"Teluria...Un pasado vinculado a la tierra y al fuego que hemos olvidado" (III). Josefina Weidner
Sede del Concejo Municipal de Valencia (Edo. Carabobo) Fue derrumbado en 1974-75.
Al morir el General Juan Vicente Gómez, en Caracas se producen reformas en la Escuela de Artes Plásticas y se crea la sección de Artes Aplicadas para “impulsar el desarrollo de la pequeña industria y de las artes manuales, llevando a ellas un claro sentido de la belleza, valor estético y mejoramiento de la calidad”. En Carabobo, la creatividad en
el movimiento cerámico es muy restringida en los años de comienzos de siglo, hasta la
muerte de Gómez (diciembre de 1935).
3.-La experiencia se institucionaliza.
Fuera de los talleres no se habla de ello, agravado por la ausencia de una Escuela de Artes
Plásticas y Aplicadas que organizara su estudio. Vive Venezuela además la
importación no sólo de Europa y México, sino que se incorporara como moda, la de
Japón y China. En 1945, Braulio Salazar funda un taller libre para la enseñanza de la
pintura, adelantándose en 3 años al de Caracas, el cual dio como resultado posterior
la fundación de la Escuela de Artes Plásticas “Arturo Michelena”. A partir de 1958, se
establece un incipiente taller de cerámica con la profesora Luisa Médici como
encargada el cual recibe un poderoso estímulo con la presencia de un escultor oriundo
de las Islas Canarias, estudioso de la cerámica guanche, llamado Eduardo Gregorio
quien aporta a los estudios de cerámica el diseño, la tridimencionalidad. Este artista
había obtenido en 1957 el Premio Nacional de Escultura en el XVIII Salón Oficial de
Arte venezolano, con su obra “Niña con Perro” y en 1962, el Premio Nacional de Artes
Aplicadas en la edición XXIII del mismo Salón, con un conjunto cerámico. Gregorio
vino a Valencia traído por el Dr. Carlos Luis Ferrero Tamayo, gerente de Cerámica
Carabobo antes de su división en Consolidada de Cementos y Cerámica Carabobo, en
su afán de mejorar los esquemas internacionales utilizados hasta ahora en la
producción industrial de la cerámica, buscando incorporar el toque artístico, de buen
gusto en un momento en que parecía que lo único que importaba en esa industria era
el incremento del ritmo de producción, con olvido de la necesidad de un buen diseño.
Gran mecenas del arte, el Dr. Ferrero Tamayo donó el primer horno eléctrico, para el
uso del taller de cerámica de la Escuela “Arturo Michelena”, además estimulaba a los
artistas adquiriendo sus obras en momentos de poco mercado para ellas pues la
demanda se centraba en las piezas importadas al gusto de la época.15Eduardo
Gregorio además de dar clases en la “Arturo Michelena”, funda un Taller de
Escultura que depende del Concejo Municipal del Distrito Valencia el cual dura dos años, y
al que asistieron alumnos avanzados egresados de la escuela, como Angel Ramos Giugni,
Roca Zamora, Rafael Martínez, Marcos Castillo, etc., además de extender su radio de acción a
la cerámica. En 1958 llega también el escultor Luis Cardona Villegas, y se incorpora a nuestra
Escuela de Arte, a sus talleres tienen acceso estudiantes de cerámica como Mérida Ochoa, Cristina
Araujo, Giselle Volcán, Ovilia Oria, Ligia Gómez, José Luis Merchán, Alicia Benamú, Inés
Zerpa, etc. Por eso debemos hacer notar, la tendencia escultórica de las piezas de estos
ceramistas, características de esa primera generación formada en Valencia, adelantándose
este grupo en el tiempo, pues fue en 1991 cuando, el ceramista español Enrique Mestre
expresó en la AVAF (Asociación Venezolana de las Artes del Fuego) en Caracas esta
tendencia cada vez más evidente en los últimos 20 años “la cual está más en la búsqueda de
expresión plástica que de los cacharros”
A Gregorio le sucede Giselle Volcán en la docencia de cerámica durante los años 1962-63. Al
ausentarse ésta, su asistente Ovilia Oria de Izaguirre recibe la responsabilidad del cargo, el cual
ejerce por espacio de 16 años; alumnas como Cristina Araujo la recuerdan con gran gratitud y afecto,
como una mujer silenciosa y humilde que daba lo mejor de sí. En 1979 es sustituida por Mérida Ochoa, su
asistente desde hacía unos años, la cual ostenta el cargo hasta ahora, en que se mantiene el
taller más por los esfuerzos de Mérida y el deseo de sus alumnos, que por el aporte oficial;
el viejo horno del Dr. Ferrero Tamayo a los 5 años sucumbió ante la falta de
mantenimiento y hoy hay horno en que quemar las piezas pero faltan instalaciones
eléctricas acordes. Mientras ésto sucedía en 1965 se establece el complejo industrial
Cerámica Carabobo, dedicado a la fabricación de baldosas de gres para pisos y paredes,
mosaicos esmaltados y vitrificados, vajillas y piezas sanitarias además de materiales
refractarios. Al frente del mismo dos mecenas de arte cerámico del país: Frida Añez y Janos
Magasrevy se encargan de propiciar el impulso de las Artes del Fuego, con premios, bolsas
de trabajo y participación activa en todo programa tendiente e impulsar dichas artes.A partir
de este momento se hace necesario en este recuento, referirme al papel protagónico que
comienza a tener la Universidad de Carabobo en la historia del desarrollo de las artes del
fuego en todo el país, a través de la creación del taller de cerámica y la organización y
participación como patrocinante, incluso de un premio, de los Salones Nacionales de las
Artes del Fuego.Comencemos por presentar el primer aspecto mencionado: el docente,
orientado a la formación de ceramistas con todas las exigencias que dicha especialidad
requiere, actividad que ya no cumplía la escuela “Arturo Michelena” de Valencia. El
5 de septiembre de 1958 fue fundada la Dirección de Cultura de la reabierta Universidad de
Carabobo de la que el Dr. Manuel Feo la Cruz fue su primer director. El 1ro de febrero de
1959 fue designado el Dr. Angel Ramos Guigni como nuevo Director de 17Cultura,
cargo que ejerció hasta 1967. Bajo su guía estuvo la estructuración inicial del organismo,
cuyo crecimiento coincidía con la expansión y entusiasmo de la naciente
Universidad.Junto a Ramos Giugni trabajaron activamente, Julio Ferrer Gudiño, Américo
Díaz Núñez, Hector López Orihuela, Eugenio Montejo y otros, estando entre los
departamentos creados para motivar la participación de los estudiantes universitarios y
miembros de la comunidad carabobeña, el grupo de “Danzas Modernas y Gimnasia
Ritmica” en mayo de 1959, bajo la dirección de Nina Nikanorova de Rhan y la
coordinación general de Cristina Araujo, en aquel entonces estudiante de Derecho de la
Universidad de Carabobo y también de escultura en la Escuela de Artes Plásticas “Arturo
Michelena”. Ese cargo de coordinadora lo desempeñó Cristina hasta el año de 1961.
Debo aquí detenerme nuevamente para hacer hincapié en el significado tan
importante que representó para Carabobo la actividad cultural desplegada por la reabierta
universidad, pues según tenemos reseñas de los diarios “El Universal” de Caracas, “El
Carabobeño” local, las políticas del Ejecutivo regional en el año 1958, habían llevado a la
crisis a nuestras escuelas de arte. Luis Augusto Núñez y María Clemencia Camarán en
artículos se refieren a una “reestructuración de nuestra cultura” para
contrarrestar el término “crisis” que se venía manejando, y aquí podemos comprender cómo
la Universidad de Carabobo tomó las banderas con nuevos bríos permitiendo la continuidad
y desarrollo del mismo, amén de abrir nuevos caminos a la comunidad de jóvenes
18carabobeños, universitarios o no, que querían seguir estudios que en las escuelas oficiales
ya no existían, o no satisfacían la demanda existente.También debo
destacar el papel que desde ese momento comenzó a tener Cristina Araujo abogada y artista
plástica que venía destacándose no solo en el Ballet regional, sino en la Escuela de Artes Plásticas
“Arturo Michelena”, en la que recibido mención honorífica junto a Wladimir Zabaleta en el XVII
Salón anual “Arturo Michelena”. Esta polifacética mujer se retira del ballet por un accidente y se
dedica al canto y al trabajo por la cultura en los predios universitarios, primero como coordinadora
del grupo de “Danza Moderna y Gimnasia Rítmica”, luego como estudiante de Derecho de nuestra máxima
casa de estudios participó en el I Festival Inter-universitario realizado en la U.C.V. de Caracas en
mayo de 1959. Representó a Carabobo junto a Marina Pirela, Américo Díaz Nuñez y Angel Ramos G.,
con obras que merecieron múltiples elogios.El trabajo de Cristina en la universidad será de
vital importancia en el desarrollo de las artes del fuego en Carabobo, pues después de una
ausencia de casi 11 años, ya que en 1961 se retira de la coordinación del grupo de danza,
regresó a la actividad cultural universitaria en 1974 con el cargo de Jefe del Departamento
de Presentaciones Artísticas de la Dirección de Cultura de la U.C. que
compartirá con sus estudios de cerámica en la Escuela “Arturo Michelena” de donde
egresará el 15 de julio de 1974 a partir de esa década, Cristina se entregó al estudio de la cerámica
en “cuerpo y alma”, logrando a lo largo de los años una de
las obras más expresivas, coherentes y de esmerada técnica dentro de la cerámica
venezolana, amén de ejercer a partir de 1982 un fructífero trabajo como docente en el
Taller de Cerámica de la U.C creado ante el cierre por crisis presupuestaria del
Departamento que hasta ese año dirigió. En la década de los 90´ Mérida
Ochoa, con grandes dificultades económicas, y gracias a su tesón y el de los alumnos sigue
cumpliendo con el cargo de profesora de la “materia cerámica”, establecida en el pensa de
estudios de la Escuela de Artes Plásticas “Arturo Michelena” (a la que nos referiiremos de
ahora en adelante con sus siglas EAPAM), y no como especialidad en sí como era en otros
tiempos, por lo que no egresaron más ceramistas de dicha escuela. Aún en entrevista dada a
Noti Tarde en 1998 Mérida Ochoa dice: “El taller de cerámica de la EPAM carece, como
en 1948, de herramientas adecuadas para la cerámica...”. Los estudios de la
cerámica continúan su crecimiento en el país. En 1966 reciben un impulso con la visita de
Shoji Hamada, Bernand Leach, y Francine del Pierre al Museo de Bellas Artes de Caracas.
En Valencia ante el abandono del taller de la EAPAM, la enseñanza de la cerámica recae en
ceramistas que la imparten en sus talleres, tal es el caso de Mérida Ochoa y Alicia Benamú
que en los albores de los años 80 fundan el taller “Dos 20 Puntos”, que continuó
Mérida sola hasta su retiro actual a Hato Viejo (Edo. Yaracuy) donde da clases a la
comunidad del lugar como parte de un hermoso programa orientado al desarrollo integral
del ser humano, encabezado por Lutecia Adam, y estructurado entorno al Taller “Manos de
Barro” y al Centro Cultural “Yamil Pinto. De “Dos Puntos”, egresaron ceramistas como Gloria
Bhaskarán hoy Fernández. Nena Machado y Marta Iribarren, quienes abrirían posteriormente el Taller
“Kayum” que duró pocos años, retirándose cada una a su taller personal; para exponer cada año junto a la
China Pont y Mary Carmen Pérez en el jardín de la casa de la Nena Machado, en el mes de mayo y a veces en
diciembre, su trabajo, y como Inés Zerpa, José Gabriel González, quienes junto a Luis Herrera fundaron a
finales de 1984 la galería “Terracota”, donde daban clases de cerámica y realizaron exposiciones que
promovieron a muchos talentos que se iniciaban en dicha especialidad.La Universidad de Carabobo por su
parte permitirá la formación de ceramistas, quienes ante las limitaciones de equipos y presupuestos de la
EAPAM, se comenzaron a dirigir al recién creado Taller de Cerámica de la U.C. para continuar y culminar
sistemáticamente sus estudios, cabe destacar que el compromiso docente del taller, incluía también la
“Cátedra de modelado y escultura” del departamento de Tecnología Educativa de la Facultad de
Ciencias de la Educación (FACE). Para comprender mejor la importancia de su creación,
reproduzco el decreto constitutivo emitido durante el ejercicio del cargo de Directora de
Cultura de la U.C. de la Dra. Gladys Alvarez, pues de él egresarán hasta el presente las
promociones (dos por ahora) de ceramistas de nuestra región, muchos de ellos reconocidos
nacional e internacionalmente. “El Taller de Cerámica de la Dirección
de Cultura de la U.C. funciona desde el 28 de Junio de 1983. Cuenta con la cooperación del
Departamento de Tecnología Educativa de la Fac. de Ciencias de la Educación en lo
referente al local, mobiliario y horno los cuales pertenecen al mencionado Departamento.
Los cursos de cerámica están divididos en tres niveles, con la duración de un
semestre cada uno.
Primer nivel: Los alumnos que comienzan, en su mayoría no han tenidocontacto con la arcilla en estado
plástico, de allí que las primeras clases están orientadas
hacia el conocimiento de las cualidades de este material así como la preparación de pastas
de baja y mediana temperatura. Se trabaja en la elaboración de piezas utilizando diferentes
técnicas; la preparación y usos de engobe.
Segundo nivel: Se perfeccionan las técnicas de
elaboración de piezas y se trabaja en la preparación del esmalte cerámico a baja y mediana
temperatura.
Tercer nivel: Durante este período el alumnado se dedica a la preparación de
pasta en alta temperatura así como la preparación de sus correspondientes esmaltes.
También está programado para este nivel el uso del torno, pero por motivos económicos no
se ha podido adquirir el mismo-
Evaluación: La evaluación es contínua, tanto en la parte
práctica como en la parte teórica. Al final de cada semestre se realiza una Exposición en el
mismo Taller.Horario: En la mañana, quema de las piezas y preparación del material de
apoyo. En la tarde, clases de 3 a 6 p.m.Número de participantes: El taller en la actualidad
cuenta aproximadamente con 45 alumnos.Personal: Jefe del taller y Profesora: Cristina
Araujo (tiempo completo). En la actualidad Van Thu Guevara
Asistente del Taller: Mila Urvic de Parra (tiempo completo)Ayudante: Elena de González (medio
tiempo)Exposiciones iniciales:-18 de Octubre de 1983-25 de Julio de 198423La muestra de
fin del presente semestre, se tiene programada para mediados de Diciembre del presente
año.Necesidades del Taller en sus comienzos: -1 Horno (es insuficiente el que tenemos)-1
TornoSugerencias: Las actividades del taller de Cerámica pueden extenderse a otra
Facultad de 3 a 6 de la tarde, dos veces por semana. En este caso se requiere para
comenzar, un local apropiado y la siguiente dotación:-1 horno-1 balanza- varios mesones,
sillasademás del material de trabajo (arcilla, óxidos metálicos, caolín cuarzo, feldespato,
yeso, oxido de plomo).”También debe destacarse el impulso y trabajo tesonero con el que
se dio inicio al funcionamiento del Taller de Cerámica de la U.C., pues ante la crisis
presupuestaria que ya desde esa época se convirtió en una perenne realidad, se exigió a los
artistas que asumieran sus respectivas especialidades para reducir departamentos, y así
Cristina Araujo ofreció sus conocimientos de ceramista, y sin detenerse en las limitaciones
junto al personal dedicado a las Artes Plásticas de los Departamentos existentes para tal fin
en la U.C, y con el apoyo de la Dirección de Cultura de la misma, organizó una subasta
en el club Hípico de Carabobo para solventar las limitaciones presupuestarias, que con
recortes de prensa deseó presentar, pues es modelo para mí, de trabajo colectivo cuando se
trata de alcanzar un ideal común, actitud tan olvidada hoy en día por mezquindades y
egoísmos. Cristina Araujo, valenciana, ceramista de las mejores del país,
abogada de la U.C. cuyos documentos y algunas entrevistas anexo en recortes de prensa,
considero que ha sido un ejemplo de trabajo desinteresado por su región, ya que
como carabobeña de rancia estirpe, tomó la conducción del Taller sin importarle las
dificultades iniciales, tan es así, que para poder comprar el horno propio, donó un cuadro de
su colección personal del pintor valenciano Luis Eduardo Chávez, y con el producto de la
rifa organizada en torno a ese premio, adquirió el horno para la U.C; los óxidos fueron
donados por Frida Añez de Cerámica Carabobo y la arcilla por una alfarería. El taller
de Cerámica de la U.C ofreció sus servicios ininterrumpidamente como vemos también en
los recortes de prensa que apoyan nuestra información, hasta sufrir un cierre temporal en
1986, problema que fue repudiado por toda la comunidad universitaria, como vemos en
declaraciones hechas por directivos de la Federación de Estudiantes de la U.C (ver anexo
19), protesta que logró su pronta reapertura para continuar siendo centro de formación de
ceramistas carabobeños.
En 1989 Cristina Araujo se retiró, quedando encargada interinamente su asistentedesde los inicios,
la Sra. Mila de Parra, y a partir de 1990 asumió como nueva directora del taller, la ceramista Van
Thu de Guevara, ex alumna del mismo, profesora de amplia formación artística, quien ejerce el
trabajo hasta hoy, con toda la disciplina y seriedad que la especialidad lo exige.
Van Thu Guevara ha continuado con tenaz y disciplinado pulso, la
dirección del Taller de Cerámica de la U.C imprimiéndole el sello de su organización y
eficacia, que unido al sensible y poético que dejó su fundadora dan un estilo muy
importante a dicho taller. De las enseñanzas de Cristina Araujo surgieron ceramistas de la
talla de Leonora Austria de Perozo, Van Thu Guevara, Alicia Salas, Fernando Sosa y
Braulio Rivero de los talleres de la U.C., y Carlos Osorio de otros talleres dirigidos por
Cristina.
Los años de 1984 y 1985 fueron otro momento importante para la cerámica en Valencia.
En 1984 la ceramista María Pont, funda junto a su esposo Angel Hernández, la primera galería
dedicada exclusivamente a la promoción de la cerámica y para enseñar al público la apreciación de
las piezas mientras podían ser adquiridas para uso diario y no sólo para adorno.
Le ponen el nombre de “Llama” y estuvo ubicada en la Urb. “Lomas del Este”. La “China”Pont, Premio
Nacional de las Artes de Fuego en 1985, dictó un curso de torno del que salieron ceramistas que se
dedican a esa técnica de la cerámica: Aura Zafrané, Isabel Albers, Gloria Bhaskarán, Leonora Austria,
etc. “Llama” impulsó el movimiento de ceramistas, orfebres y esmaltistas con muchos bríos, pero
debió cerrar sus puertas en 1987 ante el empuje de otras galerías y por dedicarse María
Pont a desarrollar su arte en su propio taller, dejando el hermoso y fresco recuerdo de su
propósito y la honestidad de sus dueños. A finales de 1984 en el garaje de su casa Inés
Zerpa abrió en el taller de cerámica “Terracota”, que al poco tiempo se mudó a una casa en
la Urb. “Las Acacias”, ampliándose a galería. Surgió esta idea de una exposición de Inés
Zerpa, José Gabriel González y Luis Herrera en el Club Hípico de Valencia ante las
peticiones de cursos de cerámica organizados. Se proponen 3 años de estudio, pero esos
planes se reorganizaron en cursos de diferentes técnicas cerámicas en varios niveles. La
escuela duró hasta 1987 y de ella egresaron Eglee Scarton, Conchita Matute, Clemencia
Guédez, Milady Rojas, Isabel Albers, Ivonne de Sosa, Cecilia Chirivella entre otras. Sus
integrantes tomaron distintos rumbos: Inés Zerpa y Luis Herrera junto a Beatriz de
Schoeder fundaron “Zeppia”, galería y ventas de antiguedades en el mismo local, que
funcionó hasta 1995, y José Gabriel Gonzalez quien después de ganar el Premio Nacional
de las Artes de Fuego en 1987 daba clases en la Escuela de Arte y Fuego del Prof. Cándido
Millán en Caracas venía a su taller en “Los Colorados” a dar clases a algunas de sus
antiguas alumnas hasta establecerse en su casa taller del Trigal Norte. A partir de 1985 se
abrieron la Galería “Lozada y Lozano” bajo la dirección de Cristina de Lozano,
“Gala” dirigida por Cristina Araujo, ambas ubicadas en el Viñedo, y la Galería Ascaso
ubicada en la misma urbanización. De las tres “Gala” cerró sus puertas en 1993, y en la
Galería “Lozada y Lozano” comenzaron a impartirse talleres de enseñanza de las artes de
fuego por diversos profesionales de las mismas, actividad que aún continúa. En
1987, Braulio Rivero inició en su taller “Al-Malgahm” ubicado primero en el Trigal y
luego en la Urb. Agua Blanca, cursos regulares de Torno y esmaltes, de los cuales han
egresado Morella de Ortega, Ivonne de Sosa, Rosanna Degwitz, y otras. Dicho, ceramista
quiso crear un centro pequeño de enseñanza, gusto y apreciación de la cerámica, pero en
1992 se retiró de la vida “mundana” y no continuó su meritoria obra, quedando su grato
recuerdo. El movimiento cultural de la ciudad de Valencia se enriquece también con la
puesta en funcionamiento del Museo de la Cultura “Braulio Salazar” el 28 de Agosto de
1986, con exposición titulada “Signos en el Tiempo” la cual fue inaugurada por el
Gobernador del Estado Carabobo en ese entonces, Prof. Oscar Celli, según información que
recogimos de recortes de prensa, expresada por su director (por 14 meses) en ese momento,
el Ing. Daniel Labarca, hombre también vinculado a nuestra máxima casa de estudios, y
cuya labor merece trabajo especial donde se le brinde el homenaje que merece por su
trabajo silencioso y efectivo, a través del cual ha buscado elevar la calidad de la vida
cultural carabobeña, y poner muy en alto el nombre de la Universidad de Carabobo.
Entre el 16 de Julio y el 3 de Agosto de 1990, María Pont dictó un curso de
torno en el taller de Braulio Rivero, en el cual al igual que el primero efectuado en la
Galería “Llama”, marcó una pauta en la enseñanza de esa técnica, entregando todo lo mejor
de sí para que sus alumnos comprendieran el compromiso serio y el trabajo arduo
requerido para ser ceramista o artesano. Igualmente, Alicia Salas dictó cursos en su
taller de la Granja Agronómica Salesiana hasta comienzos de 1990, cuando decidió partir a
Finlandia para continuar su desarrollo profesional, los mismo que Manuel Zafrané y Nelson
Villasana, que aunque residen actualmente en España, se unieron en la enseñanza de las
técnicas cerámicas entre 1988-89 en su taller “Ebano”. Mención aparte merecen Taol
Bitchachi y Yésica Aguirre quienes según declararon en 1990 “una vez que decidimos dejar
la Escuela de Bellas Artes Plásticas “Arturo Michelena” constituimos una escuelita de
cerámica básica que serviría a niños y personas de todo nivel social, pero por encima de
todo, de la clase menos pudiente, los cuales pudieran crear a su vez pequeños talleres
caseros donde desarrollarse personal y económicamente , basándonos en el conocimiento
ancestral de que a la gente no hay que enseñarlas a pedir sino a trabajar... Tratando de
cumplir nuestro sueño de una sede donde desarrollar esa idea, entra en escena el sacerdote
Fernando Santana y nos ayuda a instalarnos en la Casa “Don Bosco”, y es a partir de 1986
cuando se realizó el Taller Artesanal “Hombre de Barro”. Este nombre hace honor al ser
creador y a Mérida Ochoa que fue primero nuestra maestra y sigue siendo “la mujer de
barro”... Hasta este momento contamos con varios alumnos iniciados en este mundo tan
absorbente, los cuales trabajan en pequeña escala, como por ejemplo Jhonatan Delgado,
que labora con su madre y hermanas en un barrio cerca de la vivienda de Bárbula, o el caso
“Casa de Todos” en La Manguita. No bastándonos con esto, “El hombre de barro” fundó un
grupo en la Urb. “Ricardo Urriera” con “chamos de ahí” y de los barrios adyacentes.
Actualmente estamos en conversaciones con grupos de trabajos comunitarios como CESAP
para formar multiplicadores hacia la zona de la Monumental...
Para realizar nuestro trabajo preparamos a jóvenes y adultos para que atiendan a grupos no
mayores de 10 por curso...
Dictamos también cursos “privados” para quienes puedan cancerlarlos y con eso
ingresamos dinero para proseguir nuestra labor. Además, vendemos en el taller y en tiendas
especiales que nos compran. Contamos también con empresas privadas como Cerámicas
Carabobo, que nos auspician algunas de nuestras cuerdas locuras...”En el presente, Taol
Bitchachi no tiene más su taller en la Casa Don Bosco pues cerró un ciclo donde cumplió
con sus objetivos expresados.
La experiencia se extiende, profundiza y organiza Extenderme hacia Bejuma,
Montalbán, Miranda, San Diego, Tocuyito, Guigue, merece capítulo aparte, pues allí
existen talleres y alfarerías que deben ser estudiadas por estar en la región, pero mi
atención se ha centrado sobre el movimiento en Valencia, pues a mediados de la
década de los 90 el movimiento en torno a la cerámica fue muy importante en esta
capital, ejemplo de ello son también Fabiola y Ana Iribarren quienes tenían un taller
en el Morro. María de Guada, ceramista muy fina y sensible lo tiene en Bejuma
aunque distribuye su trabajo en Caracas y Valencia. En las montañas de Canoabo
Sonia Brady estableció un taller de producción artesanal con los campesinos del
sector; modelo de organización comunitaria y autogestión. Los talleres “Kema” de
Maricarmen Pérez y su hija Natalia Vargas, “Terra Color” de la Nena Machado y
“T.K.” de Rómulo Riera, entre otros han creado pequeñas y medianas industrias que
a veces involucran a toda la familia, como fue el caso de Gloria Bhaskarán y su esposo
Prem, quien puso al servicio de la creación de hornos y tornos para ceramistas, sus
conocimientos como ingeniero, paralelo a 30la labor de Gloria en su taller, otros
ceramistas asumieron la dirección de un personal capacitado, reservándose la
orientación de los lineamientos de producción, diseño de las piezas y formulación de
esmaltes, productos de sus investigaciones, delegando en torneros y asistentes, la carga
de la ejecución en serie, tal fue el caso del Taller “Terra Studio” de la ceramista
Leonora Austria quien al retirarse orientó su actividad al trabajo de vitrales. Otros
decidieron trabajar y ejecutar ellos solos todo, fieles a la idea que la esencia de la
cerámica se opone a la mecanización y a la rapidez, además de la publicidad que en la
actualidad nos martillea los oidos, como por ejemplo citaré a María Pont, Petra
Bolívar, Rodrigo García Alejo, Hortencia Osío, Nancy de Bracho, etc.
A partir de 1995 pequeños talleres han surgido en Valencia en la Casa “Don Bosco”, y el
movimiento de las artes de fuego se ha ido abriendo a otras especialidades: orfebrería,
vidrio, esmaltes sobre metal, que han desplazado a la cerámica, cuya calidad ha ido en
descenso ante la demanda que produjo el auge de los años 80, y ya los verdaderos
artistas se han replegado a la investigación personal, marcando la diferencia de su
obra con las piezas de los talleres de producción masiva. Una tercera posibilidad
de ejercicio de la cerámica se ha presentado como signo de los tiempos: el estudio
exclusivo de la técnica, orientada al trabajo especializado en grandes industrias,
fabricantes de objetos cerámicos para la construcción, como piezas sanitarias
baldosas para pisos y paredes, mosaicos, etc., en cuyo caso su estudio no será en
Escuela de Artes Plásticas, ni por tradición familiar, sino en Institutos Técnicos
especializados, como el de los Teques donde existe esta carrera a Nivel Técnico
Superior. La crisis que vive el país, el alto costo de los objetos importados y el
desarrollo de un importante movimiento cerámico, han hecho volver los ojos a esas
industrias artesanales por la importancia que puedan significar para la economía del
país, al ser capaces de generar dividendos que permitan subsistir a sus integrantes, y
puedan ser el punto de partida de industrias florecientes como las tradicionales de
España, Italia, Francia nos lo han demostrado, sobre todo existiendo en el país
magníficas tierras y todos los materiales necesarios de óptima calidad, que nos
permitirían trabajar una cerámica autóctona, capaz de convertirse en producto de
exportación.Para agrupar gremialmente a los trabajadores de las artes de fuego, en
1997 Ana Caravía, José Gabriel González, Egilda Padrón y Rosalía Solanes, lograron
estructurar y organizar la “Asociación Carabobeña de las Artes de Fuego”, (ACAF)
aún sin sede propia pero con personalidad jurídica, inaugurando sus actividades con
una exposición colectiva realizada en la Galería “Braulio Salazar”, en marzo de 1998,
donde se presento el trabajo de los artistas inscritos en dicha asociación, en la cual
observamos que el trabajo sobre vidrio domina ahora a la cerámica, indicando ésto un
cambio de los intereses, que deberá ser estudiado con más detenimiento, pues además
han surgido nuevos nombres, que unidos a los ya existentes nos hacen reflexionar
como espectadora del movimiento cerámico del país, que el auge existente y la
cantidad de personas que trabajan la cerámica, no es garantía de la calidad del
producto que sale de sus manos. La madurez de un artista se logra con el trabajo
contínuo y de años, que lo lleva a tener un serio compromiso con su arte, investigar
para conseguir un lenguaje propio y que logre transmitir “su mensaje”, con el cual el
público sintonizará su sensibilidad y esa obra se convertirá en perdurable en el tiempo
y no un producto del momento y de una moda pasajera o si no se transmitiera un
“mensaje” , la obra deberá tener la armonía y belleza, que aún en el planteamiento
más vanguardista, se logra con un buen diseño y dominio de la técnica.Fue notoria en
esa muestra regional la ausencia de ceramistas que vienen desarrollando magníficos
trabajos y también de la cerámica utilitaria, como si ya esa especialidad hubiera sido
execrada por todo aquel artista que quiera crear un lenguaje válido, unida a la falta
de asistencia de esmaltistas, no sabemos si por el alto costo de los materiales, que usan
o por el poco estímulo, objetividad y conocimiento de su técnica.La ACAF tiene como
objetivos primordiales además del gremial en sí rescatar la otrora calidad de los artistas y
artesanos de las artes del fuego, defender su labor y promocionarla con la ayuda y
asistencia del personal y los recursos que para tales fines posee Carabobo y el apoyo de la
Galería de la U.C “Braulio Salazar”, además de defender la interrumpida y fructífera por
años, labor y dedicación que dicha institución viene realizando en los Salones Nacionales
de la Artes del Fuego, tan atacados y menospreciados por organismos caraqueños. Ya para
el mes de Junio de 1998 tienen proyectada una exposición de cerámica de piezas de
pequeño formato, en convenio con México y Puerto 33Rico en la que participan más de 100
ceramistas, igualmente en sus planes incluyen cursos de diseño, esmalte sobre metal y
cerámica, vitrales y otros que eleven la calidad y preparación técnica de sus miembros.
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