"Teluria...Un pasado vinculado a la tierra y al fuego que hemos olvidado" (II). Josefina Weidner.
2.-La experiencia se construye todos los días.Hasta 1936 hay un silencio provocado
por el estancamiento que el movimiento artístico sufre en el país por las guerras
interminables, cambios bruscos y pobreza que se vivían . “Una faceta de
artesanía primitiva, de noble arte aborigen, conservado a través de las generaciones
en un emocionado culto familiar: el sueño de barro y de fuego de la alfarería. Para los
valencianos de comienzos del siglo XX era familiar “la loza de Otazo”, una pequeña
fábrica de vasijas de barro cocido que estaba situado a orillas del Cabriales, cerca del
otrora “Puente Revenga”, más tarde “Puente Gómez” y finalmente “Puente
Bolívar”.“La familia Otazo cultivó siempre, junto con las virtudes hogareñas,
herencias de 13sus antepasados, la tradición indígena de la alfarería. Y por mucho tiempo
las familias humildes de los aledaños de Valencia adornaban su vajilla con los platos de
barro y las doradas cazuelas que salían del horno de la pequeña fábrica, casi primitiva.”
“Los hogares valencianos lucieron botijones, bernegales y pimpinas modeladas por
las manos de las Otazo.
En la hora de la remembranzas de nuestras costumbres tutelares, el
recuerdo de esta familia que a la sombra del lar cultivó su noble artesanía tiene un sitio bien
ganado en el efecto de la ciudad, por lo que entraña la más pura devoción terrígena.”
“La loza de los Otazo” pudo llegar a ser, cultivada con mejores materiales, equipos
técnicos y nobles arcillas, el exponente de una artesanía de calidad. Un día, borroso en el
tiempo la familia Otazo clausuró aquella industria hogareña, su recuerdo queda en los
anales de valencia, como un ejemplo de cerámica primitiva.” (Luis Augusto Núnez, ob. Cit,
pp. 446-447)
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