"Teluria...Un pasado vinculado a la tierra y al fuego que hemos olvidado" (VII). Josefina Weidner
El trabajo del ceramista como figura del camino de búsqueda interior del hombre.Levantar una vasija ya
sea en torno o a partir cualquier otra técnica no es un simple hecho casual, hay que analizar el profundo
contenido simbólico que esta presente en el acto del ceramista, pues no sólo se acerca a la creación del
hombre, sino también de un hacedor de un objeto representativo del vacío que existe dentro del hombre
mismo, que no puede ser llenado con nada que no sea lo divino, y creo que eso es lo más importante de la
simbología que se oculta en el hecho de hacer piezas de cerámica.La vasija viene a simbolizar el cosmos y la
realidad interior y exterior. Cuerpo, psiquis - mente y alma que en su conjunto constituyen un ser que anhela
llenar el vacío interior con algo trascendente.Ha habido en los años un repunte de la cerámica como arte, pero
su boom comercial ha alejado un poco la reflexión sobre la esencia misma de su ejecución, el acercamiento a
la profundidad que tenía en civilizaciones y siglos anteriores. En el año 2700 A.C. aproximadamente, en
China, un emperador llamado Hwang Tsi descubrió el arte de hacer vasijas de barro y lo enseñó a su pueblo,
sus súbditos agradecidos lo adoraron y lo llamaron “modelador del barro”; al morir, los dioses se lo llevaron
vivo a su morada celestial.Todo el saber alquímico y sus leyes están presentes en la transmutación que se
logra con el fuego atizado por el aire sobre la vasija hecha de tierra y agua, que en el horno se consolida
purificándose de toda mancha. Pero el logro final se conseguirá si la arcilla ha sido bien amasada y mezclada
con la cantidad de agua justa, para luego ser golpeada de manera que no quede aire en ella y pueda ser
trabajada en el torno después de un necesario proceso de centrado y así su plasticidad permita que sea hollada
y construida por la mano del alfarero para crear un vacío contenedor. Todo este hacer es una imagen
perfecta del 49crecimiento y evolución natural y espiritual del hombre. La primera esta representada por la
mezcla de los ingredientes que componen la arcilla con el agua. Después por el añejamiento que se obtiene al
mezclar esa pasta con otra putrefacta, la levadura que fermentará la masa y es lo que permita que cumpla su
primera fase de elaboración; por igual el hombre, debe considerar su primera etapa de la vida natural para
ascender a otra superior. Esa mezcla debe ser dejada pudriéndose un tiempo, reposando, madurando; al estar
ya lista se saca del agua, se seca, amasa y golpea para extraerle el aire, despojo simbólico en el ser humano
del egoísmo, emociones y sentimientos obstaculizantes del proceso evolutivo, que en la arcilla impide la
unificacíon compacta de sus componentes necesaria para la obtención de la plasticidad requeridas para que las
manos del alfarero puedan trabajar sobre ella. En el hombre las circunstancias, los “golpes” de la vida diaria y
el tiempo lo hacen madurar, desarrollar sus características propias y comprender que así es un individuo, que
no es el centro del universo, sino que hay una realidad superior a él.La conformación del cuerpo de la vasija
representa cómo se va delineando y consolidando la razón del hombre, que tiene su por qué, su causa final en
el vacío o en las ansias de lo divino, que él ira llenando de acuerdo con el estado de conciencia y hacia dónde
oriente su libertad; cómo y con qué quiere llenar ese vacío insondable: con el egoísmo o con el amor, con el
bien o con el mal, con la verdad o con la mentira, con la rectidud o con la ambigüedad. El vacío es lo que da
forma y razón de ser a la vasija, pues sus paredes sólo la delimitan. En esta relación, el ser humano es un
objeto que se da forma a sí mismo de acuerdo a cómo va llenando ese vacío y va conformando sus paredes
con 50base en su apertura o cerrazón a la inspiración de lo divino, que se manifiesta como exigencia a su
conciencia; puede ser copa humilde, ancha, receptora, o botella cerrada, sin posibilidades de ser colmada,
siendo el contenido por excelencia el vacío. Pero quien le da el sello final a todo este proceso es el fuego
purificador que consolida, quemando las impurezas existentes y uniendo entre sí, en un sólo cuerpo, todos los
materiales presentes desde su orígen. Quien se haya conformado como copa puede recibir lo divino y quien lo
haya hecho como botella cerrada quedará inmutable ante la Realidad Superior, estallando por la acción de la
llama, igual que aquél que no completó cada paso del proceso.El alfarero sería lo divino, quien hace uso de
las vasijas y llena el vacío interior de ella. La vasija es la razón. Lo que somos en realidad es el espacio
contenedor.Como vemos, el hacedor de cerámica en su acto de moldear el barro se crea a sí mismo en la
vasija que sale de sus manos, pero su acto creador tiene un límite lo que hizo equiparar su acción con la del
Dios que en el Génesis tomo la materia inerte y después de humedecerla la configuró entre sus manos dándole
vida. En el momento de la cocción sus piezas lo abandonan, y debe pedir al fuego la capacidad de conferir su
esplendor final a la obra de resurrección que ha emprendido, comprendiendo con esto que no le es permitido
como hombre detentar todos los poderes, cualidad únicamente divina, y por eso se le ha dado al fuego el
poder de modificar lo que él ideo al proyectar y realizar su obra. Como hombre - ceramista, a la hora de
desenhornar sentirá la misma aprehensión que una madre antes del parto, y será un gesto de humildad y
negación suprema aceptar el resultado, la 51acción sorpresiva del fuego transmutador sobre la pieza y él
mismo, pues ambos debieron ceder en la lucha sostenida hasta el último momento con la llama. “La tierra
caprichosamente rehusa a las caricias del fuego” dice el crítico de arte Joseph Pijoan. La soberbia del hombre
también rechaza todo recordatorio de su fragilidad e indigencia ante la verdadera Voluntad.El buen ceramista
utilizara sus manos como servidoras en su acción de crear. Su arte consistirá en incitar al observador a tocar la
forma de su pieza y lograr que ésta se traslade a otra realidad, se remonte a la creación del mundo; invitarlo a
meditar, a refexionar. “La pieza – escribió Francois Fourcade- debe hablar de los dedos que lo rozan o
acarician”. Si usa colores en los esmaltes o cualquier decoración, éstos no deben distraer la mirada, se servirá
de ellos como de un lenguaje mediante el cual se revelan, sin palabras, cosas externas, prodigiosas, sin romper
la armonía del conjunto.La cerámica es un arte puro y autónomo, que se opone a la rapidez, a lo efímero, que
exige que nuestro pensamiento se halle recogido, en reposo.El artista dará un paso más adelante que el
alfarero: desde un mundo exterior que le muestran los sentidos, creará gracias a su percepción, pensamientos
de intuición, formas, que partiendo de las naturales, emprender un viaje lejano hacia la forma esencial,
inmutable, que carece de pasado y futuro pues se hace presente en el acto de la creación, capaz de
comunicar su verdad arquetípica en cualquier época. Hunde sus manos en la 52entraña misma de las
cosas para darles la forma que desea, construyendo un nuevo campo indestructible que ofrecerá a la llama,
recogerá en él elementos de las rocas sedimentarias, fragmentos dispersos, disociados por el agua y el
tiempo.El arte cerámico lleva dentro de sí el misterio del origen del arte mismo. “En el ensueño cósmico del
alfarero –escribe Bachelard- , la mina de arcilla es una inmensa artesa en la que los diferentes barros se
combinan y se mezcla con el gérmen primordial...
En suma, el verdadero modelador siente animarse majo sus
dedos, en la pasta, un deseo de ser modelada, de nacer a la forma; un fuego, una vida, un hábito existente en
potencia en la arcilla fría, pesada e inerte... El modelado es una dicha para los dedos”. El ceramista nos
revelará en sus obras, criaturas del espíritu, de la mano y del fuego, que hablan a todos los que las tocan,
tratando de descubrir el misterio del vacío que ocultan y que paradójicamente a todo sustenta.Tener una clara
y afirmativa respuesta en la tradición oral y narrativa de algunas culturas milenarias y en la expresión artística
de sus piezas hechas a barro pumigenio, y por eso hoy en día buscamos áridamente retornar a esa forma de
expresión, y lograr no sólo conectarnos en nuestra esencia al beber en una pieza utilitaria hecha de arcilla,
sino modelar en esa misma muestra propia angustia, para ver si a través del fuego producimos la esperada
transmutación alquímica o este trabajo ha querido ser una aproximación al estudio del movimiento cerámico
en el Estado Carabobo, en su capital, tema que nunca había sido tratado como merece en los medios de
divulgación, a pesar de la importancia que podría alcanzar en estos momentos de crisis y de olvido de la
identidad regional y nacional, y de la propia como individuo y muestra una propuesta a la reflexión interior
sobre el por qué de despertar como manifestación artística tras tantos años de silenciamiento. 10.-Relación
con la crisis de valores de finales de siglo. Tomamos para finalizar la relación que para mí existe entre
la búsqueda desesperada, que caracteriza a la humanidad actual, de una verdad a la cual aferrarse
para darle sentido a su existencia, en estos tiempos denominados por el sin sentido de la vida y llamada
“cultura de la muerte”, y el auge de los estudios de artes manuales ancestrales, donde predomina el
trabajo humano sobre la máquina, y el gusto de adornar la casa con obras hechas artesanalmente, comer y
beber en piezas de barro y rodearse de objetos fuera de serie,
diseñados con sencillez y buen gusto, incluso hechos por “nosotros mismos”, y para eso
invito a reflexionar ante estas preguntas: ¿Se puede encontrar una relación entre el arte y la
naturaleza? ¿La belleza y armonía de lo natura están en correspondencias a un sentimiento
de mayor interioridad en nosotros mismos? Todos estos interrogantes parecen tener una
clara y afirmativa respuesta en la tradición oral y narrativa de algunas culturas milenarias, y
en la expresión artística de sus piezas hechas del barro primigenio, y por eso hoy en día
buscamos ávidamente retornar a esas formas de expresión y lograr no sólo conectarnos con
nuestra esencia al beber en una pieza utilitaria hecha de arcilla, sino moldear en esa misma
pieza nuestra propia angustia, en un proceso inconsciente en el que a través del fuego que
transforma la pieza producimos la esperada transmutación alquímica.
Al poseer cosas sencillas creemos alcanzar la sencillez y armonía dentro de nosotros,
proyectando afuera lo que debemos encontrar dentro de cada uno.
La crisis del mundo actual nos está alejando de un verdadero centro de identidad,
desde el cual podamos convertir nuestra vida en un hecho trascendente, que permita elevar
nuestra humanidad caída hacia el nivel de espiritualidad a que está llamada a llegar algun
día. El arte y el ser humano sufren del mismo vacío de identidad. Ambos, en su poder de
atracción, de expresión y transmutación de ese mundo interior del hombre, se encuentran
estancados en la búsqueda de un lenguaje exterior que transmita lo esencial de su misión, y
el vacío que viven no es otro que la pérdida de su esencia, de su línea real de realización, a
la que han renunciado por acomodarse a los valores del mundo material, vacío, alienante.
¿Que mueve a un artista? ¿El deseo de grandeza, la atracción del poder, del éxito,
del dinero, del reconocimiento, o la importancia de transmitir su grito vital, su verdad como
ser humano, en momentos en que decirla implica tomar posiciones arriesgadas y a veces
comprometedoras, porque el hacerlo es transitar el difícil camino de su propia realización y
de la libertad individual?. ¿Y al ser humano que lo impulsa? ¿El egoísmo o ser
intermediario del Amor, de la Fuerza
que mueve al ser, que pone las bases del Universo y moviliza hasta las más pequeñas partículas del hombre en
su deseo de transformación y elevación a un ideal superior?. Si
reflexionamos sobre esto, veremos la importancia capital que tiene al asumir de una vez por todas, una verdad
que impulse nuestra vida, ya sea como creadores y como seres humanos, hacedores de nuestro destino y
como, esa capacidad que nos hace copartícipes de la evolución humana, en estos momentos tan
difíciles y capitales para la humanidad, podría ser desvirtuada y convertida en simple
espejismo, mal interpretado y orientado hacía el vacío, lo superficial, que nos precipitaría
en la destrucción. El artista y el ser humano son hacedores de su belleza, de producir
cambios en el ser esencial de la humanidad, y por eso la técnica en el primero, el uso de
detalles y colores, de elementos a la vista, deben ser puestos al servicio de al más allá del
artista, y nunca buscarlos como único fin, porque diluye en el vacío, lo que podría dejar una
huella imperecedera, igual al ser humano debe hacer de su vida, un trabajo interior
contínuo, una búsqueda de lo esencial, como el artesano modela el barro y lo convierte
en obra armoniosa y expresiva, que trasciende la simple forma extrayendo la FUERZA
oculta tras lo aparente, enfrentando verdades profundas, conmoviendo las raíces para ser
servidos de una obra universal de creación. Este trabajo ha querido ser una aproximación al
estudio del movimiento cerámico en el Estado Carabobo, en su capital, tema que nunca había sido tratado
como merece en los medios de divulgación, a pesar de la importancia que podría alcanzar en estos momentos
de crisis y de olvido de la identidad regional y nacional, y de la búsqueda propia como individuo e invita a la reflexión
interior sobre el por qué del despertar como manifestación artística tras tantos años de silenciamiento, en
estos, en estos años de crisis y finales de milenio.
“Formo Dios al hombrede polvo y de la tierra...”
Gén. 2.7 Y miles de años después, el hombre sigue repitiendo la acción divina.
Conclusión
Ojalá a nuestros ceramistas no los abrume el pesimismo, la crisis de estos tiempos y
sigan dejando su testimonio, de lo que vieron, sintieron con valentía, dando rienda suelta a
su imaginación que se materializará en esas obras que harán conmover a los que las
observan, y compartir con el creador un acto transcendente, sin dejarse limitar por la
necesidad de seguridad económica que los convertirán en trabajadores que repiten una y
otra vez obras ya creadas, y no creadores que se hallan en el umbral de todas las cosas...
BIBLIOGRAFIA
1) NUÑEZ, Luis Augusto Génesis y evolución de la cultura en Carabobo.Valencia, Edición especial del Ejecutivo del Estado Carabobo, Imprenta Nacional, 1967
I tomo: 674 p.
II tomo: 539 p.
2) Revista Pequivén, Septiembre-Octubre 1989.
Comentários