Caracas: Imp. de Valentín Espinal,1826. 28 p.)[22]. Las críticas a aquel proyecto erróneamente se centraron en la presidencia vitalicia, uno de sus hechos circunstanciales y, desde luego pasajeros, en la serie de normas que establecía para el funcionamiento de una república independiente como era el caso de Bolivia, estos eran muchos, entre ellos la prohibición de la esclavitud, que era sustancial para él, y la nueva visión del hecho religioso y su practica que proponía, en las cuales el Libertador se anticipaba a los principios de la libertad religiosa que mas de un siglo después establecería el Concilio Ecuménico Vaticano II(1962-1965), convocado por el papa Juan XXIII, Angelo Roncalli(1881-1963), el pontífice de la sonrisa, en el documento conciliar “Declaración de la libertad religiosa(diciembre 7,1965)”[23]. Insiste el cardenal Quintero tras la lectura del documento de Bolívar:
”Mediante esta Constitución, preciso es admitir que ella era una original y noble obra de la sabiduría, fruto de un mente excepcional que, aprovechando las lecciones de la experiencia, lograba leer en lo porvenir. Sea oportuno anotar que el Discurso de presentación de esa obra a la Asamblea Constituyente de Bolivia, el Libertador hizo una declaración, muy extraña para aquellos tiempos, pero que ciento veintinueve años mas tarde sería solemnemente proclamada por el Concilio Vaticano Segundo: la declaración sobre la libertad religiosa”(p.14).
Nada de esto pudo comprender Santander, menos sus áulicos de lo que había propuesto el Libertador al concebir la Constitución Boliviana. Sólo querían el poder, sólo lo había querido Santander quien desde la salida de Bolívar de Bogotá para encabezar la Campaña del Sur(diciembre 14,1821) se había quedado en su despacho bogotano, gobernado sí, sobre todo administrativamente, como nos han enseñado el historiador David Bushnell, pero tranquilo, sin arriesgar nada, gozando íntimamente de los goces del amor de Nincolasa Ibáñez. Ello lo llevó a no entender al Libertador, a perseguir a los venezolanos a cuya acción debía la Nueva Granada su libertad, los casos de Infante, Páez y Peña son los mas signficativos. Cercano por el grupo de adulares los vemos al su lado en la serie. Para la mejor comprensión de todo esto se debe leer con atención, y goce estético, la muy amplia correspondencia que el Libertador envió a Santander en esos años, confiando en él, sin contar la acción contraria a los logros por la libertad por los cuales luchó el Libertador en esos años en Ecuador y Perú, y mas adelante cuando se formó Bolivia, país para el cual le escribió su Constitución. El nombramiento de Bolívar como presidente vitalicio de Perú se hizo el 30 de noviembre de 1826, cuando ya el Libertador había dejado a Lima, aquello se acordó tratando de que Bolívar volviera y se encargara del gobierno del país que él y Sucre habían liberado. Ello no ocurrió, así la reacción de Santander que se ve en la serie no sucedió así. Ni Bolívar habría impuesto la constitución boliviana como observamos en la serie porque la imposición era algo lejano a su temperamento político, el era un demócrata de cuerpo y alma.
REITERACION HISTORICA
Tocamos aquí, mas para los lectores y estudiosos de la historia los hechos mas singulares de 1826, los que aparecen escasamente presentados en la serie o no están y que son importantes en una serie sobre Bolívar que es necesario conocer bien porque son sustanciales en su vida.
Reiteramos que al regresar el Libertador a Lima, el 7 de febrero de 1826, se encontró con diversos problemas de los que debía ocuparse. Lo primero fue rechazar el proyecto monárquico propuesto por el círculo paecista de Caracas, asunto que está bien documentado tanto la proposición como la respuesta del Libertador. Después se puso a trabajar en el proyecto de Constitución para Bolivia, que allá le habían pedido preparar, era aquello una necesidad, como se ve en un muy buen diálogo entre Bolívar y Manuelita que vemos en la serie, es uno de los bellos momentos del “Bolivar” de Nexflix tan bien representada por los actores que encarnan a estos personajes. El Proyecto de Constitución tuvo dos ediciones el mismo año(Proyecto de constitución para la republica boliviana. Lima: Imp. Republicana,1826. 30 p.,2ª.ed.aum.Lima: Imp. Republicana,1826. 16,30 p.). Tuvo ese mismo año inmediatas ediciones en Bogotá, Buenos Aires, Caracas y traducción al inglés, hecha en Londres, ello porque en todas partes se estaba pendiente de las acciones y de los pensamientos del Libertador [1].
Bolívar envió copias de la edición tanto a Santander como a Páez, como lo veremos mas adelante. La actitud del cucuteño que vemos en la serie significa que no entendió lo que el Libertador concibió, aunque lo que escribió a Bolívar en una de sus cartas es distinto. De alguna manera el diálogo entre ambos en Tocaima, cuando Bolívar se aprestaba a entrar en Bogotá, después de cinco años de ausencia, tiene mejor sentido. Aunque antes en la misma serie observamos algunas observaciones, para nosotros sin mucho sentido, especialmente sobre la “presidencia vitalicia” que el mismo proyecto proponía, esta no fue pensada, como escuchamos en la serie, en contra de la Constitución de 1821 cuya vigencia debía durar hasta 1831, aunque Bolivar siempre tuvo dudas sobre ella, por ello tras ponersele el ejecútese y sonar las campanas de la Iglesia de Cúcuta, dijo a quien estba sentado a su lado “Están doblando por Colombia”. Otros graves hechos por él presentidos se pueden leer en las correspondencia de Bolivar a Santander dictada durante su viaje de Caracas a Cúcuta donde se juramentó como presidente.
Después vinieron mas graves problemas, relativos a la Gran Colombia: las consecuencias de la violenta recluta(1825), hecha por el general Páez por orden Bogotá, desde luego de Santander, para enfrentarse a las guerrillas realistas todavía en armas, la de Dionisio Cisneros(1793-1847) y la de José Arizabalo y Orobio, aquella recluta que auspició en Caracas el general Páez, repetimos, cumpliendo una orden de Bogotá fue tan violenta que produjo que el congreso de Bogotá lo llamara para juzgarlo. Páez resistió la orden, hasta el Libertador le dijo que no fuera a Bogotá sin antes encontrarse con él, estaba en el aire lo hecho contra el prócer Infante, inicuamente condenado a muerte sin haber cometido delito alguno, condenado sólo por ser venezolano, negroy poco educado. Ya había vuelto a Valencia Miguel Peña quien se había negado a autorizar con su firma el asesinato judicial a Infante. Se acercó a Páez, le aconsejó no ir a Bogotá para que no le pasara lo que había sucedido a Infante. Fue todo aquello lo que hizo posible el inició, a los pocos meses, de la rebelión de La Cosiata(abril 17.diciembre 31,1826), iniciada en Valencia(abril 17-1826)[2].
Y volviendo a lo hecho por Bolívar durante los meses del año 1826 que pasó en Lima el primer hecho importante de la actividad de Bolívar, fue su reacción ante lo que se le propuso desde Caracas.
LA PROPOSICION DE PÁEZ
En carta a Páez(agosto 8,1826), Bolívar rechazó el proyecto de monarquía que se le había propuesto desde Caracas, este le había sido traído desde allá, por Antonio Leocadio Guzmán(1801-1884). El Libertador lo consideró formado por “ideas napoleónicas”(Cartas, t.V,p.29).
El viaje de Guzmán, desde Caracas, vía Panamá, en medio de todo, no debió tomar por sorpresa al Libertador porque ya le habían advertido de él tanto, desde Caracas, su hermana María Antonia(octubre 30,1825) como, desde Panamá(diciembre 23,1825), su querido don Perucho(Cartas,t.V,p.31-34,52-55), Pedro Briceño Méndez(c1792-1835), quien ya en ese momento se había convertido en su sobrino político, por haberse casado(octubre 15,1825) con su sobrina Benigna Palacios Bolívar(1806-1881), hija de su hermana Juana Bolívar Palacios(1779-1847), tanto la hija primogénita de este matrimonio como el primer hijo varón se llamaron como su famoso tío, Simona y Simón Briceño Palacios. Fueron tal la importancia de las dos cartas, que hemos mencionado, la razón por la cual el doctor Vicente Lecuna(1870-1954) incluyó estas misivas en el mismo tomo de las Cartas del Libertador en donde está la carta de Páez a Bolívar(octubre 1,1825).
Al llegar a Lima, repetimos, se encontró allí al caraqueño Guzmán, venía siendo portador de la carta de Páez(octubre 1,1825) en la que se le proponía formara una monarquía. Su negativa fue enfática. Y, era lógico, él era un republicano y lo más alto para él era su título de Libertador, de allí que al contestar a Páez(marzo 6,1826) le haya dicho:
“El titulo de Libertador es superior a todos los que he recibido del orgullo humano. Por lo tanto, es imposible degradarlo”(Cartas,t.V,p.47).
La respuesta empezaba, desde sus primeras líneas, diciéndole a Páez que lo que había expresado Guzmán ante él, al entregarle aquel proyecto, lo había escuchado “no sin sorpresa”.De entrada le advertía:
“no basta la verdad sola. Ud. no ha juzgado, me parece, bastante imparcialmente el estado de las cosas y de los hombres. Ni Colombia es Francia, ni yo Napoleón….Napoleón era grande y único, y además sumamente ambicioso. Aquí no hay nada de esto. Yo no soy Napoleón(1769-1821) ni quiero serlo; tampoco quiero imitar a [Julio]César(100-44 aC); aun menos a [Agustín de]Iturbide(1783-1824). Tales ejemplos me parecen indignos de mi gloria…Por otra parte, nuestra población no es de franceses en nada, nada, nada. La república ha levantado el país a la gloria y a la prosperidad, dado leyes y libertad…Son repúblicas las que rodean a Colombia, y Colombia nunca ha sido un reino. Un trono espantaría tanto por su altura como por su brillo. La igualdad sería rota y los colores verían perdidos todos sus derechos por una nueva aristocracia…yo no puedo persuadirme de que el proyecto que me ha comunicado Guzmán sea sensato, y creo también que los que lo han sugerido son hombres de aquellos que elevaron a Napoleón y a Iturbide para gozar de la prosperidad y abandonarlos al peligro…mi espada y mi autoridad se emplearán con infinito gozo en sostener y defender los decretos de la soberanía popular. Esta protesta es un sincera como el corazón de su invariable amigo”(Cartas, t.V,p.47-48).
Tampoco hay que dejar de lado que fue el mismo año de 1826, también el del Proyecto de la Constitución de Bolivia, antes del envío de su proyecto al mariscal Sucre(mayo 25), cuando el general Páez le propuso, en carta de 1825, a Bolívar que se coronarse. A poco de recibir la epístola el Libertador se lo comunicó a Santander(febrero 21,1826). Bolívar rechazó de plano el proyecto, que denominó “ideas napoleónicas” (Cartas,t.V,p.29), estuvo en contra de aquella proposición en todo momento. Pero en ese instante se inició el amplio debate en toda la república sobre una posible monarquía. El Libertador no se opuso a la controversia, como nunca estorbó ninguna polémica dentro de la república, pero su palabra fue negativa tanto al comienzo como al final. Fue enfático: a Páez le escribió(marzo 6,1826):
”El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano” (Cartas,t.V,p.47).
y a Santander(septiembre 19,1826):
“Libertador es más que todo; y por lo mismo, yo no me degradaré hasta un trono”(Cartas,V,p.264).
Pero ya en Carúpano(septiembre 7,1814), doce años antes, cuando todo estaba en su contra, ya había declarado enfáticamente:
”Entonces sabréis si he sido indigno de vuestra confianza, o si merezco el nombre de Libertador. Yo os juro, amados compatriotas, que este augusto título que vuestra gratitud me tributó cuando os vine a arrancar las cadenas, no será en vano. Yo os juro que Libertador o muerto, mereceré siempre el honor que me habéis hecho; sin que haya potestad humana sobre la tierra que detenga el curso que me he propuesto seguir hasta volver segundamente a libertaros”(Proclamas,p.115-118).
Su última palabra en la controversia sobre la monarquía la dijo el Libertador, tres años mas tarde(diciembre 18,1829) a través de su secretario José Domingo Espinar(1791-1865), como indica Caracciolo Parra Pérez(1888-1964)[3]. Ese asunto fue de alto interés nacional y su amplísima documentación permitió al doctor Parra Pérez la elaboración del fascinante estudio, el cual es apendicular del tomo IV de su Mariño y la independencia de Venezuela, ¡un apéndice de 700 páginas!, tal la importancia de aquella controversia. Pero la opinión del Libertador sobre este asunto fue clara y tajante en todo momento: él siempre fue un republicano liberal, un hijo de la Ilustración y del Enciclopedismo.
Por cierto Páez negó en su Autobiografía[4] haber enviado la carta de marras al Libertador con la proposición monárquica, llegó a considerar la epístola apócrifa en sus memorias. Pero esa misiva existe, fue producto del círculo paecista de Caracas, la conocemos del puño y letra del general Francisco Carabaño(1771-1848), se puede leer, en forma facsimilar, para que nadie dudara que fue redactada, en las Cartas del Libertado(t.V,p.49-51), fue firmada por Páez y la llevó a Lima, en donde estaba Bolívar, el veleidoso político Antonio Leocadio Guzmán(1801-1884), la documentación que avala nuestras observaciones es copiosa.
La misiva que el Libertador envió a través de su secretario, el panameño José Domingo Espinar(1791-1865), el mismo oficial y médico que lo había atendido en la primera grave crisis de su salud en Pativilca, a comienzos de 1824 y cinco años mas tarde durante su también seria crisis de salud en Ecuador, en 1829, es de suma importancia sobre el asunto que tratamos. Además, hoy sabemos que toda comunicación enviada en nombre del Libertador firmada por algunos de sus secretarios, edecanes, ayudantes o ministros debe ser considerada como suya propia. De hecho estos memoriales se están insertando como suyos en la nueva y modélica colección Escritos del Libertador(1964) aun en proceso de publicación. Ha llegado, en el 2011, volumen número XXXIII, al 31 de diciembre de 1825. La carta de Espinar es angular, no hay duda lo bien pensado que estaba el pensamiento de Bolívar. Mas adelante se leerá completa.
Espinar también recibió el dictado de toda su correspondencia y en su nombre firmó diversos documentos, el más importante de todos es aquel mediante el cual el Libertador cerró la discusión sobre la monarquía oponiéndose a ella firmemente.
Creemos que es uno de los documentos singulares de aquella travesía de 1829, de tan constante trabajo intelectual, así es su negativa a aceptar un régimen monárquico. La carta de Espinar es tan angular que no vacilamos en copiarla integra:
“Nota del Secretario General para el Ministro del Interior.
República de Colombia
Secretaría general.
Cuartel General de Japio, a 18 de diciembre de 1829.
A Señor Ministro de Estado del Despacho de Relaciones Exteriores.
Señor:
Versándose el acta del Consejo ministerial de fundar una Monarquía, cuyo trono(cualquiera que fuese su denominación) debía ocupar Su Excelencia el Libertador Presidente, y por lo mismo sostener a todo trance sus cimientos a beneficio de su sucesor, Su Excelencia creyó de su deber improbarlo, por su misma consagración a la causa pública sería infructuosa desde que, mancillada su reputación por un acto contradictorio de su causa y de sus principios, entrase en la trillada senda de los Monarcas.
Convenga o no a Colombia elevar un solio, el Libertador no debe ocuparlo; aún mas, no debe cooperar a su edificación, ni acreditar por sí mismo la insuficiencia de la actual forma de Gobierno. Monarquizar la República y establecer una pacífica sucesión, es a la verdad una empresa sobrehumana. Y ¿quién puede dudar que el Consejo, dando un paso tan gigantesco se ha recargado de un enorme peso, apenas soportable por el acendrado patriotismo que produjo tal inspiración?. Al negar su Excelencia su aprobación al proyecto, pensó que paralizándolo exoneraría al Consejo de la tremenda responsabilidad que pudiera resultarle, al mismo tiempo que manifestaba Su Excelencia el fondo de su conciencia, rehusando afectar siquiera un consentimiento implícito que pugna abiertamente contra su propio honor, y sus intereses individuales. En este estado me previno dijese expresamente al Consejo no se diese un paso adelante y se suspendiese la prosecución de un proyecto que probablemente precipitaría al Gobierno en un abismo de males.
Por otra parte, ¿se miraría como espontáneo el cambio de formas cuya transición había sido iniciada o preparada con toda la energía del Gobierno actual? Estas y otras consideraciones abstractas que Su Excelencia ha hecho sobre este importante asunto, son las que han dictado las resoluciones de Su Excelencia, sin que ninguna mezcla de popularidad ni de sentimientos individuales, haya tenido parte en ellas. Por lo mismo, cuando Su Excelencia está dispuesto a separarse indefectiblemente del mando, no debe comprometerse a continuaren él, burlando así las esperanzas de la Nación y del Consejo, a cuyos respetables miembros profesa Su Excelencia el más profundo reconocimiento.
Es cuanto puedo decir a Ustedes de orden de Su Excelencia, en contestación a su distinguida nota de 8 del que rige.
Soy de Ustedes con perfecto respeto muy obediente servidor.
José D. Espinar”[5].
Antes de dictar la importante decisión que acabamos de citar, ya el 22 de noviembre el Libertador había oficiado al Ministro de Relaciones Exteriores, dando órdenes al Consejo de Ministros de suspender toda negociación sobre la monarquía.
Incluso antes de salir de Ecuador había escrito a Páez invitándolo a presentar sus opiniones sobre las reformas políticas que debía instrumentar el Congreso Admirable. También ya preveía que el general Sucre sería su sucesor en la presidencia. A Antonio Leocadio Guzmán le dijo claramente(diciembre 6,1829) que él no sería rey de Colombia y que él lo había expresado ya muchas veces:
“No son pocos los que me han hablado de un sistema monárquico y en diferentes épocas, pero siempre he dicho francamente lo que pienso en tal asunto. La nación puede darse la forma que quiera, los pueblos han sido invitados de mil modos a expresar su voluntad y ella debe ser la única guía de las deliberaciones del congreso; pero persuádase Ud. y que se persuada todo el mundo que yo no seré el rey de Colombia ni por un extraordinario evento, ni me hará acreedor a que la posteridad me despoje del título de Libertador que me dieron mis conciudadanos y que halaga toda mi ambición”(Cartas,t.VII,p.408-409).
Sin embargó, remachó así lo que expresó:
“Si algunas personas interpretan mi modo de pensar y en él apoyan sus errores me es bien sensible, pero inevitable: con mi nombre se quiere hacer en Colombia el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de sus disparates”(Cartas,t.VII,p.408).
También él 15 de diciembre le dijo a Páez que no aceptaría de nuevo la presidencia de la República, cosa que cumplió como lo veremos. Señaló que sólo admitiría el empleo de General en Jefe.
El 18 de diciembre, ya lo hemos indicado, improbó el proyecto de monarquía. Luego pasó por Cali y Buga para regresar a la capital.
LA CONSTITUCIÓN DE BOLIVIA
El segundo asunto importante de 1826 es el que ahora tratamos. Antes de enviar a Sucre el proyecto de Constitución que la nueva nación, bautizada con su nombre, le pidió redactar, le comunicó el reconocimiento hecho por el Perú de la República de Bolivia(mayo 25). Ese mismo día le envió el Proyecto de Constitución para la República de Bolivia y el discurso con el que la presentaba a la legislatura de ese país, que es también sustancial documentos (Proclamas,p.322-335).
Inmediatamente mandó a Páez el proyecto preparado para Bolivia(mayo 26). Y envió a O’Leary en comisión a Colombia llevando ejemplares del proyecto de la constitución para Bolivia, que acababa de imprimirse en Lima, en dos ediciones distintas, la segundaedición incluía su discurso de presentación del proyecto a la Constuyente boliviana[6]. O’Leary debía ir a Venezuela, hablar con Páez, y regresar a encontrarse con el Libertador en Bogotá para informarle de lo hecho. También el proyecto fue enviado a Santander.
El 1 de julio fue sometido a la sanción popular en Bolivia.
AQUELLA CARTA
Es verdad, que el proyecto para la Constitución de Bolivia fue el documento más controvertido del Libertador, el que mayor número de críticas le trajo. Por ello hay que examinarlo con la mayor dosis de ponderación posible. Creemos que aquello estribó, especialmente, por su propuesta de la “Presidencia Vitalicia”, que el proyecto proponía(Artículo 76). Pero también eliminaba para siempre la esclavitud en Bolivia(Capitulo 2, Artículo 10, Parágrafo 5). Indicaba también otras numerosas reformas.
Para entender el sentido de la Constitución de Bolivia, en su relación con los hechos políticos de 1826 hay que tener claro de que tras redactarla, sabemos que ya la había hecho el 21 de febrero, aunque no la mandó inmediatamente a Sucre. Y no se debe dejar de lado que Bolívar siempre estuvo convencido de su necesidad y de su justicia, pese a todo. Esta Constitución fue su documento más polémico, al igual que su idea de la “Presidencia Vitalicia” que proponía, pero el Libertador lo hizo no porque deseara un gobierno cesarista, ni lo pensara para él, cosa que nunca pensó: lo hizo porque sus propias convicciones, sus vivencias, sus dolorosas experiencias durante los años de la guerra, trece años si los datamos del inicio de su liderazgo pleno, en 1813, nueve, si partimos del año 1817, cuando tomó Angostura y estableció el gobierno republicano, dentro de las características que los consideraron los congresos republicanos. Esas experiencias, nada fáciles, pero que él había asumido dado la gran “resilencia” que siempre poseyó, estas lo habían convencido de su sentido, esto último que tiene sentido psicológico que no se debe de dejar de tener en cuenta, por ello se equivocan aquellos que buscan a un Bolívar personalista en aquel proyecto, ese Bolívar nunca existió. Tan hondo era su convencimiento al elaborarla que pudo decir a Páez(marzo 6,1826):
”Yo enviaré a Ud. un proyecto de constitución que he formado para la república de Bolivia; en él se encuentran reunidas todas las garantías de permanencia y de libertad, de igualdad y de orden”(Cartas, t.V,p.48).
Y a Santander(febrero 21,1826) expresó:
”mi constitución boliviana... reúne los extremos y todos los bienes”(Cartas,t..V,p.30).
Ahora bien, hay que tener en cuenta, en verdad que si bien la Constitución Boliviana fue aprobada(noviembre 19,1826), así el Presidente Vitalicio fue el mariscal Sucre, esta se utilizó durante poco tiempo, hasta 1831. Además, de en Bolivia y estuvo un tiempo vigente en Perú, pero cuando ello se hizo, nombrando incluso a Bolívar Presidente Vitalicio, él ya ni siquiera vivía en el Perú.
Se debe tener en cuenta aquí, acota Salcedo Bastardo, que
“Entre los proyectos de constituciones de 1819 y 1826 el Libertador perfecciona su estructura democrática; evoluciona de Angostura a Bolivia en el sentido de mayor sinceridad y firmeza democrática…ajusta mejor su credo constitucional a los novedosos lineamientos de su revolución integral. La presidencia vitalicia…no es la pieza más representativa de la Constitución boliviana. La presidencia vitalicia es un elemento accidental y no permanente, de la arquitectura jurídico-política de Bolívar. La interpretación científica respalda su dictamen con pruebas documentales ciertas, confrontadas con el estudio totalista del pensamiento y vida bolivarianos”[7].
La “Presidencia vitalicia” fue tan criticada como el “Senado hereditario”, incluido en su proyecto constitucional de Angostura(1819). Sobre la “Presidencia vitalicia” uno de los mejores análisis es el de Salcedo Bastardo, este considera que la idea de la Presidencia vitalicia es uno de los “elementos transitorios y accidentales” de la teoría constitucional bolivariana:
“institución que no se amolda a las líneas generales de su sistema democrático y[es] expresión de premura en la tarea de fijar la fórmula eficaz para asegurar la estabilidad, garantizar la libertad, corregir la anarquíay detener el despotismo…La presidencia vitalicia no obstante que se explica por esos móviles, carece de adecuación a la unidad programática del Libertador, choca con la teoría bolivariana y choca con su línea humana…El programa del Libertador, bueno es repetirlo una vez más, atiende a la creación y la perfección de América, contempla una trasformación verdadera en las estructuras vitales del continente. La presidencia vitalicia como institución perpetua no podría funcionar indefinidamente, en ningún caso, dentro de un sistema revolucionario orgánico que Bolívar construye, ella es incompatible con un régimen democrático que basa su prestigio en la eficacia del Derecho, incompatible con un plan educativo cuyo soporte es la moral, incompatible con toda fórmula de progreso político, de equidad económica, de justicia social, de unidad continental y de superación histórica”[8].
Y hay que añadir sobre ella que la Constitución de Bolivia fracasó, que si bien estuvo en vigencia en Bolivia por poco tiempo(1826-1831), su uso en el Perú fue por breve tiempo(1826-1828) e incluso fue aprobada para evitar que Bolívar dejará ese país que él mismo y Sucre habían libertado y pacificado, aunque de hecho ya Bolívar había viajado a Colombia, y nunca regresó, por lo tanto su nombramiento como Presidente Vitalicio no tuvo efecto. Tampoco hay que olvidar que la Constitución de Bolivia no se instauró en ningún momento en la Gran Colombia, nunca fue propuesta para ese país. La Convención de Ocaña(marzo 2,1828) que también iba a hacer una reforma constitucional se abortó y dio inició a la dictadura de Bolívar(agosto 27,1828) lo cual propició, a menos de un mes de su inicio, el atentado fallido en contra la vida del Libertador(septiembre 25,1828).
Si nos detenemos en lo hecho por Bolívar por la Constitución Boliviana vamos a encontrarnos que la volvió a mencionar tres años después(septiembre 13,1829) de haber sido aprobada en Bolivia, en ese momento no se refería a ella pese a estar convencido de su necesidad y de su justicia.
Y llegado el último año de su vida, es bueno advertir que si bien fue la última vez que el Libertador habló de la Constitución de Bolivia, antes de renunciar a la presidencia, fue el año treinta(marzo 6,1830), lo hizo en una comunicación con un diplomático de la Gran Colombia, José Fernández Madrid(1780-1830), representante en Londres. Allí sus observaciones son muy gráficas:
”Primero, nunca he intentado establecer en Colombia ni aun la Constitución boliviana: tampoco fui yo quien lo hizo en el Perú; el pueblo y los ministros lo hicieron espontáneamente”(Cartas, t.VII,p.449-450).
Y, además, las mayores críticas que recibió en 1830 ya no eran contra la Constitución de Bolivia sino contra la dictadura y como parte de la controversia entre bolivarianos y santanderistas, grupos encabezados por los conservadores o bolivarianos, con el Libertador a la cabeza; los liberales por Santander, aunque en aquel año 1830 Santander había sido enviado al exilio por el propio Libertador(noviembre 10,1828). Recuérdese que el proceso de formación de las dos grandes fuerzas políticas de Colombia, engendradas tras la emancipación, continuaron estando vigentes en la política de la Gran Colombia(1819-1830), en la Nueva Granada(1830-1863), en los Estados Unidos de Colombia(1863) y después en Colombia(1886) y a lo largo de los siglos XIX y XX, hasta el momento en que el presidente Juan Manuel Santos(1951), ganó las elecciones(mayo 5,2010), contienda en la que por vez primera en la historia de ese país no ganaron ni el partido liberal ni el conservador.
DOCTOR EN DERECHO
Está fuera de duda el valor de la obra jurídica de Simón Bolívar. Desde leyes y decretos hasta dos proyectos constituciones(1819 y 1826) forman su labor como legislador[9]. Fue, además, el mayor constitucionalista latinoamericano del siglo XIX. Ello hizo que la Universidad Mayor de San Marcos de Lima le otorgara al Libertador el grado de doctor en Derecho, ello se realizó en solemne ceremonia llevada a cabo, en Lima, el sábado 3 de junio de 1826, en acto presidido por las autoridades de aquella alma mater.”El discurso de Bolívar en esa memorable ocasión fue breve pero meduloso” dice Mario Briceño Perozo(1917-1995) el historiador venezolano que mejor estudia el suceso[10]. El doctor Lecuna logró recoger las palabras pronunciadas por el Libertador aquel día(Proclamas,p.336) pero sin indicar la fecha en que fueron peroradas, lo que es actualmente que conocemos, gracias a los estudios de un académico peruano, el doctor Culquichicón.
EL CONGRESO DE PANAMA
Los puntos focales de la acción de Bolívar, la guerra, la educación, la diplomacia[11] y su acción legal y constitucional, se encontró, desde el primer momento de su actividad, su interés y comprensión del mundo internacional y sus hechos, y la necesidad de que una América Latina libre que tuviera buenas relaciones con todos los pueblos, con las grandes potencias europeas de su época, con los Estados Unidos, el primer país independiente de nuestro continente, como con los países hispanoamericanos.
A ello dedicó tiempo dentro de su acción política. Recuérdese que el primer cargo público en que Bolívar actuó fue como jefe de nuestra primera misión diplomática a Europa, en su caso ante Inglaterra, el mismo año 1810[12]. Y, vuelto de la expedición de Jacmel, ya en 1817, ratificó a nuestros funcionarios en Londres, Luis López Méndez(1758-1841) y Andrés Bello(1781-1865). Y a, poco, gracias al almirante Luis Brión(1782-1821) recibió en Angostura a Juan Bautista Irvine, el primer representante oficioso de los Estados Unidos.
Y ya, en plena acción, desde la creación de la Gran Colombia(1819-1830), en la cual como presidente era responsable de la política exterior, y siendo nuestro canciller en Bogotá don Pedro Gual(1783-1862), comenzó a laborar enviado las primeras misiones, a países hispanoamericanos. Tal las que encabezó Joaquín Mosquera(1787-1878) en el Perú, en Chile y en Buenos Aires; la de Miguel Santa María(1789-1827) en México y el proyecto, posterior al Congreso de Panamá, de darle la libertad, después de la batalla de Ayacucho, a Cuba y Puerto Rico, los únicos territorios españoles que aun existían en el continente, en el Caribe específicamente[13].
Ya hemos señalado que fue días antes de la batalla de Ayacucho cuando Bolívar convocó el Congreso de Panamá(diciembre 7,1824). Fue la primera vez que las naciones hispanoamericanas, antes colonias españolas, con la presencia como observadores de otras naciones, como fue el caso de los representantes de Inglaterra y Holanda. Y de nuestro continente de los Estados Unidos. Fue aquella reunión, desde luego, el inicio de la diplomacia plenamente latinoamericana, creación del Libertador[14].
Consideramos que el punto de partida para la comprensión de lo que fue el Congreso de Panamá y su repercusión, debe ser el análisis de la convocatoria hecha por Bolívar desde Lima(diciembre 7,1824), invitación enviada dos días antes de la batalla de Ayacucho, firmada con su ministro José Sánchez Carrión(Escritos,t.XXX,p.177-178).
La comunicación de Bolívar empieza exponiendo lo que debía ser la esencia de aquel llamamiento:
“Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América por obtener el sistema de garantías que, en paz y en guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos…Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras Repúblicas, y reunidos bajo el los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español”.
Y continúa:
“Diferir más tiempo la asamblea general de los plenipotenciarios de las repúblicas que de hecho están confederadas, hasta que se verifique la accesión de las demás, sería privarlos de las ventajas que produciría aquella asamblea desde su instalación. Esas ventajas se aumentan prodigiosamente, si se contempla el cuadro que nos ofrece el mundo político y, muy particularmente, el continente europeo” (Escritos,t.XXX,p.177. El subrayado es nuestro).
Si la primera pregunta estaría respondida cuando los representantes de las “repúblicas americanas, antes colonias españolas” se reunieran, que fueron a las que Bolívar convocó. Después comprendió, gracias al vicepresidente Santander, que no se podía prescindir de los Estados Unidos, de allí que hayan sido invitados también.
Ahora, bien comprendido lo antes anotado, hay que responder el por qué de una anfictionía y por qué escogió Bolívar a Panamá. El origen estaban en sus copiosas lecturas de autores e historia de la Grecia antigua, las cuales siempre abrevó. El sabía que el istmo de Corinto había sido la anfictionía para los griegos, padres del mundo occidental, al que pertenecemos los latinoamericanos. Ese sueño, si se le quiere llamar así, lo había expresado Bolívar, en 1815, en su Carta de Jamaica al escribir:
“¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!. Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración”(Escritos, t.VIII, p.212-213).
Anfictionía se refería desde la antigüedad al lugar donde se reunía una confederación de las antiguas ciudades griegas para tratar asuntos de interés general. El Istmo de Corinto unía allá la península del Poloponeso con el resto de la Grecia continental. Y Panamá quedaba en el medio de la América española, de allí el deseo de Bolívar de instalar la anfictionía allí. Por ello en su invitación limeña a otras naciones expresó Bolívar:
“Parece que el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado, como está en el centro del Globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el África y la Europa. El istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de los confederados”(Escritos,t.XXX,p.178).
Y concluía:
“El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando, después, de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público y recuerde los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él encontrarán un plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué será entonces del Istmo de Corinto comparado con Panamá?” (Escritos,t.XXX,p.178).
Aquí debemos anotar que su idea de que el continente americano fuera el “equilibrio del universo” y las reflexiones de los dos últimos párrafos con los que cerró el Discurso de Angostura están allí presentes (Escritos,t.XV,p.14-15).
Y algo más: hay que darse cuenta que la idea de un gobierno mundial subyacía en las proposiciones de Bolívar, con ello se anticipaba varios siglos a la reuniones y uniones de las naciones para luchar a favor de sus intereses comunes, cosa que sucedería, especialmente, tras la Primera Guerra Mundial(1914-1917) en la Sociedad de las Naciones(1920-1946) y después de la Segunda Guerra Mundial(1939-1945) en la Organización de las Naciones Unidas(1945) y en ese mismo período cuando se comenzaron a poner las bases de lo que es hoy la Unión Europea. Tal los presagios que el Libertador propuso.
LA REUNIÓN
El Congreso de Panamá se instaló, presidido por Pedro Gual(1783-1862)[15], en esa ciudad(junio 22-julio 15). Sus diez delegados presentes fueron los guatemaltecos Antonio Larrazabal y Pedro Molina, representantes de Centro América; Pedro Briceño Méndez(c1792-1845) y Pedro Gual, venezolanos, representantes de la Gran Colombia; José Mariano de Michelena y José Domingo Manzo, por México; Manuel Lorenzo Vidaurre y Manuel Pérez de Tudela, por Perú; Brasil, era entonces un reino, gobernado por un ret perteneciente a la familia real portuguesa y residente en Río de Janeiro, fue aquella la única monarquía que hubo en nuestro continente, pues la española nos regía desde Madrid, antes desde Toledo y desde Valladolid; Chile y Argentina no acreditaron representantes, aunque habían sido invitados; los representantes norteamericanos fueron Ricardo C. Anderson, quien falleció antes de llegar a Panamá y John Sergeant, quien llegó cuando ya las sesiones habían terminado. Los observadores, con rango de consejeros fueron: Eduardo Santiago Dawkins, por Inglaterra; Jan van de Veer, de Holanda.
Las sesiones del Congreso se celebraron en lo que había sido el antiguo Convento de San Francisco, la sala de sesiones aun se conserva como monumento histórico, en el centro de la ciudad de Panamá, anexo al Colegio La Salle de esa ciudad[16].
La sesión inaugural fue el jueves 22 de junio de 1826, con la presencia de los delegados de la Gran Colombia, Guatemala, México y Perú. Ellos eran nativos de Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y Perú.
El 15 de julio, en la última sesión, se firmaron los documentos emanados de la reunión: un tratado de unión, liga y confederación perpetua; una convención sobre los contingentes navales y terrestre y el acuerdo de reanudar las sesiones, al año siguiente, en la ciudad mexicana de Tacubaya, cercana a la capital de ese país. Esta no llegó a realizarse pese a todas las acciones de Gual para que así fuera.
¿POR QUÉ EN PANAMÁ?
Pese a todo lo expuesto queda una interrogante por hacer, esta no elimina la idea del anfictionía en el centro del continente hispanoamericano, así lo quiso Bolívar. Pero existe la interrogante de por qué en la Panamá de aquellos días. Esto lo afirmamos basándonos en lo que uno de los representantes de la Gran Colombia, el general venezolano Pedro Briceño Méndez(c1792-1835), este escribió al Libertador desde allá(diciembre 25,1825) describiendo lo que había encontrado en esa ciudad:
“¿Creará Ud., que este país es el peor enemigo de este gran proyecto?. No digo que los habitantes se opongan sino que el clima es tan cruel, la ciudad tan fea, y tan incómoda, la miseria tan general, los caminos tan impracticables y todos los recursos tan escasos y tan caros, que no es posible pensar en él por ahora para nada. Y sin este centro ¿a dónde iremos ni que haremos?”(Cartas,t.V,p.54).
Teniendo esto cuenta es posible señalar que la ciudad de istmo era la menos apropiada para aquella reunión. Y cabe la pregunta si esa asamblea no debió celebrarse en otra ciudad, cercana al mar, como Caracas, Guayaquil o Lima. No decimos Bogotá por el fatigoso viaje que había que hacer entonces para llegar a ella: ya que llegados los diplomáticos al puerto de Cartagena tenían que subir por el río, recorrido largo. Creemos que es bien relevante el testimonio de don Perucho para dejar de hacernos la pregunta que formulamos una vez leída su carta al Libertador que el doctor Vicente Lecuna la consideró de tal importancia que la incluyo en su compilación de las Cartas del Libertador, de donde la hemos tomado.
Diciembre 20,2020.
CITAS BIBLIOGRAFICAS:
[1] El mejor estudio sobre este hecho es la obra de Paul Verna(1927-1995): Vida y muerte de Leonardo Infante. Caracas: Ministerio de Educación, 1972.194 p. Allí el proceso que llevó a este héroe al cadalso lo presenta Verna en los capítulos XI-XVI de su obra. [2] Sobre Miguel Peña se debe consultar su mejor biografía que es la de Enrique Grooscors(1921): Miguel Peña, grandezas y sombras de una voluntad creadora. Valencia: Ejecutivo del Estado Carabobom1972. 187 p. Existe también otra incursión en la vida de Peña que no recomendamos consultar dado el numeroso cúmulo de errores históricos que contiene, es la de Antonio Ecarri Bolívar(1947): Miguel Peña. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2011.105 p. [3] Los generales Rafael Urdaneta(1788-1845) y Santiago Mariño(1788-1854) también padecían la patología del juego, una de las “manías tristes” que ha examinado con atención el psicoanálisis. [4] Mercedes Álvarez Freítes: Simón Rodríguez tal cual fue. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1966.344 p. La fecha de las llegada se haya en la p.161. Esta es la mejor biografía de Rodríguez, los atisbos de su autora, tras la lectura de la documentación, le permitieron intuir hechos de la biografía de don Simón que mas tarde se comprobaron a través de documentación desconocida cuando ella redactó su obra. [5] Daniel Florencio O’Leary: Memorias del general O’Leary.2ª.ed.aum, Caracas: Ministerio de la Defensa,1981. 34 vols. La cita procede del XXVIII,p.350. [6] A este importante viaje, estudiado día a día, dedicó el historiador Asdrúbal González(1938) su Bolívar viaja al eje de la esfera. Prólogo: Roberto Lovera De-Sola. Valencia: Vadell,1986.284 p. [7] José Luis Salcedo Bastardo: El primer deber. Con el acervo de Bolívar sobre la educación y la cultura. Caracas: Editorial Equinoccio, 1973.643 p. Recoge 184 documentos sobre el tema. En este caso nuestra cita procede de la p.364, [8] La arenga la tomamos de Leonardo Altuve Carrillo(1910):”La arenga prodigiosa de Choquehuanca”, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, n/194(1966),p.196-206. Los tres textos de la arenga aparecen en la p.200. El subrayado, de las dos últimas líneas, que es el elogio propiamente dicho, son nuestras Está también en Varios Autores: Evocaciones a Bolivar. Compilación y notas biográficas Roberto Lovera De-Sola. Caracas: F.Tirado García y Asociados,1982.183 p. Ver:”José Domingo Chooquehuanca y la arenga de ´Pucará”(p.13-24). Los datos biográficos sobre su autor de usamos los tomamos de José Ratto Ciarlo(1904-1998): Choquehuanca y la controrevolución. Caracas: Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolivar,1980.152 p. que fue la primera obra sobre el gran jurista indígena publicada por un autor venezolano. El mas amplio y cuidadoso estudio de la arenga y sus raíces literarias y filosóficas es del doctor Leonardo Altuve Carrillo(1910): Choquehuanca y su arenga a Bolívar. Buenos Aires: Planeta,1991.487 p. [9] Andrés Bello:Temas de crítica literaria. Estudio preliminar:Arturo Uslar Pietri. Caracas: La Casa de Bello, 1981.LII,784 p. Ver:”Noticia de la Victoria de Junín. Canto a Bolibar”(p.225-232). [10] Para un buen conocimiento del viaje y las acciones del Libertador en él se debe consultar el mejor estudio de aquel periplo que debemos al historiador venezolano Asdrúbal González(1938): Bolivar viaja al eje de la esfera. Prólogo: Roberto Lovera De-Sola. Valencia: Vadell Hermanos,1986.285 p. en él no hay detalle que se haya escapado a este autor, quien para escribirlo hizo por tierra el mismo viaje realizado por el Libertador. Debe verse también el ensayo sobre Potosí del maesro Arturo Uslar Pietri en su Del ceero de Plata a los caminos extraviados. Bogotá: Norma, 1994.167 ´p. Ver: “El cerro de Plata”(p.9-24) que es la historia del Potosí colonial. La obra que la contiene fue el último libro que Uslar publicó en vida, un lustro antes de su deceso. [11] Asdrúbal González: Bolivar viaja el eje de la esfera,p.183; el paso por el Desaguadero lo trata en la p.185. algunos han creído que fue en este lugar en donde se encontraron los dos libertadores. [12] Asdrúbal González:Bolivar viaja al eje de la esfera,p.227-228. [13] Se la debe consultar hoy en día en la notable edición crítica hecha por el maestro Pedro Grases. Los manuscritos de la vida del general Sucre por Simón Bolívar. Caracas: Gobernación del Estado Sucre,1982. 70 p. [14] Luis Correa: Terra patrum.3ra.ed.aum. Prólogo: Domingo Miloiani. Caracas: Ministerio de Educación, 1961. L,431 p. Ver:”Manuelita Saenz o la sensualidad”(p.295-323). La referencia procede de la p.304. [15] Daniel Florencio O'Leary, Ultimas años de la vida pública del Libertador. Madrid: Editorial América, 1916. 580 p. p. La cita procede de la p.416. Nosotros la tomamos aquí de José Luis Busaniche: Bolívar visto por sus contemporáneos.2ª.ed. Prólogo: Mariano Picónn Salas. México: Fondo de Cultura Económica,1981. 338 p. La cita procede de las p.291-292. [16] Arturo Uslar Pietri: Letras y hombres de Venezuela.2ª.ed.aun. Caracas: Edime,1958.345 p. La cita procede de la p.60. [17] Entonces situada a las afueras de la ciudad, hoy dentro de Lima. [18] Se la debe consultar hoy en día en la notable edición crítica hecha por el maestro Pedro Grases. Los manuscritos de la vida del general Sucre por Simón Bolívar. Caracas: Gobernación del Estado Sucre,1982. 70 p. [19] Teresa de la Parra: Influencia de las mujeres en la formación del alma americana. Estudio prelinar: Roberto Lovera De-Sola. Caracas: Fundarte, 1991.126 p. La cita procede de la p.124. [20] Un buen estudio biográfico sobre ella es el de Germán Arciniegas en América mágica. Buenos Aires: Sudamericana,1961. 2 vols. Ver:”Policarpo Salvatierra”(t.II,p.74-89). En los anales del teatro venezolano hay una pieza que revive su sacrificio, recogida por William Anseume: El drama en Venezuela durante los primeros cincuenta años del siglño XIX. Caracas: Celcit, 1998. 498 p. Ver: Lisandro Ruedas:”La victima de la libertad o Policarpo Salvatierra”(p.460-491), estrenada en Valencia el 19 de abril de 1850 e inmediatamente impresa en Valencia: Imp. y Librería de Bartolomé Valdés,1850. [21] Para un estudio imparcial de Santander se deben conocer las obras que siguen: son la de Pilar Moreno de Ángel: Santander.3ra.ed.Bogotá: Planeta,1990. 795 p. Consultar sobre el gobierno del llano la p.150; para las acciones de Santander como vicepresidente se debe tener en cuenta la obra de David Bushnell(1923.2010): El régimen de Santander en la Gran Colombia. Bogotá: Tercer Mundo,1966.493 p. que es obra básica. Se debe consultar también, pero con gran sentido crítico porque es demasiado elogioso para con el vicepresidente, la obra de Germán Arciniegas: Bolívar y Santander, vidas paralelas. Selección y epílogo: Juan Gustavo Cobo Borda. Bogotá: Plaenta,1995.301 p. Esta, pese a lo crítica que es del Libertador no deja de tener sus grandes momentos, que leemos en la bella prosa de Arciniegas, tal el ensayo, que pudo ser un discurso,”Bolivar: la espada y el sudario”(p.89-97), [22] Ver en Tomás Lander: La doctrina liberal Tomás Lander. Caracas; Ediciones de la Presidencia de la República,1961. 700 p. Está en las p.101-117. [23] Ver Cardenal José Humberto Quintero: Bolívar. Caracas: Editorial Arte,1980.77 p. Ver:”Bolívar, el hombre de un destino providencial”(p.7-24). Consultar especialmente la p.14. Una muy buena visión de las relaciones del Libertador con la Iglesia a lo largo de los años de su liderazgo puede verse en el discurso del mismo cardenal Quintero: “Bolívar, magistrado católico”(p.27-54). Y un dato mas el obispo polaco Karol Wojltyla(1920-2005), futuro Juan Pablo II, intervino en la elaboración de la Declaración de la libertad religiosa, siendo como era un prelado que actuaba en el mundo comunista, en la llamada iglesia del silencio, a la que aludió la tarde en que elegido Sumo Pontífice salió por vez primera al balcón de la Catedral de San Pedro, nosotros emocionado escuchamos sus palabras. Sobre esto consultar la que es uno de los tres grandes libros sobre este pontífice, el de Tad Szulc: El papa Juan Pablo II. Barcelona: Ediciones Martínez Roca, 1995.540 p. en donde se trata el asunto. Los otros dos libros fundamentales sobre este Santo Padre son: Carl Bernstein/Marco Polito: Su Santidad. Bogotá: Norma,1996. 616 p.y David Yallop: El poder y la gloria. ¿Juan Pablo II: ¿santo o politico?. Barcelona: Planeta,2007. 684 p., este último nos revela la incapacidad de este papa para manejar los aspectos económicos vaticano. Tanto Szulc como Berteins y Polito consideran que los dos graves errores de este pontífice se hayan en todo lo relativo a las mujeres y a la natalidad, especialmente al aborto.
24] Hoy se puede seguir en Proyecto de Constitución para la República Boliviana, Lima 1826 con adiciones manuscritas de Antonio José de Sucre. Estudio bibliográfico: Pedro Grases. Estudio jurídico-político: Tomás Polanco Alcantara. Caracas: Lagoven/Academia Nacional de la Historia,1978.147,30 p.
[25] Para el análisis de aquellos sucesos consultar Varios Autores: Diccionario de Historia de Vwenezuela.2ª.ed.aum. Caracas: Fundación Polar,1997. 4 vols. Ver: Graciela Soriano:”La Cosiata”(t.II,p.872-876), esta es una muy buena síntesis de aquellos sucesos.
[26] Caracciolo Parra Pérez: La monarquía en la Gran Colombia. Madrid: Cultura Hispánica,1957. XXVI,688 p..La cita procede de la p.664. Es la obra fundamental sobre este asunto.
[27] José Antonio Paéz: Autobiografía.4ª.ed.Prólogo: Tomás Polanco Alcántara. Caracas: Petróleos de Venezuela,1989. 2 vols. La cita es del t.I,p.448. Su primera edición fue publicada en Nueva York, el primer tomo en 1867 y el segundo en 1869. Fue su asesor y amanuense en su escritura el destacado educador cubano Luis F. Mantilla(1833-1877), autor del célebre Libro de Lectura(1866) con el cual estudiaron varias generaciones de niños latinoamericanos. Fue impreso, por vez primera en Nueva York: Editora Ivison, Phinwy, Blakeman and Co.,1866, en castellano. Ver Tomás Polanco Alcantara: José Antonio Páez, fundador de la república. Barcelona: Ediciones GE,2000. IX,564 p. La cita procede de la p.528 y nota 67 de la misma página.
[28] José Felix Blanco/Ramón Azpurua: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador.2ª.ed.aum. Presentación: José Luis Salcedo Bastardo. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República/Comité Ejecutivo de Bicenteario del Libertador, 1978-1979. 15 vols. El documento está en el t.XIV,p.42-43.El subrayado es nuestro.
[29] Simón Bolívar: Proyecto de Constitución para la Republica boliviana. Lima: Imp. Republicana administrada por José María Concha,1826. 30 p.; Proyecto de constitución para la República de Bolivia y Discurso del Libertador. Lima: Imprenta republicana,1826. 16,30 p. El proyecto tuvo, en vida del Libertador ediciones en Arequipa, Bogotá, Caracas, Buenos Aires y traducción al inglés, impresa en Londres.
[30] José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar.10.ed. Buenos Aires:Imp.López, 1966.335 p. La cita procede de las ,p.193-194. El subrayado es nuestro.
[31] José Luis Salcedo Bastardo: Visión y revisión de Bolívar,p.199.
[32] Consultar especialmente Tomás Polanco Alcántara: Bolívar y justicia. Caracas: Lagoven,1983. 78 p.
[33] Mario Briceño Perozo: La poesía y el derecho. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1983. 224 p. El asunto lo trata en las p.134-138. La cita procede de la p.136. Briceño Perozo refiere el estudio del profesor peruano Yeconías Culquichicón Gómez: “Recepción del Libertador don Simón Bolivar en la Universidad Mayor de San Marcos”, en revista Amauta, Trujillo, Perú, n/1-2(1979),p.83-84.
[34] Estos tres primeros indicados por José Luis Salcedo Bastardo: Historia fundamental de Venezuela,p.256. El cuarto por nosotros.
[35] El único cargo que ejerció durante la colonia fue la de Alcalde de Yare, en donde estaban sus haciendas, lugar en donde conoció a Pepita Machado en 1808.
[36] Arístides Silva Otero: La diplomacia hispano-americana de la Gran Colombia. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1967. 72 p.
[37] José Luis Salcedo Bastardo: Bolívar: continente y un destino. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1972. 415 p. La referencia procede de lasp.206-209, aunque para la comprensión de las ideas que movieron a Bolívar se debe consultar el capítulo entero “Diáfano americanismo”(p.178-220) de esta obra; Arístides Silva Otero: El Congreso de Panamá. Caracas: Imp.Universitaria,1976.124 p.; Mario Briceño Perozo: “El Congreso de Panamá” en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.I,p.978-981.
[38] Sobre el patricio caraqueño, quien tenía la misma edad del Libertador, consultar Harold Bierck: Vida pública de don Pedro Gual. Prólogo: Cristóbal L.Medoza. Traducción: Leopoldo Landaeta. Caracas: Caracas: Ministerio de Educació,1947.599 p.;2ª.ed. Prólogo: Diógenes de la Rosa. Caracas: Gobierno de Venezuela,1976.383 p.;José Alberto Olivar. Pedro Gual. Caracas: El Nacional/BanCaribe,2011.112 p.
[39] Allí estuvimos en la sala donde se celebró el Congreso de Panamá el año 1972 durante las sesiones del congreso del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Estar en el Colegio La Salle de esa ciudad, cuya arquitectura es la misma de nuestro colegio caraqueño en la cuadra de Tienda Honda, en el centro de nuestra ciudad, no pudo ser más estimulante.
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